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Karl Gross
Karl Gross
BIOGRAFIA
Las dirigidas a cubrir necesidades básicas. (Normalmente cubierta o satisfecha por los
progenitores).
Las que tienen como objetivo que los órganos adquieran un cierto grado de madurez mediante la
práctica.
“Para Gross la importancia del juego se fundamenta en que no jugamos porque somos
niños, sino que se nos ha dado la niñez para que podamos jugar.” La infancia tendría así un
sentido definido al tratarse de una etapa en la que el juego, en su papel de preejercicio
preparatorio, activará y madurará el desarrollo de las funciones psicológicas superiores de
las que la imaginación juega un papel importante. Otra de las aportaciones de Gross es la
función simbólica del juego sobre la base del preejercicio. La “función simbólica” se basa en
que del preejercicio nacerá el símbolo al planear que el perro que agarra a otro activa su
instinto y hará la ficción. Desde esta perspectiva, hay “ficción simbólica” porque el
contenido de los símbolos es inaccesible para el sujeto (no puede cuidar bebes de verdad,
pero actúa “como si” lo fuera con sus muñecos). Una de las primeras y más precisas
clasificaciones de los juegos es la establecida por Gross hace más de 100 años, que distingue
varias categorías de juegos:
El juego es un elemento central en la vida de los niños, dado que permite desarrollar muchas
capacidades, tanto de manera independiente como en su interacción con los demás.
Veamos qué afirmaba el famoso psicólogo Lev Vygotski sobre este tema.
Lev Semiónovich Vygotski fue un psicólogo ruso precursos de muchos campos en su
especialidad. Fundamentalmente, se destacó en la psicología del desarrollo. Sobre esta,
Vygotski afirmaba que el desarrollo de las personas solo es alcanzable a través de la
interacción social. Uno de los elementos clave en este ámbito es el juego, sobre el que
planteó innovadoras teorías.
Vygotski planteaba que el desarrollo consiste en la interiorización de instrumentos de la
cultura, como el lenguaje, a través justamente de esta interacción con los demás humanos.
Uno de los conceptos clave de la teoría de Vygotski es la zona de desarrollo próximo
(ZDP). Esta consiste en la ayuda que un humano recibe de parte de otros, sean tutores o
pares, que le permiten extender sus posibilidades de desarrollo.
No es lo mismo lo que un niño puede aprender por cuenta propia que aquello que incorpora
mediante la interacción. Esto tiene que ver con la resolución de problemas, la interpretación
de acontecimientos o el aprendizaje de símbolos, entre muchas otras cosas. En la relación
con los otros, además, hay que considera también los factores socio-culturales.
¿Qué dice Vygotski del juego?
Vygotski otorgó al juego un papel central nunca antes dado como promotor del desarrollo
mental. Para él, las capacidades del niño podían ser perfeccionadas mediante las
actividades lúdicas.
La principal ventaja del juego es que el niño pone en práctica estas capacidades casi sin
darse cuenta. Además, como lo hace de manera divertida, sin esfuerzo y conscientemente,
su dedicación y frecuencia son mucho mayores que para otros tipos de ejercicios.
Vygotski define a la zona de desarrollo próximo como la distancia entre el nivel de desarrollo
cognitivo real, la capacidad adquirida hasta ese momento para resolver problemas sin la
ayuda de otros. El nivel de desarrollo potencial, o la capacidad de resolver los problemas
con la orientación, de un adulto o de otros niños, más experimentado.
¿Cuáles eran esas habilidades a las que este psicólogo se refería? Estas son las que se
destacan en sus argumentos:
LENGUAJE
Como señalamos antes, para Vygotski el lenguaje oral y escrito era la base del desarrollo de
una persona. A través de este es posible la comunicación y, por ende, la transmisión de
conocimientos que le permiten absorber aspectos propios de una cultura.
AUTOCONTROL
Jugar no implica solamente divertirse, también tiene obligaciones.Ellas tienen la misión de
que un juego se organice y que todos sus participantes adopten el rol que se pretende para
realizarlo con eficacia.
Por ejemplo, en una carrera de velocidad, los niños en la línea de partida desean salir
corriendo cuanto antes para llegar primeros. No obstante, al conocer las reglas de las
carreras, saben que no pueden hacerlo hasta que no se dé la orden.
REALIZACIÓN DE DESEOS MEDIANTE LA IMAGINACIÓN
En uno de sus escritos, Vygotski comentaba el ejemplo de un niño de tres años que quiere
montar a caballo. Como no puede, lo que hace es tomar una vara y hacer como que es un
caballo. Es decir, mediante el juego concreta imaginariamente una acción imposible para
sus habilidades.
