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Sede Ecuador
Área de Gestión
Verónica López
Pachakutik Macas
Oscar Alejandro Valladares Narváez
Quito, 2019
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Introducción
Uno de los debates actuales acerca del desarrollo se enmarca en el estudio y
gestión de los recursos de uso común (RUC), estos recursos que se delimitan al
aprovechamiento en condiciones especiales enmarcadas en comunidades alrededor del
mismo son estudiados desde el siglo anterior para definir ciertas características en
cuanto a su uso y propiedad. Varios aportes teóricos han provenido desde la academia
para analizarlos, la tragedia de los comunes de Hardin, el dilema del prisionero y la
teoría de la acción colectiva de Olson, son los más representativos al entender como se
configuran las organizaciones y las normas alrededor de los RUC.
Con los aportes anteriores, que detallan de forma pesimista las relaciones entre
individuos como relaciones egoístas, aparecen los estudios de caso de Elinor Ostrom
acerca de la gestión de los RUC. Su postura se identifica con un cambio de pensamiento
en contraste con los anteriores esfuerzos teóricos: los individuos no son egoístas, sino
colaboran de acuerdo a sus intereses con respecto a un RUC. Esta colaboración se
enfoca en un tratamiento de la institucionalidad que permitan alcanzar acuerdos entre
apropiadores y permitir así alcanzar soluciones óptimas. Sin embargo, se debe
reconocer que en este proceso –como en muchos otros– se debe trabajar con otros
sectores, el público y el privado.
En la actualidad, el aporte de Ostrom ha dejado claras ciertas características que
comparten varios RUC al hablar de casos exitosos. Es importante recalcar que las reglas
utilizadas en cada RUC son particularmente utilizadas para alcanzar resultados óptimos
en el aprovechamiento de los recursos, pero muchos casos exitosos comparten ciertos
lineamientos generales en cuanto a reglas que llevan a mejorar la situación de una
comunidad a través del cambio institucional. Ante esto, los compromisos deben ser
compartidos por todos los apropiadores, llevar a costos mínimos y beneficios futuros
altos comparados con la situación actual, caso contrario los apropiadores no tendrán
ningún incentivo para modificar su realidad y la del RUC.
El presente aporte busca detallar las características que deben poseer las reglas
en la gestión de los RUC y su importancia para el sostenimiento de los mismos a nivel
comunitario. Explicar como funciona en realidad el proceso de cambio institucional a
través de acuerdos entre los apropiadores y su voluntad para hacerlo también constituye
parte importante de este documento. Más allá de esto y parafraseando a Ostrom, no se
busca determinar una teoría general para la gestión de los RUC, sino más bien aumentar
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el conocimiento acerca de casos exitosos o fallidos para generar debates más serios en
cuanto al aprovechamiento de recursos y la satisfacción de las necesidades humanas.
Modelos anteriores
Para comenzar es importante mostrar aquellos tres modelos que de una u otra
manera han influenciado en el tratamiento de los RUC, posteriormente se detallarán las
reglas y características más representativas para la gestión de estos recursos. Primero, la
tragedia de los comunes, como uno de los modelos iniciales desarrollado por Garret
Hardin, no es más que: “la degradación del ambiente que puede esperarse siempre,
cuando muchos individuos utilizan simultáneamente un recurso escaso” (Ostrom 2011,
36); guiados por un interés individual, las personas (apropiadores del RUC) explotarán
el recurso para su propio beneficio sin considerar la situación de los demás y mucho
menos la disponibilidad y características de utilización del RUC.
Segundo, el juego del dilema del prisionero, como una formalización del modelo
de Hardin, se puede detallar como la dinámica de dos prisioneros a los cuales se les
debe interrogar para obtener un resultado que beneficie (o afecte menos) a los
infractores. Este juego determinará como los prisioneros tendrán que actuar y confesar
por su cuenta para no ser castigados con mayor severidad (Ostrom 2011, 38–39).
Aunque puede esperarse que muchos individuos si manejan sus estrategias de forma
egoísta, no es la única manera, existen formas mucho más cooperativas en el mundo real
al momento de tratar los dilemas o problemas, especialmente en los económicos.
Tercero, tenemos a la lógica de la acción colectiva, en la cual Mancur Olson, en
la cual el autor: “se propuso cuestionar de manera específica el enorme optimismo
expresado en la teoría de conjuntos: que los individuos con intereses comunes actuarían
de manera voluntaria para intentar promover dichos intereses” (Ostrom 2011, 41–42).
Aunque Olson y su crítica pueda mostrar la dificultad de los individuos para ponerse de
acuerdo en la consecución de intereses comunes, la verdad es que existen alternativas
reales cuando se trata de la solución de problemas colectivos o de la utilización y
aprovechamiento alrededor de los RUC. Los tres modelos anteriores pertenecen a una
lógica dentro de la teoría neoclásica, la misma que según Douglass North: “[…] ha
adolecido de comprensión sobre lo que es coordinación y la cooperación humanas”
(1993, 23).
