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URSULA POESCHEL REES

LA MUJER SALASACA
Su situación en una época
de reesffucturación
económico - cultural

SEGUNDA EDICION

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01785

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Ediclone¡
ABYA-YALA
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PROEMIO

Una mujer completa, ¿quién la encontrará?


Es mucho más valiosa que las perlas.
En ellia confía el corazón de su marido,
y no será sin provecho.
I.c produce el bier¡ no el mal,
todos los días de zu vida.
$e busca lana y lino
y lo trabaja con manos diligentes.
Es como nave de mercader
que de lejos trae zu provisión.
Se levanta cuando aún es de noche
da de comer a sus domésticos
y órdenes a su sentidumbre.
Hace cálculos sobre un campo y lo compra;
con el fruto de zus manos planta una viña.
Se ciñe con fuetza sus lomos
y vigoriza zus brazos.
Siente que va bien zu trabqio,
no se apaga por lanoche su lámpara
Echa mano a la meca,
zusP*lm¿5 toman el huso.
Alarga su palma aI desvalido,
y tiende sus manos al pobre,
no teme por su casa a la nieve,
pues todos los zuyos tienen vestido doble.
Para sí se hace mantos,
y zu vestido es de lino y púrpura.
Su marido es considerrado en las puertas,
cuando se sienta con los ancianos del país.
Hace túnicas de lino y las vende,
entrega al comerciante ceñidores.
Se viste de fueza y dignidad,
y se ríe del día de mañana.
Abre su bocacon sabiduría,
lección de amor hay en su lengua
tstá aüenta ala marcha de su casq
y nrr smno pan d€ ociosidad.
Se levantan zus hijos y la llamen dichosa;
su marido, y hace su elogio;
" ¡Muchas mujeres hicieron proezas,
pero tú las superas a todas!"
Engañosa es la gracia, vana la hermozura,
la mujer que teme a Yahveh, ésa será alabada.
Dadle del fruto de sus manos
y que en las puertas la alaben sus obras.

(Proverbios, Cap.31, Ver 1G31).


PRESEIVTACIOIIÍ

IJltimamente, desde las más uartadas disciplinas, se ha


destacado el rol ürsustffufble de la m4!er en los procesos socíales.
Enla dúscusrón antopotitgica ta¡nblén lam4ler se ha conuertído en
un tema qrrc gana cado ue moAor eqtaclo.

EI libro de Ursula Poeschel Jorma parte de este gron


mouímlento, crecíente g enríquecedor, que lntenta destacar la
lmportancía del rol Jemenino en la dínfunüco cultural. En este caso,
reflexíona La sihnclbn de ta m4Jer es unÍL época de reestructuracíbn
económica culturaL Elpueblo Salasaca es una. de lns nacianalldades
quichua de Io Síerra ecuatorlana que al tgual que otros pueblos,
Luclto.lror su identtdad g derectws en urur cquntura poco Jornrable
paro su existencio.. La. o;utora, destata eI papel de La muJer U sus
estrategias de adaptocíón ante La süuaclÓn de transJormaciones g
sobre todo, deblendo aJrontar la ausencla del uarÓn por la
mígroclbnala ctudsd-

No todas las lultterrqantes se despeJart, Wro sür duda Ursulo


Poeschel habrá. contrtbutd,o a proJundízar la temdtica A hacer
presente en la socledad, naclonal, Ia encrucf'ada de un pueblo que
luclupor suJufuro.
Ed. ABYA-YAI.A
Ewro 1988
INTRODUCCION

ANTECEDENTES.

La situación del ser humano masculino es un tema ampliamente


abarcado y que llena las bibliotecas y archivos del mundo. Durante siglos,
estas obras han sido escritas por hombres y para hombres. Podemos satis
facer nuestra curiosidad acerca de sus acciones heroicas y de sus derrotas;
de sus crisis, compromisos y avances; de sus descubrimientos e ignoran-
cias; de sus pensamientos filosóficos, religiosos, científicos y políticos que
transformaron el mundo. Una considerable parüe de este esfuerzo espiri-
tual e intelectual del varón formó la reflexión acerca de su relación con el
ser femenino y esbozó, con gran esmero, su imagen de 'cómo debe ser la
mujer'. Apasionadamente, con dedicación y seriedad, generaciones de
hombres famosos describieron el comportamiento femenino adecuado, sus
funciones y
obligaciones requeridas e invirüieron tiempo y energía en
desarrollar incluso esquemas y modelos, que se refieren a la pura y neta
apariencia de la mujer. Está comprobado históricamente, que estos con-
ceptos masculinos, como modalidades, cambiaron al ritmo que cambió la
formación económica y socio-cultural de la época.

A partir de fines del siglo pasado, las mujeres empezaron a librarse de


la imagen masculina e intentaron analizar su situación concreta, entre
mito, historia y realidad, bajo los principales enfoques teóricos -vigentes
hasta la actualidad- del análisis marxista que estudia a la mujer exclusiva-
mente bajo el concepto de clases sociales y modo de producción, y el aná-
lisis feminista que parte únicamente del estudio de los principios morales
y éticos de la ideología patriarcal.

Ambos enfoques consideramos que son, en parte, válidos para el


análisis de la situación de las mujeres en la sociedad capitalista, con un
modo de producción específico y una ideología que surgió en función de
este sistema. Pero, ¿son válidos también estos conceptos para un análi-
sis de la situación de la mujer campesino-indígena? ¿Qué sabemos de su
posición? ¿Cómo soporta la mujer campesino-indígena las conflictivas

9
diferencias entre dos formas de producción y sus respectivas ideologías?...
Es un hecho evidente que rrira vez se escuchan las voces de las mujeres
campesino -indígenas. Es por lo tanto nuestro deseo, a través del presente
trabajo, además de ampliar los conocimientos antropológicos referentes
al tema, que su voz sea escuchada.

PLAÑTEAMIENTO DEL TEMA

La presente investigación tiene por objeto el estudio de la situación


de la mujer campesino-indígena en la Parroquia de Salasaca, perteneciente
al Cantón Pelileo, de la Proüncia de Tungurahua.

Las características de esta zona, como son la existencia del minifun-


dio, la carencia de ofertas de mano de obra y la imposibilidad de consoli-
da¡ la agricultura campesina, obliga a los hombres a la migración estacional
en busca de fuentes de trabajo que permiten obtener ingresos monetarios
adicionales para así lograr la reproducción de la unidad domésüical

Nuestro especial interés es analizar la condición de la mujer Salasaca


en estas circunstancias actualmente vigentes, a fin de comprobar, en qué
medida los cambios en la estructura económica y, en especial, la creciente
migración masculina, afecta su situación, su status familiar y comunal.
Dentro de esta perspectiva trataremos también de analizar las estrategias
desarrolladas por las mujeres, como actoras en este proceso de cambio, y
la importancia que cobra su actuación dentro del grupo étnico y, en rela-
ción a la sociedad nacional.

ESTADO DE LA CUESTION

El descubrimiento de la problemática de la mujer campesino-indígena


en el Ecuador está íntimamente relacionado con una serie de transforma-
ciones en el agro. La creciente pauperización del sector campesino en ge-

t. Siguiendo la definición de Chayanov (en: Margolis; 1979:159), ente¡rdemos la


unidad doméstica como una unidad de producción no capitalista que utiliza la
fuerza de trabajo familiar como el principal elemento organizativo de la
p'roducción.

lo
neral y las condiciones miserables del grupo de las mujeres y niños en espe'
cial, así como la intensificación de la migración rural-urbana, aumentó el
interés en realizar investigaciones en esta dirección. Parece que la celebra-
ción del Año Internacional de la mujer en 1975 también influyó en el in-
cremento de investigaciones sobre la importancia económica de la mujer
campesino-indígena en la agricultura de subsistenciat y t, trascendental
papel como factor de iesistencia al proceso de desarrollo industrial del
país.

Actualmente existe un gran número de estudios acerca de la mujer


campesino-indígena los cuales en su mayoría tienen una fuerte tendencia
hacia lo económico. Los autores de los trabajos con dicha tendencia ana-
lizaron la condición de la mujer en todos los países con población indíge-
na, desde México hasta Bolivia. Entre los principales autores cabe mencio-
nar a Deere (L974) y Wolpe (1975) que se concentran en analizar eI aporte
femenino en la esfera económica y los cambios en la condición de Ia mu-
jer por la división sexual del trabajo, como efecto de la transformación de
las condiciones de producción en el agro, del proceso de la migración mas"
culina y de aquello que los cientistas sociales denominan articulación de
los modos de producción, dentro de un modo de producción dominante.
Deere (en América) y Wolpe (en Africa) explican que esta situación se de-
be a que las mujeres son quienes frecuentemente permanecen en el sector
tradicional, mientras que los hombres se convierten en obreros asalariados
en el sector capitalista y además concretan las consecuencias que para las
mujeres se derivan de este suceso. Margolis (1970) asimismo subraya que
existe una fuerte tendencia a la retención de la mujer dentro de las unida-
des domésticas, que de acuerdo a su criterio, se debe a la importancia de
la mujer como productora en la agricultura de subsistencia. Garret (1976)
y Benería (1977) ponen énfasis en la relación entre el crecimiento de los

t. La pequeña extensión de la parcela familiar obliga al campesino a continuar el


esfuerzo productivo independientemente de las condiciones del mercado. La
remuneración del trabajo campesino no constituye un elemento del costo de
producción; la explotación familiar es capa:¿ de seguir produciendo con una
ganacia igual a cero. El campesino invierte determinada cantidad de trabajo
familiar y no calcula si realmente obtiene una remuneración proporcional a esa
cantidad. El único objetivo socialmente reconocido del esfuerzo de trabajo
familiar es la subsistencia. (cfr. Bergopoulos; 1979:.37).

ll
problemas agudos de subempleo, la migración y la cada vez más frecuente
asignación a la mujer, de tareas que tradicionalmente han sido realizadas
por la fuerza de trabajo masculina. Las autoras llegan a la conclusión de
que en áreas donde prevalece el minifundio, el cultivo de la agricultura de
la subsistencia, ligada a pequeñas parcelas de tierra, es llevado frecuente-
mente a cabo por mujeres, mientras que el trabajo de los hombres se rea-
liza fuera de la economía de subsistencia.

El planteamiento teórico que desarrolla Benería propone vincular los


cambios en las relaciones de producción con la división sexual del trabajo,
sin dejar de lado la relación que existe entre cambios en la estructura
económica, el control sobre la reproducción y sus efectos sobre la mujer.
Este control sobre la reproducciónr, sostiene Benería (19?9:10), se efec-
túa a dos niveles: el privado y el público. El primero tiene sus raíces en la
familia y corresponde al orden de las costumbres, tradiciones y otras
expresiones de las relaciones sociales de la sociedad civil. Encierra ideolo-
gías y creencias y está respaldado por instituciones de apoyo, tales como
el sistema de herencia, el sistema religioso, los medios de información y la
misma familia. El nivel público se refiere al aparato de instituciones polí-
tico-administrativas, que se ocupan del orden y del poder político y es
representado por la sociedad civil que al mismo tiempo es la instancia de
control.

Las investigaciones llevadas a cabo por Meillassoux (en: Benería;


1979:13) demuestran que la condición de la mujer "no es natural", sino
el resultado de "condiciones históricas cambiantes, siempre ligadas a su pa-
pel reproductivo". Archetti (1981:264-265) por su parte considera que
"en relación a la división sexual del trabajo, la posición de la mujer en las
diferentes sociedades agrarias puede caracterizarse en base al tipo de agri-
cultura... con mayor independencia económica o con una posición econó-
mica dependiente de los hombres". El autor cita a Boserup (Archetti;
1981; 265) quien a su vez sostiene que esta básica diferenciación se expre-

I
Según varios autores, la subordinación de la mujer tiene su sustento en una base
económica que se define por la organización de producción y reproducción. La
dominación masculina se basa¡fa esencialmentc en el control de la reproducción
que se puede distinguir en: reproducción social, reproducción de l¡ fuerza de
trabajo y reproducción biológica. (cf. Chafe; 1977. Belger; 1978.
Conttingham; 1974. (Lercock; 1978).

t2
sa a nivel de la organización social de la producción y del acceso al control
y uso de la tierra.

En contraste con los supuestos que la división sexúal del trabajo es


natural o un hecho, que se debe a la fisiología femenina y al papel de la
mujer en la reproducción, para la realización de la presente investigación
usaremos los planteamientos según los cuales la división sexual del tra-
bajo existente no puede ser tomada como un hecho dado, sino que los ro-
les sexuales están sujetos a cambios (cfr. Reiter; 1975. Rosaldo y Lamphe
re;1974).

Para fines de nuestro estudio, como mejor manera de comprender la


división sexual del trabqio, ésta la situamos dentro de la perspectiva de un
sistema económico en proceso de transformación, sin dejar de lado su
vinculación con el aspecto socio-cultural tradicional. Desde esta perspec-
tiva dinámica el papel de la mujer es cambiante y, con la únic¿ excepción
de las actividades relacionadas con la reproducción biológica', ni Ia divi-
sión sexual del trabajo, ni el rol femenino están condicionados'por natu-
raleza'.

En los capítulos subsiguientes, el lector podrá verificar, cómo estos


conceptoq tomados de la bibliogafía dedicada al tema, son aplicables a la
situación del grupo de mujeres en estudio.

A pesar de la existencia de un gran número de estudios sobre la pro-


ducción campesina, la unidad doméstica, la migración y la división sexual
del trabajo en relación con la mujer, prácticamente no existen investiga-
ciones que estén relacionados con La mujer campesino-indígena y el
cambio de su- status, y que tomen en cuenta, como hecho relevante, el

t. La reproducción biológica según nuestro entendimiento se.refiere estrictamente


¿l desarrollo físico de los seres hmanos, es al mismo tiempo un componente
básico en la reproducción de l¿ fuerz¿ de nabajo. Por reproducción de la fuer¿a de
trabajo en cambio ente¡rde¡¡ro¡ el proceso medi¡nte el cual los seres humanos se
transforman en trabajrdores que s(m absorbido¡ corno t¡l fr¡erza de trabajo. Es
decir, comprendemos no solamente el mantenimiento, sino también l¿ ubicación
de los agentes de la fuerza de trabajo en el proceso productivo, como por
ejemplo la escuela, etc. (cfr. Benería: 197927).

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importante papel que juega la mujer en la conservación y transmisión de
la herencia cultural. La mayoría de los trabajos citados tratan de la sobre-
explotación a la que está sometida la mujer campesino-indígena y denun-
cian las injusticias que eI grupo femenino permanentemente sufre; en
cambio son esc¿rsos los aportes analíticos del poder tradicional femenino
y de la posición que ocupa la mujer indígena según la cosmovisión de su
grupo étnico.

La situación de la mujer indígena -según se podrá desprender de


este estudio- refleja funciones específicas que deben ser tomadas en cuen-
ta, ya que dentro de éstas, los fenómenos económicos no son sino UNO de
los componentes que influyen en su condición. Demostraremos que el rol
de la mujer en la economía doméstica de subsistencia es determinante,
más de lo que comunmente reconocido. Su participación por el hecho de
constituir un trabajo no remunerado, no esconsiderado como actividad pro-
ductiva por parte de las instituciones (Cfr. Luzuriaga; 1983. Balarezo; 1984).
Estamos muy de acuerdo con los citados investigadores, cuando expresan
que un estudio sobre la situación económica es necesario, para poder com-
prender la situación actual de la mujer. De igual manera consideramos fun-
damental el análisis de las transformaciones económicas en el agro y su re-
lación con el sector capitalista nacional, de modo que en nuestro trabajo
apuntamos detalladamente la importancia del cambio de las estructuras
económicas, que influyen en forma impetuosa en la nueva división sexual
del traoajo y relatamos las consecuencias dé este proceso para el grupo
femenino. La migración y sus efectos que es de reciente aparición en la
zona pero de gran implicación actual y más aun en el futuro, serán anali-
zados por medio de este estudio. Compartimos la opinión que una inves-
tigación económica realmente tiene mucho valor, ya que las variables
económicas señaladas so¡r claves y nos ayudan a formar un concepto con-
creto, aunque todavía no completo de la situación actual de la mujer in-
dígeno-campesina. Este enfoque, sobre el cual se ha concentrado la
preocupación investigativa ha llevado a mayores consideraciones teóricas
y metodológicas. Pero, paradójicamente, este gran esfuerzo realizado para
oDtener mayor inf<¡rmación y un mejor reconocimiento de la profunda
crisis, en la que se encuentra la mujer rural indígena, todavía no llevó a un
entendimiento de la problemática por parte de las entidades responsables
de facilitar su mejoramiento: las organizaciones femeninas, los organismos
estatales y privados e instituciones internacionales.

A estos aspectos indicados, habría que agregar que la importancia de


la mujer indígerra llo se reduce a la esfera económica, ya que para

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comprender la totalidad del problema de la mujer campesino-indígena es
necesario analizar también las variables de la cultura y etnicidad y el pro-
ceso en que se forma. Según varios autores (cfr. el artículo de Carrión de
Fierro; L975,41-61) se presenta a la mujer indígena como individuo que
sufre una fuerte dominación económica, racial y sexual. De este modo, el
mito más difundido y persistente es que la mujer campesino-indígena care-
ce de poder tradicional y que su status es muy inferior al del hombre. Se
ha caracterizado a la mujer como dependiente e históricamente se ha pre-
sentado como miembro de un pueblo colonizado, adscrito a funciones es-
pecíficas, subordinado a los que detentan el poder. Esta connotación
explica la dewalorización de la mujer indígena por parte de la sociedad na-
cional blanco-mestiza, que todavía en su gran mayoría trata de mantener-
la como la fuerza de trabajo más barata, en beneficio del sistema dominan-
te, y encuadrarla en un conjunto de prejuicios, normas y restricciones
que fueron acumulados durante siglos y que siguen vigentes hasta la ac-
tualidad.

Por consiguiente nos parece de primordial importancia analizar el


grado de la influencia femenina en las decisiones familiares y comunales,
estudiar su status tradicional, su rol en la socializaciín de los hijos, así co-
mo su participación en los eventos culturales de su grupo, con el fin de
explicar y reconocer las actividades desarrolladas por la mujer campesi-
no-indígena, muchas veces ignoradas. Pensamos que ella es un elemento
condicionante en el proceso de descampesinizacións, por lo que estimanos
muy importante desmistificar las concepciones, que hacen ignorar el apor-
te cultural de la mujer en el campo. Asumimos que la mujer que no migra,
reviste un papel trascendental y significativo en términos de la persisten-
cia del 'refugio cultural' aparte de su rol fundamental que representa en la
agticultura de subsistencia.

En este contexto creemos que es lamentable la falta de estudios etno-


gÉficos, con dedicación especial a las funciones y roles tradicionaleq a ni-
vel socio-cultural, de la mujer campesino-indígena. Informes de esta índole

5. Aunque se trata de un estudio económico acerca del "rol de las tejedoras de paja
toquilla en la re,producción de las econonías campesinas" mujeres que "a más de
participar directarnente en el proceso productivo y en la conformaciónldel
ingreso familiar..., asum€n directamenrc también la reproducción ideológica
familia¡". (1984:228 ss).

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son todavía tan escasos en el Ecuador, que es difícil establecer compara-
ciones y formulaciones generales. Es obvio que la situación de la mujer de
la zona en estudio, muestra diferencias, en relación con otros grupos indí-
genas de la Sierra ecuatoriana, tanto por la intensidad de los mecanismos
externos que influyen en su condición, como por factores internos y for-
mas culturales tradicionales diferentes.

Aquella parte de nuestro estudio, que dedicamos a la descripción del


rol de la mujer tradicionalmente definido, es nuestro punto de partida
para el análisis de los problemas del cambio cultural y social que afecta al
grupo femenino. Dicho anáüsis podría confirmar que los cambios en la zo-
na de estudio, descritos más adelante, son comparables con los que actual-
mente están teniendo lugar en otras comunidades indígenas del área
andina ecuatoriana y que su configuración cultural, a pesar de las carac-
terísticas e historia individuales, es similar. Por lo tanto hemos asumido
que la configuración tle los problemas que se agravan, mientras no sean re-
sueltos y que enfrentan las mujeres campesino -indígenas, así como las
posibles soluciones deben ser parecidos.

REFERENCIAS CONCEPTUALES

Nuestro trabajo es dedicado a la temática de 'la mujer campesina e in-


dígena' . Concebimos que un estudio de la situación de 'la mujer'es difí-
cil y complejo porque incluye elementos biológicos, económicos, polí-
ticos, sociales y culturales los cuales en su conjunto forman el contexto
global de la vida de una mujer. Estamos conscientes, que según las cir-
cunstancias históricas cambiantes, algunos de estos elementos cobran más
importancia que otros, a medida que determinen el ámbito vivencial fe-
menino.

Para apreciar el contexto global en el cual se desarrollan las activi-


dades de la mujer y para obtener una característica adecuada y represen-
tativa de la situación actual de la mujer campesino-indígena, centramos
nuestra atención en primer lugar en el análisis de lamujercomo miembro
de su grupo étnico. Ubicamos a la mujer como ente social pasivo y activo
dentro de la familia. En base al retrato exacto del ciclo vital femenino,
revelamos la importancia del código tradicional vigente en la comunidad, y
el rol trascendental que juegan los lazos de parentesco y las redes sociales
comunitarias. El ciclo vital nos demuestra además, cómo una serie de cir-
cunstancias personales-.¿tniliares y de elementos ideológicos culturales se
suman a los factores estructurales, lo que nos permite entender hasta qué

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grado estas variables adquieren importancia en las diversas situaciones de
la vitla femenina. De lo expuesto se deduce la importancia de un estudio
etnográfico que ubique alamujerdentro del microcosmos familiar y comu-
nal con toda su compleja estructura, dentro del cual se desarrolla su vida.
Conociendo el trasfondo socio-cultural, la interpretación precedente nos
permite descubrir los rasgos esenciales del proceso de cambio de la situa-
ción de la mujer y cómo responde ésta a las nuevas orientaciones ideoló-
gicas.

Bajo esta perspectiva trataremos, en segundo lugar, de ubicar a la mujer


en el contexto más amplio de la sociedad regional-nacional, ya que
consideramos que la necesidad de articularse como miembro de su uni-
dad doméstica frente al sistema capitalista, influye de modo decisivo en la
organizacl6n productiva y social, a nivel familiar y comunal y con ello en su
condición actual. Deseamos destacar que no contemplamos a la mujer co-
mo un elemento aislado, cuando analizamos su situación en el contexto
de la familia y dentro del sistema complejo comunal, sino que subrayamos
la articulación directa e indirecta con el macro-sistema de la sociedad na-
cional. Por consiguiente, no solamente examinaremos las interacciones que
la mujer mantiene con los miembros de su propia comunidad, sino de igual
modo tomaremos en cuenta las múltiples influencias que surgen de sus re-
laciones con el mundo externo e inciden en su vida. Repetimos que ni la
mujer ni la comunidad son algo aislado con respecto a la sociedad nacional
y que la mujer, a su vez, está cumpliendo funciones específicas que le son
conferidas por el macro-sistema nacional.

Una investigación acersa de la mujer campesino-indígena requiere de


la aclaración previa del término 'campesino'. Al respecto adoptamos la
definición de Margulis (1980:48), quien para definir la condición de'cam-
pesino', se remite a los raryos de la enorme mayoría de los productores
con: minifundio, con escasa tecnología tradicional y productividad, con
bajos ingresos y difíciles condiciones para la acumulación y, sobre todo,
que emplean la fuerza de trabajo familiar. Teniendo en cuenta que Sala-
saca presenta estos rasgos típicos de una comunidad en el contexto glo-
bal de la problemática serrana, este problema va a ser analizado deteni-
damente en nuestro estudio.

Respecto del fenómeno de'lo indígena'concordamos con los plan-


teamientos de Díaz-Polanco (s./f.: 9-11) quien entiende por etnicidad un
complejo particular que involucra ciertas características culturales,
sistemas de organización social, costumbres y normas comunes, pautas de
conducta, lengua, tradición histórica, etc. Lo étnico consiste, afirma el

t7
autor, en las formas variables en que se articulan y estructuran concre
tamente estos elementos de orden sociocultural. La etnia o el grupo ét.
nico se catacteitzt, por lo tanto, por ser un conjunto social que ha desa-
rrollado una fuerte solidaridad o identidad social a partir de los compo-
nentes étnicos. Esta identidad étnica le permite al grupo, no sólo definir-
se como tal, sino además establecer la'diferencia' o sea el contraste con
respecto a otros grupos. No obstante, la existencia de una identidad que
funda la diferencia es impactada por las transformaciones que sufre,la e*
tructura social en cada fase histórica. La noción de la'etnicidad' es para la
mujer, objeto de nuestro estudio, un problema central, al igual que su
condición de'campesina'.

En el Ecuador, como país pluricultural, lo indígena'puro, ya no exis,


te, sin embargo existe el mundo indígena pe¡o con las diferentes influen-
cias de 'afuera', y con diversas variantes de desarollo, según la amplia ga-
ma de tradiciones existentes. Es la relación entre la sociedad blanco-mes.
tiza dominante y la sociedad indígena, más que lo particular de su forma
de vida, lo que históricamente da existencia a lo étnico. Desde el punto de
vista del dominado, él es indígena por contraste con lo blanco-mestizo, o
sea por negación y aun más por auto-identificación (Cfr. Jorge León;
1983: 7). Registramos que la situación social inferior de la mujer
campesino-indígena es determinada por la discriminación étnica, a la cual
consecuentemente y debido al orden económico injusto, se agrega su si-
tuación de explotación.

La mujer indígena, así como los demás miembros de su comunidad,


que comparten tradiciones, cultura, modos de vida, lengua y que se iden-
tifican entre sí, como pertenecientes a una misma etnia, tendrán que em-
prender una vez más la búsqueda de comportamientos nueyos. En nuestro
análisis acerca de la mujer como responsable dentro de este proceso hemos
puesto mucho énfasis precisamente en este aspecto.

Intimamente ligado al contexto de la etnicidad está el aspecto cultu-


ral. En nuestro estudio, la herencia cultural tradicional de la mujer campe
sino-indígena será abordada extensamente por la gran importancia que tie-
ne dentro del tema global de nuestro análisis de la situación actual feme
nina. La extensión y profundidad del fenómeno cultural, condicionante
para la vida de la mujer indígena, constituye nuestro tema central, junto
con los factores económicos. De esta manera quedaná planteada la magni-
tud del elemento cultural y es procedente aclarar, que nuestro trabajo no
pretende especificar las diferencias subsistentes dentro de la sociedad na-
cional, que existen en forma muy marcada. No todas las mujeres son igua-

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les, hay mujeres pobres y ricas, de la ciudad y del c¿¡mpo' analfabetas y
estudiadas. Muchas de las características de la mujer cambian de acuerdo
con el nivel económico, la clase social a la que pertenecen y, más todavía,
se diferencian de una cultura a otra. Cuando nos referimos en los capítu-
los siguientes a'la mujer de la sociedad nacional' nos remitimos a la mu-
jer de la clase media, suponiendo que los pensamientos comunes sobre
'cómo es la mujer' siguen el esquema de la cultura occidental, a la que co-
rresponde la mujer de la burguesía media. Intentamos aclarar hasta qué
punto la superestructura ideológica que determina y asegura la situación
de la mujer, en favor del sistema nacional reinante, contrasta con, e influ-
ye en, la realidad concreta de la mujer campesino-indígena. El contraponer
los diferentes conceptos de cultura, su interrelación y la imposición de un
modelo diverso, nos permite revelar las estrategias que toman las mujeres
y bajo qué criterios, en términos de validez y justificación, formulan ellas
nuevas orientaciones. Insistimos nuevamente que algunas de estas orien-
taciones provienen de la sociedad nacional, por consiguiente, la manera có-
mo las mujeres enfrentan sus complejos y difíciles problemas, debe ser
analizada, no sólo desde el punto de vista de la cultura tradicional propia,
sino también desde el ángulo de sus relaciones con el mundo blanco-mes-
tizo. Respecto a este problema, es sumamente interesante el observar có-
mo las mujeres asumen su responsabilidad entre resistencia e integración.
Este conflicto permanente, que influye en todos los sectores de la vida fe-
menina, sus causas y consecuenciag será tratado cuidadosamente en
nuestro estudio.

OBJETIVOS E HIPOTESIS DE NUESTRO ESTUDIO

Como objetivo central, nuestro estudio pretende analizar la situación


actual de la mujer campesino-indígena en la vida económica y socio-cul-
tural, dentro de la unidad doméstica y a nivel comunal y su relación con la
sociedad nacional.

Deseamos descubrir, si existe una relación dinámica entre los cam-


bios económicos -en especial de la migración masculina estacional- y el
cambio de condición y status femenino en las esferas mencionadas. En
caso afirmativo, intentamos recalcar cuáles son los efectos de estos cam-
bios o transformaciones sobre el grupo de las mujeres.

Investigaremos, si la mujer campesino-indígena desarrollá estrategias


de resistencia contra tales cambios y en qué consisten. Esperamos encon-
trar hasta qué punto los valores, comportamientos y aspiraciones feme
ninas responden todavía a formas culturales propias de su grupo étnico.

t9
Deseamos demostrar además qué rasgos culturales de la cultura domi-
nante son seleccionados e incorporados por las mujeres y los efectos que
éstos producen a nivel individual-familiar y comunal.

La mujer campesino-indígena está involucrada directamente en las


actividades productivas y reproductivas, a más del cuidado y de la educa-
ción de sus hijos. Con la migración de los miembros masculinos de la fa-
milia, la actividad de la mujer se ha intensificado en estos campos y, aún
más ha provocado que la mujer ¿rsuma otras obligaciones antes deten-
tadas por los hombres como son: la participación a nivel comunal, el man-
tenimiento de las costumbres tradicionales socio-culturales y la responsa-
bilidad personal en la socializaciín de los hijos.

Las mujeres indígenas analfabetas quizás contribuyen en mayor gra-


do a la conservación de las costumbres tradicionales, debido a que las mu-
jeres que asisten a la escuela, a través del sistema escolar formal, pueden
ser más fícilmente alineadas al modelo cultural nacional. Esto implica-
ría que el tradicional rol de la mujer campesino-indígena no es un fenóme-
no que significa un obstáculo, sino que está en función de una estabili-
zaciín de la cultura indígena.

METODOLOGIA DE LA INVESTIGACION

La explicación de Ia situación actual de la mujer campesino-indígena


requiere de un enfoque global y es difícil desligar los diferentes elementos
que influyen y determinan sus condiciones de vida y su posición dentro
de la comunidad. El tratar de encontrar la ruz6n de sus circunstancias ún!
camente dentro del ámbito comunal sería una visión completamente es-
trecha, puesto que son los elementos inherentes a la sociedad nacional,
los que producen los cambios económicos dentro de la comunidad y que
repercuten en la situación de la mujer.

Insistimos nuevamente en que este estudio se basa en una visión


dinámica, tan dinámica como el ritmo de la introducción del sistema
capitalista en el agro, con toda la magnitud de transformaciones para
las relaciones de trabajo, las modificaciones culturales y los cambios en
las estructuras sociales.

El proceso hacia una integración del grupo de mujeres indígenas a la


sociedad nacional es lento. Destacamos que hemos puesto especial énfasis

20
en el análisis de los principales obstáculos que impiden una amplia incor-
poración del sector femenino. Parece que el sistemá nacional genera la
mayoría de los problemas de índole económico-social, con los efectos
negativos que se expresan en el fenómeno de una pauperizaciín crecien-
te del grupo en estudio. Repetimos que nuestro análisis está dirigido ha-
cia la posición de la mujer, con toda la amplitud que trae consigo esta
problemática, pero se salvará siempre el contexto de las relaciones con el
sistema regional-nacional, dentro del cual está inmersa la comunidad y
sus miembros femeninos.

El estudio que pres€ntamos ahora es el resultado de dos años de in-


vestigación, que realizamos en la Parroquia de Salasaca en las siguientes
etapas:

1. Recolección de información básica de tipo estadístico, cartográfi-


co y de archivo junto con una investigación bibliogrrifica. (Ver
bibliografía al final del estudio). Algunos de los documentos con-
sultados no han aportado datos de mayor utilidad, ya que no con-
tenían infornaciones exactas, sino rudimentarias de la situación real
actual-

2. Esta deficiencia intentamos subsanar mediante encuestas personales


entre un 5 por ciento del número total de la población. De esta ma-
nera obtuvimos datos referenciales de cada familia, como son: el
número de la familia y la edad de cada miembro familiar, el grado
de escolarización, de la tenencia de la tierra, de los tipos de culti-
vo, de la posesión de animales, del uso de los recursos naturales,
de la vivienda, de créditos y tecnologías empleados, de la participa-
ción en las actividades comunales, de las historias de migraciones,
de las actividades artesanales, sobre la división sexual del trabajo
y las opiniones relacionadas con ésta, sobre ingresos y consumo, así
como sobre las relaciones familiares y con vecinos. Una muestra de
las encuestas realizadas se encuentra al final del trabajo.

3. Estos datos referenciales de tipo socio-económico y cultural tabula-


mos para seleccionar seguidamente cinco familias representativas,
con las que realizamos entrevistas individuales, con el fin de poder
evaluar, hasta dónde la migración del jefe de familia y/o de los hijos
mayores han introducido cambios en la vida femenina. En esta eta-
pa, además de las entrevistas abiertas pero guiadas en base a una serie
de preguntas escogidas para el efecto, recolectamos material foto-

2l
gráfico (fotos de interpretación) e historias de vida, que nos sirvie-
ron para la descripción del ciclo vital femenino y para el análisis de la
lógica propia subyacente en algunas costumbres y ritos tradicionales.

4. La observación directa y participante en la vida diaria familiar y co-


munal se efectuó desde el primero de junio de 1984 hasta el prime-
ro de enero de 1985. Durante esta época de convivencia en un hogar
de Salasaca, el jefe de familia trabajó como jornalero en Galápagos
lo que nos permitió tomar parte activa en todos los deberes, obliga-
ciones y también diversiones de la familia, conformada por la esposa
y tres hijas entre 5 y 12 años de edad. Cabe mencionar en este con-
texto, que la participación en las actividades diarias y festivas facilitó
en alto grado nuestra comprensión de la estructura de reciprocidad
y ayuda mutua, así como el entendimiento del volumen y desgaste fí-
sico causado por las tareas agropecuarias, artesanales, domésticas
y por el cuidado y educación de los hijos.

A las investigaciones arriba mencionadas habría que añadir, entre


otras, las discusiones con grupos pequeños de mujeres, sobre los cam-
bios ocurridos, para rescatar qué modificaciones llaman su atención
y qué piensan al respecto. Algunos datos, particularmente acerca de
la educación familiar y formal, fueron ampliados a través de nuestra
asistencia a las clases escolares y en conversaciones sostenidas con
los niños.

Cabe señalar, como dato que refuerza nuestro análisis posterior al


respecto, que nuestra participación a nivel comunal en asuntos de
índole administrativo-política y económica sólo fue posible en forma
pasiva e indirecta, mientras que nuestra actividad a nivel comunal la-
boral se realizó activamente, con plena aceptación.

La elaboración de la información recogida se sistematizó en varias


etapas que incluyeron: ordenamiento del material, evaluación com-
putarizada de las entrevistas y análisis de la información obtenida
en base a los conceptos previamente planteados en el diseño del pro-
yecto, junto con una revisión final de la bibliografía.

ESTRUCTURA DEL PRESENTE TRABAJO

En el desarrollo del presente estudio, hemos mantenido un orden


que comienza con la descripción geográfica de la zona y los antecedentes

22
históricos recientes de la comunidad, en relación con la región. Para tratar
de dar una visión global del contexto, en el cual se desenvuelve el grupo
femenino en estudio, describimos tanto la situación demográfica, los ser-
vicios estatales y religiosos, como la organización jurídico-administrativa
vigente. El factor ecológico adquiere una importancia especial por los di-
versos mecanismos que adopta el gmpo étnico en transformar y aprove-
char los recursos naturales y que determinan, en cierto grado, las for-
mas de asentamiento, la tecnología empleada y las formas sociales de los
pobladores.

Desde esta perspectiva, en el segundo capítulo, presentamos las con-


diciones económicas y describimos las estructuras que influyen y se expre-
san en la situación de la mujer. Dado el carácter de una situación econó-
mica en transición y dependiente, que se manifiesta en la creciente vin-
culación con el mercado capitalista, basada al mismo tiempo en la agri-
cultura minifundista de subsistencia, estimamos que este estudio-a pe-
sar de sus particula¡idades- podrá ser aplicable a otras comunidades cam-
pesino-indígenas de la Sierra ecuatoriana.

A partir del examen de las estructuras económicas contenido en el


capítulo segundo, se hará un análisis de la organtzaciín social. Compren-
demos la formación social como un sistema en desarrollo, basado en un
conjunto de fenómenos sociales, tradicionales, interconectados y funda-
dos en un modo de producción de bienes materiales históricamente de-
terminado.

A continuación, en el cuarto capítulo, como sección más extensa


de nuestra investigación, describimos los roles t¡adicionales de la mu-
jer en base a su ciclo vital. Presentamos las características del condicio-
namiento educativo familiar, la ideología y cosmovisión del grupo, que se
manifiesta en el status particular de la mujer campesino-indígena, y sus
derechos y obligaciones según el esquema hadicional. El estudio del
modelo educativo vigente revela que su objetivo es establecer los fines y
las normas sociales y consecuentemente las categorías de la práctica
social.

Recalcamos la importancia de la mujer a nivel económico y socio-


cultural dentro de la familia y dentro de las estnrcturas del parentesco
real y ficticio. En este capítulo, la unidad productiva familiar y la esfera
comunal constituyen el marco referencial, dentro del cual la mujer desem-
peña gran parte de su actividad.

23
Subrayamos la perspectiva de esta parte etnográfica, con la que pre-
tendemos aportar informaciones que permiten establecer una base segura
para un rnayor entendimiento acerca de la situación de la mujer.

Finalmente, en el quinto capítulo, analizaremos lias transformaciones


que afectan directamente la posición de la mujer y detallaremos los me-
canismos y estrategias que ella emplea para rechazar, nivelar o bien incor-
porar las influencias externas a la par que estudiaremos las implicaciones
y efectos ocasionados por los cambios de la estructura econémica, en los
diversos niveles de la vida femenina. El análisis de las estrategias descritas
evidencia la importancia de la resistencia fernenina contra un nuevo orden
socio-cultural, aunque la mujer no puede superar las üransformaciones eco-
nomicas, que son necesarias para la mera supervivencia.

Estimamos que la comprensión de la problemática de la mujer campe.


sino-indígena está contenida en este capítulo, el que al mismo tiempo
aporta una percepción del rol importante y vital que desempeña Ia mu-
jer, ya que en esta parte del trabajo se dará a conocer sus valiosos aportes
en las esferas económicas, sociales y culturales, dentro del contorno fa-
miliar, comunal y naciona!. Se verificará además si la mujer a pesar de
haber sufrido transformaciones importantes, sigue manteniendo las formas
específicas de comportamiento, costumbres y roles tradicionales. En esta
parte del trabajo analizaremos además la función que cumple la educación
formal como principal institución de integración nacional.

El último capítulo representa una síntesis de los capítulos anteriores,


con el objetivo de revelar qué implicaciones tienen sobre el futuro desarro-
llo las circunstancias actuales de la mujer y si ella está en condición de
consolidar un cierto equilibrio entre el sistema occidental y el pensamien-
to indígena autóctono.
También intentaremos recalcar los factores elementales que pueden
motivar un proceso de cambio y sus consecunecias implícitas para el gru-
po femenino. Procuraremos establecer un fundamento, para posteriores
esfuerzos teóricos, dirigidos al análisis y a la definición del rol importante
de la mujer campesino-indígena, con fines de mejorar su situación actual.
Estamos convencidos de que un mayor nivel de orientaciones ideológicas
permitirá formular modelos o esquemas, que ayudarán a comprender las
condiciones culturales y los procesos sociales, que configuran a su vez la
situación de la mujer campesino-indígena y que además podrán contri-
buir a que la mujer intente tomar conciencia acerca del lugar que ocupa
dentro de su núcleo familiar, en la comunidad y dentro del contexto glo-
bal, a nivel regional-nacional.

24
CAPITT'LO I

EL AREA DE ESTUDIO

El área de la investigación comprende la Parroquia Salasaca, del Can-


tón Pelileo, en la Provincia de Tungurahua.

