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PRODUCCIÓN DE TEXTOS

PROCESO DE ESCRIBIR

PLANIFICACIÓN REDACCIÓN REVISIÓN


REDACCIÓN
FINAL

Generación de Organización del Mejorar el Llevar a cabo


ideas texto en párrafos contenido, la
organización versión
y estilo de lo definitiva del
que se ha texto
Organización Información, escrito
de las ideas afirmación y
garantía de lo
escrito

Determinación Coherencia y
de los objetivos cohesión textual

Los marcadores
Determinación de organización
de la tesis o
textual
puntos de
vista

Recogida de la
información

Revisión

Correcció
Evaluació
n n

Producto
Proceso
LA COMPOSICIÓN ESCRITA

CONCEPTO: La composición escrita es un proceso cognitivo complejo que consiste en traducir el


lenguaje representado (ideas, pensamientos, sentimientos, impresiones de tipo episódico que posee
el sujeto) en discurso escrito coherente, en función de contextos comunicativos y sociales
determinados. Un texto escrito es un producto comunicativo y sociocultural.

DIMENSIONES ESENCIALES
DE LA COMPOSICIÓN
ESCRITA

FUNCIONAL ESTRUCTURAL

¿Qué decir? Planificación del escrito.


¿Cómo decirlo? Textualización
¿Para quién decirlo? Revisión del escrito.
¿Para qué y por qué decirlo?

ESTRATEGIA DE GENERACIÓN DE IDEAS

I. EL ACOPIO DE LAS IDEAS:

La construcción de un texto empieza con el acopio de ideas, datos y elementos útiles. La


realización de un escrito es similar a la preparación de un paste (…). Sin embargo,
mientras que para la realización de un pastel antes de empezar ya disponemos, en
general, de la receta, la estructura de un texto va creándose poco a poco a medida que se
trabaja en él. Esa característica hace que el proceso inicial de acopio y desarrollo de las
ideas resulte aún más importante y esencial.

Se propone reunir ideas de tres formas distintas: en una lista desordenada (lluvia de ideas,
MED, McEntee) , en un racimo asociativo y en un flujo de escritura.

1. La lista de ideas (lluvia de ideas)

El modo más sencillo de recoger las ideas a medida que éstas acuden a nuestra mente
consiste en elaborar una lista.

La lista de ideas es una secuencia de palabras clave y de frases cortas que describen
hipótesis, observaciones, informaciones y datos relacionados con problemas
planteados de una forma abierta, y susceptibles de resolverse con un trabajo de
documentación o con una reflexión más detenida. Cada idea ocupa un renglón
diferente de la lista, pero no se da necesariamente una relación entre las ideas de los
sucesivos renglones: el orden es casual y también las relaciones entre las diversas
ideas.

Cómo construirla

En una hoja de papel de disponen en una columna palabras clave o frases breves de
modo que cada anotación sea suficiente para permitirnos recordar la ideas en un
momento posterior.
Si se trata de un escrito breve en el que vamos a trabajar poco tiempo, el acopio de
ideas nos exigirá pocas decenas de minutos y podremos llevarlo a cabo en una sola
sesión de trabajo. En el caso de textos largos y que precisen un esfuerzo mayor,
podremos dedicar a la enumeración de ideas más de una sesión. (…). Es útil anotar de
inmediato las ideas propias, aunque sea en el margen de un periódico. Todos los
apuntes habrán de ser recopiados posteriormente en una página de cuaderno o. al
menos, reunidos en una carpeta.

Dado que las ideas tienden a presentarse e irse acumulando poco a poco, es útil
empezar a trabajar con folios grandes y separar un tanto los renglones. Ese método
permitirá introducir posteriormente, en un lugar específico de la lista, una idea nueva
pero relacionada con otra ya anotada.

Los errores más comunes:

 Dejar para otro momento la anotación de una idea.


 Evitar la anotación en la lista de problemas abiertos y de ideas
preliminares.
 Utilizar un papel pequeño y escribir en letra pequeña y apretada.
 Escribir sin releer nunca los elementos incluidos anteriormente en la
lista.
 Esforzarse en construir en seguida un esquema.

