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MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN

Hilda Bernal González

Escuelas.
Sumario: 1. Introducción; 2. Escuela de la exégesis; 3. Escuela histórica alemana;
4. Escuela dogmática; 5. Jurisprudencia de conceptos; 6. Jurisprudencia de
intereses; 7. Escuela científica francesa; 8. Escuela de derecho libre; Conclusión y
bibliografía.

1. Introducción
El método es la suma de procedimientos lógicos para la investigación de las
causas y de los fines del Derecho, para el conocimiento e interpretación de sus
fuentes, para la estructura de sus textos positivos y técnicos y para su enseñanza
y difusión. En lo que respecta a la interpretación es la estrategia utilizada para
alcanzar un fin, es decir, el conjunto de pasos a seguir para desentrañar el sentido
de la norma jurídica. El interprete recurre a diversos métodos que permitan
encontrar el significado de la disposición legal ambigua, oscura o confusa. Estos
métodos pueden ser de características humanistas, formalistas, sociológicas, etc.,
que responden a inclinaciones iusnaturalistas, positivistas, exegéticas, realistas,
etc. La elección de alguno de ellos dependerá de las circunstancias propias de
cada caso que exige la tarea interpretativa y de la naturaleza del problema
planteado, además que es valido utilizar uno o varios criterios que conduzcan a
descubrir el verdadero sentido de la ley.

2. Escuela de la exégesis.
La labor codificadora que se realizó en Francia, dio lugar a la elaboración doctrinal
de la escuela de la exégesis, a la que se debe el primer esfuerzo sistemático y
metódico sobre la interpretación de la ley. La escuela de la exégesis se
caracteriza:
a) Por postular que el código contiene en sus preceptos todo el derecho civil.
b) La labor del intérprete podo tanto, ha de consistir en indagar el pensamiento del
legislador. Esta labor es el único recurso posible para interpretar la fórmula dudosa
u oscura.
c) La codificación, obra exclusiva de la voluntad del legislador, no tiene relación
con los antecedentes históricos sociales, políticos, anteriores a la obra de la
codificación.
d) Cuando una ley es clara, no es licito eludir su letra.
e) Si la expresión legal es oscura o incompleta, deberá buscarse el pensamiento
del legislador a través de los trabajos preparatorios, las condiciones que
prevalecían en el momento en que la ley fue promulgada.
f) Sólo en el caso extremo de que ni aún así se pueda conocer la voluntad del
legislador, está autorizado el intérprete para recurrir a los principios generales del
derecho.
La ley debe ser interpretada según la voluntad misma que ha presidido su origen.
Desprenderla de ella para hacer variar su contenido con el movimiento social y
adaptarla a las exígencias de la hora presente o a las transformaciones de la
existencia, no seria serle fiel: entonces sería el medio el que haría la ley y no ésta
la que regiría el medio.

3. Escuela histórica alemana.


Se le conoce también con el nombre de método de la evolución histórica. A
principios de siglo, Raymund Saleilles, tratando de completar al historicismo,
afirmó que el método interpretativo debe partir de la ley, que es la base y la fuente
de todo sistema jurídico.
La ley sin embargo, que es fruto de las circunstancias sociales que prevalecen en
el momento de su elaboración, puede adaptarse a las nuevas exigencias; que se
van presentando al ritmo de la evolución social. Esta capacidad de adaptación de
la ley se lleva a cabo a través de la interpretación, que no se realiza dotrinalmente
tratando de buscar la voluntad del legislador, ní teniendo en cuenta sólo las
necesidades económicas y sociales que prevalecían en el momento en que la ley
fue formulada, porque el texto mismo tiene una vida propia que no se liga
necesariamente con los antecedentes que dieron lugar a su formulación. El
intérprete puede ajustar el texto de la ley y debe hacerlo, eligiendo entre las varias
significaciones de los textos legales aquella que esté en mayor armonía con las
transformaciones de la vida social.
Así Saleilles, se separa completamente del método tradicional de la interpretación,
que sólo tiene en cuenta el precepto legal y del cuál extrae a través de un proceso
lógico todas sus consecuencias.
Para Saleilles, lo importante en la interpretación es acudir a los elementos
externos de la ley, a las costumbres, a las concepciones morales y a las
modificaciones que se operan en el seno de la sociedad, para. hacer que el texto
transforme a sí mismo merced a la interpretación, al ritmo del desenvolvimiento
social. Se trata pues de una interpretación evolutiva que parte de los textos legales
a los que el intérprete en consonancia con las transformaciones de la sociedad, va
dando, en cada época un sentido, una interpretación, regida por la vida social.

