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a) El criterio legislativo:
Se presenta cuando la rama del derecho que se pretende autónoma de
su matriz, es decir, de la gran rama del derecho en que se ubica su origen,
tiene sus propias leyes, códigos y ordenamientos legales, esto es, cuando
este derecho cuenta con leyes propias de la materia independientes a la
rama de la que ha surgido. El derecho familiar puede decirse cumple con
tal criterio dado que en un primer momento las leyes y ordenamientos
legales de la materia se encontraban insertos dentro de las leyes y códigos
civiles, sin embargo con el paso del tiempo y con la aceptación cada día
mayor de la corriente doctrinal que postula la autonomía e independencia
del derecho familiar del derecho civil, en diversas legislaciones tanto en el
ámbito nacional como en el ámbito internacional, las normas del derecho
familiar se han independizado de los códigos civiles existiendo ya
legislación familiar propia separada materialmente de la legislación civil.
Al respecto comenta Enrique Díaz de Guijarro que “Dos manifestaciones
originales han aparecido al corriente siglo, en orden a la regulación legal
de la familia, la inclusión de normas sobre la familia en las constituciones
políticas de los Estados; y el cisma del derecho civil, con la autonomía de
las reglas sobre la familia. Ambos movimientos se vinculan con procesos
generales y políticos, aunque de distinto alcance: universal el primero, que
tiende a presentar una estructura integral del Estado y a enunciar las bases
de todo su régimen legal, tanto en el derecho público como en el privado;
dogmático y particular el segundo, que remodela la familia para ajustarla
a cierta concepción socialista – la soviética antes, la democracia popular
ahora – y que para ese fin formula un cuerpo legal separado, que se
anuncia dirigido a suprim capitalista y el interés de la familia, a la que
protege en sí misma y cuyo fortalecimiento y preservación como entidad
propugna actualmente, después de superar la etapa inicial de disolución
del grupo y de disociación de sus integrantes” (Díaz de Guijarro citado por
Guitron Fuentevilla op.cit)
En el derecho mexicano este criterio puede afirmarse se encuentra
satisfecho, históricamente en un primer momento de manera total dada la
reglamentación propia en la materia familiar que se estableció en el Ley
de Relaciones Familiares promulgada el 9 de abril de 1917 bajo el gobierno
de Venustiano Carranza, y que en su artículo noveno transitorio establecía
textualmente: “Quedan derogados el capítulo II del título IV; los capítulos I,
II, III, IV, V y VI del título quinto; los capítulos I,II, III y IV del título sexto; el título
séptimo; los capítulos I, II, y III, del título octavo; los capítulos I, II, III, IV, V, VI,
VIII, IX, X, XI, XII, XIII, y XIV, del título noveno; el título décimo; los capítulos I y
II del título undécimo; los capítulos I, II, III, IV, V, VI, y VII del título duodécimo
del Libro Primero y los capítulos I, II, III, IV, V, VI, VII, VII, IX, X, XI,XII, y XIII, del
título décimo del Libro Tercero del Código Civil publicado por el decreto
de 15 de mayo de 1884” (Guitrón Fuentevilla J. o.) esto significa que al
momento de entrar en vigor la Ley de Relaciones Familiares se deroga del
Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California de 1884
vigente en aquél entonces, todos los títulos, capítulos y artículos
reglamentarios de las figuras del derecho familiar, continuando vigente en
toda su demás reglamentación pero separándose de esta forma toda la
legislación familiar del Código Civil. Posterior a este momento histórico, la
reglamentación relativa al derecho familiar vuelve a integrarse al Código
Civil para el Distrito y Territorios Federales en materia común y para toda la
República en materia Federal de 1928, hecho que podría considerarse un
retroceso para la corriente que sustenta la autonomía e independencia
del derecho familiar, sin embargo tal acontecimiento no debe
considerarse en dicha forma, en realidad el trabajo legislativo
independiente en la materia familiar ya había marcado con la citada Ley
de Relaciones Familiares el primer gran precedente de una legislación
autónoma e independiente a la ley civil, faltando ahora simplemente
madurar en el criterio para en forma gradual irse creando en cada
entidad federativa la legislación propia, cosa que así ha venido
sucediendo y se puede afirmar en la actualidad el criterio legislativo en el
derecho mexicano se cumple medianamente al existir algunas entidades
federativas que cuentan con su legislación familiar propia independiente a
sus códigos civiles como se revisará en posteriores párrafos.