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Tesis de Guillermo Cabanellas.

La teoría expuesta, debe precisarse, no es formulada propiamente para


sustentar la autonomía del derecho familiar, este autor en realidad se
desarrolla dentro del contexto del derecho social sin pronunciarse con
relación a la autonomía del derecho familiar, sin embargo su
planteamiento resulta aplicable a la corriente que pretende establecer la
autonomía e independencia del derecho familiar por las grandes
similitudes que se originan en dicha postura.

Establece Cabanellas que “para considerar a una disciplina jurídica


autónoma es necesario satisfacer cuatro criterios: el legislativo, el científico,
el didáctico y el jurisdiccional ” (Guitrón Fuentevilla J. o.) mismos que se
analizan a continuación:

a) El criterio legislativo:
Se presenta cuando la rama del derecho que se pretende autónoma de
su matriz, es decir, de la gran rama del derecho en que se ubica su origen,
tiene sus propias leyes, códigos y ordenamientos legales, esto es, cuando
este derecho cuenta con leyes propias de la materia independientes a la
rama de la que ha surgido. El derecho familiar puede decirse cumple con
tal criterio dado que en un primer momento las leyes y ordenamientos
legales de la materia se encontraban insertos dentro de las leyes y códigos
civiles, sin embargo con el paso del tiempo y con la aceptación cada día
mayor de la corriente doctrinal que postula la autonomía e independencia
del derecho familiar del derecho civil, en diversas legislaciones tanto en el
ámbito nacional como en el ámbito internacional, las normas del derecho
familiar se han independizado de los códigos civiles existiendo ya
legislación familiar propia separada materialmente de la legislación civil.
Al respecto comenta Enrique Díaz de Guijarro que “Dos manifestaciones
originales han aparecido al corriente siglo, en orden a la regulación legal
de la familia, la inclusión de normas sobre la familia en las constituciones
políticas de los Estados; y el cisma del derecho civil, con la autonomía de
las reglas sobre la familia. Ambos movimientos se vinculan con procesos
generales y políticos, aunque de distinto alcance: universal el primero, que
tiende a presentar una estructura integral del Estado y a enunciar las bases
de todo su régimen legal, tanto en el derecho público como en el privado;
dogmático y particular el segundo, que remodela la familia para ajustarla
a cierta concepción socialista – la soviética antes, la democracia popular
ahora – y que para ese fin formula un cuerpo legal separado, que se
anuncia dirigido a suprim capitalista y el interés de la familia, a la que
protege en sí misma y cuyo fortalecimiento y preservación como entidad
propugna actualmente, después de superar la etapa inicial de disolución
del grupo y de disociación de sus integrantes” (Díaz de Guijarro citado por
Guitron Fuentevilla op.cit)
En el derecho mexicano este criterio puede afirmarse se encuentra
satisfecho, históricamente en un primer momento de manera total dada la
reglamentación propia en la materia familiar que se estableció en el Ley
de Relaciones Familiares promulgada el 9 de abril de 1917 bajo el gobierno
de Venustiano Carranza, y que en su artículo noveno transitorio establecía
textualmente: “Quedan derogados el capítulo II del título IV; los capítulos I,
II, III, IV, V y VI del título quinto; los capítulos I,II, III y IV del título sexto; el título
séptimo; los capítulos I, II, y III, del título octavo; los capítulos I, II, III, IV, V, VI,
VIII, IX, X, XI, XII, XIII, y XIV, del título noveno; el título décimo; los capítulos I y
II del título undécimo; los capítulos I, II, III, IV, V, VI, y VII del título duodécimo
del Libro Primero y los capítulos I, II, III, IV, V, VI, VII, VII, IX, X, XI,XII, y XIII, del
título décimo del Libro Tercero del Código Civil publicado por el decreto
de 15 de mayo de 1884” (Guitrón Fuentevilla J. o.) esto significa que al
momento de entrar en vigor la Ley de Relaciones Familiares se deroga del
Código Civil para el Distrito Federal y Territorio de la Baja California de 1884
vigente en aquél entonces, todos los títulos, capítulos y artículos
reglamentarios de las figuras del derecho familiar, continuando vigente en
toda su demás reglamentación pero separándose de esta forma toda la
legislación familiar del Código Civil. Posterior a este momento histórico, la
reglamentación relativa al derecho familiar vuelve a integrarse al Código
Civil para el Distrito y Territorios Federales en materia común y para toda la
República en materia Federal de 1928, hecho que podría considerarse un
retroceso para la corriente que sustenta la autonomía e independencia
del derecho familiar, sin embargo tal acontecimiento no debe
considerarse en dicha forma, en realidad el trabajo legislativo
independiente en la materia familiar ya había marcado con la citada Ley
de Relaciones Familiares el primer gran precedente de una legislación
autónoma e independiente a la ley civil, faltando ahora simplemente
madurar en el criterio para en forma gradual irse creando en cada
entidad federativa la legislación propia, cosa que así ha venido
sucediendo y se puede afirmar en la actualidad el criterio legislativo en el
derecho mexicano se cumple medianamente al existir algunas entidades
federativas que cuentan con su legislación familiar propia independiente a
sus códigos civiles como se revisará en posteriores párrafos.

