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KARL GROSS

BIOGRAFIA

Karl Gross nació en Heidelberg (Alemania) el 10 de diciembre de 1861 y murió en Tübingen


(Alemania) el 27 de marzo de 1946. Fue filósofo, psicólogo y profesor que propuso una
teoría evolutiva del juego. Fue catedrático de Filosofía en Giessen, Basilea y en Tübingen
desde 1911 hasta 1929. Estudió en Heidelberg dónde llegó a ser miembro de la “Vineta
BurnSchenSchaft”. Trabajó en el área de la psicología del desarrollo infantil formulando la
hipótesis de que la función biológica va desde la infancia hasta la vida adulta a través de la
experiencia que se consigue a través del juego. Procedió a desarrollar una teoría psicológica
del juego basada en el aspecto del placer del juego y en el intento de olvidar los aspectos
serios de la vida sumiéndose en el juego. En 1898 escribió “El juego de los Animales”
tratando de transmitir a los educadores la idea de que el juego es una preparación para la
vida adulta y tomando como bases las ideas de Charles Darwin ya que creía que cuando los
animales “jugaban” estaban practicando los instintos básicos, como por ejemplo la lucha por la
supervivencia.

Entre sus obras más destacadas podemos encontrar las siguientes:

 Einleitung in die Ästhetik, Gieben: Ricker, 1892.


 Die Spiele der Tiere (Jena 1896), tracucido por El Baldwin como la reproducción de los
animales (New York 1898) (3ª ed. Alemán 1930).
 Die Spiele der Menschen (Jena 1899), traducido por El Baldwin como El juego del hombre (New
York 1901) (varias ediciones)
 Des Seelenleben des Kindes (Berlin 1904).
 1902: Der ästhetische Genuss Gieben: Ricker.
 1910: Die akustischen Phänomene in der Lyrik Schillers.
 1920: Bismarck im eigenen Urteil, Stuttgart.
 1922: Das Spiel, Jena: G. Fischer.
TEORIA DE KARL GROSS
Para Karl Gross el juego es objeto de una investigación psicológica especial, siendo el
primero en constatar el papel del juego como fenómeno de desarrollo del pensamiento y
de la actividad. Su teoría está basada en los estudios de Darwin que indica que sobreviven
las especies mejor adaptadas a las condiciones cambiantes del medio. Por este motivo para
Gross el juego es una preparación o actividad que sirve para practicar o entrenar aquellas
habilidades que más tarde serán útiles en la vida adulta y la supervivencia. Para él, el juego
era un fenómeno general común tanto para humanos como para animales más
evolucionados. Gross pensaba que “También los animales tienen una infancia para poder
jugar”. Este autor estableció un precepto: "el gato jugando con el ovillo aprenderá a cazar
ratones y el niño jugando con sus manos aprenderá a controlar su cuerpo”. Como hemos
mencionado anteriormente, inspirado en las teorías de Darwin, este autor cree que las
personas y los animales tienen dos tipos de actividades que realizar en las primeras etapas
de su vida:

 Las dirigidas a cubrir necesidades básicas. (Normalmente cubierta o satisfecha por los
progenitores).
 Las que tienen como objetivo que los órganos adquieran un cierto grado de madurez mediante la
práctica.

“Para Gross la importancia del juego se fundamenta en que no jugamos porque somos
niños, sino que se nos ha dado la niñez para que podamos jugar.” La infancia tendría así un
sentido definido al tratarse de una etapa en la que el juego, en su papel de preejercicio
preparatorio, activará y madurará el desarrollo de las funciones psicológicas superiores de
las que la imaginación juega un papel importante. Otra de las aportaciones de Gross es la
función simbólica del juego sobre la base del preejercicio. La “función simbólica” se basa en
que del preejercicio nacerá el símbolo al planear que el perro que agarra a otro activa su
instinto y hará la ficción. Desde esta perspectiva, hay “ficción simbólica” porque el
contenido de los símbolos es inaccesible para el sujeto (no puede cuidar bebes de verdad,
pero actúa “como si” lo fuera con sus muñecos). Una de las primeras y más precisas
clasificaciones de los juegos es la establecida por Gross hace más de 100 años, que distingue
varias categorías de juegos:

- Juegos de experimentación: instinto de destrucción sistemática de objetos.


- Juegos de locomoción: entiende los juegos que tiene por base única un cambio de lugar.
- Juegos cinemáticos: los juegos ejecutados con presa animada real o imaginaria y una
presa imaginaria inanimada.
- Juegos de combate: mantener unas estructuras jerárquicas que existen en el grupo.
- Juegos arquitectónicos: las construcciones.
- Juegos eróticos y de coquetería.
- Juegos tróficos: los que fingen crían un objeto o alimentar un animal.
- Juego de adopción.
- Juegos imitativos y de curiosidad: observación en la cual te da curiosidad y terminas
jugando; pilla- pilla.
Lev Vygotsky

VYGOTSKI Y LA PSICOLOGÍA DEL JUEGO

El juego es un elemento central en la vida de los niños, dado que permite desarrollar muchas
capacidades, tanto de manera independiente como en su interacción con los demás.
Veamos qué afirmaba el famoso psicólogo Lev Vygotski sobre este tema.
Lev Semiónovich Vygotski fue un psicólogo ruso precursos de muchos campos en su
especialidad. Fundamentalmente, se destacó en la psicología del desarrollo. Sobre esta,
Vygotski afirmaba que el desarrollo de las personas solo es alcanzable a través de la
interacción social. Uno de los elementos clave en este ámbito es el juego, sobre el que
planteó innovadoras teorías.
Vygotski planteaba que el desarrollo consiste en la interiorización de instrumentos de la
cultura, como el lenguaje, a través justamente de esta interacción con los demás humanos.
Uno de los conceptos clave de la teoría de Vygotski es la zona de desarrollo próximo
(ZDP). Esta consiste en la ayuda que un humano recibe de parte de otros, sean tutores o
pares, que le permiten extender sus posibilidades de desarrollo.
No es lo mismo lo que un niño puede aprender por cuenta propia que aquello que incorpora
mediante la interacción. Esto tiene que ver con la resolución de problemas, la interpretación
de acontecimientos o el aprendizaje de símbolos, entre muchas otras cosas. En la relación
con los otros, además, hay que considera también los factores socio-culturales.
¿Qué dice Vygotski del juego?
Vygotski otorgó al juego un papel central nunca antes dado como promotor del desarrollo
mental. Para él, las capacidades del niño podían ser perfeccionadas mediante las
actividades lúdicas.
La principal ventaja del juego es que el niño pone en práctica estas capacidades casi sin
darse cuenta. Además, como lo hace de manera divertida, sin esfuerzo y conscientemente,
su dedicación y frecuencia son mucho mayores que para otros tipos de ejercicios.
Vygotski define a la zona de desarrollo próximo como la distancia entre el nivel de desarrollo
cognitivo real, la capacidad adquirida hasta ese momento para resolver problemas sin la
ayuda de otros. El nivel de desarrollo potencial, o la capacidad de resolver los problemas
con la orientación, de un adulto o de otros niños, más experimentado.
¿Cuáles eran esas habilidades a las que este psicólogo se refería? Estas son las que se
destacan en sus argumentos:
LENGUAJE
Como señalamos antes, para Vygotski el lenguaje oral y escrito era la base del desarrollo de
una persona. A través de este es posible la comunicación y, por ende, la transmisión de
conocimientos que le permiten absorber aspectos propios de una cultura.

