Está en la página 1de 8

Transcripción al castellano

Lista de pronunciación de palabras extranjeras

Daniel H. Rossi
Versión 13 – Marzo de 2014*

1. Introducción
Los traductores españoles suelen traducir los textos extranjeros reemplazando los nombres de
autores o personajes por su «equivalente» castellano. Los nombres, no los apellidos. Entonces lee-
mos libros escritos por un tal Juan Jacobo Rousseau, o un tal Rogerio Bacon. ¿Pero por qué no
traducir todo, y poner directamente Juan Jacobo Pelirrojo, o Rogerio Jamón? ¿Es que cambiar los
apellidos falsea la identidad, y cambiar los nombres no? Alguien podría decir que sí, que los apelli-
dos aparecieron para identificar el clan o la familia, que es algo más estable que sus miembros, que
solo necesitan diferenciarse internamente. Pero llevar el nombre del padre o del abuelo, ¿es para
diferenciarse? —Es obvio que no estoy de acuerdo con la costumbre de reemplazar nombres; por
motivos aparentemente triviales, como que las personas se llaman como los llaman sus padres o
amigos, y que traducir es interpretar, no reemplazar por equivalencia, que quizá se podría justificar
si usáramos nombres con significado, pero eso es algo que nuestras lenguas, romances del latín, ya
no hacen: usamos los nombres propios como sonidos, no como significados.1 Pero, se podría argu-
mentar, si son solo sonidos, en vez de aprenderse las reglas de pronunciación de cada lengua a la
que pertenecen los nombres de los autores que usamos, ¿por qué no cambiarlos por palabras nues-
tras, en vez de los sonidos difíciles de pronunciar de la lengua extranjera? Porque —respondo— la
lingüística ofrece una tercera posibilidad: la transcripción, que consiste en pronunciar los sonidos
de la otra lengua mediante los nuestros. Por ejemplo, la sílaba «schu» al comienzo del nombre
«Schubert» es muy difícil de decir en castellano: s–chú, sin embargo en alemán se pronuncia como
la «llu» de «lluvia» en porteño, que es muy fácil. Hay que notar que si los sonidos de una lengua
son fáciles para el hablante de esa lengua, ¿qué pasa si pronuncia los de otra lengua con el sonido
más aproximado de la propia? Los «sonidos difíciles» se volverán fáciles; esta es la idea detrás de
la transcripción.
Siguiendo esta idea, la presente lista muestra cómo decir con sonidos castellanos la pronun-
ciación original de nombres de personas, lugares y vocabulario técnico de la materia que no son
castellanos o no tienen una transliteración usual en castellano. Donde no estoy de acuerdo con la
*
1.a versión: febrero de 2009.
1
Esto es, usamos los nombres propios como significantes puros, o sea, sin significado, como pronombres o paráme-
tros, o incluso deícticos: en un contexto señalan a una persona, y en otro a otra, no por significado sino por referencia
espacio-temporal. Este uso no autorizaría a «traducir», a reemplazar un nombre por otro, porque no hay cómo justificar
una equivalencia (no significan (en rigor, significan poco), y tienen referente variable). Se podría argumentar que se lo
reemplaza por nombres que son originariamente el mismo, que son sólo variaciones hechas por lenguas emparentadas
(que: Juan, Joan, Sean, John, Johann, Hans, vienen todos de: Ioánnes), pero esas son variaciones del significante, no
equivalencias de significado.

