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Superación

SEGUNDA ÉPOCA
REVISTA DE LOS INSTITUTOS NORMALES

N° 6 "MARÍA STAGNERO DE MUNAR" Y "JOAQUÍN R. SÁNCHEZ" DICIEMBRE 2014

ESCENAS DE LA VIDA COTIDIANA EN EL INTERNATO E INSTITUTO NORMAL DE


VARONES (1891-1935).

Prof. Arch. José Basilio Mtra. Arch. Graciela Sobrino Archivo Histórico de los II.NN
En Uruguay, a semejanza de lo ocurrido en Europa occidental tras las guerras
napoleónicas, la historia de las instituciones dedicadas a la formación de maestros
corre paralela con el desarrollo y organización del sistema nacional de educación.
A partir del último cuarto del siglo XIX, el Estado uruguayo tomó en sus manos la
implantación y control de los modelos de escolarización de la población infantil como
forma de consolidar el nuevo orden liberalburgués y, de reafirmación estatal frente a los
poderes pedagógicos de la Iglesia
El desarrollo de un sistema escolar modernizado, obligatorio y en plena expansión
demandó un mayor número de maestros y la necesidad de crear instituciones
pedagógicas destinadas a la formación del cuerpo docente para cubrir las nuevas
demandas.
El Decreto - Ley de 1877 de Educación Común, en su artículo no 43 faculta a la
Dirección General de Instrucción Pública para impulsar una Escuela Normal de
maestros y maestras a instalarse en Montevideo.
El término Normalschule (Escuela Normal), habría sido utilizado por el pedagogo
austríaco Messmer. Sin embargo la creación y difusión de las escuelas normales
contemporáneas, que constituyen la raíz institucional de los centros de formación de
maestros actuales, se asocian a la génesis y desarrollo de los sistemas escolares a lo
largo del siglo XIX y XX, tanto en Europa como en América.
Había pasado más de una década de aprobado el Decreto-Ley de Educación Común;
llevaba más de un lustro funcionando el Internato Normal de Señoritas y, aún no se
había fundado la Escuela Normal de Varones. Para ello, hubo que esperar al año 1891.
"Ambos Internatos, se establecerán en la ciudad de Montevideo, donde se formarán los

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alumnos para la carrera de magisterio", según consta en las Bases Constitutivas de los
Internatos Normales, aprobadas por la Dirección General de Instrucción Pública en
enero de 1882. Las mismas establecen las exigencias para quien aspira a ser maestro
normalista y lo que el Estado le brindará al estudiante, o sea, los beneficios y
obligaciones de cada una de las partes.
Los Internatos Normales, según Joaquín R. Sánchez, primer director del Internato
de Varones, se deberían llamar "Escuelas Normales por el valor intrínseco y la
naturaleza de su trabajo real, relacionado con la Escuela Primaria, para la cual
establece normas de la enseñanza [...] y proporciona a los aspirantes a maestros la
más esmerada, sólida y completa educación pedagógica [...] tiene por objeto dar a las
aspirantes al Magisterio la preparación teórica y práctica necesaria para que puedan
desempeñar su profesión con el mejor éxito posible"
Respecto a la denominación Internato" el propio Sánchez en 1894 sostiene: "[...] la
palabra internato no es castellana y por consiguiente no significa nada en nuestro
idioma. Ha sido tomada indudablemente del francés internat que significa "colegio
donde los alumnos son internos [...]".
Los jóvenes que ingresan a ambos internatos deberán poseer los conocimientos del
programa de sexto año y, tener como mínimo trece años de edad las señoritas y diez y
seis los hombres. Además de estos requisitos, se debía constatar tres años de
residencia en el departamento del cual provenia. A los alumnos distinguidos que hayan
cursado sus estudios en escuelas públicas, siempre que fuese posible, se dará
preferencia, se señala en las bases constitutivas mencionadas.
El alumno debería permanecer en el Internato el tiempo requerido para obtener el
título de Maestro Normalista; después de recibido, ejercer durante dos años en el
Departamento del cual proviene. De no cumplir con alguno de estos dos puntos
mencionados tendrá que regresar al Estado el dinero que este crea correspondiente
por tal comportamiento; cumplidos los requisitos planteados, el egresado, Maestro
Normalista, no deberá nada al Estado.
Queda claro en el artículo diez de estas bases que: “Los alumnos estarán
permanentemente bajo la vigilancia de personas de absoluto respeto y moralidad", para
tranquilidad de los padres y tutores. Asimismo, (en el art. 12) un día al mes el
estudiante podrá salir del establecimiento, a cargo de la persona que el padre o tutor
haya autorizado por escrito. Luego, se permitiría la salida una vez por semana;
veremos más adelante cuáles serían las condiciones para poder disfrutar de la salida
dominical.