AUTOCONTROL
Jugar no implica solamente divertirse, también tiene obligaciones.Ellas tienen la misión de
que un juego se organice y que todos sus participantes adopten el rol que se pretende para
realizarlo con eficacia.
Por ejemplo, en una carrera de velocidad, los niños en la línea de partida desean salir
corriendo cuanto antes para llegar primeros. No obstante, al conocer las reglas de las
carreras, saben que no pueden hacerlo hasta que no se dé la orden.
REALIZACIÓN DE DESEOS MEDIANTE LA IMAGINACIÓN
En uno de sus escritos, Vygotski comentaba el ejemplo de un niño de tres años que quiere
montar a caballo. Como no puede, lo que hace es tomar una vara y hacer como que es un
caballo. Es decir, mediante el juego concreta imaginariamente una acción imposible para
sus habilidades.
A través de este proceso, el niño extrae el significado del caballo mediante un pivote, que
es la vara. Así, se comienza a transformar la estructura psicológica que determina su
relación con la realidad.
VISIÓN DEL MUNDO
Aunque nosotros los veamos como simples banalidades imaginarias, los juguetes y los roles
que los niños asumen en ellos les ayudan a formar su visión del mundo.
Cuando juegan a los maestros, los obreros o los policías, los niños poco a poco van dándose
cuenta de la función de estos en la sociedad.
Además, incorporan nociones como la responsabilidad, el valor de cumplir con el deber y
las exigencias por lo que los demás esperan de sí.
Es un claro reflejo del interés creciente del niño por las actividades de los adultos y por el
mundo que los rodea. Abandonan, así, su carácter egocéntrico, por lo menos parcialmente.

MEMORIA Y ATENCIÓN
Estos son dos procesos psicológicos elementales, de acuerdo a la propia clasificación de
este psicólogo. Mediante el juego, los niños desarrollan estas capacidades.
Como es una actividad que les atrae, su atención se centra con exclusividad en ella. Por otro
lado, la memoria es fundamental para recordar sus componentes básicos: reglas, roles,
ubicaciones o cualquier otra cosa que haga falta.

ETAPAS DEL JUEGO SEGÚN VYGOTSKI


De acuerdo a este autor, el juego en los niños tiene dos etapas:
1. Primera etapa (hasta los 3 años de edad): los niños juegan con objetos de acuerdo a los
significados que los adultos les otorgan. En una segunda parte de este periodo, aprenden a
sustituir simbólicamente las funciones de dichos objetos.
2. Juego ‘socio-dramático’: en esta fase, los niños representan el mundo de los mayores e
imaginan roles dentro de él.

Como conclusión, se puede extraer que para Lev Vygotski el juego constituye una herramienta
fundamental en su desarrollo cognitivo.

A través de este construye nuevos conocimientos, regula sus emociones y forja sus relaciones con
los demás. El juego permite, asimismo, extender y expresar su visión del mundo que habita.
BERNARD AUCOUTURIER : (EDAD 82 AÑOS) NACIONALIDAD: FRANCESA

Pedagogo francés, creador de la práctica psicomotriz, fundador de la Asociación Europea


de Escuelas de Práctica Psicomotriz, reconocido por idear la Práctica Psicomotriz
Aucouturier para las escuelas infantiles. Es una metodología o práctica nacida en Francia en
la década de los 70, está basada en el concepto de psicomotricidad, proceso de maduración
que corresponde a un periodo del desarrollo infantil en el cual la sensoriomotricidad es
inseparable de la génesis de los procesos psíquicos conscientes e inconscientes, es decir,
con la generación del pensamiento. En dicho periodo el niño necesita del movimiento para
poder pensar, o incluso, en momentos tempranos, la propia acción se identifica como
pensamiento; estadío básico para el desarrollo de la personalidad, de la futura manera de
pensar y actuar, por lo que es vital la creación de un marco metodológico y pedagógico
adecuado para que el movimiento pueda desarrollar el pensamiento. Bernard
Aucouturier ideó este marco para la práctica de la psicomotricidad en las escuelas infantiles,
lo que hoy conocemos como Práctica Psicomotriz Educativa, tanto él como algunos de sus
predecesores establecieron la existencia de una relación consistente entre el movimiento y
el desarrollo de la cognición, y que la educación del movimiento no sirve sólo para el
entrenamiento del mismo, para el placer o para la salud física. Cuerpo y mente se unen en
la psicomotricidad de manera que los contenidos motrices se convierten en medios para el
desarrollo de funciones superiores como el pensamiento, la comunicación, la afectividad o
la creatividad. Por tanto, hemos de pensar en la Práctica Psicomotriz como una metodología
que favorece que el niño experimente a través del movimiento, perciba su propio cuerpo y
construya su propia identidad, facilitando el estímulo de los procesos que abren a la
comunicación, la expresión, a la simbolización y a la descentración, factores todos
ellos necesarios para acceder al pensamiento operacional. De la misma manera que las
actividades físicas que se practican habitualmente en la etapa de primaria no tienen cabida
en la psicomotricidad infantil, esta práctica psicomotriz tampoco tendría sentido en el
momento en el que los niños ya han superado el estadio preoperacional.
Los objetivos de esta psicomotricidad o práctica psicomotriz:
 Ayudar a los niños en su desarrollo de la función simbólica (es decir, de la
capacidad de representación).
 Favorecer el desarrollo de los procesos de segurización y de descentración
indispensables para acceder al pensamiento operatorio y al placer de pensar, todo
ello a partir del placer que les proporciona el movimiento y el juego libre.
Constituyendose esta práctica psicomotriz como una práctica preventiva y
educativa, uno de los medios fundamentales para ayudar al niño a vivir más
armónicamente su itinerario madurativo.
 Así, se hace necesaria la implantación de un marco metodológico que haga todo
esto posible. Ante ello, Bernard Aucouturier ofrece una solución en forma
de itinerario que el niño recorre hacia su maduración mental, y además propone
un recorrido ajustado al proceso madurativo de cada niño, para lo que se establece
una distribución de espacios en la sala de psicomotricidad, la diferenciación de una
serie de momentos o fases mediante ciertas estrategias que dirigirán las sesiones, y
unas actitudes concretas por parte del psicomotricista, todo ello dirigido a favorecer
el paso “del placer de hacer al placer de pensar”, en palabras del señor Aucouturier.
PRÁCTICA PSICOMOTRIZ AUCOUTURIER: QUÉ ES, PARA QUÉ SIRVE Y CÓMO ES
UNA SESIÓN
Observando las actividades diarias que se llevan a cabo en cualquier escuela, incluidas las
infantiles, es obvio que en la mayoría de ellas se pide a los niños y niñas que permanezcan
sentados, quietos, contenidos, durante demasiadas horas. Seguimos viendo el movimiento
como un elemento antagónico a la disciplina, a pesar de que nos parece igualmente
evidente que los niños, sobre todo en la etapa infantil, necesitan del movimiento para
expresarse, para sentirse bien y ser felices. Quizás por eso mismo me impactó tanto la
primera vez que vi una sesión de Práctica Psicomotriz Aucouturier, puesto que en ella se
respira una libertad y una autonomía que nunca había podido presenciar hasta el momento.
Porque en el aula donde se realiza esta Práctica Psicomotriz encontramos una colección de
elementos que invitan al juego sensoriomotor, como espalderas, plintos, bancos suecos,
colchonetas, figuras geométricas de gomaespuma, entre otros, y los niños tienen libertad
para hacer lo que quieran: jugar a saltar, trepar, colgarse de cuerdas, construir, correr,
esconderse, descansar… todo en el momento que quieran y como quieran. Por supuesto,
la sala tiene medidas de seguridad como el suelo blandito o los cantos protegidos, pero las
únicas normas son tener cuidado y respetar a los demás. Es verdad que el adulto pasa un
poco de miedo por las posibles caídas y golpes, aunque esto ocurre sólo al principio. ¡Qué
importante y a la vez difícil es la pedagogía del riesgo!
Después de la grata sorpresa inicial, y tras un poco de indagación, pude comprobar que esta
actividad es algo más que una simple aula donde los niños juegan con libertad y disfrutan del placer
del movimiento. Por si esto fuera poco, descubro que el dispositivo y las estrategias docentes
utilizadas están diseñadas con la intención de encaminar a los niños hacia su desarrollo, y no sólo a
su desarrollo físico, que no estaría mal como objetivo, sino también y sobre todo a su desarrollo
cognitivo. Sin embargo, al presenciar una sesión de Práctica Psicomotriz Educativa, es difícil llegar a
esa misma conclusión, puesto que en apariencia es una actividad con grandes dosis de caos e
improvisación. Por mucho que exista una serie de fases diferenciadas en las que las consignas no
cambian, ninguna de las sesiones es igual a la anterior.