2. El racimo asociativo

Se pone de manifiesto mediante una representación gráfica las asociaciones entre las
ideas. Es más estimulante que la lista de ideas y, a menudo, permite la generación de
un gran número de elementos.

El mecanismo al que responde el racimo asociativo es el mismo que aparece


en el juego de la “cadena de palabras”. El primer participante dice una palabra, por
ejemplo “sol”; el segundo responde con una palabra relacionada con la primera, como
“luna”, “calor” o “luz”; el primero, replica con una nueva palabra relacionada con la
anterior, y así sucesivamente.

El empleo de la asociación impulsa a buscar relaciones lógicas y a traer a la


memoria muchas informaciones útiles que ya poseíamos.

Cómo construirla

Para el racimo asociativo se necesita un folio gran tamaño. En el centro escribiremos el


tema del racimo; a su alrededor, en forma radial, empezaremos a apuntar todas las
ideas que se nos ocurran sobre el tema. Cuando ya no sepamos qué más decir,
releeremos las ideas ya escritas y probaremos a añadir a cada una de ellas una nueva
idea asociada. Así crearemos una segunda estructura radial y luego una tercera y así
sucesivamente: sólo nos detendremos cuando hayamos cubierto todo el panel
disponible o bien cuando consideremos que ya hemos reunido un número suficiente de
ideas.

La técnica del racimo asociativo suele complacer muchos a los niños y a los
adolescentes, porque permite crear estructuras gráficas muy divertidas: por ejemplo, se
suele enmarcar cada idea en figuras geométricas como círculos o cuadrados, en
bocadillos de cómic, o en otras formas curiosas. En cambio, entre los adultos se
reparten a partes iguales quienes prefieren una lista secuencial y quienes optan por
una representación bidimensional en racimo.

Los errores más comunes:

 Realizar pocos niveles.


 Disponer pocas ideas en el primer nivel.
 Relacionar ideas sin que exista entre ellas un vínculo asociativo.

3. El flujo de escritura

Con él se plasman el papel ideas e informaciones del modo más rápido posible, a
medida que se piensa sobre el tema. En este caso, al contrario que en la lista y el
racimo, se empieza de inmediato a elaborar un texto, construyendo frases y párrafos
completos. Sin embargo, con el flujo de escritura se presta mayor atención a producir
rápidamente una gran cantidad de texto que a escoger las palabras y a construir bien
las frases.

El flujo de escritura puede ser utilizado para todas las clases de escritos. Algunos lo
encuentran muy útil en el caso de escritos argumentativos, en los que es necesario
expresar una opinión propia, porque ayuda a aclarar las ideas. Otros lo aprecian sobre
todo en la realización de informes o textos descriptivos, en los que resulta fundamental
la velocidad de escritura, en tanto que el proyecto y la estructura son aspectos
secundarios.

Este modo de iniciar un escrito se aconseja sobre todo a quienes necesitan soltarse en
la escritura, a quienes temen el folio en blanco. El flujo de escritura hace sentirse más
libres a estas personas. De todos modos, conviene recordar que se trata de una simple
etapa del trabajo y que pocas cosas de ella podrán utilizarse en el escrito definitivo. De
hecho, el texto producido de este modo debe ser considerado tan sólo como un cúmulo
de materiales.

El escrito generado por el flujo de escritura no suele estar estructurado de ninguna


forma. Las relaciones entre las ideas no se hacen explícitas. Aparecen repeticiones o
se omiten explicaciones fundamentales. En algunos lugares el texto está formado por
frases cortas, mientras que en otros aparecen párrafos largos y complicados.

Cómo se construye

En una hoja de papel se empieza a escribir, intentando seguir el curso del pensamiento
propio. La principal característica del flujo de escritura es la velocidad: el ritmo de
producción es mucho mayor que aquel con el que se realiza el texto propiamente
dicho. Durante el flujo de escritura hemos de concentrarnos sobre todo en nuestros
pensamientos y raramente nos detendremos a releer las frases y párrafos anteriores.
En cambio, en la fase de producción del texto definitivo, dedicamos mucho tiempo al
análisis de las frases, párrafos y secciones ya producidos, para mejorar la forma y
buscar la ilación con las líneas siguientes.

