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S/AMPARO
I. Introducción
El presente trabajo se centrará en hacer un análisis del fallo jurisprudencial “Pitte Fletcher”, (1)
teniendo en consideración varios temas que confluyen para su estudio, que están relacionados con
el ejercicio del control de constitucionalidad y sobre las materias sobre las cuales se puede ejercer
dicho control; si existen temas que son excluyentes de control por parte del Poder Judicial –
cuestiones políticas no justiciables- y las razones que ameritarían dicha omisión de control.
Este tema está vinculado estrechamente con la existencia o no de caso judicial, y para su elucidación
debe tenerse en cuenta qué se entiende por “caso” a los fines de posibilitar la apertura de un
expediente judicial y su posterior análisis por parte del juez interviniente.
Para el análisis que se llevará a cabo, y de acuerdo al tema prefijado, se tomará como referencia el
fallo del Superior Tribunal de Justicia y de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en “Colegio de
Abogados de Tucumán”, como así también se hará mención de otros fallos jurisprudenciales que se
consideran relevantes para el análisis del fallo “Fletcher”.-
El Dr. Denis Pitté Fletcher promueve acción de amparo contra el Estado Nacional, solicitando la
declaración de inconstitucionalidad del decreto N° 83/2015 por el cual se designó en comisión a los
letrados Carlos Fernando Rosenkrantz y Horacio Daniel Rosatti como jueces de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación. (Cabe acotar, que dichos letrados hoy integran el máximo Tribunal en virtud
de haber sido designados de acuerdo al procedimiento fijado por la Constitución Nacional).-
El titular del juzgado de Primera Instancia rechaza “in limine” la acción de amparo por inexistencia
de “caso”, “causa” o “controversia”, al sostener que no se verificaba la presencia de un interés
jurídico inmediato o directo que dé lugar a una controversia actual o concreta.
Con especial referencia a la disidencia del Dr. Fayt en el fallo “Polino”, (2) se comparte el criterio
sustentado en dicho voto, en el sentido de admitir una legitimación amplia cuando se trata del
derecho a reclamar de los jueces el cumplimiento de la Constitución, si ella se encuentra en trance
de ser alterada de un modo que pueda ser considerado contrario a sus propias disposiciones.
En primer lugar corresponde hacer una referencia a si la materia objeto del fallo “Fletcher” podría
entrar en la categoría de “cuestión política justiciable” a la luz de la jurisprudencia del más Alto
Tribunal y de esa forma evadir el ejercicio del control de constitucionalidad encomendado por la
Constitución Nacional a todos los jueces de cualquier categoría y fuero, en su artículo 116.
Para ello se va a hacer referencia a algunos fallos trascendentes emitidos por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación, cotejándolos con lo resuelto en “Fletcher”.
En “Cullen contra Llerena”,(3) se estableció que el proceso de formación y sanción de las leyes
escapaba al control de constitucionalidad, pues “… Si como queda demostrado, la materia, es decir,
la Intervención, es del resorte de los poderes políticos, y sus decisiones al respecto, no pueden ser
controvertidas por el departamento judicial, no pueden contestarse las facultades de aquellos para
decidir tanto sobre el fondo, como sobre la forma de sus deliberaciones; así cuando se dicta la ley,
como cuando se resuelve todo asunto comprendido en sus atribuciones constitucionales. Es una
regla elemental de nuestro derecho público que cada uno de los tres altos poderes que forman el
Gobierno de la Nación, aplica e interpreta la Constitución por sí mismo, cuando ejercita las
facultades que ella les confiere respectivamente.”
Como puede observarse, desde antiguo nuestro máximo Tribunal sostuvo la no judiciabilidad de
materias que hacen a las funciones propias de otros poderes, y en el caso, en lo que atañe al proceso
de formación y sanción de las leyes.
