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Valle de Santiago, 12 de junio de 2019

A.∙.L.∙.G.∙.D.∙.G.∙.A.∙.D.∙.U.∙.
EVOLUCIÓN DE PROFANO A MASÓN

INTRODUCCIÓN:
QQHH, para comenzar esta plancha me parece oportuno repasar algunos conceptos básicos que van
asociados al asunto… no necesariamente entrar a analizar las variadas, académicas, etimológicas y
ampulosas definiciones (no es mi estilo). Más bien me gustaría compartir con ustedes un breve extracto del
Ritual de Iniciación, para entender de manera simple los conceptos: “El profano, luego de golpear
desordenadamente las puertas del templo y hecha la pregunta respectiva, el QH Guarda templo expresa "Es
un profano que desea ser iniciado en nuestras prácticas y doctrinas... ".

Podemos entender de una forma muy sencilla que “Profano” es aquél que no ha sido iniciado en las
prácticas y doctrinas masónicas, en consecuencia, “el masón” es aquél que ya lo ha sido. La diferencia de un
paso a otro es: “La Iniciación”.

En el camino de la vida masónica, la iniciación nos recuerda que, constantemente debemos eliminar
aquello que es inútil o dañino, encausar aquello que está desorientado, frenar lo desbocado y lo más
importante, impulsar y acrecentar lo que sirve a uno mismo o a la colectividad. La idea es avanzar con la
ayuda de los símbolos y herramientas simbólicas del grado, con la práctica de las virtudes masónicas:
tolerancia, caridad, discreción, fraternidad, libertad, disciplina, y con la ayuda además de la sana crítica.

Así entonces QQHH, esta noche los invito a conocer y conversar sobre el cómo la Iniciación y lo que
nos enseña a través del camino que recorremos, va modelando al masón y va llevándolo lenta, pero
seguramente, a la perfección y al hallazgo de la verdad, así como el hombre va logrando obtener de él mismo,
al masón integral.

Masón Integral… ¿En qué consiste el masón integral? Desde luego… no es un ser extraordinario e
impoluto, como lo hemos comentado en esta misma cámara, porque ante todo es un ser humano; su
perfección, no es "LA PERFECCION" así con mayúscula, sino una perfección humana, la cual no está exenta
de defectos, pero éstos existen orientados, reducidos y comparados con las cualidades, parecen
imperceptibles. El masón integral es un ser humano y como tal, si bien busca y aspira a la Verdad Absoluta,
sabe contentarse con la verdad humana, con su propia verdad, con descubrirse a sí mismo y vivir de acuerdo
consigo mismo, con conocer a los demás y vivir en paz con ellos.

DESARROLLO:
Bueno, en términos simples podemos saber lo que es un profano y un masón, la forma en que el ritual
de iniciación va convirtiendo al uno en el otro y también la aspiración ideal que se trata de obtener, “el masón
integral”. Pero, ¿de qué forma la Masonería capta a un profano para convertirlo en masón y cómo actúa en el
proceso de la Iniciación?

Es importante señalar que no cualquiera tiene el privilegio de golpear las puertas del templo, aunque
sea desordenadamente, al profano se le exigen condiciones de cultura, de creencias ausentes de
dogmatismo, de conducta, de ·inteligencia, de virtud, etc. Porque no hay que olvidar que la Masonería no es
una escuela de primera enseñanza, sino un plantel de perfeccionamiento y que no se puede perfeccionar
aquello que no se posee previamente. Pues, como dice el ritual "la Masonería elige hombres, los educa y
perfecciona, quita de ellos los defectos y prejuicios de nacimiento”.

Una vez elegido el profano, la Masonería lo somete a su sistema educativo progresivo y consta de
tres grados de instrucción masónica, culminando cada uno con un título: Aprendiz, Compañero, Maestro; la
instrucción sigue un orden y una forma ritual, siendo el Rito una escuela de disciplina, el individuo se somete
a ella y a sus prácticas para mejorar su calidad masónica; por esa disciplina ritual aprende que para saber
algo hay que seguir un método y tener la paciencia suficiente para no abandonarlo, por incómodo que le
resulte.

La enseñanza de las virtudes masónicas contribuye eficazmente al perfeccionamiento del masón


(evolución de profano a masón) la tolerancia, la caridad y la fraternidad mejoran su capacidad de convivencia
y, por ende, la consecución de la paz. En último término, la masonería es una escuela de perfección de
expresión en público, de las propias ideas, habladas o escritas, pues obliga a sus adeptos a desarrollar temas
y a comentarlos, como las planchas en este taller.

