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Fue un notable y polémico filólogo y filósofo alemán autor de las obras Así habló
Zaratustra, La voluntad de poder, El origen de la tragedia, Gaya Ciencia, Verdad y mentira
en sentido extramoral, entre otras. Nacido el 15 de octubre de 1844, Röcken, Lützen, eran
los años de la Alemania fragmentada que estaba conformada por casi 40 estados
diferentes desde la caída del sacro imperio germánico. Su padre era un sacerdote
luterano, que falleció cuando tenia 5 años. Tanto el como su hermana Elisabeth, fueron
criados por su madre con el rigor propio de su época y entorno social.
Desde joven destaco por su inteligencia durante su infancia estudia en una preparatoria
privada y luego en el principal protestante de Alemania donde tuvo educación clásica
incluyendo educación de idiomas como griego, latín, hebreo y francés. Por esos años
inicio su interés por la música siendo el líder de un club de análisis musical y de literatura
este mismo interés lo llevaría eventualmente a grandes amistades con importantes figuras
de la música después de su graduación estudio teología y filología en la universidad de
Bonn con la idea de convertirse en ministro religioso, pero en solo un semestre
interrumpió sus estudios teológicos y perdió su fe.
La filosofía de Nietzsche
Entre las divisiones que se han propuesto para las obras de Nietzsche, quizá la más
sincrética sea la que distingue entre un primer período de crítica de la cultura y un
segundo período de madurez en que sus obras adquieren un tono más metafísico, al
tiempo que se vuelven más aforísticas y herméticas.
Como crítico de la cultura occidental, Nietzsche considera que su sentido ha sido siempre
reprimir la vida (lo dionisíaco) en nombre del racionalismo y de la moral (lo apolíneo); la
filosofía, que desde Platón ha transmitido la imagen de un mundo inalterable de esencias,
y el cristianismo, que propugna idéntico esencialismo moral, terminan por instaurar una
sociedad del resentimiento, en la que el momento presente y la infinita variedad de la vida
son anulados en nombre de una vida y un orden ultraterrenos, en los que el hombre alivia
su angustia. Su labor hermenéutica se orienta en este período a mostrar cómo detrás de
la racionalidad y la moral occidentales se hallan siempre el prejuicio, el error o la mera
sublimación de los impulsos vitales.
Desde su enfoque ético la filosofía de Friedrich Nietzsche afirma que cada ser humano
tiene la posibilidad, si así lo decide y trabaja duro por ello, de superar la heteronomía e
inmadurez para caminar hacia una autonomía ética.
Para Nietzsche, los ingredientes que configuran al ser humano pueden y deben ser
trasmutados y superados: tal es el caso de la razón, la felicidad y, principalmente, las
formas de valorar para crear nuevas virtudes, ya que éstas pueden aspirar a ser cada vez
más altas. Las virtudes de las que habla Nietzsche no están relacionadas con las antítesis
de valores que critica desde sus primeras obras, donde “lo bueno” se predica
necesariamente de “lo malo”, es decir que alguien se consideraba “bueno” (principalmente
para la tradición judeocristiana) en función de hubiera un “malo” que lo sometiera; por el
contrario, las virtudes, que se derivan de afirmar la propia vida, son independientes de
cualquier resentimiento y no responden a ninguna imposición moral o deontológica. Ahora
bien, estas virtudes, de las que habla Nietzsche, no necesitan someterse a definiciones
creadas por el lenguaje conceptual; tampoco pueden ser enseñadas ni aprendidas por
medio del adoctrinamiento, ni pretenden convertirse en nuevos esquemas para imponer a
otros.
«El hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre, una cuerda sobre un
abismo».
Así habló Zaratustra
- Egoísmo es una palabra maldita aún hoy. Parece que nada peor puede hacer una
persona que ser egoísta. Nietzsche califica de necio tales pensamientos. El
hombre es naturalmente egoísta, y está bien que lo sea. Es su vida de la que ha
de hacerse responsable, no pedir a los demás que vivan para él. Es él mismo
quien ha de solucionar sus problemas y alcanzar sus sueños, sin lloriquear. Todo
lo que nace de la naturaleza del hombre es bueno, y nada de lo que defiende el
código impuesto podrá cambiar la realidad. Nietzsche odia el altruismo, la
obligación moral de que uno sólo es bueno si renuncia a su propia vida para vivir
para los demás. Un invento de los débiles para poder vivir a costa de los fuertes y
brillantes.
Referencias