La selección del lugar de estudio no podía estar supeditada a crite-


rios de ubicación geográfica, sino que el sitio de trabajo de campo tenía
que presentar un proceso de cambio con implicacioes particulares en la
situación de la mujer indígena dentro de su comunidad y dentro del ho-
gar. La elección de esta comunidad fue también motivada por estar con-
formada por un núcleo de pequeños propietarios minifundistas; puesto
que en áreas donde prevalece etr minifundio, el cultivo de la agricultura
de subsistencia ligada a pequeñas parcelas de tierra frecuentemente es lle
vado a cabo por mujeres, mientras que el trabajo de hombres se realiza
fuera de la economía de subsistencia (Garret; 1976. Benería; t977).

Es importante precisar que no se va a examinar la situación del grupo


humano en estudio exclusivamente en términos de ajuste al medio; sino
que los factores ambientales dados y los arreglos tecno-económicos y so-
cioculturales serán considerados como un sistema dinámico en interacción.

LOCALIZACION GEOG RAFICA

La Provincia de Tungurahua está ubicada en el centro del país, tiene


una extensión aproximada de 3.281 km2, con una población de 343.941
habitantes (ver Censo Nacional de 1982). Limita con las Provincias de Co-
topaxi y Napo en la parte norte, la Provincia de Chimborazo al sur; las
Provincias de Pastaza y Morona Santiago al este y las Provincias de Bolí-
var y Cotopaxi al oeste. Esta Provincia comprende la parte baja de la
Hoya de Patate y la parte alta de la Hoya de Pastaza, así como la Hoya del

25
río Ambato. Está dividida en seis Cantones: Píllaro, Baños, Ambato, Pe.
lileo, Patate y Quero I .

Para esta investigación nos interesa el Cantón Pelileo y particularmen-


te la Parroquia Salasaca. El Cantón Pelileo está localizado al sur de la Pro-
vincia, limitando al norte con el Cantón Ambato, al sur con la Provincia
de Chimborazo, 'al este con el Cantón Baños y al oeste el Cantón Quero
(ver mapa No. 1).

La Parroquia de Salasaca a su vez ocupa una extensión de aproxima-


damente 14 km2. Se encuentra situada a cinco kilómetros de la ciudad de
Pelileo y a trece kilómetros de Ambato. Sus límites son: al norte el río Pa-
chanlica; al este Chiquicha; al sur García Moreno, Tambo Guantugsumo y
Teligote, la quebrada de Mazabacho y Benítez; al oeste la hacienda Albor-
noz y el río Pachanlica2 lver mapa No. 2).

Por esta zona andina, el clima es frío, afectado por las cumbres de los
nevados cercanos. Corresponde al clima propio de un páramo, con una
altura entre los 2.500 y 3.000 metros sobre el nivel del mar. SegÍrn Maggio
(I97O:2O7) esüá en la clasificación ecológica de "bs.MB", bosque seco
montaño bajo. Las características climáticas de esta formación son: tem-
peraturas medias entre 12oC con precipitaciones pluviales entre los 500 y
1.000 mm. Siguiendo la descripción de T. Wolf (1976:434 y 487), el clima
de las Hoyas Interandinas, situadas entre alturas de 1.800 a 3.300 metros
sobre el nivel del mar y con una temperatura media de 10oC a 18oC se
distingue de otras regiones por su clima templado y hasta frío y sobre to-
do por la mayor sequía. Soplan vientos fuertes y fríos cargados de polvo.
Cañadas (1983:35 y 145-146) a su vez denomina la zona en estudio bajo
el punto devista bioclimático como 'seco temperado'y aclara que.esta
región bioclimática se localiza en la Sierra por encima de la cota de los
2.000 metros, especialmente en los valles interiores del Callejón Interan-
dino". Entre otros nombra al Callejón Ambato-Cevallos-Totoras. Esta re
gión ubicada entre los 2.000 y 3.000 metros sobre el nivel del mar regis-
tra una temperatura media anual entre los L2 y 18oC y una precipitación

l. Datos tomados del Atlas dcl Ecuador, publicado por el Banco Centrd del Ecuador
en 1982.

2. Datos obtenidos del Instituto N¡cion¡l de E¡tadística y Censos G{EC).

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MAPA 3
PARROQUIA SALASACA

29
de 200 a 500 mm. Siguiendo este autor, el régimen de humedad corres-
ponde a semiárido y "el período seco varía entre tres y cinco meses, que
en general corresponden a los meses de enero, julio, agosto y septiembre,
o de mayo a septiembre y noviembre.

La constitución del suelo en su mayor parte es arenosa, seca, erupti-


va y átida, en consecuencia no permite sino cultivos pobres (cfr. Sauer;
1965). Unicamente en las partes bajas, por la cercanía del río Pachanlica,
el suelo es areno-¿ucilloso lo que permite una mayor productividad agríco-
la. Cañadas (1983:146) señala que se trata de suelos arenosos fino limosos
que en la estación lluviosa permiten cultivar cebada, con muy pobres ren-
dimientos y con riego: maíz y alfalfa. "En los lugares de mayor pendiente,
debería forestarse o reforestarse con Coníferas en lugar de Eucaliptos. Sus
limitantes son el agua, pendiente y erosión". Asimismo resalta este autor
(1983:147) que "en esta zona de vida, el uso de la tierra está condiciona-
do a la disponibilidad de riego, profundidad y contenido de materia orgá-
nica del suelo y por supuesto la pendiente"-

La recolección de productos naturales se reduce al capulí y a la cabu-


ya. No existen potreros, no hay acceso al páramo y no existe posibilidad
de caza ni de pesca.

El riego en la Parroquia de Salasaca, según los datos de INERHI,


cuenta con cinco acequias: Molina, Albornoz (Pachanlica), Sevilla, Mon-
dongo y Comunal (Teligote). El caudal de agua de cada una de éstas es
mínimo y muchas veces desaparece lo que ha causado problemas y el
temor de parte de los habitantes de esta zona por el posible abuso de po-
der de los vecinos de la región, según queda demostrado por el conflicto
vivido en el año 1962 alrededor del acceso al agua (cfr. Albornoz;1976:
114 - 11?).

ANOTACIONES HISTORICAS

Un punto interesante es aquel de saber de dónde proviene el grupo éL


nico de los Salasacas. Alfredo Costales (1954:63 - 64) mantiene que "el
Salasaca es un 'Mitimacuna' que podríamos clasificarlo en una de las ca-
tegorías señaladas por Cieza de León, según el cual eran hombres 'que
servían para realizar una especie de colonización interior con el objeto de
poblar tienas sin hombres'. Así pues es el Salasaca un Tiawanacu tras-
plantado a las sombras del Tungurahua y el Teligote con todas las virtua-

3l
lidades del inmortal imperio, cuyas raíces de cofias líticas viven metidas
en el corazón de nuestros Andes". Nicola (1960:83) en cambio expresa
que "algunos han creído que son bolivianos deportados durante el período
incásico, debido a su insubordinación, pero estudios realizados sobre su
idioma, sobre su toponomía, dan como resultado que esta tribu debe
haber tenido emparentamiento con los Puruháes quienes ya estuvieron
asentados en esta región desde antes de la estabilización del Imperio de l'os
Incas". Debenais (1950:101) dice al respecto que ,,este grupo ha per-
manecido como étnica puramente consanguínea, manteniendo lapureza d,e
sangre. Este grupo homogéneo, desde el punto de vista de la consangui-
nidad, ha sido desplazado por los Incas y entonces tomó el nombre de la
localidad donde se ubicó, como ha ocurrido en todos estos casos, habién-
dose connaturalizado con la tierra a la cual ama por sobre todas las cosas".
Rubio Orbe (1965:153) señala que "los Salasacas constituyen restos de
ciertos grupos mitimaes del Incario. Sus vestidos, el aislamiento en que
han vivido, la ubicación geográfica, sus costumbres, tradiciones y leyendas
que conservan, pueden ser pruebas para afirmar que se trata de gente que
fue obligada a dejar sus lugares de origen. Segun las invéstigaciones realiza-
das entre salasacas adultos, su procedencia consideran ser Bolivia; acaso de
la Meseta de Catari".

Es difícil decir algo definitivo al respecto sin embargo coincidimos con


la mayoría de los investigadores actuales en que los Salasacas por su es-
tructura orgánica, sus costumbres, su conformación fisiológica y sus tradi-
ciones proceden de los Mitimaes Bolivianos.

DATOS DEMOGRAFICOS,

Según los datos provisionales del IV Censo de Población de 1g82,


la Parroquia de Salasaca cuenta con 2.670 habitantes (ver cuadro No. 1).
El número de habitantes indicado en el Censo Nacional de Ig7 4 fue de
4.236 (ver cuadro No. 2). Hay que aclarar que el índice de censados en
esta Parroquia no es exacto; debido a la resistencia terminante que los in-
dígenas Salasaca siempre han presentado contra los blancos (cholos).
Las razones son obvias; la palabra 'censadores' enervaba a la población y
la hacía recordar el pasado, cuando los odiados blancos recaudaron im-
puestos y les obligaron a realizar trabajos forzados, sea en forma de mitas
o como contribución territorial. La cifra poblacional calculada por los mis
mos Salasacas así como por el Municipio de Pelileo oscila entre 6.000 y
8.000 habitantes.

32
El decrecimiento poblacional en Salasaca es motivado por las deplo-
rables condiciones económicas y la mala nutrición. El Registro de Naci-
mientos y Defunciones (ver cuadro No. 3) indica un crecimiento alarman-
te de mortalidad infantil y nuevamente un aumento de la tuberculosis en
1984. Esta enfermedad es, según Reinaldo Miño (1984:64) "una enfer-
medad política, el culpable es el hambre".

Decir demografía es decir también vivienda. En la actualidad existe


una variedad de viviendas en la zona, desde la choza tradicional hasta ca-
sas de construcción moderna de dos pisos. Se puede constatar que las me-
jores casas están ubicadas cerca del centro de la Parroquia, las cuales dis-
ponen de luz y agua entubada. Con la distancia del Centro y de la carre-
tera principal Ambato-Baños, aumenta el número de chozas modestas. La
mayoría de los pobladores viven en casas de bloques con techo de zinc o
de teja, construidas en los últimos cinco años. El piso es de tablas o de tie-
rra y la mayoría consta de dos piezas, una sirve de dormitorio y bodega,
la otra de cocina y para los cuyes. El telar se encuentra en cualquier pieza,
a veces en el corredor que está ubicado en la parte anterior de la casabajo
techo. Las chozas tienen paredes de adobe, barro y techos de hojas de
cabuya seca envueltas en paja, sostenidos por vigas de eucalipto y poseen
un solo cuarto grande que carece de ventanas. Este cuarto sin¡e de dor-
mitorio, en donde se encuentra la cama, que consiste de carrizos con so-
guillas. Sobre esta cama suelen poner la paja de sigse o de cebada, un cojín
de cabuya (tejido por ellos mismos) y sobre éste acostumbran poner
ponchos viejos para cubrirse. Junto a estas chozas que siwen de vivienda se
encuentran otras más pequeñas que siwen de cocina. En algunos casos se
observa una casa nueva de bloques junto con la choza-cocina tradicional.
(ver cuadro No. 4).

La relación que existe entre la construcción de casas nuevas y la mi-


gración temporal así como la tarea de construir en forma de mingas,
vamos a desarrollar más adelante.

SERVICIOS.DE SALUBRIDAD Y ESCOLARIDAD

Entre los sen¡icios con los cuales cuenta la comunidad figura un Cen-
tro de Salud donde un médico de Pelileo que realiza su año obligatorio de
medicina rural presta sus servicios con la ayuda de una enfermera. Ambos
profesionales son blancos y no dominan el quichua. Según información
obtenida de la población, si bien no rechazan a este médico, tampoco le

33
toman en cuenta, diciendo que "de todos modos tenemos que irnos a Am-
bato para comprar los medicamentos recetados" puesto que el dispensario
no está dotado ni de lo indispensable y el botiquín que mantenían las Hnas.
Lauritas para primeros auxilios ya no existe. Probablemente éstaseaunade
las razones importantes porque los habitantes no acudan con más frecuen-
cia al Centro de Salud pero igualmente influye todavía en alto grado la tra-
dicional costumbre de curar enfermedades, en primer lugar, con remedios
caseros en base a plantas medicinales; para acudir al málico soliamente en
casos más graves y de enfermedades persistentes.

Sabemos que la cosmovisión del indígena es distinta a la del mestizo


y blanco. Su trabajo, su producción, su vida se desarrollan en un ecosis
tema frente al cual el indígena básicamente mantiene una actitud de con-
servaciónral estar consciente que de eso proviene y vive. El concepto de la
vida es distinto, la relación con la tiena, la "pacha mama" es en base a una
profunda veneración y respeto. Las concepciones de enfermedad y salud se
inscriben en un contexto más amplio: la enfenrredad individual es vista co-
mo disturbio de un total más grande, provocado por luehas e interferen-
cias de afuera. No sorprende pues el poder real que hasta hoy día tienen
los 'taitas', los curanderos y brujos, poder que tiene su suceso terapéutico
en la reintegración del enfermo a la comunidad de los'sanos'.

A parte del aspecto ideológico consideramos importante también el


aspecto socio-económico que afrontan los Salasacas en su gxan mayoría
y que incide sensiblemente en la práctica de hacerse atender por curan-
deros ya que como el costo está muy por encima de sus posibilidades no
pueden recurrir ni a médicos ni a boticas.

En lo referente a la educación sabemos que llamadas por el Sacer-


dote de Pelileo, Dr. Moisés Barrionuevo y el Arzobispo de Quito, llegaron
desde colombia en 7947 las Hnas. Lauritas las cuales primero instalaron
un Centro de Alfabetizaciín y posteriormente una Escuela Fisco-Misional.
Como era de esperarse, el rechazo se produjo con evidencia ya que, mien-
tras unos las creían 'ángeles', otros creían que las monjas eran apariciones
pactadas por el'diablo'. Era Mariano Jucacho, un indígena de mucha in-
fluencia quien decía que "la lectura de la Santa Biblia era exclusivamente
derecho de los hombres (curas) y por eso no les interesaba la presencia de
las Hnas. Lauritas". Tantos prejuicios arraigados a leyendas y rumores que
de boca en boca se extendían a lo largo y ancho de Salasaca parecían insu-
perables, de manera que la misión tambaleaba y las cinco Hermanas fun-
dadoras tuvieron que operar desde la hacienda Benítez.

v
No obstante la obra iniciada por las Hnas. Lauritas ha tenido eco en
algunos sectores de la Parroquia, aunque se lamenta que su escuela sea la
más costosa de la zona. Por otra parte esta escuela es la única que incluye
hasta el sexto grado. Dispone de seis profesores, pero lastimosamente
sólo uno de ellos es bilingüe.

Desde haceldgún, tiempo, la poblaeión indígena eetá reflexionando


sobre el problema de la educación, tanto de los niños como de los adultos.
En varios documentos, elaborados ipor las'organizaciones indígenas del
país, hay lineamientos acerca de una posible política educativa que tiene
como objetivo una reivindicación del derecho de las nacionalidades indí-
genas de recibir educación y de poder influir en la organización. Al respec-
to citamos la 'Deelaración del Primer Encuentro de,Poblaciones Indí-
genas del Ecuador'en Conocoto del 12 de octubre deL977:

La educación se debe imparüir de acuerdo a la lengua materna, respe'


tando el idioma vernáculo que depende en su mayor parte del Srupo
étnico, estando en parte, en mano de los educadores para que no se
pierda el idioma, utilizando diferentes métodos y materias de en-
señanza.

Debido al alto porcentaje de analfabetismo en la Parroquia que se'


gún el Censo Nacional de 1974 era de 47,32 o/o (ver cuadros 5 y 6)
los pobladores reclamaron con éxito Centros de Alfabetización. Desde el
año 1979 se están ofreciendo en ocho Centros dos programas a elección en
Quichua y en Castellano. Todos los educadores de los Centros de Alfabe
tización son bilingües, en cada Centro enseña un instructor y asisten apro-
ximadamente veinte personas. Estos Centros funcionan de lunes a viernes
de 8 a 10 p.m. en los siguientes sectores: Chilcacama; Capillapamba; Gua-
manloma; Ramosloma; Vargaspamba; Manzanapamba y Patuloma. Llama
la atención que el porcentaje de las mujeres asistentes es muy bajo, por lo
tanto, el grado de analfabetismo del grupo femenino es bastante más ele-
vado que en el grupo masculino. Veremos más adelante cuales son las im-
plicaciones que resultan de este hecho en relación con la migración feme-
nina y la conservación y transmisión de los valores tradicionales.

Además de los Centros de Alfabetizaciiln actualmente existen cinco


escuelas rurales, fuera de la escuela de las Hnas. Lauritas, en los sectores
Manzanapamba; Chilcapamba; Guamanloma; Huasal¡ata y Pint¿g.

Siendo los Salasacas una nación indígena de fuerte tradición cultu-

35
ral y unidad étnica que siguen usando su idioma, la educación bilingüe
tiene una positiva aceptación entre ellos a pesar de que viven muy cerca
de la ciudad y tienen múltiples relaciones con ella. No obstante sólo en
dos de las cinco escuelas enseñan maestros quichuas, hecho sorprendente
si tomamos en cuenta el Informe Estadístico de la Dirección de Educación
en Tungurahua (Ambato; 1981) que subraya la fuerte presencia del
quichua en la Parroquia de Salasaca. A más de no tomar en cuenta el idio-
ma vernáculo, la enseñ anza está, sujeta a programas dados por el Ministeúo
de Educación Pública que excluye todo el contexto económico del campe
sino: la agricultura y sus dimensiones, la natu¡aleza como marco en el cual
se desarrolla, la ecología como totalidad de los recursos transmitidos por
los padres llegando a extremos en los cuales la enseñanza de las ciencias
naturales omite el conocimiento de temas básicos como la alimentación,
valores de la medicina tradicional, etc. Los valores transmitidos en los pro-
gramas estatales son, en su mayoría, valores de la vida urbana y están en-
marcados por la concepción errónea de supremacía de la urbe sobre el
campo. No está demás por lo tanto, afirmar que la actual escuela rural es
también una agencia propulsora de la migración del campo a la ciudad.

VIAS DE COMUNICACION

Dada la ubicación central de la Provincia de Tungurahua en el terri-


torio de la República, todas las vías de comunicación principales del país
tienen que pasar por ella. Dentro de la Provincia existen vías de comunica-
ción desde la ciudad de Ambato a todas las Parroquias con servicio perma-
nente de buses. Estas vías no tienen lastrado y son carreteras de verano.

Si bien los Salasacas tienen posibilidades de movilización interna e in-


terprovincial por la carretera asfaltada Ambato-Baños-Puyo-Napo, esta
principal arteria de tránsito, divide el pueblo de Salasaca en una parte alta
y otra baja y alteró la antigua forma de vida cerrada de esta comunidad.
Es por ello que hasta esta fecha esta vía de tránsito es extraña para los ha-
bitantes, y ya en 1934 se opusieron tenazmente a su construcción, pro-
duciéndose hasta choques sangrientos entre Salasacas y la policía. (De-
benais; 1950:103). La construcción de la carretera al igual que la entrada
de las Hnas. Lauritas, tiene importancia en el sentido que a partir de esta
fecha, los Salasacas comenzaron forzosamente a perder la posibilidad de
control para su libre supervivencia. Obviamente, el hecho de la división
brutal del territorio con todas las molestias en la vida diaria de los po-
bladores debe ser también mencionado. Informamos al respecto que en

36
el año de 1984 murieron once habitantes Salasacas en su intento de eruzar
la carretera (Registro Regional de Pelileo, 'Defunciones', Tomo 1, Año
1e84).

Describiendo las ventajas y desventajas de la mejora de la infraestruc-


tura en zonas de refugio, Huston apunta que los "adelantos en transporte y
comunicaciones a veces han tenido un impacto positivo de incrementa¡ la
demanda de algunos productos elaborados o producidos en las áreas rura-
les y también de proveer a éstas de artículos fabricados fuera de ellas.
Pero, por otra parte, como han mencionado algunas mujeres'los caminos
sólo sirven para llevarse a los hombreg lejos del pueblo" (Huston; 1979:
23 en: Luzuriaga; L982:26). Cierto es que a partir de la fecha de construc-
ción de esta carretera" se dio un aumento de migraciones temporales a los
sitios de explotaciones petroleras de la zona oriental así como a la costa
durante la época de la zafra.

Cuando hablamos más arriba de 'zonas de refugio'. no nos referimos


únicamente al espacio geográficamente aislado sino más biep al hecho de
que los Salasacas qivían como agricultores de subsistencia, independientes
y libres de presiones y sin obligaciones de someterse al mando de hacen-
dados o de misiones religiosas. En Naranjo (1977:157) encontramos una
descripción que nos parece válida también para esta zona en estudio en
cuanto dice que el aislamiento volunta¡io aparece como "una esürategia en
tomo a la libre supervivencia". La forma de vida, apartada de los blanco-
mestizoq se vio entonces severamente en peligro con la construcción de la
carretera y su resistencia agresiva podemos considerar de acuerdo a los ra-
zonamientos de Naranjo, como una "clarísima acción de estrategia para
tratar de mantener-se alejados de cualquier tipo de dominio".

Otras vías carrozables dentro de la Parroquia son las que comunican


Salasaca con las poblaciones de Picaíhua y El Rosario así como con Bení-
tez y Chiquicha.

Entre los caminos de herradura que atraviesan la Parroquia consta


como vía principal la de Patate'Huambal6CotaliAmbato que al mismo
tiempo es l¡a más antigua, por ella cruzaban las caravanas que venían de la
región oriental a Ambato.

37
ORGANIZACION JURIDI@.ADMIMSTRATIVA

Antes del22 de junio de 1962, fecha en que la comuna de Salasaca


fue legalmente reconocida como tal, ésta formó parte de la Cabecera0an-
tonal Pelileo como caserío. Desde entonces data la fundación de 15 man-
zanas o caseríos que son:

Manzanapamba grande Guamanloma


Manzanapamba chico Rumiñahui bajo
Cuchapamba Vargaspamba
Patuloma Rumiñahui alto o
Pintag
Huasalata Sanjaloma- Teligote
Chilcapamba o Capillapamba Mangigua
Llicacama Ramosloma (Ver mapa
No.7).

Cada manzana nombra un representante (líder), denominado 'cabe-


cilla'. Los 15 cabecillas forman la directiva de la Junta de Campesinado
que fue creada en 1963. El Presidente de la Junta es elegido por toda la
población Salasaca.

El L4 de junio de L972 y según consta en el Acuerdo No. 112 (ver


copia) la Comuna Salasaca se transformó en Parroquia Rural. El 10 de
julio de 1972,los habitantes eligieron por primera vez a un Teniente Po-
lítico Indígena.

El Teniente Político es el encargado de intermediar en las diferencias


que se susciten entre los moradores y que caen bajo el Derecho Personal.
En la mayoría de los casos, el Teniente Político evita ejercer su autoridad
si la Junta de Campesinado está en oposición, dado que en este caso no
puede contar con el apoyo del pueblo. Hasta hace poco, el patrocinio de
fiestas religiosas era un requisito previo indispensable para ser elegido y
nombrado para este cargo político. Tal patrocinio implicaba considerables
sacrificios económicos pero el hecho de "haber pasado el cargo" era con-
siderado como muy valioso y reconocido por toda la comunidad. En la
actualidad ya no es necesario que un pretendiente a este cargo político
patrocine fiestas.

Para los cabecillas en cambio, el haber ejercido un cargo tradicional


en una fiesta, es todavía un requisito indispensable.

38
La Junta de Campesinado organiza y vigila el funcionamiento de'las
rondas' que cuidan de noche los barrios de la Parroquia; llaman a las min-
gas y colaboran junto con el Teniente Político en la administración de la
Parroquia.

En Salasaca, la minga es todavía importante para ciertas actividades


tradicionales, tales como la limpieza de las acequias y mingas viales. Sin
embargo, la comunidad como tal ya no asume estas responsabilidades y
para su cumplimiento debe recurrir a la imposición de multas. La minga,
como labor colectiva se mantiene en alto grado a nivel familiar para todas
las tareas que exigen la cooperación de varios hombres.

Si bien la incorporación de Ia comunidad al sistema jurídico nacional


causó ciertas modificaciones dentro de su organización, no reemplazí to-
talmente al sistema político-religioso tradicional puesto que detrás de la
nueva organización formal, la estructura político-ideológica todavía refle
ja una cierta continuidad, asimismo persisten ciertos patrones de conduc-
ta. (Para mayor información acerca de la estructura de poder tradicional y
el papel de las fiestas religiosas ver el estudio de Eulalia Carrasco; 1982).

Es de suponer que estas organizaciones tradicionales se transforma-


rán a medida que las exigencias legales y los vínculos con el mercado
nacional aumenten y se debiliten su función como estrategia social que ga-
rantiza la integridad del grupo como etnia frente a la sociedad dominante.

Es de especial interés para este estudio, analizar las consecuencias que


sufren las mujeres y su actitud frente al rápido proceso de cambio, aspec-
to que más adelante trataremos con mayor amplitud en este trabajo.

Un hecho manifiesto es que no se puede aislar la situación de la mujer


Salasaca de la estructura general de la sociedad de que forma parte y es
fácil comprender que su situación varía no solamente según los arreglos
socio-culturales sino que está igualmente determinada por el sistema eco-
nómico de su sociedad. Por lo tanto consideramos importante describir
no solamente la ubicación geográfica y la constitución político-adminis-
trativa en que se desenvuelve, sino también presentar brevemente la si-
tuación socio-económica cambiante que afrontan los moradores y con eso
las mujeres Salasaca.

39
CAPITULO II

LA SITUACION ECONOMICA

.'La estructu¡a económica es la estructura básica sobre la cual se edi-


fica la superestructura, integrada por Ia ideología, la política, la cultura,
los aspectos jwídicos, etc. La primera está compuesta por dos sistemas: el
de las fuerzas productivas y el de las relaciones de producción. La estn¡c'
tura econémica o modo de producción de los bienes materiales, e8 una e8'
tructura fundament"lmente histórica. No tiene un carácter permanente, no
es l¡a misma en todas las épocas, por el contrario, los diferentes períodos
históricos se caracterizan por la existencia de diferentes modos de pro'
ducción" (Sandoval; L98O:221. De lo citado se deduce que la¡¡ formas de
producción y aprovechamiento de la tierra, constituyen los sistemas de
producción agrícola y que éstos son determinados por el medio ecológico
y por el medio social. En Salasaca" la agricultura constituye la ocupación
básica" pero tanto las condiciones ecológicas señaladas como la tenencia
de la tierra (minifundio), la fuerza de trabajo y capital junto con técnicas
tradicionales hacen que en la actualidad la prodrpción agrícola constituye
un simple elemento de auto-coru¡umo. La obtención de los principales
productos eshá dirigida a mantener y a reproducir la unidad familiar y la
parcela. Si bien es importante considerar los factores ambientales y los
medios de producción, también lo es, el toma¡ en cuenta la población que
se vincula con ellos a través del trabajo así como las relaciones que las uni
dades productivas establecen entre sí para la producción. Un factor que
reviste importancia es la densidad demogáfica del sector que ejerce presión
sobre los recursos productivos y una elevada demanda de productos
alimenticios.

Si bien la actividad artesanal forma en algunos casos una importante


fuente de ingresos complementarios, las principales fuentes de ingresos
provienen de la migtación temporal. Al describir la situación económica
en Salasaca, cobra importancia por lo tanto la producción agfícola, la ar-
tesanía y la venta de fuerza de trabajo.

4l
LA ESTRUCTURA AGRARIA ACTUAL

No solamente la Panoquia de salasaca, sino toda la provincia de Tun-


gurahua presenta rasgos específicos dentro de la estructura de tenencia
de la tierra. A diferencia de otras provincias, se caracterlza por una alta
presencia de minifundio; el 89 por ciento del total de las explotaciones pro-
vinciales disponen de merros de cinco hecüáreas en Lg7 4 (cfr. Farrell y Ros;
1983:58).

Es una de las características particulares del desarrollo regional, la


temprana división de la tiena, dando como resultado un gran sector de
pequeñas parcelas campesinas. según el informe CIDA, en los siglos XVII
y XVIII, en la región se dio un lento pero progresivo proeeso de expulsión
de los indígenas relegándoles hacia los sectores sin regadío. El informe
oRSToM señala que este proceso cesa en las primeras décadas de 1800,
desde entonces se inicia más bien un proceso de parcelización. Según el in-
forme PRoNAREc-oRsroM, la causa principal para ello fue la división
después de las guerras de independencia contra los españoles. En este
período se expropiaron los predios de los latifundistar con
"o-pro-etidos
los conquistadores y se repartieron entre oficiales y soldados que habían
luchado por la independencia (cfr. Famell y Ros; 1g83: bg ss.).

Esta parcelación de la tierra ha permitido el desarrollo de una econo-


mía campesina independiente con unidades que poseen tierra y fuetza
de trabajo y que producen para la subsistencia. Mediante una estrategia
de reproducción que combina la producción agropecuariacon la produc-
ción artesanal y la eventual venta de fuerza de trabajo, las unidades pro-
ductivas logran obtener ingresos que son invertidos casi inmediatamente
en la compra de artículos de primera necesidad o bien en el manteni-
miento de la unidad. El control que ejercen sobre los medios de produc-
ción, las hace aparecer como relativamente independientes, sin embargo, al
vender sus productos o su fuerza de trabajo, la unidad campesina se inte
gra parcialmente al mercado capitalista.

El acceso a la tierra define en gran medida los procesos socio-econó-


micos dentro de la comunidad. En salasaca" la tiena ha llegado a una si-
tuación de total división y el tamaño de parcela que domina en la parro-
quia es menor de 5.000 m2. Dada la calidad de los suelos francolarenosos,
la falta de agua de regadío y las características de su tecnología preindus.
trial no es suficiente para la reproducción de una familia promedia. En
general, el núcleo familiar en Salasaca está constituído por familias redu-

42
cidas. Siguiendo a Chayanov (1974) anotamos que la composición familiar
"define ante todo los límites máximo y mínimo del volumen de su acti-
vidad económica. La fuerza de trabqio de la unidad de explotación domés.
ticapstá totalmente determinada por la disponibilidad de miembros capa-
citf,ffihpn la familia. Por eso es que el límite más elevado posible para el
vo¡fgtn de la actividad depende del monto de trabajo que pueda propor-
cioó*$|i.fuerza de trabajo utilizada con máxima intensidad. Dg la mis-
ma mani&{i1el volumen más bajo está determinado por el total de ben+
ficios materiales absolutamente esenciales para Ia mera existencia de la
familia". El tamaño de lá tierra permite tampoco que se dé una acumula-
ción, simplemente porque las eondiciones para un proceso de reproduc'
ción ampliada no existen, entendida en el sentido de que "se presenta una
sucesión de ciclos de producción que permite el incremento de la riqueza
social" (Mandel; 1969:91).

Este problema de la 'atomización' de la tierra se da por el sistema de


la transmisión hereditaria; en el sentido que todos los herederos -sean es-
tos hombres o mujeres- tienen derecho a una parte proporcional e igual
sobre el terreno. Esta forma de herencia aparece asociada eshechamente al
sistema de parentesco bilateral en donde la propiedad del suelo se hereda
tanto a hombres como a mujeres y en donde ambos pueden recibir una he-
rencia de su padre como de su madre.

La transmisión de la tierra también se hace en vida en el momento


del casamiento lo que permite a los nuevos núcleos familiares instalarse in-
dependientemente y construir viviendas propias. En estos casos el terri-
torio se entrega para el usufructo mientras que el propietario esté en vida.
Estos sistemas, si bien limitan, logÉn la continuidad de la produc-
ción agrícola, impiden por lo menos la migración de toda la familia. Co-
mo veremos más adelante es, en la mayoría de los casos, el jefe de familia
quien migra, mientras que la familia se queda.

Tomando en cuenta que la producción de una economía campesi-


na no responde a la racionalidad del tipo capitalista en cuanto no busca la
obtención ni la acumulación de capital, sino su objetivo final es la re
producción de su propia unidad, podemos afirmar que la economía Sala-
saca no está integrada por completo al mercado. Stavenhagen (1976:15)
señala como objetivos de la unidad campesina de producción "la seguri-
dad del ingreso familiar, la producción de alimentos para la subsistencia

43
del grupo doméstico y la generación o mantenimiento de fuentes de
empleo para la mano de obra disponible".

La producción agrícola no está articulada al mercado sino produce


fundamentalmente valores de uso. Como se señaló anteriormente, los
asentamientos estaban constituidos por propietarios individuales ya desde
antes de la Reforma Agraria. La tierra que se encuentra en propiedad de
la familia por lo general -debido al sistema hereditario y usufructuario-
no es conformada por un solo terreno sino por varios lotes los cuales se en-
cuentran repartidos en dos zonas: la parte alta y seca y la parte baja que es
más productiva y fértil debido a la mayor facilidad de riego por la cercanía
del río Pachanlica.

Podría sugerirse que los Salasacas usen el sistema tradicional de pro-


ducción de la sierra ecuatoriana o sea la utilización de la microverticalidad
y el manejo de una diversidad de especies y gran variedad de plantas de
cultivo. Oberem (1981) describe la microverticalidad como el uso comple
mentario por los habitantes de un mismo pueblo de diferentes pisos ecoló-
gicos, alcanzables en un mismo día, a diferencias de altura de 350 y 800
metros entre las parües altas y bajas. Sin embargo, estas características de
la época aborigen y colonial, en Salasaca no se dan en la actualidad. Las
diferencias climáticas y geográficas no son muy marcadas y en ambas zo-
nas se cultivan los mismos productos, con la única distinción que en la
zona baja las cosechas son más abundantes y de mejor calidad del produc-
to en virtud de las aguas de regadío. No obstante llama la atención el afán
de cultivar terrenos en ambas zonas, punto interesante si tomamos en
cuenta la forma de cultivos en épocas pasadas y la noción tradicional de
'aniba' y'abajo' arraigada en la conciencia mítica indígena.

El sector corresponde al piso ecológico donde predomina el cultivo


d,e ma{z suave, alimento fundamental en la dieta. El cultivo de mafz se
combina con el cultivo del fréjol ya que éste aporta nutrientes a la tierra
y la planta del maíz sostiene a la planta del fréjol. Además se cultivan pa-
pas, chochos, col, lentejas, quinua, cebada, trigo, calabazos y zapallos co-
mo productos más representativos, los cuales diversifican el alimento co-
tidiano. El uso del suelo es continuo, un sistema que se considera inten-
sivo porque el tiempo de barbecho que se da a la tierra, en cada uno de los
terrenog no excede a los seis meses (Boserup; 1965). Para la conservación
del suelo se utilizan fertilizantes naturales o sea abono orgánico.

M
[.os inst¡rrmentos de hab4io empleados son rudimentarios, básica-
mente se usa el arado, el azadón, el pico, la pala y la yunta. Es una tecno-
logía que E. Wolf (1975:32 ss.) llama "paleotécnica" ya que se trata de
un sistema de producción agrícola no mecanizado. Su principal caracte-
rística consiste en la conexión de la energía humana y animal. El desyer-
be al igual que la cosecha se hace en forma manual y las prácticas de cul-
tivo se reducen al conjunto de labores agrícolas de tipo tradicional, trans-
mitidas por sus antepasados.

La utilización de resu$¡os nah¡rales (zonas de pastoreo, caza, pesca)


así como el acceso a la tierra responde a una necesidadeconómicaparala
zupervivencia del campesinado indígena.

Tradicionalmente, Salasaca ha sido comunidad libre en el sentido


de un asentamiento donde "el usufructo de las tierras se funda tanto en
títulos como en una posesión real originados en épocas pasadas. La vin-
culación de tales comunidades con la sociedad circundante no era media-
Itzada por la hacienda" (Santana; 1983:53), no obstante, la vinculación
con el centro poblado "Pelileo" se mantiene a través de las relaciones ce,
remoniales-administrativas. Como tal, la parroquia tiene derecho al usu-
fructo de tierra comunal en el cerro de Teligote donde recogen plantas me-
dicinales y hierbas para tinturar sus propios vestidos y para los tejidos
destinados a la venta. Esta zona era el único espacio comunal, no obstan-
te, parte de ella fue expropiada por los blanco-mestizos y la resistencia
de los Salasacas contra este abuso no ha tenido éxito. En cuanto a la ena-
jenación de tierra, el Salasaca ha sido exageradamente explotado por los
blanco-mestizos que lentamente han ido disminuyendo la extensión te-
rritorial. Si bien el valor del espacio territorial es sentido por todos los
habitantes, existen actos de compra-venta de parcelas a blanco-mestizos
en los limites parroquiales y hasta dentro de la comunidad, debido a la
necesidad de satisfacer sus sueños sociales ocupando cargos rituales que
les permiten el acceso al poder o sea a ejercer la función de cabecillas.

La reducida disponibilidad de tierra por parte de los Salasacas y la


inexistencia casi total de recursos naturales llevó a los pobladores al
aprovechamiento intensivo de su medio ambiente sin que fuera destruído
o afectado el ecosistema n¿hrral. La genial apropiación de la naturale-
za sumamente pobre que está a su disposición les permite exhaer no so-
lamente valores de uso sino además valores de cambio. La predominancia
relativa del valor de uso (la producción se orienta fundamentalmente
por el auto-conzumo) sobre el valor de cambio (sólo los excedentes se

45
llevan al mercado) revela la existencia de una forma de producción no ca-
pitalista, capaz de funcionar y de reproducirse de acuerdo al medio am-
biente natural.

Esta utilización múltiple de la naturaleza permite compensar la fal-


ta de pasto o potreros naturales con el cultivo de alfalfa (medicago sati-
va) y la deficiencia de bosques es igualada mediante la siembra de euca-
liptos, cipreses y pinos que son utilizados en la construcción de vivien-
das al igual que sirven para leña. El capulí (prunus solicifolios o prunus
serotina) que, según T. Wolf (1975:488) "señala con tanta seguridad la
sierra como la palma de coco la cercanía del mal", enriquece con sus
frutas la dieta diaria entre febrero y abril y es umdo también en la tradi-
cional colada "jucchu". El carrizo se emplea en la construcción de chozas
y casas para revestimiento y tabiques. La cabuya negra y blanca (agave
americana y Fourcroya sp.) podemos considerarla ya como "planta indus-
trial". T. Wolf subraya la gran utilidad de la cabuya en regiones secas y
áridas (l-975:490) y Debanais "admira el genio industrioso de los Salasacas
en el uso de esta planta" (1950:106) que cultivan con €sms¡s. Las fibras
de la cabuya son utilizadas para fabricar los tejidos de soga, strigras, cos-
tales, hamacas, alfombras y rodapiés a más de ser aprovechadas como ali-
mento para el ganado. De la planta madura, o sea de su tronco, se extrae
un líquido denominado "chaguarmishqui" el mismo que se usa para pre-
p¿rrar una colada. La cabuya se emplea también para cercar los caminos,
para cerramiento de propiedades y finalmente también como jabón para
lavar la ropa y como remedio para dar brillo al cabello.

Por ser uno de los primeros modos de producción autóctona que el


Salasaca desde tiempos inmemorables conserva, describiremos el proce-
so de industrialización de la cabuya como ejemplo de una supuesta ra-
cionalidad económica propia del campesino quien utiliza todos aquellos
conocimientos, habilidades, técnicas y estrategias que su medio ambiente
le permite aprovechar e integrar en su producción:

Cuando el penco se encuentru en estado de madurez cornpleta, w


le corta; uiene el "chilpido" por medio de cuchillos o palos aguza-
dos o colocando los pencos en las carretems. Luego que el penco
estó triturado, se le pone al oreo o secsdo y en atados re an'ojan a
unas "cochas" de ugua con el objeto de que se pudm Ia parte pulpo-
sa. Una uez que se haya cumplido con esta etary * procede aI b-
uado el mismo que se realiza golpeando eonfiu unas piedms. A con-
tinuación y luego de seuda Ia fibm, se lo peina, lweiéndob pasor

46
por und tabla llena de clauos. Antigtnmente se le peinaba a Ia fibra
con unos huegos finos y pulidos paru elhilado fino y otrfl grues que
se le hihba paru servir de trama en los indicados tejidos. La cabuya
hiladn es sometida a diuerss tinturasnatursles o químico* de acuer-
do a Ia finalid.ad. que se le destine". (Información uerbal de una
mujer Salasaca).

