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La Canción Que Detuvo Una Guerra
La Canción Que Detuvo Una Guerra
gran guerra europea del siglo 20, se aseguró a los soldados de ambos frentes
que estarían en casa celebrando la victoria para la víspera de la navidad. Esa
predicción resultó ser falsa. Los hombres de ambos frentes no regresaron a
casa para la navidad. Al contrario, la guerra se alargó por cuatro años. Durante
ese tiempo, 8,500,000 hombres habían perecido, y cientos de miles estaban
muriendo por sus heridas. La "guerra que iba a acabar con todas las guerras"
había cobrado un terrible número de víctimas transformando a toda Europa.
Sin embargo, uno de los eventos poco usuales de la historia militar tomó
lugar en el frente occidental en diciembre de 1914 durante la víspera de la
navidad. En la noche del 24 de diciembre, el clima había cambiado
abruptamente, congelando el agua y el lodo de las trincheras en donde estaban
los hombres apostados.
En el lado alemán, los soldados habían empezado a encender velas. Los
centinelas británicos reportaban a sus oficiales en comando que las pequeñas
luces parecían estar montadas sobre postes o sobre las bayonetas. Aunque
estas lámparas iluminaban claramente a las tropas alemanas haciéndolas
vulnerables a los disparos, los británicos se abstuvieron de disparar.
Aún más sorprendente, los oficiales británicos veían a través de sus
binoculares que algunas tropas enemigas iban cargando sobre sus cabezas
árboles de navidad con velas encendidas sobre las ramas. El mensaje era
claro: los alemanes, quienes celebraban la navidad en la víspera del 24 de
diciembre, estaban ofreciendo saludos festivos a sus enemigos.
A los pocos instantes del avistamiento, los británicos empezaron a
escuchar una canción navideña cantada por unos cuantos soldados alemanes.
Al poco rato, la canción estaba siendo entonada por todo el frente alemán. Las
palabras que se escuchaban eran estas: "Stille Nacht! Heilige Nacht!" Las
tropas británicas inmediatamente reconocieron la melodía "Noche de Paz" y
empezaron a cantarla en inglés, junto con los alemanes.
El cantar "Noche de Paz" neutralizó rápidamente todas las hostilidades en
ambos frentes.
De uno en uno, soldados británicos y alemanes dejaron sus armas
aventurándose a territorio neutral, una pequeña y desvastada franja de tierra
situada entre los dos frentes. Había tantos soldados de ambos bandos que a los
oficiales se les evitó el que objetaran dicha situación.
Había surgido una paz y una tregua no declarada. Un testigo ocular de esta
tregua no oficial fue Frank Richards quien anotó en su diario militar:
"Escribimos Feliz Navidad en un cartelón. El enemigo había hecho lo mismo.
Pronto, dos de nuestros hombres, arrojaron el equipo y saltaron del parapeto
con las manos sobre las cabezas. Dos alemanes hicieron lo mismo. Entonces,
los nuestros se fueron a encontrar con ellos. Se dieron la mano, y entonces
todos salimos de la trinchera al igual que los alemanes." El Sr. Richards
también comenta que algunos alemanes hablaban perfectamente el inglés, y
uno de ellos dijo que estaba cansado de la guerra y que iba a estar muy feliz
cuando todo terminara. Su contraparte británica estaba de acuerdo con lo
dicho.
Esa noche, los que habían sido soldados enemigos estaban sentados junto
a una hoguera colectiva. Intercambiaron pequeños regalos de entre sus pocas
pertenencias: barras de chocolate, botones, insignias y pequeñas latas de
carne. Estos habían sido hombres que horas antes habían disparado a matar,
ahora estaban compartiendo las festividades navideñas y mostrándose
fotografías de la familia.
Pasado un tiempo, la tregua terminó tal como había empezado, de común
acuerdo. El capitán C.I. Stockwell, del regimiento de la Fusilería Real Galesa,
recordó cómo, después de una verdadera "Noche de Paz,"él hizo tres disparos
al aire, a las 8:30 a.m. del 26 de diciembre, y enseguida entró en la trinchera.
Un oficial alemán, quien había intercambiado regalos con el capitán Stockwell
la noche anterior, se apareció cerca de la trinchera británica. Ambos se
inclinaron, se saludaron y el oficial alemán regresó a su trinchera. Momentos
más tarde, el capitán Stockwell escuchó que el oficial alemán hacía dos
disparos al aire, y la guerra había comenzado de nuevo.
