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I) PRELIMINAR.
El objetivo tenido en miras al confeccionar este trazado ha sido presentar una visión de conjunto
que permita obtener una comprensión integral de la tarea que debe realizar el Aprendiz Masón y
de los medios con que cuenta para hacerlo.
Aunque el neófito no logre percibirlo, en este cuadro inicial se encuentra velada la obra
completa que, en el plano individual, un masón debe llevar a cabo. Luego, a medida que recorre
los distintos grados, la masonería le va ofreciendo los recursos necesarios para progresar en el
levantamiento de su Santuario Personal.
Esa sóla argumentación es más que suficiente para reconocer a la temática que aquí nos ocupa
como uno de los puntos fundamentales de estudio y reflexión para los Aprendices Masones. Y
también para los HH.·. que habiendo avanzado en la carrera masónica deciden volver a analizar
estos temas con una mayor capacidad de comprensión.
Una de las primeras instrucciones que imparte la Masonería a los HH.·. que comienzan a
transitar su camino iniciático es que los Aprendices están impedidos de ingresar al Templo,
debiendo trabajar fuera del mismo en el espacio que se denomina Porche, Pórtico o Patio.
El saberse excluidos del recinto sagrado en razón de sus serios defectos personales origina una
fuerte conmoción emocional en quienes logran comprender las consecuencias negativas que
genera su pobre interioridad, lo que les lleva a tomar conciencia de la necesidad de conocer y
corregir las graves deficiencias espirituales, morales y psíquicas que los afectan.
Esa limitación simbólica que les impide el acceso al espacio sagrado obra también como una
muy seria advertencia a futuro. Les hace saber a los HH.·. que aunque les haya sido franqueado
el paso al interior del Templo Masónico, y en un futuro logren aumentos de salarios, jamás
podrán ingresar en su Templo Interior sino consiguen construirlo previamente. Y lo que es más
importante aún, como veremos más adelante, los pone sobre aviso que el Espíritu Santo no
podrá trabajar en el interior de un Templo inexistente.
Las características y exigencias que encierra la evolución humana determinan que este tipo de
superación solo la pueden liderar las elites espirituales y morales (los interiormente mejores)
mientras que las masas (los sujetos vulgares) quedan privadas de tales posibilidades y,
generalmente, dificultan el progreso de la humanidad con sus comportamientos viciosos.
En mi opinión, construir nuestro Templo Interior implica elevar nuestra espiritualidad y nuestra
moralidad al punto en que sean compatibles con la dignidad que exige una morada para el
Espíritu Santo. Espíritu de Dios que, como sabemos, tendremos que acoger y seguir con
docilidad si queremos que actúe en nosotros y nos transforme hasta divinizar nuestro ser.
Fig. 2. Otro tipo de Cuadro de Primer Grado utilizable en el R.·. E.·. A.·. A.·.. Imagen tomada
de internet.
III) EL CUADRO DEL APRENDIZ MASÓN.
El pavimento mosaico es un piso en forma de damero blanco y negro sobre el cual se levanta el
Altar del Templo y nos ofrece una compleja y rica simbología.
El pavimento mosaico enseña que en ese ámbito se da la manifestación dual emergente de los
pares de opuestos. Y son los pares de contrarios sobre los que el iniciado debe desarrollar su
existencia, manteniéndose equidistante de ellos, sin exaltarse ante los éxitos, ni hundirse ante las
desventuras.
La conciliación de los opuestos es uno de los motivos que deben estimular la reflexión del
Aprendiz, llevándolo a considerar las relaciones que se deben establecer entre la igualdad -uno
de nuestros principios- y las diferencias naturales existentes entre los hombres.
El piso con forma de damero (también llamado piso ajedrezado) es uno de los símbolos de la
cosmovisión dualista de la masonería (bien-mal; espíritu-materia; luz-oscuridad, hombre-mujer;
consciente-inconsciente; racional- irracional, verdadero-falso; teoría-praxis; piedra bruta-piedra
pulida, frío-calor; etc.). Y representa la armonía que debe reinar en las Logias a pesar de los
diferentes pensamientos políticos, sociales o religiosos de sus miembros.