Ia posesión de animales domésticos pequeños como cuyes, gallinas


y conejos es común y tiene la importancia para la dieta festiva de la familia
Salasaca, en cambio no es tan común las faenas agrícolas, el transporte y
el acarreo. En caso de que no se disponga de bueyes o vacas para la yunta,
éstos son prestados de un pariente o se alquilan de un vecino. Una yunta
(vaca y buey conjuntamente) cuesta S/. 200 di¡arios de alquiler y S/. 350
junto con el arado; en caso de que el trabajo de arado es efectuado por el
dueño de la yunta, el costo es de S/. 400 por día, más la comida.

Los toros de Salasaca (por su fama de ser bravos) y las vacas (que re-
quieren para los juegos de la "vaca loca") son muy solicitados en las
fiestas de los pueblos vecinos y hasta en los más lejanos de otras Pro-
vincias. Al dueño normalmente se le paga s./ 250 diarios por cada ani-
mal y es invitado a participar en la fiesta. El transporte del animal, del
dueño y sus acompañantes, así como comidas y bebidas, corren por cuen-
ta del anendatario.

Toda la producción lechera se vende a los siete mestizos que habi-


tan en Salasaca, quienes elaboran quesos que venden en las ferias cerca-
nas; ellos no poseen vacas propias ni terrenos de pastoreo. Los Salasacas
prefieren vender la leche (a 15 sucres el litro) en vez de conzumirla, pa-
ra así obtener un ingreso adicional.

I¿ fuerza de trabajo en Salasaca se caracteriza por la Íntima rela-


ción entre los fenómenos ecológicos, el ritmo de los cultivos, los arre-
glos técnicos para la producción y la vida social. Coincidimos con Gode-
lier (1976:t9 y 23-24) quien afirma que en sociedades donde la produc-
ción agrícola está destinada fundamentalmente al autoconsumo, ,,el as-
pecto estratégico de la relación hombre-medio es al mismo tiempo el del
nivel de las técnicas y el de la estructura de la organizaciín de la produc-
ción... dentro de la cual las relaciones de parentesco y las alianzas cons-
tituyen el marco general de la existencia del individuo y su protección'l

47
La organización de la producción agropecuaria supone como unidad
social básica la unidad doméstica. Sin embargo, la cantidad y calidad de
fuerza de trabajo que posee la unidad doméstica no condiciona, en última
instancia, su capacidad de autoexplotación y el control sobre el nivel de
consumo ya que los arreglos sociales son el factor dominante que relacio-
na las unidades domésticas en el proceso productivo: los vínculos de pa-
rentesco consanguíneo y de afinidad; las relaciones de compadrazgo o pa-
rentesco ficticio así como los sistemas de mutualidad y cooperación de la
unidad social. Estas estrategias refuerzan en forma directa la capacidad
familiar prira asegurar el proceso productivo y reproducen la organización
comunitaria fortificando la identidad étnica del grupo.

De lo expuesto se desprende que los Salasacas en un espacio, deter-


minado por una historia particular, crearon un conjunto de prácticas eco-
nómicas, técnicas y socio-culturales que aseguraron su supervivencia como
etnia minoritaria dentro de la sociedad nacional.

Vimos que ellos, en su mayoría, no están desposeídos de los medios


de producción: cuentan con tierra propia y poseen sus instrumentos de
traoajo que son "el resultado de una tecnología particular dentro de un
prolongado proceso histórico de acumulación cultural" (E. Wolf; 1975:
14); controlan la producción -incluyendo el trabajo humano- con una
economía de autoabastecimiento y sin acumular excedentes; con creativi-
dad y precaución aprovechan al máximo los recursos naturales que están
a su tlisposición y han establecido relaciones socio-culturales que determi-
nan el sistema de producción.

El proceso de cambio que se está desarrollando en otras áreas rurales


del Ecuador mediante cambios de tenencia de la tierra, créditos agrícolas,
la introducción de nuevas técnicas de producción junto con el monocul-
tivo de productos negociables en el mercado- en Salasaca no tiene rele-
vancia por la falta de excedentes que se debe a los factores antes descritos:
el capital y la fuerte presión demográfica, el sistema de minifundio y la es,
casez de agua de regadío.

Tampoco podemos hablar de una doble estrategia en el sentido de que


por un lado la producción satisface el autoconsumo destinado a la repro-
ducción de la fuerza de trabajo de la unidad doméstica y por otro lado
parte de ella es comercializada en el mercado. (Al respecto cfr. Pachano;
1980. Martínez; 1980. Archetti; 1981. Santana; 1983).

48
En las ferias locales de Quero (día domingo), Ambato (día lunes),
Cevallos (día jueves) y Pelileo (día sríbado) esporádicamente y en peque-
ñas cantidades se venden: huevos de gallina ats/. 10, un cuy a S/. 120, un
conejo a S/. 250, una gallinagrandeaS/. 500 y un pavo grande a S/. 1.500.
De los productos agrícolas se comercializan chochos (lupinus), el quintal a
S/. 500. Los chochos se lavan tres días en el río y después se cocinan por
un día entero, lo que implica gastos extras de leña (la mula se compra a
S/. 120) y más fuerza de trabajo. En la época de cosecha también s€ ven-
den los capulíes a S/. 150 el cajón.

En años anteriores asimismo el maí2, la quinua y la cebada eran ob-


jeto de estas ventas a pequeñaescala, pero hoy en día, estos productos se
necesitan para el autoconsumo.

Los Salasacas a su vez entre otros productos compran principalmen-


te hortalizas y frutas, azicat, sal y pan, puesto que "el campesino no vive
todo el año de maíz crudo ni de cebada en grano" (Santana; 1983:56) y
necesita diversificar su alimentación aunque sea en forma mínima.

La venta de productos disponibles en su ecosistema se reduce a lia


paja o alfalfa (S/. 20 una planta grande), al carrizo grueso (S/. 120 el cen-
tenar) y canwo delgado (S/. 80 el centenar). La cabuya blanca se entrega
entre ocho y diez sucres, según la madeja. De toda la amplia gamh de pro-
ductos elaborados con cabuya, en la actualidad únicamente las sogas son
solicitadas en las ferias y alcanzan un precio entre S/. 20 y S/. 30 cada
una.

La transformación de productos naturales como actividad a¡tesanal


que permitió a la unidad doméstica obtener suficientes ingtesos adiciona-
les para cumplir con las exigencias del hogar y de la comunidad (fondos
ceremoniales) hoy en día pierde importancia como factor económico y es-
ta labor está orientada esencialmente al autoabastecimiento.

De un modo característico encontramos en estos ejemplos en primer


término los factores que revelan un intercambio desigual de valores entre
las unidades domésticas y la sociedad nacional a través del mercado. La
dependencia del mercado de los pequeños productores Salasacas tiene zu
efecto en la imposición de precios bajos por parte de los compradores, que
no equivale al trabajo realizado ni a los costos de producción; hecho que

49
significa una extracción de materiales o sea de valores de la comunidad
indígena a través del mercado capitalista.

En segundo término observamos un proceso de disolución de la eco-


nomía campesina como consecuencia del desa¡rollo y de la expansión de
la economía capitalista. Con la destmcción de la pequeña industria Sala-
saca, basada en el aprovechamiento de sus propios recursos naturales, en
su trabajo personal utilizando sus propios instrumentos de trabajo, r¡e ace-
lera el proceso de integración al mercado capitalista
-sea mediante la com-
pra de artículos que antes ellos mismos producían para su autoabaste-
cimiento o mediante la venta de su fuerza de trabajo.

Es un aspecto importante el hecho de que en el proceso de integra-


ción forzada al mercado capitalista, la unidad de producción y consumo o
sea la unidad doméstica Salasaca, puede modificar y hasta neutralizar los
efectos que tienden llevarla a su descomposición o desaparición. Al respec-
to citamos a Toledo (1980:52) quien afirma que "mientras persisten los
flujos de autosubsistencia (lo cual supone la presencia de los ecosistemas),
es decir los que conducen los productos con valor de uso, la unidad cam-
pesina de producción se encontrará protegida (aunque no aislada) de las
leyes del mercado capitalista". Aunque los intereses del mercado nacional
son directamente opuestos a la racionalidad de una economía doméstica
pueden, sin embargo, coexistir ambas formas (cfr. E. Wolf; 1975:67).

Esta temática encuentra su lógica de funcionamiento en las condi-


ciones específicas a nivel de la unidad productiva familiar. Sus vínculos ha-
cia el exterior vamos a abordar en el siguiente capítulo dando especial
énfasis a la reproducción social y cultural de la unidad familiar en la que
la mujer cumple un papel de suma importancia en el sentido de que con-
tribuye a la preservación de los valores, tradiciones, usos y costumbres
que serán vistos como estrategias para impedir la integración total de la
unidad doméstica al desarrollo capitalista (cfr. Rocío Rosero; 1984).

LA ARTESANIA

Lo expuesto anteriormente nos permite entender, por qué la econo-


mía parcelaria Salasaca se encuentra en decadencia, así como comprender
los factores por los cuales los Salasacas se ven obligados a concurrir al
mercado a través de la actividad arbesanal o salarial.

50
A lo largo de su historia, por lo menos la reciente, el Salasaca siempre
ha sido un artesano; acordémonos de su habilidad para los tejidos de ca-
buya. Aunque no entra precisamente en el contexto de la artesanía co-
mercial, queremos menciona¡ otra actividad del Salasaca para demostrar
su capacidad para este tipo de trabajo y la conservación de una artesanía
predominantemente utilitaria, así como la importancia de ésta como artí-
fice para la presewación de la cultura y los valores autóctonos, que tiene
sus propios diseños, materiales y técnicas.

Los chumbis: El tejido de'mama chumbi', una faja ancha que usan
las mujeres por debajo de la 'guagua chumbi' (faja angosta) para sujetar el
anaco (la falda), antiguamente representó un trabajo artesanal privativo de
las mujeres y cada núcleo familiar elaboraba los suyos propios. Estos
chumbis son tejidos de lana muy fina, con colores naturales y motivos mi-
núsculos, decorativos y variados que requieren de un largo tiempo de
elaboración en el telar de cinturón. Este objeto útil y estéticamente sig-
nificativo se mantiene gracias a la costumbre de las mujeres Salasacas de
seguir uúndolo (ver dibujo en la contratapa). Parece que con la introduc-
ción del mercantilismo textil (tapices y tapetes) la producción casera fe
menina sufrió cambios fundamentales. Por un lado el arte de tejer pasó a
ser un trabajo de hombres, lo que significa un cambio profundo de roles.
Antes, la mujer necesitaba ser una buena tejedora para alcanzar una alta
consideración y prestigio dentro del grupo, aunque su chumbi tenía sola-
mente dos funciones: Ia de la utilidad o sea una función práctica'y la del
adorno personal, es decir una función estética y ritual-ceremonial. En la
actualidad, la mujer 'ya no tiene que tejer' y en su mayoría, Ias mujeres
efectivamente ya no dominan las técnicas antiguas. Ahora, las mujeres
encargan su chumbi a uno de los 'especialistas' y tienen que pagar entre
mil y mil quinientos sucres por cada uno, según la calidad en el acabado.
Por otro lado paralelamente con la especialización se produjo una dismi-
nución del número de personas que se dedican a este arte para abastecer
la población femenina. No queremos hablar de una diferenciación inter-
na ya que estos artesanos principalmente están dedicados a la agricultura
de subsistencia y tejen úrnicamente en su tiempo libre y sobre pedido. El
trato entre productor y compradora es muy personal. Las mujeres pasan
horas para describir al artesano los ornamentos que desean que tome en
cuenta para su chumbl Además, el pago a menudo se efectúa a plazos y,
a veces, parte del precio es pagado en especies.

Los ponchos que usan los hombres Salasacas, son de lana fina, te-
jidos en la unidad doméstica, de corte largo y angosto y de colores negro

51
y blanco. El poncho blanco se lleva por debajo del poncho negro. si bien
en los días laborales algunos salasacas ya no visten el poncho, todos lo
usan todavía los días domingos y en las fiestas. Segun informaciones di-
rectas, los Salasacas consideran en su mayoría que los ponchos son ,.in-
cómodos y pesados". Parece que los hombres, debido al aumento de la
migración estacional dentro de la población masculina, se acostumbraron
y adaptaron más rápidamente a la vestidura de ,'los blancos" que las
mujeres. Creemos que este proceso de cambio no ha ocurrido a nivel
de una conciencia discursiva y ¿ügumental, sino más probable es que las
decisiones se están tomando a un nivel más profundo y de carácter intui-
tivo. En todo caso llama la atención que el éxito de la presión colectiva
-en este caso sobre los hombres- se restringe a que el vestido tradicional
sea usado sólo en días especiales. (cfr. también el caso de los Huichales,
en: Pueblos de la Tierra; 1981).

Un aspecto a considerar es la costumbre de ,,abatanar ponchos" que


es parte del proceso productivo artesanal, que se efectúa en minga y que
además contiene un marcado significado ritual. En esta labor siempre
participan tres hombres, el dueño de la tela y dos invitados que pueden
ser amigos, vecinos o parientes. La función práctica de .,pisar el poncho',
es la adaptación del poncho al tamaño de la persona. Los pasos para ,,pi-
sar poncho" son los siguientes:

Cuando la tela estó tejida, se llama a los inuitados. Entonces los hom-
bres que estón sentados en una estera en el conedor. enroscan ln te-
la como salchicha y la amarran fuertemente con una soga. Se hace
heruír agua en una olla grande y se mete el poncho. Se deja móximo
unos cinco minutos adentro. Después se deja enfriar pero no bajo el
sol, sino en la misma choza. Cuando estó fría Ia teb, Ios hombres
empiezan "a pisdr" el rollo duro, duro, hasta que se seque el agua;
así, el poncho se ua encogiendo. Después de unas homs, uan uíendo
como quedó el poncho, o see el dueño lo prueba poniéndoselo. Otra
uez se Ie enrosca y se amarTa. Los hombres necesitan por lo menos
dos días enteros para pi.nr, a ueces mós. Le abren al poncho, se le
prueba y se amara uarias ueces hasta que quede bien de largo. De
noche descansan. Hay buena comida y chicha pra los que pixn.
( I nformación dire c ta ).

Debemos anotar que no se trata textualmente de "pisar" sino más


bien dar vueltas al rollo de la tela, en forma rápida y con fuerza. Real-
zamos este detalle ya que demuestra una aptitud original y creativa

52
dentro de las formas tradicionales de artesanía, que satisfacen las necesi-
dades individuales y colectivas.

Con estos dos ejemplos queremos demostrar que la artesanía, enten-


dida como el quehacer manufacturero que anteriormente satisfacía
prácticamente todas las necesidades de la población Salasaca, persiste en
forma parcial. El desarrollo posterior de estos productos artesanales de-
penderá finalmente de la medida en que los Salasácas logten conserva.r su
identidad cultural.

I¿ manufachrra coraercial de tapices y tgpetes fue incentivada e


incrementada por varios organismos, incluyendo el programa del .Punto
IV a partir del año L962, casi dos décadas después de la llegada de las
Hnas. Lauritas que iniciaron sus actividades en 1945. (cfr. Scheller;L9?2.
Casagrande; 1977. Carrasco; 1982). Estos foráneos retomaron la técnica
de la cabuya y -en primera instancia- también los motivos tradicionales
de los chumbis, para enseñar en nuevos telares, suministrados por ellos, la
elaboración de tapices. El factor rmrltiplicador del trabajo efectuado por
los primeros tres artesanos que fueron instruidos fue enorme ya que
dentro del sector existía la destreza manual y una sorprendente habilidad
de tejer. Llegaron a tal perfeccionamiento, que los tapices se realizaron
con motivos complicados sin elaboración previa de un dibujo. Entretanto
los Salasacas son artesanos tan hábiles en este oficio, que elaboran tapi-
ces copiando perfectamente hasta de ornamentos de postales y fotogra-
fías. Se podría concluir que los Salasacas ya no son creativos, pero noso-
tros opinamos que su liberüad de creación es limitada: por las exigencias
del mercado y sobre todo por la falta de capital. Están sometidos a las
condiciones de una sociedad con una "cultura de conzumo" en la que los
productos artesanales sirven exclusivamente como objetos comerciales,
desligados de los contenidos culturales y de los diseños tradicionales pro-
pios de los Salasacas. Es por eso que sus tapices no son algo propicio y
típico del lugar, sino, un objeto más que puede ser elaborado de igual ma-
nera en cualquier otro lugar, con todas las implicaciones económicas ne-
gativas que ello acarrea en términos de competencia, en cuanto al costo
de la mano de obra y condiciones del mercado. Hace pocos años, los Ota-
valeños empezaron a interesarse por los tapices de los Salasacas. Primero
llegaron a la Parroquia a comprar los tejidos al por mayor y a precios rela-
tivamente bajos. Entretanto ellos mismos establecieron una industria pro-
pia, copiando los diseños y la forma de hacer los tapices de los Salasacas,
poniéndolos a la venta en la feria de Otavalo. Cinco Salasacas jóvenes
se encuentran actualmente trabajando en Otavalo y enseñan a los Ota-

53
valeños su arte de tejer los tapices. Los artesanos mayores Salasacas, esüán
bastante descontentos con esta actitud individualista y egoísta, que en
un futuro puede tener todavía más efectos negativos en el propio comer-
cio de los Salasacas.

A partir de 1962, voluntarios del Cuerpo dePaz ayudaron en la for-


mación de una Cooperativa de Artesanos, la cual todavía existe y que
cuenta con aproximadamente treinta socios, muchos de ellos emparenta-
dos entre sí; pero la idea principal de montar un taller central en el mis-
mo edificio donde funciona la Cooperativa fue categóricamente rechaza-
da por parte de estos socios. Ellos prefieren seguir trabajando en sus casas
y la Cooperativa llegó a convertirse en un simple centro para la comercia-
lización de los artículos artesanales. El tratamiento de la cooperación en
términos netamente financieros condujo a una distorsión del programa
de desarrollo, inicialmente propuesto.

Es sumamente difícil definir, cuantas personas están actualmente de.


dicados a la producción artesanal en Salasaca. Cada familia posee por lo
menos un telar, algunas veces utiliaado por las mujeres que tejen la tela
para sus bayetas (varimedias) y anacos, destinados al autoconsumo o al
intercambio con familiares o vecinas. Debido a que tejer tapices es consi-
derado entretanto como trabajo exclusivamente de hombres, la mayoría
de los telares están abandonados. Muy raras veces están tejiendo niños
varones. Ellos, anteriormente elaboraron los tapices pequeños (tapetes)
para "entrenarse y aprender" pero ahora, los mismos padres consideran
de mayor importancia que sus hijos vayan a la escuela. Muchos de los
hombres que antes tejían ahora trabajan como jornaleros fuera de la co-
munidad y sólo tejen esporádicamente. A la pregunta, por qué ya no se
dedican a la artesanía, contestan que "nosottros, los Salasacas, somos
buenos artesanos, pero malos comerciantes", "no nos gusta vender",
"los materiales son demasiado caros y los compradores no quieren pagar
precios justos", "hay demasiada competencia y no sabemos dónde ven-
der". Algunas veces indican que después de haber trabajado "en construc-
ción", t'las manos ya no dan", de manera que según parece, perdieron la
habilidad y la paciencia para este oficio.

Si bien al introducir la artesanía comercial en Salasaca, el nivel de


vida se mejoró notablemente, desde hace algunos años, la competencia de
los indlgenas de Otavalo empezó a notarse junto con una fuerte zubida
del costo de las materias primas y una drástica declinación de la demanda,
especialmente en la parte del turismo. Además, los precios de venta su-

54
bieron muy poco y los tejedores reciben ingresos muy bajos. Era en esa
época, cuando se dio una diferenciación entre los tejedores de tapices
en Salasaca: '

- algunos perdieron el control sobre el proceso productivo y se trans-


formaron en trabajadores a domicilio, o en peones asalariados, para
los pocos artesanos con éxito, que les pagan a destajo y con los cua-
les en la mayoría de los casos mantienen relaciones de parentesco
dependiente.

- Otros en cambio se mantienen como artesanos independientes y


coexisten con el estrato de los dueños de talleres más gnndes. Mu-
chos de estos artesanos mís tradicionales son incapaces de competir
con los "pequeños empresarios" que lograron concentrar la mayor
parte de la producción y comercialización en $ts talleres, subordi
nando a los demás. Si bien estos tejedores son propietarios de sus
medios de producción, la orpansión de su producción está limitada
por el número reducido de los trabajadores familiares y por el poco
capital que disponen. Sus ingresos no dependen sólo del volumen
y costo de su producción, sino principalmente del precio que fija
el mercado y el comerciante intermediario. Su lógica particular, su
concepto de producción es sobre todo una forma de organización
social determinante por las relaciones familiares. Para poder vender
a precios más bajos que la competencia, debe bajar su precio de venta,
sacrificando casi siempre su ganancia y bajando su propio salario que
le correspondería como propietario de los instrumentos de produc-
ción y de trabajo. Igualmente, en estas unidades domésticas de pro-
ducción, se acostumbra no pagar a los trabajadores familiares, y si
cuentan con peones familiares el salario en todo caso es muy bajo.
Otro mecanismo para mantener los costos bajos y aumentar la pro-
ducción es la prolongación de la jornada de trabajo, hasta 12 horas
diarias y más, y recurrir al trabajo infantil. A pesar de tales esfuerzos
y sacrificios, sus condiciones de vida no se mejoran en absoluto
y el ingreso familiar así como la posibilidad de acumular un mínimo
de capital no aumenta. En la mayoría de los casos, los a¡tesanos
-mediante la producción de tapices- sólo consiguen ingresos tan
bajos que apenas permiten costear los gastos de vida de la familia.
En este trabajo no es posible analizar más esta problemática; por su
importancia se propone una investigación operativa de quienes se
interesen.

55
- Entre los Salasacas que no lograron salir de su miseria económica a
través de la pequeña producción artesanal y que se sienten desilusio-
nados y sin afán de repetir el experimento, consta el gran número
de las personas que abandonaron sus telares en búsqueda de cualquier
trabajo asalariado fuera de la Parroquia. Ponemos énfasis una vez más
en el hecho de que la reproducción y transformación del artesanado
depende tanto de características internas de las unidades productivas
como de las condiciones socio-económicas generales que rigen en el
país. La diferenciación de los artesanos Salasacas se debe también a
los mecanisrnos que regulan el acceso al crédito, materias primas y
los canales de comercialización.

- Los pocos Salasacas que logmron montar una pequeña industria ar-
tesanal económicamente rentable y que han sido capaces de acumu-
lar capital, al mismo tiempo son buenos comerciantes que siguen la
lógica del capital; calculan los costos y precios de venta de sus tapi-
ces (ver cuadro No. 8), conocen el mercado, se informan acerca de
los precios de la competencia otavaleña y de los diseños de mayor de-
manda, Aceptan el criterio de "belleza" que la clase dominante les
impone (de momento están de moda los paisajes) y producen única-
mente de acuerdo al gusto del consumidor. Cabe anotar que en
cuanto al acceso a créditos y materias primas este grupo dispone de
ventajas en comparación con el resto gracias a sus relaciones con la
Iglesia Evangelista.

Según Archetti (1981:228), "la nrptura del modelo estrictamente


campesino, se produce... por un proceso sistemático de acumulación de
capital". Anteriormente mencionamos ya, que el "modelo campesino"
implica un modo diferente de pensar y actuar dentro del contexto amplio
e interrelacionado de la organización económica y socio-cultural. Por lo
tanto no sorprende, que los artesanos relativamente acomodados, para los
cuales la artesanía realmente es una fuente de ingresos y proveedora de
bienes de consumo, pertenecen al grupo menos tradicional de Salasaca.
Ya no viven muy sujetos a sus costumbres, tradiciones y creencias y cada
vez más se cierran a las demandas que se les hace para que aseguren, con el
fondo ceremonial, los nexos tradicionales que unen a la organtzación so-
cial. Negándose a facilitar su excedente para los gastos ceremoniales, pue-
den destinar el fondo así liberado para consolidar su progreso económico.
(cfr. E. Wolf; 1975:27 ss.) Pero al poner término a sus compromisos de ce-
remonia, la diferenciación interna se agudiza y el equilibrio de la organiza-
ción social se pone en peligro.

56
Apart¿ de tal diferenciación a nivel de la comunidad queremos ano-
tar también el aspecto de la diferenciación a nivel familiar. Si bien en to-
dos los estratos descritos sé mantiene la agricultura de autozubsistencia en
la cual el aporte real de las mujéres es significativo e importante para La
unidad doméstica el caso de las pocas familias con talleres relativa'
mente exitosos,- la -nmujer pennanece en una dimensión social disminufda
y baja, ya que'el hombre es quien mantiene las relaciones comerciales y
aporta exclusivamente a la economía monetaria del hogar, facilitando has-
ta a veces bienes de status.

A nivel general, la penetraclón capitalista en las economías de subsis-


tencia afecta a ambos sexos, empezando en la misma base del hogar. No
obstante, en el proceso de crecimiento y acumulación económico, existe
una dimensión que implica que este proceso afecta de manera diferente
a las mujeres que a los hombres, dado que éstos están involucrados en el
sector moderno, mientras que las posibilidades de las mujeres son restrin-
gidas debido a su menor movilidad y flexibilidad.

LA MIGRACION

Otra de las estrategias que las unidades domésticas en Salasaca desa-


rrollan, para asegurar la zupenivencia, y que se volvió predominante
eomo resultado del parcial fracaso de la pequeña industria artesanal, es el
trabajo asalariado estacional. La migración masculina prevalece, mientras
que la migración de las mujeres es casi nula. Esta diferencia por sexo, de
participación en el mercado de trabajo, se debe a la necesidad de utilizar
la fuerza de trabajo femenina en la agricultura de autosubsistencia.

La agricultura es necesaria porque el sector capitalista no asume los


costos de manutención, reproducción y jubilación del jornalero asalariado,
sino lg paga únicamente en base al número de horas trabajadas, lo cual no
satisface de ninguna manera su reproducción ni la de su familia. Mei-
llassoux (1979) denomina esta forma de pago "salario directo". Por otro
lado la migración también es necesaria ya que si los Salasacas abandonaran
la migración temporal que es su único recurso, la reproducción de las fami-
lias se llevaría a cabo en condiciones muy precarias. En estas circunstan-
cias, la agricultura parcelaria y la migración temporal son actividades com-
plementarias e indispensables para garantizar las necesidades fundamen-
tales de residencia, reproducción y consumo de la unidad doméstica,
así como sus necesidades sociales. (cfr. Sáenz; 1980: Rosales; 1982.

57
Farga; 1981. Martínez;1984). Por lo tanto, los Salasacas migrantes están
sometidos a una doble explotación en beneficio del sector capitalista: a
través del trabajo no remunerado de las mujeres en el sector de subsisten-
cia y de los recursos temporales del trabajo masculino como asalariados
baratos. El alto nivel de explotación a través del sistema de salarios bajos y
la obtención de ganancias exhorbitantes de las empresas capitalistas es
sólo posible porque las mujeres con la ayuda de los niños y ancianos, pro-
porcionan la subsistencia para el trabajador asalariado y la familia. Esta
contribución indirecta del trabajo femenino ilustra su aporte como con-
dición básica e indispensable para el funcionamiento del sistema capi-
talista. La coexistencia de dos formas de producción debemos considerar-
la como una necesidad para el desarrollo y reproducción del capitalismo,
citando a Warman (1972:1,24) quien dice: "la mano de obra debe sobre
vivir de su propio esfuerzo todo el tiempo que la empresa no puede ocu-
parle. Adicionalmente la mano de obra no debe presentar demandas la-
borales ni solicitar prestaciones definitivas. El trabajador no debe estar
arraigado de manera permanente a la empresa sino a otra condición: la
del campesino".

Las temporadas en que los Salasacas migran para trabajar como jor-
naleros están en estrecha relación con los ciclos agrícolas y el calendario
festivo. Las migraciones comienzan cuando se terminan las labores agrí-
colas en sus parcelas.

El tiempo que permanecen fuera depende tanto de condiciones inter-


nas de la unidad doméstica y de la comunidad, como de la demanda de
fuerza de trabajo en los diferentes lugares (ver cuadro No. 9).

La mayoría de los Salasacas que venden su fuerza de trabajo en el


mercado capitalista lo hacen porque tienen poca tierra y no disponen de
suficiente agua de regadío (ver cuadro No. L0). Otras causas de migración
son la necesidad económica, sea p¿rra cubrir los déficits de su unidad de
producción o sea la necesidad de pagar deudas, que casi siempre están
relacionadas con la construcción de nuevas viviendas. En el cuadro No. 11
vemos claramente que existe una relación entre la migración y aquellos
Salasacas que son dueños de mejores casas, pero que están adeudados.
Además existen razones de orden familiar como el asegur¿ü la educación
de los hijos, etc.

Por la falta de trabajo industrial cerca de la Parroquia, los migrantes


Salasacas deben trasladarse a los diversos lugares donde se requiere mano

58
de obra no calificada. En la actualidad ha adquirido importancia la venta
de fuerza de trab4jo en las Islas Galápagos, donde cada vez más se emplean
lOs hombres de Salasaca para la construcción de obras de infraestructura
y de gasas. En el mes de diciembre de 1984, trabajaron aproximadamente
60 hombres en Galápagos. Ellos prefieren el trabajo en las Islas por el jor-
nal más elevado que allí reciben en comparación con otros lugares.
Además se puede constatar, que los mayores trabajan como albañiles,
mientras que los jóvenes según sus propias indicaciones laboran como
"peones", o sea, se registra una tendencia hacia una cierta especialización
y capacitación dentro del grupo de migrantes a las Galápa8os, hecho que
explica también la mejor remuneración.
Los salarios que reciben los jornaleros no incluyen costos de alimen-
tación y en el caso de los migrantes a las Galápagos, éstos además deben
pagar los gastos de viaje. Debido a que en todos los casos se trata de tra-
bajadores estacionales, ellos no cuentan con contratos de trabajo y por lo
tanto no disponen de la menor seguridad de poder mantener su empleo ya
que la duración del mismo depende del criterio del empresario. Al térmi-
no del trabajo, el migrante tiene que buscarse otro empleo o regresar a
su Comunidad. Los migrantes temporales en su mayoría son casados y
trabajan fuera de la comunidad prioritariamente entre los quince y treinta
años de edad.

Al referirnos anteriormente a la organización interna del grupo étni-


co, pusimos énfasis en que todas las interrelaciones que se observan en las
diversas manifestaciones son integrales, con un latente sentido del todo en
cada parte. Visto al migrante como individuo de la totalidad' parece que
éste a su regxeso va a repercutü sobre el principio de unidad interior y
amenazar La seguridad e integridad del grupo. Pero tanto como el 'ser in.
dio' no está determinado por el hecho de demostrar ciertos rasgos étnicos
y culturales - el organismo social no está estático sino vivo y por lo tanto
en capacidad de transformarse como conjunto. Si bien el Salasaca migran-
te, fuera de su Parroquia, ya no se viste con su indumentaria autóctona,
veremos que está lejos de perder su sentido de colectividad. Eric Wolf
(en Velasco; 1979: 148) subraya al respecto que "la calidad del indio
no consiste en una lista discreta de rasgos sociales; se encuentra en la ca-
lidad de las relaciones sociales encontradas en comunidades de cierüo tipo
y en la autoimagen de ciertos individuos que se identifican con esas co-
munidades. La calidad de indio es también un proceso histórico distinti-
vo, ya que estas comunidades tienen su origen en cierto momento, se for-
talecen, decaen nuevamente y mantienen o pierden su solidez frente a los
ataques de la sociedad global".

59
El hecho de que cada migrante en el lugar donde trabaja, procura
encontrar otros empleos para zus familiares en primer lugar no es una
actitud individualista, psicológicamente explicable para no sentirse solo
entre gente ajena, ni tampoco una actitud materialista práctica para po-
der compartir los gastos de mantenimiento, sino resulta principalmen-
te de su obligación con el gupo social al que pertenece. por lo tanto no
es otra cosa que poner en práctica los valores sociales que se han estable
cido a lo largo de la historia como norma general para asegurar la super-
vivencia del grupo y que se expresan en las formas establecidas de las re-
laciones sociales. En este sentido, cada miembro de un grupo de migran-
tes se siente responsable del otro y en caso dado, le presta toda ayuda
necesaria.

El migrante temporal a su vez puede esperar que la comunidad de-


fienda sus intereses durante su ausencia. Las múltiples relaciones fami-
liares y sociales pueden ser consideradas como una red de seguridad
que garantiza la prestación de ayuda a su familia en caso necesaúo. El gru-
po se sentirá responsable de observar que su tierra, sus animales y c¿il¡a
estén bien cuidados y de vigilar que la conducta de su esposa y de sus hi-
jos sea impecable. La comunidad acogerá al migrante a su regreso y pro-
curará neutralizar los efectos resultantes de su contacto con la sociedad
dominante, que pueden ser disolventes para la organización interna.

De este modo, los migrantes son retenidos en el seno de la colecti-


vidad, que es la única en asegurarles la salvaguardia de sus derechos.

Ya subrayamos la importancia económica que tiene para el migtante,


la manutención de su parcela de autosubsistencia pero a más de esto, la
posesión o el derecho al usufructo significa un fuerte lazo que le une con
su comunidad y es el elemento esencial para demostrar que es miembro
del grupo. Al igual que no existen "campesinos a secas, sino campesinos
ligados, real o potencialmente a determinada tierra" (Martínez; 1980:
253), la pertenencia a una étnia supone, a más de factores lingüísticos y
culturales en común, una homogeneidad del territorio geográfico. (Amín
en Velasco; 1975:149). Siguiendo estos pensamientos podemos decir
que la conservación de tierra propia, aunque sea en forma muy reducida,
constituye un freno para la proletarización cuyo ritmo será tanto más
lento cuanto mayor sea el control que se mantiene sobre la tierra. La venta
de una parte de la fuerza de trabajo familiar no consideramos entonces
como síntoma de un paso hacia la condición propiamente proletaria
puesto que la proletarización no sólo supone cambios económicos sino

60
implica además la inserción de nuevas relaciones sociales. No obstante la
descomposición de las estructuras productivas, persisten las formas ideoló-
gico-culturales que consoliden, hasta donde sea posible, la situación con-
flictiva actual. La capacidad de los Salasacas como grupo étnico minorita-
rio, inserto en una sociedad capitalista, para mantener su estructura inter-
na constituye una suerte de resistencia a la proletarización que les impo-
ne el desarrollo del capitalismo.

De igual manera,en el caso de los artesanos prósperos, reconocemos


la resistencia de la comunidad al surgimiento capitalista interno. A pesar
de que, en un pequeño grupo de familias, podemos observar una dispo-
nibilidad de capital superior a lo común, parece que en Salasaca actual-
mente no existen las condiciones p¿rra que un proceso de polarización so-
cial llegue a incorporarse a las tendencias de diversificación y diferencia-
ción económicas. Es interesante citar el caso del grupo indígena de los
Otavaleños dentro del cual la polarización social y económica antes men-
cionada ha llegado a un punto extremo. (cfr. Maier; 1981). Esta proble-
mática merecería ser desarrollada, pero su análisis rebasaría al marco de
nuestros objetivos actuales.

6l
CAPITULO M

LA ORGANIZACION SOCIAL

En este capítulo presentaremos las múltiples funciones que están


designadas a la mujer Salasaca, como integmnte activa de su sociedad.

Ya describimos las generalidades que enmarcan la situación actual


del grupo, dando énfasis a los cambios en las formas productivas no do-
mésticas, ya que no podemos considera¡ a la unidad doméstica ---cuyo eje
constituye la mujer- aisladamente y fuera del contexto regional y na-
cional. La forma como se articula el núcleo familiar con el mercado capi-
talista influye de manera decisiva en su organización interna. Esto produce
cambios económicos que juegan un papel dominante en las condiciones
de las mujeres. Eric Wolf (1975:25) apunta al respecto que "toda deci-
sión relativa a un mercado exterior tiene también un aspecto interior
y doméstico". En este sentido, la organización de la familia y sus rela-
ciones están en un continuo estado de flujo debido a las condiciones
cambiantes del "mundo externot'.

Al presentar el conjunto de factores ecológicos y demográficos,


las estrategias económicas y el desarrollo de la organización política,
intentamos evidenciar la importancia de los arreglos sociales. En este con-
texto, algunas de las características de las relaciones de parentesco ya han
sido desarrolladas.

A continuación vamos a puntualizar en forma resumida, las normas


y las leyes vigentes queacompañanla vida de la mujer y que demarcan
su ámbito socialmente reconocido dentro del cual puede actuar libre-
mente.

El centro de la organizaciín social en Salasaca es la unidad domés-


tica que incluye la familia nuclear, formado por el padre, la madre y los
hijos casados que aún viven bajo el mismo techo.

63
Las relaciones de reciprocidad y redistribución siguen fuertemente
enraizadas dentro de la estructura social aunque zu contenido se est¡í
modificando. Las familias comparten simbolismos, creencias y rituales
y se insertan en el mismo sistema de pensamiento (visión del mundo),
lo cual significa un lazo simbólico de unidad entre ellas. Esta sobrevi-
vencia de un tejido de lazos entre las unidades domésticas, que re entre-
cruzan y que son de diversa naturaleza (económico, políüico, ritual),
ha permitido que la comunidad, hasta la actualidad se conserve curtu-
ralmente homogénea con una fuerte coherencia social y con una marcada
identidad étnica. Esta práctica social es tal vez una forma de resistencia
que ha permitido que el grupo haya logrado perdurar en una zona espe-
cialmente reducida y pobre en recursos naturales.

Es evidente que las relaciones de parentesco real y ritual así como


las demás formas de alianza y diferentes vinculaciones de las familias,
que se traducen cotidianamente como prácticas diversas, cobran una vi-
tal importancia. concebimos pues esas prácticas, como elementos de un
pasado común, en que una coyuntura específica de aislamiento volunta-
rio, y como factores significativos en la lucha por la sobrevivencia como
grupo étnico, aunque los salasacas mismos no pueden restablecer el ori-
gen de estas prácticas, ni tampoco expresar su significado, que al parecer
se ha borrado de su conciencia histórica colectiva.

LA FAMILIA NUCLEAR

Se compone de una pareja casada y sus hijos biológicos y/o adop-


tados que comparten un hogar o vivienda. La residencia de la familia
legal simple, que en este caso corresponde a la unidad doméstica, (cfr.
Mair; 1978:98 ss) puede ser una casa independiente (residencia neoJocal)
o parte de una casa en que reside la familia de la esposa o la del ma-
rido (residencia ambilocal). Fox (L979:73 ss), a estas dos formas de re-
sidencia, en un espacio relativamente reducido y delimitado, las consi-
dera muy útiles por su flexibilidad, movilidad y la mejor distúbución de
la población entre unidades agrícolas. Segun el mismo autor (1g?g:44 ss),
este sistema de residencia en forma implícita lleva los principios cognati-
cios, entendidos éstos como una filiación "a través de ambos vínculos, el
del varón y el de la hembra". una prueba de que realmente se trata de este
sistema podría ser el hecho de que los derechos heredita¡ios sobre la tierra
se conservan por ambos padres, aun cuando la pareja tiene residencia
neo-local, y la inclinación en favor de la endogamia, así como la costum-

@
bre de usar dos apellidog el materno y el paterno, que en el caso Salasa-
ca aparece como más pronunciado que en otros grupos sociales ecua-
torianos

El matrimonio es monógamo y legítimo, el matrimonio consensual o


de convivencia está censurado por la comunidad. Al casarse y al fundar
una nueva unidad familiar, cada pareja desea establecer un hogar propio
lo que supone la herencia de tierra para poder construir la casa y cultivar
el complemento alimenticio para su autoconsumo.

La endogamia es norma social y vigilada estrictamente, en los pocos


casos que no se cumplió esta norma, se 'castigó' a la pareja la que enton-
ces ya no podía seguir viviendo dentro de la comunidad. Esta preocupa-
ción tiene su base real, pues si la familia Salasaca no se mantiene como tal,
su raza se podrá extinguir, su cultura no se conservará tan fácilmente, se
debilitarán sus estructuras internas y el complejo comunal ya no podrá
funcionar como una barrera y un refugio contra el 'mundo de afuera' o
sea la sociedad blanco-mestwa, el Estado y las relaciones mercantiles. Re
tomamos de Redfield (1978:31) que "cada sociedad se mantiene unida
gracias a concepciones éticas en buena parte no expresadas, pero de con-
tinuo advertidas y realizadas", cuando se refiere a la organización de la
vida y del control social en sociedades de relación personal (faceto-face
societies).

La regla de incesto es estricta e incluye a: los hermanos, los primos


de primero y segundo grado, los sobrinos, los tíos, los wiñachishcas, los
tíos políticog la madrastra, el padrastro (cfr. Carrasco; 1g82: 11g). Lla-
ma la atención que dentro de esta regla no están incluídos los padrinos
y compadres.

