Está en la página 1de 381

A-PDF Page Cut DEMO: Purchase from www.A-PDF.

com to remove the watermark


Alan E. Vargas Lima

EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
PLURINACIONAL EN BOLIVIA
Alcances y limitaciones
normativas

1
El Tribunal Constitucional Plurinacional

2
Alan E. Vargas Lima

EL TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
PLURINACIONAL EN BOLIVIA
Alcances
y limitaciones normativas

Abog. Alan E. Vargas Lima

Ciudad del Illimani


Bolivia - 2012

3
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Título:
«El Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia»
Alcances y limitaciones normativas
Autor: Abog. Alan E. Vargas Lima

R.A. SENAPI Nº 1-0741/2012


Depósito legal Nº 4-1-2232-12
Primera edición 2012
Impreso en el mes de agosto de 2012
en imprenta «El Original - San José»

Se hallan reservados todos los derechos. Sin


autorización escrita del autor queda prohibida la
reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio mecánico, electrónico u otro y su distribución
mediante alquiler o préstamo público.

Imprenta:
“El Original San José”
c. Fornier Nº 25
Cel. Nº 712 619 88
Ciudad de El Alto
La Paz (Bolivia)

4
Alan E. Vargas Lima

Dedicatoria

A mis padres: el Dr. Emilio Vargas Machicado


y Doña Nancy Lima Balboa, quienes durante
toda mi vida, y aún hasta ahora en el
ejercicio de mi profesión, son el apoyo
necesario y la fortaleza indispensable para
seguir adelante, a pesar de las adversidades.

A la pequeña Emily Nancy, como testimonio


de lo que escribí mientras aguardaba su
llegada, con mucha ilusión…

A mis profesores y catedráticos de la


Universidad, que con paciencia y dedicación,
me sumergieron al mundo maravilloso del
Derecho, guiándome por el camino de lo
bueno y lo justo.

A mis amigos(as) y colegas míos, quienes con


su amistad, me brindaron la confianza
necesaria y suficiente para no retroceder.

5
El Tribunal Constitucional Plurinacional

6
Alan E. Vargas Lima

Agradecimientos

A Dios, mi creador, por concederme la vida


y las fuerzas que se necesitan
para seguir adelante cada día…

A mis padres, por darme la oportunidad de estudiar y


alcanzar la noble profesión de Abogado.

A la Dra. Sdenka Rivera Ferrufino, por haberme


concedido algunos minutos de su valioso tiempo, para
la revisión del borrador de éste trabajo; gentileza y
paciencia suyas, que agradezco infinitamente.

A mi amiga Geraldina, jurista mexicana, quien –


sacrificando su agenda de estudios en Alemania– muy
amablemente accedió a escribir algunas palabras
introductorias a la temática planteada en este ensayo;
una actitud muy solidaria y digna de resaltar.

Al Dr. José Antonio Rivera Santivañez,


constitucionalista boliviano, por haberme ayudado a
descubrir la esencia de la Justicia Constitucional en
Bolivia, a través de todas sus enseñanzas y sabios
consejos; pero además por haberme concedido un
Prólogo para éste mi primer Libro.

7
El Tribunal Constitucional Plurinacional

8
Alan E. Vargas Lima

Presentación

Acudo entusiasmada a la invitación de Alan E. Vargas Lima para escribir


unas líneas iniciales a su espléndido texto crítico de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional de Bolivia. Desde luego que hay entusiasmo
por coparticipar en este esfuerzo analítico, aun de manera mínima y aunque
sea con muy pocos conocimientos sobre el nuevo constitucionalismo
boliviano, pues el autor merece todos mis respetos intelectuales y mi
reconocimiento como profesor de Derecho Constitucional en La Paz
(Bolivia).

El rumbo emprendido por el pueblo boliviano para refundar y rediseñar


sus instituciones de acuerdo con su propia historia y sus propios ideales,
es uno que merece no sólo admiración, sino atención. Es un ejemplo
que mi país, México, bien podría seguir, en lugar de continuar deformando
nuestra Constitución de 1917, primera en establecer un Estado de carácter
social en el mundo.

El 7 de febrero de 2009, Bolivia se regaló una nueva Constitución que da


forma a un Estado democrático, social y plural, conformado por el pasado
y el presente de Bolivia con un claro objetivo: una Bolivia justa para el
futuro. Las características de esta nueva Constitución son realmente
novedosas, pues se inscribe en ella la existencia de la pluralidad de
naciones que constituyen un país diverso como Bolivia, el reconocimiento
de derechos culturales que de acuerdo con el principio de vinculación y
el principio de progresividad constituyen verdaderas piedras de toque del
futuro boliviano que la Asamblea Constituyente ha tenido en mira.

La Constitución boliviana da cabida a los reclamos sociales de los últimos


lustros, fundamentalmente al de la justicia con y para los pueblos originarios.
Así, la Carta fundamental boliviana reconoce varios derechos relacionados
con la cultura y tradiciones indígenas, establece cuotas de representación

9
El Tribunal Constitucional Plurinacional

parlamentaria y sistemas de justicia indígena que operan al mismo nivel


que la justicia ordinaria. Este último punto resulta de especial relevancia
para la jurisdicción constitucional, pues el Tribunal Constitucional deberá
integrarse de forma plural.

La Constitución de 2009 ha superado jurídicamente el alcance que tuvo la


anterior de 1994, y su reforma posterior del año 2004, pues promueve la
integración al reconocer la pluralidad del pueblo boliviano, reconoce en
el artículo 5° como oficiales todos los idiomas de las naciones y pueblos
indígenas originarios, y el artículo 8° asume las diferentes cosmovisiones
de un país que se conforma con diferentes formas de entender el mundo.
Por ello, el Estado Plurinacional de Bolivia, desde su texto fundamental
asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural
originaria: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso
ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko
kavi (vida bue ), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida
noble) así como los principios en que de manera clásica se fundamentan
las constituciones occidentales: igualdad, libertad y solidaridad. La
Constitución boliviana, que está por cumplir su tercer aniversario, avanza
la función social de la propiedad y tiene como base un modelo económico
plural y comunitario. Así, los recursos naturales pasan a manos del pueblo,
quien se encargará de su aprovechamiento colectivo.

El pluralismo que se respira en el constitucionalismo boliviano es un fiel


reflejo de la sociedad a la que regula, se reconoce la convivencia de
sistemas jurídicos y la garantía de los usos y costumbres de los pueblos
originarios, así mismo se establece la obligación del Estado de prevenir,
eliminar y sancionar la violencia de género y generacional, o cualquier
otro acto que tenga como objeto degradar la condición humana; además
de que se prohíbe y sanciona toda forma de discriminación fundada en
cualquier calidad y que tenga por objetivo o resultado anular o menoscabar
el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los
derechos de toda persona. La Constitución boliviana descansa sobre la

10
Alan E. Vargas Lima

igualdad y no discriminación, el respeto y la tolerancia como principios


básicos de la garantía de la diversidad.

La diversidad boliviana requirió de una Constitución que la reconociera y


para asegurar que esta Carta Fundamental regule, de acuerdo con los
valores en que se sostiene, tanto la producción de normas, como la
actuación de los poderes que ella crea, es necesaria la existencia de la
jurisdicción constitucional que guarde la vigencia de sus normas y cuide
la coherencia del sistema jurídico que de ella pende, pero sobre todo,
que garantice a todas y todos los bolivianos el goce pleno y disfrute de
sus derechos y libertades.

Así, de acuerdo con el artículo 196 de la nueva Constitución de Bolivia,


se crea el Tribunal Constitucional Plurinacional, que será el encargado del
control concentrado de la constitucionalidad y del respeto y la vigencia
de los derechos y las garantías constitucionales; es decir, se trata de la
institución que velará por la integración de la diversidad boliviana bajo
los valores plasmados en la propia Norma Fundamental.

El pluralismo se constituye como la piedra angular del constitucionalismo


boliviano, la visibilización de aquello que por siglos ha permanecido en
la sombra: la libre determinación en el marco de la unidad del Estado de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos y su dominio ancestral
sobre sus territorios.

La fuerza normativa de una Constitución descansa en el principio de


soberanía popular del cual se derivan: la distinción entre poderes
constituidos y Poder Constituyente, la existencia de un Tribunal
Constitucional, y la posibilidad de adecuar la Constitución al paso del
tiempo: su interpretación y la reforma. De la combinación de estas tres
instituciones, sobre la base de la soberanía popular, surge la normatividad
de la Constitución. Es decir, siempre y cuando las normas constitucionales
sean aceptadas internamente por sus destinatarios la Constitución será

11
El Tribunal Constitucional Plurinacional

normativa. La tensión entre estabilidad y cambio que requiere una


Constitución que pretende ser normativa se resuelve en tres instituciones:
Poder Constituyente y poderes constituidos, Tribunal Constitucional, y
Reforma Constitucional.

En consecuencia, el problema de la jurisdicción constitucional aparece


como uno de carácter fundamental para garantizar la normatividad de la
Constitución. La integración y organización del Tribunal Constitucional no
es un tema menor, es por ello que el ejercicio analítico de Alan Vargas,
resulta indispensable a la hora de definir el alcance y los problemas que
pudieran encontrarse en la aplicación e interpretación de la norma
reglamentaria para el garante de la constitucionalidad.

Para garantizar la constitucionalidad hace falta definir el quién y el cómo.


La Europa de principios del siglo XX fue testigo de este debate entre
Hans Kelsen y Carl Schmitt, así como entre el modelo concentrado y el
llamado control difuso que se practica en los Estados Unidos. Al definir el
quién, la Constitución boliviana se decantó por el modelo concentrado
de la tradición kelseniana. Pero el cómo depende de su diseño en la ley
ordinaria, por ello resulta indispensable el análisis de la Ley Nº 27 que
Alan Vargas desmenuza, dado que se trata de las instrucciones
procedimentales para resolver las disputas sobre la validez de normas y
actos. Ello además, no es menor si se toma en cuenta que el Tribunal
Constitucional de Bolivia es además ahora Plurinacional, es decir, no
estamos frente a una institución que ya podemos llamar clásica, con sus
conocidas cuestiones y problemas; estamos frente a una jurisdicción que
incorpora la diversidad cultural como principio de integración, operación
y de interpretación.

El texto que tiene usted en sus manos, es un ejercicio cuidadoso y


profundo para dar sentido y razón a cada norma de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional en Bolivia.

12
Alan E. Vargas Lima

Si un mérito más podemos hacer notable en el ejercicio de Alan Vargas,


es su claridad. Eso debe agradecerse y aplaudirse con entusiasmo. En
cuanto se hojea este trabajo se encuentra a un amigo, que con certeza,
sabiendo lo que hace y fácilmente, nos lleva de la mano por los intrincados
caminos de la experiencia constitucional; caminamos junto a Alan por la
obra de los más reconocidos constitucionalistas contemporáneos en el
mundo, así como por sentencias muy significativas del Tribunal
Constitucional Boliviano, que precisan el sentido y alcance de las normas
ius-fundamentales.

No tengo ningún empacho en decir, que este ejercicio analítico de Alan


Vargas será para sus estudiantes una brújula que les guíe por las carreteras
de la justicia constitucional, pero también seguramente les acompañará
como profesionistas, porque los juristas, como lo demuestra Alan Vargas,
no debemos nunca dejar de aprender, de analizar y sobre todo de criticar.

Geraldina González de la Vega


Blog: http://gerasplace-reloaded.blogspot.com
Twitter: @geraldinasplace
Heidelberg, Alemania
Diciembre de 2011.

13
El Tribunal Constitucional Plurinacional

14
Alan E. Vargas Lima

Prólogo

Al adoptar el nuevo modelo de Estado Plurinacional Comunitario, el


Constituyente ha resuelto mantener el modelo de control de
constitucionalidad adoptado mediante la reforma constitucional de 1994;
vale decir el modelo europeo o «kelseniano» con resabios del modelo
americano; pues según la norma prevista por el art. 196.I de la Constitución
el Tribunal Constitucional Plurinacional vela por la supremacía de la
Constitución, ejerce el control de constitucionalidad, y precautela el respeto
y la vigencia de los derechos y las garantías constitucionales.

De la norma constitucional glosada se puede inferir que en el Estado


Plurinacional de Bolivia, el Tribunal Constitucional Plurinacional es el
máximo guardián y último intérprete de la Constitución, en cumplimiento
de esa misión resguarda y protege los derechos fundamentales y garantías
constitucionales y racionaliza el ejercicio del poder político.

Si bien el Constituyente ha mantenido el modelo de control de


constitucionalidad, empero ha introducido importantes reformas en la
estructura institucional del Tribunal Constitucional Plurinacional; así,
respecto a su rango constitucional, ya no forma parte de la estructura
orgánica del Órgano Judicial, es independiente con relación a los cuatro
órganos del poder constituido; con relación al número de magistrados
que lo integran, la Constitución lo remite a la Ley; con relación al sistema
de integración, la Constitución define que los magistrados y magistradas
serán elegidos por voto popular directo y sufragio universal; se le amplían
las funciones y atribuciones; finalmente, en la Constitución se define el
carácter vinculante de la jurisprudencia constitucional y la obligatoriedad
de sus decisiones.

Según las normas previstas por la Constitución, la organización y


funcionamiento, así como la sustanciación de los procesos constitucionales

15
El Tribunal Constitucional Plurinacional

deben ser reguladas por la Ley. En cumplimiento del mandato


constitucional, el legislador ha expedido la Ley Nº 027 del Tribunal
Constitucional Plurinacional; una Ley mixta que consigna normas orgánicas
y normas procesales.

Como no podría ser de otra manera, la referida Ley Nº 027 del Tribunal
Constitucional Plurinacional ha sido objeto de diversos estudios y análisis,
uno de ellos el realizado por el destacado Abogado Alan Elliott Vargas
Lima, cuyo resultado se plasma en el trabajo: «El Tribunal Constitucional
Plurinacional en Bolivia», que tengo el honor de prologar en esta
oportunidad.

El autor del trabajo que prologo, es un Abogado especialista en Derecho


Constitucional y Derecho Procesal Constitucional, ejerció docencia en la
Universidad Privada Franz Tamayo, tiene publicados varios trabajos en el
ámbito del Derecho Constitucional y Derecho Procesal Constitucional;
por lo tanto, se trata de un estudioso de la materia con sobrados méritos
para realizar un análisis crítico – valorativo de la Ley Nº 027 del Tribunal
Constitucional Plurinacional.

Ingresando en materia, debo señalar que el trabajo que me honro en


prologar, se inscribe en el ámbito del Derecho Procesal Constitucional,
en su contenido denominado por Néstor Pedro Sagüés, en su obra
Derecho Procesal Constitucional, como la magistratura constitucional; toda
vez que su autor aborda el análisis crítico – valorativo de las normas
axiológicas consignadas en el Título Preliminar de la Ley Nº 027 del Tribunal
Constitucional Plurinacional, resaltando las principales deficiencias de
concepción y de redacción que presenta la Ley en esas normas.

Para cumplir con su cometido el autor realiza, con suficiente apoyo


doctrinal, una descripción introductoria de la Jurisdicción Constitucional,
para demostrar el error conceptual que –en su criterio– presenta la Ley.
La base de análisis es que el art. 2 de la Ley objeto de estudio,

16
Alan E. Vargas Lima

reproduciendo el texto del art. 179.III de la Constitución, define la titularidad


de la «justicia constitucional» y la finalidad que se persigue con su ejercicio;
en criterio del autor el manejo de la alocución «justicia constitucional» es
incorrecta, si se toma en cuenta que el Constituyente ha consolidado el
modelo europeo o «kelseniano» de control de constitucionalidad,
encomendando la labor al Tribunal Constitucional Plurinacional, por lo que
–en su criterio- ya existe una Jurisdicción Constitucional; para sustentar
su hipótesis el autor realiza una diferenciación conceptual entre «justicia
constitucional» y «jurisdicción constitucional», acudiendo para ello a la
doctrina autorizada sobre Derecho Procesal Constitucional. Concluye, su
estudio introductorio, describiendo las competencias y atribuciones
asignadas por la Constitución al Tribunal Constitucional Plurinacional,
competencias que, por razones metodológicas de estudio, las agrupa
en tres ámbitos: el control normativo, el control del ejercicio del poder
político, y el control sobre el respeto y vigencia de los Derechos
Fundamentales, todo ello apoyado en abundante jurisprudencia
constitucional actualizada.

De otro lado, sobre la base de un acertado análisis de las normas previstas


por el art. 3 de la Ley Nº 027, el autor del trabajo demuestra que el
Legislativo no encaró su labor de desarrollar las normas de la Constitución
con el debido cuidado y la necesaria profundidad; ya que, según anota
certeramente Alan E. Vargas Lima, en la disposición legal antes referida
se consigna un listado de principios «que rigen la justicia constitucional»;
un listado que mezcla valores supremos proclamados por el art. 8.II de la
Constitución, tales como la complementariedad o armonía social, con
principios fundamentales que orientan la organización del Estado
Plurinacional y con principios procesales; al extremo de que incluye,
como principio un elemento caracterizador del Estado boliviano, referido
a su estructura social y cultural, como es la plurinacionalidad. Con bastante
acierto el autor, observa el hecho de que el legislador no hubiese
incorporado en ese listado de principios, sobre los que se configura la
Jurisdicción Constitucional, aquellos principios que están proclamados

17
El Tribunal Constitucional Plurinacional

por el art. 178.I de la Constitución; finalmente observa que el listado de


principios es similar al consignado por el art. 3 de la Ley Nº 025 del
Órgano Judicial.

Como una muestra de la falta de cuidado con que se ha elaborado la Ley


Nº 027, el autor identifica la omisión en que ha incurrido el legislador al no
incluir aquellos principios procesales sobre los que deben configurarse
los procesos constitucionales, que sí estuvieron previstos por la Ley Nº
1836; lo bueno del trabajo es que el autor, en una suerte de actitud
propositiva, no solamente identifica los principios procesales sino que
los describe y explica con el suficiente respaldo doctrinal, lo cual
demuestra su sólida formación académica y el solvente manejo de la
materia.

En el análisis crítico – valorativo desarrollado en el trabajo, el autor identifica


dos deficiencias que presenta la Ley Nº 027 del Tribunal Constitucional
Plurinacional, en sus arts. 4 y 6. La primera, referida al enunciado del
principio de supremacía constitucional. La segunda, referida a la
interpretación constitucional.

Sobre el tema de la interpretación constitucional, con una sólida


argumentación apoyada por la doctrina, demuestra la desafortunada
redacción de las normas previstas por los arts. 4.III y 6 de la Ley Nº 027,
cuya aplicación afectará a la independencia del Tribunal Constitucional
Plurinacional y a la efectividad de su labor de control de constitucionalidad.
De un lado, dilucida el tema de la titularidad de la interpretación a partir
del modelo de control de constitucionalidad adoptado por el Constituyente;
en ese cometido, reconociendo que no existe un monopolio en la potestad
interpretativa, afirma que el sistema está dotado de un máximo o último
intérprete de la Constitución, cual es el órgano encargado del control de
constitucionalidad, cuya interpretación tiene fuerza vinculante para todos
los órganos del poder constituido, las autoridades públicas y los
particulares, entre tanto no se reforme la norma interpretada; de lo que

18
Alan E. Vargas Lima

concluye que la facultad de interpretación auténtica reconocida a la


Asamblea Legislativa Plurinacional no condice con el sistema constitucional
boliviano.

De otro lado, con relación a la interpretación constitucional, el autor aborda


el análisis de los métodos de interpretación definidos por el art. 196.I de
la Constitución y reproducidos – innecesariamente en su criterio- por el
art. 6 de la Ley Nº 027; en el trabajo se demuestra cómo esa definición de
los métodos y criterios de interpretación incidirá negativamente en la labor
de control de constitucionalidad que desarrollará el Tribunal Constitucional
Plurinacional, ya que le somete a dos métodos, cuya aplicación le causará
dificultades al Tribunal privándole de otros métodos que podrían ser más
útiles; para demostrar su hipótesis el autor describe los métodos de
interpretación definidos por la norma prevista por el art. 6 de la Ley Nº
027, demostrando su insuficiencia para la labor que desarrollará el órgano
encargado del control de constitucionalidad; asimismo describe los
principios y criterios de interpretación que deben ser empleados en la
labor interpretativa para lograr un adecuado resultado.

Como se podrá advertir, el trabajo que me honro en prologar es el resultado


de un primer excelente trabajo académico de análisis crítico – valorativo
de la Ley Nº 027 del Tribunal Constitucional Plurinacional, un trabajo que
permitirá comprender en su verdadero alcance la labor que desarrollará
la Jurisdicción Constitucional; por lo que, estoy seguro, se constituye en
un importante aporte para el estudio del Derecho Procesal Constitucional
boliviano.

Cochabamba, verano de 2012

José Antonio Rivera Santivañez


Magister en Derecho Constitucional
Docente Universitario

19
El Tribunal Constitucional Plurinacional

20
Alan E. Vargas Lima

Palabras previas del autor

– Hay algo que no entiendo…, si la CPE dice que el Poder Legislativo es el


único facultado para crear las Leyes, o en su caso abrogarlas, derogarlas,
modificarlas e interpretarlas… ¿por qué ahora el Tribunal Constitucional deja
sin efecto cualquier Ley?

– Así es, ahora en el Parlamento los padrastros de la patria hacen lo que


quieren…, así han reformado la Constitución y uno no sabe qué está vigente
o no…

Transcurría el año 2002, y con esa pregunta realizada a mi padre –un


distinguido Abogado paceño, quien como se puede ver, me respondió
muy disconforme ante la situación de incertidumbre en el país1–, surgió
mi idea primigenia de investigación, mientras me postulaba por primera
vez a la Auxiliatura de Docencia en Derecho Constitucional, en la
Universidad de Aquino – Bolivia (UDABOL).

1
«(…) Siempre que haya un conflicto inevitable entre lo jurídico y lo político,
nuestro deber nos colocará del lado del Derecho. Y a quienes les cuesta
aceptar la idea de que el Tribunal Constitucional puede invalidar actos del
(Órgano) Legislativo, les recordamos las palabras escritas por Alexander
Hamilton hace más de dos siglos: Esta conclusión no supone de ningún
modo la superioridad del Poder Judicial sobre el Legislativo. Sólo significa
que el poder el pueblo es superior a ambos, y que donde la voluntad de la
legislatura, declarada en sus leyes, se halla en oposición con la del pueblo,
declarada en la Constitución, los jueces deben gobernarse por la última, de
preferencia a las primeras…». EL FEDERALISTA . San José (Costa Rica): Edit.
Libro Libre, 1986. Pág. 203. Citado por: Pablo DERMIZAKY PEREDO. La tensión
entre Política y Derecho en la Justicia Constitucional. En: TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor). Justicia Constitucional para comenzar
el Tercer Milenio. Revista Constitucional Nº 3. Sucre (Bolivia): Diciembre de
1999. Pág. 13.

21
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Al año siguiente, me propuse compilar en un documento impreso, varios


trabajos que en la página web del Tribunal Constitucional de Bolivia
publicaban los entonces Magistrados, entre los cuales encontré el utilísimo
ensayo: Introducción a la Justicia Constitucional en Bolivia, cuya autoría
corresponde al Dr. José Antonio Rivera Santivañez. Aquel estudio, me
ayudó a comprender el verdadero sentido de la labor que cumple un
Tribunal Constitucional en un Estado de Derecho, así como los alcances
de la Justicia Constitucional que se había instaurado en nuestro país,
constituyéndose en mi iniciación formal al estudio de esta apasionante
área del Derecho Constitucional. Y es que, fue posteriormente, que me
anoticié de la existencia de una rama especializada denominada Derecho
Procesal Constitucional, de escasa difusión en el país por aquel tiempo,
dado que los contenidos referidos a los Recursos Constitucionales eran
todavía desarrollados a nivel de pregrado, dentro de la asignatura de
Procedimientos Especiales, situación que al presente, ha cambiado para
bien.

En enero del año 2004, me trasladé a la ciudad de Sucre, Capital de la


entonces República de Bolivia (actual Estado Plurinacional), para conocer
personalmente las instalaciones de la antes denominada Excma. Corte
Suprema de Justicia (actual Tribunal Supremo de Justicia) y especialmente
las del Tribunal Constitucional de Bolivia, en donde felizmente pude
acceder a todas las publicaciones que sobre la materia se habían realizado
hasta ese momento, dentro del Programa de Pedagogía Constitucional2,
instaurado acertadamente por iniciativa de los primeros Magistrados del
mencionado Tribunal Constitucional.

2
«En cuanto a la pedagogía constitucional, es deber del Tribunal difundir el
conocimiento, la comprensión y la valoración de las normas fundamentales,
procesos necesarios para crear una conciencia constitucional indispensable
en la construcción de una sociedad justa y progresista. (…)». Pablo DERMIZAKY
PEREDO. Justicia Constitucional y Estado de Derecho. Segunda Edición.
Cochabamba (Bolivia): Editorial ALEXANDER, 2005. Pág. 11.

22
Alan E. Vargas Lima

Luego, me sumergí en algunas de las obras más significativas publicadas


en nuestro país sobre el tema, logrando precisar mis conocimientos con
la conocida obra: Jurisdicción Constitucional. Procedimientos
Constitucionales en Bolivia (Rivera: 2001). Con ella, obtuve los fundamentos
jurídicos indispensables para desarrollar posteriores estudios en ésta
materia, con algunos ensayos previos sobre la Teoría de la Constitución,
la Supremacía Constitucional y el Control de Constitucionalidad en Bolivia,
e inclusive un Perfil de Tesis, respecto a los Instrumentos Internacionales
de Derechos Humanos y la necesidad de su inclusión al Bloque de
Constitucionalidad en Bolivia (2005). Sin embargo, mis nociones previas
e incipientes sobre ésta temática, fueron ampliamente profundizadas con
la ayuda del Derecho Constitucional Comparado, impartido a través del
Curso de Especialidad en Derecho Constitucional y Procedimientos
Constitucionales, auspiciado por la Universidad Mayor de San Andrés
(UMSA – La Paz, 2007)3, ocasión en la cual fui discípulo del destacado
jurista José Antonio Rivera Santivañez, a quien he seguido desde mi
iniciación en la materia, y con cuyas obras ampliamente educativas –
además de otras que se han escrito sobre Derecho Constitucional en
Bolivia– he logrado conformar una biblioteca particular especializada4.

3
Valga ésta oportunidad, para dejar constancia expresa de agradecimiento por
la infinidad de conocimientos y criterios doctrinales uniformes y consistentes
sobre la Jurisdicción Constitucional en Bolivia, que fueron impartidos por
eminentes constitucionalistas bolivianos, como es el caso de los Doctores
José Antonio Rivera Santivañez, Jorge Asbún Rojas, Willman Durán Ribera
y otros, quienes por medio de sus brillantes exposiciones, desarrollaron algunos
temas constitucionales que son de su amplio conocimiento y dominio, y que
también eran de necesaria difusión entre nosotros, dentro del mencionado
Curso de Especialización, auspiciado por la Unidad de Postgrado de la UMSA
(Versión 2007). Es de recordar, que en aquel año de mi especialización en la
materia, escribí un pequeño trabajo de investigación acerca de las Sentencias
Constitucionales y su modulación en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Boliviano, que por cierto fue calificado satisfactoriamente.
Ahora disponible en monografías.com: http://t.co/CHvfRf6F
4
Ahora puede consultarse mi Catálogo de Bibliografía Jurídica Boliviana de
Derecho Constitucional (2010), en el Blog Jurídico Tren Fugitivo Boliviano,
disponible en: http://t.co/dHdPcmWL

23
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En esa época, también llegué a ser testigo del ataque sistemático sufrido
por los entonces Magistrados del Tribunal Constitucional, y el posterior
descabezamiento de ésta institución, debido a los afanes políticos
imperantes en el país, ocasión en la cual llegué a afirmar:

«(…) Hablar de Justicia Constitucional en Bolivia, resulta un tema


delicado, y mucho más en esta hora tan aflictiva y lamentable por la
que atraviesa el acéfalo Tribunal Constitucional Boliviano (actualmente
mermado en su composición, deteriorado en el prestigio institucional
que por propio mérito había construido sacrificadamente durante el
período de sus funciones y, por si fuera poco, inhabilitado por falta de
quórum suficiente, para ejercer legítimamente y a plenitud las
atribuciones que la propia Constitución Política y la Ley respectiva le
han conferido); organismo éste, que además ha sido desmembrado y
atacado principalmente por el capricho irracional, la torpeza desmedida
y la mala voluntad del gobernante de turno y sus seguidores, quienes
maniobrando todo un complot hacia la desacreditación y
defenestración de ésta institución durante el año 2007, se han
empeñado en imponer su propia voluntad y decisiones, de manera
autoritaria, sin considerar que con dicha actitud arbitraria y absurda,
tan solamente han conseguido crear una situación de riesgo y crisis
de la democracia boliviana. Todo ello, lo han hecho de manera
desproporcionada, aún a costa de la seguridad jurídica de la ciudadanía
y la estabilidad de las instituciones democráticas que, como éste
Tribunal y sus destacados miembros, han sido víctimas de una especie
de –muy sui generis– dictadura democrática por parte del
autocalificado gobierno del pueblo, que por cierto además tiene como
un slogan de todas sus actuaciones, la mal denominada «revolución
democrático cultural» que hasta ahora débilmente nos ha señalado
algún sendero de paz por el cual los bolivianos podamos transitar
seguros; por el contrario, tan solamente ha puesto en serio riesgo la
unidad del país y la vida democrática nuestra (…)».5

5
Así se encuentra descrito, en mi primer trabajo sobre el Sistema de Control de
Constitucionalidad en la Doctrina y la Jurisprudencia del Tribunal

24
Alan E. Vargas Lima

Pienso que, fueron éste tipo de despropósitos –de un gobernante aferrado


a sus caprichos–, los que hicieron aflorar mis inclinaciones académicas,
impulsándome a convertirme en defensor de la vigencia de la Justicia
Constitucional en Bolivia a través del Tribunal Constitucional, situación
que se acentuó mucho más cuando –en ocasión de la instalación de la
Asamblea Constituyente en Bolivia– se difundió una propuesta de
supresión de ésta institución y toda su jurisprudencia, o en su caso, la
alternativa de su incorporación como una Sala adicional de la entonces
Corte Suprema de Justicia; esto, por supuesto, en absoluto
desconocimiento de la naturaleza jurídica del control de constitucionalidad
en Bolivia, además del aporte indiscutible realizado por el Tribunal
Constitucional al fortalecimiento de la democracia en nuestro país6, lo que

Constitucional Boliviano. Ahora disponible en monografías.com: http://t.co/


RKuzdUdy. Al respecto, una crónica de la situación crítica por la que atravesó
el Tribunal Constitucional en Bolivia, puede verse en: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DE BOLIVIA. Informe Anual de Labores 2006 - 2007. Sucre (Bolivia): Imprenta
Editorial TUPAC KATARI, 2007.
6
Una muestra clara y palpable de ésta ardua labor, son cada una de las Sentencias
Constitucionales emitidas para vislumbrar las alternativas y soluciones a los
dilemas constantes de la política boliviana en los últimos años, siempre a la luz
de los mandatos de la Constitución. Así por ejemplo, el Tribunal Constitucional
ha emitido cuatro fallos vinculados al fortalecimiento del Estado de Derecho y
la democracia: 1) La Sentencia Constitucional Nº0066/2005, relativa a la
redistribución de escaños; 2) La Sentencia Constitucional Nº0075/2005, sobre
la primera elección de Prefectos en nuestro país; 3) La Sentencia Constitucional
Nº0076/2005, referida a las elecciones generales, y; 4) La Sentencia
Constitucional Nº1392/2005-R, respecto al voto de bolivianos en el exterior.
Estos fallos emitidos durante el año 2005, junto a otros vinculados al sistema
democrático y la sucesión presidencial -pronunciados en años anteriores-,
ciertamente constituyen el aporte más sólido que el Tribunal Constitucional
de Bolivia (creado en 1994), ha realizado al Estado de Derecho y la Democracia
en Bolivia; lo cual ha sido compilado en: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA.
El aporte del Tribunal Constitucional al fortalecimiento del Estado de
Derecho y la Democracia. Sucre (Bolivia): Talleres Gráficos KIPUS, 2005.

25
El Tribunal Constitucional Plurinacional

motivó en su momento, un pronunciamiento expreso –también a título de


propuesta–, por parte del mismo Tribunal Constitucional7.

Pese a todos los vaivenes políticos y jurídicos, que se tuvieron que


atravesar en el transcurso de estos más de diez años de vigencia,
actualmente el Tribunal Constitucional se ha conservado en la Constitución
boliviana, como una institución autónoma e independiente –ahora con su
actual configuración Plurinacional–, consolidando así su institucionalidad
democrática, y su naturaleza jurídica de máximo guardián y supremo
intérprete de la Constitución, establecido para proteger los derechos
humanos y fundamentales de todos los(las) ciudadanos(as) frente a las
eventuales extralimitaciones de los Órganos del Estado.

Siendo ésa la magnitud e importancia de ésta institución democrática, se


requiere de manera indispensable, que las normas de desarrollo
constitucional sean las más adecuadas para su funcionamiento y puedan
contribuir al ejercicio pleno de sus atribuciones, razón por la cual resulta
necesario establecer con precisión, el sentido y alcances del control,
defensa e interpretación que debe desarrollar el nuevo Tribunal
Constitucional Plurinacional, de acuerdo a las normas establecidas por la
Constitución boliviana aprobada por voto popular en el año 2009, así como
hacer notar las posibles limitaciones que pudieron haberse incluido –
quiero creer que de manera involuntaria– al momento de elaborar la Ley
que regula la estructura, organización y funcionamiento de ésta institución.
Estos aspectos, constituyen los objetivos esenciales que se pretenden
alcanzar, a través de la presente publicación.

A este efecto, cabe tener presente que la Jurisdicción Constitucional, se


ejercita precisamente mediante la interpretación de la Constitución, cual

7
Al respecto, puede consultarse el documento: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE
BOLIVIA. El Tribunal Constitucional ante la Asamblea Constituyente. Sucre
(Bolivia): Imprenta Editorial Tupac Katari, 2006.

26
Alan E. Vargas Lima

es la labor inherente a sus actividades cotidianas, de tal forma que cuando


emana del órgano encargado de realizar el control jurisdiccional
concentrado de constitucionalidad, a través de su jurisprudencia, pasa a
formar parte de la norma constitucional8 en virtud de la fuerza vinculante
que posee, convirtiendo así en obligatoria su observancia. De ahí que, el
referido control de la constitucionalidad de las leyes, en su dimensión
protectora de los derechos y garantías de la persona, se encuentra
indisolublemente ligado a la interpretación constitucional, dado que
constituye una de las tareas diarias e ineludibles9 que le corresponderá
llevar adelante al Tribunal Constitucional Plurinacional en Bolivia, como
guardián de la Constitución.

8
«Para este efecto, la interpretación debe ser sistemática y finalista; la primera,
porque la Constitución es un todo armónico e integrado, donde cada parte
arranca o se refleja en las otras, lo que hace de la Constitución un sistema
coherente y unido. A esta interpretación se le llama también orgánica, porque
considera a la Constitución como un órgano vivo cuyas funciones se
coordinan y desarrollan recíprocamente. (…) La interpretación finalista o
teleológica tiene en mente el fin o telos de la Constitución que, como se ha
dicho, es la defensa y protección de los derechos fundamentales. Un
interpretación que se aleja de los principios y valores mencionados (la vida,
la libertad, la dignidad y la justicia) no será un instrumento adecuado para
la jurisdicción constitucional. Dos principios apoyan esta interpretación:
uno es el de la posición preferente (preferred position), que concede valor
preferente a los derechos fundamentales, declarando la inconstitucionalidad
de los actos que los lesionan, cualquiera sea su origen; y otro es el de favor
libertatis, que da preeminencia a la libertad individual y a todos los derechos
que de ésta derivan (…)». DERMIZAKY PEREDO, Pablo. Del Estado de Derecho
a la Justicia Constitucional. En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor).
IV SEMINARIO INTERNACIONAL: Justicia Constitucional (12 y 13 de Octubre de
2000). Memoria Nº 5. Sucre (Bolivia): Editorial Judicial, Marzo de 2001. Pág. 21.
9
En este sentido, «interpretar la Constitución es una función que fluye
naturalmente de la jurisprudencia a que da lugar el control de
constitucionalidad… (de ahí que) en la importante y difícil misión que explica
y legitima a un Tribunal Constitucional, su rol como intérprete último de la
Constitución es, quizá, el más importante de sus trabajos. La interpretación
del Tribunal Constitucional será una tarea constante, oportuna y activa, a
diferencia de la interpretación esporádica encomendada al Órgano
Legislativo (…)». Pablo DERMIZAKY PEREDO. Obra Citada. Pág. 11.

27
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Precisamente en ésa perspectiva, surge la iniciativa de publicar éste Libro,


dirigido a precisar algunos de los alcances normativos y posibles
limitaciones identificadas en torno a la configuración del nuevo Tribunal
Constitucional Plurinacional, para coadyuvar con éste aporte académico,
al debate y la reflexión respecto de los elementos necesarios para la
consolidación institucional y definitiva del órgano contralor de la
constitucionalidad de las leyes en nuestro país, conditio sine qua non
para la efectiva vigencia de nuestros derechos fundamentales, y el
fortalecimiento de nuestra democracia.

Alan E. Vargas Lima


E-mail: alanvargas84@hotmail.com
Blog: http://alanvargas4784.blogspot.com/
Twitter: @alanvargas4784
La Paz – Bolivia

28
Alan E. Vargas Lima

RESUMEN

El presente trabajo pretende realizar un análisis crítico


constructivo de los aspectos esenciales regulados por la
nueva Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional en Bolivia,
para resaltar algunas de las principales deficiencias
sustanciales (de concepción) y formales (de redacción)
contenidas en esta disposición legal, bajo la hipótesis de
que eventualmente podrían obstaculizar el normal desarrollo
de sus actividades jurisdiccionales destinadas a garantizar
la vigencia plena de la Constitución, como norma fundamental
que consagra los valores supremos, derechos fundamentales
y garantías constitucionales de los ciudadanos,
recomendando preservar principalmente la facultad
interpretativa definitiva del Tribunal Constitucional sobre la Ley
Fundamental, considerando su calidad de máximo guardián
y supremo intérprete de la Constitución boliviana, a través
del ejercicio exclusivo el control de constitucionalidad,
además de ser el defensor idóneo de nuestros derechos
fundamentales.

ABSTRACT

The present work tries to realize a critical constructive analysis


of the essential aspects regulated by the new Law of the
Constitutional Court Plurinational of Bolivia, to highlight some
of the principal substantial deficiencies (of conception) and
formal (of draft) contained in this legal disposition, under the
hypothesis of that eventually might prevent the normal
development of his jurisdictional activities destined to

29
El Tribunal Constitucional Plurinacional

guarantee the full force of the Constitution, as fundamental


norm that dedicates the supreme values, fundamental rights
and constitutional rights of the citizens, recommending to
preserve principally the interpretive definitive faculty of the
Constitutional Court on the Fundamental Law, considering his
quality of maximum guardian and supreme interpreter of the
bolivian Constitution, across the exclusive exercise the control
of constitutionality, beside being the suitable defender of our
fundamental rights.

PALABRAS CLAVE

Nueva Constitución Política del Estado – Estado Plurinacional


de Bolivia – Justicia Constitucional – Jurisdicción
Constitucional – Control de Constitucionalidad – Interpretación
de la Constitución – Vinculatoriedad

KEY WORDS

New Political Constitution of the State – State Plurinational of


Bolivia – Constitutional Justice – Constitutional Jurisdiction –
Control of Constitutionality – Interpretation of the Constitution –
Vinculatoriedad

30
Alan E. Vargas Lima

«El Tribunal hablará a través de sus fallos y no hará


declaraciones que no sean constitucionales. Estará atento a
las inquietudes políticas y sociales que tengan relación con su
labor, pero no aceptará presiones interesadas ni críticas
subjetivas. Se colocará por encima de las pasiones, de las
rencillas parroquiales y de los intereses subalternos...» (Pablo
DERMIZAKY)

31
El Tribunal Constitucional Plurinacional

32
Alan E. Vargas Lima

NOTA PRELIMIN
NOT AR
PRELIMINAR

Antes de ingresar al análisis, se debe considerar que la puesta en vigencia


de una nueva Constitución Política del Estado10 en Bolivia –misma que

10
Cabe tener en cuenta que la Constitución desde una perspectiva jurídica, es la
Ley Fundamental de todo el ordenamiento jurídico del Estado, cuyas normas
regulan el sistema constitucional, es decir, la forma en que se organiza y
estructura el Estado, proclamando a su vez los valores supremos y principios
fundamentales sobre los que se asienta el mismo Estado, consagrando los
derechos fundamentales y las garantías constitucionales para hacerlos
efectivos en favor de las personas, definiendo y delimitando la estructura
social, económica-financiera, jurídica y política, así como su régimen de gobierno
y los órganos a través de los cuales será ejercido el poder político, determinando
su organización y el ámbito específico de competencias de cada una de sus
instituciones. Por otro lado, y desde una perspectiva política, la Constitución
se define como un pacto social y político adoptado por el pueblo, y que fija las
normas y reglas básicas de convivencia pacífica para el desarrollo y la
construcción democrática de la sociedad; es decir que se trata de un
ordenamiento en el cual los derechos y libertades de los ciudadanos en relación
con las autoridades gubernamentales, se hallan protegidos a través de la
garantía de división del ejercicio del poder político, en una coordinación
separada de órganos y funciones estatales. En este sentido, el significado
político de la Constitución puede verse expresado claramente en el artículo 16
de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuando señala
que: «Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada
y la división de poderes determinada, no tiene Constitución». Cfr. José Antonio
RIVERA SANTIVAÑEZ. HACIA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN. Luces y Sombras del
Proyecto modificado por el Parlamento. Cochabamba - Bolivia: FUNDACIÓN
KONRAD ADENAUER, FUNDAPPAC y Oficina Jurídica para la Mujer, 2008. Págs. 7-8.

33
El Tribunal Constitucional Plurinacional

previo referéndum constitucional, fue aprobada y promulgada el día 7 de


febrero del año 2009–, se constituyó en el Acta formal de nacimiento del
nuevo modelo de Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, conllevando la necesidad de reestructurar las bases
institucionales y normativas del Estado, bajo los principios de
plurinacionalidad e interculturalidad, entre otros. Esto, supone también la
implementación de nuevas normas y disposiciones legales que logren
regular y desarrollar de mejor manera los preceptos programáticos y las
novísimas instituciones previstas por nuestra Ley Fundamental, a través
de una reforma integral de varias leyes que –de acuerdo a la presunción
de constitucionalidad que ostentan– aún se mantienen vigentes en el
ordenamiento jurídico boliviano, ello con el fin de establecer los
parámetros legales indispensables para regular la estructura, organización
y funcionamiento de los principales órganos del Estado Plurinacional,
entre ellos, el Tribunal Constitucional Plurinacional como órgano guardián
de la Constitución boliviana.

En este sentido, se debe resaltar el acierto que tuvieron los miembros


de la Asamblea Legislativa Plurinacional, al difundir los Proyectos de Ley
que se encontraban en tratamiento y discusión, a nivel de la Comisión de
Constitución, Legislación y Sistema Electoral de la Cámara de Diputados, a
fin de que la ciudadanía tenga pleno conocimiento de las propuestas y
avances existentes en el trabajo legislativo. Y es que la propia
Constitución, estableció en forma imperativa un plazo perentorio para llevar
a cabo esta tarea, mandato que intentó ser asumido con la mayor
responsabilidad y conciencia democrática por nuestros(as) representantes
nacionales.

De ahí que –en la primera mitad del año 2010–, el conjunto de la ciudadanía
tuvo acceso a la publicación de prensa del Proyecto de Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional; iniciativa que, sumada a las anteriores
publicaciones de proyectos legislativos, pretendieron promover de manera
efectiva la participación ciudadana, que precisamente constituye una de

34
Alan E. Vargas Lima

las bases fundamentales de todo Estado democrático. Ello, motivó al


suscrito autor a redactar en su momento, algunas observaciones puntuales
en referencia al mencionado Proyecto de Ley, con el único afán de hacer
llegar un aporte académico al pleno de la Asamblea Legislativa
Plurinacional11, para que el contenido de la norma proyectada, sea
comprensible para la generalidad de los (las) ciudadanos(as)
bolivianos(as), como una guía para el discernimiento de las futuras
actividades a ser desarrolladas por el nuevo Tribunal Constitucional
Plurinacional.

Por otro lado, y dando estricto cumplimiento al mandato previsto por la


Disposición Transitoria Segunda de la Constitución Política del Estado12,

11
En este sentido, un análisis crítico del referido Proyecto, fue oportunamente
remitido por el autor, mediante Nota de fecha 18 de junio de 2010, a conocimiento
de la Presidencia de la Cámara de Diputados, de la Asamblea Legislativa
Plurinacional de Bolivia, en ocasión del tratamiento y discusión del Proyecto
de Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional a nivel del pleno camaral.
(Documento disponible en: http://www.monografias.com/). Asimismo, una
versión preliminar del análisis que ahora se presenta, fue publicada en la Revista
de Derecho Público Nº 26 (Enero – Junio de 2011) de la Universidad de Los
Andes (Colombia), disponible para consulta gratuita en el sitio web: http://
derechopublico.uniandes.edu.co; posteriormente, en la Revista Electrónica
de Derecho de la UDABOL, disponible en el sitio web: http://lp.udabol.edu.bo/
revista/; y también en la Revista de Estudios Constitucionales, Año 9, Nº 2
(2011) de la Universidad de Talca (Chile), disponible en: http://www.cecoch.cl/
htm/revista/revista_9_2_2011.html. El presente trabajo es una nueva versión
corregida y ampliada con jurisprudencia constitucional relevante.
12
Debe recordarse que la Disposición Transitoria Segunda de la CPE (antes de
perder su vigencia al cumplimiento de su cometido) establecía que «la Asamblea
Legislativa Plurinacional sancionará, en el plazo máximo de ciento ochenta
días a partir de su instalación, la Ley del Órgano Electoral Plurinacional,
la Ley del Régimen Electoral, la Ley del Órgano Judicial, la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional y la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización»; dicho plazo convencionalmente tenía duración máxima
hasta el día 22 de julio del año 2010, para que de ésta forma se culmine con la
«fase de adecuación» de las normas necesarias para el desarrollo de los
mandatos constitucionales.

35
El Tribunal Constitucional Plurinacional

concordante con los artículos 197-III y 204 constitucionales, la Asamblea


Legislativa Plurinacional en ejercicio de sus atribuciones sancionó la Ley
N°27 del Tribunal Constitucional Plurinacional (en adelante, Ley del TCP),
promulgada en fecha 6 de julio de 2010; disposición legal cuyo tenor no
difiere en mucho del proyecto de ley antes mencionado, salvo por algunas
correcciones de forma que se han insertado en su contenido, pero que
no han logrado alterar sustancialmente la estructura integral del referido
proyecto legislativo. De ahí que, ésta disposición legal posee un contenido
mixto, dado que por una parte, se establecen normas de carácter orgánico
que regulan la organización interna y funcionamiento del Tribunal
Constitucional Plurinacional y, por otro lado, también se prevén normas
de carácter procesal para regular los procesos constitucionales a ser
resueltos en ejercicio del control de constitucionalidad de las leyes, y de
los actos provenientes de los órganos del poder público en nuestro país.

En este sentido, de un lectura a prima facie de la mencionada disposición


legal, puede observarse que la misma posee una sistemática
adecuadamente organizada, con un Título Preliminar que contiene las
Disposiciones y Principios Generales que fundamentan la aplicación de
sus normas, así como una Primera Parte que se refiere a la Composición,
Organización y Funcionamiento del Tribunal Constitucional Plurinacional, y
una Parte Segunda que trata esencialmente de los nuevos Procedimientos
Constitucionales que serán conocidos, sustanciados y resueltos por el
referido Tribunal. Sin embargo, ésta última parte ha quedado sin efecto,
ante la reciente aprobación del Código Procesal Constitucional, por la
Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia13, el mismo que será objeto
de análisis en las siguientes páginas.

13
Para conocer algunos comentarios y observaciones preliminares al entonces
Proyecto de Código de Procedimientos Constitucionales, es de utilidad
consultar el reciente Libro de mi autoría: La Codificación del Derecho Procesal
Constitucional en Bolivia. Publicado en Saarbrücken – Alemania: Editorial
Académica Española, Abril de 2012 (ISBN: 978-3-659-00335-6). Ahora
disponible virtualmente en: https://t.co/XpaLG3gk

36
Alan E. Vargas Lima

I. DISPOSICIONES GENERALES DE LA
NUEVA LEY DEL TRIB
NUEVA UN
TRIBUNAL
UNAL
CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL

En las Disposiciones y Principios Generales contenidos en el Título


Preliminar de la Ley del TCP, se observa que el Artículo 1º, establece
que el objeto de la norma consiste en: «regular la estructura, organización
y funcionamiento del Tribunal Constitucional Plurinacional…», a lo cual
hubiera sido útil agregar lo siguiente: «…así como el ejercicio de las
competencias asignadas a dicho órgano por la Constitución Política del
Estado y la presente Ley», aspecto elemental que necesariamente debe
comprender ésta disposición legal, respecto a su marco normativo.

El texto restante, debió insertarse en un segundo parágrafo, donde se


indique claramente que además de lo referido, la Ley está destinada a
establecer también: «las reglas de procedimiento que deben ser observadas
por los Jueces y Tribunales de Garantías Constitucionales en las acciones
tutelares y/o de carácter normativo cuyo conocimiento y resolución les asigna
la presente ley, y demás disposiciones legales conexas».

Este aspecto, se ha subsanado relativamente con la puesta en vigor del


Código Procesal Constitucional14, que en su Disposición Final tercera,
14
El texto del Proyecto de Código de Procedimientos Constitucionales, fue
publicado por la Comisión Europea para la Democracia a través de las Leyes
(Comisión de Venecia) en su Opinión Nº 645/2011 de fecha 4 de octubre de
2011. Ahora disponible virtualmente en: http://t.co/tDQhYFN6

37
El Tribunal Constitucional Plurinacional

deroga expresamente la Parte Segunda –de los Procedimientos


Constitucionales– de la Ley del TCP, a fin de brindarles un tratamiento
especializado. Sin embargo, se debe precisar que la labor de control de
constitucionalidad, destinada a garantizar la vigencia efectiva de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales de las personas, al
ser encomendada a los jueces y tribunales ordinarios por la misma
Constitución, con motivo de la existencia de un conflicto constitucional,
los convierte a éstos en Jueces y Tribunales de Garantías Constitucionales.
Esto, significa que ya no actúan en ejercicio de la jurisdicción ordinaria,
sino más bien en ejercicio de la jurisdicción constitucional, debiendo
realizar necesariamente una interpretación constitucional con referencia a
los derechos fundamentales y garantías constitucionales consagrados en
la Ley Fundamental15 -que eventualmente pudieran encontrarse en conflicto

15
En este sentido, cabe considerar que la interpretación de los derechos
fundamentales está regida por otros principios contenidos en los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos que forman parte del bloque de
constitucionalidad. De ahí que, cuando el Estado incorpora a su derecho
interno el Derecho internacional de los Derechos Humanos, ese derecho interno
ya no queda cerrado en la Constitución, sino coordinado y compatibilizado
con el Derecho internacional, lo que significa entonces que se deben interpretar
las normas buscando un único sistema de derechos que sea armónico y
congruente, donde adquieren mayor vigor los principios de optimización y de
fuerza expansiva de los derechos humanos. Este criterio de interpretación se
encuentra previsto en los arts. 13.IV y 256 de la CPE. El primero de ellos sostiene
que «Los tratados y convenios internacionales ratificados por la Asamblea
Legislativa Plurinacional, que reconocen los derechos humanos y que
prohíben su limitación en los Estados de Excepción prevalen en el orden
interno. Los derechos reconocidos en la Constitución se interpretarán de
conformidad con los Tratados Internacionales de derechos humanos
ratificados por Bolivia». El segundo, art. 256 de la CPE, señala: «I. Los tratados
e instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que hayan
sido firmados, ratificados o a los que se hubiera adherido el Estado, que
declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, se
aplicarán de manera preferente sobre ésta. II. Los derechos reconocidos en
la Constitución serán interpretados de acuerdo a los tratados internacionales
de derechos humanos cuando éstos prevean normas más favorables».
Conforme a dichas normas, el tratamiento que la Constitución otorga a los
derechos es unitario y dinámico: Unitario porque concibe como de manera

38
Alan E. Vargas Lima

de validez y/o preferencia-, así como el juicio de constitucionalidad -vía


incidental- de las disposiciones legales vigentes, aplicables a un caso
concreto.

Esa ponderación, resulta imprescindible en la sustanciación y resolución


de los casos que les corresponde conocer, para decidir la concesión o
denegación de la tutela que se demande, o en su caso, para determinar
si existe o no, duda razonable respecto de la constitucionalidad de una
disposición legal, que sea relevante en el caso concreto que fuere
sometido a conocimiento del Tribunal Constitucional Plurinacional.

Es ineludible tener en cuenta aquello, considerando que actualmente la


Jurisdicción Constitucional en Bolivia -a criterio del autor- debe ser
entendida como aquella potestad exclusiva que tiene el Estado
Plurinacional de Bolivia16, para administrar justicia en aquellos conflictos

integral a los derechos humanos y fundamentales, y dinámico, porque el


catálogo de derechos siempre estará abierto, en constante evolución. Este
criterio de interpretación tiene diversas consecuencias y funciones, siendo la
fundamental, que el exegeta no puede arbitrariamente efectuar la interpretación
de los derechos y sus garantías, sino que debe buscar el sentido de los mismos
en las normas contenidas en Pactos Internacionales sobre derechos humanos.
Una de las consecuencias más relevantes, de este criterio interpretativo está
vinculada con las cláusulas de interpretación de los derechos, que se
encuentran contenidas en los tratados sobre derechos humanos, como el
principio pro hómine y el de interpretación progresiva. Sobre los alcances
de éstos principios, es importante consultar los argumentos del Voto Disidente
de fecha 6 de octubre de 2010, formulado por el Magistrado Marco Antonio
Baldivieso, respecto al entendimiento contenido en la Sentencia Constitucional
0895/2010-R de 10 de agosto, disponible virtualmente en la página web del
Tribunal Constitucional de Bolivia: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/
16
Respecto al modelo de Estado Plurinacional, a criterio del jurista José Antonio
RIVERA SANTIVAÑEZ, ciertamente el mismo no se encuadra en la doctrina
constitucional clásica ni contemporánea, dado que se trataría de una nueva
modalidad de organización política de la sociedad que, como manifiestan sus
impulsores, se encuentra destinada a la descolonización de las naciones y
pueblos, reafirmando, recuperando y fortaleciendo su autonomía territorial.
«De manera que siguiendo los fundamentos expuestos en los debates de la

39
El Tribunal Constitucional Plurinacional

constitucionales de carácter normativo, competencial y/o tutelar, que son


sometidos a conocimiento del órgano encargado del control de
constitucionalidad (ahora configurado como Tribunal Constitucional
Plurinacional17), para que el mismo se pronuncie asegurando la primacía
de la Constitución, y velando por la defensa y protección efectiva de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales de las personas18.

Comisión Visión de Estado por quienes lo sustentan, podríamos inferir que


se trata de un modelo de Estado que se organiza política, social y
jurídicamente sobre la base de la unión de varias naciones y pueblos
indígenas originario campesinos bajo una misma Constitución y Gobierno
estatal, pero con el reconocimiento a esas naciones de su territorio propio,
su régimen económico, su idioma, su sistema jurídico y el derecho de
autogobernarse, con competencias administrativas, económicas y culturales;
lo que implica que, en este modelo de Estado se parte del concepto de nación
política, y no solamente del concepto de nación cultural; de lo que podría
concluirse que se trata de un Estado compuesto o asociado próximo a un
Estado Federativo – autonómico, ya no de un Estado uninacional». José
Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado
Boliviano. En: ACADEMIA BOLIVIANA DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES (editor),
Estudios sobre la Constitución aprobada en enero de 2009. Cochabamba -
Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2009. Pág. 12. Para mayor información sobre
qué se entiende por Estado Plurinacional en Bolivia, pueden encontrarse
materiales de estudio, consultando el Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano
(http://alanvargas4784.blogspot.com).
17
Respecto a los alcances de esta nueva configuración «plurinacional», y su
incidencia en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en Bolivia, es de
utilidad consultar el ensayo de: Bartolomé CLAVERO. Tribunal Constitucional
en Estado Plurinacional: El reto constituyente de Bolivia. En: R EVISTA
ESPAÑOLA DE DERECHO CONSTITUCIONAL. Nº 94 (Enero – Abril 2012). Págs. 29-60.
Disponible en: http://t.co/EPmGnbhC
18
Al respecto, se debe agregar también que entre los conceptos de Justicia
Constitucional y Jurisdicción Constitucional, parece existir una indisoluble
relación de género a especie, de ahí que, se ha llegado a entender por justicia
constitucional, «un sistema de legislación, doctrina y jurisprudencia
aplicables al control, defensa e interpretación de la Constitución Política
del Estado. La justicia constitucional se realiza a través de la jurisdicción
constitucional, conjunto de normas sustantivas y adjetivas, y de órganos
encargados de administrar la justicia constitucional». Pablo DERMIZAKY
PEREDO. La justicia constitucional. La Paz, Bolivia: Editorial PLURAL, 2010.
Pág. 57.

40
Alan E. Vargas Lima

II. LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL

El artículo 2º (Ejercicio y finalidad de la justicia constitucional) de la Ley


del TCP, establece que «la justicia constitucional será ejercida por el Tribunal
Constitucional Plurinacional y tiene la finalidad de velar por la supremacía
de la Constitución Política del Estado, ejercer el control de constitucionalidad
y precautelar el respeto y vigencia de los derechos y garantías
constitucionales».