Idéntico criterio se adoptó en “Soria de Guerrero, Juana c. Bodegas y Viñedos Pulenta Hnos” de
fecha 20/09/1963 (4) con fundamento en el principio de división de poderes. En tal precedente, sin
embargo se afirma que la no justiciabilidad cedería en el supuesto de demostrarse la falta de
concurrencia de los requisitos mínimos que condicionan la creación de la ley. En el considerando
cuarto se dijo que: “ Que si ello es así con respecto a la observancia del procedimiento constitucional
vigente para las cámaras del Congreso, con mayor razón la intervención de esta Corte tampoco es
pertinente para decidir, como se pretende en el caso, si el art. 14 nuevo de la Constitución Nacional
fue sancionado de conformidad con las normas del reglamento interno dictado por la Convención
Constituyente de 1957, relativas a la exigencia de la aprobación, por dicho cuerpo, de las versiones
taquigráficas de sus sesiones. No resultando comprobado que la sanción de la norma constitucional
impugnada se encuentre comprendida en el supuesto excepcional precedentemente recordado, la
índole de las objeciones formuladas en el caso reafirma la estricta aplicabilidad, en el "sub lite" de
la jurisprudencia a que se ha hecho mención”.
En el fallo “Polino”, en la disidencia del Dr. Fayt, se alude a las cuestiones políticas no justiciables,
reconociendo que el caso planteado en la causa era justiciable pues el Congreso de la Nación habría
incurrido en la omisión de los requisitos mínimos exigidos para la creación de la ley,
condicionamiento que había postulado la Corte Supema de Justicia de la Nación en el precedente
“Soria de Guerrero” al que se hizo referencia. Es decir que el procedimiento de formación y sanción
de las leyes, como “cuestión política no justiciable” cedería ante la falta de concurrencia de los
requisitos aludidos. Tal criterio se adoptó en el fallo impartido por la Suprema Corte de Justicia de
Tucumán en “Colegio de Abogados de Tucumán” del año 2008 con lo cual se van restringiendo los
casos que quedarían encapsulados en la categoría de “cuestiones políticas no justiciables”
permitiendo un control más amplio de los casos sometidos a consideración de los tribunales de
justicia.
En la causa “Polino”, se rechaza el recurso por entender que la condición de ciudadano no es apta –
en el orden federal-para autorizar la intervención de los jueces, ya que dicho carácter es de tal
generalidad, se sostuvo, que no permite tener por configurado el interés concreto, inmediato y
sustancial.
En este punto, se advierte en el fallo “Fletcher” con especial referencia al fallo “Colegio Público de
Abogados de la Provincia de Tucumán” una evolución en el concepto de caso y también de la
legitimación procesal que permite una mayor apertura de conocimiento por parte de los Tribunales
de causas que en el pasado eran motivo de rechazo.
Cabe hacer mención por tener vinculación con el caso que se está analizando, al fallo “Baeza”
(6)emitido por la Corte Suprema con fecha 28/08/1984, donde se presenta una acción declarativa
de inconstitucionalidad sobre el decreto que convoca a una consulta popular sobre la firma o no de
un tratado con Chile referido a límites territoriales. En dicha oportunidad es rechazada la queja
porque se argumentó que no se daban los recaudos exigidos por los artículos 100 y 101 (actuales
116 y 117) para la configuración de un “caso” en los términos del art. 2° de la Ley 27 en el sentido
que los tribunales federales solo ejercen jurisdicción en los casos contenciosos y asimismo el
litigante no tenía un derecho propio sino un mero interés hipotético y eventual a que fuera llamado
como autoridad de mesa en dichas elecciones.
Es importante el análisis de la disidencia de Fayt que en el considerando 2°) expresa que si bien es
cierto que la demanda estaba instaurada en primer término a obtener una conminación específica
dirigida a las autoridades electorales a que no lo convoque como autoridad de mesa, también su
demanda está encaminada a la protección jurisdiccional del sistema representativo garantizado por
el artículo 1° de la Constitución Nacional. En tal sentido, admite la acción declarativa a fin de
despejar dudas sobre el alcance y modalidad no vinculante de dicha consulta y sus efectos sobre el
sistema representativo; falta de certeza que puede producir un perjuicio no solo al cuerpo electoral
en su conjunto sino también al accionante como integrante del mismo. Es por ello, que le acuerda
legitimación y considera procedente la acción declarativa de certeza en el caso.