2°) El ARA.
Como fue expuesto en el punto anterior, el Ara se eleva desde los cuadros blancos y negros del
pavimento del templo.
El altar es un símbolo antiquísimo en todas las religiones y era destinado al sacrificio de los
animales durante el servicio religioso.
El altar del Templo Masónico se denomina Ara y se encuentra situado en el punto medio del
mismo. Precisamente por marcar su centro señala también el eje del templo, representando la
posibilidad de interacción (alto-bajo, ascendente-descendente, espiritual-material) que existe
entre el cielo y la tierra; aquel representado en forma simbólica en el techo de la logia.
El Ara constituye el lugar sagrado por excelencia dentro del Templo Masónico, pues a su frente
se realizan los actos más solemnes, tales como juramentos, consagraciones, afiliaciones y otros,
siendo imprescindible para el trabajo masónico.
Sobre el Ara se coloca el Volumen Sagrado de la Ley, una Escuadra y el Compás, que -como
sabemos- constituyen las Tres Grandes Luces de la Masonería. (Me referiré a ellas en el punto
4° siguiente)
Debajo del Ara está el dibujo del Círculo con un punto en su centro. Dicho círculo se encuentra
lindando por el norte y por el sur con dos líneas paralelas. (Es decir por dos paralelas trazadas
en sentido vertical)
Esta simbología nos orienta de manera infalible sobre la conducta que debemos observar como
personas de bien en general y como masones en particular.
Nos enseña que debemos procurar comprender y ser dóciles a la voluntad del Señor (Hacer lo
que Él quiere para nuestras vidas), colaborar para el cumplimiento del Plan de Dios para toda la
Creación (Cumplir con nuestra parte) y conducirnos con temor de Dios (Convencidos de la
salvación o la perdición de las almas), en la certeza que:
a) Esa es la mejor fórmula para observar un comportamiento ético.
b) Deberemos responder ante el G.·. A.·. D.·. U.·. por nuestras conductas.
Por esas razones se suele decir que mientras circulemos dentro del círculo no nos
equivocaremos en nuestras acciones.
Las dos líneas paralelas entre las que se ubica el círculo representan a Moisés y Salomón,
tratándonos de recordar que siempre debemos seguir por la senda de la Rectitud y de la Justicia.
También representan a San Juan Bautista y a San Juan Evangelista, que son los Patrones de la
Masonería Especulativa.
Por último, recordemos que dentro de la simbología masónica las Paralelas representan la
conducta justa, recta y fraternal que el Masón debe observar en sus relaciones masónicas y en su
vida profana. (Personal, Familiar, Social y Profesional)
Las tres grandes luces de la masonería, o luces mayores, en orden de importancia son: El
Volumen Sagrado de la Ley, el Compás y la Escuadra.
Y esa misma Tradición enseña con toda claridad que las Sagradas Escrituras han sido dadas por
Dios a toda la humanidad, es decir a todos los hombres sin acepción de personas de ningún tipo.
Las otras dos grandes luces (El Compás y la Escuadra) se ubican encima de la Biblia.
El compás abierto representa un ángulo. Esto significa que dos líneas distintas parten de un
mismo punto y cuando más se alejan de su origen más se separan. Es la dualidad en el hombre:
Su espíritu y su materia.
El punto central de la unión de ambas líneas corresponde al Oriente o sea al mundo de la Luz,
de la Verdad, de la Vida Espiritual. Significa que la Fuente de la Creación permanece
eternamente y en estado de unidad invisible.
El punto central del compás simboliza también la posibilidad de que se produzca la unión del
Espíritu Divino con el espíritu de un hombre. Nos muestra así lo que debería ser el objetivo
central de nuestra vida.
De modo que el Aprendiz debe progresar caminando desde occidente (la apertura del ángulo del
compás) hasta el oriente (el punto superior, fijo y único del compás). Expuesto de forma
explícita, el Aprendiz debe comenzar la restauración de su naturaleza dañada con miras a
retornar al estado del hombre anterior a la caída original, con la finalidad de poder alcanzar en
este mundo la unión con el G.·.A.·.D.·.U.·. y ser salvo para la eternidad.
