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Revista Masónica
de Chile
AÑO XXXIII – 1956

Nos. 1 y 2
Marzo y Abril

GRAN LOGIA DE CHILE

ORIENTE DE SANTIAGO
REPÚBLICA DE CHILE
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Revista Masónica de Chile

CORRESPONDENCIA Y CANJES:
DIRECTOR DE LA REVISTA MASÓNICA DE CHILE.
CASILLA 2867 — SANTIAGO — CHILE

SUMARIO DE LA REVISTA MASÓNICA DE CHILE

MARZO Y ABRIL DE 1956 — N.os 1 y 2

Págs.

1.—Sumario............................................................................................... 2
2.—El nuevo Programa de Instrucción Masónica.— Editorial .............. 3
3.—Programa de Instrucción Masónica ................................................... 4
4.—Simbolismo, ritual y liturgia.— C. V. A.— Lo. N.o 81 ................... 9
5.—Las espadas.— H. P. C.— Lo. N.o 35 ................................................. 13
6.—Simbología.— J. E. M.— Lo. N.o 14.................................................. 14
7.—Fiesta del Aprendiz en el Valle de Santiago ............ ..................... 15
8.—Hacia la luz.— R. H. S. M.— Lo. N.o 74 ............................................ 16
9.—Deberes masónicos.— L. C. V.— Triángulo N.o 53 ......................... 17
10.—Principios ............. ................................................................................... 19
11.—Tolerancia, solidaridad y fraternidad.— J. R. R.— Lo. N.o 59 ... 20
12.—Verdad, ciencia e ideal.— G. A. V.— Lo. N.o 57 .............................. 21
13.—Jerarquía masónica y disciplina ......................................................... 22
14.—Acción social del masón.— R. G. V.— Lo. N.o 11 .............. …. ... 24
15.—La fe del masón.— F. A. P.— Lo. N.o 46 .......................................... 26
16.—Algunas virtudes masónicas.— M. L. L.— Lo. No 43 ........................ 27
17.—Indumentaria masónica.— (Traducción de lowa Masonic Library) 28
18.—La igualdad.—J. S. C.—Lo. N.o ........................................................ 30
19.—El cáliz de la amargura— J. O. F.— Lo. N.o 66 ............................... 31
20.—La palabra sagrada.— P. C. H.— Lo. N.o 36 ........................................ 33
21.—El Mandil.—O. V.L.—Lo. N.o 14 ........................................................ 34
22.—Los números— K. von B. W.— Lo. N.o 61 ........................................ 35
23.—Deber y dignidad, según la forma masónica.— M. Ch. W.— Lo. N.o
23......................................................................................................... 37
24.—Virtuies mapoleas.— R. A. M.— Lo. N.o 23 ..................................... 39
25.—Herramientas del grado de Aprendiz.— A. F. B.— Lo N.o 32 ... 40
26.—La personalidad.— M. V. C.— Lo. N.o 56 ......................................... 41
27.—Los tres viajes misteriosos.— F. M. C.— Lo. N.o 16 ......................... 42
28.—La caridad—J. S. S.—Lo. N.o 88 ................................................... 44
29.—Algunas consideraciones sobre la historia de las creencias y cultos.—
O. V. Ch.— Lo. N.o 23 ........................................................................... 45
30.—Planteamientos masónicos.— J. A. A. L.— Lo. N.o 2 .................... 47
31.—Las herramientas del Aprendiz.— E. C. F.— Lo. N.o 37 ................. 48
32.—El mosaico — R. R. R.— Lo. N.o 28 ................................................... 49
33.—Libertad.— J. R. O.— Lo. N.o 80....................................................... 50
34.—Discurso en los funerales del q. h. Juan Rajcevic, de la Resp. Lo.
N.o 4 ................................................................................................... 51
35.—Las joyas masónicas.— D C. M.— Lo. N.o 20 .................................. 52
36.—Iniciación efectiva e iniciación virtual.— (Traducción por E. G. P.
Lo. N.o 72) .............................................................................................. 53
37.—La palabra.— P. G. G.— Lo. No ......................................................... 55
38.—La cadena.—L. A. V.—Lo. N.o 37 ..................................................... 56
39.—El sello del masón.—M. Ch. W.— Lo. N.o 57 ................................. 57
40.—El salmo 133 y la fraternidad.— R. D. V.— Lo. N.o 53 . . . . . . . . . 58
41.—Vestiduras y paramentos sagrados.— O. V. M.— Los. Nos 8 y 100 60
43.—-El trabajo como deber y derecho en el hombre.— H. B. C.— Lo. N.o 63
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Revista Masónica de Chile

ORIENTE DE SANTIAGO DE CHILE

Año XXXIII MARZO Y ABRIL N.os 1 y 2

Editorial

El Nuevo Programa de Instrucción Masónica

En las páginas siguientes damos a la publicidad el Programa de Ins-
trucción Masónica, preparado por los Grandes Vigilantes y el Gran Orador,
aprobado por el Consejo de la Orden y promulgado por nuestro Serenísimo
Gran Maestro el l.o de Septiembre del año próxima pasado, conjuntamente
con otros importantes Decretos que dicen relación con la marcha ascendente
de nuestra Institución.
Todos los hermanos tendrán así este Programa de Instrucción Masónica
para su estudio, y de pauta para los Vigilantes de las Respetables Logias, pa-
ra impartir a sus hermanos la enseñanza que él determina para cada grado.
Es cierto que el Programa de Instrucción Masónica sólo indica los te-
mas que se deben desarrollar en las Cámaras de Instrucción, es, pues, nece-
sario que los Vigilantes se preparen en estos temas para poderlos difundir en
su enseñanza que debe ser clara y metódica, para que dé sus frutos.
Para que la labor y el trabajo docente de los Vigilantes sea más con-
cluyente y mejor encauzado, quizás sería conveniente indicar a los hermanos
una bibliografía parar compulsar los datos históricos, filosóficos y doctrina-
rios con que subrayar los conocimientos iniciáticos y culturales que determi-
na el nuevo Programa de Instrucción Masónica.
Es cierto que la Revista Masónica de Chile, a través de sus treinta y
tres años de labor, ha incluido siempre en sus artículos los temas de mayor
importancia iniciática y cultural.
Esperamos que el desarrollo de este nuevo Programa de Instrucción Ma-
sónica dé como resultado una eficiente preparación de los hermanos.
Todos los temas desarrollados por los Vigilantes pasarían después al
Seminario de Estudios Masónicos o a los Instructores del Rito para su re-
visión y adaptación, y reunirlos, más tarde, en una obra completa en bien
de las futuras generaciones de hermanos.
Ojalá que esta iniciativa no caiga en terreno estéril, y ella sea simiente
promisoria, pues de este modo todas las Logias y sus respectivos Vigilantes
aportarían su grano de arena para publicar nuestros propios textos masó-
nicos de instrucción.
Nadie puede dejar de reconocer que en la actualidad son numerosas las
obras masónicas que es necesario consultar para abordar un tema por simple
que éste sea. La bibliografía masónica es abundante en sus títulos, pero es
difícil, muchas veces, conseguir. Por estas razones la Revista Masónica de
Chile ha tratado siempre de suplir esta deficiencia, y el Seminario de Es-
tudios Masónicos y los Instructores del Rito tienden a esta misma finalidad,
y, estamos seguros también, que los grandes Vigilantes, por su parte, se ha-
rán un deber en resolver toda consulta didáctica y docente tratándose del
nuevo Programa de Instrucción Masónica.
La enseñanza de nuestra historia institucional, de nuestras prácticas, de
nuestros usos y costumbres, de nuestra doctrina y de nuestra filosofía, nos
harán comprender lo grande y sublime de nuestra Institución; seamos gene-
rosos en nuestra enseñanza y pongamos en el corazón de nuestros herma-
nos la fe en los eternos principios de la Francmasonería Universal para el
bien de toda la Humanidad.
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE

Programa de Instrucción Masónica

Transcribimos el Decreto del Serenísimo Gran Maestro que determina el

Programa de Instrucción Masónica para los tres grados simbólicos.
Decreto N.o 318, promulgado el l.o de Noviembre de 1955.
NOS, ALEJANDRO SBRANI BURGOS, SERENÍSIMO GRAN MAES-
TRO DE LA GRAN LOGIA DE CHILE,

Considerando:
l.o) Que es necesario que la instrucción masónica que la Orden imp arte
a sus adeptos, se realice de manera metódica y efectiva, a fin de que sus
resultados sean cada vez más positivos;
2.o) Que el Programa Mínimo de Instrucción Masónica, confeccionado
por la Comisión designada para elaborarlo, integrada por los VENERABLES
HERMANOS Gran Orador, Primer Gran Vigilante y Segundo Gran Vigi-
lante, está muy bien orientado hacia la consecución de esos fines;

Teniendo presente:
Lo acordado por el Consejo de la Gran Logia, y

Vistos:
Lo dispuesto en el Art. 15, N.o 13 de la Constitución Masónica,

Decretamos:
1.—La instrucción masónica en los diversos grados se realizará en forma
activa a cargo del respectivo Vigilante o de quien haga sus veces. Para
este efecto, las Cámaras de Instrucción se verificarán con estricta su -
jeción al ritual del grado. Ocuparán los cargos de Oficiales los ins-
truidos, en forma rotativa, y, dentro de lo posible, la instrucción se
realizará en los Templos Masónicos. El Instructor desarrollará sus tra-
bajos de manera expositiva, y, posteriormente, dará oportunidad a los
hermanos, para que hagan el análisis de las materias expuestas. Los
educandos deberán presentar trabajos originales, los que serán tam-
bién objeto de estudio. En el curso de los comentarios que se originen,
el Instructor deberá explicar los conceptos doctrinarios con sujeción a
nuestras enseñanzas.
II.—Dentro de lo posible, donde haya varios Talleres, se realizarán, perió-
dicamente, y en forma rotativa, Cámaras de conjunto, en las que se
presentarán trabajos seleccionados.
Por lo menos una vez al año, los queridos hermanos Instructores rea-
lizarán idénticas reuniones de carácter regional, que abarcarán el nú-
mero de Talleres que sea aconsejable.
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III.—De todas las Cámaras que se celebren de acuerdo con el artículo an-
terior, se levantarán actas, las que serán remitidas oportunamente a la
Gran Secretaría, la que las pondrá en conocimiento de los Grandes
Vigilantes y del Departamento de Régimen Interior.
IV.—Los Grandes Vigilantes u otros queridos hermanos, especialmente de-
signados, practicarán constantes visitas a las diferentes Cámaras de
Instrucción. Dichos visitadores colaborarán, además, en ellas, median-
te la presentación de trabajos.
V.—Los mejores trabajos presentados en dichas Cámaras serán divulgados
mediante su publicación, sea en la Revista Masónica, sea en anales es-
peciales o en ediciones separadas.
VI.—Serán divulgados, asimismo, los trabajos que sobre Instrucción Ma-
sónica ha elaborado el Venerable Hermano Primer Gran Vigilante, a
fin de que sean aprovechados, tanto por los Instructores como por to-
dos los hermanos de la Obediencia, ya que en ellos se incluyen en-
señanzas de utilidad para el saber masónico.
VII.—Sin perjuicio de la independencia que se reconoce a los Instructores
para impartir sus enseñanzas, ellas deberán ceñirse al siguiente Pro-
grama Mínimo:

PARTE GENERAL
l.o.—INTRODUCCIÓN
Generalidades.
Qué es Masonería:
Sus fines — Sus fundamentos — Sus medios.
Qué es un Masón:
Sus cualidades — Sus deberes.
Forma especial de enseñar:
El Secreto — El Simbolismo — Su importancia — Sus condiciones — El
Rito: Los Grados — Su importancia y aceptación — Diversos Ritos —
El Rito Escocés Antiguo y Aceptado — Sus Grados Simbólicos — Ca-
pitulares — Filosóficos y Administrativos.
2.o.—HISTORIA
Premasonería:
Grupos Sacerdotales Paganos — Sociedades Esotéricas Herméticas —
Colegios Romanos — Sociedades Gremiales — Sociedades Caballerescas —
Sociedades de Artesanos.
Masonería Operativa:
Los Guildas — Las Sociedades de Constructores.
Masonería Especulativa:
Las Logias de Londres — La Gran Logia de San Andrés de Escocia —
La Gran Logia de Londres: Su fundación (1717) — Las Logias que la
formaron — Su Constitución y Ordenanzas — Sus hombres: Ander-
son, Payne, Ashmole y otros.
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE

Masonería Moderna:
Desarrollo — Función social — Grandes Masones ante la Historia — Ins-
tituciones similares — Su organización:
Poderes nacionales: Grandes Logias — Supremos Consejos — Poderes
Internacionales

3.o,—FILOSOFÍA
Acción Masónica Internacional — Confederación Interamericana de la
Masonería Simbólica.
Confederación de Supremos Consejos.

DOCTRINA
Perfeccionamiento humano:
Moral — Intelectual.
Espiritualismo:
El Grande Arquitecto del Universo — La Supervivencia del Alma.
Racionalismo Científico:
Libre examen.
Libertad de conciencia:
Laicismo.
Personalidad humana:
Libertad — Igualdad — Fraternidad y Justicia.

4.o.—DERECHO
Clasificaciones:
Escrito — No escrito — Moderno — Antiguo — Orígenes — Disposiciones
actuales — Fundamentos — Reglas positivas — Nacional e Internacional.
Orígenes:
Antiguos Límites — Sus características — Sus clasificaciones.
Los Viejos Preceptos:
Los Manuscritos: El Manuscrito Reggio de Halliwell — El Manuscri-
to de Cooke.
Constituciones y Reglamentos Generales:
Constitución de York — Constitución de Eduardo III — Reglamento de
1663 — Antiguos Preceptos de York — Acuerdo de 1703 ;— Ordenanzas
de Payne — Constitución de Anderson.
Decretos del Gran Maestro.
Decretos de la Gran Logia.
Normas de Reconocimiento de las Grandes Logias:
Su importancia — Sus características,

Acuerdos Internacionales.
Disposiciones de Cada Poder.
Constitución Masónica — Reglamento — Código de Justicia Masónica.
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5.o—LA MASONERÍA EN CHILE

Antecedentes históricos.
Las primeras Logias.
Fundación de la Gran Logia de Chile:
Sus causas — Talleres que la formaron — Sus hombres — Primera Cons-
titución.
Su función social.
Sus grandes hombres.
Su organización:
La Gran Logia de Chile — El Supremo Consejo de los Soberanos Gran-
des Inspectores Generales del Grado XXXIII — El Tratado de Paz y
Amistad de 1925.
La Constitución Masónica:
Su Reglamento General.
Su desarrollo:
Logias que la forman — Los Triángulos.

PARTE ESPECIAL

I.—EL PRIMER GRADO

La Iniciación:
Cámara de Reflexiones — "Conócete a ti mismo" — Qué somos — In-
trospección — Testamento — Estado físico — Los viajes misteriosos —
El cáliz de la amargura — El juramento — La Luz
El Templo:
Posición — Forma — Dimensiones — Color — Decoración.
Símbolos del Templo:
El Oriente — Pavimento — Las Columnas  Las luces — El Libro — La
cadena — Los altares — Las granadas — las espadas — Ritual de apertura
y clausura.
Símbolos del Grado:
La Escuadra — El Compás — Las piedras — El mandil — El triángulo
equilátero — El número tres — El nivel — La plomada — El G A
D U — Las luces — El mazo — La batería — El signo — La posición
al orden — La marcha — La aclamación.
Retejador del Grado:
Batería — posición — signo — toque — palabra sagrada — edad —
marcha — palabra semestral.
Deberes del Aprendiz:
Tolerancia — Solidaridad — Fraternidad y Perfeccionamiento.
La Logia de primer grado:
Sus oficiales — Sus trabajos.
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE

Apéndice:
Historia del Grado — La Masonería de San Juan — Fiestas Masónicas —
Relaciones entre hermanos — Elección de candidatos — Defensa de la
Orden — El Masón y la vida profana.

II.—EL SEGUNDO GRADO

Aumento de Salario:
Cámara de reflexiones — Los viajes simbólicos — El trabajo — La Es-
trella — El juramento — La luz.
El Templo:
La Estrella — Las luces — La columna J — Las herramientas.
El Retejador del Grado.
Historia del Grado.
Significación de las liturgias.
Deberes del Compañero.

III.—EL TERCER GRADO

La Exaltación:
La Cámara da reflexiones — Examen del candidato — Recepción — Los
viajes — El juramento — La leyenda de Hiram.
El Templo.

Símbolos del Templo.

El Retejador del Grado.

Filosofía del Grado:
El Maestro Masón frente a su conciencia — Síntesis de los grados an-
teriores — El Maestro Masón frente a los Aprendices y Compañeros —
Responsabilidades y deberes — El libre examen — La duda filosófica —
Solidaridad social — El pueblo y el Maestro Masón.
Historia del Grado.
Deberes y Derechos Masónicos:
La Constitución Masónica — Infracciones y sanciones.
Organización Masónica:
La Cámara del Medio — Las Logias — La Gran Logia.

Acción Masónica:
Anótese y dése cumplimiento.— (Fdos.): ALEJANDRO SERANI BUR-
GOS, Serenísimo Gran Maestro. —CESAR BUNSTER CALDERÓN, Gran
Secretario.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
SIMBOLISMO, RITUAL Y LITURGIA
Con este trabajo nos proponemos sola-
mente señalar a los hermanos Aprendices,
uno de los infinitos caminos que todo hom-
bre estudioso y bien intencionado puede
seguir para lograr una positiva superación,
si utiliza adecuadamente el poderoso ele-
mento de enseñanza que nos proporciona
nuestra Augusta Orden con sus múltiples
símbolos, rituales y liturgias.
Considero, no obstante, que en todo lo
relacionado con nuestra evolución subjetiva,
con el desarrollo moral del ser —que es el
contenido auténtico y constructivo de la
personalidad— nada nos es posible confe-
rir a los demás. La purificadera superación
del sagrario de nuestra conciencia sólo po-
dremos adquirirla por nuestro propio es-
fuerzo, como resultado de nuestras expe-
riencias, generadas casi siempre por la ley
ineludible del dolor. Cada hombre es el ar-
tífice de sí mismo; nadie más que él ha de
andar su propio camino. Podemos, si, ayu-
darnos en todo orden de conocimientos in-
formativos, con los que aumentar el acervo
de nuestra erudición intelectual, que es sólo
un instrumento, poderoso como las mágicas
varillas de las leyendas orientales, pero
obediente lo mismo a los redentores de la
humanidad que a los asesinos de pueblos.
La capacidad intelectual, como las riquezas
materiales, puede ser una poderosa palanca
benefactora para nuestros semejantes o un
arma destructora y terrible, según la
pureza o impureza de intención con que se
haga uso de ella. Podemos transferir las
ciencias y la parte de oficio de las artes;
pero no podemos transferir la bondad ni la
inspiración: éstas se adquieren por el propio
esfuerzo. Bien conocidas son las sentencias
cristianas: "Dejad a los niños que vengan a
mí", significando con ello su inocencia y
pureza de intención, y aquella otra de "es
más fácil que pase un camello por el ojo de
una aguja que un rico al reino de los cielos",
haciéndonos comprender lo difícil de superar
la terrible prueba de poseer riquezas
transferibles, ya sean éstas intelectuales o
materiales, si no están al servicio de una
conciencia pura como la de un niño.
Queremos decir con "todo ésto, que a lo
más que puedo aspirar con mi trabajo es a
recordaros pensamientos e ideas que ya es-
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tán en vosotros, y que la buena o mala prác-
tica que de ellas se ejerza está en absoluta
relación directa del presente momento evo-
lutivo de cada conciencia, en cuya cualidad
transcendente nos es imposible influir en
forma directa, como nos sería imposible ace-
lerar o retardar la edad de un ser, medida
en el tiempo. Sólo nos es dado influir en su
crecimiento y desarrollo orgánico, valga de-
cir, en la acumulación de elementos mate-
riales o intelectuales, de fuera o dentro; pero
jamás en sus esencias íntimas, las que sólo
se transforman por un proceso cuya ley
actúa exclusivamente de dentro a fuera, con
exclusión de tiempo y espacio.
Veamos, pues, a grandes rasgos, las po-
sibilidades que nos ofrecen al simbolismo, el
ritual y la liturgia de nuestra Augusta Or-
den para hacer vibrar en nuestra alma la
nota dormida o para hallar en nuestro pro-
pio corazón el camino de luz que nos con-
duzca hacia nosotros mismos, para poder
descubrir en el espejo de nuestra concien-
cia los tesoros ocultos que podremos trans-
formar en riquezas eternas mediante la al-
quimia de nuestro esfuerzo.
La palabra "símbolo", la define cualquier
diccionario como "la expresión por cual-
quier medio sensible, de algo moral o inte-
lectual"; la palabra "rito", como "costum-
bre, ceremonia o regla", y la palabra "li-
turgia", como "orden y forma para celebrar
los oficios divinos". Es decir, que, si tomamos
como símbolo una idea, necesitamos, para
darle vida, del lenguaje como rito y de la
gramática como liturgia; y será entonces
cuando le habremos dado "expresión por
medios sensibles" a ese sublime algo "mo-
ral e intelectual", que llamamos conciencia.
Para que el símbolo fecundo de la prolífica
matriz de la madre tierra nos brinde sus ópti-
mos frutos, es necesario que el sembrador,
como oficiante, ejecute el rito de su rotura-
ción y cultivo utilizando sabiamente la li-
turgia de arrojar con método la semilla en
la época adecuada del año. En la siembra
de la idea o en la siembra de la mies, si no
se combinan armónicamente los tres elemen-
tos de semilla, cultivo y método —símbolo,
rito y liturgia— toda la siembra se malo-
gra, la cosecha es menguada, y cuando lle-
gan los difíciles días del invierno o de tem-

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pestad, pasamos hambre porque no supimos,
a su debido tiempo, con las normas precisas,
cosechar en la medida necesaria el pan del
cuerpo o del espíritu.
En todo el Universo que nos rodea, en lo
visible y en lo invisible, fluye a raudales
la Suprema Sabiduría que emana de la Eter-
na Fuente de la Vida; y se manifiesta por
tantos caminos como espectadores haya ca-
paces de captarla, y en la cantidad y cali-
dad peculiar de cada uno. En el símbolo in-
finitamente vario del Universo, cada alma
puede hallar un número también infinito
de símbolos para desentrañar el aspecto de
la verdad que le sea peculiar y propicio
para la conquista de su liberación. Pero así
como la sinfonía no se produce sin la ade-
cuada combinación de las notas musicales en
espacios, tiempo y acertada ejecución, ni
tampoco las ideas en concreción de pensa-
mientos y éstos en una bella forma de len-
guaje sin el auxilio de la gramática, tam-
poco descubriremos la verdad y la liberación
a través de los símbolos si no los combina-
mos con el procedimiento acertado del rito
y el sabio método de la liturgia.
La intolerancia de muchos credos reli-
giosos consiste en sustentar el dogma de
que todas las conciencias han de salvarse
por el mismo camino y con ropajes de la
misma medida para todas, aunque sus esta-
turas varíen notablemente. Este sectarismo
contrasta con los principios y métodos de
nuestra Orden francmasónica, quién ponien-
do un compás, por ejemplo, en las manos
de los obreros de nuestros talleres, ayuda
al biólogo en sus investigaciones para que
trace con un círculo la forma del huevo re-
productor, al filólogo la letra O, al mate-
mático el número cero, al geómetra la cir-
cunferencia, al astrónomo la esfera, al quí-
mico el átomo, al filósofo el concepto abs-
tracto del Universo y de las leyes cíclicas,
al músico la nota, etc., y le dice a cada uno
de ellos: aunque la expresión material, el
símbolo, sea el mismo en su forma para to-
dos, cada uno puede utilizarlo en la medi-
da que le sea peculiar a su espíritu para
hallar su propia verdad, que es el aspecto o
faceta más propicia por la que mejor puede
aproximarse a Dios. Con este método le pro-
porciona también el más puro camino de
convivencia humana: la tolerancia.
Tomemos la clave de los números y utili-
cémosla como ley de analogía, como símbo-
lo en su relación con el hombre. Un profa-
no puede ver en el hombre simplemente un
organismo vivo que se 'conserva por la ali-
mentación y se reproduce por la instintiva
función sexual. Si este profano es un me-
dico, entonces ve algo más: ve un comple-
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE
jo de tejidos nerviosos, de linfa, de células,
de secreciones, de vísceras, de reflejos, etc.,
que se influyen unas a otras, produciendo el
equilibrio funcional de la salud, o predomina
una de ellas, y, rompiendo la armonía con
perturbaciones funcionales, impide a la
conciencia su libre manifestación y la
empuja a vulnerar las leyes de la vida. Un
aprendiz masón ve en el hombre, como en el
número cero, por ejemplo, la representa-
ción de lo Absoluto manifestado; pero va-
liéndose del número de su grado, el número
tres, descubre los tres ASPECTOS di-
ferentes de organismo, mente y conciencia,
y la estrecha relación e interferencia que
tienen entre sí. Clasifica el organismo en
tres partes: cabeza, tronco y extremidades;
el pensamiento, en otras tres: concreto, abs-
tracto e intuitivo, y también la conciencia
en su aspecto ternario de subconciencia,
conciencia concreta y supraconciencia. En.
las tres partes del organismo descubre sus
distintas funciones, de menor a mayor sen-
sibilidad y jerarquía en relación a su proxi-
midad con la tierra, o viceversa. En la ca-
beza, de forma de esfera, de O, de cero, de
huevo o de circunferencia, etc., —micro-
cosmo— ve la sagrada urna guardadora de
la más elevada manifestación de la con-
ciencia: el pensamiento que simboliza los
Principios abstractos del macrocosmos. En
el tronco, de forma de cubo —que representa
con la cabeza la piedra cúbica piramidal y
el mandil del Aprendiz— ve el germen
perpetuo de la manifestación de la vida a
través de la forma, puesto que es el guarda-
dor de las funciones motoras, destruyendo
y transformando alimentos —muerte y vi-
da— para cumplir los fines de conserva-
ción y reproducción, y que simboliza las le-
yes de manifestación del Universo, con cuya
evolución nos proporciona el concepto
tiempo. En las extremidades inferiores ve el
compás, en cuyo vértice se mantienen en
equilibrio el cubo del tronco y la esfera de
la cabeza. En las extremidades superiores ve
dos escuadras, que representan separada-
mente la rectitud de la sabiduría y la rectitud
de la bondad, y ambas juntas la cruz del
supremo sacrificio de todos los redentores, y
que simboliza la materia en sus formas
primarias, pero movida por la chispa divina
en la fase inicial de un ciclo de evolución,
proporcionándonos con esas formas el con-
cepto de espacio. Subdivide la cabeza en las
tres partes de cerebro, cara y cuello; el tronco,
en pecho, abdomen y genitales, y las extremi-
dades, en brazo, antebrazo y mano, o muslo,
pierna y pie, sub-dividiendo los extremos de
éstas en carpo, metacarpo y dedos (o tarso,
metalarse y dedos) y éstos por fin, falan-

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
ge, falangina y falangeta.
En las relaciones que guardan entre sí es-
tos tres vértices del triángulo humano —ya
recordáis que el triángulo es la primera fi-
gura geométrica perfecta— el Aprendiz
descubre que las extremidades superiores
están estrechamente Relacionadas con la ca-
beza, y las inferiores con el tronco; que el
brazo y el muslo —las partes de menos mo-
vilidad, menos inteligentes, pero más fuer-
tes de las extremidades— están relaciona-
das con el cuello y los genitales, que son a
la vez las zonas menos inteligentes y de
menos movilidad de la cabeza y del tron-
co; el antebrazo y la pierna, relacionados
con la cara y el abdomen, instrumento de la
intuición la primera y de las funciones ve-
getativas el segundo; la mano y el pie, con
el cerebro y el pecho; y en el mismo orden
de relación, los carpos, metacarpos y dedos,
y las falanges, falanginas y falangetas, tanto
en su aspecto motriz, funcional o sensible.
Es por esto que, en el sentido del tacto, la
zona más inteligente es la punta de los
dedos, que es la que corresponde al cerebro,
y por las que recoge las más inmediatas sen-
saciones de atracción o repulsión, de amor o
de odio.
El Aprendiz masón descubre entonces que
su ser es un núcleo de fuerzas combinadas
que irradian desde un punto central al ex-
terior, como un compendio de Sabiduría, in-
tegrado por el organismo en representación
de la ciencia, por la mente en representa-
ción de la filosofía y por la conciencia en
representación del sentimiento religioso.
Veamos ahora el segundo aspecto del ser
humano: el aspecto mental.
El pensamiento es el órgano de que se vale
nuestro ser superior, nuestra conciencia,
para recoger las reacciones y fenómenos
del Universo exterior que, haciéndola reac-
cionar a la vez, le proporcionan la expe-
riencia, y con ella el sentido de superación
y manifestación. Y también en el pensa-
miento, como en el organismo, descubre el
Aprendiz masón tres aspectos o modos de
buscar la verdad: por la investigación de
los hechos, por las deducciones e inducciones
de la razón y por la intuición de la fe, que
tienen analogía simbólica con las funciones
orgánicas motriz, vegetativa e inteligente o
afectiva, respectivamente.
En el estudio de los hechos, el pensa-
miento analiza la composición de los meta-
les que integran los cuerpos celestes, aun-
que se hallen a miles de años luz de nuestra
tierra; mide la velocidad de la luz y del so-
nido; reconstruye especies desaparecidas
hace miles de años, con sólo hallar una vér-
lalp
11
tebra de cualquier ejemplar de aquella es-
pecie; calcula la edad, no ya de nuestro
planeta, sino de todo nuestro sistema solar;
descubre a nuestro alrededor un Universo in-
finito de seres que viven en el aire, en el
agua, en nuestra piel, en nuestra sangre;
sorprende la simultánea explosión de dos
carbones y con ellos aprisiona la sonoridad
de la luz, recogiendo instantáneamente las
pulsaciones del mundo y transmitiéndonos
las sinfonías o las figuras que se producen
y viven en los antípodas y hasta en otros
planetas; comprueba que todo el Universo
es una rítmica vibración, desde la nebulosa
hasta el átomo, desde el cuarzo hasta la neu-
rona cerebral; que las vibraciones cerebra-
les producidas en una adecuada concentra-
ción mental sobre una idea o forma determi-
nada, son susceptibles de exteriorización lu-
minosa suficiente para impresionar una pla-
ca fotográfica, según resultados obtenidos
por los experimentos realizados por el Dr.
Baraduc; que colocando polvos de licopodio
sobre una superficie circular vibrátil y ha-
ciendo sonar una nota musical, la super-
ficie vibra y las partículas adquieren formas
geométricas perfectas, como las de los cris-
tales de nieve, diferentes en cada nota, pe-
ro idénticas en las de igual sonido: que con
una nota musical o vibración continuada,
pueden quebrarse objetos de cristal o pro-
ducir en el hombre torturas mentales, y, por
fin, que esas vibraciones irradian de todos
los cuerpos, habiendo hallado en las del or-
ganismo humano la causa de la vulnera-
bilidad o invulnerabilidad al mundo micro-
biano, así como el origen de algunas enfer-
medades, según estas radiaciones se proyec-
ten vertical, oblicua u horizontalmente, y aún
más; que la afinidad o desarmonía de estas
radiaciones entre dos sujetos distintos, pro-
duce la simpatía o antipatía instantáneas,
recíprocas o no, según la sintonía o atonía
mutuas derivadas de sus diferentes y
peculiares estados de evolución .
En cuanto a las verdades obtenidas por la
razón, segundo aspecto mental que el Apren-
diz descubre en el hombre, éstas trascien-
den el mundo de los hechos y buscan en las
especulaciones filosóficas, en la deducción
lógica, experiencias de carácter abstracto
que sirvan también a la conciencia para evo-
lucionar: tales son las ideas de lo bello, de lo
justo y de lo bueno, que son otros tres as-
pecto, con características correspondientes a
las de organismo, de la mente y de la con-
ciencia.
Finalmente, cuando en su aspecto mental
el hombre ha trascendido las experiencias
de los hechos y de la razón, que corres-
 lalp

