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Medellín - Colombia,
Enero - febrero 2019
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
La Visión del Residente
ISSN: 2357-6030
© De la edición:
Asociación Nacional de Internos y Residentes
Regional Antioquia - ANIR
Coordinación Administrativa
Manuel Guillermo Botero Narváez
Editores
Miembros de la Junta Directiva ANIR 2018-2019
Diagramación e impresión
Editorial Artes y Letras S.A.S.
Definiciones básicas
La alteración del paso del contenido intestinal
puede ser dada por una obstrucción mecánica
o un fallo en la motilidad intestinal en ausen-
cia de una lesión obstructiva (íleo y pseudo-
obstrucción).
El íleo se define como una falla en el paso
del contenido intestinal secundario a una in-
suficiencia neural o muscular no permanen-
te, mientras la pseudoobstrucción se refiere a
una afección neuromuscular crónica intensa
de retraso en el tránsito intestinal.
Las obstrucciones intestinales se pueden
clasificar de acuerdo con:
- Grado de obstrucción: parcial (suboclu-
sión) o completa.
- Ubicación anatómica de la obstrucción:
alta o baja, por encima o por debajo de
la válvula ileocecal, respectivamente.
- Presencia o ausencia de isquemia intes-
tinal
- Simple o en asa cerrada: oclusión en un
solo punto, o cuando existe oclusión en
dos puntos (distal y proximal), respecti-
vamente.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
12 La Visión del Residente
Epidemiología
La obstrucción intestinal es una de las principales causas de emer-
gencias quirúrgicas. En el Reino Unido la obstrucción intestinal alta
es la indicación del 51% de todas las laparotomías de emergencia. Por
su parte, la obstrucción intestinal baja se considera que es tres a cua-
tro veces menos frecuente que la alta, sin embargo su principal causa
es el cáncer colorrectal, lo cual acarrea un pronóstico completamente
diferente, al ser esta la tercera causa de malignidad en hombres, la
segunda en mujeres y la cuarta causa de muerte por malignidad en
el mundo, además de presentar un aumento de su incidencia en los
últimos años en América Latina, Asia y Europa Oriental.
Etiología
En la tabla próxima se puede apreciar La distribución de los facto-
res etiológicos de la obstrucción intestinal alta y baja.
Misceláneas 11
Obstrucción intestinal
José Eduardo Agámez Fuentes 13
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
14 La Visión del Residente
Fisitopatología
Una vez se establece un proceso obstructivo, la acumulación de
líquidos, aire deglutido y gas en la luz intestinal conlleva a la disten-
sión progresiva de las asas intestinales y a medida que aumenta la
presión intraluminal, se comprometen el retorno linfático, venoso y
la irrigación arterial intestinal.
El grado de obstrucción determina la presencia y la extensión de
la isquemia de la mucosa intestinal, se considera que durante las pri-
meras 4–6 horas ya se presenta lesión epitelial, mientras que en las
primeras 8–12 horas es posible encontrar necrosis epitelial focal.
Estos fenómenos condicionan la pérdida de la capacidad de ab-
sorción del epitelio intestinal y por el contrario condicionan el
movimiento de líquido isotónico del espacio intravascular a la luz
intestinal, generando así un fenómeno de depleción de volumen in-
travascular.
Se ha demostrado en distintos modelos, que estos procesos facili-
tan la traslocación bacteriana a ganglios linfáticos y posteriormente
a nivel sistémico, en tiempos tan cortos como a los 36 minutos de
establecida una obstrucción.
En las obstrucciones intestinales bajas, la competencia de la válvu-
la ileocecal es de gran importancia, dado que puede llegar a estable-
cerse una obstrucción en asa cerrada, llevando de manera más rápida
a isquemia y perforación del colon. En las obstrucciones intestinales
bajas, el sitio anatómico más susceptible a la isquemia y la perfora-
ción es el ciego, dados su mayor radio y por ende la mayor tensión
generada en dicho punto.
En su conjunto esta serie de eventos, hipovolemia, traslocación
bacteriana, respuesta inflamatoria y fuga microvascular generalizada
en los casos de isquemia y gangrena, llevan a las manifestaciones
sistémicas que presentan los pacientes con obstrucción intestinal, las
cuales pueden progresar a falla multiórganica y muerte.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas tienen un amplio espectro. El dolor
tipo cólico en mesogastrio, hipogastrio o periumbilical, acompañado
de vómitos y distensión abdominal configuran el cuadro caracterís-
tico. El estreñimiento se encuentra en función del grado de obstruc-
ción, la localización y la duración de la misma; inclusive, algunos
pacientes pueden presentar episodios de diarrea.
Los pacientes con fenómenos estenóticos o tumores del lado iz-
quierdo del colon, pueden referir cambios en el calibre de las heces
en los últimos meses. Se debe interrogar por síntomas constituciona-
les, ya que hasta un 25% de los pacientes pueden manifestarlos.
Los paroxismos de dolor umbilical, están dados por la lucha pe-
ristáltica del intestino ante la noxa oclusiva, pueden presentarse a
intervalos de 4 – 5 minutos, se presentan dichos paroxismos con me-
nor intervalo de tiempo en obstrucciones proximales y con mayores
intervalos en las distales. A medida que se prolonga la obstrucción,
el dolor cede conforme va disminuyendo la motilidad del intestino
distendido.
Entre más proximal sea la obstrucción más episodios de emesis y
menos distensión abdominal presentará el paciente; lo contrario en-
tre más distal se encuentre el punto de obstrucción.
Obstrucción intestinal
José Eduardo Agámez Fuentes 15
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
16 La Visión del Residente
Obstrucción intestinal
José Eduardo Agámez Fuentes 17
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
18 La Visión del Residente
Tratamiento
Los pilares fundamentales del tratamiento inicial en pacientes
con obstrucción intestinal son: la reanimación con cristaloides para
recuperar volumen intravascular, la corrección de las alteraciones
hidroelectrolíticas, la descompresión con sonda nasogástrica con el
fin de minimizar la distensión intestinal y reducir el riesgo de aspi-
ración; así como, el seguimiento estricto con la cuantificación de la
diuresis, gases arteriales y lactato seriado. Puesto que ante una acido-
sis persistente la primera sospecha debe ser de isquemia intestinal.
En el caso de la obstrucción intestinal por alta por bridas, el ma-
nejo médico es exitoso entre el 24 y el 73% de los casos de obstruc-
ción parcial en ausencia clínica o hallazgos paraclínicos sugestivos
de sufrimiento de asa, perforación, peritonitis o hernia encarcelada.
Por otra parte, cuando hay hallazgos imagenológicos de obstrucción
intestinal completa, menos de la mitad de los pacientes tienen éxito
con el manejo médico.
El uso de la tomografía con contraste oral con gastrografin está in-
dicado no sólo como una medida diagnóstica, sino también terapéuti-
ca, ya que ha demostrado una reducción significativa de la necesidad
de cirugía del 20 al 30% de los pacientes con obstrucción intestinal
por bridas.
La mayoría de los pacientes que responderán al manejo médico,
presentan mejoría sustancial durante las primeras cuarenta y ocho
horas del tratamiento. En caso de deterioro clínico por dolor persis-
tente, aparición de signos de irritación peritoneal, inestabilidad he-
modinámica, acidosis o hiperlactatemia persistente, deben ser lleva-
dos de manera inmediata a manejo quirúrgico.
Entre los pacientes con obstrucción intestinal por bridas y manejo
médico fallido el 20% tendrán una obstrucción con compromiso vas-
cular. El objetivo del manejo quirúrgico es eliminar las adherencias
que generan obstrucción y realizar resección de las asas que se en-
cuentren con sufrimiento isquémico irreversible.
En la obstrucción intestinal baja, a diferencia de la obstrucción
alta por adherencias, tradicionalmente se ha considerado que su tra-
tamiento definitivo es quirúrgico, con la resección de la lesión obs-
tructiva y la restauración de la continuidad intestinal. Sin embargo,
en años recientes, con el advenimiento y el refinamiento de las técni-
cas de intervención por vía endoscópica, se ha demostrado el rol de
la dilatación endoscópica con balón en estenosis de etiología benigna
(diverticulitis, estenosis de anastomosis, EII), con el fin de postergar
el manejo quirúrgico y brindar mejoría de los síntomas obstructivos
mediante mínima invasión, disminuyendo riesgos y tiempos de recu-
peración.
De la misma manera en los escenarios de obstrucción baja de ori-
gen maligno, el uso de endoprótesis como terapia puente a cirugía,
en pacientes con neoplasias resecables, o como manejo paliativo en
el contexto de las neoplasias avanzadas, ha demostrado que mejora
desenlaces a corto plazo, al permitir la descompresión intestinal, la
reanimación del paciente y la mejoría en sus condiciones clínicas,
cambiando así el escenario quirúrgico de urgente a electivo; sin em-
bargo, esta alternativa sólo se reserva a centros especializados con
disponibilidad permanente para la realización de procedimientos en-
doscópicos avanzados, lo cual no corresponde al contexto local; por
ello, en nuestro medio el manejo sigue siendo quirúrgico.
El uso de laparoscopia en pacientes con obstrucción intestinal se
ve limitado por los riesgos dados por la distensión de las asas y la
consecuente susceptibilidad de éstas a una perforación iatrogénica.
Si bien alguna evidencia proveniente de ensayos retrospectivos su-
giere que la vía laparoscópica tiene ventajas sobre la vía abierta; tales
como, la resolución más rápida del íleo posoperatorio, menor estan-
cia intrahospitalaria y disminución de la morbimortalidad, aún faltan
más ensayos clínicos que ratifiquen dichos datos. En manos expertas,
el manejo laparoscópico puede ser exitoso entre 50 al 66% de las ve-
ces, sobre todo si el origen de las bridas es por una apendicectomía
Obstrucción intestinal
José Eduardo Agámez Fuentes 19
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
20 La Visión del Residente
Desenlaces
Respecto al pronóstico de los pacientes con obstrucción intestinal,
el riesgo de mortalidad fluctúa entre el 2 y el 8%. Los factores de
riesgo asociados a la mortalidad son: la edad avanzada, ASA III o su-
perior, enfermedades crónicas (neumopatía, cardiopatía, nefropatía),
obstrucción con sufrimiento de asa, el retraso en el tratamiento, la
necesidad de resección intestinal.
Las principales complicaciones clínicas corresponden a la neumo-
nía, falla respiratoria, embolia pulmonar, complicaciones cardíacas e
íleo prolongado. Las principales complicaciones quirúrgicas por su
parte son la infección de sitio operatorio, hemorragia, necrosis y per-
foración intestinal.
La tasa de recidiva en pacientes con obstrucción por adherencias
es cercano al 18% los primeros diez años y al 29% a treinta años. Si
bien la obstrucción por bridas puede repetirse en cualquier momento
de la vida, la mayoría de los episodios se presentan en los primeros
cinco años. Está claro también, que el manejo quirúrgico de la obs-
trucción intestinal por bridas conlleva a una menor tasa de recidiva
de la obstrucción y a un mayor intervalo entre ingresos que el manejo
no quirúrgico.
En pacientes con obstrucción baja por adenocarcinoma colorrec-
tal intervenidos de manera urgente, la mortalidad es muy superior
a los intervenidos de manera electiva (19% vs 3.5%). De la misma
manera el pronóstico oncológico de los pacientes que debutan con
obstrucción es peor, dado que usualmente corresponden a estados
más avanzados, con mayor tasa de compromiso linfático, peritoneal
o a distancia y la tasa de recurrencia, tanto local como a distancia, se
eleva con unos HR de 1.53 y 1.25 respectivamente.
Bibliografía
Obstrucción intestinal
José Eduardo Agámez Fuentes 21
Trauma
vascular de
extremidades:
enfoque del
médico general
Epidemiología
Se ha documentado que el 62% del trauma vascular en Latinoa-
mérica impacta en las extremidades, con una proporción ligeramente
mayor en extremidades inferiores (33% vs 29%) y con elementos pe-
netrantes como primera etiología (1).
En el ámbito local, se cuenta con un estudio desarrollado entre los
años 1996 y 2000 en el Hospital Universitario San Vicente de Paúl,
[hoy, Hospital Universitario San Vicente Fundación] Medellín, que
analizó 664 pacientes con heridas vasculares donde el compromiso
de extremidades inferiores fue del 28% y las extremidades superiores
estuvieron comprometidas en un 31% (2). También se ha descrito que
las arterias son las estructuras más comprometidas y que la tasa de
amputación de extremidades varía entre el 4% y 12% (1).
Fisiopatología
Los vasos sanguíneos están conformados por tres capas: adventicia
(la más externa), media (compuesta de músculo liso y fibras elásticas)
y endotelial o íntima (la más interna). De acuerdo con la extensión de
la lesión y las capas comprometidas, se generan diversas alteraciones
en la fisiología vascular y es así como el trauma de arterias o venas
puede producir hemorragia, trombosis y espasmo, solos o en combi-
nación (5).
Las repercusiones clínicas del trauma vascular dependen del me-
canismo del trauma, su localización y el tiempo de evolución. Si el
sangrado es contenido por los tejidos subyacentes, puede presentarse
un hematoma (pulsátil o no) (5). Si, por el contrario, existe una he-
morragia no controlada, la situación puede derivar en un estado de
choque con la consecuente presentación de la tríada letal (acidosis,
coagulopatía e hipotermia) (6), la cual sigue siendo la responsable de
la morbimortalidad de un gran porcentaje de los pacientes traumati-
zados.
Otro escenario que puede presentarse es la disminución o ausen-
cia de flujo sanguíneo hacia las extremidades, generalmente, ocasio-
nada por la oclusión del vaso comprometido. Lo anterior puede verse
en casos de trauma local, compresión del vaso por lesión de estruc-
turas adyacentes, oclusión de la luz por trombos o vasoconstricción
grave (5). Como es de esperarse, el compromiso en la vascularización
ocasiona una serie de cambios locales y sistémicos que pueden poner
en riesgo tanto la viabilidad de la extremidad como la vida misma del
paciente. Inicialmente, los signos de hipoperfusión pueden ser suti-
les (frialdad, palidez). Sin embargo, a medida que las concentracio-
nes de oxígeno disminuyen y la deuda metabólica aumenta, los sig-
nos clínicos se hacen más evidentes, y la isquemia desencadena una
cascada de eventos proinflamatorios, que pueden causar síndrome de
respuesta inflamatoria sistémica con todas sus consecuencias (5,6).
La vulnerabilidad de cada tejido a la isquemia es diferente. Se ha
descrito que los nervios son las estructuras más sensibles a la sus-
pensión abrupta de la irrigación y por eso una de las manifestaciones
iniciales de la oclusión arterial corresponde al déficit sensitivo y mo-
tor. En cuanto al músculo, se conoce que luego de cuatro a seis horas
de suspensión del flujo sanguíneo, se presentan cambios histológicos
reversibles. Cuando se supera este “período de oro”, se produce ne-
crosis muscular con la posterior liberación de mioglobina y potasio al
torrente circulatorio, lo cual se ha asociado a falla renal y a la presen-
tación de arritmias potencialmente fatales (5,7).
En cuanto al síndrome compartimental, éste se define como un
aumento de la presión dentro de los compartimientos que alojan los
músculos con alteración de la irrigación, el drenaje venoso y linfático
que por último ocasiona necrosis muscular.
Realización de los autores. Datos tomados de Callcut RA, Mell MW. Modern advances in vascular trauma.
Surg Clin North Am 2013;93(4):941–61.
Manejo inicial
Se sugiere la revisión del texto ATLS para un abordaje sistemático
de los pacientes politraumatizados.
Específicamente, con respecto al trauma vascular de extremidades
es importante enfatizar que un retraso en el diagnóstico o en el ma-
nejo puede ocasionar la pérdida de la extremidad con la consecuente
morbilidad que esto acarrea (9). Por lo anterior, todos los esfuerzos
deben ir encaminados a la detección y tratamiento oportuno de las
víctimas de trauma con compromiso de las extremidades.
Como norma general, deben controlarse las hemorragias visibles
evitando el uso de pinzas o clamps. Puede iniciarse con presión local
sobre la herida con vendaje firme; de no ser posible, se procede a
realizar compresión en una región proximal tratando de identificar la
localización de la arteria probablemente lesionada (7). Si se cuenta
con cirujano en la institución, debe solicitarse su ayuda en forma in-
mediata. Si por el contrario, no se cuenta con el recurso del especia-
lista y en caso de hemorragias profusas, que no se hayan controlado
con las medidas anteriores, se recomienda el uso de torniquetes.
Actualmente, algunos centros hospitalarios cuentan con dispositi-
vos comerciales diseñados para cumplir con la función de torniquete
(6). Sin embargo, en la mayoría de las instituciones colombianas se
carece de dicho recurso y es por esto que debe recurrirse al ingenio
Conclusiones
El trauma vascular de extremidades continúa siendo un reto para
el equipo profesional que se enfrenta a él y dadas las condiciones de-
Referencias
Paula Andrea
Jurado Muñoz
Residente III año Cirugía General
Universidad de Antioquia
Introducción
La diverticulosis corresponde a la presencia
de divertículos en el colon, y es el hallazgo
más frecuente durante la realización de una
colonoscopia; identificándose hasta en el 40%
de éstas; en más del 70% de los casos corres-
ponden a pacientes mayores de 80 años (1,2).
La mayoría de personas con diverticulosis
permanecen asintomáticas, pero hasta el 25%
pueden progresar a una enfermedad sintomá-
tica y del 4 al 25% aproximadamente sufrirán
un episodio de diverticulitis aguda (3), defini-
da como la inflamación y/o infección de un
divertículo (2).
Epidemiología
El comportamiento epidemiológico de la
diverticulosis está definido por la edad y la
geografía, siendo una patología de predomi-
nio en la población occidental que afecta de
manera similar a hombres y mujeres, con una
prevalencia que aumenta con la edad, presen-
te en menos del 10% de los menores de 40
años y entre el 66% y el 70% de los mayores
de 80 años (1,2,3).
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
36 La Visión del Residente
Fisiopatología
Los llamados divertículos del colon son, en realidad, pseudodiver-
tículos de 0.5 a un cm de diámetro, formados por herniaciones de la
mucosa y submucosa a través de la capa muscular, donde penetran
las ramas principales de los vasos rectos (1,3), a cada lado de la tenia
mesentérica y en las caras mesentéricas de las tenias epiploica y libre
(1). En general, los divertículos colónicos son de predominio izquier-
do en el 90% de la población occidental, afectando el sigmoides en el
65% de los casos (1,3), mientras que en los países asiáticos el predo-
minio es derecho (75–85%) (1).
En la diverticulitis, el divertículo se obstruye en su cuello; el fe-
calito erosiona la mucosa y produce inflamación, obstruyendo así el
drenaje y favoreciendo el aumento de la flora bacteriana y la dismi-
nución del flujo venoso que genera isquemia localizada, permitiendo
que las bacterias traspasen la mucosa, se extienda el proceso por vía
transmural, llevando finalmente a una micro perforación (1,3).
Las microperforaciones pueden ser contenidas por el mesenterio
y la grasa pericólica formando pequeños abscesos pericólicos, mien-
tras que perforaciones mayores llevan a la formación de abscesos más
grandes, que incluso pueden extenderse por la pared intestinal, o
hacia otros órganos con la formación de fístulas, y en algunos casos
puede presentarse una perforación libre a cavidad abdominal con
una peritonitis bacteriana o fecal (1).
Clasificación
La diverticulitis aguda puede clasificarse, según la gravedad, en
diverticulitis complicada y no complicada, dependiendo de la pre-
sencia de abscesos, fístula, obstrucción o perforación libre. Una de
las herramientas más utilizadas es la clasificación de Hinchey modi-
ficada (tabla 1), que es un sistema de estadificación de la gravedad de
la diverticulitis basándose en los hallazgos tomográficos que permite
estratificar el tratamiento de los pacientes (1,3).
Modificado de: Management of complicated diverticulitis of the colon. Ann Gastroenterol Surg. 2017;1–6.
Diverticulitis
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XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
38 La Visión del Residente
Diagnóstico
En los pacientes con diverticulitis, el diagnóstico clínico por sí
solo, tiene una sensibilidad del 40% a 70%, y aunque el dolor en fosa
ilíaca izquierda asociado a fiebre y leucocitosis se presentan con fre-
cuencia, este cuadro clínico es inespecífico y requiere diferenciarse
de otras entidades con presentaciones similares. Por lo anterior, el
estudio radiológico es fundamental en el diagnóstico de la diverticu-
litis aguda, permitiendo además identificar la presencia de complica-
ciones (1,4).
La radiografía simple de abdomen tiene una baja sensibilidad y
especificidad para el diagnóstico de diverticulitis aguda, pero podría
ser útil para descartar una perforación u obstrucción en un paciente
con abdomen agudo (1).
La ecografía tiene una sensibilidad del 84 al 98%, y una especi-
ficidad entre el 80% y 93%, muy similares a la tomografía, pero si-
gue siendo evaluador dependiente y es menos exacta para evaluar los
diagnósticos diferenciales (1).
La tomografía contrastada de abdomen y pelvis, es la imagen de
mayor utilidad ante la sospecha de diverticulitis, con una sensibili-
dad del 93% y una especificidad del 100%, además de un valor pre-
dictivo positivo y negativo por encima del 97% (1,4). Los hallazgos
tomográficos son el engrosamiento de la pared intestinal, la estria-
ción de la grasa y líquido pericólico, abscesos y extravasación del
medio de contraste (1).
La resonancia magnética está siendo considerada como una herra-
mienta valiosa, que puede incluso ser mejor que la tomografía, con
algunas ventajas sobre esta última, que incluyen la falta de radiación
Diverticulitis
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XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
40 La Visión del Residente
Tratamiento
El tratamiento de la diverticulitis aguda dependerá de la gravedad
con base a la clasificación de Hinchey (3). Lo primero que se debe
definir es si el paciente requiere o no un manejo intrahospitalario.
La Sociedad Americana de Cirujanos de Colon y Recto (ASCRS por
sus siglas en inglés) sugiere que se hospitalicen aquellos pacientes
con intolerancia de la vía oral, peritonitis, fiebre o a aquellos que no
mejoraron con el tratamiento ambulatorio (1).
Diverticulitis no complicada. En general, este grupo de pacien-
tes puede manejarse ambulatoriamente de manera segura una vez se
garantice tolerancia a la vía oral, con una tasa de éxito entre el 94 y
el 97%. Este manejo incluye el reposo intestinal, aporte de líquidos,
analgesia y antibióticos por vía oral durante siete a diez días con cu-
brimiento contra bacilos Gram negativos y anaerobios (1,4).
El tratamiento hospitalario incluye la administración endovenosa
de líquidos y antibióticos, con una respuesta clínica esperada entre
dos a cuatro días, con descenso de la fiebre y la leucocitosis, momento
en el cual se puede reiniciar la vía oral. El manejo antibiótico debe ser
selectivo e individualizado según las recomendaciones actuales de la
Asociación Americana de Gatroenterología (AGA por sus siglas en in-
glés), evitando el uso rutinario como se hacía previamente; apoyado
en resultados de dos ensayos aleatorizados recientes y dos revisiones
sistemáticas en los que no se observó un beneficio claro con el uso
habitual de antibióticos (6), al no encontrar diferencias significativas
en la tasa de complicaciones, la duración de la estancia hospitalaria
ni de la recurrencia de la diverticulitis (4), sin embargo, la calidad de
la evidencia de estos estudios es baja por el riesgo de sesgo (5).
Si el paciente mejora progresivamente se puede considerar conti-
nuar manejo antibiótico oral ambulatorio hasta completar entre siete
a diez días. Si el paciente no mejora, se deben descartar complicacio-
nes asociadas o considerar diagnósticos diferenciales (1). La mayoría
de los pacientes presenta una buena respuesta al manejo conserva-
dor, sólo del 15 al 30% van a requerir una intervención quirúrgica
durante la hospitalización (1).
En cuanto al manejo quirúrgico electivo en este grupo de pacien-
tes, la recomendación actual tanto de la ASCRS como de la AGA es
evaluar cada caso en particular (1,4,6), ya que del 20% de los pacien-
tes que sufren un episodio recurrente de diverticulitis en los cinco
años siguientes, menos del 5% tiene riesgo de complicaciones diver-
ticulares y necesidad de cirugía de emergente, mientras que de los
que son llevados a cirugía, el 10% presentarán complicaciones a corto
plazo (infección, filtración de la anastomosis, eventos cardiovascula-
res y trombóticos) y el 25% presentarán síntomas crónicos; además
estudios más recientes demostraron que no hay diferencias significa-
tivas en la morbilidad ni en la mortalidad (2,6).
Diverticulitis complicada. Estos pacientes requieren de un mane-
jo intrahospitalario donde se cuente con servicio de Cirugía General,
así como del inicio temprano de un manejo antibiótico, inicialmente
empírico (ciprofloxacina con metronidazol, ampicilina sulbactam o
piperacilina tazobactam) y posteriormente dirigido según los resulta-
dos de los cultivos.
Se estima que hasta el 75% de estos pacientes requerirán cirugía
(7). El manejo quirúrgico en este grupo de pacientes puede ser emer-
gente o urgente como en los casos inestabilidad hemodinámica, esta-
Diverticulitis
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XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
42 La Visión del Residente
Seguimiento
Los hallazgos tomográficos de un paciente con diverticulitis son
similares a los de uno con cáncer de colon, por lo cual la ASCRS
y la AGA, sugieren que se realice una colonoscopia después de la
resolución de la diverticulitis aguda no complicada (seis a ocho se-
manas después), con el fin de descartar una neoplasia en quienes
no se haya realizado recientemente un examen de alta calidad del
colon (1,4,6). El riesgo de malignidad es bajo en los pacientes con
un episodio radiológicamente confirmado de diverticulitis aguda no
complicada, comparado con los casos de diverticulitis complicada
(0.7% vs 10.8%) (2,4). Los estudios observacionales de cohortes de
pacientes con diverticulitis no complicada confirmada por imágenes
que fueron sometidos a colonoscopia, detectaron cáncer colorrectal
en 15 casos por mil pacientes y adenomas avanzados en 38 casos por
mil pacientes (5,6).
Los factores que determinan la realización de una colonoscopia,
después de un episodio de diverticulitis aguda no complicada, son el
tiempo y calidad de una colonoscopia previa, las comorbilidades, la
persistencia de síntomas abdominales o diarrea, y la preferencia del
paciente.
Prevención
Aproximadamente el 20% de los pacientes con diverticulitis agu-
da presentan una recurrencia dentro de los siguientes cinco años, y
aunque el riesgo de complicaciones futuras y la necesidad de cirugía
de emergencia es bajo, se han estudiado múltiples estrategias para
prevenir la recurrencia de la diverticulitis aguda no complicada, in-
Diverticulitis
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XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
44 La Visión del Residente
Conclusión
La diverticulitis aguda, considerada la complicación más frecuen-
te de la enfermedad diverticular, ha sufrido grandes cambios en los
últimos años en algunos de los “manejos clásicos”, debido al cuestio-
namiento de la literatura actual sobre algunas prácticas previamente
establecidas, especialmente en lo relacionado con el manejo antibió-
tico y las indicaciones de manejo quirúrgico, donde aún en algunos
escenarios es necesario la realización de estudios de mejor calidad
para realizar una recomendación con mejor evidencia.
Referencias
Diverticulitis
Paula Andrea Jurado Muñoz 45
Quemadura
ocular
Yenny Llano Naranjo
Claudia Andrea
Echeverri Aguilar
José Pablo Vivas Giraldo
Residentes de Oftalmología
Universidad de Antioquia
Introducción
Epidemiología
Las quemaduras oculares químicas o térmicas son relativamente
comunes y constituyen 8–18% de los casos. Los agentes responsables
más asociados incluyen agentes de limpieza domésticos, cemento,
plástico, fertilizantes y juegos artificiales. Los álcalis son los agentes
más asociados a quemaduras oculares en un 60%, porque se encuen-
tran comúnmente en la mayoría de los productos de limpieza domés-
ticos o industriales. Afortunadamente, en términos de severidad, la
mayoría de las quemaduras son clasificadas como leves y las que-
maduras severas tienen una incidencia de tan solo 0,2 por 100000.
La mayoría de los pacientes victimas de quemaduras oculares son
hombres jóvenes, generalmente de forma accidental en casa o en el
trabajo o deliberadamente por agresión. El común denominador en
las causas accidentales es la falta de gafas de protección en el trabajo.
Agentes causales
Los ácidos y los álcalis son los agentes más asociados a lesiones
oculares químicas y la severidad depende de varios factores como: a)
concentración y pH, b) extensión de la exposición, c) duración de la
exposición antes del tratamiento.
Álcalis
Una amplia gama de productos químicos ha sido identificada
como agentes causales de lesiones oculares. Los agentes más comu-
nes son: cemento, amonio, hipoclorito, hidróxido de potasio, hidróxi-
do de magnesio (figura 1). Los álcalis más fuertes están asociados a
penetración más rápida y por lo tanto entre más alto el pH, como en
el amonio y el hipoclorito, habrá lesiones oculares más severas. Por
otro lado, la formación de jabones de calcio que se precipitan puede
limitar el grado de lesión ocular y penetración. Los cambios que ocu-
rren en el pH del humor acuoso son observados en segundos después
del contacto con hidróxido de amonio y entre tres y cinco minutos
después de contacto con hidróxido de sodio. Las quemaduras por jue-
gos artificiales se consideran térmicas y químicas por el contenido de
hidróxido de magnesio que tienen estos objetos.
Ácidos
También existe una amplia gama de productos ácidos que pueden
producir lesiones oculares, entre ellos: sulfúrico, sulfuroso, acético,
Quemadura ocular
Yenny Llano Naranjo, Claudia Andrea Echeverri Aguilar, José Pablo Vivas Giraldo 49
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
50 La Visión del Residente
Fisiopatología
Las quemaduras causan daño tisular porque generan desnatura-
lización y coagulación de las proteínas celulares y conducen a is-
quemia vascular. Las térmicas suele limitar su daño a la destrucción
epitelial superficial, pero pueden llegar a ser quemaduras profundas.
El daño generado por la radiación UV emitida por lámparas, cámaras
de bronceado, soldadura producen queratitis punteada muy dolorosa
pero ésta no llega a generar un daño importante en la superficie ocu-
lar. A diferencia de las anteriores, luego de una exposición química,
la gravedad de la lesión dependerá de factores como el área de super-
ficie de contacto, la profundidad de penetración de la sustancia y el
grado de lesión de las células madre del limbo.
Los ácidos, producen en los tejidos necrosis por coagulación, la
cual sirve como una barrera que limita la penetración de la sustancia.
Los álcalis, causan necrosis por licuefacción que disuelve el tejido
y permite la continua penetración de la sustancia, hasta que ésta se
elimine. Existen interacciones complejas entre la regeneración de la
superficie ocular, la degradación y reparación de la matriz extracelu-
lar, y la respuesta inflamatoria.
Además de la lesión epitelial producida por todas las quemaduras,
al llegar al estroma corneal estas sustancias generan muerte de los
queratocitos y daño de la sustancia fundamental con pérdida de la
claridad. En las primeras 12 a 24 horas se estimula el reclutamiento
de células inflamatorias principalmente a nivel estromal y epitelial
que se encargaran de empeorar la destrucción tisular; si el daño es ex-
tenso, se producirá una segunda ola de inflamación que va desde los
7 a 21 días. Esta cascada inflamatoria incita a los queratocitos a pro-
ducir enzimas colagenolíticas como Metaloproteinasas 1 y 8 (MMP-1
y 8) que degradarán colágeno tipo I, II y III, enzima que predomina
entre los días 14 a 21.
Dependiendo del tipo de sustancia, el tiempo de penetración pue-
de ser inmediato (como el amoníaco) o tardar minutos (como el hi-
dróxido de sodio). Cuando el pH supera 11,5 el daño suele ser irrever-
sible. Si la sustancia alcanza la cámara anterior, se exponen la malla
trabecular produciéndose un engrosamiento y acortamiento de sus
fibras, que provoca un aumento potencial de la presión intraocular
(PIO); al entrar en contacto con el cristalino se produce catarata; y
en el cuerpo ciliar puede generar un daño irreversible que lleve a
hipotonía y tisis bulbi posteriormente. Cuando se normaliza el pH en
la superficie ocular, los niveles de pH en el humor acuoso tardan en
regresar a la normalidad de 30 minutos a 3 horas, dependiendo de la
cantidad de sustancia que penetró.
Para la regeneración epitelial corneal se requiere de las células ma-
dre que residen en el limbo, estas células del epitelio corneal que
se regeneran presentan un desplazamiento centrípeto, desde la re-
gión limbal, y, un desplazamiento desde su membrana basal hacia la
superficie para cerrar los defectos. En caso de ausencia importante
de estas células madre en el limbo, la única fuente de regeneración
epitelial será la conjuntiva que se extenderá para cubrir el defecto,
“conjuntivalización”; por lo que el epitelio perderá su transparencia.
La reparación estromal es guiada por los queratocitos que se movili-
zarán desde las regiones adyacentes para repoblar la herida y produ-
cirán colágeno tipo I, principalmente entre los días 7 y 56 luego de
la lesión.
Quemadura ocular
Yenny Llano Naranjo, Claudia Andrea Echeverri Aguilar, José Pablo Vivas Giraldo 51
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
52 La Visión del Residente
Síntomas y signos
La quemadura progresa a través de fases clínicas diferentes según
su fisiopatología, que, a su vez, guían el tratamiento
- Aguda: 0 _ 7 días
- Reparación temprana: 7 _ 21 días
- Reparación tardía: A partir de 21 días
Los hallazgos clínicos dependerán de la gravedad de la lesión. En
la fase aguda, los pacientes referirán dolor ocular intenso, fotofobia,
sensación de cuerpo extraño y blefaroespasmo. Al examen se en-
contrarán diferentes grados de disminución de agudeza visual. Los
pacientes con quemadura por radiación UV característicamente pre-
sentarán hiperemia mixta (conjuntival y periquerática) y córnea con
queratitis punteada. En los otros tipos de quemaduras se puede en-
contrar pérdida de las pestañas, ulceración palpebral y del borde libre,
exposición del globo ocular por pérdida de tejido palpebral, restos del
agente causal en superficie ocular y fondos de saco, hiperemia mixta o
blanqueamiento escleral y limbar en caso de isquemia (figura 2).
Tomado de: Reim M, Redbrake C, Schrage N. Chemical and Thermal Injuries of the Eye. Disponible en
http://www.oftalmo.com/seo/archivos/maquetas/D/4F8D11A1-627F-99E9-7BB1-000050DC6DFD/
articulo.html.
La córnea, generalmente, presentará ulceración que se evidencia-
rá en la tinción con fluoresceína, puede encontrarse además opaci-
dad y adelgazamiento corneal hasta perforación con salida de humor
acuoso. En quemaduras graves también se puede encontrar la cámara
anterior con signos inflamatorios como células, flare e hipopion. El
cristalino puede tener catarata. Y la presión intraocular tiende a au-
mentar en los primeros días, para luego disminuir, pudiendo llegar a
hipotonía.
Clasificación
La clasificación de Roper–Hall se ha utilizado para evaluar la ex-
tensión del daño tisular, que determinará el pronóstico de la agudeza
visual del paciente. Tradicionalmente se evalúa con el grado de opa-
cidad corneal y la cantidad isquemia limbar, debido que en el limbo
se encontrarán las células madre de reserva que permitirán restaurar
y reepitelizar el daño corneal. Los grados I y II serán de buen pronós-
tico, el grado III de pronóstico reservado y grado IV con pobre pronós-
tico. Ver tabla próxima: clasificación de Roper–Hall.
Quemadura ocular
Yenny Llano Naranjo, Claudia Andrea Echeverri Aguilar, José Pablo Vivas Giraldo 53
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
54 La Visión del Residente
Tratamiento
Está demostrado que el pronóstico del tratamiento está estrecha-
mente relacionado con la eficiencia del manejo inmediato y las medi-
das que allí se tomen.
Los principales objetivos en el manejo de las quemaduras oculares
van a variar según el paciente se encuentre en una fase temprana o
tardía. En general van a consistir en eliminar el agente químico de la
superficie ocular, control de la inflamación, evitar el aumento de la
PIO, prevenir la infección, control del dolor, disminuir las complica-
ciones y restaurar la visión.
El manejo de la quemadura ocular puede ser de tipo médico y/o
quirúrgico según el grado de quemadura. Para fines prácticos, de in-
terés y alcance para el médico que realiza la atención inicial, nos
enfocaremos en el manejo médico.
El objetivo más importante para manejo inicial, el cual debe ins-
taurarse de manera rápida e inmediata, es eliminar el agente químico
de la superficie ocular a través del lavado ocular (incluso antes de la
toma de la agudeza visual). Esto puede recordarse con la nemotecnia
de las “3I” irrigar, irrigar e irrigar. Se debe retirar a través de un la-
vado ocular exhaustivo todo el material químico, con la precaución
de lavarlo también de los fondos de saco y evitar la perpetuación del
mismo. Para este fin se recomienda, previa aplicación de anestésico
tópico (si está disponible en el servicio de urgencias como el alcai-
ne®-clorhidrato de proparacaine 0.5%), debido a que esto puede ser
molesto para el paciente. Separar los párpados con un blefaróstato, el
cual se puede realizar con dos clics, y ser sostenidos por un ayudante.
El lavado se puede realizar con SSN 0.9%, Hartman o, en su defec-
to, agua corriente entre 3000–4000 ml (a temperatura ambiente) para
quemaduras por ácido y el doble de cantidad cuando es por álcali.
Actualmente, se recomienda que este lavado sea monitorizado a tra-
vés del pH ocular hasta su normalización (pH entre 7.0–8.0) con una
cintilla de orina. La duración debe ser mínimo de 15–30 minutos, con
una altura de la irrigación de 60–80 cm desde el ojo del paciente (no
del piso) para mantener una velocidad y frecuente de la irrigación y
velocidad constante. Se deben retirar con aplicador residuos sólidos
adheridos a la superficie ocular o en fondos de saco, evertiendo los
párpados para su búsqueda y asegurarnos de su retiro (por ejemplo,
como el cal).
Se debe iniciar un lubricante tópico sin preservantes (estos vienen
en viales en unidosis) cada una a dos horas. Esteroide tópico para el
control de los mecanismos inflamatorios como la prednisolona ace-
tato 1% SIN epinefrina una gota cada cuatro a seis horas por corto
tiempo y sólo en la fase aguda, posteriormente se irá ajustando por el
oftalmólogo y reemplazado por otros agentes como la medroxiproges-
terona (preparado) que va a ayudar a restaurar el epitelio corneal en
fases tardía de quemaduras graves, debido a que ya en estas fases el
esteroide produce degradación del colágeno evitando la cicatrización.
Se debe prevenir la ulceración corneal y esto puede ser realizado
desde un primer nivel. Se recomienda dar vitamina C, 2 gramos, en
tabletas de 500 mg cada 6 horas, tetraciclinas como la doxiciclina 100
mg cada 12 horas por vía oral (por su efecto de inhibidor de la me-
taloproteninasas de la matriz extracelular que evita la colagenosis),
oxitetraciclina ungüento oftálmico tres a cuatro veces al día.
Se recomienda para el control del dolor el uso de midriático tópico
como la tropicamida al 1% tres veces al día, ya que ayuda a minimi-
zar el espasmo ciliar y mejora el dolor ocular.
Es muy importante recordar que estos pacientes nunca deben ser
ocluidos (así se observe una úlcera), debido a que el proceso fisiopa-
tológico es inflamatorio, además porque evitaría el manejo tópico el
cual se debe iniciar de inmediato. Recordar finalmente la remisión
urgente, de todos los casos de quemadura ocular independiente del
grado o tipo, con el manejo tanto tópico y sistémico antes descrito en
la remisión.
Conclusiones
- La población más afectada por las quemaduras oculares sigue
siendo los hombres jóvenes por exposición laboral.
Quemadura ocular
Yenny Llano Naranjo, Claudia Andrea Echeverri Aguilar, José Pablo Vivas Giraldo 55
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
56 La Visión del Residente
Lecturas recomendadas
Asesoría preconcepcional
La requieren todas las mujeres en edad reproductiva con enferme-
dad cardiaca o aórtica conocida o sospechada. La asesoría permite la
toma de decisiones informada y un plan de cuidado individualizado.
Se recomienda hablar del tema desde temprana edad, principalmente
en pacientes con alto riesgo o contraindicación para el embarazo. Los
estudios mínimos para la estimación del riesgo incluyen electrocar-
diagrama, ecocardiograma y test dinámico. En patologías aórticas se
requiere una imagen por TAC o RMN.