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En 1891 al declarar solemnemente inaugurado el internato Normal de Varones el
Inspector Nacional Don Urbano Chucarro manifiesta que el mismo es "una necesidad
[...) a fin de preparar un personal docente nacional apto para dirigir las escuelas rurales
de nuestra campaña y muy especialmente las de frontera”. Por su parte, el Ministro de
Fomento Juan Alberto Capurro expresaba en el mismo acto: “Si no gastáis todo lo
necesario en instrucción primaria, tendréis que doblar y aun triplicar la partida
destinada a las cárceles, a los presidios, a la fuerza pública: jescoged!"

Por estos años, para ingresar como aspirante debía rendir un examen; "hubo
extremada benevolencia para juzgar las pruebas de suficiencia" de los primeros
alumnos, se lamentaba Joaquín R. Sánchez.
En enero de 1893, a poco de comenzar a andar el Internato Normal de Varones, su
Director redacta y envía a la Dirección General de Instrucción Pública (D.G.I.P.), dos
proyectos: un Reglamento Orgánico y otro Reglamento Interno. Sin embargo la
"Corporación” refundió ambos proyectos en uno solo, aprobando en agosto del mismo
año un Reglamento Interno que, en opinión de Sánchez, al ser mutilado y reducido tan
sólo a 49 artículos resultó muy restrictivo. Manifestó su disconformidad afirmando:
"Creo que hay un grave error en cercenar todo lo posible la libertad de los alumnos, por
temor de que puedan extraviarse. No es virtud la que se mantiene encerrada entre
cristales, sino la que lucha y vence, en contacto con las tentaciones del mundo.
Debemos tener presente que los alumnos a quienes vigilamos con celo suspicaz hoy,
serán maestros mañana y estarán entregados a si mismos. Por tanto debemos crear en
ellos el sentimiento de la propia responsabilidad y para ello debemos hacerlos todo lo
libres que se les pueda hacer. Castíguese las faltas con severidad, si es preciso, eso
sí, pero concédase la libertad que toda responsabilidad supone; y si algún alumno se
ha de perder, vale más que se pierda ahora y no después, cuando, investido del
sagrado carácter de educador de la infancia, tenga, como única consejera, su
inexperiencia, para hacer uso de su una libertad que será entonces peligrosa por efecto
de la natural reacción de expresiones que han estado más o menos tiempo
comprimidas."
La vida cotidiana del Internato, luego Instituto, se conoce a través de lo que ha
quedado registrado por los mismos protagonistas en: Libros de Ocurrencias Diarias,
Libros Diarios, Copiadores de Notas, Circulares, entre otros. Por medio de su estudio
podemos conocer su vida cotidiana y la forma de aplicar a través del tiempo, las
diferentes normas, entre las que se encuentra el Reglamento Interno.