Además del flujo de escritura es posible recoger los propios pensamientos


expresándolos en voz alta frente a una grabadora, tal como surgen. El discurso puede
trasladarse luego de una cinta al papel tal como se expresó, o bien convertido en una
lista de ideas más ágil.

Los errores más comunes:

 Pensar que el texto escrito de un tirón es ya el definitivo.


 Escribir un texto muy largo sin darse un límite de tiempo.

II. LA GENERACIÓN DE LAS IDEAS:

En el proceso de generación intervienen mecanismos complejos, diferentes de una


persona a otra, que relacionan informaciones y estímulos externos con elementos
presentes en la memoria: así surge una nueva idea, un pensamiento, una intuición.
Las asociaciones (relaciones entre dos o más ideas) son el fundamento de la construcción
de los racimos asociativos, pero intervienen también en la elaboración de una lista de ideas
o de un flujo de escritura.

Tipos de asociaciones:

1. Analogías:

La asociación por analogía permite generar, a partir de una determinada idea o


información, otra idea parecida en algún aspecto. Esta asociación permite introducir
situaciones nuevas que amplían el discurso y lo hacen más complejo. Una vez
encontrada una analogía entre dos ideas, es posible desarrollar otras ideas basadas en
una comparación más analítica entre ambas.

2. Contrario:

Contrapone a una idea ya presente otra que se puede considerar su “opuesta”. Esta
asociación nace en general de la introducción de un elemento de negación: si la idea
inicial se refiere a “ser cultos”, su negación consiste en la “instrucción escasa”. A
continuación se busca una idea que contenga ese elemento y resulte relevante para el
tema que se está desarrollando, por contener algunos de los elementos iniciales. La
asociación por contrario es fácil de generar y a menudo crear comparaciones
significativas.

3. Causa:

Esta asociación pone en relación una idea, ya expresada, con una nueva idea que
constituye su premisa lógica (es decir, que la explica), introduciendo una relación de
causa – efecto. Esta asociación es útil para evidenciar las premisas de nuestras ideas,
que deben quedar explícitas con entera claridad.

4. Consecuencia:

Pone en relación una idea, que presenta un hecho, un fenómeno o una situación con
otra que describe sus consecuencias, destacando una relación de causa – efecto en la
que la idea inicial desempeña la función de premisa.

5. Precedencia:
Dado un acontecimiento o fenómeno, es posible destacar otros acontecimientos o
fenómenos que lo han precedido, respondiendo implícitamente a la pregunta: ¿qué ha
sucedido anteriormente? Estos elementos pueden no tener ninguna relación de
causalidad con la idea inicial y estar sencillamente ligados a ella por una relación
temporal. Sin embargo, la idea general debe estar de alguna manera incluida “en el
tema” expresado por la idea principal.

6. Sucesión: Dado un acontecimiento o fenómeno determinado, es posible destacar otros


acontecimientos o fenómenos que se producirán a continuación, respondiendo
implícitamente la pregunta: ¿qué sucederá después? Estos elementos pueden no tener
una relación de causalidad con la idea inicial y sí tan sólo una relación temporal. De
todos modos, la idea general debe estar de alguna manera incluida “en el tema”
planteado en la idea inicial.

7. Generalización: Permite generar, a partir de informaciones específicas, una conclusión


que las presenta de modo general. Es útil para construir y motivar reflexiones a partir
de ejemplos dados.

8. Ejemplificación: Se opone a la anterior asociación de generalización. En este caso se


genera una idea específica a partir de una idea general, de modo que la nueva idea
viene a ejemplificar aquel concepto. Esta asociación da mayor concreción a la idea
general, al proporcionar por lo menos un caso en el que esa idea es correcta.
9. Búsqueda de tipologías: Es un caso particular, más complejo de la asociación por
ejemplificación; se genera una asociación entre una idea general y varias ideas más
específicas, y estas últimas proporcionan una tipología o clasificación de la idea inicial.
En este caso, hay un esfuerzo por generar ideas relacionadas entre sí, que describen
la idea inicial por medio de un conjunto de elementos situados todos en un mismo nivel.

10. Experiencia personal: Introduce hechos de los que se ha sido protagonista e


informaciones de primera mano, que concretan y hacen más convincente la idea inicial.