A través de este proceso, el niño extrae el significado del caballo mediante un pivote, que
es la vara. Así, se comienza a transformar la estructura psicológica que determina su
relación con la realidad.
VISIÓN DEL MUNDO
Aunque nosotros los veamos como simples banalidades imaginarias, los juguetes y los roles
que los niños asumen en ellos les ayudan a formar su visión del mundo.
Cuando juegan a los maestros, los obreros o los policías, los niños poco a poco van dándose
cuenta de la función de estos en la sociedad.
Además, incorporan nociones como la responsabilidad, el valor de cumplir con el deber y
las exigencias por lo que los demás esperan de sí.
Es un claro reflejo del interés creciente del niño por las actividades de los adultos y por el
mundo que los rodea. Abandonan, así, su carácter egocéntrico, por lo menos parcialmente.
MEMORIA Y ATENCIÓN
Estos son dos procesos psicológicos elementales, de acuerdo a la propia clasificación de
este psicólogo. Mediante el juego, los niños desarrollan estas capacidades.
Como es una actividad que les atrae, su atención se centra con exclusividad en ella. Por otro
lado, la memoria es fundamental para recordar sus componentes básicos: reglas, roles,
ubicaciones o cualquier otra cosa que haga falta.
Como conclusión, se puede extraer que para Lev Vygotski el juego constituye una herramienta
fundamental en su desarrollo cognitivo.
A través de este construye nuevos conocimientos, regula sus emociones y forja sus relaciones con
los demás. El juego permite, asimismo, extender y expresar su visión del mundo que habita.
BERNARD AUCOUTURIER : (EDAD 82 AÑOS) NACIONALIDAD: FRANCESA
Para mí, la Práctica Psicomotriz Aucouturier abre una puerta que conduce hacia un espacio donde
por fin cada niño realmente puede aprender jugando. Jugando de verdad, a lo que él quiera y como
él quiera, respetando únicamente unas pocas normas de convivencia. Y no sólo jugando sino además
a su propio ritmo. Es el único espacio en el que de verdad he visto estas grandes premisas de la
Educación Infantil dibujadas ante mis ojos. Y a la vez, la actividad por la que he sentido la motivación
más intensa por parte de los propios niños. Y no es para menos. Es el único espacio en el que se les
permite demostrar sus capacidades, tanto físicas como cognitivas, y mostrarse tal y como son; en el
que pueden romper ese orden artificial, tan alejado de sus características psicológicas, que todavía
impera en la Educación Infantil; en el que realmente tienen libertad y en el que no importa el caos
que se genere; el único lugar donde pueden de verdad elegir su forma de relacionarse y de actuar
en función de su estado emocional, puesto que a nadie le va a molestar que no participen, que lo
hagan muy activamente, que se pasen la mayoría del tiempo tumbados, o incluso escondidos.
Pero si no quieres quedarte en la superficie, sino que te gustaría indagar un poco sobre
cómo funciona y por qué, sigue leyendo ;)
La Práctica Psicomotriz Educativa es una metodología o práctica nacida en Francia en la
década de los 70, que está basada en el concepto de psicomotricidad concebido como el
proceso de maduración que corresponde a un periodo del desarrollo infantil en el cual la
sensoriomotricidad es inseparable de la génesis de los procesos psíquicos conscientes e
inconscientes, es decir, con la generación del pensamiento. Estamos hablando de aquel
momento en el que el niño necesita del movimiento para poder pensar, o incluso, en
momentos tempranos, la propia acción se identifica como pensamiento. Se trata de un
periodo básico para el desarrollo de la personalidad, de la futura manera de pensar y actuar,
por lo que parece evidente que la creación de un marco metodológico y pedagógico
adecuado para que el movimiento pueda desarrollar el pensamiento es vital.
Fue Bernard Aucouturier quien ideó este marco para la práctica de la psicomotricidad en
las escuelas infantiles, lo que hoy conocemos como Práctica Psicomotriz Educativa, gracias,
eso sí, a las aportaciones de varios predecesores, que fueron acotando el concepto de
psicomotricidad y relacionando el movimiento con la producción de pensamiento. Entre
ellos se encontró Julián de Ajuriaguerra, neuropsiquiatra y psicoanalista vasco, pionero en
vincular lo afectivo como generador de maduración neurológica; pero sobre todo Jean
Piaget, Henri Wallon i Sigmund Freud.
