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DINÁMICA DE GRUPOS*

Manuel Ángel Calviño Valdés-Fauly

Estaríamos todos de acuerdo en que al decir “di-


námica de grupos” podemos estar hablando de dos
cuestiones, que son referidas en el conocido Dic-
cionario de psicología de Reber: por una parte se
puede referir a las interacciones que tienen lugar
en lo interno de los grupos, y de otra, al estudio de
los grupos con énfasis en la dinámica, en los pro-
cesos intragrupales entendidos como fuerzas, dis-
tribución de poder, liderazgo, formación de grupo,
reacción de un grupo ante otros, cohesión, toma
de decisiones, etcétera. Esto último, asociado con
los pequeños grupos, hace referencia a todo un
movimiento vigente aún (Baron y Graziano, 1991).
Es en esta segunda acepción a la que nos referire-
mos ahora.
Ocurre muy a menudo, incluso entre especialis-
tas, que el término dinámica de grupo se utilice con
bastante superficialidad, imprecisión, desvincula-
do de alguno de sus sentidos propios. Esto es un
error injustificado. Tres son las acepciones funda-
mentales del término:
1. Un sistema teórico investigativo interesado en
saber los modos en que se deben organizar y
manejar los grupos para lograr eficiencia y
productividad. Se hace hincapié en aspectos

* Tomado de Manuel Ángel Calviño Vadés-Fauly: Trabajar


en y con grupos. Experiencias y reflexiones básicas, Ed. Aca-
demia, La Habana, 1998, pp.6-67, 6-68 y 69-73.

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como la democracia en lo interno de los gru-


pos, la participación conjunta de los miem-
bros, entre otros.
2. Una segunda acepción se refiere a un con-
junto de técnicas y procedimientos para lo-
grar cierto efecto, sobre la base del trabajo en
grupo.
3. Por último, es un modelo (o varios modelos)
de investigación para conocer el qué, el cómo,
el por qué y el para qué de los grupos.
Si tenemos que distinguir el aspecto peculiar de
la dinámica de grupo con respecto a los otros ins-
trumentos de trabajo de grupo, de los que habla-
remos más adelante, habría que llamar la atención
sobre el énfasis en el aspecto investigativo. La di-
námica de grupos, es sobre todo un recurso de
investigación científica experimental de los gru-
pos con el objetivo de producir conocimientos re-
levantes y significativos de éstos.
No es casual, entonces, la afirmación que ha-
cen los autores de uno de los trabajos clásicos en
el área, me refiero a Dinámica de grupos. Investi-
gación y teoría, de Cartwright y Zander, según la
cual se puede identificar (a la dinámica de grupos)
por cuatro características distintivas:
a) su hincapié en la investigación empírica teórica-
mente significativa; b) su interés por la dinámica y
la interdependencia entre fenómenos; c) por dar
importancia a todas las ciencias sociales; d) la
aplicabilidad potencial de sus hallazgos a los esfuer-
zos por mejorar el funcionamiento de los grupos y
sus consecuencias sobre los individuos y la socie-
dad [...] un objetivo de la dinámica de grupo es pro-

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porcionar mejores bases científicas a la ideología y


a la práctica (Cartwright y Zander, 1980:17).
Y más adelante dicen los autores:
[...] La dinámica de grupo es un campo de investiga-
ciones dedicado a incrementar los conocimientos
sobre la naturaleza de los grupos, las leyes de su
desarrollo y sus interrelaciones con individuos, otros
grupos e instituciones más amplias.
Resulta claro, la dinámica de grupo es, saber
sobre los grupos para después actuar sobre ellos.
La dinámica de grupo está indisolublemente li-
gada al nombre de Kurt Lewin. Muchos conside-
ran que la primera formulación del término le
corresponde a Lewin, en paternidad. Después de
su llamado período alemán (para algunos su pe-
ríodo de oro), Lewin se dio cuenta de que el traba-
jo con grupos sería uno de los campos teóricos y
prácticos más importantes. Fue la aplicación de
los principios de Lewin en el estudio de la dinámi-
ca del comportamiento lo que dio sustento inicial
a la dinámica de grupo, y lógicamente a los llama-
dos T-Groups. Sin embargo, no es la lewiniana teo-
ría del campo la única orientación teórica que
instituye a la dinámica de grupo. Entre otras, po-
dríamos señalar la teoría de la interacción, la teo-
ría de los sistemas, la orientación sociométrica y
la orientación estratométrica.
Creo que de todo el arsenal de cuestiones im-
portantes del movimiento de dinámica de grupos
me quedaré con dos fundamentales:
1. Ubicación de aquellos vectores, por decirlo de
una manera bien lewiniana, que instituyen