En consecuencia el símbolo del compás también se debe interpretar como la conjunción del
Cielo, de la Divinidad y del Espíritu con la tierra, la humanidad y la materia. Expresa la unión
de lo superior con lo inferior. El Verbo que se ha hecho carne.
En sentido moral el compás simboliza el enfrentamiento entre la luz y las tinieblas. Es decir, la
lucha del bien y el orden contra la maldad y el caos.
Asimismo, le pone sobre aviso que una dimensión humana vulgar en un entorno desfavorable
suele distorsionar los dictados de la conciencia o, incluso, suavizar su voz hasta llegar a
silenciarla por completo.
Del Ara se eleva una escalera. La misma simboliza la denominada “Escalera de Jacob” que ha
recibido su nombre del relato contenido en las Sagradas Escrituras (Génesis 28,11-19).
Conforme la narración Bíblica, Jacob se durmió usando una piedra como almohada y vio en
sueños una escalera que se elevaba de la tierra hasta el cielo con ángeles subiendo y bajando por
ella. Cuando se despertó, Jacob, fue presa del temor e interpretó que se encontraba en un lugar
santo que era la puerta del cielo. Impulsado por lo ocurrido erigió en ese sitio un altar utilizando
para ello la misma piedra que le sirviera de almohada.
En simbología masónica esta escalera enseña la posibilidad de progreso interior que tiene el ser
humano siempre que decida ascenderla mediante el desarrollo de las virtudes que representan
sus escalones.
En la misma se destacan tres virtudes imprescindibles para el crecimiento espiritual, las que son
veladas tras otras tantas figuras, a saber:
a) Una Cruz Latina: Simboliza la Virtud Teologal de la Fe, en el marco de una esclarecida
creencia en Dios.
c) La Mano y el Cáliz: Simboliza la Virtud Teologal de la Caridad, que nos guiará y permitirá
amar al G.·. A.·. D.·. U.·. por sobre todas las cosas y, a través Suyo, amar a nuestros prójimos
como a nosotros mismos. (En la primera imagen del cuadro de primer grado, en lo que es una
variante frecuente, la virtud de la caridad está representada por un corazón. El sentido de este
símbolo es el mismo que el de la Mano y el Cáliz que se puede observar en la segunda imagen)
Una de las conclusiones posibles sobre la interpretación conjunta de las tres representaciones
precedentes nos enseña que la fe en el G.·. A.·. D.·. U.·. nos da la esperanza de alcanzar la
redención y la salvación del alma mediante la práctica de la caridad.
No debe pasar inadvertido que la cúspide de la escalera llega al empíreo, y que éste se encuentra
velado a los ojos profanos por las nubes de la ignorancia.
A la Estrella de siete puntas se le han asignado variados significados, según sean las diferentes
perspectivas empleadas para su análisis.
Desde una óptica cristiana las siete puntas de la estrella representan los siete dones que concede
el Espíritu Santo y que más adelante enuncio y explico brevemente.
Los dones del Espíritu Santo son hábitos sobrenaturales infundidos por Dios en las potencias del
alma para recibir y secundar con facilidad las mociones del propio Espíritu Santo al modo
divino o sobrehumano.
La vida moral está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Completan y llevan a su
perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles humildes y obedientes para
aceptar con prontitud las inspiraciones divinas.
Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios...Y, si hijos, también
herederos; herederos de Dios… (Rm 8,14.17).
Por la moción divina de los dones, el Espíritu Santo, habitante en el alma, conduce nuestra vida
sobrenatural. La razón humana pierde el gobierno y es el Espíritu Santo mismo quien actúa
como regla, motor y causa principal única de nuestros actos virtuosos; poniendo en movimiento
todas nuestras posibilidades sobrenaturales hasta llevarlas a su pleno desarrollo.
Los siete dones del Espíritu Santo son: Sabiduría, Inteligencia, Consejo, Fortaleza, Ciencia,
Piedad y Temor de Dios. (Conforme las enseñanzas de los Padres de la Iglesia).
