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DERECHO CIVIL
TERCER AI\l O
SEGUNDA PARTE
Índice
SEGUNDA PARTE
CAP1TULO PRIMERO
. DEFINICIONES Y REGLAS GENERALES
tir la seriedad de los certificados que deben dar los oficiales del
Registro Civil, los cuales tienen el carácter de instrumentos públicos
y surten los efectos de las partidas de muerte de que habla el inciso
final del arto 305 del Código Civil .
.Ordena que la inscripción de la defunción se haga en virtud del
parte verbal o escrito de los parientes del difunto, d habitantes de la
casa en que falleció, o en su defecto los vecinos; que se presente un cer-
tificado médico que indique todos los datos que identifiquen la persona,
el día y hora del fallecimiento, y la enfermedad o causa que haya pro-
ducido la muerte:
Para evitar que se inscriban en el registro de defunciones las que
se refieren a criaturas que no han tenido existencia legal, establece
que no' se inscribirá en el registro ordinario, ei fallecimiento de
una criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de
estar completamente separada de su madré, o· que no haya sobrevi-
vido a la separación ·un momento siquiera. Esas defunciones se inscri-
birán en un registro especial.
Hecha la inscripción de una defunción, el Oficial Civil expedirá el
pase o licencia para la inhumación, que no podrá hacerse sino pasadas
las veinticuatro horas después de la defunción. " .
La inscripción· de una defunción debe contener como requisitos
esenciales, la fecha del fallecimiento y el nomb~e,· apelhdo y sexo del
difunto.
Respecto a la prioridad de un fallecimiento sobre otro, que puede
tener importancia decisiva en materia' de herencias, recordaremos la
disposición del art .. 79 del Código Civil, que dice:
<Si por haber perecido dos o más personas en un· mismo aconteci-
miento, como eri un naufragio, incendio, ruina o batalla, o por otra
causa cualquiera, no pudiere saberse el orden en que han ocurrido sus
fallecimientos,se procederá en todo caso como si dichas personas hu-
bieren perecido en un mismo momento y ninguna de ellas hubiere
sobrevivido a las otras».
3. Asignaciones por causa de muerte.-Se llaman asignacúmes
por causa de muerte las que hace la ley o ei testamento de una persona
difunta, para suceder en sus bienes. Las que hace la ley son siempre a
título universd; las que hace el testador pueden ser a título universal y
12 ALFREDO BARR.OS ER.RÁZURIZ
==============~==~~~~~~====~~.
se suceda, dice el arto 717, a título universal <> singular, la posesión del
sucesor principia en él; a menos que quiera añadir la de su antecesor
a la suya; pero en tal caso se la apropia con sus calidades y vicios).
«Podrá agregarse en los mismos términos a la posesión propia, la de
una serie no interrumpida de antecesores».
Este mismo principio repite el arto 2500, al tratar de la computa-
ción del tiempo de posesión, para los efectos de la prescripción adqui-
sitiva, que dice: «Si una cosa ha sido poseída sucesivamente y sin
interrupción por dos o más personas, el tiempo del antecesor puede
o no agregarse al tiempo del sucesor, según lo dispuesto en el art, 717».
«La posesión principiada por una persona difunta, continúa en la
herencia yacente, que se' entiende poseer a nombre del heredero),
Pero conviene tener presente que la posesión no se inicia prime-
ro en el conjunto de herederos que están en indivisión, para pasar des-
pués al heredero al cual le correspondió la cosa en la división de la
herencia; sino que este último se entiende haber poseído exclusiva-
mente lo que en la división le cupo, durante todo el tiempo que , duró
la indivisión, (art. 718).
c) LA HERENCIA, que alcanzó a deferirse al difunto antes de su fa-
llecimiento, se transmite a su heredero con todos sus beneficios y cargas.
Si el difunto aceptó la herencia que se le defirió, los bienes, derechos y
obligadones de ella. pasan al heredero junto con el patrimonio del difunto,
con el cual están confundidos; salvo los casos excepcionales de separa-
ción de patrimonios, producida por los beneficios de inventario y de se-
paración, (arts. 956, 1247 y 1378).
Si el difunto no alcanzó a aceptar o repudiar la herencia que se
le defirió antes de su fallecimiento, transmite a sus herederos el derecho
de aceptar o repudiar dicha herencia, aun cuando fallezca sin saber
que se le ha deferido; pero no se puede ejercer este derecho, sin acep-
tar la herencia de la persona que lo. transmite, (art. 957). Este caso espe-
.
cial es el aue llamamos derecho de transmisión.
-
Las asignaciones hereditarias dejadas al difunto bajo condición
suspensiva no se transmiten al heredero, si el testador murió antes de
cumplirse la condición, porque todavía no se había verificado a su
favor el llamamiento de la ley para aceptarla o repudiarla, y sólo tenía
una simple expectativa, (art. 956, 962 Y 1078).
2
18 ALFREDO BARROS ERRÁZ~
,'O de una tercera persona (a.rL 1003). Ni siquiera permite la ley la re·
nuncia andcipada 'de un derecho hereditario en la sucesión"de-'uÍ)a
persona viva, porque eso importaría un c~ntrato sobre sucestÓn futura.
No tendrá valor alguno, dice el artículo 1226,el permisó concedido por
un legitimario al que le debe la legítima para que pueda testar, sin
,consideración a e l l a . ' .
La única convenciÓn qtle por excepción autoriza la ley, relacio-
nada con la sucesión futura de una persona viva, es la que puede cele-
brarse entre la persona que debe una legítima y el legitimario, relativa
..a la cuarta de mejoras; de la cual trata el artículo .1204, que dice:
«Si el difunto hubiere prometido por escritura pública entre vivos, a
un descendiente legítimo que a la sazón era legitimario, no donar ni
.asignar por testamento parte alguna de la cuarta de mejor~s, y des-,
pués contraviniere a su promesa, el dicho descendiente legítimo ten-
<irá derecho a que los asignatarios de esa cuota le enteren lo que le ha-
bría valido el cumplimiento' de la promesa, a prorrata de lo que su
infracci6n les aprovechare, Cualesquiera otras estipulaciones sobre la
'sucesi6n futura, entre un legitimario y el que le debe la' legítima, serán
nulas y de ningún valo~», . ,
También relacionada con '¡as mejoras es la disposición excepcional
<lel inciso 2. delart. 1203, que, tratando de losd~embolsos hechos
0
impuesto por la ley.eí cual puede ser diverso del lugar de la residencia
efectiva, y. áun habit;ual de esas personas, y en estos casos hay que
42 ALFltEDO BARROS ERRÁZURIZ
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52 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
¡
66 AL~EDO BARROS ER~ÁZ~
toda la masa, es. baja general o deducción que debe hacerse en confor-
midad al N. o 3 que estamos estudiando, y fluctúa entre el 1% yel 2%.
b) Un impuesto que se aplica sobre el valor líquido de cada as'ig-
nación o donación, previas las deducciones del arto 959 del Código
Civil y siempre que exceda de seis mil pesos. Este impuesto es de car-
go de cada asignatario o donatario, y no es deducción que grave toda la
masa, y como dijimos anteriormente es también progresivo, es decir
aumentá a medida que crece el monto de la asignación y a medida de
la mayor distancia del parentesco que el asignatario tiene con el
difunto, sin tomar en cuenta el derecho de representación.
4.° Las asignaciones alimenticiaS forzosas~
Las asignaciones alimenticias son de dos clases: voluntarias y for-
zosas; voluntarias son las hechas en favor de personas que por ley no
tienen derecho a alimentos y que se imputan a la porción de bienes
de que el difunto ha podido disponer a su arbitrio (art. 1171). EHas
no constituyen una deducción del acervo o masa de bienes sino que se
imputan a la parte de libre disposición; ni rigen respecto de ellas las
prescripciones legales sino la voluntad del testador, en cuanto ha podido
disponer libremente de lo suyo (art. 337); forzosas son aquellas que el
testador es obligado a hacer, porque las ha debido por ley a ciertas
personas.
Obsérvese que según nuestra legislación, el derecho de pedir ali-
mentos, reputado como personalísimo, no puede transmitirse por causa
de muerte (art. 334); pero la obligación_ de darlos es transmisible,
cuando el testador los ha debido por ley y entonces constituyen una
baja general, conforme al N.O 4 que estamos estudiando.
Ha da:do lugar a dificultades la interpretación de, l~ disposición
que establece la transmisibilidad de la obligación alimenticia en el
caso de «los alimentos que e~ difunto ha debido por ley a ciertas personas,),
que es la frase que emplea la ley (art. 1168).
Juzgamos que la obligación alimenticia es indudablemente trans-
misible cuando ella: ha sido judicialmente declarada en vida del testa-
dar, o reconocida por éste sin necesidad de juicio; pero que también
es transmisible, aunque' no haya sido judicialmente declarada ni re-
conocida por el testador, cuando ha sido exigida e intentada la acción
en vida del testador. Una persona que no cobró alimentos en vida de
76 ALFREDO BARROS ERRAZURIZ
n _ _ --.~_. _ - ._~-
otra que por sus relaciones de familia hubiera sido obligada a dárselos,
no tiene derecho a cobrarlos a la sucesión de ésta, ni aun cuando ofrez-
ca probar que antes del fallecimiento existían las circunstancias nece-
sarias. Creemos así, porque los alimentos son un derecho de naturale-
za especial, para cuya existencia, además de las circunstancias de ne-
cesidad, parentesco y otras, es indispensable que se ponga en ejercicio,
esto es, que se exij él su cumplimiento; por eso, la ley dice que los ali-
mentos se deben desde la primera demanda (art. 331); de manera que
para que el difunto los haya debido y su sucesión quede obligada a
pagarlos, se necesita que el alimentario los haya demandado en vida
del alimentante, o por lo menos, que éste, sin necesidad de trámites
judiciales, los haya reconocido y se haya allanado a su pago.
Si los alimentos se demandaran por primera vez a los herederos
de una persona que tenía con el demandante alguno de los parentescos
requeridos, resultaría que otras personas distintas de las enumeradas
en el artículo 321, tendrían el derecho y la obligación de alimentos.
Hay un caso en que el derecho del alimentario nace en el momento
de la muerte del testador y es el caso del hijo ilegítimo, reconocido
como tal en el testamento, con el sólo objeto de darle alimentos. Este
tendrá derecho a pedirlos a los herederos, y la pensión alimenticia,
que tiene el carácter de forzosa, es baja o deducción que debe hacerse
de la masa de bienes. (art. 1169).
5. o La porción conyugal a que hubiere lugar en todos los órdenes
de sucesión, menos en el de los descendientes legítimos.
La porción conyugal, o sea, la parte del patrimonio del difunto
que la ley asigna al cónyuge sobreviviente que carece de lo necesario
para su congrua sustentación, es una baj a general de la masa común
de bienes, en todos los órdenes de sucesión, menos en el de los descen-
dientes legítimos.
Para los efectos de este artÍCulo hay, pues, que distinguir dos casos:
a) Orden de .suce.sión de lo.s de.scendien.te.s legítimos.-En este or-
den, el viudo o viuda es contado entre los hijos, y recibirá como por-
ción conyugal la legítima rigurosa de un hijo (art. 1178). No hay en
este caso deducción que hacer de la masa de bienes; la cuota del cón- .
yuge, que consiste en una suma igual a la legítima rigurosa de un hijo,
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 77
acervo líquido con los bienes que el padre ha donado a Jos hijos duran-
te su vida, en razón de legítima o de mejora, a fin de que contándose-
les lo donado como parte de su legítima o mejora, se haga la división
de la herencia con la debida igualdad entre los hijos. Al hacerse la par-
tición, se imputará, pues, a cada hijo, como entero de su haber, el va-
lor de la donación recibida. La acumulación produce, en consecuencia,
efectos reales, aunque el Código la califique de imaginaria.
Se acumulan no sólo las donaciones irrevocables sino también
las revocables, aunque estas últimas, en realidad, podían considerarse
como parte de la herencia, ya que antes de la muerte del donante, el
donatario de donación revocable es sólo usufructuario, (art. 1140).
Sin embargo, por la circunstancia de encontrarse la cosa en poder del
donatario, ha .creído necesario la ley disponer que se haga esa acumu-
lación, .
Se toma en cuenta para los efectos de la acumulación el valor
que hayan tenido las cosas donadas al tiempo de la entrega, para evi-
tar que con perjuicio del donatario se colacione el valor de la cosa con
las mejoras o aumentos debidos a su industria, lo que no sería justo.
Se colacionan también las deducciones que,' según el artículo
1176, se hagan a la porción conyugal. Esto se refiere a los bienes pro-
pios o gananciales del cónyuge, los que deben agregarse a la herencia
para el cómputo de las cuartas, y no a lo que el cónyuge tuviere dere-
cho a percibir a otro título en la sucesión del difunto, pues en este
último caso se trata de bienes ya comprendidos en el acervo y su acu-
mulación importaría considerarlos dos veces.
Este primer acervo imaginario tiene aplicación en el orden de
sucesión de los descendientes legítimos, único en que hay' que com-
. putar cuartas. En los demás órdenes de sucesión no hay cómputo de
cuartas.
Segundo acervo imaginario.-EI primer acervo imaginario tenía
por objeto asegurar la igualdad entre los hijos, a fin de que no se burle
el pago de las legítimas dando más a uno que a otro de los hijos.
El segundo acervo imaginario tiene por objeto asegurar a los le-
gitimarios contra la~, donaciones a' extraños que pueda hacer el testa-
dor con menoscabo de las legítimas y mejoras.
Procura la ley reconstituir imaginariamente el estado de bienes
DERECHO CIVIL TERQ;R AÑO 81
. tículo 968 y del artículo 402, relativo a la donación de bienes del pupilo
hecha por el tutor o curador, previo decreto judicial, con el fin de so-
correr a un consanguíneo necesitado, se deduce la obligación morl;ll
que los demás parientes consanguíneos tienen de auxiliarse y alimerÍ.-
tarse.
~." El que por fuerza o dolo obtuvo alguna disposición testamen-
taria del difunto, o le impidió testar (art. 968).
5." El que dolosamente ha detenido u ocultado un testame.'1to ~
del difunto; presumiéndose dolo por el mero hecho de la detención
u ocultación (art. 968).
Obsérvese que no exige esta disposición, como lo hacen otras le-
gislaciones, que en el testamento detenido u ocultado se deje alguna
manda o encargo al que 10 detiene u oculta, ni tampoco exige que la
detención u ocultación se verifique para heredar; de manera que se
hace indigno el que detiene u oculta un testamento, aunque no le re-
sulte ningún provecho personal del hecho que ejecuta.
Por el. mero hecho de la ocultación se presume dolo; pero ésta es
presunción legal que cede a la prueba contraria de no haber dolo,
según el artículo 47.
6.* Es indigno de suceder el que siendo varón y mayor de edad
no hubiere acusado a la justicia el homicidio cometido en la persona
del difunto, tan presto como le hubiere sido posible.
Cesará esta indignidad, si la jj.lsticia hubiere empezado a proceder
sobre el caso.
Pero esta capsa de indignidad no podrá alegarsesino cuando.cons-
tare que el heredero o legatario no es marido de la persona por cuya
obra o consejo se ejecutó el homicidio, ni es del número de sus ascen-
dientes o descendientes, ni hdy entre ellos deud(Y de consanguinidad
o afinidad hasta el tercer grado inclusive (art. 969) .
. La razón de esta disposición es el demérito que. importa el que
una persona que ha sucedido a otro en sus bienes los goce tr:anquila-
mente sin preocuparse de que se castigue al autor del delito; silencio
que hace sospechosa la conducta del heredero. .
Sólo se impone al varón mayor la,obliga,ción de acusa,r~ no al
menor, ni a la mujer que, ordinariamente, carecen del suficiente ánim
y ~iencia.
92 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
DE LA SUCESION INTESTADA
si6n intestada, porque son distintas de las que rigen la sucesi6n testa-
mentaria.