12 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

ponden a la purificación de su cuerpo y de la espontánea inspiración de los artistas,

su mente por la higiene y la meditación, res-
pectivamente, y también por interferencia o
síntesis de ambas, o dicho de otro modo:
cuando ha trascendido la ciencia y la filoso-
fía, busca y encuentra el aspecto superior
de la adquisición de la verdad en la fe,
o lo que es igual, en la Religión, en el
convencimiento, sin previo análisis ni racio-
cinio, de principios morales que le permiten
CONOCER por medio del amor. Es por esto
que los grandes Iniciados y místicos se han
sentido vinculados por el amor a todo lo
manifestado en el Universo, han dominado
las fuerzas de la Naturaleza, han neutrali-
zado y sometido a mansedumbre la feroci-
dad de los animales y han hablado de "el
hermano hombre, el hermano lobo, el her-
mano árbol y la hermana piedra".
Mencionamos la fe y la religión en el más
alto sentido de su significado, pues sobra-
damente conocidos son los estragos ocasio-
nados por la falta de práctica ritual, o cos-
tumbre, y la liturgia, o método, en la armo-
nía de los tres aspectos o caminos de supe-
ración del espíritu: ciencia, filosofía y reli-
gión. La falta de razón y de fe conduce a la
ciencia a un materialismo dogmático; la ca-
rencia de fe y de ciencia, conducen a la fi-
losofía a malabarismos utópicos y sofísticos,
y la ausencia de razón y de análisis degra-
da él sentimiento religioso al más funesto
de los fanatismos y a la más intransigente
de las intolerancias.
Con respecto al último y superior aspecto
que el Aprendiz masón descubre en el hom-
bre —la conciencia— señalaremos el pri-
mero de sus tres modos de manifestación, la
subconciencia, presidiendo todos los actos
involuntarios inferiores, funcionales en el
organismo y mecánicos o instintivos en el
pensamiento; al segundo, o conciencia con-
creta, presidiendo todos los actos volunta-
rios de elección y determinación, de aná-
lisis y conclusiones lógicas, y al tercero, o su-
praconciencia, presidiendo todos los actos
Involuntarios superiores, como la intuición,
las clarividentes premoniciones exactas de
los vates, los presentimientos inequívocos de
hechos o episodios que se cumplen con pre-
cisión matemática en la sucesión del tiem-
po o en la longitud del espacio, etc.
Para terminar, estimamos que con lo ex-
puesto podemos llegar al siguiente resumen:
Para conocer el simbolismo hemos de uti-
lizar acertadamente la buena práctica del ri-
tual con el método que nos señala la litur-
gia. Para que los trabajos de Logia sean
justos y perfectos (no olvidemos que Lo-
gia es la representación de Logos: palabra,
verbo, razón, mundo, Universo, Dios), he-
mos de poner toda nuestra más exquisita
atención para realizarlos con todo orden y
recogimiento, esforzándonos por conseguir la
máxima armonía, dejando a las puertas del
Templo todas las preocupaciones negativas
del mundo profano, y penetrar en el recin-
to, en el seno del Logos, con el espíritu y la
mente purificados por la concentración.
Con nuestra mente serena ayudaremos me-
jor a nuestros hermanos, cuando interven-
gan en trabajos, y en todo momento el Ve-
nerable Maestro, en la difícil y sublime
función de dirigir el Taller. Pues así como
en una orquesta, después de afinados los ins-
trumentos, cada profesor ejecuta su parti-
tura con sonidos y silencios combinados pa-
ra producir armonía, malográndose toda la
obra al más ligero error o ruido exterior,
así debemos afinar el más delicado instru-
mento de nuestra mente al penetrar al Tem-
plo, sintonizándola al influjo de las más
puras intenciones; guardar el mayor silen-
cio, prestar la máxima atención, y logra-
remos la maravilla de producir la armonía
entre el conocimiento del simbolismo, la ce-
remonia del ritual y el método de la liturgia,
consiguiendo una superación que fusione en
nosotros la ciencia, la filosofía y la religión,
transmutándolas en la síntesis de una supre-
ma sabiduría.
C. V. A.
Resp. Lo. N.o 81

Francmasón es aquél que, reuniendo las condiciones exigidas, y después

de llenadas las formalidades necesarias para ello, es admitido como miembro
de la Fraternidad, por la ceremonia de la Iniciación.
Aunque diseminados por todos los ámbitos de la tierra en número
ilimitado, los francmasones se hallan estrechamente unidos por lazos de
la solidaridad y de amor fraternal; por esto se dan entre sí el dulce nom-
bre de hermanos.
En todas las circunstancias se deben mutuo apoyo y protección; deben
ayudarse y socorrerse moral y materialmente, aun con peligro de su vida,
si importa.
Él Francmasón es el ciudadano del Universo.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
LAS ESPADAS
Al desarrollar esta plan-
cha, trataré de compenetrar-
me simbólicamente en su
más puro significado masó-
nico.
El mundo exterior lucha
en medio de sus pasiones, de
sus vicios, prejuicios y mate-
rialismo. La francmasonería
tiende a la dura y penosa
tarea de que cada uno de sus
componentes procure edifi-
car un taller en cuyas co-
lumnas han de reinar la
Verdad y la Justicia.
Recordemos nuestra inicia-
ción, cuando el profano inicia
su segundo viaje misterioso y
escucha el ruido de armas
que chocan, y que significa la
lucha que se desarrolla alre-
dedor del candidato, origina-
da por los odios, por el egoís-
mo y las ambiciones de los
hombres, así como, también,
la lucha que debe sostener
consigo mismo, para liber-
tarse de sus propios defectos.
Después de realizado los
tres viajes misteriosos, el
neófito recibe la luz, al tercer
golpe de mallete, la repentina
claridad lo deslumbra, pero a
medida que su vista se va
acostumbrando, ve a su re-
dedor, hombres que de pie
le apuntan con sus espadas,
esto no significa una amena-
za, como sería el primer
pensamiento del neófito, sino
la ayuda que todos los Maso-
nes le prestarán, cuando más
lo necesite en su vida. El Ve-
nerable Maestro dice al
profano. "Esas espadas que
os apuntan, no significan una
amenaza, sino que todos
nuestros Hermanos correrán
en vuestro socorro en las cir-
cunstancias difíciles en que
pudieras encontrarte, pero
también esas espadas esta-
rán prontas a castigaros si
no cumplís vuestro juramen-
to".
Luego se nos hace prestar
nuestro juramento frente al
altar, y en seguida, bajo la
bóveda de acero, el Venera-
ble Maestro, al tercer golpe
misterioso, nos constituye
Aprendiz Masón, y llamándo-
nos "Hermanos", nos da un
triple abrazo fraternal.
Todos recordamos este mo-
mento tan solemne en nues-
tra iniciación, y nos senti-
mos embargados de una pro-
funda emoción al pensar, que,
de ese momento, en adelante
no estaremos solos para
practicar los bellos ideales
de la Orden, y que todos
nuestros actos estarán rubri-
cados con ese sello de honor
de todos los Francmasones.
El Simbolismo de las Es-
padas encierra un rico y pro-
fundo significado masónico.
Recordemos cómo, antigua-
mente, las espadas eran sím-
bolo de guerra y destruc-
ción, por ser estas una de las
armas más usadas en este
entonces. En la Edad Media
las espadas pasaron a ser
los premios más codiciados
por los Caballeros, que com-
petían en los torneos. Gene-
ralmente a éstas espadas les
colocaban nombres diversos,
que por lo general eran nom-
bres femeninos o de sus seres
más apreciados.
Cuando se armaba un Ca-
ballero, es decir, cuando es-
tos formaban en el grupo de
los hombres de bien y más va-
lientes, el Rey golpeaba con
la espada de plano en la
espalda y en los hombros del
Caballero, significando con
esto, que esa debía ser la
última ofensa que debía re-
cibir sin tomar venganza de
ella.
Para nosotros, el ser ar-
mados Caballeros de la Ma-
sonería, significa que deba-
mos luchar sin escatimar sa-
crificios personales, sin temo-
res, sin egoísmo ni ambicio-
nes, combatiendo el dogma-
tismo, la ignorancia y las ba-
jas pasiones de los hombres.
Debemos luchar contra el
mal, oponiendo el bien; con-
tra la mentira, haciendo ver
la Verdad; contra el fanatis-
mo, siendo tolerantes, y con-
tra la calumnia, poniendo
nuestro sello de caballeros de
honor.
Para nosotros, los Aprendi-
ces, al ser recibidos Herma-
nos Masones, bajo la Bóveda
de Acero, formada por las
espadas de los Vigilantes y
la del Venerable Maestro, ju-
ramos defender los postula-
dos de la Francmasonería,
lalp
13
y este juramento nos está
recordando a cada instante y
dónde quiera que estemos, que
nuestro comportamiento y
nuestra conducta deben ser
intachables, porque sabemos
que nuestros enemigos están
atentos para al menor des-
cuido dejarse caer con la
mentira y la calumnia.
También ese juramento nos
recuerda que debemos comba-
tir los errores mediante la to-
lerancia y la fraternidad. Si
bien es cierto que nuestro ju-
ramento nos obliga a prac-
ticar la tolerancia, ésta
tiene su límite, y no debe-
mos dejar que el dogma imbe-
cilice más a los núcleos de
nuestro pueblo, que el fana-
tismo, compañero de la ig-
norancia, sea nuestra meta
de combate, nuestro premio
la obtención de la Verdad.
Las espadas defenderán a
los trabajadores honrados y,
fieles del perjuro, que ha-,
biendo venido por su libre y
espontánea voluntad a per-
turbar los trabajos, pidió la
Luz y juró respetarla.
Las hojas centelleantes de
las Espadas nos indican las
irradiaciones que recibire-
mos de nuestros Hermanos,
para el perfeccionamiento;
moral y espiritual, para que
nuestra piedra bruta llegue
un día a ser una piedra per-
fectamente cubicada.
El hombre de una moral
elevada tiene un sentimiento
similar, que le inclina a cui-
dar con verdadero celo todo
lo concerniente a su perso-
nalidad y todo lo que aprecia
intensamente. Este sentimi-
ento de honor, esta cualidad
de Masones, es la que lleva-
mos dentro de nuestro cora-
zón, siempre dispuesta a de-
fender nuestro nombre, nues-
tra familia, nuestra Patria y
el de nuestra Orden.
Hago votos para que mis
queridos Hermanos Aprendi-
ces siempre recuerden ese
hermoso juramento, que el
valor no nos falte. La jornada
recién empieza; debemos tra-
bajar con entusiasmo y per-
severar, y, en los momentos
de flaqueza, recordar que no
estamos solos, que nos acom-
pañan hombres fraternales,

14
que son nuestros Hermanos y
que nos ayudarán a salvar
esas barreras infranqueables
en busca de la verdad.
No quiero terminar sin an-
tes rendir un homenaje a
aquellos grandes hombres hé-
El símbolo, así como el
emblema y la alegoría, cons-
tituyó el lenguaje primitivo
en los albores de la sociedad
humana, sirviendo como ex-
presión sencilla de las cosas.
Más tarde las grandes con-
cepciones del hombre: crea-
ción, divinidad, doctrina,
ciencia, arte, etc., encontraron
en el símbolo la expresión
substancial de sus ideas fun-
damentales y los que poseye-
ron los secretos de la verdad,
nos la transmitieron a través
de ellos.
Los símbolos son objeto de
gran veneración y estudio por
los francmasones reflexivos,
puesto que bajo el velo de las
formas y de los colores está
la esencia filosófica de la en-
señanza masónica.
Cada forma y cada objeto
del Taller es imagen lumino-
sa de verdad, es un escrito
que hay que saber leer e in-
terpretar, es la herramienta
que permite penetrar al mun-
do de los valores; con ellos
toman forma en nuestro es-
píritu el bien, la caridad, la
tolerancia, la belleza. Cono-
ciéndolos descubrimos la
historia y el proceso evoluti-
vo que la Masonería ha se-
guido en el mundo y en las
épocas.
Esta simbología masónica es
un lenguaje especial y propio
que, por su carácter universal,
no tiene fronteras geográfi-
cas, raciales, ni políticas.
Dondequiera que existe el
bien y la comprensión, ahí es-
tá el sello masónico velando
por la conservación de tan
preciados tesoros; esta sim-
bologia crece y se enriquece
con el transcurrir del tiempo.
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
roes de América, especial-
mente a nuestro Padre de la
Patria, Hermano Francmasón
Bernardo O'Higgins, que jun-
to con muchos otros Herma-
nos un día empuñaron la
Espada en defensa de
SIMBOLOGIA
Este conjunto armónico de
símbolos tiene primordial im-
portancia en la Orden, ya que
por estar esparcida en toda la
faz de la tierra, con ellos se
ayuda a conservar la uni -
dad de la fe, la pureza de su
doctrina, la ortodoxa de su
ley, la homogeneidad de la
enseñanza, en fin, constituyen
un movimiento perpetuo de
inagotable energía social, con
manifestaciones de poderosa
fuerza y de valiosos efectos.
Los primeros en seleccionar
y purificar los símbolos ma-
sónicos fueron los rosacruces,
quienes tuvieron especial cui-
dado de no permitir las im-
purezas de la mezcla profa-
na.
Cuando las grandes pobla-
ciones de Europa, poseídas de
un excesivo celo religioso,
marcharon hacia el Oriente
con el fin de combatir a los
discípulos de Mahoma, los
cruzados que eran amantes
de las ciencias y que querían
aprovechar la conquista para
ilustrarse, se vieron obligados
a aprender el lenguaje simbó-
lico, única llave del tesoro
científico del Oriente, de tal
modo que cuando regresaron
a Europa, la lengua simbólica
se esparció por todos los paí-
ses y llegó a ser el idioma de
los sabios.
Lenguaje simbólico cada
vez más enriquecido por los
francmasones que llega hasta
nosotros con todo el esplen-
dor y la frescura de la juven-
tud; cabe esperar que con-
serve intacta su belleza virgi-
nal, mientras la francmaso-
nería subsista sobre la tie-
rra.
lalp
ron la Espada en defensa
de nuestros postulados. Que
su memoria sea un ejemplo
más para nosotros, los Apren-
dices.
H. P. C.
Resp. Lo. N.o 35
Como ejemplo breve y sen-
cillo de lo valioso y grande
de este medio de expresión,
concentremos nuestra aten-
ción por unos instantes y
pensemos en lo que significa
nuestro Taller.
Comprobaremos que es un
lugar reservado y secreto, en
el que nuestra Orden labora
sus inquietudes, libre de la
interrupción de profanos. De-
be estar orientado, es decir,
debe estar en la dirección en
que recibimos los rayos lumi-
nosos del Sol, elegido como
símbolo por la universalidad
de su existencia y por la pu-
reza vivificante de su calor.
Ubicación que indica, tam-
bién, el movimiento de rota-
ción que experimenta todos
los días la tierra. Su ancho
está ordenado de Norte a Sur,
guardando relación con el
movimiento de traslación y su
alto, desde el Cénit al Nadir,
que nos enseña el sentido de
precesión. Como se ve, el
Templo está orientado en el
sentido de las tres fuerzas di-
námicas del mundo en que
vivimos.
En el Oriente de él está el
Venerable Maestro, que es
símbolo de la sabiduría; al
Occidente se encuentra ubi-
cado el Primer Vigilante,
quien representa la fuerza, y
al Sur está el Segundo Vigi-
lante, símbolo de la pureza
de los ideales, de la Belleza.
Este brevísimo y sencillo
ejemplo nos está mostrando
cuán variada y rica en signi-
ficado es la Simbología Masó-
nica y cuan matizada y atrac-
tiva es su enseñanza.
J. E. M.—Resp LoN.o 14
 lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE 15

FIESTA DEL APRENDIZ EN EL VALLE

DE SANTIAGO
Organizada por el Segundo Gran Vigilante de la Gran Logia de Chile,
se realizó la Fiesta del Aprendiz el día 28 de Noviembre del año próximo pa-
sado, en la que tomaron parte todas las Respetables Logias del Valle de San-
tiago: 1 — 5 — 7 — 8 — 9 — 10 — 15 — 17 — 21 — 24 — 26 — 27 — 31 —
41  50  51 — 52 — 60 — 65 — 67 — 72 — 74 — 77 — 81 — 84 — 86
— 89 — 90 — 92 — 94 — 96 — 97 — 98 — 100 y 101.
La Tenida se realizó en conformidad al siguiente programa:
1.—Apertura de los trabajos conforme al Ritual.
2.—Recepción de la Comisión de la Gran Logia de Chile.
3.—Himno Nacional, por la Columna de Armonía.
4.—Palabras del Venerable Maestro, Aprendiz de la Respetable Lo-
gia N.o 60.
5.—Número de música, por la Columna de Armonía.
6.—"Iniciación", —trabajo del qh. H.C.S.— Aprendiz de la Respe-
table Logia "Aurora de Italia" N.o 24,
7.—Intermedio musical por la Columna de Armonía.
8.—"Reflexiones de un Aprendiz —trabajo del qh. E.B.E.— Apren-
diz de la Respetable Logia "Luz de Oriente" N.o 74.
9.—Solo de Piano por el qh. R.R., Aprendiz de la Respetable Logia
"Justicia y Libertad" N.o 5.
10.—"El hombre, la Masonería y la Religión" —trabajo del qh.
A.B.Y.— Aprendiz de la Respetable Logia "Cóndor" N.o 9.
11.—''Caro idéale", romanza de Tosti, por el qh. W. G.— Aprendiz de
la Respetable Logia "Sinceridad" N.o 60.
12.—Bien General —Discurso del Orador qh. C.M.-— Aprendiz de la
Respetable Logia "Renacimiento" N.o 8.
13.—Palabras del Segundo Gran Vigilante de la Gran Logia de Chi-
le, Ilustre hermano Eduardo Chiorrini Alveti.
14.—Número Masónico de W. A. Mozart. por la Columna de Armonía.
15.—Cierre de los Trabajos, conforme al Ritual.
16.—Cadena, fraternal por el qh. J.O.Q.M. —Aprendiz de la Respeta-
ble Logia "Verdad" N.o 10.

En el Ágape fraternal se pronunciaron los siguientes discursos:

1.—Brindis por el Serenísimo Gran Maestro, por el qh. G.P.P. —
Aprendiz de la Respetable Logia "Cóndor" N.o 9.
2.—Brindis por los hermanos masones esparcidos por la superficie de
la tierra, por el qh. E. C.— Aprendiz de la Respetable Logia "Norte" N.o 41, y
3.—Brindis por la República de Chile, por el qh. J.S.N, —Aprendiz
de la Respetable Logia "La Montaña" N.o 50.

La Comisión Organizadora de la Fiesta del Aprendiz estuvo presidida

por el Segundo Gran Vigilante de la Gran Logia de Chile, e integrada por los
Segundos Vigilantes de las Respetables Logias 9 — 21 — 51 — y 84.
La Comisión a cargo de la Tenida estuvo formada por los Segundos
Vigilantes de las Respetables Logias 8 — y — 60.
La Comisión seleccionadora de trabajos fue presidida por el Primer
16
lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE

Gran Vigilante de la Gran Logia de Chile, e integrada por los Segundos Vi-
gilantes de las Respetables Logias 21 y 67.
La Columna de la Armonía estaba formada por los queridos hermanos:
Piano — qh. R.R. de la Respetable Logia N.o 5.
Violines — qh. T.D. de la Respetable Logia N.o 1.
qh. A.Ch. de la Respetable Logia N.o 7.
qh. J.A. de la Respetable Logia N.o 7.
Cellos — qh. J.M. de la Respetable Logia N.o 17.
qh. B.C. de la respetable Logia N.o 1.
Contrabajo — qh. R.B. de la Respetable Logia N.o 7, y
Canto — qh. W G. de la Respetable Logia N.o 60.
La Oficialidad de hermanos Aprendices que actuó en la Tenida fue
la siguiente:
Venerable Maestro…qh. R. P. J.— de la Respetable Logia N.o 60.
Primer Vigilante ... qh. A.J.J. — de la Respetable Logia N.o 97.
Segundo Vigilante ... qh. H.M.V. — de la Respetable Logia N.o 81.
Orador . . . qh. C.O.M. — de la Respetable Logia N.o 8.
Secretario .. qh. C.P.B. — de la Respetable Logia N.o 98.
Tesorero ... qh. A.A.C. — de la Respetable Logia N.o 7.
Hospitalario . . . qh. J. del V. Ch. — de la Respetable Logia N.o 65.
Experto ... qh. R.S.C. — de la Respetable Logia N.o 74.
Maestro de Ceremonias ... qh. G.M.C. — de la Respetable Logia
N.o 1.
Maestros de Banquetes... qh. H.A. — de la Respetable Logia N.o 24
qh. V.H.V. — de la Respetable Logia N.o 10; qh. V.S.M. — de la Respe-
lable Logia N.o 21, y qh. M.M.T. — de la Respetable Logia N.o 5.
Guardatemplo... qh. "W. G.— de la Respetable Logia N.o 100.
La portadilla del programa traía los siguientes versos, del qh. R.H.S.M.,
— de la Respetable Logia "Luz de Oriente" N.o 74:
HACIA LA LUZ
¡Medio día en punto! Los brazos se yerguen con Mazos de acero
y el Cincel penetra la Piedra escabrosa con Fuerza serena.
Una vez que nutren su anhelo de Ciencia, se alzan los Obreros:
levantan Columnas, construyen el Templo, pulen la materia,
uniendo los Cubos de caras parejas y de aristas rectas.
Son todos Hermanos de buenas costumbres y nacidos libres que
secretamente buscan el sendero de la Gran Verdad;
rompen las tinieblas del error y el dogma con temple inflexible
y luchan iguales, fraternos y rectos por la Humanidad.
Son todos Hermanos, cuyos pasos firmes regula el Compás.
¡Medio día en punto! El Sol y la Luna guían la Sapiencia,
la Sabiduría que entona la Fuerza e irradia Belleza.
Tres grandes Pilares, tres grandes Columnas de Virtud y Ciencia
Tres y Dos son Cinco. Cinco la iluminan, dan Luz a la senda,
y Siete hacen plena y maciza la Obra: que es Justa y Perfecta.
Van tras los Misterios, ¡Oh Grande Arquitecto!, de tus creaciones,
hurgando el espacio infinito del Cosmo, buscando la LUZ.
Son los albañiles que trazan el tiempo de las dimensiones,
unidas sus manos en férreas Cadenas de Amor y Virtud.
¡Desde medio día hasta media noche vierten su inquietud!

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
DEBERES MASÓNICOS
Desde el punto de vista general o filosó-
fico, puede decirse que el deber es, en su
primera etapa, la sujeción del individuo a
a ciertas exigencias derivadas del medio so-
cial. Luego, el sujeto llega a adquirir lo que
se llama el "sentimiento de su dignidad
personal", lo que significa que la persona
adquiere conciencia de su propio valer, con-
siderado independientemente del grupo so-
cial. El sentimiento del deber es el cum-
plimiento de ciertos principios morales que
se imponen a nuestra conciencia, cuya res-
puesta es la necesidad de obedecer y cum-
plir con estos preceptos o mandatos. El in-
dividuo se ve, así, impelido a prestar ayuda
moral, espiritual o material a sus semejantes
en determinadas circunstancias de la vida,
con el fin de que, a la postre, él también
pueda disfrutar de los mismos derechos o
garantías, hechos que generalmente están
establecidos en los códigos morales de los
pueblos, a través de su historia.
Según Kant, el deber es una disciplina
o exigencia moral mucho más estricta aún y
sostenía lo que él llamó el "imperativo ca-
tegórico", que no era otra cosa sino hacer
el bien incondicionalmente, o sea, "reali-
zar una acción como buena en sí misma y
sin relación a ningún otro fin". El hombre,
afirmaba el famoso filósofo alemán, "tiene
libertad moral para hacer o no, lo que su
conciencia le ordena y que es para él un de-
ber", algo que se debe cumplir aún en per-
juicio de nuestras propias inclinaciones.
Desde el punto de vista intelectual y mo-
ral los filósofos sostienen que el individuo
debe luchar constantemente por el enrique-
cimiento y perfeccionamiento de sus facul-
tades mentales, con el fin de acrecentar la
cultura y el saber, para poder apreciar los
fenómenos que le rodean con independen-
cia de criterio y no aceptar, en forma pasi-
va o dogmática, las opiniones y creencias
de los demás. Así, cada persona se forma
sus propias convicciones y concepciones de
la vida y del mundo inmaterial.
Una vez fortalecido nuestro espíritu y al-
canzada la plenitud y madurez de nuestras
facultades, a través del conocimiento y bús-
queda de la verdad, el hombre debe expan-
dirse hacia los seres que le circundan, ha-
ciendo llegar hasta ellos, las bondades de
su robustecida personalidad. Debe practi-
lalp
17
car la simpatía y combatir el egoísmo; des-
arrollar y cultivar el amor al prójimo rea-
lizando actos de filantropía; predicar la
virtud con el ejemplo y con la palabra, des-
terrando el vicio y la maldad; enseñar la
verdad y combatir el error y las supersti-
ciones; luchar por el imperio de la jus-
ticia, condenando los actos de injusticia in-
dividual o colectiva.
Nuestra Orden, que se ha inspirado en los
principios filosóficos para codificar sus doc-
trinas morales y espirituales, guarda estrecha
relación con estos conceptos, muchos de los
cuales los ha hecho suyos, recordándolos, a
menudo, en sus prácticas y doctrinas. Son
estas virtudes las que han hecho de la Ma-
sonería una institución fuerte y poderosa,
que agrupa a hombres de bien, sanos de
cuerpo y de espíritu, cuyo norte es el pla-
cer de servir a la Humanidad para que ésta
alcance algún día a la perfección. Los esla-
bones de esta cadena universal se hallan só-
lidamente unidos por el deseo común de al-
canzar dichas virtudes, para lo cual es ne-
cesario que los hermanos se ejerciten en la
práctica del cumplimiento de ciertos debe-
res, dentro y fuera del Taller. Los más co-
munes, necesarios y fáciles de realizar se-
rían, más o menos, los siguientes:
Actividad y estudio.— Desde el
momento en que el aspirante a masón logra
desprenderse de la venda que cubría sus
ojos en el momento de la Iniciación, ve
ante sí un mundo nuevo, totalmente
desconocido, variado y complejo, adornado
con objetos simbólicos, que, a primera
vista, nada le dicen con claridad: la
Cadena que circunda nuestros templos; las
columnas entre las cuales ha permanecido
por espacio de algún tiempo; el altar y las
luces que decoran el Taller; la escuadra, el
compás y el hilo a plomo; la piedra bruta y
la piedra tallada, etc., son hechos que lo
abruman y le impiden, por de pronto,
descifrar sus significados. En consecuencia,
es deber de este hermano trabajar y estudiar,
seria y detenidamente, cada cosa o acto que
ha despertado su curiosidad; escuchar
con atención las lecturas de los trabajos de
los demás Hermanos; prestar agudo oído a
los consejos y enseñanzas de los más experi-
mentados; someterse a una profunda me-
ditación y concentración mental, dentro y

18
fuera del taller, hasta darse una explicación
personal de los hechos que no le han sido
fácilmente entregados. Sólo así podrá aspi-
rar a desentrañar las sabias enseñanzas de
nuestra rica simbología masónica.
Asistencia y puntualidad.— La prédica
de las virtudes masónicas debe hacerse ante
todo, con el ejemplo. De ahí la necesidad
de que todos los Hermanos asistan regular-
mente a los trabajos del Taller. La inacti-
vidad de uno o de algunos de ellos puede
llegar al relajamiento del lazo que los une,
siendo causal, en algunos casos, de la des-
integración del grupo fraternal. El masón
debe dedicarse, con celo, abnegación y ca-
riño, a los trabajos en bien del Taller y de
la Orden, aunque sea con sacrificio de pa-
satiempos, compromisos sociales o regalías
hogareñas.
No sólo es necesario frecuentar asidua-
mente nuestros Templos. Sino que es indis-
pensable, también, que los Hermanos lle-
guen puntualmente a los trabajos, para no
perjudicar su buena marcha, dañando la
labor de conjunto, en perjuicio de quienes
están a la hora señalada. El trabajo masóni-
co implica una disciplina de conducta y
obliga al Hermano a adoptar una firme ac-
titud frente a este problema, la que no pue-
de ser otra que dar cumplimiento al man-
dato de nuestra conciencia, en el sentido de
llegar oportunamente a desempeñar nues-
tras funciones de convivencia fraterna, la-
bor que voluntariamente hemos abrazado.
Perseverancia.— La tarea que se ha pro-
puesto la Francmasonería es enorme, gigan-
tesca podría decirse: luchar por el per-
feccionamiento de la Humanidad. Esta obra
no es para realizarla en un breve espacio de
tiempo, traducido en días, meses o sólo al-
gunos años. Sino que, lentamente, progresi-
vamente, se van apreciando las bondades de
esta doctrina y llegará el momento en que
la Masonería habrá de cosechar los sabro-
sos frutos de su sana y pacífica política.
Para ello se necesita constancia, perseve-
rancia. No hay que desanimarse ante los
obstáculos que habremos de encontrar en
el camino. Seremos objeto de burlas, odios
e incomprensiones. Pero, nuestra divisa,
nuestro norte están ahí. Hay que luchar in-
cansablemente por lograr su imperio, que es
el imperio de la verdad, de la justicia de
la bondad y del bien; porque toda obra em-
pezada, por difícil que ella sea, debe llevarse
a feliz término, para el enriquecimiento
del acervo cultural de nuestros pueblos.
Fraternidad y tolerancia.— La fraterni-
dad es el vínculo que une férreamente a los
miembros de la Orden, debido a la prácti-
ca de la comprensión mutua, al compañe-
lalp
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
rismo y a la amistad. Nuestro deber de ma-
sones es alternar espiritualmente con nues-
tros Hermanos para adentrarnos en ellos,
conocer más de cerca sus sentimientos, sus
inquietudes y sus problemas, dándonos a co-
nocer, también, nosotros mismos, con fran-
queza y sinceridad. Hagamos, en el seno
de nuestros talleres, auténtica vida de fami-
lia, para poder llamarnos, en propiedad,
verdaderos Hermanos.
Nuestros talleres agrupan a hombres de
diferentes ideologías políticas, de distintos
credos religiosos y de razas también dis-
tintas, sin que existan entre ellos roces de
ninguna naturaleza que los puedan alejar,
separar o dividir. Esto sólo es posible gra-
cias al cumplimiento de la tolerancia, de-
ber que todo masón lleva grabado en la
conciencia y que, de tanto practicarlo, ya se
ha hecho liviano y rutinario. La tolerancia
lleva, al seno de nuestros talleres, la paz,
la amistad, la confianza y el buen entendi-
miento colectivos. La fraternidad no sería
posible sin el ejercicio de la tolerancia. Esta
tiene la noble virtud de disminuir y aun de
hacer desaparecer las naturales asperezas
que pudieran derivarse de las diferentes
maneras con que cada cual afronta o enfoca
los más variados y complejos problemas del
mundo que nos rodea.
Discreción.— Los actos que se realizan
dentro de los templos masónicos están re-
vestidos de cierto misterio y secreto para
los ojos del mundo profano, lo que para
nosotros no es tal, puesto que la Orden sólo
aspira al ejercicio del bien y de la justicia,
para alcanzar la perfección humana, sin
hacer alarde ni ostentación de ello. Todo
hermano sabe guardar el debido silencio y
discreción en todo cuanto dice relación a
nuestros actos de carácter masónico. La
Masonería hace el bien sin mirar a quien.
El masón cumple con este deber gracias al
ejercicio mental y a la concentración de su
espíritu, que ayudan a madurar las ideas y
le liberan de emitir juicios y opiniones In-
discretos, sin sospechar las consecuencias.
Si alguna vez el hermano se siente atacado
por un profano, en asuntos de carácter ma-
sónico, y no encuentra argumentos sólidos
y oportunos para rebatirle, más vale que
guarde discreto silencio, que es el mejor
medio de evitarse complicaciones, sin com-
prometer los principios y dictados de la
Orden. Gracias a la discreción, la Masonería
Universal se ha mantenido firme e inaltera
ble en sus actividades en bien de los demás.
sin despertar resquemores ni odiosidades que
le perturben su sana labor.
Expuestos así, someramente, los más im-
portantes y básicos deberes masónicos, los
 lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE 19

Hermanos podrán darse cuenta de que no
es tarea demasiado difícil cumplir con ellos
en toda su amplitud. Siendo leales y sinceros
con nosotros mismos y con nuestros Her-
manos, podremos, al fin, devastar la piedra
bruta que hay en nosotros; limpiar nues-
tros sentimientos de la ambición y del egoís-
mo; dominar nuestras pasiones y nuestros
instintos primarios; transformar nuestra in-
dividualidad en personas útiles a la socie-
dad. Sólo así será posible contribuir eficaz-
mente a levantar el gran Templo de la Fra-
ternidad Universal, que se ha propuesto edi-
ficar la Orden. Cumpliendo con estos po-
quísimos deberes, aprenderemos a amar a los
demás elementos de la comunidad, como
parte integrante de nosotros mismos; lle-
vando hacia ellos la luz que ilumina nues-
tros espíritu, haremos que el mundo profano
despierte a la verdadera vida; siendo por-
tadores del espíritu de paz y tranquilidad
que reina en nuestros templos, haremos que
la Humanidad sea cada vez más justa y
equitativa, sin perder la esperanza que ha
de llegar el día en que los hombres del
mundo formen parte de una sola herman-
dad, al estilo masónico, en la que imperen la
fraternidad y la tolerancia, como normas
rectoras de su verdadero destino, haciendo
la verdadera felicidad de todos sus miem-
bros.
L. C. V.
Triángulo N.o 53

PRINCIPIOS
Se ha hecho proverbial en Chile, la frase de que es imposible encontrar
literatura masónica. Esta frase, desgraciadamente, en muchos casos, se em-
plea para justificar cierta falta de iniciativa en miembros de nuestros cua-
dros, frente a obligaciones perentorias de los trabajos en nuestras Logias.
Hoy como nunca, se hace necesario que los hombres mejoremos la cali-
dad de nuestros pensamientos y extendamos el horizonte de nuestras ideas
y sentimientos, en forma que desborden el estrecho círculo de nuestra per-
sonalidad, de nuestro Yo, para hacer que este pensamiento y este sentimiento,
abarquen, siquiera, toda la colectividad chilena.
La Masonería se propone modificar el corazón de los hombres, a fin
de hacerlos cada día más hermanos, más tolerantes, más libres y más justos.
Cada libro de estudio que desarrollan pensamientos en torno de estos
elevados pensamientos, es una valiosa contribución a la extensión de estos
principios iniciáticos, que no persiguen otra cosa que la bondad del corazón
humano.
¡Leamos y estudiemos para enseñar con el ejemplo!