En principio, debe indicarse que el Tribunal Constitucional Plurinacional


(TCP)19 al haber sido instituido por la Constitución Política del Estado (CPE)
como el único órgano encargado de realizar el control concentrado de la
constitucionalidad en nuestro país, ejerce lo que se denomina «Jurisdicción
Constitucional», concepto éste que difiere en su esencia, de lo que se
llama «Justicia Constitucional», y para comprender ésta diferencia
conceptual, es necesario acudir a la doctrina del Derecho Procesal

19
Al respecto es útil recordar que «un Tribunal Constitucional es una
jurisdicción creada para conocer especial y exclusivamente en materia de lo
contencioso constitucional, situada fuera del aparato jurisdiccional
ordinario e independiente tanto de éste como de los poderes públicos (…)».
Louis FAVOREU. Los Tribunales Constitucionales. Citado por Francisco
EGUIGUREN PRAELI. Los Tribunales Constitucionales en Latinoamérica. Una
Visión Comparativa. Buenos Aires – Argentina, FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER
- CIEDLA, 2001. Pág. 7.

41
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitucional20 -que ciertamente aún se halla en formación en Bolivia,


desde 1994 21-, uno de cuyos máximos exponentes es el profesor

20
De manera general se puede señalar que el Derecho Procesal Constitucional es
la disciplina del Derecho Público que estudia los diversos sistemas y modelos
de control de constitucionalidad, como mecanismos de defensa de la
Constitución; así como el conjunto de normas que regulan la estructura,
organización y funcionamiento de los órganos encargados de ejercer el
control de constitucionalidad, además de los procesos constitucionales a
través de los cuales se resuelven las controversias constitucionales de
acuerdo a los procedimientos legalmente establecidos para su tramitación.
Cfr. José Antonio R IVERA S ANTIVA Ñ E Z . Temas de Derecho Procesal
Constitucional. Cochabamba - Bolivia: Editorial KIPUS, 2007.
21
Aquí cabe recordar, que en la dinámica de las reformas y modificaciones del
sistema constitucional, en cuanto se refiere al control de constitucionalidad, el
Estado boliviano en su desarrollo histórico-legislativo, adoptó los diferentes
modelos que se conocen en la doctrina del Derecho Constitucional. Así en un
primer momento de su vida republicana (1826 - 1861), bajo la influencia del
liberalismo francés, configuró un modelo político de control de
constitucionalidad a través de un Consejo de Estado; en una segunda etapa
(1861 - 1994), adoptó el modelo americano, es decir, el sistema jurisdiccional
difuso de control de constitucionalidad a través de la entonces Corte Suprema
de Justicia; y finalmente en la tercera etapa (1994 hacia adelante), adoptó el
sistema jurisdiccional concentrado de control de constitucionalidad con la
atribución exclusiva del control a un órgano especializado proveniente del
modelo europeo, que fue denominado Tribunal Constitucional. Para constatar
la evolución del control de constitucionalidad en nuestro país, es de utilidad
consultar el ensayo de: José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Control de
Constitucionalidad en Bolivia. En: REVISTA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Número 1. Sucre – Bolivia: Editorial Judicial, 1999. Págs. 45-86. Por otro lado,
un análisis exhaustivo sobre las bases doctrinales y las experiencias de los
sistemas de control de constitucionalidad predominantes en el mundo, así
como los antecedentes del control jurisdiccional en el caso boliviano, pueden
verse en: Marcel GALINDO DE UGARTE. ¿Tribunal Constitucional o Corte
Suprema? Una contribución al debate. Fundación Milenio. La Paz (Bolivia):
Producciones CIMA, 1994. Finalmente, los antecedentes del Debate Nacional
sobre la creación del Tribunal Constitucional en Bolivia, así como las tesis
favorables y contrarias acerca de su implementación en nuestro país, se
encuentran ampliamente detalladas en el trabajo de: Hugo GALINDO DECKER.
Tribunal Constitucional. La Paz - Bolivia: Editorial Jurídica ZEGADA, 1994.

42
Alan E. Vargas Lima

mexicano Héctor FIX-ZAMUDIO, quien hace tiempo atrás ha realizado una


discriminación teórico-práctica de ambos conceptos22.

En este sentido, a nivel doctrinal se ha establecido que existe Justicia


Constitucional cuando los órganos judiciales ordinarios se dedican a
resolver problemas de carácter constitucional, y, en cambio, se habla de
Jurisdicción Constitucional propiamente dicha, cuando existen órganos
especiales y calificados, creados específicamente para realizar esos fines;
es decir, cuando la labor de control de la constitucionalidad se halla
encargada a los Tribunales o Cortes Constitucionales, que generalmente
se configuran de la siguiente manera: a) Como un órgano único, en el
que se concentra la interpretación definitivamente vinculante de la
Constitución; b) Como un órgano jurisdiccional independiente, aunque no
necesariamente integrado al Órgano Judicial; c) Su composición
generalmente refleja el compromiso entre la mayoría y la minoría que
estuvo presente en la aprobación de la Constitución; d) Su competencia
básica consiste en el control de constitucionalidad de las leyes y, por
tanto, en imponer a la mayoría parlamentaria que la aprueba, el respeto y
la observancia del pacto constituyente; e) Sus competencias adicionales
están destinadas a la protección de los derechos fundamentales, vale
decir, la defensa del individuo y de la sociedad en su conjunto, frente al

22
En este sentido, para el jurista mexicano, la Justicia Constitucional se concibe
como «el conjunto de procedimientos de carácter procesal por medio de los
cuales se encomienda a determinados órganos del Estado, la imposición
forzosa de los mandamientos jurídicos supremos, a aquellos otros organismos
de carácter público que han desbordado las limitaciones, que para su
actividad se establecen en la misma Carta Fundamental (…)», y en cambio
el concepto de Jurisdicción Constitucional comprende el estudio de «la
actividad de verdaderos tribunales, formal y materialmente considerados,
que conozcan y resuelvan las controversias de naturaleza constitucional de
manera específica, es decir que los citados tribunales están especializados
en la decisión de los conflictos de carácter constitucional». Héctor FIX-
ZAMUDIO. Veinticinco años de evolución de la Justicia Constitucional. México
D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 1968, Pág. 15.

43
El Tribunal Constitucional Plurinacional

ejercicio arbitrario del poder político y/o la concentración indebida del


poder del Estado en cualquiera de sus Órganos, a fin de preservar la
separación de funciones23.

Por su parte, el jurista español Manuel ARAGÓN REYES, a tiempo de explicar


el concepto de justicia constitucional, señala que éste término es plurívoco,
por lo que ha sido entendido de diversas maneras, siendo que para
unos, justicia constitucional es equivalente a jurisdicción especializada
encargada de controlar la constitucionalidad de las leyes (así lo usaba
por ejemplo el jurista austríaco Hans Kelsen); para otros, se corresponde
con una jurisdicción especializada encargada de aplicar la Constitución
(que es el sentido que le atribuye por ejemplo, Cappelletti en algunas
ocasiones); para otros, en fin, se identifica con una jurisdicción
especializada en conocer determinados procesos constitucionales (así
lo usa por ejemplo Zagrebelsky)24.

23
Gerardo M ONROY C ABRA . Necesidad e importancia de los Tribunales
Constitucionales en un Estado Social de Derecho. En: ANUARIO DE DERECHO
CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO – 2004. Tomo I. Montevideo - Uruguay:
Fundación Konrad Adenauer, 2004. Pág. 19.
24
Finalmente el citado autor español concluye señalando: «A nuestro entender,
el término justicia constitucional debe distinguirse del de jurisdicción
constitucional. El primero no está basado en una comprensión formal, sino
material, de tal manera que se refiere a la totalidad de la actividad judicial
de aplicación de la Constitución, ya sea realizada por tribunales
especializados o por tribunales ordinarios, ya sea practicada de manera
concentrada o difusa. El segundo en cambio, se corresponde con un
entendimiento formal, de tal modo que se identifica con un tribunal
especializado cuyo cometido es aplicar la Constitución (un tribunal o un
orden jurisdiccional, ya que no sería impensable la pluralidad orgánica y,
de hecho, la historia y el derecho comparado nos muestran algún caso de
jurisdicción constitucional especializada servida por más de un órgano, así
por ejemplo, el sistema previsto, aunque no llegó a ponerse enteramente en
práctica, en la Constitución española de 1931, o el vigente en la Unión
Europea, donde existen dos instancias que realizan la actividad del control
de adecuación de los actos y normas comunitarios a los tratados originarios
o Constitución Europea)». Manuel ARAGÓN REYES. La Justicia Constitucional
en el siglo XX. Balance y perspectivas en el umbral del siglo XXI. En el
Volumen: La Ciencia del Derecho durante el Siglo XX. México D.F.: Instituto
de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 1998. Pág. 166.

44
Alan E. Vargas Lima

Sin embargo, para lograr una mejor comprensión terminológica de estos


conceptos, es útil recordar las siguientes ideas del profesor chileno
Humberto NOGUEIRA ALCALÁ quien en su momento estableció que:

«(…) En un sentido estricto o restringido, con el vocablo justicia


constitucional se alude a la actividad desarrollada por un órgano
jurisdiccional, que actúa como tercero imparcial, confrontando normas
jurídicas y actos con la Constitución en sentido formal y material,
determinando la posible inconstitucionalidad de dichas normas o actos,
determinando su inaplicabilidad, su anulación o su nulidad. La justicia
constitucional es aquella desarrollada por los diversos tribunales y
jueces de todos los órdenes con competencia en materia constitucional
y de protección de los derechos fundamentales, mediante las acciones
y recursos previstos en la respectiva Constitución y leyes que
aseguran la integridad de la Constitución. (…) Existirá así jurisdicción
constitucional, cuando existan tribunales que ejerzan la potestad para
conocer y resolver mediante un procedimiento preestablecido y con
efecto de cosa juzgada en el ámbito del Estado, los conflictos
constitucionales que se promueven dentro del Estado respecto de
las materias o actos que la Constitución determine, garantizando la
fuerza normativa de la Constitución. La jurisdicción constitucional es
una de las expresiones de la defensa de la Constitución y de la justicia
constitucional»25.

La Constitución boliviana, lamentablemente, no logra precisar en forma


clara los alcances de la función asignada al Tribunal Constitucional
Plurinacional (TCP), cuando en su artículo 179-III de manera muy escueta
indica: «La justicia constitucional se ejerce por el Tribunal Constitucional
Plurinacional», sin hacer mención a su cualidad de máximo guardián y

25
Humberto NOGUEIRA ALCALÁ. La justicia y los Tribunales Constitucionales de
Indoiberoamérica del Sur en la alborada del Siglo XXI. Cochabamba – Bolivia:
Editorial KIPUS, 2006. Págs. 30-34.

45
El Tribunal Constitucional Plurinacional

supremo intérprete de la Constitución, así como defensor de los derechos


humanos; aspectos que debieron ser aclarados expresamente por la
respectiva Ley del TCP (Ley Nº 27 de fecha 6 de julio de 2010) que
desarrolla éste precepto constitucional, lo cual además coadyuvaría a
dilucidar la naturaleza jurídica de éste órgano, asegurando así la
comprensión exacta de su contenido normativo.

En consecuencia, y considerando que la Constitución boliviana ha instituido


al Tribunal Constitucional Plurinacional con funciones jurisdiccionales en
el ámbito normativo, competencial y/o tutelar (Cfr. Auto Constitucional Nº
0046/2010-CA de 5 de abril), es posible concluir que el mismo se encuentra
plenamente habilitado por la propia Ley Fundamental para ejercer la
Jurisdicción Constitucional en el Estado Plurinacional de Bolivia (junto a la
Jurisdicción Ordinaria, la Jurisdicción Agroambiental, y la Jurisdicción
Indígena Originaria Campesina, que ahora han alcanzado un justo
reconocimiento constitucional), constituyéndose en el órgano guardián
de la vigencia de la Constitución, como norma suprema, básica e
indispensable para la convivencia pacífica y democrática de la sociedad
boliviana.

Por tanto, sin necesidad de pretender abrir un debate sobre la naturaleza


de la jurisdicción constitucional, se debe tener en cuenta que el tema ya
ha sido dilucidado por la doctrina constitucional contemporánea, debiendo
considerase además la necesaria rigurosidad del lenguaje a ser utilizado
en el contenido de la Ley especial que regula las actividades del máximo
órgano contralor de la constitucionalidad en Bolivia.

46
Alan E. Vargas Lima

«No es pues el Parlamento mismo con quien se puede contar


para realizar su subordinación a la Constitución. Es un órgano
diferente a él, independiente de él y, por consiguiente, también
de cualquier otra autoridad estatal, al que es necesario encargar
la anulación de los actos inconstitucionales, esto es, a una
jurisdicción o tribunal constitucional» (Hans KELSEN)

47
El Tribunal Constitucional Plurinacional

48
Alan E. Vargas Lima

III. EL CONTROL DE
CONSTITUCION ALID
CONSTITUCIONALID AD
ALIDAD

De acuerdo a la doctrina del Derecho Procesal Constitucional, el Control


de Constitucionalidad se concibe como aquella actividad política o
jurisdiccional (de acuerdo al modelo que se adopte26) que tiene la finalidad
de garantizar la supremacía de la Constitución, la cual debe ser acatada y

26
Al respecto, cabe hacer notar que en el Derecho Constitucional Comparado se
suele aludir a la existencia de tres modelos originarios de jurisdicción
constitucional, con relación al control de la constitucionalidad de las leyes; se
trata de los denominados sistemas americano o «difuso», europeo o
«concentrado», y político. «(…) Sin perjuicio de la utilidad conceptual y
didáctica de esta caracterización, creemos oportuno precisar que la
clasificación de los sistemas de jurisdicción constitucional en los modelos
‘difuso o americano’ y ‘concentrado o europeo’, así como en sus variables
derivadas ‘mixta’ y ‘dual o paralela’, ha sido construida esencialmente con
base al control de la constitucionalidad de las leyes y normas. Ello hace que
actualmente tal clasificación resulte insuficiente, en primer lugar, por las
múltiples variaciones producidas en los países generadores de los modelos
originarios y en otros que lo han adoptado, así como por las peculiaridades
de las incontables fórmulas derivadas (mixtas o duales) surgidas; pero, sobre
todo, por el hecho trascendental de que la jurisdicción constitucional y los
tribunales (constitucionales) ya no sólo se ocupan del control de la
constitucionalidad de las leyes o normas, sino que también -y muchas veces
con mayor frecuencia y relevancia- ejercen la protección y la custodia de la
vigencia de los derechos constitucionales». Francisco EGUIGUREN PRAELI.
Los Tribunales Constitucionales en Latinoamérica. Una Visión Comparativa.
FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER - CIEDLA, 2001. Págs. 12 y 18.

49
El Tribunal Constitucional Plurinacional

cumplida por todos los órganos del poder público, por los gobernantes y
gobernados, así como también debe ser aplicada con preferencia a las leyes,
decretos y/o cualquier género de resoluciones27. Vale decir, que se trata
esencialmente de una verificación de la compatibilidad y conformidad de
las disposiciones legales, los actos, resoluciones y decisiones de los
gobernantes y autoridades, con los valores supremos, los principios
fundamentales, los derechos fundamentales y garantías constitucionales
de las personas, establecidos por la Constitución Política del Estado.

Sobre éste aspecto –siguiendo el criterio del jurista José Antonio RIVERA
SANTIVAÑEZ–, cabe señalar que el control de constitucionalidad, inicialmente
se estructuró como un sistema de control de la compatibilidad de las leyes
con la Constitución, habiéndose configurado –según la tendencia
racionalizadora del ejercicio del poder político–, como una reacción frente
a la primacía parlamentaria sobre la aprobación de las leyes; de tal forma
que actualmente, las disposiciones legales ordinarias, para alcanzar plena
validez legal, no solamente deben cumplir con la formalidad de ser
emitidas por el Órgano Legislativo, de acuerdo a un procedimiento

27
Se debe considerar también que «el control de constitucionalidad en su
naturaleza misma es una acción política, no sólo porque esa labor suele
estar encomendada a un organismo esencialmente político (como es el propio
Órgano Legislativo) o a un otro organismo especial (como es el caso del
Consejo Constitucional en Francia), sino porque el control importa una
revisión de los actos o decisiones adoptadas por las autoridades políticas,
pues en esencia, el control de constitucionalidad está establecido para
resolver las controversias constitucionales dentro del Estado, controversias
que tienen connotaciones políticas porque derivan del ejercicio del poder,
aunque la solución se la realiza por medio de criterios y métodos jurídicos.
En consecuencia, no obstante que el control esté a cargo de un organismo
jurisdiccional y sometido a procedimientos judiciales especiales, como dice
Loewenstein, el control de la constitucionalidad es, esencialmente, control
político y cuando se impone frente a los detentadores del poder es, en realidad,
una decisión política». José Antonio RIVERA S ANTIVAÑEZ. J URISDICCIÓN
CONSTITUCIONAL. Procesos Constitucionales en Bolivia. Segunda Edición
Actualizada. Cochabamba - Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2004. Pág. 22.

50
Alan E. Vargas Lima

preestablecido, sino que además deben encuadrarse en las normas de


la Constitución, y ser íntegramente compatibles con el sistema de valores
y principios fundamentales sobre los que se estructura el Estado
Constitucional de Derecho28.

De ahí que, a partir de la segunda guerra mundial, el control de


constitucionalidad surge como una manifestación del Estado Constitucional

28
En similar sentido se ha pronunciado el Tribunal Constitucional de Bolivia
respecto de la inconstitucionalidad de las leyes, y a través de la jurisprudencia
constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº 0009/2003 de 3
de febrero, ha establecido lo siguiente: «Que, este Tribunal, conforme a la
doctrina del Derecho Constitucional, ha establecido en su jurisprudencia
que una norma puede ser inconstitucional por la forma o por el fondo. En el
primer caso cuando en su elaboración, sanción y promulgación se infringe
el procedimiento legislativo previsto en la Constitución; y en el segundo
cuando su contenido es el que vulnera los mandatos de la Ley Fundamental.
Así se ha entendido a partir de la SC 082/2000 de 14 de noviembre que dice:
«... conforme lo ha precisado la doctrina constitucional una disposición
legal puede ser impugnada de inconstitucional por su origen o por su
contenido. En el primer caso, cuando en su elaboración y aprobación no se
han cumplido ni respetado los procedimientos establecidos por el texto
constitucional para tal efecto o se las ha elaborado y aprobado en una
instancia o por autoridad no establecida por la Constitución para tal efecto.
En el segundo caso, cuando la disposición legal, a pesar de haber sido
elaborada y aprobada conforme a los procedimientos y formas establecidos
por el texto constitucional contiene normas que son incompatibles con los
principios y normas de la Constitución Política del Estado.» Que, en un
Estado Democrático de Derecho, el procedimiento legislativo que da validez
constitucional a una Ley material no se reduce a las diferentes fases o etapas
que el legislador debe seguir para la formación de una Ley, desde la
presentación del proyecto hasta la promulgación y publicación, que en el
Sistema Constitucional boliviano están previstas en el Título IV, Parte
Segunda, Capítulo V, arts. 71 al 81 de la Constitución, al contrario comprende
también las condiciones de validez del acto legislativo, es decir, que el órgano
emisor de la Ley sea competente y desarrolle el procedimiento de elaboración
de una determinada Ley, como en el presente caso, en el marco de las normas
previstas para su legal funcionamiento«.

51
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de Derecho, en cuanto supone la consagración del principio de


supralegalidad constitucional, es decir, la vigencia de la supremacía de la
Constitución, la tutela de los derechos fundamentales de las personas y,
la configuración moderna del principio de separación de funciones o
división del ejercicio del poder político29.

29
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Tribunal Constitucional Defensor de la
Constitución. Reflexiones sobre la necesidad de su consolidación y
fortalecimiento institucional. Sucre - Bolivia: GTZ - PADEP - AECI, 2007. Pág.
21. En este sentido, el Tribunal Constitucional de Bolivia, a través de su
jurisprudencia ha señalado que «el Estado Democrático de Derecho está
organizado sobre la base de los principios fundamentales, entre otros, de la
separación de funciones conocida también como el principio de división de
poderes, lo que implica la distribución de las competencias y potestades
entre diversos órganos estatales para el ejercicio del poder público, de manera
tal que esa distribución se constituya en una limitación para cada órgano
de poder el que sólo podrá ejercer las potestades que forman parte de su
competencia». En el marco del principio fundamental referido, que actualmente
se encuentra consagrado en la norma prevista por el art. 12 de la NCPE, el
Constituyente ha efectuado la distribución de funciones y competencias; así
la potestad legislativa, de control y fiscalización la tiene el Órgano Legislativo;
la función ejecutiva, administrativa y reglamentaria la ejerce el Órgano Ejecutivo
y el ejercicio de la potestad jurisdiccional la tiene el Órgano Judicial. Conforme
enseña la doctrina del Derecho Constitucional, la concepción dogmática de la
«división de poderes», ha sido superada en el constitucionalismo
contemporáneo con la adopción del concepto de la separación de funciones
que se sustenta en los siguientes principios: 1) la independencia de los órganos
de poder del Estado; 2) la coordinación e interrelación de funciones entre los
órganos; y 3) el equilibrio entre los órganos que se establece a partir frenos y
contrapesos; ello implica que los diversos órganos de poder del Estado no
desarrollan única y exclusivamente sus función esencial, también participan
en el desempeño de las funciones y labores de los otros órganos, en el marco
de las atribuciones y competencias conferidas por el Constituyente, así el
Legislativo participa en las labores del Ejecutivo aprobando el presupuesto
general de la nación, o ratificando los tratados internacionales, entre otros; de
su parte el Ejecutivo participa en las labores del Legislativo a través de los
mecanismos previstos en la Constitución, tales como la iniciativa legislativa, la
promulgación de la Ley, entre otras actividades. Al respecto puede consultarse
la Sentencia Constitucional Nº 0009/2004, de 28 de enero.

52
Alan E. Vargas Lima

En consecuencia, de acuerdo a la doctrina emergente del


constitucionalismo contemporáneo, se puede concluir que actualmente
el control de constitucionalidad de las leyes y de los actos provenientes
de los Órganos del Estado, se extiende hacia tres ámbitos concretos: a)
El control normativo, que se refiere precisamente al control sobre la
compatibilidad o incompatibilidad de las disposiciones legales, frente a
las normas previstas por la Constitución; b) El control tutelar, que está
destinado a la protección de los derechos humanos, que siendo
preexistentes a la Constitución, se encuentran positivados y reconocidos
por la misma como derechos fundamentales, para su restablecimiento
inmediato en caso de que sean restringidos o suprimidos de manera
ilegal o indebida, por parte de las autoridades públicas, o inclusive por
particulares; y, c) El control sobre el ejercicio del poder político, para lograr
preservar el respeto y la vigencia del principio de separación de funciones,
poniendo fin a los eventuales conflictos de competencia que llegaren a
suscitarse entre los diferentes órganos del poder público y/o niveles de
gobierno en el país.

III. 1. Presupuestos jurídicos indispensables para la existencia del


control de constitucionalidad

Es importante señalar que la jurisdicción constitucional, a través de la


cual se ejerce el control de constitucionalidad en defensa de la
Constitución, se fundamenta en la necesidad de salvaguardar el sistema
constitucional, configurado generalmente sobre la base de ciertos valores
supremos como la igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, el
pluralismo jurídico-político y la solidaridad, así como los principios
fundamentales, derechos y garantías constitucionales de la persona; todo
ello, con el propósito de garantizar la convivencia social pacífica, y el
resguardo del régimen democrático con un gobierno limitado
normativamente por la Constitución, y que además sea estructurado sobre
la base del sistema de los frenos y contrapesos, de tal manera, que se
pueda prevenir la tiranía de la mayoría y evitar que los poderes de decisión

53
El Tribunal Constitucional Plurinacional

política asuman formas y contenidos arbitrarios, en desmedro de los


derechos de la ciudadanía.

Ahora bien, para la existencia de una jurisdicción constitucional idónea y


eficaz, a fin de configurar un sistema de control de constitucionalidad
efectivo y adecuado, que cumpla con su misión de máximo guardián y
último intérprete de la Constitución, es necesario que concurran los
siguientes presupuestos jurídicos imprescindibles:

1) La existencia de una Constitución total o parcialmente rígida

Un requisito esencial para la existencia del control de


constitucionalidad de las leyes y de los actos estatales, consiste
en que la Constitución sea rígida total o parcialmente, es decir, que
esté ubicada en la cima de la jerarquía normativa del ordenamiento
jurídico del Estado y sólo pueda ser reformada mediante un
procedimiento legislativo extraordinario y de votación cualificada,
que sea distinto al que se emplea para reformar una ley ordinaria,
lo que supone necesariamente que la misma debe ser reformada,
ya sea por el poder constituyente derivado (Asamblea Constituyente
o Referéndum popular), o por el poder constitucional reformador
(Órgano Legislativo).

A este efecto, se entiende que si la Constitución fuera flexible se


ubicaría en el mismo rango que una ley ordinaria; en cuyo caso las
leyes ordinarias tendrían la misma jerarquía constitucional, y por
tanto, sería imposible que sus normas se contrapongan a la
Constitución, lo que entrañaría una derogación o modificación
implícita de su contenido. Es por ello que, como dice el profesor
argentino Néstor Pedro SAGÜÉS, «el primer ingrediente para definir un
sistema completo de control de constitucionalidad de las normas
ordinarias gira en torno a la necesidad de que la Constitución sea
rígida, ya que ese carácter hace que no sea como las demás leyes

54
Alan E. Vargas Lima

ordinarias; y que, por ello, tenga supremacía sobre éstas. La


Constitución rígida es superley»30.

Bajo este sentido, la Constitución boliviana aprobada en el año


2009, ha previsto la posibilidad de la reforma total o parcial de su
contenido (artículo 411), teniéndose en cada caso condiciones
específicas de procedencia, con la única salvedad de no poder
iniciarse su tratamiento en vigencia de un estado de excepción
(artículo 140-III), y supeditando su validez a la participación ciudadana
en forma ineludible, mediante el referendo constitucional convocado
al efecto, de acuerdo a lo siguiente: «I. La reforma total de la
Constitución, o aquella que afecte a sus bases fundamentales, a los
derechos, deberes y garantías, o a la primacía y reforma de la
Constitución, tendrá lugar a través de una Asamblea Constituyente
originaria plenipotenciaria, activada por voluntad popular mediante
referendo. La convocatoria del referendo se realizará por iniciativa
ciudadana, con la firma de al menos el veinte por ciento del electorado;
por mayoría absoluta de los miembros de la Asamblea Legislativa

30
«La nota esencial de una constitución rígida estriba en su superioridad
sobre los estatutos ordinarios. Tal superioridad se logra porque dichas
constituciones son modificadas por procedimientos diferentes a aquellos
por los que se dictan y revocan las demás leyes. En otras palabras, no es
necesariamente la implementación de un órgano constituyente sui generis
de elaboración de la constitución -diferente del parlamento ordinario- lo
que la hace rígida, sino la exigencia (para su enmienda o sanción) de un
trámite distinto y más severo que el procedimiento legislativo común. (…)
En resumen: el componente liminar para que pueda configurarse un engranaje
de control de constitucionalidad es la existencia (esto es, la vigencia real)
de uno o más tramos rígidos en la Constitución. Dichos sectores (o la
totalidad de la Constitución) no modificables por el procedimiento
legisferante ordinario, tienen supremacía constitucional y justifican, en
principio, invalidar al derecho infraconstitucional que se les oponga». Néstor
Pedro SAGÜÉS. Teoría de la Constitución. Buenos Aires - Argentina: Editorial
ASTREA, 2001. Págs. 432-434.

55
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Plurinacional; o por la Presidenta o el Presidente del Estado. La


Asamblea Constituyente se autorregulará a todos los efectos, debiendo
aprobar el texto constitucional por dos tercios del total de sus
miembros presentes. La vigencia de la reforma necesitará referendo
constitucional aprobatorio. II. La reforma parcial de la Constitución
podrá iniciarse por iniciativa popular, con la firma de al menos el
veinte por ciento del electorado; o por la Asamblea Legislativa
Plurinacional, mediante ley de reforma constitucional aprobada por
dos tercios del total de los miembros presentes de la Asamblea
Legislativa Plurinacional. Cualquier reforma parcial necesitará referendo
constitucional aprobatorio»31. En complemento de ello, la misma
Constitución establece como una de las atribuciones del Tribunal
Constitucional Plurinacional (artículo 202), pronunciarse respecto a
las demandas sobre la constitucionalidad del procedimiento de
reforma parcial de la Constitución.

31
Al respecto, el jurista José Antonio R IVERA S ANTIVAÑEZ con bastante
preocupación ha señalado que «de las normas constitucionales referidas, se
puede inferir que, a diferencia del sistema vigente, el procedimiento de
reforma es flexible; toda vez que la reforma se la encarará en un solo período
constitucional, y, en su caso, en una sola legislatura, mediante el
procedimiento legislativo que se aplica para la elaboración y aprobación
de las leyes ordinarias; pues la norma constitucional no hace referencia
alguna a un procedimiento especial para la discusión y aprobación de la
Ley de reforma constitucional; así, por ejemplo, no hace referencia alguna a
que la Ley sea sometida a más de una discusión y en legislaturas sucesivas;
ante esa situación, a contrario sensu se entiende que la Ley de reforma
constitucional será discutida y aprobada por una sola vez y en la respectiva
sesión o sesiones instaladas para el efecto; al no estar definida de otra
manera, también se entiende que solamente se reformará la Constitución
parcialmente con una sola y única Ley, ya no habrá necesidad de aprobar
una Ley Declaratoria de Necesidad de la Reforma y otra Ley de reforma
constitucional (…)». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. H ACIA UNA NUEVA
CONSTITUCIÓN. Luces y Sombras del Proyecto modificado por el Parlamento.
Pág. 109.

56
Alan E. Vargas Lima

2) La existencia de un órgano de control que sea independiente y


autónomo de los demás órganos sometidos al control

El segundo requisito importante para la existencia del control de


constitucionalidad, es que el órgano encargado del control se
constituya en un organismo distinto y separado con relación a los
demás órganos cuyos actos, decisiones o resoluciones controla.
En efecto, tomando en cuenta que la jurisdicción constitucional
controla los actos, decisiones y resoluciones de los demás Órganos
del Estado (Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Electoral), la labor del
control de constitucionalidad no puede encomendarse al mismo
órgano del que emana la disposición legal o acto que debe ser
sometido al control puesto que, según Karl Loewenstein, «el
Parlamento que ha emitido la ley es el menos apropiado para
convertirse en defensor de la Constitución. Los conejos no son,
generalmente, los guardianes más seguros del jardín. No se puede
esperar de la asamblea (legislativa) o de la mayoría de sus miembros
(representantes nacionales), que se corrija a sí misma».

Adicionalmente, se debe considerar que el órgano encargado del


control no solamente tiene que ser diferente de los órganos
controlados, sino independiente de ellos; es decir, no debe existir
ninguna relación de dependencia (directa o indirecta) frente a los
órganos controlados, de manera que, en el ejercicio de su función
jurisdiccional, no esté subordinado ni sometido, si no es a la
Constitución y las leyes32, entendiéndose que toda relación de

32
Así también, según señala Kelsen, «No es pues el Parlamento mismo con
quien se puede contar para realizar su subordinación a la Constitución. Es
un órgano diferente a él, independiente de él y, por consiguiente, también de
cualquier otra autoridad estatal, al que es necesario encargar la anulación
de los actos inconstitucionales, esto es, a una jurisdicción o tribunal
constitucional» (Hans KELSEN. LA GARANTÍA JURISDICCIONAL DE LA CONSTITUCIÓN.
La Justicia Constitucional. Traducción: Rolando Tamayo Salmorán.

57
El Tribunal Constitucional Plurinacional

dependencia genera necesariamente subordinación, «y si hay


subordinación es absolutamente ingenuo pensar que estando sujeto
el controlante al controlado, pueda ejercer uno sobre otro función de
control».33

En otras palabras, esta condición significa también que en el ejercicio


de la jurisdicción constitucional, debe prevalecer el derecho al juez
natural, desarrollado ampliamente por la propia jurisprudencia
constitucional existente en Bolivia. En este sentido, conforme a las
normas previstas en los artículos 120 de la Constitución Política del
Estado, 10 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
14.1 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos y
8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto

Cochabamba (Bolivia): Grupo Editorial KIPUS, 2006. Es por ello que, «tomando
en cuenta el doble carácter del control de constitucionalidad, jurídico en su
objeto y político en sus resultados, es comprensible que el organismo
encargado del control en general y sus miembros en particular estarán
siempre expuestos a una serie de presiones de tipo político. Es frente a esa
situación que se requiere, por un parte, de un organismo independiente de
los órganos cuyas decisiones controla y, por otra, que los titulares del
organismo comprendan la magnitud de su labor así como su independencia,
la que deben practicarla y hacer prevalecer en todo momento, y con mayor
razón cuando se ejerza o pretenda ejercer presiones políticas sobre ellos.».
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Pág. 25.
33
«Para terminar, corresponde observar que la anhelada separación e
independencia del órgano de control en cuanto al órgano controlado, no
siempre se instrumenta del modo deseado. Por ejemplo, si un Tribunal Supremo
(órgano de control de constitucionalidad) puede ser removido por medio del
juicio político por el Parlamento (órgano controlado), o si precisa aquél la
confirmación o reelección de sus miembros por éste, en determinados plazos
o circunstancias, es obvio que no hay una conveniente situación de
independencia. Los mecanismos de designación y de remoción de los
integrantes de los órganos de control constitucional, sintetizando, son
decisivos para evaluar el grado real de autonomía de esos organismos».
Néstor Pedro SAGÜÉS. Teoría de la Constitución. Pág. 436.

58
Alan E. Vargas Lima

de San José de Costa Rica) –instrumentos internacionales ratificados


por nuestro país y que forman parte del bloque de
constitucionalidad–, uno de los elementos esenciales del debido
proceso es el derecho a ser juzgado y oído por un juez natural
competente, independiente e imparcial para la determinación de
derechos y obligaciones (o para el examen de cualquier acusación
contra una persona en materia penal).

De ahí que, con relación al tema, el Tribunal Constitucional en su


Sentencia Constitucional Nº 0491/2003-R de 15 de abril, ha señalado
lo siguiente: «Uno de los elementos esenciales de la garantía del
debido proceso es el derecho al juez natural competente, independiente
e imparcial; debiendo entenderse por Juez competente aquel que de
acuerdo a las normas jurídicas previamente establecidas, conforme
criterios de territorio, materia y cuantía, es el llamado para conocer y
resolver una controversia judicial; Juez independiente aquel que, como
se tiene referido, resuelve la controversia exenta de toda ingerencia o
intromisión de otras autoridades o poderes del Estado; y Juez imparcial
aquel que decida la controversia judicial sometida a su conocimiento
exento de todo interés o relación personal con el problema,
manteniendo una posición objetiva al momento de adoptar su decisión
y emitir la resolución. El cumplimiento de estos requisitos que hacen
al juez natural permite garantizar la correcta determinación de los
derechos y obligaciones de las personas; de ahí que la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, cuya jurisprudencia es
vinculante para la jurisdicción interna, en su Sentencia de 31 de enero
de 2001 (Caso Tribunal Constitucional del Perú, párrafo 77), ha
establecido que ‘toda persona sujeta a juicio de cualquier naturaleza
ante un órgano del Estado deberá contar con la garantía de que dicho
órgano sea competente, independiente e imparcial’».

De lo referido anteriormente, se puede concluir que en todo proceso


(en sede jurisdiccional o administrativa), en el que se vaya a adoptar

59
El Tribunal Constitucional Plurinacional

una decisión final sea a través de una sentencia o un acto


administrativo definitivo, -según se trate de un proceso tramitado
ante autoridad judicial o administrativa-, es necesario que la autoridad
(unipersonal o colegiada) sea: a) competente para conocer y resolver
la controversia, porque previamente ha sido determinada por ley
(principio de legalidad) en razón a materia, territorio, turno, etc., lo
que implica que ninguna persona puede ser sometida al
conocimiento de una autoridad que es incompetente para conocer
o resolver su controversia; b) independiente que es aquella autoridad
que resuelve la controversia al margen de presiones que pudieran
ser ejercidas por personas u otras autoridades, sometiéndose
únicamente al derecho; y, c) imparcial que implica que la autoridad
no debe tener opinión anticipada sobre el resultado final del asunto
que conoce, y tampoco dejarse influenciar por nadie ni con nada, a
favor ni en contra de alguna de las partes, sino mantener una posición
objetiva a tiempo de pronunciar su decisión final; todo ello de
acuerdo al entendimiento jurisprudencial contenido en la Sentencia
Constitucional Nº 0009/2004-R de 28 de enero de 2004.

3) El órgano encargado de efectuar el control debe estar dotado de


facultades decisorias

La siguiente condición esencial para la adecuada configuración de


un sistema de control de constitucionalidad, y el funcionamiento de
una jurisdicción constitucional especializada, idónea y eficaz en la
protección de los derechos fundamentales, es que el órgano
encargado del control, tenga facultad y potestad de decisión definitiva
sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de las normas legales
ordinarias; vale decir, es insuficiente que el órgano encargado del
control sea diferente e independiente de los órganos cuyos actos
o decisiones controla, siendo también necesario que las decisiones
emanadas del órgano encargado de ejercer el control de
constitucionalidad, sobre la conformidad o disconformidad de una

60
Alan E. Vargas Lima

disposición legal frente a la Constitución, sean definitivas e


irrevisables además de vinculantes y obligatorias para todos los
gobernantes y gobernados. Esto significa, que si la resolución
pronunciada por el órgano encargado del control fuera meramente
consultiva, sin tener ningún carácter obligatorio y/o vinculante, o
estuviera sujeta a la decisión final del Órgano Legislativo, perdería
totalmente su esencia y efectividad.

Al respecto, se debe considerar que el control de constitucionalidad


se realiza generalmente a través de procedimientos extraordinarios
de tramitación especial, y una de las características de dichos
procedimientos es que son realizados en única y última instancia,
de manera que contra la resolución pronunciada por el órgano
encargado del control no se admite recurso ulterior alguno. Por eso,
la Ley de desarrollo constitucional, que institucionaliza el organismo
de control y regula los procedimientos del control, debe garantizar
tanto el poder de decisión del organismo de control, disponiendo
el carácter obligatorio y vinculante de sus decisiones, así como el
carácter definitivo e irrevisable de las mismas, consagrando así el
principio de la cosa juzgada constitucional34.

34
«Para que nazca un completo sistema de control de constitucionalidad, por
ende, no basta que los órganos de control sean independientes de los órganos
controlados; es necesario, asimismo, que aquellos puedan sentenciar con
vigor jurídico el juicio de inconstitucionalidad. Si su pronunciamiento es
meramente indicativo, no obligatorio, el régimen desemboca a la postre en
un procedimiento de auto control, el cual no es del todo satisfactorio».
Néstor Pedro SAGÜÉS. Teoría de la Constitución. Pág. 436. «En definitiva, de
lo que se trata es que el organismo competente de ejercer el control de
constitucionalidad emita resoluciones que adquieran el carácter de cosa
juzgada y que sus declaraciones de inconstitucionalidad tengan un efecto
general o erga omnes, de manera que la disposición legal o la norma
incompatible con la Constitución sea expulsada (total o parcialmente) del
ordenamiento jurídico». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ . J URISDICCIÓN
CONSTITUCIONAL. Procesos Constitucionales en Bolivia. Pág. 26.

61
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En este sentido, es rescatable la previsión contenida en el artículo


8º de la Ley del TCP que dispone: «Las decisiones y sentencias del
Tribunal Constitucional Plurinacional son de carácter vinculante y de
cumplimiento obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario
ulterior alguno», norma que es concordante e idéntica a la
establecida en el artículo 203 de la Constitución Política del Estado,
ambas destinadas a consagrar expresamente la vinculatoriedad
de las Sentencias Constitucionales, junto a la eficacia de la cosa
juzgada constitucional. Sobre éste aspecto, debe tenerse en cuenta
que la cosa juzgada constitucional, alcanza tanto al decisum o parte
resolutiva, como a la ratio decidendi o razón de ser de la sentencia
constitucional, en la que se consigna la doctrina constitucional y las
subreglas creadas a través de la interpretación constitucional; en
consecuencia, al operarse la cosa juzgada material, la sentencia,
en su parte de la ratio decidendi, adquiere la fuerza vinculante y en
su parte resolutiva, el carácter obligatorio35.

4) La facultad de las personas afectadas o con intereses legítimos,


de impugnar por sí mismas el precepto o acto inconstitucional

Un requisito inherente a la naturaleza misma del control de


constitucionalidad, es el referido a la legitimación activa reconocida
a los ciudadanos como un derecho de acceso al control. Esto
implica que la legislación que regula la organización y
funcionamiento del órgano encargado del control, así como los
procedimientos existentes para la realización del control, deben
reconocer el derecho de los ciudadanos a solicitar el control de
constitucionalidad en defensa de la Constitución y de los derechos

35
Respecto a la base constitucional del efecto vinculante de las Resoluciones
Constitucionales, es de utilidad consultar el trabajo de: Jorge ASBÚN. Estudios
Constitucionales. Santa Cruz – Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2008. Págs.
73-116.

62
Alan E. Vargas Lima

y garantías que ésta proclama. Cabe recordar que el derecho de


las personas a solicitar el control de constitucionalidad está
relacionado con lo que en doctrina se conoce como la legitimación
activa.

Asimismo, tomando en cuenta que el control de constitucionalidad


abarca no sólo el ámbito normativo sino la vigencia y el ejercicio
de los derechos fundamentales, el análisis del tema corresponde
ser abordado en ambas dimensiones. En cuanto concierne al ámbito
del control de la vigencia y el ejercicio de los derechos
fundamentales, no existe mayor problema, por cuanto la doctrina y
la propia legislación reconocen legitimación activa irrestricta a las
personas para solicitar la tutela de sus derechos fundamentales o
garantías constitucionales frente a los actos, resoluciones u
omisiones ilegales o indebidas que los restringen o suprimen36
(salvo en el caso de los derechos colectivos o de los pueblos, donde
ciertamente se pueden presentar algunas dificultades en la
legitimación activa).

Sin embargo, no se puede decir lo mismo en cuanto al control


normativo, toda vez que, respecto a la legitimación activa en éste
ámbito, existen dos posiciones contrapuestas. Quienes sustentan
la tesis de otorgar la legitimación activa irrestricta parten del principio

36
Así por ejemplo, en el ámbito tutelar, mediante la Sentencia Constitucional Nº
0086/2006-R, de 25 de enero, se desarrolló la siguiente doctrina constitucional:
«La legitimación activa o ius postulandi es un derecho del titular de los
derechos fundamentales de interponer el recurso, constituyendo también un
límite para que terceras personas no interpongan el recurso a favor de los
titulares sin su consentimiento, o para que ellos no sean involucrados
injustificadamente. Tienen legitimidad activa para interponer el recurso de
amparo las personas naturales y las personas jurídicas que tienen la calidad
de víctimas, o dicho de otro modo, a quienes se les vulneró o amenazó un
derecho fundamental o garantía constitucional. (…)».

63
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de la dignidad humana, por el que toda persona siempre debe


tener el derecho a que se le aplique una norma constitucional y no
la norma inconstitucional. Esta tendencia posibilita a cualquier
particular afectado, a reclamar ante el órgano competente por un
pronunciamiento de inconstitucionalidad de la norma, acto u omisión
que lo agravia. Sobre esa base es que algunos países han instituido
la acción popular de inconstitucionalidad37. Por otro lado, los que
sustentan la tesis de la legitimación activa restringida argumentan
su posición en el hecho de que una legitimación activa irrestricta,
daría lugar a que se traslade el debate político, del legislativo al
órgano jurisdiccional de control de constitucionalidad, con el riesgo
de desnaturalizar el sistema de control de constitucionalidad y
generar un peligroso congestionamiento de causas38.

37
«(…) La acción popular de inconstitucionalidad se adoptó en las
Constituciones de Venezuela de 1858 (art. 113, núm. 8), Panamá de 1941
(art. 188) y El Salvador de 1950 (art. 96). La acción de inconstitucionalidad
es un derecho constitucional fundamental que legitima a cualquier ciudadano
para demandar ante la Corte Constitucional actos con fuerza de ley (llámese
ley, decreto con fuerza de ley, o los actos legislativos reformatorios de la
Constitución), así como también los referendos legislativos , las consultas
populares y plebiscitos del orden nacional, con el objeto de que se declare
inexequible (o inconstitucional), a fin de restablecer la supremacía de la
Constitución. (…) La acción se realiza por medio de la demanda de
inconstitucionalidad presentada por el ciudadano, de conformidad con el
artículo 241 numerales 1, 4 y 5 de la Carta. También se podrá considerar la
acción de inconstitucionalidad como un derecho subjetivo de la persona
humana (sujeto activo) frente al poder político (sujeto pasivo). En este orden
de ideas sería un derecho humano (…)». Ernesto REY CANTOR. Acción Popular
de Inconstitucionalidad. En: REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL
CONSTITUCIONAL. PROCESO Y CONSTITUCIÓN. Nº 1. México: Editorial Porrúa, Enero-
Junio 2004. Págs. 117-128. Disponible virtualmente en: www.iidpc.org
38
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Pág. 26.

64
Alan E. Vargas Lima

5) El sometimiento de todo el sistema normativo estatal al control


de constitucionalidad

Además de lo anterior, otro requisito importante para que funcione


el sistema de control de constitucionalidad, es el sometimiento de
toda actividad estatal al control, y esto en virtud del Principio de
Supremacía de la Constitución, por el cual toda norma legal ordinaria
debe estar subordinada a sus disposiciones, de manera que el
control de constitucionalidad deberá extender su ámbito de aplicación
al conjunto de normas infraconstitucionales, así como a toda
resolución, acto u omisión de autoridad pública.

Cabe recordar, que en un Estado Democrático Constitucional,


ninguna de las autoridades o funcionarios poseen poderes
ilimitados, por lo tanto, no pueden ni deben sustraerse del control
de constitucionalidad, toda vez que un adecuado funcionamiento
del Estado Democrático Constitucional y el desarrollo equilibrado
de las relaciones entre las personas particulares y el Estado,
conlleva precisamente el establecimiento de límites constitucionales
al accionar de las autoridades públicas o funcionarios, e inclusive
de los particulares.

En definitiva, toda actividad estatal, sea proveniente del Órgano


Legislativo, Ejecutivo, Judicial o Electoral, debe y tiene que estar
sometida al control constitucional, no pudiendo establecerse ningún
tipo de régimen de excepción, dado que si algún sector del
ordenamiento jurídico en vigencia, no puede ser enjuiciado
constitucionalmente, no se tipificaría en ese caso un régimen
completo e idóneo de control de constitucionalidad39.

39
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Obra Citada. Pág. 28. En relación a éste aspecto,
y concretamente respecto a la competencia de la jurisdicción constitucional
frente a las resoluciones de la jurisdicción electoral, en la Sentencia
Constitucional 633/2002 de 29 de mayo, el Tribunal Constitucional ha dejado

65
El Tribunal Constitucional Plurinacional

6) La facultad interpretativa definitiva y vinculante del órgano


contralor de constitucionalidad

De manera complementaria a los presupuestos jurídicos detallados


precedentemente, es indispensable -a criterio del autor- agregar el
referido a la facultad interpretativa de carácter definitivo y vinculante,
que debe poseer el órgano encargado de realizar el control de
constitucionalidad. En efecto, se debe considerar que en el
constitucionalismo contemporáneo implementado en nuestra
legislación, y en el marco del principio de la supremacía
constitucional, actualmente se otorga un valor normativo a la
Constitución, razón por la que sus normas axiológicas, dogmáticas
y orgánicas son consideradas de aplicación obligatoria para la
resolución de conflictos individuales; y dado que la jurisdicción
constitucional consiste básicamente en un conjunto de

establecido lo siguiente: «(…) que en un Estado Democrático de Derecho,


cuyo orden jurídico y político se sustenta sobre la base del principio
fundamental de la supremacía constitucional, las decisiones y resoluciones
de todos los órganos públicos están subordinados a las normas previstas
por la Constitución, por lo mismo ningún órgano, entidad, autoridad o
funcionario público puede sustraerse al control de constitucionalidad. Es
en ese marco, que la norma prevista por el art. 28 del Código Electoral
dispone que las decisiones de la Corte Nacional Electoral «son de
cumplimiento obligatorio, irrevisables e inapelables, excepto en materia
que corresponda al ámbito de la jurisdicción y competencia del Tribunal
Constitucional»; precisamente dentro la excepción referida en la norma
citada, se encuentra la referida a la tutela de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales. En consecuencia, la jurisdicción constitucional
tiene plena jurisdicción y competencia para conocer y resolver el presente
Recurso de Amparo Constitucional»; entendimiento jurisprudencial que define
claramente una de las características esenciales del Amparo Constitucional,
que consiste en que ningún órgano, autoridad o funcionario público, puede
sustraerse del control constitucional, argumento que también incluye a los
particulares, sean instituciones privadas o de cualquier tipo; fundamento que
es perfectamente compatible con el actual marco constitucional.

66
Alan E. Vargas Lima

procedimientos destinados a realizar el control, la defensa e


interpretación de la Constitución, de ahí se desprende que una de
las funciones esenciales que desarrollan los Tribunales o Cortes
Constitucionales, consiste precisamente en la Interpretación de la
Constitución40.

40
A propósito del tema, el meritorio jurista argentino (ahora desaparecido), Germán
Bidart Campos, indicaba que es posible realizar un desdoblamiento de la
interpretación constitucional en: a) interpretación «de» la constitución; b)
interpretación «desde» la constitución, en el siguiente sentido: «La
interpretación ‘de’ la constitución toma en cuenta las normas de la
constitución formal; diríamos que las interpreta en sí mismas, y en su plano.
La interpretación ‘desde’ la constitución desciende hacia abajo, o sea, hacia
el plano infraconstitucional. Empieza valiéndose de la interpretación ‘de’
la constitución y, una vez que la ha efectuado, la proyecta a las normas
inferiores a la constitución y la utiliza para interpretar, ‘desde’ la constitución,
todo el resto del orden jurídico derivado. Esta noción de una interpretación
‘de’ la constitución, y una interpretación ‘desde’ la constitución, se vuelve
importante cuando se vincula el tema de la interpretación constitucional
con el del control constitucional. En efecto, cuando en función de control se
averigua si normas inferiores a la constitución están o no de acuerdo con
ella, es fácil comprender que en la comparación entre normas
infraconstitucionales y normas de la constitución, se hace imprescindible –
primero– interpretar la o las normas de la constitución y, de ahí en más,
desplazarse ‘desde’ la constitución hacia la o las normas inferiores cuya
interpretación congruente con la constitución requiere haber transitado
antes todo el recorrido que, de modo desdoblado, acabamos de sintetizar».
Por otro lado, señalaba también que: «La interpretación constitucional
significa la interpretación de las normas que componen la constitución formal,
así como de las normas que, fuera de ella, tienen naturaleza o contenido
constitucional. La interpretación busca desentrañar el sentido de la
descripción efectuada por el autor de la norma; ello supone dos cosas: a)
que el intérprete retrocede mentalmente al momento de creación de la norma,
y a la voluntad creadora en igual momento; b) que el intérprete confronta el
sentido que a la norma le asigna la comunidad actual con el sentido que le
atribuyo el autor». Germán J. BIDART CAMPOS. Manual de la Constitución
Reformada. Tomo I. Tercera reimpresión. Buenos Aires - Argentina: EDIAR,
2001. Págs. 312-313. Ahora disponible en: http://es.scribd.com/doc/59158910/

67
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Ciertamente, el nacimiento de los Tribunales Constitucionales bajo


el diseño kelseniano, estuvo profundamente marcado por la idea
de garantía de la Constitución (Cfr. La garantía jurisdiccional de la
Constitución publicado por Hans Kelsen en 1929); sin embargo,
esa originaria visión tutelar de la justicia constitucional, pronto se
vio superada por la dimensión interpretativa, que se identifica
plenamente con el papel que cumple cotidianamente la jurisdicción
constitucional, de actualización de los contenidos normativos y de
proyección de los valores supremos y principios fundamentales
establecidos en la misma Constitución, orientando así el resto del
ordenamiento jurídico por cauces constitucionales.

Por ello, es importante que el órgano especializado en el control


de constitucionalidad (llámese Tribunal o Corte Constitucional) sea
configurado expresamente como el supremo intérprete de la
Constitución, constituyéndose en el único órgano autorizado por la
propia Constitución para establecer con carácter definitivo el sentido
y los alcances precisos de las normas constitucionales, dado que
por la naturaleza de su labor jurisdiccional especializada en la
defensa de los derechos fundamentales, el Tribunal Constitucional
se encuentra necesariamente determinado a realizar una constante
interpretación de las normas contenidas en la Constitución, así como
de las disposiciones legales sometidas a su control, para
compatibilizarlas con las normas fundamentales en un juicio de
constitucionalidad, a cuyo efecto, deberá emplear necesariamente
los diferentes criterios y principios que han sido desarrollados por
la doctrina constitucional contemporánea y que rigen la interpretación
constitucional, debiendo efectuar sobre todo una interpretación
dinámica y creativa, para lograr adecuar los preceptos
constitucionales, a las nuevas manifestaciones y fenómenos de la
realidad social41.
41
Como acertadamente lo ha expresado el profesor argentino Segundo V. Linares
Quintana, en materia de interpretación del derecho constitucional, se debe

68
Alan E. Vargas Lima

De ahí que, en el caso de Bolivia, la interpretación que realice el


Tribunal Constitucional Plurinacional durante el desarrollo de sus
actividades jurisdiccionales, debe poseer necesariamente un
carácter vinculante y obligatorio, dada la naturaleza de la Constitución
considerada como Ley Fundamental del ordenamiento jurídico,
directamente aplicable para la resolución de casos concretos.

En este sentido, y en lo referido concretamente a la vinculatoriedad


de la interpretación, se debe considerar que la Constitución boliviana
es una norma jurídica suprema con carácter vinculante para los
ciudadanos y los poderes públicos, siendo por lo mismo de
aplicación directa, en mérito a lo cual, se debe entender que si
bien todas las autoridades que aplican la Constitución pueden en
determinado momento desarrollar la interpretación constitucional,

rechazar toda posición de pureza metodológica que pretenda imponer al


intérprete el empleo exclusivo y absoluto de un método determinado, a la
manera de las fórmulas matemáticas o de las recetas medicinales. El
constitucionalista ha de tener plena libertad para escoger y utilizar, en la
interpretación de las normas con que trabaja, los diversos procedimientos
metodológicos que la técnica constitucional prevé. El éxito fincará entonces –
según el citado autor–, no en la interpretación rigurosa de tal o cual método,
que sus respectivos sostenedores conceptúen como una verdadera panacea
de la hermenéutica, sino en el logro del resultado que la interpretación se
propone: desentrañar el verdadero y correcto sentido de la norma jurídico-
constitucional, que satisfaga más plenamente la finalidad última de nuestra
ciencia: la protección y el amparo de la libertad humana, así como los ideales de
justicia, igualdad, armonía y bienestar general, como también las exigencias de
la vida social; en breves palabras, que haga posible el cumplimiento integral de
sus fines esenciales por parte del individuo y del Estado. Cfr. Segundo V.
LINARES QUINTANA. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo Perrot,
Buenos Aires 1998, pág. 224-225. Citado por Ricardo HARO. El control de
constitucionalidad comparado y el rol paradigmático de las Cortes y
Tribunales Constitucionales. En: ANUARIO DE D ERECHO CONSTITUCIONAL
LATINOAMERICANO – 2004. Tomo I. Montevideo - Uruguay: Fundación Konrad
Adenauer, 2004. Pág. 62.

69
El Tribunal Constitucional Plurinacional

ante la inexistencia de un monopolio en la potestad interpretativa,


sin embargo, en un sistema constitucional como el nuestro, que
cuenta con un mecanismo de defensa de la Constitución, a través
del control jurisdiccional concentrado de constitucionalidad, existe
un intérprete máximo de la Ley Fundamental cuya interpretación
definitiva tiene –y debe tener– el suficiente carácter vinculante para
todos los órganos del Estado, las autoridades públicas y los(las)
ciudadanos(as)42.

III. 2. El surgimiento del control de constitucionalidad en Bolivia

Entre los antecedentes de la implementación del control constitucional a


través de un órgano especializado en Bolivia, debemos recordar que en
virtud de la Ley Nº 1585 de Reforma a la Constitución Política del Estado,
promulgada en fecha 12 de agosto de 1994, se introdujeron diversas
modificaciones al texto constitucional que se hallaba vigente sin cambio
alguno desde el año 1967 hasta ese entonces, incluyendo la creación
por mandato constitucional, de un Tribunal Constitucional en la vida
institucional boliviana. En este sentido, mediante dicha reforma
constitucional efectuada en 1994, se reformaron aproximadamente treinta
y cinco (35) artículos de la Constitución boliviana. Dichas modificaciones
pueden resumirse en lo siguiente:

. Inserción de los pueblos originarios y comunidades indígenas a la


estructura social del Estado, a cuyo efecto se definió la estructura
social como multiétnica y pluricultural, así como de las bases de su
organización como son la unión y la solidaridad;

42
Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. La Interpretación Constitucional y su
vinculatoriedad. En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor), Memoria
del VI Seminario Internacional: Justicia Constitucional y Estado de Derecho
(Sucre, 26 y 27 de junio de 2003).