El número de niños varía considerablemente y puede fluctuar de dos


o tres hasta seis y más por pareja. A pesar de la presión demográfica sobre
la tiena, cada pareja considera importante tener hijos. La tendencia actual-
mente va en favor de la familia restringida con un promedio de tres hijos.
En el caso de no poder tener hijos, se realizan adopciones. Los niños adop
tados, llamados 'wiñachishcas' casi siempre provienen de la misma familia,
sea de una hermana o de otros parientes cercanos. Los wiñachishcas r.eci-
ben la misma educación y tienen los mismos derechos y obligaciones que
un hijo biológico propio. Son ya muy raros los casos de wiñachishcas no
adoptados que antes servían como rpeones regalados'. Según información
directa "ya no acostumbramos porque no hay suficiente trabajo para

65
ellos". Los wiñachishcas adoptados resultan en su gran mayoría de relacio-
nes sexuales prematrimoniales. No existe una sanción social en caso de
que haya procreación de hijos premaritales, pero no se acepta un hijo ile
gítimo en un futuro matrimonio, aún en los casos de que la mujer después
se case con el padre biológico.

El problema de la mortalidad infantil es grave (ver cuadro No. 3).


Las principales causas de mortalidad infantil (de hijos legítimos) conti-
núan siendo la desnutrición y las enfermedades infecciosas.

Cuando los hijos se casan, los padres viven solos o se vuelven depen-
dientes de sus hijos casados. En algunos casos, cuando un hijo o una hija
no se casa, él o ella vive junto con los padres hasta la muerte de éstos.
En todo caso es obligación de los hijos sostener a sus padres ancianos.

La vida matrimonial que antes pareció ser larga y durable en la que el


divorcio fue desconocido y el abandono escaso, sufrió cambios. La migra-
ción como principal actividad, fuente de recursos, aleja al hombre de las
actividades agrícolas y deja a las mujeres inmersas en las tareas diarias y
como fuerza de trabajo en la producción para la subsistencia. Tales ausen-
cias han introducido un elemento nuevo: la infidelidad, el abandono y la
separación.

El parentesco consanguíneo y de afinidad

Uno de los rasgos esenciales y definitorios para la persistencia de una


cultura significa para Margaret Mead (1970: 58 ss) la consistencia de un
grupo de individuos, compuestos por lo menos de tres generaciones, de
modo tal que el niño aprenda, acepte y asimile ciegamente durante su pro-
ceso de maduración, todo aquello que quienes le rodean, no ponen en tela
de juicio.

En Salasaca, cada persona reconoce a sus parientes más cercanos, por


línea paterna y materna: a sus abuelos, tíos, primos hermanos paralelos
o cruzados, cuñados y cuñadas, sobrinos y sobrinas, nietos y nietas. Si
bien esto representa los límites del sistema, el conjunto real de parientes
va mucho más allá de los parientes cercanos. Cada miembro de la comuni-
dad incluye entre sus parientes a cualquier persona con la que se puede en-
contrar una conexión genealógica. Al parecer, las relaciones reales con los
parientes más lejanos se rigen por consideraciones de interés, prestigio y

66
situaciones económicas. Lucy Mair (1978: 74-751subraya que "lo que mi-
de la cercanía del parentesco, no es el cálculo biológico de la proporción
de 'sangre común' o 'consanguinidad', sino la ley de una sociedad dada".
Repetimos que los vínculos de parentesco y de afinidad, desdoblados en
reciprocidad y redistribución, mantienen vigencia son una de las condi-
ciones de la reproducción social doméstica y comunal Salasaca- ios con-
tactos más frecuentes que mantiene el individuo con sus parientes, que
tienen una misma posición genealógica con é1, se darán entonces con aque
llos, que se encuentran en una situación acomodada y que ejercen mayor
influencia en la comunidad. Por lo general, los ubicados a más alto nivel
en la jerarquía de poder y prestigio tradicional -supeditados a la autori-
dad local, o sea, a la Iglesia que les nombra - obviamente son las personas
que pueden redistribuir excedentes económicos acumulados, o sea, los
'más solventes'.

Aparte de las obligaciones de ayuda mutua, es una ley entre parientes


el compartir las situaciones ceremoniales tales como fiestas, bautismos,
matrimo nio g confirmaciones y funerales.

El uso del apodo y la importancia del apellido.

Cabe realzar una particularidad de los Salasacas que consiste en el


gran número de apellidos que se repiten y que para cualquier extraño cau-
sa una situación extremadamente confusa. G. Debenais (1950:116) con-
sidera que "los Salasacas no asimilaron la importancia y la significación del
apellido; cuando les gusta un apellido, lo adoptan porque sí, de manera
que hay una multitud de Mazaquizas. El apellido no es para ellos un fenó
meno jurídico sino estético". La costumbre de llamarse durante toda una
vida por el apodo, llevó a situaciones extremas. En algunos casos se hizo
constar el apodo en la cálula en vez del apellido auténtico, de modo que
dentro de la misma familia a veces se usan apellidos diferentes. Hasta hoy
día muchas personas requieren de asesoría jurídica para lograr el carnbio
de su apellido porque: "según el apellido que indicaron mis padres en el
Registro de Nacimiéntos, no soy hijo legítimo y por lo tanto no puedo
heredar oficialmente la tiena que me pertenecd'. Estos procesos son lar-
gos y costosos, actualmente se pagan alrededor de 15 mil sucres. Esta su-
ma tenían que pagar también varios padres para rectüicar el apellido de
sus hijog al inscribirles en los Colegios de Pelileo o de Ambato, al igual
que algunos emigxantes que se veían ante la necesidad de arreglar su cédu-
la de identidad. A manera de ejemplo y para dar una idea acerca de los

67
apodos, apuntamos los siguientes: para distinguir los diversos hombres,
cuyos nombres y apellidos son 'Manuel' y 'Mazaquiza'respectivamente,
existen: Manuel 'Conejo'; Manuel 'Ollojo'; Manuel ,Mishicaca,; Manuel
'Cachila'; Manuel 'Mono'; Mfiauel 'Huiter'; Manuel 'Papachulu'; Manuel
'Entrada'; Marcelino 'Burrushua'; José 'Ucucha' y José ,El Mejicano'.

Podemos concluir que las evidencias presentadas indican un cambio


de conciencia reciente, que resulta de factores externos: la movilidad so-
cial (migraciones en búsqueda de trabajo asalariado), la mayor asistencia
a colegios y presiones políticas a través de la cedulación y registro de la
propiedad (Cfr. también Carrasco; 1983: g0 - g1).

El parentesco ritual o compadrazgo-

El compadrazgo significa un recurso para ampliar y fortalecer las


relaciones en torno a una familia; Diego Iturralde (1g80: 1g1) escribe que
"surge por el apadrinamiento de la ceremonia religiosa del bautismo, la
confirmación y el matrimonio". En general, los salasacas escogen los padri.
nos entre los parientes, lo que refuerza las relaciones familiares dentro del
conjunto de determinaciones económicas, sociales y humanas. Los dere
chos y obligaciones de los compadres en gran medida tienen que ver con
el afecto que se espera de los compadres por ambas partes. sus lazos son
cordiales y de confianza. Los vínculos todavía se refuerzan más a través
de visitas mutuas, del intercambio de noticias y de pequeños regalos de
cortesía. Los controles de la acción recíproca son informales, las pautas
para dicha acción se apoyan en los deberes tradicionales, y se expresan en
intercairnbios múltiples entre lias familias, como parte de la vida social.
El parentesao fictieio o ritual, por lo tanto, no busca necesar.iamente un
aumento de prestigio o un mejoramiento econémico, tampooo fiene mu-
cha importancia en la organización de la ,producción.agrícola o a¡tesanal.
Se entiende que los padrinos se hacen cargo del niño en caso de que mue
ran los padres y que vigilan el comportamiento de su ahijado, según las nor-
mas establecidas, debido a su sexo y edad.

Ultimamente, en el ámbito de los artesanos prósperos, se nota una


tendencia para elegir padrinos extranjeros, en su mayoría viajeroscompra-
dores de tapices, de manera que ya hay niños que no recuerdan el nombre

68
de su padrino que vive en otro país. La explicación que obtuvimos al res.
pecto es: "estos padrinos no molestar! no se meten en asuntos familia-
res", "nos dejan en paz", etc. De lo expuesto deducimos que de esta
manera se desea cumplir con la norma religiosa para al mismo tiempo ob-
tener o mantener contactos comerciales, sin que la familia Salasaca tenga
que cumplir, a su vez, con los deberes tradicionales de reciprocidad y re
distribución: vínculos que entrelazanla reproducción social de las familias
entre ellas

69
CAPITULO W

LAS CARACTERISTICAS DE LA EDUCACION TRADICIONAL

FEMENINA: EL CICLO VITAL

Partimos de la constatación de que los fenómenos de la realidad so-


cial antes expuestos, están interrelacionados y dependientes y que las es-
tructuras comunitarias y las relaciones cotidianas de los grupos domésticos
determinan la situación de la mujer. Por consiguiente, los cambios econó-
micos que modifican la organüación social, afectan evidentemente
también la situación de la mujer y sus funciones específicas.

Para comprender estos cambios y para poder identificar algunas de


las transformaciones que han ocurrido en el status y en la condición feme-
nina, consideramos necesario el conocimiento de las características particu-
lares que se derivan de los roles tradicionales de la mujer Salasaca.

Adoptamos para este trabajo la definición de status o posición so-


cial que usa Mair (1978: 17), quien comprende por status "la posición
relativa de una persona con respecto a otras, con las que se halla en rela-
ción social". Estamos de acuerdo cuando escribe que "para cada status
hay un rol adecuado". Este rol comprende "obligaciones de dirección,
mando, protección, obediencia, colaboración, entrega de regalos, etc."
(1978: 18).

Mair demuestra además que las expectativas de rol, o sea las reglas
que lo definen, se cumplen a través de un control social que comprende
toda una gama de presiones sociales. Conviene ciertamente subrayar que
el modo de vida y la naturaleza de los vínculos que existen entre los hom-
bres no se apoyan solamente en sanciones, sino que son sostenidos por los
valores tradicionales. Estos valores tradicionales significan el fundamento
comunitario del pensamiento, una acumulación de orperiencias mediante
la tradición.

7l
Un examen del aprendizaje del rol tradicional de la mujer Salasaca
nos explicará tanto las expectativas de los padres y de la sociedad, y nos
hará ver Ia importancia de la madre como responsable en la transmisión de
las normas y valores culturales. Ella, dada las circunstancias actuales,
experimenta cada vez más una serie de actividades nuevas, buscando un
equilibrio entre comportamientos y manifestaciones tradicionales y otros
ajenos a su propia cultura.

De acuerdo a una expresión de Adoum (L975:2Ol se puede decir que


es "una mujer en transición". Sin embargo no debe olvidarse que el carác-
ter individual y las circunstancias familiares determinan muchas veces el
comportamiento de cada mujer, de modo que no todas las mujeres, en
cuanto a su condición femenina, experimentan un cambio igual.

El nacimiento y la primera infancia

Anteriormente considerábamos ya la importancia de la fecundidad en


la mentalidad Salasaca que se manifiesta en el embarazo. Como indicio del
embarazo, la mujer Salasaca se rige por la ausencia de la menstruación y
es ella quien informa a su familia y a los demás parientes. Al parecer, és
tos en general no se interesan excesivamente por su estado, por conside
rarlo natural. Sin embargo, las mujeres de su grupo le dan consejos y
ánimos. No existen tabúes especiales en cuanto a la comida, ni referente
al comportamiento de la futura madre; al contrario se opina que la mujer
"debe hacer todo según su gusto, para que el niño crezca sano y
tranquilo".

La mujer encinta trabaja normalmente y su ritmo de vida diario no


cambia. Afirman las mujeres Salasacas: "cargamos lgual", y manifiestan
que, sobre todo en épocas de labores agrícolas y cuando hay que cargar le
ña y agua, "a veces nos duele la barriga". En estos casos, la mujer embara-
zada busca la ayuda de una de las curanderas que "sabe frotar bien", la
misma que controla el normal desarrollo del embarazo, los movimientos
del feto y el aumento del abdomen.

Una semana antes de la fecha prevista para el alumbramiento y que se


rige por las fases de la luna, la mujer elige a la persona que le va a ayudar
en el parto. Normalmente es una persona de confianza y de su misma fa-
milia. En caso de que en la familia cercana no se disponga de un miembro
que tenga experiencia, sea hombre o mujer, se acude a otra persona máyor

72
de la comunidad. No s<isten "parteras especializadas" y tampoco es
tarea exclusiva de las curanderas.

Da la impresión de que la mujer que va a dar a luz por primera vez


ya sabe cómo comportarse y qué espera de ella la comunidad. Considera
sus funciones biológicas como algo natural ya que desde muy pequala
conoce el desarrollo del nacimiento. Preparada y educada a que responda
a sus obligaciones y funciones, como mujer, dentro de la familia y de su
comunidad, no hay desesperación ni temor, ya que la vida es concebida
como un proceso de cambios que tarde o temprano tendrá que ser asu-
mido por ella.

La costumbre es que la mujer da a luz en su propia vivienda, asiu/n


tida directamente por una persona de su confianza antes nombrada t'y
acompañada por familiares y amigas. Estos se reúnen con el fin de dis.
traer a la parturienta, para animarla, aconsejarla y estimularla. El parto es
considerado como un trabajo duro y también pelig¡oso para la madre y
su prole. Las normas de conducta, que no son solamente individuales si-
no también sociales, requieren de la solidaridad, qué se manifiesta en la
protección de la madre y del hijo por parte de su familia y de la comuni-
dad en general y en la asistencia y convivencia en el parto. Doña María,
de 27 añog que tiene cuatro hijoq nos relata así:

En mí primer parto asistían tantas personas que el cuarto estaba


completamente ll.eno. Cuando ernpezaron los dolores, mi marido
avisó a mi suegro que estaba dispuesto a ayudarme. De parc, * en-
temton todos los d.emos. Cuando lbgaro4 ya me dolía bastante y
me agarré en uno de los tehres pero tne hicieron andar y andar; con-
tóndome durante tod.o el tiempo cómo les fue a las otrus muieres.
Paru d.emostrar que yo también soy valiente y por orgullo, no grité
nada. Me dieron de tomar ryua de linaza pana que el parto sea rruís
suaue y mas rúpido. Cuando el niño estaba listo para salir, me anodi-
llé encir¡ta de una ester preparada y, casi en cuclilhs rne agané en un
tronco de mad.era que me lwbían puesto. Mi suegro amarró rni faia
fuertemente, apretando por detrás hacía abajo. Así nació mí prímer
hüo. Después de que mi suegto lwbía cortado el cordón (umbíliul)
con urut lnja de ztg-ztg, puñ potrutda en el pupo, lc tapó con algodón
y Ie enuollió con h'pupuatana'(chu¡nbi o faja blanca).

Mi madre limpió los ojos de mi hijo con poco de mi leche, le


bañó y Ie enuoluió en los pedazos de tela antes preparados. Mientrus

73
tanto, mi suegro me metió u¡w cebolla blanca bien grue* en la bom,
hasta donde se podía y casi uomité. Esto uarias ueces, paru que caiga
la'huahuma' (Ia'madre' o pbcenta). Mi suegro uigiló que sliera'la
madre' por completo. Después h uotaron (sin ceremonia), entdrón-
dola detnís de Ia cas al instante pam que no h comierun los anima-
les. Entonces descansé junto a mi hijo, en la cama. Me prepararon
un té de toronjil y de manzanilla y yo dí por primera uez el seno a
mi hijo. Después de dos horos comí auerut con leche sin sl y con
o,zúcar".

Con esta descripción queremos demostrar que la costumbre tradi-


cional de dar a luz queda casi intacta hasta la actualidad, a pesar de los
cambios económicos que afectan la estructura familiar en otros aspectos,
como veremos más adelante. La mujer Salasaca, en vez de irse al Hospi-
tal, generalmente prefiere realizar el parto en su ambiente familiar, rodea-
da de personas que conoce y que reciben al nuevo miembro de la fami-
lia con alqría, aunque sin demostrar grandes emociones. Es de suponer
que estos rasgos tradicionales, dentro de la familia perdurarán hasta que
el orden económico y socio-cultural de toda la comunidad no sea modi-
ficado en su base.

Cabe mencionar que la forma de efectuar el alumbramiento, es de


cir en posición arrodillada de la mujer en el suelo -en vez de la posición
acostada que dentro de la sociedad blanca se considera la más conveniente-
parece acort¿¡r el proceso del nacimiento. El hecho de que la mujer Salasa-
ca lleva puesto su hanaco durante el parto parece no impedir el normal
desarrollo del mismo; además que la presencia y ayuda moral de sus seres
queridos crea un ambiente de convivencia lleno de calor humano.

La dieta especial de la madre se aplica durante seis semanas después


del parto y consiste en caldo de gallina y conejo, junto con papas, arroz
y tostado de maí2. Alimentos que se consideran pesados como garbanzos,
habas, fréjoles, lentejas, arvejas así como comida demasiada salada, ají y
también cuy, se califican prohibidos durante este período.

Para recuperar sus fuerzas, la madre descansa durante dos semanas


junto al recién nacido, en la misma cama. Para contrarrestar el dolor del
vientre, envuelve la barriga con fajas. Al tercer día después del aluinbra-
miento toma el primer baño. El baño de limpieza es preparado hirviendo
hojas de culquis, romero (rosmarinus officinalis), ramos, ztg-zg, eucalip,
to (eucalyptus globulus) y capulí (prunus solicifolius). En esta época de

74
descanso absoluto, la madre recibe las visitas de sus amigas y miembros
femeninos de la familia y de la comunidad, mientras que el marido pro-
cura asumir las tareas de su mujer: lavar, limpiar la casa y cuidar a los
hijos. Aun después de estas dos semanas, cuando la mujer ya no guarda
reposo, el marido estará atento a que la mujer no efectúe trabajos pesa-
dos y le seguirá todavía ayudando. La vida normal empieza para la madre
después de seis semanas, día en que la pareja retoma también su vida ma-
trimonial al compartir la misma cama con el recién nacido.

Durante unas horas al día y hasta que cumpla dos meses de edad,
el recién nacido es envuelto en fajas desde los hombros hasta los tobillos
por encima de la camim y de los pañales, "para que crezca recto" o
"para que no resulte patisambo" (piernas torcidas). Llama la atención el
hecho de que se presta mucha atención al niño. Desde el primer día de su
vida, hasta una edad de aproximadamente dos años, la madre le da el se
no siempre cuando su hijo llora. Durante los primeros meses se le baña
diariamente, después cada dos días.

El aumento del número de mujeres que acuden al Centro de Salud,


para efectuar el control del niño, se debe al hecho de que durante la con-
sulta, una vez al mes, les son entregadas gratuitamente dos fundas de ave
na y no tanto por su convicción de que es necesario para su hijo. Como
ya mencionamos anteriormente, la aceptación del málico rural por parte
de la población Salasaca deja que desear y la opinión de que "son unos
estafadores" se escucha con frecuencia. No existe ningún control de salud
de las madres, pero éste tampoco es reclamado por parte de las mujeres.
Parece que, de todas maneras, no lo aceptarían, sea por sus escasos recur-
sos, o por falta de confianza en eL'málico blanco'-

La madre, desde que se levanta de la cama, durante todo el día y


dondequiera que vaya, lleva a su niño amarrado con una tela en su espal-
da y son pocas las ocasiones que se separa de é1. Cuando se desteta al niño,
a la edad de uno o dos años, la madre y los otros miembros de la familia
que comparten la atención del infante, le preparan sopas, aftoz y coladas.
Al destetar es cuando la madre vuelve a tener la menstruación y son fre
cuentes los casos en los que poco tiempo después, las mujeres se que
dan embarazadas de nuevo. Según nuestra información, las mujeres co-
nocen los métodos anticonceptivos que ofrece el Centro de Salud en Sa-
lasaca, pero su aceptación no es frecuente "por los costos y lo complicado
que es su uso". Las mujeres prefieren someterse a la esterilización en el
Hospital de Baños, sobre todo aquellas mujeres casadas con un promedio

75
de tres hdoq que se encuentran en una situación económica más favora-
ble, prefieren pagar el gasto de 12.000 sucres (incluyendo los remedios),
que se cobra por la intervención. La mujer Salasaca, que desde siempre
ha trabajado junto al marido, para asegurar con sus múltiples actividades
el bienestar social y económico de su familia, no necesita previamente
convencer a su marido o pedirle su aceptación para una esterilización; la
decisión al respecto, en principio, es tomada por ella.

A diferencia de la concepción occidental, el hombre Salasaca, que no


limita las funciones de la mujer a Ia de ama de casa y procreadora de hijos,
reconoce la responsabilidad, autonomía y toma de decisión de su mujer
en cuestiones de planificación familiar. Las actividades económicas que
realiza la mujer Salasaca y que ayudan a garantizar la supervivencia del
grupo, impiden que se dé una supremacía masculina marcada debido a que
el hombre no es considerado como único proveedor económico para el
sustento del hogar tradicional. No obstante, las decisiones generalmente
la pareja las toma en común, también para escoger a los compadres del
recién nacido y en la selección de su nombre.

El bautizo se realiza en la Iglesia de Pelileo, normalmente no antes de


los dos meses y a más tardar a los dos años de edad del niño. La principal
raz6n por la que algunas familias esperan más tiempo es el alto costo que
significa la fiesta del bautizo, ya que al igual que en otras fiestas familiares,
la comunidad espera de los padres que brinden buena comida y bebida
alcohólica en abundancia, que la fiesta sea amenizada por un gtupo musi-
cal y que sean invitados todos los familiares y amigos. La contribución
obligatoria de los padrinos se reduce a la compra de ropa para el ahijado y
es voluntario el aporte a la fiesta en especie o en dinero de acuerdo a sus
posibilidades económicas. Durante la fiesta el padrino es Ia persona que
mejor es atendido y se da por supuesto que termina embriagándose total-
mente.

Durante la primera infancia, la educación que reciben los niños Sala-


sacas no es diferenciada por sexo. La madre siempre va a procurar que los
niños frenen su impulso de autorrealización, como individuos, para ade-
cuarse al modelo que el ambiente cultural y social les exige.

En general, la educación es pacífica, sin mayores cuidados particu-


lares y corre a cargo de la madre. Es ella quien alimenta a su hijo, le
limpia y le tranquiliza. De ella recibe más efecto y pasan la mayoría del
tiempo juntos. Aun durante la noche se encuentra al lado de la madre

76
quien le abriga y le da calor y sólo cuando es absolutamente necesario, la
madre le confía a otra persona de la familia, para que le cuide. Esta con-
vivencia cercana y constante con la madre, desde el primer día de su vida,
permite que ésta ejerza un control constante de comportamiento, de
modo que desvíos de la conducta correcta deseada pueden ser corregidos
inmediatamente para evitar problemas futuros. El hecho de que el Salasa-
ca adulto, normalmente realtza toda actividad en grupo puede ser el re
sultado del ambiente familiar que está creando una dependencia psicoló
gica hacia la madre y el grupo.

El contacto del padre con su hijo lactante es reducido, su interés se


despierta en forma más intensa cuando el hijo es más grande y más'raz>
nable'. [,a madre es tolerante; no insiste en que el niño aprenda rápido a
domina¡ sus funciones intestinales, ni que sea siempre limpio. Cuando em-
pieza a aprender a hablar, andar y comer solo, se le permite su libre acción,
sin impedirla. En este proceso tampoco se le presta mayor ayuda, ni se le
exige un adelanto acelerado en su desarrollo.

En resumen, podemos decir que el niño crece de acuerdo a su propio


ritmo y que la función de la madre, en estos primeros años, se concentra
en estar atenta a que su hijo pueda desarrollarse con buena salud y sin
peligros

Ya mencionamos el hecho de la gran propensión de los niños peque


ños a enfermedades diarreicag respiratorias agudas y a infecciones anóxi-
cas e hipóxicag que se deben a las malas condiciones de vida (cfr. Miño;
1984). No cabe duda de que las causas de enfermedades y desnutrición
son múltiples y que para poder lograr una disminución de las mismas será
necesario ayudar al grupo más susceptible a la desnutrición, o sea a la ma-
dre y al hijo. (Informe CIM; 1984:154). Si bien la Constitución Política
de la República del Ecuador en el Art. 19, numeral 13 señala que "toda
persona goza de las siguientes garantías: L3. El derecho a un nivel de vida
que asegure la salud, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios" (Informe CIM; 1984:141), te
nemos que dejar en claro que, en la actualidad, el grupo materno-infantil
en Salasaca, como otros grupos sociales mayoritariog de ninguna manera
se encuentra en estas condiciones.

La madre Salasaca, por falta de dinero y de servicios auxiliares, en-


tonces deberá intentar curar a su hijo enfermo, en primer lugar con los re

77
medios caseros tradicionales, que están a su alcance. Así se usa por
ejemplo:

-'!ara cuestiones de frío", como hinchazón de estómago por el


frío o empachado de aire: Guayusa (Ilex guayum), Arrayán (Euge
nia hallii), Menta (Mentha viridis, spicata). Estas plantas se hierven
para beber. Son plantas'calientes'.

- para la fiebre y cualquier clase de temperatura: Escancel (Aerva


sanguinolenta) y Sangorache (Amaranthus candatus). Se saca el
zumo en agua tibia y después se bebe o se utiliza para baño. Tam-
bién sirve Sábila (Alos vera) que se ralla "bien bonito" en un'agi-
chador' para bajar la temperatura. Estos remedios son'frescos'. Pa-
ra cortar la fiebre se utiliza el Llantén (Plantago major), utilizando
toda la planta entera; se puede sacar el zumo machacando, o bien
se hierve en agua o se tuesta para tomar el líquido durante dos
días seguidos.

- para dolors de estómago se usa la Yaruc Higuerilla (Ricinus


communis), aplicando las hojas sancochadas con cebo de res.
También se usan Toronjil (Melissa officinalis) y Manzanilla (An-
themis nobilis).

- para sanar afeeciones del estómago y de la garyanta se usa Llan-


tén (Plantago major).

- para curar afecciones cutáneas se usa el Piqui Yuyu (Margyricar-


pus setosus).

- en caso de golpes, torceduras, a modo de emplasto se usa la Hor-


tiga (Urtica urens, dioica).

- para las hemorragias sirve la Alfalfa (Medicago sativa).

Si la curación por medio de vegetales no tiene el efecto positivo, al-


gunas madres indudablemente pedirán ayuda a una curandera o a una
'limpiadora'. Debido a que los médicos naturales o sabios del lugar ofrecen
sus servicios a un precio más alto (entre dos mil y cinco mil sucres), que
las curanderas, hierbateras o limpiadoras, la madre intentará sanar a su
hijo primero con la ayuda de una persona que le inspire más confianza,
como es la curandera. El trato con los sabios o brujos, que exclusivamente

78
son hombres, sobre todo con los así considerados 'famosos', se basa en el
respeto y el temor - aunque oficialmente algunas madres manifestaron
que "ya no creemos en estas cosas"-. La curandera limita sus actividades
a la 'limpieza' y al diagnóstico por medio de los cuyes y la observación
de las víceras de los animales. Mientras que algunos brujos conocen nume-
rosas pÉcticas para la adivinación, hechicería, maleficio, etc., otros brujos
o sabios adivinan primero eI mal y luego lo curan, por medio de plantas
medicinales (ver también los estudios acerca de la medicina rural del
CAAP; 1982 y de Estrella; 1978). Estos brujos mantienen cierta importan-
cia como servidores sociales dentro de la comunidad, de acuerdo a la cul-
tura tradicional, aunque sus prácticas que antes podían considerarse como
un cierto control y dominio del grupo, ya no parecen ser tan requeridas
por las madres jóvenes de educación media y bilingüe, ni por los demás jó-
venes Salasacas que concurren a los Colegios. Segun nuestras investigacio-
nes, estos brujos mantienen todavía un intercambio de conocimientos con
shamanes del Oriente, con los de Santo Domingo de los Colorados y con
mestizos de la Costa. Dentro de la comunidad se reúnen entre sí una vez
cada tres meses durante la noche del viernes al sábado. Las enfermedades
más frecuentes que son diagnosticadas por ellos son: el mal viento (mal
aire), el brujeado (mal de ojo), cuestiones de cerro (mal de cerro), mal del
arco (arco iris) y mal de todo. Consideramos de suma importancia que los
conocimientos de la medicina aborigen, que antes fueron transmitidos de
padres a hijos, sean recuperados en forma urgente, antes de que se pierdan
definitivamente.

I¿ edad preescolar

Aunque la madre nunca llega a desempeñar el papel de superprotec-


tora que se dedica a mimar, servir y engreir al hijo, cabe destacar su ter-
nura y la paciencia con la que lo acompaña hasta la edad de aproximada-
mente tres años.

A esta edad, el niño está destetado, come junto con los demás miem-
bros de la familia de un plato y utiliza una cuchara grande, habla en su len-
gua materna y camina sin ayuda. Además ya'domina sus funciones bioló-
gicas, usando el mismo espacio utilizado por los adultos. En el caso en el
que la madre, entretanto, haya tenido otro niño más, el infante duerme se
parado de su madre, en una cama aparte. Si bien la madre, durante toda la
primera época de enseñanza y aprendizaje no practica muchas caricias ni

79
expresiones amorosas, también llama la atención la ausencia de castigos
físicos y gritos exagerados.

Entre la edad de tres a cinco años, niños y niñas juegan juntos, casi
siempre cerca de la vivienda y bajo la vigilancia de su madre. cuando las
mujeres se ausentan del hogar, sea por el trabajo agrícola, el pastoreo o
compra-venta en el mercado, siempre llevan consigo a sus hijos, nunca les
dejan solos en la casa. También durante las fiestas y las reuniones sociales,
los niños están presentes hasta avanzada la noche; cuando tienen sueño,
duermen tranquilamente apegados a su madre, mientras ésta sigue charlan-
do. No hay espacios 'prohibidos' para los hijos y parece que los adultos,
de ninguna manera, se sienten molestos con la presencia de los pequeños,
en cualquier ocasión.

Dentro de la casa, los niños respetan a sus padres y a toda persona


mayor sin demostrar miedo o un comportamiento devoto. Les encanta
reunirse en el patio para charlar, juegan con los animales domésticos y em-
prenden juegos imitativos de las tareas de los adultos. Cuando hay peleas
entre hermanos y sobre todo cuando un hermano mayor trata mal a su
hermano pequeño, es cuando interviene la madre sin hacer distinción de
sexo. Son las pocas ocasiones que pudimos notar que la maüe castiga al
niño mayor. Debido a la falta de juguetes, Düy raras veces se ve a un niño
jugando con un trompo o con una rueda fijada en un bastón. Algunas ni-
ñas poseen una muñeca de plástico, sin pelo ni ropa, regalada por Visión
Mundial, pero no suelen jugar con éstas, sino que la guardan en un rincón
de la casa, sin mayor cuidado.

La mayoría del tiempo se ve a los niños y niñas corriendo por los cha-
quiñanes, escondiéndose detrás de los pencos, subiendo a los árboles de
capulí, 'espiando' a los adolescentes y visitando parientes en otras casas.
Parece que no se forjan amistades muy intensas y que el afecto se reserva
para los parientes cercanos de la misma edad y que los hermanos reempla-
zan a los amigos. La estructura familiar fundada sobre el parentesco, es un
aspecto permanente y la dependencia del niño de su grupo de parentesco
inmediato para él no cambiará mucho en el futuro. Las peleas entre niños
son pasajeras y su conducta no es agresiva. Ni una sola vez observamos a
niños tirar piedras, o la práctica de juegos de competición.

Hasta los cinco años, los niños deben aprender a vestirse solos, pei-
narse sin ayuda y amarrar sus zapatos, que usan solamente cuando acom-
pañan a sus padres a la ciudad. Todas las madres afirman que sus hijos de

80
ambos sexos, hasüa esta edad, no significan ninguna ayuda para ellas.
No se les confieren responsabilidades todavía, de manera que no pastorean
solog ni cuidan a sus hermanos chiquitos. Subyacente a esta libertad para
jugar, existe la vigilancia constante de la madre, que guía la nueva genera-
ción. Sin sacrificarse por sus hijos, les condiciona el papel que el sistema
les ha asignado. Parece que las normas y tradiciones se transmiten más por
la casi inintermmpida convivencia, sobre todo con la madre, y por la
observación de los comportamientos de los mayores, y no a través de ex-
plicaciones, advertencias y castigos.

Llama la atención el hecho de que el niño, cuando llora por haberse


lastimado durante el juego o simplemente por estar de mal genio, ya no es
atendido enseguida por su madre, sino que debe aprender a ayudarse a sí
mismo. Otro hecho que cabe destacar es que, si bien los niños y niñas tie
nen una mente despierta y un carácter alegre, no suelen cantar, las prime
ras canciones aprenden en la escuela y no de la madre.

Este comportamiento abierto y alegre que pudimos constatar en los


niñoq dentro del ambiente familiar, cambia cuando hay visitas de personas
desconocidas, sobre todo, cuando se trata de blancos y también cuando la
familia se traslada a otros sitios fuera de la comunidad. La timidez frente
a los foráneos y el comportamiento temeroso en situaciones desconocidas
contrasta con la curiosidad y la franqueza que demuestran dentro de zu
ámbito familiar-comunal.

Antes de pamr a la descripción de las particularidades del condiciona-


miento cultural de las niñas en la edad escolar, nos parece interesante citar
algunos resultados tomados de la investigación psico-educativa entre ni-
ños Salasacas de 5 y 6 años de edad, que apoyan nuestras observaciones
antes descritas. Así desprendemos del informe MECIGTZ (1982: 143) que
la opinión prevaleciente es que el niño quichua no juega pero que esta opi-
nión es errónea ya que se basa en un concepto etnocéntrico para la defini-
ción de lo que es 'jugar' V gue, además quedó comprobado a través de
múltiples observaciones en el cÍrmpo y grabaciones video que el niño qui-
chua juega y es jugetón al igual que los niños de la ciudad, naturalmente
con juegos distintos En las paginas 160 hasta 179 del mismo informe se
subraya que los niños de ambos sexos generalmente están en buenas condi-
ciones para entrar en la escuela, según su desarrollo motor, cognitivo y afec-
tivo, el dominio de su propio cuerpo y la coordinación de los movimientos
gruesos y finos, zu adaptación social y su conocimiento del mundo que les
rodea. Esta madurez física e intelectual se desarrolla, como ya anotamos,

8l
en el seno de la familia, en el cual los conocimientos adquiridos se transmi-
ten a través de la vivencia cotidiana y en el idioma materno. El aprendizaje
no es teórico, sino una prepÍrración práctica para resolver los problemas de
la vida cotidiana. La comunicación horizontal con los niños y la casi ausen-
cia de castigos físicos describen un ambiente familiar que permite que el
niño pueda sentirse protegido, sin zufrir jamás la soledad, un ambiente que
le ayuda además a asumir la responsabilidad para su persona y para los
demás.

Una vez más debemos denunciar que las ventajas de la educación in-
formal psicológicamente favorable y sana para el niño, frecuentemente
son aniquiladas por la desastrosa situación económica de la mayor parte de
las familias Sal¡asacas.

La edad escolar

Antes de describir los trabajos típicos de las niñas de edad escolar nos
parece importante subrayar, que en la familia tradicional Salasaca, no e:ris
te una clara división de trabajo entre sexos. Mencionamos ya la introduc-
ción reciente del arte de tejer como 'trabajo de hombre', cuando se trata
de tapiceq y subrayamos que el oficio de brujo es ejercido exclusivamente
por hombres. Otros trabajos que pertenecen a la esfera masculina son arar
con yunta y las labores más bien ocasionales de construcción y reparación
de casas. El hilado con huango es considerado como trabajo exclusivo
de la mujer. En general llama la atención que la diferencia entre hombre y
mujer, en cuanto al trabajo, no esüá muy marcada, ya que ambos pueden
hacerse cargo de las mismas faenas y la situación de la madre más bien es
definida por la situación económica familiar que por el hecho biológico de
'ser mujer'.

Tradicionalmente, cada persona puede aprender todo, según sus habi.


lidades y preferencias. Conocemos a hombres que prefieren bordar y co-
ser a máquina, en vez de dedicarse a los trabajos agrícolas, y a mujeres que
tienen fama de ser buenas vendedoras o tejedoras de bayetaq pero que no
se sienten atraídas por los demás trabajos domésticos. Se sobreentiende
que, a pesar de las preferencias personales existenteq hombres como mu-
jeres se ayudan mutuamente en sus respectivos trabajos. Al igual que las
mujeres conocen y efectúan labores productivas fuera de la esfera domés-
tica, hemos observado que los hombreq en caso necesario, desempeñan
trabajos caseros, sin vergüenza alguna y con dedicación. Una de las con-

82
ambos sexos, hasta esta edad, no significan ninguna ayuda para ellas.
No se les confieren responsabilidades todavía, de manera que no pastorean
soloq ni cuidan a sus hermanos chiquitos. Subyacente a esta libertad para
q jugar, existe la vigilancia constante de la madre' que guía la nueva genera-
q ción. Sin sacrificarse por sus hdos, les condiciona el papel que el sistema
Jfl les ha asignado. Parece que las normas y tradiciones se transmiten más por
d la casi inintemrmpida convivencia, sobre todo con la madre, y por la
observación de los comportamientos de los mayores, y no a través de ex-
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plicaciones, advertencias y castigos.

Llama la atención el hecho de que el niño, cuando llora por haberse


lastimado durante el juego o simplemente por estar de mal genio, ya no es
atendido ensegUida por su madre, sino que debe aprender a ayudarse a sí
mismo. Otro hecho que cabe destacar es que, si bien los niños y niñas tie
nen una mente despierta y un carácter alegre, no suelen cantar, Ias prime
ras canciones aprenden en la escuela y no de la madre.

Este comportamiento abierto y alegre que pudimos constatar en los


niñog dentro del ambiente familia¡, cambia cuando hay visitas de personas
desconocidaq sobre todo, cuando se trata de blancos y también cuando la
familia se traslada a otros sitios fuera de la comunidad. La timidez frente
a los foráneos y el comportamiento temeroso en situaciones desconocidas
contrasta con la curiosidad y la franqueza que demuestran dentro de su
ámbito familiar-comunal.

Antes de pamr a la descripción de las particularidades del condiciona-


miento cultural de las niñas en la edad escolar, nos parece interesante citar
algunos resultados tomados de la investigación psico-educativa entre ni-
ños Salasacas de 5 y 6 años de edad, que apoyan nuestras observaciones
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antes descritas. Así desprendemos del informe MECIGTZ (1982: 143) que
la opinión prevaleciente es que el niño quichua no juega pero que esta opi-
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en el seno de la familia, en el cual los conocimientos adquiridos se transmi-
ten a través de la vivencia cotidiana y en el idioma materno. El aprendizaje
no es teórico, sino una preparación práctica para resolver los problemas de
la vida cotidiana. La comunicación horizontal con los niños y la casi ausen-
cira de castigos físicos describen un ambiente familiar que permite que el
niño pueda sentirse protegido, sin zufrir jamás la soledad, un ambientá que
le ayuda además a asumir la responsabilidad para su persona y para ios
demás.

una vez más debemos denunciar que las ventajas de la educación in-
formal psicológicamente favorable y sana para el niño, frecuentemente
son aniquiladas por la desastrosa situación económica de la mayor parte de
las familias Saliasacas.

La edad escolar

Antes de describir los trabajos típicos de las niñas de edad escolar nos
parece imporüante subrayar, que en la familia tradicional Salasaca, no exis.
te una clara división de trabajo entre sexos. Mencionamos ya la introduc-
ción reciente del arte de tejer como 'trabajo de hombre', cuando se trata
de tapices, y subrayamos que el oficio de brujo es ejercido exclusivamente
por hombres. otros trabajos que perüenecen a la esfera masculina son arar
con yunta y las labores más bien ocasionales de construcción y reparación
de casas. El hilado con huango es considerado como trabajo exclusivo
de la mujer. En general llama la atención que la diferencia entre hombre y
mujer, en cuanto al trabajo, no está muy rnarcada, ya que ambos pueden
hacerse cargo de las mismas faenas y la situación de la madre más bien es
definida por la situación económica familiar que por el hecho biológico de
'ser mujer'.