b) El segundo criterio es el científico:


“La autonomía científica de una disciplina jurídica consiste en la
producción literaria y bibliográfica especializada y dada con
independencia de cualquier otro género del derecho. La elaboración de
libros, ensayos, artículos originados independientemente de la rama del
derecho que los haya creado, nos permite ver el criterio científico de una
ciencia” (Guitrón Fuentevilla J. o.)
Este criterio, impone la necesidad al investigador, al científico, al estudioso
del derecho o doctrinario de centrar y dirigir su atención en la disciplina
jurídica de la que se pretende su autonomía e independencia para
desarrollar trabajos científicos con relación a ella, esto es, obras escritas,
libros, ensayos, ponencias, congresos, publicaciones en revistas y
periódicos y de manera general cualquier estudio sobre la materia de que
se trate pero con el requisito de que éste sea independiente y autónomo
de aquella rama de la que se pretende desprender.
El criterio científico al que también podría identificársele como bibliográfico
o doctrinal (Tamayo y Salmorán, 2001) en el derecho familiar puede
considerarse se ha logrado cumplir satisfactoriamente dado que en la
actualidad son innumerables las obras, estudios y trabajos especializados
en la materia que se han desarrollado de manera aislada e independiente
al derecho civil, asimismo se han realizado diversos congresos tanto
nacionales como internacionales organizados exclusivamente para el
análisis de las instituciones jurídicas del derecho familiar, uno de los más
próximos fue el XVIII Congreso Internacional de Derecho Familiar celebrado
en la ciudad de Durango del 20 al 24 de octubre de 2014.

c) El tercero criterio es el didáctico:


Al que también puede llamársele pedagógico, criterio que logra
satisfacerse cuando la rama o disciplina jurídica en el proceso de la
enseñanza – aprendizaje se estudia separadamente de aquél, es decir, del
que pretende apartarse.
Por lo comentado debe precisarse que el ámbito en donde se presenta el
desarrollo del criterio didáctico o pedagógico es el escolar, en las
universidades, por lo tanto en el caso del derecho familiar en las escuelas o
facultades de derecho tanto de las universidades públicas como privadas.
En México tradicionalmente el estudio del derecho familiar se incluía
dentro de los planes y programas de estudio de la materia del derecho
civil, por tal razón el criterio didáctico no se cumplía de forma alguna,
situación que se ha superado a partir de la década de los ochenta del
siglo pasado en que se reforman planes y programas de estudio tanto de
universidades públicas como privadas, a partir de tal momento el derecho
familiar se imparte en forma aislada e independiente a los cursos de
derecho civil, es decir, se asigna determinadas horas específicas para
cursar la materia exclusivamente de derecho familiar, a la que se le
designa de diversas formas como son entre otras: Instituciones de derecho
familiar; Lineamientos de derecho de familia o simplemente derecho
familiar, en tales circunstancias debe afirmarse que en la actualidad al
desarrollarse el proceso de la enseñanza – aprendizaje del derecho familiar
en dicha forma se ha cumplir con los lineamientos indicados.
Aunado a esto debe precisarse que de forma independiente se imparten
diversas materias especializadas en el derecho familiar como son entre
otras: Instituciones procesales relativas a las personas y a la familia;
Sociología de la familia; derecho procesal familiar.
“En la División de Estudios Superiores, de la Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Autónoma de México se ha incluido en sus
programas de doctorado un curso monográfico sobre “Derecho Familiar”,
con lo cual se pretende una autonomía didáctica” (Guitrón Fuentevilla J.
o.), situación similar se presenta en diversos estudios de posgrado en las
Universidades Autónomas de las distintas entidades federativas de la
República Mexicana, como en la Universidad Autónoma del Estado de
Morelos en la que tanto en su programa educativo de maestría en
derecho, así como en el programa educativo de doctorado en derecho y
globalización, los cuales es conveniente precisar se encuentran
acreditados dentro del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad del
Conacyt, se imparten seminarios propios sobre el Derecho Familiar.

d) El último de los criterios es el jurisdiccional:


