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PROCESO DE ESCRIBIR
Determinación Coherencia y
de los objetivos cohesión textual
Los marcadores
Determinación de organización
de la tesis o
textual
puntos de
vista
Recogida de la
información
Revisión
Correcció
Evaluació
n n
Producto
Proceso
LA COMPOSICIÓN ESCRITA
DIMENSIONES ESENCIALES
DE LA COMPOSICIÓN
ESCRITA
FUNCIONAL ESTRUCTURAL
Se propone reunir ideas de tres formas distintas: en una lista desordenada (lluvia de ideas,
MED, McEntee) , en un racimo asociativo y en un flujo de escritura.
El modo más sencillo de recoger las ideas a medida que éstas acuden a nuestra mente
consiste en elaborar una lista.
La lista de ideas es una secuencia de palabras clave y de frases cortas que describen
hipótesis, observaciones, informaciones y datos relacionados con problemas
planteados de una forma abierta, y susceptibles de resolverse con un trabajo de
documentación o con una reflexión más detenida. Cada idea ocupa un renglón
diferente de la lista, pero no se da necesariamente una relación entre las ideas de los
sucesivos renglones: el orden es casual y también las relaciones entre las diversas
ideas.
Cómo construirla
En una hoja de papel de disponen en una columna palabras clave o frases breves de
modo que cada anotación sea suficiente para permitirnos recordar la ideas en un
momento posterior.
Si se trata de un escrito breve en el que vamos a trabajar poco tiempo, el acopio de
ideas nos exigirá pocas decenas de minutos y podremos llevarlo a cabo en una sola
sesión de trabajo. En el caso de textos largos y que precisen un esfuerzo mayor,
podremos dedicar a la enumeración de ideas más de una sesión. (…). Es útil anotar de
inmediato las ideas propias, aunque sea en el margen de un periódico. Todos los
apuntes habrán de ser recopiados posteriormente en una página de cuaderno o. al
menos, reunidos en una carpeta.
Dado que las ideas tienden a presentarse e irse acumulando poco a poco, es útil
empezar a trabajar con folios grandes y separar un tanto los renglones. Ese método
permitirá introducir posteriormente, en un lugar específico de la lista, una idea nueva
pero relacionada con otra ya anotada.
2. El racimo asociativo
Se pone de manifiesto mediante una representación gráfica las asociaciones entre las
ideas. Es más estimulante que la lista de ideas y, a menudo, permite la generación de
un gran número de elementos.
Cómo construirla
La técnica del racimo asociativo suele complacer muchos a los niños y a los
adolescentes, porque permite crear estructuras gráficas muy divertidas: por ejemplo, se
suele enmarcar cada idea en figuras geométricas como círculos o cuadrados, en
bocadillos de cómic, o en otras formas curiosas. En cambio, entre los adultos se
reparten a partes iguales quienes prefieren una lista secuencial y quienes optan por
una representación bidimensional en racimo.
3. El flujo de escritura
Con él se plasman el papel ideas e informaciones del modo más rápido posible, a
medida que se piensa sobre el tema. En este caso, al contrario que en la lista y el
racimo, se empieza de inmediato a elaborar un texto, construyendo frases y párrafos
completos. Sin embargo, con el flujo de escritura se presta mayor atención a producir
rápidamente una gran cantidad de texto que a escoger las palabras y a construir bien
las frases.
El flujo de escritura puede ser utilizado para todas las clases de escritos. Algunos lo
encuentran muy útil en el caso de escritos argumentativos, en los que es necesario
expresar una opinión propia, porque ayuda a aclarar las ideas. Otros lo aprecian sobre
todo en la realización de informes o textos descriptivos, en los que resulta fundamental
la velocidad de escritura, en tanto que el proyecto y la estructura son aspectos
secundarios.
Este modo de iniciar un escrito se aconseja sobre todo a quienes necesitan soltarse en
la escritura, a quienes temen el folio en blanco. El flujo de escritura hace sentirse más
libres a estas personas. De todos modos, conviene recordar que se trata de una simple
etapa del trabajo y que pocas cosas de ella podrán utilizarse en el escrito definitivo. De
hecho, el texto producido de este modo debe ser considerado tan sólo como un cúmulo
de materiales.
Cómo se construye
En una hoja de papel se empieza a escribir, intentando seguir el curso del pensamiento
propio. La principal característica del flujo de escritura es la velocidad: el ritmo de
producción es mucho mayor que aquel con el que se realiza el texto propiamente
dicho. Durante el flujo de escritura hemos de concentrarnos sobre todo en nuestros
pensamientos y raramente nos detendremos a releer las frases y párrafos anteriores.