Para mí, la Práctica Psicomotriz Aucouturier abre una puerta que conduce hacia un espacio donde
por fin cada niño realmente puede aprender jugando. Jugando de verdad, a lo que él quiera y como
él quiera, respetando únicamente unas pocas normas de convivencia. Y no sólo jugando sino además
a su propio ritmo. Es el único espacio en el que de verdad he visto estas grandes premisas de la
Educación Infantil dibujadas ante mis ojos. Y a la vez, la actividad por la que he sentido la motivación
más intensa por parte de los propios niños. Y no es para menos. Es el único espacio en el que se les
permite demostrar sus capacidades, tanto físicas como cognitivas, y mostrarse tal y como son; en el
que pueden romper ese orden artificial, tan alejado de sus características psicológicas, que todavía
impera en la Educación Infantil; en el que realmente tienen libertad y en el que no importa el caos
que se genere; el único lugar donde pueden de verdad elegir su forma de relacionarse y de actuar
en función de su estado emocional, puesto que a nadie le va a molestar que no participen, que lo
hagan muy activamente, que se pasen la mayoría del tiempo tumbados, o incluso escondidos.
Pero si no quieres quedarte en la superficie, sino que te gustaría indagar un poco sobre
cómo funciona y por qué, sigue leyendo ;)
La Práctica Psicomotriz Educativa es una metodología o práctica nacida en Francia en la
década de los 70, que está basada en el concepto de psicomotricidad concebido como el
proceso de maduración que corresponde a un periodo del desarrollo infantil en el cual la
sensoriomotricidad es inseparable de la génesis de los procesos psíquicos conscientes e
inconscientes, es decir, con la generación del pensamiento. Estamos hablando de aquel
momento en el que el niño necesita del movimiento para poder pensar, o incluso, en
momentos tempranos, la propia acción se identifica como pensamiento. Se trata de un
periodo básico para el desarrollo de la personalidad, de la futura manera de pensar y actuar,
por lo que parece evidente que la creación de un marco metodológico y pedagógico
adecuado para que el movimiento pueda desarrollar el pensamiento es vital.
Fue Bernard Aucouturier quien ideó este marco para la práctica de la psicomotricidad en
las escuelas infantiles, lo que hoy conocemos como Práctica Psicomotriz Educativa, gracias,
eso sí, a las aportaciones de varios predecesores, que fueron acotando el concepto de
psicomotricidad y relacionando el movimiento con la producción de pensamiento. Entre
ellos se encontró Julián de Ajuriaguerra, neuropsiquiatra y psicoanalista vasco, pionero en
vincular lo afectivo como generador de maduración neurológica; pero sobre todo Jean
Piaget, Henri Wallon i Sigmund Freud.
PARA QUE PONGÁIS CARA AL SEÑOR BERNARD AUCOUTURIER
Estos autores, entre otros, nos muestran la existencia de una relación consistente entre el
movimiento y el desarrollo de la cognición, y que la educación del movimiento no sirve sólo para el
entrenamiento del mismo, para el placer o para la salud física. Cuerpo y mente se unen en la
psicomotricidad de manera que los contenidos motrices se convierten en medios para el desarrollo
de funciones superiores como el pensamiento, la comunicación, la afectividad o la creatividad. Por
tanto, hemos de pensar en la Práctica Psicomotriz como una metodología que favorece que el niño
experimente a través del movimiento, perciba su propio cuerpo y construya su propia
identidad, facilitando el estímulo de los procesos que abren a la comunicación, la expresión, a la
simbolización y a la descentración, factores todos ellos necesarios para acceder al pensamiento
operacional. Es por ello que, como diría el propio Bernard, “se propone a los niños y niñas desde el
periodo evolutivo en el que hacer es pensar hasta el periodo en el que pensar es sólo pensar el hacer
y más allá del hacer, aproximadamente hasta los 7 años”. De la misma manera que las actividades
físicas que se practican habitualmente en la etapa de primaria no tienen cabida en la
psicomotricidad infantil, esta práctica psicomotriz tampoco tendría sentido en el momento en el
que los niños ya han superado el estadio preoperacional. Por tanto, los objetivos de esta
psicomotricidad o práctica psicomotriz, según el propio Aucouturier, son: ayudar a los niños en su
desarrollo de la función simbólica (es decir, de la capacidad de representación), y favorecer el
desarrollo de los procesos de segurización y de descentración indispensables para acceder al
pensamiento operatorio y al placer de pensar, todo ello a partir del placer que les proporciona el
movimiento y el juego libre. De esta manera, la práctica psicomotriz se constituye como una práctica
preventiva y educativa, uno de los medios fundamentales para ayudar al niño a vivir más
armónicamente su itinerario madurativo. Así, como decía unos párrafos más arriba, se hace
necesaria la implantación de un marco metodológico que haga todo esto posible. Es aquí donde
Bernard Aucouturier nos ofrece una solución en forma de itinerario que el niño recorre hacia su
maduración mental, y no sólo eso sino que además propone un recorrido ajustado al proceso
madurativo de cada niño, para lo que se establece una distribución de espacios en la sala de
psicomotricidad, la diferenciación de una serie de momentos o fases mediante
ciertas estrategias que dirigirán las sesiones, y unas actitudes concretas por parte del
psicomotricista, todo ello dirigido a favorecer el paso “del placer de hacer al placer de pensar”, en
palabras del señor Aucouturier. Pese a que los dispositivos cambian con la edad de los niños para
que pueda tener lugar esa deseada adaptación al estadio madurativo de las criaturas que son objeto
de desarrollo, aquí se hablará únicamente de la adaptación para niños a partir de 3 años, puesto
que en edades anteriores, sinceramente, no tengo demasiada idea.

BASTA DE TEORÍA. ¿CÓMO ES UNA SESIÓN DE PRÁCTICA PSICOMOTRIZ?


RITUAL DE ENTRADA

En esta fase el psicomotricista acoge a los niños, que se sientan en bancos, visualizando la
sala y si es posible ante un espejo donde se puedan ver todos juntos. Se recuerdan
las normas que han de respetar: básicamente no hacerse daño y no hacer daño a los demás,
así como respetar los materiales. Se recuerda la sesión anterior (lo que nos gustó, la
evolución de las competencias que se observó, así como lo que no nos gustó, puesto que se
trata de cosas que limitan la evolución del grupo), y se anticipa lo que ocurrirá la sesión
actual. Lo ideal es que en este proceso sean los niños quienes intervengan, con el
psicomotricisa en el papel de guía.
FASE DE EXPRESIVIDAD MOTRIZ
El ritual de entrada da paso a la fase de expresividad motriz, en la que los niños se preparan
para derribar un muro o castillo construido por el adulto mediante todas las piezas
geométricas de gomaespuma presentes en la sala.