11. Experiencia de autoridades: El mismo efecto de la asociación por experiencia


personal puede obtenerse a través de una asociación por experiencia de autoridades,
en la que el autor descrito es sustituido por una autoridad conocida.

CONTENIDO 2: Estrategias de planificación del texto: esquema, cuadro sinóptico, etc.

ESTRATEGIAS DE PLANIFICACIÓN

EL CONOCIMIENTO
SOBRE EL TÓPICO

EL CONOCIMIENTO
SOBRE LA
ORGANIZACIÓN DEL
DISCURSO

ASPECTOS
PLANIFICACIÓN CENTRALES LA SENSIBILIDAD Y
ATENCIÓN A LAS
DEMANDAS DE LOS
POSIBLES LECTORES

EL CONOCIMIENTO
ESTRATÉGICO
ESPECÍFICO DE APOYO
A LA PLANIFICACIÓN

LA PLANIFICACIÓN:

Etapa que corresponde a la generación y selección de ideas, la elaboración de esquemas


previos, la toma de decisiones sobre la organización del discurso, el análisis de las
características de los posibles lectores y del contexto comunicativo, así como de la selección
de estrategias para la planificación del texto.

Durante esta etapa habrá que dar respuestas a los siguientes interrogantes:

a) Sobre las características de la situación comunicativa:

 ¿A quién estará dirigido el texto?


 ¿Cuál es la relación del autor con el destinatario?
 ¿En calidad de qué escribe el autor?: ¿a título personal?, ¿en representación
de alguien?, ¿representando a un grupo?
 ¿Con qué propósito escribe?

b) Sobre las decisiones previas a la producción del texto?

 ¿Qué tipo de texto se escogerá de todos los posibles?


 ¿Cuál será su aspecto general, la silueta del texto?
 ¿Qué material se empleará? (textura, tamaño de la hoja).
 ¿Qué instrumento se usará? (lapicero, plumón, máquina de escribir, computadora).
 ¿El instrumento escogido es conveniente para el papel y el formato seleccionados?

Comprende los siguientes subprocesos:

I. ORGANIZACIÓN DE LAS IDEAS:

Con este proceso se pretende ordenar las ideas por medio de un esquema donde las
organicemos en una estructura global y en función de la situación comunicativa y de las
características del texto. Estas ideas se cambian, se completan o se sintetizan en
nuevas expresiones más claras o más cortas, y siempre más explícitas.

La organización de las ideas es flexible y tiene lugar en cualquier lugar del proceso. A
medida que se avance hacia la consecución del producto final la exigencia de una
mayor generación de ideas y de planificación es mayor. El flujo de información que
algún momento pueda parecer desorganizado y las repeticiones innecesarias de las
ideas se superarán aumentando la frecuencia de la planificación.

Una buena manera de organizar ideas – dice Onieva – es utilizar los denominados
mapas de ideas o mapas conceptuales. Los mapas de ideas son unos esquemas
básicos que visualizan las relaciones entre los diferentes elementos, subdividiéndolos
en categorías. El mapa es una técnica valiosa porque nos ayuda a diferenciar las ideas
más importantes de las que van siendo menos importantes, favoreciendo de esta
manera la organización del texto.

