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Estas son algunas de las upanishads a las que nos hemos referido en los últimos encuentros (resaltadas en gris)
108 Upanisads
Rigveda (10) Yajurveda (51) Sâmaveda (16) Atharvaveda (31)
10 Upanisads principales
Katha
Prashna
Taittirîya Kena
Aitareya Mândûkya
Îsha Chândogya
Mundaka
Brihadâranyaka
24 Samanya Vedanta Upanisads
Adhyâtma
Akshi
Ekâkshara
Garbha
Mantrikâ
Muktikâ
Mahâ
Âtmabodha Nirâlamba
Maitrâyanîya Âtma
Kaushîtaki Paingala
Sâvitrî Sûrya
Mudgala Prânâgnihotra
Vajrasûchi
Shârîraka
Sarvasâra
Skanda
Subâlâ
Sukarahasya
Shvetâshvatara
17 Samnyasa Upanisads
Avadhûta
Bhikshuka
Brahma
Ârunika
Jâbâla Nâradaparivrâjaka
Kundikâ
Nirvâna Katharudra Parabrahma
Maitreya
Paramahamsa Paramahamsaparivrâjaka
Samnyâsa
Sâtyayana
Turiyâtîtâvadhûta
Yâjñavalkya
20 Yoga Upanisads
Advayatâraka
Amritabindu
Amritanâdabindu
Brahmavidyâ
(Yoga) Darshana
Dhyânabindu
Hamsa Mahâvâkya
Nâdabindu Kshurikâ Yogacûdâmani Pâshupatabrahma
Mandalabrâhmana Shândilya
Tejobindu
Trishikhibrâhmana
Varâha
Yogakundalî
Yogashikhâ
Yogatattva
14 Vaishnava Upanisads
Dattâtreya
Garuda
Gopâlatâpinî
Kalisantarana Hayagrîva
Avyakta
Nârâyana Krishna
Vâsudeva
Târasâra Nrsimhatâpanîya
Râmarahasya
Râmatâpanîya
Tripâdvibhûtimahânarayâna
14 Shaiva Upanisads
Atharvashikhâ
Dakshinâmârti
Atharvashiras
Kaivalya
Jâbâla Bhasmajâbâla
Akshamâlikâ Kâlâgnirudra
Rudrâkshajâbâla Brhajjâbâla
Pañchabrahma
Ganapati
Rudrahrdaya
Sharabha
9 Shakta Upanisads
Annapûrnâ
Bahvrcha Bhâvanâ
Soubhâgyalakshmî Sarasvatîrahasya Devî
Tripurâ Sitâ
Tripuratâpinî
UPANISADS ANTIGUAS
El término yoga, en su acepción técnica, se encuentra por primera vez en la Taittiriya Upanishad, II,4 (yoga atma) y
la KathaUp. II, 12 (adhyatma yoga), VI, II (el texto más próximo al sentido clásico), etc., pero se advierte la presencia
de la práctica yoga en los Upanishad más antiguos. Así, un pasaje de la Chandogya Up, VIII, 15 ("concentrando en
sí todos sus sentidos") permite inferir la práctica del pratyahara; igualmente, encontramos a menudo el pranayama
en la Brhadaranyaka Up. (por ejemplo, I, 5, 23).
Este proceso está más adelantado todavía en un Upanishad de la misma época, el Svetasvatara, que, en vez de
Visnu, venera a Siva. Se expresa en este texto la igualdad entre el conocimiento místico y la inmortalidad.
El predominio del "motivo de la inmortalidad" nos incita a creer que el Svetasvatara Up. fue compuesto en un
ambiente "místico", o más bien fue reformado en tal ambiente, pues el texto ha sufrido numerosas adiciones, con
el correr de los siglos. Hay pasajes que hablan del gozo que produce "la felicidad eterna" obtenida por quienes
conocen a Siva. El brahman supremo, lo divino trascendente, está identificado con Siva, cuyo nombre es también
Hara (I, 10), Rudra (III, 2) y Bhagavat (III, 11).
El texto posee un carácter místico-experimental (IV, 20) y otorga importancia a las prácticas yoguis. Todo el
capítulo II se refiere al yoga.
Un Upanishad del mismo grupo que la Katha antes vista, la Mandukya, aporta precisiones decisivas referentes a
los cuatro estados de conciencia y sus relaciones con la sílaba mística OM. La extrema brevedad de esta Upanishad
(sólo tiene doce estrofas) está ampliamente compensada por la importancia de sus revelaciones. Porque aunque
retoma las teorías upanishádicas sobre el sueño y la vigilia, ofrece por vez primera un sistema de homologación
entre los estados de conciencia, las letras místicas. La tendencia a la homologación de los diferentes planos de la
realidad es esencial en toda espiritualidad arcaica y tradicional de la India. Pero la Mandukya marca el triunfo de
un largo trabajo de síntesis, a saber la integración de varios niveles de referencia: upanishádico, yogui, "místico",
cosmológico.