Tradicionalmente, cada persona puede aprender todo, según sus habi-


lidades y preferencias. conocemos a hombres que prefieren bordar y co-
ser a máquina, en vez de dedicarse a los trabajos agrícolas, y a mujerés que
tienen fama de ser buenas vendedoras o tejedoras de bayetaq pero que no
se sienten atraídas por los demás trabajos domésticos. Se sobreentiende
que, a pesar de las preferencias personales existenteq hombres como mu-
jeres se ayudan mutuamenüe en sus respectivos trabajos. Al igual que las
mujeres conocen y efectúan labores productivas fuera de la esfera dbmés-
tica, hemos observado que los hombreq en caso necesario, desempeñan
trabajos caseros, sin vergüen2,a el$una y con dedicación. una de las con-

82
testaciones de un padre de familia a nuestra pregunta al respecto fue "¿Y
acaso nosotros, los hombres, no tenemos manos y ojos como para cocinar
también?". En varias ocasiones pudimos constatar que los padres bañaron
y peinaron a sus hijos e hijas pequeños mientras las mujeres pastoreaban o
se dedicaban a otra labor. Igualmente vimos a
jefes de familia planchar sus
pantalones, mientras que sus mujeres estuvieron charlando con otros fa-
miliares o vecinos.

E. Gianini Belotti (L976 47\ al tratar sobre eI condicionamiento de


los niños, a través de la educación, señala que "la educación al modelo cul-
tural femenino y varonil no se obtiene únicamente mediante las interven-
ciones educativaq ya sea por parte de la familia, ya de las instituciones do-
centes, sino que el niño se ajusta a él por sí mismo a causa de los mecanis"
mos tipicos áe la edad infantil: la imitación y la identificación. Movido
por la necesidad de identificarse con un modelo adulto de su mismo se:(o'
Lt .riRo acepta y asimila la educación que se le propone y se adapta a ese
modelo". Retomando este pensamiento podemos afirmar que, en el caso
concreto de los niños Salasac4 el proceso de identificación con el padre o
con la madre no produce diferencias profundas. Otro aspecto importante
es que los niños liegan a valorizarse más como personas y miembros útiles
de la familia y no tanto como pertenecientes al sexo masculino o
femenino.

La niña salasaca, a causa de lo anteriormente expuesto, se queda en-


tonces más cerca de la casa y pasa más tiempo con la madre que el varón.
Su comportamiento antes alegre y despreocupado, se vuelve más respon-
sable y i"u"to. Al estar más cerca de la madre, la mayoría de las tareas do-
mésticas auxiliares recaen sobre ella, aunque la madre también suele pedir
ayuda a su hijo varón.

En esta edad, entre los 6 y 12 años, las hijas, al principio, se limitan a


ayudar en la preparación del alimento para cocinar, como por ejemplo
pl¡* pupus y desgfanar maí2. Más adelante, poco a poco, aprenden a
áesempeñar otros trabajos considerados como 'sencillos': tender Ia cama,
cuidar los hermanos menores, limpiar la casa y el patio, lavar ropa, tomar
la responsabilidad por los cuyes, gallinas y conejos y vender capulí al lado
de la carretera. Además acompañan a su madre a buscar leña, hierba y
agua. Cuando cumplen los 12 años aproximadamente' ya poseen conoci'
mientos aunque muy limitados de los trabajos más complicados' como son
hilar y tejer. Todavía no pastorean solas ni ayudan en trabajos agrícolas
pesados.

83
cabe destac¿ü que los padres normalmente no insisten en que sus hi-
jos les ayuden cuando no demuestran interés, pero les estimulan en su
afán de imitar y realizar labores de adultos del mismo sexó. Aunque sus
actividades no se consideran como una contribución impbrtante a la eco-
nomía familiar, los padres aprecian sus esfuerzos. Esta ápreciación de su
intento de querer cumplir con los mismos trabajos que ejecutan los adul-
tos, para los hijos significa un gran estímulo, como demuestra el caso de
Inés, una niña de nueve años cuando algún día, la ausencia de su madre se
prolongó en forma imprevista y había llegado la hora de merendar: su
padre estaba tejiendo tapices y sus tres hermanos menores jugaban en el
patio' Entonces, Inés trató de ocupar el papel de su madre, sin que nadie
lo hubiera pedido. Empezó a encender el fuego, observada de lejás por su
padre. cuando éste se dio cuenta que su hija tenía dificultades, se ácercó
y echó un poco de kerex sobre la leña y sin comentar nada, esperó a su
lado, hasta estar seguro de que el fuego seguía bien. cuando Inés tenía
preparada la sopa de papas con hojas de col, llamó a su padre y a sus her-
manos y les sirvió como solía hacer su mamá. El padre no dijo nada, pero
pidió otro plato de sopa y pudimos notar que su hija se sintió importante
y aceptada. cuando finalmente llegó la madre, el padre en presencia de
Inés, pero sin dirigirse di¡ectamente a su hija, comóntó en voz alta .,por
suerte tenemos una hija ya grande que sabe cocinar bien". La madre tam-
poco se dirigió a Inés y contestó a su marido "ya es una gran ayuda para
mí". Ninguno de los padres mencionó la falta de ají, ni que las papai no
estaban peladas correctamente, hechos que la madre mencionó más tarde
sólo a nosotros.

En esta etapa preparatoria de la niña, en cuanto a su papel de futura


esposa y madre, así como miembro del grupo social, nos parece signifi.
cativo el trato que recibe de los miembros masculinos de su familia en
general y de su padre en especial. cabe destacar que en ninguna ocasión
escuchamos comentarios despectivos, tan frecuente en cualquier familia
perteneciente a la cultura nacional, de índole sexista, como por ejemplo
'por ser mujercita no más, tú (vos, Vd.) no debes, puedes o sabes hacer
tal cosa...'Muy al contrario destacamos un trato que confiere alasniñas
Salasaca autoconfianza, importancia y responsabilidad.

Esta autoconfianza y autovalorizaciín de la niña tienden a disminuir


rápidamente a través de la educación formal. sobre todo cuando es for-
zada a aprender únicamente en idioma castellano, a través de un maestro,
casi siempre autoritario, que pertenece a la cultura blanco-mestiza, la niña
siente no solamente un desprecio agudo de su propia cultura e idioma ma-

84
terno, sino que además es confrontada con el concepto de la supuesta
inferioridad intelectual de la mujer en cuanto al hombre.

Los padres deciden, de común acuerdo, si su hija va a ingresar en la


escuela, sin dar preferencia al varón, considerando previamente los pros
y contras. Uno de los argumentos en contra de la escuela, que frecuente
mente escuchamog es que "los maestros son crueleq maltratan, pegan
duro y critican feo, diciendo que somos cochinos, vagos, desaseados, ig-
norantes, torpes". La mayoría de las madres prefieren maestros indígenas,
ya que confían en que su enseñanza comprende un contenido, que coinci-
de con los intereses de la comunidad indígena, además de que demuestran
conocimientos del idioma materno y de las condiciones económicas, socia-
les y culturales del grupo. Tomando en cuenta que algunas madres carecen
de buenos conocimientos del idioma castellano y que en todas las familias
Salasacas únicamente se hable el quichua, no sorprende que' principalmen-
te las madres, articulan su miedo de que sus hijog a través de la educación
escolar monolingüe, "se olvidan de nuestro idioma, después van olvidan-
do las costumbres y todo cuanto se refiere a nosotros".

Por otro lado, están conscientes de la necesidad de una educación for-


mal y son partidarios que sus hijos e hijas vayan a la escuela. Su esperan-
za es la de todos los padres; que $rs hijos vivan mejor, y lo expresan así:
"para que se defiendan mejor"; '"para que no nos roben el dinero"; "pa-
ra no seguir siendo la basura para los mestizos", etc. La cita de una madre
Salasaca, tomada del informe MEC/GTZ (1982:102\ apoya nuestras ob-
servaciones al respecto: "Para no seguir sufriendo, como hemos venido
zufriendo..., quisiera que aprendan de todo. ..,talvez conociendo y apren-
diendo estas cosas no irían a sufrir en las ciudades de cargadores, de peo-
nes.. .. tt

De todo lo orpuesto y a pesar de que la mayoría de los niños y niñas


Salasaca, durante los primeros años reciben enseñanza en su idioma ma-
terno, podemos concluir que la educación formal, en las ci¡cunstancias
actualeq es considerada como 'un mal necesario'. (Para más información
al respecto, véase el excelente estudio ya citado del MEC-GTZ). No obs
tante la actitud social favorable a que todos los niños y niñas realicen es
tudios serios y regulares, son todavía más frecuentes los casos en que estas
últimas no alcanzan todos los niveles de instrucción y no llegan a superar el

85
cuarto grado de primaria. La raz6n principal para que las muchachas no
alcancen los niveles de instrucción, en igual proporción que los varones,
puede rezultar de las mayores dificultades que ellas tienen en la adaptación
y captación de la otra cultura, en comparación con los muchachos. Sólo
en forma rudimentaria aprenden la lectura y las cuatro operaciones funda-
mentales y es preocupante el elevado número de alumnas que simplemente
repiten los diversos grados hasta cumplir la edad de dejar la escuela, si no
desertan antes, a un nivel de'chaupi-chaupi'o sea que no llegan a dominar
bien su idioma materno ni el castellano. Son todavía contadas las mujeres
que tienden a interesarse por la vida intelectual y que desean completar
sus estudios en los Colegios de Ambato y Pelileo, para ingresar más ade-
lante en las Universidades.

En la enseñanza escolar practicada no se da importancia a las ac-


tividades diarias femeninas. Una preparación para mejorar sus acciones
materiales, personales y sociales, por lo tanto, apenas o<iste. Tampoco es
tomada en cuenta la experiencia adquirida por la niña Salasaca durante zus
primeros seis años, al aprender a trabajar en grupo, y al tomar la iniciativa
y sentirse como miembro responsable con derechos y obligaciones
dentro de su grupo social. No es de sorprender entonces que la instrucción
escolar de la gran mayoría de las muchachas, más que un progreso educa-
tivo, significa un retroceso psíquico y social, que se traduce en un comple
jo de inferioridad en cuanto a su calidad de mujer y a su propia cultura
frente a la sociedad nacional.

La adolescencia

La adolescencia es la última y decisiva etapa en la preparación de las


niñas para su rol de mujer adulta, la que empieza con la pubertad y ter-
mina normalmente al contraer matrimonio. La decisión de casarse, que
antes era tomada entre los 15 y 18 años aproximadamente, en la actuali-
dad se está postergando hasta los 20 años. Si la muchacha se dedica a
estudiar, se prolonga más todavía. Según las conversaciones con mujeres
mayores de la comunidad, la joven es 'tomada en serio' definitivamente,
como miembro social, después del nacimiento de zu primer hijo dentro
del matrimonio.

Tradicionalmente, a la hija se la considera apta para casarse a partir


de su primera menstruacióq la cual se presenta entre los 13 y 15 años
aproximadamente y que es vista como signo de fecundidad. "No existe

86
festividad alguna que determine el paso de la niñez a la juventud y la
menstruación es mantenida en secreto y no es objeto de atención especial"
escribe B. Vásquez y G. Villavicencio (1965: 5). Si las hijas son instruidas
antes sobre el particular, depende mucho de su ámbito familiar, de su ma-
dre, de la existencia de hermanas mayores, de su círculo de primas y de
sus amigas. De todos modos, no se presta mayor atención al hecho y de
ningún modo es considerado como algún mal. Las jóvenes desenvuelven
sus actividades normalmente y solo pocas veces escuchamos que sufren de
ligeros malestares, comodoloresde espalda o abdominales. Mientras persi*
te este hecho biológico, las mujeres obseryan algunas reglas de comporta-
miento, para proteger la salud, como 'no meterse en agua fría al lavar la
.no r'no
ropa' o bañarse' y se respetan algunos tabúes, como hay que tra-
tai con hierbas porque se dañan" o "no subir al capulí porque se Seca".
Repetimos que la menstruación no causa ninguna sensación especial
en 1a hija ni en los padres y al hecho de que la hija haya llegado a la pu-
bertad, la familia no le da mayor importancia, sino es bajo la considera-
ción de que se trata de un proceso normal dentro del ciclo vital-

Al entrar en la pubertad, unas muchachas se dedican a aprender'una


profesión o seguir los estudios, decisión que también depende de las posi-
bilidades económicas de sus padres; mientras que otras siguen la'tradicio-
nal carrera del casamiento'. Si bien los maestros de la enseñanza primaria
pueden dar estímulos para ayudar a determinar nuevas preferencias
son reacciones que se manifiestan
-recordemos que el interés o la apatía
en el alumno según los estímulos positivos o negativos que el maestro
otorgue - aquellas muchachas que rechazan la altemativa tradicional están
zuficientemente respaldadas por otras condicione$, o sea que el simple
señalamiento de posibilidades no es suficiente.

Las alternativas no tradicionales y consecuentemente la selección


consciente, entre caminos opUestos, se basan en el sistema educativo y
además requiere de condiciones familiares favorables. Es cierto que las
chicas, que abandonan la comunidad y pasan varios años estudiando en
otro lugar, adoptan otro tipo de comportamiento, que les hace distin-
guirse de sus compañeras de la comunidad. Además llegan a tener amigas
fuera de su grupo de parentesco, lo que en otras circunstancias hubiera si.
do mirado con sospecha. No obstante sorprende que, a pesar de las influen-
cias intensas y a veces prolongadas y Ia aparente aceptación de un estilo de
vida diferente al que les llevó su inquietud intelectual y su firme aplica-
ción al estudio, así como sus ideales y ambiciones individuales, en ningún
caso se dió un verdadero conflicto con su grupo social. Este hecho da tes.

87
timonio de la fuerte influencia y del condicionamiento eficaz, atravésde
zus primeros años de educación en el hogar. En varias ocasiones pudimos
obsewar que las.eúudiantes, la mayoría de su tiempo libre, pasan dentro
del ambiente convencional de su hogar, demostrando una decidida prefe-
rencia por la familia. Bajo estas circunstanciag la solidaridad con su grupo
étnico y el compromiso con la familia se mantiene. El hecho de que, hasta
ahora, todas las jóvenes Salasacas, una vez terminados sus estudioq no se
hallan afectadas por las influencias de la sociedad nacional y prosiguen
en la manera tradicional de vivir, sin sufrir cambios esenciales en zu crite
rio fundamental acerca de la vida tradicional, se debe a que siempre tra-
tan de regresar al hogar para aprender las tareas que les corresponde cum-
plir, como futuras madres y esposas. Según nuestras observaciones, en esto
juega un papel muy importante la madre, que suele establecer fuertes la-
zos de afecto con su hija.

Esta conducta fuertemente arraigada de la joven adolescente, que


mantiene en todo caso una sujeción al hogar, no existe en el caso de los
hombres jóvenes, que se ausentan de la comunidad en búsqueda de
mejores oportunidades de trabajo; problema que trataremos en el capí-
tulo siguiente. Las jóvenes en cambio, tan pronto que terminen sus estu-
dios, regresan a la comunidad y se casan con un hombre de su propia
etnia. En este contexto, cabe mencionar los casos de las maestras rurales,
que no sólo logtaron superarse sino también conectar sus intereses perso-
nales con los sociales, buscando una relación entre escuela y comunidad,
escuela y familia, estudios y vida comunitaria. Estas mujeres demuestran
que una mayor especialización y acentuación de la individualidad no trae
consigo necesariamente una desvinculación de la familia, ni de los múl-
tiples problemas que implica la lucha por la supervivencia y dan ejemplos
valiosos al usar sus conocimientos por el bien de Ia comunidad, sin des
valorizar sus costumbres y su idioma materno.

Las actividades dentro y fuera del hogar, para los jóvenes que no si-
guen estudiando, aumentan considerablemente en la pubertad. En esta
época, a la muchacha se le encomiendan trabajos más pesados. "Su res.
ponsabilidad en las tareas hogareñas es mayor, su trabajo se perfecciona
cuando la familia se dedica a tejidos o labores manuales; se hace cargo de
ellas con la misma responsabilidad que sus padres. Atiende las faenas agrí-
colas y pastorea sola..." (8. Vásquez y G.Villavicencio; 1965: 5). Segun

88
una encuesta, realizada por los investigadores del informe MEC-GTZ,
entre alumnos de ambos sexos, sus actividades en su tiempo libre se des"
glosan de la siguiente manera:

agricultura: 204 música: 2l albañilería: 8


tejidos: 119 comercio: 13 alfarería: 7
ganadería: 75 carpintería: 12 otras: 52
De las 52 actividades denominadas como 'otras', 22 corcesponden
al pastoreo y 14 a "a5rudar a los padres". Fuera de 'música', todas las de
más actividades son trabajo en el sentido de producción o participación
en la economía casera (1982:143). Aparte de la carpintería y albañile
ría que corresponden al varór¡ los demás trabajos también son ejecutados
por las chicas adolescentes.

lJna vez consideradas individuos capaces de dedicar un prolongado


lapso a algunas actividades consecutivaq las muchachas deben aprender
cómo manufacturar su ropa incluyendo escarmen¿rr la lana, hilarla y tejer
la tela para el hanaco y la 'lliglla' (manta delgada) o bien tinturarla' bor-
darla y adornarla con cintas de bolas de colores para las bayetas de fies'
ta. Por su propio deseo de mejor apariencia, las chicas aprenden a envol-
ver correctamente su pelo largo con la 'vincha' (cinta larga) y se entrenan
para llevar su sombrero de lana de borrego con agilidad y gracia. Este som-
brero tiene la particularidad de no encajar perfectamente en la cabeza, si-
no que queda sobre la coronilla" de modo que se requiere de cierta prác-
tica para poder llevarlo, equilibrando los propios movimientos y la influen-
cia del viento. En vez del imperdible que de niñas usaron para prender sus
bayetas, ahora van a emplear los 'tupus', alfileres de plata con una piedra
en medio, de adorno, hoy día casi siempre una imitación.

Durante este último período de educación, las jóvenes tratan de man-


tener el equilibrio entre sus deberes y su vida emocional. Los adolescentes
de ambos sexos empiezan a busca¡ futuros esposos. Una especial educa-
ción sexual no reciben de sus padres, pero sus conocimientos de los hechos
de la vida y de la muerte son amplios, puesto que nunca se les ha manteni-
do en la ignorancia. Por lo tanto, la vida sexual es considerada perfecta-
mente natural y vista como parte legítima de la experiencia vital de cual-
quier miembro adulto de la comunidad. Las muchachas generalmente no
muestran un interés o una curiosidad exagerada sobre las relaciones se
xuales. La descripción que da C. Bianchi al explicar las normas éticas para

89
solteros en la sociedad Shuar es válida también para los jóvenes de ambos
sexos en Salasaca, en cuanto señala que "pala los solteros no hay normas
precisas para la conducta sexual..., una vez que han llegado a la pubertad,
llegan a sentir la necesidad sexual como primaria y en la mayor parte de
los casos tratarán de satisfacerla. Todos saben y conocen esta situación".
(1983:25). Para que estos encuentros amorosos de sus hijas pudieran desa-
rrollarse armónicamente, los padres anteriormente construían "las carpas"
(una especie de casita baja), ubicándolas al borde del terreno familiar o
en un rincón del patio, algo apartado de la vivienda común. Algunas muje-
res ya casadas, al enseñarnos "sus carpas de solteras" nos contaron los as-
pectos más generales de sus vidas amorosas de entonces con alegría y satis-
facción. Parece que sus primeras experiencias, debido a que no son forza.
das, no se les presentaron como desagradables o chocantes. La costumbre
de usar "carpas" está perdiéndose, debido a la construcción de nuevas ca-
sas más amplias. En la actualidad las muchachas inician su actividad hete-
rosexual en su propia casa familiar. Cuando no existe suficiente espacio,
los padres suelen separar un rincón del cuarto familiar colocando un muro
y una puerta adicional. Al principio, no existe eonstancia ni continuidad
en estas relaciones, sino que sirven, en primer lugar, para satisfacer las ne-
cesidades sexuales de los jóvenes adolescentes de ambos sexos.

Los padres normalmente no molestan a su hija con preguntas al res-


¡recto, aunque se considera que ellas están sometidas a la autoridad fami-
liar. Considerando lo expuesto por Mead (1979:133 ss) que describe la
experiencia e individualidad de la joven en Samoao podemos afirmar que
también en nuestro caso parece existir una ce¡cana relación de cones-
¡rondencia, entre la falta de presión autoritaria y la oportunidad de ex-
perimentar libremente el completo conocimiento de lo sexual, por un lado,
con el disminuido surgimiento de conflictos durante la pubertad, la esta-
bilidad de los lazos matrimoniales posteriores, la falta completa de la pros
titución y violación, así como la reducida actividad homosexual. La ado-
lescencia entonces se nos presenta, no como un período de crisis o de con-
flictos para los jóvenes, sino que es vista como una época de desenvolvi-
miento armónico de un conjunto de intereses y actividades que maduran
lentamente.

Con lo dicho hasta aquí no queremos establecer un cuadro estáti-


co dentro del cual se podría encasillar a todas las jóvenes Saliasacas. Como
ya hemos señalado, los diferentes contextos y circunstancias ¡rersonales
así como particularidades personales, no permiten una aplicación de los
rasgos comunes a todas las adolescentes, si bien las características persona-

90
les que se alejan del comportamiento "normal" tradicional son niveladas
a través de la familia tradicional y de la influencia del grupo en general.
La actitud de las chicas hacia la vida normalmente es alegle y sana. El ideal
de educación termina con esta etapa: a los hijos de ambos sexos se les
educó para la sociabilidad, la colaboración y la convivencia, como valor
social. Desde el otro punto de vista, el proceso de educación desembocó
en un condicionamiento, que en todos los niveles requiere un aprendizaje
técnico, con el fin de que las jóvenes conozcan su ubicación dentro del
ámbito tradicional de la familia y sean capaces de desempeñarlo satisfac-
toriamente.

EL CORTEJO, EL PEDIDO Y LOS RITOS MATRIMONIALES

En salasaca, los mismos jóvenes, indistintamente eligen a sus compa-


ñeros aunque se supone, que los padres de la muchacha tienen que estar
de acuerdo con su decisión. El descubrimiento de una relación amorosa
que no está bien vista por parte de los padres de Ia chica y la consigUiente
prohibición, muchas veces trae consigo una reacción rebelde por parte de
la hija. Conocemos algUnas parejas que se cas¿uon sin el permiso de los pa-
dres de la joven. En estos casos, los padres de la muchacha se negaron in-
cluso a asistir al matrimonio. No obstante, en ningún caso conocido, la
hija se resignó, sino que en acto de "inobediencia" se casó con el hombre
que le gustó.

Debido a que la agresión física no forma parte del ideal social, el cas-
tigo normal es la disputa en forma de quejas en voz alta y el intercambio
de insultos en público. En estos debates participan tanto los familiares
como los vecinos y cualquier persona que esté cerca y se entere del hecho.
Es la forma legítima para manifestar agresiones y aparece como un espec-
táculo al que también suelen concurrir los niños. Se puede pensar que la
no-aceptación de agtesiones físicas entre personas del mismo grupo étni-
co está posibilitada por esta aptitud de librarse verbalmente de sus senti-
mientos heridos. En último caso, si estas disputas no dan resultado satis-
factorio se puede buscar venganza a través de los servicios que ofrece la
brujería.

En el desenvolvimiento de la relación amorosa, tanto los varones co'


mo las muchachas toman la iniciativa cuando se trata de hacer contactos
o citas para encuentros secretos. Normalmente es el joven quien toma la
iniciativa mientras que la chica utiliza a veces un pudor fingido como co-

9r
quetería, o demuestra vergüenza en aceptar un encuentro, pero tampoco
son raros los casos en que las chicas toman la iniciativa y seducen a los jó-
venes.

Las expresiones de afecto no se demuestran en público. De ningún


-
modo se intercambian caricias y ros enamorados no se iom"r, de las
-anos
en presencia de otra gente y hasta el saludo es convencional e impersonal.

cuando los enamorados están de acuerdo en casarse, normalmente el


joven informa primero a su madre, ésta al padre. Después, sus padres
visi-
tan a los padres de la chica para pedir la mano de la hija. Los desacuerdos
que a veces se suscitan con los padres de la muchacha, pueden llegar
a la in-
terrupción de las relaciones interfamiliares, mientras que los enamorados
rnuy raras veces intemrmpen su relación. Además, en el caso de estar en
pelea con los propios padres, a los jóvenes siempre les quedan disponibles
otros parientes quienes les ayudarán.

Entre los salasacas, el noviazgo está visto como un período de unión


que está legalizado con la aprobación de los padres. En caso de que la con-
vivencia --ea en la casa de los padres del novio, de la novia o bien en casa
de otros familiares cercanos- se prolonga por demasiado tiempo, los pa-
rientes obligan a los novios a casarse legalmente por el Estado y ia Iglesiá.

La actitud de las autoridades religiosas, en salasaca, representadas


por las Hnas. Lauritas, frente a las irreguraridades premaritales, es pacífica
y significa tácitamente una aceptación. parece que hasta ahora no fue posi-
ble implantar la doctrina religiosa occidental e intervenir efectivaménte,
puesto de que el sentimiento de pecado, inseparablemente asociado con
delitos sexuales, requiere al mismo tiempo una conciencia individual del
pecado, así como el deseo de sacar lucros personales, lo que esüá en contra
de todos los valores sociales de Ia sociedad tradicional salasaca.

Antes del casamiento, la comunidad todavía no exige nada de la mu-


chacha y la joven no desempeña ningún papel en los eventos públicos. En
las asambleas comunales, aun cuando las hijas acompañan a sus padres, no
intervienen nunca. De este modo no nos fue posible, por ejemplo, obtener
la opinión de alguna joven acerca de los proyectos que se están discutien-
do en reuniones públicas, ni animarlas a que expresen sus ideas acerca de
programas de desarrollo. Parece que esta falta de interés, de participación
y de toma de responsabilidades por parte de las muchachas es el resultado
de la educación que se concentra exclusivamente en la participación en la

92
vida socialy económica famüar. Esta actitud de las jóvenes cambia des-
pués de haber contraído mahimonio y aumenta gradualmente con la edad,
ya que su participación activa en los asuntos comunales se extiende. Es la
mujer adulta, la esposa y madre, la que tradicionalmente desarrolla activi
dades en asuntos de interés público, mientras que la participación social de
la joven estrí limitada a tomar parüe en fiestas comunales y eventos fami-
liares, sinriendo comidas y bebidas y atendiendo a los demás miembros
familiares mayores.

A los muchachos en cambio, se le exige que poco a poco se incorpo-


ren en forrna activa a los trabajos comunales, que reemplacen a sus paües
en mingas y que conculran a las reuniones. Son precisamente los jóvenes
quienes salieron fuera de la comunidad para estudiar y trabajar y quienes
han adquirido la capacidad de organizar iniciativas para alcanzar mejoras
dentro de la comunidad. Gracias a su conocimiento del "mundo externo",
el manejo fluído del castellano, aportan nuevos elementos, sin rechazar
los poderes simbólicos y ancestrales, sino más bien utilizándolos así como
también aprovechan de las estructuras de poder tradicionales sustentadas
por las redes de soüdaridad familiar. Así fueron hombres jóvenes quienes
fundaron un grupo musical y de danza para recuperar y difundir los va-
lores culturales, propios de los Salasacag que se agrupan en clubes depor-
tivos y que efectúan reuniones semanales. En ta pníctica son ellos quienes
asegurÍrn la alfabetización, quienes mantienen contactos con las autorida-
des regionales y estatales así como con obas organizaciones y que inten-
tan promover la fundación de una Federación Campesina Indígena. Sin
que se haya dado todavía una dewalorización de "los mayores" se escucha
con frecuencia que "ahora ya jóvenes son autoridad también...", hecho
que al pÍüecer todavía llama la atención y causa sorpresa en el grupo de los
mayores.

Entre la primera visita de los padres del novio en la casa de la elegi-


da, la aceptación de su petición y la comunicación oficial, pasan varias
semanas ya que los padres de la muchaeha frecuentemente rechazan el pe-
dido en la primera visita. Es costumbre "haber regresar" repetidamente
a los padres del joven. Estas visitas se efectúan en secreto, debido a que
"todos en la comunidad chismorrean mucho". Los padres del novio vie-
nen "a pedir mano" solos, sin el hijo y sin acompañantes, ofreciendo co-
mo regalo al padre de la muchacha dos botellas de agUardiente y a su espo-
sa pan con plátano.

93
Una vez llegado a un acuerdo,los padres del novio invitan a la familia
de la novia a su casa. Estos traen licor y comida preparada, como papas
cocidas, huevos y a veces cuyes. En esta visita se concierta la fecha del ma-
trimonio, se convienen los detalles de los arreglos económicos de la fies-
ta y se elige a los respectivos padrinos. A partir de este encuentro, los no-
vios pueden vivir juntos con los padres del novio. La pareja se casa oficial-
mente después de tres meses a más tardar. En este lapso debe legalizar sus
documentos y hacer el examen médico.l La obligación de dicho ex¿rmen
médico, para descartar la existencia de enfermedades venéreas como re-
quisito previo al casamiento, ha causado un fuerte resentimiento y ofensa
en la comunidad, ya que está considerada como discriminación y además
superfluo puesto que en los últimos años no se conoció ningún caso. Des-
de la inauguración de un Motel entre Totoras y Salasaca -sitio muy fre
cuentado por las parejas blanco-mestizas de la región- con frecuencia se
escuchan comentarios como: "mejor que se vayan los médicos para aüá
para hacer sus exámenes...".

Aproximadamente ocho días antes de la fecha fijada para la ceremo-


nia eclesiástica, la pareja se casa en forma legal de acuerdo con la Ley de
la República, en el Registro Civil. Poco antes del acto son escogidos los
cuatro testigos obligatorios que puede ser cualquier persona. A éstos, des-
pués del Registro civil, se les ofrece comida y bebida alcohólica en la casa
del novio.

El día de la ceremonia eclesiástica, generalmente domingo, los no-


vios junto con sus respectivos padrinos Salasacas, sus familiares y demás
invitados, se acercan a la Iglesia Católica, formando una fila, encabezada
por una orquesta con bombos, pingullos y violines. A pesar de que la co-
munidad Salasaca dispone de una Iglesia propia, las ceremonias matrimo-
niales deben realizarse en la Iglesia de Pelileo, ya que Salasaca como parro-
quia civil y en cuanto a la jurisdicción eclesiástica, pertenece a Pelileo.
Son sobre todo los líderes jóvenes, que por el consiguiente aumento de
gastos están disconformes con esta situación. La opinión general al res-
pecto es que "los curas nos enseñaron mal".

La novia se viste de lujo, se cubre el rostro con el rebozo y lleva su

l. Este requisito es exigido solo en el caso de los Salasacas más no para los otros
grupos indígenas.

94
sombrero de lana, adornado con plumas. El novio lleva dos ponchos ne-
gros con forro de seda, calzoncillo yerba-buena con bordados, un pañue-
lo de seda alrededor del cuello y una cruz de plata. Durante la ceremonia,
los novios, cada uno con una vela en la mano, son envueltos con el "chun-
gu" (un velo) que cubre sus cabezas. El sacerdote amarra la pareja "con ca-
denas" haciendo un nudo fuerte entre los dos. Este rito 1ue no se cele-
bra con las parejas blanco-mestizas- para los Salasacas tiene mucha impor-
tancia y manifiestan: "cambiando anillos, no más, no sirve para nada, el
padre tiene que amarramos bien fuerte para que dure nuestro matrimo-
nio". Cuando termina la misa y los novios salen de la Iglesia, los padrinos
y los acompañantes "les hablan" uno por uno, dando consejos que suelen
ser sencillos pero esenciales como por ejemplo: "ahora ya estás amarrado,
ya no vas a querer ni papá ni mamá, sólo a tu esposa", o bien "ahora que
estas amarrado, olvidarás el tiempo pasado, vivirás como adulto y respon-
sable". A continuación la pareja y sus acompañantes, pasan un rato co-
miendo y bebiendo en las cantinas de Pelileo: los músicos van siempre
adelante y en cada esquina se forma un círculo y los invitados bailan. De
Pelileo, regresan a Salasaca a la casa de la novia, bailando en cada cruce de
caminos.

En la casa de la novia, los padres de ésta a petición de una persona


acompañante mayor, dan la bendición, para lo cual el padre se sienta en
el patio detrás de una mesa, mientras que la madre suele darla dentro de la
cocina, donde pasa casi todo el día en la preparación de las comidas, de
manera que ni para la bendición puede dejar sus pesadas y fatigosas ta-
reas. En este acto, muchos padres demuestran tristeza: "ahora ya estás
casado", dicen llorando, "yo no quería que te vayas" y siguen "pero aho-
ra ya te casaste porque tú misma querías, entonces ya no puedes venir
de ganas a mi casa quejrándote si estás enojada con tu marido". Los hijos
también lloran; se nos contó que ni los deseos para que vivan con amor y
unidos, responsables el uno del otro, les podía calmar su pena de despe-
dida. Mientras tanto, los invitados se juntan alrededor de la orquesta en
el patio. En un puesto especial se sientan los novios y los padrinos. La
madrina es la persona que más baila, pero según nuestra observación, al
padrino tampoco queda tiempo para descansar. Los únicos que nunca
bailan tradicionalmente son los novios. Después de haber comido, bebido
y bailado, los participantes de la fiesta, en fila, van a la casa del novio con
paradas en cada cruce.

En la casa de los padres del novio reciben también la bendición y


es donde la pareja se queda a dormir mientras que la fiesta sigue en un

95
ambiente alegre hasta la medianoche.

Al final del primer día, los padrinos ,,acuestan a los novios,', les
llevan a un cuarto sin ventana, antes arreglado, les hacen abrazar y les
cubren con cobijas. Después cierran el cuarto desde afuera y ponen can-
dado, costumbre que según los comentarios que recibimos al respecto,
se creó para evitar que cualquiera de los novios "rehuse", y así ser califi-
cado de cobarde. Retomamos lo que describe c. Bianchi (1g88:38) acer-
ca de la misma ceremonia entre los Shuar: "la opinión común es que no
hay que rehusar, esta palabra puede considerarse la clave... lo impoitante
es usar el sexo pÍua su función específica, que sería el gozo y la procrea-
ción, en equilibrio". A la tarde siguiente, los participántes de la fiesta
bailando se dirigen hacia el cuarto, donde dejaron encerrados a los novios.
Los padrinos abren la puerta, entran y "hacen despertar" a la pareja, sir
viéndoles dos litros de trago, dos litros de café y cinco panes. Los recién
casados tienen que tomar un vaso de trago y un vaso de café, seguidamen-
te. Después los padrinos "hacen levantar a los dos" les ayudan a vestirse
nuevamente de novios y les acompañan hacia afuera. Entretanto empieza a
tocar la orquesta, los invitados les saludan con entusiasmo, formando un
círculo y poniendo sus ponchos y bayetas, al momento de ver a los novios,
en el suelo. Los novios, animados por gritos y aplausos entonces bailan, la
única vez, durante toda la fiesta encima de las prendas y en medio de sus
invitados.

El matrimonio en Salasaca es una ceremonia compleja, un suceso co-


munal impresionante, significativo y costoso. Se festeja durante una sema-
na entera en la casa de los padres de la novia, en la casa de los padres del
novio y en la casa de los padrinos. La boda es señal de despedida de la ju-
ventud, de la época llena de libertad, porque como suelen decir: ,'ya nada
es como antes". Para todos los miembros de la comunidad, es obligación
asistir a la fiesta, aunque no pertenezcan a la familia y nohayanrecibido
una invitación expresa. Parece que los espectadores gozan de igual manera
que los invitados: forman un círculo alrededor del patio a poca distancia
y acompañan la fila larga de los novios, de casa en casa, pero sin bailar. En
cambio comen y toman lo que ellos mismos llevaron, disfrutan y comen-
tan lo que observan. También se visten de fiesta con su mejor ropa.
Como en otras fiestas, los juegos preliminares al baile son un espectáculo
muy divertido, ya que los hombres intentan agarrar la bayeta o la falda de
la mujer con la cual desean bailar, mientras que ésta intenta escaparse.
Muchas veces los hombres, ya ligeramente bebidos, no pueden alcanzar a
las mujeres: se caen, se enojan, lo intentan de nuevo y todos los demás se

96
ríen y gozan, dan consejos y a veces ayudan al hombre, puesto que la
mujer esüi obligada a bailar, si el hombre logra agarrar alguna parte de su
vestido.

Mencionamos ya, que la parte más pesada de la fiesta, que es la pre-


paración de las comidas,esüá a cargo de la madre con la ayuda de otros
mierrrbros femeninos. El día anterior a la ceremonia eclesiástica, llamado
también "el éabado pelachanchos", cada una de las madres de los novios
mata un chancho. Ellas preparan las menudencias, mote pelado y con cás-
cara, la colada de mazamona y los caldos con papas. Las madres también
son responsables de que estén listas las dos "pepas" (pipas o especie de ba-
rril de madera) con chicha, mientras que los hombres procuran traer dos
galones grandes con puro (puntas).

La preparación de la chicha comienza una semana antes de la fiesta,


con un maíz que "se hace criar votándole en la tierra adentro del cuarto".
Los brotes se secan y se muelen, la harina, ocho días antes de la boda, se
cocina durante un día entero, junto con una funda de avena. Las "dos pe-
pas" se llenan con el líquido correspondiente. Un día antes del matrimo-
nio la bebida es mezclada con dos panelas enorrnes, (cada una cuesta
500 sucres) y servida el domingo de la boda según costumbre; o sea una
persona llena el vaso y se lo brinda a la persona con quien conversa, ésta
agradece y sin beber todavía le brinda a la primera. Es entonces cuando la
primera persona también agradeciendo puede beber, vaciando el vaso.

Si bien la fiesta, en principio, es por una semana, su duración defini-


tiva depende del número de invitados y sus asistentes. En ciertos casos, lia
fiesta se prolonga hasta por dos días más, de acuerdo con la costumbre
de "la tomina" o el "hacer churray". Esto significa que los jueves, los in-
vitados suelen reunir su propio dinero y cada uno compra un litro de puro-
La fiesta termina, cuando se acaban las bebidas.

Una costumbre que antes formó parte de la ceremonia matrimonial y


que en la actualidad se ha perdido, consistía en que los invitados llevaban
consigo cha¡oles de flores, que después de la ceremonia eclesiástica se
pasaban por las manos de la novia "para que no vaya a coger cosas malas y
para que no vaya a robar nun@". De igual manera se las pasaban por los
ojos, oídos, boca, pies, etc. con el fin de que "no vea cosas malas, no diga
malas palabras, que no hable demás, que no sea chismosa, que no vaya a
besar cosas inconvenientes, sino que sea mujer de su casa". Con idéntico
objetivo, lo misrno se hacía con el novio pero no con flores, sino con

97
ramas de hortigas.

Una tradición, que se mantiene hasta hoy día, consiste en que los
padres de la novia, en caso de que no estén conformes con el yerno, en
vez de ofrecer comida y bebida, delante de su propia casa, colocan una
olla grande de barro llena de ceniza, como señal de su tristeza y discon-
formidad. "En vez de comida hay sólo cenizas", se dice. Además suelen
encender un fuego en el patio, mezclando ají con la leña, lo que ..huele
insoportable mal". Los padres de la novia se esconden, cierran su vivienda
con candado y no aparecen durante toda la fiesta. No obstante, los novios
junto con todos sus invitados, encabezados por la orquesta, entran al patio
vacío, donde bailan y riegan la ceniza por todo el palio, señalando q,re
no aceptan el rechazo y demostrando al mismo tiempo su voluntad"sí de no
romper los lazos con los padres, a pesar de su ausencia en la fiesta. Hay
que anotar que normalmente, ya dentro del primer año de matrimonio, los
padres retoman los contactos con la pareja joven.

como ya anotamos se supone que la fiesta matrimonial en cuanto


a su costo va a c¿rrgo del novio, con la ayuda de zus padres, si éstos quie-
ren. Los gastos de la ceremonia religiosa son mínimos y se pagan el mis-
mo día de la confesión (*íbado), al sacristán. Estos "derechos" que os-
cilan entre 150 y 250 sucres en total, cancela el padrino del matrimonio.
Los padres de la novia no tienen ninguna obligación de compartir los gas-
tos de la fiesta, pero en la mayoría de los casos no se niegan a ello. Los
gastos de la fiesta son bastante altos ya que, según constatamos, sólo
la orquesta por su actuación desde el día domingo en ra mañana hasta la
medianoche del día maltes, cuesta 20 o00 sucres, más la comida y bebida.
En concepto de comidas y bebidas p¿rra todos los invitados se debe contar
con un desembolso adicional de aproximadamente 90.000 sucres. El B0
por ciento de esta suma va por cuenta de los padrinos, el saldo paga el
novio.

si interpretamos la discrepancia existente entre los altos gastos de


la fiesta y su larga duración por un lado y la situación económica mise-
rable de los protagonistas, por otro lado, en base a los conceptos occi-
dentales, deberíamos entender la fiesta como una especie de "locura colec-
tiva" opuesta a toda racionalidad y ética de trabajo.

si bien la fiesta matrimonial salasaca, como se celebra en la aetua-


lidad, se basa en la creencia cristiana, llama la atención la sobrevivencia
de rasgos diferentes, propios de la estructura lógica y mítica del pensa-

98
miento indígena y de su esquema socio-cultural. Un análisis desde este
ángUlo nos lleva entonces a la consideración de que la fiesta matrimo-
nial Salasaca debe ser vista como una vital necesidad social y que por me-
dio de la larga y costosa celebración se manifiesta y aseggra la solidaridad
viviente y palpitante. Agregamos que la prioridad que se da a la satisfac-
ción de las necesidades colectivas antes de las necesidades individuales,
ciertamente no corresponden al comportamiento occidental el que pos-
tula la individualidad como valor social deseado tanto a nivel económico
como provecho personal-individual y dentro de un sistema de compe-
tencia orientado hacia el privilegio y el poder personal. Por consiguiente se
puede definir la fiesta Salasaca como una demostración inconsciente de la
vivencia comunal, diferente del razonamiento occidental, opuesta a la
satisfacción de necesidades creadas artificialmente y contraria a la norma-
lidad impositiva que va acompañada por un uso represivo del tiempo, el
tiempo de las sociedades industriales, condicionado por el sistema de pro-
ducciones de beneficios, basado en la rentabilidad de las personas. (cfr.
Cooper; L979:76).

