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Escuelas.
Sumario: 1. Introducción; 2. Escuela de la exégesis; 3. Escuela histórica alemana;
4. Escuela dogmática; 5. Jurisprudencia de conceptos; 6. Jurisprudencia de
intereses; 7. Escuela científica francesa; 8. Escuela de derecho libre; Conclusión y
bibliografía.
1. Introducción
El método es la suma de procedimientos lógicos para la investigación de las
causas y de los fines del Derecho, para el conocimiento e interpretación de sus
fuentes, para la estructura de sus textos positivos y técnicos y para su enseñanza
y difusión. En lo que respecta a la interpretación es la estrategia utilizada para
alcanzar un fin, es decir, el conjunto de pasos a seguir para desentrañar el sentido
de la norma jurídica. El interprete recurre a diversos métodos que permitan
encontrar el significado de la disposición legal ambigua, oscura o confusa. Estos
métodos pueden ser de características humanistas, formalistas, sociológicas, etc.,
que responden a inclinaciones iusnaturalistas, positivistas, exegéticas, realistas,
etc. La elección de alguno de ellos dependerá de las circunstancias propias de
cada caso que exige la tarea interpretativa y de la naturaleza del problema
planteado, además que es valido utilizar uno o varios criterios que conduzcan a
descubrir el verdadero sentido de la ley.
2. Escuela de la exégesis.
La labor codificadora que se realizó en Francia, dio lugar a la elaboración doctrinal
de la escuela de la exégesis, a la que se debe el primer esfuerzo sistemático y
metódico sobre la interpretación de la ley. La escuela de la exégesis se
caracteriza:
a) Por postular que el código contiene en sus preceptos todo el derecho civil.
b) La labor del intérprete podo tanto, ha de consistir en indagar el pensamiento del
legislador. Esta labor es el único recurso posible para interpretar la fórmula dudosa
u oscura.
c) La codificación, obra exclusiva de la voluntad del legislador, no tiene relación
con los antecedentes históricos sociales, políticos, anteriores a la obra de la
codificación.
d) Cuando una ley es clara, no es licito eludir su letra.
e) Si la expresión legal es oscura o incompleta, deberá buscarse el pensamiento
del legislador a través de los trabajos preparatorios, las condiciones que
prevalecían en el momento en que la ley fue promulgada.
f) Sólo en el caso extremo de que ni aún así se pueda conocer la voluntad del
legislador, está autorizado el intérprete para recurrir a los principios generales del
derecho.
La ley debe ser interpretada según la voluntad misma que ha presidido su origen.
Desprenderla de ella para hacer variar su contenido con el movimiento social y
adaptarla a las exígencias de la hora presente o a las transformaciones de la
existencia, no seria serle fiel: entonces sería el medio el que haría la ley y no ésta
la que regiría el medio.
4. Escuela dogmática
Reaccionando contra el método de la escuela de la exégesis y coordinando su
posición con el criterio sostenido por su ilustre fundador Savigny, acerca de
que la fuente de todo derecho es el espíritu del pueblo, concluye que la ley no
debe ser considerada como un hecho, síno como una significación lógica que
evoluciona y se transforma sin cesar.
La escuela dogmática lejos de ocuparse del análisis filológico de las palabras de la
ley, para encontrar la voluntad del legislador, considera al ordenamiento jurídico
como un todo establecido sistemáticamente, en el cuál cada norna se encuentra
vinculada con las demás, para constituir un sistema coherente y uniforme. Para
esta escuela, el derecho no se agota en la ley sino en la realidad de la vida social.
Para poner en contacto la investigación lógica con aquella realidad, Savigny
postula el auxilio indispensable de una indagación histórica, que permitirá conocer
no solo el contenido del derecho legislado, sino el contraste entre las normas
vigentes y aquéllas que fueron derogadas por la actividad legislativa.