Se aplican las reglas de la sucesión intestada, es decir, las leyes
reglan la sucesión: en los bienes de que el difunto no ha dispuesto, o si
dispuso, no lo hizo conforme a derecho, o no han tenido efecto sus dis-
posiciones (art. 980). Veamos separadamente las tres situaciones que
contempla la ley.
a) Cuando el difunto no ha dispu~sto.-Esta regla abarca los casos
siguientes: 1. o Cuando del difunto no otorgó testamento, o revocó
totalmente el que antes había otorgado; 2. 0 Cuando el difunto hizo
testamento, pero se limitó a reconocer u!1 hijo como natural o como
simplemente ilegítimo, a nombrar curador, albacea, partidor y no
dispuso de sus bienes; 3. o Cuando el difunto en su testamento s610
hizo asignaciones a título singular y no instituyó heredero. En este
caso, los herederos ab-intestato son herederos universales, por minis-
terio de la ley, y esta distribuye entre ellos el remanente de que el
difunto no dispuso (inc. 2. 0 del arto 1100); 4. 0 Cuando el difunto so-
lo instituyó herederos de cuotas y las cuotas designadas en. el testa·
mento no componen todas juntas unidad entera. Los herederos ab-
intestato se entienden llamados en este caso como herederos del rema-
nente, y la ley entra a distribuirlo entre ellos (inciso 1. o del arto 11 00) ;
5. o Cuando el difunto sólo instituyó heredero usufructuario, o sea,
sólo dejo asignatario hasta cierto plazo y no dispuso a quienes pasa-
rían esos bienes, después de terminado el usufructo.
b) Cuando el difunto dispuso. pero no lo hizo conforme a derecho.-
La ley reglamenta la solemnidad de los testamentos, esto es, su jorma
externa, tanto en los solemnes, que pueden ser abiertos o cerrados,
como en los menos solemnes o privilegiados, y sanciona con la nulidad,
la falta de esas solemnidades (art. 1026). También fija los requisitos
de fondo para la validez de las asignaciones testamentarias. Puede,
pues ocurrir: 1. o Que el testamento sea nulo por defectos de forma
V. gr.: un testamento cerrado que no se otorgare ante escribano y
cinco testigos; 2.° Que aunque el testamento sea válido en su forma
externa, adolezca de un vicio de. fondo que lo anula totalmente, como
ei caso del testamento en que de cualquier modo haya intervenido la
fuerza, que es nulo en todas sus partes (art. 1007); y 3. 0 Que una, o
DERECHO CIVIL TERCER AÑO t;)Q
tan bien de una manera colectiva y hecha abstracción del grado más
o menos próximo de parentesco con el difunto, o sea, es indiferente la
prioridad de grado entre los parientes de diversos órdenes.
Lo que caracteriza el sistema de órdenes, dice Laurent, es que los
parientes que pertenecen al primer orden excluyen a los que forman el
segundo, y así sucesivamente, de manera que para saber si tal pariente
es llamado a suceder, es necesario ver antes en qué orden se encuentra.
Cada orden puede constar de muchos herederos, y dentro de un
mismo orden los parientes mas próximos' excluyen a los más remotos,
sa.1vo el derecho de representación, que tiene la virtud de hacer mejorar
de grado al descendiente de grado inferior.
Dentro de cada orden, hay herederos que fijan el orden, como los hi-
jos legítimos en el primer orden, los. ascendientes legítimos en el segundo
orden, los hermanos en el tercero etc.; y otros que no fij an el orden,
pero que concurren con ellos, como el cónyuge, que concurre con los
hijos en el primer orden y con los ascendientes en el segundo.
No puede pasarse de un orden a otro, sino a falta -de todos los he-
rederos que fijan el orden anterior; y basta que haya uno, aunque sea
por derecho de representación, para que subsista el orden.
. Así, basta que exista un biznieto del testador, que por derecho de
representaqión ocupa el lugar de su abuelo, para qué se considere que
hay un hijo y se aplique el orden de los hijos, excluyéndose a los here-
deros de los órdenes siguientes. Sólo cuando no hay· ningún hijo legí-
timo, o descendiente que ocupe su lugar, se pasa al orden de los 8.scen-
dientes; no habiendo ningún ascendiente, se pasa al orden de los her-
manos; no habiendo ningún hermano, se pasa al orden del cónyuge y
los hijos naturales; y así sucesivamente.
Para. establecer la preferencia entre los diversos órdenes, la ley
atiende a las afecciones naturales del difunto, a la voluntad que el
difunto ha,bría manifesta90, si hubiera hecho testamento. Por eso
prefiere la línea destendente a la ascendente, y ésta a la colateral.
45. Primer orden de la sucesi6n regular.-HIJoS LEGÍTIMOS.-
El primer· orden de sucesión intestada, en todas las legislaciones, es
el de los descendientes legítimos.
Los hijos legítimos, dice la ley, .excluyenatodos los otros herederos,
lOS ALFREDO BARROS El\.l\. ... Z.URIZ.
alcanza en este orden a la cuarta parte de los bienes y que es una de~
ducción previa de la masa (art. 959).
Si el cónyuge tiene bienes propios o gananciales superiores a lo
que podría corresponderle por porción conyugal, no llevará porción
conyugal; pero como heredero ab-intestato, llevará su cuota, ascen-
dente a.la quinta parte de la herencia. En este caso, no hay deducción
previa que hacer en razón de porción conyugal; de modo que el acervo
líquido, sin haber deducido nada por porción conyugal,~ se dividirá
en cinco partes, conforme al artículo 989.
Si el cónyuge tiene bienes propios o gananciales, pero no de tan-
to valor como la porción, conyugal, hay que ver si esos bienes propios
o gananciales del cónyuge, unidos a la quinta parte que tiene derecho
a percibir como h~redero ab-intestato, superan o no a la porción con-
yugal. Si superan a lo que podría corresponderle por porción conyugal,
el c6nyuge sobreviviente no tendrá derecho a porción, y sólo podrá
llevar su cuota de la quinta parte como heredero ab-intestato. Si no
superan, tiene derecho al complemento, a título de porción conyugal
(art. 1176). Lo anterior se aplicará salvo e1 caso de que el cónyuge,
. en virtud de su derecho de opción que le da.d artículo 1177, prefiera
renunciar sus otros bienes y derechos para llevar solo íntegramente la
porción conyugal.
Si el cónyuge no tiene bienes propios o gananciales de ninguna
especie, entonces lleva porción conyugal; pero se imputa a ella, en parte
de pago, lo que tiene derecho a percibir como heredero ab-intestato,
o se~, en otros términos, en este caso llevará el cónyuge la cuarta parte
de la herencia, como deducción previa hecha del acervo líquido.
47. Tercer orden de sucesión.-DE LOS HI;RMANOS LEGÍTIMOS.-
Si el difunto no hubiere dejado descendientes ni ascendientes legíti-
mos, le sucederán sus hermanos legítimos, su cónyuge y sus hijos na-
turales. La herencia se dividirá en tres partes: una para los hermanos
legítimos, otra para el cónyuge y otra para los hijos naturales..
No habiendo cónyuge o no habiendo hijos naturales, sucederán
en la mitad de los bienes los hermanos legítimos y en la otra mitad los
hijos naturales o el cónyuge.
No habiendo hijos naturales ni cónyuge sobreviviente, llevarán
toda la herencia los hermanos. Entre los hermanos legítimos de que
112 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
. " -. -
habla este artículo se comprenderán aún los que solamente 10 sean por
parte de padre, o por parte de madre; pero la porción del hermano pa-
terno o materno será la mitad de la porción del hermano camal.
No habiendo hermanos carnales, los hermanos legítimos, paternos
o maternos, llevarán toda la herencia o toda la porción hereditaria
de los hermanos (artículo 990).
El tercer orden de sucesión es el de los hermanos legítimos, con
los cuales concurren por iguales partes el cónyuge y los hijos naturales.
Admite el Código conjuntamente a los medios hermanos con los
hermanos carnales; pero concediendo a estos últimos doble porción en
consideración al doble vínculo.
En el caso de no haber sino medios hermanos, éstos heredan por
partes iguales y sin distinción de bienes, de rogándose la disposición de
la ley de Partidas que establecía que en caso de no quedar sino me-
dios hermanos, el que lo era de parte de padre heredaba los biene'3
que venían al difunto por parte de padre, y el hermano materno, los
que venían por parte de madre (ley 6.", título 13, partida 6. lo).
Existe el derecho de representación en la descendencia legítima
de los hermanos legítimos y tiene la misma extensión que en la línea
de los desc.endientes legítimos del difunto. Así, si el difunto dej a un tío
carnal, que dista sólo tres grados, y un nieto de un hermano premuerto,
que dista cuatro grados, dicho nieto excluirá al tío, en virtud del de-
recho de representación, y concurrirá con el cónyúge y con los hijos
naturales, si los hubiera, de la misma manera que habría concurrido
su abuelo y hermano del difunto, si hubiese podido suceder.
En otros términos, el orden de los hermanos legítimos no se en-
tiende faltar mientras haya descendientes legítimos de ellos, que reco-
jan la porción correspondiente, por derecho de representación; y esta
circunstancia debe tenerse presente para distinguir bien este orden
del de los colaterales.
48. Cuarto orden de sucesión.-CÓNYUGE E HIJOS NATURALEs-Si
el difunto no ha dej ado descendientes, ascendientes ni hermanos legí-
timos, llevará la mitad de los bienes el cónyuge sobreviviente y la otra
mitad los hijos naturales.
A falta de éstos llevará todos los bienes el cónyuge, y a fatta de
cónyuge los hijos naturales (art. 991).
DERECHO CIVIL TERCER' AÑO lB
Co¡:no se ve, según esta regla los colaterales quedan exc1uídos Por
el cónyuge y por los hijos naturales. La exclusión. de los colaterales
por el cónyuge es disposición propia de nuestro Código, que no con-
templan otras legislaciones, que, o llaman al cónyuge a faita de otros
parientes en grado de suceder, o bien, lo hacen concurrir corilos'cola-
terales. La exclusión de los colaterales por los hijos naturales tiene su
fundamento en una ley de la Novísima Recopilación.
49. Quinto orden de sucesi6n.-COLATERALES LEGÍTIMOS.-A falta
de descendientes," ascendientes, hermanos legítimos, cónyuge sobre-
viviente e hijos naturales, sucederán al difunto los otros colaterales
legítimos, según las reglas siguientes:
1. o El colateral o los colaterales de grado más próximo excluirfu,
siempre a los otros.
2. o Los derechos de sucesión de los colaterales no se extienden más
allá del sexto grado.
3. o Los colaterales de simple conjunción, esto es, los que sólo son
parientes del difunto por parte de padre o por parte de madre, gozan
de los mismos derechos que los colaterales de doble conjunción, esto es,
los que a la vez son pa~ientes del difunto por parte de padre y por parte
de madre (art. 992).
El quinto orden de sucesión es el de los colaterales legítimos. En
este orden no entran los hermanos, que tienen un orden especial, ni los
sobrinos, esto es, la descendencia legítima de los hermanos, porque en
virtud del derecho de representación, entran en el orden de los her-
manos legítimos.
Es uniforme en todas las legislaciones la regla de que los coht-
terales más próximos excluyan a los más remotos. En cuanto a la ex-
tensión del derecho de herencia entre los colaterales, hay diversidad.
de reglas en las otras legislaciones. Algunas lo limitan al quinto grado.;
otras lo extienden hasta el duodécimo; y hay legislaciones que no lo
limitan por grado alguno.
No se toma en cuenta el doble vínculo entre lo~ colaterales, como
se hace en el orden de los hermanos. Siendo más di5tanCe el parentesco,
la ley no creyó necesario hacer esa distinción y llama por igual a los
parientes p'or Simple y por doble conjunción. Otras Iegi!3Iaciones;divi-
den la herencia en dos mitades: una para la línea paterna y otra para
,
114 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
============================~======±===~
La regla general del Código Civil para esta doble sucesi6n es:
«Cuando en un mismo patrimonio se ha de suceder por testamento
y ab-intestato, se cumplirán las disposiciones testamentarias; y el
remanente se adjudicará a los herederos ab-intestato, según las re- .
glas generales.
Pero los que suceden a la vez por testamento y ab-intestato, impu-
tarán a la porción que les corresponda ab-intestato lo que recibieren
por testamento, sin perjuicio de retener toda la porción testamentaria,
si excediere a la otra. Prevalecerá sobre todo ello la voluntad expresa
del testador, en lo que de derecho corresponda» (art.996).
Así, por ejemplo, una persona que sólo tiene hermanos legítimos,
testa de la mitad de sus bienes en favor de uno de sus hermanos y nada
dice de la otra mitad. Suponiendo que los hermanos sean tres y apli-
cando este artículo, resulta que la mitad de los bienes de que el di-
funto no testó debería distribuirse conforme a la ley, por iguales
partes, entre los tres hermanos; pero como uno de ellos tiéne una
asignación testamentaria mayor que la tercera parte que le corres-
pondería ab-intestato, indudablemente ese hermano retendría la por-
ción testamentaria, que excede a la otra, y la herencia ab-intestatÓ
se dividiría sólo entre les otros dos hermanos.
Lo anterior, salvo voluntad expresa del testador, en lo que de de-
recho corresponda.
54. Llamamiento de chilenos y extranjeros.-CASOS DE UN EX-
TRANJERO QUE DEJA BIENES EN CHILE y DE UN CHILENO QUE DEJA
BIENES EN EL EXTRAN]ERO.-Estudiaremos ahora lo relativo a la na-
cionalidad de los herederos y al caso de discrepancia entre la ley chi-
lena y la extranjera.
Antiguamen~e los extranjeros eran considerados incapaces de
heredar en un país distinto del de su nacionalidad, o eran gravados
con fuertes impuestos.
El Derecho moderno ha reaccionado en favor de ellos, mejorando
su condición, o estableciendo el principio de la reciprOCidad.
Nuestro Código Civil es excepcionalmente generoso al respecto.
Después de establecer en el artículo 14 que la leyes obligatoria para
todos los habitantes de la República, inclusos los extranj eros, dice en el
arto 57 que: da ley no reconoce diferencia entre el chileno y el extran-
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 119
hijo Isaac como heredero de casi todos sus bienes, dejando a sus otros
hijos, pequeñas donaciones.
León XIII, el) su encíclica Rerum Novarum, hace notar que la
naturaleza impone al padre el deber de alimentar y de cuidar de sus
hijos; le inspira la preocupación de su porvenir y de crearles un patri-
monio que les ayude a defenderse en la peligrosa travesía de la vida
contra las sorpresas de la fortuna, y agrega que este patrimonio no
podría crearlo sin la posesión de bienes permanentes qu~ les pudiera
transmitir por vía de herencia, y Pío XI, en su ericíclica «Cuadragé-
simo Anno», de 15 de MByO de 1931, dice que el Estado debe respe-
tar el derecho de transmitir los bienes, por medio de herencia.
El derecho de testar es de gran utilidad social, porque revestido
el propietario de este poder es como un magistrado establecido para
fomentar la virtud y reprimir el vicio, le asegura la sumisión de los hijos
y hace más respetabü~ la autoridad paterna, contribuyendo a afirmar
el orden en la sociedad doméstica, que es la base principal de la bue-
na organización del Estapo.
Las leyes civiles pueden, es cierto, reglamentar la heren:::ia, como
10 hacen con la propiedad, con el fin de mantener el orden social;
pueden prescribir determinadas formalidades; exigir que lo? testa-
mentos se rodeen de ciertas garantías bajo pena de nulidad; gravar
las sucesiones cqn determinados derechos; pero es abusivo y pelig~oso
todo lo que tienda a menoscabar en su esencia tan fundamental de-
recho.
. Sin desconocer 10 que es debido a los herederos naturales, 10 con-
veniente es asegurar la mayor extensión posible a la facultad de testar.