Vemos necesario apuntar que esta experiencia social colectiva, la cual


se manifiesta y culmina en las fiestas tradicionales Salasacas,-está en glave
peligro de perder su sentido significativo, por la presión cultural, que
actúa en interés del sistema económico nacional dependiente.

Parte del mismo proceso de alineación cultural forma también la va-


lorización de la mujer Salasaca, a través de la imposición de normas occi-
dentales. Según estos prejuicios, la mujer es caprichosa, emocional, im-
previsible, infantil, sugestionable e influenciable, una persona que tiene
que ser dominada, conquistada y controlada. (Silverblatt; 1982:41). Por
su bajo nivel intelectual, su debilidad física, la ausencia de originalidad,
creatividad y autodisciplina, sin proyectos o expectativas propias para el
futuro, necesita de "protección". (cfr. Jannsen-Juneit; 1978)

Veremos a continuación primero la diferencia que existe entre estos


estereotipos occidentales de "lo femenino " y la cosmovisión indígena, con
su valorización distinta acerca de la mujer. En seggndo lugar analizaremos
si se puede aplicar los atributos europeos a la mujer Salasaca, esposa, ma-
dre y miembro activo y responsable de la unidad económica familiar.

99
LA MUJER, ESPOSA Y MADRE EN LA FAMILIA TRADICIONAL

Hasta ahora hemos visto y analizado el desarrollo continuo desde la


niñez hasta la edad adulta de la mujer salasaca, según las nonnas sociales
y culturales de su grupo étnico. Sabemos que ella fue preparada, por su
madre, para la unión matrimonial y que está capacitada para efectuar to-
das las tareas que le competen como esposa y madre.

Por lo tanto, al conformar su propia familia tiene pleno conocimien-


to de sus deberes y sabe asumir la responsabilidad, como administradora
de su hogar, en relación con su marido y sus hijos. Entonces la vida coti-
diana en general no le va a caus¿ü mayores problemas ni conflictos en
cuanto a su nuevo status de esposa y madre. El hecho de haberse casado
tampoco significa la desintegración de su círculo familiar habitual. Al con-
trario, especialmente sus padres, suegros y los padrinos seguirán observan-
do la conducta y el bienestar de la pareja y prestarán ayuda y apoyo en
cualquier circunstancia.

El respeto mutuo entre padres e hijos establecido a lo largo de su vida


ganntrza el cumplimiento de las obligaciones recíprocas. Esta solidaridad
de parentesco es de suma importancia para los recién casados. De acuer-
do con su posición económica, durante un lapso de tiempo más o me-
nos prolongado suelen vivir con los padres de uno de ellos, hasta haber
ahorrado suficiente dinero para la construcción de una cam propia. con la
ayuda económica y laboral de sus parientes, normalmente pueden estre-
nar su propia vivienda a más tardar al cabo de los primeros cinco años de
su matrimonio. La tendencia general es que los hombres migran jóvenes
para poder construir su propia casa poco antes o después de la ceremonia
matrimonial para lo cual pagan una parte y toman en préstamo el saldo, de
personas familiares o bien de un Banco. Las esposas en cambio suelen dis-
poner de un pequeño terreno que sus padres les entregan como parte de
herencia, no antes de los tres meses pero a más tardar después de un año
de casados, "porque los papás esperan si la pareja joven se comporta
bien". Este terreno es lo suficientemente grande para el emplazamiento
de una casa. De este modo desde casi el principio se logra establecer un
cierto equilibrio económico entre los cónyuges, lo cual se manifiesta po-
sitivamente en la posición de la esposa. Debido a que ella no pierde el
derecho de la propiedad exclusiva del terreno, en divergencias matrimo-
niales como importante argumento de la mujer contra críticas del esposo
a menudo se escucha: "derrumbarás no más tu casa, buscarás no más otro

100
sitio donde construir, mi terreno no te doy...". Según pudimos consta-
tar, este argumento zuele poner fin a cualquier discusión.

Otro aspecto importante es el hecho de que la mujer casada ge.


neralmente es bien tratada por su esposo, así como por sus padres y sue-
gros. Cuando los hombres se embriagan o intentan pegar a sus mujeres,
éstas a menudo reaccionan con lia misma violencia, después se alejan llo-
rando, para ir a la easa de cualquier familiar cercano de confianza. Según
la opinión pública, la mujer no tiene por qué soportar a un marido que
pega y la tendencia general es ayudar a la esposa. En las disputas matri-
moniales intervienen no solamente los familiares cercanos de ambos cón-
yuges sino que puede convertirse en un escándalo público, que termina
ante el teniente político.

Está socialmente aceptado el hecho de que una mujer tiene el dere-


cho de escaparse y esconderse del marido, al menos por una semana en-
tera y no son raros los casos en los que el marido busca a su esposa para
pedirle perdón con el fin de que vuelva a casa. La Sra. Rosa casada desde
hace ocho años, y que tiene una hija de siete nos contó:

Mi rnarido nunca me ha pegado, fuera de una uez, cunndo recién nos


cosatnos. Allí llegó a la cw borracho y quería arrnar una bronca
conmigo. Me pegó pero yo le pegué mds duro y se cayó al suelo.
Entonces me fui llormdo y grítnndo a la casa de mis papós pora
esconderme. A mi marido ndie le contó donde encontrarme, pero
ubía que yo estulre dond.e mis papís. Para reustarle y pru que
aprendn me quedé cor,i tres sernancs e*ondída y mi marido tenía quc
andnr por toda h co¡nunid'd. a decir que nunco mds uoluerd a pegar-
me. Ya me dio peno porque tenía que hacer en la casa todo él solo
pe?o no quería dejarme gaw tan fiícilmente. Entonces mis padres y
Ios padrinos me lwbbron a que regre*, que ya breta, que el pobre ya
ha sufrido buttnte y ellos arreglaron un encuentrot para que ni yo ni
él perdímos h cara. O *a que I'e diieron que uoy a pastorear en tal
parte tal hort y que Wse no mds de cerca que estaré dispuesta para
aceptar sw ex,custa. Así fue que hicimos paz y yo voluí a su coao.
Desde entones nunca mds me pegó, ni de bonacho. Ya sbe

Llama la atención que los hombres en general intentan evitar estas


situaciones por temor de quedar en ridículo en público, además se sienten
incómodos por las tantas intervenciones no solamente de los parientes

l0l
sino de cualquier miembro de la comunidad que se entere. El hecho de
una pelea entre parejas siempre está "a la luz de todos" y se comenta con
énfasis "si tiene tazón la mujer o el hombre". Son precisamente estas
experiencias de tipo comunitario que motivan inconscientemente a cada
miembro del gtupo, y que influyen en la valorización del matrimonio
como organizaciín social, que asegura la continuación de la vida.

Segun este comportamiento tradicional que describimos, es impor-


tante tener presente que socialmente la mujer no es considerada inferior
al hombre, a pesar de que éste representa los intereses familiares y sociales
hacia afuera de la comunidad. Se reconoce que el papel económico y
social de la mujer es de vital importancia para el bienestar de la familia. Si
bien se ve a la pareja con diferencias biológicas (que se reflejan en una
cierta protección de la madre con hijos tiernos) y psicológicas (debido a
que las mujeres suelen provocar a sus maridos, el consuelo entre hombres
culmina en el "suspiro" "que asimismo son las mujeres"), el concepto
culturalmente aceptado estima, como acertadamente formula Martínez
(1980:257) que "la reproducción de la familia, como unidad doméstica en
sentido económico, V sü perpetuación a largo plazo descansa en la oposi-
ción, la complementaridad y solidaridad de sus miembros masculinos y
femeninos y de las generaciones. Matterlard (1977:2O3), contrastando la
oposición de la mujer indígena con la mujer blanca, comenta al repecto
que la primera "ocupa una posición central desde el punto de vista de la
economía y la organización familiar, en contraste de una masa de mamitas
que se autoconfirman y autoconfinan en su papel exclusivo de madres y
es¡)osas", un "status" al que se ve reducida la mayoría de las mujeres
burgesas de la sociedad nacional.

Nos parece de suma importancia, contrastar esta cita con otra, la de


Jorge lcaza (1973:55) quien manifestó que "no hay nada más desolador
que ser india y mujer en el Ecuador" (en: Carrión de Fierro; 1975:50),
opinión que sigue vigente hasta hoy día y que ciertamente tiene base real,
si se ve a la mujer indígena bajo una concepción occidental, DESDE
AFUERA. Por los límites de este trabajo, que se centra en primer lugar en
el análisis de la situación de la mujer indígena ---en nuestro easo concreto,
de la mujer Salasaca- DENTRO de su ámbito socio-cultural tradicional,
no podemos apreciar el desarrollo histórico de las diferencias fundamenta-
les entre la cosmovisión occidental, con su propia imagen de la mujer bajo
la influencia mediterránea, y el lugar que se da a la mujer a lo largo de la
historia en la sociedad indígena. No obstante parece un hecho trascenden-
ta} que la mujer, en la mítica amerindia está citada de otro modo que en la

ro2
hispránica conquistadora, suceso que se revela hasta la actualidad en el pen-
samiento diferente, en cuanto a la función y posición de la mujer dentro
del matrimonio. Para Dussel (L975:67-70) "el varón latinoamericano, hi-
jo de visigodos cristianos y árabes, conquistador y encomendero, criollo
simple o mestizo, es el que constituye la relación erótica como domina-
dor". Por lo tanto, la relación matrimonial en algunos sectores de la socie-
dad nacional está vista como una relación "de posición en la que la mujer
es hecha cosa y viene a ser un objeto ", siendo la sexualidad entre los cónyu-
gues r'puramente masculina, opresora y alienante". Esta dominación' propia
de una simplificación de las enseñanzas cristianas, con la subyacente creen-
cia del pecado original, está en oposición directa con la visión indígena
que considera la relación entre varón y mujer como natural, como el
amor entre dos seres que se complementan y que supone un respeto
mutuo, sin dejar de lado las diferencias existentes. Carrión de Fierro lo
define así: "mujer y hombre tienen pequeñas diferencias biológicas,
psicológicas y hormonales, las cuales de ningún modo indican una supe-
rioridad del hombre sino al contratio, la sabiduría de la naturaleza para
armonizar a la pareja humana con sus diferencias". (L975:47).

De lo dicho es fácil de comprender, por qué los hombres Salasacas no


muestran las actitudes, generalmente asociadas con el complejo del ma-
chismo ecuatoriano y eue, si están presentes por las influencias de la socie-
dad nacional, lo son en una forma muy leve.

Estamos conscientes de que no podemos definir el status de la mujer


Salasaca únicamente en base a la ideología reinante de su grupo étnico, de-
jando de un lado los factores económicos y sociales. Conviene ciertamente
zubrayar las características particulares y los aspectos propios de la esposa
Salasaca, pero sin perder de vista los arreglos que se han formado para ga-
rantizar la supervivencia del grupo.
a
.Resumiendo lo expuesto aquí, podemos deducir que, en el plano de
Ia imagen femenina, apoyada ideológicamente por la tradición y social-
mente reconocida, se estima y acepta la importancia de la mujer Salasaca.
Queda en suspenso una pregunta de importancia: ¿Por qué por otra parte,
no se traduce esta importancia de la mujer a la esfera social del poder co-
munal? Es conveniente tener presente que el poder tradicional está en ma-
no de los cabecillas los cuales antes tenían que tomar un cargo religioso;
de igual modo los curanderos más influyentes siempre han sido hombres.
Para contestar satisfactoriamente esta pregunta sería necesario, como plan-
tea H. Bonilla en la introducción al libro de N. Watchel "sociedad e ideo-

103
logía" (f973), una investigación histórica desde la perspectiva de los mis-
mos indígenas, tomando en cuenta su desestructuración económica y so-
cial y el derrumbe de su civilización para poder comprender la lógica que
rige la estructura del pensamiento indígena. Una investigación que exami-
ne las bases históricas para aclarar nuestro conocimiento al respecto queda
para estudios ulteriores.

En cuanto al status relativamente más elevado, que ocupa la mujer


salasaca en comparación con la mujer de la sociedad nacional, debido a la
cosmovisión e ideología tradicignal de su grupo étnico, damos énfasis al
hecho de que por otro lado está apoyado también por la amplia y activa
contribución de la mujer Salasaca a todas las actividades productivas de la
ttnión doméstica. unidad productiva y hogar son sinónimos en todos los
aspectos del proceso productivo.

Para hacer una breve distinción entre la familia moderna y la familia


tradicional salasaca en cuanto al status de la mujer derivado de su aporte
laboral, retomamos el pensamiento de Hamilton (1g80:BB) quien descri-
be a la primera como una unidad de consumo en la que "el hombre produ-
ce el dinero y la mujer lo gasta" (cliché que se mantiene en la mitología
popular a pesar de que la familia capitalista efectivamente produce fuerza
de trabajo) y la segunda como unidad en la que todavía no ha tenido rugar
la separación entre producción y consumo, entre trabajo productivo fuera
del hogar y trabajo doméstico, entre lo público y lo privado, con la conse-
cutiva división sexual del trabajo. Para expresarlo con palabras de Staven
hagen (1980:5) "en las sociedades agrícolas tradicionales, donde la divi-
sión del trabajo entre los sexos no está muy desarrollada, existe una igual-
dad fundamental entre hombres y mujeres, al menos en el ámbito de la
economía..., allí donde el trabajo es remunerado, posee un valor económi-
co. consiguientemente, el trabajo no remunerado (como las tareas domés-
ticas de las mujeres) resulta devaluado económicamente y, por ende, tam-
bién social y culturalmente".

La familia salasaca tradicional es la institución social básica, la uni-


dad económica fundamental de producción y consumo. El trabajo do-
méstico de la mujer se halla inmerso en el proceso productivo total. La
vida de la mujer casada de ningún modo está limitada a la esfera reducida
cle los quehaceres domésticos, al contrario, las condiciones económicas y
la opinión social exigen que la esposa cumpla con una amplia gama de
actividades que desempeña bajo su dirección y responsabilidad dentro y
fuera del hogar. En resumen, no existe una división de trabajo entre

104
marido y mujer que distinga enhe produceión y consumo así como entre
trabajo remunerado y tareas domésticas no remuneradas, sino la pareja
coopera en la producción de los medios de subsistencia y tanto sobre el
marido como sobre la mujer recae la responsabilidad de sostener a sus hi-
jos. Hamilton (1980: 65) pronuncia que en cualquier caso, marido y mu-
jer dependen el uno del otro y los hijos dependen de ambos y cita a Klein
(1963: 2?) quien a su vez señala que no es tan extravagante deducir el co-
nocimiento de su igual valía produce en las mujeres un grado de autoesti-
ma que no conocen las mujeres que se ven excluídas de la producción y
que pasan su vida dependientes de sus maridos en la intimidad de su
hábito "natural", el hogar.

El matrimonio Salasaca, visto bajo el aspecto de la ayuda mutua, es


beneficioso para marido y mujer, lejos del concepto occidental según el
cual "el hombre tiene que sostener a su esposa". Se reconoce que la fun-
ción de la esposa es irtemplazable y de mucha importancia y cualquier ti-
po de actividad que desempeña es considerado como "trabajo" aunque no
recibe un valor de cambio. La interdependencia entre los esposos y la re-
sultante muy leve distinción de status, se deben al papel sumamente im-
portante de la mujer en la producción, que combina este trabajo con sus
tareas propias como el alumbramiento y la lactacia y con tareas generales
como la criartza de los hijos, la preparaeión de las comidas, la limpieza de
la casa etc.

La jornada de la mujer Salasaca es prolongada y dura, anotamos ya


que los trabajos domésticos sólo son una parte de las tareas generales. Sin
embargo, ninguna de las mujeres con las que hablamos, protestó por el
volumen de trabajo, sino por las condiciones miserables bajo las cuales
tiene que efectuarlo; debido a la falta de agua potable y de regadío,la es-
casez de hierba para los animales y de leña para cocinar, etc. En forma casi
unánime, las mujeres nos dieron el siguiente comentario autoexplicativo:
"nosotras, las mujeres, trabajamos mucho y duro, pero también así lo ha-
cen nuestros maridos". Veremos a continuación que su concepto de traba-
jo cubre distintas formas de lo que en la cultura nacional se entiende gene'
ralmente por "trabajos femeninos", así mismo se vislumbrará que sus
actividades se asimilan frecuentemente con las tareas masculinas y se
interrelacionan: unas son individuales y otras colectivas.

Entre las diversas funciones que en largas jomadas ocupan a la esposa


Salasaca, figuran los trabajos relacionados con la reproducción biológica
humana, vista como el "componente básico en la reproducción de la

105
fuerza de trabajo" (Benería; 1979:7): la maternidad, el sustento, cuidado
y crianza y educación de los hijos y su protección desde la primera infan-
cia hasta cuando son miembros responsables de la comunidad. Como ya
describimos en forma detallada, se espera que la madre disponga de
conocimientos de salud y que satisfaga las necesidades emocionales de sus
hijos.

En el ámbito de sus deberes entran también aspectos de orden


psicológico-social, como la estabilización familiar y la conservación de cos-
tumbres y tradiciones, o sea "la reproducción de las condiciones sociales
que sustentan el sistema social". (Benería; L977:71. Además desempeña
funciones sociales que abarca una amplia área desde los preparativos para
fiestas hasta el cuidado de los enfermos v de los ancianos dentro de la
estructura familiar.

Los trabajos que tienen que ver con la reproducción de la fuerza de


trabajo se refieren al mantenimiento de la familia en conjunto y son rela-
cionados con "la satisfacción de los miembros familiares". (Meillassoux;
1979:55). Las tareas del hogar en gran parte están integradas en las activi-
dades relacionadas con la reproducción biológica humana, es decir con el
desarrollo físico de los hijos. La interrelación que a nivel doméstico existe,
entre las actividades reproductivas y productivas "hacen muy difícil es-
tablecer una separación clara entre las dos", (Benería; 1979:12-13). La
actividad doméstica requiere de largas horas de trabajo y generalmente la
rutina diaria de la esposa Salasaca empieza entre las 5 y 6 horas de la ma-
ñana, con la preparación del desayuno y el acarreo del agua desde el pozo
comunal más cerca de su vivienda. Durante el día, no existe un trabajo que
debe ser realizado regularmente a una hora fija, puesto que almuerzo y ce-
na no tienen un horario preciso, sino que se sirven cuando la fatiga y el
hambre reclaman su derecho. Las comidas diarias son sencillas y se prepa-
ran sobre el fuego, que se enciende con ramas secas de eucalipto, recogi-
das por las mujeres en las quebradas, .o con hojas de maí2, de chochos y
otra clase de pajas. El fogón, formado por piedras grandes, se encuentra en
una habitación aparte, la cual no dispone de ventanas. El humo se escapa
a través de las tejas o la paja del techo. La mujer cocina en posición de cu-
clillas y aviva el fuego soplando a través de un tubo de hierro o de una ca-
ña. La alimentación diaria se prepara a base de maíz y papas y se sirve co-
mo sopas, a veces junto con maíz tostado. No existe mucha variación de
ingredientes, la comida casi siempre contiene harina de maíz con papas,
hojas de col, sal, manteca y cebolla blanca. Admira al observador el hecho
de que la dieta alimenticia incluye comidas cocinadas (por ejemplo legum-

106
bres, harina, etc.) y que no es usual la comida cruda, por ejemplo las ensa-
ladas y frutas. La familia re reúne alrededor del fuego, sentada sobre pe-
queños bancos de madera. La madre llena los platos y los pasa a cada
miembro de su familia.

El itinerario diario de trabajo varía fuertemente y es influenciado por


factores externos como el clima, visitas, etc. La mujer normalmente
trabaja a un ritmo continuo, pero sin prisa, cambiando de ocupación de
en cuando, cada vez que se siente cansada. Sin desatender las
",runáo
tareas hogareñas, como lavar los platos, arreglar y lavar la ropa, limpiar y
adornar lia casa, prepalar los alimentos y proveerse de ag¡a y leña -las la-
bores tradicionalmente domésticas según el esquema occidental- se en-
carga además del cuidado de los animales y aves' de recoger los huevos,
de buscar y cargar a veces por distancias largas alfalfa, del pastoreo y del
ordeño. Estos trabajos son a menudo físicamente exigentes y de la res
ponsabilidad total de la mujer. Meillassoux (1979: 114-115) estima el
rp"tt" y el esfuerzo laboral de la mujer, cuando subraya que'(en las so-
ciedades agrícolas las esposas están universalmente dedicadas a la pre-
paración del alimento, a la manipulación de los productos aglícolas con el
oUj"to de hacerlos comestibles. La producción agrícola permanece estéril
si no se pone en las manos de una esposa para hacerla cumplir el ciclo me-
tabólico del mantenimiento de la vida".

También en cuanto a trabajos a¡tesanales y manualidades, la mujer


desempeña una labor importante ya que casi todos sus vestidos los hila y
teje ella misma, trabajo que realiza a cualquier hora del día. No en todas
las easas se tejen todas Las clases de telias, pero casi todas las mujeres tejen
algUnas queutilizan para sus faldas y rebosos. Esquilar el borrego normal-
mente es un trabajo que hace en común con su maúdo mientras que ella
se encarga del lavado y escaxmenado de la lana. También pasa muchas ho-
ras en el monte para recoger hierbas para la tintura, a excepción de la co-
chinilla que suelón cultivar en el propio terreno. Según información ver-
bal del Ing. Hemán Jaramillo (IOA), Salasaca es el único lugar donde toda-
vía en el Ecuador se cultiva cochinilla, la que, ante el embate de las tin-
turas químicas, está en proceso de desaparecer. El marido ta¡nbién puede
efectua¡ estas obras, menos el hilado,. y generalmente cuando hace calor
al mediodía, se sienta en el corredor para teier una pieza de bayeta o tor-
cer una cuerda con fibra"s de cabuy4 para bordar o coser.

Otra de las funcionss, importantes de l¡a rnujer Salasaca consiste en


que ella asegura, con su aporte laborioso en todas las actividades agríco'

107
las, una parte importante de la reproducción de la fuerza de trabajo fami-
liar. sin embargo, esta participación valiosa de la mujer no ha sido consi-
derada como actividad productiva por parte de las instituciones estatales
y en esa medida, escribe Rosero (1g84:3?) "según los censos, sólo el
9.6 por ciento de las mujeres campesinas hacen parte de la población eco-
nómicamente activa". Luzuriaga (1g82:66) anota al respecio ,,que sólo el
4.6 por ciento de los trabajadores de la rama agrícola (que constituyen las
tres cuartas partes de los trabajadores rurales) son mujeres si se toma en
cuenta sólo la clasificación censal". Aun si consideramos que ..por el ta-
maño de las parcelas, el tipo de tierra, y el tipo de cultivos, los requeri-
mientos de fuerza de trabajo familiar en la parcela no son permanentes
durante todo el año, sino solamente en los períodos de realización de las
principales labores de cultivo" (Balarezo; 1g84: 12-18), el problema pa-
rece radicar en que no se estima en debida forma el rol substancial que
juega la mujer como participante del proceso de producción.

El actual aumento de estudios acerca de la situación de la mujer in-


dígena campesina (JUNAPLA: 19?8. Ministerio de salud; 1922. PREDE-
suR' 1977. cIM; 1979, etc.) revela un interés creciente para analizar su
condición, en función de la base económica y de los medios de produc-
ción, que están a su disposición. Bajo este marco referencial, se subraya
el valioso aporte que brinda la mujer con la producción de valores de uso
(artículos producidos para el autoconsumo), dando énfasis que este volu-
men de producción, tan necesario socialmente, no er debi-
damente en el mercado y es subestimado a nivel social. "rr"triifi"ado

En cuanto a la política estatal de desarrollo se descubrió, de paso,


como un factor de resistencia al proceso de desarollo del país, la pro-
blemática de la mujer campesino-indígena. con excepciones, los modólos
de desarrollo giran en torno a la rentabilidad económica, determinados
por exigencias del desarrollo industrial nacional y normalmente no res-
ponden a las necesidades de la mujer indígena campesina.

Pese a las condiciones problemáticas que tiene que afrontar ra mujer


salasaca en general y sus largas y agotadoras jornadas de trabajo en es-
pecial, ella demuestra un arraigo fuerte y profundo hacia la tiena. Esta
constancia resulta por un lado del hecho de que el terreno propio, no obs-
tante de su tamaño minúsculo, está visto como "el elemento básico y
casi único de su economía y el símbolo del sostén familiar" (vásquez
y Villavicencio; 1965: 13). Por otro lado queda subyacente del signiiica-
do económico que se contribuye a la tierra, que ésta sigue dotada de un

108
valor simbólico-mítico, conforme a la cosmovisión indígena ancestral.
Sánchez-Parga (1984, a:14) postula que "la tiena ha sido no sólo el fon-
do y reserva nutricio, base económiea y pachamama ritual, sino también
industria de conocimientos y tecnología, y objeto político de todas las
movilizaciones campesinas en los d¡dss; la tierra sigue siendo el prin-
cipio dinámico y organizativo que regula las estrategias productivas de la
comunidad" (Ver al respecto también 'El indígena y la tierra'; Confe-
rencia de Ginebra; 1983).

Una de estas estrategias productivas, también en Salasaca, consiste


en las relaciones de parentesco y las alianzas matrimoniales que posibi-
litan la supervivencia del grupo doméstico, a través del mecanismo de
complementaridad y reciprocidad. Damos énfasis ya en el hecho de que no
es posible separ¿ü las esferas de producción y reproducción dentro de la
unidad familiar; de igual manera no podemos analizar en forma aislada
las relaciones sociales, productivas y de poder tradicional ya que "se en-
cuentran internamente atravesadas y entrelazadas por las relaciones fami-
liares y de parentesco" (Sánchez-Parga; 1984, b: 156). Por consiguiente
debemos ubicar la amplia contribución de la mujer Salasaca en el contex-
to global de la unidad familiar y dentro de las relaciones del parentesco
consanguíneo y de afinidad. Cabe destacar tener presente que, en última
instancia, estos mecanismos de reciprocidad, la redistribución de pro-
ductos, la aportación de fuerza de trabajo ('presta-manos') y la práctica
de que varias familias emparentadas entre sí pueden compartir el usufruc-
to de una misma parcela, determinan las condiciones de subsistencia de la
unidad familiar. Esta estrategia económico-social significa al mismo tiem-
po un factor simbólico que permite mantener los lazos solidarios entre
las familias y fortalecer las redes de Ia organizaclón social comunal. Este
aspecto está elaborado por Guerrero (1982: 13) cuando apunta que "el
capitalismo nos ha acostumbrado a concebir la actividad productiva como
momento vital aislado de otros aspectos de la vida" consumo de energía
vital reducido al objetivo de producción, expurgado en lo posible de sim-
bolismo, rituales y ludicidad" y añade que el ciclo productivo agrícola, según
el pensamiento indígena, está cargado de simbolismo y ritualidad con la
tierra, al mismo tiempo que permite fortalecer los vínculos de reciproci-
dad y redistribución entre las unidades familiares, desde la siembra hasta
la cosecha.

Lo , expuesto revelia que si bien es cierto que la carga ocupacional de


la mujer Salasaca es pemda en cua¡rto a sus tareas agrícolas, ya que partici-

109
pa en todos los trabajos menos en el manejo del arado, por otro lado pue-
de contar con la ayuda de los demás miembros adultos de su propia fami-
lia y la de su marido, así como con el uzufructo de parte de la tierra, o la
utilización de los productos que son de propiedad de un pariente.

110
CAPITULO V

LOS EFECTOS DE LA MIGRACION: LA MUJER,

ESPOSA DEL EMIGRANTE

En el capítulo II, analizamos detalladamente las condiciones inter-


nas que determinan la alta tasa de emigrantes temporales masculinos y
describimos los factores externos más significativos que ocasionan la rela-
ción de explotación y dependencia de las unidades domésticas con el sec-
tor capitalista nacional.

A lo largo de los capítulos II y IV, subrayamos la importancia de


la mujer Salasaca e indicamos las múltiples funciones que al margen de la
unidad doméstica están a su cargo dentro de su organizaclín social.
Constatamos que la división sexual del trabajo no está muy marcada, ya
que la pareja coopera en la lucha por Ia supervivencia. Observamos que el
status de la mujer a nivel familiar y comunal varía de acuerdo con su edad
y sus obligaciones y que adquiere una posición de relativa igualdad con el
hombre, gracias a su amplio aporte laboral y a causa de aspectos cultura-
les tradicionales, propios de la cosmovisión de su grupo étnico. Apunta-
mos que estos aspectos ideológicos y las prácticas sociales son determinan-
tes intrínsecos de la producción y reproducción material y social y que sir-
ven para reforzar la cohesión de la comunidad. Al mismo tiempo se pro-
duce y reproduce la persistencia de un ordenamiento político y social
ancestral.

Esta lógica, propia de un modelo cultural diferente de la racionali-


dad capitalista, que advertimos en las diversas estrategias de supervivencia,
también se revela en la valorwación de Ia mujer. Comprobamos que a la
mujer Salasaca no son aplicables los atributos femeninos occidentales,
señalados en el capítulo anterior. Las circunstancias descritas dejan en-
tendido además que una limitación a trabajos, considerados en nuestra
cultura como 'naturales' para la mujer, no es inherente a las funciones que
desempeña la mujer Salasaca.

lll
Analizaremos a contrnuaclon:

1. cómo el modo de producción capitalista, con su modelo cultural


específico, a través de la migración masculina temporal, influye en la
valorización tradicionalmente atribuída a la mujer; y qué implicacio-
nes se observan en la división sexual del trabajo;

2. si los cambios en las actividades de la base socio-económica están ge-


nerando transformaciones profundas a nivel cultural; y específica-
mente la función que cumple la mujer en este proceso como con-
servadora, transmisora y transformadora de los valores culturales
tradicionales:

3. si ha habido transmutaciones en la participación comunal femenina


bajo el aspecto de la migración temporal masculina y

4. qué efectos secundarios produce la migración masculina en el grupo


de las mujeres a nivel psicológico.

Las implicaciones en la división sexual del trabajo

De acuerdo a varios autores que analizan la organizaciín familiar en


torno a la actividad económica de la unidad doméstica campesina, así co-
mo su situación con respecto al sistema capitalista, subrayamos que la
migración como principal actividad y fuente de recursos, ha ocasionado
grandes transformaciones en la organizaciín social y económica de la fa-
milia tradicional Salasaca. Margolis (1980: L68), al analizar el papel de la
mujer en la agricultura del bajío en México apunta que "frente a una si-
tuación ecológica y económica que no permite introducir cambios en los
sistemas agrícolas..., la unidad doméstica organiza su principal recurso, la
fuerza de trabajo, en torno a la producción de una mano de obra barata
para el sector capitalista y a la producción de subsistencia a cargo de las
mujeres". Marüínez (1980: 257) manifiesta que "la organización del tra-
bajo de las mujeres es particularmente significativa porque aparece como
un proceso de adaptación a las condiciones cambiantes de la economía
local, que se va integrando cada vez más estrechamente al mercado capi-
talista". Maillassoux (19?5: I47) a su vez señala que "la agricultura de
subsistencia permanece al margen de la esfera de producción capitalista
pero está en relación con la economía de mercado mediante el abasteci-
miento de mano de obra alimentada en el sector doméstico. Esta econo-

tt2
mía pertenece por tanto a la esfera de circulación del capitalismo a medida
que lo provee de fuerza de trabajo y alimentos, mientras que permanece
fuera dé La esfera de producción capitalista por cuanto el capital no se
invierte en ella y sus relaciones de producción son de tipo doméstico y
no capitalista".

La mujer salasaca" al azumir una parte de la reproducción económica,


no solamente hace posible el mantenimiento de la economía familiar, sino
como describe Balarezo (1984: 24U241\, posibilita que laadscripciónde
la fuerza de trabajo rnasculina en otros sectores de la economía se realice
en condiciones dewentajosas, ya que los salarios bajos únicamente son
factibles porque gran parte de la reproducción familiar recae en el traba-
jo femenino. be esta manera, concreta Balarezo, la economía familiar per-
-manentemente
está transfiriendo parte del valor generado a los sectores
empresariales, directa o indirectamente, en base a una autoexplotación de
la fuerza de trabajo femenina.

De estas citas, que mencionamos por su aplicabilidad al caso del área


en estudio, en primer lugar se deduce que a la unidad doméstica no se pue-
de considerar en forma aislada fuera del contexto capitalista, pues la ma-
nera en que se articula con éste, influye de modo decisivo en su organiza-
ción proáuctiva y social, no solamente a nivel individual y familiar, ya qle
la citada diferenciación a la larga repercutirá en transformaciones econó-
micas y sociales a nivel comunal. Si bien existen numerosos estudios sobre
la relación económica entre la unidad doméstica y el sistema capitalista na-
cional dependiente, sólo en los últimos años, fueron realizados trabajos
por cientificos sociales y economistas, que dan especial énfasis en los efec-
ios de la migración y qü" abordan el papel de 1a mujer y su participación
directa en el proceso productivo de subsistencia. (Para profundizar este te-
ma, véase la bibliografía al final de este estudio)'

De la situación descrita se deriva además que la intensificación de la


migración temporal rnasculina introduce una nueva división sexual de
trabajo claramente definida La utilización significativa de la fuerza de
trabajo femenino en la agricultura como principal recurso de la unidad do-
méstica no esüá dada, sino es consecuencia de un sistema económico en
transformación. una descripción de los cambios de roles nos ofrece
Benería (1980: 16) quien apunta que "las mujeres buscan el agua la
y
leña" llevan a cabo todas las tareas de mantenimiento del hogar, el cuida-
do de los niños y de los ancianos, el ganado familiar y preparan los ali-
mentos para la comida" así como trabajan como únicas responsables en la

ll3
parcela de subsistencia. Los hombres, por otro lado, trabajan
fuera y si
está-n, no se ocupan ya cotidianamente de ros queháceres de la casa, ni
cocinan, ni lavan la ropa, a no ser que las mujeres de su familia no puáan
por algún motivo". Mientras que los hombres se convierten en obreros
asalariados en el sector capitalista, las mujeres y particul¡armente las es.
pos:rs y madres salasaca, permanecen en la comunidad para enfrentar
las tareas productivas y las actividades 'domésticas' y emprenden la
función de la reproducción de la fuerza de trabajo poténcial y afectiva.

La migración aleja al hombre de las actividades agrícolas y deja a las


mujeres inmersas en las tareas de ra sociedad tradicional. La mujér, que
tradicionalmente estaba acostumbrada a trabajar duramente en jorna-
das prolongadas, al mismo tiempo que compartíatodos los trabajos ,r,
marido, ahora se ve obligada, en todo caso, a asumir sola la rósponsabi-
"or,
lidad de asegurar y proteger el bienestar social y, en gran parte, también
económico de su familia. Es la mujer que constituye la base primordial
del proceso de producción de valores de uso para la subsistencia. La migra-
ción del hombre aniquila la unidad producliva, constituida po,
y mujer, al mismo tiempo que se produce dentro de la familia una-"rido signi-
ficativa reorganización en tárminos de deberes y obligaciones.

Esto implica -como uno de los efectos más notorios de la migra-


ción- una importante alteración de la condición de la mujer por el con-
siderable aumento de sus actividades diarias. Esta autoexplotáción de la
mujer se expresa en "un alto nivel de deterioro de la capacidad física
y de la energía vital de la mujer" (chiriboga; l-gg4: ?B). És importante
tener en cuenta que, a pesar del aumento efectivo del trabajo y la mayor
importanciaeconómica que tiene la mujer salasaca, no crece en igual
forma su autoridad dentro de la familia, sino muy al contrario, se inten-
sifica su dependencia del marido, el cual obtiene su salario fuera de la co-
munidad. Rubbo (en: Reiter; 1g75:BBB) concluye que el cambio eco-
nómico dentro de la estructura familiar causa como resultado el dete-
rioro de la posición de la mujer, y lo explica con la pérdida de la indepen-
dencia económica y la creciente dependencia global de la familia del sec-
tor capitalista. El hombre, al pertenecer a la esfera salarial, por lo tanto,
puede contar con un ascenso en su status, mientras que la posición de la
mujer, que pertenece a la esfera tradicional, se queda estática, lo que im-
pide su acercamiento a la nueva posición masculina. La mujer po, ,u,
obligaciones en el cuidado de sus hijos no dispone de la miima^movili-
dad que el hombre y muchas veces no alcanza el mismo nivel de educa-
ción formal, ya que está inserta en el ámbito de familia-comunidad.

lt4
Solamente en la sociedad capitalista, el valor es expresado en tér-
minos exclusivamente económicos, sin embargo sabemos que el salario
es un patrón muy imperfecto para medir 'trabajo' y determinar el status
personal. Después de haber analizado el aporte de la esposa del migrante
en términos de trabajo, debemos concluir que, si este esfuerzo femenino
no es valorizado en forma justa, esto debe ser consecuencia de un esquema
de valores diferentes de su propia cultura. La coexistencia de dos modos
de producción y de dos culturas distintas tiende a transformar a la unidad
doméstica Salasaca. Esta, lejos de ser una unidad aislada, poco a poco y a
costo del status de la mujer, a menor escala reproduce el esquema de va-
lores existente en la sociedad nacional. Tomando en cuenta que precisa-
mente la agricultura de subsistencia es el trabajo que desempeñan las mu-
jeres, que sumado al salario obtenido permite la reproducción económica
y social de la familia del emigrante, la desvalorización del status femenino
ap¿üece como consecuencia de la introducción del esquema de valores de
la sociedad blanco-mestiza. El trabajo de la mujer, como lógica injusta y
por no ser 'directamente productivo' no es remunerado, no es reconocido
como tal y socialmente desvalorizado. La falta de apreciación aparece
como el reflejo de la gran problemática de la mujer, muy característica de
las sociedades occidentales.

La franca ruptura de las actividades económicas junto con una mar-


cada división sexual del trabajo, que sufre la familia Salasaca, acelera su
asimilación a la particular división social del trabajo y la especial estruc-
tura familiar del sistema capitalista. Según este modelo occidental, es el
hombre quien realiza el trabajo productivo lo que es el fundamento de su
poder y autoridad sobre la esposÍr como 'ama de casa', relegada a las ta-
reas hogareñas. No obstante, en el caso de las unidades minifundistas Sala-
sacas, esta división sexual del trabajo entre la familia como instrumento de
procreación de nuevos vendedores o compradores de fuerza de trabajo y
centro importante de consumo, por un lado, y la esfera productiva por
otro lado, al sistema capitalista no le interes?, ya que prira éste resulta
importante el trabajo femenino que es funcional según su racionalidad. La
creciente autoexplotación de la fuerza de trabajo de la mujer asegura la
extracción de valor al sector empresarial y, al mismo tiempo, la conser-
vación de la condición miserable campesina. Bajo estas condiciones de vida
se visualiza que la mujer Salasaca, lejos de limitarse al papel de una
administradora-reproductora y trabajadora doméstica, dentro de la esfera
de consumo y la intimidad del hogar como su 'habitat natural', está su-
friendo una desvalortzaciín del status igualitario, hecho comparable con la
mujer burguesa de la sociedad occidental-nacional. Sin embargo, la mujer

115
salasaca desempeña más funciones y efectúa más trabajo, sin tener en este
momento ninguna posibilidad de mejorar su situación.