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la efectividad de un grupo. Sería algo así como


una respuesta, desde este modelo teórico del
que hablamos, a la pregunta de cómo tiene
que funcionar un grupo para que dicho fun-
cionamiento sea eficiente.
2. Aprendizaje experiencial en grupo como vía
del desarrollo de habilidades en las personas.
Para presentar de manera suscinta y rápida una
respuesta a la primera cuestión, pudiéramos par-
tir de una sentencia poco reconfortante, pero que
nos ayuda a entender la dificultad que supone el
funcionamiento efectivo de un grupo: hay más
maneras de funcionar improductivamente que de
hacerlo eficaz y eficientemente.
Johnson y Johnson (1991) subrayan nueve ca-
racterísticas o exigencias a un grupo que pretende
lograr efectividad:
1. Las metas del grupo deben ser comprendi-
das claramente, ser relevantes a las necesi-
dades de los miembros, favorecer una
interdependencia positiva entre ellos y evo-
car en todos un alto nivel de compromiso con
su cumplimiento.
2. Los miembros del grupo deben comunicar en-
tre sí sus ideas y sentimientos de un modo
adecuado y claro. La comunicación ha de ser
en dos direcciones.
3. La participación y el liderazgo se debe distri-
buir entre los miembros.
4. Uso flexible de los procedimientos de toma
de decisiones, considerando las exigencias de
la situación.

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5. Los conflictos se pueden expresar abiertamen-


te y se enfrentan de manera constructiva. La
capacidad de negociación es un recurso im-
portante a desarrollar.
6. El poder y la influencia se deben distribuir
de manera más o menos igual, o equitativa-
mente entre los miembros. El poder se debe
basar en la experticidad, la habilidad, las ca-
pacidades, los beneficios que se reportan al
grupo y no en el autoritarismo.
7. La cohesión grupal ha de ser alta. Mientras
más alta es la cohesión de un grupo, mayor
tiende a ser su productividad.
8. El grupo debe tener buenas estrategias de so-
lución de problemas cuya adecuación se de-
muestre en su funcionamiento.
9. La efectividad interpersonal ha de ser alta.
Se trata sobre todo de cuánto las consecuen-
cias de los actos de un miembro se corres-
ponden con sus intenciones.
La forma para lograr que esto se produzca es
justamente realizando dinámicas grupales, ahora
más en funciones de orientación que diagnósticas.
Podríamos intentar precisar lo que llamaríamos
un plan de acción para ello. No se trata de una
“receta”, sino de una suerte de guía de procedi-
miento posible entre muchas otras que el especia-
lista puede construir:
1. Hacer un diagnóstico en el grupo con el que
se va a trabajar, del estado inicial de cada
uno de los elementos constitutivos de la efi-
ciencia grupal. Para este diagnóstico se pue-