Merced a la influencia de los teólogos y canonistas de la Edad Media
"JT aún de la Moderna, se ha desembarazado este derecho de muchas
de sus trabas. Hoy día, a pesar de la creación efe:::tuada en muchos
países, de los herederos forzosos o reservatorios, es considerable la
libertad que las leyes de algunos países dejan para 'disponer de los
bienes por testamento. En la nuestra, las asignaciones forzosas, son
excesivas, yen el orden de los hijos legítimos, absorben las tres cuartas
partes de la herencia.
56. Defimción del testamento.-EI testamento es un acto más
ü menos solemne, en que una persona dispone del todO o de una
124 ALFREDO BARROS ERRÁZUruz
parte de sus bienes para que tenga pleno efecto después de sus dfas,
conservando la facultad de revocar las disposiciones contenidas en él
mientras viva (art. 999).
La palabra testamento Viene de las voces latinas testatio mentís,
testimonio de la voluntad, porque, efectivamente, es una manifesta-
ción de voluntad hecha delante de testigos (ley La, título 1.0, par-
tida 6. ü ) .
La disposición de los bienes debe hacerse con las formalidades que
prescribe la ley, para evitar los fraudes que pudiera forjar la codicia.
Esas formalidades son mayores o menores, según los diversos
casos; pero siempre el testamento es un acto solemne.
El objeto principal del testamento es disponer del todo o de una
parte de los bienes, pero no es el obj~to único de este acto. Otros precep-
tos legales autorizan y aun ordenan, hacer ciertas declaracwnes, que no
tienen por objeto disponer de los bienes, como son el reconocimiento
de un hijo natural (art. 272), el reconocimiento de un hijo simplemente
ilegítimo (art. 1169), el nombramiento de tutor y curador (arts. 354,
355.356, etc ... ) Estas declaraciones, distintas de la disposición de los
bienes, que pueden hacerse en un testamento, considerado como acto
solemne y auténtico, se rigen por las leyes propias y peculiares a cada
uno de esos actos jurídicos, conforme a su naturaleza particular, y
pueden constituir la única materia del testamento, el cual sería válido,
aunque s610 se Hmitara a una de esas declaraciones.
El testador dispone para desjJués de sus días; lo que quiere decir
para después de su muerte, entendiéndose Por tal, no sólo la natural o
presunta, sino también la civil (art. 953).
El testamento presenta los siguientes caracteres especiales:
a) Es acto de una sola persona, y estrictamente personal de ella;
b) Acto mortis causa;
e) Solemne;
d) Esencialmente revocable;
,,) Tiene reglas propias que fijan sus requisitos internos y externos
y la validez de las disposiciones o asignaciones.
Al comenzar el estudio del Libro 111 ya estudiamos el carácter
gratuito del testamento, como título para la sucesión por causa de
muerte, que es un modo de adquirir a título gratuito.
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 125
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entender ser entendido de viva vóz; por. cualquiera causa que sea,
yase trate de un sordo o mudo, o de una persona que habla un idioma
distinto del que usan el escribano y testigos.
Las especialidades de este testamento cerrado son:
1. No es necesario que los testigos entiendan el idioma del t~
Q
ción, remitirá dicha copia al juez del último domicilio del difunto en
Chile, para que la haga incorporar en los protocolos de un escribano
del mismo domicilio.
No conociéndose al testador ningún domicilio en Chile, será remi-
tido el testamento por el Ministro de Relaciones Exteriores a un juez
de letras de Santiago, para su incorporación en los protocolos de la es-
cribanía que el mismo juez designe (art. 1029).
En todo lo que no aparezca modificado por los artículos 1028 Y
1029, que hemos transcrito, se· observarán en estos testamentos las
reglas del testamento solemne otorgado en Chile. Si el testamento es
abierto, se otorgará ante tres testigos, y si es cerrado ante cinco.
Nada ordena el Código Civil sobre la manera de proceder a la
apertura del testamento cerrado otorgado en país extranjero, conforme
a los artículos anteriores; y por su parte, el Código de Procedimiento
Civil dice, en general, que la apertura del testamento cerrado se hará
en la forma establecida por el artículo 1025 del Código Civil; pero no
contempla tampoco este caso especiálísimo.
Las medidas de precaución tomadas por la ley en este caso, al
ordenar que se remita a Chile una copia íntegra del testamento abierto
o de la carátula del cerrado, para que el juez del último domicilio del
difunto en Chile la haga incorporar en los protocolos de un escribano,
medidas que tienden a establecer de un modo auténtico la circunstancia
de que realmente se ha otorgado el testamento, dan al documento así
garantido, toda la fuerza de un instrumento público, que hace fe 'por
sí mismo~
Como por otra parte, no sería posible exigir en este caso que el
agente diplomático y los testigos reconocieron su firma, resulta que la
apertura déberá hacerse por el juez sin necesidad de esa solemnidad
que, por su naturaleza, no es aplicable al presente caso. Por lo demás,
el juez procederá observando las demás reglas que establece la l~y para
la a}:lertura del testamento cerrado.
85. De los testamentos privilegiados.-Testamento privilegiado
o menos solemne es aquel en que pueden omitirse algunas de las solem-
nidades que la ley ordinariamente requiere, por consideración a cir-
cunstancias particulares determinadas expresamente por la ley.
Los testamentos privilegiados, así llamados por el privilegio con-
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 159
logía que tiene este testamento con los otros pr,ivilegiados, en que la
ley los requiere, ya sea por la aplicación de las reglas generales del tes-
tamento abierto solemne, que exige la presencia de tres testigos cuando
se otorga ante un funcionario.
Para, la validez del testamento militar, concede la ley un plazo
mayor que el establecido para el testamento verbal, porque una per-
sona que se encuentre en campaña, o en una plaza sitiada, está imposi-
bilitada durante mayor tiempo para otorgar testamento solemne.
Por este m~tivo dispone la ley que si el testador falleciere antes de
expirar los noventa dfc;zs subsiguientes a aquel en que hubieren cesado
con respe~t~ ~. él las circunstancias que habilitan para testar militar-
mente, va,ldrá su testamento, como si hubiese sido otorgado en la forma
ordinaria.
Si el testador sobreviviere a este plazo, caducará el testamento
(art. 1044).
Por el sólo hecho
, - de morir el testador antes de los noventa días,
vale el testamento militar como si se hubiere otorgado en la forma
ordinaria, sin necesidad de tramitación alguna posterior.
El testamento llevará al pie el Visto Bueno del jefe superior de la
expedición o del comandante de la plaza, si no hubiere sido otorgado
ante el mismo jefe o comanda,nte, y será siempre rubricado al principio
y fin ele cada página, por dicho jefe o comand8;hte, el cual en seguida
lo remitirá con la posible breveda,d y segurida;d al Ministro de Guerra,
quien lo enviará a su vez al juez del último domicilio del difunto en
Chile, para que lo haga protocolizar ante escriba,no (arts. 1045 y 1029).
b) El testamento militar puede ser cerrado. Si el que puede testar
militarmente, por encontrarse en las circunstancias ya indicadas, pre-
fiere hacer testamento cerrado, deberán observarse las solemnidades
prescritas en el artículo 1023 para el testamento cerrado solemne, ac-
tuando como ministro de fe un capitán o un oficial del grado superior
al de capitán, o un intendente de ejército, comisari<;> o auditor de guerra.
La carátula será visada como el testamento abierto, en la forma
antes dicha; y para su remisión se procederá en la misma forma (ar-
tículo 1047) .
No dice el Código en el artículo que. trata del testamento militar
cerrado, si éste caduca o no después de noventa días, como el testa-
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 165
l. RE.GLAS GENERALES
vada y aceptar las otras que no tienen gravamen, a menos que la asig-
nación gravada se defiera separadamente por derecho de acrecimiento
o de transmisión, o de substitución vulgar .o fideicomisaria; o a menos
que se haya concedido al asignatario la facultad de repudiarla separa-
damente (art. 1229).
Interpretando la ley la voluntad del testador, juzga que éste, al
beneficiar al asignatario con las herencias o legados puros y simples,
lo hace en la seguridad de que cumplirá los gravámenes que le impone
en las otras asignaciones que directamente le hace.
Cuando la asignación gravada se defiere, no por un llamamiento
directo del testador, sino por acrecimiento, substitución, o transmisión,
no hay entonces el mismo motivo para presumir la voluntad del tes-
tador.
El artículo 1068 dispone que la asignación que por faltar el asig-
natario se transfiere a distinta persona, por acrecimiento, substitución
u otra causa, llevará consigo todas las obligaciones y cargas transfe-
ribles y el derecho de aceptarla o repudiarla separadamente.
La asignación que por demasiado gravada hubieren repudiado
todas las personas sucesivamente llamadas a ella por el testamento o la
ley, se deferirá en último lugar a las personas a cuyo favor se hubieren
constituído los gravámenes.
98. Interpretación del testamento (Art. 1069) .-La regla fun-
damental, en materia de testamentos, es que prevalece la voluntad del
testador claramente manife,stada, con tal que no se oponga a los requi-
sitos o prohibiciones legales. Ella prevalece sobre las reglas dadas en
el Código acerca de la inteligencia y efecto de las disposiciones testamen-
tarias, porque la disposición de la leyes supletoria, busca la voluntad
presunta del testador; y, naturalmente, conforme a los principios ge-
nerales de Derecho, ella cede an.te la voluntad expres.,a claramente ma-
nifestada. La voluntad del testaClor es el alma de su testamento y debe
respetarse hasta en las expresiones ambigua,s que la oculten, siempre
que de algún modo pueda d~cub~irse y conocerse. Semper ves'tigia vo-
luntatis teslat0'!-lm úql!.im/fr.
En la interpretación de la ley, cuando su sentido es claro, no se
desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar su espíritu (art. 19).
En otros términos, en la interpretación de la ley pre;alece el tenor
DERECHO CIVIL TERCER·' AÑO 177
III
tador.
188 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
IV
este concepto sea aprobada por el juez, con citación de los interesados
(inciso 2,0 del art. 1093),
Para que esto ocurra, deben reunirse varios requisitos:
l. o Que la imposibilidad del cumplimiento del modo no sea abso-
luta, sino s610 en la forma, especial prescrita por el testador, lo que in-
dica que es posible cumplirlo en otra forma;
2.° Que esta imposibilidad no se deba a hecho o culpa del asigna-
tario, porque media,ndo ese hecho o culpa, el asignatario sería respon-
sable del incumplimiento, y podría perder la asignación, si tenía cláu-
sula resolutoria;
3. o Que se busque para cumplir el modo otra forma análoga a la
indicada por el testador, que no altere la substancia de la disposición
y que sea aprobada por el juez, con citación de los interesados. Estas
precauciones tienden a evitar que la facultad que aquí se da al asigna-
tario sea motivo de abusos por su parte, para eludir el gravamen que
importa el modo.
e) Si el modo era posible cuando se otorgó el testamento; pero
después se hace enteramente imposible, sin hecho o culpa del asignatario,
subs'iStirá la asignaCión sin el gravamen (inciso final del arto 1093), o sea,
desaparece el modo y queda la asignación como pura y simple. Esta
solución del legislador se basa en la doctrina tradicional del Derecho
Romano, y es distinta de la dada en el otro caso de imposibilidad.
120. Caso de un modo insuficientemente determinado.-Si el
testador no determinare suficientemente el tiempo o la forma especial
en que ha de cumplirse el modo, podrá el juez determinarlos, consul-
tando en lo' posible la voluntad de aquel, y dej apdo al asignatario
modal un qeneficio que ascienda por lo menos a la quinta parte del
valor de la cosa gsignada (art. 1094).
Esta es una de las diferencias entre la condición y el modo: aquella
debe cumplirse literalmente; éste puede cumplirse, o bien en una for-
ma análoga a la determinada por el testador, cuando es imposible su
cumplimiento en la, forma especial prescrita por el testador (inciso
2.° del arto 1093); o bien en la forma y plazo que determine el juez,
cuando el testador no lo determinó suficientemente.
El juez debe atenerse a dos condiciones: 1. o debe consultar en lo
200:~==============A=L=F=R=E=D=0==B=A=R=R=0=S~EZ.RRA==='Z=U=R=I=Z~~~..~:='========~
posible la voluntad o intención del testador; y 2. o debe dej ar al asigna-
tario modal un beneficio no inferior a la quinta parte.
Este beneficio, que el juez tiene obligación de dejar al asignatario,
proviene de la naturaleza misma de la asignación modal, que se hace
a una persona para que la tenga por suya, con ciertas obligaciones.
Si el gravamen absorbiera todo el valor, no podría decirse que el asig-
natario debía tener por suya la asignación.
121. Cláusula resolutoria.-. La persona en cuyo favor se ha es-
tablecido el modo tiene derecho para exigir su cumplimiento, por los
medios ordinarios, ya que la voluntad del testador es una ley que debe
cumplirse; pero la falta de cumplimiento del modo por parte del asig-
natario modal no envuelve por sí sola la resolución de la asignación.
No se entenderá, dice la ley, que envuelven cláusula resolutoria
las asignaciones, sino cuando el testador lo expresa.
Se llama cláusula resolutoria, en las asignaciones modales, la que
impone la obligación de restituir la cosa y los frutos, si no se cumple
el modo (art. 1090).
Como se ve, es distinta la teoría de la resolución en las asignaciones
modales y en los contratos bilaterales. En éstos, la condición resoluto-
ria se subentiende, va tácita; en aquellas es necesario expresarla, pues
de otro modo no existe.
Hay un caso en que legalmente se entiende que la asignación
modal envuelve siempre cláusula resolutoria, y es cuando se ha insti-
tuído como asignatario modal a un Banco Comercial o hipóúcario, en
virtud de la ley N. o 4827, de 11 de F ebreto de 1930, sobre comisiones
de confiamza.
Siempre que haya de llevarse a efecto la cláusula resolutoria, se
entregará a la persona a cuyo favor se ha constituído el modo una su-
ma proporcionada al objeto, y el resto del valor de la cosa asignada
acrecerá a la herencia, si el testador no hubiere ordenado otra cosa.
El asignatario a quien se hubiere impuesto el modo no gozará
del beneficio que pudiera resultarle de la disposición precedente (ar-
tículo 1096).
Producido el incumplimiento del modo, en el plazo sefíalado por
el testador, o por el juez si el testador no lo determinó suficientemente,
la persona favorecida por el modo y los herederos del testador, tendrán
DER;ECHO CIVIL TERCER AÑO 201
v.
DE LAS ASIGNACIONES A TÍTULO UNIVERSAL
Puede haber uno o varios herederos universales, can tal que todos
ellos sean llamados a la herencia, en ténninos' generales que no designen
cuota; y si son varios, se entienden llamados por partes iguales y hay
entre ellos derecho de acrecer (inciso final del arto 1098 y arto 1147).
No ocurre lo mismo con los herederos de cuota, porque cada uno es
llamado s610 a su respectiva cuota, y el acrecimiento no tiene lugar
entre los asignatarios de distintas cuotas; pero si hubiere varios l1a-
rnados a una~ misma cuota, habría entre ellos derecho de acrecer .(ar-
tículos 1147 y 1148). La porción del heredero de cuota que falta pasa
al heredero del remanente, si lo hubiere; y si no, a los' herederos ab-
intestato .
. El heredero del remanente es heredero universal, cuando todas las
otras asignaciones son a título singular, y si algunas de lás otras asigna-
ciones son de cuotas, es heredero de la cuota que resta para completar
la unidad (art. 1099). Los herederos ab-intestato se entienden llamados
por la ley, como herederos del remanente, cuando el testador s6lo
hubiere instituído herederos de cuota y las designadas no componen
todas juntas unidad entera; y además, cuando en el testamento no
hubiere asignación alguna a título universal (art. 1100). En el primer
caso, son herederos dI;( la cuota que falta para completar la unidad y
en el segundo caso, son herederos universales.
Cuando el heredero testamentario del remanente es heredero uni-
versal, recoge todas las asignacionesa título universal o singular que
quedan sin aplicación por renuncia o incapacidad del asignatario ins-
tituído, y las recoge, con preferencia' a los herederos ab-intestato.