La explicación del dharana es interesante por su materialismo fisiológico: "aquel que oprime la punta de la lengua
contra el paladar y domina su voz, su espíritu y su respiración, ve al brahmán por medio del tarka" (VI, 20). El
párrafo siguiente (VI, 21) menciona la arteria susumna, que "sirve de canal al prana" y sostiene (mediante el pranayama
y la meditación sobre la sílaba OM) la meditación profunda por medio de la cual se efectúa el kevalat (soledad,
aislamiento). Se deduce, por estos textos, la importancia otorgada a la meditación auditiva por el Maitri Upanishad.
Varios pasajes ponen en relieve a la sílaba OM (VI, 3-5; 21-26): la meditación sobre esta sílaba conduce a la
liberación (VI, 22), mediante esta meditación se ve el brahmán y se obtiene la inmortalidad (VI, 24); OM es idént-
co a Visnú (VI, 23), a todos los dioses, a todos los ritmos respiratorios, a todos los sacrificios (VI, 5).
Esta supremacía de la meditación sobre la sílaba mística OM podría tal vez explicarse tanto por el espíritu de
síntesis y de sincretismo propios de esta clase de Upanishad, como por el triunfo práctico de una técnica de
meditación auditiva, que la India conocía ya hacía mucho tiempo y a la que sigue teniendo en cuenta. El capítulo
VI, 22, nos ofrece un ensayo muy confuso de explicación de la meditación concerniente a la "palabra" y a la "no-
palabra". El mismo capítulo indica igualmente otro método de experiencia mística auditiva: "Cuando uno se tapa
los oídos con los pulgares, se oye el sonido del espacio que está en el interior del corazón (Brhad. Up., V, 9) y su
apariencia reviste siete formas: (es como) el sonido de un río, el de una campanita, el de un vasito de cobre, el de
la rueda de un carro, el grito de una rana, el sonido de la lluvia, o el de la palabra en un lugar cerrado. Después de
haber sobrepasado a este sonido, que tiene características claras, va a perderse en el Brahmán no manifestado, en
el Sonido supremo. Allí, revestidos de formas iguales, sin individualidad distinta, son como flores (Chand. Up. V.
18, 1) de sabor diverso que producen la misma miel".
Los detalles sobre los "sonidos místicos" dejan entrever una técnica de meditación auditiva bastante avanzada.
La misma interpretación que el Maitri Vp. nos ofrece de la práctica yoga se basa en las audiciones místicas. "Es
por-que él (el yogui) une en esa forma el prana, la sílaba OM y este Universo con sus innumerables formas ( ... )
que ese proceso se llama Yoga. La unidad de la respiración, de la conciencia y de los sentidos —seguida de la
aniquilación de todos los conceptos— he aquí al Yoga" (VI, 25). El que trabaja correctamente durante seis meses
efectúa la unión perfecta (VI, 28). Pero este secreto" no debe ser comunicado más que a los hijos y a los discípulos,
y con la expresa condición de que éstos sean aptos para recibirlo (VI, 29).
En el grupo de los Upanishad Samnyasa debemos mencionar: al Brahma Up., el Samnyasa Up. (formadas por trozos
de distintas fechas, algunos contemporáneos del Maitrayani Up., otros más recientes), el Aruneya, el Kanthasmti, el
Jábala y el Paramahamsa Upanishad. Glorifican todas ellas al asceta que abandona el mundo para dedicarse a la vida
contemplativa. El conocimiento concreto, experimental, de la unidad existente entre el alma individual (jivatman)
y el alma suprema (paramatman) está considerado en el Paramahamsa Up. (I, 2) como un sucedáneo de la plegaria
matinal y vespertina, la samdhya. Otra prueba más de que todas esas prácticas ascéticas en búsqueda de lo Absoluto,
buscaban seguridad y justificación junto al brahmanismo. La exhortación al renunciamiento se encuentra repetida
hasta el cansancio en estos Upanishad, por lo general breves.