PARA QUE PONGÁIS CARA AL SEÑOR BERNARD AUCOUTURIER
Estos autores, entre otros, nos muestran la existencia de una relación consistente entre el
movimiento y el desarrollo de la cognición, y que la educación del movimiento no sirve sólo para el
entrenamiento del mismo, para el placer o para la salud física. Cuerpo y mente se unen en la
psicomotricidad de manera que los contenidos motrices se convierten en medios para el desarrollo
de funciones superiores como el pensamiento, la comunicación, la afectividad o la creatividad. Por
tanto, hemos de pensar en la Práctica Psicomotriz como una metodología que favorece que el niño
experimente a través del movimiento, perciba su propio cuerpo y construya su propia
identidad, facilitando el estímulo de los procesos que abren a la comunicación, la expresión, a la
simbolización y a la descentración, factores todos ellos necesarios para acceder al pensamiento
operacional. Es por ello que, como diría el propio Bernard, “se propone a los niños y niñas desde el
periodo evolutivo en el que hacer es pensar hasta el periodo en el que pensar es sólo pensar el hacer
y más allá del hacer, aproximadamente hasta los 7 años”. De la misma manera que las actividades
físicas que se practican habitualmente en la etapa de primaria no tienen cabida en la
psicomotricidad infantil, esta práctica psicomotriz tampoco tendría sentido en el momento en el
que los niños ya han superado el estadio preoperacional. Por tanto, los objetivos de esta
psicomotricidad o práctica psicomotriz, según el propio Aucouturier, son: ayudar a los niños en su
desarrollo de la función simbólica (es decir, de la capacidad de representación), y favorecer el
desarrollo de los procesos de segurización y de descentración indispensables para acceder al
pensamiento operatorio y al placer de pensar, todo ello a partir del placer que les proporciona el
movimiento y el juego libre. De esta manera, la práctica psicomotriz se constituye como una práctica
preventiva y educativa, uno de los medios fundamentales para ayudar al niño a vivir más
armónicamente su itinerario madurativo. Así, como decía unos párrafos más arriba, se hace
necesaria la implantación de un marco metodológico que haga todo esto posible. Es aquí donde
Bernard Aucouturier nos ofrece una solución en forma de itinerario que el niño recorre hacia su
maduración mental, y no sólo eso sino que además propone un recorrido ajustado al proceso
madurativo de cada niño, para lo que se establece una distribución de espacios en la sala de
psicomotricidad, la diferenciación de una serie de momentos o fases mediante
ciertas estrategias que dirigirán las sesiones, y unas actitudes concretas por parte del
psicomotricista, todo ello dirigido a favorecer el paso “del placer de hacer al placer de pensar”, en
palabras del señor Aucouturier. Pese a que los dispositivos cambian con la edad de los niños para
que pueda tener lugar esa deseada adaptación al estadio madurativo de las criaturas que son objeto
de desarrollo, aquí se hablará únicamente de la adaptación para niños a partir de 3 años, puesto
que en edades anteriores, sinceramente, no tengo demasiada idea.
En esta fase el psicomotricista acoge a los niños, que se sientan en bancos, visualizando la
sala y si es posible ante un espejo donde se puedan ver todos juntos. Se recuerdan
las normas que han de respetar: básicamente no hacerse daño y no hacer daño a los demás,
así como respetar los materiales. Se recuerda la sesión anterior (lo que nos gustó, la
evolución de las competencias que se observó, así como lo que no nos gustó, puesto que se
trata de cosas que limitan la evolución del grupo), y se anticipa lo que ocurrirá la sesión
actual. Lo ideal es que en este proceso sean los niños quienes intervengan, con el
psicomotricisa en el papel de guía.
FASE DE EXPRESIVIDAD MOTRIZ
El ritual de entrada da paso a la fase de expresividad motriz, en la que los niños se preparan
para derribar un muro o castillo construido por el adulto mediante todas las piezas
geométricas de gomaespuma presentes en la sala.
Para ayudar a que se produzca este itinerario natural, es decir, el paso de los juegos de
segurización superficial (o sensoriomotrices) a los juegos de segurización profunda (o
simbólicos), el psicomotricista suele dividir esta fase en dos, marcando la transición
mediante la adición de material pensado para impulsar la simbolización aunque muy poco
figurativo, como telas, cuerdas… de manera que sean los propios niños quienes elijan
utilizarlo de manera más sensorial o más simbólica. Según su nivel de madurez, los niños
usarán las cuerdas para jugar a tirar de ellas, o para simular que les ataca una serpiente.
Un prisma de gomaespuma puede servir para saltar encima de él, pero también para
imaginar que vamos en coche…
DEFINICIÓN DEL JUEGO
El juego es una actividad fundamental para el desarrollo integral de las personas. Su práctica
fomenta la adquisición de valores, actitudes y normas necesarias para una adecuada convivencia.