124. Casos de concurrencia de herederos.-Estudiaremos los
distintos casos que puedan presentarse, de concurrencia de herederos:
a) Si una persona, llamada a la sucesión en términos generales
que no designan cuotas, concurriere con herederos de cuota, no pudien-
do en este caso llevar toda l~ herencia, se entenderá heredero de aque-
lla cuota que con las designadas en el testamento complete la unidad
o entero (inciso 2.° del artículo 1098).
Ejemplo: Se dejan 19s bienes a B, sin designar cuota; y por otra
disposición del testamento se asigna el tercio de los bienes a C. Apesar
de su institución de heredero universal, B sólo es heredero de los dos
tercios restantes.
204 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
60 40 48 30
-paraB; - paraC; -paraD; y - pa,ra E.
178' 178 178 178
división de los bienes que no puede efectuarse sino por medio de una
operació~ aritmética, ¿qué se hará? ¿Se quebrantará la última voluntad
del dueño, a quien la ley permite disponer de lo suyo a su arbitrio? En el
día es familiar el conocimiento de la Aritmética y no debe suponerse
que haya jueces, jurisconsultos ni persona alguna de tan mediocre
educación que la ignore.
Los ejemplos y observaciones anteriores son tomados casi a la
letra, de las notas redactadas por el señor Bello, que figura!? en el pro-
yecto de CÓ,digo Civil ~obre la suc~si?~ por causa de muerte, elaborado
por la Comisi~n de Legislación, y publicado en el Araucano.
Las disposiciones de este título se entienden sin perjuicio de la
acción de reforma del testamento, que la ley con.cede a los legitimarios
y al cónyuge sobreviviente, en los casos en que el testador no les haya
dejado lo que por ley les corresponde (arts. 1103 y 1216).
VI
persona, O a varias otras a quienes se legue una cuota de la, cosa. Los
legatarios serán, en este segundo caso, d,ueños .~ común y pro-indiviso
de la cosa 'legada~ en proporción a la cuota fij ada por el testador para
cada uno de ellos, y si el testapor no la hubiere fij ado, se entenderán
dueños por partes o cuota~ iguales.
Encaso necesario, se seguirán para la división de la cosa en cuo-
ta~ las mismas reglas dadas en el párrafo anterior para la división de
la herencia entre los he:rederps (art. 1124).
d) Si el testador no ha tenido en lacosa legada más que una parte,
cuota oder~cho, se presumirá "que no ha querido legar más que e;a par-
te, cuota o derecho.
Lo mismo se aplica a la cosa que un asignatario es obligado a dar
y en que sólo tiene una parte, cuota o derecho (art. 1110).
e) El legatario de especie o cuerpo cierto adquié.re el domil1:io de
la cosa por el modo de adquirir llamado sucesión 'por causa de muerte.
Puede, por tanto, usar de todas las facultades inherentes al dominio
y, principalmente, la de disponer libremente de ella.
La especie legaqa, que como hemos dicho ha sido adquirida por
el legatario desde el momento de la muerte' del testador, no puede ser
embargada por los acreedores del heredero; y si de hecho la embarga-
ren, el íegatario puede" interponer tercería de dominio .
.n Si el testapor lega. la cosa ,eón calida~ de '1:0 enaje.~rla, y la ena-
jenación no comprometiere ningún derecho de tercero, la cláusula
de no enajenar se tendrá por no escrita (art. 1126). Esta· disposición
gua,rda armonía con el sistema de nuestro Código, que favorece el libre
juego de la propiedad, por razones evidentes de conveniencia pública.
g) La especie legada pasa al legatario con sus srrvi~um.br~s, ce(!,sos
y de{nás cargas reale,i> , (art. 1125).
-Las cargas real~s gravan la cosa sin consideración a determinada
persona, de modo que los acreedo!:,es hipotecarios o prendar~os persi-
guen la cosa dada en g~aptía, a.~que los legatarios de la cosa, 11:0 se~
persona)mente responsables de la deuda.
Pero,como las deudas del testador pasan a sus herederos, y no a
sus legatarios (salvo el c~o de declaración expresa del testador),'
éstos, si en virtud de una, hipotec,a o prenda sobre la especie legada
han pagado una deuda hereditaria con que el testador no haya expre-
212 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
====================================~
sas que no se lim itan a lo que existe en el patrimonio del testador, como una
vaca, un caballo. Estos legados' imponen la obligación de dar una cosa
de mediana calidad o valor, del mismo ~énero (artículo 1115). Pero,
como luego veremos, 195 legados de esta segunda clase no podrán cum-
plirse cuando se trate de cosas cuyo valor no tiene límite, o cosas de
las cuales no haya en el patrimonio del testador.
Si se legó una cosa entre varias que el restador creyó tener, y no
ha dejado más que una, se deberá la que haya dejado. Si no ha dejado
ninguna, no valdrá el legado sino en favor de las personas designadas
en el artículo 1107, que sólo tendrán derecho a pedir una cosa mediana
del mismo género, aunque el testador les haya concedido la elección.
Peró si se lega una cosa cuyo valor no tiene límites, como una casa,
una hacienda de campo, y no existe ninguna del mismo género entre
los bienes del testador, nada se deberá ni aún a las personas designadas
en el artículo 1107 (art. 1116).
En el artículo anterior, el Código distingue las cosas genéricas
cuyo valor tiene un límite impuesto por la naturaleza! como un caba-
llo, de aquellas cuyo valor no tiene límite impuesto por la naturale-
za; y como en este segundo caso la determinación es imposible, la ley
dispone que sólo se cumpla el legado cuando existen algunas cosas de
ese género en el patrimonio del testador, porque así se puede presu-
mir la voluntad de éste.
El legado de cosa fungible, cuya cantidad no se determine de al-
ogún 'modo, no vale.
Si se lega la cosa fungible señalando el lugar en que ha de encon-
trarse, se deberá la cantidad que allí se encuentre al tiempo de la muer-
te del testador, dado caso que el testador no haya determinado la can-
tidad, o hasta concurrencia de la cantidad determinada por el testador
y no más.
Si la: cantidad existente iuese menor que la cantidad designada,
sólo se deberá la cantidad existente; y si no existe allí cantidad alguna
de dicha cosa fungible, nada se deberá.
Lo cual, sin embargo, se entenderá con estas limitaciones:
1. a Valdrá siempre el legado de la cosa fungible cuya cantidad se
determine por el testador, a favor de las personas designadas en el
artículo 1107;
216 ALFREDO BARROS ERRÁzURIZ
gado.
Si así se ex¡:>resare o apareciere, se deberá reconocer la deuda en los
términos en que 10 haya hecho e! testador, o en que se justifique ha-
berse contraído la obligación; y el acreedor podrá a su arbitrio exigir
el pago en los términos a que estaba obligado el deudor o en los que
expresa el testamento (art. 1131).
132 bis. Legado de cosa empeñada.-Es el que hace el testador,
de una cosa que tenía empeñada a su favor por dinero que él mismo
había prestado sobre ella.
Los legados de esta especie valen; pero se considerará sólo como
legado el derecho de prenda, mas no la deuda, la cual no se extingué,
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 219
a menos que aparezca claramente que la voluntad del testa dar fué
extinguir la deuda (art. 1128).
En consecuencia, en virtud de este legado, el heredero devolverá
la cosa empeñada y desaparecerá su derecho real; perC!conserva el
derecho personal contra el deudor para re~tir el pago del préstamo,
a menos que sea otra la intención del testador claramente manifestada.
133. Legado de elección o de opción.-Es aqu.el en que el tes-
tador quiere que la persona obligada o el legatario elij a a su arbitrio
entre muchas cosa,s la que mejor le pareciere; como si se le di~e facul-
tad para elegir el ca,ba~lo que más le acomodase de cuantos tiene en la
cuadra.
En este Iegad,O, puede. .el heredero
- -
o el legatario elegir a -'su arbitrio
.
la cpsa que mejor le 1?arec.ier~, 10 que distingue substanciapnente a. este
lega,tlo del legado genérico, en el CUal deberá entrega,rse una cosa de
mediapa calidad.
Una vez hecha la elección, no puede a,rrepentirse dejando la cosa
elegida y tomando otra, sino por causa de engaño o dolo.
Si el testador cometiere la elección a tercera persona, podrá ésta
elegir a su a,rbitrio; y si no cumpliere su encargo dentro del tiempo se-
ña,lado por el testador o, en su defecto, por el juez, tendrá lugar la re-
gla del artículo 1114, esto es, se deberá una especie de media,na cali-
dad o valor entre las comprendidas en el legado (art. 1117).
134. Legados de alimentos.-Es aquel que tiene por objeto la
subsistencia del, legatario.
Aquí no nos referimos a los alimentos que el testador ha debido
por ley, que constituyen una asignación forzosa que debe sacarse de la
ma,sapartible como deducción previa" sino a los alimentos voluntario>
legados por el t,estador, y que se imputan a ¡apaste de libre disposición.
.
Si se legaren alimentos voluntarios sin determinar
, - su forma y
cua,ntía, se deberán en la forma y cu~ntía en que el testador a,costum-
bra,ba suministrarlos a la misma persona; y a falta ~e esta determina-
ción, se regularán tomando en consideración la necesidad deUegatario,
sus relaciones con el testador y las fuerzas del patrimonio en la parte
de que el testador ha podido disponer libremente.
Si el testador no fija el tiempo que haya de durar la contribución
de alimentos, se entenderá que debe durar por toda la vida del legatario,
220 ALFREDO BARROS ERRÁZURlZ
=.:::...==================-.-
Si se legare una pensión anual para la educación del legatario, du-
ra;fá hasta que cumpla veinticinco iiños, y cesará si muere antes de
cumplir esa edad (art. 1134).
Los legados de pensiones alimenticias se pagarán por períodos
anticipados y no habrá obligación de restituir parte alguna, aunque el
legatario fallezca antes de la expiración del período, salvo que el tes-
tador disponga otra cosa (art. 1361).
135. Otras clasificaciones de los legados.-Para los efectos de
dete.rminar la fecha desde la cual debe pagarse un legado, la ley con-
sidera especialmente los legad"s de pensiones periódicas, y dice que se
deben día por día desde aquel en que se defieran y que se pagarán por
períodos vencidos, que se presumirán mensuales; pero si fueren ali-
menticias, se pagarán al principio del respectivo período, como hemos
dicho más arriba (art. 1361).
Para los efectos de la preferencia en el pago, en el caso de que los
legados no alcancen a pagarse totalm<":nte, la ley considera:
a) Los legados estrictamente alimenticios, a que el testador es obli-
gado por ley, que en realidad son una baj a general y que contribuyen
al pago de las legítimas o de las deudas hereditarias, solo en último
lugar;
b) Los legados de obras pías o de beneficencia pública, que se en-
tienden exonerados por el testador para contribuir al pago de las le-
gítimas o deudas, sin necesidad de disposición expresa del testador;
c) Los legados expresamente exonerados por el te.stador, que no con-
tribuyen sino agotapas las contribuciones de los lega,dos comunes;
d) Los legados ordinarios o comunes, que son los que no tienen una
causa especial de preferencia" y que contribuyen a prorrata de sus res-
pectivos valores; y
e) Los legados con causa onerosa, que pueda estimarse en dinero;
que no contribuyen sino con deducción del gravamen (arts. 1363 y
1367).
DERECHO CIVIL TERCER. AÑO 221
VII
dades de las donaciones entre vivos; pero será necesario para que sub-
sistan después de la muerte del donante, que éste las haya confirmado
expresamente en un acto testamentario (art. 1137); todo lo cual las
distingue del testamento.
d) Las donaciones o promesas entre marido y mujer son siempre
revocables, y se pueden hacer bajo la forma de los contratos entre vi-
vos y no necesitan ser confirmada~ en un actb testa,mentario (art-
ticulos 1000 y 1137).
138. Diferencias entre la donación entre vivos y la donación por
causa de muerte.-Veamos a,hora en qué se diferencia la donación
por causa de muerte de la donación entre vivos. '
a) La donación entre vivos se hace como cualquier otro contrato,
y si versa sobre bienes ra,ices, por escritura pública inscrita (art. 1400).
La dona~ión por ca,usa de muerte se puede hacer con las solemni-
dades del testamento o con las solemnidades de las entre vivos;
pero necesita en este segundo caso, para su validez, que se confirme
expresamente en un acto testamentario, salvo que sea de uno de los
cónyuges al otro.
b) La donación entre vivos requiere in,sin,uaci6_n, est() es, autoriza-
ción de juez competente cuando el valor de la cosa excede de dos mil
pesos; y si no se insinuare, sólo tendrá efecto hasta esa suma, y será
nula en el exceso (art. 1401). La donación por causa de muerte no ne-
cesita insinuación, porque no hay peligro de que el donante se haga
más pobre mediante una donación que no ha de tener efecto sino des-
pués de su muerte.
c) La donación entre vivos eS por su naturaleza, irrevocable.
La donación por ca¡.¡sa de muerte puede revocarse en cualquier momento
en que el do~ante quiera deja,rla sin efecto, si se arrepi:nte de haberla
hecho, y hasta la fecha de su muerte. Caduca también, sin necesidad
de revocación, por el mero hecho de morir el donatario antes que el
donante (art. 1143). Caduca también por ministerio de la ley, si hecha
con las solemnidades de las entre vivos, no ha sido confirmada expre-
samente en un acto testamentario, salvo que sea de uno de los cónyuges
al otro (art. 1137).
d) En la donación entre vivos, se transfiere el dominio por el modo
de adquirir llamado tradición, y el contrato de donación sirve de tí-
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 223
_.'
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~*_.
====================-..
ley; y el beneficio que deben éstos alguna vez a la intervención del
legislador, es más que contrapesado p~r la relajación' de la discipli-
na doméstica. consecuencia necesaria del derecho' de. los hijos sobre
casi todos los bienes del padre. AsÍ. vemos que ni aun las legítimas fue-
ron conocidas en Roma mientras, a la sombra de las virtudes repu-
blicanas se mantuvieron puras las costumbres y severa la dis-
ciplina doméstica. Las legítimas no son conocidas en la mayor
parte de la Gran Bretaña y de los Estados Unidos de América; y tal
vez no hay países donde sean más afectuosas y tiernas las relaciones de
familia, más s~mto el hogar doméstico, más respetados los padres o
procurados con más ansias la educación y establecimiento de los hijos.
Cuanto más suave es el yugo de las leyes, más poderosa es menester
que sea la venerable judicatura que la naturaleza confiere a los padres.
¿y cól110 suplir el af\lor paternal si llegase alguna vez a extinguirse?
Si pasiones'depravadas hacen olvidar 10 que se debe a aquellos a quie-
nes hemos transmitido el s~r, ¿de qué sirven las precauciones del le-
gislador? Cabalmente a la hora de la mú'erte, cuando callan las pa-
siones maléficas, cuando revive con toda su fuerza el imperio de la
conciencia, es 'cuando menos se necesita su intervención. Difunda las
luces, esti!!l?le la industria, refrene por medios indirectos la disipación
y el lujo y habrá proveído suficientemente al bienestar de las descen-
dencias. A los hombres en cuyo pecho no habla con bastante energía
la naturaleza, no faltarán jamás ni tentaciones ni medios de frustrar
las restricciones legales.
«Apesar de estas consideraciones, que creemos justificadas por la
experiencia, .ha conservado este Código las legítimas, aunque acer-
cándose más al nivel de las Partidas y de la legislación romana,·que al
de Fuero Juzgo, el Fuero Real y las Leyes de Toro». .
Nuestro Código optó en definitiva por el sistema de la división
forzosa, combinado con la libertad de ha~er ci?rtas mejoras, en el or-
den de los descendientes legítimos, y de disjJO:ler libreme:1te de una
parte del patrimonio, y estableció lo que llama las Asignaciones For-
zosa.~, dejando en todo caso una parte de libre disposición.