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variables detalladas, en combinación una con otra, pueden mostrar que tan fuerte o débil
es una comunidad alrededor de un RUC y como esta puede promover un cambio hacia
una mejor autoorganización en función de los beneficios esperados por los
apropiadores. Estas variables evidencian la relación necesaria entre comunidad, sector
privado y Estado, su grado de participación dependerá de las características propias del
RUC y los apropiadores.
Para la evaluación de los costos tenemos dos grupos de variables, unas para
costos ex ante del cambio institucional y otras para las ex post para supervisión y
ejecución. Las variables ex ante son: 1. número de tomadores de decisiones, 2.
heterogeneidad de intereses, 3. reglas en uso para cambiar las mismas, 4. capacidad de
líderes, 5. regla propuesta, 6. estrategias anteriores de apropiadores, 7. autonomía para
modificar reglas (Ostrom 2011, 331–33). Antes de cualquier cambio es necesario
determinar los costos que implicaría una modificación, ya que puede ser que estos
costos previamente evidencien un posible deterioro de las condiciones actuales del RUC
y de los beneficios de los apropiadores.
Continuando con las variables de los costos, ahora las ex post, Ostrom enumera:
1. tamaño y estructura del RUC, 2. tecnología de exclusión, 3. tecnología de
apropiación, 4. acuerdos de comercialización, 5. reglas propuestas, y 6. legitimidad de
las reglas en uso (Ostrom 2011, 338–40). La ejecución y la supervisión, así como la
sanción, son procesos que conllevan costos después de producirse un cambio
institucional, dependerá del nivel de autoorganización y autogobierno de los
apropiadores relacionados con un RUC para minimizar dichos costos. La suma de los
costos ex ante y ex post será útil para determinar en una primera instancia la
viabilidad de un cambio institucional. Las normas o reglas externas al RUC
también limitarán la variabilidad o no de los costos.
Por último, para la información compartida de normas y oportunidades, la autora
tiene las siguientes variables: 1. Apropiadores viven cerca del RUC, 2. Apropiadores
comparten varias situaciones, y 3. Existe información para apropiadores sobre
oportunidades en otros lugares (Ostrom 2011, 342–44). Es importante la disponibilidad
de información para los apropiadores y la colaboración entre ellos alrededor del RUC,
esto les va a permitir profundizar en su evaluación de beneficios y costos y por ende
promover el cambio institucional con la definición de sus propias reglas.
De manera complementaria, las reglas y sus características deberán derivar en la
adaptabilidad a nuevas situaciones que enfrentan los RUC y sus apropiadores, el cambio
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institucional debe darse bajo ciertas condiciones que lleven a mejorar la situación
actual. En ciertos casos, en los que un RUC no está relacionado o controlado por un
régimen político externo al mismo, ciertas características internas promoverán el
cambio: 1. La mayoría de apropiadores comparten una apreciación común del
hecho de perjudicarse si no cambian sus reglas, 2. La mayoría se afectará por los
cambios de las reglas, 3. Los apropiadores están de acuerdo con la continuidad en
el RUC porque tienen bajas tasas de descuento, 4. Los costos de información,
transformación y ejecución son bajos, 5. Los apropiadores comparten un capital
social basado en la reciprocidad y confianza, y 6. El grupo es relativamente
pequeño y estable (Ostrom 2011, 350–52). En la realidad muchos de los regímenes
políticos tienen influencia directa sobre los RUC y las comunidades relacionadas con
los mismos, además de que estas comunidades son relativamente grandes, esto
promueve que no siempre se tenga una institucionalidad fuerte para evitar la tragedia de
los comunes.
De lo anterior se puede resumir que cada grupo de reglas busca identificar a los
apropiadores y garantizarles ciertos derechos de apropiación en función de las
características propias del RUC y además tiene que ver con la propia comunidad que
está directamente relacionada con el uso del recurso. La autoorganización y el
autogobierno dependerá de la medida en que los individuos puedan generar espacios de
gestión cooperativa y solidaria para la solución de sus problemas, como menciona la
autora: “Las muchas variables del mundo material, las comunidades implicadas y las
reglas en vigor se combinan, influyendo en la estructura de las situaciones de
apropiación, los patrones de interacciones entre los apropiadores del recurso de uso
común y los resultados logrados” (Ostrom 2015, 291).
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Conclusión
Bibliografía
North, Douglass Cecil. 1993. Instituciones, cambio institucional y desempeño
económico. México: Fondo de Cultura Económica.
Ostrom, Elinor. 2011. El gobierno de los bienes comunes: la evolución de las
instituciones de acción colectiva. 2a. ed. en español. Economía contemporánea.
México, D.F: Fondo de Cultura Económica.
———. 2015. Comprender la diversidad institucional. México: Fondo de Cultura
Económica Universidad Autónoma Metropolitana.