Debemos reconocer que por sobre todo es la Masonería una escuela

de moral.
Los elementos fundamentales de ética, pureza y elevación espiritual, son
la base de sus enseñanzas.
En cada ocasión se esfuerza por llevarnos a una vida honrada y lim-
pia. Si para nuestro ingreso exigió que fuésemos profanos virtuosos, con
mayor razón, una vez iniciados nos ordena mantener nuestro idealismo y
pureza.
El hombre bueno es el pilar sobre el que la Francmasonería espera cons-
truir su Templo inmaterial a la verdad.
La honradez ordinaria no basta para ser Masón, debemos cultivar en el
interior de nuestra conciencia las flores más preciosas de bondad, honor,
pureza, lealtad y fraternidad.

20
Tolerancia, Solidaridad y Fraternidad
Lejos de un mundo profa-
no, convulsionado por el odio,
la envidia y el rencor, desde
el momento de la Iniciación,
llegan a nuestros oídos, para
encontrar acogida en nues-
tros corazones, estas tres be-
llas y significativas palabras,
que constituyen la base del
edificio moral de la Franc-
masonería: TOLERANCIA, SO-
LIDARIDAD, FRATERNIDAD.
La trilogía de estos prin-
cipios es la plataforma en
que descansa nuestra vida
masónica, que con una orien-
tación precisa y definida nos
capacitará para llevar estos
principios a la práctica en el
mundo profano, los cuales sa-
biamente aplicados darán los
positivos frutos por nosotros
deseados.
Pues, nada sacaríamos con
practicarlos tras las puertas
cerradas del Taller, ni empu-
ñar con firmeza el mazo y el
cincel, ni pulir la piedra bruta,
alcanzando el perfecciona-
miento intelectual a que ho-
nestamente aspiramos, si no
llevamos estos principios has-
ta el seno de la sociedad, pro-
clamando la justicia, la liver-
tad de pensamiento y destru-
yendo la ignorancia, la ambi-
ción desmedida y el dogma-
tismo.
Debemos llevar estos lazos
fraternales y solidarios para
contribuir a la formación de
una sociedad justa, en que se
tienda la mano al caído, se
enseñe al ignorante, en que
el dolor sea mitigado y los se-
res se estimen entre sí, unidos
estrechamente por el amor y
la caridad, virtudes que ser-
virán para formar una cade-
na indestructible de buena vo-
luntad con los corazones de
todos los hombres, de bien,
amantes de la verdad y la
justicia.
El primero de estos princi-
pios sustentados por nuestra
Orden, es la TOLERANCIA,
virtud que limpia el alma de
fanatismo y de odios, que nos
enseña a respetar la opinión
sincera de los demás, aunque
no estemos de acuerdo con
ella, y a ser indulgentes con
los errores ajenos.
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
La tolerancia es el baluarte
de la libertad social e indivi-
dual, es la base fundamental
del progreso a que puede as-
pirar un pueblo en el camino
de la cultura.
La libertad de prensa, de
reunión, de conciencia y la
misma Democracia, están sus-
tentadas por la Tolerancia.
Ella nos enseña a defender
con celo los derechos del an-
tagonista. Así, Voltaire de-
cía: "Desapruebo lo que decís,
pero defendería con mi vida
vuestro derecho a decirlo".
La práctica de la Toleran-
cia induce al progreso cultu-
ral y espiritual, induce al per-
feccionamiento que es luz ma-
sónica que se cultiva en nues-
tros templos.
Esta virtud tan apreciada
por nosotros los masones, está
férreamente unida a otra be-
lla cualidad: la SOLIDARI-
DAD, congregándose ambas
mutuamente, ya que el hom-
bre tolerante, que sustenta la
verdad y la justicia, se siente
herido por toda injusticia,
por toda iniquidad, aun cuan-
do él no sea directamente
perjudicado, no se desinteresa
del bienestar, de la felicidad
y honorabilidad de sus her-
manos, sufriendo en carne
propia la desgracia ocurrida
a uno de ellos, y en todo mo-
mento está presto a poner
sus energías para remediar
los sufrimientos ajenos, pos-
poniendo muchas veces sus
propias aflicciones e intere-
ses.
De nada sirve el individuo
que se aísla y vive para sí,
constituye un elemento nega-
tivo para la sociedad y para
sí mismo, pues cierra los ojos
y sus ideas quedan estanca-
das, igual que el agua, no de-
jando que ellas colaboren a
encontrar el camino de la luz
al que vaga entre tinieblas.
La Solidaridad debe ser una
de las virtudes que mejor
identifiquen al masón, ya que
ella será la sustancia que da-
rá forma a la muralla que
servirá de defensa a nuestra
Orden de los ataques dirigi-
dos por la envidia y la igno-
rancia de aquéllos que ven
en ella un obstáculo para la
lalp
consecusión de sus nefastos
propósitos de dominar la hu-
manidad usando como armas
la calumnia, la mentira y el
fanatismo obcecado.
Otra condición especial que
también se entrelaza con los
principios expuestos es la
FRATERNIDAD.
Desde el momento que el
hombre vio la luz del sol, al
enfrentar la naturaleza, sin-
tió un temor inmenso a todo
lo que le rodeaba. Se sintió
sólo y su instinto, su concien-
cia y el medio lo indujeron a
buscar la compañía de sus se-
mejantes.
Llevado por este deseo, con-
vivió con ellos de tal manera
que sus lazos se estrecharon
formando parte de su vida.
La Fraternidad practicada
y defendida valerosamente
por los primitivos picapedre-
ros y arquitectos, que hizo
posible la construcción de las
murallas que protegieron las
ciudades de los asaltos de los
invasores, al correr de los si-
glos, la tenemos evolucionada
y practicada en su más ele-
vada condición espiritual, la
FRATERNIDAD MASÓNICA.
Ella busca la luz, es sincera
para ser verdadera, es ver-
dadera para ser justiciera;
busca la justicia porque la
justicia es la hermana de la
verdad y la verdad es la luz.
La Fraternidad es tal vez el
postulado de mayor trascen-
dencia filosófica, porque ella
no sólo tiene el valor biológi-
co que pueda producir la co-
munidad de la sangre, sino
que es más que eso, es la co-
munidad de espíritu de los
hombres, cualquiera que sea
su raza, color o religión.
La Fraternidad es el más
firme puntal de la Francma-
sonería, porque la comunidad
espiritual que produce nos
une a todos los masones a
través del tiempo y la distan-
cia, siendo esta la causa de
los triunfos y fortaleza de la
Orden.
Así como en la música las
notas se armonizan y entre-
lazan para agradar la sensi-
bilidad de los oídos y del alma
humana, la fraternidad es el
medio que va estrechando
 lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE 21

más nuestros sentimientos y en conseguir su perfecciona- Es necesario que siempre

afectos que nos armonizan y
ayudan en la tarea que he-
mos emprendido.
La F raternidad no sólo
simboliza el amor a nuestros
hermanos, sino que trae con-
sigo un ideal de la Orden: la
cooperación. Es así como el
Maestro y el Compañero
prestan su ayuda al Aprendiz
en su búsqueda de la luz y
miento moral y espiritual.
Mientras más sólidos sean
los lazos de amistad, de ayu-
da recíproca, de respeto de
unos hacia otros, en mejor
forma nuestra institución po-
drá resistir los ataques de
aquéllos que, impulsados por
la incomprensión y el egoís-
mo, buscan el derrumbe del
Templo simbólico de Hiram.
tengamos presente estos prin-
cipios, para que lleguemos a
ser masones de verdad, lle-
vando siempre nuestros ac-
tos el sello de la pureza de
sentimientos tan nobles co-
mo la FRATERNIDAD, la TO-
LERANCIA y la SOLIDARI-
DAD.
J. R. R.— Resp. Lo. N.o 59

VERDAD, CIENCIA E IDEAL

Nuestra Institución, la Francmasonería, cuyos principales trabajos
abarcan todos los aspectos de la vida, de la filosofía, la ética, la moral, la
historia, artes, ciencias, etc., es la Sociedad que une hombres que traba-
jan incansablemente en la búsqueda de la VERDAD.
"VERDAD que está en todas partes, pero oculta. Ella pide ser extraí-
da de todo lo que parece falso o supersticioso".
Distínguese la Masonería, de las demás Asociaciones Religiosas en
que ella no pretende estar en posesión de la VERDAD. De aquí, que cada
hombre, iniciado Masón, y que por consiguiente estudie sus prácticas y
doctrinas está obligado a "construir por sí mismo el edificio de sus pro-
pias convicciones".
El Masón debe ser amante de la VERDAD, ya que con ella combate:
la ignorancia, la mentira y el fanatismo, verdaderos flagelos estos que lle-
van al error, al odio y a la injusticia.
Como hombres libres que creemos ser, abramos nuestras facultades
intelectos a todas las cosas, a todas las teorías, a todos aquellos grupos
ideológicos y filosóficos y después de estudiarlos y ahondarlos opinemos y
pronunciémonos sobre su contenido.
El hombre virtuoso, amante de la VERDAD y del SABER ama a los
demás seres virtuosos y en especial a aquéllos que, con su perseverancia,
con su trabajo y con su estudio logran el mejor y feliz bienestar de sus
semejantes.
Alguien ha dicho: "La VERDAD, como virtud humana, no necesita
para ser aceptada convertirse en la adoración de un mito. Queda para
el dogmático la presunción de poseer verdades imperceptibles; para el es-
céptico, el renunciamiento a toda verdad posible; para el místico, la con-
fianza en verdades inmutables. Más respetable que cualquiera opinión
metafísica es el valor de la CIENCIA, que encuentra la VERDAD por me-
dio de la investigación y de la experimentación".
Simbólicamente hablando: el APRENDIZ MASÓN, tiene que apren-
der, para así poder llegar a realizar un trabajo útil, eficiente y construc-
tivo. "El aprendizaje, con el desbastamiento de la Piedra Bruta, se com-
para con la juventud, vida exuberante que construye al individuo", ar-
mándolo poco a poco de todos los órganos que le serán necesarios en los
próximos trabajos.
Nuestros Trabajos, nuestros Estudios, basados en IDEALES, altamen-
te Morales y precursores de un mejor porvenir, de un futuro perfecto, li-
bre de odios, de injusticias, de errores, tienden a fines eminentemente prác-
ticos y constructivos.
IDEAL, aplicado y realizado en la vida práctica, es la característica
fundamental de nuestra Fraternidad, la Francmasonería.
G. A. V.— Resp. Lo. N° 57.
 lalp

22 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

JERARQUÍA MASÓNICA Y DISCIPLINA

La Masonería funciona por la cooperación activa de todos sus elemen-
tos colectivos e individuales, persiguiendo el anhelo de realizar algo noble y
desinteresado.
El buen funcionamiento de la Institución está determinado por el senti-
miento del deber, es decir, por un cúmulo de ideas nobles y elevadas que des-
piertan en lo profundo de la conciencia el deseo apasionado de realizarlo.
Para que las diferentes entidades que forman la Masonería puedan pasar
del deber ideal a la acción se ha establecido el sistema de JERARQUÍA, cuyo
funcionamiento descansa en el principio de subordinación.
La libertad es el primer factor de la dignidad humana y no hay sino una
sumisión honorable: es el sometimiento voluntario al deber.
Las nociones del deber no se imponen autoritariamente como las consig-
nas. Nada se consigue con que el masón las aprenda y repita de memoria. Su
finalidad no se alcanza sino cuando se ha sabido despertar el espíritu de sa-
crificio y la voluntad personal de cumplir el deber.
Este resultado se obtiene desarrollando la comunión moral con los her-
manos, hablándoles a aquellos que se muestran un tanto débiles, con convic-
ción, con calor, para alentarles a la obra común.
Para realizar el deber ideal se requiere de la disciplina, que no es otra
cosa que una forma voluntaria de subordinación.
El concepto ideal del deber es por si solo bastante atrayente para deter-
minar nuestras resoluciones; pero se necesitan disposiciones especiales para
pasar de la idea abstracta a aplicaciones positivas.
De aquí es que el Serenísimo Gran Maestro nos recomienda, especial-
mente, el cumplimiento estricto de la Constitución Masónica que acaba de pro-
mulgarse.
Es preciso que la idea pura se presente bajo formas prácticas fácil-
mente accesibles a todos.
El sentimiento del deber común no sería sino una fuerza en estado la-
tente vaga y difusa si no se acomodara a algunas condiciones.
La disciplina no importa otra cosa que el deber ideal llevado a la prác-
tica, introducido bajo la forma jerárquica.
La Jerarquía es la organización formal de la Masonería y la subordi-
nación voluntaria a los que mandan, es el principio que asegura el éxito
en el trabajo común.
Estas dos ideas, jerarquía y subordinación, son solidarias, no hay que
separarlas. La conclusión es que la "La Masonería tiene por principio orgá-
nico LA SUBORDINACIÓN JERÁRQUICA".
La subordinación emana de la autoridad del superior jerárquico desig-
nado por la votación libre de todos los que tienen derecho a elegirlo y a
quien una vez nombrado debemos respeto a sus decisiones.
La autoridad del uno se hace efectiva por la disciplina de los otros. No
hay que olvidar que la Masonería es propiamente un ser orgánico colectivo
dotado de personalidad y no una suma de individuos.
Su organización, ya lo hemos dicho, es de estructura jerárquica. La
autoridad está repartida y la función subdividida en ramificaciones desde el
centro a la circunferencia.
En cada ramificación cada uno de los elementos del organismo jerárqui-
co funciona con relativa independencia procurando realizar los fines que
persigue la Institución.
Si las Logias que son ramificaciones del poder Central no tiene sino un
valor deficiente, la función realizadora no marcha y está requiriendo la in-
tervención continua del elemento superior.
 lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE 23

La Masonería marcha bien cuando las Logias con sus elementos son bue-
nos cooperadores de la autoridad superior, mediante una activa labor y una
inteligente iniciativa.
Nuestra jerarquía tiene un carácter propio: la obligación de mandar
que corresponde a los que transitoriamente desempeñan las funciones de au-
toridad y la obligación de obedecer que tenemos los demás adeptos.
El mando y la obediencia son en verdad manifestaciones recíprocas de
los compromisos que voluntariamente hemos contraído.
Mandar es obrar bajo la inspiración directa de los principios; obedecer
es obrar bajo la inspiración de los mismos principios interpretados por la voz
del Jefe.
La diferencia es apenas sensible si se considera cada uno de estos dos
actos en sí.
La Masonería, a pesar de todo lo dicho, no debe funcionar como una
máquina, sino como un organismo vivo. Su buen funcionamiento, no podría ser
el resultado de una especie de engranaje accionado por un motor único.
Una máquina que por medio de engranaje transmite su movimiento a ro-
dajes más y más numerosos, y más y más pequeños, no produce, en definitiva,
en cualquier lugar de su mecanismo, otra cosa que movimiento ciego, resul-
tante de la transformación del movimiento inicial.
En una organización viva, el organismo central puede muy bien tras-
mitir a las extremidades impulsiones determinantes, órdenes; pero no tras-
mitir fuerzas.
Todas las fuerzas espirituales de la Masonería deben estar siempre en
acción en todos los puntos en que les corresponda actuar.
La vida, la disciplina intelectual, el entusiasmo, no pueden venir del Or-
ganismo Central y se perdería tiempo en esperarlo.
Lo único que puede venir del Centro, son directivas, órdenes, o mejor
dicho insinuaciones capaces de poner en juego a las fuerzas de la Masonería:
pero que no hacen sino alentarlas para que actúen en diferentes puntos del
organismo.
Una institución no es viva cuando la acción se produce únicamente co-
mo consecuencia de las órdenes provenientes del Centro. Puede entonces fun-
cionar como una máquina con ciega regularidad, pero no es apta para sus
fines, sino está animada de iniciativa, actividad intelectual y moral, orgu-
llo individual y colectivo y sobre todo conciencia del deber.
Así se puede formar una fuerza moral de acción que esté presente en
todas partes y dentro de nosotros mismos.
Esta fuerza moral de acción debe estar impulsada por una fuerza vital,
hecha de inteligencia, de iniciativa y sobre todo de abnegación, fuerza que
debe existir en todas partes, en la carne y en la sangre.
Los miembros de la Institución son algo así como átomos morales e in-
telectuales de un gran Cuerpo Orgánico y tienen la obligación de colaborar
con absoluta abnegación dentro del deber común, colaboración que no admi-
te ninguna clase de contemporizaciones con nuestros intereses y satisfac-
ciones temporales.
Cuando cada uno de los miembros cooperan como corresponde, hay ver-
dadero espíritu masónico y existe verdadera vitalidad y capacidad para 1a
acción.

Seis cosas aborrece Jehová:

Los ojos altivos; la lengua mentirosa; las manos de-
rramadoras de sangre inocente; el corazón que maquina
pensamientos inicuos; los pies presurosos para correr al
mal, y el testigo falso que habla mentiras y el que en-
ciende rencillas entre los hermanos.

24
ACCIÓN SOCIAL DEL MASÓN
Objetivos y misión
El hombre, para el goce de los bienes de
la vida, ha venido soñando desde hace si-
glos con la formación de una sociedad per-
fecta, sin que hasta nuestros días le haya
sido posible obtenerla, porque los ideales
de perfección individual no han logrado
aún refrenar las pasiones, porque la ig-
norancia, el fanatismo, la injusticia de las
tiranías, las guerras religiosas, han sido
siempre sus más enconados enemigos y le
impidieron la conquista de una sociedad
armónicamente cimentada en los bellos
principios de la Fraternidad Universal.
La historia de la Humanidad nos enseña
que ella no es más que la historia de la lu-
cha permanente e incesante del hombre
por la conquista del hombre y sus bienes, y
sus resultados los que han dado carácter
distintivo a las épocas históricas, a los di-
ferentes tipos de gobierno y a las muy va-
riadas modalidades de la vida de los pueblos.
La Masonería tiene vastos objetivos y
parte de ellos nos fueron señalados, resu-
mida y brevemente, en la ceremonia de Ini-
ciación. Es una labor de perfeccionamiento
individual progresivo, con el afán de lograr
encauzar nuestras vidas hacia un ideal de
perfección, que haga más justos, dignos y
felices a sus electos que deben cumplir la
misión de saber llevar e irradiar estas
virtuosas semillas, para hacerlas germinar
en el mundo profano y procurar hacer más
grata y perfecta la convivencia de la so-
ciedad humana.
El medio social en que actuamos
Si nos detenemos un instante a meditar
en el estado actual porque atraviesa nues-
tro conglomerado social, podemos llegar a
la conclusión que atraviesa por un estado
especial de profunda crisis en los valores
espirituales, como muy bien lo sostuviera
no ha mucho, en este mismo templo, nues-
tro Serenísimo Gran Maestro; han sentado
su precedente los inactivos, fracasados y
amargados, la injusticia ante la justicia, la
deshonestidad triunfa airosamente ante la
honradez, la calumnia ante la verdad.
lalp
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
La posesión de la riqueza es todo y lo
justifica todo. Un hombre rico haga lo que
haga, repudie a su mujer porque es vieja,
abandone a su madre sin socorros, robe al
que le ha confiado su dinero, siempre con-
serva la consideración social de sus amigos.
Las prisiones guardan solamente a aque-
llos criminales poco inteligentes o mal equi-
librados. Los otros, mucho más numerosos,
viven en libertad. Se mezclan de manera
íntima al resto de la población que no se
ofusca por ello; los políticos adulan la sen-
timentalidad y la inteligencia de las
masas.
Es casi imposible al hombre moderno de-
fenderse contra esta atmósfera psicológi-
ca. Cada cual sufre fatalmente la influen-
cia de las gentes con las cuales vive. Cier-
tos hombres se refugian en sí mismo y así
encuentran la soledad en medio de la mu-
chedumbre. "Tú puedes a la hora que quie-
ras, dijo Marco Aurelio, recogerte a ti
mismo. Ningún retiro es más tranquilo, ni
perturbado por hombre alguno que al fin se
encuentre en la propia alma". Contra este
mundo humano tenemos que luchar para sa-
carlo de la posternación moral e intelectual,
porque atraviesa, descubrir los procedi-
mientos o medios para realizar nuestra mi-
sión, para humanizarlo y hacer más feliz la
vida de los individuos.
Finalidad de la Masonería ante la Sociedad
"La Masonería es una Institución de fra-
ternidad universal, esencialmente filantró-
pica y progresista, que proclama la existen-
cia de un principio, bajo el nombre de
GADU y tiene por principios
fundamentales, la tolerancia mutua, el res-
peto de sí mismo y de los demás, la liber-
tad absoluta de conciencia y de pensamien-
to, la justicia y la igualdad de los deberes
y derechos del hombre".
Desde el punto de vista filosófico persi-
gue la búsqueda de la verdad y la práctica
de todas las virtudes, especialmente la
tolerancia, la fraternidad y la justicia, tri-
logía que nos permite sentirnos hermanos,
respetar todas las creencias políticas o re-
ligiosas y oportunidad para expresar libre-
mente nuestro pensamiento.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
El masón ante la sociedad
Este "microcosmo", este pequeño univer-
so que el hombre se proyecta en el orden
social en busca del progreso espiritual y
moral de la persona humana, luchando por
realizar plena e integralmente las aspira-
ciones de hacer primar nuestra condición
humana sobre las obscuras fuerzas de la
materia y sobre los imperativos del instin-
to— propios de nuestra naturaleza en par-
te animal— los ideales espirituales que
nos elevan por sobre los demás animales.
Nuestro deber es, por lo tanto, trabajar
tenazmente, pues siempre hay injusticias
que reparar, ambiciones que destruir con
verdadero amor fraternal, ignorancia que
eliminar por la ciencia y el saber, fanatismo
que combatir mediante la razón y la con-
ciencia ilustrada.
En todas las actividades sociales, como
instituciones científicas y literarias, de ca-
rácter filantrópico otras, en la educación
pública y privada, en los partidos políticos
en que cada uno de nosotros militamos, en la
prensa local y nacional, hay siempre un
lugar para cada masón, oportunidades que
tenemos para ser generosos con el desva-
lido, para exponer nuestros juicios con al-
titud de miras, para vaciar nuestros cono-
cimientos a la luz de la verdad y de la jus-
ticia.
"Nuestra Orden elige hombres, los edu-
ca y disciplina, esto se corrige en ellos,
cuanto es posible, los defectos de herencia;
les enseña a elegir los elementos útiles del
ambiente en que se desenvuelven y les in-
dica el rumbo de las evoluciones que han
de llevarlo a su destinó".
Acción individual del masón
La Masonería no actúa directamente co-
mo cuerpo ante la sociedad, sino que per-
sigue sus ideales por medio de la acción per-
sonal de sus, miembros. Para ésto, es necesa-
rio que el masón se conozca a sí mismo a
fin de poder construir los cimientos del
templo de su propia personalidad con una
base sólida que le permita brindar a sus
semejantes ejemplos dignos de imitar.
Tratará de construir su propio camino
hacia la verdad, no dejándose impresionar
por falsas creencias ni erradas opiniones.
Deberá tener presente que sólo la investi-
gación de la verdad y encuadramiento de
sus actos y acciones a una rígida disciplina,
lo podrán conducir a esa meta de todos
anhelada. Deberá revestirse del valor ne-
cesario para esgrimir la espada, no como
arma temeraria contra sus semejantes si-
lalp
25
no para iniciar una batalla perpetua en con-
tra de sus propios defectos.
Acción del masón en el hogar
La familia es el pilar básico en toda so-
ciedad, por lo tanto, ahí debe comenzar el
masón su obra, incluyendo en los suyos los
principios de la orden. Debemos sembrar
la semilla y seguir cultivándola hasta que
florezcan las virtudes. Que la esposa, los
hijos, los padres y hermanos vean en la só-
lida estructura moral del masón la luz que
los oriente. Su actuación en el hogar debe
estar siempre regida por el sello del ho-
nor y de la virtud, para que los suyos se
sientan cobijados y protegidos por un ser
de sólida moral, para afrontar con sereni-
dad, fe y esperanzas los tropiezos que nos
ofrece la vida.
Acción profana del masón
En todo momento que sea propicio debe-
mos demostrar la solidaridad ante los que
se hallan momentáneamente necesitados o
faltos de recursos. La niñez desvalida es un
medio propicio donde podemos vaciar nues-
tros nobles sentimiento, no sólo aumentando
sus conocimientos, sino que encaminándolos
por la senda de la rectitud y de las preciadas
prendas morales. Que la ancianidad, en la
postrimería de sus días, cuando el peso de
sus años curve sus espaldas y sus fuerzas
estén ya agotadas por la dura lucha de la
existencia, encuentre en cada masón la
energía vivificante de la comprensión y el
estímulo, sabiendo comprender sus tristezas
y dolores.
El masón como gobernante
El ser elegido "El mejor entre sus igua-
les", significa para el francmasón sincero
la más alta responsabilidad ciudadana. Su
personalidad, por poderosa que sea, que-
da desde el momento mismo en que asume
el poder identificada con lo que legalmen-
te llamamos la Nación y que efectivamente
sentimos como la Patria. Deberá enton -
ces pensar, sentir y actuar como si todos y
cada uno de los miembros de la sociedad
que dirige le indicarán cuál es la mejor
manera de alcanzar la felicidad que anhela
para ellos.
El masón como dirigente político
Cualquiera que sea el partido en que
actúe, tras la búsqueda de un ideal, no po-
drá aceptar dogmas políticos ni pensa-
 lalp

26 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

mientos infalibles del o de los fundadores
de los partidos en los cuales puede llegar
a militar. Su criterio y el libre examen a
lo que lo ha conducido la Orden le impiden
actuar en colectividades donde cualquier
problema en discusión es sancionado con
soluciones dadas por el jefe del partido, por
su teorizante o por cualquiera que preten -
da erigirse en oráculo de sus correligio-
narios.
Como dirigente que tiene en sus manos
la responsabilidad de hacer implantar los
principios y doctrinas de su partido den-
tro de la sociedad en que desarrolla su ac-
tividad, el hermano luchará porque ellos
sean comprendidos y practicados, en primer
lugar por sus propios correligionarios, para
luego extenderlos al núcleo social que
desea elevar a un mejor nivel de vida.
Para finalizar este trabajo, nada más
apropiado que recordar las sabias palabras
del hermano Navarrete y López.
"Seamos en nuestra vida pública, como
hombres públicos, hombres de combate si
ésto nos conviene, pero en nuestra vida ma-
sónica, seamos solamente masones, es de-
cir, seres colocados por encima de las pa-
siones humanas, con la visión de espacios
infinitos, con el amor hacia todo aquello que
en un principio de vida anima. No nos dedi-
quemos a edificar el monumento del edificio
social comenzando por la coronación; preparé-
mosle sólidamente los cimientos. Sembremos
el amor para cosechar la unión y la con-
cordia. La Masonería debe formar los após-
toles de la verdadera luz y de la verdadera
fraternidad".
R. G. V.
Resp. Lo. N.o 11

LA FE DEL MASÓN
¿Por qué hemos ingresado
a la Masonería? Porque tene-
mos esperanzas, tenemos fe
en que esta noble institución
hará de nosotros hombres
mejores, capaces de luchar
por un mundo mejor. Porque
tenemos fe en que algún día
existirá una humanidad, sana,
pura, libre de guerras y libre
de prejuicios. Y queremos
contribuir, aunque sea con
una minúscula partícula, a
acercar ese día luminoso. La
Masonería ha luchado desde
sus comienzos, por cientos de
años, infatigablemente, en
contra del fanatismo, la su-
perstición, la ignorancia y
los prejuicios; ha ganado in-
contables batallas y no ceja-
rá en su lucha hasta ver cum-
plido su ideal. Podrán fraca-
sar sus hombres en algunas
ocasiones, pero su espíritu se
mantendrá incólume. Y para tenerla, hay que cerrar
nuestra fe en ella es inque-
brantable, porque ella repre-
senta la Verdad, la Justicia y
la Belleza.
Hay Innumerables defini-
ciones del concepto de fe;
desde el punto de vista re-
ligioso, como la primera de
las tres virtudes teologales,
es: una luz y conocimiento
sobrenaturales que sin ver,
nos hace creer lo que Dios dice
y la iglesia nos propone. Para
nosotros, masones, ésta es,
prácticamente, la fe del carbo-
nero, creer sin pensar, sin
analizar.
Pero hay otra definición mu-
cho más apropiada, que po-
dríamos llamar laica, que di-
ce: buen concepto, confianza
que se tiene en una persona
o cosa. En este sentido la
ha captado este trabajo.
La fe mueve las montañas,
es un refrán muy cierto.
Siempre se ha aplicado a la
fe religiosa y es indudable
que ésta ha obtenido resulta-
dos inverosímiles, imposibles
de conseguir por otros medios,
pero esta fe no es envidiable;
los ojos, taparse los oídos y
no meditar. Cada avance de
la ciencia, cada descubri-
miento científico produce
conmoción en los que
tienen esa fe y obliga a la
Iglesia a nuevas inter pre-
taciones para evitar deser-
ciones. Si leemos "Desco-
rriendo el velo", libelo de
Monseñor Caro, observare-
mos cómo fustiga a la Ma-
sonería por considerarla cul-
pable de la Revolución Fran-
cesa; leyendo periódicos, es
frecuente encontrar artículos
que niegan y denigran la
Teoría de la Evolución, casi
siempre firmados por sacer-
dotes y, en estos últimos
tiempos, han aparecido nú-
merosos trabajos condenando
a Einstein, el sabio insigne,
porque se permitió decir que
el orden maravilloso del Uni-
verso proviene de un movi-
miento impersonal o material,
dirigido por leyes naturales,
como un Dios impersonal in-
diferente al hombre.
Y si esa fe que mueve mon-
tañas, pero que ha negado
el movimiento de la Tierra,
ha obtenido éxitos increíbles,
como nosotros, cuya fe se
basa en la Verdal o, cuan-
do menos, en su búsqueda.
Esa es la Fe del Masón.
F. A. P.
Resp. Lo. N.o 46