1
transliteración en uso, propongo una versión preferible.2 Por supuesto, si una palabra pertenece al
vocabulario de la materia y no aparece en la lista, es que su pronunciación tal como la leemos en
castellano es aceptable.
La transcripción consiste en escribir en castellano corriente la pronunciación de la expresión
en su lengua original, seleccionando la letra castellana cuyo sonido se asemeje más al de la otra
lengua. Por supuesto, hay sonidos de otras lenguas que no tienen representación directa en caste-
llano. Cuando esto suceda, usaré una combinación de letras castellanas que produzca el sonido
más aproximado (ver equivalencias en la Sección 3). El resultado de la transcripción es entonces
una aproximación. Aunque sin sutilezas, he tratado de hacer la mejor aproximación posible, de
modo que si se pronuncia la transcripción tal como está escrita el resultado será una pronunciación
que, en el mejor de los casos, sonará como si uno fuera de alguna región en particular del país
donde se habla esa lengua (lo cual es óptimo, puesto que todos tenemos diferencias regionales
—mendocino, cordobés, porteño, etc.— y que no hay por qué disimular, por ejemplo en aras de
una ‘transparencia’ en la comunicación, ya que ninguna comunicación es transparente), y, en el
peor de los casos, sonará como si uno fuera extranjero (lo cual es simplemente exacto);3 si las
transcripciones lucen e x t r a ñ a s , es sencillamente porque no son palabras castellanas, ni son
para leer en silencio, son para pronunciar.
Después de todas estas explicaciones, alguien podría todavía preguntar: «Pero si hay un Alfa-
beto Fonético Internacional, ¿por qué no usar ese?». La respuesta es: porque nadie lo usa. ¿Y por
qué? Porque nadie, fuera de los profesores de lengua extranjera, va a aprender un código extra si
puede usar el propio.
Finalmente, esta lista es dinámica, cualquier observación o colaboración es bienvenida, perso-
nalmente o en las direcciones electrónicas que figuran en el sitio de internet de la cátedra.

2. Tabla de pronunciaciones
Modo de uso: Para sentir la diferencia, pruebe primero pronunciar las palabras de la columna
izquierda tal como las leería en castellano. Después de embrollarse con eso, lea la pronunciación
a la derecha, repítala varias veces hasta familiarizarse con el sonido, y luego dígala mirando la
palabra correspondiente a la izquierda.

Acentuación: En versiones anteriores la acentuación seguía las reglas usuales del castellano
(Apéndice 4.c); me pareció que eso introducía un obstáculo en la lectura de expresiones que, por
un lado, no son castellanas, y por otro lado, esas reglas parecen ser actualmente no muy conocidas
por los usuarios principales de esta tabla (ver nota 4), así que ahora todas las transcripciones van
con acento ortográfico.

Palabras en griego: En el caso de las expresiones en griego antiguo, la transcripción se sugiere


también como transliteración.2

Palabra Pronunciación Idioma


Abbagnano ab-bañáno italiano
Agamben, Giorgio agámben, chór-yo italiano
ἀλήθεια alézeia griego

2
La transliteración es otro recurso lingüístico, para representar lenguas con distinto sistema simbólico. Ver el
Apéndice 4.a para una ampliación.
3
Sonar extranjero es quizá inevitable; pongo una explicación de este fenómeno en el Apéndice 4.b.

2
Palabra Pronunciación Idioma
Althusser, Louis altu(i)sé, luí francés
ἀρχή arjé griego
Auschwitz áuschvits alemán
Benjamin, Walter pén-iamin, válta alemán
Bensaïd, Daniel bensaíd, daniel francés
Bentham, Jeremy pénzam, cho(é)remi inglés
Bolyai, Janos bóiai, iános húngaro
Bourdieu, Pierre burdio(é), piéeg francés
Boyle póeil inglés
Brecht, Bertolt prejt, pértolt alemán
Bréhier, Émile breié, emíl francés
Buonisegna, Duccio di buóniséña, dúcho di italiano
Comte, Auguste comt, ogú(i)st francés
cosmopolita cosmopolíta castellano4
Cromwell, Oliver cróm-uel, óliva inglés
Deleuze, Gilles deló(e)sz, yils francés
Descartes decár-t francés
Dietzgen, Joseph dítsguen, iósef alemán
Donzelot, Jacques donszelót, yac francés
Durkheim, Émile du(i)rquém, emíl francés
Engels, Friedrich énguels, frítrij alemán
ἐπιμέλεια ἑαυτοῦ epiméleia geautú griego
Euler, Leonhard óiler, leónart alemán
Feuerbach, Ludwig fóierbaj, lútvij alemán
Fichte fíjte alemán
Foucault, Michel fucó, mischél francés
Freud, Sigmund fróit, szícmund alemán
Fromm, Erich from, érij alemán
Fustel de Coulanges fu(i)stél de culónye francés
Gauguin, Paul goguén, pol francés
Gilbert, William guíolpert, uíliam inglés
Gentry chéntschri inglés
Gestalt gueschtált alemán
γνώθι σεαυτόν5 gnózi seautón griego
Gozzoli, Benozzo gótsoli, benótso italiano
Gramsci grámschi italiano
Guizot guiszó francés
Habermas, Jürgen jábermas, iú(i)rguen alemán
Hardt, Michael jardt, máicl inglés