Es un momento de gran emoción e impaciencia (es emocionante hasta verlo), y el


psicomotricista debe saber posponer la destrucción para liberar su intensidad en el
momento justo. Parece un buen momento para trabajar la atención y la inhibición de los
impulsos. El psicomotricista ofrece también cierta resistencia con el objetivo de que los
niños se sientan vencedores sobre el adulto, con una especie de omnipotencia sobre el
mismo. Así, a un lado del muro los niños abandonan todo aquello que los adultos les
imponen: exigencias, normas, tareas…, y al otro lado encuentran un espacio ideado con el
objetivo de que puedan expresarse con espontaneidad, sin todo aquello que suele asociarse
a la actividad escolar y que tan poco propio de ellos mismos es; así que derribar el muro
significa romper con las exigencias que imponemos los adultos y empezar a ser ellos
mismos, empezar a buscar su propio “yo”, porque “ejercer su fuerza contra un adulto, es
mostrar su deseo de alejarle para comprobar su capacidad de dominio y afirmar su propia
identidad”.
A partir de aquí, el placer de destruir evolucionará hacia una serie de juegos que
proporcionarán la entrada en una dinámica de placer sensoriomotriz. Aucouturier se refiere
a estos primeros juegos, junto con los de destrucción, como “juegos de segurización
superficial”. Según el autor, son universales, se dan en todo el mundo sin experimentar
cambios entre culturas, y se denominan así porque aseguran frente a la angustia
relacionada con el miedo a la pérdida y a ser destruido. Porque no se trata de una simple
actividad motora, no necesitan adquirir ninguna habilidad determinada, sino que todo el
dispositivo se concibe como una herramienta de expresión emocional, social e intelectual
sin restricciones.

El espacio está diseñado expresamente para la liberación de la expresividad motriz, porque


aunque lo pueda parecer, no se trata de una improvisación, todo está muy bien estudiado
y nada es gratuito. Se trata de un espacio donde el niño puede correr, saltar, dar volteretas,
hacer equilibrios, trepar, rodar, caer… y todos los rincones tienen funciones concretas que
desembocan hacia el desarrollo total del niño. Hay espacios de contraste blando-duro,
como el plinto y los colchones para saltar, en los que el niño experimenta este contraste
que le ayuda a ser más consciente de su propio cuerpo, a reafirmar el equilibrio. También
hay espacios senso-duros, como la rampa o las espalderas, donde los niños están
preparados para trepar cuando empiezan a querer crecer. Pero también hay espacio para
el recogimiento, en lo que parece un estadio previo a cualquier tipo de contraste: suele
representarse en forma de saco, un espacio que los abraza, que les da paz, que los contiene.
Durante esta misma fase, conforme los niños crezcan y se sientan reafirmados y sin
limitaciones a la hora de disfrutar de su propio cuerpo, va a ir apareciendo poco a poco el
juego simbólico, es decir, la capacidad de utilizar un objeto pretendiendo deliberadamente
que represente otro. Empiezan así a realizar juegos de identificación parental, de
identificación con personajes imaginarios o de la vida social. Aucouturier los denomina
“juegos se segurización profunda”, puesto que considera que son escudos imaginarios que
protegen a los niños de los conflictos más recientes, y al contrario que los de segurización
superficial, varían según la cultura. La aparición progresiva de la simbolización implica que
el niño está entrando en un estadio cognitivo superior. El propio Aucouturier asegura que
“la integración progresiva de los juegos de aseguración profunda en los juegos de
aseguración superficial pone de manifiesto la fluidez entre las representaciones
inconscientes y las conscientes, lo que es un interesante indicador de maduración
psicológica”, pero hemos de ser conscientes de que nos encontramos en un primer nivel de
simbolización, aquél que se expresa por la vía del movimiento.

Para ayudar a que se produzca este itinerario natural, es decir, el paso de los juegos de
segurización superficial (o sensoriomotrices) a los juegos de segurización profunda (o
simbólicos), el psicomotricista suele dividir esta fase en dos, marcando la transición
mediante la adición de material pensado para impulsar la simbolización aunque muy poco
figurativo, como telas, cuerdas… de manera que sean los propios niños quienes elijan
utilizarlo de manera más sensorial o más simbólica. Según su nivel de madurez, los niños
usarán las cuerdas para jugar a tirar de ellas, o para simular que les ataca una serpiente.