Los orígenes de "Stille Nacht"
Durante el mes de diciembre,
la
canción "Noche de Paz" se puede escuchar en centros comerciales, iglesias, y
salas de concierto de todo el mundo. Irónicamente, el mundo no hubiera
tenido esta pieza musical de no haber sido por una crisis mayor de último
momento que había ocurrido en una iglesia del pequeño poblado de
Oberndorf, Austria. Era el año de 1818, y el ambiente dentro de la iglesia de
San Nicolás era difícilmente un ambiente de gozo en la tarde de la víspera de
la navidad. El señor cura Joseph Mohr, de 26 años de edad, había descubierto
que el órgano estaba seriamente dañado. Sin importar que tanto pedaleara,
apenas sí alcanzaba a sacar un leve sonido del desvencijado instrumento.
Asimismo, para el tiempo en que llegara el especialista en reparar órganos, ya
la navidad habría pasado desde hace tiempo. Para el joven pastor, una navidad
sin música era impensable e inaceptable. Sin embargo, Mohr tenía un talento
natural para la música.
De joven, ganaba
dinero tocando la guitarra
y el violín en público.
También se pagó sus
estudios universitarios
con dinero ganado como
músico. Su habilidad
académica y su talento
musical llamaron la
atención de un clérigo
quien le persuadió de que
entrara al seminario.
Ordenado como
sacerdote en 1815, Mohr
fue asignado a Obendorf
en 1817. Ahí, no sólo
predicaba bien, sino que
sorprendía a los feligreses
cuando ocasionalmente
tocaba la guitarra
mientras dirigía la
adoración. Ahora que se
encaraba a una crisis
navideña, Mohr se dio
cuenta que la única
música para esa noche iba
a ser dirigida por la
guitarra. El sabía también
que los tradicionales villancicos no sonarían bien en su instrumento de cuerda,
así que decidió componer algo nuevo. Pensando acerca del modesto
nacimiento de Cristo, ocurrido 1900 años antes, Mohr empezó a componer
"Noche de Paz." Empleando frases simples el joven clérigo se sintió inspirado
conforme relataba la historia del nacimiento de Cristo en seis estrofas cortas.
Para la música, Mohr acudió a Franz Gruber, un amigo que era un
compositor más talentoso que él. Gruber era maestro en la población cercana
de Arnsdorf. Mohr visitó a Gruber y a su extensa familia en el modesto
apartamento que estaba situado encima de la escuela. Mohr le explicó su
dilema, y entregándole las seis estrofas, preguntó a Gruber si podría componer
la música, sería para guitarra y debía de estar lista para la misa de
medianoche. De acuerdo a los historiadores quienes reunieron los datos para
formar la historia, se dice que Gruber quedó pasmado por la inocencia y la
hermosura de las palabras del padre Mohr. De inmediato, se dedicó a trabajar
en la composición musical.
Contando con muy poco tiempo para ensayar, los dos estuvieron de
acuerdo en que Mohr tocaría la guitarra y cantaría de tenor mientras que
Gruber cantaría de bajo. Siguiendo a cada estrofa, el grupo de la iglesia
cantaría el coro. A la medianoche, los parroquianos habían llenado la iglesia
de San Nicolás esperando escuchar al organista tocar las grandes notas de la
música navideña. En su lugar, el local estaba en silencio. El padre Mohr
explicó que el órgano estaba fuera de servicio pero que la misa de medianoche
incluiría nueva música preparada especialmente para la congregación.
Con Mohr pulsando la guitarra, dos voces cantaban y eran seguidas por el
coro en una armonía de cuatro partes. Luego, el padre Mohr procedió a la
celebración de la misa. Aún sin su órgano, los feligreses sentían que habían
experimentado un único y memorable servicio de navidad.
La historia de "Noche de Paz" casi termina en esa ocasión cuando Mohr
guardó la música sin pensar en volverla a usar. Después de todo, sólo había
sido una solución relámpago para un problema temporal. Más tarde, el padre
Mohr fue transferido a otra parroquia, y por siete años, nunca fue cantada
"Noche de Paz.".
Pasado un tiempo, el órgano de la iglesia de San Nicolás seguía teniendo
problemas, y en 1825, la parroquia fue obligada a contratar a un maestro
constructor de órganos. Carl Mauracher fue quien recontruyó el instrumento.
Mientras estaba enfrascado en su trabajo, Mauracher había descubierto la
música que habían dejado Mohr y Gruber. La simplicidad de la misma había
impresionado al constructor de órganos a tal grado que solicitó permiso para
hacer copias de "Noche de Paz."