Todos nosotros hemos aprendido a relacionarnos con nuestro ámbito familiar, material, social y
cultural a través del juego. Se trata de un concepto muy rico, amplio, versátil, elástico y ambivalente
que implica una difícil categorización. Etimológicamente, los investigadores refieren que la palabra
juego procede de dos vocablos en latín: "iocum y ludus-ludere" ambos hacen referencia a broma,
diversión, chiste, y se suelen emplear indistintamente junto con la expresión actividad lúdica. Se
han formulado innumerables definiciones sobre el juego, así, el Diccionario de la Real Academia
Española lo contempla como un ejercicio recreativo sometido a reglas en el cual se gana o se pierde.
Sin embargo, la propia polisemia de éste y la subjetividad de los diferentes autores implican que
cualquier definición no sea más que un acercamiento parcial al fenómeno lúdico (Paredes, 2002, p.
21). Se puede afirmar que el juego, como cualquier realidad sociocultural, es imposible de definir
en términos absolutos y, por ello, las definiciones describen algunas de sus características. A
continuación, exponemos algunas de las definiciones aportadas por diferentes autores: Viciana y
Conde (2002, p. 83) definen el juego como “un medio de expresión y comunicación de primer orden,
de desarrollo motor, cognitivo, afectivo, sexual, y socializador por excelencia”. Para estos autores,
el juego es un elemento clave para el desarrollo de las potencialidades afectivas, sensoriomotrices,
cognitivas, relacionales y sociales del niño. Para Carmona y Villanueva (2006, p. 11) el juego es “un
modo de interactuar con la realidad, determinado por los factores internos (actitud del propio
jugador ante la realidad) de quien juega con una actividad intrínsecamente placentera, y no por los
factores externos de la realidad externa”. En el adulto el mundo exterior se convierte en meta de
nuestras acciones, con la que logramos unos resultados; en el juego existe un predominio de los
medios (subjetivos) sobre los fines (objetivos). En otros términos, podríamos decir que en la vida
cotidiana la mayor parte de las actividades que se realizan constituyen un medio para conseguir una
meta determinada, mientras que el juego constituye un fin en sí mismo, ya que la acción lúdica
produce placer, alegría y satisfacción al ejecutarla, al igual que el arte, el juego posee una ejecución
que sólo tiene como finalidad realizarse en sí mismo. Según Garaigordobil y Fagoaga (2006, p.
18), el juego es “una actividad vital en indispensable para el desarrollo humano”, ya que
contribuye de forma relevante al desarrollo integral del niño durante su infancia. El juego
es una necesidad vital, porque el niño necesita acción, manejar objetos, relacionarse con
otros niños, y esto precisamente es lo que hace en el juego. Para estos autores, el juego
infantil subyacente en los programas de juego cooperativo se define desde siete
parámetros o características: placer, libertad, proceso, acción, ficción, seriedad y esfuerzo
El juego se puede definir como una actividad placentera, libre y espontánea que se realiza
con el fin de disfrutar, y ayuda al niño a conocerse a sí mismo, a relacionarse con los demás
y a comprender el mundo que le rodea.
CARACTERÍSTICAS DEL JUEGO
El juego es libre: Se trata de una actividad espontánea, no condicionada por refuerzos o
acontecimientos externos. Esa especie de carácter gratuito, independiente de las
circunstancias exteriores, constituye un rasgo sobresaliente del juego. Su contrapartida en
el organismo es que el juego produce placer por sí mismo, independientemente de metas
u objetivos externos que no se marca. Este sería su segundo rasgo.
El juego produce placer: El carácter gratificador y placentero del juego ha sido reconocido
por diferentes autores que, con matices diferentes, señalan la satisfacción de deseos
inmediatos que se da en el juego o el origen de éste precisamente en esas necesidades, no
satisfechas, de acciones que desbordan la capacidad del niño.
El juego puede diferenciarse de los comportamientos serios con los que se relaciona: El
juego tiene un modo de organizar las acciones que es propio y específico. La estructura de
las conductas serias se diferencia en algunos casos de la de las conductas de juego por la
ausencia de alguno de los elementos que exhibirá la conducta seria. Pensemos en las
diferencias entre las conductas lúdicas de peleas en diferentes especies de mamíferos y las
propiamente agresivas, por ejemplo en los perros.
En otros casos las diferencias aparecen por la presencia de elementos que son
característicos del juego. Por ejemplo la cara de juego de los chimpancés, esa especie de
sonrisa-mueca.
En el juego predominan las acciones sobre los objetivos de las mismas: Dicho de otro
modo, en el juego lo importante son los medios, no los fines. Es uno de los rasgos más
aceptados como definitorios de la conducta de juego. En el desarrollo individual el juego no
puede aparecer más que en la medida en la que se manifiesta también la inteligencia o la
adaptación seria. En la medida en que el mundo exterior se convierte en meta de nuestras
acciones, en objetivo de manipulación y conocimiento, las acciones son instrumentos para
lograr esos resultados exteriores. El juego comienza a diferenciarse por mantener como
objetivo o meta las propias acciones que lo constituyen.