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Superación - Diciembre 2014
Day
Internato Normal de Varones 1893
La jornada en el Internato comenzaba a las 6 a.m. durante el horario de invierno y a las
5.30 a.m. con el horario de verano, terminando a las 9 p.m.La misma comprendía horas
de estudio, otras de esparcimiento. En los primeros años era costumbre que de 7 a 9
de la noche los alumnos salieran a pasear "acompañados del Sr. Canepás", el
vigilante, como consta en el Libro Diario de junio de 1892.
Otra posibilidad la proporcionaba el artículo 45 del Reglamento Interno, dando pie a
una salida cultural: “Todo alumno podrá asistir una sola vez al mes a representaciones
teatrales, veladas o conferencias literarias, eligiendo en cada caso la noche del sábado,
previa solicitud hecha al Director por el encargado respectivo..." Por su parte, el mismo
Reglamento Interno, en su Art. 43, referido a "las salidas", enumera las circunstancias
específicas que deben concurrir para que el alumno pueda ejercer el derecho a salir los
domingos: "1° Que el encargado del alumno... consienta la salida. 2° que el alumno no
esté recluido por alguna falta cometida- 3° Que haya obtenido un promedio general de
tres puntos en todas las lecciones de la semana y un promedio parcial de tres puntos
también por cada materia que el Director tenga a bien hacer clasificar por separado. 4°
Que no haya tenido ninguna falta, ni fracción de falta de asistencia durante la semana"
Se puede apreciar la satisfacción de Sánchez cuando no se encuentra ningún
alumno sancionado, fenómeno poco común en la institución. Al respecto, escribía el
jerarca el 14 de mayo de 1892 “...El Director que suscribe se complace de que en la
presente semana ningún alumno ha
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Revista de los Institutos Normales - "María Stagnero de Munar" y "Joaquín R. Sánchez
dado mérito para quedar en reclusión ... ni por falta de clasificación ni por algún otro
motivo especial. Consigna también su deseo de que el hecho... se repita
semanalmente como prueba de un alto grado de nivel moral alcanzado por los alumnos
de este Internato."

Desde 1894 los varones normalistas comienzan a usar uniforme, el que debían lucir
en las salidas institucionales so pena de sanción, como le sucedió al alumno N en
mayo de ese año, que entre otras incorrecciones: "... no salió de uniforme como está
ordenado", por todo lo cual se le aplicó un domingo de reclusión.
También practicaban ejercicios militares que, cuando el Internato Normal de
Varones se mudó a la calle 18 de Julio esquina Cufré (hoy Beisso, donde se encuentra
el Colegio José Pedro Varela), realizaban en un terreno anexo, los jueves al mediodía,
con una duración aproximada de cuarenta minutos. En los primeros años "un tambor de
la Academia Militar era utilizado en los ejercicios de marchas y evoluciones". El
Subdirector los dirigió hasta 1893, luego el profesor de dibujo Hermenegildo Sábat.
"Contaban con un buen número de fusiles Remington con sus correspondientes
bayonetas y correajes", más tarde se agregó "esgrima de bayonetas".
En contadas ocasiones salían de la Institución, en una de ellas se dirigieron a
saludar al señor Presidente de la República; iban en formación "como compañía de
infanteria armados, comandados por sus oficiales nombrados entre ellos", Julio Herrera
y Obes los recibió en su propia casa.
En ocasiones surgían algunos inconvenientes según se aprecia: "pongo en
conocimiento de esa Honorable Dirección General que haciendo uso de la facultad que
me confiere el inciso 1001 del Artc.. 2° "... impuse suspensión por tres días dentro del
Internato, al alumno de 2o año, N. M. S., por haberse negado a tomar parte en los
ejercicios militares, de ese día, sin causa justificada". Motivado por la suspensión el
alumno reconsideró su postura, manifestando: "que no había procedido bien al
desobedecerme y hecho declaración de que su propósito no era desconocer mi
autoridad, prometiendo, además, observar fielmente en lo sucesivo el inciso 1o del
Artc. 16 del Reglamento, empeño formalmente mi palabra con él de que su falta no
tendría más consecuencias, en lo que de mi dependiese, que la suspensión
comunicada. Por lo tanto, ruego a esa H. Dirección quiera aprobar lo dispuesto y eximir
de toda otra ulterioridad al alumno M. S., por lo que a este asunto respecta", según
registró el señor Director en el Libro Diario.
Alumnos del Internato Normal de Varones realizando ejercicios militares. Gentileza