Un prisma de gomaespuma puede servir para saltar encima de él, pero también para
imaginar que vamos en coche…
DEFINICIÓN DEL JUEGO
El juego es una actividad fundamental para el desarrollo integral de las personas. Su práctica
fomenta la adquisición de valores, actitudes y normas necesarias para una adecuada convivencia.
Todos nosotros hemos aprendido a relacionarnos con nuestro ámbito familiar, material, social y
cultural a través del juego. Se trata de un concepto muy rico, amplio, versátil, elástico y ambivalente
que implica una difícil categorización. Etimológicamente, los investigadores refieren que la palabra
juego procede de dos vocablos en latín: "iocum y ludus-ludere" ambos hacen referencia a broma,
diversión, chiste, y se suelen emplear indistintamente junto con la expresión actividad lúdica. Se
han formulado innumerables definiciones sobre el juego, así, el Diccionario de la Real Academia
Española lo contempla como un ejercicio recreativo sometido a reglas en el cual se gana o se pierde.
Sin embargo, la propia polisemia de éste y la subjetividad de los diferentes autores implican que
cualquier definición no sea más que un acercamiento parcial al fenómeno lúdico (Paredes, 2002, p.
21). Se puede afirmar que el juego, como cualquier realidad sociocultural, es imposible de definir
en términos absolutos y, por ello, las definiciones describen algunas de sus características. A
continuación, exponemos algunas de las definiciones aportadas por diferentes autores: Viciana y
Conde (2002, p. 83) definen el juego como “un medio de expresión y comunicación de primer orden,
de desarrollo motor, cognitivo, afectivo, sexual, y socializador por excelencia”. Para estos autores,
el juego es un elemento clave para el desarrollo de las potencialidades afectivas, sensoriomotrices,
cognitivas, relacionales y sociales del niño. Para Carmona y Villanueva (2006, p. 11) el juego es “un
modo de interactuar con la realidad, determinado por los factores internos (actitud del propio
jugador ante la realidad) de quien juega con una actividad intrínsecamente placentera, y no por los
factores externos de la realidad externa”. En el adulto el mundo exterior se convierte en meta de
nuestras acciones, con la que logramos unos resultados; en el juego existe un predominio de los
medios (subjetivos) sobre los fines (objetivos). En otros términos, podríamos decir que en la vida
cotidiana la mayor parte de las actividades que se realizan constituyen un medio para conseguir una
meta determinada, mientras que el juego constituye un fin en sí mismo, ya que la acción lúdica
produce placer, alegría y satisfacción al ejecutarla, al igual que el arte, el juego posee una ejecución
que sólo tiene como finalidad realizarse en sí mismo. Según Garaigordobil y Fagoaga (2006, p.
18), el juego es “una actividad vital en indispensable para el desarrollo humano”, ya que
contribuye de forma relevante al desarrollo integral del niño durante su infancia. El juego
es una necesidad vital, porque el niño necesita acción, manejar objetos, relacionarse con
otros niños, y esto precisamente es lo que hace en el juego. Para estos autores, el juego
infantil subyacente en los programas de juego cooperativo se define desde siete
parámetros o características: placer, libertad, proceso, acción, ficción, seriedad y esfuerzo
El juego se puede definir como una actividad placentera, libre y espontánea que se realiza
con el fin de disfrutar, y ayuda al niño a conocerse a sí mismo, a relacionarse con los demás
y a comprender el mundo que le rodea.
CARACTERÍSTICAS DEL JUEGO
El juego es libre: Se trata de una actividad espontánea, no condicionada por refuerzos o
acontecimientos externos. Esa especie de carácter gratuito, independiente de las
circunstancias exteriores, constituye un rasgo sobresaliente del juego. Su contrapartida en
el organismo es que el juego produce placer por sí mismo, independientemente de metas
u objetivos externos que no se marca. Este sería su segundo rasgo.
El juego produce placer: El carácter gratificador y placentero del juego ha sido reconocido
por diferentes autores que, con matices diferentes, señalan la satisfacción de deseos
inmediatos que se da en el juego o el origen de éste precisamente en esas necesidades, no
satisfechas, de acciones que desbordan la capacidad del niño.
El juego puede diferenciarse de los comportamientos serios con los que se relaciona: El
juego tiene un modo de organizar las acciones que es propio y específico. La estructura de
las conductas serias se diferencia en algunos casos de la de las conductas de juego por la
ausencia de alguno de los elementos que exhibirá la conducta seria. Pensemos en las
diferencias entre las conductas lúdicas de peleas en diferentes especies de mamíferos y las
propiamente agresivas, por ejemplo en los perros.
En otros casos las diferencias aparecen por la presencia de elementos que son
característicos del juego. Por ejemplo la cara de juego de los chimpancés, esa especie de
sonrisa-mueca.
En el juego predominan las acciones sobre los objetivos de las mismas: Dicho de otro
modo, en el juego lo importante son los medios, no los fines. Es uno de los rasgos más
aceptados como definitorios de la conducta de juego. En el desarrollo individual el juego no
puede aparecer más que en la medida en la que se manifiesta también la inteligencia o la
adaptación seria. En la medida en que el mundo exterior se convierte en meta de nuestras
acciones, en objetivo de manipulación y conocimiento, las acciones son instrumentos para
lograr esos resultados exteriores. El juego comienza a diferenciarse por mantener como
objetivo o meta las propias acciones que lo constituyen.
El juego es una actitud ante la realidad y ante el propio comportamiento: Se trata, en efecto,
de una actividad que sólo cabe definir desde el propio organismo inmerso en ella. Es
observable, posible de identificar desde fuera, susceptible de análisis científico. Sin
embargo su carácter lúdico viene determinado desde el sujeto que juega no desde el
observador que lo analiza. Quizás como consecuencia de todas las características
mencionadas anteriormente se pueda concluir que el juego es un modo de interactuar con
la realidad que viene determinado por factores internos de quien juega y no por las
condiciones y las circunstancias de la realidad externa. Esta última puede, indudablemente,
modular e influir en el juego pero éste se define más como una actitud ante la realidad del
propio jugador. Esto es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de valorar la
importancia que tiene el juego en el desarrollo del niño y el posible papel que puede
desempeñar el adulto en los juegos infantiles.Otras características son:
- El juego implica actividad
- El juego se desarrolla en una realidad ficticia
- Todos los juegos tienen una limitación espacial y temporal
- El juego es algo innato
- El juego permite al niño o la niña afirmarse
- El juego favorece el proceso de socialización
- El juego cumple una función compensadora de desigualdades, integradora,
rehabilitadora
- En el juego los objetos no son necesarios
EVOLUCIÓN DE LOS JUEGOS
Comenzaremos por describir los principales tipos de juego siguiendo el orden cronológico
de su aparición a lo largo de la vida de los niños. Una de las propuestas más antiguas permite
distinguir los juegos individuales de los colectivos o sociales. La que utilizamos aquí para
describir los diferentes tipos de juegos y su progresiva aparición a lo largo del desarrollo
infantil es la utilizada originalmente por Piaget. A pesar de las críticas que su concepción del
juego ha recibido desde diferentes posiciones teóricas, continúa siendo la clasificación más
completa y la que ofrece una mayor coherencia con cuanto conocemos actualmente del
desarrollo infantil.
TIPOS DE JUEGOS - CLASIFICACIÓN:
JUEGOS MOTORES Y DE INTERACCIÓN SOCIAL: El juego comienza a ser una actividad en los
niños pequeños desde los primeros meses de vida. Ya en estos momentos cabe hablar de
diferentes tipos de Juego y de funciones distintas. Los primeros juegos, llamados motores,
van apareciendo con el control que el niño logra de su propio cuerpo: agarrar, chupar,
golpear, etc. Propios de los dos primeros años de vida. A medida que el niño crece, aumenta
la dificultad y el riesgo de lo que le divierte. Entre los primeros objetos por los que se
interesa ocupa un lugar destacado la madre, que se comporta de modo muy diferente a
como reaccionan los objetos físicos que explora el pequeño. Por ello, si hablamos de juegos
motores para referirnos a ese continuo ejercicio que el niño realiza con los esquemas que
ha ido construyendo, habría que hablar de esos peculiares objetos que constituyen los otros
seres humanos y que los pequeños exploran en el contexto de la interacción. Estos primeros
juegos de interacción social (dar palmas, identificar y nombrar los dedos de una mano,
esconderse y reaparecer...) experimentan una curiosa evolución. En un primer momento,
el adulto les lleva las manos, les oculta, les hace reaparecer. En pocos meses el pequeño
tomará la iniciativa, y será él quien identifique y nombre los dedos del adulto o quien
pretenda sorprenderle con su reaparición súbita en un juego de cu-cu-tras-tras. Este cambio
es posible porque el niño ha podido captar la estructura de la interacción en la que ambos
jugadores desempeñan actividades complementarias.
JUEGO DE FANTASÍA O DE FICCIÓN

Hacía los dos años los niños empiezan a poder representar aquello que no está presente. El
lenguaje, que también se inicia en esta edad, ayudará a esta nueva capacidad de
representación. Del mismo modo el juego presenta un cambio profundo. Aparecen los
juegos de ficción, los objetos se transforman para simbolizar otros que no están presentes:
una muñeca que representa una niña, un palo que hace de caballo...
Entre los dos y los siete años estos juegos de ficción alcanzarán su apogeo, se convertirán
en complejos guiones, interpretados en colaboración con otros niños y para cuyo desarrollo
utilizarán cuantos elementos encuentren a mano.
Aunque hay distintos tipos de juego, se suele considerar el de ficción, o de fantasía, como
el más típico de la infancia.
Muchos de los objetos que llamamos juguetes (muñecas, soldados, animales...) se
construyen para apoyar y potenciar este tipo de actividades de los niños. Jugar a fingir
consiste en pretender situaciones y personajes como si estuvieran presentes.
Para entender los cambios que sufre el propio entorno físico y social del niño conviene
recordar que, al crecer y adquirir una mayor autonomía respecto del adulto, las actitudes
del adulto y su forma de relacionarse con él también sufren profundas transformaciones.
Con el desarrollo motor se amplía el campo de acción del niño, se le permite o se le pide
participar en tareas que antes le estaban vedados. Ahora bien será, sobre todo, la
adquisición de la función semiótica (capacidad de representar una cosa por otra) la que
suscitará la aparición de mundos y personajes nuevos, creados por medio del lenguaje. A
partir de ahora, se zambullirá en este nuevo tipo de juegos: los de ficción.
Convendría señalar que el juego simbólico reúne dos particularidades interesantes. En
primer lugar se trata del juego por antonomasia. La identificación que se produce entre
infancia y juego asimila la idea de juego al de ficción, como el más característico de esta
etapa de la vida. Pero además, y también debido a sus características, ha constituido un
terreno especialmente abonado para importantes debates teóricos sobre el
funcionamiento psicológico.
Buena parte de estos primeros juegos de ficción son individuales o, si se realizan en
presencia de otros niños, equivalen a lo que se ha llamado juego en paralelo, en el que cada
jugador desarrolla su propia ficción con esporádicas alusiones al compañero para informarle
o pedirle que ratifique aspectos muy generales del mismo. A esta ausencia de cooperación
entre jugadores se refiere Piaget cuando define el juego simbólico como egocéntrico,
centrado en los propios intereses y deseos de cada jugador particular.
A pesar de ello no siempre se caracteriza por la impermeabilidad a las acciones y
sugerencias de los demás compañeros de juego.
El análisis de las conversaciones infantiles mientras juegan muestra que, desde una edad
muy temprana, los niños diferencian claramente las actividades que son juego de las que
no lo son y que, cuando la situación es ambigua, recurren al lenguaje para hacérsela
explícita unos a otros. En unas ocasiones lo que se comunica es el propio carácter fingido
de cuanto sigue a ese acuerdo.
El niño interpretaría literalmente aquello que sólo tiene valor en el mundo de la ficción, o
conferiría un carácter puramente tabulado a elementos del mundo real (desde conductas
intrascendentes, como tratar de beber de un vaso vacío que se pretende lleno de agua,
hasta otras gravemente peligrosas como emular las acciones de personajes como Tarzán o
Supermán, manipular armas, etc.).
Los temas de juego, que permiten la coordinación de los diferentes papeles interpretados
por cada jugador, suelen ser negociados tanto en el momento de iniciarse el juego come en
el curso de su puesta en escena y, por simples que sean, cada vez que se produzca un
conflicto de intereses o una comunicación ambigua entre los jugadores que necesite
restablecer el significado de los papeles, de los objetos en que se apoyan las acciones y de
la situación.
Nuevamente vemos cómo el lenguaje tiene especial importancia en el desarrollo de estos
juegos de ficción. Se podrían establecer dos grandes categorías respecto a los temas o
contenidos de estos juegos. Unos estarían constituidos por una especie de resumen o
versión simplificada de la realidad social, observada o experimentada, por los propios niños.
Ej.: Jugar a las casitas, a las tiendas, a los colegios..., sólo exigiría de los jugadores una
actualización de esos modelos, una especie de evocación en voz alta de los roles y las
Interacciones entre ellos, similares a las que se producen en las situaciones de la vida real.
Cabe señalar dos requisitos necesarios para poder establecer esa representación
compartida, dentro de la cual pueda desarrollarse el juego y el rol de cada jugador:
- Que los participantes dispongan de una representación de algún suceso parecido,
recogido de la propia experiencia.