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
ALGUNAS VIRTUDES MASÓNICAS
Algunas de las virtudes que
debemos poseer para ser bue-
nos masones, y muy especial-
mente llevarlas siempre pre-
sentes y practicarlas en to-
dos y cada uno de nuestros
actos.
VERDAD.— Si nos remon-
tamos a la Mitología, vere-
mos que a esa virtud la hace
hija de JÚPITER O SATUR-
NO, según los latinos y como
madre de la Justicia y la Vir-
tud. La representa bajo dos
aspectos: desnuda, saliendo
de un pozo y con un espejo
en la mano, y, también ves-
tida de blanco. Además, ha
sido simbolizada y lo es to-
davía, por un espejo.
Dice el Ritual, "que la Ver-
dad es la expresión de la
misma divinidad y sin ella
no pueden existir virtudes
públicas ni privadas".
Confucio decía: "la Verdad
no se aparta de la Naturale-
za Humana. Si lo que se
considera Verdad se aparta
de la Naturaleza Humana,
no debe considerarse que es
la Verdad".
En nuestro afán de investi-
gar, vamos muy lejos. Senti-
mos inquietud y ansiedad
por darnos cuenta del mun-
do que nos rodea —y en esto
nos diferenciamos de los ani-
males inferiores que sólo tie-
nen una actitud contemplati-
va frente al mundo y a las
cosas. Nuestra imaginación
vuela hacia lo Infinito en
nuestro deseo de conocer el
medio ambiente que nos ro-
dea y del cual formamos par-
te. A cada instante una nueva
duda nos asalta, y un nuevo
interrogante surge inespera-
damente. Es nuestro afán de
seguir el camino científico,
es nuestro deseo de llevar a
conocer la Verdad; esta vir-
tud masónica por excelencia
que va en procura de crear
una humanidad más Justa,
más perfecta, y más feliz.
TEMPERANCIA.— Es una
virtud de gran valor. Actúa
como reguladora de las acti-
vidades e inclinaciones socia-
les de los hombres. Es la
contingencia o moderación
en las pasiones y apetitos.
Podemos entonces apreciar
cual importante es esta vir-
tud para nosotros, ya que
desarrolla su más importante
papel en el aspecto moral, y
por ello, facilita al que la
practica obtener la condición
de virtuoso más que en nin-
gún otro aspecto. Para ello
se requiere complementarla
con una valentía moral tra-
ducida en condiciones de ca-
rácter y voluntad inquebran-
tables.
ESTUDIO. — Para com-
prender el significado de
cuanta virtud se nos enseña
o aspiramos, se impone, por
consecuencia, la virtud del
estudio. Para ella no hay lí-
mite en nuestra Orden. Por-
que, como se dice a menudo,
se nace y se muere masóni-
camente sin haber pasado el
grado de APRENDIZ, que-
riendo ^lenificar non ello, si
es que bien lo entiendo, sig-
nificar que siempre hay algo
nuevo que aprender.
Nuestro deseo de alcanzar
ideales más altos y sublimes,
nuestro deseo de mejora-
miento moral, intelectual y fí-
sico, sólo serán posibles por
medio del estudio, y nuestro
autoperfeccionamiento nos
llevará cada día a ser mejo-
res y a desear para los de-
más, un mundo también me-
jor.
TRANQUILIDAD.— La expe-
riencia parece decirnos que
en la vida es necesario tener
tranquilidad. Las palabras de
los hombres que más perdu-
ran en nuestra mente, son
precisamente aquellas que se
pronuncian con mesura, con
reflexión, midiendo, incluso,
el campo que ellas van a abar-
car al pronunciarlas. Que los
hechos meditados y que lle-
gan por lo tanto, a coronarse
positivamente, tienen más
valor y significado y aún más
duración que aquellos que se
producen en forma ligera, es
una cosa indiscutible. Que
la tranquilidad lleva al masón
a una reflexión más honda y
acabada es también algo muy
comprobable. Entonces, qq
hh parece imposible que
lalp
27
podamos apartar de nosotros
esta virtud que llamamos
tranquilidad," y que nos lleva
a juicios más duraderos, más
profundos y más llenos de
significado.
PRUDENCIA.— Ser pruden-
te es obrar siempre con dis-
cernimiento, con cordura y
moderación. El hombre
que se conduce de esta ma-
nera, lo mismo es prudente
como discreto, otra de las
grandes virtudes que deben
adornar a un buen masón.
Puede decirse, por tanto,
que la prudencia y la discre-
ción tienen gran afinidad.
La práctica de ambas virtu-
des hacen al hombre un pen-
sador, un pensador constante
y sereno; juntas le harán
atraer voluntades, atraer
amigos, al mismo tiempo que
su personalidad gana con-
fianza, consideración y res-
peto.
SERENIDAD.— Un pensa-
miento muy elocuente dice:
"Para ser un buen masón, se
ha de conservar la serenidad
en el no siempre agradable
camino de la vida".
Nuestras múltiples activi-
dades en el mundo profano,
no nos dan muchas veces el
tiempo necesario para pen-
sar, siendo, entonces, en la
serenidad de nuestros Tem-
plos donde debemos aprender
a pensar. Cado uno de sus
símbolo, que son mudos y está-
ticos, sugieren al pensamien-
to ideas y hechos, al corazón
sentimientos y virtudes. Por
eso, mis q q  hh que no
sean las palabras o los hechos,
los que nos impresionen; sino
que encontremos en la tran-
quilidad, en la serenidad, en
nuestra quietud espiritual, la
razón de las cosas y la esen-
cia de nuestro existir.
Hemos analizado somera-
mente pero en forma con-
cienzuda y a medida de nues-
tras fuerzas y pocos dones de
investigador, el hondo signi-
ficado de cada una de las
principales virtudes masóni-
cas, que debemos practicar
para ser masones de verdad.
M. L. L. —Resp. Lo. N.o 43.
28
lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE

INDUMENTARIA MASÓNICA
El docto hermano W. H. Rylands, mencionó en su ensayo sobre el Mandil
Masónico, uno de los artículos en la partida, fechado en 1685, en el cual un
niño iba a ser el aprendiz del Master Mason. En él el Master Mason prometió
suministrar a su Aprendiz con "suficiente y sano y competente sustento,
bebida, hospedaje y mandiles". Es curiosamente interesante así, el encontrar
el mandil, usado por Masones, clasificado por ellos entre las necesidades de
vida; y aun tan extraño, cuando se recuerda que la vestimenta era en aque -
llos tiempos muy costosa y difícil de conseguir, y que el Mandil era usado
para cubrir la indumentaria. Tradicionalmente era hecho de la mitad de una
piel de ternero, y llegaba desde el cuello hasta bien abajo las rodillas.
La representación más antigua conocida de un Mandil usado por un Ma-
són teórico está en el retrato de Highmore de Anthony Sayer, el primer Gran
Maestre de la primera Gran Logia, en 1717; parece haber sido muy grande.
El Mandil debe haber seguido siendo muy grande por algunos años, porque
muchos son mostrados en esa forma en el frontispicio de la primera edición
del Libro de las Constituciones, en 1723. Entonces, cómo podemos suponer
debe haber sido dejado a cada Masón, por muchos años, el decidir por sí mismo
el tamaño y forma. En su famoso cuadro Masónico llamado "Noche", Hogarth
coloca a sus dos Masones usando grandes Mandiles, mientras que Cole, en su
Antiguas Constituciones, publicado en 1731, y Picart, en su Ceremonias Re-
ligiosas, publicado en 1735—6, muestran Mandiles que llegaban solamente a
las rodillas.
Sería razonable el suponer que si los Masones Activos usaban Mandiles
de cuero, el uso de lino, algodón o cuero de oveja, no se introdujo hasta des-
pués de que la Gran Logia de la Masonería Teórica fue organizada; pero este
razonamiento, aunque razonable, no está apoyado por evidencia escrita. En
su "libro de Logia", que preparó para su propio uso en 1670, y en el cual ella
dio una lista de sus miembros, sus reglas y regulaciones, la Logia de Aber-
deen, en Escocia, especificó que "ningún Aprendiz Entrante, será recibido en
ésta nuestra Honorable Logia sin que pague cuatro dólares reales de composi-
ción (arreglo), un mandil de lino, un par de buenos guantes a cada persona
relacionada con la antedicha Logia".
Es evidente de otras fuentes, que las logias más antiguas en Escocia, desde
el siglo XVI atrás, usaban Mandiles de lino. Esto significaría, primero, que
muchos de sus miembros, o siquiera una mayoría de sus miembros, eran Maso-
nes Aceptados (o Teóricos), y, segundo, que los Mandiles estaban para uso en
las ceremonias de la Logia y en procesiones. Los Masones Activos en aquel
tiempo usarían Mandiles de cuero en su trabajo diario. De las mismas fuen-
tes, se extraería que los guantes eran considerados como tan necesarios para
la correcta vestimenta como los Mandiles. (En este tiempo, los guantes han
llegado a significar igualdad —ellos significaban que todos los miembros que
los usaban estaban en un nivel— Los guantes en forma de guanteletes fueron
una invención posterior).
El asunto completo de la vestimenta Masónica, escapó a la atención de los
historiadores Masónicos hasta 1892, cuando el precavido y erudito Hermano
Fred J. W. Crower, contribuyó con su actualmente famoso tratado de Ars'
Quatuor Coronatorum, Vol V. y desde entonces hasta su muerte hizo de él su
asunto especial. Su obra maestra fue el volumen titulado "Vestimenta Masó-
nica y Regalía Inglesa y Continental", publicado en Edimburgo en 1897. Es
de tamaño nueve por once y media pulgadas, y consiste en 26 páginas de lá-
minas llenas de color, siendo acompañadas por páginas de cuidadosas notas
en fina impresión. Una lámina está a todo color y representa en detalle la re-
REVISTA MASÓNICA DE CHILE 29
lalp

galia oficial nsada por los Grandes Oficiales de cada una de las Grandes Logias
Inglesa y Continentales.
La Historia total de nuestra Fraternidad cubre un período de unos ocho
siglos o algo así; durante unos seis de estos siglos, los Masones, por lo menos
la gran mayoría de ellos, eran Activos. Durante estos siglos, y por las costum-
bres y leyes de la Edad Media, la vestimenta abultaba mucho en las mentes y
prácticas de aquellos hombres y de sus familias.

El dibujo central es el clásico mandil que se usó en las cofradías de artesanos, y que
aún se usa por nuestros trabajadores que laboran en obras pesadas, como hombres que
trabajan en la fragua y en la mecánica en general. Está formado de un solo cuero, con-
servando el cuello y las extremidades del animal, la parte superior va levantada y ama -
rrada, muchas veces al cuello de quien lo usa.
En la primera figura tenemos un mandil de masón especulativo, ribeteado y anudado
con cordones que terminan en borlas.
En la tercera figura tenemos un mandil también de masón especulativo, y como sím-
bolo de Igualdad usa guantes.
La presente lámina pertenece al Catálogo N.o 352 de Masonic Lodge Supplies, de la
casa The Lille-Ames Co. de Columbus, Ohio, de Norte América,

Cada hombre pertenecía a una clase, y cada clase estaba dividida de

otras clases por leyes civiles, que definían los derechos, privilegios y poderes
de cada una. Dentro de cada clase un hombre pertenecía a una profesión, co-
mercio, arte u oficio, excepto en las dos clases superiores, en las que no se
suponía que los hombres trabajaran. Cada profesión en particular, arte u
oficio, estaba organizada, sus miembros usualmente vivían en un barrio propio,
y aquellos miembros eran muy cuidadosos de no introducirse en otras artes
u oficios.
Pasaron siglos antes de la invención de la imprenta. No había escuelas
para la presentación y graduación de los hombres. De unos mil hombres, ape-
nas más de uno o dos sabía leer o escribir, y entonces muy poco —leer y es-
cribir era dejado a los "escribientes" que hacían una profesión de ello—. Los
efectos de la ignorancia general se extendían en muchas direcciones e iban
muy lejos. La gente común completaba la historia de su propia religión de
las estatuas esculturas, cuadros, distintivos y ceremonias en sus capillas,
iglesias y catedrales y de las escenas representadas en procesiones religiosas
30 ____________________________________________________ REVISTA MASÓNICA DE CHILE
lalp

públicas. Ellos componían la historia de su país y de los trovadores y narra-

dores de historias. Y ellos conseguían sus nociones del mundo, en general de
una jungla de leyendas, cuentos de viajeros, viejas historias, fábulas, folklore
y supersticiones.
Pero uno de los principales medios de mantener a cada hombre al día
en las complejidades de aquel sistema social, era el uso de la vestimenta. Los
pendones eran ampliamente usados por el mismo propósito; así lo eran los di-
seños, de las armas, gualdrapas de los caballos, escudos de armas, símbolos,
etc. Todas estas cosas tomadas en conjunto formaban lo que es llamado indu-
mentaria. Y es fácil ver que bajo tales circunstancias, y próximo solamente a
la necesidad de calor y protección del cuerpo, el gran uso de la indumentaria
servía el propósito de la identificación. Mostraban quién era un hombre, de
dónde venía y en qué clase de oficio trabajaba.
Ese continúa siendo el significado de la indumentaria Masónica, mos-
trado en la frase que describe el Mandil como "el símbolo de un Masón".
Cuando un hombre lo viste, él exhibe al mundo el hecho de que él es un Masón.
Y si él usa cualquiera otra cosa, el Mandil blanco, excepto, el de cuero de ove-
ja, algodón o lino, es para mostrar por su color y diseño que él es un oficial
de la Logia o de la Gran Logia, o de otro modo pertenece a uno de los otros
Ritos.
(Traducción del artículo publicado en la Revista IOWA MASONIC LI-
BRARY, de Mayo de 1955).

LA IGUALDAD
Son hermanas de la Igualdad, la Libertad, y la Fraternidad. Estas tres pa-
labras han convulsionado al mundo hasta en sus cimientos.
La Revolución Francesa contempló la Igualdad entre sus postulados.
Igualdad, según el diccionario, es conformidad de una cosa con otra en na -
turaleza, cantidad o calidad. En el sentido políticosocial es el derecho a disfrutar
de las cosas naturales en la misma proporción que los demás seres creados;
es la expresión más pura de la Libertad y de la Justicia; es la eliminación del
orgullo, del egoísmo, de la ambición y de la incomprensión.
La Escuela Individualista ha contribuido en gran parte a la desigualdad so-
cial, debido a la explotación del hombre por el hombre.
Los racionales que poblamos el mundo somos hijos de una misma natura -
leza, somos de una misma materia y nacimos libres, iguales y soberanos y con-
tinuaremos siendo iguales al bajar a la tumba.
La desigualdad es la base de toda acción políticosocial en el mundo profano.
La igualdad que nivela la acción de los hombres para con sus semejantes,
es la fuerza que crea la armonía social y nos coloca bajo la ley del nivel; que
es uno de los símbolos de nuestra Orden.
El nivel es una de las herramientas de mayor importancia en la construc-
ción material de los edificios. En la Masonería, esta herramienta pertenece al
Primer Vigilante y es el símbolo de la igualdad y nos enseña que debemos des-
pojarnos del orgullo para borrar diferencias y vivir así en armonía dentro del
conglomerado social.
La Igualdad hace viable la Unidad, la Fraternidad, la Justicia y la Toleran-
cia, pilares básicos que sirven a la Masonería para elevar las condiciones mo -
rales y sociales de la Humanidad.
Trabajemos y perseveremos por este gran postulado y así demostraremos al
mundo profano, que nuestra Augusta Orden aporta su Sabiduría para llegar a
una sociedad armónica, justa y comprensiva.
J. S. C.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
EL CÁLIZ DE LA AMARGURA
El mundo nos recibe a la vida SANOS y
dotados de nuestros cinco sentidos, los que
se nos van desarrollando a medida que trans-
curren nuestros días, grandes y hermosos do-
nes con que el G A D U nos ha
dotado como cosa propia de nuestra huma-
nidad y la NATURALEZA a su vez, nos es-
pera con un bagaje inmenso de cosas gra-
tas; una madre cariñosa y amante, un pa-
dre bondadoso, ambos con el deber ineludible
de velar por nuestros primeros años con in-
tensa dedicación, cascadas de aguas cristali-
nas, una vegetación exuberante, repleta de se-
res animados, objetos multicolores que cau-
tivan nuestros corazones y mentes juveniles,
grandes océanos y un amplio horizonte lla-
mándonos constantemente a escudriñar el
más allá. Nuestros pies de niños no se cansan
de correr de un lado a otro sintiendo así el
agrado de vivir. Para estos tiempos no hay
preocupaciones que atormenten nuestras jó-
venes existencias.
Muy pronto llega, y sin darnos cuenta, el
momento de adquirir las responsabilidades
que todo ser humano contrae con la SOCIE-
DAD, y entonces, comienzan nuestras cuitas,
el camino se nos torna áspero, y nuestros pies
ya no se mueven con la misma celeridad que
cuando niños, EL PESO DE LA VIDA se nos
ha venido dejando sentir, la vista se nos can-
sa descifrando y leyendo los signos con que
el hombre transmite de generación en
generación sus exneriencías y adelantos a la
posteridad. LA VIDA, a veces nos sabe DUL-
CE como también AMARGA y nuestros seres
vibran y extremecen ante la realidad.
Con sus experiencias nuestros padres tra-
tan de templar nuestros espíritus a su modo
y dentro de sus medios, pero, por lo general,
no son ellos los que determinan nuestras fu-
turas actividades, es EL MUNDO..., LA SO-
CIEDAD... la que nos arrastra en su seno y
en la que cada uno de nosotros toma su colo-
Cación, algunos logran plaza fuerte….. los
MENOS... y los MAS... son arrastrados por
la ola de vicios y maldad.
De los que logran una plaza más o menos
fuerte y que por su condición de HOMBRES
BUENOS sienten el deseo imperioso de sacu-
dir el mal que se hace carne y muestra sus
pavorosas fauces, como lobo hambriento, es
pesada e ingrata la labor.
Ahora bien... tomemos de esta sociedad
humanamente constituida a un joven sano de
cuerpo y alma, que ha libado de las mieles de
su juventud y que no pocas veces ha bebido su
trago amargo. Este joven es seleccionado de
la sociedad y llamado a unirse a la gran CA-
DENA DE HOMBRES BUENOS dedicados a
liberar a la humanidad del máximo de los
males innecesarios que la aquejan y luchan
por la VERDAD pura, libre de dogmatismos.
Sometido nuestro joven a las pruebas de ri-
lalp
31
gor ha podido constatar que la AUGUSTA
ORDEN, sabiamente ha simbolizado las in-
quietudes de los hombres, logrando una uni-
versal comprensión de ellas. Así, al ser some-
tido a la primera prueba, PRIMER VIAJE
MISTERIOSO, y purificado por el AIRE, su
razón involuntariamente ha comparado los
ruidos desacordes y la explicación del V
MAESTRO con su propia vida, azarosa, llena
de sinsabores, el choque de sus buenas in-
tenciones con la mala interpretación de los
hombres... y sin querer ha depositado en
cierta forma, poco a poco un dejo de amar-
gura en su CÁLIZ, copa de la que todos he-
mos bebido más de alguna vez en nuestras
vidas.
El SEGUNDO VIAJE MISTERIOSO, le re-
cuerda las luchas que ha debido sostener,
sin tutelas de ninguna especie en su vida
profana, donde ha debido resistir las tenta-
ciones y los vicios, donde creyendo haber to-
mado el camino recto, ha debido sufrir la ver-
güenza de una equivocación, donde creyendo
triunfar ha sido derrotado, emponzoñándose
poco a poco su alma. La ENVIDIA tan repul-
siva a su conciencia, se ha ido anidando en
su corazón y ha renegado más de alguna vez
de su existencia... En este estado, recuer-
da sí que sin saber cómo ni de dónde le han
nacido fuerzas para resistir y rechazar lo im-
púdico, obteniendo un triunfo sobre sí mismo,
y entonces ha creído lavar su alma, y por
ésto... cuando sus manos son sumidas en el
precioso líquido siente también en su interior,
la sensación de grato alivio; pero no comple-
to, a su COPA se ha unido según sus propias
reflexiones, un poco más de amargura, la
amargura de no haber sido lo suficientemente
fuerte para rechazar el mal, con anterioridad,
la amargura de haber renegado de su existen-
cia y de haber envidiado el bien de sus
semejantes, sin haberse detenido a pensar, si
efectivamente había puesto todo su esfuerzo
en conseguir por sí mismo lo que tanto
envidiaba de los demás.
Nuestro joven ha ido sopesando las ense-
ñanzas que las pruebas, junto a las explica-
ciones del VENERABLE MAESTRO han gra-
bado en su espíritu con letras de fuego. Ha
podido notar así, que el SEGUNDO VIAJE
MISTERIOSO ha sido menos escabroso, y con
ello ha podido también comprobar la simili-
tud de reacciones, entre su vida anterior, en
la que logró lavar su espíritu de la envidia,
sin dar cabida a un falso orgullo, en un gran
esfuerzo por mantenerse sano de corazón y
espiritualmente fortalecido, y las derivadas
de este viaje misterioso en que el ruido de
espadas representaba las bajas pasiones que
él había sabido vencer.
Con ansias esperaba nuestro joven la ter-
cera prueba enunciada, su corazón palpitaba
fuertemente, sentía en sus manos y sienes el
32 REVISTA MASÓNICA DE CHILE lalp

pulsar incesante de su sangre ardiente, sus
nervios en tensión, en este estado de ánimo
sentía el deseo de afrontar con hidalguía esta
tercera prueba. Erguida su cabeza, dábale la
sensación de tenerla inclinada... sus ojos,
irritados por la obscuridad y el trabajo men-
tal inesperado hacíanle parecer los segundos
horas, decidido sí,.., firme en su propósito
de salvar aún a riesgo del fracaso por su
consiente impotencia física, aquél último obs-
táculo que se le ofrecía para llegar a la me-
ta ...
Terminada su prueba, comprende que a pe-
sar de haber sido PURIFICADO POR EL FUE-
GO y que el calor que le ha abrazado, repre-
senta el amor al prójimo, la confianza en sí
mismo, la seguridad de triunfar teniendo co-
mo escudo la bondad y la defensa por la VER-
DAD PURA.
Fácil le ha resultado esta última prueba y
altamente instructiva, pero en su interior
piensa, y sin quererlo nuevamente en sí mis-
mo, y se decepciona de su falta de amor por
su prójimo, piensa, si efectivamente él ha lo-
grado quemar de sí todos sus egoísmos, en sí
ha sido verdaderamente BUENO y JUSTO y
necesariamente cae en cuenta que le queda
mucho de malo a su haber y que por la os-
curidad en que ha vivido derivada de la ig-
norancia y falta de experiencia, no ha sabi-
do amar verdaderamente a sus semejantes, y,
entonces una nueva porción de amargo llena
su copa.
Fácil es de comprender la sorpresa que se
refleia en nuestro joven cuando le presentan
el CÁLIZ DE LA AMARGURA, este cáliz que
insospechadamente él ha ido llenando y cuya
presencia ha ido notando en cada recuento
de los actos de su vida, este CÁLIZ DE LA
AMARGURA se ha ido forjando y alimentan-
do en lo más recóndito de su alma y ahora
se lo presentan lleno de su sabor acre y es
necesario beber de él hasta la última gota...
EL CÁLIZ DE LA AMARGURA, receptáculo
de desagrados, en el que se han vaciado todas
sus amarguras, la hiel que le ha dejado la
incomprensión de los hombres, la pena que le
ha causado el amigo que le ha pagado mal...
el amargo de la labor no reconocida por sus
jefes en su vida profana, los desengaños amo-
rosos, lo amargo de sentirse pospuesto por
intereses creados, el sudor de sus esfuerzos
desplegados inútilmente por servir a la co-
lectividad, el amargo de las derrotas que le
inflingen sus adversarios... y es por ésto,
que cuando se le pide beber, vuelca por decir-
lo así, de un trago su contenido con el propó-
sito incontrolado de pasar de una vez, todo
lo que el CÁLIZ DE LA AMARGURA repre-
senta, pretendiendo saborearlo luego como un
triunfo... Pero, desgraciadamente, este cá-
liz es simplemente simbólico, EL NUESTRO,
el que llevamos cada uno, se va llenando pau-
latinamente y de él seguiremos bebiendo
mientras vivamos, porque si estamos dispues-
tos a luchar contra el mal, son muchas las
veces que saborearemos el amargo de su con-
tenido, pero con un aliciente... que con tesón,
con firmeza de carácter, con el deseo de
sacrificio en bien de la humanidad podremos
con la ayuda del G A D  U trans-
formar lo AMARGO en DULCE, lo acre en
mieles, tantas veces, como triunfos obtenga-
mos en nuestra existencia o después de ella,
porque las obras buenas, son eternas.
J. O. F.— Resp LoN.o 66

Todas nuestras ideas acerca de la vida implican reacciones químicas.

¿Qué es lo que distingue a un organismo vivo tal como el hombre o cual-
quier animal o planta, de un objeto inanimado, como un trozo de grani -
to? En general, la planta o animal tienen la facultad de reproducci ón, esto
es, la facultad de tener descendientes que forman una misma especie de
seres vivos.
Los seres vivos ingieren alimentos sometiéndolos a reacciones quími-
cas que constituyen el metabolismo.
Con el objeto de poner en manifiesto la dificultad de definir un or -
ganismo vivo, consideremos las clases de materias más sencillas que se
han supuesto dotadas de vida. Estos son los virus vegetales. Capaces de
multiplicarse, pero después de formarse las partículas individuales no cre-
cen y no ingieren alimentos y no realizan ningún proceso metabólico. Los
virus debemos considerarlos simplemente como moléculas y no como seres
vivos.
Linus Pauling.
 lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE 33

LA PALABRA SAGRADA
La Palabra Sagrada de nuestro Grado, cuya inicial podemos apreciar en la
Columna que tan ampliamente nos cobija y que en la noche de nuestra iniciación
escuchamos deletrear con esa inmensa emoción que produce toda la ceremonia, es sin
lugar a dudas, una de las que tiene un sentido más amplio y profundo de todas
cuantas escucharemos y conoceremos en nuestra senda hacia la Verdad y la Luz,
ya que ella resume todo cuanto podemos dar de nosotros mismos en bien de
nuestro perfeccionamiento moral y espiritual como asimismo en el de la Humanidad
entera.
Esta Palabra caracteriza al Masón, sea cual fuere el lugar u origen de su ini-
ciación, ya que ella ha sido adoptada universalmente.
A pesar que en algunas oportunidades y regiones se emplean distintas pro-
nunciación para designarla, ella tiene un solo y amplio significado: FUERZA,
que en algunos casos también ha sido interpretara como ALEGRÍA.
Retrocediendo un poco en el tiempo y en el espacio, encontramos un origen
histórico a esta palabra que, según algunos autores, habría derivado de las
palabras Sánscritas T. A. T. o T. A. A. T., que significaban "En Fortaleza" y,
avanzando un poco más en la Historia, esta palabra se la atribuyen a la Divi-
nidad cuando prometió su libertad al pueblo de Israel y este mismo pueblo hebreo
familiarizado con ella y comprendiendo su profundo significado las tradujo a su
propio idioma resultando así las actuales letras que cada uno de nosotros debe
conocer y saber apreciar, interpretar y aplicar en forma justa y sincera.
La interpretación bíblica de la Palabra Sagrada del Primer Grado data des-
de el año 1312 A. de C. y se afirma que fue el nombre que se dió al hijo de
Salomón de la descendencia de Phares, hijo de Judá y Thamar y uno de los des-
cendientes de David, motivo por el cual su inicial fue grabada al centro de la
Columna de Bronce del Norte del Templo de Salomón
La interpretación simbólica de esta Palabra la podemos apreciar en la repre-
sentación de la Primera Edad del hombre Intelectual; edad en que recién comie nza
a deletrear "Universo", época en que recién principia a desarrollar sus facultades
mentales a fin de poder alcanzar la Verdad, del mismo modo que empieza a modelar
y pulir los principios morales que son, seguramente, los más importantes para lograr
un perfeccionamiento individual que será la base de un futuro perfeccionamiento
colectivo.
Al analizar su interpretación moral, ella la podemos encontrar en su propio
significado: FUERZA, ya que como Aprendices Masones debemos efectuar todos
nuestros actos y acciones con la "Fuerza de Voluntad", que es la única que debe
prevalecer, ya que en esa forma, podremos ir modelando nuestras vidas materia-
les y mejorando las espirituales, debido a que en este Grado aún no tenernos la
preparación masónica suficiente y que por medio de sus enseñanzas nos iremos
preparando para dominar las pasiones, los malos hábitos, vicios y todo lo que
está en contraposición a la Verdadera y Sana Moral y que, desgraciadamente en
algunas oportunidades prevalecen en nosotros tan insistentemente.
La interpretación oculta de la Palabra Sagrada traducida como Fuerza Es-
piritual, que ejerce poderosa influencia en el hombre, nos enseña que debemos
tratar primero de estudiar y desentrañar el aspecto oculto de la Vida para que,
conociéndolo mejor, podamos obtener mayores beneficios de ella. Del sentido de
nuestra vida y del uso que de ella hagamos depende que se transformen en
Realidades y cosas positivamente tangibles estos misterios y situaciones invisibles,
es decir, la Fuerza Sobrenatural que todos respetamos y aun tememos, pero que
nos hace pensar que siempre que realicemos una acción deben preocuparnos las
invisibles e incomprensibles consecuencias que traerá nuestra manera de proceder.
La Palabra Sagrada es, en sí, un Símbolo que resume todas las Fuerzas crea-
doras y germinadoras de la propia Naturaleza, significa creación natural y es-
piritual del Universo Eterno.
Y en el hombre, la Fuerza de Voluntad es la que lo conduce, lo. inspira y lo
prepara para, la lucha a través de la Existencia. Estas Fuerzas son las que manti-
34 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
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enen obras firmes y duraderas. Por eso, queridos hermanos de mi Columna, em-
pleemos esta Fuerza en todos los actos de nuestra vida y que ella sea también
la que domine en todas las actividades que emprendamos como miembros de esta
Gran Hermandad, especialmente aquellas que ya están en marcha en beneficio
del mundo profano, que es el que espera nuestra decidida Acción y al cual nosotros
debemos llevar la semilla de la Verdad, que es la que germinará también al
amparo nuestro y bajo el calor de las sabias enseñanzas de nuestra Augusta
Orden.
P. C. H.— Resp. Lo. N° 36.