En cambio, en la fase de producción del texto definitivo, dedicamos mucho tiempo al
análisis de las frases, párrafos y secciones ya producidos, para mejorar la forma y
buscar la ilación con las líneas siguientes.
Tipos de asociaciones:
1. Analogías:
2. Contrario:
Contrapone a una idea ya presente otra que se puede considerar su “opuesta”. Esta
asociación nace en general de la introducción de un elemento de negación: si la idea
inicial se refiere a “ser cultos”, su negación consiste en la “instrucción escasa”. A
continuación se busca una idea que contenga ese elemento y resulte relevante para el
tema que se está desarrollando, por contener algunos de los elementos iniciales. La
asociación por contrario es fácil de generar y a menudo crear comparaciones
significativas.
3. Causa:
Esta asociación pone en relación una idea, ya expresada, con una nueva idea que
constituye su premisa lógica (es decir, que la explica), introduciendo una relación de
causa – efecto. Esta asociación es útil para evidenciar las premisas de nuestras ideas,
que deben quedar explícitas con entera claridad.
4. Consecuencia:
Pone en relación una idea, que presenta un hecho, un fenómeno o una situación con
otra que describe sus consecuencias, destacando una relación de causa – efecto en la
que la idea inicial desempeña la función de premisa.
5. Precedencia:
Dado un acontecimiento o fenómeno, es posible destacar otros acontecimientos o
fenómenos que lo han precedido, respondiendo implícitamente a la pregunta: ¿qué ha
sucedido anteriormente? Estos elementos pueden no tener ninguna relación de
causalidad con la idea inicial y estar sencillamente ligados a ella por una relación
temporal. Sin embargo, la idea general debe estar de alguna manera incluida “en el
tema” expresado por la idea principal.
ESTRATEGIAS DE PLANIFICACIÓN
EL CONOCIMIENTO
SOBRE EL TÓPICO
EL CONOCIMIENTO
SOBRE LA
ORGANIZACIÓN DEL
DISCURSO
ASPECTOS
PLANIFICACIÓN CENTRALES LA SENSIBILIDAD Y
ATENCIÓN A LAS
DEMANDAS DE LOS
POSIBLES LECTORES
EL CONOCIMIENTO
ESTRATÉGICO
ESPECÍFICO DE APOYO
A LA PLANIFICACIÓN
LA PLANIFICACIÓN:
Durante esta etapa habrá que dar respuestas a los siguientes interrogantes:
Con este proceso se pretende ordenar las ideas por medio de un esquema donde las
organicemos en una estructura global y en función de la situación comunicativa y de las
características del texto. Estas ideas se cambian, se completan o se sintetizan en
nuevas expresiones más claras o más cortas, y siempre más explícitas.
La organización de las ideas es flexible y tiene lugar en cualquier lugar del proceso. A
medida que se avance hacia la consecución del producto final la exigencia de una
mayor generación de ideas y de planificación es mayor. El flujo de información que
algún momento pueda parecer desorganizado y las repeticiones innecesarias de las
ideas se superarán aumentando la frecuencia de la planificación.
Una buena manera de organizar ideas – dice Onieva – es utilizar los denominados
mapas de ideas o mapas conceptuales. Los mapas de ideas son unos esquemas
básicos que visualizan las relaciones entre los diferentes elementos, subdividiéndolos
en categorías. El mapa es una técnica valiosa porque nos ayuda a diferenciar las ideas
más importantes de las que van siendo menos importantes, favoreciendo de esta
manera la organización del texto.
Determinación de objetivos
Cuando los alumnos se enfrentan a una actividad de escritura, además de conocer el tema y
las circunstancias comunicativas, tienen que pensar cómo van a llevar a cabo su trabajo de
redacción, para lo cual han de plantearse la realización de una serie de actividades concretas:
“Primero haré un esquema”, “empezaré contando una anécdota”, “haré una introducción”,
“explicar las ideas con simplicidad”, etc.
Estas iniciativas tienen su origen en las tareas abstractas y bastante convencionales que el
profesor muchas veces propone en clase: “ Hacer una exposición, una descripción, una
argumentación…”, “adoptar un punto de vista intelectual o científico”, etc.
De ahí que lo más importante será procurar que el alumno cree y desarrolle sus propias tareas
según su intención y sus necesidades comunicativas.