70
Alan E. Vargas Lima

. Modificaciones en el sistema electoral, cambiando el requisito de la


edad para el ejercicio de la ciudadanía de 21 años que regía hasta
entonces, a 18 años;

. Fortalecimiento del entonces Poder Legislativo, a través de la reforma


del sistema de elección de los Diputados para devolverles
legitimidad y representatividad, con la introducción del sistema del
doble voto en circunscripciones uni y plurinominales;

. Estabilidad y gobernabilidad en el ejercicio del gobierno nacional,


reformando las reglas para la elección congresal del Presidente y
Vicepresidente de la República, en aquellos casos en los que
ninguno de los candidatos obtenga mayoría absoluta de votos en
las elecciones generales;

. Plena vigencia y protección de los derechos humanos43 como base


del orden democrático constitucional, a cuyo efecto se ha creado

43
Algunos autores estiman que la expresión, «derechos humanos» o derechos
del hombre, llamados clásicamente derechos naturales, y actualmente derechos
morales, no son en realidad auténticos derechos protegidos mediante acción
procesal ante un juez-, sino criterios morales de especial relevancia para la
convivencia humana, y que en todo caso, una vez que determinados derechos
humanos se positivizan, adquieren la categoría de verdaderos derechos
protegidos procesalmente, transformándose en derechos fundamentales
vigentes en un determinado ordenamiento jurídico, lo que equivale a decir que
los derechos fundamentales son derechos humanos positivados por la
legislación interna de un determinado Estado. En otras palabras, lo anterior
significa que bajo la expresión «derechos fundamentales», se designa a los
derechos garantizados y reconocidos por la Constitución y, en cambio, la
denominación «derechos humanos» hace referencia a los derechos
proclamados y garantizados por las normas e instrumentos internacionales;
los primeros tienen como fuente de producción al legislador constituyente, y
los segundos, a los Estados y Organismos internacionales. Cfr. Willman R.
DURAN RIBERA. Principios, Derechos y Garantías Constitucionales. Santa
Cruz – Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2005. Págs. 99-100.

71
El Tribunal Constitucional Plurinacional

la Defensoría del Pueblo44 con la misión de velar por la vigencia y


cumplimiento de los derechos y garantías de las personas con
relación al sector público;

. Fortalecimiento de los gobiernos locales autónomos como unidades


básicas del desarrollo sostenible sobre la base de la planificación
participativa y el control social;

. Seguridad jurídica y fortalecimiento del orden constitucional


reformando la estructura del entonces Poder Judicial (actual Órgano
Judicial), mediante la creación del Tribunal Constitucional como
máximo intérprete jurisdiccional de la Constitución, asignándole la
función del control concentrado de constitucionalidad45.

Dicha reforma constitucional indudablemente se constituye en un hecho


trascendental con una importancia histórica sin precedentes dentro de la
evolución del sistema constitucional boliviano, puesto que en aquella
oportunidad, y por vez primera en la historia republicana de nuestro país,
se reformó la Ley Fundamental dando cumplimiento a los mecanismos y
procedimientos especialmente previstos al efecto por la propia
Constitución, vale decir, que se aprobó, sancionó y promulgó la Ley de

44
Una aproximación a la naturaleza y alcance de las funciones que desarrolla la
Defensoría del Pueblo en el Estado Plurinacional de Bolivia, a la luz de las
normas previstas por la CPE aprobada el año 2009, se puede ver en el trabajo
de mi autoría: «El Defensor de los Derechos Humanos en Bolivia y un informe
censurado». La Paz (Bolivia), 10 de diciembre de 2011, escrito en conmemoración
al 63º Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948
– 2011). Publicado en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación
nacional, en ediciones consecutivas desde fecha 16 de diciembre de 2011. Una
versión digital se encuentra disponible en Scribd: http://es.scribd.com/doc/
75218489
45
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Reforma Constitucional en Democracia. En:
Análisis de la Reforma a la Constitución Boliviana, editado por la Academia
Boliviana de Estudios Constitucionales. Santa Cruz - Bolivia: Editorial EL PAÍS,
Noviembre de 2002. Págs. 5-8.

72
Alan E. Vargas Lima

Reforma Constitucional en observancia de las normas previstas por los


artículos 230 al 232 del texto constitucional vigente en ésa época.

Ahora bien, revisando los antecedentes de creación de ésta institución, y


según nos recuerda el ex-Magistrado René BALDIVIESO GUZMAN, la idea de
crear el Tribunal Constitucional resultó polémica en Bolivia, ya que
diferentes instituciones cívicas, políticas, forenses, académicas y otras
representativas de la opinión pública, recibieron con algún escepticismo
la iniciativa46.

46
Sin embargo, cabe hacer notar que muchos años antes ya se había expuesto la
necesidad de instituir en nuestro país, una Magistratura Nacional
especializada en materias de Derecho Público, en los siguientes términos:
«(…) Mientras pueda acometerse, mediante una radical reforma
constitucional, la creación de Tribunales especializados en materias de
Derecho Público vigorosamente autónomos, como lo son, por ejemplo en
Francia, el Consejo de Estado y el Consejo Constitucional, la alternativa es
diáfana para los agentes de nuestra justicia ordinaria: Someterse al imperio
de la ley o uncirse a la cuadriga. En otras palabras, imponer la libertad con
autoridad o cohonestar la autoridad sin libertad. Ser jueces o ser secuaces
Creo que no cabe duda frente al dilema. (…)». Julio Alberto D’AVIS. Control
Jurisdiccional y Estado de Derecho. Cochabamba - Bolivia: Editorial
Universitaria UMSS, 1968. Pág. 60. Así también, el entonces Ministro de la
Corte Suprema de Justicia, Dr. Ernesto Daza Ondarza, talvez pretendiendo abrir
el debate sobre la conveniencia o no, de adoptar en nuestro país una institución
de esa naturaleza, señalaba categóricamente que «el principio de supremacía
constitucional no dejaría de ser una mera declaración teórica, si la propia
Constitución omitiera establecer una garantía para hacerlo efectivo,
mediante el contralor de la constitucionalidad de la ley (…)»; en este sentido,
después de dar noticia acerca de la existencia de tres grandes sistemas al
respecto (contralor por un órgano político, un órgano judicial y/o un sistema
mixto), el mismo autor indicaba que la mayor parte de las Constituciones del
mundo ya habían adoptado el sistema del contralor jurisdiccional de la
constitucionalidad de las leyes, haciendo notar que dentro de este sistema,
algunos países europeos habían instituido el control por un tribunal especial,
agregando que: «Se debe al genio del notable tratadista Hans Kelsen, la
incorporación en la Constitución que redactara para Austria, de un tribunal

73
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Inclusive los órganos jerárquicos del entonces Poder Judicial (actual


Órgano Judicial) sumaron su disidencia y protesta por la creación del
Tribunal Constitucional. Así por ejemplo, en un documento emitido por la
Corte Suprema de Justicia en fecha 29 de marzo de 1993, se sostuvo
que:

especial encargado de administrar la justicia constitucional con la


denominación de Alta Corte Constitucional. El ejemplo dado por Kelsen,
fue seguido por Checoslovaquia que también, en 1920, creó un Tribunal
Constitucional. Actualmente, y desde el año 1951, en la República Federal
de Alemania existe el Tribunal Federal de Garantías Constitucionales (…)».
Ernesto DAZA ONDARZA. Doce Temas de Derecho Constitucional. Cochabamba
- Bolivia: Editorial Universitaria, 1974. Pág. 163. Años más tarde, el profesor de
la Universidad de Cochabamba, Dr. Pablo Dermizaky Peredo, en su propuesta
de Reformas a la Constitución Política del Estado (de 1967, vigente en ese
entonces), y haciendo referencia a los alcances muy restringidos del control
de constitucionalidad en la legislación boliviana, señalaba: «(…) el control se
ejerce a instancia de parte solamente, y no de oficio, y la declaración de
inconstitucionalidad por la Corte Suprema de Justicia entraña la
inaplicabilidad de la norma solamente en el caso concreto cuestionado, y
no la abroga ni tiene efecto erga-omnes»; por lo que, planteó la necesidad de
incorporar un Tribunal Constitucional en Bolivia, argumentando que: «Esta
materia es la base del orden jurídico nacional y, por lo tanto, debe confiarse
a un tribunal especial que se ocupe de examinar, de oficio, la legalidad de
las leyes, decretos y resoluciones, antes de su aprobación (lo que no ocurre
actualmente en Bolivia); que declare de oficio la inconstitucionalidad de
leyes, decretos y otras normas vigentes; que falle en las demandas, a instancia
de parte, sobre inconstitucionalidad de las mismas normas; que conozca, de
oficio o a denuncia, sobre la ilegitimidad de los nombramientos de altos
funcionarios de Estado, etc.». CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO (Con
Introducción, Notas, Comentarios y Concordancias por el Dr. Pablo
Dermizaky Peredo). Segunda Edición. Cochabamba – La Paz, Bolivia: Editorial
Los Amigos del Libro, 1992. Pág. 39. Esta sentida necesidad, también fue
manifestada públicamente en ocasión del Foro sobre la Reforma Constitucional
en Bolivia, auspiciado por la Academia Nacional de Ciencias Jurídicas,
oportunidad en la cual el entonces H. Diputado Nacional, Dr. Benjamín Miguel
Harb, abogando por la creación de nuevas instituciones, insistía en que: «Para
una adecuada organización del Poder Judicial y vigencia de un Estado de

74
Alan E. Vargas Lima

«(…) Significaría en los hechos, un inaudito atentado contra el régimen


de la juridicidad puesto que la Corte Suprema quedaría reducida, en
su función específica, a una rutinaria labor de tribunal de casación o
para la solución de los recursos de nulidad en los trámites ordinarios,
olvidando que la Corte Suprema no es sólo el más alto Tribunal de
Justicia de la República, sino el custodio de la moral pública que
debe proteger a la sociedad de los abusos del poder, el respeto a la
ley y el imperio del Derecho. No deja de llamar la atención en este
documento -agrega Baldivieso- que se haga referencia a una rutinaria

Derecho es imprescindible crear el TRIBUNAL CONSTITUCIONAL a fin de


que vele por la correcta aplicación de la Constitución, formule opiniones
sobre la constitucionalidad de las leyes, decretos, ordenanzas municipales y
otros, y de los proyectos de los mismos; se pronuncie fallando en casos de
recursos por inconstitucionalidad, cuya validez debe ser erga omnes y no
sólo para la parte demandante; conocer y fallar en casos de conflictos de
competencia y de poderes, dirimir los conflictos de jurisdicción y competencia
entre el gobierno nacional y los departamentales, entre municipalidades y
entre otras autoridades». EXCMA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. La Reforma
Constitucional en Bolivia. Hacia una Constituyente. Sucre (Bolivia): Editorial
Judicial, 1992. Pág. 92. Posteriormente, estos criterios se verían plenamente
reflejados en el Anteproyecto de Reforma Constitucional (1992), elaborado
por el mencionado Diputado (ahora desaparecido), como miembro del Consejo
Nacional de Reforma y Modernización del Poder Judicial. En dicho documento,
se propuso incorporar a la Constitución, un Capítulo especialmente dedicado
a configurar un Tribunal Constitucional en los siguientes términos: «El Tribunal
Constitucional es la más alta institución de puro derecho de la República,
encargado de preservar el imperio, la vigencia y el cumplimiento de la
Constitución, compuesto de tres miembros: uno designado por la H. Cámara
de Senadores de la terna que eleve la H. Cámara de Diputados, uno nombrado
por el Presidente de la República que presidirá el Tribunal Constitucional,
y uno nombrado por la Corte Suprema de Justicia elegido por dos tercios de
votos en sesión de Sala Plena». C O N S E J O N A C I O N A L DE R E F O R M A Y
MODERNIZACIÓN DEL PODER JUDICIAL. Anteproyecto de Reforma Constitucional
1992. H. Benjamín Miguel Harb. La Paz - Bolivia: Centro de Informática del
Consejo Nacional de Reforma y Modernización del Poder Judicial, 1992. Pág.
49.

75
El Tribunal Constitucional Plurinacional

labor de tribunal de casación, siendo así que esa labor jurisdiccional


del más alto tribunal en materia de justicia ordinaria implica, por el
contrario, el estudio meditado y responsable de cada caso para sentar
una jurisprudencia que no puede ser producto precisamente de la
rutina, sino de interpretaciones creativas de la ley.»47

Sin embargo, estos criterios nunca tuvieron asidero jurídico ni legal; es


más, el legislador considerando la importancia del nuevo órgano en el
control de constitucionalidad y la necesidad de promover la defensa de
los derechos humanos en el país, lo incorporó como parte del entonces
Poder Judicial, a través de la Reforma Constitucional del año 1994, como
uno de sus órganos jurisdiccionales especializados, encargado de realizar
el control de constitucionalidad, debiendo ejercer control sobre todos
los actos, resoluciones y decisiones de los demás órganos de poder,
con independencia de cualquier otra autoridad estatal, en su labor
jurisdiccional, es decir, colocado fuera del alcance de los poderes
públicos cuyos actos controla, y sometido sólo a la Constitución.

Por otro lado, en cuanto se refiere al modelo de control de


constitucionalidad vigente, cabe hacer notar que, en opinión de algunos
autores, el sistema de control de constitucionalidad adoptado por el Estado
boliviano en la reforma constitucional efectuada el año 1994 (y que se

47
René B ALDIVIESO G UZMAN . Derecho Procesal Constitucional. Tribunal,
Procedimientos y Jurisprudencia en Bolivia. Santa Cruz - Bolivia: Industrias
Gráficas SIRENA, 2006. Págs. 29-30. Algunos argumentos que sustentan la
posición adoptada por la entonces Corte Suprema de Justicia oponiéndose a
la incorporación de un Tribunal Constitucional en nuestro país, pueden verse
en: E XCMA . C O RTE S UPREMA DE J USTICIA . Bolivia hacia una Reforma
Constitucional. Debate Nacional sobre la Reforma a la Constitución Política
del Estado. Sucre (Bolivia): Editorial Judicial, 1993. Asimismo, y para una
revisión detallada de las posiciones favorables y contrarias, en el debate sobre
la creación del Tribunal Constitucional en nuestro país, puede consultarse
también el trabajo de: Hugo GALINDO DECKER. Tribunal Constitucional. La Paz
(Bolivia): Editorial Jurídica ZEGADA, 1994.

76
Alan E. Vargas Lima

mantuvo en la reforma del año 2004) no era en esencia un sistema de


control concentrado puro, sino por el contrario, un sistema en el que
concurren los elementos del modelo americano como también del
europeo48; sin embargo, interpretando el verdadero alcance de las normas
que consagran el sistema de control de constitucionalidad que nació en
la citada reforma constitucional de 1994, vale decir, de las competencias
que la Constitución le asignaba al reciente Tribunal Constitucional, se extrae

48
En este sentido se ha pronunciado el jurista y ex Magistrado del Tribunal
Constitucional, José Antonio Rivera Santivañez, quien desarrolla su tesis
sosteniendo que: «por un lado, a través de la referida reforma constitucional
[1994], se ha creado el Tribunal Constitucional como el órgano encargado
del control concentrado de constitucionalidad y máximo intérprete de la
Constitución, lo que encuadra el sistema adoptado en el modelo europeo.
Pero por otra parte, el Constituyente no modificó el texto del artículo 228 de
la Constitución reformada, por cuyo mandato los tribunales y jueces, al
revolver un caso concreto dentro de un proceso judicial, tienen la obligación
de no aplicar las disposiciones legales que sean contradictorias o
incompatibles con las normas previstas en la Constitución, lo cual constituye
un acto de control de constitucionalidad y se encuadra en el modelo
americano del ‘judicial review’ o revisión judicial. A ello se añade -según
éste autor- el hecho de que por prescripción de las normas previstas por la
Constitución y la Ley N° 1836 del Tribunal Constitucional, los juzgados y
tribunales judiciales ordinarios ejercen el control de constitucionalidad, en
el rubro del control del ejercicio de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales, conociendo y resolviendo los recursos de hábeas corpus y
amparo constitucional». José Antonio R IVERA S ANTIVAÑEZ. Recurso de
Inconstitucionalidad en Bolivia. Ponencia que se encuentra disponible para
consulta en la página web del Tribunal Constitucional de Bolivia: http://
www.tribunalconstitucional.gov.bo/ArticuloId-3.html. Así también pueden
consultarse otros trabajos en donde el autor sostiene el mismo criterio, así por
ejemplo: El Control de Constitucionalidad en Bolivia, publicado en: REVISTA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Número 1. Sucre (Bolivia): Editorial Judicial,
Noviembre de 1999, Págs. 45-86; así como su estudio: Introducción a la Justicia
Constitucional en Bolivia, que como ponencia, se encuentra disponible en la
web del Tribunal Constitucional de Bolivia: http://
www.tribunalconstitucional.gov.bo/ArticuloId-10.html (marzo de 2002).

77
El Tribunal Constitucional Plurinacional

con toda claridad que el legislador constituyente, le encomendó a éste


órgano jurisdiccional, las tres funciones esenciales que el control de
constitucionalidad representa: 1) el control normativo de constitucionalidad,
2) el control de los límites del ejercicio del poder político, 3) el control sobre
la salvaguarda de los derechos y garantías; debiendo considerarse que la
idea que subyace al modelo de control concentrado de constitucionalidad
que nació en la reforma de 199449, fue confirmada en la Ley de desarrollo
constitucional, esto es en la Ley Nº 1836 del Tribunal Constitucional (LTC),
que estuvo vigente hasta antes de la entrada en vigor de la actual Ley Nº
27 del Tribunal Constitucional Plurinacional (Ley del TCP). Ésta última
disposición legal, básicamente mantiene en su contenido las normas que
sustentan el control concentrado de constitucionalidad en Bolivia, de
acuerdo a lo siguiente: el artículo 109 de la nueva Ley del TCP, establece
que la Acción de Inconstitucionalidad Concreta, procederá en los procesos
judiciales o administrativos cuya decisión dependa de la constitucionalidad
o inconstitucionalidad de una Ley, Estatuto Autonómico, Carta Orgánica,
Decreto y todo género de Ordenanzas y Resoluciones no judiciales aplicables
a aquellos procesos, debiendo ser promovida por el juez, tribunal o
autoridad administrativa, de oficio o a instancia de parte.

Lo referido anteriormente, determina que ningún juez, tribunal u órgano


administrativo está autorizado para inaplicar norma jurídica alguna, dado
que en caso de duda sobre la constitucionalidad de una norma del
ordenamiento a ser aplicada al caso concreto que ha de resolver, debe

49
Debemos recordar que inicialmente, el Dr. Jorge Asbún, en su estudio dedicado
a analizar la evolución y perspectivas del Control Constitucional en Bolivia,
afirmó de manera inequívoca que: «En Bolivia, la reforma de 1994, incorporó
a la Constitución a través de los artículos 116 y siguientes el modelo de
control concentrado de constitucionalidad, encargando al Tribunal
Constitucional, mediante el artículo 119, las siguientes atribuciones: control
de constitucionalidad, defensa de los derechos fundamentales, conflictos de
competencia interorgánicas y demandas respecto a procedimientos de
reforma constitucional». Jorge ASBÚN. Control Constitucional en Bolivia.
Evolución y Perspectivas. En: REVISTA CONSTITUCIONAL. Número 3. Sucre -
Bolivia: Editorial Judicial, Diciembre de 1999, Págs. 149-150.

78
Alan E. Vargas Lima

promover inmediatamente el incidente de inconstitucionalidad ante el


Tribunal Constitucional Plurinacional, y éste entendimiento interpretativo
concuerda plenamente con lo establecido en el artículo 5 de la misma
Ley del TCP, cuando establece que se presume la constitucionalidad de
toda ley, decreto, resolución y actos de los Órganos del Estado en todos
sus niveles, hasta tanto el Tribunal Constitucional Plurinacional resuelva y
declare su inconstitucionalidad. Como se puede ver, la norma de desarrollo
constitucional reconoce que el Tribunal Constitucional Plurinacional es el
único órgano que puede inaplicar normas o dejar sin efecto los actos de
los órganos del Estado cuando éstos se hallaren en abierta contradicción
con los principios y valores constitucionales, lo cual es plenamente
incompatible con un sistema de control difuso, -ahora inexistente- en
nuestro páis.

A lo indicado, debe agregarse que la misma Constitución boliviana


consagra como atribución del Tribunal Constitucional, el absolver las
consultas de la Presidenta o del Presidente de la República, de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, del Tribunal Supremo de Justicia o del Tribunal
Agroambiental sobre la constitucionalidad de proyectos de ley, en cuyo
caso la decisión del Tribunal Constitucional es de cumplimiento obligatorio.
A su vez, tiene la atribución de absolver inclusive las consultas de las
autoridades indígenas originario campesinas sobre la aplicación de sus
normas jurídicas aplicables a un caso concreto, y en consecuencia, la
decisión del Tribunal Constitucional es obligatoria, lo que corrobora el
entendimiento interpretativo expuesto, de que la misma Constitución como
Ley Fundamental de nuestro ordenamiento jurídico, encomienda el control
de constitucionalidad de manera exclusiva al nuevo Tribunal Constitucional
Plurinacional50.

50
El Sistema de Control de Constitucionalidad vigente en Bolivia, ha sido
ampliamente analizado y expuesto por el ex-Magistrado Decano del Tribunal
Constitucional Dr. Willman R. DURAN RIBERA, en el Seminario Internacional
sobre Justicia Constitucional y Estado de Derecho; al respecto puede
consultarse la siguiente publicación: VI SEMINARIO INTERNACIONAL:

79
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En una similar posición doctrinal, respecto del sistema de control de


constitucionalidad en Bolivia, se pronunció el ex-Magistrado René BALDIVIESO
GUZMÁN, en su obra sobre Derecho Procesal Constitucional, en cuya
oportunidad señaló:

«La nota destacable está en que hay una diferencia en cuanto a los
efectos de la jurisprudencia ordinaria con la constitucional, pues la
primera si bien constituye fuente valiosa de orientación para que jueces
y tribunales tomen decisiones invocando la jurisprudencia de la Corte
Suprema, no es obligatoria. En cambio, la jurisprudencia constitucional
resulta obligatoria de acuerdo con el art. 44 de la Ley (Nº 1836) del
Tribunal Constitucional, en cuyo parágrafo I se dice: Los poderes
públicos están obligados al cumplimiento de las resoluciones
pronunciadas por el Tribunal Constitucional. Las sentencias,
declaraciones y autos del Tribunal Constitucional, son obligatorias y
vinculantes para los Poderes del Estado, legisladores, autoridades y
tribunales. Este carácter vinculante tiene su razón de ser, pues Bolivia
ha adoptado la forma de control concentrado de constitucionalidad, o
sea el modelo europeo. Ni siquiera podría calificarse como una
modalidad de control mixto como lo hacen algunos distinguidos juristas
del exterior. Sin embargo, el contexto configurado por la normativa
constitucional y la ley específica abona por este criterio.
Efectivamente, cuando el artículo 116-IV (de la Constitución de 1994)
nos dice que: el control de constitucionalidad se ejerce por el Tribunal

Justicia Constitucional y Estado de Derecho, (Sucre, 26 y 27 de junio de


2003). Memoria Nº 7. Sucre (Bolivia): Editorial Tupac Katari, 2003. Págs. 187-
202. Un estudio reciente sobre el Control de Constitucionalidad en el Estado
Plurinacional de Bolivia, puede verse en el trabajo de mi autoría: La Supremacía
de la Constitución y el Control de Constitucionalidad en el Estado
Plurinacional de Bolivia. La Paz (Bolivia), 6 de Agosto de 2011, escrito en
conmemoración al 186º Aniversario de la Fundación de Bolivia (1825 – 2011).
Publicado en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en
ediciones consecutivas desde fecha 19 de agosto de 2011. Ahora disponible
virtualmente en Scribd: http://es.scribd.com/doc/62125052

80
Alan E. Vargas Lima

Constitucional, sin que su texto sugiera la posibilidad remota alguna


de que podría darse un control mixto o difuso, está sentando la base
constitucional de un control concentrado. Igual sentido tiene el artículo
121-I de la Constitución, pues consagra la irrevisabilidad de las
sentencias dictadas por el Tribunal a tiempo de disponer: contra las
sentencias del Tribunal Constitucional no cabe recurso ulterior alguno,
lo que puede darse en la justicia ordinaria a través de procesos de
revisión, aún tratándose de sentencias pasadas en autoridad de cosa
juzgada, en la forma que indica la legislación ordinaria. No puede, en
consecuencia, existir un control mixto, ni menos difuso de
constitucionalidad porque esa función está exclusivamente
encomendada al Tribunal»51.

III. 3. Las dimensiones del control de constitucionalidad en Bolivia

Respecto a los alcances de la labor de control de constitucionalidad que


ejerce el Tribunal Constitucional en Bolivia, cabe considerar que la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº
0051/2005 de 18 de agosto, ha establecido lo siguiente:

«(…) Con carácter previo a dilucidar la problemática planteada, este


Tribunal considera necesario precisar los alcances del control de
constitucionalidad que ejerce a través de los recursos de
inconstitucionalidad, por cualquiera de las dos vías reconocidas -
directa o indirecta-. En ese orden, cabe señalar que el control de
constitucionalidad abarca los siguientes ámbitos: a) la verificación
de la compatibilidad o incompatibilidad de las disposiciones legales
impugnadas con las normas de la Constitución Política del Estado, lo
que incluye el sistema de valores supremos, principios fundamentales,

51
René B ALDIVIESO G UZMAN . Derecho Procesal Constitucional. Tribunal,
Procedimientos y Jurisprudencia en Bolivia. Págs. 147-149. Considérese, que
similares normas se encuentran previstas tanto en la Constitución Política del
Estado, como en la Ley Nº 27 del Tribunal Constitucional Plurinacional.

81
El Tribunal Constitucional Plurinacional

así como los derechos fundamentales consagrados en dicha Ley


Fundamental; b) la interpretación de las normas constitucionales así
como de la disposición legal sometida al control desde y conforme a
la Constitución Política del Estado; c) el desarrollo de un juicio
relacional para determinar si una norma legal es o no conforme con
las normas constitucionales; determinando previamente el significado
de la norma legal por vía de interpretación; y d) la determinación de
mantener las normas de la disposición legal sometida al control. De
lo referido se concluye que el control de constitucionalidad no alcanza
a la valoración de los fines, los propósitos, la conveniencia o beneficios
que pudiese generar la disposición legal sometida a control; lo que
significa que el Tribunal Constitucional, como órgano encargado del
control de constitucionalidad, no tiene a su cargo la evaluación de si
son convenientes, oportunos o benéficos los propósitos buscados
por las normas impugnadas, su labor se concentra en el control objetivo
de constitucionalidad de las disposiciones legales impugnadas».

Como se puede apreciar, ésos son los ámbitos esenciales en que se


debe desarrollar el control de constitucionalidad de las leyes, ahora a
cargo del nuevo Tribunal Constitucional Plurinacional, mismo que, de
acuerdo a su configuración constitucional, ha sido instituido como el
máximo guardián y supremo intérprete de la Constitución, con la cualidad
adicional de defensor de los Derechos Fundamentales, y por lo mismo,
su función principal es la de ejercer en forma exclusiva el control de
constitucionalidad con alcance nacional, garantizando la primacía de la
Ley Fundamental del Estado, la plena validez del orden constitucional y
democrático, así como el respeto y vigencia plena de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales de las personas. Precisamente
para el cumplimiento eficaz de esas funciones, los arts. 202 de la
Constitución Política del Estado y el 12 de la Ley del TCP, enumeran las
competencias específicas atribuidas al Tribunal Constitucional
Plurinacional, para que éste órgano desarrolle su labor jurisdiccional
especializada, en una triple dimensión:

82
Alan E. Vargas Lima

. el control normativo de constitucionalidad;

. el control sobre el ejercicio del poder político; y

. el control tutelar de los derechos fundamentales.

III. 3. 1. Control normativo de constitucionalidad de las disposiciones


legales

De acuerdo con las atribuciones que le confieren la Constitución y la Ley


Nº 27, el TCP ejerce un control sobre la constitucionalidad de todas las
disposiciones legales, sean éstas Leyes, Estatutos Autonómicos, Cartas
Orgánicas, Decretos y todo género de Resoluciones no judiciales,
declarando, su inconstitucionalidad con carácter general o «erga omnes»
y el efecto derogatorio o abrogatorio conforme corresponda en cada caso.
A este efecto, el ordenamiento jurídico establece dos modalidades (en
forma previa y posterior) de control de la normatividad:

a) El control normativo previo

Este control se ejerce antes de la aprobación de la respectiva


disposición legal, en todos aquellos casos en los que exista una
duda fundada sobre su constitucionalidad. Para el efecto, la
legislación ha previsto las siguientes acciones:

1) las consultas de la Presidenta o del Presidente del Estado


Plurinacional, de la Presidenta o Presidente de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, de la Presidenta o Presidente del
Tribunal Supremo de Justicia o del Tribunal Agroambiental,
sobre la constitucionalidad de proyectos de ley (atribución
8va., del art. 12 de la Ley del TCP);

83
El Tribunal Constitucional Plurinacional

2) las consultas de las autoridades indígenas originarias


campesinas sobre la aplicación de sus normas jurídicas
(consuetudinarias) a un caso concreto (atribución 12ava.); y

3) el control previo de constitucionalidad en la ratificación de


los Tratados Internacionales (atribución 9na.).

En los dos primeros casos, la legitimación activa está restringida a


las autoridades expresamente facultadas por Ley, y en el caso de
las consultas sobre la constitucionalidad de tratados o convenios
internacionales la legitimación activa está asignada a la Presidenta
o Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Sobre ésta modalidad de control preventivo, también se debe anotar


que dentro de la estructura orgánica de ésta entidad, la Sala Plena
del Tribunal Constitucional Plurinacional tiene ahora entre sus
atribuciones jurisdiccionales, el ejercer el control previo sobre la
constitucionalidad de estatutos autonómicos y cartas orgánicas,
aprobados por los órganos deliberativos de las entidades
territoriales autónomas; y así también le corresponde conocer y
resolver el control previo sobre el texto de las preguntas de la
convocatoria a referendo nacional, departamental y municipal (de
acuerdo a lo previsto en las atribuciones 12ava., y 13ava., del artículo
28 de la Ley del TCP).

b) El control normativo correctivo

Ésta forma de control es realizada con posterioridad a la sanción y


promulgación de la disposición legal respectiva, en aquellos casos
en los que presenten eventualmente una contradicción o
incompatibilidad con las normas de la Constitución Política del
Estado. El TCP, como órgano jurisdiccional del control de
constitucionalidad, lo ejerce al momento de conocer y resolver:

84
Alan E. Vargas Lima

1) las acciones de inconstitucionalidad52 directas o de carácter


abstracto sobre leyes, estatutos autonómicos, cartas
orgánicas, decretos y todo género de ordenanzas y
resoluciones no judiciales (atribución 1ra., del art. 12 de la
Ley del TCP);

2) las acciones de inconstitucionalidad indirectas o de carácter


concreto sobre leyes, estatutos autonómicos, cartas
orgánicas, decretos y todo género de ordenanzas y
resoluciones no judiciales (atribución 2da.);

3) los recursos contra tributos, impuestos, tasas, patentes,


derechos o contribuciones, creados, modificados o
suprimidos en contravención a lo dispuesto en la Constitución
Política del Estado (atribución 5ta.);

4) los recursos contra las resoluciones del Órgano Legislativo,


cuando sus resoluciones afecten a uno o más derechos,
cualesquiera sean las personas afectadas (atribución 6ta.); y

5) la constitucionalidad del procedimiento de reforma parcial


de la Constitución Política del Estado (atribución 10ma.).

III. 3. 2. Control constitucional sobre el ejercicio del Poder Político

Es un control que tiene por objeto establecer un equilibrio en el ejercicio


del poder político, resolviendo los conflictos constitucionales referidos al

52
Un estudio reciente sobre la naturaleza jurídica y los alcances de la Acción de
Inconstitucionalidad en Bolivia, puede verse en el trabajo de mi autoría: La
Inconstitucionalidad de la Ley Corta ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional de Bolivia. La Paz (Bolivia), 22 de enero de 2012, escrito en
ocasión del Día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia. Publicado
en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en ediciones
consecutivas desde fecha 24 de enero de 2012. Ahora, una versión digital se
encuentra disponible en Scribd: http://es.scribd.com/doc/78865196

85
El Tribunal Constitucional Plurinacional

ámbito de las competencias asignadas por la Constitución a los distintos


órganos del poder público, y a las nuevas entidades territoriales
autónomas. El nuevo Tribunal Constitucional Plurinacional deberá cumplir
esta función, conociendo y resolviendo:

a) los conflictos de competencia que pudiesen suscitarse entre los


órganos del poder público (atribución 3ra., del art. 12 de la Ley del
TCP);

b) los conflictos de competencia entre el gobierno plurinacional


(central), las entidades territoriales autónomas y descentralizadas,
y de éstas entre sí (atribución 4ta.);

c) los conflictos de competencia entre la jurisdicción indígena originario


campesina y las jurisdicciones ordinaria y agroambiental (atribución
11ava.);

d) los recursos directos de nulidad, que proceden contra todo acto o


resolución de autoridad pública que usurpe funciones que no le
competen, así como contra los actos de la autoridad pública que
ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la Ley53 (atribución
13ava., del art. 12 de la Ley del TCP).

53
Sobre éste aspecto, cabe anotar que el art. 31 de la Constitución Política del
Estado abrogada (CPEabrg) determinaba: «Son nulos los actos de los que
usurpen funciones que no les competen, así como los actos de los que ejerzan
jurisdicción o potestad que no emane de la Ley»; norma que se mantiene casi
idéntica en el texto constitucional vigente del año 2009, cuando en el art. 122
señala: «Son nulos los actos de las personas que usurpen funciones que no
les competen, así como los actos de las que ejercen jurisdicción o potestad
que no emane de la ley». La norma antes aludida fue introducida por primera
vez en la reforma constitucional de 1871 (art. 33), con un texto similar al que
actualmente conocemos, y permaneció casi inalterable en las diferentes reformas
constitucionales, constituyéndose en una garantía destinada a proteger la
«plena vigencia del ordenamiento jurídico (…) sancionando con nulidad el

86
Alan E. Vargas Lima

III. 3. 3. Control tutelar sobre la vigencia de los Derechos Fundamentales

Éste control tiene la finalidad de resguardar y garantizar el pleno ejercicio


de los derechos fundamentales y garantías constitucionales de las
personas, que operan como límites naturales al ejercicio del poder público
del Estado. De acuerdo a lo establecido en la Atribución 7ma., del art. 12
de la Ley Nº 27, el Tribunal Constitucional Plurinacional debe ejercer este

acto de la autoridad pública que obró sin poseer una condición esencial
para la ejecución de los actos públicos: la competencia y/o la jurisdicción».
Cfr. Jorge ASBÚN. El recurso directo de nulidad en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, en: La Justicia Constitucional en Bolivia 1998-
2003, Tribunal Constitucional – AECI - Grupo Editorial Kipus, Cochabamba,
2003, p. 769. Ahora bien, cabe señalar que el art. 31 de la CPEabrg estaba
contenido dentro de las garantías de la persona, Título Segundo de la Parte
Primera de la CPEabrg, y el art. 122 de la CPE, está contemplado dentro del
Capítulo Primero, Garantías Jurisdiccionales, del Título IV de la Primera Parte
de la Constitución Política del Estado; consiguientemente, es una garantía
jurisdiccional que puede ser tutelada a través del recurso directo de nulidad;
recurso específico previsto actualmente en el art. 202.12 de la CPE, y que tiene
como objetivo, precisamente, dar vigencia a la garantía contenida en el art. 122
de la referida Ley Fundamental y, por ende, declarar la nulidad de aquellos
actos o resoluciones de quienes obraron sin competencia o ejerciendo
jurisdicción y competencia no emanada de la Ley. En este sentido, el art. 157 de
la nueva Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, desarrolla este recurso
al señalar que: «I.- Procede el recurso directo de nulidad contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra
los actos de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley. II.-
También procede contra las resoluciones dictadas o actos realizados por
autoridad judicial que este suspendida de sus funciones o hubiere cesado».
Como se puede apreciar de la normativa glosada, el recurso directo de nulidad
surge como el mecanismo adecuado para contrarrestar los actos o resoluciones
de quienes usurpen funciones que no les competen, o de quienes actúen fuera
de jurisdicción o potestad que no emane de la ley. En esta perspectiva, y a
efectos de desfragmentar los supuestos de hecho previstos en el art. 31 de la
CPEabrg, y art. 122 de la CPE, para luego determinar los actos lesivos contra
los cuales procede el recurso directo de nulidad, a diferencia del ámbito de
aplicación del amparo constitucional, es importante consultar la jurisprudencia
establecida en la Sentencia Constitucional 0814/2010 de 2 de agosto.

87
El Tribunal Constitucional Plurinacional

control a través de la revisión de las resoluciones emitidas a la conclusión


de los procesos constitucionales emergentes de las siguientes acciones
de defensa:

a) Acción de Libertad54, que extiende su ámbito de protección hacia


toda persona que considere que su vida está en peligro, que es
ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o
privada de su libertad personal; vale decir que en el nuevo sistema
constitucional boliviano se han ampliado los alcances de ésta acción
tutelar, con la finalidad de dar una efectiva protección no sólo a
quienes se encuentran ilegalmente privados de libertad, sino
también a quienes consideren que su libertad física o personal y
su propia vida estén amenazadas.

54
En lo referente a la configuración actual de la Acción de Libertad y la ampliación
de su ámbito de protección en relación al habeas corpus anteriormente vigente,
cabe considerar los argumentos del Voto Disidente formulado en fecha 22 de
julio de 2010 por el Magistrado Marco Antonio Baldivieso, respecto al
entendimiento contenido en la Sentencia Constitucional 0451/2010-R de 28
de junio, en cuya oportunidad se ha señalado que la Constitución Boliviana
vigente, mantiene las características esenciales del hábeas corpus, consistentes
en: «(…) El informalismo, por la ausencia de requisitos formales en su
presentación; la inmediatez, por la urgencia en la protección de los derechos
que resguarda; la sumariedad, por el trámite caracterizado por su celeridad;
la generalidad porque no reconoce ningún tipo de privilegio, inmunidad o
prerrogativa, y la inmediación, porque se requiere que la autoridad judicial
tenga contacto con la persona privada de libertad. Cabe hacer notar, sin
embargo, que la Constitución Política vigente acentúa algunas de las
características anotadas: 1. El informalismo, pues actualmente se amplía la
posibilidad de presentación oral de la acción de libertad, que antes estaba
reservada sólo a los supuestos en que la persona fuera menor de edad o
incapacitada, analfabeta o notoriamente pobre y; 2. La inmediación, ya que
la Constitución Política del Estado señala que la autoridad judicial, una
vez presentada la acción, debe disponer que el accionante sea conducido a
su presencia o acudir al lugar de la detención, última posibilidad que no
estaba contemplada en la Constitución abrogada y que es fundamental para
comprobar las condiciones en que la persona se encuentra privada de
libertad, especialmente cuando existe denuncia de torturas, tratos crueles,

88
Alan E. Vargas Lima

b) Acción de Amparo Constitucional55, que extiende su ámbito de


procedencia contra actos u omisiones ilegales o indebidas de los
servidores públicos, o de personas individuales o colectivas, que
restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos
reconocidos por la Constitución y las Leyes; vale decir que se trata
de una acción extraordinaria que tiene por objeto la protección
inmediata de los derechos fundamentales de las personas, siempre

inhumanos o degradantes, o si se ha vulnerado el derecho a la integridad


física o existe amenaza a su vida. Otra de las modificaciones introducidas en
la Constitución, es la relativa a la competencia del juez o tribunal que
conoce la acción, toda vez que actualmente la acción de libertad debe
presentarse ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, lo
que sin duda es saludable dada la especialización de los jueces en esta
materia de la cual emergen la mayoría de las acciones de libertad. Sin
embargo, las modificaciones más importantes, están referidas al ámbito de
protección de la acción de libertad, que alcanza ahora al derecho a la vida
y a la posibilidad de presentar la acción de libertad también contra
particulares, conforme se desprende del art. 126 de la CPE. De lo expresado,
se concluye que la Constitución vigente, amplía no sólo su ámbito de
protección, sino que acentúa sus características fundamentales de
informalismo e inmediación, con la finalidad de dar una efectiva protección
no sólo a quienes se encuentran privados de libertad, sino también a quienes
consideren que su libertad física o personal y su propia vida esté amenazada.
(…)». Recientemente, el Tribunal Constitucional de Bolivia, considerando el
deber del Estado de garantizar a toda persona el eficaz ejercicio de sus derechos,
eximiéndole del cumplimiento de formalismos procesales, también ha visto
pertinente analizar el aspecto procesal en la tramitación de la actual Acción de
Libertad, y la posibilidad de su presentación en forma oral, cuya
fundamentación y sub-reglas aplicables pueden verse en la jurisprudencia
constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0128/2011 de 21 de
febrero.
55
Al respecto cabe recordar que la Acción de Amparo Constitucional prevista en
el artículo 128 de la CPE (anteriormente consagrado como un Recurso en el art.
19 de la CPEabrg), es una acción tutelar de carácter extraordinario tendiente a
la protección de los derechos fundamentales de las personas: «…contra actos
u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona
individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o
suprimir los derechos reconocidos por la Constitución y la ley»;

89
El Tribunal Constitucional Plurinacional

que no exista otro medio o recurso legal para su defensa, a cuyo


efecto ésta acción tutelar se rige esencialmente por los principios
de subsidiariedad e inmediatez, lo que implica la necesidad de
otorgar una protección inmediata y eficaz a los derechos
fundamentales que en su momento resultaren lesionados.

c) Acción de Protección de Privacidad56, que se activa en favor de


toda persona individual o colectiva, que crea estar indebida o

instituyéndose en el art. 129.I y II, los principios esenciales de subsidiariedad


e inmediatez que la caracterizan, al disponer que podrá interponerse: «…siempre
que no exista otro medio o recurso legal para la protección inmediata de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados (…) en el plazo
máximo de seis meses, computable a partir de la comisión de la vulneración
alegada o de notificada la última decisión administrativa o judicial». Sobre
el Principio de Inmediatez que lo caracteriza, se puede consultar la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0521/
2010 de 5 de julio. Asimismo, en cuanto se refiere al Principio de
Subsidiariedad, es de importancia recurrir a la jurisprudencia establecida en la
Sentencia Constitucional 0770/2010 de 2 de agosto, así como el entendimiento
jurisprudencial contenido en la Sentencia Constitucional 1337/2003-R de 15
de septiembre, que establece las reglas y sub-reglas de improcedencia del
Amparo por subsidiariedad.
56
Respecto a la naturaleza jurídica y los nuevos alcances de la Acción de
Protección de Privacidad, la reciente jurisprudencia constitucional contenida
en la Sentencia Constitucional 1999/2010 de 26 de octubre, ha establecido
que: «La nueva Constitución Política del Estado cambia el nomen juris del
hábeas data a acción de protección de privacidad, pero no así su esencia
tutelar, empero contempla algunos cambios específicos en cuanto a su
redacción, en especial el art. 130. I, en el que se refiere a los casos de
legitimación activa que si bien es muy similar al texto del art. 23.I de
CPEabrg, tiene una diferencia notoria cuando afirma; «…Toda persona
individual o colectiva que crea estar indebida o ilegalmente impedida de
conocer, objetar u obtener la eliminación o rectificación de los datos
registrados por cualquier medio físico, electrónico, magnético o informático,
en archivos o bancos de datos públicos o privados, o que afecten a su derecho
fundamental a la intimidad y privacidad personal o familiar, o a su propia
imagen, honra y reputación, podrá interponer la Acción de Protección de
Privacidad». Observamos en primer lugar que se añaden a las personas

90
Alan E. Vargas Lima

ilegalmente impedida de conocer, objetar u obtener la eliminación


o rectificación de los datos registrados por cualquier medio físico,
electrónico, magnético o informático, en archivos o bancos de datos
públicos o privados, o que afecten a sus derechos fundamentales a
la intimidad y privacidad personal o familiar, o a su propia imagen,
honra y reputación.

d) Acción de Cumplimiento 57 , que procederá en caso de


incumplimiento de disposiciones constitucionales o de la ley, por
parte de servidores públicos, con el objeto de garantizar la ejecución

colectivas como posibles legitimados activos, o futuros accionantes,


concibiendo que las personas colectivas también tienen acceso a los derechos
reconocidos por el art. 21.2 de la CPE, los cuales son: derecho a la intimidad,
honra, propia imagen y dignidad. Se entiende que el texto del art. 130.I al
reconocer como posibles accionantes a personas colectivas, se refiere a
aquellas de orden público como privado, pero con algunas diferencias en
cuanto a los derechos tutelados para estas, es decir, que las personas
colectivas no podrán aducir la vulneración de su derecho a la intimidad
personal y familiar, que son derechos fundamentales de índole personal,
pero sí podrían denunciar la vulneración de sus derechos a la imagen y a la
reputación. Corresponde aclarar que si bien el derecho a la imagen, a la
honra y a la reputación, parecieran estar dentro del mismo grupo de derechos
tutelados por la acción de protección de privacidad, en el caso de las
personas colectivas, que es el objeto del presente análisis, como se indica
líneas supra, sólo podrían denunciar la vulneración de los derechos a la
imagen y la reputación, pero no así de la honra, debido a que el derecho a la
honra es de índole estrictamente personal, es decir, entra dentro de la esfera
de la personalidad y es concebido doctrinalmente como la pretensión de
respeto que corresponde a cada persona como reconocimiento de su dignidad
frente a la sociedad. (…)».
57
La naturaleza jurídica y el ámbito de protección de la Acción de Cumplimiento,
han sido analizadas en la Sentencia Constitucional 1017/2010 de 22 de junio.
Asimismo, respecto a la configuración constitucional de esta nueva acción de
defensa, la reciente jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia
Constitucional 0258/2011 de 16 de marzo, ha establecido que: «(…) la acción
de cumplimiento está configurada como un verdadero proceso constitucional,
por las siguientes razones: i) Está configurada procesalmente por la

91
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de la norma omitida; a cuyo efecto, dicha acción es susceptible de


interponerse por la persona individual o colectiva afectada, o por
otra a su nombre con poder suficiente, ante el juez o tribunal
competente, debiendo tramitarse de acuerdo a las mismas reglas
de procedimiento previstas para la Acción de Amparo Constitucional.

Constitución Política del Estado; ii) Su conocimiento y resolución es de


competencia de la justicia constitucional; iii) Tiene como objeto garantizar
el cumplimiento de la Constitución y la ley y, en tal sentido, protege el
principio de legalidad y supremacía constitucional y la seguridad jurídica;
y, iv) Tutela de manera indirecta derechos fundamentales y garantías
constitucionales, -como se analizará posteriormente-. La acción de
cumplimiento está integrada por una serie de actos de procedimiento como
la demanda, el informe, la audiencia, la resolución y posterior revisión por
el Tribunal Constitucional, que configuran un proceso constitucional
autónomo, de carácter extraordinario, tramitación especial y sumaria, en el
que se reclama la materialización de un deber -constitucional o legal-
omitido, existe en tal sentido una pretensión, partes discrepantes, un
procedimiento específico conforme al cual se desarrolla la acción, y un juez
o tribunal que resuelve otorgar o denegar la tutela. (…) Es una acción
sumaria, ágil y expedita a favor del ciudadano, cuyo conocimiento compete
a la jurisdicción constitucional, que tiene por finalidad garantizar el
cumplimiento de las normas constitucionales y legales, otorgando seguridad
jurídica y materializando el principio de legalidad y supremacía
constitucional; de ahí que también se configure como componente esencial
del subsistema garantista, ampliamente mejorado debiendo invocarse ante
el incumplimiento de deberes específicos previstos en la Constitución y en la
Ley (…)». Y más adelante, la referida Sentencia agrega: «(…) La acción de
cumplimiento, de acuerdo al texto constitucional contenido en el art. 134 de
la CPE, procede en caso de incumplimiento de disposiciones constitucionales
o de la ley por parte de servidores públicos con el objeto de garantizar la
ejecución de la norma omitida. Conforme a dicho texto, la acción de
cumplimiento, tiene como objeto garantizar la materialización de la
Constitución y la ley, protegiendo de esa manera el principio de legalidad y
supremacía constitucional, la seguridad jurídica, y a su vez, de manera
indirecta, derechos fundamentales y garantías constitucionales. Cuando la
Ley Fundamental establece como objeto de esta acción el cumplimiento de
la Constitución y la ley, hace referencia a un deber específico previsto en
dichas normas, pues como señala el art. 134 parágrafo tercero de la
Constitución, el juez que conozca la acción, de encontrar cierta y efectiva la

92
Alan E. Vargas Lima

e) Acción Popular58, que procederá contra todo acto u omisión de


las autoridades públicas o de personas individuales o colectivas
que «violen» (léase vulneren) o amenacen con «violar» (léase

demanda, debe ordenar el cumplimiento del deber omitido.


Consiguientemente, conforme al texto constitucional, se concluye que el
objeto de tutela de esta acción está vinculado a garantizar el cumplimiento
de un deber contenido en: a) Normas constitucionales, las cuales, como se
ha visto, tienen un valor normativo inmediato y directo y a cuya observancia
están obligados los servidores públicos y los particulares (arts. 9.4, 108
numerales 1, 2 y 3 y 410 de la CPE); b) La Ley, entendida no en el sentido
formal -como originada en el órgano legislativo- sino material, sin importar
la fuente de producción, abarcando, por tanto, a decretos supremos,
resoluciones supremas, la legislación departamental y municipal, a cuyo
cumplimiento también se obligan los particulares y los servidores públicos
(arts. 14.V y 108.1 de la CPE) (…)».
58
Respecto a la configuración constitucional de esta novísima acción de defensa,
con la finalidad de establecer sus fundamentos, su naturaleza jurídica y alcances,
la reciente jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia
Constitucional 1018/2011 de 22 de junio, ha establecido que: «a) Está
configurada procesalmente por la Constitución Política del Estado; b) Su
conocimiento y resolución es de competencia de la justicia constitucional;
c) Tiene como propósito la protección de derechos e intereses colectivos -y
difusos- reconocidos por la Constitución Política del Estado. Por otra parte,
la acción popular está integrada por una serie de actos de procedimiento
como la demanda, el informe, la audiencia, la resolución y posterior revisión
por el Tribunal Constitucional, que configuran un proceso constitucional
autónomo, de carácter extraordinario, tramitación especial y sumaria, en el
que se impugna la lesión de derechos colectivos o difusos, existe en tal
sentido una pretensión, partes discrepantes, un procedimiento específico
conforme al cual se desarrolla la acción, y un juez o tribunal que la resuelve.
Cabe resaltar que esta acción está prevista en nuestra Ley Fundamental
como una acción de defensa, entendiéndola como el derecho que tiene toda
persona -individual o colectiva- de solicitar la protección a sus derechos e
intereses colectivos -o difusos-; de ahí que también se configure como una
garantía prevista por la Ley Superior, con una triple finalidad: 1) Preventiva,
evitando que una amenaza lesione los derechos e intereses bajo su protección;
2) Suspensiva, por cuanto tiene como efecto hacer cesar el acto lesivo a los
derechos e intereses tutelado en la acción; y, 3) Restitutoria, por cuanto se

93
El Tribunal Constitucional Plurinacional

vulnerar) derechos e intereses colectivos, relacionados con el


patrimonio, el espacio, la seguridad y salubridad pública, el medio
ambiente59 y otros de similar naturaleza reconocidos por la misma
Constitución60.

restituye el goce de los derechos colectivos afectados a su estado anterior».


Asimismo, respecto a su carácter subsidiario y el plazo de caducidad
establecido por el artículo 136, parágrafo I constitucional, en la misma Sentencia
Constitucional se ha establecido que: «(…) la acción popular no está regida
por el principio de subsidiariedad, lo que significa que es posible la
presentación directa de esta acción sin que sea exigible agotar la vía judicial
o administrativa que pudiere existir para la restitución de los derechos
presuntamente lesionados. Por otra parte, la acción puede ser presentada
en tanto persista la lesión o la amenaza de lesión a los derechos e intereses
colectivos; consiguientemente, no se contempla la existencia de un plazo de
caducidad para esta acción de defensa; conclusión que, por otra parte,
concuerda con lo establecido en el art. 59 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional (LTCP) que establece el plazo de seis meses
para la presentación de las acciones de amparo constitucional, de protección
de privacidad y de cumplimiento, excluyéndose expresamente tanto a la
acción de libertad, como a la acción popular».
59
Respecto al medio ambiente, sus alcances como derecho humano y sus vías
constitucionales de protección, es de utilidad consultar el Libro de mi autoría:
«El Derecho al Medio Ambiente en la Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia», escrito en defensa de los derechos colectivos de
los Pueblos Indígena-Originarios del TIPNIS en Bolivia, y publicado con el
apoyo de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA – 2011). Ahora
disponible virtualmente en: http://t.co/cQMDdaJn
60
Para mayor información sobre estas nuevas acciones tutelares (Acción de
Cumplimiento y Acción Popular) que recientemente se han incorporado al
sistema constitucional boliviano, y con amplia referencia a la doctrina y
jurisprudencia comparadas, ahora puede consultarse: REVISTA BOLIVIANA DE
DERECHO NACIONAL E INTERNACIONAL «La Jurídica«. Nº 1. (La Paz – Bolivia:
Ediciones El Original, Marzo de 2011) Págs. 11-43.

94
Alan E. Vargas Lima

IV
IV.. PRINCIPIOS DE
LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL

El artículo 3º de la Ley del TCP, bajo el nomen juris de «Principios de la


Justicia Constitucional», en forma didáctica establece taxativamente (en
número de trece) los principios esenciales que regirán la justicia
constitucional. Sin embargo, de la lectura a prima facie de su contenido,
se advierte que el mismo recoge de manera idéntica algunos de los
preceptos establecidos con anterioridad por la Constitución, respecto de
la configuración del Estado «Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario…» boliviano, que además se funda en «la pluralidad y el
pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico…».

Se debe hacer notar que ésta lista de principios es idéntica a la establecida


por la Ley Nº 25 del Órgano Judicial, promulgada con anterioridad a la Ley
del TCP, habiéndose adoptado una fórmula resumida de su contenido,
ordenándolos en distinto sentido, sin considerar que para la administración
de justicia en el ámbito constitucional, se deben consagrar otra clase de
principios de naturaleza estrictamente constitucional, que logren efectivizar
la vigencia de los derechos fundamentales y garantías constitucionales
de las personas, así como los postulados de la Constitución Política del
Estado, y de la misma Ley del TCP.

Al respecto, cabe señalar que el artículo 8, parágrafo II del texto


constitucional dispone expresamente que: «(…) El Estado se sustenta en

95
El Tribunal Constitucional Plurinacional

los valores de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad,


reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio,
igualdad de oportunidades, equidad social y de género en la participación,
bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y redistribución
de los productos y bienes sociales, para vivir bien». En comparación con
el texto anteriormente transcrito, se han establecido como Principios de
la Justicia Constitucional: la plurinacionalidad, el pluralismo jurídico, la
interculturalidad, la complementariedad, la armonía social, entre otros.

Corresponde aclarar que la plurinacionalidad tiene que ver con la nueva


configuración del Estado Boliviano como tal; el pluralismo jurídico constituye
uno de los fundamentos del sistema judicial del Estado Plurinacional; la
interculturalidad, está directamente relacionada con la estructura social y
convivencia pacífica entre la diversidad de culturas existentes en el país;
la complementariedad y la armonía social son los valores que proclama la
misma Constitución; por tanto, al tener éstos conceptos un carácter de
generalidad en sus alcances, y un ámbito de aplicación distinto a lo que
se refiere la potestad jurisdiccional del Estado en materia constitucional,
no correspondía su repetición innecesaria al ser incluidos en calidad de
«Principios». Considérese además, que la misma Ley Fundamental en su
artículo 178 parágrafo I establece expresamente que: «La potestad de
impartir justicia emana del pueblo boliviano y se sustenta en los principios
de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad,
celeridad, gratuidad, pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio
a la sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto a los
derechos (humanos)». (el agregado me corresponde)61

61
A fin de despejar cualquier duda sobre ésta norma, se debe aclarar que la
expresión «derechos humanos» no es en ninguna forma excluyente, sino más
bien omnicomprensiva, vale decir que se extiende a todos los derechos civiles,
políticos, económicos, sociales, culturales, incluyendo a los derechos colectivos
o de los pueblos indígenas. Esto, a propósito de un breve debate que se
registró en el Blog del Profesor Bartolomé Clavero, en el mes de mayo del
presente año 2012. Ahora disponible en: http://t.co/EPmGnbhC

96
Alan E. Vargas Lima

Como se puede apreciar, los principios rectores que se hallan establecidos


por la Constitución para una correcta e idónea administración de justicia
en el país, tienen un alcance mucho más específico y se encuentran
estrechamente relacionados al ejercicio de la función jurisdiccional en
materia constitucional (siendo aplicables también en cualquier otra
materia), por tanto, solamente los considerados como tales por la
Constitución, debieron permanecer en el contenido del texto del artículo
3º de la Ley.

Asimismo debió salvarse la omisión de especificar los Principios de


participación ciudadana y equitativa, para sustentar la elección popular, en
forma libre, igualitaria y democrática de los nuevos Magistrados del Tribunal
Constitucional Plurinacional, y de servicio a la sociedad, que
necesariamente debe guiar todas y cada una de las actuaciones de éstos
servidores públicos judiciales que tienen a su cargo la salvaguarda y
protección de nuestros derechos fundamentales y garantías
constitucionales.

IV.1. Principios Procesales

Por otro lado, es necesario recordar que, de acuerdo a la doctrina del


Derecho Procesal Constitucional, para que el TCP cumpla su misión
fundamental asignada por el Constituyente, en el marco de las normas
previstas por la Constitución y la Ley del TCP, la configuración procesal
específica para la sustanciación de los diferentes procesos o recursos
constitucionales, debe estructurarse –esto con carácter enunciativo– sobre
la base de los siguientes principios procesales:

a) Presunción de Constitucionalidad.- Es un principio que está


estrechamente ligado al principio de conservación de la norma, y
en virtud al mismo se presume la constitucionalidad de toda
disposición legal hasta tanto el Tribunal Constitucional resuelva y
declare su inconstitucionalidad.

97
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Este principio tiene la finalidad de resguardar los principios de


legalidad y seguridad jurídica inherentes al Estado Democrático de
Derecho, en el que todos sus miembros, gobernantes y gobernados,
están sometidos al ordenamiento jurídico que obliga por igual a
todos, de manera que los actos, las decisiones o resoluciones
emitidas al amparo de las disposiciones legales vigentes, no
pueden ser desconocidos o incumplidos con la sola invocación o
argumento de una aparente inconstitucionalidad.