4. Escuela dogmática
Reaccionando contra el método de la escuela de la exégesis y coordinando su
posición con el criterio sostenido por su ilustre fundador Savigny, acerca de
que la fuente de todo derecho es el espíritu del pueblo, concluye que la ley no
debe ser considerada como un hecho, síno como una significación lógica que
evoluciona y se transforma sin cesar.
La escuela dogmática lejos de ocuparse del análisis filológico de las palabras de la
ley, para encontrar la voluntad del legislador, considera al ordenamiento jurídico
como un todo establecido sistemáticamente, en el cuál cada norna se encuentra
vinculada con las demás, para constituir un sistema coherente y uniforme. Para
esta escuela, el derecho no se agota en la ley sino en la realidad de la vida social.
Para poner en contacto la investigación lógica con aquella realidad, Savigny
postula el auxilio indispensable de una indagación histórica, que permitirá conocer
no solo el contenido del derecho legislado, sino el contraste entre las normas
vigentes y aquéllas que fueron derogadas por la actividad legislativa.
Savigny sostiene que la interpretación consta de cuatro elementos: a) el
gramatical o filosófico, b) el racional o lógico, c) el histórico y d) el sistemático.
El primer elemento, nos permite conocer y penetrar el lenguaje empleado en el
precepto; por medio del elemento lógico descomponemos el pensamiento del
legislador para establecer las relaciones entre las distintas partes que lo integran.
El dato histórico, nos lleva a conocer el derecho existente en la época en que la
ley fue elaborada y los cambios que la misma ha introducido. Finalmente, el
elemento sistemático establece el vinculo que liga al precepto con una institución y
después con todo el sistema.
Savigny hace notar que estos elementos no se excluyen entre sí, sino que ha de
recurrirse a ellos simultáneamente. En esto ultimo consiste probablemente la
mayor aposición de Savigny en lo tocante a la interpretación jurídica.