Interesa, pues, que los alumnos aprendan a transformar objetivos abstractos en concretos. El
término “objetivos” que aquí utilizamos hace referencia a un sinnúmero de acciones que los
estudiantes deben ejecutar durante el proceso de redacción.
Al respecto, Daniel Cassany afirma que en cualquier tarea de escritura conviene insistir en la
formulación de una red de objetivos más bien operativos, es decir, hay que enseñar a utilizar
procedimientos más específicos, realizables y atractivos ya que de esta forma se incentivará la
creatividad y originalidad en el tratamiento de las ideas y de la información con la que de
cuenta a la hora de escribir.
La red de objetivos presenta una estructura jerárquica, en la que aparece un objetivo local que
desarrolla una determinada función dentro de un objetivo más global.
Cassany cita las tres características más importantes de estas redes:
No se crean en una etapa de pre-escritura, sino que se desarrollan durante todo el
proceso de composición, paralelamente al acto de descubrimiento y a la gestación del
teto. La cadena de objetivos va creciendo durante la redacción.
Pueden tener distintas formas. No siempre formulan el punto de llagada de la
composición: “Quiero escribir una descripción de dos hojas”. A veces pueden describir
el punto de partida “Los destinatarios del texto no estarán dispuesto a leer lo que
quiero decir”. O pueden señalar un camino para conseguir un nuevo abjetivo: “Es
preferible que lo explique de manera clara y sencilla”. O pueden evaluar: “Esto está
muy largo”.
Dirigen el Proceso de composición y marcan la dinámica con que avanza la
elaboración del texto. Los escritores resuelven paso a paso los objetivos locales que
se plantean y consultan continuamente los más globales, que son los que dan
coherencia a la composición.
El elemento unificador de las redacciones es la idea central o idea guía sobre la cual
construimos el escrito. Debemos determinar la idea que queremos defender o dejar claro
nuestro punto de vista o perspectiva desde la cual vamos a tratar el asunto.
1. Se genera una representación abstracta (en la mente del escritor) de aquello que se
desea escribir. En dicha representación se incluye una especificación más o menos
detallada sobre el texto que queremos escribir, lo que se denomina “el plan de
escritura”, que en esencia es un plan jerarquizado de metas y submetas sobre cómo
operará el proceso compositivo en forma global y sobre la naturaleza del producto
escrito que se intentará lograr.
2. Los escritores expertos dedican mayor tiempo a esta actividad. Ocupan una mayor
cantidad de tiempo en reflexionar, tomar notas, elaborar esquemas sobre el contenido y
sobre la forma de lo que será su composición (elaboración del plan de escritura).
3. Desde el inicio, los escritores habilidosos poseen una representación interna de la
tarea de componer en forma de una organización jerárquica de metas y submetas, la
cual es de tipo dinámica, lo que después les servirá como guía para el proceso
posterior de textualización. Se dice que esta organización jerárquica es dinámica o
flexible, porque en el experto puede sufrir ajustes de mayor o menor grado, durante el
avance de la escritura en aras de lograr mayor realce en la composición.
4. Los escritores principiantes planifican en forma superficial, centrándose
preferentemente en lo que tienen que decir pero no logran articular esto último con el
establecimiento de propósitos específicos y las características posibles de una
audiencia determinada. A este tipo de planificación se le denomina planificación guiada
por el conocimiento.
5. Otro aspecto importante se refiere al conocimiento que se posee sobre los tipos de
superestructuras textuales (narrativos, expositivos, argumentativos, cartas, etcétera), el
cual determina de manera importante la forma organizacional que deberá tomar la
composición. Los escritores expertos han desarrollado un conocimiento más o menos
apropiado de varias estructuras y géneros textuales, el cual se cree que es utilizado
activamente cuando generan sus producciones.
ESTRATEGIAS DE REDACCIÓN
PRADO (2004), consideran que en esta fase se procede a transformar el plan anterior en
un discurso verbal gráfico y lineal, estructurado en un tipo determinado de texto, que observe
las normas lingüísticas y gráficas, así como las propiedades textuales.
Esta es la fase más completa del proceso, puesto que el alumno necesita poner en práctica
de forma simultánea una serie de conocimientos previos que definirán su competencia
lingüística y que afectan a la macroestructura y a la microestructura textual.