Uno de los aspectos a considerar es el riesgo de complicaciones
cardiovasculares en la gestación; éste depende de la enfermedad car-
diaca de base, la función valvular y ventricular, la clase funcional, la
presencia de cianosis, la presión de la arteria pulmonar, entre otros;
las comorbilidades también deben ser consideradas. La valoración de
dicho riesgo se debe realizar teniendo en cuenta la clasificación mo-
dificada de la Organización Mundial de la Salud (OMSm) (Ver tabla
1); también puede ser refinada teniendo en cuenta factores predic-
Fontan con
complicación.
ASI: índice de tamaño aórtico, FEVI: fracción de eyección del ventrículo izquierdo, EHAT: enfermedad
heredable de la aorta torácica, OMSm: Organización Mundial de la Salud modificada, NYHA: New York
Heart Association
NT-proBNP = N-terminal pro B-type natriuretic peptide; NYHA = New York Heart Association; TAPSE =
tricuspid annular plane systolic excursion.
Diagnóstico de enfermedad cardiovascular en la gestación
El diagnóstico de enfermedad cardiaca puede ser más difícil en la
gestación pues algunos síntomas pueden simular los cambios fisio-
lógicos del embarazo; sin embargo, algunos trastornos pueden ser
identificados con una historia clínica y examen físico cuidadoso.
Algunas indicaciones de estudios adicionales son disnea en repo-
so o desproporcionada, taquicardia o taquipnea no explicadas por la
gestación, la aparición de un ruido patológico o saturación baja de
oxígeno.
El estudio de imagen de elección en la gestación es la ecocardio-
grafía transtorácica dada su reproducibilidad y disponibilidad. Otro
estudio ampliamente disponible es el electrocardiograma, teniendo
en cuenta en la lectura que en la gestación el corazón rota 15 a 20° a
la izquierda, y se pueden ver hallazgos adicionales que pueden imitar
una hipertrofia ventricular izquierda u otras anomalías estructurales.
El Holter está indicado en pacientes con historia de arritmias o que
refieran palpitaciones.
El test de ejercicio es útil en pacientes con enfermedad cardiaca
que planeen la gestación o como estudio adicional en gestantes con
sospecha de enfermedad cardiaca, para ello se recomienda un test
submáximo (80% de la frecuencia cardiaca máxima).
Para los estudios de imagen con exposición a radiación ionizante
se debe saber que los riesgos dependen de las semanas de gestación
(el mayor riesgo es en primer trimestre durante la organogénesis y va
disminuyendo a medida que avanza la gestación) y la dosis absor-
bida (las alteraciones inducidas por la radiación se dan típicamente
a dosis de 100 a 200 mGy). En caso de ser necesario el estudio, se
deben explicar a la paciente los riesgos y beneficios, se debe firmar
consentimiento informado, y las dosis deben ser tan bajas como sea
razonablemente posible (preferiblemente menos 50 mGy).
La radiografía de tórax genera una dosis de menos de 0.01 mGy y
está indicada si otros métodos fallan para identificar la causa de los
síntomas; la tomografía computarizada es útil sólo para el diagnóstico
diferencial de trombo embolismo pulmonar o patología aórtica y se
Conclusiones
1. La valoración del riesgo y consejería preconcepcional está in-
dicada en todas las mujeres en edad fértil con enfermedad car-
diovascular, enfermedad aórtica o hipertensión pulmonar co-
nocida o sospechada.
2. Se recomienda la ecocardiografía en cualquier gestante con sig-
nos o síntomas cardiovasculares nuevos o inexplicables.
3. Las mujeres con clasificación OMS-m II-III o superior son de
alto riesgo y su manejo debe ser en centros especializados por
un equipo multidisciplinario de enfermedad cardiaca y emba-
razo.
4. El parto vaginal es la primera elección en la mayoría de las pa-
cientes, a excepción de aquellas que se presentan en trabajo de
parto con anticoagulación oral, patología aórtica agresiva, falla
cardiaca aguda intratable o hipertensión pulmonar grave.
5. Las mujeres con falla cardiaca durante la gestación deben ser
tratadas de acuerdo con las directrices actuales para pacientes
no gestantes, respetando las contraindicaciones para algunos
medicamentos en la gestación.
6. Antes de iniciar cualquier tratamiento farmacológico se reco-
mienda verificar sus datos de seguridad en la gestación (www.
safefetus.com)
Lecturas recomendadas
Definiciones
• Infección del tracto urinario. Invasión,
colonización y proliferación del tracto
urinario, que puede comprometer desde
la vejiga hasta el parénquima renal, aso-
ciado a síntomas urinarios o sistémicos.
• Bacteriuria asintomática. Urocultivo
positivo con presencia de marcadores
inflamatorios en el citoquímico de ori-
na en pacientes asintomáticos.
Clasificación
1. Según la localización
• Alta o Pielonefritis: compromete el siste-
ma pielocalicial y el parénquima renal.
Se caracteriza por fiebre, compromiso
del estado general, inapetencia, vómito,
diarrea, dolor abdominal o lumbar.
• Baja: Cistitis (vejiga), uretritis (uretra).
Los síntomas son limitados, incluyen
disuria, polaquiuria, orina turbia y de
mal olor, urgencia urinaria, hematuria y
dolor suprapúbico.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
70 La Visión del Residente
2. Según la presentación
• ITU recurrente: Dos o más episodios de pielonefritis en un año.
O un episodio de pielonefritis y uno o más de cistitis. O tres
episodios o más de cistitis.
• ITU complicada: Se asocia a alteración estructural o funcional
de las vías urinarias.
• ITU atípica: Es aquella que cursa con una de las siguientes carac-
terísticas: sepsis, masa abdominal o vesical, flujo urinario escaso,
aumento de creatinina, falla terapéutica después de 48 a 72 horas
de antibiótico adecuado, o que la causa sea por un microorganis-
mo diferente a E. coli.
Epidemiología
El 5 a 10% de los niños, entre dos meses a dos años que presentan
fiebre, se les comprueba infección urinaria. Los estudios revelan que
las ITU afectan de 2.4% a 2.8% de los niños cada año. La epidemio-
logía de la ITU pediátrica varía según la edad y el sexo. Durante el
primer año de vida, los niños tienen una incidencia mayor que las
niñas; en todos los otros grupos de edad, las niñas son más propensas
a desarrollar ITU. Durante los primeros seis meses, los niños no cir-
cuncidados tienen diez a doce veces mayor riesgo de desarrollar ITU.
Hasta 40 % de las infecciones urinarias son recurrentes, entre el 20
al 35% de los casos tienen reflujo vesico-ureteral (RVU), 10 a 20% de-
sarrollan cicatrices renales y, de éstos, entre un 10 a 30% desarrollan
hipertensión arterial sistémica.
Etiología
Los bacilos Gram negativos pertenecientes a la familia enterobac-
teriacea son los principales implicados en las ITU pediátricas. Cons-
tituyen un grupo complejo, formado por varios géneros. E. coli es la
causante del 80% al 90% de las infecciones adquiridas en la comuni-
dad y aproximadamente en la mitad de las personas hospitalizadas o
con factores de riesgo.
Le siguen, por frecuencia, especies de Proteus siendo el mirabilis el
segundo hallado en el 30% de las ITU del varón mayor del año y, muy
frecuentemente, colonizador del prepucio. Otras bacterias encontra-
das son Klebsiella spp, Citrobacter freundii, Enterobacter cloacae; y
dentro de los no fermentadores Pseudomonas, Acinetobacter, Steno-
trophomonas, frecuentes en infecciones intrahospitalarias, pacientes
con sondas, o asociados a uropatías. El género Haemophilus, espe-
cialmente influenza y parainfluenza puede asociarse con uretritis y
parauretritis en adolescentes. De las bacterias Gram positivas patóge-
nas, los más frecuentes son S. faecalis y enterococo; Streptococus del
grupo B es frecuente en infecciones neonatales. Entre los estafiloco-
cos, S. aureus puede llegar al riñón por vía hematógena y producir
micro abscesos; otros como S. Saprophyticus y S. epidermidis son ca-
paces de colonizar el introito vaginal y encontrarse en adolescentes.
El género Candida representa el 90% de las ITU asociada a hongos,
siendo C. albicans la más frecuente por diseminación hematógena en
el período neonatal y en pacientes que reciben antibióticos por tiem-
po prolongado.
Entre las enfermedades producidas por virus, la cistitis hemorrági-
ca por Adenovirus es la más común.
Patogénesis
La vía de entrada de las bacterias varía con la edad. En el neonato
es frecuente la vía hematógena; mientras que en mayores de un mes
la vía usual es la ascendente.
La E. coli posee diversos factores de virulencia los cuales explican
la mayor frecuencia de infecciones causadas por este agente. Algunos
de éstos alteran la motilidad ureteral facilitando la colonización del
árbol urinario por vía ascendente. Estos factores son:
• El antígeno capsular K interfiere con la opsonización y la fago-
citosis
• Producción de adhesinas
• Producción de hemolisinas y aereobactinas
Infección urinaria
Luisa María Montoya Jaramillo 71
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
72 La Visión del Residente
Factores de riesgo
Anomalías anatómicas o funcionales:
• Reflujo vésico–ureteral: presente en 30 a 50% de los pacientes
con bacteriuria sintomática o asintomática; junto con la infec-
ción son los factores más importantes para el desarrollo de ci-
catrices renales. Los grados avanzados (IV y V) son factores de
riesgo para que ocurra un daño renal permanente.
• Vejiga neurogénica.
• Estenosis pieloureteral.
• Valvas uretrales posteriores.
• Hidronefrosis.
• Hipospadias.
• Fimosis
Sexo:
• Hombres: los no circuncidados tienen mayor incidencia duran-
te el primer año.
• Mujeres: una uretra más corta y la cercanía del introito vaginal
con el área perianal podría explicar la mayor incidencia luego
del primer año.
Locales:
• Niveles bajos de IgA secretora urinaria.
• Alteración de la flora periureteral: por uso indiscriminado de
antibióticos y/o caterización vesical prolongada.
• Flujo renal disminuido.
• Disminución de la producción de la proteína de Tamm-Horsfall.
Otros:
• Cálculos
• Constipación
• Vaciamiento vesical incompleto
Clínica
Los signos y síntomas varían según la edad del paciente (Cuadro 1).
Los lactantes con fiebre por más de cuarenta y ocho horas sin foco
aparente deben ser estudiados para descartar infección urinaria.
Diagnóstico
• Laboratorio. El urocultivo cuantitativo es la prueba de oro con-
firmatoria. El citoquímico de orina y la cintilla orientan en for-
ma rápida el diagnóstico inicial, pero no lo confirman.
• Urocultivo. Pueden ocurrir falsos positivos por contaminación
con flora periureteral y por demora en la siembra de la mues-
tra. Los falsos negativos son comunes en pacientes deshidrata-
dos, con poliuria y que reciben antibióticos. Para la toma de la
muestra debe tenerse en cuenta la edad del paciente, control de
esfínteres y recurso humano entrenado.
• Micción espontánea, forma de toma de muestra:
- Técnica útil en niños con control de esfínteres.
- Es diagnóstico la presencia de una sola bacteria con más de
100.000 ufc/ml.
- Conteos menores pueden tenerse en cuenta en algunas si-
tuaciones clínicas: antibióticoterapia previa, inmunosupri-
midos, cateterismo vesical prolongado.
Infección urinaria
Luisa María Montoya Jaramillo 73
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
74 La Visión del Residente
• Punción suprapúbica:
- La vejiga es intrabdominal hasta los dos años.
- El diagnóstico se confirma con cualquier número de colo-
nias.
- En infecciones causadas por estafilococos coagulasas nega-
tivos se requieren más de 1.000 UFC/ml.
- Requiere consentimiento informado.
• Cateterismo vesical:
- Requiere personal entrenado y técnica aséptica.
- Útil en pacientes sin control de esfínteres.
- Confirma el diagnóstico la presencia de más de 100.000 ufc/ml.
- Es probable con conteos entre 50.000 a 100,000 ufc/ml.
• Bolsa plástica: más del 85% de falsos positivos, sólo útil para la
toma de citoquímicos.
• Citoquímico de orina y Gram. Cuando todos los parámetros
son normales, la probabilidad de ITU es menor del 1%. Los
siguientes hallazgos son importantes:
- pH: el hallazgo de pH alcalino se asocia a infecciones por
Proteus.
- Nitritos: se asocian a la presencia de bacterias reductoras de
nitratos, ocurren falsos negativos en el 48% de los casos.
- Gram en una gota sin centrifugar: la presencia de más de
una bacteria Gram negativa, se asocia en el 90% de los casos
con cultivos positivos.
- Leucocitos: más de 10/mm3 sugiere infección o inflamación.
• Cintilla urinaria. La presencia de nitritos y esterasas leucocita-
rias sugieren infección.
• Otros:
- Hemocultivos: realizarlos en pacientes menores de tres me-
ses y con infección urinaria complicada.
- Hemograma, VSG.
- Proteína C reactiva.
- Función renal.
• Imagenología. En general, todo menor de cinco años debe estu-
diarse para descartar factores predisponentes; mayores de esta
edad deben individualizarse.
- Ecografía renal y de vías urinarias: evalúa la anatomía renal
y otras estructuras del árbol urinario. Cerca de 88% de las
ecografías renales son normales.
- Cistografía miccional: evalúa la anatomía del tracto urinario
inferior y permite clasificar y diagnosticar el reflujo vesico–
ureteral.
- Medicina nuclear: la gammagrafía renal con DMSA evalúa
la anatomía, función y presencia de cicatrices renales. La
cistografía nuclear es útil para el seguimiento de pacientes
con reflujo vesico–ureteral.
- Urografía excretora: evalúa anatomía y función renal.
Tratamiento
Pacientes con ITU baja:
• Hidratación adecuada.
• Antipiréticos.
• Antibióticos empíricos por vía oral (Cuadro 2).
• Para el uso de la ampicilina, amoxacilina y trimetropin-sulfa
tener en cuenta las tasas de resistencia locales.
• Duración: entre 3-5 días
Infección urinaria
Luisa María Montoya Jaramillo 75
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
76 La Visión del Residente
Prevención
• La lactancia materna ha demostrado un efecto protector hasta
los siete meses de vida.
• Circuncisión: no se recomienda realizarla en forma rutinaria.
• Cuidado general de sondas vesicales.
Infección urinaria
Luisa María Montoya Jaramillo 77
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
78 La Visión del Residente
Bibliografía
Resumen
Las crisis convulsivas son el resultado de una
actividad eléctrica neuronal anormal, debido
a descargas sincrónicas que se originan desde
la corteza cerebral. La inmadurez en el siste-
ma nervioso central del paciente pediátrico lo
hace más propenso a presentar crisis convul-
sivas, pero éstas tienden a desaparecer a me-
dida que el niño crece. La epilepsia en niños,
tiene diferencias importantes comparadas con
la epilepsia en el adulto, en cuanto a la etiolo-
gía, las manifestaciones clínicas, los patrones
en el electroencefalograma y la respuesta al
tratamiento anticonvulsivante.
Definición
La Liga Internacional contra la Epilepsia
(ILAE por sus siglas en inglés), define que un
paciente tiene diagnóstico de epilepsia cuan-
do presenta, al menos, dos crisis epilépticas
no provocadas en un plazo superior a 24 ho-
ras; o cuando tiene una crisis única pero, que
el riesgo de presentar una nueva crisis sea
similar a aquel que ha presentado dos crisis
no provocadas (con un 60% probabilidad de
recurrencia en próximos diez años), o que al
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
80 La Visión del Residente
Epidemiología
En el mundo, alrededor 50 millones de personas padecen epilepsia
(2). La tasa de incidencia de la epilepsia en niños varía entre 0.5 a 8
casos por cada mil pacientes. Se ha descrito que cerca del 3 a 5% de
los niños han presentado una crisis febril en los primeros cinco años
de edad, de éstos, aproximadamente el 30% ha presentado recurren-
cia en su crisis febril y de éste grupo de pacientes el 3 a 6% desarro-
llan epilepsia (2). Alrededor del 1% en niños menores de catorce años
han presentado una crisis afebril (la edad más frecuente de presenta-
ción es en menores de tres años) (3).
Clasificación
Las crisis presentadas en los niños con epilepsia o las crisis pre-
sentadas en una convulsión afebril se clasifican, según recomenda-
ciones de ILAE, de la siguiente manera:
Epilepsia
Gráfico modificado por el autor, describe la clasificación según las manifestaciones clínicas y hallaz-
gos en el electroencefalograma (EEG) de las crisis convulsivas en epilepsia y en crisis afebril (1) .
Las crisis generalizadas son de origen bilateral, siempre tienen
afección del estado de conciencia y las manifestaciones motoras son
bilaterales (1). En el EEG hay alteración en ambos hemisferios y, en
algunas ocasiones, pueden tener manifestación asimétrica (1). Crisis
focales son limitadas a un hemisferio, pueden estar o no estar aso-
ciadas con un deterioro de la conciencia durante la crisis (1). Los
pacientes con crisis focales y generalizadas van a presentar actividad
generalizada con descargas focales en EEG (1). Y, por último, están las
crisis donde no es posible determinar el tipo de epilepsia –si es focal
o generalizada– por una información insuficiente sobre las caracterís-
ticas de las manifestaciones en el paciente (1).
Generalizadas
Motora No motora – ausencias
Tónico, clónica, tónico-clónica
Mioclonía, mioclonía tónico–clónica, mioclo- Típica, atípica Mioclónica, mioclonía en
nía atónica, atónica, espasmos epilépticos párpados
Focales
Motora No motora
Automatismos, atónico, clónico, espasmos Cognitivo, sensorial, emocional Autonómico
epilépticos, mioclonías
Desconocido
Motora No motora
Tónico-clónico, espasmos epilépticos. Cambios comportamiento
Manifestaciones clínicas
Las crisis suelen ser todas similares, aleatorias y en los niños rara
vez son precipitadas por eventos ambientales, psicológicos o fisioló-
gicos específicos diferente a los adultos (4).
Los pacientes pueden percibir luces intermitentes en un campo vi-
sual (la cual puede ser desencadenada por una convulsión focal con
inicio del lóbulo occipital), posteriormente, realizan desviación ocu-
lar, hasta tener pérdida de conciencia (4). Se caracterizan además por
presentar coloración cianótica de la piel (5). Los pacientes pueden
tener diferentes manifestaciones cuando tienen convulsión sintomá-
tica dentro de las cuales se puede encontrar retraso en el neurodesa-
rrollo, historia de daño cerebral, evidencia de dimorfismo, hasta un
examen neurológico anormal (3).
Diagnóstico
Al momento de estar frente a un paciente que presentó una crisis
convulsiva, se debe tener en cuenta si tiene diagnóstico de epilepsia.
Se debe enfocar sobre el tipo de crisis convulsiva que presenta, como
también conocer cuál es la causa de epilepsia y qué comorbilidades
tiene el paciente (5).
Electroencefalograma EEG. Es el examen de realización obliga-
toria en primer episodio de convulsión afebril, además permite una
evaluación del riesgo de recurrencia, incluso, superior a la resonancia
magnética cerebral. Se evidencia el conjunto de ondas que aparecen
repentinamente y se destacan de la actividad de fondo. Los pacientes
van a presentar ondas agudas, polipuntas, complejos de punta-onda
y polipunta–onda (6) .
Resonancia magnética cerebral. Es la principal técnica de ima-
gen en epilepsia. Permite detectar y tipificar una lesión estructural y
tomar decisiones terapéuticas. ILAE recomienda realizar RM a todo
paciente con epilepsia (7) .
Exámenes de laboratorio. Se recomienda realizar punción lumbar
cuando el paciente presente manifestaciones clínicas sugestivas de
neuroinfección; igualmente, en todo paciente menor de seis meses de
edad y quien no retorne rápido a su estado basal luego de convulsión (8).
A continuación (tabla 4) se describe en cuáles situaciones se rea-
lizan las ayudas diagnósticas, en situación de emergencia o de forma
electiva.
Urgencia: menores de
Resto de pacientes se realiza
dos años, crisis focales,
Electroencefalograma forma electiva.
examen neurológico anormal
(focalización), malignidad.
Urgencia: déficit focal,
Emergencia: Parálisis Tood,
historia de malignidad,
Resonancia magnética falta de retorno al estado
menores de un año de edad,
basal luego de convulsión.
examen neurológico anormal.
Tratamiento
El objetivo de la terapia anticonvulsivante en niños con diagnósti-
co de epilepsia es lograr el control de las crisis sin ocasionar efectos
adversos con el medicamento. Aproximadamente el 60% de los niños
logran control con la primera línea de tratamiento (5). A continuación
se describe tratamiento médico recomendado según el tipo de crisis
que presente el paciente.
Crisis convulsiva generalizada (9):
• Ácido valproico: Dosis:15–60 mg/kg/día
• Fenobarbital: Dosis carga: 10–15 mg/kg/dosis. Mantenimiento:
3–8 mg/kg/día.
• Carbamazepina: Dosis: 10–30 mg/kg/día
• Levetiracetam: Dosis: 30–70 mg/kg/día
• Crisis convulsiva focal (9)
• Carmabazepina
• Vigabatrin: 150 mg/kg/día
• Lamotrigina: 0.2 mg/kg/día
• Gabapentina: 30–60 mg/kg/día
Referencias
Niño previamente sano, de doce años que tuvo una crisis tó-
nico-clónica generalizada, de dos minutos de duración, justo
después de despertarse.
Definición
Ante alguno de los pacientes ilustrados en los casos anteriores o
cualquier paciente que ingrese al servicio de urgencias por motivo
de una aparente convulsión, la primera pregunta a resolver, de forma
inmediata, es determinar si, ¿se trata realmente de una crisis convul-
siva? Se define convulsión como la manifestación clínica estereotipa-
da (signos y síntomas) de la excesiva actividad eléctrica sincrónica,
generalmente autolimitada y anormal de las neuronas situadas en la
corteza cerebral (3). Múltiples diagnósticos pueden simular una ac-
tividad convulsiva y, tanto niños que tienen un desarrollo normal
como los niños con retraso en el desarrollo, pueden mostrar movi-
mientos inusuales (ver tabla 1).
Manejo inicial
Dado que la mayoría de las convulsiones agudas en los niños se
detienen de manera espontánea, generalmente durante el traslado al
hospital, se debe suponer que, si un niño todavía se encuentra con-
vulsionando al ingreso al servicio de urgencias, la convulsión conti-
nuará a menos que se trate. En esta situación, el niño debe ser tratado
como si estuviera en un estado epiléptico establecido. Las secuelas
neurológicas del estado epiléptico dependen de la edad y ocurren en
el 6% de los mayores de tres años, pero en el 29% de los menores de
un año (6).
Los objetivos del manejo agudo del estado epiléptico convulsivo
son los siguientes (EEC) (7):
• Mantenimiento de una adecuada vía aérea, ventilación y circu-
lación (ABC).
• Finalización de la convulsión y prevención de recurrencia.
• Diagnóstico y tratamiento inicial de las causas del EEC que
ponen en peligro la vida del paciente (ejemplo: hipoglicemia,
meningitis, lesiones cerebrales ocupantes de espacio).
• Preparación para un apropiado traslado a un centro de aten-
ción secundario o terciario, según el caso.
• Manejo del estado epiléptico refractario (figura 2, algoritmo de
manejo de convulsiones en pediatría).
Etiología
Una vez definido que se trata realmente de una crisis paroxística
de origen epiléptico debemos clasificar el tipo de crisis. Las crisis
pueden ser provocadas o no provocadas. Las provocadas ocurren en
el contexto de una lesión cerebral y pueden no reaparecer una vez se
resuelve la causa subyacente. Los desencadenantes incluyen trauma
craneoencefálico, ingesta o contacto con tóxicos, fiebre, alteraciones
electrolíticas, hipoglucemia, entre otras causas. Las no provocadas
pueden ser idiopáticas o pueden ser el resultado de una malforma-
ción cerebral, una alteración de la migración neuronal o un síndrome
genético (2). La crisis provocada más frecuente en pacientes pediátri-
cos es la convulsión febril.
Convulsión febril
Una crisis febril se define como aquella que ocurre en niños ma-
yores de un mes, asociada con enfermedad febril, pero no causada
por infección del sistema nervioso central (SNC), sin historia de con-
vulsiones neonatales previas o antecedente de crisis no provocadas,
y que no cumple los criterios para otras convulsiones sintomáticas
agudas. Las convulsiones febriles, usualmente, ocurren en niños de
seis meses a cinco años, con un pico de edad al inicio de aproxima-
Punción lumbar
Una punción lumbar se debe realizar en cualquier niño que pre-
sente convulsiones y fiebre y en quien la anamnesis o examen físico
sugiera la presencia de meningitis o infección intracraneal, así como
también en menores de 12 meses se debe considerar realizar pun-
ción lumbar, dado que el examen físico no será sensible para signos
meníngeos. En el grupo de pacientes entre 12 a 18 meses se debe ser
cauteloso en la decisión de realizar o no la punción, considerando
entre otros factores: estado de vacunación, si se encuentra deficien-
te en inmunizaciones contra Haemophilus influenzae tipo b (Hib) o
Streptococcus pneumoniae o si el estado de vacunación no puede ser
determinado, dificultad para el seguimiento, estado clínico, examen
neurológico y se recomienda la observación intrahospitalaria de es-
tos pacientes. La AAP indica también realizar punción lumbar en
pacientes que se presenten con convulsión, fiebre y hayan recibido
previamente tratamiento antibiótico empírico (tres semanas antes).
También debe realizarse en todo paciente inmunocomprometido, con
fiebre sin foco aparente, con limitación para la observación y segui-
miento.
Asegurar vía aérea y administrar oxígeno
Una vía aérea despejada es el primer requisito. Manejo de la vía aérea incluye colocar al niño de lado y
succionar las secreciones de fácil acceso. Después de la succión, el paciente debe reposicionarse sobre
su espalda y, si es necesario, debe aplicarse tracción mandibular para mantener despejada la vía aérea.
Administrar oxígeno 100% e iniciar monitoreo cardiorrespiratorio y de saturación de O2. Considerar la
ventilación asistida si el niño muestra signos de depresión respiratoria o si la SpO2 permanece baja a
pesar de recibir oxígeno al 100% con la máscara facial.
Acceso vascular
Sí No
Midazolam 0.15 mg/kg IV (máx. 10 mg) o Midazolam 0.3 mg/kg intranasal (máx. 10 mg) o
Diazepam 0.25 mg/kg IV (máx. 10 mg) Midazolam 0.15 mg/kg IM (máx. 10 mg)
Acceso vascular
5 minutos 5 minutos
Sí No
Midazolam 0.15 mg/kg IV (máx. 10 mg) o Midazolam 0.3 mg/kg intranasal (máx. 10 mg) o
Diazepam 0.25 mg/kg IV (máx. 10 mg) Midazolam 0.15 mg/kg IM (máx. 10 mg)
5 minutos
Si todavía no se ha logrado un acceso
Fenitoína 20 mg/kg IV o IO (20 minutos) * o vascular, acceso óseo es necesario
Levetiracetam 20 mg/kg IV o IO (15 minutos) o
Fenobarbital 20 mg/kg IV o IO
Neuroimagen
No debe realizarse en la evaluación de rutina del niño con una
CFS. La literatura no respalda el uso de neuroimágenes en estos pa-
cientes. Sin embargo, sí existe amplia evidencia que muestra que la
tomografía computarizada se asocia con exposición a radiación que
puede aumentar el riesgo futuro de cáncer y RM se asocia con riesgos
de la sedación requerida y alto costo (8).
Electroencefalograma (EEG)
No debe realizarse en la evaluación de un niño neurológicamente
sano con una CFS.
En los casos de CFS, la decisión con respecto a la necesidad de
pruebas de laboratorio debe estar dirigida a identificar la causa de la
fiebre, pero no como evaluación rutinaria de la convulsión (8).
Ante un paciente con una CFS, sin indicación de ningún examen
adicional, sólo se realizará el manejo sintomático de la convulsión,
en aquellos casos de consulta rápida en los cuales el paciente ingresa
al servicio de urgencias convulsionando será de elección el manejo
con benzodiacepinas. Además, se debe realizar manejo antipirético,
teniendo en cuenta que disminuir la fiebre no previene la crisis. No
requieren ningún tratamiento anticonvulsivante a largo plazo y se
debe explicar de forma amplia y clara a la familia el carácter benigno
de la condición, aclarando el riesgo de recurrencia (tabla 2) y tranqui-
lizar respecto al pronóstico: riesgo bajo de epilepsia a futuro, neuro-
desarrollo y desempeño escolar normal.
Convulsión afebril
Después de estabilizar al paciente, se debe realizar una evalua-
ción de los factores provocadores, como traumatismo, tóxicos, etc.
(tabla 3). Se orientarán las pruebas adicionales según los hallazgos
en la anamnesis y el examen físico. Si no hay factores provocadores
presentes, entonces se trata de una primera convulsión no provoca-
da. Se debe realizar neuroimagen emergente para cualquier niño que
muestre un déficit focal postictal que no se resuelve rápidamente o
no recupera su estado neurológico previo, se sugiere la realización de
RM en los días siguientes en pacientes con una alteración cognitiva
o motora significativa de etiología desconocida, anomalías inexpli-
cables en el examen neurológico, una crisis de inicio focal, un EEG
anormal o en niños menores de un año. Se debe realizar también
EEG como parte de la evaluación neurodiagnóstica que permitirá de-
terminar tipo de crisis, síndrome epiléptico, riesgo de recurrencia y
pronóstico (2).
Hipoglucemia
Alteraciones electrolíticas (Na, Ca, Mg)
Errores innatos del metabolismo
Trauma craneano
Sangrado intracraneal no traumático
Eventos isquémicos cerebrales
Tumor cerebral
Tóxicos (sustancias psicoactivas, medicamentos, organofosforados, etc.)
Hipoxemia
Encefalopatía hipertensiva
Referencias
Luis Alfonso
Camacho Ojeda
Los eventos tromboembólicos en la gestación Cirujano General
se presentan como trombosis venosa profunda Universidad del Cauca
Subespecialista en Medicina
(TVP) y embolismo pulmonar (EP). Crítica y Cuidado Intensivo
La trombosis venosa profunda es la respon- Universidad del Valle
Cambios fisiológicos
La gestación se asocia con cambios fisiológicos y anatómicos que
aumentan el riesgo de cursar con eventos tromboembólicos.
Desde el primer trimestre se presenta una elevación en los nive-
les plasmáticos de los factores de coagulación, fibrinógeno, factor de
von Willebrand y otros marcadores de la generación de trombina; en
teoría, para proteger a la madre de un sangrado excesivo durante el
parto (2).
Tomado de: Practice Bulletin No196. Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología. Julio 2018. Trom-
boembolismo en el embarazo.
Otros factores como la disminución de la movilidad en la paciente,
la compresión de la vena cava y vasos pélvicos por el útero en creci-
miento pueden incrementar el riesgo (3).
Distinguir la disnea fisiológica del embarazo de otras causas pato-
lógicas requiere una comprensión de los cambios cardiopulmonares
que ocurren durante la gestación.
Alrededor del 70% de las mujeres experimentan una sensación de
disnea durante el curso del embarazo normal. Este síntoma comien-
za durante el segundo trimestre, y puede aumentar durante el tercer
trimestre (5,6).
Los mecanismos de disnea durante el embarazo normal no están
del todo claros, Debido a que ocurren cuando el útero aún es relati-
vamente pequeño; por lo tanto, no se puede atribuir únicamente a un
aumento en la circunferencia abdominal o la presión ejercida sobre
el diafragma (5,7).
La ventilación minuto aumenta durante este período, presumible-
mente debido al aumento de los niveles circulantes de progesterona.
El aumento en la ventilación minuto, sirve para compensar el aumen-
to de las demandas metabólicas. Secundario a esto, se presenta una
disminución en la tensión alveolar y arterial del dióxido de carbono
(PaCO2), al mismo tiempo que aumenta la tensión de oxígeno alveolar
y arterial (PAO2 y PaO2). La alcalosis respiratoria resultante induce
una compensación secundaria a través de la pérdida renal de bicarbo-
nato. Por lo tanto, los gases arteriales sanguíneos durante el embarazo
revelan una mayor PaO2 (de 100 a 106 mmHg) y una menor PaCO2 (de
28 a 30 mmHg), típicamente acompañados por un pH ligeramente
alcalino (5).
Factores de riesgo
Los tipos de parto (vaginal, cesárea) que cursan con complicacio-
nes tales como hemorragia postparto o infecciones tienen un riesgo
mayor de desarrollar eventos tromboembólicos, adicionalmente fac-
tores asociados tales como la obesidad, hipertensión, enfermedad au-
toinmune, cardiopatías, enfermedad de células falciformes, gestación
Guía Recomendación
Abreviaciones: V/Q: ventilación /perfusión, ATPC: angiotomografia pulmonar contrastada, EP: embolismo
pulmonar, RX: radiografía . Tomado de: Guía para el diagnóstico de embolia pulmonar durante el embarazo:
Consenso y controversias, Thrombosis Research (2017).
La ecografía Doppler de miembros inferiores es la prueba de elec-
ción para el diagnóstico de trombosis venosa profunda en las muje-
res embarazadas. La justificación por la cual se realiza este examen
a pacientes con sospecha de EP consiste en que la confirmación de
trombosis venosa profunda conduce a la misma conducta terapéutica
con anticoagulantes y evita la exposición a radiación.
Guía Recomendación
Colegio Americano de Cuando los signos o síntomas sugieren TVP, la prueba de
Ginecología y Obstetricia ACOG diagnóstico inicial recomendada es de ecografía de com-
2018 presión de las venas proximales
Grupo de Trabajo en Salud En pacientes gestantes con sospecha de EP, la ecocardio-
de la Mujer de la Sociedad de grafía y ecografía de miembros inferiores deben ser consi-
Trombosis y Hemostasia (GTH deradas como métodos de imagen inicial para fundamentar
2016) la sospecha de PE y confirmar el diagnóstico de TEV, res-
pectivamente.
Real Colegio de Obstetricia y En pacientes con sospecha de EP y que también tienen sín-
Ginecología (RCOG 2015) tomas y signos de TVP, se debe tomar ecografía de miem-
bros inferiores. Si esta confirma la presencia de TVP, no
es necesario tomar otro tipo de imágenes y se debe iniciar
tratamiento (Recomendación de grado C)
Sociedad Europea de Ecografía de miembros inferiores puede ser considerado
Cardiología (ESC 2014) con el fin de evitar la irradiación innecesaria, la TVP
proximal confirma PE (recomendación Clase IIb)
Sociedad de Obstetricia y No hay recomendaciones
Ginecología de Canadá (SOGC
2014)
EP: embolismo pulmonar TEV:tromboembolismo venoso TVP: trombosis venosa profunda. Tomado de:
Guía para el diagnóstico de embolia pulmonar durante el embarazo: Consenso y controversias. Thrombosis
Research (2017).
Guía Recomendación
Grupo de Trabajo en Salud No hay recomendaciones
de la Mujer de la Sociedad de
Trombosis y Hemostasia (GTH
2016)
Real Colegio de Obstetricia y Los médicos deben ser concientes de que, en la actualidad,
Ginecología (RCOG 2015) no hay pruebas para apoyar el uso de la evaluación de pro-
babilidad previa en la gestión de TEV agudo en el embarazo.
(Recomendación grado A)
Sociedad Europea de No hay recomendaciones
Cardiología (ESC 2014)
Sociedad de Obstetricia y Ni el dímero D solo ni las escalas de predicción clínica se
Ginecología de Canadá (SOGC debe utilizar para descartar TEV en mujeres embarazadas
2014) (Clase D recomendación)
Australia y las directrices de No hay recomendaciones
Nueva Zelanda (ANZ), aprobado
por ASTH y SOMANZ (2012)
TEV:tromboembolismo venoso. Tomado de: Guía para el diagnóstico de embolia pulmonar durante el emba-
razo: Consenso y controversias, Thrombosis Research (2017).
Dímero D
El dímero D (DD) es el principal producto de degradación de la
fibrina por la plasmina y se genera en el paso final de la formación
de trombos. En la población general un dímero D normal, asociado a
Abordaje inicial
Se requiere la hospitalización para el inicio de la terapia de an-
ticoagulante, y la vigilancia de signos vitales evaluando el requeri-
miento de terapia suplementaria con oxígeno.
las mujeres que debutan con un primer evento de tromboembolis-
mo requieren una evaluación completa de las posibles etiologías sub-
yacentes con toma de anticuerpos antifosfolípidos y estudios comple-
mentarios para trombofilias hereditarias (1,2).
La heparina no fraccionada intravenosa puede ser considerada en
los casos de inestabilidad hemodinámica por presencia de grandes
coágulos, con requerimiento de trombolisis o situaciones en las que
se requiera un procedimiento quirúrgico urgente. Cuando las pacien-
tes se encuentran hemodinámicamente estables, pueden continuar
un manejo ambulatorio con heparinas de bajo peso molecular.
Durante el postparto, estas pacientes deben recibir de tres a seis
meses de tratamiento, dependiendo de la situación clínica
Guía Recomendación
Grupo de Trabajo en Salud un D-dímero con valores normales (población no embara-
de la Mujer de la Sociedad de zada) excluye TEV con la misma probabilidad en mujeres
Trombosis y Hemostasia (GTH embarazadas
2016)
Real Colegio de Obstetricia y Dímero-D no se debe tomar en sospecha de TEV agudo en
Ginecología (RCOG 2015) el embarazo (Grado D recomendación)
Sociedad Europea de Medición de D-dímero puede ser realizado con el fin de evi-
Cardiología (ESC 2014) tar la irradiación innecesaria, ya que un resultado negativo
tiene un significado clínico similar al de una paciente no
embarazada (Clase IIb recomendación)
Sociedad de Obstetricia y Ni el dímero D solo ni las escalas de predicción clínica se
Ginecología de Canadá (SOGC debe utilizar para descartar TEV en mujeres embarazadas
2014) (Clase D recomendación)
TEV: tromboembolismo venoso . Tomado de: Guía para el diagnóstico de embolia pulmonar durante el em-
barazo: Consenso y controversias, Thrombosis Research (2017).
Compuestos de heparina
La heparina no fraccionada y la heparina de bajo peso molecular
tienen la ventaja de no atravesar la placenta por lo que se consideran
fármacos seguros en la gestante.
Durante el embarazo, estos compuestos tienen una vida media más
corta y concentraciones plasmáticas más bajas, requiriendo el uso de
dosis ajustadas con el fin de mantener concentraciones eficaces. Todo
esto, debido a cambios fisiológicos, los cuales incluyen el incremento
de un 40–50% del volumen intravascular materno, aumento de la fil-
tración glomerular, que genera un aumento de la excreción renal de
los compuestos de heparina, y aumento en la proteína de unión de la
heparina (1).
Dada a la facilidad de administración, la HBPM se recomienda con
mayor frecuencia que la HNF para prevención y tratamiento de even-
tos tromboembólicos, dentro y fuera del embarazo. Existen pocos es-
tudios comparativos acerca del uso de heparina de bajo peso molecu-
lar en la gestación, pero en pacientes no embarazadas se ha asociado
con menos efectos adversos que la heparina no fraccionada (1,2).
Varias de las ventajas de la HBPM incluyen menos episodios de
sangrado, una respuesta terapéutica más previsible, menor riesgo de
trombocitopenia inducida por heparina, vida media más larga, y me-
nor pérdida de la densidad mineral ósea.
Las desventajas relativas de la HBPM son las relacionadas con la
duración de su efecto y el momento del parto, la vida media de la
HBPM es de cuatro horas. Mientras que la vida media de HNF es de
aproximadamente 1,5 horas, adicionalmente, la incapacidad de eva-
luar el efecto mediante el uso laboratorios convencionales.
Otro punto es la incapacidad de revertir farmacológicamente su
efecto, lo cual es importante al momento del uso en anestesia neuro-
axial y riesgo de hemorragia periparto. La heparina no fraccionada,
se asocia con un aumento de hematomas en los sitios de inyección,
reacciones dermatológicas y reacciones alérgicas graves.
No hay grandes ensayos con respecto a la dosis óptima de fárma-
cos anticoagulantes en la gestante, y las recomendaciones en cuanto
a dosis son a partir de series de casos y opinión de expertos, con base
en la farmacocinética de los agentes de heparina en el embarazo.
Las dosis estándar de HBPM y HNF pueden ser inadecuadas en la
población obesa. Es por esto que el último boletín Del Colegio Ame-
ricano de Ginecología y Obstetricia en julio de 2018 propone dosis
ajustadas de acuerdo al peso de estas pacientes (1),
¿Qué anticoagulantes deben utilizarse en casos de alergia a la
heparina o trombocitopenia inducida por heparina?
El riesgo de trombocitopenia inducida por heparina en la pobla-
ción obstétrica general se estima en menos de 0,1% (2).