5. Jurisprudencia de conceptos.
Las características de la jurisprudencia de conceptos son: a. La plenitud del
derecho. b. La creación de la ley por científicos. c. Elaboración de conceptos
jurídicos. d. El juez es un simple mecánico del derecho.
a. La plenitud del derecho
La jurisprudencia de los conceptos parte de la siguiente premisa: “No hay enigmas
en el derecho civil, todo está resuelto en el derecho por los conceptos”.
Los conceptos jurídicos elaborados con técnica jurídica conforman un sistema
pleno, en donde no hay lagunas, ni ambigüedades, esto se debe a la ordenación
sistemática de los conceptos, conforme al grado de prioridad marcado por su
mayor o menor generalidad, así, tenemos conceptos generales, de los cuales se
derivan por simple deducción lógica conceptos particulares. Éstos forman una
pirámide lógica. Los generales son la parte superior de la pirámide, la cúspide,
mientras los particulares se encuentran en la base de dicha pirámide.
b. La creación de la ley por científicos
Esta característica se refiere a los sujetos que idealmente deben intervenir en la
creación de las leyes. Los encargados de realizar los conceptos son los teóricos o
estudiosos del derecho, ellos están preparados para formular conceptos jurídicos
lógicamente ideales. Para los estudiosos del derecho, la realidad sólo provoca la
imperfección de las normas, por ello, no debe tomarse en cuenta. Lo trascendental
es la estructura lógica, que coloque en perfecta posición a los conceptos para
formar la pirámide que es el símbolo del sistema jurídico.
Se crea una supuesta ciencia basada en dogmas y apoyada en la lógica formal.
Los conceptos son tratados como “un método normativo riguroso, con exactitud
matemática y filológica, teniendo como fin la libertad de discusión semántica para
la realización de la máxima garantía jurídica”.
Para esta escuela, las reflexiones y experiencias obtenidas por los prácticos o
postulantes en el ejercicio profesional, no tienen nada que aportar en la creación
de los conceptos jurídicos, al contrario, todo lo mundano contamina la estructura
lógica y sistemática del sistema conceptual, esquematizado en la pirámide de
Puchta.
c. Elaboración de conceptos jurídicos
En la elaboración de los conceptos jurídicos es necesario apegarse a la dialéctica
que ve en la lógica formal y en las ciencias exactas (como las matemáticas) su
más alta expresión. Esta metodología se aplica, con rigidez, tal y como si se
tratará de un silogismo, de un sistema de ecuaciones.
Para la creación de conceptos jurídicos el sistema jurídico es estático, frío,
cerrado; alejándose totalmente de la vida social y sus consecuencias. La
jurisprudencia de conceptos a través del método crea la expresión más clara de la
técnica jurídica, apoyado en los aspectos históricos de las instituciones por
analizar, de esta manera, el concepto es depurado lógica y gramaticalmente.
Los conceptos se forman tomando en cuenta los siguientes principios
metodológicos y técnicos: sistematización, concentración lógica de materias y el
uso adecuado del lenguaje jurídico y común.
Esta concepción de sistema jurídico es desarrolla posteriormente por el gran
jurista alemán Kelsen.
El sistema permite que todos y cada uno de los conceptos se encuentren
relacionados en armonía, sin antinomias. A través del sistema los puntos más
distantes, las diferencias y analogías más sutiles se encuentran unidas. Los
conceptos generales y particulares se enlazan porque son parte del sistema.
La coherencia es básica para entender dicha concepción sistemática del derecho.
Los preceptos jurídicos se caracterizan por la unidad, totalidad y coherencia. Cada
norma no puede entenderse aisladamente, de ella, depende una multitud de
consecuencias jurídicas y de conceptos que se encuentran en la base de la
pirámide del sistema o en la cúspide.
El objetivo de la codificación es ser la única fuente del derecho creada por los
legisladores. Es el conjunto de normas abstractas y generales capaces de resolver
todos los asuntos que se plantearan ante los tribunales. En consecuencia, la labor
jurisdiccional se limitaría sólo a la aplicación de los conceptos normativos, tal y
como si realizarán una suma donde el resultado siempre es el mismo, sin
posibilidad de interpretar la ley. El efecto que buscó la jurisprudencia conceptual
era eliminar el arbitrio judicial.
En efecto la codificación conforme a la jurisprudencia de conceptos se integraría
por los conceptos generales y abstractos ordenados conforme a la lógica que
permitiría a los jueces aplicar el derecho en todos los casos que se les
presentarán haciendo una simple abstracción, y no había la necesidad de
interpretar o recurrir a otra fuente que no fuera la ley codificada.
Al construir los conceptos jurídicos se emplea el lenguaje común con maestría y
exactitud. Las reglas ortográficas y de sintaxis son empleadas correctamente,
logrando con ello, claridad y sencillez en la ley. Aunado a ello, se encuentra la
utilización aprobada del lenguaje técnico, propio de la ciencia del derecho.
Cuando los conceptos están bien escritos no hay dificultad en su aplicación, más
aún, no hay lugar para la interpretación porque todo está esta- blecido con claridad
y precisión.
Si los conceptos no reúnen esas características entonces los juristas tienen que
reconstruirlos, hasta perfeccionarlos. Utilizando siempre los prin- cipios de la
ciencia. Por ello, cuando un concepto no reunía estas características debía ser
reconstruido, o incluso desechado.
d. La función del juez en la jurisprudencia de conceptos
Si partimos de la premisa de la perfección de los conceptos, entonces la función
del juzgador sólo es mecánica. No hay lugar para la interpretación, no hay lagunas
en la ley, no existen contradicciones, puesto que este es un sistema completo. El
juez tiene que aplicar los conceptos jurídicos al igual que sí hiciera una operación
matemática o lógica concebida como un tipo de revelación de los conceptos
existentes.
El juez no tiene porque formular nuevas normas. Los conceptos son fijados desde
el principio, y por ello, no se requiere apelar a decisiones futuras que deba crear el
juzgador para aplicar el derecho.
Los conceptos son creados, de tal manera, que su aplicación o inaplicación en los
casos concretos están fijada desde el comienzo. Por tanto, no podemos hablar de
arbitrio del juzgador ni de métodos de interpretación. La aplicación de las normas
no es una actividad científica de elaboración o integración del derecho, sino más
bien, es la técnica o mecánica aplicada.

6. Jurisprudencia de intereses
Contra el dogmatismo conceptual al que llevó el método preconizado por Savigny,
reaccionaron notorios juristas, entre ellos Ihering y Heck. Para quienes el
intérprete antes que cualquier otro elemento, ha de tener presente la noción de fin
de la norma jurídica, ha de preguntarse en primer lugar, cual es el interés que
jurídicamente la norma trata de proteger y después de conocer este elemento,
decidir la controversia, interpretando el precepto de modo que por su aplicación
resulte efectivamente protegido el interés que el precepto intenta garantizar.