Asignaciones forzosas son las que el testador es obligado. a hacer
y que se suplen cuando no las ha hecho, aún con perjuicio de sus dis-
posiciones testamentarias expresas.
230 ALFREDO BARROS ERRÁZURn
Ir
DE LA PORCIÓN CONYUGAL
rrespondía la cuarta parte de los bienes del marido difunto, sin que
en ning'ún caso pudiera dicha cuarta parte exceder de cien libras de
oro.
Algunos tratadistas atribuían también este derecho al viudo
pobre, por razones de reciprocidad; pero esta doctrina equitativa no
tenía base en la legislación escrita.
Nuestro Código conserva la determinación de la cuarta parte,
menos en el orden de los descendientes legítimos, y le da el nombre
genérico de porción conyugal, igualando el viudo a la viuda; decíara en
qué casos tiene el cónyuge derecho a ella, fija su cuantía y la forma
como debe integrarse. y no pone el límite estrecho de las cien onzas
de oro que como máximum fijaba la legislación española.
Por 10 demás, el sistema de nuestro Código en esta materia es
original, y el señor Bello no señala fuente alguna de donde haya to-
mado sus disposiciones. .
148. Definición y mtturaleza jurídica de la porción conyugal.
-La porción conyugal es aquella parte del patrimonio de una persona
difunta que la ley asigna al cónyuge sobreviviente, que carece de lo
necesario para su congrua sustentación (art. 1172).
De la definición anterior, y de lo dispuesto en el artículo 1167,
resulta que la porción conyugal es una asignación forzosa, que el tes-
tador es obligado a hacer a favor del cónyuge sobreviviente, que carece
de 10 necesario para su congrua sustentación, entendiéndose que ca-
rece de lo necesario,cuando no tiene bienes, o los tiene,pero no de tanto
valor como la porción conyugal (art. 1176).
Si el testador no hace la asignación a favor del cónyuge que tiene
derecho a ella, la suple la ley, aun con perjuicio de sus disposiciones
testamentarias expresas; y si el testador no le deja lo que por ley le
corra,ponde, el cónyuge sobreviviente tendrá acción de reforma para la
integración de su porción conyugal, según las mismas reglas estableci-
das en favor de los legitimarios (arts. 1216 y 1221).
Esta asignación forzosa se adquiere en virtud de la ley, por el
modo de adquirir llamado sucesión por causa de muerte; y la adquisi-
ción tiene lugar al tiempo del fat~ecimiento del otto cónyuge, momento
en que se fijan de una manera definitiva e irrevocable los derechos
del c'6nyuge sobreViViente.
ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
================-=======~=========-
ción forzosa, que apesar de ser cuotativa, tiene unas veces la responsa-
bilidad del heredero y otras veces la del legatario.
En vista de esta situación propia y especial, que la ley crea a fa-
vor del cónyuge sobreviviente, se acostumbra en la práctica de los
tribunales, cuando fallece una persona que deja cónyuge sobreviviente,
conceder a sus herederos la posesión efectiva de la herencia, sin per-
ju icio de los derechos que corresponden al cónyuge, sobreviviente;' los cuales
derechos existen y quedan fijados irrevocablernente;'con relación al
238 ALFRlltlo BARRÚS ERRÁZURIZ
~--
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"7'.
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la cuarta parte de los bienes de-la persona difunta, en todos los ór-
denes de sucesión, menos en el de los descendientes legítimos. Habiendo
tales descendientes, el viudo o viuda será contado entre los hijos y
recibirá como porción conyugal la legítima rigorosa de un hijo (ar-
tículo 1178).
Para determinar la cuantía de la porción conyugal hay que con-
templar dos situaciones distintas: una que contempla la regla general,
aplicable a todos los órdenes de sucesión, sea testamentaria o ab-in-
testato, haya o nc> legitimarios, y la otra que contempla como caso
especial de excepción, aquel en que haya descendientes legítimos con
derecho de suceder.
Analizaremos separadamente estas dos situaciones:
l." Regla general aplicable a todos los órdenes de sucesión en que no
haya descendientes legítimos. La cuantía de la porción conyugal, es en
este caso, la cuarta parte de la herencia, del quid universitas de los
romanos.
Recordaremos también que en este caso la porción conyugal es
una deducción previa que debe hacerse del acervo ilíquido o masa de
bienes que el difunto ha dejado.
Hechas las' deducciones previas, entre las cuales se cuenta la por-
ción conyugal, el resto es el acervo líquido de que dispone el testa-
dar o la ley (inciso final del arto 959).
El orden que establece el artículo 959 para hacer las deducciones
del acervo o masa de bienes, está indicando que la deducción de la
porción conyugal, enumerada en el 5.° lugar, se hace del acervo que
queda después de hechas las otras cuatro deducciones anteriores; en
otros términos, la porción conyugal es la cuarta parte de los bienes del
difunto que queáan, después de pagadas las costas de la aperllaa de
la sucesión, las deudas hereditarias, los impuestos fiscales y las asig-
naciones alimenticias forzosas.
y esto guarda cOllformidad con la antigua regla: non sunt bona
ni.s i deducto oere alieno. No se puede sacar la cuarta parte para entre-
garla al cónyug.e, como herencia del difunto, sino una vez pagados los
gastos y las deudas. Lo contrario sería burlar los derechos de los acree-
dores.
La porción conyugal, que según acabamos de ver, figura entre las
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 245
--======================================
deducciones previas que deben hacerse del acervo, es una asignación
de una naturaleza especial, impuesta por la ley al testador, y si e!
Código la incluye entre las deducciones previas del artículo 959, es
porque se saca de la masa antes de computar las legítimas y la par-
te de libre dispo~ición, cuando no hay d~scendientes legítimos; pero
de ningún modo puede confundirse con las deudas hereditarias y
los impuestos fiscales, que no son asilénaciones por causa de muerte,
sino simples cargas que gravan la herencia.
Sólo tiene derecho a porción conyugal el cónyuge que no tiene
i~ ienes de tanto valor copo la porción conyugal; pero, según el artículo
1177, el cónyuge sobreviviente, aún en el caso de que tenga bienes,
puede pedir la porción conyugal abandonando sus otros bienes y dere-
chos. Los bienes abandonados por e! cónyuge sobreviviente entran
a la herencia de! difunto y se unen a la masa común, para sacar de esa
masa, así incrementada, la cuarta correspondiente a la porcIón conyu-
gal. En consecuencia, conviene tener presente que el acervo de donde
se deduce la porción conyugal puede encontrarse aumentado con los
bienes propios del cónyuge sobreviviente, en caso de que éste los aban-
done.
2." R~gla especial aplicable al caso en que haya descend'íentes le-
o _
caso ordinario del cónyuge que lleva como porción conyugal1a legi-
tima rigurosa de un hijo. Para que. esa imputación proceda, es me-
nester que el:testador lo haya instituído, además, heredero de una
cuota diversa de la porción conyugal y que el cónyuge haya ateptado
esa asignación a título universal.
En otros términos, es menester que el testador o la ley lo !uaya:,
instituído heredero de'
~. _' una cuota,
.... y que, esa cuota se le asigne por
cuenta de su porción conyugal.
La porción conyugal, por sí sola, no impone al cónyuge responsa-
bilidad de heredero, aunque dicha porción sea una cuota. Lo que im-
pone esa responsabilidad es la circunstancia de que por disposición
del testador o de la ley. corresponda al cónyuge una asignación a títu-
lo universal que él haya aceptado, y que sea irilputable a su porción.
En resumen, el cónyuge tiene por razón de su porción conyugal
sólo la responsabilidad" subsidiaria del iegatario, excepto el caso de que
por cuenta de su porción conyugal le haya cabido una asignación a .
título universal. En este caso, tendrá la responsabilidad de heredero
en dicha asignación.
Por lo que toca a la mitad de gananciales, si se imputare a la por- .
ción conyugal,' subsistirá en dicha mitad la responsabilidad especial
que le es propia, según lo prevenido en el título De la Sociedad Conyugal.
158. Regl.as prácticas para computar la porción conyugal.-
-Hemos visto que la ley distingue dos situaciones: una, es el orden
de los descendientes legítimos y otra, es la de todos los demás órdenes
de sucesión. Hay que estudiar separadamente estas dos situaciones.
a los bienes propios que tenía e! cónyuge, para formar e! valor total
de la' porción conyugal (art. 1176).
Resulta así que los bienes propios que tenía el cónyuge, y que la
ley llama deducciones a la porción conyugal, contribuyen a formar
las legítimas rigurosas y la porción conyugal, en e! caso de! arto 1178,
inciso 2.°, tal como lo ordena e! arto 1190, que quiere que esas deduc-
ciones corran la misma suert,e que las cuotas de los legitimarios' inca-
paces, indignos o exheredados, las cuales contribuyen a formar las le-
gítimas rigurosas de los hijos hábiles y del cónyuge.
Si la deducción a la porción conyugal no consiste en un bien- pro-
pio que tenía el cónyuge sobreviviente o en su mitad de gananciales,
sino en una asignación que hubiere de percibir en la sucesión iel difunto,
a ti u< lo de donación, herencw o legado, en este caso esa asignación no se
agrega al acervo, porque se trata de bienes que pertenecen a la herencia
y que figuran_en e! inventario; pero e! legado o herencia dejados al
cónyuge se imputan a su porción conyugal, yel valor de la imputación
o deducción vuelve en este caso a la mitad legitimaria, en conformidad
al inciso 2. o del arto 1190.
Esta imputación tiene además importancia para establecer la res-
ponsabilidad del cónyuge, porque,. como dij irnos anteriormente, cuan-
do a cuenta de su porción conyugal le ha cabido a título universal,
alguna parte en la sucesión del difunto, será responsable, a prorrata
de esa parte, como los herederos en sus respectivas cuotas (art. 1180).
Si lo que se deja al cónyuge sobreviviente a título de donación,
herencia o legado es m8s de 10 que le corresponde a título de porción
conyugal, el sobrante se imputará a la parte de bienes de que el difunto
pudo disponer a su arbitrio (art. 1179).
IrI
DE LAS LEGÍTIMAS
Esto se entiende, sin perjuicio del caso de que en vida del testa-
dar se haya perdido la calidad de legitimario, por haber sobrevenido
otro de mejor derecho que lo excluya, como acontece al hijo natural,
cuando su padre o madre tienen después del reconocimiento de hijo
natural uno o más hijos legítimos que les sobreviven; y sin perjuicio
del caso del legitimario que, con arreglo al arto 127, pierde su calidad
de tal respecto al hijo cuyos bienes ha administrado, por no haber
hecho en tiempo oportuno el inventario que la ley exige al viudo que,
teniendo hijos de procedente matrimonio bajo su patria potestad,
o bajo su tutela o curaduría, volviere a casarse.
Si falta el legitimario por incapacidad, indignidad, repudiación
o desheredamiento y deja descendencia legítima, con derecho de re-
presentarle, ésta ocupa su lugar y grado, en conformidad a los artículos
986 y 987:
La incapacidad, la indignidad y la repudiación son causales de
pérdida total de la calidad de legitimario; en cambio el desheredamiento,
si es hecho por el testador, puede ser total o parcial (arts. 1207 y 1210).
Y si se trata de un desheredamiento hecho por la ley, en el caso del
DERECHO CIVIL TERCER AÑO
.con que haya de, hacerse su , pago., Así, el padre puede ordenar que tal
.casa o tal fundo se dé a un hijo determinado, en pago de su legítima.
Pero no podrá el testador delegar esta facultad a persona alguna, ni '
,tasar los yalores de dichas especies. (art. 1197). Si el testador tuviera la
facultad de tasar las especies, quedaría en su mano efectuar como qui-
siera la distribución de los bienes entre los legitimarios, lo que es contrario
al fin de la ley. El valor de la tasación deberá fijarse por peritos para
que sirva de base para la adjudicación de las especies (art. 1335).
Una yez asignada la especie legada a un legitimario, en pago de su
legítima, se verá si su valor excede o no de la suma que corresponde
percibir en la sucesión, a ese legitim.,ario. Si excede, el legitimario
tendrá que pagar el valor del exceso. En caso contrario, se le enterará
con otras especies debidamente tasadas, o en dinero, el valor de su
hijuela.
e) La mitad legitimaria se\distriblui'rá conforme a la ley entre los
legitimarios existentes que acepten la herencia, y que no sean incapa-
ces, indignos o desheredados. Si faltare alguno, por haber repudiado
() por ser incapaz, indigno o desheredado, se verá si tiene o no descen-
dencia legítima con derech() de representarle. Si tiene descendencia con
derecho de representarle, entrará dicha descendencia a ocupar el lu-
gar del incapaz, indigno, desheredado, o que ha repudiado, y conforme,
a las reglas ya dichas, esa descendencia heredará por estirpe.
Si un legitimario no lleva el todo o parte de su legítima, por inca-
pacidad, indignidad o exheredación, o porque la ha repudiado, y no tie-
ne descendencia con derecho de representarle, dicho todo o parte se
agregará a la mitad legitimaria, y contribuirá a formar las legítimas
rigurosas de las otras, y la porción conyugal en el caso del artículo
1178 inciso 2. () (inc. l." del arto 1190). En otros términos, la falta de un
legitimario, que no tiene descendencia con derecho de representarle,
beneficia a los otros legitimarios, porque la mitad legitimaria· se re-
ALPREDO BARROS ERRÁZURIZ
IV
DE LAS MEJORAS
entre los hijos, una cuarta parte se destina para las mejoras, y otra
cuarta parte se deja de libre disposición.
Se llama cuarta de mejoras, aquella C1..:ota de la herencia de la
cual el testador puede disponer libremente, a favor de uno o varías
de sus hijos o descendientes legítimos, aunque no sean legitimarios.
«De la cuarta de mejoras, dice el artículo 1195, puede hacer el
donante o testador la distribución que quiera entre sus descendientes
legítimos; podrá, pues, asignar a uno o más de sus descendientes le-
gítimos toda la dicha cuarta, con exclusión de los otros».
«Los gravámenes impuesto a los partícipes de la cuarta de mejo-
ras serán siempre en favor de uno o más de los otros descendientes
legítimos» .
Cuando el padre o madre deja a alguno de sus hijos o descen-
dientes, más que a los otros, se dice que lo mejora, porque efectiva-
mente lo hace de mejor condición que a los otros.
La cuarta de mejoras, que se distingue de la parte destinada a las
legítimas rigurosas en que se puede repartir libremente entre los hijos
o descendientes, prefiriendo a cualquiera de ellos, sirve para que los
padres tengan en su mano los medios de atender a los méritos y ne-
cesidades de cada uno de sus hijos o descendientes, esto es, de pre-
miar los servicios y cuidados de los unos, y de castigar la ingratitud
y tibieza de los otros.
Si bien pueden loe padres desheredar a los hijos que incurren en
alguna de las graves causas que establece la ley, hay, sin embargo,
defectos que merecen castigo, y que no son causa suficiente de deshe-
redación; ~irtudes que merecen premio, y necesidades mayores o
menores a que no puede menos de atender un buen padre de familia;
y no podrían recompensarse aquellas, ni remediarse éstas, sin las me-
joras.
Veamos las disposiciones especiales relativas a la cuarta de me-
joras:
170.-La cuarta de mejoras está garantida por la acción de
reforma.-La cuarta de mejoras, como asignación forzosa, está ga-
rantida por la acción de reforma del testamento, lo mismo que las le-
gítimas; pero como el testador tiene libertad para distribuirla entre
los descendientes legítimos, en la forma que 10 tenga a bien, la acción
IlERECHO CIVIL TERCER AÑO 287
y no del cónyuge, en el caso del arto 1178, inciso 2. o, el cual s610 lleva
su legítima rigurosa. Además este acrecimiento, ordenado especialmente
por la ley para este caso particular, prevalece sobre la regla del ar-
tículo 980, es decir, no se aplican en este caso las reglas de la sucesión
intestada, porque al incrementar la ley las legítimas con la parte de
que el testador no dispuso, no deja bienes sobre los cuales se puedan
aplicar las reglas de la sucesión intestada.