Se recomienda la obtención del recuento de plaquetas al inicio de
la anticoagulación cuando existan factores de riesgo (antecedente de
trombocitopenia). la mayoría de pacientes obstétricas no requiere la
supervisión de recuento de plaquetas.
En casos de alergias cutáneas severas o trombocitopenia El Fon-
daparinux (un pentasacárido sintético) puede ser el fármaco de
elección. Aunque un reciente estudio retrospectivo que comparó
fondaparinux con enoxaparina (HBPM) documento actividad anti-
coagulante en el cordón umbilical y en sangre de los recién nacidos
expuestos (13).
Warfarina
Es un antagonista de la vitamina K comúnmente utilizado para
terapias de anticoagulación a largo plazo, asociado con efectos poten-
cialmente dañinos, especialmente en fetos que han estado expuestos
entre las seis a doce semanas de gestación, tales como: hipoplasia me-
diofacial, calcificación condral, escoliosis, extremidades proximales
cortas y embriopatía warfarínica.
La recomendación para Las mujeres con antecedente de terapia de
anticoagulación prolongada que quedan embarazadas, es el cambio
a HBPM, a excepción de pacientes gestantes con válvulas cardíacas
mecánicas, dado el alto riesgo de trombosis (1,2,6).
Tomado de: Practice Bulletin No196. Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología. Julio 2018. PTT,
tiempo de tromboplastina parcial activado; INR, cociente normalizado internacional.
Referencias
Introducción
El síncope es un problema médico muy común, tiene una pre-
valencia del 42%, considerando una expectativa de vida de setenta
años, y una incidencia anual del 6%. La frecuencia descrita varía se-
gún diversos autores, encontrándose en un 15% en menores de 18
años, 39% entre estudiantes de medicina y 23% entre ancianos. En la
población general, los episodios anuales son de 18.1–39.7 por 1000
pacientes, con una incidencia similar entre los géneros y con una
prevalencia alta entre los 10 y los 30 años, principalmente para el
síncope vasovagal (1).
Es importante resaltar que el síncope tiene una recurrencia signi-
ficativa, hasta un 35%, sin diferencias por las causas subyacentes,
con una tasa de morbilidad del 29% por trauma y lesiones físicas
asociadas (1).
Existen diferentes etiologías, lo que hace complejo y amplio el
abordaje tanto diagnóstico como terapéutico y pronóstico. Entre las
principales causas se debe pensar en:
Síncope
La pérdida transitoria de la consciencia se caracteriza por amnesia
del período de inconsciencia, control motor anormal y pérdida de la
capacidad de respuesta, de corta duración y recuperación completa y
espontánea. Se divide en dos grandes subgrupos: secundario a trau-
ma de cráneo y no asociado a trauma (5).
Síncope reflejo
Hipotensión ortostática
Causas cardiacas
Epilepsia
Psicógeno
Otras causas
Clínica
Reflejo (neuralmente mediado)
Preoxigenación y ventilación Vasovagal: - Síncope recurrente, particularmente
- Síncope vasovagal ortostático: en antes de los 40 años
bipedestación, menos común sentado - Después de ver, oír, oler algo
- Emocional: miedo, dolor, instrumentación, desagradable, dolor
fobia a la sangre - De pie por tiempo prolongado
- Durante la comida
Situacional:
- Lugares concurridos – cálidos
- Micción - Activación autonómica antes del
- Estimulación gastrointestinal síncope: palidez, sudoración, náuseas,
- Tos – estornudos vómito
- Post ejercicio - Rotación cabeza – masaje seno
- Otros: risas, tocar un instrumento carotideo
Síndrome del seno carotideo
Formas no clásicas (sin pródromos / sin
desencadenantes / presentación atípica)
Secundario a hipotensión ortostática
Puede ser exacerbado por acumulación de san- - Al estar de pie por tiempo prolongado o
gre venosa periféricamente durante el ejercicio, después de un esfuerzo
después del ejercicio y posterior a una estancia - Hipotensión postprandial
en cama prolongada (desacondicionamiento físi- - Relación temporal con uso de diuréticos
co). - Presencia de neuropatía autonómica o
- Inducido por medicamentos: vasodilatadores, enfermedad de Parkinson
diuréticos, fenotiazina, antidepresivos
- Depleción de volumen: hemorragia, diarrea, vó-
mito
- Falla autonómica primaria: falla autonómica
pura, atrofia sistémica múltiple, enfermedad de
Parkinson, demencia con cuerpos de Lewy
- Falla autonómica secundaria: diabetes, amiloi-
dosis, lesiones cordón espinal, neuropatía auto-
nómica autoinmune, falla renal
Cardiaco
- Bradiarritmias: disfunción del nodo sinusal, - Durante el ejercicio o en supino
enfermedad de conducción del sistema - Palpitaciones súbitas seguidas de
atrioventricular síncope
- Taquiarritmias ventriculares y - Historia familiar de muerte súbita
supraventriculares - Presencia de enfermedad cardiaca
- Enfermedad cardiaca estructural: estenosis estructural o enfermedad coronaria
aórtica, infarto al miocardio, isquemia, - Alteraciones electrocardiográficas
miocardiopatía hipertrófica, masas cardiacas,
enfermedades pericárdicas, anomalías
congénitas arterias coronarias
- Cardiopulmonar y grandes vasos: embolismo
pulmonar, disección aórtica, hipertensión
pulmonar
Tabla adaptada de Brignole, M., Moya, A., de Lange, F. J., Deharo, J.-C., Elliott, P. M., Fanciulli, A., Lim, P.
B. (2018). 2018 ESC Guidelines for the diagnosis and management of syncope. European Heart Journal,
(March), 1–69
Figura adaptada de Brignole, M., Moya, A., de Lange, F. J., Deharo, J.-C., Elliott, P. M., Fanciulli, A.,
Lim, P. B. (2018). 2018 ESC Guidelines for the diagnosis and management of syncope. European
Heart Journal, (March), 1–69
Síncope vasovagal
El síncope vasovagal se caracteriza por una pérdida súbita y mo-
mentánea de la conciencia y del tono postural, seguida por una rá-
pida y completa recuperación al asumir la posición supina. Es una
causa frecuente de síncope en personas jóvenes. A largo plazo, puede
llevar a restricciones en las actividades de la vida diaria y en el am-
biente laboral debido a la posibilidad de presentar un nuevo síncope
durante la realización de estas. Puede estar precedido de síntomas
prodrómicos dados por la activación del sistema nervioso autónomo
como palidez, náuseas, palpitaciones, diaforesis, mareo, entre otros.
Típicamente los episodios ocurren al estar en bipedestación por tiem-
po prolongado o después de realizar ejercicio.
Los episodios pueden ser desencadenados por ayuno, deshidrata-
ción, alcohol, ambientes cálidos, duchas calientes, emociones (10).
Además, los pacientes pueden manifestar una variedad de síntomas,
aparentemente no relacionados, entre los cuales se encuentran:
- Síntomas cardíacos: taquicardia, bradicardia.
- Vasomotores: intolerancia ortostática, acumulación de sangre
periféricamente.
- Sensitivos: dolor y fatiga en músculos posturales de la cintura
escapular.
- Gastrointestinales: diarrea, constipación, náuseas, sensación
de saciedad temprana debido a gastroparesia.
- Urogenitales: incontinencia o frecuencia urinaria, disfunción
eréctil.
- Sudomotores: incremento o disminución en salivación, lagri-
meo, sudoración y en algunas ocasiones intolerancia al calor.
- Oftalmológicas: alteración en la acomodación que resulta en
intolerancia a la luz con dificultad para la visión.
La dificultad para conectar los diversos síntomas con un solo me-
canismo subyacente puede llevar a diagnósticos incorrectos e inter-
venciones inapropiadas (10,11).
La incidencia acumulada de episodios sincopales durante la vida
es mayor en mujeres que en hombres, en un rango del 5% entre los
20–29 años de edad, hasta 50% en mujeres mayores de 80 años. La
distribución es bimodal, haciendo pico en la adolescencia y adultos
mayores. La incidencia real es difícil de determinar ya que puede ser
diferente según la población estudiada, la definición usada de sínco-
pe, el subdiagnóstico y subregistro (10).
Ponerse en bipedestación genera una redistribución del volumen
sanguíneo hacia el abdomen (circulación esplácnica) y miembros in-
feriores, lo cual lleva a una reducción en el retorno venoso, precar-
ga y gasto cardiaco. Cuando la función del barorreflejo es adecuada,
los barorreceptores censan la disminución de la presión arterial y
desencadenan una respuesta con aumento en la frecuencia cardiaca,
al inhibir el tono vagal e incrementar el flujo simpático, lo cual incre-
menta el tono vascular mediado por la acción de la noradrenalina en
los receptores α1 del músculo liso de los vasos sanguíneos con con-
secuente aumento de la resistencia vascular periférica (9). Sin embar-
go, posterior a un tiempo prolongado en bipedestación se presenta el
reflejo Bezold–Jarisch con consecuente vasodepresión (hipotensión)
y/o bradicardia.
En este tipo de síncope los reflejos cardiovasculares que controlan
la circulación son inapropiados de manera intermitente, resultando
en hipotensión y/o bradicardia. Se clasifica según la vía eferente más
comprometida, por ejemplo, simpática (hipotensión o vasodepresor),
parasimpática (bradicardia o cardioinhibitoria) (10).
La mayoría de las terapias se enfocan en maniobras para evitar la
acumulación de sangre venosa en miembros inferiores y en incre-
mentar el volumen vascular (10).
tes presenten mejoría, por lo cual para el manejo se debe usar una
combinación de estrategias para mejorar los resultados.
Tratamiento farmacológico
La mayoría de tratamientos farmacológicos (fludrocortisona, mi-
dodrina, B-bloqueadores, piridostigmina, alfa-2-agonistas, modafini-
lo) aún tienen pobre evidencia y no han sido probados en ensayos clí-
nicos aleatorizados, además de tener efectos adversos mal tolerados
por los pacientes (12).
Tratamiento no farmacológico
Inicialmente se deben usar los tratamientos no farmacológicos que
incluyen:
- Retirar medicamentos que empeoren los síntomas (inhibidores
de la receptación de norepinefrina en el caso de STOP, medica-
mentos que causen hipotensión en el caso de SVV).
- Incrementar el volumen sanguíneo aumentando la ingesta de
sal que puede ser hasta 10–12g/d y líquido hasta 2–3L/d según
tolerancia.
- Reducir la acumulación de sangre en el lecho venoso de los
miembros inferiores por medio del uso de medias de gradiente.
- Reducir el desacondicionamiento físico por medio de un pro-
grama de ejercicio estructurado y supervisado.
Efectos del ejercicio en síndrome de taquicardia ortostática postural
Teniendo en cuenta que dentro de la fisiopatología del STOP se
incluye el desacondicionamiento físico, asociado a pobre tolerancia
al ejercicio como una de las causas principales, situación que lleva a
una disminución de la actividad física y empeoramiento del proble-
ma, es de esperarse que el ejercicio se convierta en un elemento cla-
ve a la hora de tratar sujetos con esta patología. Como resultado del
desacondicionamiento, los pacientes con STOP presentan reducción
de la masa del ventrículo izquierdo, del volumen sanguíneo total y
por ende del volumen sistólico. Todos estos aspectos son propensos
de mejoría con ejercicio (12). Igualmente la hiperactividad simpática,
puede regularse gracias a los ajustes autonómicos que se obtienen
como adaptación a un entrenamiento físico (13).
Estas situaciones han sido probadas en un estudios de casos y con-
troles los cuales evidencian que después de tres meses de entrena-
miento, los sujetos con STOP presentan disminución de la frecuencia
cardiaca en intensidades submáximas, mejoría del volumen sistólico
y el volumen sanguíneo total, incremento del consumo de máximo
de oxígeno, mejoría en la frecuencia cardiaca de recuperación, incre-
mento en la sensibilidad del barorreflejo arterial–cardiaco, lo cual se
asocia con disminución de la frecuencia cardiaca en bipedestación y
en ejercicio, llevando de esta forma, a una mayor tolerancia al ortos-
tatismo (14,15).
Existe una estrategia que consiste en la infusión de un litro de
solución salina, en el lapso de una hora, como terapia de rescate en
pacientes clínicamente descompensados y con empeoramiento de
síntomas mostrando una mejoría y disminución de la taquicardia or-
tostática (12). Dicha estrategia se probó en un estudio secuencial para
determinar si condicionaba una mejoría en la capacidad de ejercicio.
Finalmente, se demostró mejoría en la función hemodinámica de re-
poso (aumento en el volumen sistólico y gasto cardiaco, reducción de
la resistencia vascular periférica); pero, al compararlo con el ejercicio
no se lograron beneficios sobre la respuesta cardiovascular o el con-
sumo máximo de oxígeno (16).
Prescripción de ejercicio
Un programa de ejercicio para pacientes con STOP debe ser es-
tructurado, cumplir con los principios de entrenamiento (individua-
lizado, progresivo, continuo) supervisado por profesional calificado
y debe ser practicado de forma regular para poder lograr y mantener
los beneficios derivados de éste.
De acuerdo a la gravedad de los síntomas, para los sujetos que de-
finitivamente no toleren el ortostatismo se recomienda, inicialmente,
ejercicio con restricción de la posición vertical, pudiendo ser útil el
uso de máquinas de remo, cicloergómetros semi-inclinados y nata-
Imágenes tomadas de: Van Dijk N, Quartieri F, Blanc JJ, et al. Effectiveness of Physical
Counterpressure Maneuvers in Preventing Vasovagal Syncope. J Am Coll Cardiol. 2006
Oct 17;48(8):1652-7. Epub 2006 Sep 26.
Conclusión
El ejercicio aeróbico en pacientes con STOP y síncope vasovagal
debe estar incluido en la primera línea de tratamiento, debido a las
adaptaciones fisiológicas que desencadena, a saber, disminución de
la frecuencia cardiaca en intensidades submáximas, aumento del vo-
lumen sistólico y el volumen sanguíneo total, incremento del con-
sumo máximo de oxígeno, mejoría en la frecuencia cardiaca de re-
cuperación, incremento en la sensibilidad del barorreflejo, lo cual
permite una mejoría significativa de los síntomas y mayor tolerancia
al ortostatismo.
Las maniobras de contrapresión están altamente soportadas en la
literatura, y es manifiesto que, para poder realizarlas de forma exi-
tosa, se debe contar con adecuada fuerza y masa muscular, por lo
cual el entrenamiento muscular se hace mandatorio en los sujetos
con síncope vasovagal, haciendo énfasis en entrenar grandes grupos
musculares de las extremidades al igual que, la musculatura de la
zona central o core.
Referencias
Introducción
El 8 al 10% de las personas presentarán al me-
nos una crisis epiléptica (CE) en la vida, pero
solo del 2 al 3% desarrollará epilepsia pos-
teriormente. La epilepsia es una enfermedad
cerebral que se caracteriza por una predis-
posición duradera para generar CE, y por las
consecuencias neurobiológicas, cognitivas,
psicológicas y sociales de la condición. Ac-
tualmente, la definición operacional de la epi-
lepsia requiere que el paciente presente dos
CE no provocadas separadas por un período
mayor de 24 horas, o que presente una CE no
provocada con un riesgo de recurrencia mayor
del 60% a diez años, o que se presente con un
síndrome epiléptico. Por tal razón, no todo pa-
ciente que se presente con una primera CE no
provocada tendrá un diagnóstico de epilepsia.
En este capítulo se pretende dar un abor-
daje práctico al médico general con el fin de
mejorar la atención de los pacientes con una
primera CE no provocada.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
140 La Visión del Residente
Definiciones
Epilepsia: al menos una de las siguientes.
1. Presencia de dos CE no provocadas (o reflejas) separadas por
un período mayor de 24 horas.
2. Presencia de una CE no provocada (o refleja) con un riesgo de
recurrencia mayor del 60% a 10 años.
3. Presencia de un síndrome epiléptico.
Clasificación de primera CE:
1. CE provocada: causada por tóxico, medicamento, factores me-
tabólicos etc. (abstinencia al alcohol, abstinencia a barbitúricos
o benzodiacepinas, hiponatremia, hipocalcemia, hipo o hiper-
glicemia, cocaína, anfetaminas, tramadol, imipenem, teofilina
o bupropion).
2. CE sintomática aguda: causada por injuria cerebral aguda como
infarto/hemorragia cerebral, trauma encéfalo craneal (TEC),
meningitis/encefalitis.
3. CE sintomática remota: causada por injuria cerebral preexis-
tente como infarto/hemorragia cerebral, TEC, meningitis/ence-
falitis.
4. CE asociada con un síndrome epiléptico.
5. Otras de etiología indeterminada.
Crisis provocada: CE que ocurre en estrecha relación temporal
con una injuria aguda del sistema nervioso central (SNC). El interva-
lo entre la injuria y la CE varía dependiendo de la condición clínica
que la ocasione.
Crisis no provocada: CE que ocurre en la ausencia de una condi-
ción clínica potencialmente responsable de la misma, o que ocurre
por fuera del tiempo estimado de una injuria cerebral para catalogarla
como una crisis provocada.
Crisis provocada en el contexto de injuria cerebral previa: pu-
diera ocurrir un escenario particular, en el que un paciente con una
injuria cerebral previa como infarto/hemorragia cerebral, TEC o me-
ningitis/encefalitis presentara una primera CE. En el contexto de
alguno de los antecedentes descritos, la crisis se catalogaría como una
CE sintomática remota. No obstante, pudiera ocurrir una primera CE
en un paciente con una hemorragia cerebral aguda y un antecedente
de una encefalomalacia post-traumática y, en este contexto, la CE se
debe clasificar como aguda sintomática.
Crisis refleja: es una crisis provocada pero que se caracteriza por
una predisposición duradera para generar CE (ej. estímulo de luz) y,
por este motivo, entra dentro de la definición de epilepsia expuesta
anteriormente.
CE No provocada
Una vez descartadas alteraciones estructurales agudas del SNC,
metabólicas, tóxicas e infecciosas, la primera CE se puede catalogar
como una primera CE no provocada, y se deberá proceder a evaluar
el riesgo de recurrencia con el fin de valorar la posibilidad de, si esa
primera CE, puede o no corresponder a un diagnóstico de epilepsia
en primera instancia.
Conclusiones
El diagnóstico de una primera CE no provocada es frecuente y se
debe abordar de la manera más práctica con el fin de dar información
precisa y clara al paciente y la familia. Se deben tener en cuenta diag-
nósticos diferenciales como síncope, infarto cerebral agudo, isque-
mia cerebral transitoria, migraña y crisis psicógenas no epilépticas.
Inicialmente, es necesario descartar la presencia de CE provocadas y
sintomáticas agudas con el objetivo de dar un manejo específico a la
afección que las esté causando. Posteriormente, al descartar causas
reversibles, se deben solicitar estudios de neuroimagen y EEG para
evaluar el riesgo de recurrencia y ver la posibilidad de realizar diag-
nóstico de epilepsia posterior a la primera CE no provocada e iniciar
el MAC correspondiente.
Lecturas recomendadas
PASO 1
¿Es una cefalea primaria o secundaria?
Primarias Secundarias
Moderado a Severo
Migraña Refractaria
dosis usual 6mg sc o AINES
500–1000mg
50–100mg vía • Ergotamínicos
vía oral
(máximo oral (Máximo + cafeína 1mg
4000mg/día) 12mg vía oral
• ASA 975– subcutáneo o
1000mg vía 200mg/día vía
oral (máximo oral )
4000mg/dia) • Zolmitriptán
• Ibuprofeno 5mg spray
400mg vía nasal (máximo
oral dosis
10mg/día)
(máximo
2400mg/día) • Naratriptán
• Naproxeno 2.5mg vía oral
500mg vía (máximo 5mg/
oral (máximo día)
1375mg/día)
• Diclofenaco
75mg
Dosis
recomendada
Medicamento Guía Precauciones
Colombiana
(10)
Ácido valproico 500–1000 Aumento de peso, temblor, alopecia, deterioro función he-
mg/día pática, malformaciones fetales, pancreatitis
Amitriptilina 25–50 Arritmias, aumento de peso, boca seca, fatiga, visión bo-
mg/día rrosa, estreñimiento
Nivel de
Medicamento Dosis
recomendación
Ibuprofeno 200 – 800mg A
Naproxeno 375 – 550mg A
Acetaminofén 1000mg A
Diclofenaco 12.5 – 100mg A
Ketoprofeno 25mg A
Aspirina 500 – 1000mg A
Combinación cafeína + analgésico 65 – 200mg B
Clasificación
La HIC se puede clasificar en primaria y se-
cundaria.
Primaria: Corresponde aproximadamente
al 70–80% de los casos, puede ser por HTA,
que produce ruptura espontánea de las arte-
riolas penetrantes (aneurismas de Charcot
Bouchard), o por angiopatía amiloidea (depó-
sito de amiloide en los vasos), la cual está pre-
sente en el 50% de las personas mayores de
70 años. La HIC primaria puede ser lobar o no
lobar, y supra o infratentorial. La localización
más frecuente de la HIC hipertensiva es el pu-
támen (46%), seguida del tálamo, la sustancia
blanca subcortical, el puente y el cerebelo (fi-
gura 1), y en pocos casos puede ser ventricular
primaria (2%) (2).
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
160 La Visión del Residente
Diagnóstico
Los pacientes con HIC generalmente se presentan con cefalea, vó-
mito, hipertensión arterial y deterioro del estado de consciencia, el
cual puede ser súbito, o puede instaurarse en el transcurso de pocas
horas. Más del 20% de los pacientes experimentan una disminución
de dos o más puntos en la escala de coma de Glasgow (ECG) pocas
horas después del ingreso al servicio de urgencias, y entre el 15–23%
de los pacientes tienen aumento del tamaño del hematoma.
La tomografía de cráneo (TAC) simple es muy sensible y específica
para el diagnóstico. El volumen del hematoma se puede estimar en
una TAC usando la regla ABC/2, donde A es el diámetro máximo del
hematoma en un corte axial, B es el diámetro máximo perpendicular
a A en un corte axial, y C es el diámetro cefalocaudal medido en un
corte coronal; se multiplican estos valores en centímetros y luego se
divide en 2 (figura 2)
La resonancia magnética cerebral (RMN) es también un estudio
sensible para la detección de HIC, pero, por lo general, no ofrece in-
formación adicional en el momento agudo. Se utiliza más como una
herramienta para tratar de determinar la causa subyacente del san-
grado, cuando se sospecha secundario a lesiones como malformacio-
nes vasculares o tumores.
La angiotomografía de cráneo es muy sensible para identificar
anormalidades vasculares, y detectar el “spot sign” (3), el cual con-
siste en la extravasación del contraste durante la angiografía, e indica
que habrá expansión del hematoma, se asocia con pobre pronóstico y
aumento de la mortalidad (figura3).
Figura 1 Localizaciones más frecuentes de la HIC hipertensiva
Putamen (A), tálamo (B), sustancia blanca subcortical (C), puente (D), cerebelo (E). Las hemorragias talá-
micas y subcorticales a menudo se extienden a los ventrículos (B Y C). La angiopatía amiloidea, el abuso
de drogas o las malformaciones vasculares ocasionan hemorragias lobares (F). Tomado de: Stroke and
Vascular Neurology 2017;00:e000047. doi:10.1136/svn-2016-000047
Volumen =
Volumen =
Volumen =
A: Diámetro AP. B: Ancho. C: Altura (medir en proyección coronal). Fórmula: AxBxC/2. Tomado de:
Quantifying volume of intracerebral, subdural and extradural hemorrhage: As easy as ABC/2. Doi.10.1594/
ranzcr2014/R-0129
Figura 3
Manejo
La estabilización de la vía aérea, la respiración, y la circulación
(ABC) son esenciales para prevenir la lesión cerebral secundaria y
debe ser lo primero que se haga.
Hipertensión arterial
La presión arterial elevada se asocia con expansión del hemato-
ma. Hay dos ensayos muticéntricos randomizados, prospectivos (IN-
TERACT 2 y ATACH 2) que han demostrado que la disminución tem-
prana de la presión arterial sistólica (PAS) a menos de 140 mmHg, es
segura (4,5).
Las guías de la AHA/ASA del 2015 para el manejo del HIC es-
pontáneo, recomiendan para los pacientes que se presentan con pre-
sión arterial entre 150–200 mmHg, la disminución de la PAS a 140
mmHg, este valor ha demostrado ser seguro y efectivo para mejorar
el pronóstico funcional de los individuos (6). La meta para los pa-
cientes que se presentan con PAS superior a 220 mmHg es menos
clara, y en esos casos la disminución de la presión arterial requiere
una monitorización más estrecha.
Los bloqueadores de los canales de calcio intravenosos (ejemplo,
nicardipino) y los ß-bloqueadores (ejemplo, labetalol), son la elec-
ción para disminuir la presión arterial, porque tienen vidas medias
cortas y se pueden titular fácilmente. Deben evitarse los nitratos
porque producen vasodilatación cerebral y elevan la presión intra-
craneana (PIC). Los antihipertensivos orales deben iniciarse lo más
pronto posible, se recomiendan los inhibidores de la enzima con-
vertidora de angiotensina (IECAS), los antagonistas del receptor de
angiotensina II (ARA II), y los bloqueadores de los canales de calcio,
como primera y segunda línea de tratamiento. La espironolactona y
los a-/ß- antagonistas pueden ser usados en tercera y cuarta línea de
tratamiento. Las tiazidas pueden causar hiponatremia y empeorar el
edema cerebral en pacientes con hematomas grandes, por lo cual se
deberían usar con precaución.
En el momento agudo, la presión arterial puede ser más resisten-
te al tratamiento por el efecto simpaticomimético, pero días después
puede ser necesaria la disminución de la dosis de los antihipertensi-
vos para evitar la hipotensión.
Alteraciones en la coagulación
Entre el 12–20% de los pacientes que se presentan con HIC es-
tán tomando anticoagulantes orales. La mortalidad en estos pacientes
puede llegar a ser del 65%. La primera medida que se debe tomar es
la suspensión inmediata de estos medicamentos y a continuación re-
versar su efecto según se indica a continuación (2). Ver figura 4.
• Antagonistas de la vitamina K (Warfarina): Si el INR es mayor
de 1,4, dar vitamina K 10 mg IV, asociado a complejo concen-
trado protrombínico (PCCs), como el octaplex, el cual se prefie-
re al plasma fresco congelado (PFC) porque corrige en menos
tiempo el INR, y no acarrea las complicaciones relacionadas
con el uso del PFC, como la transmisión de infecciones asocia-
das con la transfusión, o la sobrecarga de volumen. Si se repite
el INR 15–60 minutos luego de la administración del PCC y
• Vitamina K 10 mg IV y si
• INR 2 2,5: octaplex* 0,9_1,3 ml/kg
_ • ¿Ingestión hace • ¿Ingestión hace
2 horas?: Carbón 2 horas?: Carbón
• INR 2,5 3: octaplex 1,3_1,6 ml/kg
_
activado activado
• INR 3 3,5: octaplex 1,6_1,9 ml/kg
_
• Idarucizumab 2,5 g IV • PCC 25_50 U/kg
• INR >3,5: octaplex >1,9 ml/kg cada 10 min x 2
• Repetir INR a 1 hora, 6 horas y 24 • Si no es posible
horas y si INR>1,5: 2_4 U de PFC Idarucizumab: PCC
(cada unidad de PFC tiene 200 cc) 25_50 U/kg
• Si INR >1,5 a 6 horas: repetir • Considerar diálisis
vitamina K 10 mg IV emergente si falla
renal
* La dosis unitaria de octaplex no debe exceder las 3.000 U.I. (120 ml de octaplex)
Pronóstico
Los pacientes con angiopatía amiloidea, con hemorragias lobares,
ancianos, y con uso de anticoaugulantes, tienen mayor riesgo de re-
currencia del sangrado.
El score de Hemphill se desarrolló para predecir la mortalidad a
treinta días de los pacientes con hematomas intracerebrales, y es fre-
cuente su uso en la práctica clínica (tabla próxima) (10); sin embargo,
ninguno de los modelos de predicción existentes, se ha demostrado
completamente confiable.
Mortalidad a 30 días:
Score 0: 0%
Score 1: 13%
Score 2: 26%
Score 3: 72%
Score 4: 97%
Score 5: 100%
Score 6: 100%
Referencias
Caso Clínico
• Paciente de 17 años de edad, género masculino
• Víctima de dos HPAF hace aproximadamente una hora: Orifi-
cios de entrada en arco cigomático derecho y pabellón auricu-
lar derecho
• Posteriormente hipotenso, dolor cervical intenso y plejía de
miembros superiores y miembro inferior derecho, conservando
movilidad de miembro inferior izquierdo con fuerza 3+.
• Sin signos duros de lesión vascular o esofágica
• Tacto rectal: Ausencia de sensibilidad perianal y atonía del es-
fínter, reflejo bulbocavernoso ausente.
Nivel C4 Nivel C5
Miotoma Evaluación
C5 Flexión del codo
C6 Extensión de la muñeca
C7 Extensión del codo y los dedos
C8 Flexión de los dedos
T1 Abducción del quinto dedo
L2 Flexión de la cadera
L3 Extensión de la rodilla
L4 Dorsiflexión del pie
L5 Extensión del Hallux
S1 Flexión plantar
Segmentos cervicales
Figura 1
A. = Lesión completa: Ausencia de función motora o sensitiva en los segmentos sacros S4–S5.
B. = Lesión incompleta: Se preserva la sensibilidad pero no la función motora por debajo del
nivel neurológico incluyendo los segmentos sacros S4-S5. No se conserva ninguna fun-
ción motora más de tres niveles por debajo del nivel motor.
C. = Lesión incompleta: La función motora por debajo del nivel neurológico se preserva, sin
embargo más de la mitad de los músculos clave por debajo de dicho nivel tienen una fuerza
muscular menor de tres, es decir, no es antigravitatorio, la función motora en los segmen-
tos sacros inferiores se conserva manifestado por contracción voluntaria del esfínter anal
y la sensibilidad en estos segmentos es normal.
D. =Lesión incompleta: La función motora por debajo del nivel neurológico se preserva, con
más de la mitad de los músculos claves por debajo del nivel neurológico con una fuerza de
3 o mayor (Capacidad de vencer la gravedad).
E. = Normal: La función sensitiva y motora son completamente normales. Sólo debe ser re-
servado para pacientes con lesión medular, su descripción universal en el examen físico
de un paciente sin lesión medular es equivoca.
*Las lesiones incompletas incluyen un amplio espectro de funciones residuales infralesionales que van
desde una función sacra mínima a una función cercana a lo normal. Tomado de: http://asia-spinalinjury.org
Neuroprotección
Pocos tópicos generan tanta controversia en lesión medular trau-
mática, como el uso de esteroides como medida neuroprotectora.
Hasta el momento, la literatura se centra en los reconocidos estudios
NASCIS (National Acute Spinal Cord Injury Study Trials). Los resul-
tados de los tres ensayos clínicos disponibles son variables, con un
factor común, definido por el aumento de las tasas de neumonía, sep-
sis, hemorragia gastrointestinal, SDRA y muerte entre los pacientes
tratados con esteroides. En un análisis posterior se encontró una mo-
desta mejoría a los seis meses, entre pacientes con lesiones incomple-
tas tratados con metilprednisolona; pero esto, no fue documentado
al año de seguimiento. Las guías actuales de la Sociedad Americana
de Neurocirugía (AANS) no recomiendan el uso de esteroides para
lesión traumática de la médula espinal, sin embargo se debe aclarar
que tampoco existen estudios aleatorizados carentes de limitaciones
que demuestren, con alto grado de evidencia que estén contraindica-
dos; por lo cual, su uso debe ser sopesado cuidadosamente en cada
caso. Existe un papel hipotético de mejoría neurológica entre pacien-
tes con trauma raquimedular cerrado, lesiones incompletas definidas
por ASIA dentro de las primeras ocho horas de lesión. Las dosis es-
tablecidas hasta el momento son adaptadas del protocolo NASCIS II
con una dosis de carga de 30 mg/kg IV de metilprednisolona seguido
de 5.4 mg/kg/H por 23 horas.
Pronóstico del paciente que sufre lesión medular. ¿De qué de-
pende?
El grado de compromiso neurológico medido por la escala de
ASIA, el nivel de la lesión, y la apariencia del cordón medular en
la RNM son los principales indicadores pronósticos, después de la
lesión traumática de la medula espinal. Aproximadamente 85% de
los pacientes con lesiones definidas como ASIA A no recuperarán la
función motora, del 15% que mejoran sólo 3% tendrá una función
motora útil. Más de la mitad de los pacientes con ASIA B (54%), y la
gran mayoría (86%) de los pacientes con ASIA C–D tendrán recupe-
ración, de allí la importancia de la intervención temprana en este tipo
de pacientes.
La mortalidad es mayor en los primeros seis a doce meses después
de la lesión, las principales causas de muerte son la falla respiratoria,
embolismo pulmonar, enfermedad cardiovascular y la sepsis. Los pa-
cientes mayores, con lesiones cervicales altas y déficits neurológicos
más graves se asocian a una mortalidad más temprana.
Bibliografía
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muestras de aspirado con aguja fina, sino también para aquellos que a
menudo son diagnosticados como “indeterminados para malignidad”
(la llamada “zona gris”). Estos últimos sub-clasificados en las catego-
rías diagnósticas de: atipia de significado indeterminado (AUS), le-
sión folicular de significado indeterminado (FLUS), neoplasia folicu-
lar (FN), sospechoso para una neoplasia folicular (SFN) y sospechoso
de malignidad (SFM) (10,11).
En los últimos años, TBSRTC ha encontrado aceptación interna-
cional generalizada, y ha contribuido significativamente al manejo de
los nódulos tiroideos, por aumentar la calidad y reproducibilidad del
reporte de citología de tiroides. Además, el uso de TBSRTC ha sido
respaldado por la American Thyroid Association (ATA) como parte
de las directrices revisadas ATA de 2015.
A la luz de los avances y desarrollos recientes en el campo de la
enfermedad tiroidea, hay una segunda edición de TBSRTC; resumen
de este esfuerzo y las recomendaciones del panel fueron presentados
en un simposio titulado “TBSRTC: Pasado, presente y futuro” en el
Congreso Internacional de Citología celebrada en Yokohama, Japón
(2016). Los Doctores Syed Ali, Edmund Cibas y Philippe Viehl pro-
pusieron la formación de un panel de citopatólogos, patólogos y un
cirujano endocrino para evaluar la literatura disponible y proponer
modificaciones útiles a TBSRTC. Los temas que abordaron inclu-
yen criterios citomorfológicos para Clasificación FNA (aspiración con
aguja fina), terminología de informes, ROM (riesgo de malignidad)
implícita para cada categoría de diagnóstico, y los cambios debidos a
la recientemente descrita neoplasia folicular de tiroides no invasiva
con características nucleares papilares (NIFTP) (10,11).
Las seis categorías originales se han conservado en la revisión de
2017 (segunda edición) y los capítulos dedicados a estas categorías
ahora se han expandido y refinado sus definiciones, criterios morfo-
lógicos y notas explicativas.
Sistema Bethesda 2017 (segunda edición), para reporte de cito-
logía de tiroides, categorías de diagnóstico recomendadas (11,12):
I No diagnóstico o insatisfactorio
Sólo liquido quístico
Virtualmente acelular
Otros (oscurecido por sangre, artefacto de coagulación, artefacto de secado, etc.)
II Benigno
Consistente con nódulo folicular benigno (nódulo adenomatoide, nódulo coloide, etc.)
Consistente con tiroiditis linfocítica crónica (Hashimoto) en un contexto clínico adecuado
Consistente con tiroiditis granulomatosa (subaguda)
Otros
III Atipia de significado indeterminado o lesión folicular de significado indeterminado
IV Neoplasia folicular o sospechoso de neoplasia folicular
Especificar si es de tipo oncocítico (Células de Hürthle)
V Sospechoso de malignidad
Sospechoso de carcinoma papilar de tiroides
Sospechoso de carcinoma medular de tiroides
Sospechoso de carcinoma metastásico
Sospechoso de linfoma
Otro
VI Maligno
Carcinoma papilar de tiroides
Carcinoma pobremente diferenciado
Carcinoma medular de tiroides
Carcinoma indiferenciado (anaplásico)
Carcinoma escamocelular
Carcinoma con formas mixtas (especificar)
Metástasis
Linfoma No-Hodgkin
Otro
Riesgo de Riesgo de
Categoría diagnóstica malignidad si malignidad si Manejo habitual
NIFTP ≠ CA (%) NIFTP = CA (%)
Benigno
Se aplica a una muestra citológica que es adecuada para la evalua-
ción y consiste en células foliculares coloidales de apariencia benig-
na en proporciones variables. La categoría benigna abarca una amplia
variedad de lesiones que pueden incluir origen inflamatorio, hiper-
plásico, coloide y nódulos neoplásicos benignos. Representa aproxi-
madamente el 70% de los casos de FNA tiroidea y se asocia con un
riesgo muy bajo de malignidad (0–3%). Lesiones inflamatorias, como
tiroiditis de Hashimoto, generalmente son reconocidos fácilmente
por la PAAF tiroidea y se puede realizar un diagnóstico específico
en el entorno clínico adecuado. El manejo clínico recomendado es el
seguimiento en serie (clínico y ecográfico). La ATA recomienda que
el seguimiento debe ser determinado por la estratificación del ries-
go basada en el patrón de ultrasonido (US): (A) Nódulos con patrón
ecográfico altamente sospechoso: repetir FNA guiada por US en 12
meses. (B) Nódulos con patrón sospechoso bajo a intermedio: repita
US en 12–24 meses. Si hay evidencia de crecimiento o desarrollo de
nuevos con características ecográficas sospechosas, la FNA podría re-
petirse o la observación continuar y repetir US con FNA en caso de
crecimiento continuo; (C) Nódulos con muy baja sospecha: la utili-
dad de la vigilancia US es limitado. Si se repite US debe hacerse en
más de 24 meses (11,12).
Maligno
Esta categoría se usa cuando las características citomorfológicas
son concluyentes para malignidad e implica que la muestra es ade-
cuada para la evaluación. El BSRTC 2017 ha modificado la definición
y criterios para casos de carcinoma papilar de tiroides (PTC) que per-
tenecen a la categoría malignas. Para evitar falsos positivos debido al
NIFTP, sugiere limitar el uso de esta a casos con características “clá-
sicas” de PTC (papilas verdaderas, cuerpos de psammoma, pseudoin-
clusiones nucleares, etc.). La consulta quirúrgica se recomienda para
pacientes con una interpretación FNA que es concluyente para PTC.
La decisión de realizar una cirugía y la extensión de cirugía (lobec-
tomía versus tiroidectomía total) dependen de la edad del paciente,
el estado general de salud, el tamaño y las características ecográficas
del tumor. Un diagnóstico citológico de PTC casi siempre conduce a
cirugía de tiroides (11,12).
En conclusión, desde su inicio, la citología por aspiración con agu-
ja fina tiroidea ha sido una herramienta efectiva para la evaluación
de nódulos tiroideos y enfermedades de la tiroides. En las últimas
décadas, la implementación de FNA guiada por ultrasonido junto con
una buena formación y citopatólogos con experiencia en el campo y
el aumento precisión de la PAAF tiroidea, ha resultado en una reduc-
ción en el número de tiroidectomías realizadas por enfermedad be-
nigna de tiroides. Con el sistema Bethesda se ha logrado un informe
estandarizado para la mayoría de los aspectos de la citología tiroidea
logrando una interpretación adecuada y un algoritmo para el manejo
clínico.
Referencias
Definición
El término delirium proviene del latín delira-
re, que significa salirse o desviarse del surco
o camino. Es un cuadro caracterizado por al-
teración de la consciencia, específicamente la
fluctuación de la misma, asociado a cambios
en la atención, cognición, actividad psicomo-
tora y el ciclo sueño vigilia.
Epidemiología
Es, probablemente, el síndrome psiquiátri-
co más común en un hospital general. El 10%
de los pacientes hospitalizados lo presentan
y el 85% de los pacientes en unidad de cui-
dados intensivos; 89% de los pacientes que
presentaron estupor profundo o coma presen-
tarán delirium.
En poblaciones especiales como los pacien-
tes oncológicos, la incidencia del delirium va
desde el 43% hasta el 85% en fases termina-
les, haciéndolo uno de los trastornos más co-
mórbidos del cáncer. Los pacientes con tras-
plantes hematopoyéticos tienen un riesgo del
50% de desarrollar delirium.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
204 La Visión del Residente
Factores de riesgo
Los factores de riesgo para delirium se dividen en modificables y
no modificables. De los no modificables, los cuatro principales facto-
res son la edad, deterioro cognitivo basal, severidad de las patologías
de base y antecedente de trastorno mental.
En la tabla 1 se listan varios factores de riesgo para presentar de-
lirium. Por cada año luego de los 50 años, este riesgo aumenta en un
10%.