Guarda el albo mandil de
modesta apariencia los mara-
villosos símbolos del trabajo
glorificado. Sujeto a su for-
ma lleva en él al triángulo o
ternario superior y con este
la ciencia inmortal del pensar
correcto con su trilogía Tesis
- Antítesis – Síntesis. En to-
das nuestras actividades
prácticas nos insta a pensar
bien — hablar bien— hacer
bien. Y es lógico, ya que ha-
blamos de ternario inmortal,
el referirse al Delta Lumino-
so, que como ojo consciente
inscrito en el "Triángulo y
éste circundado por rayos cu-
ya actividad expansional da
idea de la constante luz que
se desprende del ojo de la
inteligencia orientada por las
trilogías que simboliza el tri-
ángulo. Estos Rayos pueden
significar la expansión ilimi-
tada a que tiene alcance la
inteligencia bien orientada.
Capaz de discernir sin ence-
guecerse por las pasiones.
Capaz de cumplir en todas
sus partes y siempre en cada
uno de sus actos con nuestro
más augusto trípode, el más
grande y firme: Libertad,
Igualdad, Fraternidad. ¡Subli-
me creación de Claudio de
San Martín!
Nuestro mandil ya no nos
pareces muy modesto y mi-
entras más lo interpretamos
empezamos nosotros a dis-
minuir de rústica estatura.
Nuestros perfiles espiritua-
les se hacen más suaves,
nuestras aristas van desa-
pareciendo y con ellas las
imperfecciones.
EL MANDIL
El mandil, compañero de
trabajo del cincel y el mazo,
actúa como acicate y defensa
a nuestra Inexperiencia. Es
mayor el área que resguarda
al aprendiz que recién llegado
en el mundo de la luz se
muestra torpe. La mayor área
cubierta indica también nues-
tro grado de Aprendiz. En el
Compañero es menor, pero
siempre blanco, lo que nos in-
dica que ya está más adies-
trado, y en los Maestros es
decorado.
Otra hermosa verdad nos
guarda aún esta herramienta
de trabajo en su cuadrado o
cuaternario inferior.
Nos recuerda cuatro pasos
simbólicos dados por la Tie-
rra - Aire - Agua y Fuego.
Purificaciones éstas en que
Tierra podemos interpretarla
como el recogimiento a nues-
tro interior efectuado por
nosotros en la Cámara de Re-
flexiones, donde perecen nues-
tras vanidades al penetrar al
fondo de nuestro mismo es-
queleto, hasta cuando el Ga-
llo de Mercurio despierta
nuestra inteligencia, que es
como un nuevo nacer, y luego
el Viaje por el Aire diáfano,
sutil pero aún ciego a tanteos,
demasiado huidizo para poder
asir y dominar las ideas, que
entonces se tornan fugaces
con peligrosos ascensos y ver-
tiginosas caídas. Tierra y Aire
se han compensado lo pro-
fundo consistente contra lo
alto y sutil.
Luego el Agua, que todo lo
abraza, refresca y calma, in-
diferente como el egoísmo, ne-
gativo por su tendencia a la
pasividad. A ella se le opone el
Fuego, que da calor juvenil da
positivo altruismo. Y compen-
sados ambos llenan el ideal
del verdadero pensador. Ni
muy pronto ni muy tarde. Ni
muy pesado ni muy alto, este
cuaternario nos da entonces
la medida justa de nuestras
acciones.
Contenidas también en el
cuaternario están las estacio-
nes. Las que podemos leer, co-
mo que en Invierno se siem-
bra para en Primavera flore-
cer, en Verano sus frutos y en
Otoño la semilla para el nue-
vo ciclo.
Por la virtud de sus oposi-
ciones y sus ciclos tiene la
cualidad de perecer, como la
vida del hombre, cuyas cuatro
etapas: infancia, juventud,
madurez y vejez, abren y cie-
rran al cuaternario.
Justo es que le pida luces a
Isis y ella me aclarará por qué
el Mandil tiene dos figuras,
un Triángulo que es abstrac-
to, por lo tanto, imperecede-
ro, y un Cuadrado concreto
existente, por ello mortal. Tal
vez haya razón en el Triángu-
lo e imaginación en el Cua-
drado. O bien es como Janus,
que mira al pasado y el porve-
nir que encuadra perfecto,
pues es el símbolo de la in-
fluencia inspirada por la ex-
periencia y tradición; engar-
zadas ambas nos dan El Man-
dil de trabajos, estudios y es-
peculaciones sin fin.
O. V. L— Resp. Lo. N.o 14.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
LOS NÚMEROS
Al dar una mirada retrospectiva al período
de nuestro aprendizaje escolar, cuando inicia-
dos por el maestro en el estudio de las prime-
ras letras y muy en especial los primeros nú-
meros, y a través de los años poco a poco
se iban adquiriendo mayores nociones, mayo-
res conocimientos sobre el particular, llegamos
hoy a la conclusión, que, a esas alturas segu-
ramente nadie o muy pocos llegaban a valo-
rizar en su verdadero alcance la importancia
que estos más tarde tendrían para el desarro-
llo normal de las actividades, que a cada cual
le tocase en suerte cumplir, en las delicadas
funciones que la vida nos tuviera reservado.
Seguramente, y no pecamos de exagerados
al afirmarlo, en ninguna época de toda la his-
toria se ha hecho tan notorio la importancia
de los números para la defensa y bienestar de
la especie humana, como en la actual era que
estamos viviendo. El hombre que algún éxito
desea lograr en la vida actual, tiene obliga-
damente que disponer de un cierto caudal de
conocimientos y dominio de la materia en lo
que a números se refiere.
Sin el conocimiento profundo de los números,
habría sido imposible para la ciencia el haber
logrado esos enormes éxitos como ser: en el
campo de la energía atómica, en el de la elec-
tricidad, en el de la química que ha descubierto
tan variados y necesarios elementos destinados
a la conservación de la especie humana e in-
cluso la animal. Lo mismo puede decirse de
la ingeniería y de la arquitectura, que sólo de-
bido a este hecho han logrado levantar en
muchas partes del mundo obras verdaderamente
monumentales en sus respectivas especia-
lidades.
El conocimiento de los números nos coloca
en posición de conceptos elementales, que no
sólo nos permiten numerar, medir y ordenar, si-
no entrar también a comprender los grandes
misterios de la propia vida y de las razones de
las cosas en el Universo.
Dice Blavatsky.— Les números son una de
las claves de las antiguas cosmogonías, en su
sentido más amplio, (tanto espiritual como físi-
camente) y de la evolución de la actual espe-
cie humana. Todos los sistemas del misticis-
mo religioso están basados sobre los números.
El carácter sagrado de los números empieza
con la primera gran causa, la unidad univer-
sal, lo único; y símbolo del universo infinito e
ilimitado.
Platón afirmaba.— "Todas las cosas han sido
hechas según formas y números".
El estudio de la propiedad intrínseca de los
números, tuvo sus primeras manifestaciones con
Pitágoras, quien se inspiró para su doctrina en
35
lalp
ciertas enseñanzas de la iniciación Caldea, re-
cogida por él en Mesopotamia.
Los Pitagóricos concebían la existencia de un
principio absoluto, exterior al tiempo y al es-
pacio, y por lo tanto, no manifestado en la na-
turaleza. Lo llamaban: El Uno primero o la
Mónada que representa a la esencia de la Di-
vinidad por lo que a Dios manifestado lo lla-
maban o lo designaban como el Uno Mónada.
El número Dos o Duada simboliza la facultad
generadora de la Mónada es el Logos de los
Hindúes, el Verbo de los Hebreos y de los
Cristianos.
Dios reúne, por consiguiente, un principio
Masculino, la Mónada, y uno femenino la Dua-
da. El Dos simboliza también la Ley Binaria
manifestada en la naturaleza. Así, por ejemplo:
les 2 sexos, el día y la noche, el calor y el
frío, la vida y la muerte, la verdad y el error
etc., es decir, representa lo antagónico. Los se-
res organizados suelen presentar dos mitades
simétricas, un lado derecho y un lado izquierdo,
los que se encuentran presentes hasta en las
hojas de los árboles.
También en nuestros Templos vemos simbo-
lizada esta dualidad de la manifestación, en las
dos columnas B. y J., que adornan su entrada.
Es interesante hacer notar que la división
existente entre números pares e impares es
otra demostración de la Ley Dual.
El Mundo o Macrocosmos, expresión de la Di-
vinidad en el Espacio y Tiempo se encuentra
representada por la Triada. Se compone de tres
principios esenciales. El Espíritu, (que es la Mó-
nada manifestada), la Vida sensible, (emanada
de la Duada), y de la Materia. El Hombre o Mi-
crocosmos está constituido también con estos
tres principios: Espíritu, Sensibilidad-Vida, y
Cuerpo. La Triada de todas las cosas de la na-
turaleza es su constitución ternaria, la que pode-
mos comprobar en los tres sistemas orgánicos
del hombre y de los animales: el cerebro espi-
nal, el digestivo y el respiratorio sanguíneo.
Es el sello de la Divinidad manifestada en la
naturaleza.
Al leer la Historia sobre los antiguos nos
imponemos que, entre todos los pueblos, para
citar sólo algunos de ellos: la India, los Egip-
cios, los judíos, los Caldeos, etc., el número 3
era muy venerado. Decían los antiguos que,
"Número Deus, impare gaudent". El número 3
representa la armonía perfecta, "Omne trinun
perfectum est, cerno dijo Virgilio".
El Ternario, principio de la armonía lo en-
contramos aplicado en todas partes de nuestro
mundo; ya sea en las actividades científicas,
filosóficas o religiosas. Lo encontramos repre-
sentado también en nuestros Templos, a través
36 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
lalp

de la enseñanza que recibimos al dedicarnos
al estudio del hermoso y profundo simbolismo
de nuestra Orden, que está pletórico de las
más hermosas triadas.
Al estudiar la Historia de las Religiones nos
encontramos que en la India se aplicaba el
ternario en el Padre, la Madre y el Hijo, que los
Hindúes llaman Brahma, el creador, Vichim, el
principio equilibrante y Shiva el desdructor; los
Egipcios, Ossiris, Isis y Horus; los Godos, Wot-
tan, Freya y Thor, etc.
Una Tríada, que en nuestra época es defen-
dida por la Masonería Universal con especial
fervor, por ser uno de sus ideales sustentados,
ya que en ella descansan los principios fun-
damentales del derecho del hombre es: "LI-
BERTAD, IGUALDAD y FRATERNIDAD".
Importancia especial tiene para nosotros
QQ HH Aprendices, el estudio simbólico de
los números y muy en especial, el número 3,
que es el que representa nuestra edad dentro
de nuestra Augusta Orden. Al encontrarnos
dentro de nuestro Templo y efectuamos un pro-
fundo repaso a todo lo simbólico que nos rodea,
encontramos: que 3 son las columnas sobre las
cuales descansa nuestro Templo: SABIDURIA,
FUERZA y BELLEZA, representadas en las per-
sonas de nuestro V M y Primer y Segundo
Vig respectivamente. El día inolvidable de
nuestra iniciación, cuando desordenadamente
golpeáramos a las puertas del Templo, con 3
golpes logramos franquear el umbral de entra-
da y cuyo significado es: "Golpead y os abri-
rán, pedid y os darán, buscad y encontraréis",
lo que a la vez representan los 3 medios con
que nosotros podremos alcanzar la verdad. Los
3 pasos del aprendiz significan: la constancia y
voluntad que éste pondrá para alcanzar la per-
fección en la tarea en que se ha comprometido.
Al encontrarnos entre columnas y dirigirnos
nuestra mirada sobre el Altar, vemos 3 Luces
que simbolizan: "LA CIENCIA, LA VIRTUD y
LA FRATERNIDAD, que resplandecen en ellas
y nos dirigen siempre en el camino hacia el
progreso y perfección. Vemos también sobre
el altar las 3 Luces morales fijas, que son las 3
joyas de nuestro Templo: "LA BIBLIA, LA ES-
CUADRA y EL COMPÁS", que son símbolos de
la sabiduría, del infinito y de la naturaleza. 3
son también las joyas que lucen nuestro V
M y nuestro Primer y Seg Vig: "LA ES-
CUADRA, EL NIVEL y LA PLOMADA", que nos
representan la sabiduría, la rectitud y la equi-
dad que siempre debe regir nuestros actos,
igualdad de derechos que deben existir entre
todos nuestros QQ HH e ideal de supera-
ción y perfeccionamiento.
El juramento masónico que contrajimos libre
y espontáneamente, nos recuerda 3 obligacio-
nes: no revelar los secretos que nos han sido
confiados, no escribir o gravar signos ni pro-
nunciar la palabra sagrada y no olvidar los
deberes que como francmasones hemos con-
traído con todos los demás hermanos masones
de la tierra.
Por último, 3 son también los elementos que
necesitamos para poder levantar a nuestro tem-
plo espiritual: "INTELIGENCIA, VOLUNTAD y
PERSEVERANCIA".
K. van B. W.— Resp. Lo. N.o 61.

PENSAMIENTO
La Masonería tiene un sello característico, un factor misterioso e intan-
gible que constituye el corazón y la entraña de la atracción que nos impul -
sa hacia ella. Su ritual sencillo, dignificado y bello es uno de los principales
atractivos que tiene; es agradable el goce estético que produce el tomar par-
te en una ceremonia bien dirigida.
El espíritu fraternal de la Masonería es tan penetrante como el éter
existente en todas las formas de la materia. La amplia y sencilla filosofía
de la vida, la simple declaración de fraternidad, la ética de fidelidad y amis-
tad, la verdad sin dogma, la religión sin secta, la reverencia sin sacrificio
de la dignidad, el amor sin sentimentalidad; todos estos son importantes
elementos que contribuyen a despertar la Masonería en el corazón del masón.

(Powell).
 lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE 37

Deber y Dignidad, según la forma Masónica

El Deber y la Dignidad han influido en el destino de la Humanidad y en la
disciplina de los hombres como colectividad, desde los tiempos prehistóricos hasta
nuestros días.
En la prehistoria los hombres se agrupaban en familias que formaban las
tribus que eran regidas por la autoridad máxima del anciano que velaba por el
bienestar y progreso de todos. El imponía respeto y obediencia en bien de la
colectividad que formaban, para la buena armonía en la constante lucha por la
existencia. Esta fue la primera manifestación de Deber y Dignidad del hombre pa-
ra con los suyos.
Luego, siguiendo el orden en que se divide la historia, vemos que en la Edad
Antigua, que duró desde los umbrales de la historia, hasta la caída del Imperio
Romano de Occidente —año 476 D. D. C.— el Deber y la Dignidad fueron la basa
moral que al hombre sostuvo para el avance hacia la civilización. Es la época en
que los pueblos como Grecia y Roma sobresalen por la preparación intelectual,
de sus hombres y en que el Deber y la Dignidad son estudiados como parte de la
filosofía y como un producto de libre examen e investigación racional.
En la Edad Media, que comprende desde el año 476 D. D. C. hasta la caída
del Imperio Romano de Oriente, el hombre sufre un cambio sustancial en sus
principios de Deber y Dignidad. Es la época en que nacen diversas religiones,
principalmente el Mahometismo y otras se consolidan como, el Cristianismo: en
que la intransigencia dogmática relaja las conquistas filosóficas y el Deber y la
Dignidad como reflexión sistemática del hombre para su coexistencia en So-
ciedad, queda subyugada a principios religiosos rígidos. Resultado de esto fue
el Feudalismo, transformando el Deber del hombre hacia una obediencia ciega
para los señores Feudales, dueños absolutos de ellos y de las tierras que trabaja-
ban y con lo cual se pierde la Dignidad que en el individuo es el respeto de sí
mismo.
A su vez los señores Feudales quedan ligados estrechamente a la religión,
originándose las fanáticas guerras contra les Mahometanos que se conocen con
el nombre de las “Cruzadas", en la cual la religión prevalece con sus dogmas
y el Deber y la Dignidad en el hombre se pierden por el fanatismo.
Desde el año 1493 hasta la Revolución Francesa en 1789, período que se conoce
como la Edad Moderna, los hombres cansados de esa obediencia ciega a sus
señores, vuelven sus miradas hacia la cultura clásica (griega y romana) y por
medio de los Humanistas y de los Científicos, el Deber y la Dignidad florecen y
logran despertar en los individuos el respeto entre sí. Esta evolución trajo el Re-
nacimiento, los grandes descubrimientos y principalmente la reforma religiosa.
Culminando todo con la declaración de los Derechos del Hombre de: "Libertad,
Igualdad y Fraternidad", que abrió paso a las fuerzas individuales, a la inteli-
gencia y a la iniciativa personal para la felicidad de la humanidad entera.
Posteriormente en la Edad Contemporánea se han mantenido estas conquistas
con muy pequeñas variaciones.
Al analizar estos siglos, vemos que la Masonería tuvo papel preponderante
en lo que respecta a Deber y Dignidad, ya que todos los cambios enunciados
están vivamente relacionados con nuestra Orden por medio de sus hombres. Así
tenemos a Sócrates, considerado el primer iniciado, que mantenía que "El Deber
primario del hombre es el deber de las causas de cada una de las cosas y que
la salvación del individuo está en la ciencia" y de la Dignidad decía: "es pulir
la inteligencia para ser buenos y justos".
En la Revolución Francesa los masones como Voltaire, Bailly, Mirabeau, Dan-
ton, etc., influyeron con sus escritos y con su elocuente oratoria en los ideales de
mejorar las condiciones de vida y de trato del hombre. Esta es otra demostra-
ción de Deber y Dignidad del hombre para el resto de la Sociedad, que no permi-
tieron que la libertad fuese para unos pocos y defendieron uno de los principales
principios masónicos: "todos los hombres nacen y deben ser libres".
 lalp

38 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

A través de la historia hemos visto que los hombres mantuvieron siempre

el Deber y la Dignidad según la forma masónica; por cuanto aun, muchos de
ellos, sin conocer nuestros principios los sustentaron porque vieron en ellos la ra -
zón y la preocupación latente por el bienestar del hombre y el progreso intelec -
tual y científico de la Humanidad.
Hoy nuestro Deber y Dignidad como masones es sobre todo de obediencia
hacia nuestras autoridades, de trabajo tenaz y persistente para reparar las injus -
ticias y para hacer una realidad la más pura fraternidad; luchar contra la igno -
rancia y colocar a la ciencia y el saber sobre el fanatismo; defender los ideales
de la Francmasonería Universal con hechos perdurables, dejando a un lado los
prejuicios y tratando de ser útil a la sociedad, no por una obligación material
sino por los dictados de la razón y de la con ciencia.
Nuestra Dignidad nos impone la obligación de redoblar nuestra fe en los
principios inmutables de la Francmasonería Universal, y el deber de comprender su
historia y de estudiar sus principios filosóficos, para practicar las virtudes y llegar
a realizar el anhelo de la Masonería: "que todos los hombres sean hermanos, sin
distinción de razas y fronteras", manteniendo los principios de Libertad, Igualdad
y Fraternidad.
Cuando hayamos logrado esta meta, tendremos_ la tranquilidad necesaria para
meditar de que nuestro esfuerzo, como un eslabón más en la inmensa cadena de
la Hermandad Universal, no fue estéril y entonces sentir orgullo por haber contri-
buido a sostener principios sanos en bien de la Humanidad.
M. Ch. W.— Resp. Lo. N° 23.

LA FUSIÓN NUCLEAR
La fusión nuclear de una tonelada de hidrógeno produciría una de-
tonación miles de veces mayor que la de una bomba atómica. General-
mente se designa tales superbombas con el nombre de bomba de hidróge-
no, estando entendido que una bomba de este tipo podrá destruir cual-
quiera ciudad del mundo.
La preparación del plutonio se realiza por una reacción en cadena
controlada. Un trozo de Uranio ordinario contiene 0,71% del isótopo Ura-
nio 235. Un neutrón fortuito, al chocar con uno de estos átomos, ocasiona
su escisión y la liberación de cierto número de neutrones. Sin embargo,
no se sigue la reacción autocatalítica si el trozo de Uranio es pequeño,
puesto que los neutrones escapan y algunos de ellos pueden ser absorbi-
dos por las impurezas —como el Cadmio— cuyos núcleos se combinan
muy rápidamente con ellos.
No obstante, si se toma una muestra bastante grande de Uranio, casi
todos los neutrones que se forman en la escisión quedan dentro de la mis-
ma y originan que otros núcleos Uranio 235 se escindan o sean absorbidos
por el isótopo Uranio 238, convirtiéndolo en Uranio 239, que luego se des-
compone espontáneamente, transformándose en Plutonio 239. Este es el
proceso que se usa en la práctica para la fabricación del plutonio. Se agru-
pan un gran número de bloques de uranio, alternando con ladrillos de
grafito, formando una estructura llamada reactor o pila.
Los grandes reactores permiten que la reacción de escisión se realice
con una velocidad correspondiente a un desprendimiento de 1.500.000 Kw,

Linus Pauling.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
VIRTUDES MASÓNICAS
La Francmasonería es una agrupación de
constructores o albañiles que construyen un
Templo Inmaterial, en cuya obra es indispensa-
ble contar con una buena porción de Argama-
sa, que está representada por los puntos de
contacto que deben unir a los miembros de la
Orden y que cada masón debe practicar en
mucho mayor grado que cualquiera de los pro-
fanos que conocemos en el mundo exterior. Es-
tas son las Virtudes Masónicas, sobre las cua-
les tanto se ha escrito, aunque nunca estará
demás repetirlas.
Por sobre todas ellas, considero como la fun-
damental, la Fraternidad, que nace con nuestra
vida masónica desde el momento de nuestra
Iniciación, como el más excelso don que invade
de inmensa satisfacción a quien la brinda sin
ambages, sin rodeos y con absoluta esponta-
neidad. Su acción provoca un íntimo bienestar,
una hermosa satisfacción inefable que llena una
necesidad imprescindible en todo espíritu sen-
sible al verdadero ideal de hermandad. Nace
en el hogar, se extiende por medio de la amis-
tad, para llegar a propagarse entre los ciuda-
danos de una Patria, sublimándose en los ám-
bitos del Universo.
Muy junto a ella está la práctica de la Vir-
tud más silenciosa y reservada que debe prac-
ticar el masón: La caridad, material y espiri-
tual debemos darla sin reparos, sin miramien-
tos, con aquella generosidad que a nadie ofen-
da y que cubra como un manto protector hasta
aquel que se dice ser nuestro enemigo. Quien
da algo de sí con magnanimidad y desinte-
rés, se desprende sin egoísmo de una parte de
su propio YO; la práctica del bien derramada
con mano generosa es una prolongación de su
propio ser en algo infinitamente bello.
La tolerancia es básica para nuestra organi-
zación, sin ella la Masonería no habría sobre-
vivido durante tantos milenios. Su práctica per-
mite la convivencia en un ambiente de armonía,
por encima de todo antagonismo o discrepancia
en las ideas. Ningún hombre puede jactarse de
haber alcanzado el perfeccionamiento más ab-
soluto o de haber llegado hasta la cúspide del
dominio de la Verdad. Es por eso que la tole-
rancia se hace necesaria para comprender o
nuestros semejantes, para juzgarlos en la medida
de nuestra inteligencia y para poder combatir
sus ideas con sinceridad y respeto a la luz de la
razón honrada.
Todo masón debe tener un ideal de Justicia,
que 1e permita dar al prójimo un trato equitativo
a sus merecimientos. Esta virtud moral se inspira
en los derechos de nuestros semejantes, está
lalp
39
también todo el simbolismo masónico, ya que
en nuestras enseñanzas se han reproducido en
todo momento: el Compás, la Escuadra, el Ni-
vel, la Plomada, etc.; herramientas que son in-
dispensables para quien aspire a devenir "jus-
to y perfecto". La práctica de esta virtud en la
ciudadanía, debería inculcarse con el ejemplo
que debiera dar el masón para rehuir todo be-
neficio u honor inmerecido, para ser el más
adicto exponente de una probidad a toda prue-
ba y para negar todo adulo o halago a quienes
lucen situaciones privilegiadas transitorias que
han alcanzado sin mayor merecimiento y exclu-
sivamente mediante el atropello a la justicia.
Valentía Moral.— En los tiempos que corre-
mos la Valentía Moral ha pasado a constituir
un necesario imperativo de esta época de crisis
moral. Hay razón para subrayar esta virtud que
depende exclusivamente de nuestro carácter y
de la voluntad que pongamos para mantener
nuestros principios en la forma más inquebran-
table, según nuestra doctrina. Es deber de la
docencia masónica, a través de sus cámaras de
instrucción, insistir en el valor moral que debe
tener todo hermano para actuar dentro de la
Orden y fuera de ella. Su conducta masónica
y extramasónica no debe dejar ni la menor du-
da sobre su firmeza de principios, su fe inque-
brantable en los postulados de la Masonería,
su coraje para defenderlos ante cualquiera si-
tuación adversa, y su lealtad para con sus her-
manos. La obra masónica no admite dobleces
ni puede soportar debilidades o flaquezas, por-
que su estabilidad misma depende directamen-
te del valer moral de sus componentes.
El camino hacia la perfección está lleno de
escollos que debemos ir apartando con celo,
fervor y constancia. La moderación de nuestros
apetitos, la parquedad en nuestro uso de los
goces de los sentidos, sometiéndolos al justo
marco de la razón, es una de las virtudes más
difíciles de practicar, pero que los masones no
pueden eludir. La acción reguladora de la Tem-
perancia o moderación de nuestras costumbres,
es desde todo punto de vista beneficiosa y acon-
sejable, ya que la regularidad de todas las ac-
tividades sociales está estrechamente ligadas a
la templanza que practiquemos en el mundo ex-
terior. Tanto o mayor valor se le puede asignar
a la Modestia, que nos aparta del orgullo irri-
tante y dominador que enceguece toda vana
personalidad.
La prudencia, la discreción y el respeto que
debemos guardar por todo lo que es nuestro y
querido, ya sea: para mantener en secreto lo
que hemos jurado guardar, para ser celosos in-
40
lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE

térpretes de nuestros signos simbólicos fieles
guardadores de nuestras palabras, respetuo-
sos de la personalidad humana, por humilde
quo ella sea; al mismo tiempo que en todo ac
to masónico, ya sea dentro de nuestros Templos
o en el mundo exterior —como en el caso de un
cementerio— mantengamos siempre la discreta,
prudente y respetuosa actitud de quienes
practican con toda unción. una doctrina en la
cual han depositado teda su fe, su honor y su
esperanza...
Estas pocas virtudes qua he enunciado breve-
mente, merecen el mayor celo de nuestra parte
en su aplicación. De su mayor o menor grado de
aplicación —no debemos olvidarlo— depende
el futuro porvenir de nuestra Augusta Orden.
Si queremos verla grande, fuerte y honorable
esforcémonos por practicar las virtudes masó-
nicas, lo que nos deparará sólo satisfacción in-
mensa de haber podido contribuir en algo a la
ascensión por el largo camino de la perfección
que todos anhelamos.
R. A. M.— Resp. Lo. N.o 23.

HERRAMIENTAS DEL GRADO DE APRENDIZ

Todos estamos familiariza-
dos con la gran teoría del
desenvolvimiento biológico ex-
puesta por Darwin hace más
de medio siglo; pero algunos
detalles de su operación en el
plano de la Humanidad no
son en general bien com-
prendidos. De muchos modos
coincide la situación en los
seres humanos con la de
otras formas vivas. Cada raza
o tipo de hombre se multiplica
indefinidamente. Vemos tam-
bién que el hombre participa
en la lucha constante por los
medios de subsistencia, com-
pitiendo con los demás para
obtener lo necesario para la
vida y el crecimiento.
Aquí termina, sin embargo,
la semejanza entre el hombre
y las otras formas vivientes y
aparecen notables diferencias,
que son el resultado de sus
excepcionales dotes intelec-
tuales.
La inteligencia capacita al
hombre progresivamente para
modificar su ambiente y lo
lleva a su organización en
sociedades. Finalmente, es la
inteligencia la que proporcio-
na al hombre un nuevo tipo
de intereses, más allá y so-
bre la mera existencia y mul-
tiplicación; esto es, tiene una
norma de vida.
Este factor recién mencio-
nado, es tal vez el más nota-
ble de todos los efectos de la
inteligencia. La emergencia
de nuevas necesidades y su
desenvolvimiento en una es-
cala de vida cada vez más
por encima de las demandas
de la eficacia física o vital.
Y es este factor el que
cree ver representado en las
Herramientas Simbólicas, Ma-
zo y Cincel, que se nos entre-
gan al comenzar nuestra vi-
da en la_ Augusta Orden, aun
cuando no nos percatamos
en aquel momento que han
de ser ellas las que a diario
habremos de esgrimir en cum-
plimiento de tan tesonera, la-
bor, y que han de ser nuestro
emblema durante la perma-
nencia en la Columna de
Aprendices. Se nos hace ver
que con ellas deberemos des-
bastar pacientemente la Pie-
dra Bruta, representación de
nuestra personalidad. Mazo y
Cincel han de emplearse dia-
riamente forjando esta perso-
nalidad masónica a base de
constancia y dedicación.
En un comienzo las manos
inexpertas vacilarán buscan-
do el mejor uso de estas He-
rramientas, pero se verán
fortalecidas por el solemne
propósito hecho porque ellas
y la mente actúen y se influ-
yan recíprocamente en la sa-
bia tarea de desbastación de
la Piedra Bruta. Cuando ya
se hayan acostumbrado al
manejo del Mazo y Cincel pa-
sarán a ser útiles elementos
de la voluntad.
Sabiamente la Augusta Or-
den nos abre camino para
Interpretar al Mazo como
blasón de nuestra voluntad y
al Cincel blasón de la inteli-
gencia.
Pero debemos recordar que
estos conceptos de voluntad e
inteligencia se encuentran
subordinados a principios ta-
les como moral y razón, que
a su vez están determinados
por el "yo" de cada uno de
nosotros. Con moral procu-
ramos encauzar la voluntad
por el camino recto y cons-
ciente, y con razón guiamos
la Inteligencia a un buen fin.
Con el respaldo de estos prin-
cipios podremos dar buen
empleo a Mazo y Cincel, blan-
diéndolo en su correcta po-
sición, que no es otra cosa lo
que moral y razón aportan a
este objeto, y sólo entonces,
al paso que vamos armoni-
zando estas dos cualidades,
y a medida de nuestro al-
cance, van saliendo las aris-
tas más prominentes de la
Piedra Bruta, y cual obrero
en una faena, con el tiempo
habremos organizado todo
un plan de trabajo para lo-
grar un cumplimiento más
eficaz de nuestros deberes
como Aprendices en la Au-
gusta Orden.
Buscando en la constan-
cia un colaborador, ganare-
mos habilidad en el manejo
del Mazo y Cincel, contribu-
yendo con esto a modelarnos
en pro de nuestro bien y el
de la Francmasonería.
A. F. B. Resp. Lo. N.o 32
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE 41

LA PERSONALIDAD
La personalidad es una condición de cada individuo que lo hace dis-
tinguirse dándole cierto poder sobre los demás, y nuestra Orden le ha
dado toda la importancia que merece, cuando en su declaración de prin-
cipios, dice textualmente: "La Francmasonería tiene por finalidad el per-
feccionamiento moral, intelectual y físico del hombre", que no es otra, cosa
que la formación de una personalidad bien definida de él.
Para nosotros los que hemos tenido la suerte de llegar relativamente
jóvenes a la Francmasonería, ésta ha desempeñado un papel fundamental
mente importante en la formación de nuestra personalidad, ya que, mediante
su rica simbología, nos ha aclarado dudas que nos mantenían desconcerta-
dos frente a los problemas de la vida, y nos ha destacado los errores y pre-
juicios que debemos eliminar.
Se dice que un hombre tiene o no personalidad según sea su manera
de pensar y actuar y nuestra Orden ha encontrado en la práctica del Tra-
bajo, el que recomienda en todas sus manifestaciones, la manera de for-
marla en sus adeptos. Del entusiasmo, interés y sabiduría que cada Franc-
masón ponga en la obra por realizar, dependerá la calidad de su persona-
lidad, de ahí entonces la necesidad que tenemos de posesionarnos de la
Doctrina Masónica y trabajar con todo entusiasmo e interés por nuestra
perfección moral, por forjar nuestra personalidad, para en seguida formar
la da nuestra esposa y de nuestros hijos, conforme a los principios ma-
sónicos.
Se ha considerado también factores de mucha importancia para, definir
la personalidad de los hombres, como son la herencia biológica y la
influencia del medio ambiente en que se eduque.
Se ha considerado últimamente que es más poderosa la influencia del
medio ambiente, por cuanto aun considerando la posibilidad de una herencia
biológica de malos instintos en el hombre, estos se pueden corregir con una
educación adecuada y hacer de él un elemento útil a sus semejantes, y
por consecuencia, a la sociedad.
Los queridos hermanos que desempeñan funciones de profesores tienen
un amplio campo en la formación de la personalidad de nuestros niños, ya
que ellos, en compañía de los padres, son los encargados de moldear la
conducta de los niños y adaptarlos a una vida justa y noble.
La sinceridad es también una cualidad de una personalidad bien defi-
nida, y nosotros debemos usar de ella en todo momento, siendo sinceros
con nosotros mismos y con nuestros semejantes e implantar la verdad y la
justicia.
Parece que en los tiempos modernos se ha notado cierto relajamiento
en esta condición del ser humano, ya que es común ver a los hombres con
qué facilidad cambian su manera de pensar y de desempeñarse en sus fun-
ciones ordinarias, con absoluto desconocimiento de esta cualidad que da
distinción a los hombres.
Esforcémonos en formarnos una personalidad que nos distinga de los
profanos y que honre a nuestra Institución, la que podremos conseguir
con la constancia en el estudio y el entusiasmo en el trabajo.
M. V. C.
Resp. Lo. N.o 56.

Procura sincerarte en cuanto eres. Busca tu equilibrio y hallándolo

sabrás quién eres...