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den utilizar técnicas cerradas y abiertas de


papel y lápiz, diagramas sociométricos, cues-
tionarios, selección de alternativas y otros. Se
pueden hacer observaciones preliminares o
diagnósticas del funcionamiento espontáneo
del grupo.
2. Se define una tarea sobre la que el grupo va a
trabajar; discusión de determinados temas,
aprender a trabajar en grupo, entre otras.
3. Se realizan las sesiones grupales en las que
el coordinador deberá:
• Observar la dinámica de funcionamiento del
grupo y devolverle a éste “lo que está suce-
diendo” en términos de las informaciones re-
levantes sobre el tipo de funcionamiento al
que se quiere llegar.
• Llevar un registro del tipo de participación,
desde el punto de vista de la dinámica grupal,
que tiene cada uno de los miembros. Aquí
quiero llamar la atención sobre uno de los
aspectos más productivos y creo que influ-
yentes del movimiento de dinámica de grupo,
el análisis de los roles o papeles. Para el coor-
dinador de grupo que se ubica dentro de este
sistema técnico, la participación de los miem-
bros en el trabajo grupal tiene dos dimensio-
nes, por una parte un contenido —lo que se
dice—, y por otra una función o un fin para el
sistema de interacciones, en el trabajo pro-
piamente dicho del grupo.
Es así que se han definido una gran canti-
dad de roles dinámicos, podríamos llamar-
les así. Por sólo recordar algunos: el chivo

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expiatorio, el negativista, el competitivo, el


cuestionador, el líder, el saboteador, el emer-
gente, el investigador, el escéptico, el conci-
liador, el creativo, el formalista, el artista, el
conflictivo y el ignorado.
• Favorecer el tránsito a roles más complemen-
tarios y productivos para la realización de la
tarea.
• Hacer un resumen en cada sesión de qué ha
sucedido, quién hizo qué, y cómo se van de-
sarrollando las cosas.
4. En ocasiones se realiza una evaluación inter-
media para hacer una suerte de diagnóstico
intermedio de la situación del grupo. El coor-
dinador aprovecha este diagnóstico para ver
el avance con respecto al momento inicial.
5. Por último, se harán conclusiones de todo el
trabajo del grupo en aras de favorecer la com-
prensión del aprendizaje.
6. Se hace un diagnóstico final comparativo en
el que se evalúa el cambio, la modificación, el
movimiento del grupo en pos de su eficiencia.
Me gustaría llamar la atención sobre algunas
particularidades que se derivan, del modo en que
se piensan y se trabajan las dinámicas de grupo.
En primer lugar, si pensamos en el tema de la efi-
ciencia, es cierto que los factores que teóricamen-
te la definen quedan bien delimitados. Sin embargo,
no se está pensando en lo fundamental, en cómo
se llega allí. Se está priorizando a mi juicio una
función diagnóstica (cómo es un grupo x en com-
paración con el modelo de grupo eficiente, bue-

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no...), y una función orientadora (hacia dónde ha-


bría que mover al grupo en funciones de las dife-
rencias —deficiencias— detectadas), pero no una
función interventiva. Orientar supone ocupar un
lugar de poder, de prioridad respecto a la tarea
grupal. En ocasiones, da la impresión de que la
tarea no es del grupo, sino del coordinador.
Junto a esto, el modelo de eficiencia es un mode-
lo externo (no importa el contexto, ni cuáles son los
intereses, límites, preferencias del grupo). Se trata
de lograr ese modelo, y no del encuentro del grupo
consigo mismo. En este sentido, la formalización
puede ser grande, lo que no sabemos cuán produc-
tiva. Su potencia posiblemente se limite a aquello
que pudiéramos llamar grupos formales o de tarea
designada. No creo que sea casual el hecho de que
las dinámicas de grupo han tenido su máxima apli-
cación y aplicabilidad, en aquellas situaciones en
que hay que lograr que un grupo llegue a algún
lugar más o menos predeterminado (Fuentes, 1980;
Torres, 1982; Zander, 1982).
Dicho de otro modo, la tarea de grupo es secun-
daria, la tarea primaria es siempre algo que el grupo
debe lograr, y el asunto es que tiene más posibili-
dades de lograrlo si funciona de determinados
modos. La experiencia de grupo es tomada no en
un sentido clínico, en tanto experiencia única, sino
como conformadora de una serie de experiencias
sobre las que se pueden hacer generalizaciones.
La dinámica de grupo se instaura sobre un pa-
radigma típicamente experimental y desde una
metodología de las disciplinas experimentales y,
por ende, básicamente racionalista. No obstante,