II. DETERMINACIÓN DE LOS OBJETIVOS:

Determinación de objetivos
Cuando los alumnos se enfrentan a una actividad de escritura, además de conocer el tema y
las circunstancias comunicativas, tienen que pensar cómo van a llevar a cabo su trabajo de
redacción, para lo cual han de plantearse la realización de una serie de actividades concretas:
“Primero haré un esquema”, “empezaré contando una anécdota”, “haré una introducción”,
“explicar las ideas con simplicidad”, etc.
Estas iniciativas tienen su origen en las tareas abstractas y bastante convencionales que el
profesor muchas veces propone en clase: “ Hacer una exposición, una descripción, una
argumentación…”, “adoptar un punto de vista intelectual o científico”, etc.
De ahí que lo más importante será procurar que el alumno cree y desarrolle sus propias tareas
según su intención y sus necesidades comunicativas.
Interesa, pues, que los alumnos aprendan a transformar objetivos abstractos en concretos. El
término “objetivos” que aquí utilizamos hace referencia a un sinnúmero de acciones que los
estudiantes deben ejecutar durante el proceso de redacción.
Al respecto, Daniel Cassany afirma que en cualquier tarea de escritura conviene insistir en la
formulación de una red de objetivos más bien operativos, es decir, hay que enseñar a utilizar
procedimientos más específicos, realizables y atractivos ya que de esta forma se incentivará la
creatividad y originalidad en el tratamiento de las ideas y de la información con la que de
cuenta a la hora de escribir.
La red de objetivos presenta una estructura jerárquica, en la que aparece un objetivo local que
desarrolla una determinada función dentro de un objetivo más global.
Cassany cita las tres características más importantes de estas redes:
 No se crean en una etapa de pre-escritura, sino que se desarrollan durante todo el
proceso de composición, paralelamente al acto de descubrimiento y a la gestación del
teto. La cadena de objetivos va creciendo durante la redacción.
 Pueden tener distintas formas. No siempre formulan el punto de llagada de la
composición: “Quiero escribir una descripción de dos hojas”. A veces pueden describir
el punto de partida “Los destinatarios del texto no estarán dispuesto a leer lo que
quiero decir”. O pueden señalar un camino para conseguir un nuevo abjetivo: “Es
preferible que lo explique de manera clara y sencilla”. O pueden evaluar: “Esto está
muy largo”.
 Dirigen el Proceso de composición y marcan la dinámica con que avanza la
elaboración del texto. Los escritores resuelven paso a paso los objetivos locales que
se plantean y consultan continuamente los más globales, que son los que dan
coherencia a la composición.

III. DETERMINACIÓN DE LA TESIS O PUNTO DE VISTA:

El elemento unificador de las redacciones es la idea central o idea guía sobre la cual
construimos el escrito. Debemos determinar la idea que queremos defender o dejar claro
nuestro punto de vista o perspectiva desde la cual vamos a tratar el asunto.

La forma de presentación y el lugar que ocupa la tesis o punto de vista en el texto, no


obedece a fórmulas específicas. Lo importante es ejercitar al alumno en la adquisición de
distintas posibilidades que le pueden ser útiles en cualquier posibilidad de escritura y
facilitar los medios para que mejore la forma que desee utilizar.

IV. RECOGIDA DE INFORMACIÓN


Antes de comenzar a escribir, los alumnos deben recopilar el material, observar y
apreciar los elementos con los cuales van a construir el texto, reunir los
acontecimientos que lo delimitan, etc. “Recoger información inherente al tema de
nuestro trabajo tiene como fin concreto el tener en la mano el material sobre el que
trabajaremos luego en la fase de redacción”, para lo cual, el escritor tendrá que recurrir
a las personas e instituciones, a los lugares y libros donde se encuentra la información
que necesita, en función del tipo de texto, del propósito de comunicación y de sus
lectores.

Se recomienda anotar al lado de la lista de ideas o de los mapas conceptuales, las


posibles fuentes donde se puede encontrar la información. Asimismo, el profesor tendrá
que organizar visitas al lugar que se va a describir o proyectar la película sobre la que
se ha pedido un resumen, concertar una cita con la persona que va a entrevistar,
ejercitar la capacidad de observación de lugares, de personas, de objetos, hacer una
lista de detalles observados.

Diferencias entre escritores novatos y expertos:

