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RENOVADOS EN CRISTO

¿Por qué sentimos esa necesidad de querer ser


nuevos?

Los seres humanos en su interior, anhelan tener un nuevo comienzo. Nos


sentimos “viejos” y acabados, y probamos diferentes cosas con el fin de
sentirnos nuevos. Buscamos nuevos pasatiempos, nos apuntamos en un
programa nuevo de ejercicio, probamos una nueva dieta, un estilo de corte de
pelo diferente o compramos ropa nueva, y lo más probable es que nos
sintamos nuevos, sin embargo esto es algo momentáneo.

Al final, todo llega a ser viejo y regresamos al mismo lugar donde


comenzamos, sentimos que tanto nuestra situación como nosotros mismos
somos viejos.

La única manera de realmente ser nuevos es que seamos renovados. El Nuevo


Testamento habla mucho acerca de ser renovados.

Antes de conocer a Jesús nuestros pensamientos, nuestra mente era otra;


llena de malos pensamientos y deseos, pero en cristo hemos sido
renovados, no podemos pensar como lo hacíamos antes de tener ese
encuentro maravilloso con Jesucristo, tenemos que desafiarnos a nosotros
mismos a tener la mente de Cristo.

En las manos de Dios fuimos formados con pensamientos perfectos, pero el


pecado lo destruyó todo.

Jesucristo nos propone “Volver a Nacer”, ofrece una nueva oportunidad para el
que cree que ya es un caso perdido. Hay una salida del atolladero en que nos
encontramos, hoy mismo podemos tener una nueva mente, una nueva vida.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.
¿Qué significa ser renovados?

La vejez no es solamente una función de tiempo o edad. Incluso la persona


más joven se puede sentir vieja. La vejez no tiene que ver con nuestra edad,
sino con un elemento que nos hace falta; necesitamos un nuevo elemento y
solamente un nuevo elemento en todo el universo es nuevo: Dios.

Dios es eterno, pero nunca se vuelve viejo. Siempre está fresco, nuevo y
viviente. A fin de que seamos renovados, necesitamos que Dios, quien es
nuevo, se añada a nosotros.

Tito 3:5 dice lo siguiente:


“Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino
conforme a Su misericordia, mediante el lavamiento de la regeneración y la
renovación del Espíritu Santo”.

Dios, Aquel que es nuevo, ¡vino a ser vida en nuestro espíritu! Este fue el
primer paso de nuestra renovación. Cuando nacimos del Espíritu en nuestro
espíritu, la vida eterna de Dios se añadió a nosotros, lo cual nos hizo una
persona nueva con una vida nueva, incluso una creación nueva así como el
apóstol Pablo nos dice en 2 Corintios 5:17.

Cómo ser renovados cada día


La clave es nuestro espíritu. Para ser renovados, debemos volvernos a nuestro
espíritu, donde el Espíritu divino mora. Mientras hacemos esto, Él imparte vida
al resto de nuestro ser. Cuando ponemos nuestra mente en nuestro espíritu,
prestamos atención a nuestro espíritu y ejercitamos nuestro espíritu, damos la
oportunidad al Espíritu a que se extienda a nuestra mente, emoción y
voluntad.
Ciertamente, volvernos a nuestro espíritu es un desafío, especialmente cuando
pasamos por circunstancias difíciles. Sin embargo, podemos ejercitar nuestro
espíritu por medio de dos prácticas útiles.

