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Muchos consideran que el tema de valores ha entrado en crisis por las diferentes
manifestaciones contrarias a una convivencia armónica y saludable. Presenciamos a diario
conductas violentas, de odio, de egoísmo, de búsqueda de provecho propio pasando por encima
de los demás, lo que nos lleva a pensar si esto es lo normal, que las reglas se han invertido o que
peor aún ya no son necesarias.
Realizando un análisis de los posibles factores que inciden en esta problemática, se estima que
puede estar determinado por:
Sean cuales sean las causas externas para ésta problemática, también debemos reflexionar sobre
nosotros mismos, por ejemplo, que actitud tomamos para superar estas influencias negativas,
cual será nuestro aporte inmediato para la niñez, adolescencia y juventud actual y para las
futuras generaciones.
En resumen diríamos que hay dos formas de luchar contra la crisis de valores:
El ser humano se forma como sujeto moral en el proceso de socialización que está dirigido por
las personas adultas como sus figuras representativas (padres, maestros, etc.). Es un proceso
interactivo, en el que los adultos no solo somos inculcadores de valores, sino portadores de
valores, en donde no cuenta solo lo que se dice, sino más que nada lo que se hace respecto al
niño y a los demás.
¿Por qué elegimos seguir las costumbres de la sociedad en la que vivimos o ir en contra de ellas?
Lo hacemos porque:
nos parece preferible a lo contrario,
porque lo juzgamos más conveniente para nosotros,
porque estimamos que es más valioso o
porque lo consideramos bueno desde nuestro punto de vista
.
Todas las personas, lo queramos o no, consciente o inconscientemente, valoramos más algunas
de las diversas posibilidades de actuación que se nos presentan habitualmente y, a la hora de
elegir, nos guiamos por esas valoraciones. A esto lo denominamos valores.
En definitiva,
son los valores los criterios que nos ayudan a elegir y, por tanto, nos permiten actuar.
Sin valores no hay elección posible ni tampoco acción.
ES IMPOSIBLE LA VIDA HUMANA SIN VALORES, los valores morales y éticos no son
cualidades de las cosas, sino de las personas y de sus acciones, en la medida en que esas
personas son responsables de tales acciones.
Además, los valores morales sólo se aplican a acciones que se realizan de forma voluntaria y libre.
Supongamos, por ejemplo, que accidentalmente, alguno de los compañeros se cae por una
escalera y choca con otra persona y le rompe una pierna. ¿Diríamos que el compañero ha
cometido una acción censurable y malvada? Desde luego que no, porque su acción ha sido
involuntaria, y él no es, por tanto, responsable de la misma, por lo que esa acción no puede
calificarse moralmente.
Para saber cuáles son de verdad los valores morales de una persona, lo mejor que se
puede hacer es analizar su vida, sus elecciones más frecuentes.
Si alguien posee un determinado valor eso significa que el tipo de conducta que exige es
el preferido, el más atractivo para él, y es normal que su comportamiento esté de acuerdo
con ese valor.
Es importante tener este aspecto en cuenta porque hay personas que, cuando hablan, dicen que
tienen unos valores morales y, sin embargo, su comportamiento habitual es totalmente contrario
a éstos. En este caso, esas personas no son sinceras consigo mismas ni con los demás.
Los auténticos valores morales de una persona son los que se traducen en
su vida práctica en un comportamiento continuo, habitual.
Los actos aislados no definen los auténticos valores de un individuo, si alguien dice un día, por
casualidad, una verdad, eso no significa que sea sincero, ni que para él la sinceridad sea un valor.
Podemos darnos cuenta aquí la importancia que tienen los valores en el proceso de TOMA DE
DECISIONES PERSONAL y el análisis de las consecuencias de las mismas, lo cual repercutirá a
corto o a largo plazo en lo que consideremos nuestro proyecto de vida. En referencia al tema de
Jerarquización de valores pueden referirse al Libro 1 en las págs. 48. 49.
VALORES INAMOVIBLES.
De un modo general los valores son conductas consideradas deseables para todo ser humano, es
decir cualidades que condicionan el comportamiento en determinado contexto social. Tienen
que ver con los efectos que tienen los actos propios en las otras personas, en la sociedad o en el
medio ambiente. Toman sentido cuando se externalizan en la convivencia grupal. Para ampliar las
definiciones y características que se pueden dar a lo que son valores pueden referirse al Libro 1,
en las páginas 40, 41.