Por ello, para otorgar la seguridad jurídica, sólo el órgano


competente para ejercitar el control constitucional puede pronunciar
oficialmente la inconstitucionalidad de una Ley, Decreto o Resolución,
con efecto erga omnes. Actualmente, este principio se encuentra
consagrado en el artículo 5º de la Ley del TCP.

b) Conservación de la Norma.- Tiene también la finalidad de garantizar


el principio de la seguridad jurídica y significa que cuando una Ley,
Decreto o Resolución admita diferentes interpretaciones, unas que
son incompatibles y otras compatibles con la Constitución, el Tribunal
Constitucional adoptará únicamente la que es compatible.

Este principio permite al Tribunal Constitucional modular sus


sentencias en cuanto al contenido de las mismas, dictando, por
ejemplo, las denominadas sentencias interpretativas, que
precisamente permiten conservar, en el ordenamiento jurídico, la
norma que en su interpretación es compatible con la Constitución,
expulsando la norma que sea incompatible en su sentido y alcances.
Actualmente, este principio se encuentra consagrado en el artículo
4º, parágrafo IV de la Ley del TCP.

c) Inexcusabilidad funcionaria.- Este principio garantiza el derecho


del ciudadano al libre acceso a la justicia y a utilizar un recurso
expedito para lograr la tutela judicial efectiva de sus derechos

98
Alan E. Vargas Lima

fundamentales y garantías constitucionales contra cualquier exceso


o abuso de poder. Consiste en que el Tribunal Constitucional, como
órgano competente para ejercer el control de constitucionalidad,
no puede excusarse de emitir un fallo o sentencia en una causa
sometida a su jurisdicción alegando insuficiencia, ausencia u
obscuridad de la norma.

Para ese fin, se le debe reconocer al Tribunal Constitucional la


facultad de ser el intérprete máximo de la Constitución, dado que en
su labor jurisdiccional realiza una constante interpretación de las
normas constitucionales así como de las disposiciones legales
sometidas al control, debiendo emplear al efecto, los diferentes
criterios y principios de interpretación que se conocen en la doctrina
constitucional contemporánea, sin perjuicio de efectuar además una
interpretación creativa. Este principio actualmente no ha sido
consagrado expresamente en el contenido de la Ley del TCP, salvo
por la dedicación exclusiva inherente al ejercicio de la magistratura
constitucional (art. 15 de la Ley del TCP), y la idoneidad en el ejercicio
de sus funciones.

d) Publicidad, gratuidad y celeridad.- En aplicación a los principios


procesales consagrados por la Constitución, los principios de
publicidad y gratuidad, pretenden establecer que la tramitación de
los recursos, demandas y consultas constitucionales son de carácter
público, decretándose su reserva sólo en casos excepcionales;
implican también que los recurridos o demandados tienen derecho
a conocer el contenido de los recursos o demandas desde el
momento de su admisión ante el Tribunal Constitucional, y que la
sustanciación de los procesos constitucionales en todas sus etapas
e instancias, sean gratuitas, aún más que eso, que el acceso a la
jurisdicción constitucional sea gratuito.

Finalmente, el principio de celeridad significa que, tomando en


cuenta el carácter extraordinario y la finalidad de la tutela que se
persigue a través de los procesos constitucionales, la sustanciación

99
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de los mismos debe ser efectuada en tiempo razonable, por ello


se han establecido plazos cortos, evitando los incidentes dilatorios
en la tramitación de las referidas acciones constitucionales, por lo
que corresponde al Tribunal imprimir el impulso procesal de oficio.
Estos principios, actualmente también se encuentran consagrados
en los numerales 9, 11 y 12 del artículo 3º de la Ley del TCP.

e) Actuación a instancia de parte.- Este es un principio subyacente a


las normas previstas para el desarrollo de la Jurisdicción
Constitucional, considerando que la misma desempeña la función
de legislador negativo62 al anular y expulsar del ordenamiento
jurídico las leyes inconstitucionales, y de otro lado, se constituye
en creador del derecho al establecer sub-reglas que dan concreción
normativa a las cláusulas generales y abstractas de la Constitución,

62
«(…) Kelsen consideraba al Tribunal Constitucional un legislador negativo,
ya que tiene poder de anular una ley, que es equivalente a dictar una norma
general, lo que es el acto contrario a la producción de normas legislativas
que concreta el Parlamento, sosteniendo que la anulación de una ley tiene
el mismo carácter general que la promulgación de una ley. La anulación es
sólo una promulgación precedida de un signo de negación; y ello busca
justificar y explicar el efecto erga omnes de las sentencias del Tribunal
Constitucional, la naturaleza constitutiva de la sentencia de
inconstitucionalidad y los efectos ex nunc de tales fallos, excluyendo la
fuerza retroactiva de los fallos. No compartimos la tesis de Kelsen del Tribunal
Constitucional como legislador negativo, en cuanto desconocimiento del
Tribunal Constitucional como órgano jurisdiccional, ya que cuando un
Tribunal Constitucional resuelve anular una ley no lo hace
discrecionalmente, sino que actúa ajustado a criterios jurídicos teniendo
como parámetro la Constitución, ejerciendo una función jurisdiccional como
los jueces, dentro del marco de un procedimiento iniciado a instancia de
parte legitimada para ello, con la única diferencia de resolver sobre la
supremacía constitucional que implica decisiones con consecuencias
políticas. (…)». Humberto NOGUEIRA ALCALÁ. La justicia y los Tribunales
Constitucionales de Indoiberoamérica del Sur en la alborada del Siglo XXI.
Págs. 77-78.

100
Alan E. Vargas Lima

por lo que, el legislador ha previsto que el mecanismo de control


de constitucionalidad sólo se active a instancia de parte; es decir,
cuando la persona o autoridad que tiene legitimación activa plantea
la acción constitucional respectiva, pues lo contrario significaría que
la Jurisdicción Constitucional reemplace al Órgano Legislativo, toda
vez que de oficio estaría generando y creando normas legales, lo
que revelaría una legislación positiva, cuando en realidad su función
es la de crear derecho a través de la generación de sub-reglas
aplicables a los casos concretos o futuros, si concurre la analogía.

f) Extraordinariedad de los Procesos Constitucionales.- Tomando


en cuenta la naturaleza jurídica de los procesos constitucionales,
el legislador debe necesariamente establecer una configuración
procesal sobre la base del carácter extraordinario de dichos
procesos, a objeto de que los mismos tengan una tramitación
especial que no admita incidentes de naturaleza alguna, y que no
requiera de largos procedimientos probatorios de los hechos, toda
vez que se trata de procesos de puro derecho que se sustancian
en única instancia; es decir, que en el marco del principio de cosa
juzgada constitucional, contra las resoluciones o sentencias dictadas
por el Tribunal Constitucional no procederá ningún recurso ulterior.

g) Vinculatoriedad de las Resoluciones Constitucionales.- Significa


que las resoluciones o sentencias dictadas por el Tribunal
Constitucional, obligan a las autoridades, funcionarios públicos en
general y a las personas particulares a cumplirlas, de manera que
son obligatorias e inexcusables. Ello tiene su base y fundamento
en la fuerza de la cosa juzgada constitucional que le otorga el
Constituyente a las sentencias pronunciadas por la jurisdicción
constitucional.

En efecto, la norma prevista por el 203 de la CPE ha consagrado la


cosa juzgada constitucional, al disponer que «contra las sentencias

101
El Tribunal Constitucional Plurinacional

del Tribunal Constitucional no cabe recurso ulterior alguno». De manera


que, en el sistema constitucional boliviano, la jurisprudencia
constitucional desarrollada por el Tribunal Constitucional, ahora
Plurinacional, se constituye en una fuente directa del Derecho
Constitucional; por lo mismo, es vinculante para todos los jueces,
tribunales y autoridades públicas63. Este principio actualmente se
encuentra consagrado en el artículo 8º de la Ley del TCP.

IV.2. Principios Rectores de las Sentencias Constitucionales

Además de lo anterior, debe recordarse que de acuerdo a la doctrina del


Derecho Procesal Constitucional, y en consideración a la naturaleza jurídica
de la Jurisdicción Constitucional, así como el contenido jurídico y los
efectos políticos que producen las Sentencias Constitucionales, éstas
tienen su configuración y base en determinados principios y criterios
rectores que emergen precisamente de los citados principios procesales
sobre los que se configura el control de constitucionalidad en el sistema
constitucional boliviano. En este sentido, a tiempo de establecer los
Principios rectores que establezcan las orientaciones específicas para la
emisión de decisiones definitivas en la Jurisdicción Constitucional, no
deben dejar de considerarse los siguientes:

63
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. La Jurisdicción Constitucional en Bolivia.
Cinco años en defensa del orden constitucional y democrático. En: REVISTA
IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. PROCESO Y CONSTITUCIÓN.
Nº 1. México: Editorial Porrúa, Enero-Junio 2004. Págs. 134-136. Disponible
virtualmente en: www.iidpc.org . En este sentido, la jurisprudencia constitucional
contenida en la Sentencia Constitucional 0186/2005-R de 7 de marzo, entre
otras. ha establecido que: «(…) el efecto vinculante de la jurisprudencia
constitucional, significa que la doctrina constitucional creada, así como las
sub-reglas extraídas de las normas implícitas de la Constitución y
consignadas en la ratio decidendi de la sentencia constitucional, tienen que
ser aplicadas obligatoriamente por este Tribunal y por el resto de los órganos
del poder público, por lo mismo, por los jueces y tribunales que forman parte
del poder judicial, en la resolución de todos los casos que presenten
supuestos fácticos análogos».

102
Alan E. Vargas Lima

i) Principio de Conservación de la Norma, que esencialmente, como


ya se ha anotado, tiene la finalidad de garantizar el principio de la
seguridad jurídica, y significa que en los casos en que una Ley,
Decreto o Resolución admita diferentes interpretaciones, unas que
sean incompatibles, y otras compatibles con la Constitución, el
Tribunal Constitucional Plurinacional deberá adoptar siempre la que
es compatible. Así lo establece la norma prevista por el artículo 4,
parágrafo IV, de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, al
señalar que: «Cuando una norma jurídica acepte más de una
interpretación, el Tribunal Constitucional Plurinacional, bajo el principio
de conservación de la norma, adoptará la interpretación que concuerde
con el texto constitucional».

ii) Principio de Congruencia, conforme al cual, el Tribunal


Constitucional Plurinacional, al emitir una sentencia, debe mantener
y respetar la más estricta correspondencia entre «demanda» y
«pronunciamiento», es decir entre lo que se solicita y aquello que
se resuelve, no fallando ni ultra petitum (más allá de lo pedido), ni
extra petitum (cosa distinta de lo pedido), ni con otro apoyo que no
sea el de la causa petendi, vale decir, aquellos fundamentos en los
que el demandante o recurrente basó su solicitud. Este principio
esencial deberá observarse principalmente en el ámbito tutelar de
los derechos fundamentales64.

64
Sin embargo, es importante tener en cuenta: «que la doctrina del Derecho
Procesal Constitucional plantea una excepción a la regla relacionada con
el principio de congruencia; y es que en el ámbito del control normativo de
constitucionalidad el Tribunal Constitucional tiene que efectuar una
contrastación de la disposición legal impugnada con la totalidad de la
Constitución, esto es más allá de las disposiciones o normas que el recurrente
hubiese impugnado; ello porque los efectos de la sentencia que declare la
constitucionalidad de la disposición legal impugnada, causa estado y tiene
efecto erga omnes, de manera que impide toda posibilidad de una nueva
impugnación, entonces el Tribunal Constitucional está obligado a realizar
el examen integral de la Constitución en el momento de efectuar el juicio de

103
El Tribunal Constitucional Plurinacional

iii) Principio de Motivación, el mismo que implica, que todas las


sentencias constitucionales tienen que ser debidamente motivadas
en derecho. Ello significa, que el Tribunal Constitucional Plurinacional
debe expresar los motivos jurídico-constitucionales en los que basa
su convicción determinativa de que una disposición legal impugnada
es incompatible con la Constitución, o que un acto o resolución
impugnados vulneran un derecho fundamental que decidirá tutelar.
Es decir, que en la motivación jurídica, el Tribunal Constitucional
Plurinacional deberá expresar los argumentos jurídicos que justifican
que extraiga una norma implícita de la Constitución o de la Ley
interpretada, así como los motivos que le impulsan a modular los
alcances de su decisión.

iv) Principio de Colegialidad, que surge en razón de que todo Tribunal


o Corte Constitucional es un órgano colegiado, por lo cual sus
decisiones deberán ser adoptadas en conjunto, lo que supone
que el Tribunal debe marchar en función de lo que digan en conjunto
los jueces de la Constitución, evitando crear fisuras y enfrentamientos
al momento de emitir el fallo final.

No obstante, cabe señalar que muchas veces, las respectivas leyes


prevén que las decisiones se adoptan por mayoría, de manera
que en determinadas situaciones existirán algunos jueces que no

constitucionalidad. De otro lado, le está reconocido por Ley al Tribunal


Constitucional, el declarar la inconstitucionalidad de otras disposiciones
legales conexas con la disposición legal impugnada y declarada
inconstitucional, no obstante de que dichas normas no hubiesen sido
impugnadas inicialmente en el recurso, así está previsto por el art. 58-IV de
la Ley Nº 1836 del Tribunal Constitucional. Claro está que, el uso de esa
excepción debe encuadrarse a los límites generales que impone el principio.
Un ejemplo del uso de la excepción a la regla es la SC 101/2004 de 14 de
septiembre». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Temas de Derecho Procesal
Constitucional. Pág. 270.

104
Alan E. Vargas Lima

compartan el criterio de la mayoría, en cuyo caso, en resguardo


del derecho al libre desarrollo de la personalidad y el derecho a la
discrepancia, dichos jueces podrán expresar sus votos u opiniones
disidentes, votos particulares o votos singulares, apartándose del
criterio asumido por la mayoría que adopta la sentencia65.

v) Principio de Interpretación conforme a la Constitución, que es


básicamente un sistema de interpretación que tiene la finalidad de
preservar la validez de la norma contenida en la ley, en el marco
del principio de seguridad jurídica. Ello supone, que cuando una
ley interpretada en contrastación con las normas de la Constitución,
presenta un sentido incompatible y otro compatible con la Ley
Fundamental, en vez de declararla inconstitucional en su integridad
y retirarla del ordenamiento jurídico, debe conservar la interpretación
conforme a la Constitución, retirando simplemente la otra
interpretación, es decir la que es incompatible con la Ley
Fundamental. Esta forma de interpretación permite a los Tribunales
Constitucionales modular sus sentencias, así pueden emitir
sentencias interpretativas, sentencias exhortativas, sentencias
aditivas, o sentencias sustitutivas, éstas últimas que son empleadas
con frecuencia por los Tribunales Constitucionales de Italia y
Alemania66.

65
Cabe hacer notar que en el sistema de control de constitucionalidad vigente en
Bolivia, el legislador ha previsto expresamente que las decisiones del Tribunal
Constitucional serán adoptadas mediante votación por la mayoría de sus
miembros, según lo establecido en el artículo 29 de la nueva Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional.
66
Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. La Jurisprudencia Constitucional y su
Fuerza Vinculante. En: Temas de Derecho Procesal Constitucional.
Cochabamba – Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2007. Págs. 269-272. Así también
se puede consultar el trabajo de mi autoría, sobre Las Sentencias
Constitucionales y su modulación en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Boliviano (2007), disponible en: www.monografías.com

105
El Tribunal Constitucional Plurinacional

106
Alan E. Vargas Lima

«La Constitución es una norma; pero una norma cualitativamente


distinta de las demás, por cuanto incorpora el sistema de valores
esenciales que ha de constituir el orden de convivencia política
y de informar todo el ordenamiento jurídico» (Sentencia del
Tribunal Constitucional de España)

107
El Tribunal Constitucional Plurinacional

108
Alan E. Vargas Lima

V. PRINCIPIO DE
SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL

El artículo 4º, parágrafo I, de la Ley del TCP, bajo el nomen juris de


«Supremacía Constitucional», establece que la Constitución Política del
Estado Plurinacional es la norma suprema del ordenamiento jurídico
boliviano, y que goza de primacía frente a cualquier otra disposición
normativa. El parágrafo II agrega: «el bloque de constitucionalidad está
integrado por los Tratados y Convenios Internacionales en materia de
Derechos Humanos, y las normas de Derecho Comunitario ratificados por el
país»67.
67
Así también, la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPE),
prevé entre sus disposiciones (Artículo 13, parágrafo IV), que «Los tratados y
convenios internacionales ratificados por la Asamblea Legislativa
Plurinacional, que reconocen los derechos humanos y que prohíben su
limitación en los Estados de Excepción prevalecen en el orden interno. Los
derechos y deberes consagrados en esta Constitución se interpretarán de
conformidad con los Tratados internacionales de derechos humanos
ratificados por Bolivia», y en complemento de lo anterior, también se ha
dispuesto expresamente que «El Estado garantiza a todas las personas y
colectividades, sin discriminación alguna, el libre y eficaz ejercicio de los
derechos establecidos en esta Constitución, las leyes y los tratados
internacionales de derechos humanos» (Artículo 14, parágrafo III, NCPE), de
lo cual se puede inferir que el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia, a través
de la Constitución ha decidido seguir la tendencia de otorgar una jerarquía
constitucional con aplicación preferencial a los tratados y/o convenciones
internacionales que consagran derechos humanos a favor de los ciudadanos.

109
El Tribunal Constitucional Plurinacional

El texto transcrito anteriormente constituye simplemente una reproducción


de lo previsto con anterioridad por el artículo 410 parágrafo II de la
Constitución Política del Estado, no pudiendo deducirse claramente, qué
se pretende al copiar contenidos que ya fueron previstos en nuestra Ley
Fundamental, por lo que, su incorporación en la Ley del TCP, además de
ser tautológica y carente de mayor desarrollo, llega a ser injustificada,
vale decir, únicamente se trata de una ociosa repetición que no aporta o
coadyuva eficazmente a establecer los alcances de la relación indisoluble
que existe entre la supremacía constitucional, control de constitucionalidad
y jurisdicción constitucional, considerando que el segundo constituye una
derivación del primero de esos conceptos, y que ambos se materializan
a través de la conformación de la jurisdicción constitucional que ejerce el
órgano especializado e independiente, creado para ese efecto.

Ahora bien, considerando la necesidad de incorporar una norma específica


que establezca la supremacía constitucional como presupuesto para el
ejercicio del control de la constitucionalidad, siendo que ambos constituyen
la ratio essendi de la jurisdicción constitucional, al menos debió haberse
adoptado como idea rectora, alguno de los entendimientos
jurisprudenciales desarrollados por el Tribunal Constitucional en ocasión
de sus actividades jurisdiccionales.

Así se hizo por ejemplo en el Artículo 3º de la misma Ley del TCP, cuyo
numeral 8, al hacer referencia a la seguridad jurídica, adopta como
valedera la doctrina jurisprudencial establecida en el Auto Constitucional
Nº 287/99-R de 28 de octubre, utilizándola como su fuente, dado que la
referida Resolución, a tiempo de definir el derecho a la seguridad jurídica
señaló que el mismo «representa la garantía de aplicación objetiva de la
Ley, de modo tal que los individuos saben en cada momento cuáles son sus
derechos y sus obligaciones, sin que el capricho, la torpeza o mala voluntad
de los gobernantes pueda causarles perjuicio». Debe considerarse además,
que éste derecho en el ámbito estrictamente judicial, implica también el
derecho a la certeza y la certidumbre que tiene la persona frente a las

110
Alan E. Vargas Lima

decisiones judiciales, las que deberán ser adoptadas en el marco de la


aplicación objetiva de la Ley y la consiguiente motivación de la Resolución
(Sentencia Constitucional Nº 0753/2003- R, de 4 de junio)68.

68
Es necesario hacer notar que actualmente el Tribunal Constitucional
Plurinacional ha realizado una modulación del referido entendimiento
jurisprudencial, en sentido de considerar a la seguridad jurídica, no como un
derecho protegible por vía de una acción tutelar, sino como un principio
inherente a todo el ordenamiento jurídico. Así por ejemplo, en cuanto a la
seguridad jurídica que fue invocada en su momento por los accionantes en un
proceso constitucional, como derecho fundamental, el Tribunal Constitucional
Plurinacional, a través de la Sentencia Constitucional 0096/2010-R de 4 de
mayo, estableció que: «…si bien la Constitución Política del Estado abrogada
(1994), en el catálogo de derechos fundamentales contenidos en su art. 7 inc.
a), establecía que toda persona tiene el derecho: ‘A la vida, la salud y la
seguridad’, a partir de lo cual, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
estableció la consagración del ‘derecho a la seguridad jurídica’ como derecho
fundamental, y en su mérito, ante la constatación de su vulneración, en
repetidas ocasiones otorgó la tutela del amparo. No obstante, al presente, y
en vigencia de la Constitución Política del Estado promulgada el 7 de febrero
de 2009, la seguridad jurídica, no se encuentra consagrada como derecho
fundamental, sino como un principio que sustenta la potestad de impartir
justicia emanada del pueblo (art. 178 de la CPE); y por otro lado, como un
principio articulador de la economía plural en el modelo económico
boliviano (art. 306.III de la CPE). Esta característica actual, es coincidente
con lo establecido por otra Constitución y Tribunal Constitucional, tal el
caso de España que en su Constitución en el art. 9.3, establece a la seguridad
jurídica como principio, y en su jurisprudencia, a través de la STC 3/2002 de
14 de enero, ha señalado que: ‘…la seguridad jurídica es un principio general
del ordenamiento jurídico y un mandato dirigido a los poderes públicos que
no configura, sin embargo, derecho fundamental alguno a favor de los
ciudadanos que pueda interesarse en el proceso constitucional de amparo.
Asimismo, se agregó que, en la realidad jurídica nacional actual, se debe
tener claramente establecido que ‘la seguridad jurídica’ al ser un principio,
no puede ser tutelado por el recurso o acción de amparo constitucional que
tiene por finalidad proteger derechos fundamentales -no principios-,
reconocidos por la Constitución, las normas internacionales de derechos
humanos reconocidos y/o ratificados por el país (que conforman el bloque
de constitucionalidad) y las leyes; sin embargo, por su reconocimiento
constitucional, no puede ser inobservado por las autoridades jurisdiccionales

111
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Es útil recordar, que de acuerdo a la doctrina constitucional, y en el caso


boliviano69, el Principio de Supremacía Constitucional significa básicamente
que el orden jurídico y político del Estado Plurinacional de Bolivia está
estructurado sobre la base del imperio de la Constitución, que en calidad
de norma máxima obliga por igual a todos (gobernantes y gobernados) a
su cumplimiento, de tal manera que dentro del orden jurídico, la Constitución

y/o administrativas, a momento de conocer y resolver un caso concreto


sometido a su competencia, por tanto es de inexcusable cumplimiento. De tal
manera que cuando se viola un derecho fundamental en esa instancia
procesal sea judicial o administrativa, deviene en la inobservancia a este
principio de orden general y procesal, es decir, es un efecto o consecuencia.
Al respecto, en un entendimiento coherente con este razonamiento, el Tribunal
Constitucional Plurinacional en la SC 0070/2010-R de 3 de mayo, señaló
que: ‘…la seguridad jurídica como principio emergente y dentro de un Estado
de Derecho, implica la protección constitucional de la actuación arbitraria
estatal; por lo tanto, la relación Estado-ciudadano(a) debe sujetarse a reglas
claras, precisas y determinadas, en especial a las leyes, que deben desarrollar
los mandatos de la Constitución Política del Estado, buscando en su
contenido la materialización de los derechos y garantías fundamentales
previstos en la Ley Fundamental, es decir, que sea previsible para la sociedad
la actuación estatal; este entendimiento está acorde con el nuevo texto
constitucional, que en su art. 178 dispone que la potestad de impartir justicia
emana del pueblo boliviano y se sustenta, entre otros, en los principios de
independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, probidad y celeridad»
(el subrayado me corresponde).
69
El Principio de Supremacía Constitucional fue plasmado por primera vez en
la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica de 1787, que en su
artículo VI.2 determinaba que: «Esta Constitución y las leyes de los Estados
Unidos que se expidan con arreglo a ella, y todos los tratados celebrados o
que se celebren bajo la autoridad de los Estados Unidos, serán la suprema
ley del país y los jueces de cada Estado estarán obligados a observarlos, a
pesar de cualquier cosa en contrario que se encuentre en la Constitución o
las leyes de cualquier Estado». Posteriormente, este principio fue adoptado
en América Latina, instalándose así el control difuso de constitucionalidad
desde mediados del siglo XIX, aproximadamente. Así por ejemplo, en Bolivia,
fue la reforma constitucional de 1851, la que reconoció por vez primera la
supremacía de la Constitución frente a las demás leyes, instruyendo
expresamente su aplicación preferente.

112
Alan E. Vargas Lima

ocupa el primer lugar constituyéndose en la fuente de origen y fundamento


de todas las demás normas jurídicas; por lo cual, toda Ley, Decreto o
cualquier género de Resolución debe subordinarse a ella y no puede
contrariar sus disposiciones. Así también, en el orden político, la Constitución
se erige en la fuente de legitimación del poder político, pues lleva consigo
toda una filosofía de principios y valores supremos que sirven de
orientación tanto a los gobernantes como también a los gobernados, en
todas sus actividades.70

De ahí que, la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia es


considerada la norma fundamental de todo el ordenamiento jurídico, por
cuya razón las disposiciones legales ordinarias e inferiores, al derivarse
de ella, no pueden contrariarla ni tampoco desconocer los valores,
principios, derechos y garantías que la misma consagra; de ahí que
cualquier norma de menor jerarquía que sea manifiestamente contraria a
la Constitución es prácticamente nula, y en consecuencia debe ser retirada
y/o expulsada del ordenamiento jurídico por el órgano competente, que
en este caso es el TCP.

70
La Constitución es la Ley suprema y fundamental del ordenamiento jurídico
del Estado, que consigna normas que regulan el sistema constitucional, es
decir el modo y forma en que se organiza y estructura el Estado, en su triple
dimensión: la axiológica, la dogmática y la orgánica; lo que supone la procla-
mación de los valores supremos y principios fundamentales; la consagración
de los derechos y garantías constitucionales de las personas; así como la
delimitación de la estructura social, económica, financiera, jurídica y política,
lo que significa la definición de la forma de Estado, el régimen de gobierno, los
órganos a través de los cuales se ejerce el poder político, su estructura y
organización, definiendo quienes lo integran, cómo se eligen o designan y
cuáles son sus funciones y atribuciones. Es Ley Suprema, porque se sitúa por
encima de toda otra disposición legal que integra el ordenamiento jurídico del
Estado. Es Ley Fundamental, porque tanto las disposiciones legales ordina-
rias emanadas del Órgano Legislativo, como del Órgano Ejecutivo, así como
los órganos de los gobiernos autónomos y las autoridades públicas, judiciales
y/o administrativas, tienen su fundamento y fuente de legitimación en las
normas de la Constitución. Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. ¿ Hasta dón-
de reformar la Constitución?. REVISTA OPINIONES Y ANÁLISIS. Nº 78. Temas
para la Asamblea Constituyente. La Paz – Bolivia: FUNDEMOS Y FUNDACIÓN
HANNS SEIDEL STIFTUNG, 2006. Pág. 44.

113
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Asimismo, debe entenderse que las normas previstas en el artículo 410


de la Constitución, instituyen expresamente los principios de supremacía
constitucional y jerarquía normativa; por tanto, una disposición legal podría
llegar a vulnerar estos principios, cuando pretenda suplantarlos en forma
expresa, de una de las siguientes formas: i) disponer la aplicación de una
Ley u otra norma de inferior jerarquía con preferencia a la Constitución Política
del Estado; y ii) que una norma inferior sea aplicada en detrimento de una
de rango superior; o en su caso, que un decreto determine su aplicación con
predilección a una ley, y sucesivamente, ello siguiendo el entendimiento
jurisprudencial contenido en la Sentencia Constitucional Nº 0022/2006 de
18 de abril.

Por otro lado, se debe considerar también que el fundamento de la


superlegalidad de la Constitución, se encuentra en el reconocimiento que
ella hace de los derechos inherentes a las personas, encauzando y
limitando la actividad legítima del Estado, cuyo fin ciertamente es la
preservación del bien común, además de garantizar el cumplimiento de
los principios, valores, derechos y deberes que la misma consagra. En
otras palabras, este principio garantiza y posibilita la realización material
de los principios fundamentales establecidos por la Constitución; dado
que nace de la cualidad específica de la Constitución, como base, sustento
y marco que informa todo el sistema normativo, a cuyo efecto los artículos
202 y 203 de la Ley Fundamental, concretizan el principio de supremacía
constitucional, al dotar a los ciudadanos y al poder político, de un órgano
jurisdiccional encargado de manera exclusiva de ejercer el control de
constitucionalidad y, derivado de ello, de garantizar la supremacía de la
Constitución71.

71
En este sentido, con relación al contenido y alcances del referido principio
fundamental, la jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia
Constitucional 0066/2005 de 22 de septiembre, entre otras. ha establecido
que: «Este principio garantiza y posibilita la realización material de los
principios acuñados por la Constitución; nace de la cualidad específica de
la Constitución, como base, sustento y marco que informa todo el sistema

114
Alan E. Vargas Lima

Por lo expuesto, a tiempo de hacer referencia a la Supremacía


Constitucional en la Ley del TCP, debió insertarse una disposición expresa
que en forma clara estableciera al menos lo siguiente: «El Estado
Plurinacional de Bolivia sustenta su ordenamiento jurídico y político sobre
la base del Principio de Supremacía Constitucional, en cuya virtud los actos,
decisiones y resoluciones de las autoridades y los órganos del poder público
en todos sus niveles, se encuentran subordinados a los valores, principios
y normas previstas por la Constitución Política del Estado, y en consecuencia
ningún órgano, entidad pública autónoma, o autoridad en ejercicio de sus
funciones, podrá sustraerse al control de constitucionalidad ejercido por el
Tribunal Constitucional Plurinacional», teniéndose como fuente de éste
precepto, el entendimiento jurisprudencial desarrollado en la Sentencia
Constitucional Nº 633/2002-R de 29 de mayo.

normativo. (…) A su vez, del principio de supremacía constitucional, nacen


los principios de interpretación de todo el ordenamiento conforme a la
Constitución, principio de jerarquía normativa y unidad del ordenamiento
(sub principios en sentido estricto). El primer principio se proyecta en un
doble sentido: de un lado, impone al legislador la obligación de preservar,
en el proceso de elaboración de las normas, que estas guarden sujeción a la
Constitución, y de otro, obliga a todos los poderes a realizar un juicio previo
de constitucionalidad positiva de las normas a aplicar, de tal manera que si
el juicio resulta negativo, o lo que es lo mismo, si de tal labor interpretativa
se entendiera que la norma contradice a algún precepto o principio de la
constitución o existen dudas sobre su constitucionalidad, dado el carácter
concentrado del sistema de control de constitucionalidad vigente, se debe
formular o promover la consulta respectiva ante el Tribunal Constitucional,
promoviendo de oficio el incidente de inconstitucionalidad previsto por el
art. 59 y ss de la LTC. Consiguientemente, la falta o el insuficiente desarrollo
de una norma constitucional, que se expresa en un mandato directo y concreto
al legislador ordinario de que desarrolle determinado precepto, constituye
una lesión al principio de supremacía constitucional». Cfr. Willman R. DURAN
RIBERA. Principios, Derechos y Garantías Constitucionales. Santa Cruz –
Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2005. Asimismo, un análisis minucioso sobre
la Nueva Constitución Boliviana como Norma Jurídica, la Supremacía de la
Constitución y el Bloque de Constitucionalidad, puede encontrarse en: Horacio
ANDALUZ. Aplicación Judicial de la Constitución. Santa Cruz – Bolivia:
Editorial EL PAÍS, 2010.

115
El Tribunal Constitucional Plurinacional

V.1. El Derecho Fundamental a la Supremacía Constitucional

Conforme se ha expuesto en otra oportunidad 72, resulta necesario


puntualizar que en el caso de Bolivia, una vez refrendado que fuera el
proyecto constitucional aprobado por la Asamblea Constituyente (y
modificado por el Congreso Nacional en el mes de octubre de 2008), en
fecha 7 de febrero de 2009 ha entrado en vigencia la novísima Constitución
Normativa Boliviana73 (nos referimos a la Constitución Política del Estado
refrendada por el pueblo boliviano en enero de 2009 74, cuyo voto

72
Es de utilidad consultar el trabajo de mi autoría: «A dos años de vigencia
(2009 - 2011): ¿Cuál es el sendero que nos señala la Nueva Constitución
Boliviana…?». Ahora disponible virtualmente en Scribd: http://es.scribd.com/
doc/63250188
73
Resaltamos necesariamente el carácter normativo de la Constitución, en razón
de que ésta norma jurídica, además de tener mayor jerarquía y preferencia en
su aplicación por parte de todas las autoridades y particulares obligados a su
observancia, contiene un conjunto de principios, valores, derechos y garantías
que en consonancia con los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos conforman el bloque de constitucionalidad, y que son de aplicación
directa para la resolución de conflictos concretos entre los ciudadanos y
habitantes de todo el territorio nacional, dado que sus disposiciones
principalmente están destinadas a regular la organización del poder público,
las atribuciones de las autoridades públicas, las competencias de las
instituciones estatales, así como también a reconocer expresamente los derechos
fundamentales, deberes y obligaciones de todos los ciudadanos bolivianos,
junto a las garantías para su estricto cumplimiento. Al respecto cabe recordar
que el carácter normativo de la Ley Fundamental, fue puesto de relieve por el
Tribunal Constitucional Español, institución colegiada que en su momento
señaló que la Constitución es una norma, pero una norma cualitativamente
distinta de las demás, por cuanto incorpora el sistema de valores esenciales
que ha de constituir el orden de convivencia política y de informar todo el
ordenamiento jurídico. (Al respecto, pueden consultarse las Sentencias de 31
de marzo de 1981 y, de 28 de abril de 1982, en http://
www.tribunalconstitucional.es/es/Paginas/Home.aspx).
74
Consideramos válida la denominación de «Nueva Constitución Política del
Estado» (NCPE), no sólo porque ése haya sido el nombre oficial con que se
publicó el documento, sino principalmente en razón de que sus disposiciones

116
Alan E. Vargas Lima

aprobatorio alcanzó aproximadamente un 61,43% del total), que desde


su promulgación simbólica (en la ciudad de El Alto), y su posterior
publicación en la Gaceta Oficial de Bolivia, viene rigiendo la vida
institucional del país, extendiendo sus alcances hacia todos los
gobernantes y gobernados dentro del nuevo Estado Plurinacional de
Bolivia75 (considerando además que existió un 80,65% de votos favorables
a la opción que establece un máximo de propiedad de 5.000 hectáreas
por ciudadano, limitación que rige a partir de la promulgación, pero que
no modifica a las numerosas propiedades mayores de esa cifra existentes
con anterioridad al año 2009).

Como se puede apreciar, la Constitución Política del Estado aprobada el


año 2009, fue concretamente la manifestación de la voluntad del pueblo
boliviano expresada como poder constituyente originario en el referendo
popular convocado al efecto; en consecuencia, la Constitución prevalece,
y debe prevalecer sobre la voluntad de todos los órganos constituidos

llevan contenidos muy innovadores, dando lugar a una evolución dentro del
constitucionalismo boliviano, siendo que no se enmarcan en forma restringida
dentro de la corriente del constitucionalismo liberal ni tampoco encuadran
exclusivamente dentro del constitucionalismo social, y asimismo su estructura
normativa difiere en gran forma de todas las anteriores reformas constitucionales
efectuadas hasta el momento.
75
«Empero no todas las normas de la Constitución se aplican inmediatamente,
pues ello depende de la naturaleza jurídica y la clase de las normas
constitucionales; por ello se ha ingresado a un proceso de transición o de
tránsito de un sistema constitucional a otro. En el proceso de transición, el
Órgano Legislativo deberá expedir un conjunto de leyes que desarrollen las
normas de la Constitución para hacerlas aplicables; ese proceso debe ser
ordenado y pacífico; ello exige de la construcción de acuerdos y consensos
entre todos los sectores sociales. Para ello es importante que se socialice el
contenido de la Constitución promulgada el 07 de febrero». José Antonio
RIVERA SANTIVAÑEZ. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado Boliviano.
Artículo que puede verse en el Libro colectivo: Estudios sobre la Constitución
aprobada en enero de 2009. Cochabamba - Bolivia: Grupo Editorial KIPUS,
2009. Pág. 10.

117
El Tribunal Constitucional Plurinacional

del Estado, incluyendo a la Jurisdicción Constitucional ejercida por el


Tribunal Constitucional Plurinacional, y la modificación de su contenido
sólo puede llevarse a cabo conforme a las normas previstas en el propio
texto constitucional, ello como expresión-imposición de la voluntad popular,
producto de ese poder constituyente originario.

En este punto, es importante hacer referencia a la doctrina constitucional


contemporánea sobre la supremacía constitucional, y la tendencia de su
configuración no sólo como principio rector del ordenamiento jurídico,
sino también como un derecho fundamental del ciudadano. De ahí que,
resulta conveniente citar el criterio del profesor venezolano Allan R. BREWER
CARÍAS, quien a tiempo de referirse a éste principio que rige las actividades
de todos los órganos del Estado, incluyendo las del juez constitucional,
señala que este postulado de la supremacía de la Constitución como
norma fundamental (que en el caso boliviano se halla expresado en el
artículo 410 constitucional), es uno de los pilares del Estado Constitucional,
e implica –como lo dijera Alexander Hamilton en El Federalista (1788)–
que ningún acto legislativo (o administrativo) contrario a la Constitución
puede ser válido, dado que negar esto, significaría afirmar que los
representantes del pueblo son superiores al pueblo mismo, y que los
hombres que actúan en virtud de poderes delegados, puedan hacer no
sólo lo que sus poderes no les autorizan, sino también lo que les prohíben.
En este sentido, el mencionado autor agrega también que:

«La contrapartida de la obligación de los órganos constituidos de


respetar la Constitución, de manera que el poder constituyente
originario prevalezca sobre la voluntad de dichos órganos estatales
constituidos, es el derecho constitucional que todos los ciudadanos
tienen en un Estado Constitucional, a que se respete la voluntad
popular expresada en la Constitución, es decir, el derecho fundamental
a la supremacía constitucional. Nada se ganaría con señalar que la
Constitución, como manifestación de la voluntad de pueblo, debe
prevalecer sobre la (voluntad decisoria) de los órganos del Estado,

118
Alan E. Vargas Lima

si no existiere el derecho de los integrantes del pueblo de exigir el


respeto de esa Constitución (votada por todos), y además, la
obligación de los órganos jurisdiccionales de velar por dicha
supremacía»76.

V.2. La posición de la Corte Constitucional de Colombia

En similar sentido, ya se había pronunciado con anterioridad la Corte


Constitucional de Colombia, en su Sentencia C-560/99 –Santafé de Bogotá,
D.C., a cuatro (4) de agosto de mil novecientos noventa y nueve (1999)–
en cuya oportunidad, respecto al contenido del Principio de Supremacía
Constitucional, señaló esto que a continuación por su relevancia se
transcribe:

«(…) La Constitución, entendida como un conjunto organizado de


disposiciones que «configura y ordena los poderes del Estado por
ella construidos, y que por otra parte, establece los límites del ejercicio
del poder y el ámbito de libertades y derechos fundamentales, así
como los objetivos positivos y las prestaciones que el poder debe de
cumplir en beneficio de la comunidad77, es norma fundamental de la
cual se derivan todas las demás reglas que rigen y organizan la vida
en sociedad. La Constitución como fuente suprema del ordenamiento
jurídico ocupa el más alto rango dentro de la pirámide normativa y a
ella debe estar subordinada toda la legislación.

76
Allan R. BREWER-CARÍAS. La ilegítima mutación de la Constitución y la
legitimidad de la jurisdicción constitucional: La reforma de la forma federal
del Estado en Venezuela mediante interpretación constitucional. Ponencia
presentada al X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional. Lima –
Perú (16 al 19 de septiembre de 2009). Las ponencias del Congreso, ahora están
disponibles virtualmente en: http://congreso.pucp.edu.pe/
derechoconstitucional2009/index.html
77
Cfr. Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA. La Constitución como norma y el Tribunal
Constitucional, Civitas, Madrid, 1991.

119
El Tribunal Constitucional Plurinacional

El principio de prevalencia o supremacía de la Constitución se


encuentra consagrado en el artículo 4 de ese mismo ordenamiento,
en los siguientes términos: «La Constitución es norma de normas.
En todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la ley u otra
norma jurídica, se aplicarán las disposiciones constitucionales», y a
él se ha referido la Corte Colombiana en múltiples fallos, fijando su
sentido y alcance. Veamos:

«La posición de supremacía de la Constitución sobre las restantes


normas que integran el orden jurídico, estriba en que aquélla determina
la estructura básica del Estado, instituye los órganos a través de los
cuales se ejerce la autoridad pública, atribuye competencias para
dictar normas, ejecutarlas y decidir conforme a ellas las controversias
y litigios que se susciten en la sociedad, y al efectuar todo esto,
funda el orden jurídico mismo del Estado. La Constitución se erige en
el marco supremo y último para determinar tanto la pertenencia al
orden jurídico como la validez de cualquier norma, regla o decisión
que formulen o profieran los órganos por ella instaurados. El conjunto
de los actos de los órganos constituidos -Congreso, Ejecutivo y
jueces- se identifica con referencia a la Constitución y no se reconoce
como derecho si desconoce sus criterios de validez. La Constitución
como lex superior precisa y regula las formas y métodos de producción
de las normas que integran el ordenamiento y es por ello «fuente de
fuentes», norma normarum. Estas características de supremacía y
de máxima regla de reconocimiento del orden jurídico propias de la
Constitución, se expresan inequívocamente en el texto del artículo
4".78

Las consecuencias que se derivan del principio de supremacía apuntan


no sólo al reconocimiento de una norma jurídica como piedra angular

78
SENTENCIA T-06/92 M.P. Ciro Angarita Barón Cfr. Título II, capítulos 1, 2 y 3 de
la Constitución Política de Colombia.

120
Alan E. Vargas Lima

filosófico-política que rige todas las actividades estatales y a la cual


están subordinados todos los ciudadanos y los poderes públicos,
sino que legitima además las normas jurídicas que se expidan
congruentes con ella. Dicho de otro modo: la Constitución es norma
fundante en una dimensión tanto axiológica (v. gr. establece principios,
derechos fundamentales y pautas interpretativas), como instrumental
(proporciona los mecanismos para lograr armonía y coherencia en la
aplicación de la Constitución), y en ese orden de ideas, el principio de
supremacía da cabida a la consagración de garantías fundamentales79
como fines prioritarios del Estado, y el establecimiento de controles
de todo el ordenamiento y de una jurisdicción especial encargada de
velar por su integridad80.

La integridad y supremacía de la Constitución ha sido considerada


como «un derecho fundamental de las personas que bajo distintas
formas se concede a ellas por la Constitución para vigilar su
cumplimiento y obtener, cuando no sea así, que los poderes públicos
ejerzan sus competencias dentro de los límites de la Constitución,
se inspiren en sus valores y principios y respeten, en todas las
circunstancias, los derechos y garantías de las personas.»81 El control
constitucional surge entonces, como una garantía básica dentro del
Estado de Derecho con el fin de hacer efectivo el principio de integridad
y supremacía de la Constitución. (…)».

79
Cfr. Título II, capítulos 1, 2 y 3 de la Constitución Política de Colombia.
80
Cfr. Título II, capítulo 4 y título VIII, capítulo IV, en particular el artículo 241 de
la Constitución Política de Colombia.
81
SENTENCIA C-445/96 M.P. Hernando Herrera Vergara.

121
El Tribunal Constitucional Plurinacional

122
Alan E. Vargas Lima

«Una Constitución sin un Tribunal Constitucional que imponga


su interpretación y la efectividad de la misma en los casos
cuestionados, es una Constitución herida de muerte, que liga
su suerte a la del partido en el poder, que impone en esos
casos, por simple prevalencia fáctica, la interpretación que en
ese momento le conviene, la Constitución pasa a ser
instrumentalizada políticamente por unos grupos o partidos
frente a otros…» (Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA); a lo cual se
puede añadir que «…en el siglo XXI no existe ni puede existir
un Estado Constitucional sin un Tribunal Constitucional como
guardián y máximo intérprete de la Constitución y protector de
los derechos fundamentales y garantías constitucionales» (José
Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ)

123
El Tribunal Constitucional Plurinacional

124
Alan E. Vargas Lima

VI. TITULARIDAD DE LA
TITULARIDAD
INTERPRET
INTERPRETAACIÓN CONSTITUCIONAL
CONSTITUCIONAL

Continuando con el análisis, el principal problema que presenta el artículo


4º de la Ley del TCP, está referido a la titularidad de la interpretación
constitucional. En este sentido, el parágrafo III del mismo, prevé: «El
Tribunal Constitucional Plurinacional en su labor de guardián de la Constitución
Política del Estado es el intérprete supremo de la Ley Fundamental (…)».
Hasta ahí, se deja entender que el órgano encargado de proteger la
integridad y supremacía de la Constitución, tiene la facultad suficiente y
legítima para interpretarla; sin embargo, en el contenido del mismo
parágrafo se advierte un contrasentido, al reconocerse de manera
simultánea: «la facultad interpretativa que tiene la Asamblea Legislativa
Plurinacional como órgano depositario de la soberanía popular»,
provocándose con esta disposición una peligrosa confusión conceptual,
que en la práctica puede derivar como consecuencia en una dualidad
injustificadamente establecida respecto al órgano que debe ostentar la
facultad interpretativa de la Ley Fundamental.

Al respecto debe recordarse previamente que la interpretación


constitucional es el procedimiento cuyo objetivo es descubrir y explicar el
significado atribuido al lenguaje usado en el texto de la Constitución, a objeto
de establecer el sentido claro, preciso y concreto de una norma constitucional,
para aplicarla o hacerla aplicable a un determinado caso82.

82
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Pág. 70.

125
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Asimismo, en la doctrina del Derecho Constitucional ha quedado


claramente establecida la diferencia entre la interpretación jurídica en
general, y la interpretación constitucional en particular, considerando que
las normas constitucionales difieren en su esencia, de todas las demás
normas que integran el ordenamiento jurídico y, en consecuencia, la
interpretación constitucional tiene su propia particularidad y características,
dado que requiere de la aplicación de ciertos principios y criterios
específicos que no son aplicables a la interpretación de las normas jurídicas
provenientes de la legislación ordinaria83.

Por otro lado, se debe dejar establecido también que la interpretación


constitucional tiene por objeto lograr que la Constitución formal refleje la

83
«Según la doctrina constitucional, la Constitución contiene diversas clases
de normas, como las axiológicas (que consagran los valores supremos y
principios fundamentales), dogmáticas (que proclaman los derechos
fundamentales y garantías constitucionales), y las orgánicas (que regulan
la organización del Estado y el ejercicio del Poder Público). Ello supone
que la interpretación constitucional está vinculada con el orden axiológico,
lo que obliga a los intérpretes apliquen no solamente la lógica jurídica, sino
también los principios básicos de la argumentación». José Antonio RIVERA
SANTIVAÑEZ. Obra Citada. Pág. 72. Por otro lado cabe considerar que «esta
diferencia entre la interpretación jurídica ordinaria y la constitucional
deriva de la naturaleza específica de las disposiciones fundamentales, que
con independencia de los diversos significados que se han otorgado a la
Constitución como ordenamiento jurídico supremo, podemos caracterizarlas
como las disposiciones que establecen las reglas de conducta de carácter
supremo y que sirven de fundamento y de base a todas las otras disposiciones
del orden jurídico, aún cuando existen excepcionalmente ordenamientos
como el británico, y el del nuevo Estado de Israel, en los cuales, al menos
desde el punto de vista formal, no existe una división precisa entre las
disposiciones ordinarias y las fundamentales, tomando en cuenta que emanan
de los mismos órganos de creación jurídica y a través del mismo
procedimiento». Héctor FIX-ZAMUDIO. Algunos aspectos de la interpretación
constitucional en el ordenamiento mexicano, ahora en el Volumen:
Comunicaciones Mexicanas al VIII Congreso Internacional de Derecho
Comparado. México, 1971.

126
Alan E. Vargas Lima

Constitución material, es decir, que pretende darle contenido y vida a la


Constitución escrita, adecuando sus normas a los cambios sociales,
económicos y políticos sin llegar a la desnaturalización y/o
quebrantamiento de sus normas; además de integrar el sistema
constitucional y otorgar seguridad jurídica garantizando su estabilidad y
permanencia en el tiempo, de manera que se evite esa lógica reformista
que cambia las reglas de juego de manera constante generando una
inestabilidad institucional, que provoca a su vez la inseguridad jurídica en
la ciudadanía. Por lo expuesto, se puede concluir claramente que la
interpretación de las normas constitucionales no puede equipararse en
forma alguna, a la interpretación de las demás normas jurídicas ordinarias.

Ahora bien, en lo referido concretamente a la titularidad de la interpretación,


se debe considerar que la Constitución es una norma jurídica suprema
con carácter vinculante para los ciudadanos y los poderes públicos, siendo
por lo mismo de aplicación directa, por lo cual, se entiende que todas las
autoridades que aplican la Constitución pueden en determinado momento
desarrollar la interpretación constitucional, de manera que en términos
generales, se puede afirmar que no existe un monopolio en la potestad
interpretativa. Empero, en un sistema constitucional que cuenta con un
mecanismo de defensa de la Constitución a través del control de
constitucionalidad, existe un intérprete máximo de la Ley Fundamental
cuya interpretación tiene el carácter vinculante para los órganos del poder
público, las autoridades públicas y los ciudadanos; y precisamente, en
el sistema constitucional boliviano, se evidencia con toda claridad que la
misma Constitución Política del Estado ha instituido al Tribunal Constitucional
Plurinacional como supremo guardián y máximo intérprete de la
Constitución, al tener la potestad exclusiva de ejercer el control de
constitucionalidad en Bolivia.

En otras palabras, ciertamente pueden existir diversos intérpretes de la


Constitución, por cuya razón la interpretación constitucional puede ser
desarrollada por los diferentes órganos de poder al ejercer sus facultades
o potestades asignadas por el constituyente, dando lugar así a la
interpretación legislativa, la ejecutiva o la judicial. Sin embargo, en esta

127
El Tribunal Constitucional Plurinacional

última modalidad, se presenta la variante denominada por la doctrina como


la interpretación judicial constitucional, y es la que desarrollan los jueces
y tribunales en materia constitucional, es decir aquellos órganos
jurisdiccionales especializados (Cortes o Tribunales Constitucionales), que
tienen la potestad de ejercer el control de constitucionalidad. Por lo tanto,
de todas las modalidades referidas, la interpretación judicial constitucional
es la de mayor trascendencia, en virtud a que se constituye en la
interpretación autorizada y definitiva de la Constitución, situándose por
encima de aquélla que puedan realizar el resto de los órganos del Estado,
los académicos, e inclusive los particulares84.

En consecuencia, en nuestro Estado Unitario Social de Derecho


Plurinacional Comunitario, el sistema constitucional boliviano posee un
mecanismo de control jurisdiccional concentrado de constitucionalidad
(configurado en base al modelo europeo-kelseniano), instituido a través
del Tribunal Constitucional Plurinacional, que se halla encargado de realizar
el control de la constitucionalidad de las leyes, constituyéndose en el
máximo intérprete de la Constitución, es decir que se trata del único órgano
autorizado por la Ley Fundamental para desarrollar la interpretación
constitucional última, con efecto vinculante respecto a todos (gobernantes
y gobernados)85.

84
«En efecto, considerando que la jurisdicción constitucional concretiza y
otorga un contenido normativo a las cláusulas generales y abstractas de la
Constitución, al dar sentido y alcance del texto constitucional que fija en
sus sentencias, el Constituyente le reconoce, a esa interpretación, un rango
normativo de efecto vinculante para la toma de decisiones para el resto de
los órganos jurisdiccionales y, generalmente, esa interpretación se utiliza
como un criterio orientador respecto de las autoridades legislativas y
administrativas». José Antonio R I V E R A S A N T I VA Ñ E Z . J U R I S D I C C I Ó N
CONSTITUCIONAL. Procesos Constitucionales en Bolivia. Pág. 84.
85
Al respecto, el tema de la Interpretación Constitucional y su vinculatoriedad,
ha sido ampliamente analizado y expuesto por el ex-Magistrado José Antonio
Rivera Santivañez, en ocasión de realizarse el Seminario Internacional sobre
Justicia Constitucional, en conmemoración del 5º aniversario de la instalación
del Tribunal Constitucional de Bolivia. Disponible ahora en: TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor), Memoria del VI Seminario Internacional:
Justicia Constitucional y Estado de Derecho, (Sucre, 26 y 27 de junio de 2003).

128
Alan E. Vargas Lima

Al respecto, también cabe recordar que al haberse creado el Tribunal


Constitucional en Bolivia hacen más de diez años atrás (mediante Ley Nº
1836 de 1º de abril de 1998), el mismo ha sido instituido como el defensor
de la Constitución y de todo el régimen democrático, habiéndosele
encargado la protección efectiva e idónea de los derechos fundamentales
de las personas; dicha configuración no ha sufrido modificación alguna, y
por ello, el actual Tribunal Constitucional Plurinacional se mantiene como
el máximo guardián y supremo intérprete de la Constitución. Ambos
aspectos se infieren claramente del contenido de las normas previstas
por la Ley Fundamental, deduciéndose que éste órgano:

«Es el máximo guardián de la Constitución, porque el constituyente


le ha encomendado la labor de resguardar la supremacía de la
Constitución frente al ordenamiento jurídico ordinario, desarrollando
el control especializado y concentrado de la constitucionalidad de las
disposiciones legales, emitiendo sentencias con efecto general o erga
omnes, anulando la disposición legal incompatible con la Constitución
y expulsándola del ordenamiento jurídico del Estado. Dada la
naturaleza jurídica de la función que desempeña, es el supremo
intérprete de la Constitución, lo cual no significa que el resto de los
órganos del poder público en general, los jueces y tribunales en
particular, estén impedidos de realizar la interpretación de la
Constitución para resolver el caso concreto sometido a su
conocimiento; lo que sucede es que, si bien todas las autoridades y
funcionarios públicos interpretan la Constitución, quien cierra el proceso
realizando una interpretación que vincula a todos los órganos del
poder público, autoridades y particulares es el Tribunal Constitucional,
por ello se convierte en el último intérprete de la Constitución (…)» 86.

Por lo tanto, no es aconsejable incurrir nuevamente en aquel grave error


cometido injustificadamente en la reforma constitucional efectuada el año

86
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Tribunal Constitucional Defensor de la
Constitución. Págs. 58-59.

129
El Tribunal Constitucional Plurinacional

1994, al habérsele negado la posibilidad de realizar la interpretación


constitucional en forma exclusiva, precisamente al órgano encargado de
velar por la integridad y supremacía de la Ley Fundamental. Cabe hacer
notar que aquel desacierto, fue razonablemente criticado por varios
constitucionalistas extranjeros especialistas en el tema; así por ejemplo,
el autor español Francisco FERNANDEZ SEGADO, a tiempo de analizar la función
interpretativa del Tribunal Constitucional creado en 1994, señalaba lo
siguiente:

«Varias reflexiones se imponen en relación con ésta cuestión. Ante


todo, conviene decir que una cosa es dictar una ley interpretativa de
la Constitución y otra bien distinta interpretar los preceptos de la
Norma Suprema, al hilo del ejercicio de la función del control de la
constitucionalidad de las normas. Todo ello, al margen ya de significar
la improcedencia de una norma como la contenida por el artículo 234
(de la Constitución reformada en 1994), que choca de modo frontal
con la atribución a un Tribunal Constitucional de la función de controlar
la constitucionalidad (artículo 116.IV, CPE de 1994). No en vano esta
función presupone, como ha reconocido el Tribunal Constitucional
español, custodiar la permanente distinción entre la objetivación del
poder constituyente y la actuación de los poderes constituidos,
correspondiendo al Tribunal el monopolio de la determinación con
carácter vinculante de lo que ha querido decir el constituyente. Ello, a
su vez, debe traducirse en la expresa prohibición para todos los
operadores jurídicos, incluido el legislador estatal, de dictar normas
puramente interpretativas de la Constitución»87.

Por su parte, el autor alemán Norbert LOSING, a tiempo de realizar su análisis


comparativo sobre la Jurisdiccionalidad Constitucional en Latinoamérica,
en el caso de Bolivia, puso de relieve lo siguiente:

87
Francisco FERNANDEZ SEGADO. LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA. La
Ley número 1836 de 1º de abril de 1998, del Tribunal Constitucional. México
D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 2002. Pág. 49.

130
Alan E. Vargas Lima

«Un obstáculo adicional que debe salvar el Tribunal Constitucional,


es la poca aceptación en la vida política y en la doctrina constitucional,
de la interpretación legal y constitucional vinculante que haga un tribunal
especializado. De igual modo a como ocurre en otros países
latinoamericanos, en Bolivia muchos juristas todavía son de la opinión
de que la interpretación de la Constitución debería reservarse al
legislador. Esa competencia sería ejercida mediante la expedición de
leyes interpretativas. El Tribunal Constitucional por consiguiente, no
debería ocuparse de la interpretación de la Constitución. Aunque desde
hace mucho esa opinión ya ha sido superada en la actual doctrina
constitucional (por absurda) al menos en el papel, se impuso en la
reforma. Todas las referencias y alusiones a una interpretación de la
Constitución a través del Tribunal Constitucional finalmente fueron
suprimidas del artículo 120 de la Constitución de 1994 (…)»88.

En virtud de lo expuesto -y a criterio del autor-, la interpretación auténtica


que se pretendió establecer en el Proyecto de Ley del TCP del mes de
junio del año 2010, resultaba inoperante, desactualizada y fuera de contexto
en ésta materia, y sin embargo, la facultad interpretativa ahora reconocida
a la Asamblea Legislativa Plurinacional en la Ley del TCP, no condice con
el sistema constitucional boliviano, dado que en rigor constitucional, el
Órgano Legislativo actualmente se encuentra impedido de elaborar Leyes
interpretativas, considerando que cualquiera de ellas pueden ser
válidamente sometidas al control de constitucionalidad ejercido por el
intérprete supremo y máximo órgano contralor de la constitucionalidad
de las normas del ordenamiento jurídico boliviano, a cuyo resultado,
deberá prevalecer el pronunciamiento jurídicamente fundamentado que
emita el Tribunal Constitucional Plurinacional, con el respaldo de la cosa
juzgada constitucional y el efecto vinculante que producen las Sentencias
Constitucionales, según lo dispuesto por la misma Constitución.