4
¿Qué hace una palabra castellana en la lista de pronunciación de extranjeras? Yo también me lo pregunto. Pero
resulta que es tan común escucharla leída «cosmopólita» (como lo es también ver escrito «exámen») que me he visto
forzado a incluirla. Pero puede argumentarse que en el fondo la palabra es griega (κοσμοπολίτης, ciudadano del
mundo), que transliterada y asimilada hace mucho por el castellano (al menos desde 1765, según Coromines (1961)),
conserva su acento original. El problema es por qué, si sigue las reglas de acentuación del castellano, los jóvenes la
leen «cosmopólita»; lo único que se me ocurre es que no han aprendido esas reglas en la escuela, por eso las incluyo
como Apéndice 4.c.
5
En la grafía de la época, la famosa regla del oráculo de Delfos se veía así: gnOTi seayton.

3
Palabra Pronunciación Idioma
Hartley jártli inglés
Hartmann jártman alemán
Harvey, William járvi, uíliam inglés
Hegel, Georg Wilhelm Friedrich géguel, guiórg vílelm frítrij alemán
hegeliano gegueliano castellano
Heidegger, Martin jáidequer, mártin alemán
Hinkelammert, Franz ginquelámert, frants alemán
Hölderlin jó(e)lderlin alemán
Hobbes jobs inglés
homo sacer ómo sáquer latín
Horkheimer jorcjáima alemán
Hottois, Gilbert otuá, yilbér francés
Hume, David giúm, téivid inglés
Hutcheson játchison inglés
Institut für Sozialforschung ínstitut fu(i)r szotsiál-fórschung alemán
Jaspers iáspers alemán
Jena iena alemán
Jetztzeit iéts-t-tsáit alemán
Keller, Gottfried kéler, gótfrid alemán
Kierkegaard, Søren kíerkegóor, sóren danés
Kojève, Alexandre coyév, alexándre francés6
Königsberg có(e)nixperg alemán
Korsch, Karl corsch alemán
κόσμος cosmos griego
Kracauer, Siegfried cracáuer, szícfrid alemán
Kultur cultúr alemán
La Rochefoucauld la roschfucó francés
Latsis,7 Asia látsis, asia ruso
Leibniz láibnits alemán
Locke, John loc, chon inglés
λόγος logos griego
Lotze lótse alemán
Löwenthal, Leo Ló(e)vental, leo alemán
Lukács, György lucách, yo(é)rch húngaro
Łukasiewicz, Jan uucasiévich, ián polaco
Lyotard, Jean-François liotárd, yanfransuá francés
Mandeville mandevíl inglés8
Marcuse, Herbert marcúsze, gérbert griego
μέτρια métria griego
Metternich méternij alemán
Montaigne montáñe francés
Montesquieu montesquio(é) francés

6
Kojève era ruso (Alecsándr Vladímirovich Koyévnikov); Kojève es una adaptación francesa.
7
Hay una mala transliteración inglesa (Lacis) que es la que lamentablemente se ha seguido en castellano. El alemán
ha vertido bien (Asja Lazis) del ruso (Anna «Asia» Ernestovna Latsis), que quizá ha vertido bien a su vez del original
letón.
8
Bernard (de) Mandeville era holandés, pero vivió en Inglaterra y escribió en inglés.

4
Palabra Pronunciación Idioma
Newcomen, Thomas niúcomen, tómas inglés
Newton, Isaac niúton, áisaac inglés
Nietzsche, Friedrich níts-sche, frítrij alemán
Papin, Denis papán, do(e)ní francés
πόλεμος pólemos griego
Friedrich Pollock, Friedrich póloc, frítrij alemán
Principia prinquípia latín
Rawls, John róols, chon inglés
Rousseau, Jean-Jacques rusó, yanyác francés
Saint-Simon sentsimón francés
Sartre, Jean-Paul ságtg, yanpól francés
Saussure sosú(i) francés
Scheler schéla alemán
Schelling schéling alemán
Schiller schíla alemán
Scholem, Gerschom schólem, guérschom alemán
Schulz, Johann schults, iójan alemán
Shaftesbury schávtsbri inglés
Sittlichkeit szítlijcait alemán
Σκοτεινός, ὅ scoteinós, jo griego
Smith, Adam smez, átam inglés
στοιχείον stoijéion griego
Stuttgart schtútcart alemán
Torricelli, Evangelista torrichél-li, evanyelista italiano
Trieb tríib alemán
Tübingen tú(i)binguen alemán
Tübinger Stift tú(i)binguer schtift alemán
van Eyck, Jan fon éic, ián holandés
van Gogh, Vincent fon joj, vín-tsent holandés
Vattimo, Gianni vát-timo, chán-ni italiano
Vauvernagues vovernágue francés
Verneaux, Roger vernó, royér francés
Verstand ferschtánd alemán
Virno, Paolo virno, páolo italiano
Voltaire voltér francés
Wagner, Richard vácner, ríjart alemán
Watt, James uát, chéims inglés
Weber véba alemán
Weimar váima alemán
Winstanley, Gerrard uinstánli, chérad inglés
Wittgenstein, Ludwig vítguenschtain, lútvij alemán
York iórc inglés
Žižec, Slavoj yiyéc, slavóy esloveno