Ya con la autorización otorgada, la pieza fue presentada a músicos y al
público en general quienes se mostraron encantados por la melodía. Al poco
tiempo, grupos musicales folklóricos, que recorrían en forma regular toda
Europa, empezaron a incluir "Noche de Paz" en su repertorio.
Sin embargo, a pesar de que la pieza estaba causando gran conmoción en
toda Europa, Gruber y Mohr nunca se percataron de la popularidad de su
canción. El padre Mohr murió en la pobreza, de neumonía, en 1848 a la edad
de 55 años. Él nunca se enteró de que la melodía daría la vuelta al mundo.
Por otra parte, Gruber escuchó del éxito del villancico en 1854 cuando el
rey Federico Guillermo IV de Prusia estaba buscando a los autores del mismo.
Cuando Gruber se enteró de ello, tenía 67 años, mandó una carta a Berlín
relatando los orígenes de la canción.
Al principio, pocos historiadores musicales creyeron que tal exquisita
pieza musical hubiera sido compuesta por dos hombres provenientes de
poblados poco populares. Asimismo, cuando Gruber falleció en 1863, se dudó
de su paternidad musical aunque las dudas empezaron a disiparse cuando los
historiadores confirmaron el hecho de que Gruber y Mohr habían sido los
autores de la canción. También, en ese mismo año, el reverendo John Freeman
Young, quien más tarde llegó a ser obispo episcopal de Florida, tradujo al
inglés tres estrofas del villancico que son las que aún se cantan hoy en día.
200 años de "Noche de Paz"
En la actualidad, la canción "Noche de Paz" es cantada en todos los
continentes y en docenas de idiomas, desde el original alemán hasta el ruso,
desde el swahili hasta el chino.
Ha sido interpretada por coros seculares y religiosos. Cantantes como
Bing Crosby y Elvis Presley llegaron a grabar la canción. Sin importar el
idioma o el estilo musical--tipo ópera o popular--aquellos que cantan y
escuchan la melodía experimentan profundos sentimientos de gozo y de paz.
Considere la experiencia de Nien Cheng, de Shangai, China. En agosto de
1966, en el inicio del alzamiento conocido como la Revolución Cultural
China, Cheng, de 51 años, fue arrestada y encarcelada por cerca de siete años.
Cheng no había cometido ningún crimen, pero se le habían hecho cargos de
ser una enemiga del estado por su asociación con extranjeros, principalmente
ejecutivos británicos de negocios.
En su biografía Vida y Muerte en Shangai, Cheng describe cómo, durante
una víspera de navidad, su espíritu había sido fortalecido y sus esperanzas
renovadas al escuchar "Noche de Paz."
Ella escribe: "Cuando dejó de venir el periódico el 2 de diciembre,
empecé ha hacer unas ligeras marcas sobre la pared para contar los días que
pasaban. En un momento dado, había hecho veintitrés marcas, sabía que
estaba en víspera de la navidad.
Mientras estaba en lo fuerte del frío, de pronto, escuché a una joven
soprano cantar. Parecía venir de algún lugar de la parte superior de mi celda.
Titubeante al principio, y después con mayor firmeza se dejó escuchar la
versión china de "Noche de Paz."
Las paredes de la prisión resonaban con la canción a medida que la clara y
melodiosa voz flotaba a través de los oscuros pasillos. Estaba extasiada y
profundamente conmovida conforme escuchaba esa voz. Por la manera como
ella interpretaba la canción, yo sabía que ella era una cantante profesional que
había faltado a los preceptos de los maoístas.
Ningún concierto al que haya asistido en navidad ha tenido tanto
significado para mí como el de ese momento, cuando estaba sentada en mi fría
celda escuchando "Noche de Paz", cantada por otro prisionero a quien yo no
podía ver.
Y tan pronto como ella tuvo confianza de que los guardias no le
impedirían seguir cantando, la joven cantó con hermosura y sin ningún rasgo
de nerviosismo. La prisión se volvió muy callada. Todos los prisioneros la
escuchaban embelezados."
Joseph Mohr, el joven sacerdote, y Franz Gruber, su maestro y amigo,
quienes cantaron el villancico por primera vez hace cerca de 200 años,
estarían complacidos de ver la manera como su canción todavía toca al
corazón e inspira las vidas de los hombres. Aunque fue escrita a principios del
siglo 19, su "Noche de Paz" continúa impactando a las gentes del siglo 21.
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