88
Norbert LOSING. La Jurisdiccionalidad Constitucional en Latinoamérica.
Traducción de Marcela Anzola Gil. Madrid – España: Konrad Adenauer Stiftung
y Editorial Dykinson, 2002. Pág. 246.

131
El Tribunal Constitucional Plurinacional

132
Alan E. Vargas Lima

VII. MÉTODOS APLICABLES EN LA


MÉTODOS
INTERPRET
INTERPRETA ACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN

Prosiguiendo con el análisis de las Disposiciones y Principios Generales,


se puede observar que el artículo 6º de la Ley del TCP, bajo el nomen
juris de «Criterios de Interpretación», establece en su parágrafo I que «en
su función interpretativa el Tribunal Constitucional Plurinacional aplicará con
preferencia la voluntad del constituyente de acuerdo con los documentos,
actas y resoluciones de la Asamblea Constituyente», redacción normativa
ésta que resulta ser idéntica respecto de lo establecido ya con anterioridad
por el artículo 196, parágrafo II de la Constitución Política del Estado, de
lo cual se advierte nuevamente una repetición innecesaria del mandato
constitucional, y que debió haberse suprimido, en razón de no ser
indispensable la reiteración de preceptos constitucionales, que serán
aplicados con la preferencia y prelación necesarias, de acuerdo a su
jerarquía.

Por otro lado, y de la lectura de las normas insertas en la Constitución


(reproducidas en la Ley del TCP), se infiere que el Constituyente también
ha introducido modificaciones sustanciales, que ciertamente en su
aplicación práctica podrían menoscabar el control de constitucionalidad,
cuando no anularlo de hecho. En este sentido, la norma prevista por el
artículo 196 parágrafo II de la CPE impone al Tribunal Constitucional
Plurinacional los métodos histórico y gramatical para la interpretación de
la Constitución, «amarrando al órgano de control de constitucionalidad a la

133
El Tribunal Constitucional Plurinacional

voluntad de la Asamblea Constituyente, frente a la realidad económica, política


imperante en el momento en que desarrolle su labor interpretativa»89.

En otras palabras, se puede decir que el tema de la interpretación


constitucional en Bolivia ha sido relativamente solucionado en el contenido
de la Constitución Política del Estado, dado que a pesar de no haberse
reconocido expresamente al Tribunal Constitucional Plurinacional como
máximo guardián y supremo intérprete de la Constitución, se ha hecho
referencia a que el mismo efectivamente cumple una «función
interpretativa», sin considerarse que precisamente ésa es su función
esencial, de acuerdo a su naturaleza jurídica y al alcance de sus
atribuciones destinadas a resolver específicamente conflictos de
constitucionalidad, con los efectos especiales (vinculantes) de sus
decisiones.

Pero además de lo anterior, se debe considerar especialmente que la


referida función interpretativa ha sido configurada en base al siguiente
texto: «en su función interpretativa, el Tribunal Constitucional Plurinacional
aplicará como criterio de interpretación, con preferencia, la voluntad del
constituyente, de acuerdo con sus documentos, actas y resoluciones, así
como el tenor literal del texto» (artículo 196, parágrafo II, NCPE). Conforme
se puede ver, ésta disposición normativa indudablemente restringe como
criterios preferentes de interpretación constitucional: a) la voluntad del
constituyente, y; b) el tenor literal del texto90.

89
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado
Boliviano. Pág. 45.
90
«(…) Esta norma (Art. 196) está inequívocamente orientada a asegurar la
supremacía del nuevo orden, tal cual fue pensado y registrado «literalmente»
por los asambleístas. Aparentemente, se sucumbió a la seducción del
«textualismo» riguroso, muy propio de los tiempos colonialistas, lo que
limita el descubrimiento de principios y valores superiores que entraña una
norma constitucional. La Constitución, como norma jurídica superior, debe
ser y reflejar el marco de coincidencias posibles, en el que cabe la pluralidad
de opciones y variantes culturales y políticas que no puede agotarse en su

134
Alan E. Vargas Lima

Cabe señalar, que de acuerdo a la teoría de la interpretación constitucional,


el método histórico consiste en averiguar los antecedentes o raíces
históricas de la norma constitucional interpretada para descubrir el sentido
de la norma a partir de la voluntad original de su creador (el constituyente),
para lo que debe acudirse a los documentos de exposición de motivos,
informes de comisiones, actas de debates, etc. Sin embargo, la aplicación
de éste método puede presentar enormes dificultades prácticas,
considerando que dadas las circunstancias conflictivas en las que se
realizó la elaboración de la Constitución, no es posible contar con el
registro documentado de todas las iniciativas y propuestas, los
fundamentos o exposiciones de motivos, o las actas de debates de la
Asamblea Constituyente, máxime si se toma en cuenta que en realidad,
no hubo un verdadero debate y consenso de todas las fuerzas políticas
concurrentes en la aprobación del Proyecto de Constitución dentro de la
referida Asamblea.

Por otro lado, el método gramatical o literal es aquel en el que para atribuir
el significado de la norma interpretada se acude al texto literal y gramatical
que usa el constituyente para la configuración de la norma constitucional.
Sin embargo, éste método presenta al menos dos dificultades identificadas
claramente por el jurista José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ: i) la primera
consiste en el hecho de que el texto no siempre refleja el sentido o
significado de la norma, ello en razón de que durante los debates

propio texto. Las reglas de interpretación deberían ser más amplias y


contribuir a integrar la norma con la dinámica realidad social, por encima
de su mera versión gramatical. Esta restricción a los criterios de
interpretación constitucional es preocupante porque ni la voluntad del
constituyente fue razonablemente correspondida por la Asamblea
Constituyente de 2007, ni se conoce si los documentos, actas y resoluciones
de la Asamblea existen y son el resultado de un debate democrático». Eduardo
RODRÍGUEZ VELTZÉ. Órgano Judicial y Tribunal Constitucional Plurinacional.
En: Vicepresidencia del Estado Plurinacional – Universidad Mayor de San
Andrés – Instituto Internacional para la Democracia (IDEA) (editores) Miradas
(al) Nuevo Texto Constitucional. La Paz - Bolivia, 2010. Págs. 431-433.

135
El Tribunal Constitucional Plurinacional

generalmente se plantean propuestas de modificación, adición o


sustitución, al texto originalmente propuesto; ii) la segunda consiste en
que muchas veces suelen presentarse variantes y contradicciones entre
el texto aprobado por el Constituyente, y el texto publicado oficialmente a
la conclusión de los trabajos91.

En atención a los fundamentos expuestos, se advierte la necesidad de


revisar los fundamentos existentes en la doctrina constitucional
contemporánea para comprender los alcances de los métodos
interpretativos establecidos por el Constituyente, así como de rescatar la
doctrina vigente en el constitucionalismo latinoamericano, en relación a
los principios y criterios rectores que deben prevalecer en la interpretación
constitucional en general, así como en la interpretación judicial constitucional
en particular. Este aspecto, involucra la facultad de interpretación exclusiva
y vinculante inherente a la naturaleza jurídica de las funciones que
desarrolla el máximo órgano de la jurisdicción constitucional, encargado
de ejercer el control de constitucionalidad a nivel nacional sobre Leyes,
Estatutos Autonómicos, Cartas Orgánicas, Decretos y todo género de
Resoluciones no judiciales, y que ahora se denomina Tribunal
Constitucional Plurinacional.

Sin embargo de lo anteriormente referido, es posible concluir éste acápite


respecto a los métodos adecuadamente utilizables en la interpretación
de la Constitución, adscribiéndonos a la tesis del autor italiano Riccardo
GUASTINI, quien en sus «Estudios de Teoría Constitucional» ha dejado
claramente establecido que toda Constitución rechaza la interpretación
literal (gramatical), vale decir que la misma no se presta a una interpretación
de ése tipo, considerando que las disposiciones y preceptos
constitucionales, están redactadas en un lenguaje extremadamente

91
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. HACIA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN. Luces y
Sombras del Proyecto modificado por el Parlamento. Cochabamba – Bolivia:
FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER, FUNDAPPAC y Oficina Jurídica para la Mujer,
2008. Pág. 149.

136
Alan E. Vargas Lima

general, vale decir que son propiamente «principios», antes que normas
o reglas específicas, y precisamente la indeterminación de sus
formulaciones es un rasgo característico de las disposiciones de principio.
Además de ello, se debe considerar que los principios no pueden ser
entendidos simplemente a la letra, vale decir en forma textual, dado que
la interpretación literal de un principio no tiene más efecto que el de privarlo
de todo contenido prescriptivo, convirtiéndolo en inutilizable para la
aplicación del derecho.

Por otro lado, se debe tener presente también que la Constitución requiere
una interpretación evolutiva, misma que consiste en atribuirle al texto
constitucional un significado diverso del «histórico», es decir, diferente
del significado que tenía a momento de su creación. Ello, implica asignarle
también un significado siempre mutable o cambiable, para de esta forma
adaptar el contenido normativo a las constantemente cambiantes
exigencias políticas, jurídicas y/o sociales de la realidad. Como se puede
ver, ésta doctrina resulta tanto más persuasiva cuando el documento
constitucional de que se trata es más permanente en el tiempo (como por
ejemplo, la Constitución Federal de los Estado Unidos que data de 1787,
vigente hasta ahora con diversas enmiendas)92.

92
Riccardo GUASTINI. Estudios de Teoría Constitucional. México D.F.: Instituto
de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 2001. Págs. 263-264.

137
El Tribunal Constitucional Plurinacional

138
Alan E. Vargas Lima

VIII. PRINCIPIOS Y CRITERIOS


RECTORES DE LA INTERPRET
RECTORES INTERPRETAACIÓN
CONSTITUCIONAL

En el parágrafo II del citado artículo 6º de la Ley del TCP, se establece en


forma no muy clara lo siguiente: «En cualquier caso, las normas se
interpretarán de conformidad con el contexto general de la Constitución
Política del Estado (…)», pudiéndose advertir que éste artículo no
especifica qué pretende regular cuando señala al «contexto general» del
texto constitucional, lo cual inevitablemente puede dar lugar a confusiones
y riesgosas tergiversaciones del término, por ser muy extensivo y
generalizado en su alcance.

Así también, en el mismo parágrafo se agrega: «(…) mediante un


entendimiento sistemático de ésta» (sic), no habiéndose aclarado en ésta
parte, si se refiere a la estructura y sistemática de la misma Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional, o talvez a una interpretación sistemática de
la Constitución. Y este aspecto, es complementado en el mismo artículo,
indicando que se halla «(…) orientado a la consecución de las finalidades
que persiga» (sic), sin poder deducirse fácilmente si se refiere ¿a las
finalidades de la jurisdicción constitucional?; ¿a las finalidades que
persiguen las partes en el proceso?; ¿a las finalidades establecidas en
la Constitución?; ¿a las finalidades de la interpretación constitucional
(teleológica)? Observamos que éstas serían las cuestiones pendientes
de dilucidación por el máximo intérprete de la Constitución, mediante un
entendimiento jurisprudencial adecuado del citado artículo.

139
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Del precepto glosado anteriormente, se advierte con claridad una


defectuosa redacción, que en lugar de servir de guía respecto de los
criterios de interpretación aplicables en la jurisdicción constitucional,
únicamente lleva a confusiones conceptuales y gramaticales que no son
propias de una disposición legal, con el rango de importancia que tiene
la que regulará las funciones y actividades del Tribunal Constitucional
Plurinacional.

Por tanto, sería aconsejable revisar nuevamente la redacción del precepto


legal analizado, respecto a los denominados «criterios de interpretación»,
que en realidad, de acuerdo a su contenido, fueron confundidos con los
principios que deben regir toda interpretación que se haga de la
Constitución Política del Estado. En este sentido, es importante referir
que de acuerdo a la doctrina constitucional, algunos de los Principios que
rigen la interpretación constitucional -con carácter enunciativo y no limitativo-
son:

1. Principio de Unidad de la Constitución.- Significa que el intérprete


debe tener en cuenta que la Constitución contiene un conjunto de
normas correlacionadas y coordinadas entre sí que forman una
totalidad, de manera que la interpretación de una norma
constitucional deberá efectuarse tomando en consideración las
demás normas contenidas en la Constitución.

En definitiva, este principio significa que el intérprete no debe


limitarse en su labor interpretativa al análisis y cotejo de uno o
varios artículos de la Constitución (en forma aislada), sino que debe
basar sus decisiones teniendo en cuenta la concordancia o
armonización con todas aquellas normas que tengan relación con
el caso o asunto a resolver.

2. Principio de Concordancia Práctica.- Que consiste en que la


interpretación debe buscar la coherencia de las normas

140
Alan E. Vargas Lima

constitucionales en caso de existir contradicciones entre sí mismas;


es decir, que este principio tiene por característica el hecho de
que los bienes jurídicos constitucionalmente protegidos deben ser
compatibilizados en la solución de los problemas interpretativos,
de manera que cada uno conserve su identidad. Esto implica, la
exigencia de acudir a la «ponderación de bienes» para resolver y
canalizar los conflictos que puedan darse entre los diversos valores
e intereses tutelados por la normativa constitucional.

3. Principio de Eficacia Integradora.- Que se lo emplea cuando se


trata de interpretar normas constitucionales que se refieren al ámbito
de funcionamiento de los órganos de poder del Estado, teniendo en
cuenta la coordinación e interrelación que deben existir entre ellos
para la realización de los fines del Estado y la conservación del
orden democrático en un Estado Constitucional de Derecho.

4. Principio de Corrección Funcional.- Que básicamente se


fundamenta en que la interpretación que se realice de la norma
constitucional no debe interferir el ámbito de las funciones asignadas
por la Constitución a los diferentes órganos del poder público, a
cuya consecuencia el intérprete se ve obligado a respetar el marco
de distribución de funciones estatales consagrados por la
Constitución.

Este principio se manifiesta en el plano extrínseco, imponiéndole


al intérprete la solución de los conflictos de competencia entre los
órganos del Estado, sin desconocer ni desnaturalizar el esquema
de reparto de funciones constitucionalmente establecido; y en el
plano intrínseco, le impide al intérprete rebasar el marco de las
funciones que le son propias; es decir, que éste deberá respetar
las competencias que le corresponden al legislador en la
conformación y desarrollo de los derechos, sin limitarlas más allá
de lo prescrito en la normativa constitucional.

141
El Tribunal Constitucional Plurinacional

5. Principio de Efectividad.- Que se basa en que el intérprete


constitucional, debe encausar su actividad hacia la optimización y
maximización de la eficacia de las normas constitucionales, sin
distorsionar su contenido y actualizándolas ante los cambios de la
realidad. Este criterio orientador tiene una incidencia especial para
la interpretación de los derechos fundamentales a través del principio
in dubio pro libertate, tendiente a conseguir la máxima expansión
del sistema de libertades reconocidas constitucionalmente.

Este principio orienta al intérprete a establecer soluciones


hermenéuticas que, por tener conciencia histórica del proceso de
cambio en las estructuras socio-económicas, permiten una constante
actualización de la normativa constitucional garantizando, de este
modo, su máxima y permanente eficacia93.

Asimismo, a diferencia de lo señalado anteriormente, entre los Criterios


Rectores que deben ser empleados en el proceso de interpretación
constitucional, se pueden distinguir los siguientes:

93
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Págs. 80-82. De manera complementaria a lo
anterior, se debe hacer referencia también al Principio de Fuerza Normativa
de la Constitución, en virtud del cual «La interpretación constitucional debe
encontrarse orientada a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución
como norma jurídica, vinculante in toto y no sólo parcialmente. Esta
vinculación alcanza a todo poder público (incluyendo, desde luego, a este
Tribunal) y a la sociedad en su conjunto«. EXP. N.° 5854-2005-PA/ Sentencia
del Tribunal Constitucional del Perú, ahora disponible virtualmente en: http://
www.tc.gob.pe/jurisprudencia . Sobre los Principios inherentes a la
Interpretación Constitucional, también se ha señalado que: «La Constitución
al ser una ley de características muy peculiares, requiere además de los
métodos de la interpretación utilizados para la interpretación de la legalidad
ordinaria, la utilización de principios propios de la interpretación
constitucional, entre ellos, el principio de unidad de la constitución, que
parte de la idea de que la Constitución es una unidad, y por tanto, no puede

142
Alan E. Vargas Lima

a) En la interpretación debe primar la presunción de


constitucionalidad, lo que significa que la inconstitucionalidad sólo
debe ser planteada en los casos muy serios, y debe ser abordada
con la máxima de las cautelas.

Si existe duda razonable en torno a la constitucionalidad, entonces


debe operar la presunción a favor de ésta. Tan sólo cuando la
inconstitucionalidad sea notoria y palpable y de alcances graves
para el ordenamiento jurídico, habrá que optar por ella.

ser parcelada en la labor interpretativa en partes aisladas; el principio de


concordancia práctica, que exige que los bienes jurídicos protegidos
implicados en la interpretación deben ser compatibilizados, y en caso de
que no sea posible encontrar una solución por esta vía, se debe recurrir a la
ponderación de los bienes jurídicos en juego; el principio de eficacia
integradora, que enseña que si la norma promueve la formación y
mantenimiento de una determinada unidad política, la interpretación debe
dirigirse a potenciar las soluciones que refuercen dicha unidad, tomando en
cuenta la realización de los fines del Estado y la conservación del sistema; y
finalmente, el principio de eficacia o efectividad, que obliga al intérprete a
optimizar y maximizar las normas constitucionales, sin distorsionar su
contenido, actualizándolas ante los cambios del mundo externo. Este
principio es utilizado frecuentemente en la interpretación de los derechos
fundamentales, conocido con el nombre de principio de favorabilidad o in
dubio pro libertate. Consiguientemente, de lo expresado nace la necesidad
de que el contraste o test de compatibilidad no se reduzca sólo a preceptos
aislados, sino a la interpretación de la Constitución como unidad, como
conjunto; por tanto, tal análisis debe extenderse, según el caso, al artículo
del que forma parte el párrafo o inciso en estudio; al capítulo o título con el
que se vincula; en síntesis, con la Constitución; o lo que es lo mismo, con sus
normas, principios y valores; así como el sistema internacional de protección
de los derechos humanos, dada la prevalencia de estos, en el orden interno.
(…)». Willman R. DURAN RIBERA. La Constitución vigente y sus Leyes de
desarrollo ¿Guardan compatibilidad con la idea Estado de Derecho? En:
REVISTA BOLIVIANA DE DERECHO. Número 11. Santa Cruz - Bolivia: Editorial EL
PAÍS, Enero de 2011. Págs. 6-23. Disponible en: http://t.co/bbbwSWp0

143
El Tribunal Constitucional Plurinacional

b) En caso de que surjan dudas al interior del texto constitucional


debe buscarse una concordancia de la Constitución consigo
misma; ello implica que si en la Constitución existen dos normas
en pie de igualdad, y los valores que ellas encierran se encuentran
en aparente contradicción, se debe salvar el principio formal de la
unidad de la Constitución, y de la coherencia consigo misma.

c) Previsión de consecuencias, supone que la tarea de interpretación,


si bien debe desarrollarse sin interesar los resultados, no debe
ignorarse el incorporar previsiones futuras al momento de resolver,
no como dato definitivo, sino como uno entre los muchos existentes
para llegar a una solución concreta.

d) Preferencia por los Derechos Humanos, obliga a que en la


interpretación constitucional se opte por una opción preferente a
favor de los derechos humanos; es decir, cuando se presente una
situación en la que exista un conflicto entre los derechos humanos
de la persona con las competencias y atribuciones de los órganos
de poder, otorgados por la propia Constitución, el intérprete
constitucional deberá inclinarse por aquéllos, lo que en el fondo
importa el uso del sistema de ponderación de bienes, y el test de
razonabilidad94.

94
Domingo GARCÍA BELAUNDE. La Interpretación Constitucional como problema,
ahora en: La Constitución y su dinámica, disponible virtualmente en:
www.garciabelaunde.com/biblioteca.htm

144
Alan E. Vargas Lima

IX. PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE


CONSTITUCION ALID
CONSTITUCIONALID AD
ALIDAD

Por otro lado, y de conformidad con el ámbito de aplicación y la finalidad


que persigue la jurisdicción constitucional, en el artículo 5º de la Ley del
TCP, se ha visto pertinente mantener el Principio de Presunción de
Constitucionalidad, y cabe hacer notar que ésta norma tiene su fuente
directa de procedencia en el artículo 2º de la anterior Ley Nº 1836 del
Tribunal Constitucional, siendo que se lo ha proyectado en forma
textualmente idéntica (salvo por haberse extendido «a todos los niveles»
de los Órganos del Estado).

Se debe recodar, que éste Principio significa básicamente que toda


disposición legal deberá ser considerada como «constitucional» (es decir,
conforme y compatible con la Constitución) hasta en tanto el órgano
encargado de verificar su constitucionalidad, no la hubiere declarado
«inconstitucional», disponiendo su retiro del ordenamiento jurídico, como
consecuencia del respectivo juicio de constitucionalidad que desarrolle
en el ejercicio legítimo de sus atribuciones.

Sin embargo, al momento de establecer ésta presunción juris tantum,


respecto de la compatibilidad de las normas de la legislación ordinaria
frente a la Constitución, debe aclararse que el Principio de Presunción de
Constitucionalidad extiende sus alcances hacia todas aquellas normas
jurídicas y disposiciones legales ordinarias susceptibles de ser

145
El Tribunal Constitucional Plurinacional

demandadas de inconstitucionalidad, considerando principalmente dos


aspectos: a) el ámbito de procedencia que tiene la Acción de
Inconstitucionalidad, en sus vías abstracta (acción directa) y concreta (acción
indirecta), según lo previsto en la Ley del TCP (artículo 101); y b) la Jerarquía
Normativa establecida por nuestra Ley Fundamental (artículo 410, parágrafo
II constitucional).

Por lo brevemente explicado, el contenido del artículo 5º de la Ley del


TCP, debió ser ampliado en su alcances con una redacción como la
siguiente:

«Se presume la constitucionalidad de toda Ley, Estatuto Autonómico,


Carta Orgánica, Decreto Supremo y cualquier género de Resoluciones
no judiciales o actos provenientes de Órganos del Estado, hasta el
momento en que el Tribunal Constitucional Plurinacional declare su
inconstitucionalidad, mediante resolución expresa con calidad de cosa
juzgada constitucional».

146
Alan E. Vargas Lima

X. PRINCIPIO DE
CONSERVACIÓN DE LA NORMA
CONSERV

Asimismo, en el parágrafo IV del artículo 4º de la Ley del TCP,


acertadamente se ha insertado una disposición que tiene su fuente directa
de procedencia en el artículo 4º de la anterior Ley Nº 1836 del Tribunal
Constitucional, habiéndose previsto que: «Cuando una norma jurídica
acepte más de una interpretación, el Tribunal Constitucional Plurinacional,
bajo el principio de conservación de la norma, adoptará la interpretación que
concuerde con el texto constitucional».

Esta norma, de manera muy adecuada respalda y mantiene la vigencia


del Principio de Conservación de la Norma, que deriva ineludiblemente
del Principio de Seguridad Jurídica, y que básicamente tiene la finalidad
de evitar que se produzcan vacíos normativos en el ordenamiento jurídico
del Estado, proyectando su aplicación en aquellos casos en que la
jurisdicción constitucional pudiese disponer la anulación de una Ley, por
ser algunas interpretaciones, incompatibles con la Constitución, no obstante
de que existan otras interpretaciones que efectivamente sí puedan ser
compatibles con el texto constitucional95.

95
«Entonces, este principio consiste en que el Tribunal Constitucional, si a
tiempo de realizar el juicio de constitucionalidad de una disposición legal
impugnada, encuentra que la misma tiene diversas interpretaciones, de las
cuales una es incompatible con la Constitución y otras son compatibles,

147
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Sin embargo, y habiéndose tomado como fuente el precitado artículo 4º


de la anterior Ley Nº 1836 del Tribunal Constitucional, también debió
considerarse la eficacia de la norma prevista en el segundo párrafo de
aquel artículo, que en forma imperativa disponía: «Los tribunales, jueces y
autoridades (en todos los niveles) aplicarán a sus decisiones (y actos) la
interpretación adoptada (en forma vinculante) por el Tribunal Constitucional»
(los agregados me corresponden); ello en resguardo de la seguridad
jurídica de todos los bolivianos, reivindicando así el carácter vinculante
de la interpretación constitucional desarrollada por el máximo órgano de
control de la constitucionalidad.

Por tanto, era absolutamente necesaria e indispensable la inclusión de


ésta norma en la actual Ley del TCP, a fin de otorgar una comprensión
exacta sobre los alcances que tiene la interpretación de la Ley Fundamental
en el Estado Plurinacional de Bolivia.

debe mantener vigente en el ordenamiento jurídico la interpretación que


sea conforme a la Constitución, retirando solamente la parte de la norma
que es incompatible con la Ley Fundamental, lo que significa que el Tribunal
deberá emitir una sentencia modulada en cuanto a su contenido, ya sea
emitiendo una sentencia interpretativa, o una sentencia aditiva o
integradora, conforme corresponda. Este principio se constituye en el
fundamento jurídico para que la jurisdicción constitucional module sus
sentencias en cuanto a su contenido». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Temas
de Derecho Procesal Constitucional. Pág. 269.

148
Alan E. Vargas Lima

XI. PRINCIPIO DE
COSA JUZGAD
JUZGADA A CONSTITUCIONAL
CONSTITUCIONAL

El artículo 8º de la Ley del TCP, bajo el nomen juris de «Obligatoriedad y


Vinculatoriedad», establece que «Las decisiones y sentencias del Tribunal
Constitucional Plurinacional son de carácter vinculante y de cumplimiento
obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario ulterior alguno», con el
cual nuevamente se incurre en el error de repetir textualmente preceptos
constitucionales vigentes, considerando que ya con anterioridad el artículo
203 de la Constitución Política del Estado, había establecido en forma
idéntica la vinculatoriedad y la obligatoriedad de las Sentencias
Constitucionales, aunque en realidad, de acuerdo a su contenido se puede
deducir que, lo que se pretende regular con el referido precepto, es el
Principio de Cosa Juzgada Constitucional, y ése debería ser el nomen
juris que en forma correcta debió utilizarse en el contenido de la Ley del
Tribunal Constitucional Plurinacional, dado que el tema de la vinculatoriedad
de las sentencias constitucionales, debería haber sido abordado en una
norma específica.

De manera general, se puede señalar que la cosa juzgada es la autoridad


y eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra ella medios
de impugnación que permitan modificarla, lo que significa que aquella le
otorga la calidad especial de inmutabilidad e inimpugnabilidad a ésta; por
lo que, la decisión judicial, emitida con resguardo del derecho al debido
proceso, no puede ni podrá ser atacada en posteriores decisiones de
órganos judiciales.

149
El Tribunal Constitucional Plurinacional

De tal manera, la cosa juzgada implica que los hechos que fueron objeto
del proceso, en el que se emitió una sentencia, no pueden ser
nuevamente objeto de controversia. Y cabe advertir, que la cosa juzgada
no es un efecto de la sentencia, sino propiamente una cualidad de ella;
por lo mismo, se materializa en la aplicación del principio non bis in idem96;
es decir, en la prohibición de juzgar dos veces la misma cuestión o
sancionar los mismos hechos.

96
En cuanto a los alcances del principio «non bis in idem»; es decir, la prohibición
de doble sanción y por ende doble juzgamiento por los mismos hechos, la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0506/
2005 de 10 de mayo, entre otras. ha establecido que: «…El principio non bis
in idem implica, en términos generales, la imposibilidad de que el Estado
sancione dos veces a una persona por los mismos hechos. En la doctrina y
jurisprudencia española, el principio implica la prohibición de imponer
una doble sanción, cuando existe identidad de sujeto, del hecho y del
fundamento respecto a una conducta que ya fue sancionada con anterioridad.
En el principio se debe distinguir el aspecto sustantivo (nadie puede ser
sancionado doblemente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o
condenado) y el aspecto procesal o adjetivo (nadie puede ser juzgado
nuevamente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o condenado). En
este sentido, existirá vulneración al non bis in idem, no sólo cuando se
sanciona sino también cuando se juzga nuevamente a una persona por un
mismo hecho. Este principio no es aplicable exclusivamente al ámbito penal,
sino que también lo es al ámbito administrativo, cuando se impone a un
mismo sujeto una doble sanción administrativa, o cuando se le impone una
sanción administrativa y otra penal pese a existir las identidades antes
anotadas (sujeto, hecho y fundamento). Conforme a esto, no existirá violación
al principio non bis in idem, cuando alguna de las identidades no se presenta;
por ejemplo, cuando el sujeto a quien se le imponen las sanciones,
administrativa y penal, no es el mismo, o cuando se trata de hechos diferentes
o, finalmente, cuando el fundamento de ambas sanciones es distinto. La última
distinción es la que ha sido analizada con mayor detenimiento por la
doctrina; llegándose a establecer que cuando no existe identidad de
fundamento entre la sanción administrativa y penal, en atención a que en
ambos casos se protegen bienes jurídicos diferentes, es factible que se pueda
sancionar un mismo hecho en forma doble: aplicándose la sanción penal y,
por otra parte, la sanción administrativa. Esta posibilidad ha sido reconocida
en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Español, al admitir la

150
Alan E. Vargas Lima

Ahora bien, en el ámbito de la jurisdicción constitucional, la Constitución


otorga la calidad de cosa juzgada constitucional a las sentencias emitidas
por el máximo órgano encargado de ejercer el control de
constitucionalidad, especialmente, en aquellas decisiones que son
pronunciadas en el ámbito del control normativo, es decir, al momento de
resolver las acciones de inconstitucionalidad, lo que implica que la decisión
sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una disposición legal,
no pueden ser nuevamente objeto de controversia97.

dualidad de sanciones cuando las normas que las imponen contemplan los
mismos hechos desde la perspectiva de un interés jurídicamente protegido
diferente al de la primera sanción impuesta, o también, que tengan su
fundamento en una relación jurídica diferente entre sancionador y
sancionado. (STC de 10 de diciembre de 1991, Núm. 234/1991. Recurso de
Amparo Núm. 1473/1989). De acuerdo al último entendimiento, las sanciones
administrativas-disciplinarias, se basan en un vínculo jurídico diferente entre
sancionador y sancionado, pues existe una relación de supremacía de la
Administración respecto al administrado, teniendo la sanción administrativa
- disciplinaria un fundamento específico. Así, tratándose de funcionarios
públicos que con una misma conducta vulneran dos ordenamientos jurídicos:
el penal y el administrativo, es posible aplicar una sanción penal y otra
administrativa - disciplinaria, dado que esta última tiene un fundamento
diferente, cual es preservar el buen funcionamiento de la Administración. En
similar sentido, la jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia,
ha señalado que es posible, sin vulnerar el non bis in idem, que una persona
pueda ser objeto de dos o más sanciones de naturaleza diferente por la
comisión de un mismo hecho, siempre que con su conducta se vulneren
distintos bienes jurídicos tutelados, y que la imposición de las sanciones
esté a cargo de autoridades de diferentes jurisdicciones (Sentencia C-529/
01). En Bolivia, el principio del non bis in idem, si bien no encuentra
reconocimiento constitucional autónomo, encuentra protección como
elemento de la garantía del debido proceso, establecida en el art. 16 de la
CPE (abrogada)«. Cabe hacer notar que actualmente, la Nueva Constitución
Política del Estado, ha reconocido de manera autónoma el principio del non
bis in idem en el art. 117 parágrafo II que señala: «Nadie será procesado ni
condenado más de una vez por el mismo hecho. La rehabilitación de sus
derechos restringidos será inmediata al cumplimiento de su condena».
97
José Antonio R IVERA S ANTIVAÑEZ . Los efectos de las sentencias en el
ordenamiento jurídico interno. En: Temas de Derecho Procesal
Constitucional. Págs. 346-347.

151
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En otras palabras, lo anterior significa que cuando una disposición legal


ha sido sometida a un examen de constitucionalidad, por medio de una
acción de inconstitucionalidad, y que ha concluido con una Sentencia
Constitucional que declara su conformidad con el texto constitucional, se
produce la cosa juzgada constitucional, y esa norma legal ya no puede
ser sometida a una nueva comprobación de su sometimiento a la Ley
Fundamental del Estado por los mismos argumentos ya resueltos,
pudiendo ser analizada en base a nuevos cuestionamientos que emergen
producto de nuevas realidades sociales, o de nuevas aplicaciones de la
norma cuestionada, según lo expuesto en la SC Nº101/2004 de 14 de
septiembre.

Además, y conforme se ha descrito precedentemente, la cosa juzgada


constitucional está instituida en la propia Constitución Política del Estado
(artículo 203), pues dada su importancia, a diferencia de la jurisdicción
ordinaria en la que está consagrada como un efecto procesal de la
sentencia, en el ámbito constitucional, el Constituyente la ha consagrado
expresamente en nuestra Ley Fundamental, como un efecto inmediato
de la decisión emitida por la jurisdicción constitucional, operando además
como una garantía de certeza y seguridad jurídica.

Bajo este mismo criterio, el Tribunal Constitucional ha expresado el carácter


definitivo e incontrovertible de las resoluciones de amparo constitucional,
a través de las SSCC 1240/2001-R, 1387/01-R, 1190/01-R, y particularmente
en la Sentencia Constitucional 1249/2001-R de 23 de noviembre, señaló:

«Que, por otro lado es importante recordar que el Tribunal


Constitucional cumple la labor del control de constitucionalidad a través
del conocimiento y resolución de las acciones, demandas o recursos
constitucionales, los que, dada su naturaleza jurídica, tienen una
configuración procesal especial conforme prevén las normas de la
Ley 1836, pues se tramitan en la vía de puro derecho y en única
instancia, por lo mismo contra las resoluciones adoptadas por el

152
Alan E. Vargas Lima

Tribunal no procede ningún recurso ulterior alguno, excepto la


aclaración, enmienda y complementación que podrá ser efectuada
por el propio Tribunal Constitucional, de oficio o a instancia de parte.
Que, de lo referido se concluye que el sistema procesal constitucional
adoptado por la Constitución y la Ley 1836 para el ejercicio del control
de constitucionalidad, en resguardo del principio de la seguridad
jurídica, instituye la cosa juzgada constitucional, lo que significa que
las sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional tienen carácter
definitivo, absoluto e incontrovertible, de manera tal que sobre el tema
resuelto no puede volver a plantearse nuevo litigio a través de recurso
alguno, ya que expresamente está excluida esa posibilidad por
mandato del art. 121.I de la Constitución y el art. 42 de la Ley 1836.
En consecuencia, resulta inadmisible la procedencia del amparo
Constitucional como medio de impugnación y revisión de una Sentencia
Constitucional cuando ésta, por imperio de la Constitución, ha
adquirido la calidad de cosa juzgada constitucional. Que, atendiendo
a los fundamentos antes referidos se concluye que las personas que
plantean un recurso de amparo contra Sentencias Constitucionales
hacen un uso equivocado de la acción distorsionando su esencia y
naturaleza tutelar; pues es evidente que, como en el presente caso,
el recurso no está orientado a obtener protección efectiva de algún
derecho fundamental o garantía constitucional, sino que buscaba,
contra lo dispuesto en la Constitución y la ley, así como la doctrina
constitucional sobre el tema, crear una segunda instancia en la
jurisdicción constitucional para lograr la revisión y anulación de una
Sentencia Constitucional. Por todo ello, los jueces o tribunales de
amparo, en estricto cumplimiento de las normas previstas por el art.
121.I de la Constitución y art. 42 de la Ley 1836, no deben admitir
sino rechazar in límine los recursos de amparo constitucional en los
casos en los que sean planteados contra Sentencias Constitucionales
emitidas por el Tribunal Constitucional». Disponible virtualmente en
la página web del Tribunal Constitucional de Bolivia: http://
www.tribunalconstitucional.gob.bo/

153
El Tribunal Constitucional Plurinacional

154
Alan E. Vargas Lima

XII. EL CARÁCTER VINCULANTE DE LAS


RESOLUCIONES CONSTITUCIONALES

Ahora bien, respecto al tema de la vinculatoriedad de las resoluciones


constitucionales, conforme se ha señalado anteriormente, éste aspecto
constituye uno de los principios procesales de la Jurisdicción
Constitucional, además de ser su característica principal, y significa que
las resoluciones o sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional obligan
a las autoridades, funcionarios públicos en general y a las personas
particulares a cumplirlas, de manera que son obligatorias e inexcusables.
Ésta situación, tiene su base y fundamento en la fuerza de la cosa juzgada
constitucional que le otorga el Constituyente a las sentencias pronunciadas
por la jurisdicción constitucional, dado que la norma prevista por el artículo
203 de la NCPE, en su última parte consagra expresamente la cosa juzgada
constitucional, al disponer que «contra las sentencias del Tribunal
Constitucional no cabe recurso ulterior alguno».

Ello permite establecer, que el sistema de control de constitucionalidad


en Bolivia se cierra con el pronunciamiento definitivo (de última instancia)
e incontrovertible que asuma el Tribunal Constitucional Plurinacional en el
ejercicio legítimo de sus atribuciones, debiendo tenerse en cuenta que
la cosa juzgada constitucional, alcanza tanto al decisum o parte resolutiva,
como a la ratio decidendi o razón de ser de la sentencia constitucional, en
la que se consigna la doctrina constitucional y las subreglas creadas a
través de la interpretación constitucional. En consecuencia, al operarse la

155
El Tribunal Constitucional Plurinacional

cosa juzgada material, la sentencia, en su parte de la ratio decidendi,


adquiere la fuerza vinculante y en su parte resolutiva, el carácter obligatorio.

De manera que, en el sistema constitucional boliviano, la jurisprudencia


constitucional que sea desarrollada por el Tribunal Constitucional
Plurinacional, se constituye en una fuente directa del Derecho
Constitucional, y por lo mismo, es vinculante para todos los jueces,
tribunales y autoridades públicas; éste principio se encuentra muy
livianamente consagrado en el artículo 8º de la Ley del TCP, norma que
no es comparable a la amplitud de la previsión que contenía el artículo 44
de la anterior Ley Nº 1836.

Es necesario hacer notar aquí, que el tema del carácter vinculante de las
resoluciones del contralor de la constitucionalidad, siempre fue el principal
motivo de discordia y repudio de que ha sido objeto el Tribunal
Constitucional en Bolivia, en razón de la incomprensión de las autoridades
en el ámbito político y en la jurisdicción ordinaria, respecto de la naturaleza
jurídica de las decisiones del Tribunal Constitucional y su calidad de
supremo intérprete de la Constitución, que el constituyente del año 1994 -
en ocasión de la reforma constitucional efectuada en aquella época- le
había asignado implícitamente al momento de crearlo e incorporarlo para
tal efecto en el ordenamiento constitucional.

Así por ejemplo, resulta ilustrativo recordar el debate llevado a cabo en


la Audiencia Pública de fecha 19 de mayo de 2004, convocada por la
Comisión Mixta de Constitución, Justicia, Policía Judicial, Ministerio Público,
etc., y suscitado en ocasión del Proyecto de Ley de Modificación del
parágrafo I del Artículo 44 de la Ley del Tribunal Constitucional (LTC),
presentado en aquella época ante el entonces H. Congreso Nacional,
por el representante de la Corte Suprema de Justicia (CSJ). En dicha
ocasión, el entonces Presidente a.i. de la CSJ, Dr. Eduardo Rodríguez
Veltzé, a tiempo de fundamentar su Proyecto de Ley, y que básicamente
estaba referido a restringir o reducir el carácter vinculante señalado por el

156
Alan E. Vargas Lima

artículo 44 de la anterior Ley Nº 183698, manifestaba lo que a continuación


-por su importancia- se transcribe:

«(…) ¿Qué se entiende por vinculante?

La inteligencia básica de la propuesta de la CSJ radica en que es la


Constitución, art.121, parágrafo II, que nos dice qué es vinculante y
qué no. Vinculante respecto a quién ¿entre las partes?, ¿entre el
órgano a sí mismo?, o vinculante ¿para el resto de los ciudadanos?,
¿Vinculante importa obligatoriedad y tornar ese criterio emitido por un
fallo en una norma positiva? (…). En esa línea, creemos que la
Constitución tiene un texto sabio, dice: aquellas normas que son
declaradas inconstitucionales y que son retiradas del ordenamiento
por una sentencia constitucional, y que así lo declara, tiene un efecto
erga omnes o amplio. (…) si la democracia en Bolivia ha permitido
que se pueda retirar del marco jurídico una norma que es abiertamente
contraria a la Constitución, y así lo hace, esa decisión debe tener un
carácter eminentemente vinculante, erga omnes. Pero la Constitución,
con absoluta nitidez dice que los asuntos que resuelvan derechos
subjetivos únicamente tienen efectos entre esas partes, también por
un sentido de sabiduría, porque la CPE no reconoce un efecto
vinculante, porque así lo hubiera dicho, pero además porque es

98
La propuesta de la Corte Suprema de Justicia de modificar los alcances del
artículo 44.1 de la Ley 1836 tenía el siguiente texto: «Art. 44.- Vinculación y
coordinación. I. Los poderes públicos están obligados al cumplimiento de
las resoluciones pronunciadas por el Tribunal Constitucional. Las
sentencias, declaraciones y autos del Tribunal Constitucional, son
obligatorias y su efecto vinculante está limitado a lo dispuesto por el art.
121-II de la Constitución Política del Estado«. Como se puede ver, la
modificación planteada intentaba limitar el carácter vinculante de las Sentencias
del Tribunal Constitucional al caso concreto, a partir de una incorrecta
interpretación de la norma prevista por el art. 121-II de la Constitución (1994),
y un inadecuado entendimiento de los efectos de las sentencias que se
confunde con el carácter vinculante.

157
El Tribunal Constitucional Plurinacional

consistente con este modelo mixto-paralelo de control de


constitucionalidad. No se podría pretender que todas las
determinaciones que resuelvan situaciones de derecho subjetivo
tengan carácter vinculante (…) Y en la práctica sucede que esos
fallos son pretendidas normas positivas. Se dice: Ah no, el sistema
procesal es ya no sólo el que dice el Código de Procedimiento, el
Código sustantivo, es, además, este otro señalado en tal o cual
sentencia, declaración o auto constitucional. Ese es el motivo de la
preocupación de la CSJ. Si hiciéramos un esfuerzo, en conjunto,
idealmente entre los poderes del Estado, de dar una inteligencia cabal
a lo que se pretende con vinculación, con efecto jurídico procesal,
con efecto vinculante, le haríamos un favor al país. (…)»

«Los límites entre legislador negativo y legislador positivo

(…) Nosotros entendemos que el desempeño del Tribunal, sobre todo


en esta labor -que la declaramos encomiable- de recuperación de los
derechos y garantías de la persona, puede cruzar determinadas líneas
de valor normativo que son las que nos preocupan. Me refiero a que
una gran parte de la labor del TC está concentrada -entiendo que
cerca al 90%- en resolver amparos constitucionales y hábeas corpus.
Son esencialmente recursos de tutela judicial constitucional para
preservar no solamente temas de orden constitucional, de garantías
constitucionales, sino de legalidad en determinados procesos
administrativos, relaciones interpersonales o procesos judiciales. Es
decir, los tribunales ordinarios de justicia de la República de Bolivia,
como tribunales constitucionales en una primera fase y luego el TC
en revisión, ingresan a conocer controversias de orden no
necesariamente ni únicamente constitucional, sino del más amplio
espectro de legalidad (temas tributarios, aduaneros, agrarios, civiles,
penales, familiares, etc.). En el pronunciamiento de resoluciones de
este orden surgen criterios jurisprudenciales, sub reglas, o lo que
quiera llamarse, al final son pronunciamientos judiciales. Muchos de

158
Alan E. Vargas Lima

ellos están estableciendo una serie de prácticas procesales o


alteraciones y modificaciones al ordenamiento normativo vigente en
el país que estamos en condiciones de así demostrarlo. (…) Es esa
situación la que nos preocupa. Se ha cruzado la línea de legislador
negativo a legislador positivo; no solamente se está retirando del
ordenamiento jurídico una norma, sino que en algunos casos, aún en
causas que no son de inconstitucionalidad, el TC está señalando
líneas de orden positivo, normativo, eso es legislar, eso es convertirse
en legislador positivo. Señalar, por ejemplo, que en el proceso de tal
naturaleza, el juez debe, además de lo que dice el procedimiento,
debe hacer esto o lo otro, o no debió haber hecho esto, o esto se
anula, pero sobre todo las que alteran el marco y la práctica procesal
ordinaria. Estamos absolutamente preocupados de que se concentre
en un órgano judicial, además, una labor legislativa, y esa
concentración de poder, de ser además de jueces, legisladores, está
explícitamente prohibida por la Constitución. (…)».

Posteriormente, también hizo su intervención el entonces Presidente del


Tribunal Constitucional, Dr. Willman Durán Ribera, en cuya oportunidad
expuso lo siguiente:

«(…) El significado del Artículo 121.II de la Constitución (1994)

Tomemos muy en cuenta lo que dice el Proyecto de Modificación del


art. 44.I de la Ley Nº 1836 y ubiquémoslo en la real dimensión del
contexto constitucional. Dice: Art. 44. (Vinculación y Coordinación).
Los poderes públicos están obligados al cumplimiento de las
resoluciones pronunciadas por el Tribunal Constitucional. Las
sentencias, declaraciones y autos del Tribunal Constitucional son
obligatorias y su efecto vinculante está limitado a lo dispuesto por el
art. 121.II de la Constitución Política del Estado. Lo que se pretende
con ésta fórmula es que el carácter vinculante de las resoluciones
del TC se reduzcan a un determinado nivel. (…) El art. 121.II de la

159
El Tribunal Constitucional Plurinacional

CPE dice: La sentencia que declara la inconstitucionalidad de una


ley, decreto o cualquier género de resolución no judicial, hace
inaplicable la norma impugnada y surte plenos efectos respecto a
otros. La sentencia que se refiera a un derecho subjetivo controvertido,
se limitará a declarar su inaplicabilidad al caso concreto. Con esto,
el legislador constituyente está hablando de los efectos de las
resoluciones del TC, de las consecuencias del fallo, de su parte
resolutiva, nada que ver con la parte motiva. Esto significa que cuando
el TC dicta una resolución, en el caso de inconstitucionalidad, es
decir en los casos del control abstracto o del control incidental, en
ambos casos la declaración de inconstitucionalidad tiene consecuencia
erga omnes, por lo tanto, todos están obligados a asumir esa parte
resolutiva. En cambio, cuando se trata de un derecho subjetivo
controvertido, que es el caso de los amparos, el efecto de la resolución
es inter partes, esto no tiene nada que ver con la vinculatoriedad.
Esto implica que, cuando el TC dice: esta norma es inconstitucional,
tiene efecto para todos, y cuando en el derecho subjetivo
controvertido, que es la característica de los amparos -supongamos
una tutela por una lesión al debido proceso-, dice: por lo tanto
corresponde la nulidad de obrados, eso no va a afectar a todos porque
es inter partes, el efecto es en relación al caso concreto. A eso se
está refiriendo el art. 121.II de la CPE, entonces es obvia la
preocupación de la CSJ de que nosotros queramos aplicar una
vinculatoriedad a este precepto que tiene otro sentido, otro objetivo,
y naturalmente es legítimo que se preocupe si lo interpreta de la
manera errada, lamentablemente, en que lo está haciendo, porque se
puede llegar a la conclusión de la CSJ, de que estamos vulnerando el
ordenamiento. (…)»

«La jurisprudencia del Tribunal Constitucional

(…) En ese sentido, antes que nada debemos decir que en el desarrollo
cultural de la humanidad se han desarrollado tradicionalmente dos
sistemas completamente contrapuestos uno al otro. El primero, el
sistema anglosajón, denominado también derecho consuetudinario o

160
Alan E. Vargas Lima

de caso. En este sistema, el precedente judicial se constituye en la


base del derecho y ahí nace el llamado establischment, que es el
precedente obligatorio que tiene que ver con el problema de la
vinculación. El segundo, el sistema romano-germano, en el que, a
diferencia del anterior, se consideraba a la jurisprudencia como un
elemento auxiliar de los jueces para la resolución de los problemas,
pero sin ningún carácter vinculante, era solamente un criterio de
orientación, y de ahí que, como recordarán, se hablaba incluso de la
jurisprudencia probable, después salió la teoría de la jurisprudencia
muy probable, en el que se necesitaban cuatro fallos para ser
jurisprudencia; los españoles sacaron una teoría, los colombianos
otra, los costarricenses también volvieron a incidir sobre eso. Pero
nace el sistema integrado, que es el sistema que han desarrollado
Alemania, España, Italia, Colombia, Costa Rica, Perú, El Salvador,
etc., es decir todos los países sudamericanos que acogieron el sistema
de control de constitucionalidad.(…) De esta manera nace el sistema
integrado que es el que tenemos, donde ya nace la idea del precedente
constitucional que, como ya he dicho anteriormente, no tiene nada
que ver con los efectos de los fallos, inter partes o erga omnes, sino
con la vinculatoriedad, y es ese precedente constitucional el que
preside el sistema actualmente y consiste precisamente en que las
resoluciones de ese tribunal, ese entendimiento jurídico jurisprudencial
sobre una determinada problemática que resuelve, es vinculante para
todos los órganos que deben aplicar al caso idéntico que van a
resolver, el mismo entendimiento. (…)»99.

99
Mayores detalles sobre éste debate y sus fundamentaciones, pueden verse
en: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor). El carácter vinculante de
las Resoluciones del Tribunal Constitucional. Resumen de la intervención de
la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Constitucional en la Audiencia
Pública realizada el 19 de mayo de 2004, a convocatoria de la Comisión Mixta
de Constitución, Justicia, Policía Judicial, Ministerio Público, Derechos
Humanos y Régimen Electoral del Honorable Congreso Nacional. s/e. Sucre -
Bolivia, Junio de 2004. 32 pp.

161
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Actualmente, el tema de la vinculatoriedad de las Sentencias


Constitucionales, ha sido consagrado expresamente por la Constitución
Política del Estado, junto a la eficacia de la cosa juzgada constitucional, al
disponer expresamente en su artículo 203 lo siguiente: «Las decisiones y
sentencias del Tribunal Constitucional Plurinacional son de carácter vinculante
y de cumplimiento obligatorio, y contra ellas no cabe recurso ordinario ulterior
alguno», norma que fue idénticamente establecida en el artículo 8 de la
Ley del TCP.

Como se puede apreciar, la Constitución asigna el carácter vinculante a


todas las decisiones y sentencias que en su momento llegue a emitir el
Tribunal Constitucional Plurinacional, siendo asimismo de cumplimiento
obligatorio, con el efecto erga omnes que ello implica, y garantizando la
cosa juzgada constitucional ante la inadmisibilidad de medio de
impugnación alguno en contra de dichos pronunciamientos de la jurisdicción
constitucional en Bolivia.

Asimismo, cabe hacer notar que la jurisprudencia constitucional existente,


plenamente válida en el tiempo100, respecto de la vinculatoriedad de las

100
Mediante la Sentencia Constitucional 1426/2005-R, de 8 de noviembre, el
Tribunal Constitucional fundó una línea jurisprudencial que establece que los
únicos límites a la aplicación de la jurisprudencia constitucional en el tiempo lo
constituyen la cosa juzgada formal y material, y en derecho penal cuando el
entendimiento jurisprudencial es perjudicial al imputado. En consecuencia, de
manera general se puede afirmar que las sentencias pronunciadas por el Tribunal
Constitucional, al constituirse en un medio por el cual la Ley Fundamental
desplaza su eficacia general, no están regidas por el principio de irretroactividad
de las leyes, previsto en la Constitución Política del Estado; sino que tienen
validez plena en el tiempo, lo que significa que los razonamientos de las
resoluciones constitucionales pueden ser aplicados en los procesos que están
en curso, es decir, en aquellos que no tienen calidad de cosa juzgada, sin
importar que los hechos a los que ha de aplicarse el entendimiento
jurisprudencial hubieren acaecido con anterioridad al pronunciamiento del
Tribunal Constitucional. Es importante poner de relieve este aspecto, ante la
aparición de algunas voces infundadas que propugnan la «obsolescencia de

162
Alan E. Vargas Lima

sentencias constitucionales, ha expresado entendimientos que pueden


ser plenamente aplicables, ahora en el marco de la Constitución Política
del Estado101.

la jurisprudencia constitucional ante el reto de la plurinacionalidad», según


puede verse en el citado ensayo de: Bartolomé C L AVERO . Tribunal
Constitucional en Estado Plurinacional: El reto constituyente de Bolivia.
Disponible en: http://t.co/EPmGnbhC. Sobre ésta problemática, resulta mucho
más racional y objetiva la solución que propone el Profesor Boris Arias, al
explicar que: «(…) la jurisprudencia del anterior Tribunal Constitucional
que incidía en la parte orgánica de la Constitución, ha dejado de tener
efecto vinculante y se transformó en obiter dicta, mientras que la
jurisprudencia que incidía a la parte dogmática constitucional, continúa
teniendo efecto vinculante, puesto que al ser la jurisprudencia un tipo de
razonamiento estrictamente fundamentado, no puede ser derogado o
abrogado (no es derecho positivo), en cuyo caso, para el cambio de línea
jurisprudencial debe necesariamente, en cada sentencia moduladora o de
cambio de línea, invocarse el precedente anterior y las circunstancias y
argumentos nuevos que provocan el cambio de línea jurisprudencial a efectos
de resguardar los principios de igualdad y de seguridad jurídica». Boris W.
A R I A S L O P E Z . Estado de transición constitucional y nueva líneas
jurisprudenciales del Tribunal Constitucional Boliviano. En: R EVISTA
BOLIVIANA DE DERECHO. Número 12. Santa Cruz - Bolivia: Editorial EL PAÍS, Julio
de 2011. Págs. 102-121.
101
En este sentido, es útil recordar que los arts. 4, párrafo segundo y 44.I de la Ley
Nº 1836 del Tribunal Constitucional (anteriormente vigente), establecieron
claramente que tanto la jurisprudencia como la doctrina constitucional creada
a través de la interpretación constitucional que desarrolla el Tribunal
Constitucional, tienen fuerza vinculante, siendo de cumplimiento obligatorio
para los órganos del poder público, eficacia que hace posible que el referido
Tribunal garantice la supralegalidad de la Constitución; lo que no debe
confundirse con el efecto erga omnes de sus resoluciones, pues éste expresa
que tal decisión tiene alcances generales; en cambio, el efecto vinculante
manifiesta que todas las autoridades, jueces y tribunales aplicarán a sus
decisiones la interpretación adoptada por el Tribunal Constitucional, en toda
clase de procesos cuyos supuestos fácticos sean análogos; a cuyo efecto, se
debe tener presente que el efecto erga omnes se genera en la parte resolutiva
de la sentencia, en cambio el carácter vinculante emerge de la ratio decidendi
de la sentencia, pues es en esta parte en la que se crean las subreglas que por
la doctrina constitucional se convierten en precedentes obligatorios.

163
El Tribunal Constitucional Plurinacional

De ahí que resulta imprescindible recoger el siguiente entendimiento


interpretativo expresado en la Sentencia Constitucional Nº 1781/2004-R,
de 16 de noviembre102, en base a las normas anteriores que preveían
expresamente la vinculatoriedad de las sentencias constitucionales en
Bolivia, expresado en lo siguiente:

«(…) III.2. A fin de entender la vinculatoriedad de la interpretación


constitucional desarrollada por la jurisdicción constitucional, es
necesario referirse a dos aspectos básicos:

1) El respeto a los precedentes por parte del propio juez o tribunal,


como por los demás jueces y tribunales inferiores, que preserva la
seguridad jurídica y la coherencia del orden jurídico; protege los
derechos fundamentales y las libertades ciudadanas evitando
variaciones injustificadas o caprichosas de los criterios de
interpretación; precautela el valor supremo de la igualdad, impidiendo
que casos iguales, con identidad de los supuestos fácticos, sean
resueltos de manera distinta; ejerce control de la propia actividad
judicial, imponiendo a los jueces y tribunales mínima racionalidad y
universalidad, ya que los obliga a decidir el problema que les es
planteado de una manera que estarían dispuestos a aceptar en otro
caso diferente pero que presente caracteres análogos.

Empero, cabe advertir que esta obligatoriedad de los precedentes no


es un valor absoluto, pudiendo los jueces y tribunales apartarse de
sus propios precedentes sin importar discrecionalidad, sino con la
limitación de la debida y adecuada fundamentación de las razones
que llevan a distanciarse de sus decisiones previas, por lo que el

102
Tómese en cuenta que ésta, y todas las demás Sentencias Constitucionales
citadas en el presente trabajo, se hallan disponibles virtualmente en la página
web del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia: http://
www.tribunalconstitucional.gob.bo/

164
Alan E. Vargas Lima

principio del stare decisis o estarse a lo resuelto en casos anteriores,


no es absoluto.

2) La posición de la jurisprudencia constitucional en el sistema de


fuentes del Derecho.- Al respecto, cabe destacar que la doctrina
constitucional contemporánea le otorga un lugar esencial como fuente
directa del Derecho, por lo que se constituye en vinculante y obligatoria
para el resto de los órganos del poder público, particularmente para
jueces y tribunales que forman parte del poder judicial, cuya base y
fundamento es la fuerza de la cosa juzgada constitucional que le
otorga el Constituyente a las sentencias proferidas por la jurisdicción
constitucional, tanto en su parte resolutiva o decisum, como en sus
fundamentos jurídicos que guarden una unidad de sentido con la parte
resolutiva, de forma que no se pueda entender ésta sin la alusión a
aquéllos, es decir la ratio decidendi o razón de la decisión.