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del Museo Pedagógico "José Pedro Varela”
1. Art. 2 "Cumplir y hacer cumplir, en cuanto con el régimen del interno del
Establecimiento se relaciona, todo los dispuesto en el presente Reglamento..." inc. 1
"Suspender a los alumnos insubordinados... dando cuenta a la Dirección General 2. Art.
16 "Los deberes de los alumnos son: 1° observar la más estricta obediencia,
subordinación y respeto en sus relaciones con sus superiores"
Revista de los Institutos Normales - "María Stagnero de Munar" y "Joaquín R. Sánchez"
El mismo año 1894, se realiza un paseo militar y almuerzo campestre en la quinta
del Sr Chucarro, para lo cual "el Director obtuvo ...del Sr Presidente de la República el
permiso necesario para que los alumnos pudieran salir con armas á la calle. Obtuvo
también cuatro tambores y cuatro clarines de la banda lisa del 4o de infantería...
Concurrieron al paseo S.E. El Sr. Presidente de la República, que fue recibido con los
honores correspondientes, por los alumnos formados militarmente, y los Sres. Inspector
Nacional, Vocales de la Dirección y otras personas, también los profesores del
Internato, haciendo de comandante de la compañía de alumnos el Sr S..."
En marzo de 1897 ya no se practicaban ejercicios militares. Por orden del Sr.
Ministro de Fomento, "fueron entregados al Comisario de Policía de la Sección (7a) Yos
fusiles remington y correaje que existían en el Establecimiento".
Mientras funcionó el Internato, existía la posibilidad de ser calificado como alumno
distinguido, para lo cual había que cumplir exigentes requisitos que se establecían en el
artículo no 48 del reglamento. Durante cuatro semanas se debía tener: promedio
general de cuatro puntos en todas las materias dadas en la semana (siendo la escala
de calificaciones de 0 a 5) y un mínimo de tres puntos en cada una de las materias; no
tener amonestaciones, ni faltas de asistencia sin justificar. Para el joven normalista era
una ardua tarea poder cumplir con todos estos requisitos. Algunos alumnos se valían
de subterfugios para poder mantener dicha calificación. Así lo muestra el siguiente
caso: "Al alumno L. se le aplicó la pena del inc. 1o del Art. 36 del Reglamento por haber
ocultado su bolilla en la clase de Pedagogía. Se le aplicó el mínimo de pena,
conservándosele su carácter de distinguido, por haber confesado espontáneamente su
falta". A veces, cuando el estudiante no sabía la lección del día, se arriesgaba a quitar
del bolillero el número que coincidía con su número en la lista de alumnos y así
salvarse de salir sorteado para dar la lección; librándose de esta forma de una mala
nota que le impidiera la salida dominical.
En ocasiones la Dirección General de Instrucción Pública consignaba la calificación
de "distinguido" en el diploma de alumnos merecedores de tal reconocimiento; tal como
lo preveia el Art. 49 del Reglamento Interno. Dicha distinción estampada en el título de
Maestro le otorgaba preferencia para la elección de cargos.

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A otros muchachos, les costaba algo más ajustarse a las normas disciplinarias:
"Fue penado el alumno R. "...con 72 domingo de reclusión, por haber pedido a uno
de los sirvientes, en la cena, que le cambiara un costilla de asado, a la que se permitió
calificarla de tumba" porque "...
cualquier expresión malsonante u otra manifestación inconveniente, en estos casos,
será severamente castigada" expresaba el art. 33 del Reglamento Interno. Debería
haber llevado personalmente su plato a quien presidía la mesa y, "exponer en términos
corteses" su reclamo.
Inconducta penada severamente era la de los alumnos que pretendían "pasarse de
listos" con los profesores, como ocurrió con estos alumnos:
"Fue penado con un domingo de reclusión el alumno l..., por el profesor de
Gramática, por haber presentado como suya una composición de otro alumno que ya
había sido leída en la misma clase.". Mientras el alumno V... "fue expulsado de la clase
de Sloyd por haber presentado como propio, después de desfigurarlo, un modelo hecho
por el profesor. Se le impuso un domingo de reclusión”
Era habitual en el Internato Normal de Varones, lo mismo ocurría en el Internato
Normal de Señoritas, que los días feriados importantes se permitiera la salida de los
alumnos; lo que en ocasiones derivaba en excesos, como el 18 de Julio de 1894: "... El
alumno J.D.S regresó ebrio al Establecimiento y trató de promover desorden. Se le
obligó a acostarse inmediatamente.” Al día siguiente, a primera hora fue llamado por el
Director, quien le comunicó: "1", que queda privado de salida alguna durante un mes;
2o, que pasado ese mes no gozará de más salidas que la de los domingos en los que
pueda salir; y 30, que, si repite la falta cometida ayer, será suspendido enviándosele a
casa de su encargado y dando cuenta á la Dirección Gral. para la resolución que
corresponda." A los pocos días, se encuentra escrito en el Libro Diario": "El alumno
J.D.S. estando en reclusión se permitió salir, por su cuenta y riesgo á las 6 y 45'p.m.
regresando a las 8 y 30 p.m. Se presentó al Director diciendo que no había solicitado
salir porque sabía que no se lo concedería y que se sometía a la pena que se le
aplicase por su falta. Se le impuso un domingo más, con privación de recreos salvo dos
horas después de cada comida previniéndosele que si repite el hecho será
suspendido."
La vida en el Internato solía ser exigente para muchachos jóvenes que provenían
del interior y llegaban a Montevideo por primera vez. La salida de los domingos era
muy anhelada; quedar en reclusión después de toda una semana de ansiosa espera,
era una fuerte sanción. Algunos se las ingeniaban para salir de todas formas como "...
el alumno L... que estaba en reclusión, solicitó permiso al Vigilante para ir a comprar
cigarrillos al almacén más próximo y aprovechó la oportunidad para tomarse dos horas