El juego es una actitud ante la realidad y ante el propio comportamiento: Se trata, en efecto,
de una actividad que sólo cabe definir desde el propio organismo inmerso en ella. Es
observable, posible de identificar desde fuera, susceptible de análisis científico. Sin
embargo su carácter lúdico viene determinado desde el sujeto que juega no desde el
observador que lo analiza. Quizás como consecuencia de todas las características
mencionadas anteriormente se pueda concluir que el juego es un modo de interactuar con
la realidad que viene determinado por factores internos de quien juega y no por las
condiciones y las circunstancias de la realidad externa. Esta última puede, indudablemente,
modular e influir en el juego pero éste se define más como una actitud ante la realidad del
propio jugador. Esto es muy importante tenerlo en cuenta a la hora de valorar la
importancia que tiene el juego en el desarrollo del niño y el posible papel que puede
desempeñar el adulto en los juegos infantiles.Otras características son:
- El juego implica actividad
- El juego se desarrolla en una realidad ficticia
- Todos los juegos tienen una limitación espacial y temporal
- El juego es algo innato
- El juego permite al niño o la niña afirmarse
- El juego favorece el proceso de socialización
- El juego cumple una función compensadora de desigualdades, integradora,
rehabilitadora
- En el juego los objetos no son necesarios
EVOLUCIÓN DE LOS JUEGOS
Comenzaremos por describir los principales tipos de juego siguiendo el orden cronológico
de su aparición a lo largo de la vida de los niños. Una de las propuestas más antiguas permite
distinguir los juegos individuales de los colectivos o sociales. La que utilizamos aquí para
describir los diferentes tipos de juegos y su progresiva aparición a lo largo del desarrollo
infantil es la utilizada originalmente por Piaget. A pesar de las críticas que su concepción del
juego ha recibido desde diferentes posiciones teóricas, continúa siendo la clasificación más
completa y la que ofrece una mayor coherencia con cuanto conocemos actualmente del
desarrollo infantil.
TIPOS DE JUEGOS - CLASIFICACIÓN:
JUEGOS MOTORES Y DE INTERACCIÓN SOCIAL: El juego comienza a ser una actividad en los
niños pequeños desde los primeros meses de vida. Ya en estos momentos cabe hablar de
diferentes tipos de Juego y de funciones distintas. Los primeros juegos, llamados motores,
van apareciendo con el control que el niño logra de su propio cuerpo: agarrar, chupar,
golpear, etc. Propios de los dos primeros años de vida. A medida que el niño crece, aumenta
la dificultad y el riesgo de lo que le divierte. Entre los primeros objetos por los que se
interesa ocupa un lugar destacado la madre, que se comporta de modo muy diferente a
como reaccionan los objetos físicos que explora el pequeño. Por ello, si hablamos de juegos
motores para referirnos a ese continuo ejercicio que el niño realiza con los esquemas que
ha ido construyendo, habría que hablar de esos peculiares objetos que constituyen los otros
seres humanos y que los pequeños exploran en el contexto de la interacción. Estos primeros
juegos de interacción social (dar palmas, identificar y nombrar los dedos de una mano,
esconderse y reaparecer...) experimentan una curiosa evolución. En un primer momento,
el adulto les lleva las manos, les oculta, les hace reaparecer. En pocos meses el pequeño
tomará la iniciativa, y será él quien identifique y nombre los dedos del adulto o quien
pretenda sorprenderle con su reaparición súbita en un juego de cu-cu-tras-tras. Este cambio
es posible porque el niño ha podido captar la estructura de la interacción en la que ambos
jugadores desempeñan actividades complementarias.
JUEGO DE FANTASÍA O DE FICCIÓN
Hacía los dos años los niños empiezan a poder representar aquello que no está presente. El
lenguaje, que también se inicia en esta edad, ayudará a esta nueva capacidad de
representación. Del mismo modo el juego presenta un cambio profundo. Aparecen los
juegos de ficción, los objetos se transforman para simbolizar otros que no están presentes:
una muñeca que representa una niña, un palo que hace de caballo...
Entre los dos y los siete años estos juegos de ficción alcanzarán su apogeo, se convertirán
en complejos guiones, interpretados en colaboración con otros niños y para cuyo desarrollo
utilizarán cuantos elementos encuentren a mano.
Aunque hay distintos tipos de juego, se suele considerar el de ficción, o de fantasía, como
el más típico de la infancia.
Muchos de los objetos que llamamos juguetes (muñecas, soldados, animales...) se
construyen para apoyar y potenciar este tipo de actividades de los niños. Jugar a fingir
consiste en pretender situaciones y personajes como si estuvieran presentes.