Vamos ahora a tratar otros puntos sobre la transmutación del profano al masón.
Primero, ¿puede alguien ser masón sin haber sido iniciado en una Logia justa y perfecta? Si bien,
desde el punto de vista constitucional, esto no puede ocurrir, en la realidad el hecho existe, aunque no sea la
regla, en efecto ha habido en todos los tiempos grandes y geniales filósofos que han merecido el título de
Grandes Iniciados, aunque tal iniciación no se efectuó como ceremonia en ningún Templo masónico. En esa
categoría han sido considerados Aristóteles, Jesús, Pitágoras entre otros. Hay otras personas que podrían
ser consideradas como masones, sin tener fama ni haber practicado ningún Rito, sino sólo con el mérito de
sus virtudes, su clara inteligencia, su serena actitud ante el mundo y la vida, podríamos pensar de ellos han
llegado a ser masones “autodidactas”. Ciertamente estas personas constituyen una excepción.

Segundo, ¿son acaso masones todos los que han pasado por la ceremonia de la Iniciación y han
llegado a un al grado de Maestro? Desde luego, para contestar esta nueva pregunta, hay que tener presente
dos aspectos de ella (físico y filosófico). Si la tomamos desde el punto de vista físico, debemos contestarla
prácticamente en forma afirmativa, y es lógico, la Masonería es severa en su reglamentación, siendo
prácticamente imposible que un hombre escale los tres grados simbólicos sin poseer los requisitos mínimos
para recorrerlos. Ahora bien, si en cambio tomamos el aspecto filosófico de la misma pregunta, podemos
contestarla negativamente, sin temor a errar. En efecto, son muy pocos los masones integrales o que se
acercan a dicho estado ideal; son escasos, porque digámoslo de una buena vez, esta transición de profano a
masón, por medio de la Iniciación, es un proceso extraordinariamente lento, puede fácilmente durar toda la
vida, tomar toda una existencia. No basta llegar a la maestría para considerarse o ser considerado masón.

Tercero, en la Masonería no basta recorrer los tres grados simbólicos y llegar a Maestro. Esto sólo
revela que quien posee este título ha cumplido los requisitos y ha adquirido los conocimientos masónicos
necesarios para llegar a esa etapa. La Iniciación ha cumplido sólo una parte de su misión de
perfeccionamiento, podríamos decir la más sencilla, pues antes de ella, el Iniciado podía alegar ignorancia
para atenuar sus errores (esto me pega directamente a mí, QHSV).

ALGUNOS COMENTARIOS FINALES:

1. Debemos aprender a usar criteriosamente las herramientas que la masonería nos entrega.
Pongamos un ejemplo en apoyo de lo dicho: La tolerancia. A veces la práctica y ejercicio de esta
virtud, nos puede llevar a los extremos de ella (fanatismo o complacencia), extremos que la destruyen
y la invalidan.
El problema no está en saber que dichos excesos anulan automáticamente la virtud misma; cualquier
profano puede discernir sobre dicho punto. El problema arduo está en saber cuál es el límite preciso
en que la tolerancia deja de serlo para convertirse en complacencia o intolerancia.

2. Debemos sacar lecciones de aprendizaje de lo bueno y lo malo, volcar todas las energías a la mejora
del templo interior.
Lo único que nos permite la realización de este objetivo es la experiencia: su práctica y repetición
puestas al servicio del conocimiento. La experiencia supone tiempo y paciencia para adquirirla.
Debemos recordar que sólo los genios queman las etapas del conocimiento rápidamente, y como los
genios son excepcionales, es bien prudente desconfiar de aquéllos que, contra el tiempo, quieren
tener la experiencia suficiente para obtener grados o jerarquías.

3. Debemos aprovechar la Iniciación Masónica como un proceso infinito de perfeccionamiento.


El proceso de la Iniciación es el medio del cual un profano trata de llegar a ser un buen masón, es
por demás lento, fatigoso, progresivo, reglado y marcado de dificultades, difícil, pero no imposible. En
todo caso su meta, justifica ampliamente el vivirlo.
En nuestro interior existe un profano que lucha por ser un masón como es debido, si bien un masón
debe tener una idea justa y proporcionada de sí mismo, también debe responder cuando se dirija la
pregunta ¿sois masón?: “ojalá que todos mis Hermanos me reconozcan como tal, por mis signos, por
mis palabras y por mis toques, es decir, por mis expresiones y, muy especialmente, por mis actos”.

Salud Fuerza y Unión.

BIBLIOGRAFIA:
1. La Iniciación Masónica y su Relación con el Hombre
https://www.initiare.org/la-iniciacion-masonica-y-su-relacion-con-el-hombre/
2. Revista Masónica de Chile año XXIX 1952 Marzo N.1
3. La muerte del profano y el nacimiento del iniciado
http://conocer-es-saber.blogspot.com/2012/06/la-muerte-del-profano-y-el-nacimiento.html

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