Por otra parte, uno de los valores importantes de la escuela ha sido tradicionalmente la
presentación pulida y limpia de los escritos -y me parece muy aceptable. Pero al castigarse tan
a menudo las tachaduras y correcciones, como si fueran una señal de torpeza o dejadez, ¿no
estamos fomentando indirectamente que los alumnos escriban sin reformular y que sólo den
valor a las versiones acabadas y pasadas en limpio? Los alumnos tiran los borradores, se
resisten a mostrarlos al maestro y a sus compañeros, incluso sienten vergüenza.
Sabemos que a la hora de redactar la organización del texto en párrafos- así como el
empleo de títulos y subtítulos- constituye una de las dificultades que presentan los
estudiantes. Los párrafos son una de las peculiaridades de la escritura que no tiene
continuidad en el uso lingüístico oral y uno de los instrumentos más importantes para
organizar el significado en los textos escritos.
El párrafo es el conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Es una
unidad de información superior a la oración e inferior al apartado, que posee un valor
gráfico y significativo dentro del texto.
Suele decirse que a cada párrafo le corresponde una única idea del esquema del texto,
pero es posible agrupar más ideas que las que se pensaron en el inicio o asociar más
párrafos a la misma idea, cuando estas opciones favorecen una mejor organización al
texto.
El párrafo está constituido por una entrada principal, el desarrollo, los marcadores textuales
(frases que desarrollan el texto) y la conclusión. Se trata de una estructura general de
sucesión lógica, pero el escritor puede alternar estas partes, y pensar en otras
posibilidades de presentación.
II. INFORMACIÓN, AFIRMACIÓN Y GARANTÍA DE LO ESCRITO.
Se recomienda escribir con autoridad y evitar las expresiones que muestran dudas o falta
de seguridad en el texto. El alumno debe aprender a mostrar con certeza su punto de vista
y las ideas que giran alrededor de su propuesta.
Muchas veces podemos faltar a la claridad por haber utilizado datos inciertos. Hay que
evitar la pereza para documentarnos y enterarnos bien del asunto, así como las
vaguedades, frases ambiguas o aquellas expresiones que dejan desconcertado al lector: lo
dudoso se da claramente como dudoso y lo cierto se da claramente como cierto.
Durante el proceso de redacción se debe orientar al alumno para que sea “convincente”, es
decir, para que sea capaz de presentar la idea principal de su texto con verdad, claridad y
coherencia, esto es con afirmación; para que cuente y maneje los datos que desarrollan
una idea o un hecho con la necesaria y oportuna información.
Conviene que el estudiante aprenda a establecer una relación armoniosa entre afirmación
e información, y que en sus escritos ponga de manifiesto la importancia de la segunda
como soporte de la primera.
III. LA REVISIÓN:
Este proceso está orientado a mejorar el resultado de la redacción. Se cumplen tareas como la
lectura atenta y compartida de lo escrito para detectar casos de incoherencia, vacíos u otros
aspectos que necesiten mejoramiento. Se incorpora ilustraciones y se da formato al texto de
tal manera que sea atractivo. Las siguientes interrogantes nos pueden ayudar para cumplir con
las tareas de esta etapa:
Esta etapa incluye también la reflexión sobre el proceso de producción textual. En realidad,
la metacognición abarca la diversas etapas, pues en todo momento tenemos necesidad de
corroborar si estamos haciendo bien las cosas o no.
Durante todo el proceso, el escritor tendrá que estar preparado para afrontar problemas de
tipo lexical o gramatical, problemas de organización textual y problemas de tipo temático.
A lo largo del proceso: aunque se supone la última frase del proceso, ésta debe
llevarse a cabo constantemente a lo largo del mismo, pues posibilita realizar las
correcciones y reajustes oportunos para ir puliendo y mejorando el texto.
Al final del proceso: supone la valoración global de los resultados obtenidos y permite
la comparación del producto final con el objetivo inicialmente planteado.
Gatti y Wiesse (2003) consideran que el borrador es indispensable. “En él se revisan las
palabras, las oraciones y los parágrafos. Además, mediante procesos de expansión y reducción
se aclaran ideas oscuras, se aumentan las ideas válidas y se suprime lo irrelevante”.
Revisión de parágrafos:
Cuando se revisan parágrafos y textos completos, debe cuidarse que toda la información
del esquema (disposición) esté incluida en la elocución. Además, es importante corregir los
defectos de organización que se puedan presentar. Es posible lograr un orden y una
cohesión mayores si se vuelven explícitas las conexiones textuales (mediante el uso de
conectores) y las diferentes partes del parágrafo o del texto (mediante la inclusión de
proposiciones o parágrafos de carácter introductorio o conclusivo).