Para entender los cambios que sufre el propio entorno físico y social del niño conviene
recordar que, al crecer y adquirir una mayor autonomía respecto del adulto, las actitudes
del adulto y su forma de relacionarse con él también sufren profundas transformaciones.
Con el desarrollo motor se amplía el campo de acción del niño, se le permite o se le pide
participar en tareas que antes le estaban vedados. Ahora bien será, sobre todo, la
adquisición de la función semiótica (capacidad de representar una cosa por otra) la que
suscitará la aparición de mundos y personajes nuevos, creados por medio del lenguaje. A
partir de ahora, se zambullirá en este nuevo tipo de juegos: los de ficción.
Convendría señalar que el juego simbólico reúne dos particularidades interesantes. En
primer lugar se trata del juego por antonomasia. La identificación que se produce entre
infancia y juego asimila la idea de juego al de ficción, como el más característico de esta
etapa de la vida. Pero además, y también debido a sus características, ha constituido un
terreno especialmente abonado para importantes debates teóricos sobre el
funcionamiento psicológico.
Buena parte de estos primeros juegos de ficción son individuales o, si se realizan en
presencia de otros niños, equivalen a lo que se ha llamado juego en paralelo, en el que cada
jugador desarrolla su propia ficción con esporádicas alusiones al compañero para informarle
o pedirle que ratifique aspectos muy generales del mismo. A esta ausencia de cooperación
entre jugadores se refiere Piaget cuando define el juego simbólico como egocéntrico,
centrado en los propios intereses y deseos de cada jugador particular.
A pesar de ello no siempre se caracteriza por la impermeabilidad a las acciones y
sugerencias de los demás compañeros de juego.
El análisis de las conversaciones infantiles mientras juegan muestra que, desde una edad
muy temprana, los niños diferencian claramente las actividades que son juego de las que
no lo son y que, cuando la situación es ambigua, recurren al lenguaje para hacérsela
explícita unos a otros. En unas ocasiones lo que se comunica es el propio carácter fingido
de cuanto sigue a ese acuerdo.
El niño interpretaría literalmente aquello que sólo tiene valor en el mundo de la ficción, o
conferiría un carácter puramente tabulado a elementos del mundo real (desde conductas
intrascendentes, como tratar de beber de un vaso vacío que se pretende lleno de agua,
hasta otras gravemente peligrosas como emular las acciones de personajes como Tarzán o
Supermán, manipular armas, etc.).
Los temas de juego, que permiten la coordinación de los diferentes papeles interpretados
por cada jugador, suelen ser negociados tanto en el momento de iniciarse el juego come en
el curso de su puesta en escena y, por simples que sean, cada vez que se produzca un
conflicto de intereses o una comunicación ambigua entre los jugadores que necesite
restablecer el significado de los papeles, de los objetos en que se apoyan las acciones y de
la situación.
Nuevamente vemos cómo el lenguaje tiene especial importancia en el desarrollo de estos
juegos de ficción. Se podrían establecer dos grandes categorías respecto a los temas o
contenidos de estos juegos. Unos estarían constituidos por una especie de resumen o
versión simplificada de la realidad social, observada o experimentada, por los propios niños.
Ej.: Jugar a las casitas, a las tiendas, a los colegios..., sólo exigiría de los jugadores una
actualización de esos modelos, una especie de evocación en voz alta de los roles y las
Interacciones entre ellos, similares a las que se producen en las situaciones de la vida real.
Cabe señalar dos requisitos necesarios para poder establecer esa representación
compartida, dentro de la cual pueda desarrollarse el juego y el rol de cada jugador:
- Que los participantes dispongan de una representación de algún suceso parecido,
recogido de la propia experiencia.
Las primeras construcciones se supeditan a los juegos motores; meter y sacar objetos, derribar
torres, insertar piezas. En la etapa de los juegos de ficción el niño construye aquello que mejor apoya
los guiones de sus juegos: castillos, casitas, granjas, etc. La fidelidad a un modelo externo está
supeditada a la función que lo construido tiene en el desarrollo del Juego en cuestión.
Cuando el modelo externo se convierte en el objetivo prioritario (grúas que funcionen, por ejemplo)
la actividad infantil deja de ser juego y se acerca a la actividad seria de los adultos, resultando
satisfactoria sólo en la medida en que logra el propósito inicial. Conservando buena parte de la
capacidad creativa del juego, al realizar este tipo de construcciones tan reales, el niño se adentra en
el trabajo.
IMPORTANCIA DEL JUEGO
El juego es una actitud que caracteriza casi cualquier actividad de la infancia, relacionado
directamente con el crecimiento y maduración del niño por los siguientes motivos:
Según Josué Llull, profesor de la Universidad de Alcalá y autor de “El juego infantil y su
metodología”, la actividad lúdica contribuye al desarrollo de 6 aspectos fundamentales de
la personalidad del niño:
1. Físico-motor: aumenta la fuerza y el desarrollo muscular, además de ayudar a la
sincronización de movimientos, mejorando la precisión gestual y el lenguaje.