Neurotransmisores
Cuadro clínico
Se ha descrito una fase previa a la instauración del delirium donde
predomina la inquietud motora, cambios en el estado del ánimo con
predominio de la irritabilidad, ansiedad y alteraciones del sueño
como insomnio.
El paciente con delirium se presenta con alteraciones en la atención
y fluctuación en el estado de conciencia a lo largo del día, asociado
a deterioro en la orientación, lenguaje, habilidad viso-espacial y sen-
sopercepción.
• Atención: Disprosexia o hipoprosexia.
• Cognición: Distorsiones perceptuales, deterioro de la memo-
ria, pensamiento abstracto, comprensión, función ejecutiva y
orientación.
• Emociones: Puede haber miedo, ansiedad o irritabilidad.
• Ritmo circadiano: Fragmentación del sueño e inversión del ci-
clo sueño vigilia.
El delirium se clasifica como hiperactivo cuando hay predominio
de síntomas motores como agitación e inquietud, que se correlaciona
con un puntaje en la escala de escala de sedación y agitación Rich-
mond (RASS por sus siglas en inglés) mayor a 2, hipoactivo cuando
hay ausencia de síntomas motores con una RASS menor a -1 o mixto
cuando hay fluctuación en los síntomas motores; este último subtipo
es el más común.
Diagnóstico
Existen muchas herramientas diagnósticas para delirium; sin em-
bargo, el diagnóstico es principalmente clínico. El Manual Diagnós-
tico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su quinta edición
(DSM–5 por sus siglas en inglés) propone los siguientes criterios diag-
nósticos:
a. Una alteración de la atención (p. ej., capacidad reducida para
dirigir, centrar, mantener o desviar la atención) y la conciencia
(orientación reducida al entorno).
b. La alteración aparece en poco tiempo (habitualmente unas ho-
ras o pocos días), constituye un cambio respecto a la atención
y conciencia iniciales y su gravedad tiende a fluctuar a lo largo
del día.
c. Una alteración cognitiva adicional (p. ej., déficit de memoria,
de orientación, de lenguaje, de la capacidad visoespacial o de
la percepción).
d. Las alteraciones de los criterios a y c no se explican mejor por
otra alteración neurocognitiva preexistente, establecida o en
curso, ni suceden en el contexto de un nivel de estimulación
extremadamente reducido, como sería el coma.
e. En la anamnesis, la exploración física o los análisis clínicos se
obtienen evidencias de que la alteración es una consecuencia
fisiológica directa de otra afección médica, una intoxicación o
una abstinencia por una sustancia (p. ej., debida a un consumo
de drogas o a un medicamento), una exposición a una toxina o
se debe a múltiples etiologías.
Algunos autores definen como situaciones específicas en las que
cabe realizar un tamiz para delirium: el ingreso a unidad de cuidados
intensivos, la presencia de cáncer de pulmón y posterior a un tras-
plante de médula ósea.
El minimental es una herramienta que podría orientar hacia deli-
rium pero que no tiene un buen rendimiento y por ello se sugiere el
uso de otras escalas más específicas como el Confussion Assessment
Method (CAM), su versión para UCI y la DRS98.
En general, siempre buscar cuando se sospecha delirium:
a. Comienzo agudo a subagudo: entre días a semanas
b. Fluctuación del estado de consciencia: varía a lo largo del día e
incluso a lo largo de la entrevista
c. Alteraciones en la atención: disprosexia (distractibilidad) o hi-
poprosexia (inatención)
d. Desorientación
Tratamiento y prevención
El clínico puede basarse en las guías NICE (National Institute for
Health and Care Excellence) para la prevención de delirium. En ellas
recomiendan:
a. Reconocer población con factores de riesgo para delirium al
ingreso de la hospitalización
b. Poner a disposición del paciente reloj y calendario en la
habitación
c. Adecuada iluminación dentro de la habitación pero también
asegurar oscuridad durante la noche (promover ciclo sueño/
vigilia)
d. Reorientar frecuentemente por parte de visitantes y personal
asistencial
e. Facilitar visitas frecuentes de familiares y amigos de ser posible
f. Vigilar estado de hidratación y presencia de constipación
g. Asegurar correcta saturación de oxígeno
h. Vigilar signos tempranos de infección
i. Analgesia exitosa
j. Promover movilización, incluso en cama
k. Mantener únicamente los medicamentos estrictamente
necesarios
l. Permitir el uso de ayudas audiovisuales si el paciente las utili-
za normalmente
Otra acción importante es tener actualizada la lista completa de
medicamentos que recibe el paciente para identificar cambios en dosis
y el subconjunto con potencial deliriogénico (efecto anticolinérgico).
Estos son algunos de los medicamentos deliriogénicos comunes:
Medicamentos delirogémicos comunes
Antihistamínicos Difenhidramina, hidroxicina
Esteroides Dexametasona, prednisona
Antieméticos Metoclopramida
Antidepresivos Tricíclicos (amitriptilina, imipramina)
Ansiolíticos Benzodiacepinas (alprazolam, diazepam, midazolam, lorazepam)
Analgésicos Opioides (excepto hidromorfona)
Antibióticos Betalactámicos, fluoroquinolonas, gentamicina, vancomicina
Antiparkinsonianos Levodopa
Cardiovasculares Beta bloqueadores, digoxina, inhibidores de la enzima convertidora
de angiotensina, warfarina
Tratamiento no farmacológico
Busca controlar todos los factores de riesgo para delirium. Se basa
en vigilar y corregir la desnutrición, deshidratación, hipoxia y tras-
tornos electrolíticos. También busca evitar en lo posible los medi-
camentos con potencial anticolinérgico, por ser deliriogénicos. Si se
van a utilizar opioides como analgésicos, tratar de rotarlos o utilizar
hidromorfona. Se debe buscar la preservación del ciclo de sueño y
vigilia normales y retirar dispositivos médicos e inmovilizadores lo
más rápido posible. En caso de que el paciente utilice alguna ayuda
como audífonos o lentes, se le debe permitir el acceso a los mismos.
En ocasiones puede ser difícil, como en el contexto de una unidad
de cuidados intensivos, pero se debe tratar de reducir el aislamiento
y se debe dar educación a la familia continuamente para que orienten
con frecuencia y estimulen al paciente durante las visitas. Todo esto
debe estar complementado por terapia ocupacional y terapia física.
Tratamiento farmacológico
Principalmente se utilizan los antipsicóticos a bajas dosis, tanto
típicos como atípicos aunque hay otras opciones terapéuticas como la
dexmedetomidina, el ácido valpróico y el ramelteon. Los inhibidores
de la colinesterasa como la rivastigmina no han mostrado buenos re-
Bibliografía
Luisa Fernanda
Introducción Naranjo Pérez
Residente segundo año
La enfermedad mental de las personas revis- Psiquiatría
Universidad Pontificia
te importancia singular. Cada vez es más fre- Bolivariana
Antidepresivos
Los antidepresivos, tal vez, sean los me-
dicamentos psiquiátricos más comúnmen-
te prescritos. Como su uso es amplio, debe
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
212 La Visión del Residente
Antidepresivos atípicos
Bupropion
Es un inhibidor de la recaptación de noradrenalina y dopamina. Es
un medicamento con un perfil farmacológico único. Es un inhibidor
débil del trasportador de dopamina (DAT) y del NET, por lo tanto su
mecanismo de acción se da por aumento de la dopamina y la norepi-
nefrina (1,2).
Su utilidad es mayor en depresiones atípicas, cuando hay una dis-
minución de los síntomas afectivos positivos (1,2). También se ha
usado para el tratamiento de la adicción a la nicotina, debido a la
ocupación del DAT en el núcleo accumbens (2).
Viene en comprimidos de liberación prolongada de 150 y 300mg.
Su dosis oscila entre los 150 y los 450mg/día (3).
Los efectos adversos más comunes son: insomnio, cefalea, ansie-
dad, náuseas, vómito e hiporexia. Precaución en pacientes con tras-
tornos convulsivos, ya que disminuye el umbral y está contraindica-
do en pacientes con anorexia nerviosa (2,4).
Las indicaciones aprobadas por la FDA son: trastorno depresivo
mayor, trastorno afectivo estacional, adicción a la nicotina, depre-
sión bipolar, TDAH y disfunción sexual (2,4).
Conclusiones
Los medicamentos en psiquiatría, han causado un cambio radical
en el tratamiento de los pacientes con enfermedad mental. Además
de que permiten disminuir la morbimortalidad asociada a las enfer-
medades psiquiátricas, es importante tener en cuenta que debido a
que los trastornos del ánimo y los trastornos psicóticos son los más
frecuentes, los médicos generales, deben tener un conocimiento ge-
neral de los medicamentos pertenecientes a los grupos anteriormen-
te descritos, tanto para realizar un tratamiento oportuno, como para
realizar una adecuada detección, seguimiento y tratamiento de los
potenciales efectos adversos.
Referencias
Meisser Alberto
López Córdoba
Cirujano de mano y miembro
superior, Administrador de
servicios de salud, Maestría
La mano y muñeca son las áreas del cuerpo en telemedicina, Docente
que con mayor frecuencia sufren lesiones en Universidad de Antioquia.
Lesiones de flexores
Es imprescindible tener un conocimiento
básico de la anatomía del mecanismo flexor
y las estructuras anatómicas más relevantes
para sospechar los diferentes diagnósticos.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
236 La Visión del Residente
Lesiones de extensores
Es importante conocer algunos detalles del mecanismo extensor
para entender las lesiones.
Al llegar a la articulación metacarpofalángica, el mecanismo ex-
tensor se divide en una bandeleta central, cuya función es la exten-
sión interfalángica proximal, que se inserta en la base de la falange
media; y dos bandeletas laterales, que convergen hacia la zona distal
de la falange media y se insertan en la base de la falange distal, cuya
función es la extensión de dicha falange.
De acuerdo con la zona en que se presente la lesión, ésta tendrá
una deformidad específica:
Deformidad en botonera: Corresponde a una lesión de la bande-
leta central y se presenta como una flexión interfalángica proximal
y ausencia de extensión activa. Cursa además con dolor y edema de
esta área.
Una vez hecho el diagnóstico la inmovilización se hace mante-
niendo la extensión de la interfalángica proximal y se remite.
Dedo en martillo: Esta lesión puede corresponder a una lesión
avulsiva de la inserción distal del extensor en la falange distal o a una
fractura articular del dorso de la base de la falange distal. El mecanis-
mo de trauma es la flexión forzada de la interfalángica distal, ya sea
por flexión activa o por contusión del pulpejo en dirección de flexión.
El manejo inmediato es la inmovilización en hiperextensión de la
falange distal. Ésta se mantiene durante seis a ocho semanas 24 horas
al día. Es de suma importancia que la inmovilización no se retire,
puesto que la flexión de la falange implica iniciar de nuevo el perío-
do de inmovilización; por lo tanto, si es necesario retirar la férula en
algún momento, se debe mantener la extensión de la falange distal.
Figura 4 Lesión tendinosa (imagen superior) y fractura del dorso de
la base de la falange distal (imagen inferior)
Lesión de la inserción del extensor en dorso falange distal o fractura del dorso de la falange
Bibliografía
Definición
El Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología (American
College of Obstetricians and Gynecologists – ACOG) en el programa
reVITALize define hemorragia postparto como la pérdida sanguínea
acumulada mayor o igual a 1.000 ml, o pérdidas sanguíneas menores
acompañadas de signos y síntomas de hipovolemia dentro de las pri-
meras 24 horas, independiente de la vía del parto (4).
El Colegio Real de Obstetricia y Ginecología (Royal College of Obs-
tetricians and Gynaecologists – RCOG) aún utiliza definiciones más
clásicas de HPP, como la pérdida mayor de 500 ml luego de un parto
vaginal o 1000 ml luego de una cesárea (5).
Esta HPP se puede clasificar como HPP primaria cuando se presen-
ta en las primeras 24 horas luego del parto o HPP secundaria cuando
se presenta luego de las 24 horas hasta 12 semanas postparto (5).
Etiología
Las etiologías de la HPP clásicamente se dividen en cuatro cate-
gorías diferentes, conocidas como las cuatro Ts: tono, traumatismo,
tejido y trombina (ver tabla 1). El tono se refiere a una contracción
insuficiente del útero durante y después del parto, lo que lleva a un
sangrado extenso desde el lecho placentario. El trauma son las lace-
raciones de la vagina, el cérvix y el periné, pero también puede in-
cluir hematomas vulvares y vaginales o rotura uterina. El tejido hace
mención a la placenta retenida o fragmentos de placenta que inhiben
la contracción uterina. Por último, la trombina son las coagulopatías,
ya sean defectos conocidos antes del parto o desarrollados durante o
después del parto, debido a otras complicaciones, como la embolia de
líquido amniótico. Entre el 70% y el 80% de los casos se atribuyen a
la atonía.
Tabla 1 Causas de hemorragia postparto
Factores de riesgo
Si bien los factores de riesgo son una alarma para mantenerse vigi-
lantes ante una hemorragia, en realidad sólo una pequeña proporción
de mujeres con factores de riesgo presentan una HPP, la gran mayoría
de pacientes que presentan una HPP, alrededor del 66%, no relatan
antecedentes previos. En la tabla 2. se enumeran los principales fac-
tores de riesgo (6).
Prevención
El tiempo transcurrido entre el nacimiento del bebe hasta la salida
de la placenta se conoce como tercer estadio del trabajo de parto. En
circunstancias normales, el útero se contraerá y expulsará la placenta
en 10 minutos, cortando de manera eficiente el flujo sanguíneo útero
placentario. Si la duración de esta etapa del parto supera los 30 mi-
nutos, existe un mayor riesgo de HPP (7).
Estudios recientes han cuestionado el umbral de 30 minutos y han
sugerido que el riesgo de HPP aumenta después de solo 15 a 20 minu-
tos (8,9). Se ha demostrado que un manejo activo del tercer estadio,
disminuye la incidencia de HPP mayor a un litro en cerca del 60%
(10). Esto incluye la administración de oxitocina, la tracción contro-
lada del cordón y el masaje uterino.
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 253
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
254 La Visión del Residente
Adaptado de RCOG (2009) Postpartum haemorrhage, prevention and management. Green-top Guideline No. 52.
Índice de masa corporal (IMC)*
Tomado de: Baskett PJ. ABC of major trauma. Management of hypovolaemic shock. BMJ. 1990 Jun
2;300(6737):1453–7 (1).
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 255
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
256 La Visión del Residente
Escala MEOWS
Las herramientas de puntuación de alerta temprana están inte-
gradas en la atención de rutina en la mayoría de los pacientes hos-
pitalizados. Los principios subyacentes son, que los pacientes que
desarrollan una enfermedad grave, generalmente mostrarán anoma-
lías en parámetros fisiológicos simples; si estos signos tempranos son
reconocidos a través de una escala adecuada, es posible realizar una
intervención temprana, mejorando los desenlaces de los pacientes.
Estos sistemas implican la medición periódica de parámetros vitales
básicos para rastrear la condición clínica del paciente a lo largo del
tiempo, para detectar el riesgo de un evento catastrófico y generar una
respuesta rápida si el paciente dispara valores anormales predefini-
dos. El informe de investigación confidencial trienal 2003-2005 sobre
salud materno-infantil (CEMACH) recomienda el uso rutinario de la
tabla del Sistema de Alerta Obstétrica temprana Materna (MEOWS),
en todos los sitios donde se atiendan gestantes. Ver tabla 4.(14,15).
Value of a modified early obstetric warning system (MEOWS) in managing maternal complications in the
peripartum period: an ethnographic study. BMJ Qual Saf. 2014 Jan;23(1):26–34.
MEOWS: banderas rojas y amarillas para sospechar hemorragia, THAE e infección grave.
Si 1 criterio “rojo” o 2 “amarillos: Prender alarma a un grupo multidisciplinario.
Altamente sensible (89% con VPN 98%) : identificación temprana de las pacientes en riesgo.
Especificidad es menor (79% con VPP 39%) : por variedad de diagnósticos que pueden explicar los hallazgos.
Índice de Shock Obstétrico (ISO)
Desde hace poco tiempo se habla del ISO en hemorragia obstétri-
ca como predictor temprano de inestabilidad hemodinámica, el cual
es una relación de dos signos clínicos: la frecuencia cardiaca y la
presión arterial sistólica, que busca transformar parámetros inesta-
bles independientes en un índice más preciso de hipovolemia (16).
Se consideran valores normales entre 0,7-0,9 y se habla de Shock con
valores superiores a 0.9 en adelante.
ÍSO: FC/PAS
La regla de 30
La “regla de 30” se usa para medir la severidad del choque y se
refiere a una serie de parámetros que sugieren una pérdida del volu-
men sanguíneo del 30%. Estos parámetros son: la caída en la presión
arterial sistólica de 30 mm/Hg, aumento de 30 latidos por minuto de
la frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria mayor de 30 respira-
ciones por minuto, caída de la hemoglobina o hematocrito del 30%
y la reducción de la producción de orina a menos de 30 ml/hora. Ver
tabla 5.
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 257
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
258 La Visión del Residente
Tratamiento
El tratamiento de la HPP va encaminado a la identificación tem-
prana de la causa (4 Ts), control rápido y definitivo del sangrado (en
menos de una hora) y a la reanimación hemostática para evitar la
coagulopatía como causa final de muerte.
La HPP grave causa una reducción en la perfusión tisular como
consecuencia de una disminución del volumen sanguíneo y por con-
siguiente del gasto cardiaco. La inestabilidad hemodinámica como
consecuencia de lo anterior puede llevar a un colapso materno e in-
clusive la muerte.
La hora dorada
Es necesario que en la primera hora de diagnosticada la HPP, se
implementen medidas de resucitación agresivas y estrategias tempra-
nas para controlar rápidamente el sangrado y la inestabilidad hemo-
dinámica.
El control del sangrado, comprende inicialmente el manejo médi-
co; que en caso de fallar, se recurrirá a un manejo más complejo que
busca preservar el útero, y si este fracasa, se recurre a la histerectomía
periparto como última herramienta para su control definitivo.
Conjuntamente con el control del sangrado, se debe hacer una re-
animación en tres fases. La primera fase incluye la restauración del
volumen sanguíneo, preservación de la temperatura corporal, normo-
calcemia y prevención de la acidosis. Una segunda fase, está dada
por el mantenimiento de la oxigenación de los tejidos con la trans-
fusión temprana de glóbulos rojos buscando evitar la disfunción or-
gánica. Por último, en la tercera fase de reanimación, conocida como
reanimación hemostática, cuyo objetivo es prevenir y tratar la coagu-
lopatía con la transfusión de plasma fresco congelado, crioprecipita-
dos y plaquetas.
La “hora dorada” es entonces el momento en el que el control del
sangrado y la reanimación efectiva, logran la máxima supervivencia
de las pacientes. (18).
1. Manejo médico
Uterotónicos
Los agentes uterotónicos continúan siendo el tratamiento de pri-
mera elección recomendado para la hemorragia postparto causada
por atonía uterina. A continuación se mencionan los principales me-
dicamentos utilizados:
• Oxitocina. Es el uterotónico de primera línea recomendado por
la OMS y las guías internacionales basadas en la evidencia,
tanto para prevención como para tratamiento de la HPP. Es una
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 259
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
260 La Visión del Residente
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 261
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
262 La Visión del Residente
Antifibrinolíticos
Un agente antifibrinolítico es aquel que no permite la degrada-
ción del coágulo sanguíneo, inhibiendo los sitios de unión de la fibri-
na a la plasmina. El Ácido Tranexámico es el agente antifibrinolítico
más ampliamente utilizado en la HPP para impedir la fibrinólisis.
Su mecanismo de acción consiste en bloquear en forma reversible
el sitio de unión (lugar de fijación a la lisina) entre la plasmina y la
fibrina. Tras la culminación del estudio “Woman Trial” se demostró
que el uso de ácido tranexámico luego de iniciado el sangrado (ideal-
mente las primeras tres horas), disminuyó el riesgo de muerte mater-
na y la necesidad de laparotomía para controlar el sangrado, tanto en
hemorragia por atonía uterina como traumas en canal del parto, sin
evidencia de efectos adversos o complicaciones. Lo anterior sugiere
un mayor beneficio cuando se utiliza conjuntamente con los agentes
uterotónicos (22). Tabla 7.
2. Manejo mecánico
Técnicas de taponamiento uterino
Cuando el masaje uterino bimanual y los uterotónicos fallan en
sostener la contracción uterina y controlar satisfactoriamente la he-
morragia, el uso de taponamiento intrauterino puede ser eficaz para
disminuir el sangrado secundario a atonía uterina. La evidencia se-
ñala que debe ser el paso siguiente después de fracasar el tratamien-
to médico en la atonía uterina. Un estudio demostró que el 86% de
las mujeres que usaron taponamiento con balón no requirieron otros
procedimientos o cirugías, para el control del sangrado (23). En la
tabla 8 se nombran las técnicas de taponamiento intrauterino más
frecuentes.
Tabla 7 Medicamentos para el manejo médico de la HPP
Carbetocina 100 ug IV 100 ug Dosis única Uso antes del parto, Náuseas, vómitos,
Amp 100 IM inducción del parto (uso dolor abdominal, prurito,
ug/ml de oxitocina), problemas hipertermia, temblores
cardiovasculares serios y debilidad, sudora-
o reacciones alérgicas a ción, sabor metálico,
carbetocina u oxitocina taquicardia y dificultad
respiratoria
Carboprost 250 ug IM 2 mg Cada 15–90 min Asma, contraindicación Náuseas, vómito, diarrea,
Amp 250 (8 amp) relativa para fiebre, cefalea, temblor,
ug/ml hipertensión, resfriado, hipertensión,
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
Técnica Comentario
Balón de Bakri Insertado transcervicalemente o por incisión de la cesá-
rea hasta el fondo uterino y llenar con volúmenes entre
300–500 ml de salino. Usar durante 12–24 horas, manejo
simultáneo con antibióticos y uterotonicos. La tasa de des-
inflado del balón es 20 ml/h. Se emplea para diagnóstico
y tratamiento.
Hemorragia postparto
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XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
266 La Visión del Residente
4. Manejo quirúrgico
Ligadura vascular
Es otra técnica de manejo invasivo, generalmente utilizada cuan-
do el manejo médico o mecánico son insuficientes para controlar el
sangrado. En el contexto de un parto vaginal debe realizarse una lapa-
rotomía para ingresar al lugar de intervención. En el contexto de una
cesárea se utiliza la misma incisión para realizar la ligadura bilateral
de arterias uterinas (sutura de O´Leary). De forma similar, para dismi-
nuir aún más el flujo sanguíneo al útero, se pueden realizar suturas a
través de los vasos dentro de los ligamentos útero–ováricos (4). Tiene
la desventaja que impide posteriormente la utilización de la radiología
intervencionista.
Histerectomía
Cuando las terapias previas de manejo médico, manejo mecáni-
co o técnicas invasivas han fracasado en su objetivo de controlar el
sangrado, la histerectomía periparto, se considera el tratamiento qui-
rúrgico definitivo. Tiene múltiples riesgos como son la lesión vesical,
Sutura B-Lynch
Tomado de: Manual breve para la práctica clínica en emergencia obstétrica, Argentina, 2015.
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 267
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
268 La Visión del Residente
Diagnóstico de coagulopatía
Los exámenes de laboratorios iniciales deben incluir Hemograma,
TP, TPT, Fibrinógeno, Calcemia, Gases arteriales y Lactato sérico. Si
contamos en el servicio con tromboelastógrafo o tromboelastómetro,
las pruebas de viscoelásticas son mandatorias para guiar la transfu-
sión de componentes sanguíneos.
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 269
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270 La Visión del Residente
A Normal
E Hipercoagulabilidad
F CID
Líquidos endovenosos
Antes de la transfusión de hemoderivados, la reanimación inicial
involucra el uso de fluidos intravenosos tipo cristaloides, que buscan
restablecer inicialmente la volemia, ya que la anemia es mejor tolera-
da que la hipovolemia en la paciente gestante.
Terapia transfusional
La terapia de transfusión se basa generalmente sobre el déficit san-
guíneo estimado y la pérdida sanguínea en curso, aunque este cálculo
puede ser difícil de realizar. Los cambios agudos de la hemoglobina
y el hematocrito, no reflejan con precisión la pérdida sanguínea y
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 271
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
272 La Visión del Residente
Índice de Shock
Grado de choque Déficit de bases Manejo ATLS
Obstétrico (ISO)
I ≤ 2.0 0.70 a 1.0 Cristaloides
II >2a6 1.01 a 1.25 Cristaloides
III > 6 a 10 1.26 a 1.71 Cristaloides +
Hemoderivados
IV > 10 ≥ 1.72 Cristaloides +
Hemoderivados
Algoritmo de manejo
El algoritmo HAEMOSTASIS (según la secuencia de términos en
inglés), es una estrategia fácil, lógica y sistemática implementada en
el Reino Unido, en la unidad de maternidad de Saint George, que
resume de manera simple el modo de actuar y conseguir excelentes
resultados durante una HPP. Esta estrategia ha logrado limitar la ne-
cesidad de una histerectomía periparto, en la cual la tasa de histerec-
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 273
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
274 La Visión del Residente
tomía se redujo a una por año y durante los últimos seis años no se
realizaron histerectomías por hemorragia obstétrica. En la tabla 12 se
presenta el algoritmo recomendado.
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 275
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
276 La Visión del Residente
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya • Edgar A. Noreña Mosquera • Walter Osorio Rudas 277
Hipertiroidismo
por
Enfermedad
de Graves.
¿Qué hacer?
Alejandro
Román–González
Internista Endocrinólogo
Hospital Universitario San
Vicente Fundación
Profesor Asistente Universidad
Introducción de Antioquia
Carlos Alfonso
La enfermedad de Graves es la causa más Builes–Barrera
común de hipertiroidismo primario. Es una Internista Endocrinólogo
Hospital Universitario San
enfermedad de origen autoinmune, donde Vicente Fundación
auto–anticuerpos estimulan el receptor de Profesor Asociado Universidad
de Antioquia
TSH y generan una hiperactividad de la glán-
dula tiroidea. Las otras dos formas comunes
de hipertiroidismo son el bocio multinodular
tóxico que se presenta usualmente en ancia-
nos y el nódulo tiroideo autónomo que se pre-
senta en edades similares a la enfermedad de
Graves. El principal diagnóstico diferencial es
con tiroiditis, sin embargo, estas últimas son
procesos autolimitados y con una duración de
síntomas menor a tres meses. Por ende, en pa-
cientes con cuadro clínico mayor a tres meses,
en primer lugar se debe sospechar hipertiroi-
dismo primario y no tiroiditis.
La presentación de esta enfermedad es de
predominio en mujeres y usualmente entre
los 30 a 50 años de edad, pero puede darse en
cualquier etapa de la vida.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
280 La Visión del Residente
Historia
La enfermedad de Graves debe su epónimo al Dr. Robert Graves
cirujano irlandés y al Dr. Carl A. von Basedow quienes fueron los que
reportaron, en el siglo XIX, la triada de bocio, taquicardia y orbitopa-
tía. La descripción por el Dr. Graves fue en 1835 y consideraba que
era un trastorno cardiaco. El Dr. Basedow fue médico en Merseburg,
Alemania y consideraba que la causa era una discrasia sanguínea. La
triada descrita (taquicardia, bocio y orbitopatía) también es conocida
como triada de Merseburg. A pesar de que el Dr. Basedow tenía sus
pacientes con hipertiroidismo durante varios años, su descripción
ocurrió en 1840. En muchos países de lengua no inglesa se conoce
entonces como enfermedad de Basedow. Sin embargo, años antes, el
Dr. Caleb Hillier Parry también había tenido pacientes similares y fue
su hijo quien publicó los casos en 1825 luego de la muerte de su padre.
No cabe duda entonces que la primera descripción fue por el Dr. Parry.
Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas son secundarias al exceso de hormo-
na tiroidea, por ende, los síntomas son consecuencia de una actividad
exagerada en todas las células donde se encuentren los receptores de
hormonas tiroideas, afectando prácticamente todos los órganos del
cuerpo. Si bien hay manifestaciones clínicas usuales o tradicionales,
también existen manifestaciones atípicas e infrecuentes de la enfer-
medad.
La presencia de las manifestaciones depende también de la edad
del paciente, la duración y la gravedad del hipertiroidismo.
En términos generales, la presencia de bocio tiroideo, mixedema
pretibial y orbitopatía indica enfermedad de Graves y es un hallazgo
patognomónico de la enfermedad, aunque la presencia de la tríada
en forma concomitante se encuentra en menos del 15% de los casos,
siendo el mixedema pretibial el hallazgo menos común en dicha en-
fermedad.
Los pacientes presentan caída de cabello, irritabilidad, enojo e
inquietud sensori-motora. A pesar del exceso hormonal, la queja de
fatiga y debilidad muscular es frecuente. Pueden tener palpitaciones,
arritmias, hipertensión pulmonar y falla cardiaca de alto gasto. Pre-
sentan disnea de medianos esfuerzos, tienen hiperdefecación y a ve-
ces diarrea. Dado que se estimula el apetito, los pacientes comen más
y aunque la mayoría pierden peso de forma involuntaria, hasta el
15% pueden aumentar peso dado la disponibilidad de comidas hiper-
calóricas en nuestro medio. La piel es seca húmeda y caliente. Tienen
intolerancia al calor.
En los pacientes ancianos se puede presentar con una forma de
hipertiroidismo apático, que cursa con pérdida de peso, disminución
en apetito y apatía.
Orbitopatía
La orbitopatía no es evidente desde el punto de vista clínico en to-
dos los pacientes. Sin embargo, mediante imágenes detalladas, como
la resonancia de órbitas, se pueden detectar anomalías en el 70% de
los casos. La orbitopatía puede amenazar la visión en 3 a 5% de los
casos. Aunque, usualmente, ocurre concomitantemente con la enfer-
medad puede presentarse antes, durante o después del compromiso
tiroideo. Incluso, algunos casos nunca presentan compromiso de la
función tiroidea. La fisiopatología es similar a la enfermedad de Gra-
ves por auto anticuerpos que generan inflamación en músculos extra
orbitarios y grasa retro ocular.
Los síntomas son proptosis, edema palpebral, diplopía, ojo seco,
epifora, retracción de párpados, equimosis, inyección de escleras,
queratitis y, en casos graves, neuropatía óptica con ceguera.
Diagnóstico
En presencia de una clínica compatible o sugestiva de hipertiroi-
dismo debe solicitarse función tiroidea con el par hormonal TSH y
T4 libre. En algunos casos, cuando la TSH está suprimida con T4
libre dentro del rango normal se debe solicitar T3 libre. En presen-
cia de bocio, con orbitopatía y función tiroidea compatible con tiro-
toxicosis, se puede hacer diagnóstico de enfermedad de Graves, sin
requerir a otras pruebas diagnósticas. Sin embargo, no siempre los
pacientes presentan orbitopatía o si se presentan con cuadro clínico
temprano (menor a tres meses) el principal diagnóstico diferencial se
debe hacer con tiroiditis y, según la edad y forma de la tiroides, con
bocio multinodular tóxico y adenoma tóxico. Clásicamente, en este
escenario se solicita gammagrafía de tiroides que permite evaluar y
clasificar según la captación en formas hipercaptantes (captación au-
mentada difusa en la enfermedad de Graves, captación aumentada
heterogénea en el bocio multinodular tóxico y captación aumentada
única en el adenoma tóxico) y forma hipocaptante como en la tiroidi-
tis subaguda. La tendencia y propuesta actual en las últimas guías y
artículos es el uso más frecuente de los anticuerpos contra el receptor
de TSH (TrAbs –anticuerpos contra el receptor de TSH– o anti TSI –
Inmunoglobulina estimulante de Tiroides).
Sintomático
Los pacientes deben usar beta bloqueadores no selectivos como
propranolol 40 mg cada 8 a 12 horas. Esto disminuye los síntomas
adrenérgicos como taquicardia, ansiedad, intolerancia al calor y tem-
blor. Este tratamiento se puede iniciar incluso antes de confirmar
bioquímicamente el hipertiroidismo. Se pueden usar también otros
beta–bloqueadores.
Anti–tiroideos
Los dos medicamentos disponibles en nuestro medio son el meti-
mazol y el propiltiouracilo. Ambos bloquean la síntesis de hormona
tiroidea. El propiltiouracilo en dosis altas también bloquea la conver-
sión periférica de T4 a T3 por inhibición de la desyodinasa tipo I. El
medicamento de elección inicial es el metimazol dado su perfil de
efectos adversos más seguros, ya que el propiltiouracilo está asociado
en algunos casos a problemas hepáticos, incluyendo la falla hepática
aguda. Se logra remisión en el 40 a 50% de los pacientes aproxima-
damente. El monitoreo de estos medicamentos se realiza con función
tiroidea y algunos expertos sugieren hemograma y función hepática;
sin embargo, ésta no es la recomendación de la mayoría de las guías.
Nosotros consideramos que es prudente conocer un hemograma ba-
sal y advertir verbal y por escrito que debe consultar por urgencias en
caso de presentar fiebre, llagas en la boca o dolor para tragar, sínto-
mas que podrían advertir de la presencia de agranulocitosis.
Yodo radioactivo
Es una opción muy buena. Debe usarse esta opción definitiva o
cirugía en pacientes con manifestaciones graves de la enfermedad
como una tormenta tiroidea. Se debe suspender el tratamiento anti–
tiroideo durante tres a siete días antes y el paciente debe estar relati-
vamente controlado con uso previo de anti–tiroideos para controlar
un poco el hipertiroidismo, dado que si es muy manifiesto, con un
exceso importante de hormona tiroidea se puede desencadenar una
tormenta tiroidea o una tiroiditis post–yodo. No se recomienda en
pacientes con orbitopatía grave dada la posibilidad de empeorarla.
Está contraindicado en embarazo y lactancia. Entre el 10 al 20% de
los pacientes pueden necesitar una segunda dosis.
Otras opciones
En algunos casos es necesario acudir a la cirugía. Es muy efectiva
sin embargo tiene las complicaciones inherentes a la cirugía como
hematoma, sangrado, dolor, cicatrices e infecciones, pero también las
específicas de la cirugía tiroidea como parálisis del nervio laríngeo
recurrente, hipoparatiroidismo e hipotiroidismo. En este sentido, la
cirugía se debe realizar por una persona experta en cirugía de tiroi-
des, idealmente un cirujano de cabeza y cuello. Se recomienda en
pacientes con bocio muy grande con síntomas compresivos o conco-
mitancia con carcinoma de tiroides. Una indicación infrecuente es la
presencia de efectos adversos graves con anti–tiroideos, limitación
para tratamiento con yodo radioactivo o urgencia de tratamiento de-
finitivo como una tormenta tiroidea. Esta opción es usada en menos
de 1% de los casos.
Otros medicamentos usados en el tratamiento del hipertiroidismo
en algunas condiciones especiales son:
• Esteroides: dado que inhiben la conversión periférica de T4 a
T3; se usan en algunos casos de tormenta tiroidea
• Litio: bloquea la liberación de hormona tiroidea
• Colestiramina: disminuye la concentración de T4 y T3 al dis-
minuir la circulación entero hepática
• Carnitina: antagonista de la acción de la hormona tiroidea.
• Rituximab: puede inducir remisión en enfermedad de Graves
pero es costosa y tiene efectos adversos potencialmente graves.
Lecturas recomendadas
Introducción
La carga de enfermedad secundaria a las neo-
plasias reviste mayor complejidad en los paí-
ses en desarrollo. Colombia es un país con
variaciones importantes en su epidemiología
según las regiones, con muertes por desnutri-
ción infantil propias del tercer mundo y con
enfermedades crónicas no trasmisibles dentro
de sus principales causas de mortalidad como
los países desarrollados. El médico colombia-
no debe contar con elementos para el manejo
apropiado de ambos escenarios clínicos y bus-
car las estrategias que optimicen el uso de los
recursos y así evitar las muertes prevenibles.
El 30% de las enfermedades neoplásicas
son potencialmente prevenibles. Los estilos
de vida no saludables están involucrados en la
patogénesis de las neoplasias prevalentes en
Colombia siendo el de mayor impacto el taba-
quismo activo. El énfasis en atención primaria
debe dirigirse, previo a los programas de ta-
mización, al control de los factores de riesgo
prevenibles para enfermedad neoplásica (ver
tabla 1). Por otra parte, la calidad de vida de
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
290 La Visión del Residente
Cáncer gástrico
El cáncer gástrico es una enfermedad de alta prevalencia y alta
morbimortalidad, siendo la principal causa de muerte por cáncer en
ambos sexos. De todos los factores, el H. pylori está implicado en, por
lo menos, el 95% de este tipo de cáncer, por lo que se ha sugerido su
erradicación como estrategia de prevención de este cáncer. Cuando
se detecta, se encuentra en un estadio avanzado con una sobrevida a
cinco años de sólo el 10%. Se calcula que un diagnóstico temprano en
paciente asintomático, demora 44 meses para progresar a un tumor
avanzado .
Reducción Costo
Edad Edad Estrategia
Neoplasia Intervalo NNST (miles
Incidencia Muerte inicio final sugerida
de $)
Cérvix Citología +
Si Si 30 65 1140 48
ADN PVH
5 años
Próstata Tacto rectal
No 20-40% 70 293 135
+ PSA
Mama Mamografía
No 20% 69 + examen 2 años 464 183
50 clínico
Colon y Colonoscopia 10 años 1000 200
recto Si 15-30% 75 Sangre
2 años 1000 32
oculta
Pulmón No 20% 55 3 neg TCBR 1 año 320 210
Fuente: Elaboración propia. *NNST: Número necesario a tamizar. PSA: Antígeno específico de próstata.
TCBD: Tomografía computada de baja dosis.
Cáncer de pulmón
Es la segunda causa de muerte en Colombia por enfermedad neo-
plásica, después del cáncer gástrico. En Estados Unidos, se presen-
taron aproximadamente 225.000 casos en el año 2017; explica una
de cada cuatro muertes por cáncer en ese país. En Colombia, 4657
individuos fallecieron por cáncer pulmonar (el 2% de todas las muer-
tes). Su relación estrecha con el consumo de tabaco lo convierte en
una enfermedad altamente prevenible con el abandono del hábito de
fumar.
Pruebas de tamización disponibles. Los síntomas son tardíos
debido a la gran cantidad de área de intercambio gaseoso. Esto es
preocupante ya que el manejo de intención curativa, a pesar de los
avances en la quimioterapia sistémica, sólo es posible si el diagnós-
tico es temprano. Menos del 30% de los casos son identificados en
precozmente.
Como estrategias para la identificación rápida de esta neoplasia
–a la fecha no se cuenta con herramientas para detección de lesio-
nes premalignas– se han desarrollado programas de tamización fun-
damentados en la radiografía de tórax convencional, la citología de
esputo y recientemente, la tomografía de tórax de baja dosis. Sólo
esta última estrategia tiene nivel de evidencia suficiente para ser re-
comendada.
De acuerdo a las guías colombianas de manejo del cáncer de pul-
món, se sugiere ofrecer la tomografía computarizada (TC) de tórax de
baja dosis en personas de 55 a 74 años fumadores de treinta o más
años/paquete, activos o que hayan dejado de fumar hace menos de
quince años. La tomografía se realiza en forma anual hasta obtener
resultados negativos en tres controles consecutivos. Se debe explicar
los potenciales beneficios y riesgos, antes de incluir al paciente al
programa de tamización.
Es importante aclarar que el programa de tamización requiere,
para el éxito de la estrategia, de un equipo multidisciplinario (radió-
logo, neumólogo, cirugía de tórax, oncólogo clínico y radioterapeuta).
Además, se requiere de sistemas de información en salud robustos
que identifiquen adecuadamente los factores de riesgo y los pacientes
no adherentes a la estrategia.
Beneficios. Se requiere tamizar aproximadamente a mil personas
para evitar cuatro muertes por cáncer de pulmón en un período de
seis años. Esto se traduce en una reducción de la mortalidad de un
20% comparado con una población tamizada con radiografía de tó-
rax. Cabe anotar que el NNST varía dramáticamente según el quintil
de riesgo de muerte por cáncer de pulmón de la población tamizada.
Así, en el primer quintil (de riesgo más bajo de muerte) el NNST es de
5276 mientras que en el quintil superior éste NNT es de tan solo 161.
Aquellas personas con expectativa de vida alta (lo cual es difícil de
encontrar en un fumador pesado por su muy alto riesgo cardiovascu-
lar o antecedentes de enfermedad coronaria) con un riesgo de muerte
mayor a 0.3% por cáncer de pulmón son los que más se benefician de
la estrategia.