173. Gravámenes que pueden imponerse a las mejoras.-Las
asignaciones sobre mejoras son susceptibles de cualquier gravamen,
con tal de que sea en favor de uno o más de los otros descendientes
legítimos, y en esto se diferencian sucstancialmente de las legítimas
rigurosas, que no son susceptibles de gravamen alguno.
El arto 1192, que prohibe los gravámenes de las legítimas rigurosas
dice: «Sobre lo demás que se haya dejado o se deje a los legitimarios,
excepto bajo la forma de donaciones entre vivos, puede imponer el
testador los gravámenes que quiera; sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 1195»; y este artículo dice por su parte, en el inciso 2. o: «Los
gravámenes impuestos a los partícipes de la cuarta de mejoras serán
siempre en favor de uno o más de los otros descendientes legítimos».
174. La mejora no se presume.-La mejora no se presume; es
menester que el testador o donante la declare expresamente. Todos los
legados, todas las donaciones revocables o irrevocables hechas a un
legitimario se presumen dadas a cuenta de su legítima, y oe imputa-
rán a ella, a menos que en el testamento o en la respectiva escritura
o en acto posterior auténtico aparezca que e1legado o la donación ha
sido a título de mejora (art. 1198).
Este mismo principio establece la ley, al tratar de los desembol-
sos hechos para el pago de las deudas de un legitimario descendiente
kgítimo, las cuales se imputan a su legítima, excepto cuando el difun-
to «hubiere declarado expresamente por acto entre vivos o testamento
ser su ánimo que no se il1]puten dichos gastos a la legítima, en este caso
se considerarán como una mejora».
y si el difunto en el caso anterior «hubiere asignado al mismo le- .
gitimario a título de mejora alguna cuota de la herencia o alguna
cantidad de dinero, se imputarán a dicha cuota o cantidad; sin perjui-
DER.ECHO 'CIVIL TERCER AÑO 289
v
DE LOS DESHEREDAMIENTOS
II
REGLAS GENERALES
1I
se trata, y que hayan tráscurrido quince días contados desde esa fecha;
2." Que m.> haya sido aceptada la herencia o una cuota de ella, y
que no haya albacea a quien el testador haya conferido la tenencia de
los bienes y que haya aceptado su encargo. .
207. Objeto de la declaración de herencia yacente.-Esta
institución de la declaración de herencia yacente y el nombramiento de
curador, tienen por objeto atender al cuidado de los bienes de una he-
rencia que está abandonada y que no tiene herederos conocidos. El cu-
rador designado por el juez es un verdadero defensor de la herencia,
que debe 'cuidar de ella, mientras se presenta el heredero.
El primer deber del curador designado es hacer la publicación
de la declaración de herencia yacente en un periódico, y por carteles,
a fin de que ella llegue cuanto antes a conocimiento de las personas
que pueden aceptar la herencia (art. 1060 del C. de P. C.).
208. Caso de haberse aceptado sólo una cuota de la herencia.
-No procede la declaración de herencia yacente cuando se ha acep-
tado una cuota de la herencia, por pequeña que sea; pero como no sería
pOSible dar amplias facultades administrativas sobre toda la herencia
. al que sólo es dueño de una cuota de ella, la ley le exige inventario
solemne, antes de tomar a su cargo la administración de todos los bie-
nes pro-indiviso, y mientras no aceptan todos y entran a tomar parte en
la administración, limita sus facultades dándole sólo las que corres-
pondan a los curadores de la herencia yacente.
209. Nombramiento del curador de la herencia yacente.-La'
curaduría de la herencia yacente es curaduría de bienes, reglamenta-
da en el título XXV I1 del Libro 1.(1 del Código Civil; y es dativa, esto
es, dada por el juez, quien designa libremente al cu~ador. Si el' difunto
a cuya herencia es necesario nombrar curador, tuviere herederos ex-
tranjeros, el cónsul de la nación de éstos tendrá derecho para proponer
el curador o curadores que hayan de custodiar y administrar los bienes.
El magistrado discernirá la curaduría al curador o curadores propues-
tos por el cónsul, si fueren personas idóneas; ya petición de los acreedo-
res o de otros interesados en la sucesión, podrá agregar a dicho curador
o curadores otro u otros, según la cuantía y situación de los bienes que
compongan la herencia (arts. 481, 482 y 483).
En el caso del artículo 482, que se refiere al difunto que tuviere
3[4 ALFREDO BARROS ERRÁZUR~
porque ésta puede dar origen a dudas y litigios, a no ser que efectuada
judicialmente, se haga constar en un acto de tramitación judicial.
La declaración hecha por escrito debe contener de un modo indu-
dable la voluntad de aceptar, apareciendo de ella que la persona se
obliga como tal heredero. El simple hecho de dirigir una carta anun-
ciando que como heredero de fulano de tal va a tomar conocimiento
del estado de sus bienes, no importa aceptación; pero si el heredero,
en el carácter de tal, se dirige al acreedor pidiéndole quita o espera o
proponiéndole una transacción, entonces hay una aceptación expresa,
porque el heredero se obliga como tal.
La aceptación expresa puede hacerse de dos maneras: a) pura y
simple, y en este caso el heredero acepta la responsabilidad de todas las
obligaciones de la sucesión; y b) ,:on ben~ficio de inventario, caso en
el cual el heredero no responde sino hasta concurrencia del ~a1or total
de los bienes que ha heredado (art. 1247).
b) Hay aceptación t6cita cuando el heredero ejecuta un acto que
supone necesariamente su intención de aceptar, y que no hubiera te-
nido derecho de ejecutar, sino en su calidad de heredero (art. 1241).
La aceptación tácita presenta más dificultades, porque no consiste
sino en hechos, y hay hechos que se prestan a apreciaciones diversas.
Los hechos que suponen aceptación son, todos aquellos que eje-
cutados por el llamado a la sucesión dan a entender necesariamente su
intención de acebtar, porque no habría podido hacerlos válidamente,
sino en la calidad de heredero.
El artículo 1244 dice que la enajenación de cualquier efecto
hereditario, aún para objetos de administración urgente, es acto de
heredero, si no ha sido autorizada por el juez a petición del heredero y
protestando éste que no es su ánimo obligarse en calidad de tal.
Este es el único caso concreto que contempla nuestro C6digo
como aplicación de la regla general sobre la aceptación tácita, de que
habla el artículo 1241, y se refiere al que enaje']a, el cual indudablemente
hace acto de propietario; pro hcerede enim g~nere est pro domino gerere.
Otros casos que se reputarían como actos de heredero serían: el
hipotecar los bienes hereditarios o constituir' sobre ellos servidumbre,
usufructo o uso, pues es preciso ser dueño para poder hacer tales actos;
el demandar la nulidad de un contrato hecho por el difunto, o transigir
DERECHO CIVIL TERCER AÑO J 17
III
EL BENEFICIO DE INVENTARIO
'IV
O del curador
,
deja herencia
' . ., .yacente, y; encaso de dolo, se hará indigno
, , " ,
Todos los gastos que el albacea haya' sido ubligadoa hacer por
aposició!1 dé eUos, inventario, cuent~;:e'tc., I so~ de cargo-~ fks~¿e$¡'ó~,
y deberán abonársele.
Examinadas las cuentas por los respeCtivos inter8ados, l'¡/dct:fuc{';'
das las expensas:legÍÚmas, el alba~ea p'agaráci "~biarg'ehaléloque en
su contra o a su favor resultare, según !opre-venidÓ paia"los1 t'útBr¿$':Y
I • . '
de operar la división de una cosa común entre los condueños, en propor- '
ción a derechos o cuotas ya establecidas con anterioridad.
En el sentido ep flue puede decirse que hay verdaderf:!. acción,
es en cuanto cada uno de loo comuneros tiene el derecho de obligar a ,
los otros a venir al juicio, de partición, y a que ésta se haga, en caso
necesario, por autoridad de la justicia,' <;tÓn contra la voluntad de los
que no quieran comparecer.
, Veamos algunos principios generales relativos a' l~ particiól"! de
bienes:.
l. o Lo PI:imet;o¡ que debe hacerse en toda partición de bienes. es '
establecer claramente cuál es el patrimonio del difunto que's«¡! trata de
dividir entrf: sus, herederos. Si el patrimonio del difunt~. estuviere con-
fundido con bienes pertenecientes a otras, personas, por razón de
bienes propios 9 gananciales del cónyuge, contratos, pesociedad, suce-
siot;l~, ~teriores in~ivisas, u otro motivo cualquiera, se proceder~ en,
primer lugfifJ:!J.hi,sep.jlración depatrhnon¡os; pividiendo las,~pe<.:ies,
comunes según las reglas precedentes (art.1341). El caso que s,e pre-
ALFREDO BARROS •
ERRAZUR~
350
se procederá como en el caso del arto 1349», (se refiere a los bienes
omitidos. involuntariamente).
«Sin embargo, cuando recayeren sobre una parte considerable de
la masa partible, podrá la partición suspenderse hasta que se decidan;
si el juez, a petición de los asignatarios a quienes corresponda más de la
mitad de la masa partible, 10 ordenare así».
5. o La partición de bienes de un difunto es de aquellos juicios de
arbitraje forzoso, es decir, que deben resolverse por árbitros, y el ár-
bitro se llama partidor (art. 176 de la ley de tribunales). Se exceptúan:
a) La partición hecha por el testador, por acto entre vivos o por testa-
mento (art. 1218); b) La hecha por los coasignatarios que tuvieren
la libre disposición de sus bienes (art. 1325), 'y e) La hecha por los mis-
mos coasignata~ios, aunque entre ellos hubiere personas que no tengan
la libre disposición de sus bienes, siempre que no se presentaren cues-
tiones que resolver y todos estuvieren de acuerdo,' siendo necesarias
en este caso la tasación de los bienes por peritos y la aprobación de la
. justicia (art. 802 del C. de P. C.).
La justicia ordinaria no tiene competencia para efectuar parti-
ciones: sólo puede intervenir en el nombramiento de partidor, en los
casos que la ley contempla, y en la aprobación de la partición.
6.° En virtud de la ley de contribución de herencias, el Físco
tiene interés en vigilar la forma en que se hace la partición de bienes, y
la ley respectiva dispone que toda partición de bienes de un difunto
debe ser aprobada por la justicia ordinaria, /Jara los efectos de la ley de
contribución de herencias (art. 62 de la Ley N.O 4533).
También los terceros acreedores que tengan derechos que hacer
valer sobre los bienes comprendidos en la partición, pueden ocurrir
al partidor (art. 812 del C. de P. C.).
7. o Los actos legales de partición y las sentencias de adjudicación
en juicios divisorios, aunque según el arto 703, pertenecen a la clase
de los actos traslaticios de dominio, tienen modalidades especiales
yen realidad importan un título declar,!:tivo de un dominio ya adquiride
por la sucesión por causa de muerte.
En efecto, hecha la partición y adjudicados los diversos bien~
o lotes a los asignatarios, según el artículo 1344 cada asignatario SE
reputará haber sucedido inmediata y exclusivamente al difunto en todos
351, ALFREDO BARROS ERRÁZUruz
los efectos que le hubieren cabido y no haber tenido jam~ E?rte al-
guna en los otros efectos de la sucesión; por consiguiente, si alguno
de los ~oasignatarios ha enajenado una cosa que en la, partición se
adj).ldica a otro de ellos, se podrá, proceder como en el caso de la venta
de cosa ajena. .
Entre el difunto y el heredero adjudicatario no hay intermedia-
rio, o sea, no hay traslación de dominio del testador a la comunidad
para que ésta a su vez lo,pase al adjudicatario.,
Lo anterior, por lo que toca al dominio de lfls cosas asignadas.
Por lo tocante a la posesión, el artículo 718 conti~ne el mismo prin·
cipio. Dice: ,«Cada uno de los partícipes de una cosa que se poseía
pro indiviso, se" entenderá haber poseído exclusi'-amente la parte que
por la división le cupiere durante todo el tiempo que duró la indivisión.
Podrá, pues, añadir este tiempo al de su posesión exclusiva, y las ena-
jenaciones que haya he::ho por sí solo, de la cesa :Jomún, y los derechos
reales c.on que la haya gr,avado, subsistirán sobre dicha parte si hubiere
sido comprendida en la enajenación o gravamen. Pero si lo enajenado
o gravado se extendiere a más, no subsistirá la enajenación o gravamen
contra la vol).IDtad de los respectivos adjudicatarios:.~
El mismo, principio contiene el artículo 2417 relativo a la hiPo- '
teca. Dice: «El ,~omunero puede, antes de la división de l? cosa cumún,
hipotecar su cuota; pero verificada la división, la hipoteca afectará
solamente los bienes que en razón de dicha cuota. ,se adjudiquen, si
,"
asignado podrá siempre pedirse con tal que los co-asignatarios no hayan
estipulado lo contrario.
«No puede estipularse pro-indivisión por más de cinco años,
pero cumplido este término podrá renovarse el pacto».
Esta es una regla fundamental, que se aplica a todas las indivisio-
nes, salvo los casos de excepción que luego veremos.
La única manera de mantener la indivisión forzada es por esti-
pulación expresa de los herederos, y esta estipulación no puede hacerse
por más de cinco años.
La ley limita este plazo por las razones antes expuestas, y no
permite renovar el pacto por otros cinco años, sino una vez cumplido
el término; pues de otro modo se burlaría fácilmente la ley, haciendo
nuevas convenciones antes de que la primera hubiese producido todo
su efecto.
Si de hecho se estipulare la indivisión por un plazo de más de cinco
años, el pacto sólo surtiría efectos hasta los cinco años que la ley per-
mite y sería nulo en el exceso, porque lo que la ley prohibe es que el
tiempo de la indivisión exceda de cinco años en cada estipulación, y
sin perjuicio de que se renueve, vencido el plazo.
Con arreglo al arto 71 de la ley de contribución de herencias, salvo
que se constituya garantía legal para responder del pago de esa contri-
bución, no podrá estipularse la indivisiCn de bienes hereditarios, si
no se paga antes la contribución de herencia que corresponda, pre-
via liquidación hecha con aprobación del juez.
Dentro de las prescripciones de nuestro Código, el testador no
puede imponer la indivisión, ya que el único caso en que la partición
no puede pedirse es cuando se ha hecho estipulación de indivisión
entre los herederos. Esto se justifica, porque los co-herederos se conocen
mutuamente y están en mejor situación para apreciar si les es posible
mantener sus intereses confundidos durante algunos años.
Tampoco es causal para mantener la indivisión el hecho de que
renuncie su cargo el partidor nombrado, o que termine el plazo de sus
funciones, sin haber efectuado la pardción. Cualquiera de los interesa-
dos puede pedir que se nombre otro partidor, porque nadie está obli-
gado a permanecer en la indivisión, salvo el caso de estipulación ex-
DERECHO CIVU... TERCER AÑO 355
solos la división de las cosas comunes, aunque entre ellos hubiere per-
sonas que no tengan la libre disposición de sus bienes, siempre que no
se presentaren cuestiones que resol~er y todos estuvieren de acuerdo
sobre la manera de hacer la división.
Serán, sin embargo, necesarias en este caso la tasación de los
bienes por peritos y la aprobación de la partición por la justicia ordi-
naria, del mismo modo que lo serían si se procediera ante un partidor
(art. 802 del Código de Procedimiento Civil).
La partición hecha por los coasignatarios en los dos casos antes
indicados debe constar por escritura pública:: determinar el monto
imponible de las asignaciones, para el efecto del pago de la contribu-
ción de herencias; y someterse a la aprobación jud ídal, para los efectos
de la referida contribución. .
Como se ve, en ambos casos debe la partición ser aprobada por
la justicia ordinaria: en el caso de los coasignatarios que tienen la libre
disposición de sus bienes, para el solo efecto de la contribución de he-
rencias; y en el caso de que haya incapaces, para el doble efecto de
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 359
rios, sin que en ella se inserte el comprobante del pago del impuesto,
siempre que la en~jenación se hubiere hecho en juicio de partición
constituído con arreglo a la ley. También permite garantir el pago del
impuesto, en el caso de particiones hechas por abogados nombrados
por la justicia, o cuyo nombramiento haya sido aprobado por ella
(arts. 69, 70 y 73 de la ley N.o 4533).