Savigny sostiene que la interpretación consta de cuatro elementos: a) el
gramatical o filosófico, b) el racional o lógico, c) el histórico y d) el sistemático.
El primer elemento, nos permite conocer y penetrar el lenguaje empleado en el
precepto; por medio del elemento lógico descomponemos el pensamiento del
legislador para establecer las relaciones entre las distintas partes que lo integran.
El dato histórico, nos lleva a conocer el derecho existente en la época en que la
ley fue elaborada y los cambios que la misma ha introducido. Finalmente, el
elemento sistemático establece el vinculo que liga al precepto con una institución y
después con todo el sistema.
Savigny hace notar que estos elementos no se excluyen entre sí, sino que ha de
recurrirse a ellos simultáneamente. En esto ultimo consiste probablemente la
mayor aposición de Savigny en lo tocante a la interpretación jurídica.
5. Jurisprudencia de conceptos.
Las características de la jurisprudencia de conceptos son: a. La plenitud del
derecho. b. La creación de la ley por científicos. c. Elaboración de conceptos
jurídicos. d. El juez es un simple mecánico del derecho.
a. La plenitud del derecho
La jurisprudencia de los conceptos parte de la siguiente premisa: “No hay enigmas
en el derecho civil, todo está resuelto en el derecho por los conceptos”.
Los conceptos jurídicos elaborados con técnica jurídica conforman un sistema
pleno, en donde no hay lagunas, ni ambigüedades, esto se debe a la ordenación
sistemática de los conceptos, conforme al grado de prioridad marcado por su
mayor o menor generalidad, así, tenemos conceptos generales, de los cuales se
derivan por simple deducción lógica conceptos particulares. Éstos forman una
pirámide lógica. Los generales son la parte superior de la pirámide, la cúspide,
mientras los particulares se encuentran en la base de dicha pirámide.
b. La creación de la ley por científicos
Esta característica se refiere a los sujetos que idealmente deben intervenir en la
creación de las leyes. Los encargados de realizar los conceptos son los teóricos o
estudiosos del derecho, ellos están preparados para formular conceptos jurídicos
lógicamente ideales. Para los estudiosos del derecho, la realidad sólo provoca la
imperfección de las normas, por ello, no debe tomarse en cuenta. Lo trascendental
es la estructura lógica, que coloque en perfecta posición a los conceptos para
formar la pirámide que es el símbolo del sistema jurídico.
Se crea una supuesta ciencia basada en dogmas y apoyada en la lógica formal.
Los conceptos son tratados como “un método normativo riguroso, con exactitud
matemática y filológica, teniendo como fin la libertad de discusión semántica para
la realización de la máxima garantía jurídica”.
Para esta escuela, las reflexiones y experiencias obtenidas por los prácticos o
postulantes en el ejercicio profesional, no tienen nada que aportar en la creación
de los conceptos jurídicos, al contrario, todo lo mundano contamina la estructura
lógica y sistemática del sistema conceptual, esquematizado en la pirámide de
Puchta.
c. Elaboración de conceptos jurídicos
En la elaboración de los conceptos jurídicos es necesario apegarse a la dialéctica
que ve en la lógica formal y en las ciencias exactas (como las matemáticas) su
más alta expresión. Esta metodología se aplica, con rigidez, tal y como si se
tratará de un silogismo, de un sistema de ecuaciones.
Para la creación de conceptos jurídicos el sistema jurídico es estático, frío,
cerrado; alejándose totalmente de la vida social y sus consecuencias. La
jurisprudencia de conceptos a través del método crea la expresión más clara de la
técnica jurídica, apoyado en los aspectos históricos de las instituciones por
analizar, de esta manera, el concepto es depurado lógica y gramaticalmente.
Los conceptos se forman tomando en cuenta los siguientes principios
metodológicos y técnicos: sistematización, concentración lógica de materias y el
uso adecuado del lenguaje jurídico y común.
Esta concepción de sistema jurídico es desarrolla posteriormente por el gran
jurista alemán Kelsen.