- Que las respectivas representaciones de cada jugador sean lo suficientemente


parecidas entre sí como para que puedan comunicarse sobre ellas y mantener una trama
coherente.
JUEGOS SOCIALES TRADICIONALES: JUEGOS DE REGLAS
La última parte de la educación infantil coincide con la aparición de un nuevo tipo de juego
que también tiene enorme importancia en el desarrollo psicológico del niño: el juego de
reglas.
La edad a la que los niños comienzan a jugar a este tipo de juegos depende del medio en el
que se mueve y de los posibles modelos que tenga a su disposición. La presencia de
hermanos mayores y la asistencia a aulas de preescolar situadas en centros de Primaria,
facilitan la sensibilización del niño hacia este tipo de juegos.
Hay diferencias importantes entre juegos como el lobo o el escondite, que empiezan a
practicar los preescolares y el matado o el fútbol que practican los mayores. En aquellos,
ganar sólo sirve para volver a empezar el juego, para que el lobo se transforme en niño y la
persecución corra a cargo de un nuevo jugador. Los mayores ganan o pierden de verdad,
evalúan el resultado final de la competición entre ellos. Pero en todos estos juegos hay que
aprender a jugar, hay que realizar unas determinadas acciones y evitar otras, hay que seguir
unas reglas.
En los juegos de reglas se sabe de antemano lo que tienen que hacer los compañeros y los
contrarios. Son obligaciones aceptadas voluntariamente y, por eso, la competición tiene
lugar dentro de un acuerdo, que son las propias reglas.
Los niños pequeños se inician en los juegos con las reglas más elementales y, sólo a medida
que se hagan expertos, incorporarán e inventarán nuevas reglas. Ese conocimiento mínimo,
y la comprensión de su carácter obligatorio, les permite incorporarse al juego de otros, algo
mayores que ellos, especialmente cuando la necesidad de jugadores rebaja sus exigencias
sobre la competencia dé los mismos.
Creen que sólo existe una forma de jugar cada juego, la que conocen. Y, por superficial que
este conocimiento fuere, opinan que no seria legítimo alterar sus reglas. Son necesarios
años de práctica para llegar a descubrir que en cada colegio o en cada barrio se puede jugar
de un modo diferente y que, no por ello, el juego es más verdadero que otro.
De hecho, el propio lenguaje infantil señala la contraposición que espontáneamente
realizan entre los juegos simbólicos y los de reglas. En el juego de las canicas, tal y como lo
practican hoy los niños madrileños, se puede jugar a la veri (de verdad) o a la menti (de
mentiras). Como afirman los propios niños entrevistados:
- A la menti es sólo jugando que sí se pierde no tienes que pagar bola; y a la veri, que tienes
que pagar.
Jugar a que se juega es utilizar las propias reglas del juego para fingir una partida real, pero
suspendiendo las posibles consecuencias negativas que se derivarán de su aplicación. En los
cursos finales de la Primaria, los jugadores serán plenamente conscientes de que las reglas
no tienen otro valor que el que les confiere la voluntad de quienes las adoptan. Basta la
decisión de la mayoría para modificarlas o introducir otras nuevas. La práctica continuada
de esa cooperación permitirá, por fin, tomar conciencia de que las reglas no son más que la
formulación explícita de esos acuerdos.
El niño en las edades de Educación Infantil y en los primeros años de la Primaría, para
resolver la contradicción entre la regla y sus intereses, debe recurrir a un tipo de juego
anterior, el simbólico, donde ha llegado a descubrir, en otro nivel, ese mismo valor de la
cooperación y de su negociación.
Otro tipo de juegos de reglas son los juegos de reglas, los llamados de mesa. En éstos, la
acción motora queda reducida al mínimo –movimientos de fichas, de cartas, de dados, etc.
Para dejar paso a otros factores de azar y estrategias. El espacio se delimita de modo
máximo, así como su significado, hasta alcanzar el grado de abstracción de las damas o el
ajedrez.
LOS JUEGOS EN CONSTRUCCIÓN: Hay, finalmente, un grupo de juegos que englobamos bajo la
categoría de juegos de construcción. No son característicos de una edad determinada, sino que
varían en función de los intereses lúdicos predominantes a lo largo del desarrollo del niño.

Las primeras construcciones se supeditan a los juegos motores; meter y sacar objetos, derribar
torres, insertar piezas. En la etapa de los juegos de ficción el niño construye aquello que mejor apoya
los guiones de sus juegos: castillos, casitas, granjas, etc. La fidelidad a un modelo externo está
supeditada a la función que lo construido tiene en el desarrollo del Juego en cuestión.

Cuando el modelo externo se convierte en el objetivo prioritario (grúas que funcionen, por ejemplo)
la actividad infantil deja de ser juego y se acerca a la actividad seria de los adultos, resultando
satisfactoria sólo en la medida en que logra el propósito inicial. Conservando buena parte de la
capacidad creativa del juego, al realizar este tipo de construcciones tan reales, el niño se adentra en
el trabajo.
IMPORTANCIA DEL JUEGO

El juego tiene un papel fundamental en el desarrollo integral de los niños. La pedagogía


moderna recurre a él con fines educativos, ya que es un elemento de motivación que hace
más ameno y facilita el aprendizaje. Es el principio del “enseñar deleitando”, máxima que
se acuñó tras descubrir que los niños aprenden mejor y más rápidamente si lo hacen de una
forma divertida y sin estrés.
Pero el juego no es tan solo un simple recurso didáctico, hoy en día se ha convertido en un objetivo
educativo por sí mismo. El juego no tiene que estar instrumentalizado necesariamente, basta con
que el niño juegue libremente para que aprenda. Es importante tener en cuenta que adultos y
pequeños aprendemos como consecuencia del juego, no jugamos para aprender.

El juego es una actitud que caracteriza casi cualquier actividad de la infancia, relacionado
directamente con el crecimiento y maduración del niño por los siguientes motivos:

se siente bien y se expresa con libertad.

 se relaciona socialmente con otros y en grupo.


 adquiere responsabilidades y capacidad de juicio.
 se integra en el mundo adulto.
 conoce características de su propia cultura.
 transforma la realidad y explora el mundo que le rodea.
 desarrolla la imaginación y la creatividad.

