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Clarinete 27-32
Clarinete 27-32
Dave Tarras, conocido por su larga carrera y su habilidad para tocar el clarinete, es
probablemente el músico klezmer más famoso del siglo Ilustración 19. Dave Tarras
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Naftule Brandwein nació en mil ochocientos ochenta
Ilustración 20. Naftule Brandwein
y cuatro en Przemyslany (Polonia). Fue un gran clarinetista,
director de orquesta y, al igual que Dave Tarras, intérprete
de numerosas grabaciones klezmer judío estadounidense,
en las que se aprecia su clarinete en Mi bemol. Su padre,
Pesakh Brandwein, tocaba el violín y el clarinete además de
ser Badkhn. En mil novecientos diecinueve emigró a los
Estados Unidos junto con once de sus trece hermanos,
quedando dos hermanos que posteriormente fueron
asesinados a causa del nazismo. De mil novecientos
veintidós a mil novecientos veintisiete Naftule fue desarrollando su carrera como solista,
destacando por primera vez en la banda de Abe Schwartz. Su estilo de vida poco saludable
y el consumo de alcohol hizo que dejara de grabar, pasando a dedicarse a pequeños
conciertos para ocasiones privadas, bodas o noches especiales en hoteles. Su estilo musical
estuvo marcado por una gran personalidad y virtuosismo. Entre sus obras, destaca Firn Di
Mekhutonim Aheym. Su improvisación, su destreza, sus escalas musicales de ejecución
rápida, su manejo de aire soplado, su glisando y sus knaytches la convierten en una de las
grabaciones más escuchadas y reproducidas desde el resurgimiento de la música klezmer
en la década de mil novecientos ochenta. Destacó en el klezmer contemporáneo siendo
fuente de inspiración para músicos como David Krakauer, Hankus Netsky, Alicia Svigals y
Michael Winograd. Murió en mil novecientos sesenta y tres.
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York. Actuó como un eje en el surgimiento del New Old Europe Sound, motivando a los
músicos alemanes que incorporaron el klezmer a su world music. Entre sus numerosas obras
se encuentra su trabajo con el solo de clarinete para la banda sonora de la película La lista
de Schindler, así como los memoriales del Holocausto del Bundestag alemán. Fundó el
programa de seminarios y clases magistrales "Clarinete y Klezmer en Galilea", que se lleva a
cabo todos los años en Safed, Israel. Actualmente no solo es reconocido por algunos como
“El Rey del Klezmer”, sino que continúa innovando con otros géneros como el tango; en
compañía de Astor Piazzolla; y el jazz, con la colaboración de Benny Goodman. Debido a la
pandemia actual, Feidman hace uso de las redes sociales como novedad para seguir
exponiendo sus trabajos.
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Kovács considera en su biografía, a Béla Bartók, compositor y músico húngaro de finales del
siglo diecinueve y principios del siglo veinte, como su fuente de inspiración más importante.
Béla Kóvacs es aficionado al jazz y a dedica su tiempo libre a la composición ligera.
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Marco investigador
Análisis de la obra
La obra que se ha elegido para hacer una propuesta didáctica es: “Sholem-Alekhem,
Rov Feidman!” de Béla Kovács, compositor de origen húngaro y también clarinetista muy
conocido por haber compuesto la serie de Homenajes. Al igual que muchas composiciones
de Kovács, la obra es un homenaje, un homenaje a la música klezmer y a Giora Fiedman, en
particular. Está inspirada en la canción klezmer, “Let’s be Happy”, la cual está inspirada en el
folclore tradicional de los judíos askenazí del este de Europa.
La obra está dividida en cuatro partes principales, escrita en un principio para clarinete
solo y orquesta, aunque también existen transcripciones para clarinete y reducción de piano.
Está compuesta en la tonalidad de fa menor y modula a si bemol menor en la última parte de
la pieza, aunque en varias partes de la obra se usa la escala “Ahava Raba”. La primera parte,
“Rubato” que se podría decir que es una doina, ya que no tiene métrica clara y en la que se
puede variar el tempo al libitum. A modo de preludio se expone la sonoridad klezmer, otorgada
por la escala en modo mi “Ahava Raba” de la melodía y por las alteraciones propias de este
modo en el frullato del acompañamiento. En esta sección, también destacan las
ornamentaciones, mordentes, trinos y glisandos, que nos introducen desde el principio en la
música hebrea. Tras la doina comienza un tiempo lento, esta vez sí, en la tonalidad de fa
menor. Esta sección abarca desde el segundo compás hasta el compás treinta y cinco y está
escrita en un compás de subdivisión ternaria, tres por ocho, en la que el pulso se lleva a
corcheas. En este tiempo lento se desarrolla una frase de ocho compases que se repite cuatro
veces, con variaciones. La tercera Ilustración 23. Let's be happy
parte de la obra, que comienza en el
compás treinta y cinco y llega hasta
el compás sesenta y dos, se
corresponde con un tempo andante,
y se vuelve a la sonoridad de la
música klezmer, usa el modo hebreo
de Re “Ahaba Raba” y
ornametaciones como grupetos que
no se habían visto antes y dos elementos en el cuarenta y cinco y cuarenta y ocho con dos
notas agudas imitando dos chirridos. Este tempo andante acaba con un acelerando, el cual
da paso a la última parte de la obra Molto Allegro. Por último, la cuarta parte de la pieza, la
cual modula a la tonalidad de si bemol menor y que se corresponde desde el compás sesenta
y tres hasta el final. En ella se ve un claro Homenaje a Giora Fiedman, al usar los motivos de
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su pieza “Let’s be Happy”. El tempo es “Molto allegro” y en se van repitiendo diferentes
motivos, haciendo pequeñas variaciones. Acaba con una especie de coda, a partir del compás
ciento cuarenta y tres, en la que el tempo va acelerando y los matices en crescendo. En el
compás ciento sesenta y tres se vuelve al tema del principio del Molto Allegro, que se
corresponde con la frase del tema “Let’s be Happy” y acaba con dos corcheas cortas, que
dan pie a seguir con la fiesta.
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