2. Intelectual: facilita la comprensión de situaciones, la anticipación de
acontecimientos, la resolución de problemas y la elaboración de estrategias.
3. Creativo: estimulando la imaginación, el pensamiento simbólico, y desarrollando
habilidades manuales.
4. Emocional: potenciando la asimilación y maduración de las situaciones vividas,
ayudando a superar aquellas de carácter traumático.
5. Social: aprendiendo las reglas de convivencia y participando en situaciones
imaginarias creadas y mantenidas colectivamente.
6. Cultural: imitando modelos de referencia del contexto social en que se desenvuelve
la vida cotidiana, que dependerá de factores como la zona geográfica, las
condiciones climáticas o la época histórica.
ACTIVIDADS DEL JUEGOS
El desarrollo infantil es un proceso que se da por etapas, unas más aceleradas que otras,
pero siempre de forma progresiva. El juego resulta siempre un gran estímulo. A partir de
los 3 años de edad comienza la escolarización. Este es un hecho que supone un cambio
evidente en la vida del niño y que, sin duda alguna, implica su desarrollo cognitivo,
emocional y social. Por ello, resulta conveniente saber en qué medida, los juegos para niños
de 3 a 5 años los favorecen.
Cuando un niño inicia la etapa escolar, comienza a interactuar con mayor frecuencia con
otros niños y esto les ayuda, de una manera u otra, tanto a desarrollar como adquirir nuevas
habilidades para la vida. Y si bien es cierto que, incluso la alfabetización se realiza mediante
actividades amenas, los juegos tienen un papel crucial en el día a día de los niños.
Los mejores juegos para niños de 3 a 5 años
1. El escondite
Prácticamente no hay niño que no disfrute este juego. Permite socializar pero también,
ubicarse y manejarse en el tiempo y el espacio. Por otra parte, cabe destacar que el
escondite es un juego que favorece el aprendizaje de los números, algo que resulta muy
conveniente para su pensamiento matemático. Asimismo, este juego ayuda a desarrollar
la toma de decisiones; ya que es necesario elegir dónde esconderse, por dónde comenzar a
buscar, por lo que también desarrolla la capacidad de crear estrategias de juego. Para ellos,
resulta un desafío divertido tanto recorrer un lugar buscando a otra persona como
esconderse.
2. Simón dice
Al igual que otros juegos para niños de 3 a 5 años, esta actividad busca divertir a los niños y ayudarlos
a socializar. En este juego en particular, lo principal es aprender a interpretar acciones, dar órdenes
y también saber acatarlas. Además, es un juego que sirve para estimular el lenguaje.
El juego es una actividad que ofrece muchas ventajas al desarrollo de los niños a nivel social,
cognitivo y emocional.
Juegos sociales: influyen en el desarrollo social y general, tiene que ver con la capacidad de
colaborar y cooperar con otras personas ayuda a la fluidez de la comunicación, aprender y
valorarse así mismo.
Juegos imaginativos: proporciona ocasiones de expresar emociones, actuar y resolver
aspectos problemáticos al momento de suceder, realizar deseos y ambiciones capacidad
imaginativa.
El juego creativo: desarrolla la destreza de coordinación pequeñas escalas, destrezas
de pensamiento conceptual, abstracto lateral, repuestas creativas a problemas y capacidad
para expresión y auto-expresión y la seguridad de ellos.
Motricidad Fina.
Algunos autores R. Rigal, Paolette y Pottman (2001) plantean que la motricidad no es la
simple descripción de conductas motrices y la forma en que los movimientos se modifican,
sino también los procesos que sustentan los cambios que se producen en dicha conducta.
Catalina G. (2001). La motricidad refleja todos los movimiento del ser humanos. Estos
movimientos determinan el comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6 años que se
manifiesta por medio de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los
movimientos naturaleza del hombre.
Importancia de la Motricidad Fina
Catalina G. (2001). "La motricidad refleja todos los movimiento del ser humanos. Estos movimientos
determinan el comportamiento motor de los niños (as) de 1 a 6 años que se manifiesta por medio
de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza del hombre".
Teniendo de esta manera que dicha habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno,
consecuentemente, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad
gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso
desigual que se caracteriza por progresos acelerados y en otras ocasiones, frustrantes retrasos que
son inofensivos.
Los niños necesitan estar activos para crecer y desarrollar sus capacidades, el juego es importante
para el aprendizaje y desarrollo integral de los niños puesto que aprenden a conocer la vida jugando.
Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes de aprenderlas por lo que
los juegos tienen carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones las cuales
podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños buscan, exploran, prueban y
descubren el mundo por sí mismos, siendo un instrumento eficaz para la educación.
Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose casi sin darse cuenta, con lo cual
desarrollan su coordinación psicomotriz y la motricidad gruesa y fina; además de ser
saludable para todo su cuerpo, músculos, huesos, pulmones, corazón, otros., por el
ejercicio que realizan, además de permitirles dormir bien durante la noche.
Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños, colores,
texturas, otros.
Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación o alegría; y también
como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus necesidades y deseos que en la
vida real no podrán darse ayudándolos a enfrentar situaciones cotidianas.
Creatividad e imaginación: el juego las despierta y las desarrolla.
Forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita de un compañero.
El juego hace que los bebés y niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo, los límites de
él y su entorno
Tipos de Juegos
De la misma manera que no se puede hablar de conductas infantiles en general, sino de las
que corresponden a cada etapa del desarrollo, tampoco pueden englobarse todos los
juegos del niño en una sola categoría. Por el contrario, hay tal diversidad de ellos que se
hace difícil su clasificación.
Un primer intento de sistematización de las distintas variedades de actividades lúdicas
podría ser el propuesto por Wolff, quien partiendo del criterio de Buytendijk en el sentido
de que siempre se juega con algo, distinguió los juegos que se valen de objetos reales de
aquellos otros que lo hacen con objetos imaginarios. Sobre el particular diremos que no hay
que sobrevalorar el realismo de tales objetos, pues jamás alcanzan el significado que
podemos atribuirle los adultos. En este sentido es bueno recordar que dado el franco
predominio de la asimilación en esta actividad infantil, una ramita de árbol es equiparable
a un juguete sofisticado, al que en ocasiones puede sustituir sin desventaja alguna. Wolff
nos informa también que los materiales de construcción son los predilectos de los niños en
la etapa preescolar.
Algo más adelante surgen los denominados "juegos hedonísticos", basados tan sólo en la
obtención de placer sensorial o motriz. En realidad este tipo de juego no desaparece nunca
sino que pasa a integrarse con los otros como uno de sus componentes básicos.
Inmediatamente aparecen los "de construcción", regidos al principio por la exploración de
la propia motricidad, y luego -gracias a ella- puestos al servicio de la necesidad de orden y
exploración del medio exterior. Superpuestos a los anteriores pueden observarse los "de
regla arbitraria", progresivamente infiltrados en los "de imitación", hasta desembocar
ambos en los "de desarrollo dramático".
Progresiva e insensiblemente los juegos van organizándose de acuerdo a ciertas reglas, que
en un principio son extremadamente simples. Ante todo aparecen los recién mencionados
"de imitación" (jugar al papá y a la mamá, a la maestra, a ser determinados animales,
personajes, y hasta objetos). Tales actividades imitativas se desarrollan hasta culminar en
los juegos "grupales" y los "dramáticos".
La forma más compleja de actividad lúdica es la que se rige por reglas estables. Dichas reglas
se van imponiendo progresivamente sobre la impulsividad infantil, la cual es responsable
de que, por lo menos en un comienzo, los jugadores necesiten la intervención de los adultos
o de niños más grandes para el sostenimiento del cuerpo normativo. Poco a poco esta
presencia será sustituida por la imitación, y luego por la identificación, con lo que las reglas
terminan siendo asumidas por cada uno de los participantes, y por el grupo+
CARACTERÍSTICAS
Es libre.
Organiza las acciones de un modo propio y específico.
Ayuda a conocer la realidad.
Permite al niño afirmarse.
Favorece el proceso socializador.
Cumple una función de desigualdades, integradora y rehabilitadora.
En el juego el material no es indispensable.
Tiene unas reglas que los jugadores aceptan.
Se realiza en cualquier ambiente
Ayuda a la educación en niños.
Función del juego en la infancia
El juego es útil y es necesario para el desarrollo del niño en la medida en que éste
es el protagonista.
La importancia de la utilidad del juego puede llevar a los adultos a robar el
protagonismo al niño, a querer dirigir el juego. La intervención del adulto en los
juegos infantiles debe consistir en:
Facilitar las condiciones que permitan el juego. Estar a disposición del niño No dirigir ni
imponer el juego. El juego dirigido no cumple con las características de juego, aunque el
niño puede acabar haciéndolo suyo.
El juego permite al niño:
Que se mantenga diferenciado de las exigencias y limitaciones de la realidad externa.
Explorar el mundo de los mayores sin estar ellos presentes.
Interactuar con sus iguales.
Funcionar de forma autónoma.
El juego siempre hace referencia implícita o explicita a las relaciones entre infancia,
diversión y educación.