En algunos de estos Upanishad Samnyasa, hay también alusiones a ciertas órdenes de ascetas heterodoxos que
representan la misma tradición "de mano izquierda" (vamacari) que existen en la India desde la época védica hasta
nuestros días. (El Paramahamsopanisad, 3, menciona a ciertos ascetas "esclavos de los sentidos y faltos de jñana";
irán a "los horribles infiernos conocidos por el nombre de Maharaurava"). ¿Sería éste un indicio del tantrismo "de
mano izquierda"? En el Brahmopanisad (II, 9) aparece una curiosa teoría de los "cuatro lugares" en donde mora el
purusa: el ombligo, el corazón, el cuello y la cabeza. A cada una de esas regiones corresponde un estado de
conciencia: al ombligo (o al ojo) el estado de vigilia; al cuello, el sueño; al corazón, el dormir sin sueños (susupta) y
a la cabeza, el estado trascendente (turiya). Del mismo modo, a cada estado de conciencia corresponden,
respectivamente, Brahma, Visnú, Rudra y Aksara (el indestructible). Esta teoría de los "centros" y de la
correspondencia entre las distintas partes del cuerpo y los estados de conciencia, será elaborada por el Hatha-yoga
y los Tantra.
INTRODUCCIÓN
1. Revelaré la doctrina de la daga o navaja (ksurika), que es dharana, concentración
de la mente, para el logro del Yoga; habiéndolo obtenido el adepto que lo logra
no renacerá jamás.
2. Esta enseñanza es la esencia de los Vedas como lo declaró Svayambhu (Brahman
el Creador)
ASANA Y PRANAYAMA
3. El adepto se instala en un lugar tranquilo y silencioso, tomando una asana
adecuado. Retrae en sí mismo los sentidos así como la tortuga retrae sus
miembros, controlando la mente en el corazón a través del Yoga de doce matras
(tiempos) y la sílaba OM, muy gradualmente llena con prana todo su ser, retiene
el aire inhalado y lo exhala poco a poco hacia lo alto.
4. Luego cerrando todas las puertas del cuerpo suavemente elevando pecho, cara,
caderas y cuello, así como el corazón, debe llenar de prana el cuerpo y retenerlo
tapando las narinas con los dedos y luego exhalar poco a poco por ambas narinas.
PRATYAHARA
5. Así, con la mente y los órganos de los sentidos bajo control, con la mente y el
prana firmes.
6. Debe concentrarse en los dedos gordos, los dos tobillos y las pantorrillas.
7. Luego absorbe prana hacia las rodillas, los dos mulos y finalmente hasta el ano y
el pene siempre de a tres; (pueden ser las tres partes del pranayama; o la unión
de: visión, mente y respiración), llegando a la región del ombligo que dirige los
centros inferiores, así el aire inhalado se retendrá progresivamente.
8. Allí en el centro inferior está Susumna rodeado por las diez nadis más
importantes: Ida, Pingala y otras que son rojo, amarillo, negro, color cobre,
marrón y otros muy sutiles y finos.
9. El prana se debe hacer fluir en Susumna, el canal blanco y hacerlo ascender por
él como una araña asciende por su hilo.
10. Entonces el yogui debe retraer los vayu para fijarlos en el soporte del corazón
que brilla como un loto rojo conocido como dahara-pundarika (anahata) en los
textos vedantinos.
11. Habiendo atravesado ese loto sigue hacia la garganta y se dice que luego debe
fijarse en la región del entrecejo llenándolo de amrita.
DHARANA-DHYANA-SAMADHI
12. Secreto del espíritu, misterio sutil de la inteligencia. Es necesario contemplar
(dharana), el punto vital (marman), situado en el dedo gordo y al trascender la
mente comprender que es Aquello nombre y forma de todo!
13. Se debe recurrir a ese Yoga constantemente con profunda concentración y cortar
con el filo de la daga de la mente el punto vital en las pantorrillas que se dice que
es el rayo de Indra, con el poder de la meditación, a través de la concentración.
14. Proyectando los ojos, la mente y los pranas en el centro de los muslos, liberando
ese Marman.
15. El yogui debe retener su fuerza y dirigirla a la garganta donde hay multitud de
nadis.
16. Allí entre las ciento una está Susumna, escondida, pura, representando al
Absoluto, Ida está a la izquierda, y Pingala a la derecha.
17. En el centro está Susumna inmaculado, quien lo conoce, conoce los Vedas.
18. De las setenta y dos mil nadis que son cortadas por el poderoso filo del Yoga
que es energía llameante, sólo Susumna no es cortada.
19. Con el cuchillo afilado y limpio por la práctica del Yoga, el yogui debe cortar las
cien nadis, con la convicción de que nada trasciende a Brahman. En el momento
que ve (los ojos, la mente y prana) proyectados en la nadi que queda firme, como
la fragancia del jazmín se libera.
20. Los otros canales (cien) deben ser cortados, ya que son causa de futuros
renacimientos. El que realiza la identidad de Brahman con Susumna, se libera del
Samsara.
BIBLIOGRAFÍA
Deussen, P. (1985) Sixto Up of the Veda. Banarsidas. India
Feuerstein G. (1998) Yoga Tradition. USA
K. Narayanaasvami Aiyar. (1985) Minor Upanishad. First Series. India
Varenne, J. (1971) Up du Yoga. France