1. Se genera una representación abstracta (en la mente del escritor) de aquello que se
desea escribir. En dicha representación se incluye una especificación más o menos
detallada sobre el texto que queremos escribir, lo que se denomina “el plan de
escritura”, que en esencia es un plan jerarquizado de metas y submetas sobre cómo
operará el proceso compositivo en forma global y sobre la naturaleza del producto
escrito que se intentará lograr.
2. Los escritores expertos dedican mayor tiempo a esta actividad. Ocupan una mayor
cantidad de tiempo en reflexionar, tomar notas, elaborar esquemas sobre el contenido y
sobre la forma de lo que será su composición (elaboración del plan de escritura).
3. Desde el inicio, los escritores habilidosos poseen una representación interna de la
tarea de componer en forma de una organización jerárquica de metas y submetas, la
cual es de tipo dinámica, lo que después les servirá como guía para el proceso
posterior de textualización. Se dice que esta organización jerárquica es dinámica o
flexible, porque en el experto puede sufrir ajustes de mayor o menor grado, durante el
avance de la escritura en aras de lograr mayor realce en la composición.
4. Los escritores principiantes planifican en forma superficial, centrándose
preferentemente en lo que tienen que decir pero no logran articular esto último con el
establecimiento de propósitos específicos y las características posibles de una
audiencia determinada. A este tipo de planificación se le denomina planificación guiada
por el conocimiento.
5. Otro aspecto importante se refiere al conocimiento que se posee sobre los tipos de
superestructuras textuales (narrativos, expositivos, argumentativos, cartas, etcétera), el
cual determina de manera importante la forma organizacional que deberá tomar la
composición. Los escritores expertos han desarrollado un conocimiento más o menos
apropiado de varias estructuras y géneros textuales, el cual se cree que es utilizado
activamente cuando generan sus producciones.

ESTRATEGIAS DE REDACCIÓN

La redacción es el acto mismo de producir el texto conforme se ha previsto en el plan. Lo que


se ha pensado se traduce en información lingüística, y esto implica tomar una serie de
decisiones sobre la ortografía, la sintaxis y la estructura del discurso y el lenguaje de la imagen,
según el caso. Durante la textualización se considera algunos aspectos como:

 Tipo de texto: estructura.


 Lingüística textual: funciones dominantes del lenguaje; enunciación (signos de
personas, espacio, tiempo); coherencia textual (coherencia semántica, progresión
temática, sustituciones, etc.)
 Lingüística oracional: (orden de las palabras o grupos de palabras, relaciones
sintácticas, manejo de oraciones complejas, etc.)

PRADO (2004), consideran que en esta fase se procede a transformar el plan anterior en
un discurso verbal gráfico y lineal, estructurado en un tipo determinado de texto, que observe
las normas lingüísticas y gráficas, así como las propiedades textuales.

Esta es la fase más completa del proceso, puesto que el alumno necesita poner en práctica
de forma simultánea una serie de conocimientos previos que definirán su competencia
lingüística y que afectan a la macroestructura y a la microestructura textual.

Dichos conocimientos se pueden agrupar en:

 Dominio de la ortografía (reglas ortográficas, acentuación,


puntuación, signos convencionales, etc.)
Lingüísticos  Conocimiento de las reglas gramaticales para la construcción
de la frase, párrafo y texto.
 Amplio vocabulario que será seleccionado en función de la
situación comunicativa.
 Dominio de las propiedades del texto: adecuación, coherencia,
Textuales cohesión, corrección.
 Conocimiento de la estructura y elementos textuales propios
de los diversos tipos de textos.
 Destreza para utilizar distintos tipos de letra y convenciones no
Gráficos verbales para resaltar y para presentar el escrito: mayúsculas,
subrayado, negrita, cursiva, etc.
 Distribución del espacio: espacio y márgenes, longitud de
páginas, sangrado, etc.

Todos estos conocimientos el escritor competente los actualiza de forma simultánea,


puesto que este los tiene automatizados; pero el aprendiz, dado que no ocurre así, pues el
proceso de automatización es lento y se requiere de mucha práctica, es conveniente que vaya
redactando por párrafos, seleccionando los conocimientos necesarios por orden de prioridades;
en revisiones posteriores se irán organizando los mismos de acuerdo con las características
textuales y se irán completando aquellos aspectos que no se atendieron en una primera
redacción, hasta dar la forma definitiva al texto para que esté en consonancia con el objetivo
inicial.

Según Cassany, aunque el proceso de escritura sea largo y requiera numerosos


borradores, pruebas y ensayos, nuestra cultura escrita sólo valora, publica o difunde el
producto terminado. Sólo podemos ver libros, periódicos, propaganda o escritos en su versión
final: perfectos, correctos, sin errores. [Aunque sea entre corchetes, es curioso constatar que
no ocurre lo mismo con otras actividades como las artes plásticas o la arquitectura, en que es
corriente e incluso normal que se expongan y comenten en público bocetos, croquis o planos
de las obras que se están elaborando.] Cuando leemos algo acabado, nada hace sospechar
que el texto haya tenido formulaciones previas con errores, lagunas y todo tipo de
imperfecciones. Los alumnos acaban pensando que el texto "nace" directamente en su versión
final.

