Está en la página 1de 55

I r,

( KAROL WOJTYLA

J
I I
'?C'h"" m'.'E'S;~ _ .'"
..
.'8LJOTfl.~~'
\ ClAnrntl~i\ ff
~~t&~;:~~.~,; ~~

,.,."
~ c U !l I 'j~ il r~l1 s-e ~.
••• -,.. •••••••• ."l; •••••• ev--'.•.•_-...:,-;...~':':"":_.,~ ....•

EL TALLER
DEL ORFEBRE
Meditación sobre el sacramento del matrimonu
expresada a ueces en forma de drama

10019165

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS


MADRID • 2005
~é~:,;j
."U.'©V§@
••• ~ F, """,~;'H',".~Jt,
"'-'~ •••~ , 'Ni: t,,,,,
--~=~=<;c"~,,
Título de Ia edición original: Przed sklepem jubilera. ~ Ct!&:tt:'l:r~t."r,J
~~'~""~'''',"",=-,.~_'~;r"-+''''" '' ':"'<.~_.__ .._

La traducción dei original polaco ha sido realizada por ArmA lNDICE


RODON KLEMENSIEW1CZ.

Pógs.

NOTA DEL EDITOR ....•.•.....•........•....•........................•.............. IX

xcro PRIMERO
LOSSIGNOS . 1

ACfOSEGUNDO
~,'r~Jt:lur~~1
Tl1~~C!·.C. ELESPOSO . 35
-.?LIOTEC/\
ACfO TERCERO
C~rl.l··;t~bn i "..",

2>03Y,j LOSHI]OS . 71

;..:·-~-:Jº!ifi-Y:fi
1)."'\">' t O 1./ o t. Ot

Ilusrración de cubierta: EI matrimonto Arnolfini (1434), Jan van Eyck


Disefio: BAC

© Libreria Edirrice Vaticana. Cirrà de! Vaticano 1979


© Biblioteca de Autores Cristianos
Don Rarnón de la Cruz, 57. Madrid 2005
Depósito legal: SE-414-2005 en Espana
ISBN: 84-7914-766-0
Impreso en Espana. Prinred in Spain
Impresión: Publidisa
f!
-"';l;J:Ut:,:c1(.C~.

!-..~~~~, '~;~J'J9(
"',. ~ r,;~~
','.' -

-=..
I
$~i~;''i2:-,.~!i :i:.-'..;:..'"'i;;j

=1:!:""''"''~::''"··"C·'"''
~CU~lil",l~:~~~
~~~~~'~""",~~-.~-q.':""'':'''f.",...·

NOTA DEL EDITOR

Se engafiaría quien viera en esta obra de K WojtyIa un


simple ensayo literario, extrafio producto en Ia mesa de un
teólogo. En cada una de estas páginas vibra sin duda Ia sen-
sibilidad del poeta y del dramaturgo, pero descubrimos tam-
bién en ellas Ia preocupación dei pastor de almas y Ia con-
vicción profunda dei pensador católico. Es la historia --el
drama interior- de tres jóvenes parejas de esposos -Teresa
y Andrés, Ana y Esteban, Mónica y Cristóbal- que experi-
mentan el esplendor y, también, Ia oscura noche, a veces
lacerante, dei amor humano. La obra lleva un subtítulo:
Meditación sobre el sacramento del matrimonio, expresada a
vecesen forma de drama, porque no se trata del amor sin más,
sino del amor fiel por encima de toda prueba, deI vínculo
indisoluble de toda unión matrimonial.
Nos llega este mensaje a través de una acción situada en un
espacio y un tiernpo en 10s que Ia realidad cotidiana se con-
juga admirablemente con e! símbolo. Personajes grávidas de
carga simbólica son Adán -cuyo nombre es el cornún deno-
minador de todos los nuestros-, Ias vírgenes de! Evangelio,
el Esposo, 10s interlocutores que hablan desde Ia sombra.
Pero por encima de todos destaca el viejo y sabio orfebre,
figura central que invade totalmente Ia vida de los protago-
nistas. EI cristal dei escaparate de su tienda es un extrafío
espejo en el que se refleja el futuro de Ia pareja humana hasta
Ia frontera misma del misterio, y su balanza no pesa solo el
metal, sino toda Ia existencia dei hombre y su destino.
El taller dei orfebre fue publicada por primera vez en
Varsovia, en Ia revista Znak, en 1960, siendo su autor obispo

IX
auxiliar de Cracovia. En Espana, Ia BAC procedió a su edición I. LOS SIGNOS
en 1980, dos anos después de Ia elección de Karol WojtyIa
como sucesor de Pedra con el nombre de Juan Pablo lI.
Ediciones posteriores, ante Ia demanda de esta obra, fueron
publicadas en 1982, 1987, 1988,2000 Y2003.
La presente, por tanto, es Ia séptirna edición de una obrita aI6LleVii®&;
de escasa dimensión pero que, dado su carácter simbólico y ClJUU!Tl~~;í'.A 7
existencial, afiadida a Ia relevancia de su autor, ejerce en Ias ~~)Jfm~~~
lectores fuerte atracción y positivo influjo espiritual. ::_~.~,;~-,:«:<-!,~-~\
...
Al proceder a esta séptima edición, la BAC ha decidido
vestir la obra de nuevas galas, dotándola de una nueva por-
tada y pasándola a otra de sus colecciones tradicionales: Ia
Popular, ya que popular se ha hecho esta obra en el más noble
sentido de la palabra.
Esta reaparición de El taller del orfebre en el XXVI ano ya
dei pontificado de su autor, casi obliga a atribuir al papa Juan
Pablo II esa condición de orfebre universal que, desde su
taller dei pontificado romano, ha cincelado pacientemente Ia
conciencia social y moral de su generación y Ia dimensión
humana y religiosa dei mundo contemporáneo. Todo ello en
Ia encrucijada de dos milenios.

x
1.

TERESA

Andrés me ha elegido y ha pedido mi mano.


Ha ocurrido hoy, entre las cinco y ias seis
de Ia tarde.
No recuerdo exactamente, no tuve tiempo de
consultar el reloj
ni ver Ia hora en Ia torre dei viejo ayuntamiento.
En momentos así no se comprueba Ia hora,
momentos así surgen en el hombre
más allá deI tiempo.
Pero incluso si me hubiera acordado de que tenía
que mirar
el reloj del ayuntamiento,
no hubiera podido hacerlo, pues hubiera tenido
que mirar
por encima de ia cabeza de Andrés.
Carninábamos precisamente por el lado derecho
de Ia plaza,
cuando Andrés se volvió hacia mí y dijo:
l,Quieres ser Ia compafiera de mi vida?
Lo dijo así. No dijo: quieres ser mi mujer,
sino: Ia compafiera de mi vida.
Lo que iba a decinne era, pues, premeditado.

3
Y 10 dijo mirando hacia delante, como si temiera
leer en mis ojos, ANDRES
y al mismo tiempo como si quisiera indicar Llegué hasta Teresa por un camino largo,
que frente a nosotros hay un camino, cuyo fin no 1a descubri en seguida.
no podemos ver
No recuerdo siquiera si nuestro Primer encuentro
-hay un camino o por 10 menos puede haberlo,
estuvo acompafiado de algún preSentimiento o algo
si yo a su petición parecido.
contesto «sí».
Ni tan sóIo sé qué significa «amor a primera
vista».
Respondí «sí», pero no en seguida. Después de un cierto tiempo noté
Sólo al cabo de unos minutos, que ella se encontraba en e1 ámbito
a pesar de que a 10 largo de aquellos minutos de roi atención,
ni pudo haber reflexión alguna, es decir, que debía interesarme por ella,
ni pudo existir Iucha de impulsos encontrados.
y que aceptaba con gusto Ia idea de tener que
La respuesta estaba casi decidida. hacerlo.
Sabíamos 10s dos que se remontaba a todo nuestro
Sin duda habría podido no actuar tal Y como
pasado, sentía,
y se proyectaba lejos en el futuro,
pero comprendí que esta hubiera carecido
que se hundía en nuestro ser, como Ia lanzadera de sentido.
deI tejedor, Era
para aprehender el hilo preciso evidente que en Teresa había algo
que determina el modelo deI tejido. que sintonizaba con mi personalidad.

Recuerdo que Andrés tardó en volverse hacia mí En aquella época pensaba mucho
en rui «alter ego».
y pasó largo rato con Ia mirada fija hacia delante
como si escrutara el camino que se abria Teresa era todo un mundo, tan distante
ante nosotros. como cualquier otro hombre, COlllo cualquier orra
mujer

-sin embargo, algo penrutÍa pensar en tender


un puente.

4
5
Dejé que esta idea permaneciera en mí, y también de mi pensamiento -pero he aqui
que en el preciso instante
e incluso que se desarrollara.
No era ésta una concesión involuntaria. en que parecía estar más interesado por ellas,
No me rendía sólo a Ia impresión Y a la magia me daba cuenta, de pronto, que Teresa
seguía presente en mi conciencia y en mi recuerdo
de 10s sentidos,
pues sabia que entonces jamás saldria y que instintivamente Ias comparaba a todas
eon ella.
de mi propio <<:yo»,
y no llegaria hasta Ia otra persona -pero en esto A pesar de todo, casi deseaba que Ia alejaran
de mi eonciencia,
consistía el esfuerzo.
Pues mis sentidos se alimentaban, a cada paso, y hasta eierto punto contaba eon eUo.
dei encanto de Ias mujeres que se cruzaban Y estaba dispuesto incluso a dejanne llevar
por Ia impresión,
conmigo.
En varias ocasiones traté de seguirias, por Ia sensación insistente y fuerte.
y me encontré con islas deshabitadas.
Pensé entonees que Ia belleza aceesible Queria considerar el amor como una pasión
y como un sentimiento que prevalece
a 10s sentidos
puede convertirse en un don difícil y peligroso; sobre todo 10 demás
sé de personas que por su causa daüan a otras =-creía en 10 absoluto del sentimiento.
-así, lentamente, aprendí a valorar Ia belleza Por esto no llegaba a comprender
accesible al espíritu, es decir, Ia verdad. en qué se apoyaba aquella extraãa pervivencia
de Teresa dentro de mí,
por qué seguía presente en mí,
Decidí, por tanto, buscar una mujer que fuera
qué le aseguraba un lugar en mi «yo»,
realmente
y creaba a su alrededor
mi «alter ego» Y que el puente tendido
aquella especie de extrafia resonancia,
entre 10s dos
aquel «deberías».
no fuera frágil pasarela entre nenúfares y canas.
De modo que procuraba rehuirla, evitaba adrede
Encontré varias chicas que se apoderaron todo aquello que pudiera dar pie a la más leve
conjetura. -=;"'~;;'''4:~~::''i'''''''~~-;

de mi imaginación ' 1M' Wil , G 'f ~HJ)~.,


CLA~3!~fi1~~~

6 \ ,~ {~TI~l i':: H~j i:. M 7


~~~~r<:-"-"''''''''~.'''' .--"'~. •
Llegaba incluso a ensaãarme con ella en mis
Si su declaración no me ha hallado deI todo
pensamientos desprevenida,
y ai mismo tiempo me senda acosado por ella.
es porque en cierto modo sentía que estaba hecha
Me parecía como si me persiguiera con su amor, para él
del que yo debía apartanne con firmeza. y que tal vez podría amarle.
Con todo ello mi interés por Teresa iba Quizá inconscientemente ya le amaba.
en aumento, Pero nada más.
y en cierto modo el amor se alimentaba Nunca quise admitir en mí un sentlilllento
de esta misma contradicción. que pudiera quedarse sin respuesta.
El amor puede ser también como un choque Hoy puedo ya reconocer ante mí misma
en el que dos seres adquieren plena conciencia que no me fue nada fáci1.
de que deben pertenecerse,
aunque faIten aún el estado de ánimo Recuerdo en particular cierto mes
y 10s sentimientos. y en este mes cierta noche-
Es uno de esos procesos de1 universo íbamos de excursión por Ia montana,
que producen la síntesis, formábamos un grupo numeroso y muy unido,
unen 10 que está separado y amplían y enriquecen había entre nosotros algo más que simple
10 que es angosto y limitado. companerisrno--
nos entendíamos a la perfección.
Andrés estaba entonces visiblemente interesado
por Cristina,
TERESA pero esto a mis cjos no le restaba encanto
a Ia excursión.
Debo reconocer que Ia declaración de Andrés
Siempre he sido dura corno Ia madera,
ha sido para mí algo totalmente imprevisto.
que se carcome por dentro antes que romperse.
No tenia ningún motivo para esperarIa.
Si me compadecía a mí misma,
Siempre había creído que Andrés hacia
no era a causa de un desengano amoroso.
todo 10 posible Pero así y todo, fue muy duro.
para que yo le fuera innecesaria
y para convencenne de ello.

8
9
Sobre todo, aquel atardecer en que durante hoy ha vuelto a mí aquella idea,
el descenso entre el perfil de Andrés
se nos hizo de noche. .y Ia torre del viejo a)'Utltamiento
Nunca olvidaré aquellas dos lagunas de nuestra ciudad-
que nos sorprendieron en el camino hoy, entre Ias cinco y Ias seis de Ia tarde,
como dos cisternas de suefio insondable. cuando Andrés ha pedido mi mano-
Dormía el metal mezclado con el reverbero he pensado en Ios signos cuyo encuentro
de Ia clara noche de agosto. es imposible.
Pero no había luna. Pero realmente pensaba en Andrés
De pronto, mientras mirábamos absortos, y en mí misma.
-no 10 olvidaré mientras viva-, Y senti cuán difícil es vivir,
oímos por encima de nuestras cabezas Aquélla fue una noche terrible para mí,
un grito penetrante. aunque tuvimos una espléndida noche carpática,
Podía tratarse llena de belleza y mistetio.
de un lamento, un gemido, Todo cuanto me rodeaba
o incluso de un piulido. me parecía tan necesario
Todos contuvimos Ia respiración. y tan en armonía con Ia totalidad dei mundo,
No sabíamos si era el grito de un hombre, sólo el hombre se hallaba descentrado y perdido.
o el lamento de un pájaro rezagado. No sé si todos 10s hombres,
Volvió a oirse Ia misma voz pero estoy segura de qUe yo sí 10 estaba.
y 10s chicos optaron por responder con otro grito. Por esto cuando hoy Andrés me ha preguntado:
La sefial recorrió el silencioso bosque dormido «z,Querrías ser Ia companera de mi vida, para
y Ia noche carpática. siempre?»,
Si hubiera sido un hombre -10 hubiera oído. yo, pasados diez minutos, he contestado <<:sí»,
Pero aquella voz ya no volvió a escucharse. y un poco más tarde le he preguntado
si creía en 10s signos.
Y precisamente entonces cuando todos callaron,
esperando una respuesta,
se me ocurrió una idea: también acerca
de 10s signos-

10
11
ANDRES Durante varios aüos caminó junto a mí
y yo no sabía,
Hoy Teresa me ha preguntado:
yo no sabia que era ella Ia que avanzaba y crecía,
Andrés, l,crees en 10s signos?
Me resistia a aceptar
Y cuando, extrafiado de su pregunta,
10 que es hoy mi don más preciado.
me he detenido un instante
Después de estos aãos veo claramente
a mirar, sorprendido, aios ojos
que Ios caminos que pudieron separamos
de mi prometida --desde hacía un cuarto de
son 10s que al fin nos han unido.
hora- Estos aãos han sido el tiempo indispensable,
me ha contado los pensamientos para podemos orientar en el complicado mapa
que no se alejan de su mente de 10s signos y 10s símbolos.
desde aquella noehe en Ias montafias.

Tiene que ser así.


[Cuán cerca de mí pasó aquella vez! Hoy veo que su tierra es también mi tierra,
Casi me asedió eon su imaginación y yo que sofíaba con tender un puente-
y aquel discreto sufrimiento,
que entonees no quise percibir
y que hoy estoy dispuesto a considerar
nuestro bien común.

Teresa - Teresa - Teresa -


como un punto singular en mi maduración-
ya no prisma de rayos aparentes, sino ser de luz
verdadera.
Y sé que ya no puedo ir más lejos.
Sé que ya no seguiré buscando.
Sólo me estremezco aI pensar cuán fácilmente
hubiera podido perderla.

12 13
2.

ANDRES

En nuestra antigua ciudad, aI anochecer,


(en octubre Ia noche llega pronto)
Ias hombres salen de sus despachos,
donde proyectan Ia construcción de nuevas
viviendas,
Ias mujeres y Ias chicas antes de volver a casa
se entretienen mirando los escaparates.

Encontré a Teresa cuando se hallaba parada


frente a un amplio escaparate,
lleno de zapatos de mujer.
Me paré junto a ella, en silencio
e inesperadamente
-y de pronto nos hallamos juntos
a ambos lados de Ia gran luna transparente
baãada a chorros de luces deslumbrantes.
Vimos nuestras imágenes juntas,
pues el escaparate, cerrado por detrás
por un espejo grande, enorme,
refleja al mismo tiempo Ias hileras de zapatos
y Ias personas que pasan por Ia acera,

15
pero sobre todo Ias que se detienen Iniciamos entonces una conversación
para mirarse a si mismas o aIos zapatos. acerca de mil detalles relacionados eon nuestra
Cuando de pronto nos encontramos boda.
a ambos lados del enorme espejo Yo le hablaba de aquella corbata suya
-aquí vivos y reales, allá reflejados- que tanto me gusta,
yo -no sé por qué, y de aquel traje oscuro,
que le sienta tan bien.
quizá para completar el cuadro
Andrés 10 escuchaba complacido,
o más bien por un simple impulso deI corazón,
no por vanidad,
pregunté: i,En qué estás pensando, Teresa?-
sino porque queria gustarme
y se 10 dije casi en un susurro,
y deseaba complacerme en todo.
que es como hablan Ias enamorados.

Luego juntos fuimos a mirar


el escaparate de Ia tienda dei joyero.
TERESA
En pequenas cajitas
Entonces ya no pensaba en Ias signos. forradas por dentro de terciopelo
Y en realidad tampoco pensaba en Andrés. se hallaban expuestas diversas joyas.
Mis ojos buscaban zapatos de tacón alto. Entre ellas se veían también Ias alianzas.
Había allí zapatos de todas clases, Estuvimos un rato mirálldolas en silencio.
zapatos cómodos para andar y haeer deporte, Luego Andrés me oogié de Ia mano
pero yo preferia mirar y dijo: Entremos, Tere5a,
10s zapatos de tacón alto. vamos a escoger Ias a1ianzas.

Andrés es más alto que yo,


así que necesito aumentar un poco mi estatura
-pensaba, por tanto, en Andrés,
ArDRES
en Andrés y en mí misma. Pero no entramos en peguida.
Ahora ya siempre pensaba en 10s dos, Nos detuvo de pronto el pensamiento
y a él seguramente le ocurría 10 mismo que surgió en el 1I1iS1 instante -10 sentíamos
-se hubiera alegrado de haberlo sabido. bien 108 dos- en ~ a Y en mí, ,_-....-r"'~~~,;.~!3i;~~,;.

I ~ I~t ! o 'ir a ~ riS


16 ,
I {:1>(j2t~y~.~~;1
.
17
Las alianzas que estaban en el eseaparate Aquí estamos 108 dos, nacemos de tantos extraãos
nos hablaron eon extrafía fuerza. instantes
Eran allí meros objetos de metal noble, y de 10 más profundo de tantos hechos,
pero 10 serían tan sólo hasta el momento en apariencia corrientes y sencillos.
en que yo pusiera una de elIas en eI dedo Y he aquí que ahora estamos juntos. Secretamente
de Teresa nos unimos
y ella la otra en el mío. hasta formar uno solo
por obra de estas alianzas.

A partir de este instante comenzarían a marcar Alguien habló a nuestras espaldas, casi en voz
nuestro destino. alta.
Nos recordarían sin cesar el pasado,
como una Iección que es preciso recordar siempre,
(A L GUIEN)
y nos irían abriendo un futuro continuamente
nuevo, Es Ia tienda dei orfebre. iQué oficio tan peculiar!
uniendo el pasado con el futuro. Crea objetos que pueden inducirnos
AI mismo tiempo y a cada instante, a reflexionar sobre el destino.
nos unirán el uno al otro con un lazo invisibIe, ASÍ, por ejemplo, dora relojes que miden
como 10s dos últimos esIabones de una cadena. el tiempo
y le dicen al hombre
que todo cambia, que todo pasa.
No entramos en seguida en Ia tienda. El símbolo
habló.
Lo comprendimos a Ia vez. AI mirar Ias alianzas, TERESA
una muda emoción nos invadió.
Ha callado Ia voz. Aquel hombre se ha acercado
Nos quedamos quietos frente a Ia tienda.
mucho
Vacilábamos antes de entrar.
a nuestro pensamiento. Hemos seguido en silencio.
Senti que Teresa apretaba con más fuerza
mi brazo... y éste fue nuestro «ahora»:
el encuentro dei pasado con el futuro.

18 19
Pero Ia imaginación trabajaba. Como en un espejo
me veía a mí misma -vestida de blanco-
arrodillada junto a Andrés.
El lleva su traje negro. AI entrar en Ia iglesia, 3.
era yo casi tan alta como él, así que no había (FRAGMENTOS DE UNA CARTA
desproporción alguna. DE TERESA A ANDRES)
(Tendré que comprarme unos zapatos de tacón
alto,
como 10s que he visto hoy en aquel escaparate.) ...quiero volver a referinne, Andrés, a aquella ex-
cursión nuestra del mes de agosto, a aquella noche en
Y de pronto -Ia cosa más extrafia- que oímos 10s extraãos clamores. Se creó entonces,
e inesperada: como recordarás, una cierta confusión y división de
mientras estábamos así ante Ia tienda dei orfebre, pareceres. Pensaban unos que debíamos salir en busca
nos vinieron a Ia memoria fragmentos de cartas de 10s montafieros presuntamente extraviados en Ia es-
que nos habíamos escrito en afias anteriores. pesura deI bosque, mientras que 10s demás aseguraban
que se trataba sólo del grito de un pájaro rezagado
y no de un hombre. Tú eras de éstos.
Fue una noche memorable, y 10 fue también por eI
hecho de que entonces -aI menos así me 10 parece,
Andrés -te vi verdaderamente. Y créeme-, casi me
saltaron a Ia vista Ias desproporciones que dormitan
en ti. Es inevitable ia desproporción entre el deseo de
felicidad dei hombre y sus posibilidades. Pero tú tra-
tas a toda costa de computar tu felicidad, como 10 cal-
culas todo en tu oficina de proyectos. Te faltan el va-
lor y Ia confianza -ien qué?, i,en quién?- en Ia vida,
en el propio destino, en los hombres, en Dios...

20 21
(FRAGMENTOS DE UNA CARTA
DE ANDRES A TERESA)

4.
...de modo que tú eres valiente y estás llena de con-
TERESA
fianza- sin embargo, cuántas veces he leído lágrimas
en tu semblante, aunque 10s ojos permanecían secos. La imaginación seguía trabajando con intensidad
Quizá también tú piensas llegar a Ia felicidad sólo con creciente,
valentia, pero en realidad no es más que una forma
volaba sobre 10s recuerdos y el pasado,
distinta de temor --o aI menos de prudencia.
hacia un futuro, cuya imagen era cada vez más
cercana.
Me veo junto a Andrés, le igualo en estatura.
Nos sentimos elegantes y en cierta manera
maduros
-hemos ido madurando a 10 largo de tantas Cartas
intercambiadas durante aquellos anos.
Seguimos frente a aquella tienda
para escoger juntos nuestro destino.
Pero el escaparate se ha convertido en el espejo
de nuestro futuro
y refleja ahora su forma.

ANDRES

Las alianzas no se quedaron en el escaparate.


EI orfebre nos miró largamente aios ojos.
Y mientras tomaba Ia última medida deI precioso
metal,

22 23
enunció profundos pensamientos que de modo y no es monumental
admirable y no es simple,
quedaron grabados en rui memoria. más bien pobre.
Esto es un hombre -pero iY dos
El peso de estas alianzas de oro y cuatro y cien y un millón?-
-dijo- no es eI peso deI metal, Multiplica todo esto por ti mismo
sino eI peso específico deI hombre, (multiplica esta magnitud por Ia debilidad);
de cada uno de vosotros por separado y obtendrás el producto de ia humanidad,
y de 10s dos juntos. el producto de Ia vida humana.
jAh, el peso específico del hombre,
el peso particular de cada hombre! Así habló aquel singular orfebre,
i,Hay algo más abrumador mientras tomaba Ia medida de nuestras alianzas.
y aI mismo tiempo más inaprehensibIe? Luego Ias pulió con una gamuza,
Ias puso de nuevo en Ia cajita
que antes estaba en el escaparate,
Es fuerza de gravitación continua
y comenzó por fin a envolverlas en papel de seda.
encadenada a un breve vuelo.
El vuelo tiene forma de espiral, de elipse, En todo este tiempo no dejó de miramos aios
-y forma de corazón .... ojos,
[Ah, el peso propio deI hombre! como si quisiera explorar nuestros corazones.
Estas fisuras, esta marafia, y esta profundidad- l..Tenía razón en todo 10 que nos decía?
estas adherencias, cuando es tan difícil i,Eran éstos también nuestros pensamientos?
despegar Ia mente deI corazón .... Ninguno de nosotros hubiera podido decido
Y en medio de todo ello, la Iibertad en tan poco tiempo-
-una cierta libertad, a veces incluso locura, EI amor es más entusiasmo que reflexión.
una locura de libertad envuelta en esta maraiia.
Y en media de todo ello, eI amor,
TERESA
que mana de Ia libertad,
como fuente de tajo recién abierta. Nos vemos reflejados en el escaparate
[He aquí eI hombre! No es transparente como en un espejo que enCierraQel fi.!.~2~"""..=.r.""2;"'i{i
m t ! e <f ti @ ~"l
24 25 ~
:~t;:~~c'~I"j~~-/~J:g;~
. -""'''''~'''i:{"'''-=='''= f
17 I?: T. tr; I ts 1l;;. ~~ ;
·,~~~",·"·",,,c-,··,··,-·_
~ - .. ',a~""".",,_,_.
__~__
Andrés toma una de Ias alianzas,
yo Ia otra, nos damos Ias manos-
jDios mío, qué seneillo todo!
5.
lEn qué estarán pensando 10s invitados a nuestra CORO
boda?
Lo que piensan euando están callados 1. La situación es muy hermosa
-y cuando dejan de hablar, y despierta tantas sugereneias.
10 que seguirán pensando. [Miremos sólo 10 que es!

2. EI hombre vive en un halo de sombra,


vive también en un halo de luz,
Ia luz se transforma en sombra,
Ia sombra en luz.

3. Nuevas personas -Teresa y Andrés-


hasta ahora dos y todavía no uno,
desde abora uno, aunque todavía dos.

4. EUa pareee un poco triste,


quizá sólo está seria
o impresionada-
(en Ia pechera de Andrés ha relucido
el brillante,
y Ia blanca flor en el pelo de Teresa,
pero no es todavía un fulgor homogéneo).

26 27
5. También el vino reluce. Pero el vino es otra 8. Arboles, árboIes, -troncos rectos y esbeltos
cosa. goIpean en 10 alto, lejos de Ias ojos,
Que una persona viva golpean Ia luna alejada de 10s ojos
en Ia otra --es el amor. Teresa y Andrés trescientos mil kilórnetros-
vino, vino-- pero elIos son dos.
iluminad mutuamente vuestras vidas Teresa y Andrés.
(Brindemos, brindemos). Entonces Ia Iuna es un pequeno tambor
que resuena en Ia profundidad de Ias ojos
6. Oh, cuántas paIabras y corazones y en 10 bondo de 10s corazones.
Oh, cuántas palabras y corazones
Oh, cuántas palabras y corazones 9. EI amor --el amor pulsa en Ias sienes,
se vuelve en el hombre pensamiento
Atravesaremos con vosotros el pórtico, y voluntad:
seguiremos luego por Ia avenida, voluntad de Teresa de ser Andrés,
algunas docenas, algunos centenares voluntad de Andrés de ser Teresa.
de metros,
con entusiasmo, 10. Es extrafio, pero necesario
con una sonrisa franca, -y de nuevo separarse,
basta aquí, hasta aquí juntos. porque el hombre no perdura en el hombre
Luego aparecerán 10s vehículos, indefinidamente
y Ia carretera nos cortará el paso y el hombre no basta.
--cuando subáis aI automóvil,
tendréis que quedaros solos. 11. l,Cómo hacer, Teresa,
para permanecer en Andrés para siempre?
7. Pero volvamos a Ias estrellas, l,Cómo hacer, Andrés,
volvamos al calor, a Ias sentimientos. para permanecer en Teresa para siempre?
Oh, cuánto afecto necesita el hombre, Puesto que el hombre no perdura
cómo anhela Ia proximidad.

E
en el hombre -"'~.-.;::~w"
Teresa y Andrés. y el hombre no basta. ~lH.!@'T~~~~
CLilJ2~'-rgJ~~~ r·.
~
:::::i"",&'~;:;"~-t:'~~~~ ,",
:_~,'"

1
I 'J •• C rs P
~J;l.,;" "C.•• " t<> iç)' ""1
r' i,"
28
t, ";.,p t:../,OL..;i:
N__ "'_·.~,""C""'''''.''':·_" "":.- ..•,,
12. El cuerpo -por él pasa el pensamiento,
no se sacia en el cuerpo--
y a través de él pasa el amor.
Teresa, Andrés, buscad
un puerto para el pensamiento en vuestros 6.
cuerpos
mientras existen, ANDRES
buscad un puerto para el amor.
Aunque seguíamos frente a la tienda del orfebre ...
el escaparate de su taller había dejado de ser eviden-
temente un espectáculo en el que todos podían encon-
trar un objeto para sí. Se convirtió, en cambio, en un
espejo que nos reflejaba a Ios dos -a Teresa ya mí,
Es más- no se trataba ya de un espejo plano co-
rriente, sino más bien de una lente que absorbía su
objeto. Estábamos no sólo reflejados, sino absorbi-
dos. Me sentía como observado y reconocido por al-
guien que se hubiera escondido al fondo de aquel es-
caparate.

TERESA

Se veía en él el día de nuestra boda. Nosotros dos


vestidos de gala, y detrás de nosotros mucha gente:
Ios invítados. EI escaparate absorbió mi imagen en va-
rios momentos y situaciones- primero, cuando es-
taba de pie y luego arrodillada junto a Andrés, más
tarde cuando nos cambiábamos las alianzas ... Estoy
convencida, además, de que nuestra imagen reflejada
ai fondo del espejo ha quedado allí para siempre y ya

30 31
nunca podremos borrarla ni retirarla. Un instante más sólo exploraban nuestros corazones, sino que trataban
tarde pensé que habíamos estado presentes en el es- de verter algo en nosotros. Nos encontrábamos no
pejo desde un principio- o al menos desde mucho sólo al mismo niveI de Su mirada, sino también al
antes de que nos detuviéramos frente a Ia tienda deI mismo nível de Su vida. Toda nuestra existencia es-
orfebre. taba ante El. Su mirada emitía signos que en aquel
momento no fuimos capaces de captar en su plenitud,
como aquella vez tampoco supimos interpretar Ias
ANDRES llamadas en Ia montafia -pero penetraron en 10 más
hondo de nuestros corazones. Y de algún modo cami-
El orfebre, como decía, nos miraba de un modo par- namos en su dirección, pues se convirtieron, de
ticular. Su mirada era a un mismo tiempo bondadosa y pronto, en Ia trama de toda nuestra existencia.
penetrante. Sentí que nos abrazaba eon aquella mi-
rada, mientras eseogía y pesaba Ias alianzas. Luego
Ias colocó en nuestro dedo para probarlas. Tuve en- TERESA
tonces Ia sensación de que buscaba con su mirada
Estuvimos mucho tiempo ante Ia tienda del orfebre,
nuestros corazones, adentrándose en su pasado.
sin sentir eI paso del tiempo ni eI mo que seguramente
;,Abarcará también el futuro? La expresión de sus
hacía aquella tarde de octubre. Por fin despertamos
ojos era una mezcla de bondad y de firmeza, EI futuro
-a nuestras espaldas un transeúnte dijo en voz alta
seguía siendo una incógnita que ahora aceptábamos
Ias siguientes palabras:
sin inquietud. EI amor vence Ia inquietud. EI futuro
depende dei amor.

(A L G D I E N)
TERESA
Es tarde ya y Ias tiendas están cerradas. ~Por qué
EI futuro depende deI amor. hay luz todavía en el taller deI viejo orfebre? Debía
haber cerrado ya e irse a casa.

8
ANDRES .",",:'.
""~~~""""'-'=·=J.Z"'·""'·<'.·'·'.
elJOT~í)a~
En cierto momento volvió a cruzarse mi mirada con ~lj\J~1~Z'n~-©~ 1
~~~iltt~~~,.:. ;
j, !,

Ia del viejo Orfebre. Senti entonces que Sus ojos no U a: I 'r li ~ ,,~ N:'{::
--'~koY~""'''~'''''· '''~· ~· ~"::''''''''';_~r
•...,'_'_''_'
-::>"". __ ".

32 33
(A N A Y E S T E B A N)

1.

ANA
Los acontecimientos de 10s últimos días
me han trastomado.
No pude evitar Ia amargura ai recordarlos.
Lo amargo es el sabor de Ia comida y ia bebida,
pero también es sabor interior -sabor deI alma,
que siente ia decepción o el desengano.
Este sabor penetra en todo 10 que hacemos,
decimos o pensamos; aparece incluso en nuestra
sonrisa.

lEs que realmente he experimentado


una decepción y un desengano?
"No será el curso normal de Ias cosas
determinado por Ia historia de dos personas?
De este modo trata de explicármelo Esteban,
al que confesé en seguida
Ia primera pena que en mí surgió.
Esteban me escuchaba, pero no noté
que le impresionaran demasiado mis palabras.
Por ello me sentí cada vez más dolida.

37
Ya no me quiere -debí pensar-, pero no sabía cicatrizar Ia herida,
puesto que no reacciona a mi tristeza. que me quemaba el alma.
No podía resignarme, No la sentía, no le dolía en absoluto.
ni sabía tampoco cómo evitar Tal vez no queria. lCieatrizará por sí sola?
Ia aparición de Ia primera grieta Pero si cicatriza por sí misma,
(sus bordes de momento se mantenían inmóviles, nos seguirá separando siempre.
pero a cada instante podían separarse Esteban parecía seguro
todavía más- de que no debía curar nada.
10 que no sentía en absoluto Me dejó eon Ia herida oculta,
es que se acercaran de nuevo el uno al otro). pensando seguramente «ya se le pasará»
Esteban de pronto dejó de estar dentro de mí, Confiaba tal vez en sus derechos;
i.,También había dejado yo de estar dentro de éI? yo, en cambio, deseaba que 10s conquistase
i.,Era mera sensación sin cesar.
de que no estaba ya dentro de mí? No queria sentirrne como objeto
iQué extraãa me sentía aI principio que no se puede perder,
en 10 hondo de mí misma! cuando se ha adquirido en propiedad.
Como si me hubiera ya desacostumbrado a Ias .i.,Habíaen todo esto un algo de egoísmo?
paredes de mi interior- -Probablemente no hice cuanto estaba en nu
tan llenas babían estado de Esteban, mano
que sin él me parecían vacías. para justificar a Esteban ante mí misma.
i.,No es algo terrible .i.,Peroes que el amor ha de ser un compromiso?
condenar Ias paredes dei propio corazón ,lNo deberia nacer continuamente de Ia Incha
a poseer un solo morador, por e1 amor de Ia otra persona?
que puede desheredarte
y quitarte en cierto modo tu lugar Luché por el amor de Esteban,
dentro de ti misma? dispuesta a retirarme en cualquier momento
si él no comprendía el sentido
de toda esta lucha.
En apariencia nada cambió. r;$';"~;~,';~) 1~~ ~
Esteban se comportaba casi como de costumbre, .i.,Seré,aI final, capaz de perdonar?
.~~~~:~:l::
~,':'~;~;
~"
!
'1' ,."., , .. ,,~, ... V"l~' .",~
~~>;.':;;:;,'.!z.: •.;;,:.~5?!'~"""~~

38
i ~UH ..I~)1rm®t\t l
I ,~-~",,,,",,,.:,,;-_~,,,,><
.• ,,~; ».39"'" ,
I_~~cc"_~". . ""?:
60 Ia grieta más bien se agrandará?
Difícil de apreciar es Ia frontera
entre el egoísmo y el altruismo.
Soy madre. En el cuartito de al lado
cada noche se dormían nuestros hijos:
2.
Marcos, el mayor, Mónica y Juan.
En Ia habitación de Ios niãos reinaba el silencio
UN INTERLOCUTOR CASUAL
-por el alma de nuestros hijos no había
pasado aún Es Ia segunda vez que encuentro aquí a esta
Ia grieta de nuestro amor, mujer.
que yo sentía ya de modo tan doloroso. Pasaba junto a Ia tienda del viejo orfebre.
Las contraventanas ya estaban cerradas
y Ia puerta asegurada eon llave.
EI orfebre termina su trabajo a Ias siete
y se marcha.
Trabajando todo el día, quizá no se da cuenta
de cuán profundamente su oficio penetra en Ia vida
deI hombre.
Hablé un día con él sobre este tema.
La puerta de Ia tienda estaba abierta, y el orfebre,
desde el umbral,
observaba aIos transeúntes
con aparente indiferencía.
Un sol resplandeciente llenaba Ia calle de luz
tan cegadora,
que obligaba a cerrar 10s ojos.
Hombres y mujeres se ponían gafas de sol
para protegerse deI resplandor.
A través de Ias gafas oscuras no se distingue

40 41
el color de Ias pupilas, Yo creía que Ia culpa era de Esteban-
hundidas en Ia oscuridad como en un pozo. no sabía encontrar culpa en mí misma.
Pero a través de esas gafas La vida, cada vez más, se convertia
se ve todo (aunque con cierta singular sombra), en Ia penosa existencia de dos seres
sin necesidad de entornar 10s párpados. que dentro de sí cada vez ocupaban menos lugar.
Queda solamente Ia suma de Ias obligaciones,
Mora Ia tienda dei orfebre está cerrada. suma convencional y variable,
Los rostros de los transeúntes quedan ocultos cada vez más alejada
en Ia penumbra dei atardecer del puro sabor deI entusiasmo.
Y que apenas si une ya.

ANA Pensé entonces en Ias alianzas,


que seguimos llevando en el dedo
He pasado por aquí muchas veces. los dos: Esteban y yo.
Era mi camino diario aI salir deI trabajo Cierto día, ai volver dei trabajo,
(para ir a trabajar «echaba por el atajo»). y pasar junto a Ia tienda dei joyero,
Anteriormente no me fijaba pensé que podria vender
en esta tienda. a buen precio mi alianza.
Pero desde que fue un hecho (Esteban ni 10 advertiría-
Ia ruptura de nuestro amor pues yo ya casi no existía para él.
miraba muchas veces Ias alianzas de oro Ni siquiera sabía si me engafiaba,
-símbolos del amor humano y de Ia «fidelidad porque yo tampoco me ocupaba ya de su vida.
conyugal». Me era indiferente.
Recuerdo que hace mucho tiempo, cuando el amor AI salir dei trabajo se iba a jugar a Ias cartas,
era algo indiscutibIe, y después de tomar unas copas volvía tarde
este símbolo me hablaba a casa,
como un cántico entonado sin pronunciar una palabra o todo 10 más alguna
por todas Ias cuerdas dei corazón. frase banal,
Luego Ias cuerdas comenzaron a caIlar, a Ia que yo contestaba de ordinario
y ninguno de 10s dos supo encontrar el remedio. con el silencio.)

42 43
Así que esta vez decidí entrar en Ia tienda. UN INTERLOCUTOR CASUAL
El orfebre examinó el anillo, 10 sopesó
La mujer que encontré junto a Ia tienda dei
largo rato entre Ios dedos y me miró fijamente
orfebre
aios ojos. Leyó despacio
no estaba allí al acaso--
Ia fecha de nuestra boda,
estoy completamente seguro.
grabada en el interior de Ia alianza.
Pienso, en cambio, que fue pura casualidad
Volvió a mirarme aIos ojos, puso el anillo
el que trabase conversación con ella,
en Ia balanza...
y después dijo: «Esta alianza no pesa nada, y por eso sin duda
Ia balanza siempre indica cero Ia mujer me abrió toda su vida.
y no puedo obtener de aquélla Se lamentaba, ai final, de que el viejo orfebre
ni siquiera un miligramo. no quisiese comprarle Ia alianza,
Sin duda alguna su marido aún vive- que ahora le parecía a eUa perfectamente inútil.
ninguna alianza, por separado,
pesa nada- sólo pesan Ias dos juntas. Durante esta conversación me di cuenta
Mi balanza de orfebre de dónde arranca y hasta dónde llega el amor
tiene Ia particularidad humano
de que no pesa el metal, y qué tajos tan abruptos tiene.
sino toda Ia existencia deI hombre y su destino». Quien resbala por una escarpa así
Recogí el anillo llena de vergüenza dificilmente puede volver a remontaria
y sin decir palabra salí de Ia tienda y queda allá abajo caminando a solas
-pero creo que el orfebre me siguió con Ia por su propio camino.
mirada.
Muchas cosas me contá Ana a propósito de
Desde aquel día volvia a casa por otro camino. Esteban,
Hasta hoy ... pero Ia tienda estaba cerrada. como si yo tuviese que ser su juez y ejecutor del
veredicto.
Pero el orfebre no estaba,
y nadie había que pudiera confirmar Ias palabras
de Ana. -""~ "....
,""-'."",,=
1 (;', .' ~." .•• 1"'>' 1.':'7) r.,

I
•.. ~, ,_ ,.l..j il>";"~~.1

L'~.~Lj'··~:.~··~A~ ,b
44 -""=:"~=-'k=~,,·,,-,;,,45
J·,t C 'ti e1 1T I ~l A M
.•..•..-; ·"'",-r r-..=:'~_'.•..
-...,,,.}'':';'
...~_''_.~ -"'~ -._...,.-
ANA Luego anduvimos un poco por Ia calle.
iMe sentía tan bien
Quedé sorprendida
acompaiiada de aquel hombre!
de baber entablado una conversación de este tipo Me impresionó sobre todo su figura,
con un hombre completamente desconocido. tan varonil y duefía de sí.
Le hablé de Esteban y de mí,
Tenía una expresión pensativa,
aprovechando que me escuchaba
con cierta sombra de dolor
y no me interrumpía.
(jqué diferente era de Esteban!).
En realidad se trataba de un monólogo,
Cuando voIvimos al mismo punto,
perfectamente construido de antemano
Adán dijo de pronto:
en mi mente.
Esta es Ia tienda de! orfebre,
Fui exponiendo, uno tras otro, Ias cargos
dentro de poco pasará por aquí el Esposo.
contra Esteban.
Estaba segura de Ia verdad de mis juicios.
Pero le hablé también corno mujer
ADAN
herida en 10 más íntimo de su amor,
de su amor roto y dolorido ... Le dije a aquella mujer (Ana):
«Dentro de poco pasará por aquí el Esposo»-
Aquel hombre me escuchaba pensativo. y se 10 dije pensando en el amor,
No sabia su nombre. que tan apagado estaba en su alma.
Tampoco él me preguntó por el mío. El Esposo pasa por muchas calles
Sin embargo, en cierto momento y se cruza con muchas personas.
dijo: «Ana» (pronunció mi nombre), AI pasar, pulsa el amor
«cómo te pareces a mí, que hay en ellas. Si el amor es malo,
-tú y también Esteban,
sufre por ello. EI amor es malo
los dos os parecéis a mí. también cuando falta.
Mi nombre es Adán».

Quise pedirle su dirección Recuerdo que le dije también a aquella mujer:


(tal vez, algún día, podria escribirle). l,Por qué quieres vender aquí tu alianza?

46 47
l,Qué pretendes destrozar con este gesto? -z,Tu pero aun así no me sentía capaz
vida? de perdonarle el haber profanado mi imagen
l,Aeaso no vendemos nuestra vida a cada instante? dentro de si,
l,Es que no rompemos Ia vida entera mi ser, que en cierto modo debía estar en él
eon cada uno de nuestros gestos? -soy, ai fin y al cabo, su mujer...
l,Y qué es 10 que conseguimos? Yo era a un mismo tiempo delicada
Lo importante no es marcharse y apasionada-
y vagar durante días, meses, incluso afíos- y el amor l,no es acaso problema de sentidos y de
10 importante es volver y eneontrarse en el lugar atmósfera?
antiguo. Ambos se combinan y hacen que dos personas
La vida es una aventura, se muevan
pero al mismo tiempo tiene su lógica en el círculo de sus afectos -y ésta es toda
y sus consecuencias=- Ia verdad.
[No es lícito realmente dejar el pensamiento
y Ia imaginación a solas! Pero Adán no estaba totalmente de acuerdo
l,Qué es, pues, 10 que ha de acompafíarlo? con esto.
preguntó Ana- Según él, el amor es Ia síntesis de Ia existencia
El pensamiento -naturalmente- ha de ir con Ia de dos personas,
verdad. que coincide en un cierto punto
y de dos seres hace una sola cosa.
ANA

l,No es Ia verdad aquello que con más fuerza Luego volvió a repetir
sentimos? que por esta calle pasaria el Esposo
Nuestra conversación, a partir de este momento, dentro de muy poco.
derivó por derroteros inesperados. Esta noticia, al oírla por segunda vez,
Ignoraba hacia dónde podría conducimos. no solamente me fascinó,
Era fruto de mi sensibilidad y de su inteligencia. sino que de pronto despertó en mí una gran
Por un momento Esteban se difuminó nostalgia.
en rni conciencia. Nostalgia de un hombre perfecto,

48 --lcm ..··~.·~.",.··.~."'.~.~~:;"
y:,

~ a-cCUE.!'}'\i' fC<';
de un hombre firme y bueno,
distinto de Esteban,
distinto, distinto-
Y con este sentimiento de súbita nostalgia 3.
me sentí distinta y más joven.
Incluso comencé a correr, EI primero que encontré ni siquiera me miró. An-
observando atentamente aios hombres daba visiblemente ensimismado. Debía estar pensando
que pasaban- en sus negocios. Podía tratarse, por ejemplo, dei di-
rector de una empresa o deI primer contable de un
gran comercio. Sin volver siquiera Ia cabeza, dijo so-
lamente «perdón»,

Perdón.

(AN A)
No traté de retenerle, pero estaba decidida a llamar
su atención. No sé cómo ocurrió, pero estaba ahora
decidida a llamar Ia atención de todos los hombres.
Quizá era sólo un simple reflejo de Ia nostalgia, pero
llegué a Ia conclusión de que nadie podía privanne de
aquel derecho.

***

50 51
(A D A N) (ANA)

Esta es precisamente 10 que me obliga a meditar' EI segundo transeúnte que encontré reaccionó de
sobre el amor humano. Nada hay que permanezca distinta manera. Cuando le miré a Ia cara, advirtió mi
tanto en Ia superficie de Ia vida humana como el mirada y se paró. Sin dejar de mirarme se acercó un
amor, ni nada que sea más desconocido y misterioso. poco y dijo: Creo haberla visto en otra ocasión...
La diferencia entre 10 que hay en Ia superfície y 10 que
está escondido en el amor origina precisamente el
drama. Es éste uno de 10s mayores dramas de Ia exis- II
tencia humana. La superfície del amor posee su pro-
pia corriente, una corriente rápida, centelleante, va-
...Creo haberla visto en otra ocasión...
riable. Un calidoscopio de oIas y situaciones llenas de
encanto. Esta corriente se vuelve a veces tan vertigi-
nosa que arrastra con ella a Ias personas, hombres y
mujeres. Los que se dejan arrastrar, se imaginan ha- (ANA)
ber captado todo el misterio dei amor, cuando en rea-
Estaba casi decidida a cogerme de su brazo. La tar-
lidad no 10 han rozado siquiera. Por un momento son
de era tan cálida y se filtraban tantas luces a través
felices, porque creen haber alcanzado Ias límites de Ia
del óxido rojizo de Ias hojas de octubre. A decir ver-
existencia y haberle arrancado todos sus secretos,
dad, cuando anochece, el óxido no se distingue ape-
como si ya nada quedase. Así es: al otro lado de esta
nas. jPero yo deseaba tanto el brazo de un hombre;
exaltación ya no queda nada, ai otro lado sólo está Ia
deseaba tan ardientemente pasear con él por Ia aveni-
nada. Pero no puede ser, [no es posible que no quede
da de 10s castafíos otofíales1 EI aãadió: Podriamos en-
nada! [Escuchadme, no puede ser! EI hombre es un
trar en aquel local... un poco de música ligera no nos
continuum, una totalidad y continuidad. [Y no puede
vendría mal...
reducirse a Ia nada!

*** II

,.~".;~
..~.~-;,~;''.?L~~~~~t:~,
...podríamos entrar en aquel local... un poco de música
ê:iJ!;':.;!t~e\l'~~ IA
~;c
ligera no nos vendría mal...

52 't-~ (; 'rG
(ANA) lU

l,Y después? -pero él no contestó. Yo, en cambio) ...no, no Ia conozco...


quedé como asustada de aquel «después». Segura-
mente tiene una esposa, de Ia que ahora no habla. De
pronto comprendí qué es 10 que puede esconderse tras
(AN A)
Ia expresión «mujer pública». Y algo me obligó a no
cogerrne de su brazo. El no insistió demasiado. En- Ahora voy por el borde de Ia acera. Por el bordillo.
tonces comprendí aún mejor 10 que puede esconderse Voy siguiéndolo, como hacía cuando era nina. Sabía
tras Ia expresión «mujer pública». entonces correr a 10 largo del bordillo sin que mi pie
No sé cuántos pasos di ni en qué dirección. Creo resbalara nunca a Ia calzada. Era el juego preferido de
que anduve a 10 largo de Ias avenidas que circundan Ia mis compaãeras. A menudo discutíamos: «Yo he reco-
ciudad vieja, camino de aquella iglesia en cuyas hor- rrido toda Ia calle Chlodna y Ia de Prus y sólo me he
nacinas están Ias imágenes de 10s santos. En Ia última caído una vez», «yo, en cambio, ni una sola vez; a ver
hornacina -recuerdo-- hay un crucifijo, ante el cual cuál de Ias dos es mejor ...»
de noche cuelga una lamparilla encendida. Me parece Ahora de nuevo ando siguiendo ai bordillo, pero no
que distingo todavía su resplandor matizado por 10s
corro. Tengo los ojos secos, pero sé que no brillan.
policromos cristales deI reverbero.
Se acerca un coche, un modelo elegante. La ventanilla
Segui andando sin dejar de pensar siempre en 10
entreabierta, un hombre al volante. Me paro.
mismo, caminando en cierto modo al encuentro de
cualquier hombre. Uno de ellos pasó tan deprisa y tan
cerca de mí, que golpeó con el canto de su cartera Ias
varillas dei paraguas que yo llevaba colgado del brazo ***
derecho. Otro se quitó un momento el sombrero, mi-
rándome fijamente a Ia cara y volvió a ponérselo en
seguida: oí que murrnuraba algo así como «no, no Ia (A D A N)
conozco» -y siguió andando.
El amor no es una aventura. Posee el sabor de toda
Ia persona. Tiene su peso específico. Y el peso de
todo su destino. No puede durar sólo un instante. La
eternidad del hombre 10 compenetra. Por esta se le

54 55
eneuentra en Ias dimensiones de Dios. Porque sólo El (AN A)
es Ia eternidad.
El hombre asomado al tiempo. Olvidar, olvidar. Me índicaba el asiento de al lado. Un instante más y
Existir sólo un instante, sólo ahora -y separarse de Ia pondría el motor en marcha. Habríamos partido. Co-
eternidad. Tomar cada cosa en un instante y perderia rreríamos hacia 10 desconocido. Unas manos masculi-
irunediatamente. Oh, Ia maldición del instante inme- nas al volante. Podré apoyanne ligeramente en este
diato y de todos los siguientes, en 10s que estarás bus- brazo que va desenrollando Ia cinta del camino. Más
cando el camino que conduce al instante transcurrido, tarde, Ias Iuces de 10 alto... Volveré a ser alguien. El
para poseerlo de nuevo y eon él poseerlo «todo». repitió aquellas palabras.

*** N

l,... me permite, seãora ... ?


(AN A)

Me detuve y fijé Ia mirada en el coche, en el cristal,


en el hombre. Recuerdo que Esteban me decía: «Que- (AN A)
rida, un día compraré un coche y podremos volar ha-
cia 10 desconocido, hennosos, elegantes». El hombre Sí, 10 deseo, 10 deseo muchísimo. Puse Ia mano so-
me miró. Me acerqué. Bajó más el cristal de Ia ven- bre Ia maneeilla de Ia puerta. No tenía más que pre-
tanilla. Tenía una voz grave y cálida cuando dijo: L... me sionarla. De pronto sentí sobre mi mano una mano
permite, seãora? masculina. Alcé Ias ojos. A mi lado estaba de nuevo
Adán. Veía su rostro, que parecía cansado; denotaba
emoción. Adán me miraba fijamente a 108 ojos. Per-
N manecía cal1ado. Seguía eon su mano sobre Ia mia. En
cierto momento dijo «no».
l,...me permite, seãora ... ?

(A D A N) ._-"- •......"'~~~,.
~~j ~
""".. e
T.";
·~,.r' ~,"
~':';
1; "'_J
"fi'
ti
k'~
'",) ~
~ t'~'.
No. .1:

Milr,.:;:<d.~~~l· '· ~".:...~ ~

MCU)\lITHi3A~~
56 _~''''''~'''cc,,' ",'"c","c" -,,,,57"
(ANA) trafíado que no lleven largas vestiduras orientales.
Van vestidas según el clima y Ias costumbres de nues-
Sentí cómo el coche se ponía en marcha. Aios po-
tro país. Pero sostienen en sus manos unas lámparas y
cos segundos había desaparecido. Adán soltó mi
Ia gente se pregunta asombrada a dónde Ias llevan.
mano. Dije algo así: es extrafio que hayas vuelto, yo
Tal vez no se asombra tanto; hasta tal punto se ha
creía que te habías ido para siempre. l,Dónde has es-
perdido hoy Ia capacidad de asombro.
tado todo este tiempo? Y ahora mira hacia allá. Son Ias vírgenes necias.
Duermen y Ias lámparas están a su lado, apoyadas en
Ia pared. Una incluso ha rodado por Ia acera y ha
(A DA N) caído fuera del bordillo.
He vuelto para indicarte Ia calle. Es extraiia. Es ex- Te parecerá tal vez que están dunniendo en estas
trafía no por el hecho de estar llena de tiendas, de homacinas, pero en realidad también ellas caminan
luces de neón y de arquitectura, sino -por Ia gente. por Ia calle. Caminan como aletargadas -Ias invade
Mira, por el otro lado de Ia calle pasan unas jóvenes una especie de espacio adormecido. Tú también sien-
Van riendo y hablando en voz alta. Seguro que no tes dentro de ti este espacio, porque también tú ibas a
sabes adónde se dirigen- quedarte dormida. He venido a despertarte. Creo que
Se les han apagado Ias lámparas y van a comprar he llegado a tiempo.
aceite. Echarán aceite en Ias lámparas y éstas volve-
rán a lucir.
(ANA)

l,Por qué me has despertado? l,Por qué?


(ANA)

Ah, sí...
(ADAN)

(AD AN) He venido a despertarte, porque por esta calle tiene


que pasar el Esposo. Las vírgenes prudentes quieren
Son Ias vírgenes prudentes. Cuenta cuántas hay. salir a su encuentro con luces, Ias necias se han dor-
Tendrian que ser cinco. Ya han pasado. Te habrá ex- mido y han perdido Ias lámparas. Te aseguro que no

58 59
despertarán a tiempo y que incluso si se despiertan, de tu alma, como se perfora Ia capa de maleza y el
no conseguirán encontrar ni encender ias lámparas, suelo para encontrar una fuente en Ia espesura del
bosque. Entonces le oirias exclamar: amada mía, no
sabes cuánto me perteneces, hasta qué punto pertene-
ces a roi amor y a roi sufrimiento -porque amar signi-
(AN A)
fica dar la vida con Ia muerte, amar significa brotar
Es verdad, ias lámparas han rodado hasta Ia calle, y como una fuente de agua viva en 10 más hondo del
el hombre, cuando se despierta sobresaltado, durante alma, que convertida en llama o ascua no puede ex-
un instante sigue cargado de sueiío. El Esposo pasará tinguirse jamás. [Oh, Ia llama y Ia fuente! No sientes
deprisa. Seguro que es un hombre joven y no espe- Ia fuente, pero Ia lIama te consume. l Verdad?
rará.
(AN A)

(ADAN) No 10 sé. Solamente sé que has hablado a mi alma.


No temas. Va unida aI cuerpo. Sin el cuerpo no es
A decir verdad EI siempre espera. Vive siempre es- posible aprehenderla ni poseerla. Yo soy una virgen
perando. Sólo que --como ves- está como aI otro necia. Una de Ias vírgenes necias. lPor qué me has
lado de todos esos amores, sin 10s que el hombre no despertado?
puede vivir. Como tú, por ejemplo. No puedes vivir
sin amor. He observado desde lejos cómo andabas por
esta calle y procurabas despertar el interés de 10s (ADAN)
hombres. Casi me parecía oír tu alma: Llamabas de-
sesperadamente al amor, que no tienes. Buscabas a
El Esposo está a punto de negar. Es su hora. Mira
aIguien que te cogiera de Ia mano y te atrajera hacia -acaban de pasar Ias vírgenes prudentes eon sus
sí... lámparas recién eneendidas. Su luz es clara, porque
han limpiado 10s cristales de Ias lámparas. Caminan
iOh, Ana, tengo que convencerte de que al otro la-
alegremente, como eon pasos de baile.
do de todos estos amores nuestros, que nos llenan
de vida -está el Amor! jEI Esposo pasa por esta calle
y por todas Ias demás! l,Cómo podría demostrarte que
eres tú Ia esposa?Seóª,_mçgester"',,:. perforar un estrato

60 61
(ANA) (ADAN)
He vuelto a ver a esas jóvenes. Sus rostros no de- En el rostro del Esposo cada uno de nosotros des-
notaban un recogimiento especial. i,Son realmente pu- cubre el parecido de 10s rostros de aquellos seres con
ras y nobles, o es sólo que Ia vida Ias ha tratado mejor 10s que el amor nos ha unido de este lado de Ia vida y
que a mí? de Ia existencia. Todos están en El.
[Oh, necia, necia mujer, despertada sólo para seguir
dunniendo!
Seguí mirando. Un Hombre avanzaba, vestido con (AN A)
un abrigo ligero, sin sombrero. AI principio no pude
distinguir su rostro, porque caminaba pensativo, con Ia Tengo miedo.
cabeza baja. Instintivamente comencé a dirigirme
hacia él. Pero cuando levantó Ia cabeza, poco faltó
para que yo diera un grito. Me pareció ver claramente (A D A N)
el rostro de Esteban. Retrocedí al punto adonde es- Tienes miedo del amor. l,Realmente le temes al amor?
taba Adán. Le cogí la mano con fuerza. Adán me dijo:

(AN A)
(ADAN)
Sí, 10 temo. l,Por qué me atormentas de este modo?
Sé por qué has retrocedido. No has soportado Ia vista Ese hombre tenía el rostro de Esteban. Me da miedo
de ese rostro. este rostro.

(AN A)
He visto el rostro que aborrezco, y he visto también
el rostro que debería amar. iPor qué me sometes a tal
prueba?

62
63
4.

(CORO. ESTEBAN)

1. Una pausa en Ias luces y en Ias palabras,


pero el pensamiento y el drama siguen.
Los personajes son 10s mismos.
El destino 10s separa,
él es Ia causa de que cambien
y no formen unidad.

2. Las lámparas lucen tenues sobre Ia acera


-<.,ya no les queda aceite?
No se alimenta de aceite Ia llama,
sino del agua de lluvia-
llueve, se mojan Ias aceras y Ia calzada,

3. [Vfrgenes necias, oh vírgenes necias,


nadie puede encender fuego con agua!
(los pies del hombre se protegen
de Ia humedad
con el calzado).

4. Que se alejen Ias ilusiones y Ia ficción:


nadie ha pasado, nadie se ha llevado Ia luz.

65
Todo ha quedado como antes. 8. Anochece y EI ha traído Ia luz.
La lluvia alimenta el verdor La ha traído y Ia ha cedido.
-los árboles aún no se han oxidado. Quiso hacerse tú y yo,
La lluvia ha bailado el cabello de Ana él y ella.
y el brazo de Esteban Pero ha pasado.
y el abrigo- l Quién sabe qué hora es ahora?

5. Así fue. Nadie le ordena que vuelva.


El cabello bailado por Ia lluvia, porque es 9. Soy yo. Soy yo. EI brazo de Esteban es débil
primavera U otoõo. y 10s cabeUos de Ana están secos.
jNo llores!
Y los ojos...
No eres libre, ni eres otro
-sólo Ia lluvia cae oblicua.

6. La torcida bebe el aceite,


el agua bebe Ia llama,
pero Ia piedra no bebe el agua
-no bebe- no bebe-,
pero el agua ha bebido Ia llama
y Ias lámparas se han apagado.
. .
7. Dos lámparas apagadas.
Una no ha dado llama a Ia otra.
Una no ha dado aceite a Ia otra.
No le ha dado pabilo.

No le ha dado pabilo,
no ha dado
-dos lámparas- y la lluvia.

66
5.

ANA

Cuando desperté de mis visiones y reflexiones,


aún seguía en el mismo lugar.
La tienda del orfebre continuaba cerrada.

Recuerdo Ia expresión de sus ojos,


que independientemente de sus palabras,
me ordenaban:
jamás te será permitido estar por debajo
de 10 que mi vista alcanza,
no te está permitido decaer, puesto que son mIS
balanzas
Ias que han de indicar el peso de tu vida.

Cuando más tarde corri, llena de íntima esperanza,


aI encuentro deI Esposo que de pronto
se me había anunciado,
descubrí el rostro de Esteban.
l.El había de tener aquel rostro para mí?
l.Por qué? l.Por qué?

69
1

1
(MONICA Y CRISTOBAL)

1.

TERESA

EI día en que Cristóbal me habló de Mónica,


volví a casa más despacio que de costumbre,
dando un rodeo, como si buscara adrede calles
nuevas.
Deseaba reflexionar sobre Ias palabras de mi hijo
y encontrarles en mí el clima deI corazón.

Sabía de ella desde hacía tiempo. Era una


de Ias compaãeras de estudios de Cristóbal.
También sabía
que Cristóbal se interesaba por ella.
La había visto en varias ocasiones -era una
criatura tímida
y delicada. Me daba Ia impresión
de un ser encerrado en sí mismo, cuyo valor real
se inclina con tal fuerza hacia su propio interior,
que no llega
hasta los demás. i,Es éste un valor auténtico?

73
No había nacido todavía Cristóbal.
Pensaba en Mônica, mientras vagaba por calles
El destino futuro de Andrés, Ia historia de nuestra
desconocidas, unión,
pero siempre tenía presente a Cristóbal. todo 10 que entonces desconocíamos, se hizo
Pensar en él carne en nuestro hijo.
se hab ia convertido para mí en algo tan íntimo Cuando Cristóbal cumplió dos aãos, Andrés
como mi propia existencia. se marchó ai frente.
Había abierto tantos senderos en mi conciencia, Antes de que Ia puerta se cerrara tras él,
que por doquiera se iniciara el pensamiento, cogió ai nino y 10 estrechó largamente
debia toparrne con alguno de eIlos. entre sus brazos.
Fue Ia última vez que le vio -y Cristóbal
En este instante estoy (tal vez) frente a Ia tienda no conoce a su padre.
Nuestra unión ha quedado en este hijo, nada más.
dei orfebre.
Me ha parecido de pronto ver como un espejo, Cristóbal ha ido creciendo.
Andrés no ha muerto en mí, no cayó en mnguna
aquel espejo en el que se reflejaron,
guerra,
en otro tiempo,
no tenía que volver siquiera, porque de algún
los destinos de Andrés y 10s míos.
modo está presente.
Habíamos pasado largo rato en el umbral.
Era un atardecer de octubre.
No tienes idea, esposo mío, de 10 terrible que es
Las alianzas estaban en el escaparate,
eI miedo,
frente a nosotros. que linda con Ia esperanza y cada día irrumpe
Luego Ias vimos en 10s dedos de nuestras manos.
en ella.
En aquel espejo estaba nuestro próximo futuro.
No hay esperanza sin miedo, ni miedo
Gente amiga traspasaba Ia pared de aquella visión,
sin esperanza.
oíamos sus conversaciones -y más aún:
Cristóbal fue creciendo -y yo cada vez te veía
sus pensamientos. más en él.
Andrés y yo, con Ia ayuda de Ias dos alianzas
Así no me salía dei círculo de tu maravillosa
de oro persona,
nos convertimos en uno solo-- a Ia que me había entregado y de Ia que ya no
Hasta aqui leemos en el espejo, me sé desprender.
mas allá todç-4S~.ineógnita.c,,,,~,
I ~H~U
74 I
'~ .
~;;;::'::,;..::,:,.. ';':;;'_;;i.::-...:...:a.;/:-;:-::.:...;.;~:-~ :;"',:J.:-::.~';:
75
Tú ni siquiera vienes, ni te molestas en hacerlo.
AI otro lado del espejo el orfebre escogía
Ias alianzas.
AI otro lado del espejo se quebró nuestro destino 2.
-pero Ia unión ha perdurado.
(CONVERSACION
Cristóbal, Cristóbal me hablaba hoy de Mónica, DE CRISTOBAL Y MONICA)
una joven desconocida y tímida-
como tú hace tiempo dijiste a su madre «Teresa».
La palabra ha sido pronunciada. CRISTOBAL

Soy hijo de mi madre y en ti también Ia


He vuelto a pararme frente a Ia tienda del
descubro.
orfebre,
y he leído Ia continuación de nuestra No he conocido a mi padre -y no sé, por tanto,
cómo debe ser un hombre.
extraordinaria historia,
Aquel anciano tenía en sus ojos el nivel Comienzo de nuevo Ia vida. No tengo modelos
a mano.
de nuestra nueva existencia.
Los corazones eran Ia plomada, Mi padre quedó en mi madre, cuando murió
(La plomada coincidía .çon el nivel.) en algún lugar deI frente,
Luego 10s he visto juntos -salían radiantes. y ya no me volvió a ver, ni 10 he tenido conmigo
Mónica en su sonrisa delataba una discreta a diario.
transfonnación: Mi madre ha inculcado en rní Ia idea de mi padre .
Cristóbal Ia comprendía, +-así he crecido,
sus pensamientos se compenetraban. pensando más a menudo de 10 que imaginas
(Por un momento senti como si yo fuera Mónica en su destino de mujer,
a Ia que tú volvías a encontrar.) en su soledad llena del hombre ausente,
Podían pasar junto a mí sin darse cuenta ai que yo represento--
siquiera- Pero no deseo para ti este destino. Deseo
pero toda su conversación gravitaba Ia presencia,
en torno a mí. y esta mutua compenetración, como ahora.

76 l\ll I ílH. Hu. 'n~ (~ tk,t


"",. ,." ••,~,.""
~;:O;~~~;~:L:,
~ 1i~~~~
A "" .~ • 77.~

dC'OElI'Z'Il:8/AM
que es un extrafio en su propia casa? l.Me iré yo
"Te pareces tanto a mi madre, que he de alejarme
como mi madre,
de ella que también se ha vuelto otra extraãa? l,Puede
para volver a encontrada en ti? Es una vida
el amor humano
totalmente nueva, perdurar a 10 largo de toda Ia vida?
y Ias personas son nuevas también:
Lo que ahora me invade es sentimiento de amor,
te doy gracias, Mônica, por este,
-pero me invade también una cierta aprensión
por haberme obligado a considerar mi propia
deI futuro,
existencia y es el rniedo.
como un conjunto sorprendente,
que se ha evidenciado
y ha tomado cuerpo porque tú te hallabas Lo sé -10 has recibido de mí (fue el principio
a mi lado. del amor),
tomaste en tus manos aquel otro par de manos
ateridas de frio, y a punto de congelarse,
MONICA --eran mis manos-s-grecuerdas Cristóbal?
Estábamos esquiando junto a aquel bosque,
Siento miedo de mí misma y temo también por ti.
anochecía rápidamente y nos habíamos extraviado.
Hace mucho sentía miedo de ti, temiendo también
Además, sentía miedo de ti,
por mí. sobre todo de tu fuerza, que podía apoderarse
Tu padre se fue y cayó en el frente, pero la
de mí,
unión ha perdurado y luego podía abandonarme... (era Ia aprensión
-tú has sido su transmisor, el amor ha pasado a
del futuro).
través de ti. Ahora tengo más bien miedo a mí misma,
Mis padres viven como dos extraãos,
y creo en ti.
no existe aquella unidad en la que todos soãamos
Me decías que tu padre se había ido y no había
cuando se quiere aceptar una vida compartida,
vuelto,
cuando deseamos darla. sin embargo, él sigue aquí, Cristóbal
i,No será todo una equivocación, querido,
-no como mi padre
no pasará? -no como mi madre. Por esto cierto día pensé
"Te alejarás algún día, como mi padre,

79
78
Hay que abandonar todo aquello y crear el propio
que tú también te quedarias, aunque te fueras destino
como tu padre- desde un principio.
y a partir de aquel momento todo cambió. El amor es un continuo desafio que nos lanza Dios,
Comencé a temer por ti. y 10 hace, tal vez, para que nosotros desafiemos
tarnbién el destino.
CRISTOBAL

Hemos de aceptar que el amor se entrelaza MONICA


con el destino.
Si el destino no divide el amor, a1canzarán Desde ahora hemos de ir juntos, Cristóbal, juntos,
10s hombres Ia victoria. aunque un día llegara a ser una extrafia para ti,
Nada hay fuera de esto -nada hay por encima. como mi madre 10 es para mi padre.
He aquí 10s límites del hombre. Por esto, durante mucho tiempo, he tenido miedo
dei amor. Hoy,
Más de una vez me he despertado de noche temo todavía por el amor, por este desafio
_y al punto mi conciencia dei hombre.
estaba junto a ti. Me preguntaba si podía Tomas una muchacha difícil, demasiado sensíble,
tomar tus manos heladas Y calentarlas que se encierra fácilmente en sí misma y rompe
entre Ias mias: con dificultad
_y aparecerá una unión, Ia visión de una nueva el círculo en el que su propio «yo» Ia recluye
existencia, SiD cesar.
que nos enlazará a 10s dos. loNa se desvanecerá Tomas una persona que absorbe quizá más
más tarde? de 10 que tú eres capaz de darIe,
Así luchaba horas enteras, y da, a cambio, con excesiva parquedad.
sin poder conciliar el sueão hasta Ia madrugada Mi madre me 10 ha reprochado a menudo
con una especie de tentación de huida -y, ciertamente, es así.
-pero ya no puedo más. Abora incluso 10 veo con mayor claridad
Desde hoy hemos de ir juntos, Mónica, juntos,
y precisión
aunque tenga que dejarte tan pronto de como ella parecía verIo.
como mi padre dejó a mi madre.
81
80
CRISTOBAL

No puedo pasar más allá de ti misrna. No se ama


a una persona
3.
porque tenga «buen carácter», A decir verdad,
~por qué se ama?
"Por qué te amo, Mónica? No me obligues
TERESA
a contestar.
No sabria responderte. El amor trasciende Aquella tarde, Andrés, debí comprender claramente
su propio objeto, hasta qué punto pesamos todos nosotros
o bien se acerca tanto a él, que casi 10 pierde sobre el destino de Ias híjos,
de vista. He aquí Ia herencia de Mónica: Ia grieta
Entonces el hombre tiene que pensar de otra de aqueI amor
manera, ha penetrado en ella tan hondamente,
debe despojarse de Ias frias razones que su mismo amor
-y en este su «ardiente pensar» una cuestión
parte también de una ruptura. Cristóbal trata
adquiere de curaria.
Ia máxima importancia: l,crea algo?
En éI ha perdurado tu amor por mí, pero también
Pero esto ni siquiera 10 sabe, tan cerca está del
tu ausencia
objeto.
+-el miedo de amar a un ausente.
Importante será 10 que quede cuando Ia onda
Pero no es nuestra Ia culpa.
de Ias emociones decrezca.
Todo esta es cierto, Mónica. iY sabes qué me
hace más dichoso? Nos hemos convertido para ellos en eI umbral
Que, a pesar de todo, poseemos tanta verdad que cruzan con esfuerzo,
que descubrimos más libremente para hallarse en nuevas moradas
en el torbellino de Ia exaltación Ias humildes cosas =-las moradas de sus propias almas.
de siempre.

Todo va bien, aunque tropiecen- _


Vivimos en ellos hace ya tiempo.

82
83
sólo después advertí tu presencia).
Cuando crecen ante nuestros ojos, parecen casi
Andrés, nada ha pasado-
inaccesibles, Me aeercaré a ellos y les diré:
como tierra impenneable, pero ya se han llenado
hijos míos, nada ha pasado, eI bombre ha de
de nosotros.
volver
Y aunque se cierren por fuera,
aI lugar en que vio Ia luz su existencia-
seguimos en su interior
y -asusta el pensarlo- su vida en cierto modo iY desea tanto que ésta nazca del amor!
avala
Ia que ha sido nuestra creación, 10 que ha sido Y sé que también eI anciano Orfebre, veintisiete
nuestro sufrimiento, anos más viejo
(qué distinto es hablar de amor en pretérito). esta noche, os contemplaba hoy con Ia misma
mirada,
como si explorara vuestros corazones,
Este es el lugar en el que un dia estuvimos,
y con aquellas alianzas definia
como ellos
boy. Contemplábamos el escaparate de aquella eI nuevo nivel de vuestra existencia...
Acaso en ellas se desmenuza Ia vida del aneiano
extraãa Tienda.
Orfebre,
llenándose eon Ia vida de los hombres,
Ciertas verdades no pasan; vuelven aios hombres
con Ia vida de tantos y tantos hombres,
sin cesar. Andrés se llevó su alianza y murió eon ella;
La verdad que haee anos se revistió de nuestras
yo sigo llevándoIa.-
vidas,
hoy se ha revestido de la suya- -
CRISTOBAL
Debo aeercarrne a ellos y decirles: Cuando recogimos Ias alianzas, sentí
buenas tardes, Mónica; buenas tardes, Cristóbal que te temblaba Ia mano...
(recuerdo aquella vez, Andrés, que te paraste Nos olvidamos de mirar el rostro de aquel anciano
aquí, junto a mí, de quien mi madre me hablaba:
con tanta discreción: primero vi tu rostro
al parecer sus ojos expresan muehas cosas.
en el cristal.
85
84
No es culpa nuestra si nada supimos leer en nuestro propio sentimiento. Ni dilató
en su mirada -además, habló poco y nada nuevo ni estrechó nada
dijo. .., yo estaba absorta en mi amor
Así que no te extrafie, madre, que quedaran -y en nada más.
sin eco sus palabras
(eran cosas sabidas -no advertimos en ellas
importancia alguna), TERESA
y el temblor de Ia mano de Mónica me dijo
mucho más. Esto me asustó ... lAcaso el anciano orfebre
Me sentía totalmente preso de su emoción, no actúa ya con Ia fuerza de su mirada
indirectamente y de su palabra?
sacudido por su conrnoción, pues me cogió l,Acaso son ellos incapaces de captar el poder
de l1eno oculto en Su mirada y en Sus palabras? lSerán
-nos descubrimos mutuamente en 10 más hondo distintos?
de esta experiencia:
creo que Ia amo mucho. Les dije «buenas tardes» y, acto seguido,
Ia conversación
pasó al tema de Ia boda. Mónica mencionó
M ON I C A en seguida
a sus padres. Estaban ausentes de su espíritu.
Vivíamos intensamente el momento, no podíamos , El amor de Mônica se había formado sin ellos,
distraemos ... e incluso
Nada hizo por fascinamos ... a pesar de ellos -así pensaba. Pero yo sé
Sencillamente, nos tomó Ia medida, primero de los que ha nacido también de Ia raíz
dedos, que sus padres han dejado en ella.-
después de Ias alianzas, Mónica no se avergonzaba de aquella fisura
como un artesano cualquiera, que se iba curando
Ni siquiera había en ello arte alguno. en sus almas, pero que en ella todavía resonaba.
Nada hizo por acercarse a nosotros. Toda l Qué estáis construyendo,
Ia belleza quedó hijos míos? l,Qué cohesión

86 87
tendrán vuestros sentimientos sin el contenido por Móniea- a la que he tenido que conquistar
de Ias palabras del anciano Orfebre, tal cuaI es,
por Ias que pasa Ia plomada y también por sus padres (que no me aprecian
de todos los matrimonios del mundo? demasiado,
aunque ahora todo parece ir algo mejor...).
MONICA He intentado eon ella irnaginanne
su participación eu nuestra boda:
Pienso en mis padres, pienso en mis padres Ias cosas no son como crees y serán distintas-
-pues trato de imaginanne, Cristóbal, todo hombre posee su propia intimidad,
el día de nuestra boda -a menudo hago esta no sóIo máscara para el rostro.
clase de ensayos. i., Qué sabes tú sobre 10 más íntimo de tu madre y
Deben de ser algo parecido a un ensayo teatral: de tu padre Esteban?
el teatro de mi fantasía y el teatro de mi mente.
Mi padre representará el papel de padre y marido, Cuando llegue el día de nuestra boda,
mi madre aceptará este papel y a él ajustará dejarás su easa-
el suyo. Haee aãos, de pequena, te llevaban cogida de Ia
Para mi sus rostros serán una tortura... manita,
[Ah, cuándo comenzaremos a vivir y antes aún, cuando ibas en paãales,
tu padre al volver del trabajo
por fin nuestra propia vida! [Cuándo por fin
preguntaba a Ana, tu madre:
comenzaré a creer
si habías aumentado de peso, Mónica, y si tenías
que no eres como mi padre! jCuándo serás sólo
apetito,
Cristóbal,
y se alegraba eon cada nuevo gramo de tu
libre de aquellos reeuerdos! Deseo tanto ser tuya,
cuerpecillo,
y me 10 impide siempre el ser yo misma.
se alegraba eon tu sueão y eon tu parloteo
-y él mismo se volvía nião.
CRISTOBAL Todo ello no puede haber pasado
sin dejar alguna huella,
Madre querida, es extrafía Ia historia
de nuestro amor Así, euando llegue el día de nuestra boda,

88
89
vendré y te sacaré de tu casa,
transformada en persona madura para el dolor,
para el nuevo dolor del amor,
para el dolor de un nuevo parto, 4.
y todos nos sentiremos inmensamente gozosos
y todos alcanzaremos el límite de 10 que,
en el lenguaje de 10s hombres, se llama tal vez TERESA
«felicidad- .
Cuando llegó el día de Ia boda, sus padres
estuvieron presentes
TERESA y Mónica estaba entre ellos, vestida de blanco.
Y Cristóbal iba a mi lado, Adán hacía Ias veces
Cristóbal, mi hijo, es bueno con Mônica, de padre.
como si quisiera ocupar el lugar de su padre,
al que nunca ha conocido
y al que cree simplemente haber perdido- Adán fue la última persona que vio a Andrés.
(iQué extraão proceso, Mónica: cuando se aleja Pertenecía a Ia misma compaãía, AI volver
de nosotros una persona del frente
viva, se aparta porque no Ia retenemos- vino en seguida a visitanne y me repitió muchas
-pero hay un proceso todavía más extraão: de sus paIabras.
cuando con Ia intuición Tal vez guardó en su corazón algo
creamos en nosotros aI que no existe. de 10s grandes amores de Andrés,
De este modo Cristóbal te ha creado a ti, Andrés, porque amaba mucho a Cristóbal, quien le
y desea también crear en Mónica correspondía de corazón.
a sus progenitores: Esteban y Ana.) A menudo 10s encontraba en casa, discutiendo
animadamente.
Adán no escatimaba tiempo para hacerle de padre
al chico.

A veces me sentía algo incómoda imaginando

90 91
que tal vez pensaba en mí A nosotros nos bastó aquello. EI amor fue más
y que algún día me pediria en matrimonio. fuerte que el miedo.
Pero en cierta ocasión dijo: Ellos, en cambio, siguieron sin detenerse. No
«Yo existo quizás para asumir el destino futuro miraron su imagen
de cada hombre, reflejada en el espejo de aquel extrafio cristal,
porque el destino precedente ha comenzado no exploraron su futuro.
en mí». i,Comenzará en seguida para ellos el misterio
No comprendí del todo aquellas palabras, sóIo sé y Ia incógnita?
que desde aquel momento quedé plenamente Cristóbal aI caminar le estrechaba fuertemente
tranquila- - el brazo. Queria
transformar el recuerdo de los padres.
Había llegado el momento de Ia fiesta, y Mónica
estaba preciosa, Ellos se quedaron aqui, yo con Adán. l,Me seria
Cristóbal levemente pálido. Avanzaron despacio, dado conocer
cara a cara. Ia intuición de mi Cristóbal?
Luego Cristóbal Ia cogió del brazo
y comenzaron a andar delante de todos.
La tienda dei orfebre quedó a nuestras espaldas,
hacia Ia derecha.
Los novios intercambiaron de nuevo Ias alianzas-
y se alejaron cogidos de Ia mano.
Nosotros nos quedamos atrás...

Recuerdo --el escaparate de aquella tienda,


en otro tiempo,
se había convertido en un extrafío espejo
y absorbía nuestro futuro, hasta el momento
en que
comenzó el misterio. i,El misterio o Ia incógnita?

92 93
5.
ANA

Nunca creí encontrarte en este lugar, Adán.


Incluso ahora este nombre suena un tanto extraão
en mis labios.
Recuerda: aquel día comenzaste a hablarme
de pronto,
precisamente aquí-
me dijiste: por esta calle pasará el Esposo...
Le esperé vagando entre Ias jóvenes que se
habían dormido,
mientras Ias otras llevaban Ias lámparas e iban
al encuentro dei Esposo.
Me fui con ellas. Cuando llegó, Ie miré de cerca
a Ia cara.
Era el rostro de Esteban. Quise huir a toda prisa.

lCrees acaso que he conseguido aceptarlo?


EI sentido de Ia desproporción sigue actuando
en mi.
No podia, no puedo unir estos dos rostros,
no puedo identificarlos.

El antiguo amor juvenil por aquel hombre


se ha secado.

95
como Ia fuente que no puede de nuevo de sus propios padres,
manar de Ia tierra. (creo que no es justa con nosotros).
Pero he procurado creer en él y en un cierto Que eI Esposo debía tener el rostro de Esteban-
orden, 10 comprendo ahora.
en una cierta armonía del mundo, de mi vida Pero he quedado como una virgen necia,
a Ia que faltó e1 aceite-
también.
y Ia lámpara brilla débilmente, consumiendo casi
Además, ya no le desprecio, he dejado
cada una de Ias fibras de mi alma.
de alimentar el desconsuelo,
el terrible desconsuelo de Ia vida, que él
me ha echado a perder.
ADAN
He comenzado a buscar Ia culpa también
en mí misma. La había. Volví a ver a Ana aquella tarde. Después de tantos
Ya no interrompo sus conversaciones. Ya no me afias aún seguía vivo en ella el encuentro con el Es-
callo para humillarle. poso. Ana ha entrado en el camino del amor que per-
Tal vez ha cambiado -no 10 sé. Pero se ha fecciona. Había que perfeccionar dando y recibiendo
vuelto menos irritable. en proporción diferente a Ia de antes. La crisis tuvo
A él también le es más fácil ahora soportar lugar aquel anochecer, hace ya tantos anos. Entonces
. .
mi presencia.
todo amenazaba destrucción. Sólo podía comenzar el
nuevo amor a raíz dei encuentro con el Esposo. AI
Ya no nos alejamos el uno del otro a Ia veIocidad
principio 10 único que Ana sintió por EI fue sufri-
de antes. miento. Con el paso dei tiempo vino gradualmente Ia
Ahora parece como si todo se hubiera detenido. quietud. Lo nuevo que iba creciendo era difícil de
(,Vivimos el uno dei otro? Creo que no. asir, y sobre todo no tenía «sabor» alguno de amor.
Más bien vivimos de los hijos. Quizá algún día aprenderán Ias dos a saborear 10
Mônica es Ia más difícil, ha sufrido Ia que más nuevo... De todos modos, Ana está más cerca de ello
nuestra obra destructora. que Esteban.
Ahora se aparta de nuestro lado: pienso que EI motivo hay que buscarIo en eI pasado. Casi
demasiado pronto siempre el errar se encuentra allí. Es el amor que,
_y se lleva consigo Ia convicción de Ia culpa despojado de dimensiones absolutas, arrebata aIos

97
96
hombres como si fuera el absoluto. Se dejan llevar de
fieste siempre Ia Existencia absoluta y el Amor; que
la ilusión y no tratan de fundar su amor en el Amor, siempre de algún modo Ias refleje,
que sí posee Ia dimensión absoluta. Ni siquiera sospe-
He aquí el sentido último de vuestros destinos:
chan esta exigencia, porque les ciega no tanto ia
fuerza deI sentimiento --cuanto Ia falta de humildad. iTeresa!
Es Ia falta de humildad ante 10 que el amor debe ser iAndrésl
en su verdadera esencia. Cuanto más conscientes son ,Ana!
de ello, tanto menor es el peligro. En caso contrario, ,Esteban!
el peligro es grande: el amor entonces no soporta el y de Ias vuestros:
peso de la vida.
,Mónica!
iAh, qué pena senti por Ana aquella tarde, hace
iCristóbal!
tantos afies, qué pena me dia Esteban! Tenían ya tres
hijos que comenzaban a ser mayores (Mônica 10 sintió
todo con mayor intensidad). Diéronme entonces una TERESA
pena enorme- mucho más que Andrés, cuando aI
despedirse de mí en el frente, antes de ir a ocupar su Adán nos fue nombrando uno tras otro. Calló
su nombre.
puesto, me dijo: «No volveré». No pude hacer otra co-
sa que traer Ia noticia a su viuda y al huérfano. He Era como el común denominador de todos nosotros, y
procurado, en 10 posible, hacerle de padre a Cristóbal; al rnismo tiempo defensor y juez.
tal vez por esto no sucumbi en Ia guerra. En silencio, sin saber cómo, nos íbamos confiando
a su juicio,
A veces Ia existencia humana parece demasiado
a su análisis, a su corazón.
breve para e1 amor. Otras veces, en cambio, ocurre 10
Todo 10 que fue y pasó, o pasaba a ser
contrario: el amor humano parece demasiado breve en
lentamente en un conjunto distinto.
relación a Ia existencia -o demasiado superficiaL De
No era fácil apartar el pensamiento y el corazón
todos modos, cada hombre tiene a su disposición una
de Ia joven pareja:
existencia y un amor. l.Cómo hacer de ello un con-
Mónica y CristóbaI reflejan de nuevo, en cierta
junto lleno de sentido?
manera,
Además, este conjunto nunca puede encerrarse en
la Existencia absoluta y el Amor.
sí mismo. Ha de estar abierto, de forma que porun
lado se proyecte sobre los demás, y por otro mani-

--=~~.
<l/lilllfWJ;.----.,-::;,;:;:;.:?H:.·rtiõM4:O~- ~~

~CUii.l'l'lmAH~
98
lDe qué manera? He aquí una pregunta
No entiendo nada de 10 que significa eso de «refle-
que solamente jar Ia Existencia absoluta y el Amor» -pero si Mó-
puede plantearse al fmal. nica desea tanto alejarse de nosotros, sé con seguri-
(Abora ni siquiera estaba el espejo, dad el porqué: nosotros dos, Ana y yo, 10s reflejamos
en el que antafío Andrés muy mal. Lo he visto con claridad y esto, no sé cómo,
y yo descubrimos nuestro próximo futuro.) ha comenzado a hacenne dano.
[Ah, el orfebre ha cerrado su tienda! Y ellos dos Y en ese momento -por primera vez desde hace
se ban ido. muchos afíos- he sentido Ia necesidad de decir algo
l,Saben al menos 10 que reflejan? z,No tendríamos que pusiese al descubierto mi alma entera y decírselo
que seguirles? precisamente a Ana (era como un intento de autoacu-
Pero, después de todo, tienen sus propias ideas... sación, o más bien un intento de repartir la culpa entre
Volverán aquí, seguro que volverán. Se han ido Ios dos- -)
sólo a retlexionar un poco: Me acerqué a ella y puse roi mano sobre su brazo
j crear algo que refleje Ia Existencia absoluta (cosa que no había hecho en mucho, muchísimo
tiempo). Le dije además estas palabras:
y el Amor
jLástima que durante tantos aãos
es Ia más hermosa de Ias tareasl
no nos hayamos sentido como dos niãos!
[Ana, Ana, cuánto tiempo perdido!
Pero se vive sin saberlo.

FIN
ESTEBAN

También yo ignoraba de qué hablaba Adán, y luego


Teresa, madre de Cristóbal. Antes, Ana había estado
como confesándose con Adán de 10s últimos largos
anos de su vida. Cuando tenninó de hablar deI Es- ) $iliW!h.i@r~@t;~
poso, que «debía tener» mi rostro, se refirió en se- CUi.á'tti:1"~~
guida a Mónica. Comprendí claramente una sola cosa: -' =*"",-.''''~."-
MCUB!Tl~AH
\ ~~~""""""~~T
Mónica quiere dejamos a toda costa -z,por qué?, lpor ..,:--_,..",,,
..•.e..-·,,~,·,,,'I·"

qué? ~~~'-'~~'-~
. .,~L'@Yít2. 4,;.,

100
101

También podría gustarte