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de paseo. Se le impusieron dos domingos de reclusión", según quedó registrado en el
Libro de Ocurrencias Diarias.

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Revista de los Institutos Normales - "María Stagnero de Munar" y "Joaquín R. Sánchez"
Rigurosamente penadas eran las inconductas frente a los docentes: "Con motivo de
haber contestado al Profesor de un modo grosero, fue suspendido por 8 días el alumno
Z...". En el mismo Libro diario quedó registrado: "Por haber permitido borrar en la libreta
del profesor de Francés una clasificación que no conceptuaba muy favorable y por
haber negado el hecho (que después confesó), se impuso cuatro domingos de
reclusión al alumno L...". Los valores morales eran señalados por el señor Director,
como fundamentales para un estudiante normalista, siendo muy estricto en el
cumplimiento de los mismos. Según Sánchez, los alumnos deberían tener "una
conducta irreprochable".
Recordemos que en 1900 los Interpatos pasan a ser Institutos y ya no hubo más
alumnos internos. Existían si alumnos becados y alumnos simples. Los alumnos
becados recibían un dinero mensual, de marzo a diciembre, para su manutención. Por
consiguiente el Director ya no contará con la posibilidad de utilizar la salida dominical
como instrumento para mantener la disciplina. En adelante se utilizarán otros métodos,
como el planteado por el Director Francisco Simón en nota al
Inspector Nacional en 1902:

"Habiendo el alumno M.B. enmendado la libreta de l Profesor Gugliucci a fin de


favorecerse con clasificaciones elevadas, y de favorecer también a algún compañero,
he resuelto castigar esta falta con una pena equivalente a quince días de pensión,
salvo mejor opinión de Ud...". Pasados unos días, anota el Director en el Libro Diario:

Libro diario no 3 Lunes 22


"Se recibió una nota de la Dirección (se refiere a la Dirección General de Instrucción
Pública), suspendiendo la pensión de un mes al alumno M.B. por haber enmendado la
libreta del profesor Sr. Gugliucci."
Como se aprecia la Dirección General duplica la pena pedida por el Sr. Director.
La faltas de asistencia a clase sin justificar, también eran multadas, como se ve en
la siguiente anotación del jerarca en junio de 1915: "Por orden del Sub- director,
resolvióse aplicar una multa de dos pesos á cada uno, á los alumnos becados M. G. y
Antonio L. Z., por faltas á las primeras clases de la mañana, reincidentes a pesar de las
observaciones repetidas que se les hizo..."
Más adelante, en 1918, se procedía de esta manera con los estudiantes normalistas
que no cumplían con sus estudios, de acuerdo a lo que requería la institución: “La