Por otra parte, uno de los valores importantes de la escuela ha sido tradicionalmente la
presentación pulida y limpia de los escritos -y me parece muy aceptable. Pero al castigarse tan
a menudo las tachaduras y correcciones, como si fueran una señal de torpeza o dejadez, ¿no
estamos fomentando indirectamente que los alumnos escriban sin reformular y que sólo den
valor a las versiones acabadas y pasadas en limpio? Los alumnos tiran los borradores, se
resisten a mostrarlos al maestro y a sus compañeros, incluso sienten vergüenza.

Al contrario, creo que maestros y alumnos deberíamos desarrollar sensibilidad respecto


a los borradores. Deberíamos tratarlos como si fueran bocetos o ensayos de pinturas:
guardarlos siempre, archivarlos, leerlos, corregirlos, exponerlos en público, comentarlos. Por
ejemplo, ¿no sería bonito colgar en la pared del aula el conjunto de esquemas, borradores y
escritos que haya elaborado un alumno o un maestro -¡o un escritor famoso!- para ver así el
proceso de redacción que ha seguido?

Comprende los siguientes subprocesos:

I. ORGANIZACIÓN DEL TEXTO EN PÁRRAFOS

Sabemos que a la hora de redactar la organización del texto en párrafos- así como el
empleo de títulos y subtítulos- constituye una de las dificultades que presentan los
estudiantes. Los párrafos son una de las peculiaridades de la escritura que no tiene
continuidad en el uso lingüístico oral y uno de los instrumentos más importantes para
organizar el significado en los textos escritos.
El párrafo es el conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Es una
unidad de información superior a la oración e inferior al apartado, que posee un valor
gráfico y significativo dentro del texto.

Suele decirse que a cada párrafo le corresponde una única idea del esquema del texto,
pero es posible agrupar más ideas que las que se pensaron en el inicio o asociar más
párrafos a la misma idea, cuando estas opciones favorecen una mejor organización al
texto.

El párrafo está constituido por una entrada principal, el desarrollo, los marcadores textuales
(frases que desarrollan el texto) y la conclusión. Se trata de una estructura general de
sucesión lógica, pero el escritor puede alternar estas partes, y pensar en otras
posibilidades de presentación.
II. INFORMACIÓN, AFIRMACIÓN Y GARANTÍA DE LO ESCRITO.

Se recomienda escribir con autoridad y evitar las expresiones que muestran dudas o falta
de seguridad en el texto. El alumno debe aprender a mostrar con certeza su punto de vista
y las ideas que giran alrededor de su propuesta.

Muchas veces podemos faltar a la claridad por haber utilizado datos inciertos. Hay que
evitar la pereza para documentarnos y enterarnos bien del asunto, así como las
vaguedades, frases ambiguas o aquellas expresiones que dejan desconcertado al lector: lo
dudoso se da claramente como dudoso y lo cierto se da claramente como cierto.

Durante el proceso de redacción se debe orientar al alumno para que sea “convincente”, es
decir, para que sea capaz de presentar la idea principal de su texto con verdad, claridad y
coherencia, esto es con afirmación; para que cuente y maneje los datos que desarrollan
una idea o un hecho con la necesaria y oportuna información.

Conviene que el estudiante aprenda a establecer una relación armoniosa entre afirmación
e información, y que en sus escritos ponga de manifiesto la importancia de la segunda
como soporte de la primera.

III. LA REVISIÓN:

Este proceso está orientado a mejorar el resultado de la redacción. Se cumplen tareas como la
lectura atenta y compartida de lo escrito para detectar casos de incoherencia, vacíos u otros
aspectos que necesiten mejoramiento. Se incorpora ilustraciones y se da formato al texto de
tal manera que sea atractivo. Las siguientes interrogantes nos pueden ayudar para cumplir con
las tareas de esta etapa:

 ¿Hay coherencia entre los diferentes apartados del texto?