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la dinámica de grupo ha mostrado una posibili-


dad importante para generalizar los conocimien-
tos obtenidos en las investigaciones a situaciones
específicas de trabajos en grupo. Particularmente
esto es evidente en la Educación (Bany y Johnson,
1971; Calviño y Morenza, 1982), en el trabajo
psicosocial-comunitario (De la Torre, 1995), en el
trabajo de las industrias y otras instituciones la-
borales (Miner, 1992; Schein y Bennis, 1965).
Un desarrollo particularmente amplio y fructí-
fero dentro del movimiento de dinámica de grupo
lo constituye el aprendizaje experiencial, utilizado
con mucha frecuencia en el aprendizaje de las pro-
pias técnicas o instrumentos de la dinámica de
grupo. Éste puede ser definido como la “genera-
ción de una teoría de la acción desde la experien-
cia personal y su modificación continua para
favorecer la eficiencia” (Johnson y Johnson,
1991:40). La idea de base es clara: todos aprende-
mos de nuestra experiencia.
El propósito del aprendizaje experiencial es lo-
grar en el que aprende tres sucesos fundamentales:
1. Relaboración de su estructura intelectual,
cognitiva.
2. Modificación de sus actitudes.
3. Expansión de su repertorio de habilidades
comportamentales.
Partiendo de la tradición lewiniana los princi-
pios sobre los que se erige son:
1. Un aprendizaje experiencial efectivo afecta-
rá las estructuras cognoscitivas del que
aprende (teorías de la acción), sus actitudes

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y valores, sus percepciones y patrones com-


portamentales.
2. Las personas creerán más en el conocimiento
que ellas mismas descubren que en el que
les es presentado por otros.
3. El aprendizaje es más efectivo cuando es un
proceso activo y no pasivo.
4. La aceptación de una nueva teoría de la ac-
ción, las actitudes y los patrones compor-
tamentales no pueden ser promovidos desde
un enfoque elementalista o por fragmentos,
hay que modificar el sistema íntegro cognos-
citivo-afectivo-comportamental.
5. Hace falta más que información para cam-
biar (experiencia).
6. Hace falta más que experiencia de primera
mano para generar un conocimiento válido
(teoría).
7. Las modificaciones del comportamiento se-
rán menos temporales en la medida en que
la teoría de la acción y actitudes se modifi-
quen más profundamente.
8. Los cambios en la percepción de uno mismo
y del medio social deben ser necesariamente
anteriores a los otros.
9. Mientras más libre es la persona, más dispo-
sición tendrá para experimentar lo nuevo.
10. Para que los cambios sean permanentes han
de cambiar la persona y el ambiente.
11. Es más fácil lograr los cambios en un am-
biente de grupo que individualmente.

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12. Los cambios se favorecen cuando las perso-


nas entran en nuevos grupos.
Cuando la tarea es el aprendizaje en grupo de
una nueva habilidad, las etapas de este aprendi-
zaje (no importa cuál es la habilidad de la que se
trate) suelen ser:
• Entender por qué la habilidad es importante y
cuán valiosa será para el sujeto.
• Comprender bien cuál es la habilidad, cuáles
son los componentes comportamentales que
hay que asimilar, y cuándo han de utilizarse.
• Encontrar situaciones en la que se puede prac-
ticar la habilidad, preferiblemente ante alguien
que pueda decir qué tal se va realizando.
• Evaluar cuán bien se ha implementado la ha-
bilidad grupal.
• Mantener la práctica, haciéndola como real,
hasta que la habilidad devenga un hábito.
• Preparar la práctica antes del suceso.
• Que los amigos nos demanden usar la habili-
dad.
• Ayudar a otros a desarrollar la habilidad.
Usualmente, para este tipo de trabajo se usan
mucho las técnicas de desempeño de roles (role-
playing), la observación controlada, las sesiones
de entrenamiento y otros.

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