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Hay que considerar que el nivel de proteína en la dieta que garantiza el máximo
crecimiento se relaciona con el contenido energético de la dieta, estado fisiológico
del pez (talla, peso y madurez), factores ambientales (temperatura del agua,
salinidad, oxígeno disuelto), calidad de la proteína (nivel y disponibilidad de
aminoácidos esenciales), tasa de alimentación y el alimento natural. Los principales
signos de deficiencias de proteínas y aminoácidos en los cultivos de tilapias incluyen
el retardo del crecimiento, pobre conversión alimentaria, reducción del apetito y en
ocasiones deformación de la columna, especialmente por la deficiencia de
triptófano, y cataratas, por la deficiencia de metionina.
EFECTO DE LOS LIPIDOS EN LAS DIETAS DE LOS PECES
Los efectos nutricionales de las grasas oxidadas en general no han sido bien
entendidos. En particular, los efectos de la oxidación de lípidos en alimentos para
peces han sido contradictorios. Así, Koshio et al. (1994), Oberbach et al. (1989) y
Forster et al. (1988) mostraron que los peces alimentados con aceites de pescado
oxidados tenían una ganancia en peso menor que los alimentados con aceites
frescos. Por otro lado Hung et al. (1981) y Cowey et al. (1984) no encontraron que
el crecimiento disminuyera en peces alimentados con grasas oxidadas. Los
principales componentes de los alimentos comerciales para peces son la harina de
pescado (50-60%) y el aceite de pescado (20-30%). Consecuentemente, la calidad
de los alimentos para peces depende de la calidad de la harina y del aceite de
pescado.
El aceite de pescado (FO) ha sido tradicionalmente la fuente principal de lípidos en
las dietas comerciales de los peces, pero constituyen un recurso natural limitado
debido a la sobre pesca y a problemas climáticos. Es un producto altamente
apreciado para otras aplicaciones como los piensos para animales terrestres y la
farmacología. Además, el alto índice de crecimiento de la acuicultura para hacer
frente en el futuro a un mayor aumento del consumo del pescado, contrasta con la
disponibilidad de este aceite, cuya producción está estancada y se prevé a la baja
(Caballero, et al. 2006). Por esta causa hay un interés creciente en la inclusión de
los aceites vegetales en las dietas que sustituyan o reduzcan parcialmente la
dependencia en los peces marinos de los aceites de pescados (Cheng, et al. 2002;
Liu, et al. 2004).
El alto nivel de grasas saturadas en las dietas provoca que se formen emulsiones o
micelas que pueden afectar la digestibilidad de los otros FAs (Menoyo, et al. 2003).
Algunos estudios en trucha arco iris alimentadas con altos niveles de CPO y a baja
temperatura del agua, muestran una disminución en la digestibilidad y se
encuentran altas concentraciones de TAGs en las heces contribuyendo a disminuir
la digestibilidad de los FAs especialmente de los saturados (Ng, et al. 2003).