Don de Inteligencia: Es una gracia para comprender la Palabra de Dios y profundizar las
verdades reveladas.
Don de Fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza. Para obrar
valerosamente lo que Dios quiere de nosotros y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para
resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez
y la agresividad.
Don de Piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios
como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre. Produce un sentimiento de
fraternidad universal para con todos los hombres en cuanto son hermanos e hijos del mismo
Padre.
Don de Temor de Dios: Espíritu contrito ante Dios, conscientes de las culpas y del castigo
divino, aunque dentro de la fe en la misericordia del Altísimo. Temor a ofender a Dios y
humilde reconocimiento de nuestra debilidad. Sobre todo: Temor Filial. El alma se preocupa de
no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderlo en nada, de "permanecer" y de
“crecer” en la caridad (cfr Jn 15, 4-7).
Los esotéricos denominan al siete como número del destino. Según ellos este número evoca a
las personas que están solas la mayor parte del tiempo y que, a diferencia de otras, disfrutan de
la soledad por su condición de filósofos y soñadores. En numerología este número concierne
más al conocimiento y al desarrollo espiritual que a la parte material de la vida.
Las siete pequeñas estrellas se sitúan junto a la luna en la bóveda celeste y como emblema
encierran diversos significados, a saber:
Las Ideas Divinas, que nos descubren el mundo de la Realidad y de la Verdad, ideas
salvadoras que nos revelan el Plan del G.·. A.·. D.·. U.·. y nos inspiran y orientan en todas las
etapas de nuestra existencia.
También simbolizan las Siete Virtudes, los Siete Pilares de la Sabiduría, las Siete Pléyades, los
Siete Planetas Sagrados y los Siete Hermanos que hacen una Logia perfecta, número sin el cual
ningún aspirante puede ser iniciado legalmente en una Orden Masónica Regular.
Las columnas de los tres órdenes arquitectónicos griegos (Dórico Jónico, y Corintio) se levantan
sobre el pavimento alrededor del Altar formando una escuadra.
Las tres columnas simbolizan que en Dios encontraremos la sabiduría, la fuerza y la belleza
necesarias para hacer las buenas obras que caracterizan a los masones dignos.
Las tres pequeñas luces representan el Sol, la Luna y el Venerable Maestro. El Sol alumbra a los
obreros durante el día, la luna lo hace durante la noche y el Venerable Maestro durante todo el
tiempo en que se trabaja en la logia.
a) El Sol: El Sol o Gloria del Señor es el que gobierna el día y nos nutre con sus rayos
bienhechores e imprescindibles para nuestra vida. Representa la Razón que ilumina la
Inteligencia. Significa: Principio, Iniciación, Vigilia, Apertura, Futuro, o sea, todo aquello que
comienza o que se está por hacer.
En una interpretación cristiana, que algunos encuentran su origen en los tiempos en que las
Logias de Constructores interactuaban con las Comunidades Benedictinas, el Sol simboliza al
Dios Trino que con Su Luz ilumina a la humanidad y la Luna representa a la Iglesia que, al
carecer de luz propia, sólo puede iluminar refractando la luz del Altísimo.
Otro punto de vista sobre la determinación de las tres pequeñas luces de la masonería enseña
que éstas son: El V.·. M.·., el 1er. Vig.·. y el Seg. Vig.·..
Las tres joyas móviles son la Escuadra, el Nivel y la Plomada. Se dicen que son joyas móviles
porque pasan de los Venerables y Vigilantes salientes a los entrantes.
Sobre la base de cada columna de arquitectura griega se encuentra apoyada la joya móvil que
indica el oficial que la custodia. Así nos encontramos con que al pie de la columna jónica está la
Escuadra del Venerable Maestro, al pie de la columna dórica está el Nivel del Primer Vigilante
y al pie de la columna corintia está la Plomada del Segundo Vigilante.
El primero, es que las joyas móviles no tienen luz propia, por lo tanto, el impacto simbólico de
las mismas debería generar una impronta o imagen masónica en la mente, el corazón y el
espíritu de los Oficiales que las portan con pleno conocimiento de que son sus propias luces las
que deben refractar sobre aquellas.