Por otra parte, el número de pacientes identificados en estadios
tempranos de la enfermedad es significativamente mayor, lo que da
mayores posibilidades de manejo con intención curativa. Además, se
aumenta el diagnóstico de adenocarcinoma in situ (antes conocido
como carcinoma bronquioloalveolar) el cual tiene aparentemente una
menor tasa de progresión a enfermedad potencialmente fatal.
Riesgos. La tamización de mil personas es anormal en 273 de las
pruebas, el 96% de esas anormalidades corresponden a falsos posi-
tivos. Sin embargo, todos requieren estudios adicionales. Se calcula
que 36 de ellos terminarán en procedimientos invasivos y un número
aproximado de ocho presentarán complicaciones. Es decir, prevenir
cuatro muertes tendrá como precio ocho pacientes con complicacio-
nes asociadas al proceso diagnóstico. Los riesgos descritos son: la ex-
Cáncer de mama
El cáncer de mama es una de las neoplasias en las que más se
ha hecho énfasis en la tamización. Explicó un poco más de tres mil
muertes en Colombia para el año 2016. Es la primera neoplasia del
sistema genitourinario dentro de las causas de mortalidad. Su utili-
dad ha sido puesta en duda en vista de los resultados de múltiples
estudios.
Pruebas de tamización disponibles. Como herramientas de ta-
mización para neoplasia de mama contamos con: el autoexamen de
mama, la evaluación clínica por experto, la mamografía, la resonancia
magnética y la ecografía mamaria. Las recomendaciones de las guías
colombianas de práctica clínica varían según el riesgo estimado de
cáncer de mama que tenga el paciente, dividiéndolos en tres grupos.
En términos generales NO se recomienda la tamización con autoexa-
men ni con evaluación clínica, ya que no han demostrado impacto en
la mortalidad ni en el diagnóstico temprano de los pacientes.
Se consideran pacientes de alto riesgo pacientes con antecedente
personal o familiar de mutación asociada a cáncer de mama (BRCA1,
BRCA2, PTEN. S. de Li-freuman) o radioterapia en tórax antes de los
30 años. De riesgo medio son aquellas mujeres con antecedentes fa-
miliares de Ca de mama o antecedente personal de Ca in situ o den-
sidad mamaria mayor al 75%. Aquellas mujeres que no cumplen los
criterios anteriores se consideran de riesgo bajo (población general).
La diferencia en la tamización de estas poblaciones está dada por
el tiempo de inicio de ésta y la prueba utilizada. En las pacientes de
alto riesgo la tamización inicia a los 30 años y se realiza con resonan-
cia (ideal) o ecografía mamaría si la resonancia no está disponible.
En las pacientes de riesgo medio se inicia también a los 30 años y la
combinación de mamografía y ecografía es la recomendada. En las
pacientes de bajo riesgo se recomienda tamización bianual a partir de
los 50 años y hasta los 69 y evaluación clínica por experto entrenado
una vez al año entre los 40 y los 49 años.
Beneficios. En población general, la mamografía ha demostrado
aumento en la incidencia de diagnóstico y reducción en la mortali-
dad. Está claro, que la ventana de beneficio depende en gran medida
del tiempo de seguimiento de las pacientes. Es decir, a mayor super-
vivencia global de la mujer a ser tamizada, mayor el beneficio y me-
nor el NNST. Múltiples meta–análisis han confirmado una reducción
aproximadamente del 20% en la mortalidad, cuando se utiliza la es-
trategia de tamización con mamografía. Se requiere, aproximadamen-
te, tamizar efectivamente a 464 mujeres para prevenir una muerte a
trece años.
Riesgos. La relación entre el aumento de la incidencia no se corre-
laciona en forma lineal con la reducción en la mortalidad, por lo que
algunos autores están en contra de esta tamización. Existe la preocu-
pación sobre la tasa de diagnósticos y tratamientos excesivos. Cuando
la tamización se inicia a los 40 años, la probabilidad de tener un re-
sultado falso positivo a 10 años es del 60%, de ahí la recomendación
de iniciar sólo hasta la sexta década de la vida. Además, se estima que
con una frecuencia bianual la tasa de sobre–diagnóstico es del 10%
Intervalo
Característica Edad de inicio
en años
Población general 50 años 10
Antecedente de cáncer no hereditario 40 o 10 años antes de caso índice 5
1 hasta 35 años
Polipomatosis adenomatosa familiar 12–15 años
luego 5
Síndrome de Lynch 20 o 10 años antes de caso índice 2
Alto: 1
Enfermedad inflamatoria intestinal* Al diagnóstico Medio: 3
Bajo: 5
Cáncer de próstata
Es quizás uno de los ámbitos donde más discusión existe hoy en
día. En el año 2017, la mortalidad explicada por Ca de próstata fue
de 26.000 casos en los Estados Unidos, un 50% menos a lo que era
hace dos décadas. Se estima que del 45 al 70% de la reducción en esa
mortalidad se explica por los programas de tamización con antígeno
específico de próstata y el restante por los avances en las técnicas de
tratamiento.
Pruebas de tamización disponibles. Los métodos disponibles son
el tacto rectal anual y la medición de antígeno específico de próstata
en suero. Lastimosamente, a diferencia del cáncer de colon y recto,
no se cuenta con métodos de detección de lesiones premalignas.
Las guías colombianas sugieren tamización en todos los mayores
de 50 años cada lustro usando dos métodos: el serológico con el an-
tígeno específico y próstata (PSA) y el clínico (tacto rectal). El tacto
rectal y la interpretación del estudio deben realizarse bajo una de-
terminación clara del riesgo de morir por cáncer de próstata por un
clínico experimentado.
Se encuentran en desarrollo otras técnicas de tamización en orina,
sangre y en la biopsia, que buscan, a través de expresión de diferentes
genes y proteínas, determinar la agresividad del tumor para definir si
se justifica o no el tratamiento.
Beneficios. Tres estudios, dos europeos y uno en los Estados Uni-
dos, con un gran número de participantes (entre 20.000 y 160.000)
han demostrado resultados divergentes. El estudio PLCO, realizado
en 75.000 estadounidenses no demostró diferencias en la mortalidad
de los pacientes tamizados con PSA versus el seguimiento no estruc-
turado. Sin embargo, este estudio ha sido ampliamente criticado ya
que se demostró que el 80% de los pacientes en el grupo control final-
mente también recibieron estrategias de tamización.
Los otros dos estudios, realizados en Europa sí demostraron un
impacto en la mortalidad que va del 20 al 40%. Es de anotar que a ma-
yor tiempo de seguimiento menor es el NNST: es de 1410 si se evalúa
la mortalidad a diez años y de tan solo 293 si el seguimiento se hace
a doce años. Es decir, a mayor expectativa de vida en la población a
tamizar, menor el número de pacientes necesarios a tamizar.
Riesgos. Se estima que, por cada mil pacientes tamizados, 240 se
someterán a biopsia, algunos con complicaciones asociadas como
dolor, sangrado e infección. Cien de estos pacientes terminarán con
confirmación histológica de cáncer y el 80% decidirán tratamiento.
Sesenta de ellos tendrán una complicación importante por la terapia
(incontinencia o disfunción eréctil). En este orden de ideas, tamizan-
do mil pacientes se prevendrán dos muertes por cáncer de próstata
a un costo de sesenta hombres con complicaciones asociadas a la
terapia. Otras complicaciones que se pueden presentar, aunque su
Conclusiones
La tamización de enfermedades neoplásicas en Colombia requiere
de programas estructurados, así como de médicos y pacientes edu-
cados en los riesgos y beneficios de las estrategias de tamización. La
expectativa de vida de los pacientes es el principal determinante de la
utilidad del tamizaje. El cribado para cáncer de cérvix y colon y recto
impactan en la incidencia y la mortalidad por lo que se recomiendan
sin mayor discusión. Por otra parte, la tamización para neoplasias de
mama, próstata y pulmón tienen mayores riesgos de llevar a sobre–
diagnóstico y sobre–tratamiento y su uso debe ser más cauto.
Figura. Ruta de un programa de tamización
Beneficio Mejoría
tratamiento morbi/
mortalidad
Negativa Continúa
Prueba Negativa
tamizaje tamizaje
Hallazgo Otras
incidental pruebas
Lecturas recomendadas
Introducción
La anemia por deficiencia de hierro es alta-
mente prevalente, presentándose en cerca el
1% al 2% de la población. A pesar de esto y
de ser una entidad de manejo diario, desco-
nocemos cómo realizar su enfoque inicial y
tratamiento.
Debemos tener en cuenta a la hora de abor-
dar esta entidad los nuevos conceptos en fisio-
patología, iniciando en cómo es la absorción y
metabolismo del hierro, haciendo hincapié en
el rol de la Hepcidina.
Además, debemos entender cómo afrontar
entornos de difícil diagnóstico como lo es el
paciente con algún estado inflamatorio, para
lo cual debemos interpretar de forma adecuada
los paraclínicos más comúnmente utilizados,
como saturación de transferrina, capacidad de
fijación de hierro, ferritina, reticulocitos, así
como debemos conocer las nuevas formas de
diagnóstico.
Uno de los conceptos más importantes
que se intentará lograr, es entender la anemia
como un síntoma, mas no como un diagnós-
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
308 La Visión del Residente
Definición
Anemia se define como la masa de eritrocitos insuficiente (cuanti-
tativa o cualitativamente) para suministrar de manera adecuada oxí-
geno a los tejidos. A manera de referencia, tenemos que, desde 1967,
el consenso de la OMS definió anemia como un nivel de hemoglobi-
na en hombres y mujeres post menopaúsicas inferior a 13 g/dl y, en
mujeres pre menopáusicas, inferior 12 g/dl. Es de anotar que ésta no
es la única definición y, en casos de valores normales con síntomas
sugestivos, un descenso rápido de la hemoglobina superior a 2 g/dl
también se puede considerar anemia (1). Además debemos tener en
cuenta, aunque no es necesario para la definición, que idealmente
deberíamos ajustar los valores que consideramos normales por alti-
tud sobre el nivel del mar, número de cigarrillos fumados, entre otros,
pero para efectos prácticos definiremos anemia y su severidad según
el consenso de OMS (tabla 1) para tener un referente global y evitar
dudas en el diagnóstico.
Tabla 1 Definición de anemia y grados de severidad (14)
Epidemiología
En Colombia, hasta un 27,7% de la población ha tenido algún
diagnóstico de anemia. El porcentaje de personas que presentan este
diagnóstico es variable según la edad y el sexo, en las mujeres es
más probable tener anemia entre los 17 y 49 años, a partir de este
momento empieza a incrementar el número de hombres que la pre-
sentan, llegándose a igualar alrededor de los 65 a 74 años, siendo más
prevalente en hombres mayores de 75 años que en mujeres. El déficit
de hierro, entre las causas de anemia, corresponde al 16% de estas
y a su vez corresponde al 48% de las causas por déficit nutricionales
(2).
¿Cuándo sospecharla?
Siendo esta enfermedad heterogénea, debemos estar atentos a los
síntomas y signos más prevalentes en dicha enfermedad (tabla 2), una
vez conocidos éstos, es necesario evaluar según grupos etarios, consi-
derando que es más probable que se presente en las mujeres entre 20
a 40 años y en los hombres mayores de 75 años, además debemos in-
tentar evaluar a cuál de los seis grupos de posibles causas pertenece:
incremento en la demanda (donaciones, embarazo), disminución de
la ingesta, disminución en la absorción (gastrectomías, bypass gástri-
co, infección por Helicobacter pylori, esprue celíaco, gastritis atrófica,
enfermedades inflamatorias intestinales), pérdidas sanguíneas cróni-
cas, relacionada con medicamentos (glucocorticoides, salicilatos, AI-
NES, Inhibidores de bomba de protones, bloqueadores H2, suplemen-
tos de magnesio y zinc), genéticas (anemia por deficiencia de hierro
refractaria al hierro) (10). Con lo que podemos hacer una búsqueda
más organizada de la causa
En nuestro medio lo primero que debemos considerar, dada nues-
tra condición de país en desarrollo y el advenimiento de dietas ve-
getarianas, es el déficit nutricional; sin embargo, siempre debemos
descartar causas secundarias antes de asumir esta como nuestra cau-
sa principal.
En las mujeres pre menopáusicas la causa principal son las pér-
didas menstruales, por esto debemos conocer que el sangrado mens-
trual normal oscila entre 35 a 80 ml/día, por lo que mujeres con pér-
didas superiores a 80 ml/día, equivalente a usar más de un tampón al
día o más de doce toallas en cuatro días o una duración del período
mayor de siete días (3), presentarán algún grado de déficit de hierro y
posteriormente anemia, por lo que debemos, en estos casos, realizar
la aproximación adecuada y manejo oportuno.
Otro grupo importante a tener en cuenta son los donantes de san-
gre frecuentes (tres o más donaciones al año), quienes pueden tener
disminución de los depósitos de hierro y déficit de hierro subsecuen-
te, por lo que de ser sintomáticos y comprobarse esto requerirían tra-
tamiento oportuno (19). Es importante resaltar que nunca debemos
desestimar o prohibir la donación sanguínea, y que el déficit de hie-
rro tampoco contraindica posteriores donaciones, una vez reciba la
reposición adecuada.
En cuanto a las otras etiologías, siempre debemos indagar por los
antecedentes quirúrgicos, así como por diagnósticos previos de infec-
ción como Helicobacter pylori e infestaciones parasitarias; además,
debemos indagar por medicamentos que puedan contribuir o inte-
rrumpir con la absorción o afectar el funcionamiento de la Hepcidina
Síntomas Signos
Fatiga, disnea Palidez
Irritabilidad Atrofia papilar, ausencia de papilas filiformes,
Palpitaciones glositis, estomatitis angular
Tinnitus Aclorhidria, gastritis
Pica Coiloniquia, disfagia
Disfagia Membranas esofágicas
Queilosis Pérdida de cabello
Coiloniquia Hepatomegalia, esplenomegalia
Cefalea Soplo sistólico
Síndrome de piernas inquietas Prurito
Síndrome de Plummer-Vinson Pseudo tumor cerebro
Examen Definición
Niveles de hierro total Cantidad de hierro unido a la transferrina.
Normal 50 – 150
Capacidad total de fijación del Capacidad de la transferrina de transportar hierro.
hierro (TIBC) Normal 300 – 360
Saturación de transferrina (He x Hierro unido a la transferrina.
100 / TIBC) Normal 25 – 50%
Ferritina Depósitos de reserva de hierro. Normal más de 30
o más de 40 (condiciones inflamatorias)
Figura 1 Enfoque de la anemia por deficiencia de hierro según sus principales paraclínicos
La Visión del Residente
Sospecha
Ferritina
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
Abreviaturas y convenciones: Hb (hemoglobina), VCM (volumen corpuscular medio), He (hierro sérico), TIBC (capacidad de fijación del hierro), sat
(saturación), sTfR (receptores de transferrina).
de tan solo 5 ml/día pueden llevar a deficiencia de hierro. Es impor-
tante saber que las melenas son muy poco sensibles debido a que se
necesitan más de 100 ml/día para teñir las heces, así como es nece-
sario más de 10 ml para que los test en materia fecal sean positivos;
de esto, que pacientes asintomáticos pueden tener pérdida sanguínea
lo suficientemente grande como para producir déficit de hierro sin
necesariamente volver positivas las pruebas diagnósticas (12). La re-
visión por sistemas exhaustiva nos puede guiar una entidad diagnós-
tica en la mayoría de los casos. Pero, si no hay una causa aparente la
mejor aproximación es guiarnos según el grupo etario, en las mujeres
pre menopáusicas la principal causa es la pérdida vaginal por alte-
raciones menstruales, mientras que hombres o mujeres mayores de
40 años, de no haber una causa aparente, deberá descartarse que la
pérdida no sea gastrointestinal, por lo que van a requerir endoscopia
de vías digestivas superiores y colonoscopia (13); en nuestro medio
es importante y siempre debería evaluarse la posible infección por
Helicobacter pylori y deberíamos tomar en todos los pacientes TSH
y uroanálisis (rara vez causa deficiencia de hierro), si la causa no se
logra establecer debemos evaluar para causas más raras y determi-
nar la necesidad de remisión a medicina interna o gastroenterología
para determinar la necesidad de realizar cápsula endoscópica y se-
gún ésta, enteroscopia, estudios para enfermedad celiaca (muy poco
prevalente en nuestro medio), gastritis autoinmune (gastrina sérica y
anticuerpos anti células parietales).
En los pacientes en los cuales se inicia suplementación con hie-
rro oral y tenemos ausencia de respuesta hematológica, después de
cuatro a seis semanas de tratamiento (incremento inferior a un gramo
de hemoglobina), pese a una prescripción adecuada y, en quienes se
han evaluado las causas de falla en el manejo con hierro oral, es po-
sible que presenten una mutación del TMPRSS6 (matriptasa 2) que
configura la anemia por deficiencia de hierro refractaria al hierro,
generalmente se manifiesta con una microcitosis marcada, saturación
de transferrina baja, ferritina normal o al límite y Hepcidina elevada,
aunque es una causa rara presente en menos del 1% de los casos, ante
la sospecha debemos hacer evaluar estos pacientes por hematología.
Confirmar el diagnóstico
Identificar la causa
Corregir o manejar la
causa primaria
Confirmar el éxito
de la terapia
Hierro intravenoso
Existen en el mundo seis presentaciones de hierro intravenoso, su
aplicación es rápida y son efectivos en llenar los depósitos de hierro,
por lo que se prefieren en situaciones en las que no se pueda dar
hierro de forma oral o en ocasiones en las que se necesite un ascenso
rápido de la hemoglobina, como embarazadas en segundo o tercer
trimestre o pacientes críticos (la tabla 6 resume las indicaciones prin-
cipales de hierro parenteral). Debemos recordar que las altas tasas
de reacciones adversas graves (hipersensibilidad) se presentaban con
Aceptadas:
Falla con la terapia oral
Intolerancia al hierro o patología que limite la absorción (siempre y cuando no se pueda ma-
nejar).
Necesidad de reposición rápida (deficiencia de hierro en segundo y tercer trimestre del emba-
razo, sangrados crónicos que no sean manejables con hierro oral)
Sustitución de trasfusión de hemocomponentes cuando no sean aceptados por razones reli-
giosas
Uso de agentes estimulantes de eritropoyesis en enfermedad renal crónica
Falla cardiaca
Potenciales:
Anemia de enfermedad renal crónica (sin agentes estimulantes de eritropoyesis)
Persistencia de anemia luego de agentes estimulantes de eritropoyesis en cáncer o quimio-
terapia
Conclusión
La anemia por deficiencia de hierro es una patología común, los
síntomas y signos deben orientarnos y debemos realizar una aproxi-
mación diagnóstica adecuada, con todos los paraclínicos que tene-
mos a mano de forma escalonada y ordenada. Más que una enferme-
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lationship between blood donors’ iron status and their age, body
Introducción
La gota es una enfermedad determinada por
el depósito de cristales de urato monosódico
en el fluido sinovial y otros tejidos. Se carac-
teriza por la aparición de crisis dolorosas, in-
flamatorias y recurrentes que, con el tiempo,
llevan a deterioro y daño permanente de los
tejidos afectados. Actualmente es la forma
más común de artritis inflamatoria, afectan-
do a 8.3 millones de adultos únicamente en
los Estados Unidos; por lo que resaltamos la
importancia del correcto diagnóstico y trata-
miento en nuestro medio, especialmente en
los primeros niveles de atención, donde se
concentra la mayor proporción de la pobla-
ción afectada.
Epidemiología
La incidencia y la prevalencia de la enfer-
medad ha venido en aumento. En 1970 la inci-
dencia era de 0.3 por 1.000 personas-año y en
el año 2000 de 2.68 por 1.000 personas-año.
En países occidentales industrializados la pre-
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
328 La Visión del Residente
Fisiopatología
El ácido úrico es un producto de la degradación de las purinas. Las
purinas, a través de la enzima xantino oxidasa (XO) son transforma-
das en xantina e hipoxantina. Estos productos, a través de esta misma
enzima (XO) son convertidos en ácido úrico, el cual, posteriormente
es convertido en alantoína a través de la urato oxidasa (UO).
Como ya se describió, el principal factor de riesgo para desarrollar
gota es la hiperuricemia, y ésta es el resultado de dos procesos fisio-
patológicos principales: aumento en su producción debido al aumen-
to del metabolismo hepático y/o alto recambio celular, y disminución
en su excreción tanto renal como extra renal (intestinal), siendo la
disminución en la excreción el mecanismo más importante en la gota.
A través del riñón se excretan dos tercios del total del ácido úrico,
proceso mediado principalmente en el túbulo contorneado proximal,
en donde se encuentran varios transportadores que median procesos
de reabsorción y secreción, los cuales son regulados para permitir
una menor o mayor excreción de ácido úrico; el tercio restante de
ácido úrico se excreta vía intestinal.
Los cristales de urato monosódico se forman en algunos pacientes
con hiperuricemia. Los factores que regulan la formación de estos
cristales no se conocen muy bien, pero lo que hacen es disminuir
la solubilidad del ácido úrico y de esta forma promueven su crista-
lización, nucleación y el crecimiento de los cristales. Una vez for-
mados, se depositan en varios sitios, principalmente intraarticular.
En algunas personas, estos cristales interaccionan con los macrófagos
residentes y posterior a esto forman y activan el inflamasoma NLRP3,
el cual se va a encargar de procesar la pro–interleucina 1β a interleu-
cina 1β y, a partir de este punto, se inicia la respuesta inflamatoria, la
cual se amplifica a través de la activación de neutrófilos y mastocitos,
conduciendo a la liberación de más citoquinas proinflamatorias, qui-
miocinas y especies reactivas de oxígeno; todo esto se verá reflejado
en la manifestación de una crisis gotosa aguda.
En ausencia de tratamiento hipouricemiante, de manera típica,
después de más de diez años del primer ataque de gota agudo, se sue-
len presentar manifestaciones avanzadas de la gota, como por ejem-
plo, la presencia de tofos, que corresponden a una respuesta inflama-
toria granulomatosa crónica. Para su formación, median mecanismos
proinflamatorios y antiinflamatorios, y también se ha implicado la
Gota
Juan José Hurtado Guerra • Santiago Álvarez López 329
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
330 La Visión del Residente
Presentación clínica
Inicialmente, hay un período de hiperuricemia asintomático. Lue-
go de esto, típicamente la presentación inicial consiste en una crisis
gotosa aguda, la cual se manifiesta como artritis aguda monoarticu-
lar (dolor, edema, calor, eritema y limitación funcional), el dolor es
claramente intenso, alcanza su máxima intensidad en las primeras
24 horas y es tipo palpitación o quemante en sus características. La
articulación comprometida de manera más frecuente es la primera ar-
ticulación metatarsofalángica (podagra), pero también afecta de ma-
nera frecuente otras articulaciones del pie, rodilla o el tobillo. Tiene
un curso autolimitado de una a dos semanas y, a menudo, el paciente
relata episodios previos similares. Puede haber también tendinitis,
bursitis y pueden aparecer síntomas sistémicos (fiebre) especialmen-
te cuando hay compromiso poliarticular.
Los desencadenantes de las crisis gotosas incluyen patologías mé-
dicas o quirúrgicas agudas, deshidratación o factores dietarios como
el consumo de bebidas alcohólicas o de comidas ricas en purinas.
Si persiste la hiperuricemia, estas crisis serán más frecuentes y
prolongados y pueden generar compromiso oligo – poliarticular y
comprometer los miembros superiores.
Con los años pueden aparecer tofos, que son nódulos subcutáneos
no dolorosos, localizados en tejidos blandos, incluyendo estructuras
articulares, tendones y bursas, aparecen principalmente en manos,
codos y pies; cuando son demasiado graves, además de los efectos
cosméticos podrían restringir el movimiento articular e incluso impo-
sibilitar la capacidad de agarrar cuando se localizan en los dedos. En
ocasiones, puede haber salida de material tofáceo que es blanqueci-
no, o pueden estar asociados a infección o ulceración. La localización
más común es la primera articulación metatarsofalángica, el tendón
de Aquiles, tendón peroneal, hélix del pabellón auricular, bursa ole-
craneana y la “almohadilla” del dedo.
Se han descrito igualmente presentaciones atípicas, entre las cua-
les resaltamos, por un lado, la presencia de tofos de manera temprana
sin crisis previas de gota; y por el otro, la presentación poliarticular
y con tofos en pacientes mayores, especialmente mujeres recibiendo
diuréticos, que puede llegar a ser confundida, incluso, con artritis y
nódulos reumatoides.
Diagnóstico
El “Gold Standard” para el diagnóstico es la identificación de los
cristales de urato monosódico intracelulares en líquido sinovial de la
articulación afectada o en el material tofáceo, a través de microscopía
de luz polarizada. Esto se realiza particularmente cuando el diagnós-
tico es incierto, sin embargo, cuando no es factible, el diagnóstico se
puede basar en las características clínicas (historia clínica, examen
físico, estudios de laboratorio y de imagen).
Los cristales tienen forma de aguja (1–20 µm de longitud) y son
negativos a la birrefringencia (amarillos cuando están paralelos al eje
del polarizador y azules cuando se disponen perpendicularmente al
mismo), lo cual los diferencia de los cristales de pirofosfato cálcico,
que son usualmente romboidales y presentan birrefringencia positi-
va (azules cuando están paralelos al eje del polarizador y amarillos
cuando se disponen perpendicularmente al mismo). En la figura 1
se ejemplifica la descripción mencionada, con el eje del polarizador
sobre la dirección de la flecha negra.
Gota
Juan José Hurtado Guerra • Santiago Álvarez López 331
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
332 La Visión del Residente
Tomada de: Garrote S, et al. Medicine - Programa de Formación Médica Continuada Acreditado. Vol.
12, Issue 27, 1574–1585, 2017.
Gota
Juan José Hurtado Guerra • Santiago Álvarez López 333
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
334 La Visión del Residente
Figura 2
Diagnóstico diferencial
El principal diagnóstico diferencial es la artritis séptica, para lo
cual nos será especialmente útil la evaluación con el Gram y cultivo
del líquido sinovial. También pueden parecerse clínicamente otras
artritis inflamatorias como la pseudogota (depósito de pirofosfato cál-
cico), artritis psoriásica y la artritis reactiva.
Tratamiento
A todos los pacientes se les recomienda bajar de peso y modifica-
ción de la dieta, especialmente evitando el alcohol (principalmente
la cerveza), las bebidas azucaradas, y evitar la ingesta excesiva de
carnes y mariscos; además, se recomienda la ingesta de productos
lácteos bajos en grasa y ejercicio, aunque la evidencia sobre el bene-
ficio de estas intervenciones es escasa.
El tratamiento farmacológico tiene tres objetivos principales: 1.
Disminuir los niveles de ácido úrico, como pilar terapéutico desde
el punto de vista fisiológico; 2. Prevenir nuevas crisis de la enfer-
medad; y 3. Abortar rápida y adecuadamente las crisis agudas con
tratamiento anti-inflamatorio indicado. Por tal motivo, dividiremos
las recomendaciones en manejo de la crisis gotosa aguda y manejo de
mantenimiento.
Crisis gotosa aguda: el objetivo es reducir la respuesta inflama-
toria asociada al depósito de los cristales de urato monosódico. Este
tratamiento debe de iniciarse lo antes posible, entre más temprano
más efectivo. La primera línea de tratamiento son la colchicina, AINE
y esteroides, todos con igual grado de recomendación. La elección del
tratamiento estará determinada principalmente por las contraindica-
Gota
Juan José Hurtado Guerra • Santiago Álvarez López 335
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
336 La Visión del Residente
Medicamento Contraindicaciones
Esteroide oral: prednisolona 30–35 Precaución en pacientes con falla cardíaca e hipergli-
mg/día por 3–5 días. cemia.
Esteroide intraarticular.
Gota
Juan José Hurtado Guerra • Santiago Álvarez López 337
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
338 La Visión del Residente
Medicamento Observaciones
Alopurinol Primera línea de tratamiento. Iniciar 100 mg/día, aumentar 100 mg cada
2–4 semanas. Se puede incrementar hasta 600–800 mg/día. Precaución
y dosis ajustada en ERC estadio 3 o más.
Febuxostat Dosis 80–120 mg/día. Se puede usar en TGF superior a 30 mL/min. Por
debajo de esta depuración, requiere ajuste de dosis, pero se puede usar.
Probenecid 1–2 g/día. Contraindicado en TFG inferior a 30 mL/min.
Benzbromarona 50–200mg/día. No disponible en nuestro medio
Pegloticasa 8 mg IV cada 2 semanas. Muy costoso. No usar en ERCT. Se debe de
cambiar a un agente oral una vez todos los tofos han desaparecido (mí-
nimo 6 meses)
Juan Sebastián
Peinado-Acevedo
Residentes de Medicina Interna,
Universidad de Antioquia
Introducción
Andrés Felipe
La falla cardíaca aguda (FCA) es una de las Miranda-Arboleda
Cardiólogo Clínico, Universidad
causas de ingreso, a los servicios de urgencia, de Antioquia
de pacientes mayores de 65 años en países de-
sarrollados. El número de ingresos al servicio
de urgencias por FCA se ha triplicado en las
últimas décadas y se espera que aumente aún
más, principalmente por el envejecimiento
de la población, la reducción en la mortali-
dad secundaria a hipertensión y al infarto de
miocardio, que resulta en un número crecien-
te de pacientes con disfunción del ventrículo
izquierdo (VI). Se conoce que la FCA es una
entidad única que difiere tanto en epidemio-
logía, diagnóstico, manifestaciones clínicas y
enfoque terapéutico a la falla cardíaca cróni-
ca, por lo que este capítulo está destinado a
dar un repaso general sobre esta patología en
específico, que le sirva al médico general para
realizar un adecuado enfoque (1).
Epidemiología y definiciones
En general, la FCA es definida como la apa-
rición rápida o el empeoramiento de los sínto-
mas o signos de falla cardíaca crónica. Es una
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
340 La Visión del Residente
ADHERE: Acute Decompensated Heart Failure National Registry; ALARM-HF: Acute Heart Failure Global
Survey of Standard Treatment; EHFS: EuroHeart Failure Survey; ESC-HF Pilot: European Society of Car-
diology-Heart Failure Pilot registry;OPTIMIZE-HF: Organized Program to Initiate Lifesaving Treatment in
Hospitalized Patients with Heart Failure. (Adaptado de: Insuficiencia cardiaca aguda: epidemiología, factores
de riesgo y prevención. Dimitrios Farmakis John Parissis John Lekakis Gerasimos Filippatos. Revista Espa-
ñola de Cardiología vol. 68 issue 3 (2015) pp.: 245-248 Published by Elsevier)
Factores comprobados
Factores posibles
- Estrés físico
- Estrés emocional
- Embarazo
- Contaminación ambiental
- Intervenciones quirúrgicas no cardíacas
- Hipoalbuminemia grave
(Adaptado de: Aguirre Tejedo A, Miró Ò. Precipitating factors in acute heart failure: a review. Emergencias.
2017 Jun;29(3):185-193. Review. Spanish. PubMed PMID: 28825240).
tra que el BNP con puntaje de corte de 100 ng/L, tiene una sensibili-
dad del 95%, especificidad del 66%, con un LR+ 2.7 y un LR – (muy
bueno) de 0.08, por lo que su utilidad principal es descartar FCA,
más que confirmarla. Para el NT-ProBNP los estudios difieren mucho
en el puntaje de corte usado y muy pocos evaluaron el puntaje de
corte recomendado por el fabricante (125 en menores de 75 años y
450 en mayores de 75 años), por lo que la revisión sistemática de la
guía NICE evalúa el puntaje de corte de 300 ng/L, el cual tiene una
sensibilidad de 99% y una especificidad de 43%, nuevamente siendo
importante para descartar falla cardíaca (9,10).
En cuanto al ecocardiograma la guía europea propone realizarla de
forma inmediata en pacientes en choque cardiogénico y en las prime-
ras 48 horas al resto. La canadiense, en cambio, da un tiempo ideal
de menos de 72 horas para realizarla y, en pacientes que ya tienen
ecocardiograma previo, se debe realizar siempre y cuando la última
haya sido hace más de un año o no haya mejoría clínica con el manejo
instaurado (sospecha de patología estructural aguda tipo valvulopatía
grave, disección de aorta u otra complicación mecánica aguda) (8).
Centrándonos ahora en la clasificación, la más útil y conocida es
la clasificación clínica basada en la exploración física a la cabecera
del paciente para detectar la presencia de síntomas/signos clínicos de
congestión («húmeda» frente a «seca», presente o ausente) o hipoper-
fusión periférica («fría» frente a «caliente», presente o ausente), dicha
clasificación es conocida como los cuadrantes de Stevenson (figura 1).
Enfoque terapéutico
Medidas no farmacológicas
1. Restricción hídrica y de sodio
En primer lugar, hay que aclarar que la evidencia es insuficiente
para hacer una recomendación clara en cuanto a este ítem.
Frente a la restricción hídrica, continúa la controversia, existiendo
estudios en los que se encuentra beneficio y otros incluso daño. Por
ejemplo, el estudio de Travers y cols, encontró que una restricción de
un litro diario vs libre demanda no se asocia a mejoría clínica, pero
sí a empeoramiento de la función renal (11). En 2013 fue publicado
un estudio en JAMA, en el que compararon restricción hídrica agre-
siva menos de 800 y más de 800cc, en el que no se encontró ningún
beneficio de la restricción, pero con un aumento significativo de los
pacientes con sed (12). En términos generales, se recomienda una
restricción de líquidos de 1.5L a 2.0L día principalmente en pacientes
con FCA más hiponatremia y se debe evitar restricciones de menos
de 1.2 L día.
En cuanto a la restricción de sal, hay incluso menos evidencia y
por consenso de expertos se recomienda una ingesta inferior a tres
gramos por día.
Congestión
_ +
_ Caliente - seco Caliente - húmedo
CONGESTIÓN
- Disnea paroxística
nocturna
HIPOPERFUSIÓN
- Extremidades frías
- Palidez
A B - Ortopnea - Oligurias
- Ingurgitación - Confusión mental
yugular - Mareo
Hipoperfusión - Hepatomegalia
congestiva
- Presión de pulso
estrecho
- Congestión - Pulso alternante
Frío - seco Frío - húmedo intestinal - Hipotensión arterial
+
- Ascitis
- Reflujo
hepatoyugular
L C - Edema de
miembros inferiores
- Crépitos
3. Ultrafiltración
La ultrafiltración (UF) es un dispositivo extracorpóreo y portátil
para eliminación de fluidos que puede eliminar una cantidad ajus-
table de fluido isotónico, utilizando presión hidrostática forzada a
través de una membrana semipermeable. Este dispositivo requiere
acceso intravenoso central y personal capacitado. La tasa de elimina-
ción de fluidos generalmente se encuentra en rango de 100 a 500 ml/h
con poco efecto sobre los electrolitos séricos. La ultrafiltración puede
ser considerada para pacientes con resistencia diurética o pacientes
que requieren terapia de reemplazo renal por alguna otra razón (Falla
renal más hiperkaliemia, acidosis, tóxicos, etc.), pero no de primera
línea en pacientes con sobrecarga de volumen, ya que es más costoso
y no mejora mortalidad ni tasa de rehospitalización por cualquier
causa (14,16).
Medidas farmacológicas
1. Diuréticos
La administración de furosemida por vía intravenosa en pacientes
con falla cardiaca aguda produce un efecto diurético rápido (dentro
de los primeros 30 minutos) que alcanza el máximo a las 1.5 horas.
Dicho efecto conduce a disminución en las presiones de llenado ven-
tricular y, con ello, a mejoría de los síntomas en la mayoría de los
pacientes (9). El estudio REALITY-AHF publicado de forma reciente
demostró que la administración precoz de la furosemida (menos de
una hora de la llegada al servicio de urgencias), se asocia con una
disminución de la mortalidad intrahospitalaria significativa del 6%
al 2%, por lo que se hace una analogía con los tiempos puerta-inter-
vención del síndrome coronario agudo (17).
La revisión de la literatura realizada por la guía colombiana y la
guía NICE, teniendo como referencia principal el estudio DOSE pu-
blicado en 2011 en el NEJM, aclara que no hay diferencias en cuanto
a los desenlaces clínicamente importantes, entre la administración
de furosemida por vía intravenosa en bolos o en infusión continua;
por tal razón, se podría usar cualquier estrategia, sin embargo, desde
el punto de vista práctico, se debe considerar que es más sencilla la
administración en bolos que la infusión continua. Por otro lado, las
dosis altas de furosemida intravenosa (2.5 veces la dosis ambulatoria
que venía recibiendo el paciente), podrían ser la estrategia inicial a
elegir, dado el hecho de lograrse un mayor volumen urinario, mayor
pérdida de peso y mejoría de la disnea. Sin embargo, cuando se uti-
lizan dosis altas de diurético se debe estar atento a la función renal;
pues, si bien la diferencia no fue significativa, un mayor número de
pacientes con dosis altas elevaron la creatinina con respecto al valor
basal (9).
Hay que recordar que antes de considerar un paciente “resistente
al manejo diurético” debemos ajustar la dosis del diurético de asa
según su función renal. Por ejemplo, la dosis máxima del bolo de
furosemida en un paciente con tasa de filtración glomerular (TFG)
mayor a 75 ml/min es 80 mg, sin embargo en un paciente con TFG
menor de 25 ml/min la dosis máxima del bolo puede llegar incluso a
ser de 200 mg y éste puede repetirse varias veces al día hasta lograr
la respuesta deseada (18). En estos pacientes podrían aplicarse otras
estrategias como el cambio de bolos a infusión o el uso del doble o
el triple bloqueo tubular (uso concomitante de tiazidas o diuréticos
ahorradores de potasio).
La dosis en pacientes que no venían con furosemida ambulato-
riamente es empírica e individualizada, pero una forma práctica de
iniciar el bolo es con una dosis de 20mg a 40 mg y titular a las dos
horas según respuesta. En la tabla 3 se puede observar la recopilación
realizada por los autores sobre las dosis recomendadas.
Adaptado de: Thind GS, Loehrke M, Wilt JL. Acute cardiorenal syndrome: Mechanisms and clinical implications.
Cleve Clin J Med. 2018 Mar;85(3):231-239.)
2. Vasodilatadores
Después de los diuréticos, los vasodilatadores son la terapia más
usada en falla cardíaca aguda. En teoría, ejercen un efecto beneficioso
doble al disminuir el tono venoso (que disminuye la precarga y, por
3. Inotrópicos y vasopresores
El uso de inotrópicos en pacientes con FCA es controversial. Los
resultados del OPTIME-CHF que evaluó Milrinone vs placebo en 951
pacientes no encontró reducción significativa en la mortalidad in-
trahospitalaria a 60 días, sin embargo, si hubo mayor hipotensión
y arritmias auriculares en el grupo asignado a Milrinone. El estudio
ADHERE evidenció de forma similar un aumento significativo en la
mortalidad en los pacientes tratados con inotrópicos vs pacientes
tratados con vasodilatadores. Resultados similares se informaron en
ensayos multicéntricos posteriores. Agentes con un mecanismo de
acción diferente a los inotrópicos convencionales han sido estudia-
dos, con resultados variables.
El levosimendan es un agente sensibilizador de calcio que aumen-
ta la contractilidad del miocardio y disminuye la poscarga, con un
riesgo significativamente menor de arritmias. Estudios iniciales que
comparan levosimendan con dobutamina evidenciaron reducción en
la presión en cuña capilar pulmonar, sin embargo con resultados con-
flictivos en cuanto a mortalidad. En el estudio REVIVE I y II aunque
se observaron beneficios sintomáticos en el brazo de tratamiento, no
hubo diferencias significativas en la mortalidad a los 90 días. El le-
vosimendan es preferible a la dobutamina para revertir el efecto de
4. Otros
• Vasopresores: En pacientes con choque cardiogénico, la no-
repinefrina demostró beneficio en reducción de mortalidad y
menos arritmias en comparación con la dopamina. El uso de
vasopresores es apropiado en pacientes con hipotensión e hi-
poperfusión que amenaza la vida, con el objetivo de mejorar al
paciente y administrar terapias enfocadas a la causa.
• Digoxina: Está indicada fundamentalmente para pacientes con
fibrilación auricular y frecuencia ventricular rápida (más de
110 lpm) y se administra en bolos intravenosos de 0,25–0,5mg
si no se administró previamente (0,0625–0,125 mg puede ser
una dosis adecuada para pacientes con disfunción renal mode-
rada o grave).
• Opiáceos: Alivian la disnea y la ansiedad. En la falla cardíaca
aguda, no se recomienda el uso sistemático y sólo deben utili-
zarse (con precaución) en pacientes con disnea grave, funda-
mentalmente con edema pulmonar.