«III.3. El Tribunal Constitucional en su SC 58/2002, de 08 de julio,


señaló lo siguiente: «...la vinculatoriedad de las Sentencias del Tribunal
Constitucional, implica que los poderes públicos que sean aplicadores
del derecho, se encuentran sujetos a la manera de cómo los preceptos
y principios de la Constitución, han sido interpretados por el Tribunal
Constitucional. En consecuencia, por la eficacia vinculante de dicha
interpretación, los poderes públicos están obligados a seguir la doctrina
constitucional que ha resultado de las resoluciones dictadas por el
Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos constitucionales.
(...) la vinculación alcanza una trascendencia especial, respecto a
los jueces y tribunales de la justicia ordinaria, quienes a tiempo de
resolver las controversias sometidas a su conocimiento, deberán tener
en cuenta la doctrina constitucional, por ser los principales
destinatarios de la misma. En el caso de las Sentencias
Constitucionales pronunciadas en los recursos de amparo
constitucional, se aprecia en revisión si hay una efectiva vulneración
de derechos fundamentales, Sentencias que por ser vinculantes,
tienen el valor de precedente para casos futuros análogos.»

165
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En este sentido, corresponde considerar también los efectos de las


sentencias constitucionales en el ordenamiento jurídico boliviano. Al
respecto, el Tribunal Constitucional ha señalado que si bien todo fallo
que emite en los recursos de amparo constitucional (ahora Acción de
Amparo) y hábeas corpus (ahora Acción de Libertad), tiene efectos inter
partes (es decir que sólo afecta a las partes), sin embargo los fundamentos
determinantes del fallo o rationes decidendi, son vinculantes y, por tanto,
de obligatoria aplicación para los Órganos del Estado, legisladores,
autoridades públicas, tribunales y jueces ordinarios en todos sus niveles
jerárquicos (según lo dispuesto en la Sentencia Constitucional Nº 1310/
2002-R, de 28 de octubre). Vale decir, que constituyen entendimientos
jurisprudenciales imprescindibles de aplicarse en el ejercicio de sus
actividades, de acuerdo a las atribuciones a ellos conferidas por la
Constitución; aspectos que son ineludibles de tenerlos en cuenta al
momento de la utilización de la jurisprudencia constitucional, como un
instrumento vinculante hacia todas las autoridades públicas y particulares,
dentro del Estado Plurinacional de Bolivia.

Adicionalmente, cabe agregar algunas precisiones en relación a los


fundamentos de la vinculatoriedad de las Sentencias Constitucionales. Al
respecto, el Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, de
conformidad a la normativa constitucional vigente, ha sido configurado
como el máximo guardián y supremo intérprete de la Constitución
normativa boliviana, lo cual no implica que el resto de los órganos del
Estado (Legislativo, Ejecutivo) y los jueces y tribunales de la jurisdicción
ordinaria en particular, estén impedidos de realizar la interpretación de la
Constitución para resolver el caso concreto sometido a su conocimiento;
lo que sucede es que, si bien todas las autoridades y funcionarios públicos
interpretan la Constitución durante el ejercicio de sus atribuciones, quien
cierra el proceso hermenéutico realizando una interpretación que alcanza
a vincular a todos los Órganos del Estado, autoridades públicas en sus
distintos niveles de gobierno, y particulares, es precisamente el Tribunal
Constitucional Plurinacional, por ello es, y debe ser considerado el máximo
guardián y supremo intérprete de la Constitución.

166
Alan E. Vargas Lima

De ahí que, la naturaleza jurídica del Tribunal Constitucional Plurinacional


y la labor especializada de control de constitucionalidad que le ha sido
encomendada por la misma Constitución, son las que determinan que
sus decisiones tengan fuerza obligatoria general para los poderes públicos,
y que la jurisprudencia establecida tenga fuerza vinculante general; de lo
cual se infiere que ésta eficacia hace posible que el Tribunal pueda
garantizar efectivamente la supralegalidad de la Constitución.

Por lo tanto, la facultad interpretativa definitiva del Tribunal Constitucional


Plurinacional sobre las normas contenidas en la Ley Fundamental, y el
carácter vinculante y obligatorio de sus resoluciones, se constituyen en
el atributo esencial del sistema de control jurisdiccional concentrado de
constitucionalidad previsto por la Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia.

167
El Tribunal Constitucional Plurinacional

168
Alan E. Vargas Lima

CONCLUSIONES

Para concluir con éstas reflexiones, cabe considerar que indudablemente


la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional fue elaborada al influjo del
mandato constitucional que establecía un plazo perentorio para su
aprobación y sanción por parte de la Asamblea Legislativa Plurinacional
de Bolivia (según la Disposición Transitoria Segunda, concordante con
los artículos 197-III y 204, todos de la Constitución Política del Estado); sin
embargo, ello no autorizaba a que el Proyecto de Ley formulado
previamente –por el sector oficialista de la Asamblea– para regular las
actividades jurisdiccionales del órgano contralor de la constitucionalidad
en Bolivia, fuera aprobado de manera tan apresurada e inconsulta; vale
decir, que si bien la celeridad en su aprobación estaba legalmente
justificada, ello no hacía permisible la improvisación de un «texto
prefabricado», que tuviera que ser aprobado sin el consenso necesario
de las fuerzas políticas concurrentes en la Asamblea Legislativa.

Ésta actitud, únicamente ocasiona que por simples diferencias políticas,


las disposiciones legales, sean aprobadas sin un mínimo de análisis y
estudio serio, sereno y crítico, lo que resulta indispensable, si se pretende
lograr una disposición legal que pueda atender efectivamente las
demandas ciudadanas, en materia de control de constitucionalidad –tanto
en el ámbito normativo, como competencial y tutelar–.

169
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Asimismo, deben considerarse los importantes avances de la Legislación


comparada en el ámbito del Derecho Constitucional y del Derecho
Procesal Constitucional, conforme se puede apreciar en la abundante
jurisprudencia constitucional existente en nuestro país, incesantemente
generada hasta antes del colapso institucional en que se vio involucrado
el Tribunal Constitucional boliviano hace algunos años atrás, y que derivó
en la acumulación y sobrecarga procesal de causas pendientes sin
resolver; un hecho lamentable que jamás debió suceder, ni debe
permitirse que surja nuevamente.

En otras palabras, ciertamente las reflexiones críticas y de análisis


constitucional detalladas anteriormente, de ninguna manera pretenden
desmerecer el arduo trabajo desarrollado por la Comisión de Constitución,
Legislación y Sistema Electoral de la Cámara de Diputados de la Asamblea
Legislativa Plurinacional; sin embargo, no es posible dejar de lado que la
desconcertante precipitación con que se ha actuado para aprobar –con
muy escaso debate– ésta nueva Ley del TCP, ha dado lugar a que sean
fácilmente detectables, algunas de las principales deficiencias sustanciales
y formales contenidas en las Disposiciones Generales de esta norma.
Ello, influye negativamente en el resto de su contenido normativo, y si
bien pone en duda la seriedad e idoneidad del trabajo realizado por
nuestros(as) representantes nacionales, también pone en evidencia que
en muchos casos, no son precisamente los intereses de la ciudadanía
los que se consultan al momento de aprobar las leyes, sino aquellos de
tipo político-sectorial que no merecen ser mencionados en éstas
conclusiones.

Entonces, resulta por demás evidente el perjuicio que se podría ocasionar


a la ciudadanía, y al propio Tribunal Constitucional Plurinacional, en caso
de que se mantengan sin reforma alguna, las disposiciones observadas
a lo largo de éste trabajo, principalmente en lo referido a la titularidad de
la interpretación constitucional, y los métodos adecuadamente lógicos y
razonables para llevar adelante ésta tarea, que es consustancial al ejercicio
del control de constitucionalidad en nuestro país. Lo que menos se espera,

170
Alan E. Vargas Lima

es que los errores y deficiencias normativas, lleguen a entorpecer el


normal desarrollo de las actividades jurisdiccionales del TCP, destinadas
a garantizar la vigencia plena de la Constitución, en el Estado Plurinacional
de Bolivia.

En este sentido, es importante considerar que la interpretación


constitucional, contemporáneamente se ha constituido en el núcleo
esencial de la Teoría Constitucional, y surge principalmente en razón de
que en la actualidad la Constitución posee un carácter normativo, habiendo
dejado de ser sólo un documento de principios programáticos, para que
todo su contenido normativo sea plenamente aplicable para la solución
de conflictos constitucionales. De ahí que, la interpretación constitucional,
tiene sus propias peculiaridades y características que la diferencian de la
interpretación jurídica en general, lo que significa que la interpretación de
las normas constitucionales no puede equipararse a la interpretación de
las demás normas jurídicas ordinarias, dado que es necesario utilizar
determinados criterios interpretativos mínimos, que no se aplican en la
interpretación común de la legalidad ordinaria. Por esta razón, si bien
pudieran ser aplicables a la interpretación constitucional, los métodos
clásicos de la interpretación jurídica, éstos no son bastantes o aptos para
desarrollar tal tarea especializada, lo que supone que la interpretación
constitucional exige de la aplicación de métodos, principios y criterios
propios de interpretación, desarrollados contemporáneamente en la
doctrina, legislación y jurisprudencia constitucional comparadas.

Lo anterior, nos conduce a reiterar la conclusión lógica, de que en el


sistema constitucional boliviano –que ahora se caracteriza por tener un
mecanismo de control concentrado de constitucionalidad–, existe un
órgano denominado Tribunal Constitucional Plurinacional, que está
encargado de ejercer el control efectivo, defensa jurisdiccional e
interpretación constante de la Constitución, constituyéndose en el máximo
guardián y supremo intérprete de la Ley Fundamental, por cuya razón la
interpretación que desarrolla tiene el carácter vinculante para todos los
órganos del poder público, así como para las autoridades públicas y
los(las) ciudadanos(as).

171
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Por otro lado, es innegable que la edificación constitucional del Estado


Plurinacional tiene la virtud de haber consagrado el auto-reconocimiento
de un país diverso, compuesto por identidades y culturas con objetivos
comunes, solidarios, soberanos y dignos, lo que obviamente conlleva
un proceso de construcción institucional en base a leyes y normas
adecuadas que puedan hacer reales los mandatos constitucionales y las
aspiraciones del pueblo boliviano en su conjunto, expresados en el texto
constitucional. Por tanto, si la misma Constitución obliga a la elaboración
de Leyes estructurales que se constituyan en pilares de toda la
institucionalidad democrática en nuestro país, entonces quiere decir, que
deben erigirse soportes normativos sólidos que refuercen y desarrollen
de mejor manera los preceptos constitucionales, y que sobre todo,
aseguren la vigencia de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales de la ciudadanía, a través de la optimización del sistema
de control jurisdiccional concentrado de constitucionalidad, considerando
que el mismo permite uniformar los criterios de aplicación del
ordenamiento jurídico en el país, dentro del marco de la supremacía
constitucional (configurada en el constitucionalismo contemporáneo, con
carácter ambivalente de principio rector y derecho fundamental), a fin de
resguardar la concordancia y compatibilidad de las disposiciones legales
con la Constitución, otorgando así la coherencia y unidad material
indispensables para el perfeccionamiento del ordenamiento jurídico.

En definitiva, solamente la vigencia plena y efectiva del sistema de control


jurisdiccional concentrado de constitucionalidad en nuestro país, a través
de la implementación del Tribunal Constitucional Plurinacional como
máximo guardián y supremo intérprete de la Constitución Política del
Estado Plurinacional de Bolivia, permitirá una realización material de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales a la luz de los valores
supremos y principios fundamentales consagrados por la Ley Fundamental,
constituyéndose en el presupuesto indispensable para la realización de
un Estado Constitucional y Democrático de Derecho en Bolivia.

172
Alan E. Vargas Lima

ANEXO I

¿JUSTICIA EN BOLIVIA?
Discurriendo con la coca(*)

Por: Abog. Alan E. Vargas Lima


Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano

(*)
Artículo de opinión publicado en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de
circulación nacional, en fecha 16 de marzo de 2012. Ahora disponible en el Blog
Jurídico Tren Fugitivo Boliviano: http://alanvargas4784.blogspot.com/; y una
versión digital en Wattpad: http://www.wattpad.com/3737941. La imagen
corresponde a la #caricatura del día en Cosa Seria de #Abecor (Abel Bellido
Córdova): Página Siete (2012). Post en Twitter, de fecha 15 de marzo de 2012.
Relevado desde http://mobile.twitter.com/pagina_siete/status/
180359643510484993

173
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Debo admitir que resulta interesante e inédito en Bolivia, que –según se


ha informado en diversos medios de comunicación– cientos de cocaleros
se hubieran movilizado en la jornada nacional del «akulliku» que se realizó
en Cochabamba, La Paz, Sucre, Tarija y Oruro, principalmente, habiéndose
expuesto además, productos derivados de la coca. Entre éstos hubo
panetones, licor, pastelitos, dulces, mate, chisitos, mermelada, ungüento,
pasta dental y champú de coca, lo cual me parece una iniciativa digna de
resaltarse en el Estado Plurinacional, ello claro está, dejando de lado
algunas actitudes adversas que surgieron en Santa Cruz.

También es por todos conocido, que esta jornada se realizó precisamente


en apoyo al Presidente Morales, quien en Viena defendió el «akulliku»,
pidiendo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) despenalizar
el masticado de coca para reparar un «error histórico», habiendo
convocado además a una lucha conjunta contra el narcotráfico.

Es absolutamente comprensible, destacable y loable en alguna medida,


que como parte de la estrategia nacional para la despenalización de la
hoja de coca, Bolivia haya denunciado con reserva la Convención de
Viena, en pos de ser readmitida con la condición de que se respete el
akulliku de la hoja de coca, dado que de ésta forma se pretende
concientizar a la comunidad internacional sobre la necesidad de realizar
un nuevo análisis del tema.

CONSULTA DE FALLOS

Ahora bien, más allá de que en aproximadamente seis ciudades de Bolivia


se hubieran reunido muchas personas para acullicar (argumentando que
al igual que la uva, mientras no está procesada no es vino, la coca mientras
no es procesada no es cocaína, lo que es absolutamente lógico), o de
que autoridades de distintas entidades estatales (considerando que son
parte del mentado «proceso de cambio») apoyen la iniciativa del
Presidente, de tomar acciones en protesta para despenalizar la hoja de

174
Alan E. Vargas Lima

coca, resulta increíble (por no decir espeluznante) lo siguiente: que uno


de los «Magistrados Pitufos» en Bolivia (calificativo diseñado por el analista
Gamal Serhan en razón del color de su investidura y el reducido tamaño
de su legitimidad electoral), y nada menos representante del Tribunal
Constitucional Plurinacional (que se supone es el Defensor de la
Constitución), se hubiera atrevido a declarar que en la Hoja de coca de
puede ver el fallo positivo o negativo de una causa.

«(…) En momentos de sueño, cuando tenemos que revisar los expedientes,


pijchamos la coca y, en momentos complejos, yo consulto a la coca. En un
caso de un amparo constitucional, por ejemplo, están las opciones A o B, y
se consulta a la coca para ver si vamos a fallar en sentido positivo o negativo.
¡En la coca sale! (…)», dijo el Magistrado en declaraciones a la Red
Gigavisión, en fecha 13 de marzo del presente año, aunque después se
retractó y dio otras explicaciones(*).

Creo que, no existe ningún problema mayor en el hecho de que el Tribunal


Constitucional Plurinacional (TCP) se hubiera sumado a la jornada en pro
de la despenalización del consumo tradicional de la hoja de coca (esto,
además, con una inédita ceremonia realizada en la sede de ese órgano
de justicia, la cual estuvo presidida por un amauta especialmente llegado
de la ciudad de La Paz), dado que, inclinándonos por lo bueno,
posiblemente pretenda ponerse de relieve que la hoja de coca, además
de sus propiedades nutricionales y médicas, tiene un rol importante en
las culturas andinas.

(*)
Algunas de esas nuevas explicaciones, fueron expresadas a través de un Artículo
escrito por el Magistrado Gualberto Cusi, en donde ratifica su firme idea de
consultar a la hoja de coca para administrar la justicia boliviana, por considerar
que es un derecho que tienen todas las naciones y pueblos indígena originario
campesinos. Este artículo fue reproducido en el Portal Web: http://
www.opinion.com.bo/ del Diario Opinión de Cochabamba, en fecha 17 de
marzo de 2012. Ahora disponible en: http://t.co/dnnbHDB4

175
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En ese sentido, efectivamente se constituye en el principal instrumento


de chamanes o «yatiris» para predecir el futuro; pero ello no puede ser
un justificativo suficiente para afirmar que la justeza de una decisión judicial
en sede jurisdiccional, constitucional o inclusive administrativa, pueda
determinarse por el lado en que caiga una hoja de coca, a menos que,
esa sea precisamente una de las innovaciones de la «justicia plurinacional»
en Bolivia, lo que tampoco es convincente.

RELIEVES CONCRETOS

Quisiera pensar que las declaraciones del Magistrado, solamente se tratan


de un «lapsus lingüis» (si vale el término), por encontrarse arraigado de
tradiciones y prácticas ancestrales, que posiblemente lo hubieran
acompañado en el desarrollo de toda su vida, dado que hasta el presente
aún mantiene el uso del poncho y algunos símbolos de la «justicia
comunitaria», pendiendo en el cuello. Pero eso, no significa que éste
«Magistrado» (elegido por un voto popular muy mínimo, en relación al
45% de votos nulos aprox.) pretenda asumir y ejercer las atribuciones
señaladas por Ley, en razón de su cargo, basándose en lo que le pueda
«decir» la hoja sagrada (si es que eso realmente sucede, porque creo
que más se trata de la interpretación que cada «yatiri» le brinde a la hoja),
puesto que si bien en las áreas rurales, muchas veces «consultan» a la
hoja de coca para «conocer el futuro» o «indagar el pasado» de las
personas, ello no significa que pueda ser considerada como instrumento
«útil» o «indispensable» en la administración de justicia en Bolivia.

Esto, es más si se trata de la Justicia Constitucional, en donde la vida, la


libertad, los derechos fundamentales y garantías constitucionales en su
conjunto, deben ser protegidos mediante una decisión judicial concreta
expresada en una Sentencia Constitucional, que por cierto tiene
determinados principios y reglas, a los que debe sujetarse para ser emitida.

176
Alan E. Vargas Lima

Esperemos que este tipo de declaraciones o tendencias de los nuevos


Magistrados no sean recurrentes, porque la protección a los derechos y
garantías constitucionales de las personas, no puede realizarse de esa
forma, ni mucho menos se puede otorgar justicia a la ciudadanía,
dependiendo de lo que la hoja de coca «diga».

Reitero que, personalmente, no tengo nada, absolutamente nada, en


contra de la hoja de coca o su «akulliku», pero si se pretende que ella
sea un parámetro suficiente para decidir sobre la vida, la libertad, y los
derechos de las personas, entonces el nuevo Magistrado tiene que
repensar el sentido de sus funciones, y la relevancia de sus decisiones(*).

(*)
Sobre éste tema, la Revista Oxígeno, en el mes de abril del presente año 2012,
publicó una entrevista en la que el Magistrado Gualberto Cusi –considerando
la lectura de la coca como «método»–, reitera: «leo coca para aplicar la CPE
con más sabiduría…». Asimismo, y tratando de reivindicar su cosmovisión
aymara, agrega: «En la justicia occidental sólo interesa la persona como tal,
sin considerar a los otros integrantes de la comunidad que no tienen
importancia. La justicia occidental no da respuestas a las demandas de la
sociedad» (sic), con lo que muestra una vez más su desconocimiento respecto
a los actuales mecanismos de protección de los derechos económicos, sociales
y culturales, así como los derechos colectivos o de los pueblos, además de
negar toda efectividad a las instituciones del sistema judicial en Bolivia,
resultando mucho más ilógica todavía su postulación como Magistrado del
TCP, una «institución de carácter moderno y colonial…» (sic), según sus
palabras.

177
El Tribunal Constitucional Plurinacional

178
Alan E. Vargas Lima

ANEXO II

¿REIMPLANTAR LA PENA DE MUERTE EN BOLIVIA?(*)

Por: Abog. Alan E. Vargas Lima


Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano
(*)
Artículo de opinión publicado en la Sección Tribuna Jurídica del sitio web de
la Revista Boliviana de Derecho (rBD): http://
www.revistabolivianadederecho.org/; y también en: «La Gaceta Jurídica»,
Bisemanario de circulación nacional, en fecha 6 de marzo de 2012 (la imagen
corresponde a esa publicación). Disponible en el Blog Jurídico Tren Fugitivo
Boliviano (http://alanvargas4784.blogspot.com/); ahora con versiones digitales
en Wattpad: http://www.wattpad.com/3657152; y también en Scribd: http://
es.scribd.com/doc/85185036

179
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Hace algunos meses atrás, se puso en discusión nuevamente la


posibilidad de reimplantar la pena de muerte en Bolivia. Inclusive, se
organizó una marcha para exigir «pena de muerte para los asesinos,
violadores y cogoteros…», y así lograr su consideración a través de las
autoridades de gobierno. Esta protesta, se desató tras el asesinato de
Verónica Peñasco y su hermano Víctor Hugo, que trabajaban en estaciones
de radio y cuyos cuerpos fueron encontrados en un camino rural, con
señales de haber sido lamentablemente estrangulados.

Ciertamente, -según informó ABC Digital, vía twitter- en el último año, al


menos 69 personas fueron estranguladas por delincuentes, ahora
denominados «cogoteros» y que atracan a sus víctimas en vehículos de
transporte público falsos. Al respecto, es importante poner de relieve el
programa de seguridad vehicular y ciudadana «Pasajero Seguro» que ha
puesto en marcha la Alcaldía de La Paz, para contrarrestar de alguna
forma el peligro que supone abordar radiotaxi en la ciudad, a cualquier
hora del día, o de la noche.

SITUACIÓN NORMATIVA

En medio de la protesta, el presidente de las Juntas de Vecinos de la


ciudad de El Alto, dijo que «tiene que cambiarse el Código Penal, que es
más benevolente con los delincuentes», agregando que «los cogoteros
nos están matando como animales. Han rebasado nuestra paciencia y vamos
a estar movilizados…», advirtiendo con masificar las protestas si el
gobierno no garantiza seguridad.

Al respecto, cabe apuntar que el tema, no implica solamente una simple


modificación de la Ley Penal, respecto a las sanciones legalmente
establecidas, sino que necesariamente supone una reforma constitucional
sobre las directrices penales que contiene nuestra Ley Fundamental.
Asimismo, se debe tener muy en cuenta también que -según informó
ABC Digital- la policía de la ciudad de El Alto, con 1,2 millones de habitantes

180
Alan E. Vargas Lima

aprox., cuenta sólo con una cantidad (aproximada) de 2.000 guardias de


seguridad pública, que en los últimos meses atraparon a 15 delincuentes
que integraban cuatro bandas de «cogoteros».

Lamentablemente el tema no quedó ahí, sino que inclusive Diputados


Nacionales se pronunciaron, bajo el argumento nada sólido de que «a lo
único que le temen los delincuentes es a perder la vida…», sugiriendo que
el mismo sea tratado a nivel de la Asamblea Legislativa. Es ahí, que me
resulta increíble haber escuchado por parte de algunos de nuestros
«representantes nacionales» (sean Diputados o padrastros de la Patria),
que debería analizarse la reimplantación de la pena de muerte en Bolivia
ante la inseguridad ciudadana, sin haber considerado que la misma
Constitución Política del Estado aprobada el año 2009, y que juraron
respetar al asumir el cargo, establece expresamente (artículo 15 parágrafo
I): «Toda persona tiene derecho a la vida y a la integridad física, psicológica
y sexual. Nadie será torturado, ni sufrirá tratos crueles, inhumanos,
degradantes o humillantes. No existe la pena de muerte».

Inclusive, posteriormente la Ley de Deslinde Jurisdiccional, que fue


aprobada con el objeto de regular los ámbitos de vigencia, dispuestos
en la Constitución Política del Estado, entre la jurisdicción indígena
originaria campesina y las otras jurisdicciones reconocidas
constitucionalmente, así como para determinar los mecanismos de
coordinación y cooperación entre ambas jurisdicciones, en el marco del
pluralismo jurídico reconocido constitucionalmente, estableció la
prohibición de aplicar la pena de muerte (artículo 6), señalando que: «En
estricta aplicación de la Constitución Política del Estado, está
terminantemente prohibida la pena de muerte bajo proceso penal en la justicia
ordinaria por el delito de asesinato a quien la imponga, la consienta o la
ejecute»; todo ello, en concordancia con la Convención Americana de
Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica, aprobado y ratificado
por Bolivia mediante Ley Nº 1430 de 11 de febrero de 1993) que declara
expresamente (artículo 4) que «no podrá reimplantarse la pena de muerte

181
El Tribunal Constitucional Plurinacional

en los Estados que la han abolido...», lo cual se ha efectivizado por vía


constitucional, en el caso de Bolivia.

Se debe tener presente que en la actualidad, la Constitución Política del


Estado Plurinacional de Bolivia, también prevé entre sus disposiciones
(Artículo 13, parágrafo IV), que «Los tratados y convenios internacionales
ratificados por la Asamblea Legislativa Plurinacional, que reconocen los
derechos humanos y que prohíben su limitación en los Estados de Excepción
prevalecen en el orden interno. Los derechos y deberes consagrados en
esta Constitución se interpretarán de conformidad con los Tratados
internacionales de derechos humanos ratificados por Bolivia», y en
complemento de lo anterior, se ha dispuesto expresamente que «El Estado
garantiza a todas las personas y colectividades, sin discriminación alguna,
el libre y eficaz ejercicio de los derechos establecidos en esta Constitución,
las leyes y los tratados internacionales de derechos humanos» (Artículo 14,
parágrafo III, NCPE), de lo cual se puede inferir que el nuevo Estado
Plurinacional de Bolivia, a través de la Constitución ha decidido seguir la
tendencia de otorgar una jerarquía especial con aplicación preferencial a
los tratados y/o convenciones internacionales que consagran derechos
humanos a favor de los ciudadanos, conformando así un perfecto bloque
de constitucionalidad(*) en Bolivia.

(*)
De acuerdo a los Fundamentos Jurídicos contenidos en la Sentencia
Constitucional Nº 0045/2006 de 2 de junio, la teoría del bloque de
constitucionalidad surgió en Francia, extendiéndose luego a los países
europeos, siendo asimilada en Latinoamérica; dicha teoría expone que aquellas
normas que no forman parte del texto de la Constitución, pueden formar parte
de un conjunto de preceptos que por sus cualidades intrínsecas se deben
utilizar para develar la constitucionalidad de una norma legal; así, las
jurisdicciones constitucionales agregan, para efectuar el análisis valorativo o
comparativo, a su constitución normas a las que concede ese valor supralegal
que las convierte en parámetro de constitucionalidad; de ahí que, en Bolivia, la
jurisdicción constitucional ha concedido al bloque de constitucionalidad un
alcance perceptible en la Sentencia Constitucional Nº 1420/2004-R, de 6 de
septiembre, estableciendo lo siguiente: «(...) conforme ha establecido este

182
Alan E. Vargas Lima

SOLUCIÓN ILÓGICA

Por otro lado, es difícil saber quién fue la persona de mente retrógrada, a
quien se le ocurrió hacer creer a la población esta fórmula: «Pena de
Muerte = Seguridad Ciudadana» (¿?), dado que siendo conceptos tan
distintos en sus alcances, es algo absolutamente ilógico suponer que la
reimplantación de la pena de muerte, nos brindará seguridad ciudadana;
o viceversa, que la seguridad ciudadana tiene como base fundamental la
eliminación de los delincuentes (idea que tampoco puede ser considerada
una solución eficaz), cuando en realidad, su base fundamental es (o
debería ser) el respeto a los derechos y garantías constitucionales. Esto
me recuerda a la falaz idea que tuvieron algunos (o muchos) de nuestros
con-ciudadanos al pensar que la Asamblea Constituyente (que para
algunos, no pasó de ser una divina comedia) le pondría fin a todos los
problemas de crisis social, económica, y política, que atravesaba Bolivia
en los años posteriores a la crisis de Octubre de 2003.

Tribunal Constitucional, a través de su jurisprudencia, los tratados,


convenciones o declaraciones internacionales sobre derechos humanos a
los que se hubiese adherido o suscrito y ratificado el Estado boliviano forman
parte del bloque de constitucionalidad y los derechos consagrados forman
parte del catálogo de los derechos fundamentales previstos por la
Constitución.»; entendimiento ratificado en la Sentencia Constitucional Nº
1662/2003-R, de 17 de noviembre, en la que se expresó que: «(...) este Tribunal
Constitucional, realizando la interpretación constitucional integradora,
en el marco de la cláusula abierta prevista por el art. 35 de la Constitución,
ha establecido que los tratados, las declaraciones y convenciones
internacionales en materia de derechos humanos, forman parte del orden
jurídico del sistema constitucional boliviano como parte del bloque de
constitucionalidad, de manera que dichos instrumentos internacionales
tienen carácter normativo y son de aplicación directa, por lo mismo los
derechos en ellos consagrados son invocables por las personas y tutelables
a través de los recursos de hábeas corpus y amparo constitucional conforme
corresponda». Disponible en: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/

183
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En este sentido, se debe reivindicar el hecho de que una pena de tal


magnitud, que ataca directamente la vida del condenado (dado que se
impone a un reo condenado en razón de delito, con la finalidad de privarle de
la vida), no aporta nada constructivo para el desarrollo del país, sino que
menoscaba las bases y fundamentos éticos y morales de nuestra
sociedad, además de perjudicar la estabilidad de nuestro régimen
democrático que tanto sacrificio nos cuesta preservar, frente a las
repentinas arbitrariedades (y eventuales abusos) en que suelen incurrir
las autoridades que detentan el poder.

Sobre este aspecto, debe considerarse principalmente que el sistema


democrático que rige en Bolivia, ha dado paso a la construcción de un
régimen penal destinado principalmente a formar ciudadanos conscientes
y responsables, capaces de conducirse de acuerdo a su razón y aptitudes
propias, siendo en consecuencia proclive a la abolición de la pena de
muerte, conforme se ha expresado ahora por «voluntad nuestra» (al menos
en teoría) a través del pacto social y político adoptado en la Asamblea
Constituyente. Mientras que, en un Estado Totalitario, que simboliza
básicamente el encumbramiento de la irracionalidad, generalmente se
hace del derecho represivo y castigador, un instrumento de dominación
que se derrocha en el uso indiscriminado de una medida extrema como
es la pena capital, y no precisamente para hacer justicia, sino para excluir
políticamente a quienes no concuerdan con esa ideología (Cfr. Oscar
Crespo Soliz. Proyecto de Reforma de la Constitución Política del Estado.
Régimen Penal. Cochabamba – Bolivia, 1986).

RÉGIMEN PENAL ANTIGUO

Un ejemplo claro de lo referido, fue el establecimiento de la pena de


muerte en la redacción original del Código Penal de 1973 (artículo 26), y
la razón de esta inclusión se encontraba precisamente en el Decreto Ley
Nº 09980 de 5 de noviembre de 1971, que con bastante anticipación ordenó
el restablecimiento de la pena de muerte para los delitos de asesinato,
parricidio, y traición a la patria, además del terrorismo, el secuestro de
personas y los actos de guerrilla, todo ello durante el régimen banzerista

184
Alan E. Vargas Lima

y de facto que se apoderó del país, lo cual se encuentra entre las más
deplorables anécdotas del desarrollo histórico-legislativo de Bolivia.

Esta redacción del texto original del Código Penal Boliviano, fue
posteriormente modificada por la Ley Nº 1768 de Reformas al Código
Penal (1997), dada su abierta contradicción con el derecho a la vida
consagrado expresamente por la misma Constitución, que es una norma
de aplicación preferente en virtud de la supremacía constitucional; y cabe
hacer notar que dicha «preferencia», no debe ser entendida como opcional,
que permita a las autoridades, jueces o tribunales, optar alternativamente
entre la Constitución y una Ley, Decreto o Resolución y, en su caso,
aplicar las normas legales ordinarias frente a la Constitución, sino que
debe entenderse en el sentido de prelación, es decir, que la norma
constitucional tiene primacía para ser aplicada frente a las otras normas
legales ordinarias, por lo tanto, siempre se aplica primero la Constitución,
luego las leyes, conforme al rango que tengan, después los decretos
supremos, resoluciones supremas y así sucesivamente.

El tema de la reimplantación de la pena de muerte, suele renovarse


generalmente bajo la presión popular, estimulada por eventuales estados
de ánimo provocados por la indignación que causan ciertos crímenes
violentos, además del terrorismo, los cuales (según los partidarios de
esta pena) darían lugar a un «mecanismo legítimo de defensa». No obstante,
dicho argumento resulta sumamente engañoso e inconsistente, por cuanto
está basado en la creencia de que los delitos violentos, se suprimen por
la vía del ejemplo o la represión intimidatoria, lo cual tiene un fondo de
venganza inconscientemente alimentada por la multitud anónima, lo cual
carece de una fundamentación filosófico-jurídica, respetable y autorizada.

INCONSTITUCIONALIDAD EVIDENTE

Se debe señalar también que en Bolivia (ahora Estado Plurinacional), la


pena de muerte y su pretendida reimplantación en el ordenamiento jurídico

185
El Tribunal Constitucional Plurinacional

será siempre inconstitucional (que es diferente de lo anticonstitucional,


dado que esto supone la realización de un acto contrario a lo dispuesto
en la Constitución), en tanto nuestra organización política se encuentre
sustentada en el régimen democrático, que implica la supresión de toda
clase de torturas y/o penas crueles, inhumanas, degradantes o humillantes,
en razón del respeto a la dignidad humana, dado que dichas bases
constitucionales son absolutamente incompatibles con la destrucción de
la vida mediante padecimientos físicos (en una especie de venganza del
talión – Ojo po Ojo, y el mundo quedará ciego).

De manera que, implementar esta forma de castigo, sería una espléndida


contradicción (como decir, «luz oscura» o «fuego frío») frente a los valores
humanos que rigen nuestro desenvolvimiento en sociedad. Se debe
comprender que, en esta etapa de desarrollo de la humanidad, no se
puede vengar la muerte de una persona, con más muerte (un delito con
otro), y ni aunque eliminemos de una vez por todas a los delincuentes,
desaparecerá el delito.

Asimismo, a nivel mundial, ha quedado abundantemente demostrado que


la pena de muerte, además de ser censurable desde todo punto de vista
ético y moral, nunca ha servido para disuadir a los delincuentes y, en
todo caso, generalmente suele ser la fuente principal de errores e injusticias
irreparables, una vez ejecutada la sentencia que condena a la pena capital
a un reo. Entonces, no es pertinente afrontar el problema de la criminalidad,
de forma simple y sin criterio científico alguno. El delito, según se puede
percibir, tiene determinadas causas, factores y condiciones, y entre tanto
éstos no sean eliminados, seguirá existiendo; es decir que por más de
que se fusile o se envíe a la cámara de gas a todos los violadores de una
sola vez, si persisten las causas, condiciones y factores, entonces surgirán
otra cantidad de violadores, y así sucesivamente. De ahí que, no es
recomendable encarar el problema por las ramas sino por las raíces (Cfr.
José Antonio Rivera Santivañez. Constitución Política del Estado. Comentario
Crítico. La Paz – Bolivia, 2004).

186
Alan E. Vargas Lima

POLÍTICAS NECESARIAS

Por otro lado, mientras las teorías partidarias de la pena de muerte sostienen
que es la única pena que posee eficacia intimidativa para luchar contra la
gran criminalidad, el argumento más sólido y consistente utilizado por las
modernas corrientes abolicionistas de la pena capital, señala que la pena
de muerte es irremediable, por cuanto no ofrece recurso alguno contra el
posible error judicial en cualquier caso. Todas las demás penas, aún las
más duras y severas, permiten una reparación en caso de error judicial,
mas la pena capital no permite reparación alguna. Este es el argumento
más sólido y consistente esgrimido por Hans Von Hentig, quien dice que
el error judicial, en caso de aplicación de la pena de muerte, es
definitivamente irreparable, además de carecer absolutamente de toda
eficacia intimidativa.

Por tanto, hay que insistir en que no es racional plantear la reimplantación


de una pena que lesiona derechos humanos, valores y principios
fundamentales, entre ellos la vida, para resolver un grave problema, como
es el delito (sea de violación, asesinato, atraco u otros) que tiene sus
causas y factores múltiples que requieren ser eliminados. Pienso que
más bien, lo único que hace falta es encarar una Política Criminal de
manera integral en Bolivia, que no solamente se ocupe de atacar el delito,
sino también de rehabilitar al delincuente, a fin de lograr su reinserción a
la sociedad. Así también, se requiere urgentemente una verdadera Política
de Seguridad Ciudadana, que tenga como requisitos mínimos
indispensables, el respeto de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales de los ciudadanos, a cuyo efecto, debe comenzar por
planificar el relanzamiento de las principales instituciones de defensa de
los intereses de la sociedad frente al crimen, me refiero a la Policía Nacional
y al Ministerio Público (ambas instituciones carentes de equipamiento
técnico y recursos humanos suficientes), cuyas funciones y atribuciones
legalmente asignadas, deben ser optimizadas para el esclarecimiento
de los hechos (investigación del delito), y la búsqueda de la verdad

187
El Tribunal Constitucional Plurinacional

(identificación del delincuente y su participación), esto en el marco del


procedimiento penal, que también requiere profundas modificaciones,
dada la inutilidad de muchas de sus previsiones.

Finalmente, y para contextualizar éste comentario, les invito a leer un


pequeño trabajo de investigación, de mi autoría, sobre: «La Pena de Muerte
en la Legislación Boliviana. Evolución histórico-normativa y su proyección
internacional». Monografía histórico-descriptiva sobre la anterior vigencia
y actual abolición constitucional de la pena capital, escrita en la ciudad de
La Paz (Bolivia), en el mes de Diciembre de 2009. Publicado en: «La
Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en ediciones
consecutivas desde fecha 14 de diciembre de 2010, al 18 de enero de
2011. Este trabajo se encuentra disponible para consulta gratuita en la
Biblioteca Virtual del sitio web Derecho Penal en la Red: http://
www.derechopenalenlared.com/; en el sitio web de Derecho Penal del
Profesor José Hurtado Pozo: http://perso.unifr.ch/derechopenal/
novedades; ahora también incluido en Scribd: http://es.scribd.com/doc/
59472122; y en el Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano (http://
alanvargas4784.blogspot.com/)

188
Alan E. Vargas Lima

ANEXO III

PROYECTO DE CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS


CONSTITUCIONALES EN BOLIVIA. Comentarios
y Observaciones preliminares(*)

Por: Abog. Alan E. Vargas Lima


Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano

(*)
En fecha 27 de octubre de 2011, el contenido de éste análisis, fue oportunamente
puesto en conocimiento de la Presidencia de la Cámara de Diputados, de la
Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, a fin de coadyuvar en el
tratamiento y discusión del Proyecto de Ley que apruebe el «Código de
Procedimientos Constitucionales» a nivel del pleno camaral. Una versión
preliminar, fue publicada en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación
nacional, en ediciones consecutivas desde fecha 1 de noviembre de 2011.
Ahora disponible virtualmente en el Blog Tren Fugitivo Boliviano (http://
alanvargas4784.blogspot.com/); y una versión digital en Scribd: http://
es.scribd.com/doc/71152736.

189
El Tribunal Constitucional Plurinacional

A inicios del mes de octubre de 2011, el Hotel Radisson de la Ciudad de


La Paz, fue el escenario elegido para llevar adelante el Seminario Taller
sobre el Proyecto de Ley que aprobará el Código de Procedimientos
Constitucionales en Bolivia; evento acertadamente auspiciado por la
Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, con el
apoyo de AECID e IDEA Internacional, habiendo contado con la
participación de juristas nacionales de destacada trayectoria y dedicación
al estudio y consolidación normativa del Derecho Procesal Constitucional
en nuestro país, entre ellos los Doctores Jorge Asbun, Horacio Andaluz,
José Luis Gutierrez Sardán, además de Fernando Zambrana en
representación de la Defensoría del Pueblo de Bolivia.

Durante el desarrollo del evento, se nos hizo conocer a todos los


participantes, el texto del Proyecto de Ley103 destinado a aprobar el nuevo
Código de Procedimientos Constitucionales en Bolivia, mismo que ha
suscitado diversas interrogantes en relación a su pertinencia y contenido,
como por ejemplo: ¿es apropiado el título del proyecto y su aparición en el
estado actual del Derecho Procesal Constitucional en nuestro país?; ¿cuáles
son sus fundamentos o propósitos esenciales de acuerdo a su Exposición
de Motivos?; ¿es necesaria o no la codificación del Derecho Procesal
Constitucional en Bolivia?; ¿cuáles son sus principales alcances,
innovaciones y/o limitaciones normativas?. Estas y otras incógnitas han
motivado el análisis preliminar que se expone a continuación.

Cabe señalar que recientemente, el Presidente Evo Morales promulgó la Ley


Nº 254 de fecha 5 de julio de 2012 que aprueba el Código Procesal
Constitucional, mismo que tiene por objeto regular los procesos
constitucionales ante el Tribunal Constitucional Plurinacional, así como las
Acciones de Defensa ante Juezas, Jueces y Tribunales competentes. El
contenido de esta nueva disposición legal, no difiere mucho del proyecto que
aquí se analiza, por lo que, estas observaciones aún son válidas.
103
El texto del Proyecto de Código de Procedimientos Constitucionales, fue
publicado por la Comisión Europea para la Democracia a través de las Leyes
(Comisión de Venecia) en su Opinión Nº 645/2011 de fecha 4 de octubre de
2011. Ahora disponible virtualmente en: http://t.co/tDQhYFN6

190
Alan E. Vargas Lima

1. Antecedentes del Derecho Procesal Constitucional y su Codificación


en Latinoamérica

Con carácter previo, corresponde hacer una breve referencia al desarrollo


del Derecho Procesal Constitucional como disciplina jurídica, tanto en el
ámbito académico, como en el ámbito jurídico positivo en Latinoamérica,
lo que constituye un aspecto de innegable importancia para el estudio y
difusión de sus alcances.

A este efecto, acudimos a la extensa doctrina constitucional expuesta por


el profesor Humberto Nogueira Alcalá, en su brillante trabajo denominado:
«El Derecho Procesal Constitucional a inicios del siglo XXI en América
Latina»104, quien nos hace conocer que el uso del concepto de Derecho
Procesal Constitucional surgió en la década de los años 40’ (en pleno
siglo XX), siendo su creador el jurista y procesalista español Niceto Alcalá
Zamora y Castillo, a través de sus obras escritas durante su exilio en
Argentina y México. De ahí que, el vocablo fue utilizado por primera vez
por el mencionado procesalista exiliado en Argentina, quien lo utilizó en
su libro «Ensayos de derecho procesal (civil, penal y constitucional)»,
publicado en Buenos Aires (1944), reiterándolo en un artículo publicado
en la Revista de Derecho Procesal, editada en Buenos Aires, por Hugo
Alsina (año III, 2da. Parte, 1945, p. 77).

Años más tarde, y siguiendo éste criterio, fue el maestro mexicano Héctor
Fix Zamudio -discípulo del jurista español Niceto Alcalá Zamora y Castillo-,
quien se ocupó de desarrollar y sistematizar el Derecho Procesal
Constitucional como una disciplina jurídica especializada; de ahí que su
primer trabajo fue su Tesis de Licenciatura en Derecho, elaborada en
1955, y denominada «La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana

104
Revista Estudios Constitucionales, Año 7, N° 1, Santiago (Chile) 2009, pp. 13-
58. Disponible virtualmente en http://t.co/ePxFTYyn

191
El Tribunal Constitucional Plurinacional

(ensayo de una estructuración procesal del amparo)»105, obra en la cual ya


comenzaba a considerar la existencia de:

«una disciplina instrumental que se ocupa del estudio de las normas


que sirven de medio para la realización de las disposiciones contenidas
en los preceptos constitucionales, cuando estos son desconocidos,
violados o existe incertidumbre sobre su significado; siendo esta
materia una de las ramas más jóvenes de la Ciencia del Derecho
Procesal, y por lo tanto, no ha sido objeto todavía de una doctrina
sistemática que defina su verdadera naturaleza y establezca sus
límites dentro del inmenso campo del Derecho».

Asimismo, hacía referencia al Derecho Procesal Constitucional,


señalándolo como aquel que se ocupa del examen de las garantías de la
propia Ley Fundamental, y que están establecidas en el texto mismo de
la norma suprema. Posteriormente, el mismo Fix-Zamudio en sus «Breves
reflexiones sobre el concepto y contenido del derecho procesal
constitucional»106, señalaba que el derecho procesal constitucional puede
describirse:

«como la disciplina jurídica, situada dentro del campo del derecho


procesal, que se ocupa del estudio sistemático de las instituciones y
de los órganos por medio de los cuales pueden resolverse los conflictos

105
FIX-ZAMUDIO, Héctor. La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana
(Ensayo de una estructura procesal del Amparo). Facultad de Derecho,
UNAM, 1955, 180 páginas, defendida en enero de 1956; obra de la cual fueron
publicados dos de sus Capítulos en la Revista La Justicia en 1956 y luego el
contenido completo en su obra El juicio de Amparo, Editorial Porrúa, México,
1964, pp. 5-70.
106
FIX-ZAMUDIO, Héctor. Breves reflexiones sobre el concepto y contenido del
derecho procesal constitucional, en FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Derecho
procesal constitucional Tomo I. Tercera edición (México, D.F. Ed. Porrúa,
2003), p. 197.

192
Alan E. Vargas Lima

relativos a la aplicación de los principios, valores y disposiciones


fundamentales, con el objeto de reparar la violación de los mismos.
[...] Esta rama del derecho procesal general tiene como contenido el
análisis de las tres categorías que integran lo que se ha calificado
como ‘trilogía estructural del proceso’, es decir, la acción, la jurisdicción
y el proceso. Pero estas tres categorías esenciales poseen aspectos
peculiares en el derecho procesal constitucional, y con este motivo,
como un ensayo de sistematización de la materia de esta disciplina
reciente, todavía en formación, adoptamos la terminología, ya
acreditada, del notable procesalista italiano Mauro Cappelletti, quien
además ha sido uno de los juristas que mayores aportaciones han
hecho a este sector del derecho procesal».

Además del aporte doctrinal del citado jurista mexicano -junto a otros que
se han destacado por sus aportes en el estudio de ésta disciplina en
Latinoamérica-, cabe hacer referencia también al desarrollo institucional
que se ha generado para promover la difusión de la naturaleza jurídica y
los alcances de ésta nueva disciplina especializada del Derecho; en este
sentido -según la noticia que nos brinda el profesor Humberto Nogueira
Alcalá, cuyos datos y citas textuales reproducimos aquí-, en 1991 fue
creado el Centro Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional, el
cual fue reformulado en 2003 bajo la denominación de Instituto
Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional, junto con la realización
del Primer Encuentro Iberoamericano de Derecho Procesal Constitucional,
y conjuntamente a las VII Jornadas Argentinas de Derecho Procesal
Constitucional, en la Pontificia Universidad Católica de Nuestra Señora
del Rosario (Rosario – Argentina).

Dicho Instituto ha impulsado la realización diversos Encuentros


Latinoamericanos y, a su vez se han ido creando Asociaciones Nacionales
en Argentina, Chile, Colombia, México y Perú, las cuales organizan
periódicamente diversos eventos académicos sobre la materia.

193
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Por otro lado, el impulso por el estudio y análisis jurídico científico del
Derecho Procesal Constitucional ha encontrado un canal importante en la
creación de la Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional107
con el patrocinio del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal
Constitucional, siendo editada por la Editorial Porrúa de México. Asimismo,
el Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano108 ha establecido
una sección de la Revista dedicada al Derecho Procesal Constitucional,
como también la Revista Estudios Constitucionales del Centro de Estudios
Constitucionales de Chile, tiene declarada como área de desarrollo de
contenidos y análisis el derecho procesal constitucional. No puede dejar
de mencionarse, en el ámbito Iberoamericano el esfuerzo desarrollado
por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de España, dentro
del cual bajo la dirección de Francisco Fernández Segado, se publica el
Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional109.

Ahora bien, respecto al desarrollo doctrinal de ésta rama del Derecho en


nuestro país, cabe hacer notar que los trabajos más completos sobre la
materia en Bolivia, han sido elaborados por el distinguido académico y
ex-Magistrado del Tribunal Constitucional, Dr. José Antonio Rivera
Santivañez, quien ha desarrollado los tópicos esenciales para el estudio
de la materia en su obra Jurisdicción Constitucional. Procesos
constitucionales en Bolivia, cuya primera edición data del año 2001, la
segunda edición actualizada fue elaborada el año 2004, y recientemente
se ha presentado ya una tercera edición de ésta obra (Cochabamba:
Editorial Kipus, 2011), exponiendo claramente el desarrollo del concepto
107
La Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, editada
desde el año 2004 hasta el pasado año 2010 (Números 1 al 10), ahora se encuentra
disponible virtualmente en: www.iidpc.org .
108
El Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, en sus diversos
números editados desde el año 2001 hasta el año 2007, ahora se encuentra
disponible virtualmente en: http://t.co/8qgf6QUs
109
El Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, en sus diversos
números editados desde el año 1997 hasta el año 2011, ahora se encuentra
disponible virtualmente en: http://t.co/anb4K8cc

194
Alan E. Vargas Lima

de Derecho Procesal Constitucional, el contenido de ésta disciplina del


Derecho, y las principales instituciones del Derecho Procesal
Constitucional en Bolivia110.

Por otro lado, y a propósito del desarrollo de la legislación procesal


constitucional en forma sistemática en Latinoamérica y el desarrollo de
los Códigos de Derecho Procesal Constitucional, el profesor Humberto
Nogueira Alcalá señala que estos esfuerzos han comenzado a tener frutos
en el ámbito del derecho positivo, con la aprobación de diversos Códigos
de Derecho Procesal Constitucional como son por ejemplo: a) la Ley Nº
7.135 de 11 de octubre de 1989 de la Jurisdicción Constitucional de Costa
Rica; b) la Ley de Amparo, Exhibición Personal y Constitucionalidad de
Guatemala de 14 de enero de 1986 (Decreto N° 1-86 de la Asamblea
Constituyente); c) la Ley N° 8.369 de Procedimientos Constitucionales de
la Provincia de Entre Ríos; d) el Código Procesal Constitucional de la
Provincia de Tucumán (Ley Nº 6944 de 1995 y que se encuentra vigente
desde el 7 de mayo de 1999, en Argentina); y e) Código Procesal
Constitucional del Perú (Ley N° 28.237 de 2004), que son algunas de las
principales normativas sistemáticas elaboradas hasta el presente en
Latinoamérica.

2. Las ventajas e inconvenientes de la Codificación

Indudablemente, la situación excepcional de que aquellos procesos


constitucionales y sus procedimientos respectivos –que generalmente
siempre estuvieron regulados de forma escueta en el texto constitucional
y las Leyes respectivas de desarrollo– sean ahora codificados, supone
desde ya un avance rescatable, y por ello mismo determina la necesidad
de indagar acerca de la pertinencia y/o necesidad, en la hora actual, de
la adopción de esta medida legislativa en nuestro país.
110
En el año 2007, el mismo autor ha editado dos libros adicionales sobre éstos
temas: El Tribunal Constitucional Defensor de la Constitución, mediante el
cual propugna la necesidad de su consolidación institucional en Bolivia, y
Temas de Derecho Procesal Constitucional, en donde ha recopilado diversos
trabajos y artículos ya publicados con anterioridad sobre diversos ámbitos e
instituciones del Derecho Procesal Constitucional en Bolivia y Latinoamérica.

195
El Tribunal Constitucional Plurinacional

A este efecto, resulta necesario recordar algunas ideas básicas y centrales


sobre la labor codificadora. En este sentido, conviene tener presente
que un Código se concibe generalmente como aquella agrupación orgánica,
sistemática y uniforme de todas las normas referentes a un área específica
de la Ciencia del Derecho111; de ahí que, Codificar es precisamente agrupar
en un solo cuerpo normativo, y de manera sistemática, todas aquellas
normas referentes a un ámbito específico del Derecho, en este caso, el
que deriva de las Garantías Jurisdiccionales y Acciones de Defensa
previstas en la Constitución Boliviana, que deberán ser sustanciadas y
resueltas ante la Jurisdicción Constitucional.

En definitiva, un Código es la agrupación orgánica y sistemática de todas


las normas referentes a una misma materia; a diferencia de una
Recopilación, que consiste en el ordenamiento cronológico y/o por materia,
de diversas Leyes y Decretos Supremos dictados en distintas ocasiones,
conservando cada uno su individualidad112. Ahora bien, concretamente
en lo que respecta a las ventajas e inconvenientes de la Codificación,

111
De lo referido, se puede deducir que los principales características de un Código
son: a) Orgánico, porque un Código constituye un conjunto orgánico cuyas
partes que lo componen se encuentran estrecha y perfectamente
interrelacionadas entre sí; b) Sistemático, porque las diversas normas de que
está compuesto, se encuentran ordenadas sistemáticamente, permitiendo su
aplicación eficaz, además de facilitar su estudio; y, c) Uniforme, porque un
Código encierra en su contenido normativo, todas aquellas disposiciones
destinadas a regular un solo ámbito específico del Derecho; en consecuencia,
se puede decir que la implementación del Código de Procedimientos
Constitucionales en Bolivia, constituye la Codificación del Derecho Procesal
Constitucional, de reciente data en nuestro país. Sobre éste aspecto doctrinal,
un capítulo dedicado al fenómeno de la Codificación, puede encontrarse en:
TERRAZAS TORREZ, Carlos. Derecho Civil Boliviano (Parte General conforme
al Programa Oficial de Estudios de la Facultad de Derecho). La Paz (Bolivia):
Talleres Gráficos – UMSA, 1958. Págs. 47-56.
112
ROMERO SANDOVAL, Raúl. Derecho Civil. (según los Apuntes de Derecho Civil
Boliviano del Prof. Dr. Raúl Romero Linares). La Paz (Bolivia): Editorial Los
Amigos del Libro, 1983. Pág. 61.

196
Alan E. Vargas Lima

cabe preguntarse: ¿Es conveniente la codificación de una rama especializada


del Derecho, en este caso del Derecho Procesal Constitucional en Bolivia?;
¿Acaso no será preferible que esta rama del Derecho fluya con el tiempo y
se transforme libremente al ritmo de las necesidades sociales y de su
incesante progreso?

Cabe recordar, que son precisamente éste tipo de cuestiones las que se
pusieron en discusión, en ocasión de aquel tan conocido debate doctrinal
que se sostuvo entre el Profesor de la Universidad de Heidelberg, Thibaut,
y el Representante de la Escuela Histórica, Savigny a comienzos del
siglo XIX en Alemania, sobre la conveniencia o inconveniencia de la
Codificación 113. No obstante, y como corolario de esa confrontación
ideológica entre éstos precursores de la Ciencia del Derecho, la necesidad
de la Codificación se impuso favorablemente en diversas partes del mundo
(excepto en los países que se rigen bajo el sistema jurídico del Common
Law), tanto así, que actualmente la mayoría de los países civilizados han
puesto en vigencia sus respectivos Códigos en diferentes materias.

113
«En 1814, THIBAUT publicó un famoso escrito denominado De la necesidad
de un Derecho Civil para toda Alemania, preconizando la unificación y
codificación del Derecho alemán. Impresionado por las virtudes del Código
Napoleón de 1804, creyó que esa labor codificadora provocaría la unidad
de los pueblos alemanes, ya que el Derecho -decía- ejerce una acción
correctiva sobre la sociedad y se impone a los hábitos e inclinaciones de los
hombres. Este escrito tuvo resonancia en todos los círculos alemanes; empero,
le salió al frente SAVIGNY, Jefe de la Escuela Histórica, quien refutó las
ideas de THIBAUT en el no menos célebre escrito titulado De la vocación de
nuestro siglo para la legislación y la ciencia del Derecho, alegando que
siendo el Derecho un producto del alma popular, que va continuamente
formándose y elaborándose, no puede ni debe fijarse en las fórmulas rígidas
de un Código; que la codificación detiene este proceso de formación del
Derecho y ahoga sus fuentes originarias; y que si a pesar de ser codificado el
proceso de creación popular continúa, resulta ya inútil la codificación, la
que ha sido superada por las nuevas producciones espontáneas del pueblo;
por último, aún no se había alcanzado la suficiente madurez jurídica, ni
formado el lenguaje necesario para emprender esta obra de codificación.
(…)». ROMERO SANDOVAL, Raúl. Obra Citada. Pág. 62.

197
El Tribunal Constitucional Plurinacional

«Ciertamente que la codificación -dice Raúl Romero Sandoval- tiene


una gran desventaja: pareciera que frena la marcha, el progreso y
evolución del Derecho, o por lo menos hace que ellos sean más
lentos, esto debido sobre todo a la inercia o indiferencia de los
parlamentarios, principalmente en Bolivia donde, diestros para reformar
con inusitada frecuencia la Constitución Política del Estado, son lerdos
o nulos en la dictación de leyes civiles orgánicas y constructivas»114.

Sin embargo, frente a la desventaja anotada, las ventajas de la codificación


son mayores en número, dado que la misma: i) simplifica el conocimiento
del Derecho, por estar contenido en cuerpos normativos orgánicamente
sistematizados; ii) representa una unidad normativa y las diversas
instituciones regladas en los Códigos, obedecen a directrices y principios
fundamentales; iii) agiliza la labor del Abogado, del Jurista, del Juez, e
inclusive del estudiante, porque es más fácil consultar un solo cuerpo de
normas sistematizadas, que numerosas y diversas leyes generalmente
dispersas e incongruentes entre sí. En conclusión, la Codificación en
ninguna forma puede detener el progreso del Derecho, dado que los
legisladores, al constatar los cambios políticos y sociales emergentes,
pueden modificarlo, y por otro lado, la Jurisprudencia también contribuye
a su modernización diaria y constante.