5
3. Representación de sonidos no castellanos
Hay sonidos de otras lenguas para los cuales el castellano no tiene representación; los transcri-
biré mediante los siguientes recursos:
sch representa, por ejemplo, el sonido de la «sh» inglesa o la «sch» alemana y debe pronunciarse
como la interjección para pedir silencio «shhh», o como la «y» o la «ll» porteñas. Elijo
representarla como en alemán porque quizá se la puede pensar como una «ch» castellana
sibilante.

sz representa el sonido zumbante de la «z» francesa o de la «s» inicial alemana, como el que
hacemos al imitar una abeja con «bzzz», pero sin la «b».

vocales Las vocales que el castellano no tiene pueden componerse a partir de vocales castellanas,
según el siguiente esquema: v1(v2) (abreviatura de vocal 1(vocal 2)), y que se interpreta
como sigue: poner la boca como para pronunciar v1 y pronunciar en cambio v2, tratando de
no modificar esa posición.

- El guión es mudo, lo uso para introducir un hiato; por ejemplo, para deslindar sílabas extranjeras,
o separar consonantes dobles, que en castellano se pronuncian juntas y que en la transcrip-
ción deben pronunciarse individualmente.

4. Apéndices

4.a. Qué es la transliteración


Transliteración es la reescritura de expresiones de una lengua que usa un sistema de símbolos
diferente al de la propia mediante los símbolos de la propia para poder leerla (por ejemplo, un
hablante castellano, que usa el alfabeto latino, necesita saber cómo leer la palabra griega κοσμο-
πολίτης, que usa el alfabeto griego, entonces la translitera como «cosmopolítes»). El objetivo de
la transliteración es lograr una versión reversible de cada palabra, esto es, que quien use la palabra
transliterada pueda recuperar la grafía original. La idea es muy buena, a condición de que cada
lengua translitere a las demás según sus recursos, ya que la base de la equivalencia gráfica es la
transcripción fonética; el castellano no lo hizo. En lugar de transliteraciones propias se utilizó las
de otras lenguas (por ejemplo, las transliteraciones inglesas, francesas o alemanas de palabras grie-
gas, árabes, japonesas, etc.), en el ámbito académico trasladando literalmente las que aparecían en
los libros al traducir, y en el ámbito periodístico usando las transliteraciones que mandan las agen-
cias, por lo común una transliteración al inglés, vedando a los lectores castellanos la posibilidad
de leer con naturalidad, a quienes obviamente no se les ocurriría leer el castellano en inglés. El
caso más escandaloso es el de la jota, que el castellano heredó directamente del árabe, y que es un
sonido que no existe en inglés, así que no tiene símbolo propio; el inglés lo translitera mediante
el mismo recurso que he usado aquí en la Sección 3: usando dos consonantes cuya combinación
produciría el sonido de la jota: kh. Los diarios en castellano toman las transliteraciones inglesas
como si fueran nombres ingleses, pero en castellano la hache es muda, así que donde el lector
inglés dice «j» por una adecuada transliteración, el lector castellano termina diciendo solo «k».