Según las definiciones anteriores el concepto valor es bastante subjetivo; sin embargo, existen
ciertas características que se toman como parámetro para definir lo valioso:
Podemos hablar de valores universales porque desde que el ser humano vive en comunidad ha
necesitado establecer orientaciones en su comportamiento para hacer de la convivencia social
una práctica armónica. Cada quien posee su propia escala de valores, sin embargo podemos
considerar como básicos, el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la tolerancia.
RESPETO
El respeto es la base para una convivencia social sana y pacífica, para practicarlo debemos tener
una noción clara de nuestros deberes y derechos así como los de los demás. Los obstáculos para
la práctica del respeto son: pobre valoración, el egoísmo, la envidia, el resentimiento, escasas
habilidades sociales.
HONESTIDAD
Es una de las cualidades que más buscamos y exigimos de las personas, es básico para desarrollar
confianza y armonía porque garantiza seguridad y credibilidad en las personas. La honestidad es
una forma de vivir congruente entre lo que se piensa y la conducta que tenemos con los demás.
Es honesto el que no miente, no roba, no engaña.
Las personas deshonestas se pueden reconocer porque engañan a los otros para de manera
abusiva obtener un beneficio propio, existen obstáculos para la honestidad y podemos verlos
cuando hay impunidad que demuestra que se puede violar leyes sin que nada ocurra; el éxito de
los “vivos” que hace parecer “tontos” a las personas honradas y la falta de estímulos para quienes
cumplen con su deber a pesar de las dificultades.
RESPONSABILIDAD
TOLERANCIA
Es una actitud fundamental para la vida en sociedad y la convivencia pacífica. Tiene que ver con el
reconocimiento de los otros como seres humanos, con derecho a ser aceptados en su
individualidad y su diferencia. Una persona tolerante puede aceptar opiniones o
comportamientos diferentes a los establecidos por su entorno social o por sus principios morales.
Este tipo de tolerancia se llama tolerancia social. Implica el respeto íntegro hacia el otro, hacia
sus ideas, prácticas o creencias, independientemente de que choquen o sean diferentes de las
nuestras.
Hay que destacar que, pese a que la tolerancia invita a respetar y comprender los valores de los
otros, no supone aceptar aquellos que avasallan los derechos de los demás. Por Ej. Si un sujeto
defiende convencido la supremacía racial y busca el exterminio de quienes son diferentes, de
ninguna manera significa que haya que tolerar su postura.
ANTIVALORES
Así como hay una escala de valores morales también la hay de valores inmorales o antivalores. La
deshonestidad, la injusticia, la intransigencia, la intolerancia, la traición, el egoísmo, la
irresponsabilidad, la indiferencia, son ejemplos de esto antivalores que rigen la conducta de las
personas inmorales. Una persona inmoral es aquella que tiene una actitud negativa ante los
valores, o que los rechaza. Sería una "persona sin escrúpulos" fría, e insensible a su entorno.
El camino de los antivalores es equivocado porque no solo nos deshumaniza y nos degrada, sino
que nos hace merecedores del desprecio, la desconfianza y el rechazo por parte de nuestros
semejantes; es muy probable que el deshonesto logre engañar la primera vez, pero al ser
descubierto será evitado por sus semejantes, tratado con precaución y desconfianza y hasta
castigado por parte de la sociedad. Las personas intolerantes se caracterizan por querer imponer
su voluntad a toda costa, ignorando por completo a los demás, y reaccionando con agresividad y
violencia frente a quienes se les oponen. Este modo de ser es el causante de la mayoría de las
guerras que han sembrado la muerte y la destrucción en países y continentes enteros.
La elección depende de nosotros. Se nos imponen como Valores los Anti-valores de la utilidad, de
la moda, del culto al cuerpo, del poder, del dinero. Llevamos una vida que es fruto de vivir según
el egoísmo, el individualismo, el consumismo; Muchas personas inclusive piensan que la felicidad
se puede comprar y la auténtica alegría surge del interior. Sólo las personas autónomas valoran
críticamente sus propios Valores y Anti-Valores de su entorno.