42
LOS TRES VIAJES MISTERIOSOS
Los rituales en ejercicio actualmente, en la
masonería, tienen semejanza con los ritos de
algunas sectas religiosas de los pueblos anti-
guos, por lo tanto, en el caso que nos preocupa
traeremos algunos de los más conocidos e inte-
resantes.
Por ejemplo, en la India, para ser iniciado
entre los Brahmanes el profano debía soportar
las pruebas de purificación de los elementos,
aire, agua y fuego. También tenían signos es-
peciales de reconocimiento.
Los egipcios son los que conocieron y apren-
dieron estas prácticas y, por su parte, las des-
arrollaron y ampliaron, pasando así a formar
parte de los Grandes Misterios, los que sólo
eran revelados a quienes habían sido elegidos
para tan grande honor y después de haber ven-
cido una serie de pruebas encaminadas a de-
mostrar que eran dignos de recibir el conoci-
miento de la Verdad.
El candidato era conducido frente a una gran
puerta de bronce que se abría silenciosamente
al permitirle la entrada, cerrándose tras de sí
violentamente y con un potente ruido que era
multiplicado prolongadamente por las oscuras
y tenebrosas galerías subterráneas que el pro-
fano debía recorrer sin temores ni vacilaciones,
hasta detenerse ante una inscripción que de-
cía: Quien haga sólo este camino, sin volver
la mirada, será purificado por el aire, el agua
y el fuego; si puede vencer el temor a la muer-
te saldrá del seno de la tierra, volverá a ver
la luz y gozará del derecho de preparar su al-
ma para recibir la revelación de los Misterios
de la Gran Diosa Isis.
Hondas meditaciones tendrán que provocar
estas palabras en la conciencia del iniciado.
Caminar recto hacia la verdad, sin retornar el
pensamiento al pasado. Llegar a la purificación
por los tres elementos: aire, agua y fuego. Ven-
cer el temor a la muerte, o sea, despreciar el
valor de las cosas terrenales, para salir des-
pués, como en un nuevo nacimiento, del seno
de la tierra, sólo entonces, a preparar su alma
para la revelación de los Misterios.
Debía luego el profano seguir su camino por
nuevas galerías sembradas de obstáculos y a
la que la luz no llegaba, hasta topar con otra
puerta de hierro custodiada por tres hombres
armados, uno de los cuales le advertía que aún
podía retroceder, ya que luego le sería imposi-
ble, Si el aspirante manifestaba su voluntad de
persistir, luego de caminar un poco, se encon-
traba rodeado de un círculo de fuego, cuyas lla-
mas debía atravesar, so pena de ser conducido
a los subterráneos del Templo, lugar de donde
lalp
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
raras veces se salía con vida. Pero, si pasaba
animosamente a través de las llamas, seguía
su ruta presentándosele un nuevo obstáculo:
debía cruzar a nado un río, ya que era la úni-
ca forma de continuar. Seguían otras pruebas
que ponían a descubierto las cualidades del
candidato.
Triunfante de estas pruebas, una amplia puer-
ta mostraba al vencedor el maravilloso e Impo-
nente espectáculo del Templo de Osiris, Isis,
Horus. La trilogía Mística.
Introducido al Templo era colocado entre co-
lumnas y recibido por el Gran Sacerdote, lue-
go le era ofrecida una copa de agua del Nilo,
que debía beber, siendo este signo del olvido
de "falsas, máximas profanas".
Seguían luego largas y complicadas cere-
monias de alta significación simbólica, destina-
das a preparar al candidato, para el día de
recibir las investiduras y prestar juramento.
Otras agrupaciones que tuvieron en la anti-
güedad épocas de brillante esplendor, practi-
caron también ceremonias y ritos análogos. To-
dos tenían un fin: formar conciencia en el inicia-
do del cambio moral que debería experimentar
en su nueva vida. Es curioso el caso que aun
en los pueblos de más escasa cultura existie-
ron agrupaciones que seleccionaban a ciertos
individuos por sus dotes personales para llevar-
les a formar en ellas, mediante algunas prue-
bas preliminares.
La Masonería ha acogido estas prácticas, las
ha seleccionado, las ha pulimentado, llegando
a darles el carácter de una gran importancia
para uno y otro actuante.
La ceguera física dejó en libre acción a los
ojos de nuestra mente y espíritu. Luego pudimos
sentir brazos amables y firmes que venían en
nuestro auxilio, compadecidos de nuestra ce-
guera. Caminamos lentamente y cada paso que
dábamos apoyados por ese guía silencioso, que
nos indicaba el camino con seguridad, nuestra
mente y nuestro espíritu comprendieron que, si
logramos llegar al término de la jornada, siem-
pre contaríamos a nuestro lado con el Guía Si-
lencioso que nos apoyaría y nos infundiría con-
fianza a través de la senda que debíamos re-
correr.
La presencia de este Guía Silencioso nos su-
giere que podría significar el simbolismo de
nuestra propia conciencia: el sentido de lo
justo, de lo bueno y de lo verdadero sin lo cual
jamás podremos encontrar el camino de la ver-
dad, de la justicia y del progreso.
Nuevas pruebas van templando y preparando
nuestro espíritu. Luego el Guía Silencioso nos
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE 43

conduce a un lugar secreto, solitario, y nos des-
corre la venda. Es un lugar de una luz pálida,
sus paredes cubiertas de negra sombra, emble-
ma de la muerte.
En este lugar en que no se encuentra nues-
tro guía, empezamos a notar la presencia de un
nuevo guía, es el guía Interior. Este nuevo guía
es nuestra conciencia. Ella nos anima, nos da
confianza y nos induce a examinar detenida-
mente cuanto nos rodea.
Luego, después, somos conducidos a la pre-
paración de nuestras vestimentas para hacer
nuestra entrada al templo. Así, pues, empren-
demos los "Tres Viajes Misteriosos".
Así iniciamos nuestro primer viaje de purifi-
cación por el aire, viaje lleno de dificultades y
peligro y se cumple en medio de los ruidos más
fuertes. El Aire representa el ambiente social
en que vivimos con sus odios, sus envidias, sus
traiciones con las que hay que enfrentarse en
el mundo profano. La purificación por el aire
corona este viaje.
Este primer viaje simbólico nos deja una
gran enseñanza y que es la que sin ayuda de
protectores expertos, el hombre no puede ven-
cer los obstáculos que la ignorancia no ve.
Con la experiencia recogida en el primer via-
je, iniciamos el segundo. El camino se nos pre-
senta con menos dificultades. Ahora ya no es
al ruido ensordecedor que escuchamos al pa-
sar, sino el chocar de armas, emblema de com-
bate que el hombre debe sostener constante-
mente para librarse de las influencias corruptoras
que lo rodean y pretenden dominarlo. Recibimos
la purificación por el agua, especie de bautismo
purificador de falsas creencias. Este Segundo
Viaje Misterioso nos insinúa una nueva ense-
ñanza: Así como el agua tranquila de un lago
semeja un espejo que refleja fielmente las ma-
ravillas de la Naturaleza, así nuestro espíritu
tranquilo puede ser reflejo de las emocionas no-
bles, si están controladas.
Ya más confiados, nos levantamos resueltos
a iniciar nuestro Tercer Viaje. Estamos prepa-
rados para soportar serenamente la "purifica-
ción por el fuego". El resplandor; de la llama
pasa a través de las gruesas vendas que cu-
bren nuestros ojos y el calor de la llama del
fuego hiere la sensibilidad de la piel. Es el
fuego la imagen del sol y nuestra propia ener-
gía vital. Este Tercer Viaje Simbólico nos ense-
ña que tenemos que cuidar nuestro fuego para
que no se apague, pero también tenemos que
cuidarlo para que no abrace todo y no nos abra-
ce a nosotros mismos. También nos hace pen-
sar que debemos cuidar las llamas del amor
al prójimo, a la humanidad entera, a la verdad
y a la justicia. Es de todos conocido el desor-
den en que se transforma nuestro estado cons-
ciente la mañana inicial de las prácticas ma-
sónicas. El temor a lo desconocido, temor muy
humano y muy lógico por lo demás.
En cada Viaje Misterioso que realizamos nues-
tro alterado estado de ánimo no atina a hilva-
nar las relaciones de hechos. Sólo logramos dar
significado a los acontecimientos en la explica-
ción que nos llega del Venerable Maestro al
término de cada Viaje Misterioso.
F. M. C— Resp. Lo. N.o 16.

EL INFINITO
¿Qué son los años, siglos o milenios en la corriente de la eternidad?
Troquemos los siglos en instantes, las distancias estelares en palmos, las
esferas de los mundos en partículas de polvo, como las que vemos flotar
en el aire de la habitación a través del rayo de sol, y tendremos un espa-
cio universal, un Universo entero tal como les parecería a los seres que vi-
viesen miríadas de millones de años, unos seres colosales que pudiesen ver
el Universo real como nosotros miramos en el torbellino del polvillo de la
habitación. Entonces, si fuésemos esos seres así facultados, veríamos cómo
esas estrellas que ahora nos parecen invariables e inmóviles, vuelan veloz-
mente de un lado a otro, cómo surgen y desaparecen. Algunas las vería-
mos hundirse por allá, mientras otras nuevas relucían por acá; veríamos
una ondulante y eterna corriente de mundos que se inflaman, se consu-
men lentamente convirtiéndose en polvo y al fin se extinguen como una
ascua roja, a cada momento más obscura, desapareciendo finalmente al
alcance de la vista del hombre.
Bruno H. Bürgel.
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44 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

LA CARIDAD
Si requerimos una definición sobre la caridad, se nos darán explica-
ciones como éstas: Es el amor al prójimo; una virtud opuesta al egoísmo,
la envidia y la animadversión; el hecho de dar limosna. ¿Es ésta la caridad
masónica? Y a esta pregunta podemos responder sí y mucho más, pues se
desarrolla tanto en el campo material como espiritual y en su práctica los
masones se alejan de los cánones clásicos en que se ha encuadrado a la
caridad para llevarla a un campo más amplio e impersonal haciendo de
ella una verdadera creación para diferenciarla con grandeza del concepto
corriente y, especialmente, de la caridad católica, pues esta religión se ha
considerado siempre como la depositaria absoluta de la esencia de esta
virtud.
Cuantas variadas formas tomó para nosotros su realización, por eso
haremos mención a sus aspectos más sobresalientes, según nuestro modes-
to entender y que son los que le dan categoría y le imprimen sello de
originalidad.
El aspecto espiritual, el que más debe interesarnos, es el trabajo en-
caminado a obtener la liberación de los que viven oprimidos por su igno-
rancia o fanatismo y son por ende víctimas fáciles de los audaces, debe-
mos tratar de volcar en aquellos hombres la experiencia, tolerancia y sa-
ber que encierra en sí el masón y transformar la débil condición humana
con provecho para el prójimo. Si llegamos a este resultado estamos prac-
ticando la más pura caridad de evidente provecho para el individuo en par-
ticular y del medio en general.
En lo moral debemos practicar la caridad mediante el consejo sano y
oportuno para con los seres en peligro de dar un mal paso, aunque él no
nos sea solicitado y acarree momentáneamente malestar o disgusto, pero
si con nuestra intervención hacemos pensar y reconsiderar el acto a efec-
tuar, estamos haciendo caridad. La empleamos además cuando reconfor-
tamos con buenos deseos al afligido, hacemos bien a quien nos ha hecho
mal u ofendido y somos justicieros en nuestros actos. En resumen, todos los
hombres tienen derecho a nuestro amor y buenos oficios.
Tocante a su aspecto material, la caridad se debe practicar con
cautela y sin ostentación, con el pleno convencimiento que no hacemos
un favor o labor filantrópica, sino que ella es una obligación de solidari-
dad social, que damos algo que tenemos en calidad de depositarios y sin
esperar siquiera un gesto o palabra de agradecimiento, pues este gesto
o palabra acarrea a nuestra débil condición humana un sentimiento de
satisfacción o alegría y cuando estas emociones llegan al espíritu, nos
han pagado nuestra acción, es decir hemos comerciado con la caridad, en
circunstancias que nunca debe saberse el origen de ella.
Finalmente, la caridad material debe hacerse en forma tal, que el
beneficiado obtenga o saque un provecho permanente y no sea un mero
paliativo que no elimina la raíz del mal, sino que ayuda a fortalecerla pro-
duciendo daño en aquel que se pretendió ayudar.
Cuando el mundo profano dé a esta virtud la importancia que le da
la Masonería, estamos ciertos que nos veremos libres de miserias, injus-
ticias, fanatismo, corrupción y toda esa gama de males productos de los
espíritus mezquinos que inundan los pueblos que gozan de esta partícula
del total de la maravillosa creación del G A D U.

J. S. S— Resp. Lo. N° 88.


REVISTA MASÓNICA DE CHILE
Algunas consideraciones sobre la historia de
las Creencias y Cultos
Dado lo vasto y complejo del tema en es-
tudio, estas líneas no podrán tener sino el va-
lor que su título le asigna, es decir, el de al-
gunas consideraciones, tal vez un poco per-
sonales, sobre el desarrollo histórico de las
creencias y cultos.
Según algunos autores, el instinto religioso
sería tan ancestral que podría definirse al
hombre, como un animal religioso.
Plutarco decía: Podéis encontrar ciudades sin
casas, sin muros ni guarniciones, sin leyes,
sin monedas y sin letras, pero un pueblo sin
dios, sin oraciones, juramentos y sacrificios,
nadie lo vio jamás.
A lo dicho se opone lo afirmado por Buch-
ner, en época moderna, cuando afirma que
hay ejemplos de pueblos salvajes sin creen-
cias y que en sus vocablos carecen de pala-
bras para la idea de dios, religión, pecado,
etc.
La idea de dios aparece como una necesi-
dad imperativa, en esta evolución intelectual
del hombre, y al decir intelectual, digo cientí-
fica, ya que con el primer por qué interro-
gante del hombre primitivo, sienta las bases
de su inquietud científica. Digo que la idea de
dios aparece como una necesidad, tal como
para el matemático que busca una incógnita
que le ayude a resolver un problema "ab
absurdo".
Pero esta idea aparece tarde en la evolución
del hombre, y tal vez aquí podamos concor-
dar con el escrito bíblico, en el sentido que en
la época adánica fue cuando apareció el hom-
bre religioso, o sea, hace seis a ocho mil años.
Continuando nuestra comparación, con la
evolución mental del niño, podríamos decir
que ésta era la edad prepuberal de la huma-
nidad.
El tiempo pasa a través de los espacios si-
derales y con ello también va avanzando la
evolución mental de la humanidad. La histo-
ria nos recuerda las luchas religiosas, como
también la modorra abúlica y oscurantista de
las épocas profundamente creyentes. Buchner
expresa que mientras más religioso es un pue-
blo, tanto menos siente la necesidad de au-
mentar su cultura y conocimientos. De allí de-
duce la gran diferencia que existió entre los
antiguos hebreos que dependían íntegramente
de Jehová para suplir sus necesidades, estag-
nándose en su cultura, comparados con los
griegos librepensadores, que desarrollaron un
arte y una ciencia prodigiosos.
lalp
45
Muy lejos estoy de creer que hemos llega-
do actualmente a un grado de madurez adulta
de la humanidad, pero creo sí, que estamos al
borde de una crisis cataclística que hará
avanzar un paso más a la evolución mental
del hombre. Tal vez estos dos mil años que
marcan la era cristiana sean considerados la
época juvenil de la humanidad, pero sea cual
sea la edad futura del hombre, siempre esta-
rán representadas sobre la faz de la tierra,
todas las edades en conjunto.
Sentada esta base teórica, quiero analizar
brevemente algunas fases de la evolución re-
ligiosa del hombre.
Tal como en el niño, el hombre primitivo se
dirige a las cosas que lo rodean, personifi-
cándolas y asignándoles caracteres mágicos
o sobrehumanos. Aparecen con ello, las ideas
del Tabú y el fetichismo, confundiendo, según
los teístas, el efecto con la causa. Posterior-
mente, en la marcha analítica de la natura-
leza, descubre en la unidad, dos principios an-
tagónicos: en lo físico, la producción y la des-
trucción; el día y la noche etc., en lo moral,
el bien y el mal; en lo intelectual, la verdad
y el error, y en esta forma se ve aparecer el
dualismo indio de Mahadeva y Bahavani; el
egipcio de Isis y Osiris, etc.
Esta lucha sin cuartel entre dos factores, sin
que se destruyera la unidad, le hizo poste-
riormente concebir la idea de un término me-
dio conciliador y en esta forma aparece la
idea trinitaria de la unidad (Trimurti, de los
indios, Tríada de los egipcios, Trinidad de los
cristianos). Esta tercera entidad es un dios lu-
chador por la estabilidad y salvador del mun-
do. Ejemplos, Vishnú, Crisna, Tor, Cristo. To-
dos ellos son dioses batalladores, excepción
hecha del Mesías, razón por la cual no fue
aceptado por los judíos, que esperaban un
Mesías de combate. En las historias de estos
salvadores, se repiten en forma análoga, sus
descensos a los infiernos, sus muertes y resu-
rrecciones. A este principio reparador se le
suponía de acuerdo con el principio creador
y por lo tanto su descendiente. Y así vemos
a Crisna descender de Brahma, a Hero de
Osiris, a Apolo de Júpiter, etc. En este análisis
de poderes, los politeístas no pararon en la
trinidad y multiplicaron sus dioses a tal ex-
tremo que todas las cosas o facultades huma-
nas representaron un dios, con atributos espe-
ciales según las épocas o las regiones.
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46 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

Posteriormente, al observar la regularidad navo adquiere, un nuevo carácter local; al des-

del todo y al observarse a sí mismo, el hom-
bre dedujo la existencia de algo en común en-
tre él y el universo, y de esa manera deduce
la existencia del alma universal, y el movi-
miento perenne de la naturaleza le hace pen-
sar en un continuo movimiento transmigrato-
rio de las almas en un perpetuo proceso de ex-
piación y purificación.
Dice Creutzer, que las influencias climáticas
determinaron en cierto modo las prescripciones
morales, y así por ejemplo, el cálido clima de
la India, con su frondosa vegetación, sus per-
fumes, su sol abrasador, hicieron pensar a sus
habitantes, que la inacción era un deleite dul-
císimo, propio de los dioses y creyeron elevar-
se hasta ellos, a través de un rito de inmovili-
dad, para llegar al éxtasis o al nirvana, como
summum de perfección.
El sacerdote, que en un principio debió ha-
ber sido el padre de la familia o el jefe
del clan, se organiza en verdaderas castas,
tornando el sacerdocio un carácter dominante
dentro de las antiguas sociedades, abrogán-
dose el poder y haciéndose depositario de las
ciencias, creando lenguajes incomprensibles
para el vulgo, con lo cual trata de conservar
sus privilegios.
De Oriente a Occidente, las religiones pier-
den su carácter rígido, humanizándose. Este
fenómeno hace perder en Grecia la respeta-
bilidad hacia sus dioses, ya que llegaron a
asignarles las pasiones de los hombres, en
volviéndose y perdiéndose, los griegos, en la
orgia de sus propias creencias.
Los romanos reforman el politeísmo griego,
dándole mayor seriedad. Al borrar de su re-
ligión el fatalismo oriental, hacen avanzar al
hombre un paso más en el dominio de sus fa-
cultades, al entregarle la trascendental doc-
trina del libre arbitrio.
Más hacia el norte, el politeísmo escandi-
humanizar a sus dioses y rebajarlos a la es-
cala animal, como el lobo Feuris, dios de los
infiernos, o el sanguinario oso Odin, corres-
pondiente a Júpiter Tonante. Su mitología es
una infantil leyenda fantástica y vuelven sus
sacerdotes a las prácticas de la hechicería.
El politeísmo tiene, pues, una curva con un
brillo máximo en Roma, perdiéndose poste-
riormente en la fragmentación sin límites de
la unidad, en la creación de problemas a los
cuales no da solución.
El monoteísmo, sin embargo, marcha oscuro
desde los primitivos tiempos de la ley natural,
luego a través del judaísmo, siendo aprovecha-
da esta sumisión a un dios, por los legisladores,
para dictar las normas y preceptos de relación
entre los hombres, para desembocar, en el
antiguo cristianismo, en una doctrina de justi-
cia y caridad, que se opone con una fuerza
pasiva a la violencia corrupta de los últimos
estertores del politeísmo romano.
El cristianismo primitivo, simple y bello, se
ve estagnado en su desarrollo, con la apari-
ción de una aristocracia episcopal, llena de
inmunidades y privilegios y que sojuzga en
un oscurantismo sin precedentes un enorme
período histórico de la humanidad.
La serie de acontecimientos que marcan el
fin de la Edad Media, la Reforma, los descubri-
mientos geográficos, la imprenta, etc., marcan
también el fin de la época, que la Iglesia Ca-
tólica puede considerar su época de oro.
Los pensadores laicos otorgan al hombre
nuevas doctrinas, basadas en esa antigua ley
natural, deformada por la Iglesia, y en ese mo-
mento emancipador vemos levantarse nuestro
Orden que sublima a la Razón como único me-
dio de alcanzar la Verdad.
O. V. CH.— Resp. Lo. N.o 23.

Schopenhauer, entre el hombre y la materia dice así:

—El hombre: ¡Yo soy, y fuera de mí no hay nada, pues el Mundo es
mi imaginación!
—La Materia, contesta: ¡Yo soy, y fuera de mí no hay nada! El Mun-
do sólo es mi forma, y tú eres sólo una partícula de esa forma. Basta que
pase un poco de tiempo y tú te hundirás en la nada, pero yo permanezco
y seguiré de siglo en siglo mirando impertérritamente los cambios de mi
forma.
—El hombre: Lo infinito del espacio y del tiempo de que tú te vana-
glorias sólo existen en mi imaginación, soy yo sólo quien los concibe con
mi pensamiento. ¡Y si tú me amenazas que llegará un tiempo en el que
yo no existiré, entonces tú mismo te das con ello la muerte, pues tú exis-
tes sólo mientras yo pueda pensar e imaginar lo que eres!
Bruno H. Bürgel.
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE 47

PLANTEAMIENTOS MASÓNICOS
La Francmasonería dando a conocer la pureza de sus doctrinas, procura me-
jorar las condiciones humanas y tiende con la enseñanza gradual de sus ritos,
símbolos y alegorías al perfeccionamiento del individuo, haciéndolo más bonda-
doso, más justo, más razonable; despierta en él los sentimientos generosos del
amor al prójimo.
Lo incita a ser un hombre veraz, útil, caritativo, amigo del pobre y del rico,
siempre que sean virtuosos.
En el Templo masónico, dice el manual de instrucción de l.er grado: "se cavan
sepulturas a los vicios" y se rehace la vida de los iniciados, enseñándoles la mo-
ral masónica y no la moral común, acomodaticia y personalista del hombre egoísta,
del perverso, del vicioso, del ambicioso, no queridos hermanos, la moral masónica
fluye de la esencia misma de la doctrina masónica, cuyos fundamentos principales
son la bondad, la justicia y la razón.
La Francmasonería cobija en su seno a hombres probos, libres y abnegados,
Desde el momento que el postulante toca profanamente a la puerta del Templo
se "le advierte" que no reconocemos jerarquías sociales, ni fortuna y que los
que deseen iniciarse en nuestras prácticas y doctrinas deben ser hombres honra-
dos, libres de preocupaciones y dispuestos a servir a la humanidad.
El Masón debe tener un concepto real y efectivo de su dignidad y sostenerla
siempre pura con sus hechos y palabras. Debe ser un celoso cumplidor de sus
hechos y palabras. Debe ser un celoso cumplidor de sus obligaciones, distinguirse
del común de los demás por su corrección; la seriedad de sus actos deben señalarlo
sin esfuerzo alguno a la consideración general.
La lucha feroz y constante que debemos sostener diariamente para "de sbas-
tar la piedra bruta de nuestra propia personalidad", para pulirnos moralmente.
Esta lucha consigo mismo, para quitarnos los malos hábitos, para evitar que la
ambición corroa nuestros pensamientos, que la mentira manche nuestros labios, que
la hipocresía destruya la sinceridad de nuestros propósitos, que la embriaguez
embote nuestros sentidos, esta lucha debemos sostenerla a cada instante con la
energía convincente de que necesitamos individuos honrados de pensamiento y
de acción, haciéndonos de este modo dignos del nombre de Francmasón.
Nuestra calidad de Masón, jamás debemos anticiparnos a darla a conocer en
el mundo profano, quién lo hace sin que hubiere una necesidad suprema, traicio-
na sus principios y generalmente descubre su condición de tal, juntamente co n
sus vicios, produciendo daño, a la propia Orden Masónica.
El Masón no necesita hacer ostentación alguna, sus buenos actos serán su
mejor adorno, sin necesidad de hacer alarde de ellos.
La Masonería, como la religión, es más efectiva cuando se mezcla y asocia a
las actividades de la vida diaria, cuando se adapta a los asuntos familiares, em-
presas comerciales, diversiones, etc. Estabiliza las transacciones comerciales, dul-
cifica las relaciones sociales y actúa como un lubricante en el mecanismo da los
propósitos, desgraciadamente no siempre rectos de las ambiciones turbulentas.
Cada hermano, se dice, forma un eslabón de la Cadena sin fin, y ese esla-
bón debe responder a la Cadena en su calidad, de otro modo quebranta la fra -
ternidad y se pierde la unidad, echando sombras y dudas sobre la bondad y
firmeza del material.
Así cada uno de nosotros nos debemos a nosotros mismos y a los demás y
no debemos en ningún momento perjudicar a la Orden con nuestros malos actos,
que nos ha honrado admitiéndonos en su Hermandad.
Debemos llegar a nuestros Talleres con la frente erguida, con el orgullo e
íntima satisfacción que cumplimos con una función social.
J. A. A. L.— Resp. Lo. N.o 2.

El que carece de entendimiento, menosprecia a su

prójimo: más el hombre prudente calla.

48
LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ
Herramienta, según su significado literal,
es un instrumento, por lo común, de hierro
con que trabajan los artesanos en las obras
de sus oficios.
Desde los tiempos primitivos, los hom-
bres han empleado las herramientas, primero
para construir sus chozas, sus armas, y, en
general, todos los objetos y elementos
necesarios para su subsistencia. Ahora,
igual como ayer, las emplea para construir
sus casas, para fabricar maquinarias, para
ejecutar obras de arte y todo aquello que
el progreso y la vida moderna exige, y tam-
bién las emplea, desgraciadamente, para fa-
bricar elementos de destrucción, como son
las armas y todos los últimos adelantos de
la industria bélica, que sólo sirven para des-
pertar en los hombres sus instintos de des-
trucción, sus egoísmos, sus vicios y todo ese
cúmulo de imperfecciones que llevamos
ocultas y que nos dominan.
En este estado nos encontramos en la
vida profana, merced a estas vanidades,
donde vence el más fuerte, y en este estado
llegamos a golpear en forma desordenada
las puertas de nuestro Templo, sin otro ba-
gaje que nuestros mejores deseos de me-
jorarnos, de superarnos, de perfeccionar-
nos, para ser útiles a nuestros semejantes.
Sanas se han considerado nuestras inten-
ciones, y se nos ha hecho entrar, se nos ha -
sometido a las pruebas simbólicas de la ini-
ciación, se nos ha dado la luz y se nos ha
dado el dulce nombre de hermanos, y se
nos ha identificado también como esa pie-
dra tosca y deforme, que vemos colocada a
la entrada de nuestro Templo, y colocada a
los pies de la columna B, y que llamamos
"Piedra Bruta". Ella representa nuestra
personalidad, nuestros defectos e imperfec-
ciones, que tenemos que corregir, y para ello
la Masonería nos hace entrega en forma
simbólica de las Herramientas del Apren-
diz, las que debemos emplear a medida de
nuestras fuerzas, para iniciar el trabajo de
nuestro perfeccionamiento y el desbasta-
miento de nuestra Piedra Bruta, y nos guía,
además, hacia el camino que nos conducirá
a conocer la verdad, y nos dice que para
lograrlo debemos trabajar y siempre tra-
bajar.
Ello nos indica que el Mandil es nuestro
emblema del trabajo, y que como los obre-
ros y artesanos de la vida profana, se colo-
can el delantal para protegerse el cuerpo
lalp
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
de las impurezas y escorias de las mate-
rias que laboran, nosotros debemos colo-
carnos el Mandil, para protegernos el cuer-
po de las escorias que se desprenderán du-
rante el trabajo de desbastamiento de nues-
tra Piedra Bruta, con las herramientas del
grado, que son El Mazo, El Cincel y La
Escuadra.
EL MAZO: Representa el poder, la fuer-
za, la autoridad y relacionado con el ser
humano representa la Voluntad. Esa fuer-
za, esa voluntad que debemos emplear con
energía, para dar los primeros golpes sobre
nuestra Piedra Bruta, y sacar las escorias
e impurezas de nuestras almas y abrirnos
paso hacia el camino que nos conducirá a
conocer la Verdad. Pero el Mazo, o sea la
voluntad empleada en forma aislada, no con-
seguiría su objetivo sin la cooperación del
Cincel, que es otra de nuestras herramien-
tas, y que analizaré a continuación.
EL CINCEL: Simboliza el criterio, la in-
teligencia, la perfección, la prudencia. Su
duro temple y su agudo filo nos hacen posi-
ble la realización de nuestra obra.
Estas dos herramientas juntas, Mazo y
Cincel, voluntad e inteligencia bien diri-
gidas, irán dando sus golpes certeros e
irán eliminando poco a poco todas nues-
tras asperezas, todas nuestras imperfeccio-
nes y transformándonos en algo útil para
los demás. Ello nos enseña, además, que
debemos trabajar siempre unidos y en co-
laboración si deseamos hacer algo útil y
valedero.
LA ESCUADRA, que simboliza la recti-
tud, la equidad y la justicia, y nos indica
el camino de la verdad, y nos enseña a ser
justos y equitativos, y en nuestra obra de
desbastamiento de nuestra Piedra Bruta, nos
señala los ángulos, las rectas y hace posi-
ble el logro de nuestra obra.
Esto y mucho más nos dicen y enseñan
nuestras herramientas, sepamos utilizarlas,
no las abandonemos jamás, sigamos dando
golpes y más golpes con ellas, sigamos
trabajando a medida de nuestras fuerzas,
a medida de nuestras inteligencias, que lar-
ga y difícil es nuestra obra y es mucho lo
que tenemos que aprender en nuestra corta
vida. No desmayemos, que nuestra misión
como masones es trabajar sin interrup-
ción, hasta dejar bien pulida nuestra Piedra
Bruta.
E. C. F. — Resp. Lo. N.o 37

