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Los antecedentes del diseño de interiores pueden rastrearse hasta las pinturas rupestres.
Aquellos primeros dibujos y bocetos realizados dentro de las cavernas prehistóricas,
considerados como las primeras manifestaciones del arte en espacios cerrados, no solo
contaban historias, sino que también hacían que los espacios fueran más cálidos. Aunque las
pinturas rupestres de Lascaux, en Francia y Altamira, en España, son las más famosas, lo cierto
es que esas primeras manifestaciones artísticas existen a lo largo de todo el mundo.
No obstante, el verdadero origen del diseño de interiores se produce en el antiguo Egipto. Hoy
todavía podemos ver sus huellas en la decoración de las pirámides y las tumbas de los
faraones. La cultura del antiguo Egipto no solo fue pionera en ciencias y arquitectura, sino que
también desarrolló una decoración suntuosa pensada para la vida eterna. Sus muebles podían
tener una estructura simple, pero rebosaban elementos decorativos y eran llamativos gracias a
sus colores intensos obtenidos de pigmentos minerales.
Obviamente, el bosquejo por el origen del diseño de interiores no estaría completo sin
recordar el legado del Imperio Romano. Sus edificaciones no solo eran prácticas, sino que
contaban con diferentes habitaciones destinadas a distintos usos para mejorar la comodidad.
El diseño de interiores ha ido evolucionando a lo largo de los siglos y las diferentes culturas,
viviendo su gran etapa de esplendor durante el Renacimiento italiano. En el marco de este
movimiento, los palacios y viviendas de ricos y nobles fueron decorados por los mejores
artistas de la época. Convertidos en diseñadores, esos artistas dieron rienda suelta a su
creatividad aportando ideas nuevas a la decoración, un punto de inflexión que supuso el
comienzo del interiorismo moderno.
Con el paso del tiempo, los monarcas y nobles también comenzaron a dedicar más tiempo a
decorar sus palacios contando con profesionales del interiorismo. Según sus gustos, surgieron
estilos como Tudor, imperio, Luis XV o victoriano que aún hoy siguen inspirando a diseñadores
de interiores.
Más tarde, la Revolución Industrial supuso otra vuelta de tuerca en la historia del diseño de
interiores. Este acontecimiento supuso un cambio en los materiales, sus formas e incluso las
técnicas de fabricación, de manera que la decoración de interiores se popularizó, llegando a las
casas más humildes, locales comerciales y oficinas. El diseño de interiores fusionó lo artesanal
con lo industrial, combinando principios estéticos con la funcionalidad, como en el caso de los
muebles en madera curvada del austríaco Michael Thonet, que permitieron la producción
industrial en serie, pero requerían un ensamblaje artesanal.
De hecho, más allá de los diferentes estilos, es importante tener en cuenta que la decoración
de interiores no solo busca que los ambientes sean más agradables desde el punto de vista
estético, sino que también se preocupa por su funcionalidad y por promover el bienestar y
confort de quienes usan esos espacios.
Por tanto, se trata de una profesión que tiene un gran futuro por delante puesto que en la
actualidad no se limita a la decoración de espacios públicos y privados, sino que también se
extiende a la escenografía de los sets audiovisuales o incluso al estilismo editorial o publicitario
para mostrar al público las últimas tendencias en materia de decoración.