4.b. Alófonos
¿Por qué tiene uno «acento extranjero» cuando habla una lengua no materna? —Porque no
acierta los alófonos. —¿Y qué es un alófono? Para explicar esto, hay que recordar un poco de
lingüística. La lengua hablada es una asociación de significados a sonidos. Escuchamos un sonido,

6
y entendemos un significado. En toda lengua hay dos clases de sonidos: los relevantes para el
significado, y los irrelevantes. Si en una palabra cambio un sonido relevante, cambia el significado,
y si cambio uno irrelevante, no; por ejemplo: «van» y «pan», que solo se diferencian en los sonidos
graficados con las letras «v» y «p», significan cosas diferentes, en cambio, uno puede pronunciar
«van» o pronunciar «ban» sin diferencia de significado. O sea, «v» y «p» presentan un contraste
fonológico relevante para el castellano, y en cambio «v» y «b» no, por eso se dice que los primeros
son fonemas distintos (y se representan /B/ y /p/, o sea, una «b» y una «p» respectivamente), y en
cambio los segundos (representados [b] y [β], o sea, dos «b», una representada mediante el alfabeto
latino, la otra mediante el griego) son alófonos, esto es, las diversas maneras de pronunciar el
mismo fonema, en este caso /B/. Dicho de nuevo: los fonemas son los conceptos de los sonidos,
definidos por el contraste de la diferencia entre sí que afecta al significado («van» y «pan»), su
estudio lo hace una rama de la lingüística llamada fonología; los alófonos son las realizaciones
concretas de los fonemas, cuya diferencia es irrelevante para el significado («van» y «ban»), y su
estudio lo hace la fonética.
El acento extranjero se debe a que los sonidos que en una lengua son fonemas, son alófonos
en otra, o viceversa. Por ejemplo, el fonema /D/ en castellano es suave (más técnicamente, no es
oclusivo), como lo muestra el par contrastivo «nada» y «nata», pero sus alófonos son suaves o duros
según el contexto: nótese la diferencia entre la primera y segunda «d» en «dedo», la segunda es
suave, mientras que la primera se aproxima a una «t», porque nos resulta más cómodo pronunciarla
así cuando es inicial (o después de «n»). Los hablantes de una lengua están acostumbrados a estas
comodidades de pronunciación, y son las que tienden a usar al pronunciar otra lengua. Si uno
habla una lengua extranjera que tenga una «d» más dura que la castellana (el inglés, por ejemplo),
tenderá a no hacer ninguna de estas diferencias: pronunciará «nada» como «nata», o «dedo» como
«teto», sin diferenciar fonemas, en el primer caso, por lo cual errará el significado, o sin diferenciar
alófonos, en el segundo caso, por lo cual sonará extranjero. Y viceversa, si un hablante inglés
quisiera transcribir «dedo» para recordar su pronunciación, escribiría «detho» en su lista.

4.c. Reglas de acentuación


Una ventaja de los que tienen que aprender el castellano como lengua extranjera es que parece
ser la única lengua cuya acentuación es totalmente deducible de la escritura. Es decir, con solo
leer, se puede ubicar correctamente no sólo el acento escrito sino también el no escrito. ¿Cómo es
esto?
Primero un par de clasificaciones básicas: todas las palabras tienen un acento principal que
pertenece a una de dos clases: acento ortográfico (se escribe) o prosódico (no se escribe); y según
la ubicación de ese acento, tenemos al menos tres clases de palabras: agudas (las acentuadas en la
última sílaba), graves (acentuadas en la penúltima) y esdrújulas (acentuadas en la antepenúltima).
Las reglas son muy sencillas: las palabras agudas se acentúan ortográficamente solo si terminan en
vocal o en «n» o «s» solas; las graves, al revés de las agudas; y las esdrújulas, siempre. Y ahora la
respuesta: mientras que el acento ortográfico se escribe según esas reglas, el prosódico se infiere
según las mismas reglas. Por ejemplo, ¿cómo sé que «cosmopolita» es una palabra grave, esto es,
que está acentuada prosódicamente en la «i»? —Porque si fuera aguda tendría acento ortográfico
en la «a», y si fuera esdrújula lo tendría en la «o». Por supuesto, hay excepciones a estas reglas,
por economía (el caso de los monosílabos) o para hacer notar una diferencia gramatical (como en
el caso de «cuando» y «cuándo»). Dejo al lector la otra palabra como ejercicio: ¿Cómo sé que
«examen» no se acentúa ortográficamente en la «a»?

7
Referencias
Coromines, Joan (1961), Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, con pról. de José
Antonio Pascual, [1973] Tercera edición muy ampliada y mejorada, Gredos, Madrid. (Vid.
pág. 3.)

También podría gustarte