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
EL MOSAICO
Estos cuadrados, blancos y
negros, que tenemos ante nos-
otros, formando el piso cen-
tral de nuestro templo, ínter-
calados, formando un todo
unido, son llamados el mo-
saico.
Fijémonos en su colocación:
uno blanco, uno negro, uno
blanco, etc., separados por lar-
gas líneas paralelas que sir-
ven de junturas.
Este mosaico, común en
muchas edificaciones, sólo re-
presenta un adorno, mas, pa-
ra nosotros, que simbolizamos
todo objeto existente en el
interior del templo, tiene tam-
bién que significar algo con-
cerniente a nuestra doctrina,
o deseos, o aspiraciones.
Hemos aprendido, a través
de nuestras cámaras de l.er
grado, que estos cuadrados
simbolizarían, para unos, la
unión entre las razas huma-
nas; para otros, la unidad
masónica mundial, a pesar da
los distintos conceptos filosó-
ficos que poseamos individual-
mente, o a la semejanza de
las aspiraciones espirituales
de todos nosotros.
Nos llama la atención que
en estas definiciones del mo-
saico, como podemos decir,
existe el deseo de llegar a
conseguir dichas aspiraciones,
dejando establecido, tácita-
mente, una diferencia, una
separación, tal como se sepa-
ra por una línea cada cua-
drado, en los conceptos de ra-
za, de unidad, de semejanza.
Es decir, dichos conceptos
enciérranse antagónicamente
entre sí, se separan entre
ellos, y aunque pueden tomar
contacto, juntarse cual los la-
drillos, no se fusionan, no
forman un solo todo.
Analicemos, someramente,
el concepto raza; los ladrillos
son blancos y negros. Simbó-
licamente, representarían a
las razas blancas y negras.
Dentro de la perfección, re-
lativa perfección humana, de
nuestros símbolos, nos falta-
rían algunos colores, amari-
llos, rojos, de las otras razas
humanas no indicadas, o nos
permitirían, a priori, indicar
la existencia real de diferen-
tes razas, mostrando sola-
mente las de más violento
contraste, la raza blanca y la
negra, naturalmente.
Más aún. El hombre, colo-
cado en uno de estos puntos,
puede decir, y dice que es de
raza blanca, y que hay otro
que es de raza negra, para en
seguida exclamar que, sin
embargo, todos pueden ser
hermanos.
Podemos ser hermanos, pe-
ro el contraste queda estable-
cido. ¿Y este contraste? Aquí
llegamos, imbuidos de nues-
tra antigua concepción filo-
sófica occidental, a represen-
tar la ley tan conocida, lla-
mada, como la palabra lo in-
dica, 1a ley de los contrastes.
Y al aplicarla entre blanco
y negro, traeríamos la secuela-
consiguiente: noche y día, luz
y sombra, calor y frío, bien
y mal, verdad y error, saber
e ignorancia, dolor y alegría.
¿Es verdad esta ley? ¿Tiene
una base científica para con-
siderarla como verdadera?
Veamos: ¿quién podría ver
con sus ojos, en un plácido
atardecer, separarse el día de
la noche, por una línea abis-
mal, o, al despertar al canto
de los pajarillos, desaparecer
la noche y aparecer el día?
¿Quién puede decir basado
en la ciencia, que es espéci-
men puro de la raza blanca, y
tacha a un semejante de ne-
gro, o amarillo, o rojo?
¿Quién es el osado que pue-
de gritar que posee la ver-
dad, o el bien, y pedir el cas-
tigo para el hombre envuel-
to en el error o la mentira?
Sabemos, si no en definiti-
va, pero sí como cosa acep-
tada, que los hombres descen-
demos de un tronco común,
el pez, y que a través de los
siglos, por guerras, emigra-
ciones, viajes, los hombres se
han mezclado entre sí, impo-
sibilitando del todo la forma-
ción de grupos étnicos puros.
Y sabemos que el color de
la piel no es otra cosa que una
necesidad fisiológica para en-
frentar el clima en el cual
nos toca vivir.
¿Y qué es bueno, y qué es
malo? En la vida social hu-
lalp
49
mana, la época, la latitud, el
clima y las circunstancias,
han dado y darán éticas y
morales distintas y contra-
puestas.
Pero el mosaico sigue con
sus cuadrados blancos y ne-
gros. Sigue el contraste. ¿Ha-
brá fallado el símbolo? ¿O
no será que, como siempre, el
hombre sujeto a las costum-
bres, lo ve cuadrado, blanco
y negro?
¿Y no cambiando su acos-
tumbrado punto de vista, no
alcanza a percibir el símbolo?
No miremos, como acostum-
bramos, al mosaico. Busque-
mos un nuevo ángulo: mire-
mos el mosaico en forma obli-
cua, dirigiendo nuestra vista
a un rincón del piso.
Ya no hay cuadrados: hay
rombos, muchos rombos, rom-
bos que, con su graciosa for-
ma, dan un aspecto nuevo al
conjunto; el abismo entre
blanco y negro desaparece, y
se reemplaza por una armo-
niosa conjugación en sus vér-
tices, sin contrastar los colo-
res, sino armonizándose en
tonos suavizados, tolerándose
entre sí.
Se ha producido un muevo
efecto: la Armonía.
En la Naturaleza no existe
la ley del contraste: existe la
armonía en todos sus fenóme-
nos: el día desaparece tan gra-
dualmente, que se viene la
noche sin que sepamos cuan-
do; el dolor se apaga, no de
repente, sino cuando com-
prendemos que en nuestra al-
ma sigue viviendo la esperan-
za; no somos blancos, sino que
nos diferenciamos, a través
del tiempo, de los negros y
amarillos, o rojos americanos.
En nosotros, se ha produci-
do ahora, al cambio de ángulo
visual, el concepto filosófico
de síntesis, de armonía natu-
ral: como tesis, soy, blanco,
como antítesis, eres negro,
como síntesis, apenas "somos
blancos o negros dentro de lo
relativo de nuestros conoci-
mientos, sin saber hasta dón-
de llegamos en el color, tan-
to el uno como el otro.
Y este concepto de armo-
nía, lo traducimos en, para
nosotros, el simbolismo del
50
lalp

REVISTA MASÓNICA DE CHILE

mosaico que lo encerraba, y que confunden y separan a la y el débil, cuando encierran

que no lo comprendíamos en
su verdadera naturaleza: la
Tolerancia. Tolerancia que no
es ahora una virtud adquiri-
da por la educación o el es-
tudio o la voluntad, sino algo
inherente a nuestro propio ar-
monioso ego, a nuestra pro-
pia naturaleza, que nos indi-
ca que nada es en sí, sino to-
do se encierra en el relativis-
mo científico.
Y que la Verdad y el Error
Humanidad, no puede ser otra
Verdad que la Verdad cientí-
fica, y el Error, aquello que
perturba la armonía de las
relaciones humanas y natura-
les, como la tiranía, porque,
naturalmente, es libre el pa-
jarillo, el viento, el sol, el aire,
el río, la mar, la tierra y el
hombre.
Como la desigualdad porque
es igual el pobre y el rico, el
negro y el blanco, el fuerte
virtud.
Como el odio, porque todo
es fraternal; todo viene de la
Naturaleza, única Madre Uni-
versal, y todo vuelve a ella;
todo se hermana ante su fun-
ción específica sobre la tie-
rra, como es en el hombre, en
la mujer, en la sociedad, en
la Humanidad que lucha por
un fin mejor, la Armonía en-
tre todos los seres.
R. R. R.— Resp. Lo. N.o 28.

LIBERTAD
"La primera palabra de la triada fundamental masónica y que obliga a
todos los hermanos a luchar por la libertad de los pueblos y por su propia libe-
ración de prejuicios, fanatismos y supersticiones, así como por su liberación
económica". Y,
LIBRE ALBEDRIO. — "La facultad aplicada de la voluntad que no tiene más
límite que los derechos de los otros, la moral y el orden".
Muy profundo y amplio en su significado, difícil de encuadrar en un marco
rígido, la Libertad ha sido el lema de los pueblos oprimidos por las tiranías del
cuerpo y del espíritu. No hay escritor, filósofo o pensador que no exprese, según
su propio pensamiento, definiciones, pensamientos, conceptos y frases relacio-
nadas con "Libertad"; ella fue el grito de la Revolución Francesa: LIBERTAD,
IGUALDAD, FRATERNIDAD, y en aras de ella, desde que existe el mundo, mi-
llares y millares de seres han ofrendado sus vidas. La Historia, en todas sus épocas,
está llena de héroes y mártires de la libertad. En nuestros tiempos, algunos hombres
egoístas, ambiciosos, de torcidas y malsanas intenciones, tratan por la fuerza de
constreñir el libre juego de las libertades públicas, de culto, políticas, económi -
cas, sociales, de prensa e información y, ante este atentado, día a día leemos y
escuchamos encendidas proclamas y enérgicos llamados a luchar por l a Liber-
tad. Se ha dicho que hay que sufrir la pérdida de la Libertad para saber aqui -
latarla en su verdadero valor.
La Masonería cuenta entre todos sus miembros a "Hombres Libres y de
Buenas Costumbres", y en esta expresión engloba a los masones libres de pre-
juicios, de supersticiones y fanatismos que luchan por las libertades de todos
los hombres, mediante el estudio, el auto perfeccionamiento y la práctica
valiente y efectiva de todas las grandes virtudes masónicas.
En todos los países se elevan monumentos a la "LIBERTAD" y es así como
en los Estados Unidos es mundialmente famosa la Estatua a la LIBERTAD, y en
otros, en los homenajes a héroes de la Independencia, vemos a la Libertad
representada por una mujer muy bella, resplandeciente de luz, que con un a
sonrisa amorosa enjuga las heridas de los hombres, les seca el sudor de la frente
y mesa sus cabellos.
El Grande Arquitecto del Universo ha dado a los hombres este inefable don,
porque todos nacemos libres, y es nuestra obligación el luchar por conservarla
íntegra y, para conseguirlo, es que nos perfeccionamos en la cultura, en el estudio
de grandes virtudes; aprendiendo a conocer las manifestaciones del pensamiento
humano, de nuestras imperfecciones, desechando la vanidad, la ambición des-
medida, practicando la Caridad, la Fraternidad y la Tolerancia; enjuiciando a
nuestros semejantes con altura de miras y sin prejuicios, y todo esto, es la base
de los principios masónicos y la luz que recibimos en nuestros Talleres.
J. R. O.
Resp. Lo. N.o 80
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE 51

Discurso pronunciado por el Q H Orador de la

Respetable Logia "PROGRESO" N.o 4 en los
funerales del Q H Juan Rajcevic R.

SEÑORES:
Nuevamente nuestro Valle Masónico se cubre de duelo, y un profundo
dolor envuelve con sus invisibles crespones las columnas de nuestro Templo.
El Hermano Juan Rajcevic, nuestro querido hermano y más querido amigo,
que se iniciaría hace veinte largos años en la Respetable Logia Progreso N.o 4,
ha roto sus materiales envolturas y su espíritu liberado vuela en la luminosi-
dad del Misterio Infinito. Es un Ariel, pero un Ariel triste, su temperamento
de eslavo que alternaba esa alegría incontenible, pura, espontánea de niño
feliz, con sus arrebatos pasionales, y a veces con la tristeza del presentimiento,
no puede comprender en su actual soledad que los fenómenos histológicos de
células y más células que se suceden en un sitio determinado del organismo,
puedan interrumpir la continuidad de la vida en lo que se refiere al afecto,
al cariño, a la amistad, y que los hombres de la noche a la mañana se junten
alrededor de un féretro para entregar los restos de un amigo a la terrosa des-
integración de la nada.
Juan Rajcevic era un rebelde, un rebelde del sentimiento, y en su paso por
la Logia, especialmente cuando desempeñó cargos de responsabilidad directi-
va, dejó estampada su inquietud desbordante, su inconformismo siempre cre-
ciente en lo que consideraba el ideal de la perfección, la justicia y la belleza.
Para muchos de los aquí presentes les puede parecer difícil concebir a Juan
con su Mandil de Masón entregado de lleno a la causa de la Orden, y para
algunos probablemente no hubiesen querido nunca que se hubiera hablado en
estos momentos de Masonería; pero la Orden, lo que en el plano espiritual de-
biera ser para todos, es lo que Juan en su vida íntima era, y es por eso que
su Logia, en la que se inició, en la que vio la luz masónica, en la que prestó
el juramento, que mantuvo con una lealtad transparente y límpida, se doblega
por el dolor frente a su cadáver, y les dice a los PROFANOS que le amaron
en vida: ALLI TENÉIS A UN MASÓN, ALLI YACE UN HOMBRE QUE
NI LA SOBERBIA. LA VANIDAD O LA MISERIA HUMANA LO HICIERON
CLAUDICAR DE LOS PRINCIPIOS QUE JURO MANTENER; AQUÍ YACE
EL QUE FUERA UN HOMBRE BUENO, Y AUNQUE LA MASONERIA NO
HUBIESE EXISTIDO. EL HUBIERA SIDO MASÓN POR CONDICIÓN NA-
TURAL E INHERENTE A SU ESPÍRITU.
Su generosidad, que repartió entre sonrisas, reflejaba lo que su alma con-
tenía; sabía perdonar sin la mezquindad del poderoso, y los humildes recibie -
ron toda la bondad de su corazón simbólico, porque el otro, el anatómico,
palidecía entre las cicatrices que la vida le iba dejando.
Faltaban tres minutos para las cinco de la tarde el día de su partida, tres
minutos de diferencia con la hora simbólica del poema de García Lorca, y Juan
en su sangre ardiente sintió la Cogida y la Muerte, y sintió cómo la Muerte,
con dedos de cirujano; iba anudando sus coronarias, y sintió cómo la Vid a
dejaba paso a la Muerte que buscaba el camino de la Exaltación del Homb re
al Recuerdo.
Y cayó como él quería, junto al enfermo, buscando un diagnóstico, y
llevaba tan lejos e íntimamente su celo de médico, que de haberlo podido hubiese
querido también haber constatado su propia muerte.
Como siempre, mueren los que funcionalmente no deben morir, y siguen
viviendo otros que muertos están.
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52 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

La casualidad me hace despedirme de ti en estos momentos. Quisiera que

me escucharas donde estuvieras, para poder hablarte con el mismo acento y
lenguaje con que hablábamos en los pasillos del Hospital. Quisiera que com-
prendieras que en estas circunstancias toda retórica es inútil, y que tus tím-
panos inertes captaran todo lo que no puedo expresarte. Quisiera estar solo
frente a tu cadáver, sin que estuvieran estos amigos presente, para hablarte
en forma sencilla y elemental de todo el dolor reprimido, y el llanto que ocul-
tamente ha brotado en forma muy profunda de nuestros corazones.
Viviste proyectado en la emoción, en el sentimiento; te quemaste en la
llama del amor fraterno; tu cuerpo vuelve a la tierra que no es por el mo-
mento tu querida tierra magallánica; tú sabes como ya se ha dicho que a los
hombres no se les llora por las lágrimas, sino por el recuerdo que ellos de
jan; tu recuerdo se ve eclipsado por el cariño que prodigaste; que las hojas
de la acacia, nuestro simbólico árbol de los muertos, cubran tu aterido cuer-
po, y que ese amor que en vida entregaste, vuelva hacia ti como luz y guía,
en el eterno camino que emprendes. HERMANO MIÓ, ADIÓS.

LAS JOYAS MASÓNICAS

En primer término, diremos que la Masonería Universal adorna sus Templos
con seis joyas: tres movibles y tres fijas. Entre las movibles, tenemos la Escuadra
representada por el Venerable Maestro; el Nivel, representado por el Primer Vi-
gilante, y la Plomada, representada por el Segundo Vigilante.
La Escuadra, primera joya del Templo, representa la sabiduría, herramienta que
en la vida profana la vemos indispensable para cuadrar un trabajo el carpintero,
albañil, arquitecto, dibujante, etc. Simbólicamente representa rectitud, equidad y
justicia, cualidades indispensables que debemos poseer todos los hermanos, Masones,
a fin de que con nuestro ejemplo se vayan rectificando las anomalías que vemos
cada día.
El Nivel, instrumento que se emplea para trazar líneas paralelas al hori -
zonte. El Nivel es un símbolo de igualdad, nos inculca la idea de no conside-
rarnos superiores al prójimo, y así hacer una vida más justa, rechazando toda,
Idea de desigualdad arbitraria.
La Perpendicular o Plomada, en términos profanos, es una pesa de plomo
usada generalmente en albañilería, suspendida de un cordel y que sirve para
comprobar si algún objeto está perpendicular al horizonte. En nuestra Orden es la
tendencia que tenemos a perfeccionarnos mediante la observación y el estudio.
Simbólicamente representa la belleza.
Las joyas fijas son: la Piedra Bruta, la Piedra Pulimentada y el Tablero o
Mosaico.
La Piedra Bruta, símbolo de nuestro trabajo, a la que se nos ha encomendado
pulir sus asperezas por medio del mazo y el cincel. Una vez cumplida esta labor,
esperamos recibir la ansiada recompensa en la columna "B".
Las asperezas que tenemos que combatir, desgraciadamente, comunes en la
personalidad humana, tal como la mentira, crueldad, egoísmo, falta de honradez,
etc.. son las que dificultan el progreso y bienestar de un país; de ahí la razón
de nuestro trabajo.
Además de las Joyas ya mencionadas, existen las tres grandes Joyas de
nuestro Orden que son: la Biblia, la Escuadra y el Compás, útiles indispensables
para cubrir una Tenida.
D. C. M.
Resp. Lo. N.o 20

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
Iniciación efectiva e iniciación virtual
Aun cuando la distinción entre la inicia-
ción efectiva y la iniciación virtual pueda
estar ya suficientemente explicada con la
ayuda de las consideraciones ya conocidas,
ella es lo bastante importante como para
que nosotros ensayemos de precisarla to-
davía un poco más, y, en este sentido, des-
tacaremos que la relación con una organi-
zación tradicional regular (presuponiendo
naturalmente la calificación), basta para la
iniciación virtual, mientras que el TRABAJO
INTERIOR que viene en seguida concierne
propiamente a la iniciación efectiva que es,
en suma, en todos sus grados, el desarrollo
''En Acto" (función) de las posibilidades a
las cuales la iniciación virtual da acceso.
Esta iniciación virtual es, pues, la inicia-
ción entendida en el sentido más estricto de
la palabra, es decir, como una "entrada" o
un "comienzo". Bien entendido, eso no quiere
decir en ningún momento que ella pueda ser
mirada como una cosa que se basta a sí
misma, sino solamente que ella es el punto de
partida necesario de todo el resto. Cuando
se ha entrado en una vía, todavía se necesita
esforzarse para seguirla y, lo que, es más, si
se puede, seguirla hasta el fin. Se podría
resumir todo en algunas palabras: Entrar en
la vía (camino), es la Iniciación Virtual;
Seguir la vía, es la Iniciación Efectiva.
Desgraciadamente, en el hecho muchos
se quedan en el umbral, no siempre, porque
ellos sean incapaces de ir más lejos, sino
también, sobre todo en las condiciones ac-
tuales del mundo occidental, debido a la
degeneración de ciertas organizaciones que
transformadas únicamente en "Especulati-
vas", no pueden, por eso mismo, ayudarlos
de ninguna manera para el trabajo "Ope-
rativo", aún en sus estados más elementa-
les, y no los proveen con nada que les per-
mita aún sospechar la existencia de una
"Realización" cualquiera.
Debemos recordar que la Iniciación es
esencialmente una transmisión, y agregare-
mos que esto se puede entender en dos sen-
tidos diferentes; de una parte, transmisión
de una influencia espiritual, y de o tra
parte, transmisión de una enseñanza
tradicional. Es la transmisión de la
lalp
53
influencia espiritual la que debe ser ana-
lizada en primer lugar, no solamente porque
ella debe lógicamente preceder a toda en-
señanza, lo que es demasiado evidente des-
de el momento en que se ha comprendido
la necesidad de una relación o unión tra-
dicional, sino, y sobre todo, porque es ella
la que constituye esencialmente la Inicia-
ción, en su estricto sentido, si bien que no
se debiera tratar más que de la Iniciación
Virtual, todo podría reducirse en suma a
ella, sin que hubiera necesidad de agre-
garle ulteriormente una enseñanza cual-
quiera. En efecto, la enseñanza iniciática,
de la cual precisaremos su carácter particular
en seguida, no puede ser otra cosa que una
ayuda exterior aportada por el trabajo
interior de realización, a fin de apoyarlo y
guiarlo mientras ello le sea posible. Es
ésa, en el fondo, su única razón de ser y es
en ello solamente que puede consistir el la-
do externo y colectivo de un "verdadero tra-
bajo iniciático", si se le comprende realmente
bien en su significado legítimo y normal.
Ahora, lo que complica un poco más el
asunto, es que las dos especies de transmisión
que acabamos de indicar, siendo completa-
mente diferentes en razón de su naturaleza
misma, no pueden, sin embargo, ser ente-
ramente separadas una de la otra; y esto
necesita todavía algunas explicaciones, aun
cuando hemos tratado ya este punto en
alguna forma al referirnos a las relaciones
estrechas que unen el rito y el símbolo. En
efecto, los ritos son esenciales, y por sobre to-
do, el vehículo de la influencia espiritual, que
sin ellos no puede ser transmitida de ninguna
manera, pero, al mismo tiempo, por el hecho
de que ellos mismos tienen en todos los
elementos que los constituyen un carácter
simbólico, llevan también, necesariamente,
en sí mismos una enseñanza, puesto que co-
mo lo hemos dicho, los símbolos son, preci-
samente, el ÚNICO lenguaje que conviene
realmente a la expresión de las verdades de
orden iniciático.
A la inversa, los símbolos son esencial-
mente un medio de enseñanza, y no sola-
mente de enseñanza exterior, sino que tam-
bién de algo más, en tanto que ellos de-
 lalp

54 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

ben de servir de "apoyos" a la meditación ejemplo, cuando se quiere encontrar en los

que es, al menos, el comienzo de un traba-
jo interior; pero esos mismos símbolos, co-
mo elementos de los ritos y en razón de ser
de su carácter "no-humano", son también
"apoyos" de la influencia espiritual misma.
De ahí que, si se reflexiona que el trabajo
interior sería ineficaz sin la acción, o si se
prefiere sin la colaboración de esta influen-
cia espiritual, se podrá comprender que la
meditación sobre los símbolos toma ella mis-
ma, en ciertas condiciones, el carácter de
un verdadero rito y de un rito que, esta
vez, no confiere solamente la iniciación vir-
tual, sino que permite alcanzar un grado
más o menos avanzado de iniciación
efectiva.
Por el contrario, en lugar de servirse de
los símbolos de esta manera, se puede tam-
bién limitarse a "especular" sobre ellos, sin
proponerse nada más. No queremos, por
cierto, decir con ello que sea ilegítimo ex-
plicar los mismos símbolos en la medida de
lo posible y de buscar a desarrollar por co-
mentarios apropiados, los diferentes sen-
tidos que contienen (con la condición, por
otra parte, de evitar toda "sistematización",
que es incompatible con la esencia misma del
simbolismo), sino que queremos decir que
ello no debería, en todo caso, ser mirado
como una simple preparación o algo parecido.
Es justamente eso lo que, por definición,
escapa por fuerza al punto de vista
"especulativo" como tal. Este no puede más
que atenerse a un estudio externo de los
símbolos lo que no permitiría pasar a los que
a ello se dedican, de la iniciación virtual a
la iniciación efectiva. Todavía se detiene
ella muy a menudo en los significados más
superficiales, porque para penetrar más
adelante hace falta ya un grado de
comprensión que, en realidad, supone otra
cosa que la simple "erudición", y aún hay
que considerarse felices, si ella no se ex-
travía más o menos completamente en las
consideraciones "secundarias", como por
símbolos un pretexto de "Moralización", o
se quiere extraer de ellos pretendidas apli-
caciones sociales y aun políticas, que no
tienen, por cierto, nada de iniciáticas ni me-
nos de tradicionales.
En este último caso, ya se ha franqueada
el límite en el que el "trabajo" de ciertas
organizaciones cesa enteramente de ser ini-
ciático, para caer pura y simplemente en el
punto de vista profano. Este límite es tam-
bién, naturalmente, el que separa la simple
degeneración de la desviación, y es muy fácil
comprender cómo la "especulación", tomada
como un fin en sí misma, se presta enfado-
samente a deslizarse de una a la otra, de
una manera casi insensible.
Podemos ahora concluir sobre este asunto:
mientras no se haga otra cosa que "es-
pecular", aun manteniéndose en el punto de
vista iniciático y sin desviarse de una mane-
ra u otra, se encuentra uno encerrado, en
alguna forma, en una "impasse", puesto que
se podría sobrepasar, por ello, de la inicia-
ción virtual, y todavía ésta existiría también
sin ninguna "especulación", puesto que ella
es la consecuencia inmediata de la transmi-
sión de la influencia espiritual. El efecto
del rito por el cual esta transmisión se opera,
es "diferido", como lo decíamos anterior-
mente y permanece en estado latente mientras
no se pase de lo "especulativo" a lo "operati-
vo". Es decir, que las consideraciones teó-
ricas no tienen un valor real, como trabajo
propiamente iniciático, si es que ellas son
destinadas a preparar la "realización" y ella
es, en el hecho, una preparación necesaria,
pero esto es lo que el punto de vista especu-
lativo es incapaz de reconocer y, por conse-
cuencia, él no puede tampoco dar conciencia
a aquellos que limitan su horizonte en él.
(Traducido del libro "Apercus sur L'lni-
tiation", de René Guenon).
E. G. P— Resp Lo N.o 72

Maestro es la persona que puede enseñar. En Masonería ésta sería la in-

terpretación correcta del término, ya que el Maestro llega, a estar en po-
sesión de este título, después de haber pasado por los grados primero y se-
gundo, que constituyeron una escuela que lo capacita para impartir enseñanzas
a sus Hermanos y para ser él mismo un ejemplo de virtudes.
No debemos ver en el Grado de Maestro la meta de la Francmaso-
nería, sino una etapa que nos proporciona nuevos conocimientos socioló -
gicos, morales, filosóficos y metafísicos. Conocimientos que nos permiten su-
pararnos a nosotros mismos y llegar con ellos a poder aspirar a enseñar y
divulgar los principios e ideales de la Masonería.

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
LA PALABRA
Despojado de sus metales,
el recipiendario fue introdu-
cido en el TEMPLO y, a través
de sus viajes alegóricos, a-
prendió a pensar por sí
mismo.
Arrodillado ante su con-
ciencia, juramentó sus propó-
sitos, humilde y respetuosa-
mente, colocando su mano
derecha sobre la Verdad Re-
velada por la Tradición, ple-
no de conciencia y de perfecto
conocimiento de su corazón y
en un acto de libre esponta-
neidad.
No revelará los secretos de
la Orden, sino a buenos y legí-
timos masones, ni hará que la
semilla pierna su poder vital
al no grabar, esculpir, revelar
ni permitir que se conozca su
Palabra Sagrada, contribu-
yendo así a la unidad de la
Orden y a la continuidad de la
Tradición que por medio de
ella se transmite simbólica-
mente. Como última obliga-
ción reconocerá fraternal-
mente sus deberes de soli-
daridad que lo unen al resto
de los masones.
A estas alturas cae la ven-
da que cubría sus ojos, ve la
realidad y confirma su ju-
ramento.
Recompuestas las irregula-
ridades simbólicas de su ves-
tuario, ya regularmente intro-
ducido en el Templo, y como
recompensa a los esfuerzos a
que se vio sometido a través
de su iniciación, recibe se-
cretamente la Palabra Sagra-
da de parte de Su Venerable
Maestro, en el lugar mismo en
que nace la Luz y mora el
Espíritu de Verdad.
Su Venerable Maestro le
dirá que la Palabra represen-
ta la constatación de la Ver-
dad, de que todo se manifiesta
desde un Principio Interior o
espiritual llamado Verbo o
Palabra.
Al escuchar la frase: "En
el Principio era el Verbo",
reconocerá el origen espi-
ritual de todo lo que se pre-
senta de alguna manera de-
lante de sus sentidos.
Y esto podrá aplicarlo tan-
to a la creación o formación
del Universo desde su Primer
Principio como a la particular
creación o formación del ser
del hombre y de su vida
manifestada.
Como primera letra reci-
birá el simbolismo masónico,
fundamento de su instruc-
ción. Por medio de él consta-
tará el origen espiritual de lo
que sus sentidos le permiten
ver materialmente. Tendrá
que descubrir Verdades me-
diante la meditación y el estu-
dio, pudiendo así conocer y
balbucear la segunda letra que
le llevará útil y provecho-
samente a recibir la tercera.
El análisis de la Palabra
en su composición hebraica,
dará al iniciado los medios
para desentrañar el profundo
contenido de su combinación.
Posiblemente se remontará
en el espacio y el tiempo hasta
los comienzos de primitivas
civilizaciones, viendo así có-
mo el origen de todas estas
culturas radicó, en su prin-
cipio, en el dominio de las Ar-
tes, de la Agricultura y la Ar-
quitectura, que lentamente
revolucionaban la faz del
mundo.
Desde luego, en relación
con la Orden, le interesará la
Arquitectura, matriz de la
civilización.
Vera cómo el hombre pri-
mitivo, impulsado por la nece-
sidad física y espiritual, apren-
dió lentamente a construir su
morada. Se había descubierto
la escuadra y el cuadrado y se
abría una era Arquitectónica.
Conocido el mundo exterior,
que mediante su dominio re-
flejado en sus construcciones
le había permitido resguardar-
se de las inclemencias del me-
dio, este hombre primitivo
necesitó dar expansión al
pensamiento y al alma, mani-
festándolo en escuelas religió-
sas, iniciáticas o por lo menos
mágicas, las que exteriorizaba
simbolizadas en sus construc-
ciones.
Sus realizaciones, al hacer-
se útiles tomaban forma y en-
cerraban desde luego un pen-
samiento y un misterio. Más
que trabajo en sí, eran verda-
des descubiertas.
Como ejemplo, se desta-
cará en su mente la imagen
del pueblo egipcio. Este
lalp
55
anheló reposar en lugares in-
destructibles, y construyó las
pirámides.
Sus constructores, conoce-
dores profundos de las leyes
que regían el mundo de las
causas del planeta que habi-
taban, dominando en espe-
cial las Artes de la Geometría
y depositarios de Verdades
difíciles de revelar las per-
petuaron simbólicamente en
sus obras que sólo los verda-
deros Iniciados podían descu-
brir.
Verá cómo los cuatro extre-
mos de las pirámides apun-
taban a los cuatro puntos
cardinales. Sus medidas indi-
caban exactamente la distan-
cia a los principales astros y
correspondían a un radio y
otras medidas de la Tierra.
Sus cámaras secretas se
iluminaban sólo en los pe-
ríodos solsticiales. Su signi-
ficación la grabaron por me-
dio de signos y jeroglíficos.
Los profanos miraban
asombrados la grandeza de
estas obras y sus signos, y no
podían ver más allá de lo
que sus sentidos le refleja-
ban. Sólo los iniciados en sus
herméticas escuelas compren-
dían su valor.
Como estas construcciones,
diseminadas por el mundo
entero, ruinas de otras civi-
lizaciones le harán ver la si-
militud que guardan unas con
otras. Todas evidencian un
sentimiento hacia lo Invisi-
ble y marchando hacia al
plano de lo Trascendente.
Verá cómo Sócrates había
descubierto, por medio de su
método interrogativo, que
cuando los hombres piensan
intensamente en un proble-
ma, llegan a deducir un sis-
tema común de Verdad, de
lo cual deducirá el parentez-
co de la humanidad y de la
Unidad del Alma.
Corroborará estas ideas
con la clave de semejanza
existente entre las filosofías y
creencias de pueblos lejanos.
Ejemplos tan antiguos y
elocuentes le brindarán la
trinidad y, el triángulo. Casi
todas las religiones de pue-
blos de diferente habla y si-
 lalp

56 REVISTA MASÓNICA DE CHILE

tuados a distancias lejanas
unas de otros, giran alrede-
dor de una trilogía, y en casi
todos los templos de estas
religiones se encuentran gra-
badas figuras triangulares.
Pero aún más antiguo y
misterioso será para él el
ejemplo de la svástica. La
encontrará entre los ladri-
llos hebreos, en las ramas
de Troya o de Egipto, en los
vasos de la antigua Chipre,
en los restos de los hititas.
en la alfarería de los e etrús-
cos, en los templos Indios, en
los altares romanos, en los
monumentos rúnicos de la
Gran Bretaña, del Tibet, la
China. Corea, Méjico, Perú y
aun en las necrópolis prehis-
tóricas de Norteamérica.
Apreciará en la svástica un
símbolo común de Verdad para
estos pueblos, que simbolizaba
la idea de un sendero de luz
que recorre el laberinto des-
concertante de la vida.
Las construcciones le de-
mostrarán que el hombre ha
sido siempre un arquitecto.
Sus obras le evidencian sus
ansias y temores, sus espe-
ranzas y ensueños e inde-
pendientemente del carácter
de sus constructores suelen
ser religiosas o iniciáticas.
Tal como los pueblos pri-
mitivos conocieron él mun-
do exterior de los efectos en
que vivían y, gracias a sus es-
tudios esotéricos lo simboli-
zaban en sus obras, demos-
trando un común denomina-
dor de Verdad, así también
el Iniciado comprenderá que
el simbólico tocamiento le
ha hecho ver que no debe
quedarse en la superficie de
lo que sus sentidos le eviden-
cian, así también la Pala-
bra será para él como un acto
de Fe, que siendo profundo y
efectivo convencimiento de su
Espíritu, le llevará, cual Luz
que iluminara al pueblo de
Israel, en su éxodo a la
Tierra Prometida de la Li-
bertad y la Independencia
que le distinguirá de los pro-
fanos.
El simbólico Templo le-
vantado por su iniciación
será el Templo de la Verdad
y la Virtud, y, como grano de
arena, unido por indisolubles
cadenas al resto de sus her-
manos, formará parte, a1 ini-
ciarse efectivamente en, el
contenido de sus símbolos, de
la columna de la Fe que lle-
va como distintivo su PALA-
BRA SAGRADA.
Como digno obrero del
G A D U, recibirá,
al pie de ella, su salario, que
será el fruto de sus esfuer-
zos.
Aplicará indistintamente y
con inteligencia su Palabra
Sagrada en todo orden de
cosas y en ella tendrá la Fuer-
za para distinguir entre el
Bien y el Mal.
Ha comprendido la PALA-
BRA y ya es un INICIADO.
P. G. G.
Resp. Lo. N.o