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Dirección del establecimiento resolvió penar á los alumnos de 1er año que faltaron en
la tarde de ayer á clase. A los alumnos becados se les aplicó la multa de $1.00 y á los
no becados se les puso tres faltas".
No obstante el avance del proceso de secularización en el Uruguay, a fines del siglo
XIX y principios del XX, el peso de la religión cristiana seguía siendo considerable; a tal
punto que en el Internato de Varones se debía contemplar esta circunstancia. Es
común leer en los Libros Diarios anotaciones como la siguiente: "Por ser día de fiesta
religiosa se suspendieron las tareas, durante los días de la presente semana”o esta
otra referencia al mismo tema: "A solicitud de sus respectivos Encargados se dio
permiso para pasar los días de Semana Santa fuera del Internato a los siguientes
alumnos: R., P., P., S. y G.". El encargado era la persona responsable del alumno
frente a la institución, mientras fuese estudiante normalista. Por último, el 10 de mayo
de 1913 "no hubo clase por ser día feriado, por celebrarse la fiesta de los Santos San
Felipe y Santiago, patronos de la ciudad de Montevideo". Fiesta en la que participaban
muchos vecinos.
No faltaban motivos para la suspensión de las clases; el cumpleaños del Director
del Establecimiento era uno de ellos. En 1899, un acontecimiento importante para la
época fue la visita del mandatario argentino: "Con motivo de la visita que debe realizar
hoy el Sr. Presidente de la República Argentina Teniente General Don Julio A. Roca al
Presidente de esta República, Don Juan L Cuestas, se decretó día feriado,
suspendiéndose las clases del día.". Llama la atención lo registrado el 4 de julio de
1918 en el Libro Diario del ahora Instituto de Varones: "Día feriado, por conmemorarse
la proclamación de la independencia norteamericana.” Y uno días después se
suspenden las clases en la institución "Con motivo de embarcarse el Ministerio de
Relaciones Exteriores Dr Baltasar Brum para los Estados Unidos de Norteamérica, los
alumnos solicitaron permiso, y les fue concedido, para acudir al puerto a despedir al Sr
Ministro..."
Uno de los acontecimientos más sentidos en los Institutos Normales, tanto el de
Señoritas como el de Varones ocurrió el 31 de agosto de 1922: "No hubo clase por
estar clausurado el Instituto en el día de hoy, de acuerdo con lo resuelto por lo H.
Consejo, y en señal de duelo por el fallecimiento de la eximia maestra Sra María
Stagnero de Munar. Por su parte esta Dirección resolvió publicar un aviso invitando el
personal y alumnos del Establecimiento para el acto de sepelio y designó, a su pedido,
el Segretario, para hacer uso de la palabra en el Cementerio." -Para finalizar, un
acontecimiento que celebró y vivió con especial entusiasmo todo el pueblo uruguayo,
del cual no estuvo ajeno el Instituto Normal de Varones; todos sus alumnos salieron a
festejar, el campeonato de fútbol de 1924. Así quedó registrado en el Libro Diario: "No
asiste ningún alumno. Este hecho se debe a la celebración del triunfo obtenido por los

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"foolballeros" uruguayos en el concurso Olímpico de París. Ninguna institución de
enseñanza ha funcionado hoy.'
Superación - Diciembre 2014

BIBLIOGRAFÍA:
ARAÚJO, Orestes. Legislación Escolar. Tomo Segundo. Montevideo, Montevideo:
Dornaleche y Reyes Ediciones, 1898.
CAETANO, Gerardo y otros. El "Uruguay laico. Matrices y revisiones". Montevideo:
Ediciones Taurus, 2013.
FUENTES:
Dirección General de Instrucción Pública. Libros de Actas de Sesiones N° 3.
Archivo Histórico de los II.NN. Fondo Internato e Instituto Normal de Varones. Libro
Diario N° 1.
Archivo Histórico de los II.NN. Fondo Internato e Instituto Normal de Varones. Libro
Diario N° 2.
Archivo Histórico de los II.NN. Fondo Internato e Instituto Normal de Varones. Libro
Diario N° 3.
Archivo Histórico de los II.NN. Fondo Internato e Instituto Normal de Varones. Libro
de Ocurrencias Diarias N° 3.
Archivo Histórico de los II.NN. Fondo Internato e Instituto Normal de Varones.
Copiador de Notas N° 6.
Archivo Histórico de los Institutos Normales. Colección: Diario "El Siglo", 1891.
CURRICULUM VITAE
José Basilio Profesor de Historia egresado del Instituto de Profesores Artigas.
Archivólogo, egresado de la UDELAR-EUBCA. Docente de Historia en los II.NN.
Docente grado 3 de Archivos Históricos en la EUBCA. A cargo del Archivo Histórico de
los II.NN.
Graciela Sobrino Maestra egresada de los II.NN Archivóloga, egresada de la UDELAR-
EUBCA. A cargo del Archivo Histórico de los II.NN.

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