• Oxígeno
Furoseminda en
(Fio2 según
bolos o en
condición Crisis
infusión y titular
clínica) hipertensiva Normotenso Hipotenso
según condición
• VMNI
clínica
• VMI
Conclusiones
• La FCA es una entidad común con alta carga de morbilidad y
mortalidad, el 75% se presentan como agudización de la falla
cardíaca crónica, 20% de nueva aparición y 5% en falla cardía-
ca terminal.
• La mayoría de pacientes ingresan con perfil hemodinámico
Stevenson B y menos del 5% lo hacen en choque cardiogénico.
• Las principales causas de descompensación se deben evaluar y
descartar según el acrónimo CHAMP, tener en cuenta además
las infecciones y las neumopatías crónicas que en Colombia
son causas comunes de falla cardíaca aguda.
• El diagnóstico se hace con una combinación de síntomas, sig-
nos, la radiografía de tórax y el EKG. Los péptidos natriuréticos
tienen su principal papel en descartar más que en confirmar el
diagnóstico.
• La restricción hídrica se debe considerar principalmente en pa-
cientes con mucha sobrecarga e hiponatremia concomitante, la
restricción de sal debe ser menor a tres gramos día.
• La ventilación mecánica no invasiva con CPAP o NIPPV de-
bería iniciarse prontamente en los pacientes con edema pul-
monar agudo cardiogénico y que se encuentran con marcada
disnea y/o acidosis respiratoria.
• La ultrafiltración se debe usar en pacientes con resistencia diu-
rética (no mejoran con dosis máximas recomendadas de diuré-
tico de asa y tiazida) y quienes tienen lesión renal aguda con
indicación de diálisis por alguna razón en particular (acidosis,
intoxicación, hiperkaliemia grave, uremia, etc.).
• El inicio de la furosemida debería ser antes de la primera hora
de la llegada al servicio de urgencias (tiempo puerta furosemi-
da menos de una hora).
• La dosis del bolo inicial en pacientes que venían tomando furo-
semida en la casa, debería ser 2.5 veces la misma e ir titulando
según respuesta. En quienes no estén con diuréticos de asa am-
bulatoriamente una forma práctica de iniciar el bolo es 20mg a
40 mg y titular a las dos horas según respuesta. Recordar siem-
pre que los bolos en pacientes con falla renal son mayores de-
pendiendo su TFG.
• Los vasodilatadores tienen un efecto beneficioso teórico en pa-
cientes con falla cardíaca aguda, lamentablemente la evidencia
que los respalda es muy baja. Debemos considerarlo siempre
Referencias
Introducción
Con frecuencia, los médicos de atención pri-
maria se enfrentan a pacientes que están en
riesgo de sangrado, tendencia al sangrado o
sangrado agudo. Para una aproximación efi-
caz al paciente con diátesis hemorrágica se
requiere comprensión básica de la hemostasia
normal, conocimientos semiológicos, capaci-
dad de interpretación de pruebas diagnósticas
y tener conceptos claros sobre enfermedades
que provocan sangrado.
En este capítulo, nos enfocaremos en el
abordaje del paciente con sangrado, desde un
enfoque fisiopatológico que permita la sospe-
cha clínica del tipo de diátesis hemorrágica,
la interpretación de las pruebas diagnósticas
básicas y una aproximación etiológica inicial.
Bases teóricas
El sistema hemostático se encarga de la ho-
meostasis entre los factores pro-coagulantes
y los anticoagulantes, con el fin de mantener
un equilibrio que permita conservar el flujo
sanguíneo a los tejidos sin formar trombos,
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
360 La Visión del Residente
Descarte consumo
Enfoque del TP prolongado aislado
de warfarina
Administre vitamina K
Mejoró No mejoró
No
Mida FVII
de mezclas
Sangrado
Sí No Sangrado Trombosis o eventos obstétricos
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
Hemofilia B
Figura 2 Enfoque del paciente con tiempo de tromboplastina parcial activado de forma aislada
recalcar que el TS no se recomienda como una prueba de valo-
ración preoperatoria; uso ha disminuido de forma dramática en
la práctica clínica, debido a variabilidad operativa secundaria
a aspectos técnicos en la ejecución de la prueba. A favor de la
misma se encuentra que es posible evaluar la función vascular,
por lo que si se tienen pruebas de función plaquetaria normales
con un tiempo de sangrado prolongado podría considerarse un
trastorno de la función vascular. En la tabla 2 se describen los
patrones clásicos de las alteraciones en las pruebas de la coa-
gulación y sus respectivas causas.
En casos de sospecha de disfunción de la hemostasia primaria con
estudios iniciales no orientadores, debe evaluarse el caso nuevamen-
te con el objetivo de identificar hepatopatía, uremia o hipotiroidismo
los cuales pueden provocar disfunción plaquetaria. En el contexto
de hemorragia digestiva y hallazgos al examen físico que orienten a
estenosis aórtica, podría la tendencia al sangrado ser explicada por
síndrome de Heyde. De forma similar, las válvulas mecánicas disfun-
cionales, injertos vasculares o dispositivos de asistencia ventricular,
podrían provocar el cambio conformacional de los multímeros cir-
culantes de von Willebrand originando déficit adquirido tipo 2a y
causar sangrado. Al contrario, cuando el fenotipo de la púrpura es
palpable, la prueba diagnóstica de mayor rendimiento es la biopsia
cutánea, su enfoque diagnóstico no se abordará en este capítulo ya
que sus causas abarcan principalmente los síndromes vasculíticos.
Desde el inicio de la aproximación diagnóstica deben tenerse en
mente trastornos que provoquen disfunción de hemostasia primaria,
principalmente de tipo púrpura seca no palpable (easy bruising). El
escorbuto, debe sospecharse en desnutridos, ancianos institucio-
nalizados, drogadictos, alcohólicos, o aquellos que viven en la po-
breza extrema o tienen una alimentación libre de frutas y verduras;
en estos pacientes la síntesis alterada de colágeno y la disposición
desorganizada del tejido conectivo genera púrpura perifolicular, con
hiperqueratosis folicular y vello enroscado, adicionalmente pue-
de causar equimosis, gingivorragia y síntomas inespecíficos. En la
↑: prolongado, ↓: disminuido: N: normal, NC: no forma coágulo, ND: no detectable, K2: marihuana sintética
*: No asociados con sangrado †: congénito o adquirido
1. Colestasis, nutrición parenteral total, malabsorción, enfermedad hemorrágica del recién nacido, desnu-
trición, antibioticoterapia de amplio espectro y prolongada.
2. Tratamiento o llenado insuficiente del tubo de la muestra.
3. Pueden cursar con sangrado y/o trombosis
4. Escorbuto, amiloidosis, hipercortisolismo, Ehler-Danlos, Crioglobulinemia, telangiectasia hemorrágica
hereditaria.
5. Edoxaban, Rivaroxaban, Apixaban.
6. Dabigatran
mayoría de instituciones no está disponible la medición de vitamina
C, por esta razón, ante la sospecha clínica se procede a la suplemen-
tación de la vitamina en dosis de 500 a 1000mg/día por un mes, los
pacientes refieren mejoría de sus síntomas generales desde el primer
día de manejo y la fragilidad capilar mejora en el plazo de semanas.
El hipercortisolismo endógeno o exógeno debido a sus efectos catabó-
licos conlleva a disminución de la hipodermis, con lo cual se pierde
el tejido de soporte de los vasos sanguíneos y ante traumas mínimos
se generan equimosis extensas. Los pacientes con amiloidosis depo-
sitan este material entre el endotelio y la membrana basal de los va-
sos sanguíneos dérmicos, lo cual genera fragilidad capilar extrema;
la aparición de púrpura peri-orbitaría post-proctoscopia (4 Ps) o ante
maniobras de Valsalva ha sido considerada casi una manifestación
clínica patognomónica de esta entidad. Los pacientes con telangiec-
tasia hemorrágica hereditaria cursan con epistaxis espontáneas y re-
currentes, aparición de telangiectasias principalmente en labios. En
pacientes con hiperextensibilidad cutánea, cicatrices atróficas am-
plias en rodillas o codos e hiperlaxitud articular debe sospecharse
síndrome de Ehlers-Danlos. Otras causas que se sospecharan según
el escenario clínico son el daño actínico, la púrpura de Waldenström,
la dermatosis purpúrica pigmentada y la enfermedad injerto contra
huésped. En la figura 3 se presenta un algoritmo práctico para el en-
foque de los pacientes con disfunción de hemostasia primaria.
Pruebas especializadas
• Pruebas de función plaquetaria: El PFA-100 simula la forma-
ción del tapón de plaquetas in vivo al pasar la sangre del pa-
ciente a través de una abertura recubierta con colágeno/epin-
efrina o colágeno/adenosina. El tiempo hasta el cese del flujo
por la abertura se registra como tiempo de cierre y es el resul-
tado que se evalúa. Como ventaja tiene que es una prueba que
se realiza mucho más rápido que los estudios de agregabilidad.
En general, un resultado normal, tiene un buen valor predic-
tivo negativo, pero solo para trastornos severos, por lo que no
Patrón sugestivo de
Continúa sospecha Bernard-Soulier o
Capilaritis de Schamberg vWD tipo 2
Insuficiencia venosa
crónica
Escorbuto Solicite No Sí
Hipercortisolismo Revise extendido: Diagnóstico de
estudios ¿Macroplaquetas? Bernard-Soulier
Amiloidosis para vWD
Telangiectasia hemorrágica
hereditaria
Síndrome de Ehler-Danlos
Sin causa clara y persiste Citometría de flujo, pruebas
sospecha de un trastorno de de liberación de gránulos,
la función plaquetaria microscopia electrónica
Jairo Alfonso
Gándara Ricardo
Médico Internista,
Universidad Nacional
de Colombia
Cardiólogo Clínico,
Universidad de Antioquia
Generalidades
Se estima que cerca de ocho de cada diez per-
sonas sufrirán un episodio de síncope en el
transcurso de su vida, para algunos tendrá un
comportamiento recurrente con gran impacto
en la calidad de vida y, aunque la mayoría de
las causas potenciales son benignas y autoli-
mitadas, otras están asociadas con una morbi-
lidad y mortalidad significativas. Como moti-
vo de consulta es bastante frecuente y puede
alcanzar hasta el tres por ciento de todas las
visitas a los servicios de emergencia y hasta el
10% de los ingresos hospitalarios en centros
generales de países industrializados; esta cifra
puede ser aún mayor en hospitales especiali-
zados en cuidado cardiovascular. La mitad de
los pacientes con síncope requerirá cuidado
intrahospitalario, esta cifra puede oscilar en-
tre el 16–84%.
El diagnóstico diferencial de los pacientes
con síncope es muy amplio y el enfoque inicial
está dirigido a establecer la causa, con una es-
trategia costo-efectiva centrada en la historia
clínica, el examen físico e interpretación de
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
384 La Visión del Residente
Definiciones
El síncope es una pérdida transitoria del tono postural y la cons-
ciencia debida a una hipoperfusión cerebral global, caracterizada por
un rápido inicio, una duración corta y una recuperación espontá-
nea y completa. El pre-síncope (es decir, cerca de la pérdida de cons-
ciencia) y el síncope verdadero deben considerarse manifestaciones
del mismo síntoma. En general, el inicio es súbito aunque algunos
pacientes describirán densos síntomas prodrómicos de duración va-
riable, no hay claridad sobre cuando tiempo es una “duración corta”,
generalmente la duración no suele ser superior a los cinco minutos
y la gran mayoría de los pacientes estará consciente en menos de
diez minutos, entre más prolongada es la duración será menos pro-
bable que la alteración del estado de consciencia esté explicada por
hipoperfusión cerebral global. La recuperación del paciente no debe
estar mediada por intervenciones externas como la infusión de solu-
ciones dextrosadas o la terapia eléctrica, adicionalmente ésta debe
ser completa sin secuelas motoras y sensitivas y sobre la etiología se
debe presumir clínicamente al hipoperfusión cerebral total. Aunque
el episodio cercano al síncope (pre-síncope atrás) es menos dramáti-
co y algunos de las revisiones sobre su importancia son menos con-
vincentes, la recomendación clínica general es abordarlos de mane-
ra similar. El síncope comparte muchas características clínicas con
otros fenómenos médicos que hacen parte sindromáticamente de la
pérdida transitoria del conocimiento (PTC), ésta puede ser de causa
traumática (que no se abordará en este documento) o de casusa NO
traumática que incluye al síncope, manifestaciones de la epilepsia,
alternaciones vasculares focales o generalizadas y alteraciones de la
esfera emocional, la tabla 1 resumen las definiciones necesarias en el
escenario de síncope y quejas similares.
Es bastante difícil establecer la prevalencia de las causas del sínco-
pe, entre otras razones por las definiciones heterogéneas utilizadas y
las diferencias por sexo, edad y contexto clínico de cada paciente. No
obstante, hay datos suficientes para afirmar que el síncope reflejo es
la causa más frecuente de síncope en todas las edades y en la mayoría
de los contextos clínicos, seguido por el síncope de origen cardiaco.
Las causas cardiacas varían ampliamente en diferentes reportes; por
ejemplo, parece más frecuente entre las personas de mayor edad y
para los pacientes atendidos en servicios de emergencias especializa-
dos en cuidado cardiovascular; adicionalmente, estas causas cardia-
cas son muy raras en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Para los
pacientes menores de 40 años, la hipotensión ortostática es una causa
infrecuente de síncope, mientras que cobra protagonismo entre los
pacientes más ancianos.
Definición Características
Síncope Síntoma caracterizado por pérdida de abrupta de la consciencia, tran-
sitoria y completa, asociada con la incapacidad de mantener el tono
postural, con recuperación rápida y espontánea. Bajo mecanismo es la
hipoperfusión cerebral global.
Pérdida de conciencia Un estado cognitivo en el cual uno no se percata de sí mismo y de su
situación, con incapacidad para responder a los estímulos.
• Pérdida transitoria
de la consciencia La pérdida transitoria de la conciencia puede dividirse en síncope y
condiciones no sincopales. Estas últimas, incluyen las convulsiones,
la hipoglucemia, afecciones metabólicas, intoxicación por drogas o
alcohol y conmoción cerebral debido a trauma. Se presume que el
mecanismo subyacente del síncope es una hipoperfusión cerebral
global, mientras que en la pérdida de la consciencia no sincopal las
condiciones se atribuyen a diferentes mecanismos.
Definición Características
Pre-síncope Los síntomas antes del síncope. Estos síntomas pueden incluir mareos
(episodio cercano al extremos, sensaciones visuales, como “visión de túnel” o “desvaneci-
síncope) miento inminente”, fatiga, debilidad, palidez y diaforesis; el pre-síncope
puede progresar al síncope o puede abortarse sin él.
Síncope inexplicable Síncope para el cual la causa no está determinada después de una
(síncope de etiología evaluación inicial que el experto con experiencia considera apropiada.
indeterminada) Esta evaluación inicial incluye, interrogatorio completo, examen físico
y un electrocardiograma.
Intolerancia Consiste en una constelación de síntomas que incluyen mareos fre-
ortostática cuentes, recurrentes o persistentes, palpitaciones, temblores, debilidad
generalizada, visión borrosa, intolerancia al ejercicio y fatiga al pararse.
Estos síntomas pueden ocurrir con o sin taquicardia postural ortostá-
tica, hipotensión ortostática o síncope. Personas con intolerancia or-
tostática tienen, al menos, uno de estos síntomas asociados con una
capacidad reducida para mantener una postura erguida.
• HO neurogénico Subtipo de HO que se debe a una disfunción del sistema nervioso autó-
nomo y no sólo a factores ambientales (p. ej., deshidratación o medica-
mentos). La HO neurogénica se debe a lesiones que afectan al sistema
nervioso autónomo central o periférico.
Tabla 1 Definiciones y características a tener en cuenta en el escenario
del síncope y quejas similares (continuación)
Definición Características
Síncope cardíaco Síncope causado por bradicardia, taquicardia o hipotensión debido a un
(cardiovascular) bajo índice cardíaco, obstrucción del flujo sanguíneo, vasodilatación,
o disección vascular aguda.
Síncope no cardíaco Síncope debido a causas no cardíacas, que incluyen síncope reflejo,
HO, hipovolemia, deshidratación y pérdida de sangre aguda.
Reflejo (mediado Ocasionado por reflejo neuromediado que causa vasodilatación, bradi-
neurológicamente) cardia o ambos.
Síncope
• Síncope vasovagal Es la forma más común de síncope reflejo mediado por el reflejo va-
(SVV) sovagal. Puede ocurrir con una postura erguida (de pie o sentados) o
expuestos a estrés emocional, dolor o entornos médicos; se caracteriza
típicamente por diaforesis, náuseas y palidez, se asocia con hipotensión
vasodepresora y/o bradicardia inadecuada y es seguido a menudo por
fatiga en el período de recuperación. Las características típicas pueden
estar ausentes en los pacientes mayores. Usualmente está precedido de
desencadenantes identificables y/o por un pródromo característico. El
diagnóstico se realiza principalmente sobre la base de una historia com-
pleta, exploración física y el relato de testigos si está disponible.
• Síndrome del seno Síncope reflejo asociado con hipersensibilidad del seno carotideo. La
carotideo hipersensibilidad del seno carotideo está presente cuando hay una
pausa de 3 segundos y/o se produce una disminución de la presión
sistólica de 50mmHg tras la estimulación del seno carotideo. Ocurre
con mayor frecuencia en pacientes mayores. La hipersensibilidad del
seno carotideo puede asociarse con diversos grados de síntomas.
Síncope reflejo asociado con una acción específica, como toser, reír,
• Síncope situacional
tragar, la micción o defecación. Los eventos sincopales están estrecha-
mente asociados con funciones físicas específicas
Síndrome de Un síndrome clínico que generalmente se caracteriza por todo lo si-
taquicardia postural guiente: 1) síntomas frecuentes que ocurren al estar de pie (por ejemplo,
(ortostática) (POTS) mareos, palpitaciones, temblores, debilidad generalizada, visión borrosa,
intolerancia al ejercicio y fatiga); y 2) criterios para POT (ver atrás). Los
síntomas asociados con POTS incluyen aquellos que ocurren de pie (por
ejemplo, mareos, palpitaciones); aquellos que no están asociados con
posturas particulares (por ejemplo, náusea, diarrea, dolor abdominal); y
aquellos que son sistémicos (por ejemplo, fatiga, trastornos del sueño,
migrañas); la frecuencia cardíaca en pie suele ser de 120 lpm.
Pseudosíncope Síndrome de pérdida de conciencia aparente pero no verdadera, que
psicógeno puede ocurrir en ausencia de cardiopatía, reflejo, causas neurológicas,
o metabólicas.
Tomado y modificado a partir de: 2017 ACC/AHA/HRS guideline for the evaluation and management of
patients with syncope.
Fisiopatología
El principio fundamental para la presentación del síncope es la
hipoperfusión cerebral global. Ésta es ocasionada por caída del gasto
cardiaco, la resistencia vascular sistémica total o ambas; con frecuen-
cia, ambos mecanismos actúan conjuntamente aunque en distintos
niveles de intensidad. Diversas etiologías pueden conducir a este
fenómeno, cada una de ellas con un pronóstico diferente dentro de
la evolución de los pacientes con síncope, la figura 1 representa los
aspectos fisiopatológicos en la presentación del síncope; dentro de
las causas más importantes de la resistencia periférica total dismi-
nuida encontramos: la reducción de la actividad refleja, ésta usual-
mente ocasiona vasodilatación conduciendo al síncope reflejo de tipo
vasodepresor, que aparece en el anillo exterior de la figura 1; luego
tenemos la falla funcional y la falla estructural del sistema nervioso
autónomo, falla que también puede ser inducida por fármacos en pre-
sencia de un sistema autónomo completamente normal (se grafica en
el anillo exterior de la figura, al igual que las anteriores).
El gasto cardiaco bajo también puede ser mediado por varios me-
canismos, a saber: el primero, es la bradicardia refleja, que se deno-
mina síncope reflejo de predominio cardioinhibitorio, usualmente,
con un comportamiento benigno pero puede llegar a ser incapaci-
tante cuando sus presentaciones son recurrentes. Otras causas de
bajo gasto cardíaco son las alteraciones estructurales o en la función
cardiovascular representada por las taqui y bradiarritmias, las lesio-
nes obstructivas al tracto de salida del ventrículo izquierdo, la em-
bolia y la hipertensión pulmonar. Otra causa frecuente es la caída
en el gasto cardiaco mediado por una precarga inapropiada como en
el caso de un retorno venoso inadecuado por hipovolemia o la acu-
mulación venosa caudal o abdominal. Finalmente, la incompetencia
inotrópica debido a la disfunción del sistema nervioso autónomo que
puede reducir el gasto cardiaco. Debe quedar claro que estos meca-
nismos primarios pueden participar simultáneamente de diferentes
maneras.
Síncope reflejo
Síncope
cardíaco
Hipotensión ortostática
Figura 1
Tomado a partir de 2018 Guía ESC 2018 sobre el diagnóstico y el tratamiento del síncope.
Ataque isquémico transitorio (AIT) Se presenta siempre con signos y síntomas neurológi-
vertebro-basilar cos, normalmente sin PTC; si hay pérdida del conoci-
miento, su duración es mayor que en la PTC.
Tomado y modificado a partir de: 2018 Guía ESC 2018 sobre el diagnóstico y el tratamiento del síncope.
Electrocardiograma
Bajo riesgo
• ECG normal
Menor (solo de alto riesgo en caso de his-
Alto riesgo toria compatible con síncope relacionado
Mayor: con arritmia):
• Cambios en el ECG compatibles con isquemia aguda • BAV de segundo grado Mobitz I y BAV
• BAV de segundo o tercer grado Mobitz II-Fa lenta (<40 lpm) de primer grado con prolongaciñon acu-
• Bradicardia sinusal persistente (<40 lpm) o bloqueo si- sada del intervalo PR
nocurricular repetitivo o pausas sinusales >3s en estado • Bradicardia sinusal asintomática leve
de vigilia y ausencia de ejercicio físico. Bloqueo de rama, (40-50 lpm) o FA lenta (40-50 lpm) 56
trastorno de la conducción intraventricular, hipertrofia • TSV paroxística o FA
• Complejo QRS preexcitado
ventricular u ondas Q corruptibles con cardiopatía isqué-
• Intervalo QT corregido corto (< 340 ms)
mica o miocardiopatía
• Patrones de bregada atípicos
• TV sostenida y no sostenida. Mal funcionaiento de un dis- • Ondas T negativas en derivaciones pre-
positivo cardíaco implantable. Patrón de Brigada de tipo I cordiales derechas, ondas épsilon com-
• Elevación del segmento ST con morfología de tipo I en las patibles con miocardiopatía arritmogé-
derivaciones Vi-V3 (patrón de Brigada) nica del ventrículo derecho
• Complejo QT >460 ms en ECG de 12 derivaciones repetido
Sospecha NO
Estudie y trate
de síncope según la causa
Historia, examen
físico y ECG
Conclusiones
El síncope es un síntoma bastante frecuente. Un número impor-
tante de pacientes presentará al menos un episodio en su vida y un
porcentaje significativo de ellos consultará por urgencias.
La evaluación inicial de los pacientes está basada en la construc-
ción de una minuciosa historia clínica, exploración física organizada
y la interpretación sistemática del electrocardiograma; este enfoque
ayudará a establecer el diagnóstico en el 60% de los casos. El estudio
posterior de los pacientes sin diagnóstico preciso estará guiado por
el perfil de riesgo que igualmente está determinado por las caracte-
rísticas clínicas y electrocardiográficas iniciales; dependiente de la
evaluación de éste se dará manejo ambulatorio con educación a los de
bajo riesgo y observación o incluso hospitalización para los pacientes
de riesgo elevado. Las ayudas diagnósticas en síncope deben ser or-
denadas de forma individual, está claro que los exámenes rutinarios
no aumentan la probabilidad del diagnóstico y sí generan más costos.
Lecturas recomendadas
María Clara
Velásquez González
Residentes de Medicina Física
y Rehabilitación,
Universidad de Antioquia
Anatomía
Un nervio está compuesto por axones no mie-
linizados y mielinizados, estos últimos son
aquellos que están cubiertos por células de
Schwann. Aunque, realmente, los axones no
mielinizados reciben un aporte compartido de
mielina por parte de una célula de Schwann, a
diferencia del axón mielinizado que tiene una
capa individual de mielina. Cada axón está
cubierto de fibras de colágeno que forman un
tejido conectivo llamado endoneuro; al mis-
mo tiempo, varios grupos de axones se juntan
para formar fascículos cubiertos por un tejido
delgado llamado perineuro; finalmente, es-
tos fascículos se unen y cubren por otra fuer-
te capa de tejido conectivo “epineuro” para
constituir lo que se conoce como nervio peri-
férico (figura 1).
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
404 La Visión del Residente
Endoneuro Epineuro
Nervio periférico
Perineuro
Célula de Schwann
Axón amielínico
Fascículo
Nódulo de Ranvier
Célula de Schwann
Figura 1
Corte transversal de un nervio periférico, mostrando la distribución fascicular de los axones así como
unos axones mielínicos y otros amielínicos. También se pueden apreciar las diferentes capas de tejido
conectivo que componen el nervio.
Clasificación
Inicialmente, fue Seddon en 1947 quien propuso una clasificación
para la lesión del nervio; Sunderland agregaría otra clasificación en
1951, las cuales son las que se utilizan actualmente en conjunto con
la clasificación de Mackinnon de 1988 (tabla 1).
Figura 2 Signo OK
Tomado de: Preston D. Shapiro B. Electromyography and Neuromuscular disorders, Third edition, 2013.
ciente con NIP aún puede extender la muñeca, pero débilmente, con
una desviación radial. Esto se debe a la relativa preservación del ex-
tensor radial largo del carpo, con debilidad del extensor cubital del
carpo. En NIP, no hay pérdida sensorial cutánea.
El nervio sensorial radial superficial se extiende subcutáneamen-
te al lado del radio. Su ubicación superficial junto al hueso lo hace
extremadamente susceptible a la compresión, un síndrome acuñado
como “queralgia parestésica”, o síndrome de Wartenberg. Es una neu-
ropatía que inicialmente se consideraba poco frecuente; sin embargo,
lo más probable es que esté subdiagnosticada. Actualmente, se han
descrito múltiples causas (tabla 2). En cuanto a la sintomatología, el
paciente suele referir dolor y parestesias en la superficie radial dorsal
de la muñeca, con irradiación al dorso del pulgar y del segundo y
tercer dedos, que empeora con los movimientos de la muñeca; tam-
bién, es frecuente encontrar el signo de Tinel sobre el recorrido del
nervio. El hallazgo de atrofia o paresia muscular debe hacer dudar el
diagnóstico.
El tratamiento dependerá de la etiología subyacente, por lo que es
útil hacer estudios para diabetes, y una electromiografía con veloci-
dades de conducción para confirmar el diagnóstico, así como indagar
acerca del uso de reloj con pulsera estrecha, o la costumbre de cargar
bolsas y objetos en el antebrazo.
• Diabetes mellitus
• Trauma (fracturas, contusiones)
• Enfermedad de De Quervain
• Masa (tumores, lipomas)
• Operaciones previas
• Externa por esposas, relojes de pulsera muy ajustados o cargar bolsos en la muñeca
Bibliografía
Liliana María
Guevara Saldaña*
Residente III año de
Alergología Clínica
Universidad de Antioquia
Introducción
Las reacciones de hipersensibilidad (RHS)
inducidas por medicamentos, constituyen un
problema importante de salud pública debido
al riesgo de ocasionar reacciones graves y po-
tencialmente fatales como la anafilaxia y las
reacciones adversas cutáneas graves (RACG),
además del reto que implica para el médico
el reconocimiento oportuno de la reacción,
el adecuado manejo, y la toma de decisiones
terapéuticas, que incluye definir un medica-
mento alternativo seguro para el tratamiento
de la condición clínica del paciente.
Este capítulo fue diseñado para ayudar al
médico general a realizar un abordaje integral
del paciente con reacciones adversas a medi-
camentos (RAM), que le permita identificar
las RHS y diferenciarlas de las RAM tipo A,
establecer los patrones más comunes y la gra-
vedad de la reacción, e informar el riesgo y
la necesidad de la evitación estricta del me-
Definición
Según la Organización Mundial de la Salud, las RAM son consi-
deradas una respuesta nociva y no intencionada que ocurre a una
dosis normal, utilizada como profilaxis, diagnóstico y/o tratamiento.
La clasificación propuesta por Rawlins y Thompson las diferencia
en dos grandes grupos: RAM tipo A y tipo B. Las tipo A son las más
comunes (70%–80%), se consideran predecibles, dosis dependiente y
son consecuencia de la acción farmacológica del medicamento, por
lo cual ocurre en sujetos sanos; en este grupo se incluyen los efectos
secundarios y la interacción medicamentosa. Las tipo B son menos
comunes (15%), dosis independiente, impredecibles y no se relacio-
nan con los efectos farmacológicos del medicamento; se presentan en
sujetos con predisposición genética y son las que se denominan RHS.
Las RHS a su vez se subdividen en reacciones mediadas inmuno-
lógicamente, que incluye la formación de anticuerpos como la inmu-
noglobulina E (IgE) y la activación de células T, y las no mediadas
inmunológicamente que son debidas a liberación directa de media-
dores de los mastocitos y basófilos, sin intervención de anticuerpos
o células. Sólo cuando un mecanismo inmunológico es demostrado,
estas reacciones deben ser clasificadas como alergia al medicamento.
Las RHS inmunológicas o alérgicas se subdividen según la clasifi-
cación de Gell y Coombs (tabla 1) en:
Tipo I: Reacciones inmediatas que ocurren en minutos a horas des-
pués de la exposición al medicamento, requieren de la presencia de
una IgE específica contra el medicamento o su metabolito reactivo.
Los medicamentos más frecuentemente involucrados son las peni-
cilinas, cefalosporinas y los agentes bloqueadores neuromusculares.
Tipo II: Reacciones de tipo tardío que involucran citotoxicidad
IgG mediada, dirigida contra la membrana de eritrocitos, leucocitos,
plaquetas y células precursoras hematopoyéticas en la médula ósea;
la estructura de la membrana celular es modificada causando una
respuesta inmune dirigida contra la célula o el medicamento puede
inducir directamente un cambio conformacional de la membrana ce-
lular. Clínicamente se presentan con anemia hemolítica, trombocito-
penia, citopenia, proteinuria y hematuria.
Tipo III: Reacción de tipo tardío que involucra la formación de
complejos inmunes IgG o IgM que se unen a las células endoteliales
donde se depositan e inducen activación del complemento en los pe-
queños vasos sanguíneos. Usualmente, son reacciones asintomáticas
o pueden manifestarse como enfermedad del suero, lupus eritemato-
so inducido por medicamentos, nefritis intersticial o vasculitis.
Tipo IV: Reacciones tardías mediadas por células T. Usualmente
toman varios días a semanas para manifestarse clínicamente luego
de la exposición al medicamento. La piel es el órgano blanco con
mayor frecuencia, pero puede comprometer cualquier órgano. Las
manifestaciones clínicas van desde el exantema maculopapular, la
dermatitis de contacto y la erupción fija por medicamentos hasta las
RACG que amenazan la vida, como el Síndrome de Steven Johnson/
Necrólisis Epidérmica Tóxica (SSJ/NET), síndrome de hipersensibili-
dad inducido por medicamentos también conocido como reacción a
medicamentos con eosinofília y síntomas sistémicos (DIHS o DRESS,
por sus siglas en inglés) y la pustulosis exantemática generalizada
aguda (PEGA).
Generalidades
Se estima que los efectos adversos por medicamentos dan cuen-
ta del 5% de las admisiones hospitalarias y que puede ocurrir en el
10–20% de los pacientes hospitalizados. La sospecha de alergia a me-
dicamentos representa el 15% de las remisiones a especialista entre
los adultos y 10% en la población infantil. Los medicamentos que
con mayor frecuencia se consumen en todas las poblaciones son los
betalactámicos y los anti inflamatorios no esteroideos (AINEs), por lo
que son los principales implicados en las RHS. En adultos, los AINEs
son la causa más frecuentemente reportada (24%) seguido por los be-
talactámicos, principalmente penicilinas y cefalosporinas, mientras
que en la población pediátrica los betalactámicos son los principales
implicados (80%). La anafilaxia es rara y ocurre en promedio entre
0.004% a 0.04% de los casos y cerca del 10% de estas son fatales. Es-
tos datos confirman que las RAM constituyen un problema de salud
pública.
Betalactámicos
La prevalencia del auto reporte de alergia a penicilinas es del 8%
en la población general y cerca del 10% en los pacientes hospitali-
zados. Aunque la alergia a penicilinas se reporta de forma frecuente,
muchos estudios han demostrado que cerca del 80 al 90% de estos
individuos realmente toleran las penicilinas luego de una evaluación
alergológica, concluyendo que cerca del 90% de estos pacientes no
son alérgicos.
La mayoría de las RHS a betalactámicos son alérgicas y se deben
a la formación de anticuerpos IgE específicos dirigidos contra la ca-
dena lateral (R). Con menor frecuencia estos anticuerpos se dirigen
contra el anillo betalactámico formado por cuatro carbonos, que al
degradarse forma metabolitos reactivos descritos como determinan-
tes mayores y menores (figura página 432). El conocimiento de estos
mecanismos patogénicos es importante para determinar la reactivi-
dad cruzada entre los betalactámicos.
Las cefalosporinas son generalmente bien toleradas, con una inci-
dencia de reacciones adversas no severas en solo el 1% al 3% de los
pacientes tratados, mientras que la incidencia de anafilaxia es del
0.0001% al 0.1%. Anteriormente se reportaba reactividad cruzada en-
tre penicilinas y cefalosporinas hasta en el 10% de los pacientes, sin
embargo estos valores se debían a contaminación ya que los primeros
compuestos de cefalosporinas contenían trazas de penicilinas en sus
preparaciones. Con el advenimiento de moléculas sin contaminación,
la reactividad cruzada real no alcanza el 1%, siendo más frecuente
con las cefalosporinas de primera y segunda generación que con las
de tercera y cuarta. La reactividad cruzada entre ambos medicamen-
tos se debe principalmente a similitudes en las cadenas laterales, por
Manejo
La anafilaxia es una emergencia médica y el tratamiento de elec-
ción es la adrenalina que debe ser administrada tan rápido como sea
posible y sin retrasos para evitar eventos mortales. Se debe adminis-
trar a dosis de 0.01 mg/kg máximo 0.5 mg, por vía intramuscular en
el tercio medio y lateral del muslo. Los glucocorticoides, antihistamí-
nicos y broncodilatadores son tratamientos adicionales que ayudan a
mejorar los síntomas, pero que no sustituyen la adrenalina ni debe-
rían retrasar su administración.
El diagnóstico de alergia a medicamentos recae por completo en
los estudios alergológicos, y una vez se ha confirmado, la primera
medida terapéutica es la evitación estricta del fármaco implicado en
Lecturas recomendadas
Introducción
La historia de la humanidad y la evolución del
hombre han estado condicionadas por la ex-
posición a una innumerable cantidad de mi-
croorganismos causantes de infecciones que
han comprometido la salud y vida de grupos
poblacionales enteros. Desde antiguas civili-
zaciones, las enfermedades infecciosas han
sido relacionadas con castigos divinos y pos-
teriormente con condiciones precarias de hi-
giene y de recursos económicos, así como de
hacinamiento. Durante años, los casos de in-
fección por el virus de inmunodeficiencia hu-
mana (VIH) y el virus de la hepatitis B (VHB)
han sido delimitados a grupos de alto riesgo,
sin embargo, en las últimas décadas esta po-
sición ha cambiado, debido a la globalización
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
432 La Visión del Residente
Exposición a VIH
El VIH es miembro de la familia Retroviridae, tiene nueve genes,
de los cuales gag, pol y env realizan las funciones más relevantes. El
gen gag codifica para proteínas precursoras de la cápside como p55,
que se divide en p24, p17, p6 y p7, necesarias para procesos de reco-
nocimiento e integración del ARN. El gen pol codifica para enzimas
virales que incluyen una proteasa, transcriptasa reversa, integrasa y
ribonucleasa. Por último, el gen env, codifica para glicoproteínas de
envoltura (gp160), que unida a la glicoproteína de superficie (gp120)
y proteína transmembrana (gp41) serán necesarias para la fusión del
virus. La característica fundamental de esta familia es que el genoma
viral es transcrito a ADN a partir de ARN por la transcriptasa reversa,
para posteriormente integrarse a la célula huésped por medio de múl-
tiples mecanismos complejos, mediados principalmente por la inte-
grasa. De las células diana, infecta predominantemente linfocitos T
CD4 (LTCD4), pero además, a células T CD8, monocitos y macrófagos
que expresan correceptores de citoquinas CXCR4 y CCR5, obligato-
rios para permitir el ingreso a la célula. Es importante resaltar que su
capacidad de permanecer latente en células quiescentes, es lo que lo
hace hasta el momento incurable.
Se estima que en el mundo existen 37 millones de personas infec-
tadas por VIH, de esta cifra, las mujeres representan más la mitad de
los casos, lo que se convierte en un gran problema de salud pública.
Cuando se definieron los primeros casos, se consideró que el VIH
era una infección que conducía a una “enfermedad terminal”, pero
gracias al tratamiento antirretroviral (ARV), se ha convertido en una
patología crónica y tratable, secundario además al mejor conocimien-
to del comportamiento del virus y al impacto de las estrategias pre-
ventivas, que buscan, en el caso de las mujeres, un beneficio dual, la
disminución de la carga viral y sus respectivas complicaciones según
el grado de inmunosupresión, además de reducir el riesgo de trans-
misión materno-fetal.
Formas de transmisión
Existen tres formas de transmisión.
1. Transmisión in útero del 10%: Es más frecuente en el último
trimestre. La fisiopatología no está clara y existen diferentes
teorías. Se habla de microtransfusiones de sangre materna
hacia el feto, paso transplacentario del virus durante una co-
rioamnionitis o infección de células trofoblásticas que expre-
san receptores CD4. Debe recordarse, que las cargas virales de
VIH detectables en la madre y el inicio de ARV después de la
semana 28, son los principales factores de riesgo que favorecen
la transmisión.
2. El parto es el principal mecanismo de transmisión vertical (60–
70%): La vía del parto es determinante ya que durante el parto
Tabla 1 Antirretrovirales
Medicamento Dosis
Zidovudina (AZT) 4 mg/kg/dosis cada 12 horas durante 6 semanas
Lamivudina (3TC) 2 mg/kg/dosis cada 12 horas durante 6 semanas
Nevirapina (NVP) 4 mg/kg/dosis cada 48 horas por 3 dosis
Seguimiento
A todo recién nacido expuesto a madre con infección por VIH se
le debe iniciar profilaxis ARV y, es durante el seguimiento, cuando se
confirmará o descartará el diagnóstico de VIH.
Una vez iniciada la profilaxis al nacimiento, se debe garantizar cita
de seguimiento con especialista en enfermedades infecciosas, con re-
sultado de carga viral ultrasensible al mes de vida. En esta consulta se
suspende la profilaxis al completar seis semanas y se inicia profilaxis
para Pneumocystis jirovecii con Trimetoprim/sulfametoxazol ya que
el pico de infección por este microorganismo es entre el tercer y sexto
mes de vida. Si se confirma que el niño tiene VIH, debe continuar la
profilaxis hasta el año de edad; si es indeterminado, continuar hasta
descartarlo. La segunda carga viral se debe realizar al cuarto mes.
Se habla de diagnóstico descartado de VIH, cuando el niño tiene
carga viral negativa al mes de vida y a los cuatro meses o dos pruebas
para anticuerpos VIH negativas al sexto mes o según recomendación
de expertos, prueba de ELISA negativa a los 18 meses (ver algoritmo 1).
copias/ml copias/ml
>5000 <5000
INICIAR copias/ml copias/ml
ARV y
No VIH repetir de
Diagnóstico Repetir
inmediato
VIH al mes
Algoritmo 1 Adaptado de la Guía de Práctica Clínica (GPC) basada en la evidencia científica para la atención de la
infección por VIH en niñas y niños menores de 13 años de edad.
Fisiopatología
Su fisiopatología es compleja, ya que el virus por sí solo no daña
los hepatocitos, pero sí induce a una respuesta inmune hospedera
mediada, principalmente, por linfocitos T citotóxicos, que son los
que originan el daño hepatocelular. Durante la replicación, el virus
presenta dos formas: un virión y una envoltura cuyo único contenido
es un HBsAg, que se asocia en forma importante al período de alta
replicación; también está presente el HBcAg. Por otra parte, en los
casos en los que la madre es seropositiva para HBeAg, un antígeno de
menor tamaño que favorece el paso transplacentario, su interacción
con el sistema inmune del feto o recién nacido, induce una respuesta
Mecanismos de transmisión
Los mecanismos de transmisión varían según la endemicidad, sien-
do la transmisión horizontal el principal en regiones hiperendémicas
como África, se asocia a núcleos familiares con varios miembros in-
fectados, convivencia con hermanos y el uso de agujas y jeringas no
estériles. La cronicidad de la infección es menor en la transmisión
horizontal cuando se presenta en la edad preescolar y en la adultez,
estudios observacionales describen que es de 23% y 2.7% respectiva-
mente.