Según Josué Llull, profesor de la Universidad de Alcalá y autor de “El juego infantil y su
metodología”, la actividad lúdica contribuye al desarrollo de 6 aspectos fundamentales de
la personalidad del niño:
1. Físico-motor: aumenta la fuerza y el desarrollo muscular, además de ayudar a la
sincronización de movimientos, mejorando la precisión gestual y el lenguaje.
2. Intelectual: facilita la comprensión de situaciones, la anticipación de
acontecimientos, la resolución de problemas y la elaboración de estrategias.
3. Creativo: estimulando la imaginación, el pensamiento simbólico, y desarrollando
habilidades manuales.
4. Emocional: potenciando la asimilación y maduración de las situaciones vividas,
ayudando a superar aquellas de carácter traumático.
5. Social: aprendiendo las reglas de convivencia y participando en situaciones
imaginarias creadas y mantenidas colectivamente.
6. Cultural: imitando modelos de referencia del contexto social en que se desenvuelve
la vida cotidiana, que dependerá de factores como la zona geográfica, las
condiciones climáticas o la época histórica.
ACTIVIDADS DEL JUEGOS
El desarrollo infantil es un proceso que se da por etapas, unas más aceleradas que otras,
pero siempre de forma progresiva. El juego resulta siempre un gran estímulo. A partir de
los 3 años de edad comienza la escolarización. Este es un hecho que supone un cambio
evidente en la vida del niño y que, sin duda alguna, implica su desarrollo cognitivo,
emocional y social. Por ello, resulta conveniente saber en qué medida, los juegos para niños
de 3 a 5 años los favorecen.
Cuando un niño inicia la etapa escolar, comienza a interactuar con mayor frecuencia con
otros niños y esto les ayuda, de una manera u otra, tanto a desarrollar como adquirir nuevas
habilidades para la vida. Y si bien es cierto que, incluso la alfabetización se realiza mediante
actividades amenas, los juegos tienen un papel crucial en el día a día de los niños.
Los mejores juegos para niños de 3 a 5 años
1. El escondite

Prácticamente no hay niño que no disfrute este juego. Permite socializar pero también,
ubicarse y manejarse en el tiempo y el espacio. Por otra parte, cabe destacar que el
escondite es un juego que favorece el aprendizaje de los números, algo que resulta muy
conveniente para su pensamiento matemático. Asimismo, este juego ayuda a desarrollar
la toma de decisiones; ya que es necesario elegir dónde esconderse, por dónde comenzar a
buscar, por lo que también desarrolla la capacidad de crear estrategias de juego. Para ellos,
resulta un desafío divertido tanto recorrer un lugar buscando a otra persona como
esconderse.
2. Simón dice
Al igual que otros juegos para niños de 3 a 5 años, esta actividad busca divertir a los niños y ayudarlos
a socializar. En este juego en particular, lo principal es aprender a interpretar acciones, dar órdenes
y también saber acatarlas. Además, es un juego que sirve para estimular el lenguaje.

El juego es una actividad que ofrece muchas ventajas al desarrollo de los niños a nivel social,
cognitivo y emocional.

3. Los juegos de rol


Dentro de los juegos para niños de 3 a 5 años, evidentemente, se encuentran los de rol. El
hecho de tratar de imitar la vida de un adulto o un personaje en particular ayuda a los niños
a comprender el mundo y a tener contacto con los diferentes papeles de las personas. Por
ejemplo, entenderá que no es lo mismo jugar a ser maestro que doctor o policía.
No solo pueden jugar con profesiones reales, sino que también pueden basarse en
personajes de sus series o películas favoritas para inventar juegos divertidos. Ejemplos de
esta clase de juegos son: los piratas, los animales o, incluso, los seres mágicos.
4. Los juegos de inteligencia emocional
Es muy importante ayudar a los niños a identificar, conocer y gestionar
sus emociones. Lógicamente, una de las mejores formas de lograrlo es mediante juegos.
Por ejemplo, se puede elaborar carteles de cartulina con diferentes caras: de alegría,
tristeza, enfado, sorpresa, etcétera. Luego, se observan fotos o vídeos de personajes de
dibujos animados y se comienza a adivinar qué pueden estar sintiendo en ese momento.
Para hacerlo más divertido, se puede llevar una especie de anotación con los aciertos de
cada jugador. Aunque en este caso el marcador sea algo secundario, ayuda a que los niños
se motiven y concentren.
¿Y qué hay de las aplicaciones?
En la actualidad, la tecnología ocupa un lugar preponderante en la vida de las personas, en
especial, los dispositivos móviles. Y los niños no son ajenos a esta realidad. Desde muy
pequeños tienen contacto con la tecnología y aprenden a utilizar, de forma muy rápida, las
aplicaciones de juegos.
El secreto no está en prohibir su uso, sino en limitarlo y vigilar el tipo de contenidos. Tanto
para vídeos como para aplicaciones —ya sean gratuitos o tengan algún un coste— los
padres deben estar pendientes de lo que el niño aprende de ellos.
Está comprobado que el exceso del uso de móviles o videojuegos puede causar grandes
perjuicios madurativos, como por ejemplo el retraso en el habla. Por ende, la prevención y
la incorporación progresiva de estos aparatos es la mejor solución.
Queda claro que las opciones son muchas y muy variadas. Ciertos factores, como el espacio
o el clima, pueden incidir en la realización de los juegos para niños de 3 a 5 años, pero todos
se pueden adaptar a las circunstancias del momento. ¡Tómate un tiempo e inviértelo en
actividades divertidas para favorecer su desarrollo!

ACTIVIDADES DEL JUEGO DEFINICIÓN


Piaget (1986), "vincula la capacidad de jugar a la capacidad de representar o de simbolizar,
lo cual ocurre en el primer año de vida y se desarrolla durante el segundo y tercer año. Esta
etapa se caracteriza por el "imaginar o fingir" y es la base del desarrollo del juego social".
De esta manera lo planteado por Piaget, refuerza el hecho de que el juego permite
la enseñanza al niño de saberes que van a permitirle alcanzar de manera satisfactoria su
desarrollo optimo en las diferentes áreas de aprendizaje, especialmente en la que
comprende la motricidad fina.
Según Calderón (2005), define el juego infantil "es una actividad que puede abordarse
desde muchos puntos de vista, uno de ellos el educativo, con el juego el niño pone en
marcha los mecanismos de su imaginación, expresa su manera de ver el mundo que lo
rodea, de transformarlo, desarrolla su creatividad y le da la posibilidad de abrirse a los
demás". Es a través del juego que el docente puede llegar a enseñar a los niños en
edad preescolar de manera tal que active y mantenga su imaginación en todo momento y
lleve a la práctica dichos conocimientos de forma productiva y eficiente.
EI juego es un hecho. Se muestra como una realidad discutible al establecer sus principios,
pero innegable en cuanto a su realidad. Si se estudia referido a la primera y segunda
infancias, se hace más peculiar y vasto su tratamiento. Peculiar en cuanto a su
caracterización, distinta a la que tiene efecto en la ejecutoria del adulto. Más vasto porque,
prácticamente, ocupa los primeros años de la vida.
Tipos de Juegos
Constituyen una forma de relación muy constructivista y en este sentido los trabajos a
investigar se clasifican de acuerdo a las siguientes categorías:
Juego de descubrimiento: favorece el desarrollo intelectual a la capacidad de plantearse
problema de una manera creativa y de resolver los acuerdos a la capacidad de moverse en varios
estudios de desarrollo conceptual.