7. Escuela científica francesa.


La escuela de la libre investigación científica, cuyo fundador fue François Geny.
Comienza por hacer una crítica de los métodos de interpretación de la escuda de
la exégesis. La labor del juez se vería frustrada, dice Geny, si en todo debiera
limitarse a aplicar mecánicamente el texto gramatical de un precepto, sin que le
estuviesé permitido, aun en presencia del texto claro, examinar al mismo tiempo,
por medio de elementos extrínsecos, el sentido y alcance racional de la fórmula, la
finalidad que el legislador persiguió al dictar la ley (ratio legis) y las circunstancias
que determinaron la aparición del precepto (ocassio legis). Todo ello a un tiempo
mismo.
Critica la distinción tajante entre interpretación gramatical e interpretación lógica.
Ambas se complementan necesariamente, pues la interpretación gramatical, debe
ser al mismo tiempo lógica.
Si la interpretación gramatical coincide con los elementos extrínsecos al texto
mismo (ratio y ocassio legis) el intérprete debe aplicar el texto sin duda alguna.
La norma jurídica se expresa en el precepto por medio de lenguaje, que es sólo un
instrumento que sirve para expresar algo a la razón humana, a la cuál le está
permitido en todo caso indagar si ese instrumento de expresión, mánifiesta o
declara un concepto que lógicamente puede ser admitido.
La función de la ley ha sido completamente desnaturalizada en la escuela de la
exégesis, al atribuirle la particularidad de agotar todo el derecho: en primer lugar
por la omnipotencia que los racionalistas del siglo XVIII atribuían al poder del
legislador, como si su obra hubiera sido elaborada con exactitud matemática
mediante el mecanismo de un análisis de los textos y razonamientos categóricos
apoyados en ellos, llegase a veces a resultados extraños verdaderamente al sano
instinto jurídico, cuando no desconciertan el sentido común más elemental.
En segundo lugar porque al no quedar agotado todo el derecho en los textos
legislativos, y porque el legislador no pudo tener en cuenta todos los casos
posibles, que presenta la vida social en el momento mismo en que fue elaborada
la ley, ni menos con posterioridad a su promulgación, debe quedar excluido "todo
procedimiento forzado de investigación que persiga a todo trance la voluntad del
legislador. .. aun en el caso de que imperfección o silencio del texto, hagan
manifiestamente imposible la averiguación de aquélla y que la expresión del
concepto, subjetiva de los intérpretes, se haga únicamente bajo el pretexto de
traducir la ley".(François Geny)
En los casos de oscuridad o insuficiencia de la ley, la labor del intérprete dice
Geny, no es propiamente de interpretación, sino de integración de la norma
jurídica, allí donde la voluntad del legislador falta totalmente.
Distingue este autor la labor propiamente interpretativa, de la tarea integradora,
que lleva a cabo el juez o el intérprete para colmar las lagunas de la ley.
En la parte positiva de su doctrina, Geny afirma que interpretar la ley es
simplemente comprender el contenido conceptual del precepto, por la fórmula que
lo expresa, labor que debe hacerse sin prejuicios sobre la perfección de la norma
que se va a descubrir ni sobre su adaptación al medio social.
Ante todo, a la fórmula es a la que hay que pedir la revelación de la voluntad
legislativa; desde el momento en que ésta se deduzca del texto, sin contradicción
por parte de elemento alguno exterior, dictará sin vacilación alguna al intérprete, la
decisión... Sin salirnos de esta fórmula, hay que deducir de ella todo su contenido.
Acerca de ello y dentro de los límites impuestos por el buen sentido, me parece
que se debe dar al intérprete la mayor amplitud.
Esta investigación que se lleva a cabo partiendo de las palabras empleadas por la
ley, implica una lógica del lenguaje, sin la cuál las palabras quedarían sin sentído.
La interpretación lógica jnterviene conjuntamente, como un elemento interno,
trabajando sobre las palabras, expresión de una voluntad inteligente, para prestar
fecundidad y racionalidad al contenido del texto.
Por otra parte, como la ley no es, sólo un fenómeno psicológico, sino
fundamentalmente un fenómeno social, es necesario analizar a la vez, para poder
apreciar su alcance práctico, las relaciones de hecho que el legislador ha querido
regular, las circunstancias que las determina, las exigencias morales, políticas
sociales, económicas a las que el precepto tiende a satisfacer y todo esto
constituye la ratio legis.
Debe tenerse presente también, el ambiente social y jurídico, el momento histórico
en que la ley fue elaborada, las ideas reinantes en las mentes de sus autores; es
decir la ocasión en que se promulgó el precepto (ocassio legis).
Podrá recurrirse también a los trabajos preparatorios pero sin concederles una
desorbitada importancia, como uno de tantos elementos que sirvan para
desentrañar el contenido de la fórmula.
Unas veces estas circunstancias extrínsecas, nos servirán para ampliar el alcance
literal de la disposición (interpretación extensiva), otras nos autorizarán
fundadamente para corroborar que la fórmula se expresó en términos demasiado
amplios, cuando la voluntad del autor de la ley es más restringida (interpretación
restrictiva).
De ésta suerte, inspirándose ante todo en la fórmula de la ley escrita, ilustrándola
y completandola con los eleméntos extrínsecos de donde ella tomó forma y vida,
podrá penetrarse la voluntad suprema, que es lo que únicamente constituye su
razón de ser y la que da la medida de su fuerza imperativa.