 Invocar su Nombre
Uno de los dones más preciosos que el Señor nos dió es Su nombre 1 Corintios
12:3 nos dice: “Nadie puede decir: ¡Jesús es Señor!, sino en el Espíritu Santo”.
Cuando invocamos: “Señor Jesús”, o “Oh Señor Jesús”, o le decimos al Señor:
“Señor Jesús, te amo”, nos volvemos y contactamos al Espíritu Santo que nos
renueva en nuestro espíritu. Conforme nos renueva, le permitimos extenderse
un poco más en nuestro ser. Cuando invocamos al Señor en todas las
situaciones de nuestra vida diaria, recibimos más de Su vida en nuestro ser.
 Recibir al Espíritu en la Palabra
Efesios 6:17-18 dice: “Y recibid…la espada del Espíritu, el cual es la palabra de
Dios; con toda oración y petición”. Cada día, especialmente en la mañana,
podemos ejercitar nuestro espíritu por medio de la oración para así recibir al
Espíritu en la Palabra. Mientras oramos con la Palabra de Dios, somos
reavivados con un fresco suministro de vida. Y no sólo eso, también somos
renovados un poco más conforme la vida divina se extiende a nuestra alma.
Entre más recibimos al Espíritu viviente divino en la Palabra, más se renovarán
nuestras partes internas. La vejez de nuestros pensamientos naturales,
nuestros sentimientos naturales y nuestras decisiones naturales son
purificados y el nuevo elemento de Dios se añade a nosotros, renovando cada
parte de nuestro ser hasta que llegamos a ser una nueva creación.
FIESTA DE CRISTO REY
Último domingo del Año Litúrgico
Cristo es el Rey del universo y de cada uno de nosotros.
Color litúrgico: Blanco.
Es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico, porque
celebramos que Cristo es el Rey del universo. Su Reino es el Reino de la
verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, del amor y la paz.
La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de
1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el
mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.
Después del Concilio Vaticano II se movió la fecha de la celebración dándole un
nuevo sentido. Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso resaltar la
importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es el alfa y el
omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su mensaje de
amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal, es decir, para
siempre y para todos los hombres.
Lecturas:
2018 – 24 de Noviembre: CICLO A
Primera: Ez 34, 11-12. 15-17
Segunda: 1Co 15, 20-36.28
Evangelio: Mt 25, 31-46
2019 – 25 de Noviembre: CICLO B
Primera: Dn 7, 13-14
Segunda: Ap 1,5-8
Evangelio: Jn 18, 33-37
2020 – 24 Noviembre: CICLO C
Primera: 2Sam 5, 1-3
Segunda: Col 1, 12-20
Evangelio: Lc 23, 35-43

Con la fiesta de Cristo Rey se concluye el año litúrgico. Esta fiesta tiene un
sentido escatológico pues celebramos a Cristo como Rey de todo el universo.
Sabemos que el Reino de Cristo ya ha comenzado, pues se hizo presente en la
tierra a partir de su venida al mundo hace casi dos mil años, pero Cristo no
reinará definitivamente sobre todos los hombres hasta que vuelva al mundo
con toda su gloria al final de los tiempos, en la Parusía.

En la fiesta de Cristo Rey celebramos que Cristo puede empezar a reinar en


nuestros corazones en el momento en que nosotros se lo permitamos, y así el
Reino de Dios puede hacerse presente en nuestra vida. De esta forma vamos
instaurando desde ahora el Reino de Cristo en nosotros mismos y en nuestros
hogares, empresas y ambiente.
Mateo 25,31-46.

Para lograr que Cristo reine en nuestra vida:


1. Debemos conocer a Cristo. La lectura y reflexión del Evangelio, la oración
personal y los sacramentos son medios para conocerlo y de los que se
reciben gracias que van abriendo nuestros corazones a su amor. Se trata
de conocer a Cristo de una manera experiencial y no sólo teológica.
2. Al conocer a Cristo empezaremos a amarlo de manera espontánea, porque
Él es toda bondad. Y cuando uno está enamorado se le nota.
3. Imitar a Jesucristo. El amor nos llevará casi sin darnos cuenta a pensar
como Cristo, querer como Cristo y a sentir como Cristo, viviendo una vida
de verdadera caridad y autenticidad cristiana.
4. Compromiso apostólico que consiste en llevar nuestro amor a la acción de
extender el Reino de Cristo a todas las almas mediante obras concretas de
apostolado.

Datos de intereses:
1. Fue instituida después de la primera guerra mundial.
2. Se celebró por primera vez, el dia de Halloween en 1926. Un dia antes del
Dia de todos los Santos, el 31 de Octubre.
3. El papa San Pablo VI le dio el nombre y fecha actual. (La Solemnidad de
Nuestro Señor Jesucristo Rey del Universo y la traslado al último domingo
del año).
4. Fue una respuesta a la secularización, ateísmo y comunismo: Mientras
personajes importantes pedían restringir la religión y que dieran una mayor
lealtad a los gobiernos. …………….
5. Es celebrado también por muchos protestantes: Aunque es una festividad
relativamente nueva, existen algunos anglicanos, luteranos, metodistas y
presbiterianos que la celebran.
6. En la iglesia protestante de Suecia, este domingo es llamado “Domingo de
la condena”.
7. La estatua de Cristo Rey de Polonia, es la más grande en honor a
Jesucristo Rey del universo en el mundo.

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