114
ROMERO SANDOVAL, Raúl. Obra Citada. Pág. 63. Algo similar puede decirse
respecto a las Leyes de desarrollo constitucional -me refiero a las cinco normas
denominadas «Leyes Fundamentales» o estructurales-, que si bien en éste
último tiempo, fueron aprobadas con bastante celeridad en cumplimiento al
plazo perentorio establecido por las Disposiciones Transitorias de la
Constitución, sin embargo, esta circunstancia ha puesto al descubierto que
las mismas no fueron elaboradas guardando compatibilidad con la Nueva
Constitución Boliviana aprobada en enero de 2009. Para un análisis de la
normativa constitucional y sus leyes de desarrollo, ahora puede consultarse el
trabajo de: DURÁN RIBERA, Willman. La Constitución vigente y sus leyes de
desarrollo. ¿Guardan compatibilidad con la idea Estado de Derecho?
Publicado en Revista Boliviana de Derecho, Nº 11, Santa Cruz de la Sierra
(Bolivia), Enero 2011. Ahora disponible virtualmente en: http://
www.scielo.org.bo/pdf/rbd/n11/a02.pdf

198
Alan E. Vargas Lima

3. La técnica de la Codificación

Cabe tener presente que en cuanto a la técnica a ser utilizada en la


codificación, la elaboración de un Código, definitivamente no es una tarea
que sencillamente pueda ser encarada por una sola persona, dado que
entraña complejos problemas emergentes de su naturaleza, así por
ejemplo los relativos a la definición de materias que deberá abordar, el
diseño del plan que tendrá el Código, y también el lenguaje a ser utilizado.

Respecto a las materias que deberá comprender el Código Procesal


Constitucional, no solamente debe contener todo lo relativo a los procesos
constitucionales, sino también los principios generales de procedimiento
en los conflictos normativos, tutelares y competenciales, de acuerdo a la
amplia gama de competencias asignadas tanto por la Nueva Constitución
Boliviana, como por la Ley Nº 27, al Tribunal Constitucional Plurinacional
(TCP).

Asimismo, sobre el plan que debe adoptar el Código, este es un aspecto


de la mayor importancia, dado que es necesario adoptar un plan de
materias, es decir un orden al que deben ceñirse las diversas partes
(Libros, Títulos y/o Capítulos) del Código Procesal Constitucional,
precedidas de una parte preliminar o general, en la que se detallen los
principios generales de aplicación (en el tiempo y en el espacio) comunes
a todos los procesos que sean regulados en dicho cuerpo normativo,
con reglas generales y sus excepciones de aplicación.

Finalmente, en lo que se refiere al lenguaje que debe usarse en la


redacción de las fórmulas normativas que contendrá el Código, cabe
considerar que el lenguaje, locuciones y palabras a ser insertadas en el
mismo, deben atender tanto al sentido científico de los términos jurídicos,
cuanto a la sencillez de sus normas, para que puedan ser fácilmente
comprendidos por la mayoría de la población a la que se dirige. En otras
palabras, la precisión y la elegancia en el uso del lenguaje procesal, no
están reñidas con la claridad.

199
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Además de lo anterior, también resulta imprescindible la formulación previa


de Bases generales sobre la cuales se estructure el nuevo Código,
debiendo considerarse si es necesaria una reforma de alcance integral a
las reglas de sustanciación de todos los procesos constitucionales, o si
solamente se requieren ajustes de procedimiento (que incluyan
modificaciones, reacondicionamientos normativos, adiciones o
supresiones que sean necesarios), todo en el marco de lo dispuesto por
la Constitución Política del Estado.

También es importante sentar las orientaciones axiológicas que tendrá el


Código, y que involucran los Principios y Valores Supremos consagrados
constitucionalmente, además de establecer las líneas generales de
resolución de conflictos constitucionales, en caso de contradicción o
simultánea concurrencia de valores, principios y derechos, en el caso
concreto, lo que involucra el establecimiento de Principios y Criterios de
Interpretación Constitucional, desde y conforme a la Constitución.

Por otro lado, se debe procurar también que las normas a ser insertadas
en el nuevo Código, sean adecuadas a la realidad nacional, lo que implica
una mínima valoración y evaluación de los usos y costumbres, sociales y
jurídicas, las características demográficas del país y sus conexiones
territoriales, el nivel cultural, grado de instrucción y el sentimiento de justicia
constitucional en la comunidad boliviana, el estado actual de los conflictos
normativos, tutelares y/o competenciales que se resuelven ante la
jurisdicción constitucional, las soluciones adoptadas por la jurisprudencia
constitucional existente y la medida de su efectividad y cumplimiento, las
experiencias en el ejercicio de la judicatura constitucional, en la práctica
profesional y en la cátedra universitaria inclusive, así como la necesidad
de promover el desarrollo jurídico legislativo en el país, considerando en
todo momento el estado actual de las ratificaciones y adhesiones del
Estado Plurinacional de Bolivia a los diferentes Instrumentos Internacionales
(Tratados, Convenios y/o Declaraciones) que garantizan y promueven
los Derechos Humanos en el mundo, sin dejar de lado los avances

200
Alan E. Vargas Lima

tecnológicos y científicos que estén directamente relacionados con la


tutela y protección de los derechos fundamentales de las personas.

Como se puede apreciar, éstos aspectos tienen un carácter insoslayable,


y son los que determinan que la labor de la Codificación del Derecho
Procesal Constitucional, no puede ser afrontada por una o dos personas
-por muy especialistas que sean en la materia-, sino que necesariamente
se debió proceder a la conformación de una Comisión Codificadora que
señale el tiempo prudencial y necesario para afrontar ésta tarea; ése es
precisamente el sentido de la previsión contenida en la citada Ley Nº 27
del Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), cuando dispone que en un
plazo no mayor de dos años de publicada dicha Ley (6 de julio de 2010), se
promulgará el Código de Procedimientos Constitucionales (Disposición
Transitoria Tercera), habiéndose omitido la previsión de conformar
previamente una Comisión Codificadora que cuente con la participación
imprescindible de los ex–Magistrados del anterior Tribunal Constitucional
de Bolivia, cuya participación es imprescindible por su amplia experiencia
y versación en la materia, además de otros destacados juristas nacionales
dedicados al estudio y análisis del Derecho Procesal Constitucional,
teniéndose como referente para su selección a la Academia Boliviana de
Estudios Constitucionales.

4. La Exposición de Motivos del Proyecto

De manera general, se entiende que una Exposición de Motivos es aquella


parte preliminar de una Ley y/o Decreto, en la que se dan a conocer las
justificaciones o razones jurídicas, políticas, sociales, etc., que propugnan
su elaboración, vale decir, que en esta parte inicial el legislador, el
proyectista de la norma, o quien tenga legitimación suficiente para la
iniciativa legislativa, presenta todos los argumentos que respaldan su
propuesta normativa que bien puede estar destinada a modificar, reformar,
adicionar, derogar o finalmente crear una nueva Ley que tenga que ser
incorporada al ordenamiento jurídico.

201
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Asimismo, en ésta exposición debe presentarse un panorama general


introductorio a la norma proyectada, presentando sus principales
instituciones, sus innovaciones normativas, sus posibles limitaciones
debidamente justificadas, sus bases jurisprudenciales y/o de legislación
comparada, y sus proyecciones hacia el futuro, que aseguren una vigencia
prolongada de la norma dentro de la vida jurídica de un país.

En nuestro caso, el proyecto tiene como introducción una muy escueta


«Exposición de Motivos» (en nueve párrafos), que poco o nada dicen
acerca de sus verdaderos propósitos o fines normativos. En este sentido,
se hace referencia a la consolidación institucional del Estado Plurinacional
y la creación del TCP mediante Ley Nº 27 de fecha 6 de julio de 2010,
tratando de justificar la aparición del Código únicamente en la necesidad
de que nuestro país se ponga a tono con el desarrollo de las instituciones
del Derecho Procesal Constitucional, redundando en la existencia del
mandato legal imperativo de su aprobación por parte de la Asamblea
Legislativa Plurinacional; asimismo, se hace referencia a la auténtica función
jurisdiccional que desarrollará el TCP, a través de la resolución de conflictos
y la independencia de sus actividades para dicho efecto.

Finalmente se señala que el Código «es el cimiento de la nueva justicia


constitucional en Bolivia, que sin alejarse de los clásicos preceptos
procesales, crea unos nuevos fundados en las realidades propias producto
de las emergencias y necesidades de nuestra sociedad (…)»; para luego
redundar nuevamente en las dictaduras que desconocieron la calidad de
seres humanos, a los habitantes de nuestro país, lo que habría dado
lugar -dice- a la consagración de las nuevas Acciones de Defensa,
teniendo en cuenta la lógica evolutiva de protección de derechos;
concluyendo que todas las instituciones descritas forman parte de un
sistema normativo interdependiente entre sí, que entendido como un todo
«garantizan la absoluta vigencia de la Constitución y el ejercicio efectivo de
los derechos individuales y colectivos de todo el pueblo boliviano» (sic).

202
Alan E. Vargas Lima

Esas son en líneas generales, las ideas centrales que por ahora sustentan
la Exposición de Motivos, cuya brevedad no dice nada respecto a los
verdaderos orígenes y actual desarrollo de la jurisdicción constitucional
en Bolivia115.

115
Al respecto, cabe recordar que en la dinámica de las reformas y modificaciones
del sistema constitucional, en cuanto se refiere al sistema de control de
constitucionalidad, el Estado boliviano en su desarrollo histórico-legislativo
adoptó los diferentes modelos que se conocen en la doctrina del Derecho
Constitucional. Así en un primer momento de su vida republicana (1826 –
1861), bajo la influencia del liberalismo francés, configuró un modelo político
de control de constitucionalidad a través de un Consejo de Estado; en una
segunda etapa (1861 – 1994), adoptó el modelo americano, es decir, el sistema
jurisdiccional difuso de control de constitucionalidad a través de la Corte
Suprema de Justicia; y finalmente en la tercera etapa (1994 hacia adelante),
adoptó el sistema jurisdiccional concentrado de control de constitucionalidad
con la atribución exclusiva del control a un órgano especializado proveniente
del modelo europeo, que fue denominado Tribunal Constitucional. Un breve
análisis sobre los alcances, implicaciones, y consecuencias del modelo de
control político, así como del modelo de control jurisdiccional de
constitucionalidad, y su evolución en Bolivia desde 1826 hasta 1967 puede
verse en: GALINDO DE UGARTE, Marcel. ¿Tribunal Constitucional o Corte
Suprema? Una contribución al debate. Fundación Milenio. La Paz (Bolivia):
Producciones CIMA, Julio de 1994. Asimismo, para constatar la evolución del
control de constitucionalidad en nuestro país, puede verse: RIVERA SANTIVAÑEZ,
José Antonio. El Control de Constitucionalidad en Bolivia. Artículo publicado
en la REVISTA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Número 1. (Sucre – Bolivia: Editorial
Judicial, 1999). Págs. 45-86. Finalmente, cabe considerar que un estudio sobre
el Sistema de Control de Constitucionalidad vigente en Bolivia, ha sido
ampliamente analizado y expuesto por el ex-Magistrado Decano del Tribunal
Constitucional Dr. Willman R. Durán Ribera, en el Seminario Internacional sobre
Justicia Constitucional y Estado de Derecho, realizado en nuestro país; al
respecto puede consultarse la siguiente publicación: VI SEMINARIO
INTERNACIONAL: Justicia Constitucional y Estado de Derecho (Sucre, 26
y 27 de junio de 2003). Memoria Nº 7. Sucre (Bolivia): Editorial Tupac Katari,
2003. Págs. 187-202.

203
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Como se puede ver, las ideas breves insertadas a manera de Exposición


de motivos, no constituyen una real exposición de los antecedentes
fácticos y jurídicos para la adopción de un Código Procesal Constitucional,
y tampoco establecen los verdaderos motivos que impulsaron a los
legisladores (desconociéndose ahora si fueron uno o varios) para la
elaboración del Proyecto.

Sin embargo, se debe hacer notar que es de uso constante y


generalizado, que todo nuevo Código vaya precedido de una Exposición
de Motivos, en donde principalmente se explique con claridad la naturaleza
jurídica del nuevo texto normativo, sus fundamentos y principios generales
sobre los cuales ha sido elaborado y estructurado, señalando inclusive
la tendencia filosófica que sigue y los fines que se propone alcanzar,
todo ello para tratar de explicar la obra realizada, y justificar su aparición
y su influencia en el ámbito político, social y esencialmente en el ámbito
jurídico, mucho más si se considera que la Codificación del Derecho
Procesal Constitucional en Bolivia significa una innovación profunda en
nuestro ordenamiento jurídico, dado que configura definitivamente la
autonomía plena del Derecho Procesal Constitucional, lo que determina
que la Exposición de Motivos debe sustentar ampliamente la necesidad
de su implementación.

En este sentido, los aspectos mínimos que debe contener la Exposición


de Motivos del nuevo Código, se encuentran referidos al resumen
cronológicamente detallado de los estudios y análisis previos realizados
para su elaboración, y de su difusión a nivel nacional, conforme a su
ámbito de aplicación; además de la metodología empleada para la
redacción de su contenido y la recopilación sistemática de las fuentes
consultadas y los estudios realizados respecto a la problemática de los
conflictos constitucionales en Bolivia. Asimismo, los aspectos formales a
ser abordados en la Exposición de Motivos, necesariamente deben estar
referidos a:

204
Alan E. Vargas Lima

a) Lenguaje sencillo, lo que significa que se debe procurar un estilo


claro, preciso y elegante, evitando el excesivo tecnicismo, para
que el texto sea fácilmente accesible a toda lectura, cuidando que
los preceptos cumplan en todo aspecto con los márgenes mínimos
de tecnicidad y lenguaje estrictamente jurídico, logrando expresar
el verdadero sentido y alcance de sus normas, para evitar su mala
interpretación o ambigüedades emergentes que en nada coadyuvan
a su comprensión.

b) Terminología actualizada, de acuerdo a las nuevas tendencias de


la Ciencia del Derecho Procesal Constitucional en Latinoamérica, a
fin de evitar repetir y mantener arcaísmos inadmisibles en un texto
normativo, debiendo tenerse presente que los nuevos términos a
utilizarse en su redacción, no significan un simple cambio de
palabras, sino más bien de conceptos y fines, que deben expresarse
precisamente en una nueva y enriquecedora terminología
constitucional.

c) Definiciones, que deben ser excluidas definitivamente, dado que


éstas son propias de la doctrina constitucional contemporánea, que
a nivel latinoamericano se encuentra ampliamente difundida, salvo
por aquellas definiciones fundamentales y absolutamente
indispensables para la mejor comprensión del texto normativo, a
fin de que sean útiles no sólo en el tiempo de la aprobación del
texto, sino también que puedan trascender y extenderse hacia el
futuro, siendo así susceptibles de utilizarse en el proceso de
interpretación constitucional.

Además de lo anterior, también deberán merecer especial atención en la


Exposición de Motivos, los aspectos referidos a las Bases filosófico-
doctrinales del nuevo Código, su adscripción a determinadas corrientes
de pensamiento, la estructura y sistemática que seguirán los preceptos a
incluirse en su contenido, la validez y ámbito de aplicación de los
principios y valores que regirán las disposiciones normativas, justificando

205
El Tribunal Constitucional Plurinacional

cada una de sus normas y las soluciones mejor adoptadas para regular
los diferentes institutos que debe comprender el nuevo Código Procesal
Constitucional en Bolivia.

Estos y otros aspectos son los que deben insertarse necesariamente en


una verdadera Exposición de Motivos, siendo que lamentablemente se
encuentran ausentes en el Proyecto de Código de Procedimientos
Constitucionales que se ha presentado a la comunidad jurídica boliviana.

5. Panorama general del Proyecto

Con carácter previo, corresponde hacer algunas consideraciones respecto


a la denominación adoptada para el Proyecto, siendo que se propone un
«Código de Procedimientos Constitucionales», cuando en realidad se trata
de regular los procesos constitucionales que se llevan adelante ante la
Jurisdicción Constitucional en Bolivia, a cuyo efecto es útil recordar la
distinción entre proceso y procedimiento; en este sentido, el proceso en
el ámbito constitucional, es el conjunto de actos recíprocamente
coordinados entre sí, que se desarrollan conforme a reglas (de
procedimiento) preestablecidas, y que tienen por finalidad que el Tribunal
o Corte Constitucional emita una decisión con fuerza de cosa juzgada
constitucional sobre el conflicto o controversia jurídico-constitucional que
le corresponde conocer y resolver; y, a diferencia de lo anterior, el
procedimiento en el ámbito procesal, es el conjunto de actos realizados
dentro del proceso, tendientes a obtener una decisión definitiva.

De acuerdo a lo explicado, se debe considerar que lo que se pretende


regular en el Proyecto de Código, no son simples procedimientos, sino
procesos constitucionales de carácter autónomo, previstos por la misma
Ley Fundamental, y que tienen su propia regulación y tratamiento normativo
individualizado, que debe ser desarrollado de manera más amplia en la
Ley respectiva que apruebe el Código de la materia, mucho más si se
considera que acuerdo a su finalidad, cada uno de los procesos
constitucionales producen distintos efectos y consecuencias jurídicas
según su naturaleza (normativa, tutelar y/o competencial), tanto para las

206
Alan E. Vargas Lima

partes que intervienen en el proceso constitucional, como también para


los órganos del Estado, Tribunales y autoridades judiciales y
administrativas, en virtud de la fuerza vinculante de las decisiones
emanadas de la Jurisdicción Constitucional, por lo que el título debe
denotar mayor amplitud, pasando a denominarse Código Procesal
Constitucional, o bien Código del Proceso Constitucional, lo que engloba
la tramitación de los diversos procesos emergentes de los eventuales
conflictos jurídico-constitucionales, con sus respectivos procedimientos
específicos de sustanciación y resolución.

Ahora bien, entre las principales disposiciones que se pueden resaltar


en el Proyecto, se puede señalar que el mismo mantiene la defectuosa
redacción al indicar que tiene por objeto «regular los procedimientos
constitucionales ante el Tribunal Constitucional Plurinacional, así como los
procedimientos de las Acciones de Defensa ante Juezas, Jueces y Tribunales
competentes» (sic), por lo que corresponde aclarar que lo que se
sustanciará ante el TCP, serán procesos constitucionales en el ámbito
normativo, competencial y tutelar, éstos últimos a través de las Acciones
de Defensa previstas constitucionalmente para la defensa y protección de
los derechos fundamentales y garantías constitucionales, motivo por el
cual serán los Jueces y Tribunales de Garantías Constitucionales, quienes
en el ejercicio legítimo de sus competencias deberán atender y resolver
estos conflictos constitucionales; siendo de extrañar que en el proyecto
no se indica claramente cuáles son los Jueces y Tribunales de Garantías
Constitucionales competentes para conocer y resolver las Acciones de
Defensa, y las Acciones de Inconstitucionalidad, ni tampoco se fijan reglas
mínimas de competencia para el eficaz desempeño de sus funciones,
principalmente en lo que se refiere a determinar la competencia del Juez
del lugar y el momento en que se produzca la vulneración de un derecho
constitucionalmente protegido, y/o el Juez del lugar donde la vulneración
cause perjuicio, así como los efectos que puedan derivarse de su
afectación inminente y/o su flagrancia en determinado caso.

207
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Es de hacer notar también, que en el mismo Proyecto, se ha abordado


nuevamente el tema de la interpretación constitucional, aspecto que
indudablemente requiere mayor desarrollo, tanto en el ámbito normativo
como jurisprudencial, sin embargo, el Proyecto insiste en reiterar que en
la labor interpretativa de la Constitución, los jueces constitucionales deben
aplicar el «tenor literal» del texto constitucional, y en caso de duda, acudir
a la «voluntad del constituyente» como criterio de interpretación, aspecto
éste que ha sido ampliamente criticado en el trabajo de mi autoría: «La
Configuración del Sistema de Control de Constitucionalidad en Bolivia de
acuerdo con la Nueva Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional»116, en
donde también se ha advertido sobre el peligro de la dualidad interpretativa
establecida por la Ley del TCP entre la Asamblea Legislativa y el Tribunal
Constitucional (ambos Plurinacionales), aspecto que no se ha intentado
solucionar de mejor manera en el Proyecto de Código.

Sin embargo, es rescatable la previsión normativa que dispone: «en todo


caso, se preferirá aquella interpretación que favorezca la aplicación efectiva
de los derechos humanos y que sea más favorable a la persona» (Principio
de Favorabilidad), pudiendo aplicarse subsidiariamente la interpretación
sistemática de la Constitución «y la interpretación según los fines
establecidos en los principios constitucionales» (sic).

Asimismo, es importante tener presente que de acuerdo al Proyecto, y


desarrollando el citado Principio de Favorabilidad, se interpretarán los
derechos constitucionales, de acuerdo a los tratados y convenios
internacionales de derechos humanos ratificados por el país, cuando éstos
prevean normas más favorables, y en caso de que éstos instrumentos
internacionales declaren derechos no contemplados en la Constitución,

116
Publicado en la Revista de Derecho Público Nº 26 (Enero – Junio de 2011) de
la Universidad de Los Andes (Colombia). Disponible para consulta gratuita en
el sitio web: http://derechopublico.uniandes.edu.co; y ahora también en Scribd:
http://es.scribd.com/doc/59549454

208
Alan E. Vargas Lima

se considerarán como parte del ordenamiento constitucional (de acuerdo


a la teoría del Bloque de Constitucionalidad117).

No obstante, llama la atención el hecho de no haberse establecido


expresamente el Principio de Conservación de la Norma, y su aplicación al
momento de la realización de la labor interpretativa, y en la emisión de la
Resolución Constitucional correspondiente, así como tampoco se ha

117
De acuerdo a los Fundamentos Jurídicos contenidos en la Sentencia
Constitucional Nº 0045/2006 de 2 de junio, la teoría del bloque de
constitucionalidad surgió en Francia, extendiéndose luego a los países
europeos, siendo asimilada en Latinoamérica; dicha teoría expone que aquellas
normas que no forman parte del texto de la Constitución, pueden formar parte
de un conjunto de preceptos que por sus cualidades intrínsecas se deben
utilizar para develar la constitucionalidad de una norma legal; así, las
jurisdicciones constitucionales agregan, para efectuar el análisis valorativo o
comparativo, a su constitución normas a las que concede ese valor supralegal
que las convierte en parámetro de constitucionalidad; así en Bolivia, la
jurisdicción constitucional ha concedido al bloque de constitucionalidad un
alcance perceptible en la Sentencia Constitucional Nº 1420/2004-R, de 6 de
septiembre, estableciendo lo siguiente: «(...) conforme ha establecido este
Tribunal Constitucional, a través de su jurisprudencia, los tratados,
convenciones o declaraciones internacionales sobre derechos humanos a
los que se hubiese adherido o suscrito y ratificado el Estado boliviano forman
parte del bloque de constitucionalidad y los derechos consagrados forman
parte del catálogo de los derechos fundamentales previstos por la
Constitución.»; entendimiento ratificado en la Sentencia Constitucional Nº
1662/2003-R, de 17 de noviembre, en la que se expresó que: «(...) este Tribunal
Constitucional, realizando la interpretación constitucional integradora,
en el marco de la cláusula abierta prevista por el art. 35 de la Constitución,
ha establecido que los tratados, las declaraciones y convenciones
internacionales en materia de derechos humanos, forman parte del orden
jurídico del sistema constitucional boliviano como parte del bloque de
constitucionalidad, de manera que dichos instrumentos internacionales
tienen carácter normativo y son de aplicación directa, por lo mismo los
derechos en ellos consagrados son invocables por las personas y tutelables
a través de los recursos de hábeas corpus y amparo constitucional conforme
corresponda». Disponible en: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/

209
El Tribunal Constitucional Plurinacional

establecido que todas las autoridades públicas, jueces y tribunales, en


las decisiones que asuman en el ejercicio de sus funciones, deben aplicar
obligatoriamente la interpretación adoptada por el máximo órgano contralor
de la constitucionalidad en nuestro país.

5.1. Principios Procesales

Entre los Principios procesales de la Justicia Constitucional, que se


establecen en el proyecto de Código, se mencionan: la Dirección del
Proceso, el Impulso de oficio, la Celeridad, el No formalismo, la
Concentración, la Motivación y la Comprensión efectiva. Como se puede
ver, se intenta consagrar principios procesales que se conocen inherentes
a todo tipo de proceso, sin haber reparado en que los retos actuales de
la Justicia Constitucional son esencialmente: la ponderación justa, el sano
juicio, la prudencia, la objetividad, la honradez e imparcialidad, que
simultáneamente vienen a ser las cualidades indispensables que debe
poseer el nuevo juez constitucional en nuestro país, y que deben ser
resguardadas de alguna manera mediante los Principios.

Ahora bien, para mejorar y optimizar las normas que debe contener el
Proyecto de Código, se deben considerar qué principios deben regir los
procesos constitucionales, dado que los mismos están dirigidos a señalar
la forma en que deben interpretarse las normas procesales que se
aplicarán a los conflictos jurídico-constitucionales, constituyéndose en la
base sobre la cual debe construirse todo proceso constitucional ajustado
a las reglas mínimas del debido proceso, como garantía de legalidad. En
este sentido, los principios procesales son entendidos como las directrices
o líneas rectoras dentro de cuyo marco deben desarrollarse las distintas
instituciones del proceso constitucional.

Asimismo, cabe considerar que la ley escrita ciertamente no puede abarcar


todas las posibilidades, casos futuros o eventualidades que pueden
presentarse como consecuencia de la interrelación de sujetos en el

210
Alan E. Vargas Lima

proceso, por lo que, muchas veces los hechos nuevos emergentes,


resultan ser desconocidos para las viejas normas -mucho más si éstas
se encuentran codificadas-, por lo que no siempre pueden dar una solución
concreta a éstos problemas; es por ello que, una vez que estas situaciones
se presentan, el Magistrado, Juez o Tribunal de Garantías Constitucionales,
debe proceder a llenar esa laguna normativa a través de la aplicación de
los Principios Generales del Derecho, específicamente los Principios
Procesales establecidos expresamente por la Ley respectiva.

En este sentido, entre las funciones que cumplen los principios


procesales, de donde deriva su enorme importancia, se encuentran: i)
Servir de base previa al legislador para estructurar las instituciones de un
proceso, en diversos sentidos; ii) Facilitar el estudio comparativo de los
diversos ordenamientos procesales vigentes en la actualidad; iii) Constituirse
en instrumentos interpretativos de gran valor. Así por ejemplo, entre los
principios procesales que resaltan por su utilidad e importancia para la
sustanciación de los procesos constitucionales, y que deben ser
considerados en el Proyecto que ahora se analiza, se pueden mencionar
los siguientes118:

1) Principio Dispositivo, en virtud del cual se hace recaer en los litigantes


(las partes), por una parte la tarea de estimular e iniciar la función
jurisdiccional, y por otra, la de suministrar todos los materiales de
hecho sobre los que deberá tratar la decisión del juez constitucional,
sea que se trate de un proceso constitucional de única instancia, o
cuando el mismo se encuentre en instancia de revisión, según sea
el caso. En otras palabras, la vigencia de éste principio se
manifiesta en los siguientes aspectos mínimos: iniciativa,
disponibilidad del derecho cuya vulneración se denuncia, impulso
procesal, delimitación del thema decidendum, aportación de los

118
Los principios que aquí se mencionan brevemente, y otros inherentes al
desarrollo del proceso como tal, se encuentran ampliamente detallados en:
CASTELLANOS TRIGO, Gonzalo. Proceso Ordinario, Sumario y Sumarísimo. Tarija
(Bolivia): Talleres Gráficos Gaviota del Sur S.R.L., 2010. Págs. 15-36.

211
El Tribunal Constitucional Plurinacional

hechos y suministros de las pruebas pertinentes. Sin embargo,


éste principio encuentra su excepción en el Principio de Impulso de
Oficio que se ha incorporado al Proyecto, y que básicamente
consiste en que «las diferentes actuaciones procesales se efectuarán
sin necesidad de petición de las partes», debiendo especificarse
que éste último sólo es aplicable al Juez Constitucional.

2) Principio de Congruencia, que se expresa directamente en la


Resolución definitiva, dado que el Juez o Tribunal de Garantías
Constitucionales que conozca del proceso, sólo puede resolver
conforme a lo peticionado y alegado por las partes en la Acción
Tutelar, así como en su contestación y prueba de contrario, lo que
implica que sólo está autorizado a pronunciarse sobre las
pretensiones jurídicas concretas planteadas oportunamente en el
proceso constitucional. En consecuencia, si la jurisdicción
constitucional responde en mayor o menor medida, o en sentido
diferente de lo que fue motivo de pretensión jurídica o expresión
de agravios constitucionales, esa falta de correspondencia
contradice y vulnera el principio procesal de congruencia en el
ámbito constitucional.

Sin embargo, eventualmente en la instancia de revisión, podrían


presentarse algunos casos de incongruencia, como por ejemplo:
cuando el TCP decida sobre cuestiones que fueron consentidas
por el o los recurrentes, y que no fueron objeto de expresión de
agravios constitucionales; cuando se omita injustificadamente decidir
sobre las cuestiones que constituyen la expresión de los agravios
constitucionales denunciados en la Acción de Defensa o Recurso
Constitucional; o en su caso, cuando se modifique la situación
jurídica del recurrente, con una decisión que llegue a perjudicarlo
como consecuencia de la interposición de la Acción de Defensa o
Recurso Constitucional, situaciones éstas que provocarían una grave
lesión al derecho de defensa y que hacen recurrible la decisión
ante instancias internacionales.

212
Alan E. Vargas Lima

Asimismo, cabe poner de relieve que éste Principio de Congruencia,


sólo puede ser aplicable a los conflictos tutelares, y no así a los
conflictos normativos, en donde se realizará un test de
constitucionalidad de la norma impugnada, y en aplicación del
Principio de Conservación de la Norma, se analizarán también las
normas conexas con la norma impugnada, que se encuentren
relacionadas en su ámbito de aplicación, y que deban
eventualmente ser mantenidas en el ordenamiento jurídico, o en su
caso expulsadas del mismo por su posible contradicción con los
preceptos de la Constitución, de todo lo cual deriva su relevancia
para los procesos constitucionales.

3) Principio de Contradicción, denominado también como Principio de


Bilateralidad o Controversia, se deriva del principio constitucional
de la inviolabilidad de defensa en juicio, y que solamente encuentra
su plena realización, a través del principio de audiencia (proceso
por audiencia), que se identifica con el mismo, dado que éste
principio significa básicamente que el Juez o Tribunal de Garantías
Constitucionales debe oír y escuchar las posturas y alegaciones
de cada una de las partes que intervienen en el proceso
constitucional, debiendo posibilitarse a las partes que sus
posiciones jurídicamente fundamentadas, sean tenidas en cuenta
por el juzgador al momento de emitir una decisión sobre el fondo
del asunto, por lo que su consagración resulta indispensable en el
Proyecto de Código.

4) Principio de Formalismo, considerando que la tramitación de un


proceso, y mucho más si se trata de un proceso constitucional, no
puede dispensar a las partes de cumplir los trámites necesarios en
la instancia en que se encuentren, a su libre arbitrio o conveniencia,
así como tampoco gozan de libertad para acordar las formas
posibles para decidir los litigios constitucionales, en donde se velan
interese públicos, por lo que ni aún el juez o Tribunal de Garantías

213
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitucionales puede estar autorizado para prescindir de las


mínimas reglas de procedimiento establecidas por las
disposiciones legales, dado que suprimir este principio equivaldría
a suprimir todo el Derecho Procesal Constitucional.

De lo referido, resulta indispensable considerar que el conocimiento


y cumplimiento de las reglas legales establecidas previamente para
los sujetos procesales, es un requisito sine qua non para que exista
válidamente un verdadero proceso constitucional, teniendo las
partes idéntico margen de igualdad de oportunidades ante la ley
procesal respectiva, lo que en sentido jurídico significa que las
partes del proceso constitucional, tienen los mismos derechos y
obligaciones, las mismas oportunidades de atacar y defenderse,
debiendo ser tratados procesalmente de la misma manera. Es decir,
que durante la tramitación del proceso, y como una forma de
resguardar que el mismo se desarrolle sin vicio de nulidad alguno,
la igualdad supone que las partes que intervienen en el mismo -
sea en calidad de accionante o recurrente, y accionado o recurrido,
y/o tercero interesado-, deben tener y ejercer los mismos derechos,
posibilidades y cargas, sin que pueda darse lugar a privilegios o
exenciones a favor o en contra de alguna de ellas, precisamente
por su igualdad ante la ley.

Por otro lado, este Principio, hace referencia directamente a las


formas sustanciales, es decir, a aquellas que en caso de ser
ignoradas, culminarían afectando el derecho de defensa inherente
a toda persona dentro de un proceso, como componente del
debido proceso. Asimismo, ante la eventual infracción o
desconocimiento de las reglas de procedimiento, el acto resultaría
ineficaz e inválido, excepto por aquellos actos que pueden quedar
convalidados por el principio de conservación y cosa juzgada. Así
por ejemplo, no puede comenzar a correr el plazo para expresar
los agravios constitucionales, si el recurrente no fue notificado

214
Alan E. Vargas Lima

válidamente con la decisión judicial o administrativa que le causa


perjuicio, así como no puede realizarse el cómputo de plazo alguno
si no se cumple en legal forma la notificación a las partes de un
proceso constitucional, con la decisión asumida por el Juez o
Tribunal de Garantías Constitucionales, tratándose de Acciones
Tutelares o de Defensa, para que puedan impugnar la decisión
ante el TCP. Sin embargo, éste principio ingresa en contradicción
con el Principio de No Formalismo que se ha incorporado al
Proyecto, y que básicamente consiste en que «sólo podrán exigirse
aquellas formalidades estrictamente necesarias para la consecución
de los fines del proceso», debiendo especificarse las formalidades
que son, y las que no son, indispensables durante el desarrollo
del proceso constitucional.

5) Principio de Economía Procesal, que se refiere a aquellos aspectos


destinados a la abreviación y simplificación del proceso
constitucional, tratando de evitar que su prolongación -muchas veces
irrazonable e injustificada- pueda convertir en inoperante la tutela
de los derechos y garantías cuya vulneración se denuncia.

En otras palabras, el Principio de Economía Procesal, propugna


dos aspectos esenciales para la eficacia del proceso constitucional:
que sea terminado en el plazo más breve posible y, que se logre
en la menor cantidad de actos o audiencias, lo que implica por sí
mismo la celeridad -mediante normas que impidan la prolongación
de plazos-, y la concentración -eliminando trámites superfluos que
no sean indispensables-, como requisitos necesarios para un
debido proceso constitucional; por lo que su consagración resulta
indispensable en el Proyecto de Código.

6) Principio de Inmediación, que significa básicamente que debe existir


una inmediata comunicación entre el Juez o Tribunal de Garantías
Constitucionales, y las personas que en calidad de partes

215
El Tribunal Constitucional Plurinacional

intervienen en el proceso constitucional, así como los hechos que


deben debatirse y los medios de prueba que debe utilizarse para
acreditar o negar su concurrencia en el caso, lo que implica el
mayor contacto personal y directo con los elementos subjetivos y
objetivos del proceso constitucional.

Este principio, permite al juez constitucional tener una vivencia


personal de las pretensiones jurídicas alegadas por las partes en
el conflicto jurídico-constitucional de que se trate, así como tener
conocimiento de los elementos probatorios existentes, y de todos
los elementos de juicio que serán indispensables para sustentar la
decisión final sobre el fondo del asunto.

De ahí que, la inmediación en el proceso constitucional, sólo puede


alcanzar plena y eficaz realización, mediante la instauración del
proceso constitucional por audiencia (proceso oral), y en menor
medida en un proceso escrito, principalmente porque el hecho de
que el juez conozca y aprecie las condiciones morales de los
litigantes, no solamente le permitirá ejercitar con eficacia sus
facultades de director, sino que también podrá valorar sus conductas
y reacciones durante el desarrollo del proceso, constituyendo ello
un elemento de convicción que le brindará mayor seguridad para
decidir en el caso respectivo.

En este sentido, cabe considerar que el Principio de Oralidad,


estrechamente relacionado a la Inmediación, implica que las
actuaciones se desarrollen en forma verbal, sin perjuicio de que
se deje constancia de lo actuado en el expediente respectivo, lo
que implícitamente derivará en la imperiosa necesidad de sólida
formación académica y forense, así como capacidad expositiva y
de persuasión, que deben tener los profesionales Abogados que
intervengan en representación de las partes contendientes en el

216
Alan E. Vargas Lima

conflicto jurídico-constitucional, por lo que su mención expresa


resulta necesaria en el Proyecto de Código119.

119
Además de lo referido anteriormente, los Principios de Economía Procesal y
Celeridad, son algunos de los principios procesales recientemente
desarrollados por la jurisprudencia constitucional en el siguiente sentido: «Los
principios de economía procesal y celeridad se encuentran íntimamente
relacionados, pues, a través del primero se busca la celeridad en la solución
de los litigios para impartir pronta y cumplida justicia. En ese sentido, la SC
0400/2005-R de 19 de abril, señaló que el «…principio de economía procesal
que tiene como objeto evitar que el trabajo del juez se vea duplicado y que el
proceso sea más rápido, consiste, principalmente, en conseguir el mayor
resultado con el mínimo de actividad de la administración de justicia. Con
la aplicación de este principio, se busca la celeridad en la solución de los
litigios, es decir, que se imparta pronta y cumplida justicia…». En el mismo
sentido se pronunció, la SC 0803/2005-R de 19 de julio. Actualmente, la
Constitución Política del Estado, en su art. 178. I establece «La potestad de
impartir justicia (…) y se sustenta en los principios de independencia,
imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad,
gratuidad, pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la
sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto a los derechos».
Conforme a dicha potestad, la administración de justicia, en las diferentes
jurisdicciones y en la justicia constitucional, debe ser oportuna y sin
dilaciones, buscando efectivizar los derechos y las garantías
constitucionales. Además del principio anotado, el art. 180.I de la CPE,
hace referencia a los principios procesales de gratuidad, publicidad,
transparencia, oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia,
eficiencia, accesibilidad, inmediatez, verdad material, debido proceso e
igualdad de las partes ante el juez; principios que no son únicamente
aplicables a la jurisdicción ordinaria, sino también a otras jurisdicciones
como la indígena originaria campesina, la agroambiental y también, claro
está, a la justicia constitucional. Sobre los principios de eficacia y eficiencia,
la jurisprudencia constitucional contenida en la SC 0010/2010-R de 6 de
abril, estableció: «…El primero de ellos (eficacia) supone el cumplimiento
de las disposiciones legales y que los procedimientos deben lograr su
finalidad, removiendo, de oficio, los obstáculos puramente formales; este
principio está íntimamente vinculado con la prevalencia del derecho
sustancial respecto al formal y el principio de verdad material. El segundo,
(eficiencia), persigue acortar el tiempo de duración de los procesos y obtener

217
El Tribunal Constitucional Plurinacional

5.2. Principios Procesales de la Jurisdicción Constitucional

Asimismo, debe tenerse presente que los procesos constitucionales se


encuentran generalmente relacionados con la defensa y protección de
los derechos fundamentales de las personas, así como la preservación
de la primacía de la Constitución en el ordenamiento jurídico, por lo que
es necesario detallar específicamente los Principios Procesales de la
Jurisdicción Constitucional, que por cierto fueron ampliamente abordados
en el citado trabajo de mi autoría, y que ahora es pertinente reproducir.

En este sentido, de acuerdo a la doctrina del Derecho Procesal


Constitucional, para que el TCP cumpla su misión fundamental asignada
por el Constituyente, en el marco de las normas previstas por la
Constitución y la Ley Nº 27, la configuración procesal específica para la
sustanciación de los diferentes procesos o recursos constitucionales,
debe estructurarse -con carácter enunciativo y no limitativo- sobre la base
de los siguientes principios procesales:

a) Presunción de Constitucionalidad.- Es un principio que está


estrechamente ligado al principio de la conservación de la norma.
La norma prevista por el art. 2 de la anterior Ley Nº 1836 establecía
que se presume la constitucionalidad de toda disposición legal

una mayor certeza en las resoluciones, de manera que las personas puedan
obtener un oportuno reconocimiento de sus derechos». Por otra parte,
conviene también considerar que -por la naturaleza, fines y funciones de la
justicia constitucional- la interpretación que se efectúa en sede constitucional
recurre a diferentes métodos o criterios, partiendo de los que clásicamente
fueron formulados por Savigny: gramatical, histórico, sistemático de contexto
y teleológico y, de manera específica, los principios propios de la justicia
constitucional, como el de unidad de la Constitución, de concordancia
práctica o de equilibrio moderado y de interpretación conforme a la
Constitución y, de acuerdo a Peter Haberle, el de interpretación favorable a
los derechos de la Ley Fundamental, así como el derecho comparado»
(Sentencia Constitucional 0178/2011-R, de 11 de marzo de 2011).

218
Alan E. Vargas Lima

hasta tanto el Tribunal Constitucional resuelva y declare su


inconstitucionalidad. Este principio tiene la finalidad de resguardar
los principios de legalidad y seguridad jurídica inherentes al Estado
Democrático de Derecho, en el que todos sus miembros,
gobernantes y gobernados, están sometidos al ordenamiento
jurídico que obliga por igual a todos, de manera que los actos, las
decisiones o resoluciones y los convenios o contratos realizados
al amparo de las disposiciones legales vigentes, no pueden ser
desconocidos o incumplidos con la sola invocación o argumento
de una aparente inconstitucionalidad. Por ello, para otorgar la
seguridad jurídica, sólo el órgano competente para ejercitar el control
constitucional puede pronunciar oficialmente la inconstitucionalidad
de una Ley, Decreto o Resolución, con efecto erga omnes.
Actualmente, este principio se encuentra consagrado en el artículo
5º de la nueva Ley del TCP, habiendo sido reiterado en el artículo
4º del Proyecto de Código.

b) Conservación de la Norma.- Tiene también la finalidad de garantizar


el principio de la seguridad jurídica y significa que en los casos en
los que una Ley, Decreto o Resolución admita diferentes
interpretaciones, unas que son incompatibles y otras compatibles
con la Constitución, el Tribunal Constitucional adoptará la que es
compatible, así lo establecía la norma prevista por el art. 4 de la
anterior Ley Nº 1836. Este principio permite al Tribunal Constitucional
modular sus sentencias en cuanto al contenido de las mismas,
dictando, por ejemplo, las denominadas sentencias interpretativas,
que precisamente permiten conservar, en el ordenamiento jurídico,
la norma que en su interpretación es compatible con la Constitución,
y expulsando la norma que sea incompatible en su sentido y
alcances. Actualmente, este principio se encuentra consagrado en
el artículo 4º, parágrafo IV de la nueva Ley del TCP, pero no así en
el Proyecto de Código.

219
El Tribunal Constitucional Plurinacional

c) Inexcusabilidad funcionaria.- Este principio garantiza el derecho


del ciudadano al libre acceso a la justicia y a utilizar un recurso
expedito para lograr la tutela judicial efectiva de sus derechos
fundamentales y garantías constitucionales contra cualquier exceso
o abuso de poder. Consiste en que el Tribunal Constitucional, como
órgano competente para ejercer el control de constitucionalidad,
no puede excusarse de emitir un fallo o sentencia en una causa
sometida a su jurisdicción alegando insuficiencia, ausencia u
obscuridad de la norma, tal como se encontraba previsto en el art.
5 de la anterior Ley Nº 1836. Para ese fin, se le debe reconocer al
Tribunal Constitucional la facultad de ser el intérprete máximo de la
Constitución, dado que en su labor jurisdiccional realiza una
constante interpretación de las normas constitucionales así como
de las disposiciones legales sometidas al control; y para ese efecto
emplea los diferentes criterios y principios de interpretación que se
conocen en la doctrina constitucional, sin perjuicio de efectuar
además una interpretación creativa. Este principio actualmente no
ha sido consagrado expresamente en el contenido de la nueva
Ley del TCP, salvo por la dedicación exclusiva inherente al ejercicio
de la magistratura constitucional (art. 15 de la Ley del TCP), y la
idoneidad en el ejercicio de sus funciones. Ahora, este principio
es consagrado a través de la previsión contenida en el artículo 11
del Proyecto de Código.

d) Publicidad, gratuidad y celeridad.- En aplicación a los principios


procesales consagrados por la Constitución (reformada en los años
1994 y 2004), la anterior Ley Nº 1836, a través de sus disposiciones
legales, reproducía los principios de la publicidad, gratuidad y
celeridad. Ello significa que la tramitación de los recursos,
demandas y consultas constitucionales son de carácter público,
decretándose su reserva sólo en casos excepcionales; implica
también que los recurridos o demandados tienen derecho a
enterarse del contenido de los recursos o demandas desde el

220
Alan E. Vargas Lima

momento de su admisión ante el Tribunal Constitucional. De otro


lado importa que la sustanciación de los procesos constitucionales
en todas sus etapas e instancias, sean gratuitas, y más que eso, el
acceso a la jurisdicción constitucional sea gratuito. Finalmente
significa que, tomando en cuenta el carácter extraordinario y la
finalidad de control y tutela que tienen los procesos constitucionales,
la sustanciación y conclusión de los mismos deben ser efectuados
en un plazo razonable120, por ello se han establecido plazos cortos,

120
En este sentido, en referencia concreta al Principio de Celeridad Procesal, la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº
0099/2006 de 18 de diciembre, entre otras. ha establecido lo siguiente: «El
art. 16 de la CPE (abrogada) concordante con el art. 116.X de la misma Ley
Fundamental, resguardan el derecho al debido proceso, que entre una de
sus garantías otorga el derecho a ser procesado sin dilaciones indebidas, a
cuyo efecto todas las disposiciones adjetivas tienen los plazos por los cuales
deben regirse estrictamente los administradores de justicia, a fin de evitar el
retardo de justicia. Al respecto, el Tribunal Constitucional, se pronunció
sobre la celeridad procesal vinculándola al derecho que tiene el procesado
a la conclusión del proceso en un plazo razonable, como un derecho
fundamental, al señalar en la SC 101/2004, de 14 de septiembre: «Si bien
nuestra Constitución no establece de manera expresa el derecho fundamental
del imputado a la conclusión del proceso penal dentro de un plazo razonable,
de manera implícita lo consagra al proclamar en forma genérica que la
‘celeridad» es una de las…condiciones esenciales de la administración de
justicia’, entendimiento que se extrae del contenido del art. 116.X
Constitucional. Nos parece que una interpretación en sentido contrario
sólo podría tener sustento si se aceptara que tal proclamación carece de
significado, lo que no es posible tratándose de una norma jurídica, y aun
más, de la norma fundamental del país, siempre cargada de significado y
fines. A su vez, la normativa internacional sobre derechos humanos (los
Pactos), que según la doctrina de este Tribunal integran el bloque de
Constitucionalidad y por tanto tienen rango constitucional (Así SSCC 1494/
2003-R, 1662/2003-R, 69/2004, entre otras), de manera expresa reconocen
tal derecho, conforme a lo siguiente: 1) Convención Americana sobre
Derechos Humanos (art. 8.1) ‘Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por

221
El Tribunal Constitucional Plurinacional

evitando los incidentes dilatorios en la tramitación de las referidas


acciones constitucionales, por lo que corresponde al Tribunal
imprimir el impulso procesal de oficio. Estos principios, actualmente
también se encuentran consagrados en los numerales 9, 11 y 12
del artículo 3º de la nueva Ley del TCP, pero no así en el Proyecto
de Código.

e) Actuación a instancia de parte.- Este es un principio subyacente a


las disposiciones legales previstas por la anterior Ley Nº 1836,
tomando en cuenta que la Jurisdicción Constitucional desempeña
la función de legislador negativo al anular y expulsar del ordenamiento
jurídico las leyes inconstitucionales, y de otro lado se constituye
en creador del derecho al establecer sub-reglas que dan concreción
normativa a las cláusulas generales y abstractas de la Constitución,
por lo que el legislador ha previsto que el mecanismo de control
de constitucionalidad sólo se active a instancia de parte; es decir,
cuando la persona o autoridad que tiene legitimación activa plantea
el proceso constitucional respectivo, pues lo contrario significaría

ley, en la sustanciación de cualquier acusación formulada contra ella, o


para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter’. 2) Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 14.3) ‘Durante el proceso, toda persona acusada de
un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías
mínimas: c. A ser juzgada sin dilaciones indebidas’. De lo anterior se extrae
que la finalidad que persigue el legislador constituyente boliviano al
introducir, en concordancia con los preceptos internacionales aludidos, el
derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, es que el imputado
pueda definir su situación ante la ley y la sociedad dentro del tiempo más
corto posible, desde un punto de vista razonable; poniendo fin a la situación
de incertidumbre que genera todo juicio, y la amenaza siempre latente a su
libertad que todo proceso penal representa. Con esto se persigue evitar que
la dilación indebida del proceso, por omisión o la falta de la diligencia
debida de los órganos competentes del sistema penal, pueda acarrear al
procesado lesión a otros derechos, entre ellos, el de la dignidad y la seguridad
jurídica, que resulten irreparables».

222
Alan E. Vargas Lima

que la Jurisdicción Constitucional reemplace al Órgano Legislativo,


toda vez que de oficio estaría generando y creando normas legales,
lo que revelaría una legislación positiva, cuando en realidad su
función es la de crear derecho a través de la generación de sub-
reglas aplicables a los casos concretos o futuros, si concurre la
analogía. Cabe hacer notar que en el Proyecto, éste principio es
sustituido por el denominado «Impulso de Oficio», por el que «las
diferentes actuaciones procesales se efectuarán sin necesidad de
petición de las partes» (sic), lo que implica que sus alcances aún no
se encuentran claramente determinados, pudiendo dar lugar a
interpretaciones ambiguas e inadecuadas.

f) Extraordinariedad de los Procesos Constitucionales.- Tomando


en cuenta la naturaleza jurídica de los procesos constitucionales,
el legislador ha establecido una configuración procesal sobre la
base del carácter extraordinario de dichos procesos, a objeto de
que los mismos tengan una tramitación especial que no admite
incidentes de naturaleza alguna, y no requiere de procedimientos
probatorios de los hechos, toda vez que se trata de procesos de
puro derecho que se sustancian en única instancia; es decir, que,
en el marco del principio de cosa juzgada constitucional, contra las
resoluciones o sentencias dictadas por el Tribunal Constitucional
no procede ningún recurso ulterior, aspecto que no es tomado en
cuenta en calidad de Principio dentro del Proyecto de Código.

g) Vinculatoriedad de las Resoluciones Constitucionales.- Significa


que las resoluciones o sentencias dictadas por el Tribunal
Constitucional obligan a las autoridades, funcionarios públicos en
general y a las personas particulares a cumplirlas, de manera que
son obligatorias e inexcusables. Ello tiene su base y fundamento
en la fuerza de la cosa juzgada constitucional que le otorga el
Constituyente a las sentencias pronunciadas por la jurisdicción
constitucional. En efecto, la norma prevista por el 203 de la NCPE

223
El Tribunal Constitucional Plurinacional

ha consagrado la cosa juzgada constitucional, al disponer que


«contra las sentencias del Tribunal Constitucional no cabe recurso
ulterior alguno». De manera que en el sistema constitucional boliviano,
la jurisprudencia constitucional desarrollada por el Tribunal
Constitucional se constituye en una fuente directa del Derecho
Constitucional, por lo mismo es vinculante para todos los jueces,
tribunales y autoridades públicas121. Este principio actualmente se
encuentra consagrado en el artículo 8º de la nueva Ley del TCP, y
desarrollado más ampliamente en el artículo 15 del Proyecto de
Código.

121
RIVERA SANTIVAÑEZ, José Antonio. La Jurisdicción Constitucional en Bolivia.
Cinco años en defensa del orden constitucional y democrático, ahora en:
REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. PROCESO Y
CONSTITUCIÓN. Nº 1. (México: Editorial Porrúa, Enero-Junio 2004). Págs. 134-
136. Disponible virtualmente en: www.iidpc.org. En este sentido, la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº
0186/2005-R de 7 de marzo, entre otras. ha establecido lo siguiente: «(…)
Cabe señalar que el efecto vinculante de la jurisprudencia constitucional,
significa que la doctrina constitucional creada, así como las sub-reglas
extraídas de las normas implícitas de la Constitución y consignadas en la
ratio decidendi de la sentencia constitucional, tienen que ser aplicadas
obligatoriamente por este Tribunal y por el resto de los órganos del poder
público, por lo mismo, por los jueces y tribunales que forman parte del poder
judicial, en la resolución de todos los casos que presenten supuestos fácticos
análogos. Sin embargo, corresponde aclarar que esa aplicación obligatoria
de la jurisprudencia constitucional está sujeta a la regla de la analogía,
vale decir que los supuestos fácticos de la problemática resuelta mediante la
sentencia constitucional en la que se crea la jurisprudencia sean análogos
a los supuestos fácticos de la problemática a resolverse mediante la sentencia
en la que se aplicará la jurisprudencia o el precedente obligatorio; desde
otra perspectiva, se puede señalar que cuando no existe la concurrencia de
la analogía entre los supuestos fácticos no puede exigirse la aplicación de
la jurisprudencia o el precedente obligatorio. De otro lado, se debe también
aclarar que la jurisprudencia con efecto vinculante es la que contiene la
ratio decidendi de la sentencia constitucional, es decir, aquellas partes que
consignan los fundamentos jurídicos que guarden una unidad de sentido
con la parte resolutiva, de tal forma que no se pueda entender ésta sin la

224
Alan E. Vargas Lima

Asimismo, resulta necesario que sean precisados el sentido y los


alcances normativos del denominado «Principio de No Formalismo»
(Informalismo), así como también debe especificarse si su ámbito
de aplicación será extensible a las Acciones Tutelares solamente,
o si será aplicable también a todos los demás Recursos y Acciones
Constitucionales, y los casos específicos de esta posibilidad. Por
otro lado, es redundante e inadecuado establecer la «comprensión
efectiva» como un Principio, dado que, como se ha explicado,
ese aspecto debió ser abordado y explicado en la Exposición de
Motivos, de que carece ahora el proyecto, debiendo revisarse
nuevamente la terminología utilizada en la redacción del texto
normativo.

6. Otros aspectos relevantes

Entre las Facultades Especiales del TCP, además del deber de


cooperación y colaboración ya prevista en la citada Ley Nº 27, ahora se
prevé la acumulación de procesos, que en muchos casos se hace
indispensable para evitar la dispersión del material probatorio y de los
argumentos sujetos a valoración, así como la producción de prueba
complementaria o pericial, cuya utilidad se ha demostrado ampliamente
durante las gestiones anteriores. De ahí que, el TCP «cuando estime
necesario y corresponda, podrá disponer la producción de prueba
complementaria o pericial, en caso de tratarse de procesos en los cuales
intervengan las naciones y pueblos indígena originario campesinos, para lo
cual establecerá el tiempo en que ellas deberán ser producidas», todo lo

alusión a aquella, es la parte en la que se consigna la doctrina y las sub


reglas que se constituyen en precedente obligatorio; más el obiter dictum, es
decir, aquellas reflexiones o pasajes contenidos en la parte motiva de la
sentencia, expuestos por el Tribunal Constitucional por una abundancia
argumentativa propia de la naturaleza jurídica del control de
constitucionalidad, no tienen efecto vinculante, de manera que para exigir
la aplicación obligatoria de un precedente debe tenerse el cuidado de
identificar que se trata de la ratio decidendi».

225
El Tribunal Constitucional Plurinacional

cual será recibido y valorado en audiencia, sirviendo de elemento


accesorio a ser considerado al momento de emitir Resolución en el plazo
legalmente establecido.

En concordancia con estos criterios, se prevé también que el TCP, antes


de pronunciar resolución, de oficio o a instancia de parte, podrá señalar
Audiencia Pública (según parece, en resguardo de los Principios de
Oralidad e Inmediación) para que en el proceso constitucional de que se
trate, las partes involucradas y el Ministerio Público fundamenten sus
pretensiones, siendo obligatoria la presencia de la Procuraduría General
del Estado, tratándose de la defensa de los intereses del Estado.
Asimismo, el TCP, de oficio o a petición de parte, y a través de la Comisión
de Admisión, podrá determinar las medidas cautelares que estime
necesarias, aspecto éste que es extensible también a los Jueces y
Tribunales de Garantías Constitucionales en el conocimiento de las
Acciones Tutelares que les corresponden, a fin de asegurar la eficacia y
efectividad de la justicia constitucional en el país.

Sobre las Resoluciones del TCP y sus efectos, se mantiene la distinción


entre Autos, Declaraciones y Sentencias Constitucionales, así como la
obligatoriedad que tienen los Jueces Constitucionales de emitir Resolución
Constitucional en el caso concreto, sin posibilidad de alegar insuficiencia,
ausencia u obscuridad de la norma. Asimismo, en el proyecto se pretende
establecer una norma general respecto a las citaciones y notificaciones,
estableciendo como regla general la notificación por cédula, sin mencionar
su carácter subsidiario a la notificación personal que es la garantía
indispensable para el pleno ejercicio del derecho a la defensa, como la
misma jurisprudencia constitucional lo ha establecido, por lo que es urgente
su reconsideración.

Por otro lado, debe resaltarse además la norma proyectada para asegurar
la difusión informativa del contenido de la Resolución Constitucional
adoptada respecto a las partes del proceso, que será comunicada el

226
Alan E. Vargas Lima

mismo día de la notificación, a través del correo electrónico personal,


siendo necesario precisar que éste accionar no constituye forma de
notificación válida, y que solamente es realizado con fines informativos
acerca del resultado del proceso, por lo que ahora, el señalamiento del
correo electrónico se constituye en uno de los datos personales que
deben insertarse necesariamente al momento de la interposición de la
Acción y/o Recurso Constitucional. Por otro lado, y respecto a la necesaria
difusión de las decisiones pronunciadas por la Jurisdicción Constitucional,
se debe considerar la necesidad de publicación en la Gaceta Oficial de
Bolivia, de todas aquellas Sentencias Constitucionales que declaren la
inconstitucionalidad de una norma, y/o en su caso dejen sin efecto una o
varias normas del ordenamiento jurídico, así como aquellas Sentencias,
cuyos alcances y relevancia jurídica ameritan exhortar al Órgano Legislativo
la sustitución de la Ley impugnada y declarada inconstitucional en su
totalidad, ello a fin de evitar el eventual vacío jurídico producido como
efecto del test de constitucionalidad realizado al momento de emitir la
decisión jurisdiccional del TCP. Así también, de forma reiterada se
establece expresamente la cosa juzgada constitucional, así como el
carácter obligatorio y el efecto vinculante de las Resoluciones
Constitucionales del TCP, sin diferenciar claramente su ámbito de
aplicación, lo que amerita un mejor desarrollo legislativo.