Por lo demás, los partidores se someterán a las reglas que estable-
:.:e el Código Civil en el título X del libro tercero De la Partici6n de
hienes, ya las del título X del libro tercero del Código de Procedimiento
Civil, que trata en especial De los juicios sobre partición de bienes.
Sus actos deben ser autorizados en todo caso por un notario, o se-
cretario de un juzgado de letras.
260. Provocación del juicio de partición.-Hemos visto que
procede hacer la división de la cosa común siempre que los co-asigna-
tarios no hayan estipulado lo contrario.
Pero es menester que alguien pida la partición, esto es, que pro-
voque el juicio correspondiente.
[Puede provocar libremente el juicio de partición cualquiera de
los co-asignatarios que sea mayor de edad y libre administrador de sus
bienes. Ocurrirá con este objeto al tribunal que corresponda, pidién-
dole que cite a todos los interesados a fin de hacer la designación del
partidor (art. 802 del C. de P. C.).
Si un co-asignatario vende o cede su cuota a un extraño, tendrá
éste igual derecho que el vendedor o cedente para pedir la partición
e intervenir en ella (art. 1320).
Si falleciere uno de varios coasignatarios después de habérsele
deferido la asignación, cualquiera de los herederos de éste podrá pe-
dir la partición; pero formarán en ella una sola persona y no podrán
obrar sino todos juntos o por medio de un procurador común (artículo
1321).
Si uno de los co-asignatarios es mujer casada, puede el marido
provocar la partición de los bienes en que tenga parte su mujer, con
el consentimi.ento de ésta, si fuere mayor de edad y no estuviere imposi-
bilitada de prestarlo, o el de la justicia en subsidio (art. 1322).
Si uno de los co-asignatarios es incapaz, su tutor, su curador y,
en general, los que administran bienes ajenos por disposición de la ley,
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 361
Este es uno de los casos en que la ley permite nombrar como par~
tidor al que no fuere abogado, y no importa que el nombrado sea al-
bacea o coasignatario (art. 1323).
La ley dice que vale el nombramiento hecho por e! difunto; lo que
equivale a decir que los herederos no pueden prescind.ir del partidor
nombrado, salvo naturalmente e! caso de reÍ'lllncia o terminación de!
plazo de sus funciones.
Si alguno de los coasignatarios no tuviere la libre disposición de
'Sus bienes, el nombramiento de partidor debe ser aprobado por el
juez (art. 1326 del C. Civil); y bastará el fallo judicial que conceda la
aprobación para que el partidor pueda ejercer sus funciones, previa
su aceptación y e! juramento legal (inciso 2. 0 de! arto 802 del C. de
P. C.).
El derecho que la ley reconoce al difunto es para designar partidor
de sus bienes; pero si su patrimonio estuviere confundido con bienes
pertenecientes a otras personas y hubiere necesidad de liquidar pre-
viamente esaS comunidades o sociedades, e! nombramiento de liqui-
dador de es?s sociedades no es privatiVO de! testador, porque no se
trata s610 de sus bienes, y conforme a las reglas generales, debe ser
hecho de común acuerdo entre todos los interesados en la -comunidad
o por la justicia en subsidio.
263. Partidor nombrado por los coasignatarios•. -Si el difunto,
no ha designado partidor, corresponde a los coasignatarios desig-
narlo.
El acuerdo de los coasignatarios puede producirse extrajudicial-
mente o con intervención de la justicia,. En este segurido caso, cualquiera
de los comuneros ocurrirá al tribunál que corresponda, pidiéndole que
cite a todos los interesados a fin de hacer la deSignación, y se procederá
a ella, en la misma forma establecida para el nombramiento de peritos
(art. B02.de! C. de P. C.). Deben concurrir al acuerdo todos los coasig-
natarios, sin excepción alguna; dé otra manera sería nulo el nombra-
miento.
Por lo que toca a los requisitos para la validez del nombramiento,
debemos contemplar lo~ siguientes casos:
a) Si todos los coasignatarios tuvieren la libre disposición de sus
bienes, y concurrieren al acto, podrán nombrar de común acuerdo un
3~4 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
~.=================-==.~-=-~~========-
herencia, entendiéndose por tal el avalúo con que figuren los bienes
raíces en esa fecha, para el efecto del pago de las contribuciones, el
precio que los efectos públicos, acciones y valores mobiliarios tengan
a la misma fecha en las trtlnsacciones bursátiles, y el valor que a los
bienes muebles se les asigne en .acto pericial legalmente practicado.
Pero si dentro del año contado desde la fecha de la delación de la he-
rencia, se licitaren bienes en subasta pública, se tomará como base
para determinar el monto imponible, el valor en que hayan sido subas-
tados.
Resulta de lo dicho que puede ocurrir, y de hecho ocurre con fre-
cuencia, que las tasaciones de propiedades raíces aprobadas por los
herederos para adjudicarse los bienes sean diversas de las que aparecen
en los avalúos de la Dirección de Impuestos; de modo que hay que
considerar dos tasaciones distintas: una para los efectos de la adjudi-
cación en la partición y otra para los efectos del pago de la contribución
de herencias. Lo mismo puede ocurrir respecto de la estimación de
los valores mobiliarios que puede haber variado considerablemente
en el tiempo trascurrido desde la muerte del testador hasta el día
en que se adjudiquen o vendan los valores.
272. Separación de patrimonios. Liquidación de la sociedad
conyugal como operación previa.-Hemos dicho que para efectuar
la partición de los bienes del difunto, es indispensable establecer de
un modo preciso y determinado, cuál es el patrimonio que ha dejado.
Si sus bienes no están confundidos con bienes pertenecientes a otras
personas, no habrá dificultad alguna; y todos los bienes que se encuen-
tren en su poder serán materia de la partición. Pero el patrimonio del
difunto puede estar confundido éon bienes pertenecientes a otras
personas, por razón de bienes propios o gananciales del cónyuge, con-
tratos de sociedad, sucesiones anteriores indivisas, u otro motivo cual- .
quiera. En tal caso, se procederá en primer lugar a la separaci6n de
patrimonios, dividiendo las especies comunes según las mismas reglas
que se dan para la partición de la herencia (art. 1341).
El caso más frecuente es el de confusión de patrimonios, por raz6n
de sociedad conyugal. Si muere una persona casada que vivía bajo
el régimen ordinario de sociedad conyugal, su patrimonio aparece con-
fundido con el patrimonio del cónyuge sobreviviente, y a fin de separar
DERECHO CIVIL TERCER. AÑO 373
ley; o sea, concurriendo los herederos mayores por sí o por sus manda-
tarios, y los menores o incapaces por medio de sus representantes le-
gales.
Si entre los herederos hay personas incapaces, el acuerdo para
. adjudicar bienes raíces debe hacerse sobre la base de' la tasación pe-
ricial ya aprobada, o por lo menos sobre la base. de la apreciación he-
cha por las partes, con tal que existan en autos antecedentes que la
justifiquen (art. 813 del C. de P. Civil).
Resulta de lo anterior que la primera norma en toda partición
es el acuerdo unánime' y legítimo de los interesados.
2. o Si no se produce acuerdo entre los interesados, para la adjudi-
cación o licitación de las especies, el partidor deberá atenerse al rigor
de los preceptos legales y. proceder en consecuencia.
La regla fundamental sobre esta mater;a es la siguiente:
Partiendo de la base de la tasación pericial aprobada por los he-
rederos, o por el partidor, si fuere impugnada, deberá éste último ha-
cer la distribución de los. bienes, adjudicando a cada uno de los co--
asignatarios cosas de la misma naturaleza y calidad que a los otros, o
haciendo hijuelas o lotes de la masa partible. En la formación de los
lotes se procurará no sólo la equivalencia sino la semejanza de todos
ellos; pero se tendrá cuidado de no dividir o separar los objetos que no
admiten cómoda división o de cuya separación resulte perjuicio,
salvo que convengan en ello unánime y legítimamente los interesados
(N.O! 7 y 8 del arto 1337).
En otroS términos, la misión del partidor es la de repartir los bienes
hereditarios, con la igualdad posible, entre los que tienen derecho a
ellos .
• De la regla enunciada se desprende claramente el propósito de
la ley de que los bienes se distribuyan entre los herederos en especie,
dando a cada heredero cosas de la misma naturaleza y calidád que a los
otros. Igualmente exige que los lotes contengan, en lo posible, la misma
cantidad de bienes de la misma especie, esto es, que se distribuyan
proporcionalmente los muebles, . los inmuebles, los valores, los créditos,
etc., y que se procure no sólo la equivalencia sino la semejanza de 1m,
lotes. En otros términos, debe procurarse no sólo que los lotes tengan
378===============A=L=FR==ED=0===BA=R=R=0~S==E=R=RAZ='=U=R=I=Z=================
un valor proporcional, sino que cada lote contenga cosas de las misma
calidad que los otros.
Sin embargo, esa equivalencia y semejanza de los lotes no de-
ben entenderse de un modo absoluto, pues la misma ley se encarga de
advertir el cuidado que debe tenerse de no dividir o separar los objetos
que no admitan cómoda división, o de cuya separación resulte perjui-
cio, v. gr.: si se tratara de dividir una propiedad raíz en lotes minúsculos.
Como es imposible que los lotes sean absolutamente iguales, se compen-
sa la desigualdad por medio del pago en dinero, del alcance a favor o
en contra que resulte en su composición.
Formados los lotes, cada uno de los interesados puede reclamar
contra el modo de composición de los lotes, antes de efectuarse el sor-
teo. (N.o 9 del arto 1337).
No habiendo reclamo, o fallada la reclamación, se procede al
sorteo de los lotes entre los herederos. Aunqut' este sorteo presenta
graves inconvenientes, porque de ordinario no satisface los deseos de
los herederos, no obstante la ley lo establece y lo prefiere a la distribu-
ción hecha por la autoridad del partidor, porque ve en ese sorteo una
medida de garantía para los intereses de los incapaces y de los here-
deros ausentes.
3. ° La regla anterior supone que las especies admitan cómoda
división.
Entre los coasignatarios de una .especie que no admita división o
cuya división la haga desmerecer, tendrá mejor derecho a la especie el
que mác; ofrezca por ella. Cualquiera de los coasignatarios tendrá de-
recho a pedir la admisión de licitadores extraños, y el precio se dividirá
entre todos los coasignatarios, a prorrata.
No habiendo quien ofrezca más que el valor de tasación o el con-
vencional fijado de común acuerdo, y compitiendo dos o más asigna-
tarios sobre la adjudicación de una especie, e! legitimario será prefe-
rido al que no lo sea. (N.oS 1.0 y2.0 de! arto 1337).
La facultad de pedir subasta pública, con admisión de postores
extraños, corresponde a los coasignatar'ios, y el partidor ordenará su
cumplimiento. Pero el partidor no tiene iniciativa para ordenar la su-
basta de propiedades no pedida por los interesados, porque su misión
es distribuir y adjudicar los bienes, en especie entre los herederos,
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 379
con este arreglo de los herederos, para intentar sus demandas (artículo
1340) y p:drán dirigir;:e c:mtra cada heredero, a prcrrata de su inte-
s en la suces;ón.
7. o Las adjudicaciones de bienes a favor de los herederos se hacen
ordinariamente a cargo de su haber hereditario, y el valor de la adju-
dicación se le toma en cuenta en el entero de su hijuela.
Para evitar que las adjudicaciones excedan del monto calculado
del haber de cada heredero, establece la ley que, salvo acuerdo unánime
de las partes, los comuneros que duranté el juicio divisorio reciban
bienes en adjudicación por un valor que exceda del ochenta por ciento
de lo que les corresponda percibir, pagarán de contado dicho exceso.
La fijación provisional de éste se hará prudencialmente por el partidor
(artículo 816 del C. de P. C.).
8. o Durante el juicio de partici6n, se hace generah:nente la distri-
bución de las especies y de los valores entre los herederos conforme a
los acuerdos que se van adoptando. Algunos solicitan en adjudicación
mayor cantidad de especies que otros, y hay herederos que esperan el
resultado final de la partición para el pago íntegro de su haber en di-
nero.
A fin de que estos valores recibidos anticipadamente por algunos
comuneros, a cuenta de sus derechos, no alteren la igualdad indispensa-
ble, dispone la ley que tales valores devengarán el interés que las par-
tes fijen, o el legal cuando tal fijaci6n no se hubiere hecho, sin perjui-
cio de lo que en casos espeCiales dispongan las leyes (art. 817 del C.
de P. C.).
9.° Para garantizar el pago de los alcances que resulten de la adju-
dicaci6n de propiedades raíces hechas a los comuneros, durante el juicio
divisorio o en la sentencia final, se entenderá constituída hipoteca
sobre las propiedades adjudicadas (art. 818 del C. de P. C.). Puede
reemplazarse la hipoteca por otra caución suficiente.
Este es un caso de hipoteca legal, y el Conservador de Bienes
Raíces respectivo está obligado a inscribirla, por el hecho solo de exis-
t ir alcances en contra del adjudicatario de una propiedad raiz. La
hipoteca se entiende constituída por el solo ministerio de la ley, sin
necesidad de una declaración especial: es un caso de excepción a los
principios generales del Código Civil sobre esta materia.
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 381
tador. Las baja3 del cuerpo de frutos son los gastos de ex:plotación y
otros ordin.arios y periódicos, indispensables para la producci5n.
El saldo líquido que resulta se distribuye entre los herederos a
prorrata de sus cuotas hereditarias, de modo que en la hijuela de cada
heredero figurará en el Haber no sólo su cuota en la herencia sino taro-
bién su cuota de frutos.
Esta formación separada de un cuerpo de frutos es necesaria para
que quede claramente determinado lo que cada heredero recibe por
capital hereditario y por frutos.
Si algún heredero es casado, esta determinación debe figurar en
su hijuela, porque ella sirve para establecer separadamente la parte
de la herencia que por razón de capital representa un aporte a la so-
ciedad conyugal que él tiene con el otro cónyuge, y la parte que por
corresponder a frutos, importa gananciales de la sociedad conyugal.
También sirve para los efectos del pago de la contribución de herencias.
277. Evicción de la cosa arljudicada. Molestia en la posesión.
-El partícipe que sea molestado en la posesión del objeto que le cupo
en la partición, o que haya ya sufrido evicción de él, lo denunciará a
los otros partícipes, para que concurran a hacer cesar la molestia, J
tendrá derecho para que le saneen la evicción.
Esta acción prescribirá en cuatro años, contados desde el día de
la evicción (art. 1345).
Esta obligación de los herederos de sanear la evicci6n y de con-
currir a hacer cesar la molestia tiene su fundamento en la igualiacl
que debe haber entre los herederos, como base de la división. Las ad-
judicaciones de especies se acuerdan entre los comuneros con la inten-
ción de asignarse mutuamente lotes equivalentes al interés que tienen
en la herencia; y si uno de los adjudicatarios es privado por sentencia
judicial, de la cosa que se le dió, desaparece la igualdad, y es menes-
ter para restablecerla que los demás herederos concurran al sanea-
miento.
En el Derecho Romano, en que la partición era un acto trasla-
ticio de dominio, tenía un fundamento distinto; el saneamiento de la
evicci5n procedía como en el contrato de venta, como resultado de la
traslación de dominio a título oneroso.
No sólo tienen los herederos la obligación de sanear la evicción
DERECHO CIVIL TERCER AÑO .Hsi
--,=======================================
sino también la de hacer cesar las molestias en la posesión del objeto:
yel fundamento de esta obligación es el mismo que en el caso anterior.
Las molestias en la posesión del objeto asignado no son las producidas
por vías de hecho o actos de violencia ejercidos por personas que no
pretenden derecho a la cosa, sino las que provienen de gestiones judi~
ciales ejercidas por terceros que se creen con derecho a la cosa, y que
anuncian la pOSibilidad de una próxima evicción. Esta acción no pr~
.cede:
1. o Si la evicción o molestia procediere de causa fosterior a la
partición. En otros términos, sólo procede esta acción cuando la evic~
ción o la molestia tiene una causa anterior a la partición. Si la especie
adjudicada pertenecía a la masa hereditaria en el momento en que se
efectuó la división, los copartícipes no tienen nada que garantizar ni
motivo por qué responder. Sería, v. gr.: una causa de evicción pos-
terior a la partición, una prescripción que ha corrido en contra del ad-
judicatario, después de hecha la partición. Correspondía al adjudi~
catario haberla interrumpido por sí mismo.
2.° Si la acción de saneamiento se hubiere e,xpresamente renun-
ciado.
No basta que el adjudicatario tuviere noticia de la causa de la
evicción al momento de hacerse la partición; es menester que además
de conocer la acción, la haya renunciado expresamente.
3.° Si el partícipe ha sufrido la molestia o la evicción por su ,culpa ..
Por ejemplo, si no ha opuesto los medios adecuados de defensa, de ma-
nera que por su negligencia se haya pronunciado la sentencia de evic-
ción (art. 1346).
Esta acción para el pago del saneamiento se divide entre los par-
tícipes a prorrata de sus cuotas. El heredero adjudicatario, que ha su-
frido la evicción, soporta también su parte en la pérdida, en proporción
a su derecho en la sucesión, pues de otro modo se violaría la igual-
dad, . que es el· alma de las particiones.
Si un heredero está insolvente, la porción del insolvente grava a
todos a prorrata de sus cuotas, incluso al que ha de ser indemnizado
(art. 1347).
278. Entrega de los títulos de dominio. _. Efectuacia laparti-
386 ALFREDO BARROS ERRÁZURIZ
ticiones, según las r:eglas generales que fijan la duración de esta especie
de acciones (art. 1352).
La acción de nulidad o de rescisión trae, como dij imos, conse-
cuencias graves. Permite la ley optar por otros recursos legales, y dice
que el partícipe que no quisiere o no pudiere intentar la acción de nu-
lidad o rescisión, conservará los otros recursos legales que para ser
indemnizado le correspondan (art. 1353). Podrá, pues, si prefiere, soli-
citar la rectificación de algún error de cuentas, hacer efectiva la res-
ponsabilidad del partidor, conforme al artículo 1329, o tomar otras
medidas semejantes.
Si ha habido omisiones o vicios en la tramitaci6n del juicio de par-
tici6n, no procede en este caso la acción de nulidad o rescisión contem-
plada en el arto 1348, porque las actuaciones producidas en juicio
están sometidas a las leyes de procedimiento y no pueden invalidarse.
sino en la forma y por las causales que ellas determinan,
índice
CAPÍTULO Xl
.
Por el hecho del fallecimiento del testador, el derecho del acreedor
queda dividido y, en reemplazo del acreedor único, quedan varios
delitlotes obligados a pagar, cada un.o una cuota de la deuda. De aquí
resulta'como consecuenCia: .
1. o Qué no hay solidaridad entre los herede~os: con relación a las
deudas del di'funto;
:>, l> 2. Que la 'insdlvencia de uno de los herederos rÍo grava.a los otros
0
(are!J 1355);
3. o Que quedan limitados los efectos de la confusión; de manera
que si uno tre-'los herederoi' fuere acreedor o deudor del difunto, sólo se
confundirá con su porción hereditaria la cuota que en este crédito o
deuda le quepa; ébmo acreedor, tehdrá acción coritra sus coherederos,
á prorl:ata, por el reSt.o de su crédito, y como deudor, leS estará obligado
a prorrata, poreliestti de su deuda (art. 1357). " '
Tratándose de! pago de las deudas hereditarias, hay'ciertos casos
én que p(5t"circunstanciasespeciales un heredero es oblig'ado a 'pagar
al acreedor hereditario una suma mayor de la que eh definitiva le
corresponde en proporción a su cuota hereditaria; yen esoS casos, hay
que distinguir, por una parte, la obligación a las deudas, respecto de los
acreédores, y por r~otra, e! resultado definitivo de la división del pa-
s1voentre los coherederos, o sea, lo que podemos l1a~ar la contribu-
ción a las deudas mtre los coherederos. La ley quiere que en definitiva
el pasivo se divida entre los herederos, en proporci6n estricta a sus
cuotas 'hereditarias. Así, el heredero a quien cabe en adjudicación un
inmueble hipotecado y se ve obligado a pagar al acreedor hipotecario
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 391
una ST,ltna 'ltiayQf 'de lá, que le, corresponde en' la ,deuda, 'atendida su'
cuota;herec!itaria, tiene aéci6n contra sus cOherederoS, pOr la:ctiOta que
a ellos toque de la deLida (¡;trt., 1365),. ' , .. :' , ¡ .,
282. Deudas' solidarhis e' indhisibles.-La :división 'de la deuda
entre los herederos tiene lugar;, aún en el caso dJ.~ que la.'obligaci6n del'
difunto ,fuere solidaria. .:' ',',' . ,,', " :
Los herederos ,de, cada 'üno de .los cleudores solidariOs' son, entre
todos, obligados al totaJ de la deuda; perO' cada hereder6 setá~ sola~,
mente -responsabledá. aquella cuota de.ta deuda que corresponda su a
porci6n hereditaríw (art. 1523). ' , , ""
Pero la indivisibilidad de la obli'gadón es: un . verdadero' caso de
excepción al principio general de di-Visíón dé la déuda entré' los here~
deros, Cada: 1,Íno de los herecleros del que ha oontraído üna obligación
indivisiblé es 'obHg~do a satisfacetla en el todo, y cada 'uno de los here.,
cleros del acreedor puec!eexígir su ejecuCión total (ár't~ 1528)., ' .
, De Igual manera, en los 'casos especiales de indiviSibititla'cfde pago,
contemplados en el 'átt.· 1526 del Código ,Civil; puede un heredero ser
obligado al pago total, de una deuda ,v. gr,:: a) la' entrega de una espeCie
o cuerpó cierto ~que se adjudicó ¡;f ún>ooheredero, y quda$uceSión ha
sido eondenada a devolver, o al pago de una hipoteca, qú~ :grava la cosa
que le ha sido' a:djudicada; pero' tiene 'acción contra ;gUs Coherederos,
por la cuota qf1e a ellos tóq\le en:' la'deuda. Si variOs, inmuebles de la
sucesión están sujetos :a uná' hiPoteca, d acreedor. hipOtecario te:ndt.á
acción solidaria contra'cada :unQ de dichos inmuebles, sin perjuici(j
del 'recurso del heredero a. quien pertenezca' el'ihrÍlueble, contra,-sus
coherederos, por la cuota que: 'a ellos toque dé la, deuda. ., "'
Aun cuando el: atteedor; haya subrogado al dueño del inmúelDfe en
sus accíon~ contra 'Sus coherederoS, n0 será cadá üilo de estos tespóhsa~
ble, sino de la parte que le quepa en la deuda,
Pero la porción del insolvente se repart:'irá a prorrata: erl.tre todos
los herederos (art, 1365), ' ! ,', ' , ,
relativa J 3' determinar ,cuál de eUas debe "soportar las deudas, y en qué
forma!' - .
Establece la ley que el propietario y el usufructuario se: cOnside-
rarán como una s::la persona para la distribupi6n de las obliga~iones
hereditarias y testamentarias que cupieren a la' cosa fructuaria; y las
obligaciones ciJ.ue 'unidamente lés quepan se divldirán entre ellos con:'
forme a las reglas que siguen: '' " '
1. a Será de cargo del propietario el pago de las deudas que reca..
yere sobre la cosa fructuaria, quedando obligado el usufructuario a '
satisfacerle durante todo el tiemp6qúe continuare el. 'usufructo, los
intereses· corrientes de la cantidad pagada, :' ' " , ,
2. Si el- propietario no se allanare a:estepago, podrá e1ilsufruc-
R
sólo se deducirá por razón del gravamen la cantidad que constare ha-
berse invertido (art. 1367).
Del tenor del artículo 1363, Y de su concordancia con otras dispo-
siciones de! C6digo Civil, se desprende el siguiente orden de preferencia:
l. ° Los legados estrictamente alimenticios a que e! testador es obli-
gado por ley, los cuales, según las palabras textuales del artículo 1363.
no entrarán a contribución sino después de todos los otros. Las asigna-
ciones alimenticias forzosas de que aquí se trata no son propiamente
legados, sino una deuda de condición especial que pesa sobre e! patri-
monio, y que se deduce previamente de! acervo o masa de bienes,
antes de determinar el acervo líquido, conforme al artículo 959. Sólo
goza de preferencia e! legado, en la parte que sea estrictamente alimen-
ticio y debido por ley.
Por su parte el arto 1170, confirmando este carácter propio de los
legados estrictamente alimenticios, dice que los asignatarios de ali-
mentos no estarán obligados a devolución alguna en razón de las deu-
das o cargas que gravaren el patrimonio de! difunto; pero podrán re-
bajarse los alimentos futuros que parezcan desproporcionados a las
fuerzas del patrimonio efectivo.
En otros términos, e! monto de las pensiones alimenticias, que se
deben por ley, se fija en consideración a las fuerzas del patrimonio efec-
tivo; pero una vez fijada la pensión, el asignatario no está sujeto a
devolución.
2.° Hay también otra clase de asignaciones que están en una con-
dición peculiar, y que prefieren en general a los legados. y son las asig-
naciones que importan una mejorC! a favor de descendientes legítimos.
Estas mejoras pueden en ciertos casos absorber el todo o parte
de la cuota de libre disposición de! patrimonio de! testador, y, por lo
tanto, preferir a los legados, ya que disminuída o agotada la parte de
libre disposición no hay de donde deducirlos.
Si las mejoras, dice el artículo 1194, no cupieren en la cuarta par-
te del acervo imaginario, este exceso se imputará a la cuarta parte
restante, con preferencia a cualquier objeto de libre disposición a que
eJ')
, Jnto la haya destinado.
3.° Los dos casos anteriores no son propiamente de legados privi-
legiados; e! primero se refiere a una verdadera deuda que pesa sobre
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 401
dinero u otros bienes muebles, con tal que sea proporcionada a las fa-
cultades del pupilo, y que no menoscabe los capitales productivos
(art. 402). Igual regla se aplica a los hijos de familia (art. 256).
Es distinta la aptitud para testar, de la aptitud para donar entre
vivos; puede testar, toda persona no impúber que se encuentra en su
sano juicio; y sólo puede donar, el que tiene la libre administración de
sus bienes, esto es, el mayor de edad. Exige, pues, la ley más condiciones
para donar que para testar.
Por lo que mira al dcnatariJ, dice la ley que es capaz para reci-
bir entre vivos teda ¡:-ersona que la ley r:o ha declarado ir:capaz (ar-
tículo 1389).
Las incapacidades para recibir donaciones entre vivos son las
mismas establecidas por la ley para las herencias y legados, en los ar-
tículos 963 y 964 (art. 1391). En ambos casos se trata de requisitos
para adquirir una liberalidad ..
La capacidad para recibir una donación es mucho más amplia
que la capacidad para donar, puesto que no se requiere en el donatario,
que tenga la libre administración de sus bienes, como lo exige la ley
respecto del donante.
Así como en la sucesión por causa de muerte es necesario existir
al tiempo de la muerte del testador, dispone la ley que no puede hacerse
una donación entre vivos a persona que no exista natural y civil-
mente en el momento de la donaci6n.
Si se dona bajo condición suspensiva, será también necesario
existir al momento de cumplirse la condición, salvo las excepciones in-
dicadas en los incisos 3. 0 y 4." del artículo 962 (art. 1390).
Hay además una incapacidad especial para recibir donaciones.
Es nula, dice el artículo 1392, ia donación hecha al curador del do-
nante antes que el curador haya exhibido las cuentas de la curadurfa
y pagado el saldo, si lo hubiere en su contra (art. 1392).
Los cónyuges, durante el matrimonio, no pueden hacerse dona-
ciones entre vivos. Las que se hagan valen como donaciones revoca-
bles (arts. II37 y 1138).
La mujer casada no puede sin autorización del marido aceptar
una donación (art. 137); y si la donación lleva envuelta la condición
DERECHO CIVIL TERCER AÑO 413
~ ...
11. Entre parientes más allá del cuarto grado, y entre personas
sin parentesco, incluídas las jurídicas.
Obsérvese que la ley considera en igual situación a los parientes
legítimos y a los naturales; que mejora a los descendientes sobre los
ascendientes, y a los hermanos carnales sobre los simplemente paternos
o maternos; que conceptúa como parientes distantes a bs que están
más allá del cuarto grado,y que grava con el máximum de contribución
a las personas jurídicas, equiparándolas a los parientes de más de
cuarto grado.
Respecto a la cuantía la ley establece los siguientes grados:
1.0 Entre cero y $ 25,000;
2.° Entre $ 25,000 y $ 50,000;
3. o Entre $ 50,000 y $ 100,000;
4.° Entre $ 100000 y $ 250,000;
5.° Entre $ 250,000 Y $ 500,000;
6. o Entre $ 500,000 y $ 1.000,000;
7.° Entre $ 1.000,000 Y $ 2.000,000;
8. ° Entre $ 2.000,000 Y $ 4.000,000;
9. ° Entre $ 4.000,000 Y $ 6.000,000; Y
10. Más de $ 6.000,000.
e) Dijimos que de cada asignació!'l o donación debían deducirse
los gravámenes que sobre ella pesan, sin perjuicio de que las personas
beneficiadas por el gravamen paguen por su parte el impuesto que les
corresponda.
La ley entra a determinar, en los arts. 4.°, 5. 0 , 6. 0 , 7.°, 8.°, 9.- y
10, la manera como se divide el impuesto entre el asignatario o dona-
tario, por una parte, y el beneficiado con el gravamen por la otra; de
manera que entre uno y otro paguen el total de la contribución corres-
pondiente.
El gravamen puede consistir en un derecho de usufructo, en un
fideicomiso, en el pago de una pensión periódica, o en un derecho de
uso o habitación.
Los artículos referidos fijan reglas prácticas para determinar la
parte del impuesto que deben pagar el asignatario y el beneficiado con
el gravamen; y si no fuere posible aplicar esas reglas, el juez determinará
DERECHO CIVll. TERCER AÑO 4J5
'
~~ ~--~
,.
INDICE
Págs.
Págs.
Pág ••
mento madtimo.
CAPÍT'uLO' 4.,o-De las Asignaciones t':ls(amentarias.-. Re.glas
generales ., . . . . . . . . . . . .. . ......... ." ... ~ .. , '.' ... '.' .. ', ',' , 107
89. Condiciones subjetivas.-90.. El asignatario debe ser
persona, cierta y determinada.-91. No debe haber error
sobre la persona del asignatario.-.92. El asignatario no pe"":
be intervenir en el otorgamiento del testamento.-93. Con"":
diciones objetívas.-94. Otros requisitos; la designación
del asignatario debe hacerse expresamente por el.mi~mo
testador.-9'Í. Forma en que el testador debe manifestar su
voluntad.-96. Prohibición de .las disposiciones captatorias
-97. Caso de asignaciones que pasan a.otr-o por acreci-,
miento, substitución o transmisión.-98. Interpretación
del testamento.-99. Ir. De las Asignaciones testamenta-
rias condicionales. Generalidades ,-100. Reglas de las asig-
naciones testamentarias condicionales.- 101. Diversas
clases de condiciones.-102. Condición suspensiva.-' 103.
Condición resolutoria.-104. Algunas condiciones especia-.
les .-105. 1n. De las asignaciones testamentarias a día.
Generalidades.---106. En el plazo no hay íncertidumbre.-
29
PIi¡¡s.
Pill".
Págs.
Pág•.
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