Como puede observarse del breve análisis del fallo precedente, su disidencia ha sido ratificada por
la mayoría en el fallo “Colegio Público de Abogados de la Provincia de Tucumán” como así también
en “Fletcher”, disidencia que se mantiene en la causa “Polino” y es reproducida en los considerandos
de los fallos mencionados.
En especial, es importante hacer mención a los considerandos 12° y 13° de la disidencia del Dr. Fayt,
donde se manifestó que no estaba en juego la pretensión de hacer uso de la Constitución Nacional
para fundamentar alguno de los derechos que de ella se derivan, sino el mismo derecho
fundamental a que la Constitución se mantenga. Es decir, que lo que estaba en juego es la afectación
de la fuente misma de la legitimación.
Es dable reproducir lo que luego se hará en “Fletcher” el siguiente párrafo que ratifica
enfáticamente el objetivo por el cual debe admitirse la legitimación, a saber. “Así como todos los
ciudadanos están a la misma distancia de la Constitución para acatarla, están también igualmente
habilitados para defenderla cuando entienden que ella es desnaturalizada, colocándola bajo la
amenaza cierta de ser alterada por maneras diferentes de las que ella prevé”.
Relacionado con el punto anterior, y para finalizar el estudio del fallo “Fletcher” en relación con lo
resuelto en “Colegio Público de Abogados de Tucumán” es dable hacer mención a un tema de suma
trascendencia que está referido si más allá de los particulares, las asociaciones están legitimadas
para acudir a la justicia, y en particular por los efectos de la sentencia a la que se pueda arribar.
Después de la reforma del año 1994 no cabe duda de la legitimación de las asociaciones para
accionar, pues está expresamente determinada en la Constitución Nacional la defensa y garantía de
los derechos de incidencia colectiva cuyo reconocimiento está establecido en su artículo 43 como
así también los legitimados para su resguardo.
Esta apertura en la legitimación ha sido reconocida en numerosos precedentes por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, cabe citar como ejemplo el fallo “Halabi” de fecha 24 de Febrero de 2009.
El fallo “Fletcher” ha receptado la doctrina del caso “Colegio de Abogados de Tucumán” aceptando
un criterio amplio de lo que se debe entender por “caso” o “causa”. Se ha expandido, de modo muy
favorable, su concepto para hacerlo viable, a más de la existencia de una controversia entre dos
partes adversas donde se debata el derecho aplicable para la resolución de un conflicto, a otras
situaciones, donde el afectado sea un simple ciudadano. Las razones arguidas son más que loables
porque tienden a defender en primera instancia a la Constitución Nacional, como pilar fundamental
del sistema republicano de gobierno. Si lo que está en juego son garantías protegidas por nuestra
ley fundamental, necesariamente debe admitirse la legitimación del accionante en su calidad de
ciudadano, como ya en sus disidencias fuera defendida por el Dr. Fayt.
Asimismo, desde antaño se ha sostenido que las cuestiones formales no pueden prevalecer sobre
la Constitución Nacional, porque nada hay por sobre la ley suprema de la Nación. Así lo sostuvo
nuestro máximo Tribunal en el caso “Siri”, (8) criterio que fuera ratificado en el caso “Peralta”. (9)
En Fletcher se hace eco de dicho precedente, receptando tal doctrina priorizando de tal forma, la
defensa de la supremacía constitucional y su consecuente ejercicio del control de
constitucionalidad.
Referencias
* Jefa de Trabajos Prácticos UBA Derecho materia “Derecho Constitucional Profundizado Derecho
Procesal Constitucional”
(1).-“Pitte Fletcher, Danis c/E.N. s/amparo Ley 16986 Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Contencioso Administrativo Federal, 15 de Enero de 2016
(9)- “Peralta, Luis c/Estado Nacional” C.S.J.N 27/12/1990. En el considerando séptimo se afirmó:
“Todas las construcciones técnicas, todas las doctrinas generales no impuestas por la Constitución,
valen en la Corte sólo 'en principio'. Todo en la Corte es 'en principio', salvo la Constitución misma,
que ella sí, y sólo ella, vale absolutamente" (Alfredo Orgaz, "El recurso de amparo", ps. 37/38, Ed.
Depalma, Buenos Aires, 1961).