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Acompanamiento Terapeutico PDF
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ACOMPAÑAMIENTO TERAPEUTICO
CICLO 2011
RESPUESTAS:
1. A)- La inclusión del a.t siempre tiene un “para que”, el cual no se trata del
sentido o la ética del bien común sino de una estrategia terapéutica basada
en la evaluación y comprensión que el equipo terapéutico tiene de la
problemática del paciente y de sus síntomas de acuerdo al marco teórico de
referencia. En relación a esta estrategia se define la función del
acompañante (no a priori), que se ira precisando, delineando en relación a
ella y a las particularidades de cada caso. Esto último es un factor muy
importante a considerar, se alude a la personalización, función en su
singularidad que en la práctica cotidiana debe articularse caso por caso, el
uno por uno dependiendo de la situación particular que el paciente
atraviesa. El a.t, como agente de salud, se inscribe en la corriente que
busca restituir
la posibilidad de dialogo con la sinrazón, si aceptamos que los pacientes
severamente perturbados poseen un aparato psíquico en guerra, es un ser
humano que sufre, que se encuentra en situación de crisis, por esto es una
apuesta a la emergencia de la subjetividad del mismo, logrado a través del
desarrollo de un vínculo. El rol de acompañante es fundamentalmente un
vínculo humano, un encuentro con el otro (alteridad) que sufre. La
característica de este es que es asimétrico, se mantiene entre los
involucrados una distancia prudencial donde pueden distinguirse aperturas,
desarrollos y desenlaces. A través de él, se crea con el paciente un espacio
transicional, un espacio entre la desolación y la esperanza, entre la
desconexión y la pertenencia. Otro elemento distintivo de la praxis del a.t.,
es que este interviene en la vida cotidiana del paciente de modo tal de
posibilitar cambios que tiendan a una mejor calidad de vida, priorizando los
aspectos relacionales y de participación en el espacio social público. Se
aborda al paciente en diferentes aspectos de su vida diaria, intentando
crearles un ambiente terapéutico, participando activamente en sus
diferentes grupos de pertenencia, visitando sus casas, conociendo a sus
amigos, etc. Su acción entonces se desarrolla en el territorio urbano, en el
espacio y el tiempo cotidiano del paciente; se trabaja con este en un nivel
dramático-vivencial. Por otro lado, el a.t nunca trabaja solo, sino que lo hace
siguiendo las consignas de un terapeuta o profesional a cargo en el marco
de un equipo
terapéutico interdisciplinario. Lo que se busca es integrar las diversas
lenguas en un cuerpo de equipo, logrando un abordaje múltiple. El equipo
terapéutico desempeña distintas funciones en variadas áreas, este está
integrado básicamente por un psicoterapeuta, un administrador psiquiátrico,
un psicoterapeuta individual y uno o más a.t. de acuerdo a los
requerimientos del paciente. Es decir, la labor del a.t. no puede cumplirse en
forma aislada.
B)- Considero que no hay mucho que agregar a la definición anterior de que
es el acompañante terapéutico, sin embargo cito a continuación algunas
frases, extraídas de la bibliografía del curso, que aluden a su función que
me resultaron interesantes:
* “El acompañante es aquel que camina junto a otro… tiene una
responsabilidad, una presencia comprometida” (Dragotto y Frank, 2008).
* “Es un elemento privilegiado, entre otros recursos, para evitar la
estigmatización social, la segregación y la cronificacion” (Kuras de Mauer y
Resnisky, 1995).
* “El a.t. responde a una doble necesidad, una es la del terapeuta y otra es
la del paciente y de la familia de este” (Kuras de Mauer y Resnisky, 2003).
Analizando, reflexionando estas frases, lo primero que pienso es la
importancia crucial que tiene esta función en el transcurso de un tratamiento
terapéutico. Y luego me permito considerar el porqué de la negativa social al
otorgamiento de una carta de ciudanía a este agente de salud tan
fundamental, ¿por qué no está legitimada su labor? Tal vez
habría que esperar cambios drásticos en todo el sistema de salud mental y
también tiempo…
Por otro lado, Pulice y Rossi, con respecto a estas ocho funciones que
brindan las autoras mencionadas anteriormente, realizan una crítica hacia
las mismas. Según estos
las autoras determinan las funciones a priori, ubicándose en el mismo lugar
del saber que la psiquiatría clásica, dejando al paciente en el lugar de
objeto, teniendo esto consecuencias en la forma de pensar una estrategia
terapéutica y la forma de posicionarse frente al saber. Posteriormente
analizan y critican cada una de las funciones presentadas por ellas. La
posición que defienden Pulice y Rossi es pensar la práctica del a.t. en
función de la dirección de un tratamiento para poder extraer consecuencias
de ella. Para ellos, el a.t. posee una “ignorancia” necesaria para comenzar
su intervención (no cuenta con un saber previo, hipótesis que
aparentemente sostienen Kuras y Resnizky); lo que si resulta necesario es
que el acompañante sepa cómo no intervenir. La función del a.t., además,
va depender del momento y la necesidad clínica por la cual se lo indica.
B) Analizando las dos posturas planteadas por todos los autores antes
mencionados, lo que yo considero en relación al rol del a.t., se podría
pensar como una suerte de conciliación entre ambas posiciones, como un
“intermedio”. Me resultan útiles, como una guía, las ocho funciones
presentadas por Kuras y Resnisky ya que brindan un poco más de
seguridad podría decirse a la hora de intervenir con un paciente
(considerando mi inexperiencia en esta área). Por otro lado, también tomo
las ideas de los autores Pullice y Rossi cuando manifiestan que es en la
práctica misma con el paciente a donde iremos descubriendo cual es
nuestra función y también cual es la mejor forma de intervenir
en ese caso particular. Podremos así, modificar, reconsiderar supuestos
previos con los que contamos en función de ese paciente.
C)- Otra función del a.t., simple y elemental, que no está incluida
directamente en las ocho postuladas por Kuras y Resnisky, y que yo
considero importante de considerar es la de “ser compañero”, es decir,
simplemente estar allí compartiendo un tiempo, un lugar, una situación
particular con ese otro, igual y diferente a mí, que está sufriendo. La palabra
adecuada seria, compartir con otro.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS