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Fases:
TEXTOS ORALES
Su sintaxis está menos estructurada; emplean
oraciones incompletas; se recurre menos a la
subordinación y a las pasivas.
Las relaciones entre enunciados se establecen por
yuxtaposición.
Predomina la estructura tema/comentario: El gas,
¿lo has cerrado?
Suelen repetir estructuras sintácticas.
Es frecuente el uso de comodines léxicos: cosa,
bonito, eso; y de muletillas: vale, bueno, eh
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TEXTOS ESCRITOS
Su sintaxis resulta más elaborada: no se emplean
oraciones incompletas, excepto con fines estilísticos;
se recurre más a la subordinación y a las pasivas.
Abundan los conectores entre oraciones, que
estructuran mejor los contenidos.
Predomina la estructura sujeto/predicado: ¿Has
cerrado el gas?
Varían con frecuencia de estructura sintáctica.
En la práctica escrita se tiende a evitar las palabras
comodín y no se deben emplear muletillas.
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4. Estructura.
Textos de estructura analizante: aquellos que empiezan con una idea que se
explica o desarrolla a continuación (se podrían llamar, también, de estructura
deductiva, por ir de lo general a lo particular); por ejemplo, la noticia
periodística. También, una afirmación o un postulado y varios que los desarrollan
o demuestran.
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Textos de estructura sintetizante: los que expresan al final una idea que es
conclusión de lo anterior. También, varias ideas que llevan a una última idea
conclusiva. Estos textos tienen su equivalente en los razonamientos inductivos,
como ocurre en las sentencias judiciales.
Textos de estructura analizante-sintetizante: la afirmación o idea inicial es
desarrollada en el texto que, a su vez, tiene una conclusión que procede de la
idea inicial.
Textos de estructura paralela: en ellos las ideas no se subordinan unas a
otras, sino que todas tienen importancia similar, como las diferentes
definiciones de un diccionario.
Textos de estructura encuadrada: en éstos la idea del principio se parangona o
adquiere el mismo relieve que la del final. Las cartas, enmarcadas entre un
saludo y una despedida, pueden servir de modelo.
Textos de estructura interrogación-respuesta: un núcleo interrogativo y
varios núcleos de respuesta o, al revés, varios núcleos interrogativos y uno de
respuesta o puede faltar el núcleo interrogativo.
Textos de estructura de repetición: repetición de una idea en modo idéntico o
con adición de algún elemento nuevo cada vez que se repite.
Textos de estructura dependiente del punto de vista: los distintos puntos de
vista sobre la realidad pueden originar distintos núcleos estructurales,
dispuestos con orden o en forma caótica.
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Figuras retóricas.
a) Descriptivas: prosopografía, etopeya, retrato, topografía, enumeración.
b) Patéticas: exclamación, interrogación retórica, énfasis, apóstrofe,
hipérbole, prosopopeya, dialogismo.
c) Lógicas: sentencia, símil, antítesis, oxímoron, paradoja, metalepsis,
dubitación, lítote, gradación.
d) Oblicuas: perífrasis, alusión, eufemismo, preterición, reticencia, ironía,
sarcasmo.
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7.1. Coherencia
7.2. Cohesión
Referencia y deixis.
La referencia es el mecanismo de alusión a algún elemento mencionado en el
texto. En ella se distinguen la anáfora y la catáfora. La deixis es un mecanismo de
señalamiento del quién, el cuándo y el dónde de un enunciado.
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REFERENCIA DEIXIS
Señala el quién por medio de los
Anáfora Un elemento de un texto se Deixis
relaciona con otro anterior. Se sustantivos personales y de los
lleva a cabo especialmente con personal posesivos: Juan llegó con su novia (Su
los sustantivos personales: señala a la novia de Juan)
Juan llegó con su novia. Ella no Señala el dónde por medio de los
Deixis
traía cara de buenos amigos demostrativos y de los adverbios de
espacial lugar: Entró en el salón. Allí lo
esperaban dos personas.
Señala el cuándo por medio de los
Catáfora Un elemento de un texto se
Deixis
relaciona con otro posterior. adverbios de tiempo:. Llegó a las ocho
Para ello se utilizan, sobre temporal Entonces se produjo el incidente.
todo, los sustantivos
indefinidos: Vio que algunos
aún no habían llegado: Pedro,
Luis, Mercedes, Aníbal.
Sustitución y elipsis
Isotopía
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Hay muchas cosas que pueden pasar desapercibidas en la manera en que están unidas
dos oraciones en una secuencia. Las damos por supuestas, las tenemos en cuenta sin que
seamos conscientes de ellas, es decir, las empleamos para reconstruir la relación, cuando la
estamos entendiendo, o para representar la cuando la estamos componiendo. Pero cuando
describimos las oraciones no necesitamos hablar de ellas, porque siempre funcionan. Sólo
describimos lo que cambia cada vez, y está explícito en palabras cuya función entendemos. Es
como un hornúnculo que hace falta para interpretar las definiciones del diccionario o las
explicaciones que damos de los significados de las palabras cuando se nos pregunta.
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TEXTO
ACTO DE COMUNICACIÓN
CODIFICACIÓN DECODIFICACIÓN
(Creación, elaboración, elocución) (Interpretación, hermenéutica,
comentario
ELECCIÓN LINGÜÍSTICA
ACTO DE HABLA
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9.1.
Narración
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NIVEL MORFOLÓGICO
Empleo de verbos en pretérito perfecto simple para enunciar los hechos: Llegó a las ocho.
Uso del pretérito imperfecto de indicativo con el que se presentan las acciones en su desarrollo:
Caminaba por la calle cuando sonó un disparo.
Utilización del presente de indicativo con significado actual, con valor habitual o histórico: Va
todos los días a su trabajo en autobús; Bécquer muere en 1870.
NIVEL SINTÁCTICO
Predominio de las oraciones enunciativas: Se detuvo sin entusiasmo
Relevancia de los complementos circunstanciales de tiempo y lugar expresados por medio de
palabras, sintagmas o construcciones y proposiciones subordinadas adverbiales de tiempo y de lugar:
Llegó muy tarde; Llegó cuando todos dormían; Escribía desde París; Escribía donde podía.
Utilización de proposiciones subordinadas adverbiales de causa, finalidad y consecuencia, así
como de coordinadas copulativas, que permiten la organización lógica de las acciones: Habló con ella
porque era su última esperanza; Miró el camino y se echó a andar.
Presencia de los estilos directo e indirecto: Le contestó con desprecio: -¡Bah!; Le recordó que era
tarde.
NIVEL SEMÁNTICO
Utilización de verbos de movimiento, de acción y de lengua: Corrió tras ellas; Le dijo que no
estaba.
Empleo de adverbios deícticos de lugar y de tiempo: Ocurrió allí; Lo descubrió ayer.
a) Nivel de la historia
La historia es lo que se cuenta en una narración. En
ella, unos personajes protagonizan acontecimientos que se desarrollan en un lugar y en
un tiempo determinados y siguen un orden causal o cronológico: se inicia,
generalmente, con una presentación, continúa con el desarrollo y concluye con el
desenlace.
Esta organización corresponde a la estructura clásica de la narración, pero no
siempre se cumple en la literatura; la historia puede comenzar en un punto del
desarrollo (comienzo in media res), avanzar por medio de escenas parciales o
desembocar en un final abierto y carecer, por tanto, de desenlace.
En el nivel de la historia, se distinguen los nudos y las catálisis:
Nudos. Son los hechos que hacen avanzar el relato y resultan imprescindibles
para que ocurran los acontecimientos siguientes.
Catálisis. Corresponden al desarrollo de la narración entre nudos. Aunque no
son imprescindibles, pueden aportar información importante para el sentido del
relato por medio de índices (enunciados que ofrecen información explícita o
implícita sobre los personajes, el lugar y el tiempo) que caracterizan a los
personajes, y que localizan la historia en un lugar y en un tiempo determinados.
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9.2.
Descripción
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NIVEL MORFOLÓGICO
Uso de verbos en pretérito imperfecto y en presente de indicativo, por su carácter imperfectivo. Era callado
y triste; Tiene una hermosa sonrisa.
Predominio de la tercera persona: Sus manos están ajadas.
Abundancia de sufijación apreciativa, si la descripción es subjetiva: Tiene ojillos picarones
NIVEL SINTÁCTICO
Visión estática. Se describe sólo lo que enfoca la mirada en una posición única;
se trata de una visión fotográfica.
Visión cinética. La representación puede realizarse de afuera hacia dentro (o al
revés), de lo general a lo particular (o de forma inversa), o desplazarse de un
objeto a otro. En este caso, se habla de visión cinematográfica (descripción por
movimiento de relación)
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El RETRATO
Es un modelo descriptivo universal. El retrato de un personaje real o ficticio se
puede plantear de diversas maneras: retrato físico (prosopografía), retrato psicológico y moral
(etopeya) o la combinación de ambos . En el primer caso, nos fijamos en las peculiaridades físicas
de la persona o personaje; en el segundo, en su manera de ser, pensar y actuar, mientras que en el
tecero combinamos los dos tipos de descripciones. El retrato puede ir desde la objetividad a la
caricatura o deformación de los rasgos del referente.
9.3.
La exposición
La exposición constituye una modalidad textual cuyo fin es
desarrollar un tema de manera objetiva. Predomina en ella la función referencial y
utiliza, generalmente, la lengua formal. Con esta modalidad se pretende que el receptor
pueda comprender la información que se le ofrece con la menor dificultad posible; por esta
razón, ha de realizarse de forma clara y ordenada: es necesario que la disposición del
discurso atienda especialmente a la concisión, al desarrollo progresivo y la cohesión textual.
Por medio de la exposición, pueden desarrollarse temas de
diversa índole; por ello, esta modalidad discursiva se utiliza en textos científicos,
humanísticos, jurídicos, legislativos, o en otros que ofrecen información: recetas, guías
turísticas, folletos, conferencias, etc.
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NIVEL MORFOLÓGICO
NIVEL SINTÁCTICO
9.4. La
argumentación
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Procedimiento por contraste con los argumentos de otros: Pero a diferencia del
polvo de las minas, la carencia de tabaco genera ansiedad y desasosiego.
Recurso al criterio de autoridad, utilizando citas de autores u organizaciones
competentes en el tema como manera de dar validez a los argumentos propios:
El tabaco es perjudicial para la salud, tal como afirma la OMS.
NIVEL MORFOLÓGICO
* Uso de la primera o tercera persona en función del mayor o menor grado de subjetividad de la
argumentación: No soy una excepción, muchos autores actuales comparten mi opinión .
NIVEL SINTÁCTICO
A. FINALIDAD.
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Síntesis y valoración crítica son las metas de esta última etapa, integrando en
una visión global y unitaria las características, peculiaridades, virtudes,
defectos...del texto comentado.
Expresar la opinión personal sobre el texto, apoyada en los resultados
obtenidos en cada una de las etapas del comentario, es el fin que debe guiar
nuestra actuación en esta etapa final.
El margen de libertad y las posibilidades según la capacitación personal son
mayores en esta etapa, para la que no podemos presentar una guía orientadora –
como en las anteriores-, pues sería exponer nuestra “opinión” e intentar
mediatizar la de los demás; es el momento de quedar solo/a ante el peligro y
arriesgarse a una interpretación y juicios personales.
PRELIMINARES
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Estas tres primeras estapas pueden ser punto de partida tanto del
comentario de textos literarios como del comentario estrictamente
lingüístico. Las próximas etapas se refieren al comentario literario:
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El COMENTARIO FILOLÓGICO
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Análisis fonológico.
Fonemática (estudio de los fonemas y su comparación con los del español medio
para caracteriza al texto desde este punto de vista).
Para comentar un texto medieval o del siglo de oro partimos de un texto no oído
(fonética), sino leído (grafemática); así pues, estudiaremos el texto en un nivel
prefonemático como muestra de un sistema gráfico, para determinar a qué tipo
de sistemas gráficos del español pertenece y relacionarlo con el sistema
fonológico correspondiente (diacrónica, diatópica o diastráticamente)
Usos del castellano medieval (hasta el siglo XV) Usos del cvastellano clásico.
Siglos XVI y XVII
Grafías Fonema Sonido Ejemplo Fonema Ejemplo
c, ç /s/ [ts] lança lança
z /z/ [ds] fazer hacer
s-, -ss-, -s /s/ [s] recibiesse recibiese
-s- /z/ [z] cosa cosa
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Sistema consonántico:
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En 1815 se eliminan las vacilaciones ph, ch, ey, ay, oy, uy; se suprime qu- ante
a, o, u, es decir, deja de escribirse quando, y se elimina también la garfía x para
la fricativa velar sorda, la jota.
Antes del siglo XV, hombre se escribe sin h: ome, ombre. A partir del
XV, la conjunción es y y no e.
La forma agora (hac hora) es rara después del siglo XVI.
El tratamiento cesarea magestad y el de emperador ha de ser posterior al
siglo XV y propios de la época de Carlos I (XVI).
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Esta serie de alteraciones del vocabulario latino afectó sólo a las palabras
patrimoniales, es decir, aquellas que eran empleadas comúnmente por el pueblo.
Quedaron a salvo de estas alteraciones las palabras empleadas por los hablantes
cultos (los cultismos), conocedores de la escritura y de lalengua latina, que las
conservaron tal y como éstas eran en latín o copn muy escasas modificaciones.
También, a partir del S. XVI se introducen palabras latinas en un castellano casi
formado, conservando su original composición gráfica para definir nuevos objetos e
ideas para los que no se encontraban vocablos en castellano. A estas palabras, se les
denominó, también, cultismos.
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S. XIV
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apócope nunca había sido general en la conjugación: aunque la regularidad fonética apoyaba
pid, pud, val, vin, vien, tien, quier, pudier, quis, pus, fiz, aduz y similares, la regularidad
morfológica favorecía las correspondientes formas con –e; desde las segunda mitad del
sXIV la tendencia general prefiere claramente pide, pude, vine, quise, puse, aduze, y la
alternancia se restringe a vien-viene, tien-tiene, diz-dize, faz-faze, fiz-fize, quier-quiere ,
y algún caso más. En los pronombres enclíticos se, le, las formas apocopadas (“no s me
parte”, “dixol”, “quel”) contienden con las formas plenas, a cuyo favor se inclina la balanza.
El diminutivo –illo arraigado en Castilla desde tiempo remotos, pero
rehusado en la lengua literaria, que prefería la forma arcaizante –iello, se generaliza ahora.
En los manuscritos del Libro de Buen Amor es ya la solución habitual, con casos asegurados
por la rima; y desde el último tercio del sXIV apenas aparece –iello en textos castellanos.
Sin éxito tan grande, se propaga también el paso de f inicial a h, que aparece ya en en
documentos oficiales; pero en la literatura sigue dominando la f, fazer, ferir, aunque en
el Libro de Buen Amor aparezca hato, hadeduro, Henares, heda, fea, y algún otro ejemplo.
Los imperfectos y condicionales sabiés, tenié, robariedes, frecuentes
aún en el Arcipreste de Hita, son reemplazados en la mayoría de los escritores por los
terminados en –ía, entendía, veía, quería, fazía; la desaparición de las formas con –ie no fue
completa, y en épocas posteriores surgen casos sueltos en la lengua escrita. Comienza a
omitirse la d en las desinencias verbales –des. En la DANZA DE LA MUERTE (hacia 1400),
menudean soes, bayaes, yrés, abrés, esteys, darés, tenés. Y aumentan los ejemplos, muy
raros antes, de nos otros, vos otros, junto a nos y vos; en un prinicipio las formas
compuestas ponían de relieve el contraste con otra persona o pluralidad: “Si pesa a vos
otros, bien tanto pesa a mí” (Juan Ruiz). “Qué nos mandades a nosotros fazer? (C. Ayala).
Por último, los latinismos, que durante el período alfonsí habían mantenido
relativamente pura su forma original, vuelven después a alterarla, extendiéndose las
incorreciones procedentes de la difusión oral descuidada, como astralabio, entinción, por
astrolabio, intención. sta costumbre arrecia en la segunda mitad de siglo. Los manuscritos
de Fernández de Heredia usan soplenidades, solemnidades, divigno, divino, abtupno, otoño,
latín a u t u m n u s; los de Ayala, rebto, recto.
En los últimos años del SXIV y primeros del XV se observa una influencia
italiana, debido a la intensificacióbn de las relaciones literarias con Italia tras la conquista
de Nápoles por Alfonso V de Aragón, en 1443. En Castilla, los paladines de esta nueva
orientaci´on son el MARQUÉS DE SANTILLANA y JUAN DE MENA. Al mismo tiempo
despertaba el interés por el mundo grecolatino y se traducen (Ayala, Enrique de Villena,
Juan de Mena) obras de Boecio, Tito Livio, Virgilio, Homero, Séneca y Platón. Resultado de
tanta admiración fue el intento de trasplantar al romance usos sintácticos latinos sin
dilucidar si encajaban o no dentro del sistema lingüístico del castellano. Se pretende,
por ejemplo, de remedar el hipérbaton, dislocando violentamente el adjetivo del sustantivo:
“pocos hallo que de las mías se paguen obras”; “a la moderna volviéndome rueda”; “las
potencias del ánima tres”. Se adopta el participio de presente en lugar de la oración de
relativo, del gerundio o de otros giros, como en estos versos de Santillana: “¡Oh vos,
dubitantes, creed las estorias!”; “quería ser demandante, / guardante su cirimonia, / si el
puerco de Calidonia / se mostró tan admirante”. Se emplea mucho el infinitivo dependiente
de otro verbo, a la manera latina: “honestidad e contenencia non es dubda ser muy
grandes e escogidas virtudes”. Corriente es también la colocación del verbo al final de
frase: “¿Pues qué le aprovechó al triste...si su amor cumpliere, e aún el universo por ello
después en la otra vida perdurable detrimento o tormento padezca?” (Arcipreste de
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