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El segundo texto obligatorio que tenemos en la cátedra sobre F. Nietzsche, es “La genealogía de la moral”. Se lo
considera como unos de los libros mas polémicos de su vasta obra.
Nietzsche esta interesado en el origen de nuestra moralidad, en quien invento esos valores y a su vez cual es el valor
de los mismos, por eso dice que se necesita una critica de valores que ponga en entredicho el valor mismo de estos
valores y para ello cree que es necesario tener conocimiento de las condiciones y las circunstancias, donde estos
surgieron y se modificaron, pero el problema aquí era que hasta ese momento no había ni existía tal conocimiento,
y el valor de los valores se tomaba como algo dado.
Entonces el propone recorrer con “nuevos ojos” el campo de la moral y proporcionar una mirada aguda y parcial que
emprenda una dirección efectiva hacia la historia de la moral.
*La genealogía es, literalmente, la acción de rastrear los orígenes familiares para establecer un árbol genealógico.
Nietzsche la utiliza con el significado de rastrear los orígenes de determinados conceptos, en buena medida
examinando la historia de los cambiantes significados de las palabras. Su formación en filología (el estudio de las
lenguas y de los orígenes de las palabras) lo equipaba para rastrear los significados cambiantes de las palabras.
Esta obra consta de tres ensayos: Primer tratado: “Bueno y malvado” “Bueno y malo”. Segundo tratado: “Culpa”,
“Mala conciencia” y similares. Tercer tratado: “El ascetismo”
Y va a entender por “mala consciencia”: a la profunda dolencia que comenzó a recorrer dentro del humano cuando
se topó con el sortilegio de la paz y la sociedad, cuando se vio interiorizando todos los instintos que antes expulsaba
con facilidad (crueldad, enemistad, placer, agresión, persecución, etcétera), cuando se le declaró guerra y se le privó
de su libertad, lo salvaje y vagabundo que lo caracterizaba; el hombre comenzó a sufrir por sí mismo.
Parece ser que junto con ésta inhibición del instinto animal del hombre nace una promesa, un justificativo poco
usual que promete ser válido para todo, que nos presenta a nosotros mismos como un camino y no como una meta
en sí mismos.
Fue el Estado el creador de ésta mala consciencia: quien por naturaleza es señor llega igual que el destino, sin
motivo, sin aviso, sin razón, ni consideración y es demasiado convincente y distinto para si quiera ser odiado.
La mala consciencia se basa en una “crueldad contra nosotros mismos”, un desinterés y auto-negación que provocan
tanto la creación de lo bello como la de una moral, por lo tanto a través del consentimiento del “no egoísmo” damos
pie a la empatía y el sacrificio por un otro que no somos nosotros mismos; le damos asidero al no egoísmo.
Nietzsche analiza la historia del Oriente respecto a éste tema de la mala consciencia, en relación a sus antepasados,
y nos dice: Que en un inicio un conjunto de personas comunes y corrientes, crearon una estirpe de sacrificios y dolor
en función de la creación simbólica de su propia sociedad. Más tarde, durante cada generación que siguió a ésta, se
sintió en “deuda” con ésta primera generación y por eso se siguió la tradición, se continuó con los sacrificios, dando
lugar a la creación de una urgente necesidad de indemnización al “acreedor” antiguo; se crea temor al antepasado.
Hemos de recordar entonces dos cuestiones que se han heredado de generación en generación, una de éstas es el
“bien y el mal” que no ha entregado la aristocracia y la otra es la “culpa y deuda” entregada por la concepción de
antepasados y Dioses varios
Frente a esto Nietzsche nos dice que llegó entonces la hora de liberarnos de todo esto, de buscar nuestra vida sin
deberle nada a nadie, ha llegado la hora de alcanzar la “segunda Inocencia” (Unshuld). Entiéndase que, incluso, el
bien y el mal y la culpa no son en si tan destructivos a como se muestran en fuerza unidos frente al concepto de la
mala consciencia; éste es el verdadero problema. Y para librarnos de todo esto debemos volver hacia atrás. Se debe,
sin lugar a dudas, ir en contra de la base, el deudor mismo. Sí se elimina el deudor, termina la culpa y además la
sensación insostenible de deuda.
Pero al tratar de hacer esto nos topamos con un hecho histórico muy importante: el Dios cristiano, que se sacrificó
por sus deudores dese el amor
El hombre no solo debe lidiar con el hecho de ser domesticados por el estado a través de una propuesta de crueldad
contra el animal-hombre a través de una voluntad auto-tortura que coincida frente al “bien y el mal”, sino ahora
también debe lidiar con una deuda con el Dios mismo. Para Nietzsche esto ha de ser, sin duda, la locura más grande
jamás contada.
Por otro lado, en Europa, los griegos supieron mantenerse alejados de la mala consciencia, a diferencia de lo tratado
anteriormente, porque en ellos es sus Dioses se acercan más al animal-humano que cualquier otro que podamos
haber conocido. El fundamento de los griegos no es el pecado, sino una locura entendida, asumida y construida. Los
Dioses Griegos no culpabanal humano, es más, lo justificaban, daban una explicación de “por qué” el humano
actuaba así.
Finalmente va decir, que los hombres modernos cargan con siglos y siglos de auto-tortura y odio al animal-hombre,
heredamos una concepción de que el instinto es innatural. Necesitamos que alguien nos salve, necesitamos de la
redención de algo que esté más allá de la voluntad de la nada, de Cristo y del nihilismo. Necesitamos un vencedor de
Dios y de la nada, alguna vez tiene que llegar.