El segundo, es que los signos que distinguen a los masones se basan en las joyas móviles: La
posición horizontal (el Nivel), la posición vertical (la Plomada) y la intersección de las
posiciones anteriores forma la posición en ángulo recto (la Escuadra).
También integran el cuadro del primer grado tres joyas fijas. Estas son la Plancha de Trazar, la
Piedra Pulida y la Piedra Bruta, cuyas ubicaciones indican respectivamente las posiciones que
ocupan en logia el Venerable Maestro, el Primer Vigilante y el Segundo Vigilante.
a) La Plancha de Trazar:
Es obligatorio que esta Plancha de Trazar permanezca descubierta durante todo trabajo
masónico en Logia de Aprendices.
b) La Piedra Pulida:
Junto al sitial del Primer Vigilante se encuentra la Piedra Pulida. Es un cubo de piedra labrada,
sólo apta para ser tratada con la Escuadra y el Compás.
Representa la perfección que podemos alcanzar mediante nuestros esfuerzos (La experiencia
adquirida, una educación sólida y una conducta moralmente irreprochable), más los dones y
gracias recibidos gratuitamente del G.·.A.·.D.·.U.·..
La piedra pulida también nos hace empezar a reflexionar sobre el estado en el que debe llegar el
hombre a la etapa final del ciclo vital.
c) La Piedra Bruta:
Al pie del sitial del Segundo Vigilante se encuentra la Piedra Bruta, que es un trozo de roca sin
labrar. Vale decir un pedazo de bajío conservado en su estado tosco y natural, tal como que fue
extraído de las canteras.
Como dijimos al principio, el Aprendiz debe comenzar a construir su Templo Interior. Y vemos
aquí que ha de empezar su trabajo con el labrado de las piedras brutas que una vez pulidas podrá
utilizar en su obra.
Las herramientas con que cuenta el Aprendiz Masón para su labor son el mazo, el cincel y la
regla plegable de 24 pulgadas.
a) El Mazo:
El mazo alude a la fuerza de voluntad que se requiere en el camino de reflexión y
transformación que inicia el Aprendiz.
b) El Cincel:
El cincel simboliza la inteligencia, por su capacidad para direccionar la fuerza. Permite que ésta
se aplique eficaz y puntualmente sobre el lugar deseado. Es una herramienta claramente pasiva
frente al carácter activo del mazo.
Es muy importante esa observación porque nos hace comprender que el cincel es el
complemento del mazo. Y que la fuerza debe ser aplicada con inteligencia para producir
resultados beneficiosos.
c) La Regla de 24 Pulgadas:
Esta nos enseña la rectitud y la justa medida que debemos observar en todas las cosas de nuestra
vida. Asimismo, que debemos ser prudentes al establecer nuestras prioridades.
Tiene las mismas divisiones que el día. De esta forma nos recuerda que tenemos que medir y
administrar con prudencia y eficiencia nuestro tiempo, de modo que podamos atender
debidamente todas las obligaciones que nos son propias y cuyo cumplimiento habrá de honrar
nuestra condición de masones.
Las cuatro borlas que están ubicadas en las esquinas del Templo representan las cuatro virtudes
cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza); las que junto con las tres virtudes
teologales (Fe, Esperanza y Caridad), abordadas en el punto 5°) precedente, conforman las siete
cualidades que distinguen el corazón de todo buen Masón.
Las virtudes naturales fundamentales han sido definidas en el Diccionario de la Real Academia
Española del siguiente modo:
Prudencia: “Virtud que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo, para seguir o
huir de ello. Discernimiento, buen juicio.” (Permite distinguir entre el bien y el mal y optar por
el bien).
La Guardilla Dentada es el límite físico del pavimento mosaico blanco y negro que adorna el
piso del templo. Es también el lindero emblemático que separa a la Logia del mundo exterior y
de sus profanas influencias. Demarca un “ámbito sagrado, seguro, y apto” para realizar la obra
de perfeccionamiento moral y espiritual que persiguen los masones.