LA CADENA
Adorna y rodea nuestros Templos una hermosa cadena. Cadena simbólica;
pues no es una cadena de las tantas que existen en el mundo profano y que para
tantos usos y costumbres se prestan. Las cadenas en sí son una infinidad de
eslabones unidos entre sí, ya sean de hierro, ya de otros metales de más pre-
ciado valor; unas son prácticamente firmes y las otras valiosas joyas. Las cade -
nas todas tienen un determinado fin u objetivo. Así como las cadenas de duro
acero que llevan los barcos sirven para anclar en determinados casos o perma -
necer anclados en puerto seguro, las otras de fino metal sirven para conservar
junto así algo muy preciado, pero nuestra cadena ¿qué sign ifica?
La unión de todos los hermanos, constituyendo con ella a la más preciada
familia masónica. Familia ésta simbólica, pero real, porque es la voluntad de
cada uno de sus eslabones, voluntad que es fuerza viva, de viva realidad, esla -
bones libres de prejuicios, eslabones llenos de vigor y dispuestos a soportar la
pesada carga del devenir de la vida. Así como la cadena de duro acero que
ha de sujetar el ancla de un barco, ante la inesperada tormenta, antes de ser
armada, ha sido preciso forjarla al rojo vivo del fuego del duro yunque del
herrero maestro y templarla al líquido del agua para ser sometida al prolijo aná-
lisis de la resistencia para soportar los duros embates de la naturaleza e ines -
peradas presiones del implacable tiempo, sólo entonces una vez ya probada
llegará a ser la cadena para lo cual está destinada.
Nuestra cadena se construye de la misma manera. Recordemos los tres via -
jes de nuestra Iniciación, la prueba del aire, agua y fuego, forjando cada uno
de sus eslabones en la cámara de instrucción. Puliendo nuestra Piedra Bruta for-
jaremos nuestra simbología, extraemos de cada uno de nosotros el preclaro es-
labón de nuestra gran cadena simbólica.
Cadena así formada, es la que ha resistido por mucho y resistirá por siempre
los ataques inesperados y constantes de quienes tienen interés en destruirla, tra-
tando de menoscabar la calidad de sus eslabonas y la finalidad de ella: por el
bien de la Humanidad.
L. A. V.
Resp. Lo. N.o 37

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
EL SELLO DEL MASÓN
"Una marca exterior sería vana y estéril si
no estuviese grabada en la conciencia. No so-
bre vuestro pecho, sino en todas vuestras ac-
ciones poned vos mismo el Sello del Honor y
la Virtud".
Honor y Virtud, cualidades sobre las cuales,
desde tiempos inmemoriales, el hombre trata
de explicar para poner en orden su carácter
y su conducta personal. Para muchos, es, la
luz que guía sus acciones fácilmente, para
otros, es esfuerzo y dificultad. Pero lo primor-
dial es ser sincero consigo mismo, para ver lo
que es recto y vivir así en armonía con la
ley moral, descubriendo de esta manera lo
que es justo y bueno.
Honor y Virtud, según la Masonería.— La
Masonería busca al hombre, lo disciplina y,
por medio de sus símbolos, le enseña a bus-
car la verdad, libre de la influencia religiosa
o política y ajena a discriminaciones raciales.
Teniendo como único fin el autoperfecciona-
miento, para que por su propia conciencia en-
cuentre la belleza que encierra la honestidad
y la virtud para la felicidad humana.
A la Masonería no le basta que el herma-
no se sienta honesto y virtuoso, y que sea
fiel cumplidor de los preceptos de la Orden,
sino desea que ese bien, esa tranquilidad que
logra adquirir en el Taller se extienda a la vi-
da profana.
El hombre virtuoso, masónicamente, debe lu-
char contra el mal, el error y la ignorancia, en-
caminar por medio de la comprensión, la to-
lerancia, la fraternidad, la caridad y la justi-
cia a nuestros semejantes, hacia una hones-
tidad sincera y digna, sin temor a la intriga,
a la falsedad y al descrédito.
En un mundo en el cual todavía la ignoran-
cia, los deseos de lucro y el fanatismo religio-
so hacen difícil nuestra labor en la sociedad,
debemos demostrar el Sello del Masón con he-
chos perdurables de rectitud y de un espon-
táneo y sincero amor hacia la humanidad.
Esta ha sido y será siempre la virtud y el ho-
nor que en todo hermano debe primar y espar-
cir desinteresadamente. ¿Que nunca alcanza-
remos la suprema perfección? Es cierto. Pero
mientras más nos acerquemos a ella, mayor
será nuestra calidad y la gran obra que por
medio de nosotros realiza la Francmasonería,
manteniéndose imperecedera y siempre reco-
nocida por todos aquellos que buscan la bon-
dad espontánea y pura.
Honor y Virtud, según la Religión.— Para la
Religión, el hombre nace y debe manten er
lalp
57
su honor y su virtud encuadrada dentro de
sus dogmas. Su conciencia no es libre, ya que
debe preocuparse de no romper los preceptos
rígidos, ya establecidos por ella, para poder
alcanzar la dicha eterna.
La vida del religioso es una constante lu-
cha entre el bien y el mal, pero con un fin
egoísta, ya que sólo lo guía el ser virtuoso y
mantener su honor para alcanzar el cielo. Pre-
mio máximo a que debe aspirar el creyente pa-
ra poder gozar en su otra vida de las bonda-
des ya establecidas.
Comparación del honor y virtud desde el
punto de vista Masónico y Religioso.— Mientras
la Masonería lucha en la Sociedad para que el
hombre logre su tranquilidad espiritual durante su
vida, haciendo el bien, desinteresadamente, al que
lo necesita, regulando su conducta y su carácter
personal, sin móviles superfluos, sin amenazas de
castigos sobrenaturales, para que el hombre en
su conciencia se sienta feliz, para que esa
felicidad fortalecida por su raciocinio ayude al
triunfo de los demás y sea una realidad la más
pura fraternidad universal; la religión se preo-
cupa de poner atajo al libre examen de conciencia
y al autoperfeccionamiento. Sólo se limita a
exigir una absoluta obediencia, a ordenar lo que
es virtuoso y honesto para que puedan así, no lo-
grar su tranquilidad espiritual en vida, sino
que a su muerte el alma sea juzgada por el
poder divino, para alcanzar la felicidad tan an-
siadamente buscada.
¡Qué labor más dignificadora es la que rea-
liza la Francmasonería en la Sociedad y qué
satisfacción logra el hermano cuando su con-
ciencia y su corazón se dan cuenta que el ho-
nor y la virtud, primordialmente, consisten en
conocer su propio yo, para desparramar a la
humanidad todas las enseñanzas que su pre-
ocupación ha logrado adquirir!
El Masón que cuida su lenguaje, que observa
fielmente los principios y doctrinas que in-
formen a la Orden, que es celoso en el cum-
plimiento de sus deberes, que defiende la ver-
dad, combatiendo el fanatismo, la ignorancia
y el error, que es discreto, que es honrado,
que es capaz, que es estudioso, que ha for-
mado un hogar respetable y respetado y que
exhibe una vida moral intachable, será siem-
pre reconocido como tal. He ahí el Sello del
Honor y del Masón!
M. Ch. W.— Resp. Lo. N.o 57.
58 REVISTA MASÓNICA DE CHILE
lalp

El Salmo 133 y La Fraternidad

La Historia de la Humanidad está colmada de grandes y pequeños
problemas que, en todos los tiempos, han llenado la vida de los grandes
valores que ella ha tenido. Muchos de esos problemas han caído segados
por la inteligencia creadora del Hombre, mas, la potencia derivada de su
progreso técnico-cultural y de su mejor organización social, se ha estre-
llado impotente contra problemas que atañen en forma directa a la for-
mación individual. Y así, hoy día, igual que hace mil años, o muchísimo
antes, encontramos hombres egoístas, mentalidades fanáticas, espíritus per-
versos, seres audaces, ladrones e inmorales. ¿Por qué todo esto? ¿Por qué
tanta miseria espiritual, tanta podredumbre humana?
Ayer las luchas religiosas diezmaron a la Humanidad, levantando ese
cuerpo horroroso que fue la Santa Inquisición; hoy los diferendos político-
económicos de los pueblos sumados a la ambición morbosa de algunos go-
bernantes, han lanzado a los hombres a dos grandes conflagraciones mun-
diales, y levantan el fantasma de una Tercera Guerra, que será catastró-
fica para el globo por el empleo de la Bomba H.
¿Cómo poder reducir esta amenaza? ¿Cómo poder librar a la Huma-
nidad de una tragedia tan innecesaria?
En estas condiciones, la vida pierde su belleza y el placer de ser vivi-
da; pero, preguntemos una vez más: ¿habrá alqo que sea capaz de hacer
brillar la aurora en el horizonte humano y de hacer feliz al hombre?
La Francmasonería nos dice que sí y nos indica el camino. AI reci-
birnos en su seno, nos participa de su doctrina y paulatinamente nos me-
jora en sus prácticas. Nos enseña que el dolor de los hombres no es su
miseria material, porque muchos poseen riquezas y no son felices; que no
es su falta de saber, porque también los hay sabios y que son desgracia-
dos; nos enseña que lo que falta entre los hombres es Amor, cariño fra-
ternal.
Sobre el Ara. la Biblia, macizo compendio de Moral, se encuentra
abierta en el Salmo 133, que dice:
"Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos igualmen-
te en uno".
"Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la bar-
ba, la barba de Aarón, que baja hasta el borde de sus vestiduras;
"Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sión,
porque allí envía Jehová, bendición y vida eterna".
Estudiemos estos versículos que constituyen un símbolo y una sínte-
sis magnífica de la Fraternidad. Del primero fluye claro este sentimiento:
"Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos igualmente
en uno".
La Fraternidad, el cariño, el amor fraternal no buscan causa ni pro-
vecho alguno; en sí llevan su fruto, su bondad, pues sólo los que aman lo-
gran el privilegio de poder devolver parte siquiera de lo que han recibido.
El afecto no quiere otra cosa que no sea otro afecto, grande, sentido y sin-
cero. El cariño no tiene valor o tiene el más grande que pueda hallarse,
porque en él no se considera su cualidad utilitaria, sino que se da sin me-
dida, sin reservas.
Esta Fraternidad, entregada así, hace nacer la unión, crea la fuerza,
y nosotros luchamos por ella con la firme convicción de que es la base de
una sociedad ideal. Luchamos en nuestros Talleres prodigándonos las me-
jores intenciones que, en forma espontánea y voluntaria, afloraron desde
nuestros corazones el día de nuestra iniciación. Y en este afán, anhela-
mos ser mejores para llevar hasta el mundo exterior la desinteresada ayu-
da de nuestros espíritus cultivados fraternalmente.
REVISTA MASÓNICA DE CHILE _________________________________________________ 59
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Si en un momento de la vida, la mitad de los hombres sintiera este

cariño de hermanos que los masones de la tierra llevamos en lo más pro-
fundo de nuestro ser, la Humanidad estaría a un paso de su felicidad com-
pleta. Desaparecerían los odios, la envidia, la intriga, las diferencias ra-
ciales, la explotación del hombre por el hombre, en fin, todo lo que re-
baja la dignidad de la vida, porque aquel que no huyera de los vicios, siem-
pre tendría un hombre bueno a su lado, dispuesto a comprenderlo, a per-
donar sus errores y a mostrarle el camino recto.
Esta es nuestra tarea: distanciar al hombre de su animalidad, des-
prender las asperezas de su corazón, ahogar sus malos sentimientos, eli-
minar la sospecha y aproximar los espíritus. Y mientras haya masones so-
bre la faz de la tierra, siempre habrá voluntades aceradas gastando es-
fuerzos en conseguir este objetivo.
El segundo versículo dice: "Es como el buen óleo sobre la Cabeza, el
cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, que baja hasta el borde
de sus vestiduras".
Recordemos que los aceites aromáticos eran usados por los ofician-
tes del pueblo de Israel en las ceremonias religiosas de mayor jerarquía.
Se compara a la Fraternidad con el buen óleo y se dice que desciende so-
bre la barba de Aarón, bajando hasta el borde de sus vestiduras.
(Aarón, hijo de Amram y de Yokabed, bisnieto del patriarca Leví, na-
ció en Egipto 1574 años A.J.C. Fue el gran sacerdote de los hebreos y, por
mandato de Jehová, que puso sabiduría en él, ayudó a su hermano Moisés,
conduciendo al pueblo de Israel en su huida de las tierras de Faraón).
Los estudiosos de la Orden han encontrado una íntima relación entre
el contenido de este versículo y la forma en que trabaja la Francmasone-
ría. Jehová, el Dios de los hebreos, es comparado con el G A D U,
fórmula ecléctica aceptada por los francmasones, en la que cada uno pue-
de ver su particular divinidad; Moisés, Jefe máximo de los hebreos, es com-
parado con la Gran Loqia, que, imposibilitada materialmente para llegar
hasta cada uno de los Talleres, requiere un hermano, Aarón, de Venerable
Maestro, para dirigir los trabajos.
Así, la Fraternidad, que nos hace hermanos en todo lugar, y en todo
momento, en nuestro verbo y en nuestros actos, baja desde la cabeza de
Aarón, que es el Venerable Maestro, hasta su barba, que son los Vigilan-
tes, y de allí, hasta el borde de sus vestiduras, que son todos los hermanos.
Por último, examinemos el tercer versículo, aquel que dice que la Fra-
ternidad es "como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de
Sión; porque allí envía Jehová, bendición y vida eterna"
(Hermón, cima culminante, se encuentro en la parte norte de la Pa-
lestina. Seguramente, allí nacía el sistema hidrográfico que regaba toda
la tierra de Sión, haciéndola fecunda).
De nuevo surge la comparación. La Fraternidad, en su acepción más
pura, desciende sobre las Grandes Logias, de allí, a los Talleres, y después,
a los hermanos todos. Viene a robustecer nuestros espíritus impregnados
de la rica filosofía masónica y de los sanos principios que nos ha imparti-
do la Maestría, sobre esta doctrina que se ha mantenido incólume e in-
marcesible a los espíritus mezquinos por más de dos siglos, y que será eter-
na por la bondad de su contenido.
Nuestra Patria, que vive horas amargas por la incomprensión y las
pasiones políticas, necesita con urgencia una dosis fuerte de Fraternidad, y
es nuestro deber, como masones, entregar este afecto en una tarea que ha
de ser como un canto de amor al prójimo, dándole forma en una actitud
cuyo lema será la respuesta que alguien, que no recuerdo, diera a la pre-
gunta "¿Vale la pena vivir?".
"SI; VALE LA PENA VIVIR PARA AYUDAR Y SERVIR A AQUELLOS
QUE CREEN QUE NO VALE LA PENA VIVIR".

R. D. V— Resp. Lo. N° 53.

60
VESTIDURAS Y PARAMENTOS SAGRADOS
(ANEXOS)
Damos a continuación el alfabeto del
Diccionario Enciclopédico "WEBSTER, en
inglés, que trae los siguientes alfabetos:
Inglés moderno — Latín primitivo — Grie-
go occidental — Fenicio — Egipcio hie-
rático — Egipcio geroglífico y el valor fo-
nético probable de los signos.
1.—Inglés moderno.
3.—Griego occidental.
4.—Fenicio.
5.—Egipcio hierátlco.
6.—Egipcio jeroglífico, y
7.—Valor fonético probable.
Con este alfabeto los hermanos pueden
estudiar las palabras hebreas y fenicias que
publicamos en la Revista Masónica de Chi-
le número 7 y 8, página 251.
Hemos podido publicar este Alfabeto gra-
cias a la gentileza del querido hermano
Jefe del Departamento de Ritos y Simbo-
lismo de la Gran Logia de Chile, a quien
agradecemos muy sinceramente su aten-
ción.
Agregaremos otros alcances a nuestro
propio trabajo, referentes a mallete, mazo o
martillo.
MARTILLO.— Del latín martulus, dimi-
nutivo de marcus. Instrumento de hierro
de percusión, compuesto de una cabeza
plana por el lado que golpea, y por el otro
con dos orejas a manera de palanca, y de
un mango, de común, de madera.
El martillo figura ya en la Biblia como
instrumento para destruir, y era propia-
mente una maza pesada, o clava de guerra.
El martillo de Thor de los antiguos ger-
manos y de los dioses escandinavos es sín-
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
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tesis de la esvástica, que es símbolo reli-
gióso, desde las antiguas razas arias, que re-
presentan la idea creadora o genésica y sim-
boliza al hombre y a la mujer en la cópula.
(Juan Marín).
Los martillos antiguos estaban formados
por piedras unidas a un palo mediante co-
rreas y se usaban como herramientas o ar-
mas de combate, como verdadera maza o
hacha.
Carlos Martel debió su nombre, porque
su arma favorita fue siempre el martillo.
Más tarde el uso de estas armas de gran
poder, por su recio golpe, obligó a refor-
zar las armaduras.
El martillo dio lugar al pico y también a
la lanza, con martillo y alabarda, y hoy
también se usa en los lanzamientos en las
pruebas deportivas.
MAZO.— Del latín malleus. Instrumen-
to de madera fuerte y dura a modo de
martillo de que se sirven los carpinteros y
otros artesanos. También significa martillo
grande de madera.
MALLETO.— Es un mazo con que se ba-
te el papel.
MALLETE.—Cada uno de los barrotes de
madera endentados en otros para dejar un
hueco, por el cual pasa una pieza que ha
de sufrir grandes esfuerzos.
Martillo — Mazo — Mallete — son, pues,
términos equivalentes.
Si el punto que representa la unidad
creadora, el núcleo iniciático, el micro
cosmos y el macrocosmos, se mueve vertical
mente, inscribe en su trayectoria la PER-
PENDICULAR, o sea, la línea que une lo su-
perior con lo inferior, es decir, el cénit con
el nadir. Esta trayectoria, de la caída libre
nos indica que nuestros pensamientos deben
buscar en la raíz de la idea y de los hechos
los conceptos superiores, en ansias de reali-
zar los más elevados; sólo así se explica el
elevado aforismo de VITRIOL: Visita el in-
terior de la tierra para encontrar tu pro-
pía piedra, o mejor, baja a las profundida-
des del infierno para comprender el paraíso
celestial de la verdad y de la virtud.
Esta perpendicular cortada por el NI-
VEL de las aguas tranquilas nos da el an-
gulo recto, y en su intersección podemos

REVISTA MASÓNICA DE CHILE
inscribir el MÁLLETE, el mallete que ma-
ta y destruye la ambición de la perpendicu-
lar y la quietud de la horizontal. El ma-
llete así se hace vida y acción en los cua-
tro ángulos rectos que se mueven y se agi-
tan en todas las direcciones del infinito. El
mallete se encuentra, pues, en la cruz, don-
de crucificamos nuestras pasiones, nues-
tros instintos, nuestros deseos y nuestros
pensamientos, para aflorar en lo más excel-
so del alma humana, y el hombre muerto
para las pasiones, la mentira y el error se
exalta a sí mismo como verdadero Maes-
tro de la Verdad.
Punto, centro, microcos- Perpendicular, caída li-
mos. Circunferencia, bre, vitriol.
macrocosmos.
Nivel, horizontal, aguas Cruz, se corta la perpen-
tranquilas. dicular y la horizontal.
Tau, símbolo de la unión
Mallete, mazo, martillo,
copulativa.
símbolo de poder, sabiduría,
fuerza y belleza.
El mallete del Venerable Maestro, que
dirige desde el Oriente con Sabiduría, es la
Fuerza que ejecuta en las manos del Pri-
mer Vigilante, mientras que el Segundo
Vigilante pone la Belleza que adorna y el
sentimiento del corazón en toda obra ma-
sónica que se desarrolla en nuestros Tem-
plos en bien de la Humanidad.
El mallete es también símbolo de la ju-
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61
dicatura, y es emblema del que remata ó
subasta.
En la construcción del Templo de Sa-
lomón, éste mandó a preparar en las pla-
nicies del Jordán, entre Succoth y Zartham,
los materiales destinados a la casa de Dios.
Y para que el ruido de los metales no per-
turbase la magnitud de la obra, las piezas
eran ajustadas y embutidas unas en otras
por medio de malletes de madera, que ha-
cían las veces de martillos.
Cada Maestro ajustador usaba su ma-
llete, simbolizando así la autoridad que
ejercía. Tradicionalmente pasó entonces el
mallete a simbolizar la Fuerza manejada
por la autoridad y la Sabiduría.
Hay en la forma del mallete un signifi-
cado trascendente que su lenguaje oculto
ofrece a los iniciados y que es la forma
de T. En uno de los Libros de San Juan, El
Apocalipsis, está descrito un ángel que
marca en la frente de los predestinados una
señal semejante a la T. De ahí procede par-
te del lenguaje oculto del mallete que sig-
nifica, como la cruz, alegría o vida, felicidad
y salud.
El mallete es el lazo de unión entre Orien-
te y Occidente, cuyos golpes, vibrando en
el interior del Templo, infunden en nues-
tros espíritus respeto, silencio, autoridad,
luz, sabiduría, fuerza y belleza.
Finalmente, la mayor distinción que se
puede otorgar a un visitante, como a los
grandes Dignatarios de la Masonería, es
entregarle el mallete, instante en el cual
el mallete asume uno de los más altos y
expresivos significados de Sabiduría. (1).
Los malletes tienen por lo tanto una ri-
ca y preciosa simbología muy especial-
mente en nuestras cámaras, y es por esto
que en todos los sistemas masónicos en-
contramos el mallete como símbolo de la
sabiduría, de la fuerza y de la belleza, y
los Dignatarios de una Logia justa y per-
fecta lo llevan como atributo de poder, para
realizar la obra masónica en lo iniciático y
en lo cultural, para pulimentar la tosca
piedra bruta en piedra cúbica perfecta,
como futuro sillar del Templo inmaterial
del hombre y de la sociedad.
Este perfeccionamiento a golpes de ma-
llete, que corta y pule los trozos más gran-
des de nuestra imperfección, es lento y
gradual, más si como profanos traemos
grandes y toscas aristas de pasiones y de
vicios. Por esto nuestro mallete tiene una
de sus caras plana para golpear el cincel
que es el que pulimentará la obra cúbica
final; mientras que la otra parte del ma -
(1) Ver Revista Masónica año 1946, Pág. 145.
62
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REVISTA MASÓNICA DE CHILE

llete tiene una arista cortante, vertical u
horizontal, para desprender a su golpe lo
más tosco y grosero de nuestra personali-
dad. Es éste el verdadero mallete iniciáti-
co, capaz de cortar por sí solo, y golpear
también el fino cincel del discernimiento
con la voluntad creadora del mallete.
Al golpe del mallete muere la ambición,
la ignorancia y el fanatismo, y se eleva
el espíritu, se exalta asimismo en la subli-
me cámara del medio que es la razón y la
conciencia, dentro del círculo y fuera de
él: microcosmos y macrocosmos, el indivi-
duo, el pueblo y la humanidad.
Con relación a nuestros emblemas y
atributos, que hemos anotado en la página
N.o 309 de la Revista Masónica N.os 9 y 10
del año 1955, podemos agregar algo más
con el objeto de completar la simbología
de lo que ya hemos insinuado, al decir que
"La Francmasonería es hoy la tradición de
las antiguas iniciaciones y la acacia ha
reemplazado al loto, al brezo, a la yedra,
al mirto, al muérdago y al ramo de oro de
Eneas".
Veamos, pues, algo referente a estos con-
ceplos.
LOTO.— Es la flor mística de los anti-
guos egipcios e indios. Es una planta acuá-
tica llamada también la Rosa del Nilo; sus
flores son de varios colores: rosado, azul y
blanco, y son fragantes.
En su flor, que se abría en las aguas del
Nilo, todas las mañanas, mostrando su co-
lor azul celeste, los egipcios veían el re-
nacimiento del Sol y la resurrección de las
almas.
Todos los dioses de Egipto tienen su ca-
beza adornada con la flor de loto. Su ca-
pullo adorna las columnas egipcias.
Los colores de ellas, azul, rojo y blanco,
son la característica de las composiciones
pictóricas decorativas egipcias.
BREZO.— Es un arbusto de raíces gran-
des, de madera dura, y sus flores son de
hermoso color púrpura y de gran fragan-
cia.
Por la hermosura de sus flores, conjun-
tamente con los juncos y las siemprevivas
se adornaban los altares, porque el rigor del
invierno no las descoloraba ni marchitaba.
El brezo es una de las plantas sagradas
usada en las antiguas iniciaciones, y que
hoy se ha reemplazado por la acacia.
Se llama también al brezo, erica, y bajo
una mata de ella Isis encontró el cuerpo de
Osiris. Lo interesante es que la palabra eri-
ca en griego es ériko, que significa destro-
zar, desprender o hacer pedazos.
YEDRA—hiedra, planta llamada también
liana que se guía por sus zarcillos por
otros árboles chupando su savia. Sus hojas
son siempre verdes, símbolo de lo perenne.
MIRTO — mirtus — arrayán — planta
de flores blancas o rojas. Entre los judíos
era símbolo de la justicia. En nuestra tie-
rra se dice mata de arrayán florido como
ofrenda de estimación.
MUÉRDAGO.— Es una planta parásita
de encinas y robles, entre otros árboles; los
jugos de esta planta son amargos, acres y
venenosos.
Los sacerdotes del culto de los druidas
recogían estas plantas en ceremonias re-
ligiosas especiales, pues atribuían a estas
plantas la virtud de hacer fecundas a las
mujeres y de ser además un antídoto a to-
dos los venenos, considerada por lo tanto
como una verdadera panacea.
Los antiguos galos, una vez al año, cor-
taban el muérdago que colgaba de las en-
cinas sagradas, evitando que tocara el sue-
lo, mientras el pueblo exclamaba: "au gui
l'a neuf" —gui es muérdago — de aquí
tal vez ha derivado la palabra aguinaldo
RAMO DE ORO DE ENEAS.— Es el ra-
mo de muérdago seco de color amarillo, que
se seca en los mismos árboles donde se ha
desarrollado.
Es el ramo de oro que en la Eneida la
Sibila ordena que lleve al hijo de Anquises
para poder pasar sano y salvo a través de
las sombras infernales.
(Continuará)
O. V. M.— Resp. Logias N.os 8 y 100.

(1) Rogamos, una vez más, a todos nuestros hermanos que nos ayuden con sus conocimientos, para am -
pliar y completar estos estudios, y nos envíen datos históricos no compulsados, y al mismo tiempo nos
remitan el título de los textos y de las revistas que incluyen mat erial de investigación, para comple-
tar este breve compendio sobre "Vestiduras y paramentos sagrados", que incluye la historia de nues-
tro Rito Escocés Antiguo y Aceptado", sus usos y costumbres a través de los siglos.
Desde luego, agradecemos muy sinceramente a todos nuestros hermanos que atiendan nuestra fra-
ternal solicitud.
REVISTA MASÓNICA DE CHILE
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63

EL TRABAJO COMO DEBER Y

DERECHO EN EL HOMBRE
El hombre, como todo ser viviente, está sometido a las leyes de la Naturaleza,
y por su lucha sacrificada y constante ha llegado a dominarla, sirviéndose de ella
para obtener mayores medios para su bien.
Ahora, ¿cuál ha sido el factor común de que se ha servido el hombre para que
haya transformado en triunfo esta eterna lucha? Ha sido el TRABAJO.
El trabajo, que no es otra cosa que la aplicación de las facultades humanas a
un objeto determinado y útil que es el objeto primordial de la vida, la palanca
triunfal, el yunque y verdadero crisol del alma donde se forja el corazón y carácter.
E1 hombre, nervio y motor, nació para obrar y crear, por el esfuerzo y ejercicio
de sus músculos, para desarrollar ideales y proyecciones mediante un trabajo
disciplinado y perseverante que es el gran maestro de la voluntad.
La Naturaleza misma es un inmenso taller lleno de una incesante actividad,
porque todo es un canto a la vida y al trabajo; el hombre, al unirse a este concier-
to general, utilizando el músculo o el pensamiento, las manos o el cerebro, ya sea
en la fábrica o en el taller, en la oficina o laboratorio, en el campo o en la ciudad,
dondequiera que esté su puesto de trabajo, debe realizar su faena con animoso
espíritu e interés.
No importa que la obra sea fina, tosca, humilde, que consista en cavar la tie-
rra o en escribir un libro, lo que vale es que se haga concienzudamente, con ale-
gría, con amor, con anhelo de superación.
Nosotros, los Masones, ya sea el Aprendiz, el Compañero, el Maestro, tenemos
la obligación de dar en cada oportunidad un paso más hacia la dignificación del
trabajo, base primaria de la grandeza del Taller donde, igual que un colmenar,
cada Masón debe desarrollar al máximum sus aptitudes para ir avanzando por los
sabios senderos de la Masonería, descifrando sus símbolos, escalando sus grados
o realizando en la vida profana hechos y actos que coincidan con los principios
básicos de la Francmasonería. Además, el Mandil, que es el símbolo del Trabajo,
nos recuerda a cada momento que, para pulirnos, para comprender la sabia filo-
sofía del Taller, para hacer los eslabones de la cadena de la Hermandad más fuer-
tes, constantemente tenemos que ejercitar nuestra conciencia, nuestros músculos y
nuestros corazones.
No se puede concebir un Masón que, en su diario vivir, no vaya junto a un
trabajo, sea éste intelectual, artístico o manual, de laboratorio o de un modesto ta-
ller, porque para el Hermano no debe existir diferencias entre un trabajo y otro. El
prejuicio aplicado al trabajo sólo puede existir en el que no es Masón, en el igno-
rante o en aquellos que se convierten en un lastre para un país y para sus semejantes.
Debemos diseminar a los cuatro vientos que pensar y trabajar es uno y lo
mismo, porque se hermanan el trabajo y la cultura.
Debemos también fomentar los Masones que la fuerza y poderío de las nacio-
nes está en el trabajo que crea la producción y ésta la riqueza. Debemos enseñar
que la felicidad y el porvenir de una nación están asegurados cuando en una am-
plia atmósfera de libertad, de comprensión y de justicia marchan Capital y Tra-
bajo unidos en una sana y leal colaboración, encarnando de este modo un princi-
pio de solidaridad mundial de grandes proporciones en pro del bienestar de la co-
lectividad y de un acrecentamiento de los valores espirituales y materiales de la
Humanidad.
Glorifiquemos la fragua que en el taller chispea esparciendo claridades de
alba, al arado que abre los surcos para asegurarnos el pan, a la aguja esa cosa
pequeñita con que cose los vestidos de sus hijos las manos cariñosas de todas las
madres del mundo, al pincel, a la pluma y a todos aquellos instrumentos que en
manos de los hombres contribuyen a su bienestar, a su felicidad y seguridad.
Como Masones, entonemos cada día el himno al Trabajo para que resuene de
uno a otro confín como una oración de fe.
H. B. C.
Resp. Lo. N°
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Solicitamos canje.
We would welcome an interchange.
On demande l'echange.
Preghiamo il cambio.
Wir bitten um Austausch von Publikationen.
La "REVISTA MASÓNICA DE CHILE" publicará una
nota más o menos detallada de todas las publicaciones masónicas
que se envíen a su Redacción por duplicado.
The "REVISTA MASÓNICA DE CHILE" will publish
a summary of all Masonic publications sent in duplicate to the
editor.
Les publications maconiques qui, en double exemplaire,
seront envoyées a la Redaction de la "REVISTA MASÓNICA
DE CHILE", seront objet d'une notice bibliographique plus ou
moins detaillée.
La "REVISTA MASÓNICA DE CHILE" publichereá
una nota piu o meno dattagliata de tutte le notizie massoniche
che ci inviano in dupplicatto alia Redazione della Revista.
Die "REVISTA MASÓNICA DE CHILE", veröffent
licht eine bibliographische Notiz von allen jenen Publikationen,
die in zwei Exemplaren an die Redaktion eingesendet werden.
Rogamos acusar recibo de nuestra Revista.

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Nous vous prions de bien voluloir nous acuisser receptions
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