En zonas endémicas, como es el caso de Suramérica, el mecanismo
de transmisión predominante es vertical madre-hijo, cuando ocurre
una infección aguda o durante la exacerbación de la infección cróni-
ca, que es frecuente durante el embarazo, es también, la forma como
se perpetúa la transmisión del virus entre generaciones. La transmi-
sión se da en mayor proporción durante el trabajo de parto y en el
contacto con secreciones infectadas; solo entre el 2 y 4% se presenta
en útero. Los procedimientos invasivos como la amniocentesis po-
drían favorecer la transmisión, aunque los estudios no han mostrado
que exista un riesgo significativo. La seropositividad de la madre es
fundamental en la infección, los hijos de madre seropositivas para
HBsAg/HBeAg tienen un riesgo de infección del 90%, que contrasta
con los hijos de madre que solo son positivas para HBsAg situación
con un riesgo menor que varía entre un 5 y 20%, se logra diferenciar
el momento de la transmisión vertical cuando al nacer el recién na-
cido presenta HbsAg positivo. Respecto a la lactancia materna, pese
a que hay estudios donde se ha aislado el virus hasta en el 72% de
las muestras de la leche materna, no se ha demostrado que haya un
mayor riesgo de transmisión de la infección cuando se compara con
alimentación con fórmulas lácteas.
No deben despreciarse otras formas de transmisión como el reque-
rimiento de múltiples transfusiones de hemoderivados.
Manifestaciones clínicas
En general, los estudios coinciden con que la presentación de ma-
nifestaciones clínicas es infrecuente en el momento del nacimiento
inmediato y este estado de asintomático puede persistir hasta la ado-
lescencia e, incluso, hasta la edad adulta. Debe sospecharse hepatitis
B aguda ante la presencia de irritabilidad, hiporexia, vómito, fiebre e
ictericia, signos inespecíficos que deben valorarse en el contexto de
infección por hepatitis B. El pronóstico de la hepatitis aguda es alen-
Diagnóstico en la gestante
La guía de práctica clínica para la prevención, detección temprana
y tratamiento de las complicaciones del embarazo, parto o puerperio
del Ministerio de Salud de Colombia, recomienda realizar tamizaje
de rutina con HBsAg en la primera visita prenatal y, si no es posible,
debe realizarse en el primer trimestre de la gestación. En la tabla 3 se
esquematiza la interpretación de las serologías para discriminar entre
una infección crónica y aguda una vez se capte una embarazada o
mujer en consulta preconcepcional con HBsAg positivo. Una vez rea-
lizado el diagnóstico, es necesario hacer algunas precisiones además
de las ya expuestas, se ha visto que la combinación de HBeAg con
títulos bajos de anti-HBcAg se asocia con alto riesgo de transmisión
vertical y aunque los títulos de HBeAg no reflejan exactamente la car-
ga viral materna, se ha inferido que cuando está el antígeno negativo
es probable que la carga viral sea nula o muy baja.
Infección aguda
HBsAg HBeAg IgM IgM /IgG Anti- Anti- HBV
anti-HBc anti-HBc HBc HBe DNA
+ + + +++ Fase temprana
+ + Ventana
+ + + + Recuperación
Infección crónica
HBsAg HBeAg IgM IgM /IgG Anti- Anti- HBV
anti-HBc anti-HBc HBc HBe DNA
+ + + + + + Según
fase
Inmu-
nidad
posvacu-
nación
- - - - + - -
Conclusiones
1. Se ha logrado una gran disminución en la transmisión ma-
terno-fetal gracias a los avances virológicos, farmacológicos y
estrategias de salud pública implementadas, sin embargo aún
quedan muchas metas por lograr.
2. El parto es la vía de transmisión más importante, seguido de la
lactancia materna y por último la transmisión in-útero (princi-
palmente en el último trimestre).
3. Las cuatro grandes estrategias que disminuyen la transmisión
materno-fetal del VIH son: uso de tres medicamentos ARV des-
de antes de la semana 28 de gestación, cesárea electiva si tiene
más de mil copias/ml, administrar zidobudina intraparto, NO
lactancia materna.
4. Aparte de los cuidados usuales de un recién nacido, en el ex-
puesto a VIH se debe evitar procedimientos invasivos durante
Bibliografía
Introducción
La sepsis es un síndrome que configura una
condición amenazante de la vida, por la dis-
función de múltiples órganos debido a una
respuesta exagerada y sin regulación a la in-
fección (1). Este concepto –que incluye la
sepsis y el choque séptico como un fenóme-
no progresivo– comprende un problema de
salud pública que contribuye a más de cinco
millones de muertes cada año en todo el mun-
do. Representa, además, unas significativas
cargas sociales y financieras, tanto en países
desarrollados como los que están en vía de de-
sarrollo (2,3).
El síndrome de sepsis es una entidad pro-
gresiva que puede ir, desde una infección con
un discreto grado de compromiso orgánico
con una mortalidad intrahospitalaria de apro-
ximadamente 10%, hasta el compromiso cir-
culatorio grave con falla de múltiples órganos
(choque séptico); que conlleva una mortalidad
superior al 40% (4). El carácter progresivo de
la enfermedad, representa una oportunidad
para el reconocimiento temprano de los sig-
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
452 La Visión del Residente
Definición de sepsis
La sepsis es un síndrome, en otras palabras, un concepto artificial
creado para propósitos operacionales, lo que facilita la identificación,
clasificación y activación de intervenciones específicas (7); llegar a
una definición de lo que supone el síndrome de sepsis no ha sido ta-
rea fácil. Su significado ha evolucionado durante más de 3500 años,
hasta el que conocemos actualmente, y cuya importancia radica en la
necesidad de reconocer tempranamente la enfermedad para iniciar
un tratamiento oportuno y evitar desenlaces fatales. Desde las pri-
meras descripciones del síndrome de sepsis descifradas del papiro
Ebers, cerca del año 1500 antes de Cristo, esta definición ha girado
en torno a la infección y las manifestaciones asociadas, entre las que
se cuentan la supuración y la fiebre. Desde entonces se ha resaltado
la importancia del reconocimiento de estos signos para el diagnóstico
de la enfermedad (8). Con la llegada de la teoría de los gérmenes, se
dio inicio a una nueva era en el abordaje de los pacientes con de-
terioro de la función de sus órganos en el contexto de una posible
infección. Durante los últimos dos siglos, se han propuesto múltiples
teorías acerca de los mecanismos fisiopatológicos que llevan a los
pacientes infectados a la muerte. Sin embargo, fue apenas hasta me-
diados de la década de 1980 que se empezaron a unificar conceptos
en torno a lo que supone el síndrome de sepsis (8). En 1987, Bone et
al., propusieron los primeros criterios del síndrome de sepsis [tabla
1], fundamentados en la observación con el fin de identificar tem-
pranamente los pacientes más enfermos para así realizar interven-
ciones críticas de forma temprana (9). En 1992, se propuso el primer
consenso para la definición de sepsis y falla orgánica estableciendo
definiciones para infección, bacteremia y sepsis. En esta definición
fue determinante un concepto novedoso conocido como “Síndrome
de respuesta inflamatoria sistémica” (en inglés, SIRS), el cual toma
en cuenta algunos criterios de lo que previamente se había definido
síndrome sepsis y adiciona como criterio la presencia de leucocitosis
(más de 12.000 leucocitos), o leucopenia (menos de 4.000 leucocitos)
o la presencia de más del 10% de bandas inmaduras. De acuerdo con
esto se dividió el síndrome en:
• SIRS: Respuesta inflamatoria sistémica de acuerdo con los
criterios ya descritos.
• Sepsis: SIRS + Infección sospechada o confirmada.
• Sepsis grave: Sepsis + compromiso de la perfusión de algún
órgano.
• Choque séptico: Sepsis + hipotensión sin respuesta a la reani-
mación hídrica y que puede incluir, pero no está limitado a la
presencia de daño de órgano por hipoperfusión (10).
Adaptado de: Bone RC, Fisher CJ, Clemmer TP, Slotman GJ, Metz GA, Balk RA. A controlled clinical
trial of high-dose methylprednisolone in the treatment of severe sepsis and septic shock. N Engl J Med.
1987;317(11):653–8.
Score
Sistema
0 1 2 3 4
Respiración
PaO2/FIO2, ≥400 (53.3) <400 (53.3) <300 (40) <200 (26.7) con <100 (13.3) con
mm Hg (kPa) soporte respiratorio soporte respiratorio
Coagulación
Bilirubina, mg/dL <1.2 (20) 1.2–1.9 (20–32) 2.0–5.9 (33-101) 6.0–11.9 (102–204) >12.0 (204)
(μmol/L)
Cardiovascular PAM ≥70 mm Hg PAM <70 mm Hg Dopamina <5 Dopamina 5.1–15 or Dopamina >15 or
or dobutamina epinefrina ≤0.1 or epinefrina >0.1 or
(cualquier dosis)b norepinefrina ≤0.1b norepinefrina >0.1b
Sistema nervioso
central
Puntaje de la escala 15 13–14 10–12 6–9 <6
de coma de Glasgowc
Renal
Creatinina, mg/dL <1.2 (110) 1.2-1.9 (110–170) 2.0–3.4 (171–299) 3.5–4.9 (300–440) >5.0 (440)
(μmol/L)
Gasto urinario, mL/d <500 <200
Abreviaturas: FIO2, Fracción de oxígeno inspirado; PAM, presión arterial media; PaO2, presión parcial de oxígeno.
a Adaptado de: Vincent JL, Moreno R, Takala J, Willatts S, De Mendonca A, Bruining H, et al. The SOFA (Sepsis-related Organ failure Assessment) score to
describe organ dysfunction/failure. On behalf of the Working Group on Sepsis-Related Problems of the European Society of Intensive Care Medicine. Intensive
Care Med. 1996;22(7):707–10
b Las dosis de catecolaminas son dadas en μg/kg/min por al menos una hora.
455
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
456 La Visión del Residente
Adaptado de: Singer M, Deutschman CS, Seymour C, Shankar-Hari M, Annane D, Bauer M, et al. The Third
International Consensus Definitions for Sepsis and Septic Shock (sepsis-3). JAMA - J Am Med Assoc.
2016;315(8):801–10.
Contractilidad normal
b
DVS
Volumen sistólico
DP
a
DVS
Contractilidad disminuida
DP
c
DVS
DP
El mismo incremento en la precarga (DP) puede causar un aumento significativo (a) en el volumen
sistólico (DVS) o tener mínimo o ningún impacto en el volumen sistólico (b y c) dependiendo de la
precarga inicial (punto de inicio en la curva) (b) o de la forma de la curva que puede estar aplanada
cuando hay contractilidad disminuida (c). P: precarga; VS: Volumen sistólico.
Tomado de: Brown RM, Semler MW. Fluid Management in Sepsis. J Intensive Care Med. 2018 Jul 9;1–10.
Droga adecuada
Una de las preguntas más frecuentes a la hora de iniciar la reani-
mación hídrica de cualquier paciente, es qué tipo de líquido utilizar.
Múltiples estudios han comparado el uso de coloides y cristaloides,
con resultados muy inciertos con respecto al beneficio de cada uno.
Es claro que, hasta ahora, ningún estudio ha demostrado beneficio de
los coloides sobre los cristaloides; en el caso del Hidroxietilestarch,
en cambio, existe un riesgo mayor de precipitar insuficiencia renal
por lo que su uso en choque séptico no está recomendado. La albú-
mina no juega un papel importante en la sepsis, excepto en pacientes
que se presenten con hipoalbuminemia al ingreso, para mantener la
presión coloidosmótica intravascular (3,5,21). Entonces, ¿cuál crista-
loide usar?
Durante mucho tiempo el cristaloide de elección, en todo tipo, de
reanimación ha sido la solución salina “normal”, que es el cloruro
Tomado de: Corrêa TD, Cavalcanti AB, De Assunção MSC. Balanced crystalloids for septic shock resuscitation. Rev Bras Ter Intensiva. 2016;28(4):463–71.
Abreviaturas: mMol/L: Milimoles por litro; mOsm/L: Miliosmoles por litro
Conclusiones
La sepsis es un síndrome “sombrilla” que abarca una plétora de
presentaciones y complicaciones, por lo que una rápida y adecua-
da identificación es clave para el inicio de las terapias que impac-
ten en el desenlace de los pacientes. A pesar de que estábamos muy
cómodamente acostumbrados a las antiguas definiciones, la nueva
definición de sepsis nos permite objetivar el deterioro del paciente
y el riesgo de mortalidad, por lo que deben usarse las herramientas
adecuadamente, con el fin de establecer rápidamente las estrategias
recomendadas. Una forma de hacerlo es considerar las herramientas
antiguas para el enfoque del paciente, y las nuevas para establecer el
riesgo de muerte, combinando el rendimiento de ambas y tomando
en cuenta que el criterio clínico es irreemplazable.
Además, la reanimación hídrica ha sido un tema de gran contro-
versia en los pacientes sépticos; sin embargo, es claro que cada vez le
apuntamos a ser más conservadores con el uso de líquidos endove-
nosos. Esto a sabiendas de que existen otras estrategias que permiten
mantener la perfusión de los tejidos, mientras se logra la depuración
de la infección y la estabilización de los sistemas vitales. Es claro que
todos los pacientes sépticos, aun cuando no presenten hipotensión,
se benefician de la reanimación hídrica por lo que se recomienda
iniciar con bolos de 250 a 500 ml de una solución preferiblemente
balanceada hasta un máximo de 20 ml/kg. En caso de que el paciente
presente hipotensión o hiperlactatemia, debería evaluarse la respues-
ta hídrica con los primeros bolos y, rápidamente (antes de la primera
hora), definir si requiere inicio de medicamentos vasopresores; en
cuyo caso, se recomienda como primera opción norepinefrina por un
acceso central o dos accesos periféricos gruesos; en caso de no estar
disponible, se podría iniciar dopamina. El inicio de inotrópicos está
reservado para aquellos pacientes en quienes se confirma bajo gasto
cardiaco a pesar de las estrategias establecidas, medido por un índice
cardiaco igual o inferior 2.5 L/min/m2; si éste fuera el caso, debería
considerarse monitoría invasiva y hospitalización en una unidad de
alta dependencia por la significativa mortalidad que esto conlleva.
Finalmente, es necesario tener muy claro que las guías y protoco-
los, así como las herramientas electrónicas y de laboratorio, nunca re-
emplazarán el buen juicio clínico ante un paciente en estado crítico.
Bolos de 500 mL de
Antibióticos de amplio espectro Hemocultivos, cultivos
lactato de Ringer.
de forma temprana (<1hora) dirigidos y lactato sérico
Máx. 20mL/Kg
Traslado a UCI
Iniciar vasopresina
Determinar función cardiaca
Considerar monitoria invasiva
Figura 1
Infarto de la cara inferior con bloque aurículo-ventricular completo. Nótese la elevación del ST mayor
en DIII que en DII con depresión en aVL y DI, lo cual indica obstrucción proximal de la coronaria
derecha con infarto del ventrículo derecho.
Tabla 1 Criterios de infarto agudo del miocardio con elevación del ST y equivalentes
*Ver texto para la descripción detallada de estas y otras formas de presentación electrocardiográfica.
Repolarización temprana
Elevación cóncava del ST
Punto J con mella, arrastre o bien demarcado
Punto J mellado
Punto J arrastrado Punto J bien
demarcado
Hipercalemia
Halado
ST halado por la onda T
T alta y angosta
(no ancha como en IAM)
Imagen 7
Marie Claire
Berrouet Mejía
Introducción Docente de Farmacología
y Toxicología
Universidad CES
El consumo de sustancias es evidenciable a lo Toxicóloga Hospital General
largo de la historia de la humanidad. En los de Medellín
Generalidades de la cocaína
La cocaína (benzoyl-methylecgonina, C17, H21, NO4) es un alca-
loide preparado de las hojas de la planta Erythroxylon coca. La forma
cristalina es preparada disolviendo el alcaloide en ácido clorhídrico
para formar una sal soluble en agua, hidrocloruro de cocaína, que es
la cocaína que se consume en las calles. El crack es cocaína en base
libre no purificada formada al combinar hidrocloruro de cocaína con
bicarbonato de sodio. La base libre es una forma purificada de mayor
costo. La cocaína se absorbe a través de las mucosas y en el tracto
respiratorio, gastrointestinal y genitourinario en las formas de hidro-
cloruro y base (8).
El 85% de la cocaína es metabolizada por tres vías diferentes.
Mediante colinesterasas plasmáticas se metaboliza a ecgonina me-
thyl éster, entendiendo que algunas poblaciones como gestantes, pa-
cientes con hepatopatía y niños tienen disminuida la actividad de
las colinesterasas, en estas poblaciones se aumentan los riesgos de
toxicidad (9).
Los otros dos metabolitos –benzoylecgonina y norcocaina– se pro-
ducen a través de hidrólisis no enzimática y reacciones de N-desmeti-
lación respectivamente. La norcocaína, a diferencia de los anteriores,
es activa y explica no sólo manifestaciones adrenérgicas sino tam-
bién toxicidad renal y hepática. Con formas como el crack, se pro-
ducen metabolitos como la anhidroecgoninametilester, que también
contribuye a la toxicidad cardiovascular (6,8,9).
Cardiomiopatía
La cardiomiopatía por cocaína con disfunción sistólica y diastó-
lica e hipertrofia ventricular izquierda, está relacionada con varios
mecanismos. En forma aguda es explicada por un efecto tóxico di-
recto de la droga y alteraciones metabólicas y ácido base relaciona-
das; de manera crónica por la inducción de isquemia, la estimulación
adrenérgica repetitiva con cambios de contracción sub endocárdica
y necrosis en bandas, la alteración en la producción de citoquinas
en el endotelio y en los leucocitos circulantes con inducción de la
transcripción genética que genera cambios en el colágeno y miosina
en el miocardio, destrucción de miofibrillas, fibrosis intersticial e in-
ducción de apoptosis (9).
Además, los compuestos químicos relacionados con la cocaína
como el levamisol, o los agentes infecciosos que pueden estar presen-
tes en los consumidores intravenosos pueden producir miocarditis.
Arritmias
Las arritmias relacionadas con la cocaína son variadas. Se plantea
que la cocaína tiene un efecto arritmogénico intrínseco, por su acción
como bloqueante de canales de sodio e inducción de hiperactividad
adrenérgica; pero, la presencia de arritmias graves generalmente se
relaciona con cambios estructurales subyacentes, como hipertrofia
ventricular o con fenómenos isquémicos. También puede afectar la
generación o la conducción del impulso cardíaco, alterar el balance
autonómico, la repolarización con prolongación del intervalo QT y
aumentar la concentración de calcio intracelular. Como consecuen-
cia pueden presentarse taquicardia o bradicardia sinusal, taquicardia
supraventricular, fibrilación o taquicardia ventricular, bloqueos de
rama, bloqueos AV y torsades de Pointes (9).
Las arritmias desaparecen cuando la cocaína es metabolizada, a
menos que sean consecuencia de un infarto de miocardio inducido
por la sustancia.
Disección de aorta
La presentación de la disección de aorta en pacientes jóvenes no es
muy frecuente. Según el registro internacional de disección de aorta
IRAD, el consumo de cocaína se relaciona con esta patología sólo en
el 0.5% de los casos. Sin embargo, en otros estudios más pequeños
realizados en Estados Unidos se encontró una prevalecía hasta del
37%, con una presentación más frecuente en pacientes jóvenes y de
raza negra. La mayoría de los casos se presenta en la primera porción
de la aorta, hasta 70% son disecciones tipo A según la clasificación de
Stanford y el 30% son de tipo B (13).
La fisiopatología de la disección se comparte con la de la arteria
coronaria, la carótida o la arteria vertebral y constituye la suma de va-
rios efectos de la cocaína. La cocaína produce apoptosis de las células
musculares lisas y necrosis quística de la capa media arterial lo que
debilita la pared del vaso. En estudios ecocardiográficos se ha podi-
do demostrar la pérdida de la distensibilidad aórtica, con aumento
del diámetro y rigidez de la pared; si a esto se suma la capacidad de
aumentar de manera abrupta, tanto la presión arterial como la fre-
cuencia cardiaca, efecto observado más en consumidores de crack,
tendríamos una suma de factores de riesgo que facilitaría la ruptura
de la capa íntima y la aparición del segmento inicial del flap de di-
sección.
Para algunos autores la cocaína explica el 1.8% de los casos de
disección aórtica tipo A, siendo el paciente típico un paciente joven
con factores de riesgo asociados como: hipertensión y tabaquismo (14).
Convulsiones
Las convulsiones se presentan con una prevalencia entre 0.9 y
10.4%, dependiendo de la edad y la cantidad de cocaína consumi-
da (18). Se explican por un desbalance entre los mecanismos excita-
torios e inhibitorios, generando una híper sincronía de poblaciones
neuronales. La excitabilidad neuronal es influenciada por diferentes
cationes y aniones como sodio, calcio y cloro que se encargan de man-
tener el gradiente de la membrana y el potencial de acción en reposo;
Referencias
Tomado de: Johntson BC, Kanters S, Bandayrel K, Wu P, Naii F et al. Comparison of Weight Loss Among
Named Diet Programs in Overweight and Obese Adults: a Meta-analysis. JAMA. 2014;312(9):923–933.
Tabla 2 Diferencia en la pérdida de peso promedio a los 6 y 12 meses de
seguimiento en todas las clases de dieta con 95% de intervalos confianza
Tomado de: Johntson BC, Kanters S, Bandayrel K, Wu P, Naii F et al. Comparison of Weight Loss Among
Named Diet Programs in Overweight and Obese Adults: a Meta-analysis. JAMA. 2014;312(9):923–933.
Dieta cetogénica
El tratamiento de la obesidad y las enfermedades cardiovasculares
es uno de los desafíos más difíciles e importantes en la actualidad. La
Tomado de: Johntson BC, Kanters S, Bandayrel K, Wu P, Naii F et al. Comparison of Weight Loss Among
Named Diet Programs in Overweight and Obese Adults: a Meta-analysis. JAMA. 2014;312(9):923–933.
ROEDORES Y HUMANOS:
Peso HUMANOS:
Masa grasa y magra ROEDORES: Presión arterial sistólica
Inflamación hepática y/o diastólica
Contenido grasa hepática
Detox y limpiezas
Las dietas de desintoxicación son estrategias muy populares cuyas
premisas se fundamentan en la posibilidad de facilitar la eliminación
de toxinas y la pérdida de peso, promoviendo así la salud y el bienes-
tar (37,38). Aunque es una industria en auge hay muy poca evidencia
clínica para apoyar el uso de estos métodos (37).
Existen estudios de muestra pequeña, la mayoría en animales, que
han pretendido demostrar los beneficios de varios compuestos usa-
dos en programas de detox comerciales. La mayoría de estos estudios
presentan sesgos de muestreo, falta de grupos de control, auto – in-
formes y mediciones (en su mayoría cualitativas) de poca confianza;
no hay ensayos clínicos controlados de buena calidad metodológica
(37).
Las dietas de “desintoxicación” son diseñadas para producir re-
sultados en el corto plazo (desintoxicación y control del peso). Van
desde ayunos totales hasta ayunos con consumo exclusivo de jugos, y
enfoques de modificación de alimentos. A menudo implican el uso de
laxantes, diuréticos, vitaminas, minerales y/o “alimentos limpiado-
res” (37,38). Las dietas comerciales de desintoxicación rara vez iden-
tifican las toxinas específicas que intentan eliminar o los mecanismos
por los que las eliminan, lo que dificulta investigar sus afirmaciones.
Generalmente, el término “toxina” ha adoptado un significado que
abarca contaminantes, productos químicos sintéticos, metales pesa-
dos, alimentos procesados y otros productos potencialmente dañinos
(37).
El único producto comercial de desintoxicación que ha sido eva-
luado clínicamente es Ultra Clear” (Metagenics Inc., Aliso Viejo, CA,
EE.UU.), un complemento de nutrición médica que según sus fabri-
cantes pretende desintoxicar el hígado (39,40).
MacIntosh y Ball realizaron un estudio pequeño, sin grupo de
control, en el que incluyeron 25 estudiantes, evaluando el efecto de
este producto para aclarar 300 a 400 mg de cafeína y 3g de benzoato.
Aunque a los siete días se reportó una reducción estadísticamente
significativa (47%) en las puntuaciones de los voluntarios en el cues-
tionario de cribado metabólico (MSQ) el cual evalúa la gravedad de
una amplia gama de problemas de salud, incluidos cefalea, náuseas,
prurito genital, tos, dolor en el pecho, cambios de humor, acné y oje-
ras. Hubo aumentos del aclaramiento de cafeína y la conversión de
benzoato después del tratamiento a los siete días, pero estos cambios
no fueron estadísticamente significativos (40).
El programa de purificación de Hubbard (tabla 4) fue desarrollado
originalmente por L. Ronald Hubbard y la Iglesia de Cienciología se
ha usado para tratar a algunos rescatistas que estuvieron expuestos a
altos niveles de sustancias químicas después del colapso del World
Trade Center (41). Se implementó en 14 bomberos que sufrían de
alteraciones significativas de la memoria después de la exposición
a altos niveles de bifenilos policlorados a quienes se les administró
suplementos de niacina, además de llevarlos a baños en una sauna
con el fin de aumentar las tasas de sudoración y ejercicio físico para
movilizar las toxinas almacenadas del tejido adiposo. Los participan-
tes consumieron además aceites poliinsaturados para ayudar con la
excreción de toxinas y también se les suministró una variedad de
vitaminas, minerales y electrolitos para “apoyar la curación”. Los
puntajes de los bomberos en varias pruebas de memoria mejoraron
después de la intervención, pero el tamaño de la muestra fue pequeño
y no se incluyó ningún grupo de control (41).
Suplementos dietéticos
Debido a que hacer cambios en la dieta y el estilo de vida puede ser
difícil, muchas personas recurren a los suplementos dietéticos pro-
movidos para bajar de peso con la esperanza de que estos productos
los ayuden a alcanzar más fácilmente sus objetivos.
Se estima que el 40% al 73% de norteamericanos han consumido
algún suplemento dietario, con un claro mayor consumo por parte de
las mujeres en comparación con los hombres (44).
Al año se gastan millones de dólares en suplementos dietéticos
para bajar de peso, por lo tanto representan un vasto y creciente mer-
cado entre los consumidores interesados en mantener o mejorar los
siguientes aspectos: (i) su salud; (ii) apariencia; o (iii) vigor.
En 1994 había aproximadamente 4.000 productos de suplementos
dietéticos en el mercado, y para 2008, este número se estimó que
creció a unos 75.000 suplementos disponibles para los consumido-
res (US Government Accountability Office 2009); cada año aparecen
aproximadamente mil nuevos productos en un mercado de libre ofer-
ta y demanda (45).
Los suplementos dietarios abarcan una amplia gama de productos
y vienen en una variedad de formas: cápsulas, tabletas, líquidos, pol-
vos y barras (46).
Los fabricantes comercializan estos productos con varias afirma-
ciones, incluyendo: a) reducción en la absorción de macronutrientes;
b) reducción del apetito; c) reducción del porcentaje de grasa corpo-
ral; d) reducción de peso; e) aumento del metabolismo; y f) la termo-
génesis (46).
Conclusión
El sobrepeso y obesidad se han convertido en una pandemia global
con gran impacto en morbimortalidad, su tratamiento debe ser mul-
timodal, incluyendo el manejo nutricional como la piedra angular,
con apoyo siempre en el ejercicio e intervenciones psiquiátricas y
psicológicas.
Existen múltiples dietas y métodos para perder peso, cada uno con
un nivel de evidencia muy diferente entre sí, es por tanto muy im-
portante establecer cuál es la más efectiva y segura a través de una
revisión crítica de la literatura disponible.
Las revisiones recientes sugieren que la mayoría de las dietas son
igualmente efectivas para perder peso, ya sea a través de la reducción
de los carbohidratos o de las grasas, un mensaje muy diferente de lo
que el público escucha en publicidades o declaraciones de expertos,
que en muchas ocasiones están fundamentadas sólo en aspectos me-
ramente intuitivos y de marketing.
Estas dietas producen unas respuestas muy diferentes entre sí en
otros aspectos relevantes como el control de la glicemia, lípidos en
sangre, presión arterial y marcadores inflamatorios.
En cuanto a los diferentes métodos es claro que la evidencia es de
muy baja calidad para poder recomendarlos y de hecho, están rela-
cionados claramente con efectos adversos que pueden comprometer
la vida, como es el caso de diferentes regímenes detox.
Debido a que hacer cambios en la dieta y el estilo de vida puede ser
difícil, muchas personas recurren a los suplementos dietéticos pro-
movidos para bajar de peso con la esperanza de que estos productos
los ayuden a alcanzar más fácilmente sus objetivos. Existe en torno
Referencias
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women: a 2–year randomized trial. 2014; 68 (29): 350–57
Ventajas – Riesgos
La búsqueda de evidencia científica en la dieta vegetariana pue-
de enfocarse desde diferentes puntos de vista. Algunos autores han
buscado resaltar los riesgos de ingerir carne, mientras otros buscan
resaltar las bondades de consumir más plantas (2-6). Al escalar en la
cadena alimenticia, la densidad de nutrientes se hace mayor, por lo
que una dieta basada en productos vegetales puede ser benéfica para
organismos sedentarios, pero en momentos de altas demandas meta-
bólicas como en el crecimiento, embarazo o lactancia, se puede correr
el riesgo de ingestas nutricionales insuficientes (1).
La carne es fuente de proteínas, pero también de micronutrientes
como vitamina A, B1, B12 y niacina; hierro, zinc entre otros. Sin em-
bargo, se considera que el consumo de carne roja, especialmente en
sus formas procesadas, puede tener efectos adversos para la salud (4).
Se ha reportado aumento del riesgo de presentar enfermedades cró-
nicas como coronariopatía isquémica, algunos tipos de cáncer, sobre-
peso. En cambio, una ingesta abundante de alimentos vegetarianos
como frutas, vegetales, legumbres, cereales y nueces, se ha asociado
con un riesgo más bajo de varias enfermedades crónicas degenera-
tivas; en algunos casos, incrementa la longevidad. Al parecer, la co-
mida derivada de las plantas parece ser benéfica por sí misma para
prevenir las enfermedades crónicas (1). Los vegetarianos a menudo
tienen un estilo de vida más saludable, son menos propensos a tener
exceso de peso, fuman menos y consumen menos alcohol (4).
Estudios americanos y europeos, como NIH-AARP y EPIC (Asocia-
ción Americana de Personas Retiradas-Instituto Nacional de Salud e
Investigación Europea Prospectiva en Cáncer y Nutrición) encontra-
ron asociación significativa entre el consumo de carnes rojas y car-
nes procesadas y el aumento de mortalidad, tanto en hombres como
en mujeres. Dicha asociación persiste después de realizar un análisis
multivariado para descartar factores de confusión (4).
El índice de masa corporal varía dependiendo del tipo de alimen-
tación, de menor a mayor así: veganos, lacto-ovo-vegetarianos, pes-
cetarianos, semivegetarianos y comedores de carne (3,7,8). Sin em-
bargo, los estudios no aclaran el gasto energético total ni la ingesta
calórica total diaria.
Hay aumento significativo de mortalidad cardiovascular asociado
al consumo de carne roja sin procesar y procesada, aproximadamen-
te 20% por porción (4). Los veganos tienen mejor perfil lipídico que
los omnívoros, con niveles más bajos de colesterol, grasas saturadas
y mono insaturadas. Además presentan niveles más bajos de leuco-
citos, neutrófilos, plaquetas, urea, pero una mayor concentración de
albúmina. El mayor contenido de antioxidantes contenido en los ali-
mentos derivados de las plantas (a-tocoferol, ácido ascórbico, b-carote-
no, entre otros) inhibe la oxidación de colesterol LDL, incrementan el
colesterol HDL reduciendo el riesgo de desarrollar ateroesclerosis (2,3).
El cáncer colorrectal es más frecuente en consumidores de carne
roja, 17% por cada 100g de carne roja y 18% por cada 50g de carne
procesada. Sin embargo, un estudio patrocinado por varias asocia-
ciones de carniceros norteamericanos dice que la asociación no es
Macronutrientes
Considerar la fuente energética para satisfacer las necesidades del
deportista es indispensable para lograr buen rendimiento deportivo. Se
discutirán dos clases de macronutrientes: proteínas y carbohidratos.
Proteínas. Si bien muchos autores recomiendan una ingesta de
proteínas más alta en deportistas que en personas sedentarias (13,14),
otros sostienen que estas necesidades adicionales aún son motivo de
controversia (11). Sin embargo, las recomendaciones siguen siendo
que el atleta debe ingerir mayor cantidad de proteínas, aunque no hay
consenso sobre la cantidad exacta.
Más importante que la cantidad total de proteínas, es la calidad de
proteínas. Las proteínas de origen vegetal suelen ser bajas en lisina,
treonina o triptófano, los deportistas veganos pueden tener déficit de
estos aminoácidos (11).
La ingesta de proteínas debe aportar aproximadamente 12–15% de
las calorías del requerimiento calórico total del deportista, ajustándo-
se sólo a la necesidad total basada en la actividad física (14).
Carbohidratos. Tanto las dietas vegetarianas como omnívoras,
aportan con facilidad los siete a ocho gramos de carbohidratos por
kilogramo de peso del deportista, recomendables para mantener las
reservas de glucógeno (11).
Micronutrientes
Los micronutrientes con diferencias en la ingesta entre omnívoros
y vegetarianos que, potencialmente. podrían influenciar el desempe-
ño deportivo son:
Hierro. Los vegetarianos tienen la tendencia a presentar deficien-
cia de hierro sin anemia (11). Sin embargo puede presentarse pérdida
de hierro por ejercicio, generando una mayor deficiencia. En atletas
femeninas se ha evidenciado una mayor prevalencia de déficit de hie-
rro y anemia (14).
La cantidad de hierro consumido no tiene una clara correlación
con la cantidad que se absorbe, pero si está relacionada con la forma
química del hierro y los factores ya mencionados que modifican su
absorción. Se recomienda aumentar la ingesta de hierro en 80% para
compensar la disminución de la biodisponibilidad (11).
Vitamina B12. Quienes suprimen todos los productos de origen
animal no tienen una fuente confiable de vitamina B12 en su dieta,
deberían darse alimentos fortificados o suplementos (11). Para los ve-
ganos es esencial una suplementación mínima de 6mg/d (14).
Antioxidantes. El ejercicio aumenta el estrés oxidativo del cuerpo,
aumentando la producción de especies reactivas de oxígeno, más aún
si es de alta intensidad y duración. La alimentación vegetariana tiene
el potencial de ser protectora contra esto, pues contiene una mayor
cantidad de antioxidantes, como la vitamina E, vitamina C y b-ca-
roteno (11). La suplementación de antioxidantes no ha sido con-
sistente con la mejoría en el rendimiento, incluso podría disminuir la
velocidad de recuperación de creatin kinasa post ejercicio. Aún no es
clara la cantidad y combinación de antioxidantes que deben ingerirse
para mejorar el rendimiento (14). Hay estudios que concluyen, que
la ingesta de vitamina C, desde 200mg a 3g pueden reducir el dolor
muscular post ejercicio (11).
Semi vegetariano Evitan carne roja, pueden excluir carne de aves, normalmente
comen pescado.
Pescetariano Evitan carne roja y carne de aves, conusmen pescado.
Lacto – ovo – vegeta- Evitan todas las carnes, pescado y aves. Pueden comer todos los
riano demás productos de origen animal como huevos, leche y productos.
lácteos.
Lacto vegetariano Evitan todos los productos animales, excepto leche.
Ovo vegetariano Evitan todos los productos animales excepto huevos.
Liquitariano Consumen alimentos vegetarianos en forma de jugos.
Vegano Evitan todo producto de origen animal. Su dieta se basa en plantas,
granos, legumbres, nueces, semillas y aceites vegetales.
“Raw Food” Forma extrema de vegetarianismo que enfatiza la dieta basada en
Alimentos crudos alimentos orgánicos, cultivados en casa o recolectados de su estado
salvaje.
Frutariano Forma extrema de vegetarianismo, excluye todo alimento de origen
animal y también plantas vivas.
Macrobiótico Dieta extrema que progresa a través de diez niveles progresivamente
más restrictivos, eliminando cada vez más alimentos. Al final sólo se
consume arroz marrón.
Conclusiones
• Las tendencias nutricionales diferentes a las practicadas por la
población general deben ser conocidas por profesionales de la
salud, para prestar una adecuada asesoría sobre su seguridad,
ventajas y desventajas.
• Hay nutrientes que se encuentran en mayor cantidad en pro-
ductos de origen animal, por lo que debe prestarse especial
cuidado al déficit nutricional en quienes no consumen estos
nutrientes.
• No hay suficiente evidencia para recomendar o prescribir
la alimentación vegetariana en deportistas, pero por bases fi-
siológicas y nutricionales, deben darse recomendaciones para
evitar posibles déficits.
Referencias
Generalidades
La ascitis se define como la acumulación de
un fluido patológico en la cavidad abdomi-
nal. Su denominación proviene de la palabra
griega askos, que significa bolsa o saco. Es la
consecuencia o complicación de numerosas
entidades como las enfermedades hepáticas,
cardiacas y renales, o resultado de procesos
infecciosos o neoplásicos. Dado lo anterior, es
clave conocer cada una de las enfermedades
que pueden manifestarse con ascitis y, de esta
forma, realizar un enfoque clínico adecuado
para llegar a una impresión diagnóstica, y a la
solicitud de estudios pertinentes para confir-
mar la misma.
Esta revisión tiene como objetivo, orientar
al lector durante el proceso diagnóstico de un
paciente con ascitis de etiología por estable-
cer, ya sea en el servicio de urgencias u hospi-
talización.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
542 La Visión del Residente
Etiología
Existen numerosas enfermedades que pueden llevar a la acumula-
ción de líquido en la cavidad abdominal, sin embargo, diversos estu-
dios han permitido identificar cuáles de éstas son las más frecuentes,
tal como se evidencia en la tabla 1.
Los datos mostrados corresponden a estudios realizados en Esta-
dos Unidos. En Colombia no hay estudios similares, pero los datos
son extrapolables a esta población.
Diagnóstico
Va a depender de la integración de una adecuada anamnesis, exa-
men físico dirigido, estudios paraclínicos iniciales, pruebas diagnós-
ticas complementarias e interpretación del líquido ascítico.
Anamnesis
Como manifestaciones generales, es frecuente que los pacientes
con ascitis refieran distensión abdominal progresiva que puede ser
indolora o causar una leve molestia abdominal. Dicha distensión se
puede desarrollar en el transcurso de unos pocos días (ej. hemoperi-
toneo) o darse de manera progresiva durante meses (ej. cirrosis, ma-
lignidad, otros). Si la ascitis se hace marcada, ésta puede llevar al
aumento de la presión intraabdominal, lo cual se manifestará como
disnea y saciedad temprana, además como resultado del acúmulo hí-
drico, el paciente presentará aumento de peso progresivo.
Según la causa de la ascitis, se pueden encontrar manifestacio-
nes puntuales. Por ejemplo, en el escenario del paciente cirrótico,
no es infrecuente encontrar otras expresiones clínicas adicionales de
esta enfermedad. Dado que la ascitis indica que un paciente cirrótico
está descompensado, puede documentarse sangrado gastrointestinal
(melenas, hematemesis, hematoquecia), indicios de un proceso infec-
cioso activo (fiebre, respuesta inflamatoria sistémica) o encefalopatía
(confusión, somnolencia, letargia).
Causas % total
Cirrosis 91%
Malignidad 2,5%
Falla cardiaca 3%
Falla hepática subaguda 1%
Tuberculosis <1%
Enfermedad pancreática <1%
Enfermedad renal crónica (diálisis) <1%
Chlamydia <1%
Síndrome nefrótico <1%
Misceláneas ≈5%
Hipertensión portal
- Cirrosis, hepatitis alcohólica, falla hepática aguda, enfermedad veno-oclusiva, falla cardia-
ca, pericarditis constrictiva, ascitis relacionada con hemodiálisis.
Hipoalbuminemia
- Síndrome nefrótico, enteropatía perdedora de proteínas, malnutrición grave.
Enfermedad del peritoneo
- Ascitis maligna (ej. cáncer ovario, mesotelioma), peritonitis infecciosa (tuberculosis, hon-
gos), gastroenteritis eosinofílica, otros.