La Guardilla Dentada también representa simbólicamente los planetas que en sus revoluciones
forman un hermoso círculo alrededor del Sol expresado por el Ara, lugar sagrado donde el
Espíritu de Dios se haya presente cuando los HH.·. se reúnen en Su Nombre y trabajan para Su
Gloria
La Guardilla que nos ocupa incluye entre sus finalidades alegóricas la de recordar a los Masones
que sus conductas fuera de la Logia deben estar enmarcadas dentro de las enseñanzas recibidas
en el Taller y que, en consecuencia, sus comportamientos deben ser virtuosos y ejemplares tanto
para sus HH.·. como para los demás miembros de la sociedad que los observan desenvolverse
en sus actividades profanas.
15°) LA ESPADA.
En una primera mirada, una espada en medio de herramientas propias de los canteros puede
parecer un elemento extraño. Máxime en el R.·. E.·. A.·. A.·. en el que las espadas son
asignadas en Logia al V.·. M.·. y a una minoría de oficiales para el cumplimiento de tareas
específicas, a diferencia de otros ritos en los que cada hermano porta la suya.
No obstante, a poco de profundizar en el estudio de este símbolo, resulta obvio que la espada es
la “herramienta” del soldado.
Así la simbología en cuestión nos enseña que el verdadero masón, además de ser un constructor,
es un soldado y no cualquier soldado. Un soldado del G.·.A.·.D.·.U.·. que en todo momento
debe trabajar para su Gloria, tanto dentro como fuera del templo.
Al continuar desvelando los misterios escondidos tras la Espada surge que la lucha entre el bien
y el mal que se libra en este mundo es la consecuencia directa de acontecimientos acaecidos en
el mundo espiritual.
Y, con sus dos filos, nos revela que la guerra moral y espiritual que se libra en este mundo tiene
dos únicos bandos en puja. Las milicias del Dios Creador y Regulador del Universo que
defienden la virtud y la búsqueda de la perfección humana y las tropas de satanás, que esparcen
y estimulan los vicios y las pasiones que esclavizan a los hombres y los alejan de la posibilidad
de reintegrar sus seres.
Por lo tanto, implícitamente, la Espada nos coloca ante la disyuntiva de elegir entre servir a
Dios o servir a satanás, sin otra opción real a nuestro alcance. Para los buenos masones no hay
duda posible.
Además, esta representación nos alerta que la lucha entre el bien y el mal nos persigue y alcanza
en nuestra cotidianidad. Nos hace saber que estamos obligados moral y masónicamente a
aprender a manejar con eficiencia nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y acciones, de
modo que podamos observar un comportamiento virtuoso hasta en las situaciones más
complicadas. Y, específicamente, que debemos capacitarnos para realizar las conductas que
distinguen a los verdaderos masones.
La Espada también simboliza a las fuerzas espirituales que en la vida ayudan a quienes
permanecen fieles a sus ideales y obligaciones, a pesar de la posición difícil y de las
circunstancias en apariencia negativas en que se encuentren.
BIOGRAFÍA:
https://masoneriateista.blogspot.com/2015/12/el-cuadro-de-primer-grado-r-e-a.html?
fbclid=IwAR3ZpveWksbgXz8Jvd00Q41abjym_RsrKvGVE5fTp08r9nT268ddilfGxsU
IV) EPÍLOGO.
Con lo hasta aquí expuesto han quedado sucintamente desarrollados los elementos que integran
el cuadro del primer grado. Y, con ello, concretados los objetivos previstos para este trabajo y
previamente descriptos en la parte inicial.
Luego de estudiar detenidamente el Cuadro del Primer Grado es posible resignificar la conocida
frase “Eterno Aprendiz” descubriendo que una de sus razones de ser radica en que recorrer el
camino velado tras la simbología del grado de Aprendiz lleva toda la vida.
Como corolario del estudio simbólico realizado incluiré a continuación una hermosa oración
masónica -de autor anónimo- que alimenta las fuerzas que demanda la construcción del Templo
Interior.