Uno de los factores que hemos señalado, como causantes de la pér-


dida de influencia femenina en el ámbito familiar del migrantg es su ex-
clusión de la producción. En nuestro caso, la mujer Salasaca, que sigue
siendo un miembro indispensable de la familia y una ayuda económica,
obtiene su influencia, aunque ésta está reducida, a través del patrón de te-
nencia de la tierra. Los derechos de usufructo sobre pedazos de tierra, por
muy pequeños que sean, todavía les confiere a las mujeres una cierta auto-
ridad dentro del grupo doméstico.

Por otro lado, debemos realzar el hecho de que la alianza existente


entre las mujeres emparentadas permite una redistribución de tareas entre
varias parientes. De este modo, muchos obstáculos son superados en con-
junto, incluyendo las ta¡eas de los hombres ausentes. Esta solidaridad
entre las mujeres salasaca que observamos, les permite disponer por lo
menos de los alimentos básicos. Los comentarios, al respecto, de mujeres
entrevistadas lo aclaran: "nuestra vida es más dura que la vida de nues"
tros hombres que trabajan lejos, pues trabajamos más. pero tenemos ra
ventaja de que siempre hay alguien quien nos ayuda, así que no tenemos
mucho, pero no nos falta lo principal: papas y maí2,,. A esta declaración
debemos wegar que la canasta familiar, aunque poco diversüicada en
cuanto al valor nutritivo, se complementa con algunos productos tradi-
cionales como chochos y otros granos, que suminist¡an ciertas calorías y
vitaminas indispensables. A pesar del cultivo, a pequeña escala, de estos
productos adicionales y del intercambio de ayuda mutua entre las fami-
lias emparentadas, la alimentación sigue siendo poco balanceada. La defi-
ciencia permanente del valor nutritivo en la alimentación familiar afecta
sobre todo a las mujeres con su enorme desgaste físico y no alcanza a
cubrir las necesidades mínimas de los niños para asegurar su normal de-
sarrollo. Llama la atención que el consumo diario de alimentos, con la
migración de los hombres, no cambió en forma significativa, debido a que
el salario obtenido es invertido normalmente en la construcción de una ca-
sa nueva o en la mejora de la vivienda familiar. (Aunque existe interés en
usar las ganancias en la compra de terrenos, esto no es posible por falta de
oferta, ya que los pequeños propietarios mestizos, vecinos, se niegan a ven-
der tierra e incluso ellos mismos buscan comprarlas a los Salasacas). En
muy pocas ocasiones pudimos observar el consumo de fideos, artoz o
conservas, de manera que no existe todavía una introducción de nuevos
alimentos. A pesar de los pocos casos constatados de consumo de produc-

116
tos industrializados, consideramos preocupante la ¡Ésima calidad de los
mismog sin duda debido a los recursos económicos limitados disponibles.

Con los datos presentados, ilustramos de qué manera la migración,


que surge como una respuesta a la crisis de la economía doméstica, causó.
la redifinición de la división sexual del trabajo y modificaciones en el rol
de la mujer. Intimamente ligado con estos aspectos se debe mencionar el
impacto de la monetarizacTín de la economía familiar en el status de la
mujer. Carrasco y Lentz(1985: LZI¡L26| plantean que: "mientras el hom-
bre migtante aparece inhoduciendo innovaciones económicas, políticas,
culturales e ideológicaq la mujer juega un papel más efectivo de resisten-
cia, mediante la conservación de la lengU4 del vestido, de usos y costum-
bres, y la redefinición de los elementos innovadores que trae consigo el
marido o el hijo. En definitivq le coresponde a la mujer sostener aquel
lugar de refugio donde las relaciones sociales se mantienen relativamente
ajenas al proceso de monetarización de la economía doméstica". Si-
gUiendo este planteamiento se puede suponer que la exclusiva capacidad
de los hombres de obtener los ingresos monetarios y el conjunto de nue-
vos conocimientos adquiridos en eI contacto con la sociedad nacional, les
permite cont¡olar y manejar los salarios y decidir acerca de su inversión
a su vez implica una reorganización de la autoridad dentro de la
-lo quefamiliar-
unidad junto con una creciente dependencia de la mujer en re.
lación al hombre.

Respecto de este asunto resulta evidente que el aporte de la mujer,


al cubrir una gran parte de la reproducción diaria inmediata con Ia pro-
ducción parcelaria, es un aspecto central. Como se anotó en otro lugar
de este trabajo, la agricultura de zubsistencia, si bien garantiza en gran
medida la reproducción básica del núcleo familiar, no cubre su repro'
ducción social. En esta situaciór¡ los ingresos monetarios, provenientes
del trabajo asaliariaclo, son usados esencialmente para financiar las nece
sidades sociales tradicionales, como la realización de fiestas y el finan-
ciamiento de los cargos religiosos, así como nuevfif¡ necesidades entre las
cuales, como más importantes, se encuentran los proyectos de construc-
ción de viviendas y la educación de los hijos.

Desde otro punto de vista consideramos necesario recalcar el hecho


de que en Salasaca, el fenómeno de la migfación temporal es relativamente
nuevo, ya que los pocos 'pioneros' de la primera generación de migrantes
que ahora se encuentran en el grupo de mayores (abuelos), en su mayo-
ría todavía viven. La migración en la actualidad, si bien no es un hecho

tt7
singular, todavía no ha alcanzado su clíma:r. Con el devenir del tiempo,
este proceso puede dar lugar a una monetarización a todos los niveles,
junto con una más acertada valorizacion del dinero.

En el presente, la creciente monetarización de la economía doméstica,


no despertó un mayor sentido del dinero. La relativa ausencia de necesi-
dades nuevas en el ámbito de la alimentación y vestimenta" la práctica
existente de la reciprocidad en vez de una lógica de acumulación y el
hecho de que el prestigio personal se deriva de la toma de cargos religio-
sos y no del factor dinero, son fenómenos que demuestran la débil in-
tegración de la economía doméstica en el sistema del mercado. pode.
mos concluir que las nuevas experiencias del migrante no ocasionaron
cambios profundos en su esquema mental tradicional ya que ..conocer
el dinero es conocer el otro espacio y el otro tiempo y, en este sentido,
la unidad monetaria también encierra cualitativos que expresan la calidad
de la inserción del migrante a la nueva situación" (carrasco y Lentz;19g5:
L22).

La mujer, aunque no aporba directamente con ingresos monetarios a


la economía familiar, es la que juega un rol centrar en la administración y
distribución de los ingresos familiares. La mujer del emigrante es la encar-
gada de planificar la economía familiar. La esposa y madre concentra los
ingresos percibidos por el esposo y los hijos y decide acerca del reparto
según las necesidades más apremiantes: alimentaciór¡ ropa" adquisición de
ciertos bienes de poco val,or, etc. El dinero que maneja es de poca monta
ya que siempre los ingresos familiares son limitados. Asimismo la mujer
distúbuye los productos agrícolas de la parcela y los usa para el consumo,
para semillas o para el intercambio dentro de la familia. Las declaraciones
de todas las mujeres pusieron de relieve, que ellas reciben el total de ingre-
sos monetarios de sus maridos e hijos y que son ellas quienes administran
estos exiguos fondos. En caso de inversiones mayores, los cónyuges de-
ciden en común, y es el esposo quien entra en contacto con las institucio-
nes como por ejemplo el Banco de Fomento.

Esta diferenciación observada, es un elemento significativo y carac-


terístico de la economía de mercado, según el modelo occidental: el ma-
nejo de los ingresos monetarios familiares por parte de las mujeres es usual
en situaciones de precariedad y escasez, cuando las decisiones económicas
implican una gran responsabilidad y una fuente generadora de ansiedades
y tensiones; mientras que en situaciones de menor restricción económica"
las mujeres pierden a menudo el control del dinero y la posibilidad de

lt8
tener una participación activa en las decisiones de inversión monetaria de
la familia.

En esas condiciones, la monetarización de la economía familiar no se


expresa en una destrucción del status femenino. Sin embargo, es posible
observar algunas diferencias de grado en este sentido, las cuales se mani-
fiestan en determinadas situaciones. Escuchamos por ejemplo cómo algunos
maridos emigrantes decían a sus mujeres "que hagan cosas". Repetimos
que en la sociedad moderna, trabajar significa'hacer cosas', por muy poco
útiles que sean, pero por las cuales se percibe una remuneración y que
,'por alguna taz6n misteriosa, la palabra 'producción' ha pasado a ser si-
nónimo de 'trabajo remunerado'." (Ording Haarr; 1975:55). ¡Recorda-
mos que 'las cosas' que hacen las mujeres incrementan el producto nacio-
nal bruto!

Parece que en algunos casos dichas expresiones, que pueden ser los
primeros síntomas de una transformación conceptual de los hombres, tie-
nen más relevancia que en otros, pero de cualquier modo representan un
rasgo central del proceso de cambio del status femenino. En estas cir-
cunstancias, las mujeres deberían ajustarse a unas normas que no son su-
yas y que se miden en términos cuantitativos o monetarios. Este proceso
de adaptación por parte de las mujeres resultaría probablemente en una
progresiva disminución de la valorizaciín del status de la mujer ya que "en
una sociedad en que el dinero determina eI valor, su trabajo al no conver-
tirse en dinero, carece de valor". (Aguirre; 1981: 87). En tanto la familia es
un producto social que evoluciona a través del tiempo y está sujeto a mo-
dificaciones, el futuro enseñará cómo la mujer Salasaca que vive el conflic-
to entre integración en el sistema nacional y resistencia, logra poner Ií-
mites al desa¡rollo social. Manuel Aguirre (1981: 87) opina que para el sis-
tema capitalista, "la sagrada familia, ha de ser no sólo el centro de explota-
ción de la inmensa masa de trabajo no pagado de las mujeres, sino que
constituye la célula vital de la sociedad de clase, el exponente y símbolo
de la propiedad privada, sobre la que dicho sistema se sustenta"; pensa-
miento que se refiere a la formación capitalista y que se aplica en gran
parte a la sociedad nacional, mas no todavía a la Salasaca.

Es decir, que las leyes del mercado, con la resultante división sexual
del trabajo, son responsables en última instancia, del deterioro del status
de la mujer, a medida que refuerzan una estructura patriarcal occidental,
funcional y ventajosa para el sistema capitalista en el cual el hombre toma
las decisiones y representa a la unidad doméstica hacia el exterior. Es el

r19
intento, expone Boege (19?g: 102 ss), implantar formas de opresión, his
tóricamente desarrolladas en los países industrializados. La contradicción
que está viviendo la mujer campesino-indígena nos sirve entonces, mani-
fiesta Boege, de conscientización para cualquier proyecto de liberación ra-
cial, económica y sexista, entendido este último como discriminación por
la pertenencia a un sexo.

No queremos simplificar los hechos, sino ampliar las bases, para lograr
entender las interacciones de varios factores. En la realidad actual dé h
mujer Salasaca, que se encuentra delante de ,,dos modelos de valores di-
ferentes, el uno relacionado con el dinero, la técnica y los factores cuanti-
ficables, o sea 'el nivel de vida'; y el otro, fundado en la satisfacción de las
necesidades físicas y mentales, básicas del individuo, o sea la ,calidad de
vida' ", como lo expresa ording Haarr (19Tb: 56), se pone en juego otra
serie de determinaciones que aparecen como guía y apoyo. El hecho de
que la mujer salasaca no vive aislada, sino que pertenece a una unidad fa-
miliar y a una comunidad que sigue siendo una referencia socio-cultural
fundamental, demuestra con mayor elocuencia que el problema no se re-
suelve a través de una simple oposición entre dos formas y culturas dife-
rentes. Aunque, como declara Boege (19Tg: 102), ,,la creciente moneta-
rización, sobre todo a través del Banco Agrario, va sustituyendo la ayuda
mutua de los parientes consanguíneos y sociales, por el tratajo asalariado
de los avecinados", la mujer, al vivir el conflicto, puede resolverlo. La base
de su poder interno, ideológicamente sustentado, le facilitará además,
contrarrestar su subordinación y dependencia de su marido asalariado
v
mantener la igualdad relativa entre los cónyugues.

Hasta aquí analizamos cómo el cambio de la infraestructura econó-


mica ocasionó marcados cambios en la división sexual del trabajo con la
consecuente modificación del status de la mujer salasaca. Nos apoyamos
en Moreno Yánez, Poeschel y sanhueza (1gg4: 40) quienes opinan: ,.es
correcta la aplicación de la teoría de los diferentes modos de producción,
como generadores de una periodificación de la totalidad orgánica o es_
tructura que constituye toda formación social, entendida ésta como un
conjunto articulado de diferentes niveles o instancias: la infraestructura
económica, la superestructura jurídico-política y la superestructura ideo-
lógica, así como el tipo de articulación y deteiminacón que los vincula
entre sí". La 'formación social', formulan los autores (1gg4:42), es.,una
categoría analítica que permite entender la conducta social en su totali-
dad, desde una perspectiva universal y no fenoménica", el ,concepto de
cultura', en cambio, se especifica, nos sirve para identificar, cómo eigrupo

r20
étnico y, en nuestro saso, el grupo de las mujeres salasaca, resuelven su
forma de vida dentro de su fonnación social específica.

Según Whitehead (en: Redfield; 1978:1), "la nueva mentalidad es


más importante que la nueva ciencia y la nueva tecnología', y Bastide
(1977:56) declara que "los hombres cambiarán a medida que vayan trans
formando sus culturas". Partimos de la consideración que no se puede re-
ducir las tradiciones culturales a simples conglomerados de hábitos y ras-
gos culturales, sino que incluyen también un inconsciente social, el ,.alma
productora", como postula Bastide. (1977:116). De ahí se concluye que
no basta cambiar el régimen de la producción para transformar la cultura y
con ella al hombre. El pasado, la cultura, forma la comprensión, los pensa-
mientos, los sentimientos y la concepción del mundo, de modo que la in-
tegración del individuo puede ser tan sólida que las simples sustituciones
de elementos culturales ajenos no afectan su sistema de valores tradiciona-
les. En estas circunstancias, las porciones de cultura que transmiten las
mujeres mientras plasman el carácter del niño en sus primeros años de
vida, pueden conservarse intactas, en tanto que otras partes de la cultura,
vinculadas con las condiciones radicalmente modificadas del habajo
masculino, pueden alterarse drásticamente. La madre, que mantiene al
niño muy apegado a sus raíces culturales, reduce los estímulos de influen-
cias precedentes del exterior al mínimo y puede ejercer una influencia
característicamente consen¡adora.

Estudiaremos a continuaciórq si los c¡mbios en las actividades de la


base socio-económica están generando transformaciones profundas a nivel
cultural y específicamente la función que cumple la mujer Salasaca en este
proceso.

E[ rol de la mujer en la conservación, transmisión y


transformación cultural

Como ha sido desarollado a lo largo de este estudio, las obligaciones


de la mujer Salasaca son múltiples y diversas. Indicamos que cada una
de zus actividades juega un papel vital a nivel económico y socio-cultural,
no sólo en el plano familiar sino también a nivel comunal y nacional. De
igual manera, pusimos de relieve que la vida de la mujer está integrada en
el sistema de su grupo étnico, en el cual todos los rasgos del conjunto se
conelacionan . En esas condiciones, cualquier cambio ha de producir algún

t2r
efecto y la modüicación de una sola de las variables, como por ejemplo, la
migración, puede repercutir en las demás y en todo el conjunto. Los efec-
tos de esta causalidad acumulativa modifican no sólo la división sexual
del trabajo, sino pueden también transformar el sistema de valores, que
forma parte integrante de la realidad. En una sociedad que está someti-
da a cambios, la cultura se ha vuelto sincrética, ya que están entremez-
clando los valores 'modernos' manifiestos con los valores 'arcaicos' ocultos.

Antes de analizar en qué esferas se hace más notable un cambio cul-


tural, en qué sentido se observa un 'sincretismo cultural' y cuál es el pa-
pel que juega la mujer en este proceso, resumiremos lo más destacado de
nuestra descripción sobre el ciclo vital femenino, contenida en los capítu-
los anteriores. En primer lugar rescatamos que la reproducción de la socie-
dad no está limitada a factores biológicos y económicos, sino que la
mujer Salasaca, dentro de su ámbito tradicional, juega un rol trascenden-
tal en el aprendizaje de las formas conscientes e inconscientes de la rela-
ción social, en la conservación y transmisión del lenguaje, de las nonnas,
pautas y valores socio-culturales. A través del análisis de zu papel en la
educación prolongada de sus hdos podemos conclui¡ que la madre Sala-
saca, con dedicación y paciencia, es la responsable de la transmisión de los
patrones tradicionales de conducta. Indicamos que ella es el elemento cen-
tral que recrea tradiciones, costumbres, relaciones e interrelaciones, for-
mando y transformando la conciencia de su grupo. Este papel definido
que juega la mujer salasaca en el mantenimiento de las relaciones familia-
res, la convierte en un soporte ideológico del núcleo familiar en el cual se
cimenta la trama de relaciones comunitarias.

A. La importancia de la mujer en la crianza y educación de los hijos.-

Sabemos que la cultura se aprende, que es fruto de la educación fa-


miliar y que esta educación no formal, en términos generales, consiste en
transmiti¡ al niño las normas de comportamiento y el conjunto de valores
de la sociedad en que está destinado a vivir. De igual manera, es la madre
quien por sus experiencias sensorias y los recuerdos de otros miembros de
su grupo, transmite al niño sus esperanzas y también sus miedos y prejui
cios Por otro lado es un hecho que la personalidad de un individuo se pue-
de modelar por ejemplo a través de la educación formal ya que el con-
junto de rasgos culturales, entendidos éstos como la expresión de una cier-
ta filosofía de la vida, no es una tradición inmovilizada, sino que está fun-

r22
dada en la historia del grupo étnico y al mismo tiempo es fuente de crea-
ción (cfr. Clanet y otros; 19?9. Piaget; 1981. Balandier; 1965)'

La socialización del niño, tiene como referencia la familia,


básica
grupal y
donde se insertan los distintos niveles de Ia sociedad (individual,
societal) y las distintas dimensiones de ella (económica, educativa, jurí-
dica, cultural, etc.). Bajo esta perspectiva, la realidad de la mujer es tam-
bién realidad de su familia y de su comunidad. La integridad de la familia
tradicional condiciona a los hiios a la convivencia profunda con sus padres'
y, como acertadamente anotan Yázquez y villavicencio (1965:11) "los
óuidados y afectos recíprocos someten a los hijos a los conceptos morales
y sociales, de modo que terminan en aceptar las normas- de conducta de
seadas". El hombre, jefe de familia, quien se ve esforzado en migrar para
buscar trabajo asalariado, al separarse de su núcleo familiar, su rol en el
cuidado de sus hijos pierde relevancia.

La mujer del migrante sin apoyo de su marido, sobrecargada de tra-


bajo, tiene entonces que emprender la búsqueda de comportamientos y
formas particulares de respuestas a una situación cambiante. Afirmamos
con Westkott (1980: 30) la necesidad de revisar la consideración de lo fe-
menino "como una esenci¡a inmutable independiente del tiempo y del es-
pacio y la estrechez del concepto del ser humano que se refleja en la ma-
nera limitada de considerar su comportamiento".

La madre salasaca, que vive la sensación de estar en un mundo cam-


biante, se ve confrontada con la tarea de tener que cumplir con dos roles
que se conjugan: la búsqueda de mejores condiciones para sus hijos y
lmuchas veces inconsciente- definir a qué rasgos culturales tradicionales
atenerse.

En a nuestra observación constatamos que la finalidad de la


base
madre Salasaca no consiste en adaptar a sus hijos al mundo cultural cir-
cundante exclusivamente, pero tampoco les educa a que se integren com-
pletamente en la sociedad blancomestiza, moderna y progresista. Su
afán y su energía en la práctica diaria se concentra en encontrar constan-
tement¿ formas particulares para asegurar el equilibrio de sus hijos en me-
dio de grandes cambios.

Sin dern¡mbar las formas tradicionales familiares, basadas en cariño'


respetoy ayr,rda rnuttra como valores colectivos, por otro lado está procu-
rando que sus hijos sean capaces de defenderse en la vida aunque sea en

r23
base a actividades nuevas. Las mujeres, al insistir en la conservación de los
valores colectivos tradicionales, suavizan los efectos de la educación for-
mal sin neutralizarlos y en este sentido ponen resistencia a la implantación
progresiva de los valores individualistas, propios de la industrialización
creciente.

Los casos de los hijos que estudian en Pelileo y Ambato y de los es


tudiantes que viven en Quito son un buen ejemplo a la fuerte influencia de
la madre y de su capacidad de crear un ambiente familiar, capaz de contra-
restar eventuales desajustes personales. Estos jóvenes que participan acti-
vamerúe en dos culturas distintas, todavía no demuestran los efectos psi-
cológicos que se suelen denominar'doble personalidad' con actitudes de
ambivalencia permanente.

Pensamos que la ausencia de tales conflictos personales profundos se


explica precisamente por la actitud asumida por las madres salasacas. En
primer lugar, porque ellas, durante la infancia de sus hijos, logran estable-
cer lazos afectivos profundos que son difíciles de romper y porque la efec-
tiva transmisión de los valores tradicionales no permite tan fácilmente la
interiorización de un esquema nuevo y opuesto. En segundo lugar, por su
actitud posteducativa que se traduce en verdaderas estrategias de adapta-
ción y conservación.

La aceptación de ciertos comportamientos nuevos y aptitudes cam-


biadas dependen en gran medida de la personalidad de cada madre. No obs-
tante encontramos coincidencias: ninguna madre se opone a que sus hijos
cambien su indumentaria tradicional por la ropa .de blancos', aunque
ellas mismas mantienen su propia vestimenta dentro y fuera de la comuni-
dad. Si los hijos quieren y si disponen del dinero para conseguirla, pue-
den llevar la ropa'moderna'diariamente en cualquier lugar, pero no en las
fiestas.

Mencionamos en otra oportunidad, los suspiros discretos de algunos


hombres emigrantes por lo incómodo y pesado que les resulta llevar la in-
dumentaria tradicional, no obstante pensamos que intentaron demostrar-
nos su 'modernidad' ya que nunca nos dimos cuenta que hubiera una dis-
cusión acerca del uso de la ropa festiva. Constatamos muy al contrario la
alegría y el orgullo en la preparación y el arreglo de la indumentaria fes.
tiva. Con este ejemplo queremos demostrar la diferencia entre la adapta-
ción superficial al sistema dominante y los valores más profundos y autóc-
tonos. No es traicionar a los antepasados y a la conciencia social y cultural

124
al llevar ropa moderna en días ordinarios, pero sí lo es en el caso de las
f iestas tradicio nales.

Otro ejemplo todavía más significativo constituye el problema del


marrclr de la lengua por parte de las madres. Mencionamos ya que el qui-
chua, aunque aculturado, no ha dejado de ser idioma propio y apuntamos
que el mecanismo principal mediante el cual se alcanza la aceptación de la
lengua es la socializaciín familiar. Normalmente, la primera mptura con la
cultura aflora en el plano de la educación, cuando los padres eligen para
sus hijos otro tipo de educación en ot¡a lengua y con otras metas, debido
a que los cambios de ocupación acarrean modificaciones de la conducta y,
en forma implícita, cambios menüales. La preservación de la lengua impli-
ca por lo tanto la persistencia cultural entera que garantiza la sobrevi-
vencia de la conciencia étnica. Actualmente, cada madre Salasaca, aun la
que pertenece al alto porcentaje de mujeres monolingües y analfabetas,
empuja a sus hijos a que aprendan la lengua oficial ecuatoriana. Si a pesar
del apoyo de las madres y del esfuerzo rcalwado por los niños, éstos en
muchos casos no llegan a familiarizarse con la lengua casteüana -lo cual
motiva muchas veces el abandono prematuro de la escuela- esto no se de-
be a Ia falta de capacidad y voluntad de los alumnos, sino al sistema esco-
lar que no toma en cuenta las circunstancias y necesidades particulares del
alumnado quichua-hablante.

B. La mujer entre integración y resistencia: zu importancia en el


mantenimiento de la campesinización.-

En las familias, así como entre todos los miembros de la comunidad,


únicamente se usa el quichua. También los estudiantes y los hombres que
pasaron años fuera de la comunidad, que dominan la lengua oficial en for-
ma fluida" dentro de la comunidad sólo hablan su lengua materna. De este
hecho resumimos que las madres impulsan y al mismo tiempo ponen lími-
tes a una aculturación acelerada y desmesurada: siguen en la educación de
sus hijos a grandes rasgos de acuerdo con lopracticadopor sus madres,
aceptan algunos cambios sin que el hogar pierda su calidad de refugio es-
table, así como insisten y apoyan a la nueva generación en la adquisición
de conocimientos, con la esperanza de que ésta tenga un futuro mejor. Es
de suponer que este entorno socio-cultural, obra y esfuerzo permanente de
la esposa y madre Salasaca, facilita a los miembros familiares, incorpora-
dos temporalmente en dos culturas diferentes, a que no cuestionen su
identidad étnica y cultural. En oposición de las múltiples influencias ex-

r25
ternas, la mujer Salasaca ofrece un hogar que significa todavía aceptación,
segUridad espiritual y calor humano. Esto no significa que la familia sea un
lugar inmutable, sino que se cambia a un ritmo muy lento, debido también
a que no se produjeron innovaciones tecnológicas tan profundas, que
requirieron de un cambio mental y de la aceleración del paso de lo afecti-
vo a lo racional. Una vez más insistimos en que el racionalismo no es un
valor universal, sino, según expresa Tónnies (en: Bastide; L977:9) "el
valor de una cultura determinada: la nuestra"-

La adquisición de diferentes aptitudes y estilos de comportamientos,


la modificación de la conducta y el despertar de necesidades nuevas, no
llegan a cambiar por completo la racionalidad tradicional, ni la solidaridad
con el grupo étnico. Los ejemplos que describe Balandier (1956) apoyan
nuestras observaciones, ya que afirma que el Africano, cuando se encuen-
tra en sus campos, sigue practicando la tradición animista, pero tan pron-
to cruza el perímetro del pueblo y alcanza la civilización urbana, cambia
de actitudes y de mentalidad para vivir en el mundo 'moderno'. El migran-
te Salasaca asalariado o el estudiante así mismo diferencia muy bien entre
las dos esferas: la del trabajo y la del hogar. En la familia y en la comuni-
dad encuentra la seguridad y estabilización personal, necesarias para sopor-
tar las experiencias amargas que a menudo está viviendo en la sociedad
nacional, en mayor o menor grado. Este 'dualismo', explicable por la exis-
tencia de una sociedad racista, dividida en élites progresistas y sociedades
indígenas, apegadas a sus tradiciones, que son diferentes de las occidenta-
les, tienen como efectos la discriminación cultural y el rechazo del indí-
gena con su sistema de valores, sus normas de conducta y su idioma.

Tomando en cuenta las dos esferas que actúan en el proceso de cam-


bio, queríamos aludir lo que está sucediendo y la imporbancia que tiene
la mujer al cumplir su papel como esposa del migrante y madre de hijos
estudiantes o asalariados, en la conservación y transmisión de valores cul-
turales tradicionales y en la selección y adaptación de aptitudes 'modernas'.

La participación de la mujer a nivel comunal:

Cada uno de los puntos desarollados en este capítulo muestra el


significativo rol que desempeña la mujer Salasaca dentro de su núcleo
familiar y a través de los lazos de parentesco en el proceso de cambios
económicos y culturales. Queda pendiente la interrogante sobre el papel

126
que cumple la mujer en las decisiones comunitarias, ya que es en la comu-
nidad, en primer lugar, donde se origina y organiza la práctica social.

Rescatamos el conjunto de valores referidos al status de la mujer,la


distribución de la autoridad, las normas y comportamientos que nos visua-
lizan, que por la ausencia de valores occidentales, como el machismo y
el patriarcalismo, se otorga a la mujer una responsabilidad económica que
se gratifica en un status elevado y socialmente reconocido.

No obstante, observamos que con la migración masculina principia


a producirse un conflicto de roles. La comunidad que reconoce el valor
económico y social de la mujer, no reconoce su posición política dentro
del sistema de poder, y en las actividades comunales, en la práctica, las co-
loca en una situación de poca importancia. La mujer que realiza tanto o
más trabajo que el hombre, no es, por lo menos aparentemente, activa en
las relaciones públicas. Nos parece importante anotar que la vida política
refleja fielmente la diferencia entre las dos esferas de trabajo: la recons-
trucción inmediata de la fuerza de trabajo, a cargo de las mujeres y el tra-
bajo masculino asalariado, económicamente y socialmente visible. Esta di-
visión del trabajo relega a la mujer a las labores en la parcela, en la casa
y dentro del espacio tradicional, mientras que reserva al hombre la activi-
dad pública. En concreto, la posición social de la mujer se caracteriza, en
gran parte, por las tareas que efectúa, limitando de este modo su activi-
dad socio-política a las actividades domésticas y agrícolas circunscritas a
su unidad familiar.

La dicotomía existente entre el mundo del migrante y el de su mujer


incide por lo tanto en el carácter de la participación femenina en las de-
cisiones comunitarias, asunto que aparece asociado al reconocimiento so-
cial a nivel local. Esta situación marginal se expresa a través de detalles que
son significativos, como la ausencia de cargos administrativos y políticos
y otras posiciones de responsabilidad en manos de mujeres, la falta de rela-
ción con las autoridades y con la administración pública. Bajo este aspec-
to podemos afirmar que las diferencias entre hombre y mujer, socialmente
determinadas, conducen a una aparente inferiorización del gupo femeni-
no. Comentando este punto, una mujer Salasaca nos decía que todo aque-
llo no era, sino el resultado de la influencia darlina de la migración. Esta de-
claración no podemos aceptar como única explicación ya que otros fenó-
menos característicos que no pueden ser desapercibidos determinan la ba-
ja valorización femenina. Entre éstos, como factor importante, influye el

r27
hecho de que el poder tradicional, que todavía existe, es ejercido exclusi-
vamente por los miembros masculinos. otro hecho que debe ser tomado
muy en cuenta es la limitación que sufren las mujeres a través de la educa-
ción (analfabetismo y monolingüismo), que motiva, en buena parte, su ba-
ja auto-estimación y que determina indudablemente su disniinuida partici-
pación en decisiones comunales, a más de que su participación no es pro-
piciada ni por la comunidad, ni por los miembros de la administración
pública, quienes en términos generales son los representantes exclusivos de
la cultura y sociedad nacional-urbana.

Dentro de las actividades femeninas a nivel comunar, podemos dis-


tinguir una serie de situaciones diversas, no obstante observamos una ca-
racterística común clave, la cual consiste en que usualmente, antes de to-
mar una decisión, las mujeres consultan con sus maridos, con sus parien-
tes, vecinos y amigas.

Al contrario de lo que sucede en las decisiones más poríticas o cla-


ramerúe económicas, donde el influjo de la mujer está casi ausente, en las
reuniones, donde se decide acerca de trabajos en grupos, como mingas y
ronda, que son de interés colectivo, la mujer, en ausencia de su marido,
participa como representante de su unidad doméstica. En estas reuniones,
su participación es düecta, con interés y la asistencia de mujeres es nume-
rosa. Estas actividades, la mujer Salasaca, por sus características laborales,
las desarrolla con autoconfianza, en forma competente y cumplida, como
queda demostrado a través de su participación en las rondas nocturnas
de vigilancia, la limpieza de acequias, el arreglo de aulas escorares, etc.

En las asambleas comunales en cambio, donde se discuten y se toman


decisiones acerca de problemas de carácter económico-étnico y adminis
trativo-político, las intervenciones de las mujeres son casi nulas. Aunque
su asistencia es amplia, su participación es pasiva. Son muy raras las veces
que una mujer expone algún problema o presenta unarespuesta, no plantea
sugerencias tampoco sino que verbaliza críticas vagas. Algunas de las mu-
jeres nos explicaron por qué no toma4 parte activa en dichas reuniones:
"no conozco bien el asunto, soy ignorante no mást', '.no sé ni leer ni es-
cribir, pero mi hijo sÍ sabe, mejor que él hable en público,', ,.no puedo de
cir bien las cosast', "soy tímida y me da vergüenza", ,'por falta de cos-
tumbre". En las entrevistas en cambio, respecto de este particular, la
mayoría de las mujeres afirmaron que "sí hablamos en las asambleas".
Nuestra impresión quedó claramente formada en el sentido que los hom-

128
bres hablan y las mujeres hacen comentarioslentre ellas. Las pocas que pi.
den la palabra, en una asamblea, son'las estudiadas'.

A diferencia de esta actitu4 fuera de las asambleas a nivel informal,


las mujeres en forma interesada comentan asuntos de agua, luz, cuestio-
nes educativas y hasta problemas referentes a la elaboración de estattrtos
comunales. Esta situación de ambigüedad entre la primera impresión que
se obtiene de la mujer, en virtud de su comportamiento en público y zu
conducta privada, la podemos desprender del contexto de sus relaciones
familiares. El rol importante de la mujer dentro del hogar hace posible su
participación indirecta en cualquier asunto público. La trascendencia de
poder por ella producida se extiende por los miembros masculinos a nivel
comunal. Las mujeres, después de haber comentado ampliamente acerca
del asunto, delegan funciones a sus hijos mayores o algún miembro mascu-
lino de la familia con Ia segUridad de que ellos toman en cuenta su punto
tlé vista. De este modo, las mujeres tienen ingerencia de decisión a pesar de
las limitaciones que imponen las pautas culturales tradicionales, las cuales
son reforzados constantemente por la comunidad a más de la restricción
educativa.

Este factor y la posibilidad de transferir a través de los hombres in-


directamente el poder que ejerce la mujer dentro de su familia a nivel co-
munal, paradójicamente ha contribuido a queise acentúe más su rol se-
cundario en las reuniones públicas. En el plano de la realidad concreta,
tuvimos la impresión que, en forma general, las mujeres no manifiestan
ningún interés por cambiar esta situación, no se aprecia esfuerzo algUno
por superar los obstáculos que se oponen a tomar parte activa en cuestio-
nes públicas y, en consecuencia, no se aspira a asumir cargos representati -
vos. Parece que las mujeres no sienten una falta real de poder y los acon-
tecimientos presentados nos perrniten entender cómo los estereotipos de
contenido peyorativo, que se atribuyen a la mujer Salasaca y que se deri-
van precisamente de las obsenraciones aparentes de una falta real de man-
do y de toma de decisiones, se corrigen y compensan por las relaciones de
parénhsco poderoso y la situación central de Ia mujer dentro de éstas.

De lo dicho se deduce que el contaeto que mantiene la mujer con ins.


tituciones oficiales es muy reducido. Es su marido quien reprpsenta a Ia
unidad familiar en el trato con las instituciones públicas regionales y su-
praregionales. Las mujeres, esposas de emigrantes, dependen de los parien-
tes masculinos o de sus hijos mayores, que actúan como intermediarios

129
entre ellas y su medio social y espacial más complejo para cualquier tra-
mitación necesaria.

Retomamos aquí el problema de'la naturaleza'de la mujer indíge-


na en general y de la mujer Salasaca en especial, que frecuentemente se les
asigna, bajo el punto de vista de la sociedad nacional, y que consiste en cua-
lidades como: tradicionalismo, fatalismo y conformismo. Su actividad so-
cial y política casi no existe y es cierto también que muchas veces carece
de una conciencia política a niveles regional y estatal. Esta ausencia de in-
terés se puede explicar por la falta de motivación que se le concede, por
el limitado contacto que mantiene, debido al reducido número de institu-
ciones oficiales que operan en la zona, y por su casi completa exclusión
para participar activamente en los organismos de poder, de los programas
de desarrollo y capacitación. La mujer, considerada como freno y barrera
para una modernización es sólo el síntoma de más profundos problemas
estructurales, culturales, económicos y de poder político.

Las implicaciones a nivel psicológico

A primera vista, parece que la esposa del emigrante no sufre proble-


mas de soledad y nostalgia, por la ausencia de su marido. Durante el día
está ocupada constantemente con sus numerosas tareas y raras veces se
encuentra sola. Tomando en cuenta que el sistema de parentesco real y
ficticio regula las relaciones sociales, económicas y políticas, no sorpren-
de que a menudo se encuentre algún pariente con ra esposa del emi-
grante, sea para ayudarla en los trabajos más pesados, sea por sentarse en
el corredor de la casa, a fin de charlar un rato con ella. A lahora de cenar,
se reúnen algunas mujeres, cuyos maridos trabajan fuera de la comunidad,
para cocinar y comer juntas. La mujer que viene de visita, normalmente
trae una parte de la comida. si no tiene, por lo menos trae leña o alfalfa
para los animales. La solidaridad entre las mujeres, que temporalmente
actúan como 'jefe de familia', se concentra al grupo dá mujeres emparen-
tadas entre sí. Esta influencia del parentesco, que es parte integrante del
desarrollo personal, con la migración de los hombres, no ha desaparecido,
sino más bien se están reforzando los lazos de ayuda mutua.

Aunque no podemos hablar de un aislamiento social de la mujer, cu-


yo marido permanece fuera de la comunidad, todas las mujeres están su-
friendo sentimientos negativos y nos relataron amargas experiencias. Cla-
ro está que, debido alas diférencias existentes en las-personas de cada una

130
de las mujereg en cuanto a personalidad, inteligencia, temperamento, es'
tado de salud y edad, las relaciones con su respectivo $rupo familiar, así
como sus posibilidades económicas, no todas las mujeres reaccionan de
igUal manera frente al mismo problema Si los testimonios de las mujeres
se refi¡ieron a malestares reales o ficticios no cobra tanta importancia,
ya que son una manifestación de sentimientos y experiencias vividas' Sin
áxcápción, las mujeres se demostraban preocupadas por susttsimaridos e hi-
jos mayores: ..si están bientt, "si andan sanos o enfermos", han podido
tog"t trabajo o no". Al s¡¡mi¡ar las diversas reacciones de las mujeres y
suJ rehciones con las demás, así como la autorepresentación de cada una,
nos damos cuenta que la tristeza, por la ausencia del compañero, afecta su
salud mental, lo qge en primera instancia se demuestra en malestares físi'
cos. Por ejemplo ha aumentado considerablemente el número de mujeres
solas que manifiestan dolores de cabeza, cansancio y falta de ánimos ("me
da pereza"), durante el día, mientras que carecen de sueño a la hora de
dormi¡. Así lo demuesüra el relato de una señora de 26 años de edad, con
2 h[ias pequeñaE cuyo marido está trabajando en Galápagos desde hace
dos arlog ya que "durante el día no me da gana de hacer algo, me siento
sin energía, sin fuerza, me duele la cabeza y muchas veces estoy de mal hu-
mor y de noche no me duermo. Estoy sentada en la cama, mientras que
mis huahuas duermen y hago cualquier cosa: bordado, arreglo de rop4lo
que sea. Espero a que pase la noche y me vuelvo a pensar y pensar. El otro
día me leva¡rto igual. A veces pienso que me estoy haciendo vieja, que ya
no valgo para nada, que es Por eso".

Notamos que algunas esposas de emigrantes están descuidando sus


casas en contra de la costumbre: el patio no se barre diariamente, en la
huerta detrás de la vivienda se amontona la bazura y hasta los hijos andan
descuidados. Otras formas observadas, en el contexto de las relaciones hu-
manas, consiSten en un incremento de divergencias entre suegras y nqeras.
Las suegras, al apoyar el porvenir económico de sus hijos y al defender su
ausencia" ofenden los sentimientos de tristeza y soledad de la joven espo-
sa. Esta tensión permanente y oculta, estalla a veces en disputas inespera-
das y aparentemente ilógicas. La iritación e inestabilidad emoeional de la
joven esposa se controla, en lia mayoría de los casos, por la interveneión
de los demás parientes, que sin tocar la causa verdadera del problema, dis
traen a la persona afectada" hasta que ésta ya no demuestre síntomas de
depresión. De este modo, dentro de la misma familia, se intenta ayudar a
lra joven esposa czrdavez que presente tales síntomas.