8. Escuela de derecho libre.


Método de Kantorowicz. Este autor fundó la llamada escuela del derecho libre
(1906), que es según expresión de Kantorowicz, una especie de derecho natural
rejuvenecido.
La ciencia del derecho no se limita al conocimiento de la norma, sino que a su vez
dicha ciencia crea derecho. El juez al interpretar el derecho, crea normas jurídicas,
con la finalidad de realizar la justicia.
Kantorowicz rechaza toda interpretación racional y dogmática de los textos y por lo
tanto, en su opinión, la realización de la justicia particularmente al llenar las
lagunas de la ley, no puede alcanzase a través de la analogía de la interpretación
extensiva ni de los príncipios generales del derecho.
La ausencia de un precepto aplicable autoriza al juez para ocupar el lugar del
legislador. En ese evento el juez se encuentra líbre de toda traba dogmática y aún
está autorizado para separarse del sistema del código, para realizar la justicia.
Repugna todo concepto de la plenitud hermética del orden jurídico y sostiene que
frecuente a la insuficiencia de la ley el juzgador debe realizar una labor personal
creadora del nuevo derecho, colocándose en la misma situación del legislador.
En derecho positivo, el Código Civil suizo autoriza al Juez para actuar como
legislador frente a las lagunas de la ley.
Pero aun en esta legislación, no se llegó al extremo del método de la escuela del
derecho libre, porque el artículo primero del citado código en su parte final, impone
al juez la obligación de "inspirarse en la doctrina y jurisprudencia más autorizada".
Dentro de esta escuela, el juez al pronunciar su fallo, entiende que la norma no
formulada, no nace en el momento de la resolución judicial, sino que el problema
jurídíco planteado ante él, necesariamente se hallaba sometido a la norma que el
juez posteriormente se limita a declarar. El juez lo que hace es individualizar esa
norma en el caso concreto, inspirándose en aquella norma general expresada
antes, que él declara.
Conclusión
En la tarea interpretativa es indispensable la adopción de un método que garantice
resultados aceptables y sostenibles, teniendo en cuenta que quien sentencia no
es la ley, sino el juez, y que lo decidido en cada caso particular debe ser lo
adecuado, sopesándose todos los elementos de los que dispone y exponiéndose
todos los motivos concretos en los cuales basa su decisión con argumentos
coherentes, consistentes y persuasivos, para lograr que la jurisprudencia se
perciba justa y que asegure la certeza jurídica a los justiciables.

Bibliografía.
Anchonda Paredes, Víctor; Métodos de interpretación jurídica.
https://revistas colaboracion.juridicas.unam.mx/index.php/quid-
iuris/article/viewFile/17406/15614. [última consulta 4 de abril de 2019].
Campos Silva, Javier; La interpretación jurídica.
http://www.miguelcarbonell.com/docencia/La_Interpretaci_n_Jur_dica.shtml[última
consulta 4 de abril de 2019].
Flores Ávalos, Elvia; Jurisprudencia de conceptos.
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/4/1855/16.pdf [última consulta 4
de abril de 2019].

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