El sistema permite que todos y cada uno de los conceptos se encuentren
relacionados en armonía, sin antinomias. A través del sistema los puntos más
distantes, las diferencias y analogías más sutiles se encuentran unidas. Los
conceptos generales y particulares se enlazan porque son parte del sistema.
La coherencia es básica para entender dicha concepción sistemática del derecho.
Los preceptos jurídicos se caracterizan por la unidad, totalidad y coherencia. Cada
norma no puede entenderse aisladamente, de ella, depende una multitud de
consecuencias jurídicas y de conceptos que se encuentran en la base de la
pirámide del sistema o en la cúspide.
El objetivo de la codificación es ser la única fuente del derecho creada por los
legisladores. Es el conjunto de normas abstractas y generales capaces de resolver
todos los asuntos que se plantearan ante los tribunales. En consecuencia, la labor
jurisdiccional se limitaría sólo a la aplicación de los conceptos normativos, tal y
como si realizarán una suma donde el resultado siempre es el mismo, sin
posibilidad de interpretar la ley. El efecto que buscó la jurisprudencia conceptual
era eliminar el arbitrio judicial.
En efecto la codificación conforme a la jurisprudencia de conceptos se integraría
por los conceptos generales y abstractos ordenados conforme a la lógica que
permitiría a los jueces aplicar el derecho en todos los casos que se les
presentarán haciendo una simple abstracción, y no había la necesidad de
interpretar o recurrir a otra fuente que no fuera la ley codificada.
Al construir los conceptos jurídicos se emplea el lenguaje común con maestría y
exactitud. Las reglas ortográficas y de sintaxis son empleadas correctamente,
logrando con ello, claridad y sencillez en la ley. Aunado a ello, se encuentra la
utilización aprobada del lenguaje técnico, propio de la ciencia del derecho.
Cuando los conceptos están bien escritos no hay dificultad en su aplicación, más
aún, no hay lugar para la interpretación porque todo está esta- blecido con claridad
y precisión.
Si los conceptos no reúnen esas características entonces los juristas tienen que
reconstruirlos, hasta perfeccionarlos. Utilizando siempre los prin- cipios de la
ciencia. Por ello, cuando un concepto no reunía estas características debía ser
reconstruido, o incluso desechado.
d. La función del juez en la jurisprudencia de conceptos
Si partimos de la premisa de la perfección de los conceptos, entonces la función
del juzgador sólo es mecánica. No hay lugar para la interpretación, no hay lagunas
en la ley, no existen contradicciones, puesto que este es un sistema completo. El
juez tiene que aplicar los conceptos jurídicos al igual que sí hiciera una operación
matemática o lógica concebida como un tipo de revelación de los conceptos
existentes.
El juez no tiene porque formular nuevas normas. Los conceptos son fijados desde
el principio, y por ello, no se requiere apelar a decisiones futuras que deba crear el
juzgador para aplicar el derecho.
Los conceptos son creados, de tal manera, que su aplicación o inaplicación en los
casos concretos están fijada desde el comienzo. Por tanto, no podemos hablar de
arbitrio del juzgador ni de métodos de interpretación. La aplicación de las normas
no es una actividad científica de elaboración o integración del derecho, sino más
bien, es la técnica o mecánica aplicada.
6. Jurisprudencia de intereses
Contra el dogmatismo conceptual al que llevó el método preconizado por Savigny,
reaccionaron notorios juristas, entre ellos Ihering y Heck. Para quienes el
intérprete antes que cualquier otro elemento, ha de tener presente la noción de fin
de la norma jurídica, ha de preguntarse en primer lugar, cual es el interés que
jurídicamente la norma trata de proteger y después de conocer este elemento,
decidir la controversia, interpretando el precepto de modo que por su aplicación
resulte efectivamente protegido el interés que el precepto intenta garantizar.
Bibliografía.
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