Otras etiologías
- Ascitis quilosa, ascitis pancreática, mixedema, hemoperitoneo, lesión urológica.
Adaptado de: Runyon, BA. Evaluation of adults with ascites. Uptodate 2018.
Espina iliaca
anterosuperior
Arteria epigástrica
inferior
Infección Peritonitis
polimicrobiana secundaria
>1.1
Cultivo
tuberculosis Tuberculosis peritoneal y cirrosis
<1.1
Cultivo
tuberculosis Tuberculosis peritoneal
Adaptado de: Mark Feldman MD (2018). Sleisenger y Fordtran. Enfermedades digestivas y hepáticas.
Referencias
I. Intubación orotraqueal
En cualquier contexto laboral, la intuba-
ción es una habilidad técnica necesaria para
el médico general. Desarrollarla de forma sis-
temática y conocer sus pasos impacta consi-
derablemente en el éxito de la misma. A con-
tinuación, citamos seis pasos (1) para llevar a
cabo esta técnica:
1. Preparación y posicionamiento. Se
debe contar con algunos materiales bá-
sicos que permitan realizar de forma
rutinaria el abordaje de la vía aérea, mi-
nimizando a su vez sus posibles com-
plicaciones. En la tabla 1 se describen
dichos materiales, de acuerdo con la se-
cuencia temporal de eventos para reali-
zación de la laringoscopia directa.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
554 La Visión del Residente
*Elección de tubo endotraqueal: Se deben considerar las medidas antropométricas personales, sin embar-
go se puede tener un valor promedio. Mujeres tubo 7.0 +/- 0.5. Hombres tubo 8.0 +/- 0.5. Niños Prematu-
ros: 2.5. Recién nacido: 3.0.Niños de 6 meses a 1 año: 3.5-4.0. Niños de 1 a 2 años: 4.0-5.0. Niños mayores
de 2 años cálculo del tamaño con la siguiente fórmula: edad/4 + 4 (2).
B EO
EF
EL
C
EF EO
EL
Los tres ejes de la vía aérea y alineación para la laringoscopia directa (A). Posición
neutral (B). Elevación de la cabeza con almohadilla (C). Extensión de la articulación
atlanto occipital formando un ángulo de 80°. Modificado de Civetaj et al. Critical Care
3th edit, 1996.
*La conversión de la concentración del anestésico en porcentaje a mg/cc se realiza únicamente corriendo
la coma del decimal una unidad hacia la derecha o poniendo un cero a la derecha en al número entero.
Corazón Cerebro
Bloqueos de conducción aurículo-ventricular Irritabilidad
Arritmias Letargia
Depresión miocárdica Convulsiones
Paro cardíaco Depresión del SNC
Mareo/vértigo
Alteraciones auditivas o visuales
Espasmos musculares/temblores
IV. Opioides
El motivo de consulta más frecuente en los servicios de urgencias
es el dolor, por lo tanto el médico general debe tener la capacidad de
Morfina
Es el opioide más utilizado en el mundo. Es considerado un opioi-
de fuerte, con potencia moderada debido a su hidrofilia relativa. Tie-
ne un rápido inicio de acción (5 min), con un pico que dura hasta
20 minutos. Su vida media es de dos a tres horas, con una duración
de aproximadamente 4 horas. La morfina produce dos metabolitos:
morfina–3–glucuronido y morfina–6–glucuronido, este último con
actividad analgésica y con excreción renal, por lo que se debe evitar
en pacientes con patologías renales, dado el mayor efecto sedante y
depresor del sistema respiratorio (10,11).
Dosis: 0,05 a 0.1 mg/kg; presentación 10mg/1cc
Hidromorfona
Opioide semisintético, con una potencia de cuatro a seis veces ma-
yor a la de la morfina. Tiene un efecto pico a los 10 minutos con una
vida media de 2.4 horas. Presenta un metabolismo hepático con pos-
terior excreción de metabolitos inactivos por vía renal, pese a que se
considera seguro en pacientes con enfermedad renal (10,11).
Dosis: 0.01–0.02mg/kg; presentación: 2mg/1cc
Fentanilo
Opioide sintético, cien veces más potente que la morfina. Es al-
tamente lipofílico, presentando un inicio de acción muy rápido (2
minutos). Atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica, con un
pico en este sitio efecto a los 4 minutos. La duración analgésica es de
1.5 horas. Tiene un metabolismo hepático, produciendo metabolitos
inactivos. Un efecto adverso importante es el tórax leñoso, el cual se
asocia con la administración rápida de este medicamento pero que
puede tratarse con el uso de relajantes neuromusculares. Es posible
requerir dosis adicionales por su vida media corta (10,11).
Dosis: 0.5mcg/kg
Presentación: 500mcg/10cc
Referencias
Grado I: se visualiza toda la glotis. Grado II: sólo se ve la parte posterior de la glotis.
Grado III: se ve únicamente la epiglotis. Grado IV: no se reconoce ninguna estructura glótica.
Tomado de http://fibroanestesia.com/definiciones/escalas-de-dificultad/escala-cormack-lehane/
Riesgo de aspiración
En el contexto de anestesia, la evaluación del riesgo de aspiración
es un componente clave de la planificación del manejo de la vía aé-
rea. Se deben tomar medidas para reducir el volumen y el pH del con-
tenido gástrico mediante el ayuno y con fármacos. Sin embargo, en
el escenario de urgencias, posiblemente sea complejo indagar acerca
del ayuno de los pacientes (los cuales probablemente tengan alguna
alteración del estado mental asociada a la condición clínica o traumá-
tica que indicó la intubación orotraqueal), por lo que todo paciente se
debería considerar con estómago lleno, y actuar basados en esta pre-
misa. Con base en lo anterior, el manejo de la vía aérea debe estar en-
focado en evitar el riesgo de aspiración del contenido gástrico, y con
este fin se ha planteado una estrategia con sólida evidencia en la lite-
ratura en diferentes contextos: la inducción de secuencia rápida, que
permite tener las condiciones óptimas para una laringoscopia directa
e intubación orotraqueal en poco tiempo. Este tema es indispensable
antes de continuar con el desarrollo del capítulo; sin embargo, sus
alcances se salen del mismo. Se sugiere al lector realizar una lectura
previa de Inducción de secuencia rápida.
La Sociedad de Vía Aérea Difícil del Reino Unido en sus últimas
guías para el manejo de la vía aérea difícil no anticipada, plantea una
estrategia dinámica y progresiva basada en cuatro pasos: Plan A, B, C
y D, que se explican a continuación (ver figura 2).
Plan A: Ventilar c/
Si hay dificultad Pedir ayuda !!!
mascarilla e intubar
Plan C: Ventiación
con máscara facial
Si es imposible ventilar: relajación Éxito
muscular profunda
Despertar al paciente
Intento FINAL de ventilación con
máscara facial
Ventilación con 2 operadores
¡PEDIR AYUDA!
Continuar O2 100%
Declarar NINO
Equipo: 1. Bisturí
2. Bougie
3. Tubo con cuff 6 Fr
Palpación laríngea para identificar membrana cricotiroidea
Palpable: Incisión transversal a través de membrana cricotiroidea
• Rotación de bisturí en 90º
• Deslizar el bougie en la tráquea a lo largo de hoja de bisturí
• Insertar tubo traqueal a través del bougie
• Ventilar _ inflar cuff _ confirmar intubación traqueal (CO2)
• Asegurar tubo
Impalpable: Incisión vertical de 8_10 cm
• Disección digital para separar tejidos blandos
• Identificar y estabilizar laringe
• Continuar con la técnica igual que en membrana palpable
Papel de la ecografía
Una buena práctica es identificar la tráquea y la membrana crico-
tiroidea durante la evaluación previa, ya sea mediante inspección,
palpación o con ecografía, especialmente en los pacientes en los que
se prevea alguna dificultad potencial para el abordaje cervical de la
vía aérea (por ejemplo, los obesos). La evaluación de la vía aérea me-
diante ecografía es una habilidad valiosa y se recomienda la capaci-
tación en su uso.
Conclusiones
El manejo avanzado de la vía aérea siempre será un reto tanto para
el anestesiólogo como para el médico no anestesiólogo, razón por la
cual es indispensable el constante entrenamiento en habilidades téc-
nicas y no técnicas relacionadas con la vía aérea.
Es importante reconocer cuáles son los pacientes que tienen pre-
dictores de vía aérea difícil (ventilación difícil con máscara facial,
con dispositivo supraglótico, laringoscopia difícil, intubación difícil),
en los cuales la premisa es mantener la ventilación espontánea en la
medida de lo posible, con base en el contexto clínico.
Considerar siempre en los pacientes urgentes con estómago lleno,
que es posible disminuir el riesgo de aspiración de contenido gástri-
co utilizando la inducción de secuencia rápida como estrategia para
asegurar la vía aérea.
Antes de realizar una inducción de secuencia rápida, es indispen-
sable tener planes alternativos en caso de intubación fallida, como lo
propone la Difficult Airway Society (DAS): Plan A – B – C – D.
El objetivo del Plan A es maximizar el éxito de intubación al pri-
mer intento o, en su defecto, limitar el número y duración de intentos
de laringoscopia para evitar el trauma sobre la vía aérea y/o la progre-
sión a un escenario de no intubación/no oxigenación (NINO)
El objetivo del Plan B es mantener la oxigenación del paciente ha-
ciendo uso de un dispositivo supraglótico que idealmente debe ser
de segunda generación (máscara laríngea Proseal, Supreme o I-Gel).
El objetivo del Plan C es realizar un último intento de ventilación
con máscara facial en condiciones óptimas (incluye nueva dosis de
relajante neuromuscular) previo a pasar a un acceso cervical de emer-
gencia.
El objetivo del Plan D es realizar un acceso cervical de emergencia
en el contexto de no intubación/no oxigenación antes de que se pro-
duzca daño cerebral hipóxico o la muerte del paciente.
La cricotiroidotomía con bisturíes el método más rápido y más
fiable para asegurar la vía aérea en una emergencia, además de ser el
de menos pasos para su realización, hecho que facilita el aprendizaje
incluso para el personal médico que nunca se ha enfrentado a un es-
cenario de no intubación/no oxigenación.
Si en cualquiera de los pasos se logra una intubación o ventilación
exitosa (a través de un dispositivo supraglótico o con máscara facial),
es indispensable trasladar rápidamente el paciente a un centro que
cuente con personal especializado en el manejo avanzado de la vía
aérea y con el grupo de profesionales idóneos para la resolución del
cuadro clínico que lo llevó al aseguramiento de la vía aérea.
Lecturas recomendadas
Chittka L, Brockmann A (2005) Perception Space-The Final Frontier. PLoS Biol 3(4):
https://doi.org/10.1371/journal.pbio.0030137
Anamnesis
Es posible obtener una gran cantidad de información por parte
del paciente para elaborar un diagnóstico inicial que nos permitirá
orientar la exploración y la indicación de pruebas complementarias
posteriores. Se debe evaluar:
• El grado de pérdida desde la perspectiva del paciente: que
incluye la lateralidad (unilateral o bilateral) y la cronicidad
(comienzo repentino o insidioso, progresión rápida, progresión
lenta, fluctuación o estabilidad).
• Síntomas asociados: como tinnitus, vértigo, desequilibrio,
otalgia, otorrea, o dolor de cabeza y las quejas oftalmológicas o
neurológicas deben ser buscadas.
• Antecedentes patológicos: se debe obtener una historia médica
completa con especial atención a los trastornos cardiovascula-
res, reumatológicos, endocrinos, neurológicos y renales.
• Exposición a fármacos: potencialmente ototóxicos.
• Antecedentes quirúrgicos: otológicos.
• Trauma: indagar acerca de traumatismo craneal, traumatismo
penetrante en el conducto auditivo y fuerza de compresión
aplicada al conducto auditivo (por ejemplo, lesión con bofetada).
• El historial de exposición del paciente al ruido: ocupacional y
de otro tipo. El tipo de ruido, su nivel estimado, la duración de
la exposición y el uso de protección auditiva deben documen-
tarse.
• Historia familiar: con respecto a la pérdida de la audición es
particularmente importante y a menudo se pasa por alto.
• Historia perinatal: en caso de ser un niño.
Examen físico
El examen físico en pacientes con hipoacusia debe incluir:
• Otoscopia: Para excluir otitis media aguda o crónica. Perfora-
ciones timpánicas o incluso lesiones que sugieran tumores
como colesteatomas o lesiones vasculares. Para esto es impor-
tante conocer una membrana timpánica normal (Imagen 2).
• La acumetría: La prueba del diapasón permite hacer el diag-
nóstico cualitativo de la hipoacusia y decir si se trata de una
hipoacusia conductiva o neurosensorial, lo cual se averigua
con las siguientes pruebas:
- Test de Rinne: Esta prueba tiene por objeto comparar la au-
dición de un sonido transmitido por vía ósea, con la au-
dición del mismo sonido transmitido por vía aérea. Al po-
ner un diapasón vibrante en la mastoides de un individuo
sano, este oirá el sonido generado hasta que la magnitud
de la vibración se hace insuficiente para vencer la impe-
dancia acústica que ofrecen los tejidos que se interponen
en su transmisión hasta la cóclea. Una vez que el diapasón
deja de ser audible por vía ósea se coloca frente al CAE y
reaparece la sensación auditiva por vía aérea ya que la im-
pedancia a vencer por esta vía es mucho menor que por vía
ósea. En este caso la prueba es normal y se denomina un
rinne positivo (imagen 3). En las hipoacusias conductivas
la percepción se mantiene durante mayor tiempo en la vía
ósea, que en la vía aérea esto constituye un rinne negativo
(imagen 4).
- Test de Weber: Es una prueba de lateralización y general-
mente se utiliza cuando la audición por vía aérea es dife-
rente en los dos oídos. En el oído normal y en el paciente
con hipoacusia simétrica no hay lateralización del sonido.
La prueba se realiza colocando el mango del diapasón en la
frente o en los incisivos y se le pregunta al paciente ¿en qué
lado oye mejor el sonido? (imagen 3). Si el paciente afirma
1: Pars flácida 2: Proceso corto del martillo 3: Mango del martillo 4: Umbus 5: recesso su-
pratubárico 6: Orificio tubárico 7: Celdillas hipotimpanicas 8: Tendón del estapedio C: cuerda
del timpano I: Yunque P: Promontorio O: Ventana oval R: Ventana Redonda T: Tensor del
tímpano A: annulus.
Sanna M. Color atlas of otoscopy: from diagnosis to surgery. Thieme; 2002
Test de Weber
Test de Rinne
Imagen 3
En la prueba de Weber (izquierda), el clínico sostiene el diapasón vibratorio en la línea media contra el
vértex, la frente o los incisivos y pregunta “¿Dónde escuchas el sonido?”. En la prueba de Rinne (de-
recha) el médico prueba uno oído a la vez, comparando la percepción del sonido conducido por el aire
(arriba a la derecha) con la percepción del sonido conducido a través del hueso (abajo a la derecha).
McGee S. Evidence-based physical diagnosis e-book. Elsevier Health Sciences; 2016 Dec 31
Rine Weber
Lateralización Sin laterali- Lateralización
Izquierda Derecha
a la izquierda zaciones a la derecha
Oído Oído Oído izquier- Oído
Ambos oídos
izquierdo derecho do derecho
Normal
Neurosen- Neurosen-
(+) (+) Normal Neurosen- Normal
sorial sorial
sorial
(-) (+) Conductiva Normal Mixta Normal
(+) (-) Normal Mixta Normal Conductiva
(-) (-) Conductiva Mixta Conductiva Mixta Conductiva
Hipoacusia mixta = Hipoacusia conductiva y neurosensorial
Imagen 5
a. Figuras y colores utilizados para plasmar la vía aérea y ósea de cada oído.
b. Audiometría tonal normal del oído derecho
c. Audiometría tonal con hipoacusia neurosensorial del oído derecho
d. Audiometría tonal con hipoacusia conductiva del oído izquierdo
e. Audiometría tonal con hipoacusia mixta del oído izquierdo
Audiometría tonal: Nos dibuja la audición tanto por vía ósea como
por vía aérea, para esto utiliza figuras geométricas y colores (imagen
5a). Tanto la vía aérea como la vía ósea deben mantenerse entre 0
y 20dB y los trazados permanecen juntos y paralelos (imagen 5b),
cuando el trazado de la vía aérea desciende separándose de la vía
ósea más de 20 dB en tres o más frecuencias consecutivas (GAP) se
habla de una hipoacusia conductiva (imagen c); cuando ambas cur-
vas permanecen juntas y paralelas, pero la vía ósea desciende en todo
o parte de su recorrido por debajo de los 20 dB arrastrando con ella a
la vía aérea se trata de una hipoacusia neurosensorial (imagen 5d) y
cuando ambos trazados están separados como en una hipoacusia de
transmisión y además, la vía ósea desciende por debajo de los 20 dB
como en una hipoacusia neurosensorial se habla de una hipoacusia
mixta (Imagen 5e). Las hipoacusias pueden además clasificarse en
función de su gravedad: 1. Hipoacusia leve (20–40 dB); 2. Hipoacusia
moderada (40–70 dB); 3. Hipoacusia severa (70–90 dB); 4. Hipoacusia
profunda (superior a 90).
Impedanciometría: Se basa en las variaciones de la admitancia o
distensibilidad del sistema tímpano-osicular, dando varios tipos de
curvas:
- Curva tipo A: Es la curva normal, máximo de distensibilidad
entre +50 y -100 mm de agua. Indica que el sistema tímpa-
no-osicular funciona con normalidad, aunque no nos indica
cuál es la audición.
- Curva tipo Ad: Pico centrado pero con una distensibilidad
muy marcada. Traduce una dehiscencia en la cadena osicular
(o simplemente un tímpano fláccido).
- Curva tipo As: Pico centrado pero con una admitancia muy
baja. Corresponde a un tímpano rígido como en las tímpano-es-
clerosis, o a un derrame viscoso en oído medio.
- Curvas tipo B: Curvas que carecen de pico, aplanadas, de al-
tura limitada. Generalmente traducen la presencia de líqui-
do en el oído medio, aunque cualquier proceso que anule la
Hipoacusias conductivas
Lesiones del oído externo. Son lesiones que no suelen plantear
problemas diagnósticos. Son patologías que en un momento dado
producen una obstrucción de la luz del conducto. Es importante tener
en cuenta que las lesiones del oído externo no causan una hipoacusia
llamativa, salvo que se produzca una obstrucción completa del CAE.
- Obstrucciones mecánicas. La presencia de “algo” que obstru-
ye el conducto y dificulta el paso del sonido. Los casos más
frecuentes son los tapones de cerumen y los tapones epidér-
micos. También son frecuentes los cuerpos extraños, de natu-
raleza muy variada, sobre todo en niños y en pacientes psiquiá-
tricos.
- Patología infecciosa. Las otitis externas pueden llegar a pro-
ducir una obstrucción del CAE por el edema de las paredes
y por el acúmulo de secreciones. Una patología rara, pero de
gravedad importante es la otitis externa maligna, que es una
infección del conducto que afecta esencialmente a pacientes
diabéticos e inmunodeprimidos y cuya gravedad reside en la
extensión ósea de la lesión a la base del cráneo. Se debe sos-
pechar esta enfermedad en un paciente con los antecedentes
referidos que presenta una otitis externa refractaria a los trata-
mientos habituales.
- Patología tumoral. Los más frecuentes son procesos benignos.
Las osteomas del CAE son lesiones de crecimiento lento que
pueden llegar a producir una obstrucción del conducto por sí
mismas o al favorecer la retención de cerumen. Los tumores
malignos del CAE suelen ser carcinomas epidermoides y deben
sospecharse ante toda otitis externa de evolución prolongada u
otorragia. Para valorar la extensión de estos tumores deben rea-
lizarse pruebas de imagen.
Lesiones del oído medio. Cursarán con una hipoacusia de trans-
misión que puede ser más marcada si existen lesiones de los huese-
cillos. A veces puede añadirse un componente neurosensorial debido
a lesiones asociadas. El diagnóstico básico de estas enfermedades se
alcanza por medio de la anamnesis, la otoscopia y la audiometría,
recurriendo a otras pruebas complementarias para definirlo con más
precisión.
Conclusión
La hipoacusia es un síntoma común que puede ser originada por
múltiples patologías, lo ideal es poder identificarlas y tratarlas ade-
cuadamente a partir de una buena evaluación clínica y recuperar la
mayor capacidad auditiva posible. Sin embargo si esto no se logra,
siempre debemos pensar en que una persona con problemas audi-
tivos termina teniendo dificultades en el desarrollo y mantenimien-
to de las habilidades del lenguaje, sociales, emocionales, cognitivas,
académicas y vocacionales por lo cual pensar en rehabilitarla lo antes
posible se convierte en una prioridad.
Bibliografía
A las 6 horas de vida hay aire en el intestino delgado y el estómago (a), antes de las 24 horas no hay
aire en la ampolla recta (b) y después del primer día de nacido hay aire en la ampolla rectal y no se
diferencia el intestino delgado del colon (c).
Figura 2
Meconio calcificado (flechas blancas) en un neonato con malformación ano rectal y asociación
VACTERL (Situs Inversus, malformaciones vertebrales, agenesia del radio derecho).
2. Atresia duodenal
La atresia duodenal (AD) ocurre en uno por cada 5000–10000 na-
cidos vivos. En un tercio de los casos es una patología aislada, en
un tercio se asocia a síndrome de Down y en mitad de los casos con
anormalidades biliares, la vena porta pre-duodenal (que rara vez es la
causa primaria de obstrucción en los neonatos) y el páncreas anular
en 20% de los casos (1,8). La AD y la estenosis duodenal se pueden
asociar a la secuencia VACTERL (1,8,16).
El diagnóstico prenatal de AD se puede hacer con ecografía que
muestra polihidramnios y el signo de la doble burbuja por líquido
en el estómago y el duodeno. En ausencia de diagnóstico prenatal, se
Sonda enteral enrollada en el esófago, con aire en el estómago y los intestinos por FTE (a).
Esofagograma postoperatorio que demuestra estenosis (flecha) (b).
Radiografía con distensión de la cámara gástrica y poco gas intestinal posterior a esta (a). Ecografía
de abdomen que demuestra engrosamiento de la pared muscular y elongación del píloro (b).
neonatos (3). Cuentan para hasta el 73% del total de atresias intesti-
nales (8). La presentación clínica es temprana en el período postnatal
y se caracteriza por vómito bilioso en la atresia proximal y distensión
abdominal y ausencia del paso de meconio en la atresia distal (3,8).
Las características radiológicas dependen del sitio de obstrucción
y el momento de la injuria prenatal. En la atresia yeyunal proximal
se ve el signo descrito previamente de la triple burbuja, con disten-
sión gaseosa del estómago, duodeno y el yeyuno proximal figura 7;
sin embargo, en la atresia más distal hay múltiples asas intestinales
distendidas con niveles hidroaéreos (3).
Radiografía con el signo de la triple burbuja por dilatación de la cámara gástrica, el duodeno y la
porción proximal del yeyuno.
Un estudio gastrointestinal superior con medio de contraste se
puede considerar en los casos de atresia proximal y el enema con me-
dio de contraste en los casos de atresia distal. Sin embargo, en cada
caso los exámenes deberían ser complementarios, para descartar una
estenosis o atresia distal adicional en las obstrucciones proximales
o malrotación/vólvulo intestinal en los pacientes con vómito bilioso
y sospecha obstrucción distal (3). Es razonable la búsqueda de otras
atresias asociadas, debido al probable origen vascular de la enferme-
dad que sugiere que hay más de una injuria asociada (2).
Al igual que en la radiografía convencional, los hallazgos en los
estudios fluoroscópicos con medio de contraste son variables y de-
penden de la localización de la atresia y del momento de la gestación
en la que ocurren. En las atresias yeyunales proximales y que ocurren
más tardíamente en la gestación se ve un colon de apariencia nor-
mal, pero las atresias ileales o en atresias múltiples o segmentarias
se presentan con microcolon, un colon pequeño en calibre pero con
longitud normal debido a que no ha sido usado o está subutilizado
por falta de paso del meconio a través de la obstrucción figura 8 (1).
Radiografía con distensión de múltiples asas intestinales, sin aire en la ampolla rectal (a). Enema con
medio de contraste que muestra microcolon con adecuada relación recto-sigmoidea (b).
2. Atresia colónica
La atresia de colon es muy rara. Se estima ocurre en uno de cada
66000 recién nacidos y cuenta sólo para el 2–15% de las atresias in-
testinales en los neonatos. Al igual que la atresia de yeyuno e íleon, se
cree que resulta de una injuria vascular intrauterina y por ello puede
estar asociado también a otros segmentos intestinales atrésicos, anor-
malidades en la rotación y la fijación intestinal (3,4). El colon dere-
cho y el transverso se afectan más que el izquierdo. La enfermedad
de Hirschsprung se diagnostica en aproximadamente el 10% de los
pacientes y por ello requiere que sea descartada antes de cualquier in-
tervención quirúrgica (8). Hay tres tipos de atresia colónica descritos:
la tipo uno es una membrana colónica, la tipo dos es una discontinui-
dad del colon con una banda fibrosa y un mesenterio fibroso y la tipo
tres es un colon separado con un defecto mesentérico (3).
Los síntomas más comunes son distensión abdominal y ausencia
del paso de meconio (4).
En la radiografía de abdomen puede ser imposible distinguir el
colon del intestino delgado en los neonatos, particularmente cuando
se encuentran distendidos. Los hallazgos son los de obstrucción baja,
encontrando múltiples asas intestinales dilatadas que se extienden
hasta la pelvis con niveles hidroaéreo y ausencia de aire en el rec-
to, pero que también se pueden encontrar en las obstrucciones en el
íleon (2).
El estudio fluoroscópico de elección para su diagnóstico es el ene-
ma contrastado, mostrando microcolon al igual que en la atresia ileal,
pero con una interrupción abrupta en el colon en el sitio de la atresia
y dilatación del colon más proximal (1).
3. Íleo meconial
El íleo meconial (IM) es el 20% de las obstrucciones intestinales
neonatales. Es causado por obstrucción en el colon y el íleon dis-
tal por acúmulo anormal de meconio, más del 90% de los pacientes
se diagnostican posteriormente con fibrosis quística y esta suele ser
la primera manifestación clínica. Puede complicarse con vólvulos,
perforación o peritonitis. En los casos en que ocurre perforación in-
trauterina y presentarse con peritonitis meconial, calcificaciones pe-
ritoneales en las radiografías(4,5,16) y ecografías postnatales (3); no
obstante, puede ser visto también en atresias intestinales, vólvulos
e intusucepción (8). La perforación localizada puede resultar en un
pseudoquiste de meconio (7).
Prenatalmente el diagnóstico de IM es sugerido por intestinos hi-
perecoicos en la ecografía obstétrica, pero el diagnóstico definitivo
se hace posterior al nacimiento, debido a que los intestinos pueden
tener este hallazgo de forma transitoria en neonatos sin patologías
asociadas (16).
La radiografía de abdomen muestra múltiples asas intestinales di-
latadas, que se asocian a pocos niveles hidroaéreos por el meconio en
su interior. El signo de Neuhauser o de las pompas de jabón se ven en
el hemiabdomen derecho como resultado de la mezcla del meconio
con el gas intestinal figura 9 (1,6,8).
Enema con medio de contraste que demuestra micro-colon con múltiples defectos de llenado. En el
fondo con dilatación de asas intestinales en todo el abdomen.
Enema con medio de contraste que muestra relación recto/sigmoidea menor a 1, zona de transición,
dilatación del colon proximal y contracciones rectales con forma de dientes de sierra.
Recomendaciones diagnósticas
En la tabla próxima se resumen las principales patologías que ge-
neran obstrucción gastrointestinal neonatal con el método diagnósti-
co de elección y los hallazgos imagenológicos más comunes:
Resumen de patologías con sus características clínicas,
estudio imagenológico indicado y hallazgos usuales*
**Modificado de Neonatal Bowel Disorders: Practical Imaging Algorithm for Trainees and General Radiolo-
gists. Ngo A-V, Stanescu AL, Phillips GS. AJR Am J Roentgenol. 2018;210(5):976-988.
Referencias
Fisiopatología
El desarrollo del síndrome de abstinencia por alcohol es multifac-
torial:
Neurotransmisores glutamatérgicos
El alcohol inhibe el flujo de iones a través del receptor de NMDA.
Durante la administración aguda de alcohol, esta supresión del re-
ceptor explica los síntomas de intoxicación y sus efectos sedantes,
amnésicos y ansiolíticos.
El uso crónico lleva a una regulación alta del receptor, lo que causa
la agitación descrita en los cuadros de abstinencia, así como hiperten-
sión, convulsiones, temblores, el delirium tremens y la muerte neu-
ronal excitotóxica.
El sistema NMDA interactúa con otros neurotransmisores, inclu-
yendo el sistema dopaminérgico; la disfunción dopaminérgica se ha
relacionado con los síntomas depresivos en el síndrome de abstinen-
cia; en pacientes alcohólicos, se ha encontrado también una disminu-
ción en los receptores D2 de dopamina.
Factores de riesgo
- Edad: Los pacientes mayores de 60 años tienen más riesgo de
tener una sintomatología más compleja y un peor desenlace.
- Antecedente de síndrome de abstinencia incluyendo delirium
tremens o convulsiones: cursan con peor pronóstico, esto se
describe como el fenómeno Kindling o alostasis. Cada episodio
de síndrome de abstinencia alcohólica es más grave y duradero
que el episodio anterior.
- Uso no médico de sedantes/hipnóticos.
- Comorbilidades médicas incluyendo enfermedad hepática por
alcohol, trauma, quemaduras, otras intoxicaciones.
- Uso de alcohol en las mañanas, número de bebidas por día o
por mes.
- Función hepática alterada: AST de más de 80 U/L
- Sexo masculino
Criterios diagnósticos
En general, el síndrome incluye cuatro fases que son progresivas.
Esta clasificación no siempre es utilizada pues los pacientes pueden
no progresar secuencialmente, pero sí ayudan a orientar el diagnósti-
co. Por ello se describen a continuación:
• Estadio uno: Inicia aproximadamente ocho horas luego de la
disminución o suspensión del consumo, puede aparecer tem-
blor leve, nerviosismo, náuseas, taquicardia e hipertensión.
Este estado de “resaca o guayabo” puede ser auto-limitado y no
necesariamente progresar a las siguientes fases. Usualmente el
paciente busca más alcohol para aliviar los síntomas.
• Estadio dos: Inicia aproximadamente a las 24 horas y puede
durar hasta una semana. Se evidencia con temblor marcado,
diaforesis, hiperactividad e insomnio, aparecen pesadillas o
ilusiones que progresan a alucinaciones (visuales, táctiles o au-
ditivas); en ocasiones, puede retrasarse por el uso de sedantes.
Los pacientes permanecen lúcidos u orientados la mayor parte
del tiempo pero el insomnio puede ser un problema signifi-
cativo. En ocasiones, se requiere la contención mecánica para
evitar accidentes. En la etapa dos avanzada se vuelven mucho
más prominentes las pesadillas, alteraciones en la percepción y
alucinaciones. Una característica importante de estas alucina-
ciones es que el paciente permanece lúcido, reconoce que son
alucinaciones y se relacionan a su proceso de abstinencia pero
estas percepciones son vívidas.
Con mucha frecuencia se caracterizan porque en su contenido
hay animales (táctiles o visuales) y con mucha frecuencia invi-
tan al consumo de licor (auditivas), usualmente en esta fase, la
escala CIWA–Ar está alrededor de 20 puntos. Algunos autores
recomiendan el traslado a UCI desde un estadio dos avanzado;
no es un criterio estricto, pero debe ser considerado de acuerdo
con la gravedad del paciente y/o la disponibilidad de segui-
miento estricto por fuera de la UCI.
• Estadio tres: Inicia aproximadamente entre las 12 y las 48 ho-
ras, es similar al estadio dos pero se acompaña de convulsiones
tónico-clónico generalizadas, que pueden ser múltiples. Un
tercio de estos pacientes progresan al estadio cuatro.
Paraclínicos
Inicialmente, se debe obtener un panel basal de laboratorios que
incluya hemograma completo, glicemia, ionograma con magnesio y
fosfatos, función renal y hepática y CPK. Dado el alto riesgo de com-
plicaciones respiratorias debe pensarse en la necesidad de ordenar
Rx de tórax, siempre un electrocardiograma basal y control periódico.
Tratamiento
Existen cinco pilares básicos a tener en cuenta en el tratamiento de
un paciente con síndrome de abstinencia, este abordaje se realiza de
una forma simultánea y de acuerdo a la necesidad de cada paciente.
1. Benzodiacepinas
La sedación es un aspecto crucial para el control de la agitación y
de la progresión de signos y síntomas. El delirium tremens es el único
delirium con indicación de manejo con benzodiacepinas.
Otros medicamentos como el hidrato de cloral, los barbitúricos y
otros sedantes se han usado a lo largo de la historia, sin embargo, las
benzodiacepinas son la piedra angular del tratamiento del síndrome
de abstinencia alcohólica en la actualidad, tanto por su perfil de se-
guridad en comparación con otros sedantes-hipnóticos, como por su
disponibilidad.
Todas las benzodiacepinas son potencialmente útiles en el trata-
miento del síndrome de abstinencia, sin embargo, existen diferencias
en la ruta de administración, inicio de acción, duración y metabolis-
mo, que hace que se prefieran unas sobre otras.
Todas ellas son metabolizadas en el hígado pero son de elección
aquellas que no pasan por un proceso de oxidación. El lorazepam, se
metaboliza por glucoronidación, tiene una vida media intermedia y
forma metabolitos inactivos, en cambio el diazepam es más lipofílico,
y tiene un proceso de oxidación.
2. Tratamiento de la disautonomía
Los agonistas alfa-2 como la clonidina y dexmedetomidina. Ini-
cialmente el medicamento de elección es la clonidina, en dosis as-
cendentes hasta lograr un control de la presión arterial y frecuencia
cardiaca, teniendo en cuenta de no llevar al paciente a un estado de
hipotensión o bradicardia.
Los betabloqueadores han sido estudiados en algunos ensayos clí-
nicos, sin embargo, sus efectos adversos como el delirium, agitación o
convulsiones no los hacen medicamentos seguros para su uso.
La dexmedetomidina es un agente agonista alfa–2, desarrollado en
UCI como sedante. Tiene una actividad en SNC y a nivel espinal que
es más potente que la actividad de la clonidina. Está asociada a una
menor incidencia de delirium en UCI que el lorazepam.
Se ha demostrado que la combinación de clonidina y benzodia-
cepinas reduce la frecuencia de neumonía y acorta la duración de la
ventilación mecánica.
5. Reposición de vitaminas
Aunque no existen estudios controlados que indiquen que la repo-
sición de vitaminas, especialmente la tiamina, prevenga o mejore el
síndrome de abstinencia. El síndrome de Wernicke Korsakoff puede
estar presente de forma concomitante y dejar secuelas a largo plazo
de no tratarlo, estos pacientes deben tener, por lo menos, reposición
de tiamina y medición sérica de niveles de vitamina B12 y ácido fó-
lico durante su hospitalización.
La duración del síndrome de abstinencia alcohólica es proporcio-
nal a su gravedad. De ser leve, la recuperación puede darse en horas a
días y usualmente pueden ser tratados extrahospitalariamente.
En conclusión
El síndrome de abstinencia alcohólica es una urgencia médica, con
una mortalidad de más del 30% cuando no se maneja de forma ade-
cuada. Es necesario enfocar a todos los pacientes como susceptibles
de presentar un síndrome de abstinencia, especialmente en aquellos
en los que no se conocen los antecedentes médicos y/o tienen estig-
mas clínicos de consumo crónico de alcohol o hepatopatías.
Un enfoque general y juicioso salvará la vida de los pacientes.
Bibliografía
Introducción
Escorpionismo se refiere al conjunto de
signos y síntomas que se presentan después
de la picadura por escorpión, el cual puede
evolucionar hasta la falla multiorgánica y la
muerte (Gopalakrishnakone, 2015). En todo
el mundo, es un problema de salud pública,
con una alta incidencia en países tropicales;
sin embargo, la epidemiología de esta enfer-
medad se mantiene globalmente subregistra-
da y por tal motivo es difícil encontrar en la
literatura datos recientes. En el año 2008, se
reportaron cerca de 1,2 millones de picaduras,
con más de 3.250 muertes en todo el mundo
(Chippaux & Goyffon, 2008). En Colombia, no
es obligatorio el reporte del escorpionismo en
el Sistema de Vigilancia Epidemiológica, por
tanto, no es sorpresa que se desconozcan las
estadísticas de este accidente. La mayoría de
los datos que se tienen del país han sido estu-
dios experimentales, reportes, series de casos
y observaciones donde se han descrito espe-
cies colombianas que han producido sintoma-
tología de envenenamiento relacionada con
neurotoxicidad.
XIX Curso de Actualización para Médicos Generales
640 La Visión del Residente
Generalidades
La palabra Scorpiones viene del latín scorpio,-õnis. En América La-
tina son también conocidos como alacranes por lo que en la región
este nombre es usado indistintamente, significando el mismo animal.
Desde el punto de vista taxonómico, los escorpiones pertenecen al
reino Animalia, filum Arthropoda, subfilum Chelicerata, clase Arach-
nida, orden Scorpiones.
Actualmente existen unas 21 familias conocidas alrededor del
mundo, agrupando aproximadamente 2200 especies descritas; de és-
tas, la familia de mayor importancia médica, es la familia Buthidae
que contiene aproximadamente 50 especies que han sido reconoci-
das como venenosas para los humanos (Ward et al., 2018). Los es-
corpiones son de gran adaptabilidad geoclimática, por lo que pueden
ser encontrados en desiertos, bosques, sabanas y montañas, así como
también han sido reportados en ambientes intradomiciliarios y cen-
tros urbanos. Son de hábitos nocturnos, ovovivíparos (35–50 crías) y
son principalmente predadores de artrópodos, por lo que son atraídos
a ambientes donde se encuentra acúmulo de basuras y proliferación
de cucarachas (Gopalakrishnakone, 2015). En Latinoamérica, la fa-
milia Buthidae tiene dos géneros responsables de accidentes severos,
el género Tityus con 220 especies y el género Centruroides con 90
especies descritas (Ward et al., 2018). En Colombia, la familia está
representada por cinco géneros: Ananteris con 13 especies, Centru-
roides con cuatro especies, Microtityus con dos especies, Rhopalurus
con dos especies y Tityus con 30 especies (Gopalakrishnakone, 2015).
En 2008, Colombia apareció en la lista global de países afectados
por el escorpionismo severo (Chippaux & Goyffon, 2008) causado
principalmente por la especie Tityus pachyurus (Barona, Otero, &
Núñez, 2004; Otero et al., 2004), especie que en el 2012 ocasionó
la muerte de un niño de 12 años de edad proveniente del valle del
río Magdalena en Tolemaida y quien presentó edema pulmonar aso-
ciado. En 2016 el Centro de Información, Manejo e Investigación en
Toxicología (CIGITOX) de la facultad de Medicina de la Universidad
Nacional de Colombia, publicó un estudio realizado entre el 2006 al
2010, período en el que fueron reportados 1.783 casos de accidentes
por animales venenosos de los cuales 441 casos (25%) correspondían
a accidentes causados por escorpiones, de estos cinco muertes se pre-
sentaron en niños por la especie T. pachyurus. Los departamentos que
reportaron la mayor incidencia fueron Antioquia, Valle del Cauca y
Cundinamarca. La complejidad geográfica en Colombia ha hecho que
los casos de escorpionismo tengan una amplia distribución geográfi-
ca y altitudinal (Ver gráfico distribución geográfica de las principales
especies del género Tityus en Colombia) (Chippaux & Goyffon, 2008).
Rio Magdalena entre las cordilleras central y 2.000 - 3.000 msn: T. columbianus
oriental: Boyacá, Cundinamarca, Santander
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Enfoque diagnóstico
En pacientes con síntomas sistémicos, se recomienda solicitar
pruebas de función renal, perfil hepático, amilasas, electrolitos (in-
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Escorpionismo
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Obstrucción intestinal
José Eduardo Agámez Fuentes ............................................................ 11
Diverticulitis
Paula Andrea Jurado Muñoz .............................................................. 35
Quemadura ocular
Yenny Llano Naranjo, Claudia Andrea Echeverri Aguilar,
José Pablo Vivas Giraldo...................................................................... 47
Infección urinaria
Luisa María Montoya Jaramillo ......................................................... 69
Hemorragia postparto
Carlos Mauricio Ortega-Amaya, Edgar A. Noreña Mosquera
Walter Osorio Rudas .......................................................................... 251
Escorpionismo
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