 ¿La palabras empleadas están escritas correctamente?
 ¿El registro empleado es el más adecuado?
 ¿Sintácticamente la expresiones está bien construidas?
 ¿Hay casos de impropiedad y ambigüedad?
 ¿Los pronombres y artículos mantienen la referencia?
 ¿Hay unidad en la presentación de las ideas?
 ¿Se cumple con el propósito comunicativo?
 ¿Las ilustraciones tienen relación con el mensaje escrito?
 ¿Los márgenes son adecuados?

Esta etapa incluye también la reflexión sobre el proceso de producción textual. En realidad,
la metacognición abarca la diversas etapas, pues en todo momento tenemos necesidad de
corroborar si estamos haciendo bien las cosas o no.

Durante todo el proceso, el escritor tendrá que estar preparado para afrontar problemas de
tipo lexical o gramatical, problemas de organización textual y problemas de tipo temático.

La planificación, la textualización y la revisión son importantes, pero también lo son el


propio autor, el lector y las variables sociales que condicionan el proceso de producción.
Cobra relevancia, pues, la afirmación de que un texto es la creación compartida entre el
autor y el lector. Esto refuerza la decisión de que los productos de los alumnos sean
compartidos con los demás (compañeros, profesores, alumnos de otros grados) para ir
afirmando la responsabilidad de escribir lo que queremos, pero pensando en los efectos
que producirá en los demás. Estos es, autonomía para tomar decisiones y solucionar
problemas. Definitivamente, la escritura es un hecho social y, como tal, contribuye, además,
al desarrollo del pensamiento crítico.
Según Prado (2004) la revisión, además, supone la evaluación del escrito en relación con lo
planificado y ajuste inmediato, llevando a cabo las modificaciones del texto que se estimen
oportunas. Ésta debe realizarse:

 A lo largo del proceso: aunque se supone la última frase del proceso, ésta debe
llevarse a cabo constantemente a lo largo del mismo, pues posibilita realizar las
correcciones y reajustes oportunos para ir puliendo y mejorando el texto.
 Al final del proceso: supone la valoración global de los resultados obtenidos y permite
la comparación del producto final con el objetivo inicialmente planteado.

Es la fase más importante del proceso y su eficacia dependerá de la autoexigencia de cada


escritor; de esta forma, el exigente revisará continuamente a lo largo del proceso los resultados
que va obteniendo, rectificando y reajustando lo escrito y, al final del mismo, revisará el texto
varias veces para seguir corrigiendo hasta que se encuentre verdaderamente satisfecho con el
producto final; por el contrario, el menos exigente se limitará a terminar el proceso al poner el
punto final al escrito y, en el mejor de los casos, llevar a cabo unas someras correcciones de
forma.

La revisión puede afectar a distintos aspectos del escrito:

 Revisión formal: afecta a la presentación del escrito y a las convenciones gráficas y


ortográficas.
 Revisión de contenido: afecta a la coherencia del texto y a la expresión sintáctica y
léxica de las ideas y su adecuación al objetivo comunicativo perseguido.
 Revisión funcional: afecta tanto a su adecuación al objetivo perseguido como a la
situación comunicativa.

Gatti y Wiesse (2003) consideran que el borrador es indispensable. “En él se revisan las
palabras, las oraciones y los parágrafos. Además, mediante procesos de expansión y reducción
se aclaran ideas oscuras, se aumentan las ideas válidas y se suprime lo irrelevante”.

Revisión de las palabras:

El propósito general de revisar un borrador consiste en producir un texto mejor


cohesionado y más coherente. Las palabras se revisan para corregir impropiedades,
imprecisiones y pobreza léxica. En este nivel se debe tener en cuenta también la
corrección ortográfica, para lo cual es útil recurrir al diccionario.

Revisión de las oraciones:

Al revisar las oraciones, se busca mejorar la puntuación, y evitar discordancias y


anacolutos.

Revisión de parágrafos:

Cuando se revisan parágrafos y textos completos, debe cuidarse que toda la información
del esquema (disposición) esté incluida en la elocución. Además, es importante corregir los
defectos de organización que se puedan presentar. Es posible lograr un orden y una
cohesión mayores si se vuelven explícitas las conexiones textuales (mediante el uso de
conectores) y las diferentes partes del parágrafo o del texto (mediante la inclusión de
proposiciones o parágrafos de carácter introductorio o conclusivo).

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