Juegos sociales: influyen en el desarrollo social y general, tiene que ver con la capacidad de
colaborar y cooperar con otras personas ayuda a la fluidez de la comunicación, aprender y
valorarse así mismo.
Juegos imaginativos: proporciona ocasiones de expresar emociones, actuar y resolver
aspectos problemáticos al momento de suceder, realizar deseos y ambiciones capacidad
imaginativa.
El juego creativo: desarrolla la destreza de coordinación pequeñas escalas, destrezas
de pensamiento conceptual, abstracto lateral, repuestas creativas a problemas y capacidad
para expresión y auto-expresión y la seguridad de ellos.
Motricidad Fina.
Algunos autores R. Rigal, Paolette y Pottman (2001) plantean que la motricidad no es la
simple descripción de conductas motrices y la forma en que los movimientos se modifican,
sino también los procesos que sustentan los cambios que se producen en dicha conducta.
Catalina G. (2001). La motricidad refleja todos los movimiento del ser humanos. Estos
movimientos determinan el comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6 años que se
manifiesta por medio de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los
movimientos naturaleza del hombre.
Importancia de la Motricidad Fina
Catalina G. (2001). "La motricidad refleja todos los movimiento del ser humanos. Estos movimientos
determinan el comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6 años que se manifiesta por medio
de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza del hombre".

Teniendo de esta manera que dicha habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno,
consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad
gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso
desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que
son inofensivos.

Los niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el juego es importante
para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que aprenden a conocer la vida jugando.

Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas por lo que
los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las cuales
podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños buscan, exploran, prueban y
descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz para la educación.

El juego es un ejercicio que realiza el niño para desarrollar diferentes capacidades:

 Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual
desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser
saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, otros., por el
ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
 Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños, colores,
texturas, otros.
 Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también
como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la
vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
 Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
 Forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita de un compañero.
 El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de
él y su entorno

Importancia del Juego.


La actividad más importante de un niño en edad preescolar es el juego. Es la manera
específica en que el niño conquista su medio ambiente. Mientras juega adquiere
conocimientos y técnicas que tendrán gran valor en su actividad escolar y, más tarde, en la
vida, en el trabajo. Al jugar, el niño desarrolla formas de conducta importantes para su
actitud hacia el aprendizaje y la comunicación social. Es por eso que se puede afirmar que
el juego determina el desarrollo completo del individuo.
Los niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el juego es
importante para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que aprenden a
conocer la vida jugando.
Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas por lo que
los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las
cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños buscan, exploran,
prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz para la
educación.
El juego es un ejercicio que realiza el niño para desarrollar diferentes capacidades:
Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual
desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser
saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, otros., por el ejercicio
que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños, colores,
texturas, otros.
Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también
como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la
vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
Forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita de un compañero.
El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de
él y su entorno
Los niños deben disfrutar de sus juegos y recreaciones y deben ser orientados hacia fines
educativos para así conseguir el máximo beneficio. En un inicio, los niños sólo se
desenvuelven por la percepción inmediata de la situación, hacen lo primero que se les viene
a la mente, pero este tipo de acción tiene sus límites sobretodo cuando hay problemas;
mediante el juego el niño aprende a desenvolverse en el ambiente mental, utilizando el
pensamiento para ir más allá del mundo externo concreto, logrando guiar su conducta por
el significado de la situación obligándolo y motivándolo a desarrollar estrategias para la
solución de sus problemas. A partir de los dos años de edad, el niño comienza una nueva
etapa de juego utilizando su experiencia anterior para conseguir nuevos aprendizajes más
elaborados debido a que la naturaleza de sus juegos cambiará porque está desarrollando
su capacidad para pensar el sus nuevos descubrimientos, comienza a comunicarse
fluidamente, amplia su vocabulario y cuenta con un mejor dominio de su cuerpo
(motricidad gruesa y fina), haciendo que busque nuevas experiencias, compañeros de juego
para desenvolver su imaginación participando más en el mundo de los adultos.
La etapa escolar significa otro escalón en el progreso de sus juegos, ahora juegan en el
colegio y al llegar a casa siguen jugando y poniendo en práctica lo que han vivido y
aprendido en el colegio, imitando la realidad, representando por medio del juego simbólico
todo lo que han vivido o quieren vivir, permitiéndoles exteriorizar sus emociones: alegrías,
sentimientos, momentos difíciles, frustraciones, otros.

Tipos de Juegos
De la misma manera que no se puede hablar de conductas infantiles en general, sino de las
que corresponden a cada etapa del desarrollo, tampoco pueden englobarse todos los
juegos del niño en una sola categoría. Por el contrario, hay tal diversidad de ellos que se
hace difícil su clasificación.
Un primer intento de sistematización de las distintas variedades de actividades lúdicas
podría ser el propuesto por Wolff, quien partiendo del criterio de Buytendijk en el sentido
de que siempre se juega con algo, distinguió los juegos que se valen de objetos reales de
aquellos otros que lo hacen con objetos imaginarios. Sobre el particular diremos que no hay
que sobrevalorar el realismo de tales objetos, pues jamás alcanzan el significado que
podemos atribuirle los adultos. En este sentido es bueno recordar que dado el franco
predominio de la asimilación en esta actividad infantil, una ramita de árbol es equiparable
a un juguete sofisticado, al que en ocasiones puede sustituir sin desventaja alguna. Wolff
nos informa también que los materiales de construcción son los predilectos de los niños en
la etapa preescolar.
Algo más adelante surgen los denominados "juegos hedonísticos", basados tan sólo en la
obtención de placer sensorial o motriz. En realidad este tipo de juego no desaparece nunca
sino que pasa a integrarse con los otros como uno de sus componentes básicos.
Inmediatamente aparecen los "de construcción", regidos al principio por la exploración de
la propia motricidad, y luego -gracias a ella- puestos al servicio de la necesidad de orden y
exploración del medio exterior. Superpuestos a los anteriores pueden observarse los "de
regla arbitraria", progresivamente infiltrados en los "de imitación", hasta desembocar
ambos en los "de desarrollo dramático".
Progresiva e insensiblemente los juegos van organizándose de acuerdo a ciertas reglas, que
en un principio son extremadamente simples. Ante todo aparecen los recién mencionados
"de imitación" (jugar al papá y a la mamá, a la maestra, a ser determinados animales,
personajes, y hasta objetos). Tales actividades imitativas se desarrollan hasta culminar en
los juegos "grupales" y los "dramáticos".
La forma más compleja de actividad lúdica es la que se rige por reglas estables. Dichas reglas
se van imponiendo progresivamente sobre la impulsividad infantil, la cual es responsable
de que, por lo menos en un comienzo, los jugadores necesiten la intervención de los adultos
o de niños más grandes para el sostenimiento del cuerpo normativo. Poco a poco esta
presencia será sustituida por la imitación, y luego por la identificación, con lo que las reglas
terminan siendo asumidas por cada uno de los participantes, y por el grupo+
CARACTERÍSTICAS

 Es libre.
 Organiza las acciones de un modo propio y específico.
 Ayuda a conocer la realidad.
 Permite al niño afirmarse.
 Favorece el proceso socializador.
 Cumple una función de desigualdades, integradora y rehabilitadora.
 En el juego el material no es indispensable.
 Tiene unas reglas que los jugadores aceptan.
 Se realiza en cualquier ambiente
 Ayuda a la educación en niños.
 Función del juego en la infancia
 El juego es útil y es necesario para el desarrollo del niño en la medida en que éste
es el protagonista.
 La importancia de la utilidad del juego puede llevar a los adultos a robar el
protagonismo al niño, a querer dirigir el juego. La intervención del adulto en los
juegos infantiles debe consistir en:
Facilitar las condiciones que permitan el juego. Estar a disposición del niño No dirigir ni
imponer el juego. El juego dirigido no cumple con las características de juego, aunque el
niño puede acabar haciéndolo suyo.
El juego permite al niño:
 Que se mantenga diferenciado de las exigencias y limitaciones de la realidad externa.
 Explorar el mundo de los mayores sin estar ellos presentes.
 Interactuar con sus iguales.
 Funcionar de forma autónoma.
 El juego siempre hace referencia implícita o explicita a las relaciones entre infancia,
diversión y educación.

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