El cual se satisface con la existencia ya sea de juzgados o tribunales
especializados en la materia, es decir, en el derecho familiar, los cuales
deberán ser autónomos, independientes y especializados en conocer y
substanciar exclusivamente cualquier controversia en la materia familiar.
“En México, la autonomía jurisdiccional del derecho familiar se encuentra
establecida, gracias a la iniciativa del Sr. Lic. Luis Echeverría Álvarez,
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, la cual fue
publicada el 24 de marzo de 1971 en el Diario Oficial de la Federación,
creando los jueces de lo familiar al margen de los civiles y penales”
(Guitrón Fuentevilla J. o.)
En virtud del decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación con
fecha 24 de marzo de 1971 surge por tanto en el Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal el juez competente en la materia familiar, lo que
así se reglamenta también en la Ley Orgánica del Tribunal Superior de
Justicia del Distrito Federal (Código de Procedimientos Civiles para el
Distrito Federal., 2005) en su artículo segundo fracción cuarta que en lo
conducente dice: “Artículo 2. El ejercicio jurisdiccional en todo tipo de
asuntos civiles, mercantiles, penales, familiares y los del orden federal en los
casos que expresamente las leyes les confieran jurisdicción, corresponde a
los servidores públicos y órganos juzgados familiares son una realidad tanto
en el Distrito Federal como en diversas entidades federativas de la
República Mexicana.
Tesis de José Barroso Figueroa.
Aunado a las tesis analizadas sobre la autonomía e independencia del
Derecho Familiar, el doctrinario José Barroso Figueroa, catedrático en la
Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México ha
expuesto la tesis mediante la cual precisa que la autonomía e
independencia de una rama jurídica se logra cuando ésta presenta una
autonomía institucional y una autonomía procesal. Señala Barroso
Figueroa (Citado por Guitrón Fuentevilla, Julián. op. cit. p.186) que la
autonomía institucional se presenta cuando la rama Jurídica en cuestión
posee instituciones propias, distintas en particular de aquellas
pertenecientes a las disciplinas que pretende su autonomía, aclarando
que no es preciso que se trate de instituciones totalmente novedosas, sino
que basta y es suficiente que a las ya conocidas se les imprima un sentido
y regulación propia, especial, por lo cual su nuevo espíritu y proyección
resulten definitivamente incompatibles con los anteriores.
El criterio institucional de acuerdo a lo aseverado por Barroso Figueroa es el
más importante ya que mientras éste se refiere a los aspectos sustantivos, al
contenido mismo de la disciplina jurídica de que se trata, los demás
criterios dice se refieren solamente a cuestiones periféricas, externas o
incidentales.
El derecho familiar cumple con el criterio institucional en virtud que ha
demostrado características propias en sus instituciones, por ello diversos
autores que se refieren al estudio del derecho familiar, lo hacen no sólo
desde el enfoque jurídico, también lo estudian bajo los enfoques ético y
natural, Por otra parte, las relaciones familiares que en un momento fueron
consideradas como instituciones del derecho privado, actualmente se ha
superado y hoy en día sus instituciones son propias y autónomas a las del
derecho civil.
En cuanto al criterio procesal, señala Barroso Figueroa que éste se cumple
cuando la rama del derecho que se pretende autónoma cuenta con sus
procesos judiciales propios distintos en sus características a las del derecho
del que pretende su autonomía. En el derecho familiar éste criterio desde
luego se cumple cabalmente pues es indiscutible la existencia de
procedimientos especiales en la materia familiar con reglas propias y
distintas a las del procedimiento civil. El criterio procesal se encuentra
íntimamente relacionado con el criterio jurisdiccional propuesto por
Cabanellas, sin embargo es importante señalar que cada uno tiene sus
propiedades y por ello no deben considerarse similares, pues mientras lo
que se busca en el criterio jurisdiccional es la existencia de tribunales
propios y especializados en la materia, el criterio procesal se refiere a la
reglamentación del proceso, sin hacer pronunciación de que éste deba
substanciarse en un tribunal especializado en la materia.
En el derecho mexicano el criterio procesal ha logrado satisfacerse
plenamente pues es cierto que todos los códigos de cada una de las
entidades federativas contemplan dentro de su reglamentación, capítulos
especiales para los procedimientos en la materia familiar con reglas
propias y distintas a las de cualquier otro juicio de tipo civil.
No obstante lo comentado, señala Barroso Figueroa “que el problema no
tiene solución unitaria, ya que varía dentro de cada legislación y realidad
nacionales. Considera que se ha hecho rama autónoma en los países
comunistas, pero que en el suyo continúa formando parte del derecho
civil; su desvinculación de éste sólo se daría si se constase con un código,
procedimientos, tribunales y enseñanza
especializada” (Belluscio A. o.)

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