La existencia de esüos conflictos favorece la aparición de tensiones

r3l
y, a veces, también de actos antisociales como el alcoholismo y la infideli-
dad conyugal. Ordinariamente, una mujer casada sola, aunque esté
acompañada de un pariente masculino, de acuerdo a la costumbre, no
puede bailar en las fiestas, ni tomar bebidas alcohólicas públicamente. Por
lo tanto, según declaró una señora de 36 años de edad, "nosotras nos chu-
mamos en la casa mejor, con las amigas que asimismo andan solas, nos reu-
nimos y allí, entre nosotras, nos sabemos reír, nos sabemos olvidar que
sólo triste andamos...".

Al hablar de la infidelidad y de los sentimientos de las mujeres, es


posas de emigrantes, se supone que la situación es idéntica para todas. Sin
embargo, como ya anotamos, esto no es el caso, debido a la diferente per-
sonalidad de cada una de las mujeres. No creemos necesario extendernos
en las singularidades de formas esponüáneas y los efectos individuales
ocasionados por un proceso exterior al cual la mujer, inserta en el cambio,
está obligada a someterse sin tener altemativa. En nuestras reflexiones no
podemos concentrarnos tampoco en la razón modelada según los cánones
de nuestra cultura, sino que tenemos que analizar la realidad que está su-
friendo la mujer Salasaca, bajo un aspecto étnico-cultural, específico de su
grupo y que incluye la educación sexual, en base a una moral que garan-
tiza la libre experiencia de necesidades durante la adolescencia de las futu-
ras esposas. Además influye el hecho de que en una sociedad que vive to-
davía con la naturaleza, todos los impulsos, como el sexual, también están
en la superficie y el mismo entorno ecológico permite su realización más
fácilmente. Debido, por otro lado, a que el equilibrio poblacional entre
hombres y mujeres se ve fuertemente alterado por la situación económica,
que aleja a los hombres de la comunidad, para todas las mujeres y, en espe.
cial para las esposas de emigrantes, estas circunstancias cobran una vital
imporüancia. El crecimiento de matrimonios fracasados, por causa de la in-
fidelidad femenina, ap:uece bajo estos aspectos como una de las múltiples
respuestas a este cambio.

Otra alternativa, para librarse de sufrimientos individuales, causados


por la migración masculina, es la búsqueda de ayuda de parte de los médi
cos naturales o curanderos. Es sabido que en una sociedad tradicional, la
enfermedad tiene generalmente una causa mágica. En tanto que las nuevas
condiciones de vida de las mujeres han producido un aumento de'malestar
general', con una fuerte connotación psíquica, la importancia del curan-
dero como institución para resolverlo, creció. Su función, como medida
tradicional culturalmente apropiada p¿rra impedir o, por lo menos, para
suavizar la aparición de tensiones mayores y de enfermedades mentales,

r32
influye no solamente a nivel individual sino también a nivel colectivo, a
través de sus rituales curativos que previenen la desestructuración socio-
cultural.

La explicación de los efectos funcionales de ciertas prácticas de


Ia medicina natural se encuentra en un pensamiento mágico, que es dis-
tinto al razonamiento occidental, lo cual no le resta validez. A pesar de
que no estamos en condiciones de analizar la raz6n oculta de estas prác-
ticas, podemos concluir que estos rituales de compensación, p¿üecen ser
una respuesta a las transformaciones y circunstancias de vida, motivadas
por influencias extemas. Consideriamos que sería además un grave error y
gran riesgo, destruir esta institución antes de que las condiciones desfavo-
rables del grupo Salasaca" en general, no se hayan podido resolver satis-
factoriamente, puesto que en la actualidad representa una de las pocas po-
sibilidades, que permiten sobrellevar y controlar los trastornos provoca-
dos por la introducción involuntaria de un modelo económico y cultural
diferente y opuesto al propio y tradicional.

Los datos presentados nos ponen en presencia de lo que está ocu-


rriendo a nivel individual-psicológico y nos permiten apreciar las formas
colectivas para combatir los efectos causados por la migración en el grupo
de las mujeres. El análisis de los fenómenos descritos nos facilita además
entender la importancia que adquieren las circunstancias personales-fa-
miliares, los factores ideológicos.culturales y la situación económica de la
unidad familiar, para caracterizar adecuadamente la situación actttal de Ia
mujer Salasaca.

133
CAPITI.]LO VI

COMENTARIOS FINALES

El obietivo principal de este trabajo consistía en analizar la situación


actual de la mujer a fin de comprobar si los cambios en la estructura eco-
nómica, en especial la migración masculina, afectaron la condición de la
mujer a nivel económico, cultural y social.

Nuestra hipótesis ha sido comprobada, ya que todas las evidencias


presentadas indican que existe una articulación dinámica, a todo nivel,
entre la migración y la condición femenina.

El análisis del proceso de cambio, al que está sometida la mujer, espo-


sa del migrante, revela claramente las dewentajas, en comparación con la
esposa Salamca, cuyo marido no se ausenta en búsqueda de trabajo
asalariado.

A nivel de actividades laborales, la ausencia del cónyugue incrementa


considerablemente el volumen del trabajo agrícola de la mujer. Es la espo-
sa, quien permanece al cuidado del teneno familiar, para garantizar la re-
producción parcial de la unidad familiar, en las condiciones definidas por
su economía y cultura. A estas tareas se suman las labores domésticas, que
aba¡can mucho más de lo que comunmente se entiende por'quehaceres
domésticos' y que se desarrollan en condiciones laborales desfavorables,
expresadas en jornadas largas de trabajo. El cuidado de los hijos y Ia crian-
za de los animales es de su exclusiva responsabilidad. Mostramos que las
mujeres, en su mayoría, invierten tiempo en una serie de actividades com-
plementarias de la artesanía tradicional, como por ejemplo el hilado, el
tejido de bayetas, etc., que constituyen una importante contribución al
auto abastecimiento f amiliar.

Esta situación, que determina que todas las mujeres, esposas de mi-
grantes, deben alternar las actividades productivas (labores agrícolas,

r35
los tra-
crianza de animales, elaboración de artesanías tradicionales) con
bajos domésticos y su rol de madres, ocasiona un prematuro deterioro
físico.

Sinembargo'novamosainterpretarestosefectos,ocasionadosporla
reciente división sexual del trab4io, desde el punto de vista del
esquema
del sexo femenino por el mascu'
occidental, o sea desde una explo-taeión
y dominación de la mujer por el hombre' A
lino, ni ¿es¿e la subordinación
en nuestro caso los factores ideológi-
más de Ia importancia que adquieren
sexos com-
cos y culturales, todavía vigentes, está el hecho de que ambos
la discriminación étnica y Ia mar-
partán la miseria, la pobrezá de recursos,
y cooperan en la subsistencia de
iinación de los servicios públicos ambos
que la sobreexplota'
la unidad familiar. Nos parece importante destacar
favor
ción de la fuerza de trabajo femenino, en el caso Salasaca, resulta en
que integra a la división sexual del trabajo,
del sistema capitalista, sisiema
dentro de las necesidades de movilidad de la fuerza laboral, con la
conse'
pública masculina de poder y domés
cuente fracción social en las esferas
tica femenina

A nivel de la participación en las decisiones familia¡es y comunales,


la
de responsabilidad de las muje-
ausencia del hombre origina un aumento
familiar
res. La asistencia de la mujer, como representante de la unidad
de trabajos colectivos,
en reuniones comunales, dánde se tratan asuntos
padres de fami-
así como su intervencióá y colaboración en asambleas de
que acostumbrada a
lia, es inevitable. En estas situaciones, la mujer, está
decisión de interés común,
consultar a su marido antes de tomar cualquier
parcialmente
se siente abandonada, a pesar de que su problema se resuelve
por la presencia de otros miembros familiares'

Las desventajas descritas a más de la salud física de la


mujer afectan
que defienden pasivamente su heren-
su equilibrio psíq-uico. Las mujeres
dinamizan de esta manera el
cia cultural, en cuanto la viven activamente,
pertenece el hom-
confrontamiento con la cultura blanco-mestizaalacual
los conflic-
bre temporalmente. En estas condiciones psíquicas negativas,
femeninas, parecen ser el
tos personales que surgen de las experieñcias la sub-
preocupaciones claves: asegurar
resultado de la contradicción entre
sistencia física de la familia sin sacrificar l¡as propias pautas y normas
culturales.

otropropósitotambiénimportantedelpresenteestudio,consistía
de la mujer,
en analizar los efectos de la migración masculina en el status

136
así como las esürategias desarrolladas por las mujeres, como actoras en es-
te proceso de cambio, para asegurar y mejorar su posición. Para obtener
una adecuada caractewación de la posición que ocupa la mujer Salasaca,
que sufre las consecuencias de una economía familiar cambiante con una
creciente monetarización, consideramos necesario describir en primer lu-
gar el ciclo vital femenino, en cücunstancias tradicionales. El ciclo vital
nos entrega valiosos elementos para descubrir modüicaciones del status
femenino y nos facilita comprender la importancia de los roles tradiciona-
les y actuales de la mujer. Nuestra afirmación de la importancia del papel
vital que desempeña la mujer, en la vida económica y sociocultural de su
grupo étnico, se basa en las historias de vida, en las entrevistas y el análi-
sis de los datos recopilados durante nuestra convivencia y en la observa-
ción participante. Consideramos que es necesario recapitular los puntos
esenciales que ilustran la posición actual de La mujer Salasaca, esposa del
migxante.

A nivel comunal.- Én relación con las consecuencias de la migra-


ción pudimos demostrar que el aumento de la participación femenina en la
producción y reproducciór¡ zu toma de responsabilidad y la sobrecarga
de trabajo que asume, no se compensan por un aumento en iguales propor-
ciones de su status, a nivel comunal Su rol importante, como eneargada
del control y la administración de la producción agrícola y de los ingresos
monetarios provenientes del trabajo asalariado de los miembros mascu-
linos famüares, no se traduce en un reconocimiento social visible. Esta
aparente ausencia de igualdad social y polític4 legitimizada por la comu-
nidad,la poca participación directa femenina en los organismos de poder y
la falta de cargos importantes desempeñados por mujeres, son aspectos
que aparecen ligados e inmersos en una estructura tradicional más amplia.
Esta perspectiva excluye un análisis en base a los conceptos occidentales,
tales como el dominio de lo público sobre lo privado y la separación entre
poder formal e informal. Rechazamos esta noción etnocéntrica como
punto de partida, para un análisis del status de la mujer Salasaca en la
fase actual.

La conducta femenina y el ejercicio de su poder tradicional e indi


recto parecen ser reflejados e influenciados por la ideología de su grupo,
asegUrados y sostenidos por los lazos de parentesco, a través del sistema de
herencia que permite un control de los recursos agropecuarios y la ayuda
mutua dentro de redes sociales más amplias.

La interpretación procedente nos permite concluir que la influencia

137
de la mujer así como la producción de su auto-imagen que se desarrolla a
través de la socialización y las interacciones con todos los miembros feme-
ninos y masculinos de su grupo, requiere de un estudio histórico en el
contexto social global. El tratar adecuadamente este problema está más
allá de la competencia de este trabajo y debería ser objeto de un estudio
supraregional histórico acerca del poder tradicional femenino. Para nues.
tros propósitos, el análisis regional, hecho por Rohr (1983) quien exami-
nó el papel determinante de la mujer indígena en el levantamiento de Ota-
valo, en el año L777 , es valioso, en cuanto revela que "con la colonización
española... las mujeres de los pueblos indígenas expeúmentaron una do-
ble subyugación: la de ser colonizadas por un lado por un sistema capita-
lista en vías de imponerse y por otro lado, por un sistema de poderes que
se reconstituía según normas patriarcales. ...Aparentemente los esparloles
no sólo subestimaror¡ sino también desconocieron por completo el peli-
gro que constituyeron las mujeres, como posibles portadoras de fuerzas
potenciales de resistencia tradicionales y legitimadas. Fueron ellas... quie-
nes tomaron el papel de vengadoras de los símbolos del patriarcado intro-
ducido por los españoles" (cfr. también: Moreno Yánez;1978. Oberem;
1978. Silverblatt; 1980).

Según E. Wolf (1975:16) "decir que una sociedad es'tradicional' o


que una población depende de su tradición, no explica por qué persiste
tal tradición, ni qué pueblos se adhieren a ella. La persistencia, al igUal que
el cambio, no son u-na causa, sino un efecto". En este sentido podemos
suponer que la persistencia de la mujer Salasaca en transmitir los
elementos ideológicos, propios de su cultura, que ayudan a mantener zu
status tradicional, es el efecto de la introducción de la ideología patriar-
cal, con sus elementos represivos de autoridad masculina" que tienden a
causar una devaloración de su posición; al mismo tiempo nos revela su pa-
pel básico en la lucha pasiva confua los valores culturales de la sociedad
blianco-mestiza, influida y caractenzada en alto grado por la herencia his,
pánica. Esta práctica femenin4 hasta ahora, ha podido impedir una más
profunda transformación cultural, a través de la socialización y educación
de sus hdos, fundamento de la constitución de la personalidad sexual. El
reflejo de esta estrategia, tal vez inconsciente, encontramos en el análisis
de las instituciones de poder comunal, donde la influencia de la mujer es.
tá asegurada a través de sus poderosos lazos con los miembros masculinos
de su familia.

A nivel familiar.- El análisis del status de la mujer en una situación


cambiante nos ha revelado su importancia como factor productivo en la

r38
agricultura, dentro de la economía doméstica de consumo' como agente
rJsponsable de la reproducción biológica y de la fuerza de trabajo, así co-
mo elemento determinante en la reproducción social'

Hemos ilustrado el impacto del proceso migratorio sobre la mujer re*


pecto de la experiencia por ella vivid4 Ias consecuencias y cambios reales
Lbservados, y hemor *ñul"do que el rol de la mujer tiene incidencia di-
recta en la economía doméstica y en la esfera cultural e indirecta en el
ámbito social.

Demostramos además que no es definitiva la separación entre produc-


ción de subsistencia femenina y producción asalaliada masculina ya que
otros miembros familiares se alternan en el desempeño del papel del mi-
grante. Pusimos de relieve que la monetarización de la unidad doméstica
iodavía no produjo un deterioro del status femenino, debido a que las mu-
jeres reciben el total de los ingresos procedentes del trabajo asalariado y
que ellas planifican, administran y distribuyen estos fondos'

Los métodos esbozados en la transmisión de conocimientos y tradi-


ciones dentro de la familia y su conservación hasta en la actualidad,
demuesüran que la aparente adaptación al sistema cultural blanco-mes-
tizo no llegó a cambiar la racionalidad tradicional. Es evidente que las mu-
tuaciones económicas tienden a modificar, a fondo, instituciones muy
arraigadas, pero, para juzgar los cambios, no hay que guiarse sólo por las
apariencias. A veces, declara Bianchi (1983:93), "más allá de ciertas acti-
tudes .modernizantes', quedan casi intactas las costumbres tradicionales"
por lo tanto, "para comprender el presente hay que tener una idea cabal
de la tradición". Aparece entonces, el papel determinante de la mujer en la
conservación de valores y costumbres culturales, a través de la acción
socializante y su importancia y vitalidad como participante activa en los
eventos culturales. Son las mujeres quienes mantienen bgazín a la tierra,
permanencia a Ia cultura y que dan continuidad a Ia vida económica y cul-
iural de la familia. Por consiguiente, el aporte femenino en Ia reproduc-
ción de las condiciones que sustentan el sistema social es un factor central,
que impide y contrarresta la pérdida de la condición étnica y campesina.
Bajo este aspecto se evidencia la importancia de la mujer como "soporte
ideológico y superestructural del núcleo familiar, en base al cual s'e cimen-
ta la trama de relaciones comunitarias que refuerza un proceso de cam-
pesinización" (Balarezo ; L984:237 ).

r39
Conclusiones

Basados en estos aspectos principales, señalados en páginas anterio-


res, llegamos a la conclusión de que sigue siendo elevado el status de la
mujer salasaca adulta en la producción y reproducción material y social.

La notable posición femenina y el poder efectivo que ejerce la mu-


jer Salasaca dentro de su unidad familiar se explica:

1. por su aporte laboral en la economía doméstica;

2. por su situación como esposa y madre; posición estimada según los


esquemas culturales tradicionales, propios de la cosmovisión de su
grupo étnico;

3. por su acción socializante; al establecer lazos profundos, poderosos y


duraderos con sus hdos;

4. por las prácticas sociales; como el acceso a los medios de producción,


debido al sistema de herencia, la praxis de reciprocidad y redistribu-
ción, la solidaridad entre las mujeres emparentadas; y,

5. por eI sistema social vigente que consideraa la mujer como miembro


responsable, perteneciente al parentesco real y ficticio contodoslos
derechos y obligaciones.

El análisis de los elementos arriba mencionados que determinan la


posición femenina indica visiblemente que la efectiva integración a la eco-
nomÍa nacional, a través de la creciente monetarizaciín por la migración
masculina y la sobreexplotación del trabajo productivo y reproductivo de
la mujer, hasta ahora no ha tenido @nsecuencias profundas hacia el
interior del sistema tradicional, es importante tener presente que el sta-
tus de la mujer se basa fundamentalmente en los elementos del pensa-
miento tradicional. Los factores determinantes indicados del status fe-
menino muestran claramente que la transformación económica con los va-
lores diferentes se desarrolla sobre la base de esquemas estructurales autóc-
tonos. Wachtel (L973:225) sostiene al respecto que "la aculturación no
procede por la simple adopción de tal o cual elemento deotracultura...,
los rasgos culturales no se sumar¡ arbitrariamente unos a otros, sino que
toman lugar dentro de una estructura". La definición descrita apoya
nuestra tesis de que en el caso estudiado: no se puede hablar de una acul-

140
turación; y el papel de la mujer, al mantener la herencia cultural, ayuda en
d sostenimiento social global y por lo tanto impide la aculturación rapida
de su grupo étnico, a pesar de que Lefebvre (en: Bastide;1977:133) con
todo derecho plantea, "si las culturas étnicas están definitivamente con-
denados a la folklorización, si lo real histórico de cada cultura se dejará
reduci¡ a nada con tal facilidad, o si, en cambio, después de un indudable
período de crisis, habrán de reaparecer las diversidades culturales, funda-
das en evoluciones históricas".

Tendencias y expectativas para el fuü¡ro

Es difícil predecir lo que pasará en el futuro. Estamos conscientes


de que los nuevos elementos, sin lugar a dudas, estarán modificando, a lat-
go plazo, el contenido del sistema tradicional, aunque -hasta ahora- han
sido absorbidos e integrados en la tradieional estructura global. No obs
tante, la cont¡adicción entre los valores que conllevan a efectuar cambios
en lia economía y, lias ca¡acterísticas propias del área cultural Salasaca,
puede volverse insostenible, hasta tal punto, que Ia comunidad ya no con-
siga zuperarla, sino es mediante la creación de nuevas normas de conducta.

La mujer, con su intención de adaptarse a las circunstancias actuales,


a la vez está viviendo el pasado en el presente. Desde esta perspectiva, los
nuevos rasgos económicos y socio'culturales del sistema nacional dominan-
te que surgen como reacción a los problemas económicos apremiantes y
cuya adaptación se hace necesaria para asegurÍrr la sobrevivencia, son in-
corporados, pero a costo de tensiones. Estas tensiones se expresan sobre
todo dentro del grupo femenino ya que la sobrecarga laboral, la contra-
dicción entre un mundo familiar y un mundo desconocido, entre su sta-
tus importante y reconocido y el menosprecio y maltrato que percibe de la
sociedad blanco-mestiza" junto con las realmente deprimentes circunstan-
cias de su vida cotidian4 está afectando su salud física y mental. El des-
gaste excesivo, prematuro e irreparable de la fuerza de trabajo femenino,
junto con su alimentación deficiente y el desequilibrio emocional, puede
llegar a la imposibilidad de reponer adecuadamente las energÍas perdidas
y mejorar su estado físico y moral.

Debido a estas característicaq el porvenir del grupo minoritario Sa-


lasaca y, dentro de este proceso la situación de la mujer, depende tanto
de su propia actitud como de las medidas empeñadas por la sociedad na-
cional. La desvalorización de la mujer indígena, en general, y de la mujer
Salasaca, en particular, a un bajo nivel cultural, económico y social, por
parte de la sociedad blancomestiza" es sólo uno de los aspectos, más no-

t4l
torios, de los 'valores' que propugna y sostiene la cultura occidental para
su conservación. Seguimos el concepto de Gianini (L975:44), quien define
al racismo y sexismo como entidades, íntimamente integradas en el sis-
tema económico y socio-cultural dominante, al expresar que la designa-
ción baja de la mujer indígena se suma a la supuesta'superioridad natural'
"del hombre blanco, del capital con respecto al trabajo, de los adultos con
respecto a los niños y de los viejos improductivos, de los sanos con res.
pecto a los enfermos, de los'normales'con respecto a los'diferentes', la
jerarquización y la división en clases". Por lo demás, continúa la autora,
"son éstos los elementos, inherentes de una cultura que se impone como
valores positivos la eficacia, la competitividad, el éxito, el dinero y la pro-
ductividad, en detrimento de la proyección social, de la solidaridad y de
la convivialidad".

En este contexto deseamos recordar las palabras del extinto Secre-


tario General de las Naciones Unidas, U. Thant, quien expresó que el he-
cho de "tener, como hemos tenido, a nuestras mujeres, es la causa del fra-
caso de nuestro tipo de sociedad", (en: Romo Dávila; 1983:L6) y el pen-
samiento del Cardenal Pablo Muñoz Vega quien, a su vez, en su mensaje
por el Año Internacional de la Mujer, declaró que "...el equilibrio futuro
del orden social, tan expuesto al desmoronamiento, depende, en gran par-
te, de la inteligencia con que la mujer de hoy realice y asumasutarea...,
para conducir al hombre de hoy a recibir y oír las lecciones de la realidad,
que a menudo son más perceptibles para ella que para é1" (en: Romo Dá-
vila;1983: 16);

Reflexiones finales

Al demostrar que la mujer Salasaca figura como elemento determi-


nante dentro de su sociedad, planteamos las cuestiones relacionadas a su
difícil situación entre resistencia e integración. En base a los datos recogi-
dos y la revisión analítica realzamos su importancia como integrantes de
una cultura específica, sin perder de vista que eüa no vive en una cultura
aislada, desconectada de la influencia cultural nacional. Al describir y
analizar la experiencia femenina, la condición de 'lo femenino' no la con-
sideramos como algo inmutable, independiente del tiempo y del espacio,
sino ubicamos a la mujer como sujeto y no simplemente como objeto ex-
traño, expuesto y sometido pasivamente al proceso de transformación.

Consecuentemente juzgamos de vital importancia, conocer las ex-

142
periencias de las mujeres, ya que si el proceso de transformación es inevi-
table, ellas mismas -en vez de atemorizarse ante el cambio- deberán or-
ganizarse y en conjunto desarrollar estrategias que permitan encontrar
nuevos caminos de participación a nivel económico y socio-cultural, sobre
la base de su herencia cultural específica a fin de mejorar su vida. Por es-
ta raz6n, pretendemos que nuestro estudio no sea entendido como un ca-
tálogo de fenómenos propios acerca de la mujer Salasaca, o como una
mera descripción de las condiciones negativas que afectan su situación,
sino que sirva como recopilación básica para futtrras transformaciones.

Es nuestra opinión que la situación de la mujer campesino-indí-


gena, en general, y de la mujer Salasaca, en particular, no admite medidas
parcirales para su mejora. El problema central son sus niveles de pobreza.
Su situación insuficiente es tan global y profunda que una labor de asisten-
cia, por ejemplo en los campos de la higiene, la sanidad, la vivienda, la ali-
mentación, la vestimenta y la enseñanza técnica y práctica (antes de esco-
lar y dogmática), tendrán efectos positivos solamente a medida que se ha'
llen asegUradas ciertas condiciones materiales. La necesidad de mejorar las
condiciones de la mujer Salasaca implica en primer lugar encontrar me-
canismos para resolver sus problemas específicos dentro de una proble-
mática más amplia de la pobreza rural.

Cualquier intento de mejora se ubica en el contexto ideológico, de


la jerarquía de valores; sin embargo, los juicios de la realidad no pueden
ser separados de los juicios de valor. La peor de las alienaciones sería el
reemplazo ciego de lo cultural propio por lo técnico, conflicto que fue ya
considerado en los escritos evangélicos al enfatizar "de qué podrá servirnos
ganar la tierra, si perdemos el alma" (en: Bastide; 1977: 153).

Es evidente que cuando está en juego la mera supen¡ivencia física,


ésta adquiere prioridad sobre cualquier otro objetivo. No obstante nos pa-
rece justificado concentrar nuestra finalidad analítica más allá de la mera
necesidad inmediata, sin reduci¡ su importancia primordial. El cambio de
los valores tradicionales por una técnica sin alma" cumpliendo únicamente
con las metas del Estado moderno, como son la productividad, el creci-
miento económico y la mentalidad industrial que tiende a transforma¡ al
hombre en máquin4 ocasiona un cambio de las normas de comportamien-
to, que a su vez llevarían a la transformación de las estructuras sociales
con el probable resultado de un desorden social antes de un orden nuevo.

Nuestra investigación estuvo guiada en todo momento por el deseo

r43
de despertar conciencia en las dos esferas: la sociedad blanco-mestizay la
sociedad indígena, al presentar información AcERcA de la mujer salasaca
y PARA la mujer Salasaca.

Bajo el primer aspecto intentamos ofrecer el conociniento obtenido,


a fin de ayudar a encontrar una guía para futuros planes de desarrollo y
posibles proyectos, que no pretendan manipular formas tradicionales, en
nombre de valores que nosotros consideramos válidos para todos. Estos
planes y proyectos no deberán ser efectuados bajo un sentimiento etno-
céntrico y desde una posición doctrinaria y ejecutiva. pensamos que la
mera enumeración de manifestaciones tradicionales específicas y la crítica
de fenómenos de resistencia llevaría a la resignación, en vez de despertar
esperanza. No es nuestra intención, debido al marco limitado de este tra-
bajo, ofrecer soluciones, pero sí aspiramos a incentivar que, por parte de
aquellos que trabajan en el tema 'mujer y desarrollo', se reflexione sobre la
problemática señalada. Bastide (1977:109) en forma acertada constata
"saber es prever, a fin de poder" y subraya que esta fórmula incluye a la
inversa: "para poder se debe empezar a sabert,.

Bajo el segundo aspecto queremos facilitar el desarrollo del proceso


psico-dinámico de la 'ley de recurrencia'(cfr. Broveman, vogel, clarkson,
Rosenkranz; L972) -en el sentido de que la idea que nos hacemos de
nosotros mismos nos transforma, hasta tal punto, que finalmente nos con-
vertimos en aquello que creemos ser. El reconocimiento del papel tras
cendental que desempeña la mujer salasaca, ta! vez podrá ayudarla a li-
brarse de la imagen negativa con la cual es confrontada por la sociedad
nacional.

Es posible que sea precisamente, a partir de una toma de conciencia


acerca de su poder tradicional, del reconocimiento orgulloso de su aporte,
cuando la mujer Salasaca, en forma colectiva y activa, busque soluciones
viables a sus problemas específicos, con el fin de salvar su situación dentro
de una época de cambio. En este sentido dedicamos a las mujeres Salása-
cas la expresión de Mead (1979:125): " ¡EL FUTURO ES AHORA!',.

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CUADRO No. lA
INSTITTITO NACIONAL DE ESTADISTICAS Y CENSOS

IV CENSO DE POBLACION 1982


( Resultados definitivos)

SALASACA: Población por grupos de erlad y sexo

Cabecera Parroquial Besto de la Parroquia Total Ambos


Hombres Muleres Hombres Muleres Hombres Muieres Sexos

0, .t .) 6 17 5 1.16 178 152 330


5, I 5 tJ 200 183 205 189 394
10- 19 l1 1, 299 263 310 272 582
20- 39 t4 ll 361 371 375 385 760
10-59 4.1 259 226 263 230 493
60 y más 'l 113 95 113 96 209

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r..107 | .281 l.:l2.1 2.7 68

(Cua<lltr 26, pág. 222¡

Fuent,e: l.N.E.C.

I.llabr-¡ració n : Pers<¡ nal

160
CUADRO No. IB
INSTITT]TO NACIONAL DE ESTADISTICAS Y CENSOS

TV CENSO DE POBLACION 1982


( Resultados definitivos)

SALASACA: POBLACION DE 12 AñOS Y MAS POR TIPO DE


AC-TIVIDAD Y SEXO

ACTM INACTM No.


Hombreb Mujeres Hombres Mujeres Declarado

Cabecera Parroquial 22 7 6 20
Resto de la Parroquia 843 I22 96 762 26

TOTAL 865 129 tO2 782 26

(Cuadro 30, pág. 231)

Fuente: I.N.E.C.

Elaboración: Personal

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CUADRO No. 8

COSTO DE PRODUCCION DE UN TAPIZ


DE 2,1O m. LARGO - O,65m- ANCIiO - 2 LIBBASPS$O
ENETIO/1985

Materia prima:
Lana cruda S/. 540,oo
Anilinas 36,oo
Hilo chillo 60,oo S/. 636,oo
Varios:
Acido acétrico S/. 10,oo
Detergente 35,oo
Leña 7.2,oo
Carbonato de Sodio 5,oo
Agua 4,oo s/. 66,oo

Mano de obra:
Paru 2 días de trabajo
de 8 horas al día, el peón gana S/. 400,oo
* comida, S/. 150,oo al día S/.300,oo S/. 700,oo
Transporte a Quito ida y vuelta S/. 30,oo
COSTO DE PRODUCCION: S/.1.432,oo

A) Precio de venta en un almacen en Quito: S/.1.800,oo


./.Costodeproducción.. ..... : S/.1.432,oo
UTILIDAD: S/. 368,oo
B) Precio de venta a turistas en Salasaca: S/.1.500,oo
./. Costo deproducción... .. . . . . : Sl.L.432,oo
UTILIDAD: S/. 68,oo

FUENTE: Datos de campo


Elaboración: Personal

168
CUADRO No. 9

DISTRIBUCION DEL TIEMPO QUE LOS HOMBRES

PERMANECEN FUERA DE LA UNIDAD DOMESTICA

Tiempo que pasa fuera No.

Va por la mañana y regresa


de noche 10 4

De lunes a viernes L2 5

De 1- 3 meses 24 10

De3-6meses L4 6

De6-12mees 28 12

Más de 1 arlo L2 o

Total 100 o/o

Fuente: Datosde campo


Elaboración : Personal.

r69
CUADRO No. 10

RAZONES POR LAS CUALES EL CAMPESINO SALASACA

EMIGRA EN BUSQUEDA DE TRABAJO

Razones olo No.

Tiene poca tierra y falta de agua 62 22

Deudas 33 l4
Cuorir gastos 10 4

'por conocert 5 2

100 42

Fuente: Datos de campo


Elaboración: Personal

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REGISTRO OFICIAL No. 88 junio 26, 1972
No. 112

Coronel de Estado Mayor


GALO W. LATORRE S.,
Ministro de Gobierno y Municipalidades,

Considerando:

Que visto el oficio No. 313-CMPS, de junio 14 derg72, suscrito por


el señor Presidente de I. concejo cantonal de pelileo, quien remite a este
Portafolio la ordenanza Municipal dictada por dicho concejo, solicitando
la aprobación Ministerial de la mencionada ordenanza, y por medio de la
cual se crea la Parroquia Rural de Salasaca:

Tomando en cuenta los informes favorables del H. consejo provincial


de Tungurahua, y del Jefe del Departamento de Municipalidades del Mi-
nisterio de Gobierno; y,

En uso de Ia facultad que le confiere la Ley.

Acuerda:

Aprobar, en armonía con lo dispuesto en el numeral B? del Arü. 64


de la Ley de Régimen Municipal vigente, la siguiente ordenanza: ,,El Muy
Ilustre concejo Municipal de san Pedro de pelileo.- En uso de la facultad
que le conceden los Arts. 10 y 64, numeral 36 de la Ley de Régimen Mu-
nicipal, y considerando que el caserío salasaca que constituye un núcleo
humano con características propias, tanto étnicas como sociales y cultura-
les que le han dado nombre y prestigio propios en el ámbito nacional e
internacional.- Que el progreso material alcanzad.o por este caserío, sa-
lasaca, que cuenta con todos los servicios y adelantos para parroquializar-
se, dando de esta manera un, -paso más en la continua senda del progreso.-
Que la Ilustre comuna Pelileña, cree llegado el momento de independizar
definitivamente a este caserío indígena Salasaca y hacerle partícipe de las
responsabilidades ciudadanas, inherentes de una democracia creciente y
práctica.- Procede a determinar los linderos del caserío salasaca para su

r72
pa¡roquialización que para su efecto reúne los requisitos impuestos por el
Art. No. 11 de la expresada Ley.- DECRETA: La siguiente ordenanza
que crea la Panoquia salasaca.- Art. 1o.- Erígese en Panoquia Rural del
Canton Pelileo, el Caserío Salasaca, que estará situado entre las panoquias
de. Picaihua" Totoras, Benítez, La Matnz de Pelileo y El Rosario.- Art.
2o.- I-a,linderación de la nueva Parroquia será ésta: Norte,la margen de-
recha del Río Pachanlica, aguas abajo, entre la Hacienda del señor pablo
Elías Albornoz y la quebrada Tierra Blanca; Oriente, desde el cruce del
río Pachanlica y la quebrada Tiena Blanca" hasta dar con la quebrada de
Nitón, que va alaCruz de Pelileo; Sur, de la Cruz de Pelileo por Catita-
hua Achupallas, Cruz Pamba, Guantugsumo, Bernardo Pediche, hasta la
acequia comunaria del Río Mocha: Oeste, por la acequia del Río Mocha
hasta el límite de la Hacienda Cisneros, Moisés Lozada, Ricardo Llerena,
Angel Villalba, Pablo Garcés, límite de la Parroquia Benítez, lindero de la
Hacienda Pablo Elías Albornoz. Hacienda Sevilla, en línea recta hasta lle-
gar al Río Pachanlica.- Art. 3o.- $eú cabecera de la Panoquia la Pobla-
ción de Salasaca" y caseríos de aquella: Huasalata, Chacapata, Patuloma,
Cochapambq Catictahuq Ramos Lonta los demás poblados com-
prendidos dentro del tenitorio demarcado.- Art. 4o.- El presente acto
decisorio regirá desde la fecha en que queden cumplidas respecto de él los
requisitos legales.- Dado en la Sala de Sesiones del Muy Ilustre Concejo
Municipal de San Pedro de Pelileo, a los dos días del mes de enero de mil
novecientos setenta y uno.- f.) Prof. Bégulo de Mora Cuesta.- Presi-
dente del Muy Ilustre Concejo Municipal de San Pedro de Pelileo.- f.)
Víctor M. Monge Castro.- Secretario.- Certifico: Que la presente Orde-
narrza fue discutida y aprobada por el Muy Ilustre Concejo Municipal de
San Peüo de Pelileo, en las sesiones del dos de enero, y del veinte y tres
de enero de mil novecientos setenta y uno.- f.) Víctor M. Monge Castro.-
Secretario del Muy Ilustre Concejo Municipal de San Pedro de pelileo.-
Presidencia del Muy Ilustre concejo Municipal de san Pedro de pelileo,
a veinte y cinco de enero de mil novecientos setenta y uno.- Ejecútese.-
f.) Prof. Régulo de Mora Cuesta.- Presidente del Muy Ilustre Concejo Mu-
nicipal de San Pedro de Pelileo.- f.) Víctor M. Monge Castro.- Secreta-
rio del Muy Ilustre Concejo Municipal de San Pedro de Pelileo.

Dado, en la Sala del Despacho, en Quito, a 16 de junio de L9TZ.

Comuníquese.- f.) Galo W. Latore S., Ministro de Gobierno y


Municipalidades.

173
INVESTIGACION SOCIO-CULTLJRAL EN SALASACA Sector/Barrio

I. CUADRO FAMILIAR

Jefe de familia Edad Sexo Donde E¡colaridad Ocupación Principal y


Nació Secundaria (activtdad)

Cónyuge

vivos
"ttos
I

Hijos muertos (cuántoe)

Otras personas
(especificar la
relación familiar)

Ir. MIGRACTON/SITUACION OCLIPACIONAL

Quiénes de la A dónde desde cuando a gué edad tiempo de reeidencia


familia salen a salió fuera de la
a trabajar fuera comunidad
de la comunidad

1.)

2.)

r74
3.)

4.',t

en qué trabaja Tiempo de trabajo en la actual.


ocupación

1.)

2.)

3.)

4.)

Razones por las cuales sale


Ud. a trabajar fuera de la
comunidad.

quién se queda con los niños cuando


la madre trabaja afuera.

PREGI.'NTAS A LAS ESPOSAS CON MARIDOS QUE TRABAJAN FUERA

Qué trabajos realiz¿ mientra¡ su marido está afuera.

Qué trabqios tenlíza zu marido cu¿ndo e¡tá en la comuuidad.

r75
Qué hacfa Ud. cuando su marido no solfe a trebajar fuera de l¡ comunidad (tú¡b¡ió
meno¡? Diferenciae).

Pertenece a una organización social y a cuál?

Va en reprerentación de su marido a las reunione¡ de la comunidad?

Va sólo junto con su marido: No va nunca (por qué)

Las mujeres que asisten a las reuniones toman decisiones o sólo hablan los hombres?

III. LA VIVIEN.DA
TENENCIA DE LA ProPio Otro
VIVIENDA
Materiales de Techo
con¡ürucción Paredes
Piso

ALTURA I piso 2 pisos 3 pisoe

176
Número de cuarto¡
(ecpecificar):

Utilización sólo vivienda Con Taller Con Comercio Otro

Servicioc con
que diapone Luz Agua Alcantarillado S.H. Letrina Ducha/
Tina

Forma de Per encargo/


construcción Autoconstrucción Profesion¡l Con Ayuda Otro

Quienesparti- Familiares Jornaleros Otros


la
ciparon en (quiénes)
con¡trucción (cudnto¡)

Formade Banc"o (cuál) Préstamo Otro


financia- personal
miento

Forma de pago

IV. LATIERRA

Tenencia de la Propira Arrendada Al partir otro


tierra

Superficie de
la tierra Has.

t77
Tipo de cultivo

Destino de la Al mercado Autoconsumo Otro


producción

Quienea cultivan LIMPIEZA


la tierra SEMBRA
CUIDADOS DE SEMBRIO
COSECHA

Utiliza crédito Bco. Fomento Bco. Particular Otro Neda


agrfcola

Gastos mensuales por menos de 4.000 4.000 a má¡ de


Alimentación y vivienda 6.000 6.000

v. GANADOltttrLtzAcIoN DE RECURSOS NATURALES

Tiene animales? Si Qué clase de animales? No

Donde los tiene? Quién los cuida?

Para qué? Mercado Autoconsumo


(dónde)

Utiliza recursos pastos leña cabuya


naturales? naturales
(dónde)

178
vr. MANUFACTURA/C0MERCIO

Qué artesanfa hace? Cuánto por eemana?

Quiénes hacen? Utiliza peones?

Cuánto les paga?

Donde compra el material Dónde vende el producto?

VIL OBSERVACIONES:

179
INDICE

PROEMIO 5
PRESENTACION 7
INTRODUCCION 9

Capítulol:Eláreadeestudio ......,25
Localizacióngeográfica... ....25
Anotacioneshistóricas ...31
Datosdemográficos... .......32
.
Serviciosdesalubridadyescolaridad ...... 33
Víasdecomunicación ...36
Organizaciónjurídico.administrativa ..38
Capíhrlo II: La Situación económica 4l
La estructura agraria actual 42
La artesanía 50
La migración 57

Capítulo III: La Organización Social 63


La Familia nuclear &
El Parentesco consanguíneo y de afinidad 66

Capíhrlo IV: Las características de la educación


tradicional femenina: el ciclo vital . . . 7l
El nacimiento y la primera infancia . . . 72
Laedadpreescolar ......79
La edad escolar 82
La adolescencia 86
El cortejo, el pedido y los ritos matrimoniales . . ... 91
La mujer, esposa y madre en la familia tradicional . . . . . . .100

18t
Capítulo V: Los efectos de la migración: la mujer,
esposadelmigrante ... .....111
Las implicaciones en la división seru.rl del trabajo. . . . . . . ll2
El rol de la mujer en la conservación, transmisión y
transformacióncultural ... ...121
La participación de la mujer a nivel comunal . . . . . 126
Las implicaciones a nivel psicológico 130

Capíhrlo VI: Comentarios finales . . . 135


Conclusiones .... 140
Tendencias y expectativas para el futuro ... l4l
Reflexionesfinales .....142
BIBLIOGRAFIA ..... I45

CUADROS ..... t57

182

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