En este sentido, se debe tener presente que el Código debe responder


básicamente las siguientes cuestiones: ¿A quiénes obligan las decisiones
del TCP? ¿Qué parte de la sentencia constitucional es obligatoria? ¿Durante
cuánto tiempo deben ser obligatorias o vinculantes estas decisiones? A
este efecto, es útil recordar que las Resoluciones Constitucionales
emitidas por el TCP producen automáticamente el efecto de cosa juzgada
constitucional, en virtud de que provienen de un auténtico Tribunal
Constitucional (expresión del sistema concentrado), que en el caso nuestro
es además Plurinacional, por lo que sus decisiones despliegan los
mismos efectos jurídicos que las decisiones emitidas por los máximos
tribunales ordinarios en el ámbito jurisdiccional; sin embargo, la posición

227
El Tribunal Constitucional Plurinacional

jurídica especial del TCP que es radicalmente diferente a la de un tribunal


ordinario, se manifiesta precisamente en los efectos (jurídicos y muchas
veces políticos) de sus decisiones, lo que implica efectos mayores en
amplitud y trascendencia jurídicas, que los inherentes a la cosa juzgada
como tal, para así lograr la realización de las funciones que la misma
Constitución le asigna. Esto significa, que de acuerdo a la Constitución y
la misma Ley del TCP, las Sentencias Constitucionales vinculan a todos
los jueces, tribunales y autoridades públicas (judiciales o administrativas),
hayan intervenido o no en el proceso constitucional de donde emerge la
decisión, y en virtud de esa fuerza vinculante que emana de los
precedentes constitucionales, también extienden su obligatoria
observancia hacia los particulares, por cuanto éstas decisiones implican
la interpretación última y definitiva de la Constitución Boliviana.

En mérito de lo expuesto, y en respuesta a las cuestiones antes


planteadas, se puede precisar que: i) las sentencias constitucionales
emitidas por el TCP vinculan ineludiblemente a todos los Órganos del
Estado, a los jueces y Tribunales de justicia ordinaria y a las autoridades
administrativas, así como también a los particulares (aunque no hayan
sido parte del proceso constitucional); ii) las sentencias constitucionales
contienen el efecto vinculante, no solamente en su parte dispositiva (a
veces aplicable inter partes), sino también en su ratio decidendi, es decir
en la parte considerativa que fundamenta jurídicamente la decisión; iii)
las sentencias constitucionales vinculan de manera indefinida a todos los
sujetos procesales señalados anteriormente, y también al mismo Tribunal
que debe observar sus propios precedentes en casos análogos, sin
perjuicio de que en determinado momento vea la necesidad de realizar
un cambio de entendimiento a través de una modulación jurisprudencial,
que deberá estar razonada y fundamentada con argumentos fácticos y
jurídicos suficientes. Estos son, definitivamente, los aspectos que
indispensablemente deben quedar expresados y aclarados en el Código
que se ha proyectado para regir la sustanciación de los procesos
constitucionales.

228
Alan E. Vargas Lima

Adicionalmente a lo señalado, en el proyecto también se ha visto por


conveniente insertar Normas Comunes de Procedimiento en las Acciones
de Inconstitucionalidad, Conflictos de Competencia, Consultas y Recursos
Constitucionales, especificando detalladamente los requisitos (sin
diferenciarse si son de forma o de contenido) que deben cumplir los
memoriales respectivos, y el indispensable patrocinio de Abogado(a) en
estos casos; asimismo, se establece la perentoriedad de los plazos,
que serán computables en días hábiles, siempre a partir del día siguiente
a la notificación con la Resolución respectiva, con el apercibimiento de
rechazo en caso de incumplimiento. En caso de rechazo de la acción o
recurso, por parte de la Comisión de Admisión, ello dará lugar -de acuerdo
al proyecto- a la impugnación vía «revocatoria» (suponemos que se refiere
a una reposición, más que a un recurso de revocatoria en sentido
administrativo) a ser resuelta por la misma Comisión, sin recurso ulterior
alguno. Para este efecto, se prevé detalladamente el trámite que seguirá
la Acción o Recurso presentado ante la Comisión de Admisión, que puede
disponer el rechazo de los mismos en caso de incumplimiento de
requisitos, o en su caso la prosecución del proceso.

Así también, entre las Reglas Generales para el procedimiento en las


Acciones de Defensa, el Proyecto establece que la acción deberá
presentarse en forma escrita, con excepción de la Acción de Libertad que
puede presentarse en forma oral122, aspecto éste que pone en evidencia
la importancia del Informalismo en la tramitación de ésta acción tutelar, lo

122
Recientemente, el Tribunal Constitucional de Bolivia, considerando el deber
del Estado de garantizar a toda persona el eficaz ejercicio de sus derechos,
eximiéndole del cumplimiento de formalismos procesales, también ha visto
pertinente analizar el aspecto procesal en la tramitación de la actual Acción de
Libertad, y la posibilidad de su presentación en forma oral, cuya
fundamentación y sub-reglas aplicables pueden verse en la jurisprudencia
constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0128/2011 de 21 de
febrero. Ahora disponible virtualmente en la página web del Tribunal
Constitucional: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/

229
El Tribunal Constitucional Plurinacional

que no impide que se exija la constancia de que la misma no fue interpuesta


anteriormente ante otro Juez o Tribunal de Garantías Constitucionales, a
fin de evitar dualidad de procesos y de pronunciamientos jurisdiccionales,
y que puede ser salvado mediante la firma de una Declaración Jurada o
alguna forma de registro de constancia.

Otra innovación es la posibilidad de que el Juez o Tribunal de Garantías


Constitucionales, a petición de la parte accionante, le designe un Defensor
Público cuando la parte no se encuentre asistida de un(a) Abogado(a)
particular, salvo para la Acción de Libertad, en la que no se necesita el
patrocinio profesional, quedando sujeta la intervención y asesoramiento
profesional, a la libre decisión del recurrente. En todo caso, no serán
admitidas Acciones de Defensa que hayan sido tuteladas anteriormente,
y en las que coincidan sujetos, objetos, hechos y circunstancias, así como
tampoco es admisible, de acuerdo al Proyecto, la interposición simultánea
de alguna Acción de Inconstitucionalidad, respecto a las normas que rigen
la tramitación del proceso constitucional. También se establece
normativamente la intervención y participación de personas naturales o
jurídicas que prueben interés legítimo (en calidad de terceros interesados)
en las Acciones de Defensa, cuyas alegaciones podrán ser admitidas
por el Juez o Tribunal de Garantías Constitucionales según su necesidad
y conveniencia para la dilucidación del caso concreto.

Esas son algunas de las disposiciones, que de manera general se han


previsto en el Proyecto, además de otras disposiciones de procedimiento
previstas para cada una de las Acciones y Recursos Constitucionales,
que se encuentran ampliamente detallados en el Proyecto de Código de
Procedimientos Constitucionales que ahora se comenta. Cabe dejar
constancia de que los comentarios y las observaciones formuladas ahora,
únicamente pretenden poner en evidencia algunos de los aspectos
esenciales y que voluntaria o involuntariamente fueron omitidos en su
consideración al momento de la redacción del Proyecto, lo que requiere
ser subsanado de manera inmediata.

230
Alan E. Vargas Lima

Ahora bien, respecto a las interrogantes formuladas al inicio de este


documento de análisis, cabe señalar que habiéndose justificado la
denominación de Código Procesal Constitucional como apropiada para el
proyecto, su aparición es absolutamente loable, a fin de concretizar la
autonomía del Derecho Procesal Constitucional como disciplina
especializada en nuestro país, de acuerdo a la tendencia latinoamericana
en esta materia, siendo necesario e indispensable ahora su desarrollo
normativo, doctrinal y jurisprudencial; asimismo, siendo un nuevo cuerpo
normativo, éste no debe prescindir de una Exposición de Motivos que, en
base a las ideas expuestas en el presente trabajo, sin perjuicio de otros
que puedan realizarse, logre fundamentar fáctica y jurídicamente sus
objetivos y esenciales propósitos, a fin de demostrar su oportuna aparición
y necesaria incorporación al ordenamiento jurídico constitucional de Bolivia.

Para finalizar, cabe hacer notar que en el Seminario Taller organizado


para el análisis de éste proyecto, se concluyó en la necesidad de revisar
y debatir a nivel de la Asamblea Legislativa Plurinacional, y sus Comisiones
respectivas, el Título adecuado para el Proyecto, establecer los fines del
Código proyectado (que como se dijo, debieron ser parte de una
Exposición de Motivos), aclarar los alcances de la Interpretación
Constitucional (que requiere una revisión exhaustiva a la luz de la doctrina
constitucional contemporánea, dejando de lado la limitación a los métodos
gramatical e histórico) y el efecto vinculante de los precedentes
constitucionales (cuyos alcances deben quedar claramente establecidos),
así como precisar la legitimación activa del Ministerio Público en los casos
necesarios, debiendo aclararse también la naturaleza de la Acción de
Cumplimiento, la pertinencia de un plazo prudente para la interposición
de la Acción de Inconstitucionalidad, y la legitimación activa en los
Conflictos de Competencia, de acuerdo a la nueva organización territorial
del Estado Plurinacional de Bolivia. Por tanto, la discusión aún está abierta.

231
El Tribunal Constitucional Plurinacional

232
Alan E. Vargas Lima

ANEXO IV
ANEXO

SENTENCIA CONSTITUCIONAL
PLURINACIONAL Nº 0300/2012, SOBRE
EL TIPNIS Y LA CONSULTA PREVIA EN
BOLIVIA

233
El Tribunal Constitucional Plurinacional

234
Alan E. Vargas Lima

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0300/2012


Sucre, 18 de junio de 2012

SALA PLENA

ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD ABSTRACTA

Magistrada Relatora: Dra. Mirtha Camacho Quiroga

Expedientes: 00157-2012-01-AIA
00188-2012-01-AIA (acumulado)
Departamento: La Paz

En las acciones de inconstitucionalidad abstractas presentadas por:


Miguel Ángel Ruíz Morales y Zonia Guardia Melgar, Diputados de la
Asanblea Legislativa Plurinacional, demandando la inconstitucionalidad
de los arts. 1, 3 y 4 de la Ley 180 de 24 de octubre de 2011, alegando la
supuesta vulneración de los arts. 7, 11.I y II, 13.I, 17, 18, 19, 20, 30, 35,
36.I, 37, 77.I y 82.I de la Constitución Política del Estado (CPE), así como
de los arts. XI y XII de la Declaración Americana de Derechos Humanos;
26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y 3, 4, 10 del
Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos
en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, «Protocolo
de San Salvador», y Fabián II Yaksic Feraudy y Miriam Marcela Revollo
Quiroga, Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
demandando la inconstitucionalidad de los arts. 1, 3, 4 inc. a), 5, 6, 7, 8 y
9 de la Ley 222 de 10 de febrero de 2012, por ser presuntamente contrarios
a los arts. 2, 13.I, 14.V, 30.II.15 y III, 108, 403, 410 parágrafo II de la CPE;
26 y 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de
23 de mayo de 1969; 6 del Convenio 169 de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), y 19 y 32 de la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

235
El Tribunal Constitucional Plurinacional

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenidos de las acciones

a) Expediente: 00188-2012-01-AIA

Los accionantes, por memorial presentado el 28 de febrero de 2012,


cursante de fs. 7 a 13, manifiestan que la Ley 180, contiene artículos total
y abiertamente contrarios a los arts. 7, 11.I y II, 13.I, 17, 18, 19, 20, 30, 35,
36.I, 37, 77.I y 82.I de la CPE; XI y XII de la Declaración Americana sobre
Derechos Humanos; 26 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; y, 3, 4, 10 del Protocolo de San Salvador.

Indican que todos los derechos de las personas antes mencionados y


que se encuentran, contenidos en la Constitución Política del Estado y
las normas que forman parte del bloque de constitucionalidad generan
obligaciones para el Estado, que son imposibles de cumplir en un territorio
declarado intangible ya que dicha categoría implica la imposibilidad de
tocar o desarrollar políticas, programas o proyectos de desarrollo, a más
de restringir los propios planes de manejo de los pueblos indígenas que
legítimamente habitan ese territorio.

La intangibilidad introducida en la Ley 180, es una negación conceptual al


cumplimiento pleno y efectivo de las obligaciones del Estado para con la
sociedad y en especial con las comunidades Chimanes, Mojeño-Trinitarias
y Yuracarés, al impedir por vía normativa que el Estado cumpla sus
obligaciones como las de construir unidades educativas u hospitales, al
interior del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS),
lo que se constituye en una flagrante violación de los derechos humanos
reconocidos constitucionalmente.

El concepto y término de intangibilidad sólo se encuentra previsto en la


Norma Fundamental para los derechos de los pueblos indígenas en lo

236
Alan E. Vargas Lima

que refiere sus conocimientos y saberes ancestrales (art. 100.II de la


CPE) y jamás podría utilizarse para un territorio que cuya esencia y
naturaleza es la base y fuente de vida de los pueblos indígenas; más aún
cuando la Constitución Política del Estado ha diseñado un complejo
normativo de imposición positiva al Estado para que realice a favor de
sus habitantes labores que marcan al Estado Social de Derecho, como la
igualdad de oportunidades, la salud, la educación; disposiciones
constitucionales que la Ley 180, en sus artículos acusados de
inconstitucionales desconoce y restringe.

Alegan también que, entre los derechos más importantes que la Ley
Fundamental y las normas internacionales reconocen a favor de los
pueblos indígenas está el derecho a la consulta previa, libre e informada
sobre toda medida legislativa o administrativa susceptible de afectarles
y, por tanto, antes de la aprobación de la Ley 180, debió haberse
consultado previamente a los pueblos indígenas habitantes del territorio
y, al no hacerlo han violado por omisión legislativa los arts. 7, 11.I y II, y
en especial el art. 30.II.15 de la CPE.

b) Expediente: 00157-2012-01-AAI

Por memorial presentado el 27 de febrero de 2012, cursante de fs. 264 a


281 vta., los accionantes expresan los siguientes fundamentos de hecho
y de derecho:

La construcción de la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos, que


figura textualmente como la finalidad de la consulta previa, en el inc. a)
del art. 4 de la Ley 222, tiene antecedentes fácticos y legales, cuya
naturaleza es ajena y contraria a un verdadero proceso de consulta previa,
tal y como lo define el art. 30.II.15 de la CPE, por cuanto: 1) La Ley 3477
de 22 de septiembre de 2006, que declara de prioridad nacional la
construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, sin que
se haya cumplido con los requisitos que determinen la viabilidad o no de

237
El Tribunal Constitucional Plurinacional

dicha carretera; 2) La Convocatoria a licitación pública para el estudio de


factibilidad de la carretera Villa Tunari - San Ignacio de Moxos, realizada
por la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC), para posteriormente,
en marzo de 2008, se emita el Documento Base de Contratación (DBC)
para la «Contratación de Obras con Financiamiento del Proponente, bajo
la modalidad de Llave en Mano, para la construcción de la carretera Villa
Tunari - San Ignacio de Moxos de la Ruta F-24», definiendo tal documento
el trazo por el que debía pasar la referida carretera, siendo un sólo tramo,
sin la fragmentación de tramos, actualmente denominados I, II y III; 3) El
Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, mediante Resolución
Suprema (RS) de 13 de febrero de 2009, bajo el Título Ejecutorial TCO-
NAL-000229, reconoce a la Subcentral del TIPNIS, como única propietaria
colectiva del aludido Territorio con una superficie total de 1.091.656 ha; 4)
La ABC, luego de la licitación pública internacional LPI-001/2008, adjudicó
la construcción de la citada carretera, mediante Resolución RPC 0154/
2008 de 1 de agosto, a la empresa Constructora OAS Ltda., suscribiendo
el Contrato ABC 218/08 GCT-OBR-BNDES el 4 de agosto de 2008; y, 5) El
22 agosto de 2009 se suscribió el contrato de financiamiento de la carretera
Villa Tunari-San Ignacio de Moxos, entre el Ministerio de Planificación del
Gobierno de Bolivia y el Banco de Desarrollo del Brasil-BANDES-la ABC
boliviana y la OAS brasilera; f) El contrato y la construcción de la carretera
se encuentran actualmente en plena ejecución de acuerdo a los informes
oficiales de la ABC sobre pagos a favor de la empresa Constructora OAS
Ltda., y sobre los avances de los trabajos realizados, tales antecedentes
demuestran que hubieron actos legislativos y administrativos que fueron
aplicados previamente a la promulgación de la Ley 222, lo que desvirtúa
el carácter precedente de la consulta previa establecida en la referida
norma legal.

Luego de señalados los antecedentes descritos, los accionantes


desarrollan los argumentos jurídicos de la acción de inconstitucionalidad
abstracta de los arts. 1, 3, 4 inc. a) 5, 6, 7, 8 y 9 de la Ley 222, conforme
a los siguientes puntos:

238
Alan E. Vargas Lima

i) Respecto a la inconstitucionalidad del art. 1 de la Ley 222

El citado artículo indica que esta Ley tiene por objeto convocar al proceso
de consulta previa, libre e informada de los pueblos del TIPNIS; sin
embargo, desde el 2006 se han realizado actos gubernamentales,
administrativos y legislativos -antes descritos- que vulneran lo dispuesto
por el art. 30.II.15 de la CPE; pues la Ley 222 recién es emitida cuatro
años después de haberse tomado la decisión para la construcción del
tramo carretero y dos años después del inicio de la ejecución del contrato;
no existiendo, por tanto, una consulta previa, es decir anterior o anticipada,
pues la misma, según el art. 4 de la referida Ley, versa sobre la construcción
de toda la carretera y no sólo sobre el tramo II, en consecuencia para que
la consulta de toda la carretera sea realmente previa el gobierno debió
primero rescindir el contrato con la empresa Constructora OAS Ltda., y
suspender los trabajos de los tramos I y III -que al presente se encuentran
en plena fase de construcción- y dar inicio a un estudio de factibilidad.

Por otra parte, el art. 1 de la Ley en estudio incorpora como parámetro de


la consulta que la misma sea libre; sin embargo, la octava marcha indígena
que realizó el recorrido desde la ciudad de Trinidad hasta la ciudad de La
Paz, hizo conocer, por su libre determinación y en defensa de su territorio,
el rechazo a la construcción de la Carretera Villa Tunari-San Ignacio de
Moxos, toda vez que sus integrantes, como titulares únicos y absolutos
propietarios de las tierras especificadas en el Título ejecutorial TCO
00300002, tienen el derecho inalienable e imprescriptible de la libre
disposición, y no así el Estado nacional. Las manifestaciones contra la
construcción de la carretera no sólo se dejaron escuchar en su territorio,
sino también en toda la población boliviana misma que brindó su apoyo,
situación que derivó en la aprobación, sanción y publicación de la Ley
180, en cuyo art. 1, se declaró el carácter indivisible, imprescriptible,
inembargable, inalienable, irreversible e intangible del TIPNIS; sin
embargo, en desconocimiento absoluto de la manifestación de rechazo
de los pueblos indígenas, fraguando la categoría de «consulta libre», se

239
El Tribunal Constitucional Plurinacional

pretende cambiar la absoluta oposición indígena y nacional a la construcción


de la carretera, lo que vulnera la disposición constitucional de la libre
determinación y territorialidad consagrada en el art. 2 de la CPE.

Finalmente, refieren que los arts. 1 y 6 de la Ley 222, vulneran el derecho


de los pueblos indígenas a ser consultados mediante procedimientos
propios y a través de sus instituciones, ya que estos artículos determinan
que será el Estado Plurinacional el que establezca el contenido de este
proceso y sus procedimientos; peor aún, el art. 6, específicamente indica
que el Órgano Ejecutivo, encarga al Ministerio de Medio Ambiente y Agua,
y al Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, llevar a efecto la
«consulta», con el argumento de respetar sus normas y procedimientos
propios, lo que viola el art. 30.II.15 de la CPE, que claramente determina
que tal consulta sólo puede realizarse mediante sus propias instituciones,
por lo que la intervención de los Ministerios nombrados no es más que
una intromisión que desconoce sus derechos y organizaciones propias
de los pueblos indígenas afectados.

ii) En cuanto a la inconstitucionalidad del art. 3 de la Ley 222

Este artículo sostiene textualmente que: «La Consulta Previa Libre e


Informada, se realizará en el ámbito de las comunidades indígena originario
campesinas Mojeño-Trinitarias, Chimanes y Yuracarés, que habitan el
Territorio Indígena y Parque Nacional Isidoro Sécure – TIPNIS, en su doble
categoría de Territorio Indigena y Área Protegida, respetando sus normas
y procedimientos propios»; de lo que se constata que la consulta se
efectuará a sujetos que no forman parte de los pueblos indígenas
propietarios de la Tierra Comunitaria de Origen (TCO), pues los únicos
sujetos que pueden ser consultados como propietarios del territorio son
los pertenecientes a la Subcentral TIPNIS, reconocidos como dueños
por la RS de 13 de febrero de 2009, por lo que la pretensión de incluir a
otros actores sociales a quienes han invadido el Parque Nacional y territorio
indígena es inconstitucional y atentatorio a los derechos de los verdaderos
dueños de las tierras que les fueron reconocidas.

240
Alan E. Vargas Lima

iii) En relación a la inconstitucionalidad del art. 4 inc. a) de la Ley 222,

Norma que indica que para «Lograr un acuerdo entre el Estado Plurinacional
de Bolivia y los pueblos indígena originario campesinos Mojeño-Trinitario
Chiman y Yuracaré, sobre los siguientes asuntos: a) Definir si el Territorio
y Parque Nacional Isiboro Sécure TIPNIS debe ser zona intangible o no,
para viabilizar el desarrollo de las actividades de los pueblos indígenas
Mojeño-Trinitario, Chiman y Yuracaré, así como la construcción de la
carretera Villa Tunari- San Ignacio de Moxos». El contenido de este inciso
viola directamente el art. 14.V de la CPE, debido a que aspectos como la
intangibilidad del TIPNIS y la no construcción de la carretera ya fueron
definidos por la Ley 180, por lo que la realización de la referida consulta
significaría hacerla depender de ésta, desconociendo su carácter de
cumplimiento obligatorio.

Sostienen además que el art. 4 inc. a) de la Ley 222, lesiona los derechos
de los pueblos indígenas con relación al art. 13 de la CPE, que establece
que los derechos reconocidos por esta Constitución, aparte de ser
inviolables, universales, interdependientes e indivisibles, son progresivos,
por lo que el carácter de intangibilidad al haber sido reconocido como un
derecho propio de los pueblos y comunidades indígenas Mojeño-Trinitario,
Chiman y Yuracaré, ya fue establecido en la Ley 180, por lo que no existe
nada que definir en la referida consulta previa.

iv) Acerca de la inconstitucionalidad del art. 6 de la Ley 222

La parte accionante sostiene que el citado artículo vulneró la regla


fundamental para la realización eficaz de los procesos de consulta previa
que deben enmarcarse dentro de la concertación y la buena fe del Estado,
por lo que se llega a la conclusión de que la consulta debe ser concertada,
previamente acordada, consensuada y convenida con los pueblos del
TIPNIS y no impuesta como en el presente caso.

241
El Tribunal Constitucional Plurinacional

A su vez argumenta que la Ley 222 vulnera lo establecido por el art. 30.III
de la CPE, norma que establece textualmente: «El Estado garantiza,
respeta y protege los derechos de las naciones y pueblos indígena
originario campesinos consagrados en esta Constitución y la ley»; debido
a que dispone de manera arbitraria una consulta posterior, cuando ya sus
derechos fueron vulnerados, existiendo un contrato de obra y financiamiento
brasilero por más de $us 332 000 000 (Trescientos treinta y dos millones
de dólares estadounidenses), que se encuentra en plena ejecución.

v) En cuanto a la inconstitucionalidad de los arts. 7, 8, 9, de la Ley 222

Los accionantes argumentan que el art. 7 de la referida Ley,al definir el


papel que representará el Órgano Electoral Plurinacional, en cuanto a la
observación, acompañamiento e informe de la consulta vulnera lo previsto
en el art. 30.II.15 de la CPE, debido a que el citado artículo constitucional
determina que la consulta a los pueblos indígenas debe ser a través de
sus propias instituciones, pero en la realidad los sujetos a ser consultados
no han validado tal proceso previamente al interior de sus comunidades.

En cuanto a los arts. 8 que establece el plazo y 9 que refiere a las etapas
del proceso, sostienen que la vulneración constitucional es flagrante,
debido a que el plazo y las etapas deben estar definidas a partir de la
propia institucionalidad indígena, de sus normas, sus usos y costumbres,
sus formas de organización y sus autoridades naturales, tal y como lo
define no solamente el art. 2 de la CPE, sino la normativa internacional,
especialmente la de la OIT y la Organización de Naciones Unidas (ONU),
en Convenios expresos.

A lo referido, añaden que existió además vulneración de preceptos


constitucionales, dado que:

vi) Respecto a la vulneración del art. 403 de la CPE

Refieren que esta normativa constitucional establece que: «Se reconoce


la integralidad del territorio indígena originario campesino, que incluye el

242
Alan E. Vargas Lima

derecho a la tierra, al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos


renovables en las condiciones determinadas por la ley; a la consulta
previa e informada y a la participación en los beneficios por la explotación
de recursos naturales no renovables que se encuentran en sus territorios;
la facultad de aplicar sus normas propias, administrados por sus estructuras
de representación y la definición de su desarrollo de acuerdo a sus
criterios culturales y principios de convivencia armónica con la
naturaleza…»; norma constitucional –sostienen- que ha sido vulnerada
por la Ley 222, en sus arts. 4 inc. a), 5 y 9, ya que los términos de la
consulta no pueden ser definidos unilateralmente por el Gobierno, pues
corresponde a los propios pueblos indígenas definir el desarrollo que
requieren, necesiten, deseen o no implementar, acorde con sus criterios
culturales.

vi) Sobre la infracción a los principios de primacía constitucional y


Jerarquía normativa de la CPE

La parte accionante, citando el art. 410.II, sostiene que la Norma


Fundamental debe aplicarse preferentemente ante cualquier otra norma
legal, así como los convenios internacionales en materia de Derechos
Humanos, como ser el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de Naciones
Unidas sobre Derechos Indígenas, porque tales instrumentos
internacionales fueron aprobados por el Estado y forman parte del bloque
de constitucionalidad, reconocido por el referido artículo de la CPE, y
cuyo contenido dispone exactamente lo contrario a lo establecido por
los artículos que se está demandando de inconstitucionalidad mediante
la presente acción.

Así se lesionan los arts. 26 y 27 de la Convención de Viena sobre el


Derecho de los Tratados, el Convenio 169 de la OIT, en su art. 6, y los
arts. 19 y 32 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, pues no se trata de una consulta previa, sino
de una seudo consulta absolutamente posterior a varios actos y hechos

243
El Tribunal Constitucional Plurinacional

administrativos y legislativos efectuados por el Gobierno sin consulta


alguna a los pueblos indígenas.

I.2. Admisión y citación

a) Expediente: 00188-2012-01-AIA

Por AC 0205/2012-CA de 23 de marzo, corriente de fs. 14 a 16, se admitió


la acción abstracta de inconstitucionalidad y se dispuso sea puesta en
conocimiento del personero del órgano que generó la norma impugnada,
es decir del Vicepresidente del Estado Plurinacional y Presidente Nato
del Congreso, Álvaro Marcelo García Linera, actuación cumplida el 13 de
abril de 2012, conforme consta de la diligencia cursante a fs. 32.

b) Expediente: 00157-2012-01-AIA

Mediante AC 0204/2012-CA de 23 de marzo (fs. 286 a 289), la Comisión


de Admisión del Tribunal Constitucional Plurinacional, admitió la acción
de inconstitucionalidad abstracta y dispuso se ponga en conocimiento
de Álvaro Marcelo García Linera, Presidente de la Asamblea Legislativa
Plurinacional, como representante del Órgano que generó la norma
impugnada, citación que se efectuó mediante cédula el 10 de abril de
2012.

I.3. Alegaciones del personero del Órgano que generó la norma


impugnada

a) Expediente: 00188-2012-01-AIA

Por memorial recibido el 7 de mayo de 2012, cursante de fs 193 a 197,


Álvaro Marcelo García Linera, Vicepresidente del Estado Plurinacional
de Bolivia y Presidente Nato de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
manifestó:

244
Alan E. Vargas Lima

1) El 15 de agosto de 2011, se da inicio a la octava marcha con participación


de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB) y la Sub
Central TIPNIS, que partió de la ciudad de Trinidad y llegó a la ciudad de
La Paz el 19 de octubre del mismo mes y año. Tras varios días de trabajo
coordinado y condicionado a la declaratoria de intangibilidad y la
prohibición expresa de construcción de la carretera, el 24 de ese mes y
año, se promulgó la Ley 180.

2) La consulta previa libre e informada establecida en el art. 30.II.15 de la


CPE, condiciona al Estado a que, ante cualquier medida, sea legislativa
o administrativa susceptible de afectar a las naciones y pueblos indígenas,
debe realizarse una consulta, a través de procedimientos apropiados a
las naciones y pueblos indígena originario campesinos; disposición
constitucional que guarda absoluta coherencia con las normas del derecho
internacional de los Derechos Humanos, como los arts. 18 y 19 de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas, aprobada mediante Ley 3760 de 7 de noviembre de 2007; el
art. 6 del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígena y Tribales,
aprobado por Ley 1257 de 11 de julio de 1991.

3) La Asamblea Legislativa Plurinacional, en estricta observancia a la


Constitución Política del Estado y al bloque de constitucionalidad ya
señalado, sancionó el 10 de febrero de 2012 la Ley 222, que en su art. 3
determina que la consulta previa, libre e informada se realizará en el
ámbito de las comunidades indígena originario campesinas Mojeño-
Trinitarias, Chimanés y Yuracarés, que habitan el territorio indígena y área
protegida, respetando sus normas y procedimientos propios.

La mencionada Ley pone a consideración de dichos pueblos indígenas,


primero la declaratoria o no de zona intangible al Territorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS y segundo, la construcción o no
de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, en mérito a que la
declaratoria de intangibilidad sin consulta previa, al igual que la prohibición

245
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de construcción de una carretera, puede constituir en una afectación a


derechos sin precedentes; por ello, la Asamblea Legislativa Plurinacional,
al aprobar la Ley 222, ha dado estricto cumplimiento a lo establecido en
la Constitución Política del Estado y el bloque de constitucionalidad
establecido por ella misma.

4) La forma en que debe interpretarse el bloque de constitucionalidad se


encuentra en los arts. 13.IV y 256 de la CPE; por tanto para realizar un
adecuado análisis de las normas del bloque de constitucionalidad, es
necesario establecer que el TIPINIS es habitado por los pueblos Chiman,
Yuracaré y Mojeño-Trinitario, los cuales gozan de tutela especial de sus
derechos colectivos por mandato constitucional, siendo obligación del
Estado Plurinacional velar por la efectiva protección de éstos al igual que
por los derechos individuales; similar interpretación de la Constitución
Política del Estado fue realizada por el Tribunal Constitucional en las SSCC
1971/2011-R, 1312/2011-R y 1474/2011-R, entre otras.

En ese ámbito, el derecho a la consulta previa está reconocido en el


Convenio 169 de la OIT, y en la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y, por tanto, es un deber
del Estado establecer los mecanismos de consulta previa a las naciones
y pueblos indígenas originario campesinos, como lo estableció el Tribunal
Constitucional en la SC 2003/2010-R; criterios por los cuales la Asamblea
Legislativa Plurinacional aprobó la Ley 222, que establece el derecho a
la consulta previa en el TIPNIS, favoreciendo a los pueblos Chiman,
Yuracaré y Mojeño-Trinitario los cuales podrán determinar o no sobre la
permanencia de la declaración de intangibilidad sobre estos territorios,
siendo la intención del legislador la de no desconocer la declaración de
intangibilidad aprobada, sino que dicha medida legislativa debería sujetarse
a los resultados de la consulta previa convocada por la Ley 222.

En mérito a lo expuesto, solicitó se dicte Sentencia Constitucional


«declarando lo que corresponda de acuerdo a la Constitución Política del
Estado».

246
Alan E. Vargas Lima

b) Expediente: 00157-2012-01-AIA

Álvaro Marcelo García Linera, Vicepresidente Constitucional del Estado


Plurinacional de Bolivia y Presidente nato de la Asamblea Legislativa
Plurinacional, mediante memorial presentado el 2 de mayo de 2012,
presentó informe escrito, de fs. 347 a 356, alegando lo siguiente:

i) La característica esencial de la acción de inconstitucionalidad abstracta


es que se trata de una acción de puro derecho, por lo que el objeto
demandado no se somete a relación probatoria alguna, sino simplemente
a argumentar el derecho, observándose la vulneración, omisión o infracción
normativa a la Constitución Política del Estado, por parte de una norma de
inferior jerarquía, lo que no cumple la acción presentada, debido a que
se basa en elementos de hecho extraños, que desnaturalizan la misma.

ii) Los accionantes identificaron que el art. 1 de la Ley 222, vulnera la


consulta previa obligatoria establecida en la Constitución Política del
Estado, afirmando que si no es previa es ineficaz y vulneradora de
derechos, argumento errado debido a que la Asamblea Legislativa
Plurinacional en todo momento subordinó su actividad al mandato de la
Norma Suprema y al bloque de constitucionalidad, referido a la construcción
de una carretera por el TIPNIS, hecho fáctico que no se ha dado y que no
se dará sino en caso de verificarse el resultado de la consulta previa,
libre e informada, y si es que así lo determina la misma, por lo que no se
puede calificar a la consulta como posterior.

iii) Respecto a la vulneración del derecho a la libre determinación y


territorialidad propuesta por los accionantes, ésta debe ser rechazada,
ya que su argumentación se basa en el hecho de que la Ley 180, declaró
al TIPNIS como zona intangible, supuesto que no puede ser analizado
mediante una acción de inconstitucionalidad abstracta, ya que tal acción
no puede estar dirigida para revisar contradicciones entre normas legales,
o con otras normas que no sea la Ley Fundamental.

247
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Sobre el carácter libre de la consulta, el art. 3 de la Ley 222, establece el


respeto de las normas y procedimientos propios en cuanto a la
organización, transcurso y resoluciones.

iv) En cuanto a la inconstitucionalidad del art. 3 de la Ley 222, el argumento


presentado se refiere a que no se estaría tomando en cuenta a los únicos
propietarios que deberían decidir sobre este territorio, que en criterio de
los accionantes son los habitantes de la Subcentral del Territorio Indígena
Parque Nacional Isiboro Sécure TIPNIS, extremo inaceptable, debido a
que por regla general, los consultados son los pueblos indígenas, en
este caso Mojeños-Trinitarios, Chimanes y Yuracarés, que viven
efectivamente en el lugar donde la medida legislativa o administrativa
pueda afectarles, criterio íntimamente ligado con el art. 11.II.1 de la CPE,
haciendo notar que la Subcentral TIPNIS no es la única con legitimidad y
autoridad sobre el territorio indígena, sobre el cual se llevará adelante la
consulta.

v) Respecto a la inconstitucionalidad del art. 4 inc. a) de la Ley 222, alegada


por los accionantes, debido a que la Ley 180, define la intangibilidad del
TIPNIS, por lo que no cabría ninguna consulta sobre aspectos que ya
fueron definidos por la citada Ley, es un argumento que contiene dos
errores: el primero, que de lo expuesto en el art. 14.V de la CPE, se
entiende que la Ley 180, goza de plenitud, es un criterio falso y
equivocado, si bien es cierto que la ley tiene aplicación obligatoria a
partir de su publicación, no es menos cierto que cualquier Ley puede ser
regulada, modificada o perfeccionada por otra disposición normativa que
goce de igual jerarquía, en función de las determinaciones de la propia
Constitución Política del Estado; en segundo lugar los accionantes no
han advertido que la Ley 222 no es suspensiva de ninguna otra ley, para
que esto no suceda, la citada Ley debería hacerlo expresamente, lo que
no sucede en el presente caso.

En cuanto a la supuesta vulneración del art. 108 de la CPE, por parte del
citado art. 4 inc. a), los accionantes aseveran que se estaría infringiendo

248
Alan E. Vargas Lima

el mandato constitucional de cumplir y hacer cumplir la Constitución Política


del Estado y la Ley, no tiene fundamento ya que la Asamblea Legislativa
Plurinacional al momento de tramitar la Ley 222, lo único que hizo fue dar
cumplimiento exacto a la Norma Fundamental y su bloque de
constitucionalidad.

Sobre la vulneración del art. 13 de la CPE, por parte del art. 4 inc. a),
planteado por los accionantes, sostiene que el Estado por el contrario
está cumpliendo con la obligación de promover la consulta
correspondiente para evitar la vulneración de derechos constitucionales.

Referente a la lesión del art. 403 de la CPE, se tiene que la Ley 222, es
armónica con este artículo constitucional, y desarrolla los mandatos
imperativos de los arts. 30.II.15 y 403 de la Ley Fundamental, garantizando
la plena vigencia de las normas constitucionales.

vi) En relación a la inconstitucionalidad del art. 6 de la Ley 222, por supuesta


inexistencia de buena fe y concertación, es un argumento que desconoce
que técnicamente lo que se concerta es la consulta previa libre e informada
propiamente dicha en cuanto a los mecanismos de coordinación y
cooperación, siendo un contrasentido, respecto a la consulta, concertar
antes de la convocatoria si el proceso debe proceder o no, careciendo
en consecuencia de todo sustento lo alegado por la parte accionante;
además, debe tomarse en cuenta que el Gobierno Nacional está
construyendo de buena fe un proyecto de protocolo o norma básica para
llevar adelante la consulta previa, libre e informada, en estricto cumplimiento
del mandato constitucional; en cuanto a la supuesta vulneración por parte
de este artículo al art. 30.II.15 de la CPE, respecto a que se estaría
promoviendo la consulta después de haberse vulnerado sus derechos,
criterio que no es válido, por lo fundamentado previamente, ya que el
segundo tramo de la mencionada carretera no ha sido iniciado, por lo
que refutar una norma de inconstitucionalidad sin advertir lo alegado carece
de sustento legal.

249
El Tribunal Constitucional Plurinacional

vii) En cuanto a la inconstitucionalidad de las arts. 7, 8 y 9 de la Ley 222,


los accionantes no toman en cuenta que el art. 7, deviene en la obligación
impuesta por la Ley de Régimen Electoral respecto a la participación del
Servicio Intercultural de Fortalecimiento Democrático (SIFDE), el trabajo
que realizará esta institución es de acompañamiento y observación, a la
que se encuentra obligado el Estado conforme lo dispuesto por el art. 19
de la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de los Pueblos
Indígenas; por lo que queda claro que la función de observar no es lo
mismo que intromisión, teniendo como único objeto el de que se guarden
los parámetros de transparencia, libertad e información necesarios en el
proceso de consulta.

Sobre el art. 9 de la Ley 222, toda consulta se sujeta dentro de un


cronograma de actividades, al que en la referida Ley se denomina «Etapas
del Proceso», esta disposición por su propia naturaleza, no es una norma
que pueda ser cuestionada en su constitucionalidad, puesto que lo único
que hace es determinar los momentos en los que se realizará la consulta
y el orden cronológico del desarrollo de la misma -preparación, instalación,
desarrollo y finalmente los resultados de la consulta- agenda que no
determina una intromisión por parte del Órgano Ejecutivo, aspecto que
no existe, al ser una consulta previa libre e informada de absoluto dominio
de las naciones y pueblos indígenas consultados en base a sus normas
y procedimientos propios.

viii) La constitucionalidad de la Ley 222, se sostiene en mérito a que, lo


que se pretende consultar es sobre dos temas en particular: el primero,
en lo referente a la intangibilidad del TIPNIS; y el segundo, la construcción
o no de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos, constituyendo
actos administrativos y legislativos que deben ser consultados a las
naciones y pueblos indígenas porque tales medidas pueden afectarles,
ya que una declaratoria de intangibilidad sin consulta previa al igual que
la prohibición de construcción de una carretera puede constituir en una
afectación de derechos sin precedentes, extremo que se pretende evitar
con la mencionada Ley.

250
Alan E. Vargas Lima

El extremo pretendido por la parte accionante en cuanto a que la consulta


debía realizarse a los habitantes de la Subcentral del TIPNIS, es un criterio
que adolece de objetividad, debido a que no es una, sino son tres las
organizaciones del lugar, la Subcentral TIPNIS, la Subcentral Secure, y el
Consejo Indígena del Sur (CONISUR), sin dejar de lado el hecho que los
únicos sujetos de consulta, a efectos de una valoración que nace de la
Constitución Política del Estado y del bloque de constitucionalidad son
los pueblos indígenas Chimanes, Mojeño-Trinitarios y Yuracarés.

Finalmente sostiene que la consulta está destinada sólo y exclusivamente


para la construcción del tramo II de la carretera Villa Tunari – San Ignacio
de Moxos, lo que no implica el desconocimiento de parte del Estado de
sus obligaciones legales, ya que respecto al tramo I y III, de conformidad
a los arts. 92 y 93 de la Ley de Medio Ambiente (LMA); 72 y 73 del
Reglamento General de Gestión Ambiental; y, 160 y 161 del Reglamento
de Prevención y Control Ambiental se ha procedido a realizar las
respectivas consultas públicas, como mecanismos de participación
ciudadana.

I.4. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

De acuerdo a la facultad conferida por el art. 57.I de la Ley del Tribunal


Constitucional Plurinacional (LTCP), por Acuerdo Jurisdiccional 005/2012
de 8 de junio, y previa noticia de partes, la Sala Plena del este Tribunal,
acordó la acumulación del expediente 00188-2012-01-AIA al expediente
00157-2012-01-AIA, al evidenciarse la conexitud entre ambas acciones
en razón al contenido de sus demandas, situación que justifica plenamente
la unidad de tramitación y decisión, pieza procesal que se encuentra de
fs. 200 a 204 y 363 a 367, respectivamente.

II. CONCLUSIONES

Luego del análisis y compulsa de los antecedentes procesales de ambos


expedientes, se establece que:

251
El Tribunal Constitucional Plurinacional

II.1. Los accionantes Miguel Ángel Ruiz Morales y Zonia Guardia Melgar,
Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional, demandan la
inconstitucionalidad de los arts. 1.III, 3 y 4 de la Ley de Protección del
Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (LPTIPNIS), cuyo
texto es el siguiente:

«Artículo 1. (DECLARATORIA DE PATRIMONIO DEL TIPNIS).

(…)

III. Asimismo, adicionalmente se declara al Territorio Indígena y Parque


Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS, como zona intangible».

«Artículo 3. (CARRETERAS POR EL TIPNIS). Se dispone que la carretera


Villa Tunari - San Ignacio de Moxos, como cualquier otra, no atravesará el
Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS».

«Artículo 4. (PROTECCIÓN). Dado el carácter intangible del Territorio


Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS se deberán adoptar
las medidas legales correspondientes que permitan revertir, anular o dejar
sin efecto los actos que contravengan a esta naturaleza jurídica»(fs. 250
exp. 00157-2012-01-AIA).

II.2. En la segunda acción, Fabián II Yaksic Feraudy y Miriam Marcela


Revollo Quiroga, Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
demandan la inconstitucionalidad de los arts. 1, 3, 4 inc. a), 6, 7, 8 y 9 de
la Ley 222, los artículos demandados de inconstitucionalidad tienen el
siguiente contenido:

«Artículo 1. (Objeto). La presente Ley tiene por objeto convocar al proceso


de Consulta Previa Libre e Informada a los pueblos indígenas del Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS, y establecer el
contenido de este proceso y sus procedimientos»;

252
Alan E. Vargas Lima

«Artículo 3. (Ámbito de la Consulta Previa Libre e Informada). La Consulta


Previa Libre e Informada se realizará en el ámbito de las comunidades
indígena originario campesinas Mojeño-Trinitarias, Chimanes y Yuracarés,
que habitan el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure –
TIPNIS, en su doble categoría de Territorio Indígena y Área Protegida,
respetando sus normas y procedimientos propios»;

«Artículo 4. (Finalidad de la consulta). Lograr un acuerdo entre el Estado


Plurinacional de Bolivia y los pueblos indígena originario campesinos
Mojeño-Trinitario, Chimane y Yuracaré, sobre los siguientes asuntos:

a) Definir si el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS


debe ser zona intangible o no, para viabilizar el desarrollo de las
actividades de los pueblos indígenas Mojeño-Trinitario, Chimane y
Yuracaré, así como la construcción de la Carretera Villa Tunari – San Ignacio
de Moxos»;

«Artículo 6. (Obligaciones de los Órganos del Estado Plurinacional de


Bolivia).

I. El Órgano Ejecutivo a través del Ministerio de Medio Ambiente y Agua,


y el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, en coordinación
con las comunidades Mojeño-Trinitarias, Chimanes y Yuracarés,
respetando sus normas y procedimientos propios, es el encargado de
llevar adelante el proceso de Consulta Previa Libre e Informada.

II. El Órgano Ejecutivo a través del Ministerio de Economía y Finanzas


Públicas, debe garantizar los recursos suficientes para la implementación
del proceso de consulta.

III. El Órgano Ejecutivo a través de los Ministerios correspondientes, está


obligado a brindar la información detallada de manera oportuna, a fin de
garantizar que el proceso de consulta sea de buena fe, libre, informado,
participativo y transparente.

253
El Tribunal Constitucional Plurinacional

IV. Conforme a lo establecido en la Constitución Política del Estado y


particularmente, de acuerdo al numeral 2 del Artículo 15 de la Declaración
de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (Ley
Nº 3760 de 7 de noviembre de 2007, modificada por la Ley N° 3897 de 26
de junio de 2008), el Órgano Ejecutivo adoptará las medidas eficaces en
consulta, coordinación y cooperación con los pueblos Mojeño-Trinitario,
Chimane y Yuracaré, para combatir los prejuicios, eliminar la discriminación
y promover la tolerancia, la comprensión y las buenas relaciones entre
los pueblos indígenas, y entre ellos y todos los demás sectores de la
sociedad»;

«Artículo 7. (Observación, acompañamiento e informe).

I. El Órgano Electoral Plurinacional, a través del Servicio Intercultural de


Fortalecimiento Democrático – SIFDE, será el encargado de la
observación y acompañamiento de la Consulta Previa, Libre e Informada,
debiéndosele informar sobre el cronograma y procedimiento establecido
para la consulta con una anticipación de treinta (30) días.

II. Concluido el proceso de observación y acompañamiento a la Consulta


Previa Libre e Informada, el SIFDE elaborará el respectivo informe de
acompañamiento, señalando los resultados de la consulta.

III. El Estado Plurinacional de Bolivia invitará a las organizaciones


internacionales, relacionadas con la temática de la consulta, en calidad
de veedores internacionales.

Artículo 8. (Plazo). La Consulta Previa Libre e Informada se realizará desde


su inicio hasta su conclusión, en un plazo máximo de ciento veinte (120)
días a partir de la promulgación de la presente Ley.

Artículo 9. (Etapas del proceso). El proceso de consulta deberá cumplir,


al menos, con las siguientes etapas:

254
Alan E. Vargas Lima

1. Preparación de la consulta:

a. Cronograma y protocolo de la consulta.

b. Acopio de la información pertinente.

c. Notificación previa.

d. Publicidad de la consulta.

e. Provisión de información pertinente.

2. Instalación y desarrollo de la consulta:

a) Comunicación a los pueblos Mojeño-Trinitario, Chimane y Yuracaré


de toda la información necesaria y suficiente, para el desarrollo y
cumplimiento de a finalidad de la Consulta.

b) Consideración y definición sobre si el Territorio Indígena y Parque


Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS es zona intangible o no, y sobre la
construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos.

c) Consideración y decisión sobre las medidas de salvaguarda para la


protección del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure –
TIPNIS, así como las destinadas a la prohibición y desalojo inmediato de
asentamientos ilegales, respetando la línea demarcatoria, y determinar si
fuera el caso, los mecanismos para mantener la zonificación establecida
en el Plan de Manejo del TIPNIS.

3. Resultados de la Consulta:

a. Suscripción de actas de conclusiones.

b. Notificación de las decisiones» (fs. 2 exp. 00157-2012-01-AIA)

255
El Tribunal Constitucional Plurinacional

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

En las acciones abstractas de inconstitucionalidad en análisis, los


accionantes demandan: a) En la primera, la inconstitucionalidad de los
arts. 1.III, 3 y 4 de la LPTIPNIS, por ser presuntamente contrarios a los
arts. 7, 11.I y II, 13.I, 17, 18, 19, 20, 30, 35, 36.I., 37, 77.I y 82.I de la CPE;
XI y XIII de la Declaración Americana sobre Derechos Humanos; 26 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos; y, 3, 4, 10 del Protocolo
Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, «Protocolo de San
Salvador»; y, b) En la segunda, los accionantes demandan la
inconstitucionalidad de los arts. 1, 3, 4 inc.a) 5, 6, 7, 8 y 9 de la Ley 222
TIPNIS, alegando la vulneración de los arts. 2, 13.I, 14.V, 30.II.15 y III, 108,
403, 410.II de la CPE; 26 y 27 de la Convención de Viena sobre Derecho
de los Tratados; 6 del Convenio 169 de la OIT; y, 19 y 32 de la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

III.1. Las bases del constitucionalismo plurinacional e intercultural

La Constitución boliviana, de manera transversal, reconoce los derechos


de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, desde su
primer artículo, al definir el modelo de Estado como «… Unitario Social
de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano,
democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías. Bolivia se
funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural
y lingüístico, dentro del proceso integrador del país».

En el art. 2 de manera expresa se garantiza la libre determinación de las


naciones y pueblos indígena originario campesinos, en el marco de la
unidad del Estado y, en ese ámbito, el art. 30 de la CPE, les reconoce su
derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento
de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales,
estableciendo un catálogo exclusivo de derechos de las naciones y

256
Alan E. Vargas Lima

pueblos indígena originario campesinos, entre los que se encuentran el


derecho a la libre determinación y territorialidad (art. 30.II.4 de la CPE) el
derecho a que sus instituciones sean parte de la estructura general del
Estado, (art. 30. II.5 de la CPE), al ejercicio de sus sistemas políticos,
jurídicos y económicos acorde a su cosmovisión (art. 30.II. 14 de la CPE),
a la consulta previa obligatoria (art. 30.II.15 de la CPE), a la gestión territorial
indígena autónoma, y al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos
naturales renovables existentes en su territorio (art. 30.II.17 de la CPE), y
a la participación en los órganos e instituciones del Estado (art. 30.II.18
de la CPE).

Por otra parte, se reconocen los principios y valores de las naciones y


pueblos indígena originario campesinos como principios y valores de la
Constitución Política del Estado. Así, en el art. 8.I Constitucional, establece
que el Estado asume y promueve como principios ético morales de la
sociedad plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas
mentiroso ni seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida
armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan
(camino o vida noble).

El parágrafo II del mismo artículo, que el Estado se sustenta en los valores


de unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad, solidaridad, reciprocidad,
respeto, complementariedad, armonía, transparencia, equilibrio, igualdad
de oportunidades, equidad social y de género en la participación,
bienestar común, responsabilidad, justicia social, distribución y
redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir bien.

Conforme a ello, el vivir bien, está concebido como principio, pero también
como fundamento último de los valores; lo que supone, entonces que la
parte axiológica y principista de la Constitución Política del Estado está
orientada, dentro de la pluralidad que caracteriza al Estado, a la
consecución del buen vivir que implica un cambio de paradigma en todos
los ámbitos: El buen vivir conmina a repensar el modelo civilizatorio

257
El Tribunal Constitucional Plurinacional

actual fundado en el modelo industrialista y depredador de la naturaleza,


sin que ello signifique frenar las actividades económicas, sino aprovechar
de manera sustentable los recursos naturales y la biodiversidad, así como
mantener el equilibrio del medio ambiente, conforme lo determina el art.
342 de la CPE.

El vivir bien, es una apuesta a «recuperar la idea de la vida como eje


central de la economía» que se encuentra, fundamentalmente, en la visión
y práctica de las naciones y pueblos indígena originario campesinos. El
buen vivir; entonces, se constituye en «un eje o paradigma ordenador
que propone una crítica a los conceptos de desarrollo y al concepto de
crecimiento económico».

Ahora bien, el vivir bien es un principio-valor no sólo de las naciones y


pueblos indígena originario campesinos, para quienes «es la vida en
plenitud, implica primero saber vivir y luego convivir en armonía y en
equilibrio; en armonía con los ciclos de la Madre Tierra, del cosmos, de
la vida y de la historia y en equilibrio con toda forma de existencia sin la
relación jerárquica, comprendido que todo es importante para la vida»;
sino que, como efecto de su constitucionalización se constituye en una
de las normas fundamentadoras de todo nuestro ordenamiento jurídico y,
por ende, en criterios orientadores a la hora de aplicar e interpretar las
normas jurídicas.

Ello significa que, en virtud al pluralismo, no sólo se deben respetar los


diferentes modelos civilizatorios existentes en Bolivia, sino que todas las
actividades económicas, todos los planes que se emprendan tanto en el
ámbito público como privado deben estar guiados por el respeto a la
naturaleza y a la búsqueda del equilibrio entre los diferentes seres que
habitan en ella, buscando aquellas medidas y acciones que tengan un
menor impacto en el medio ambiente.

Por otra parte, la Norma Fundamental también reconoce a la democracia


comunitaria, por la elección, designación o nominación de autoridades y

258
Alan E. Vargas Lima

representantes por normas y procedimientos propios de las naciones y


pueblos indígena originario campesinos y, en ese sentido, esta forma de
democracia convive con la democracia directa y participativa, y la
representativa (art. 11.II de la CPE).

Este conjunto de normas que se encuentran en la parte dogmática,


sustentan la parte orgánica de la Constitución Política del Estado, pues la
conformación de los Órganos del poder público tienen carácter
plurinacional, con el objetivo no sólo de hacer efectivos los derechos
previstos en el art. 30 de la CPE, en especial el derecho a la participación
en los Órganos e instituciones del Estado, sino, fundamentalmente, de
entablar un diálogo intercultural entre diferentes grupos culturales,
naciones y pueblos indígena originario campesinos, con la consiguiente
conjunción de lógicas, saberes, valores, principios, derechos, bajo
una influencia recíproca entre lo «occidental» y lo indígena originario
campesino, para la construcción de una nueva institucionalidad y,
claro está, en el ámbito jurídico, de un nuevo Derecho, pero por
sobretodo en la construcción de un Estado sólido y progresista en el
que prime la unidad en la diversidad.

III.1.1. Sobre el marco constitucional imperante y la estructura ideológica


y filosófica de la parte dogmática de la nueva Constitución Política del
Estado

En el marco de lo expuesto, es pertinente citar los razonamientos


expuestos en la SC 1312/2011-R de 26 de septiembre, respecto a la
estructura ideológica y filosófica de la Constitución Política del Estado,
afirmando que: «… la Constitución Política del Estado boliviana, aprobada
mediante referendo constitucional de 25 de enero de 2009, constituye un
verdadero paradigma, cuyos principales ejes de cambio, precisamente
encuentran razón de ser en la estructura ideológica y filosófica que sustenta
su diseño.

259
El Tribunal Constitucional Plurinacional

En efecto, tomando como punto de partida la construcción constitucional


de la parte dogmática de este texto y asumiendo que el preámbulo del mismo
constituye la síntesis y esencia pura de las directrices axiológicas que guiaron
la función constituyente, en virtud de las cuales se refundó el Estado, es
perfectamente pertinente, resaltar que el pueblo boliviano, de composición
plural como elemento fundante del Estado, siguiendo las palabras de Alberto
del Real Alcalá, como un eje neurálgico, estructuró sus cimientos en el
reconocimiento de ´un Estado basado en el respeto e igualdad entre
todos´, postulado a partir del cual -entre otros-, debe resaltarse la
primacía de los principios de solidaridad y armonía, consagrados
taxativamente en el preámbulo, los cuales - interpretados
teleológicamente-, están destinados a la consolidación no sólo de una
vigencia formal, sino principalmente material del fin primordial del
Estado Plurinacional: ´el vivir bien´».

Así, cuando el preámbulo del nuevo orden constitucional señala: ´Asumimos


el reto histórico de construir colectivamente el Estado Unitario Social de
Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propósitos de
avanzar hacia una Bolivia democrática, productiva, portadora e inspiradora
de la paz, comprometida con el desarrollo integral y con la libre determinación
de los pueblos», utilizando un criterio de interpretación sistémico,
entendiendo a los principios rectores citados como el eje articulador de todo
un orden constitucional imperante, plasmado en un amplio bloque de
constitucionalidad, inequívocamente se establece que esa construcción
colectiva del Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, desde un punto de vista axiológico, constituye un eje
esencial de ruptura con los modelos constitucionales contemporáneos
conocidos en derecho comparado, ya que la protección de derechos
fundamentales, se aleja de una visión proteccionista exclusivamente
individualista, construyendo toda una estructura constitucional en la
cual, se garanticen los derechos fundamentales, pero no de una manera
aislada, sino a la luz de la ya citada construcción colectiva.

260
Alan E. Vargas Lima

En efecto, las directrices axiológicas y principistas que sustentan la


refundación del Estado, se encuentran plasmadas en todo el desarrollo de
la parte dogmática de la Ley Fundamental, así, los valores tanto ético-
morales como los preceptos axiológicos plasmados en los dos parágrafos
del art. 8 de la CPE, consolidan esa ´construcción colectiva del Estado´, de
hecho, el ´suma qamaña´ (vivir bien), el ´ñandereko´ (vida armoniosa), ´teko
kavi´ (vida buena), son axiomas, que más allá de su trascendencia ético-
moral, plasman una visión cuyos horizontes no se reducen a una concepción
individualista aislada de una ´construcción colectiva de Estado´ Asimismo,
en este marco de ideas, los valores de igualdad, inclusión, dignidad,
solidaridad, armonía, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidades
sociales y justicia social, destinados todos ellos a ´vivir bien´, plasman
también una visión encausada a esa tan mentada ´construcción colectiva
del Estado´, aspectos que además consolidan la vigencia de tres fines
plasmados en los parágrafos primero y segundo del art. 9 de la CPE: la
construcción de una sociedad justa, armoniosa, sin discriminación; así como
el bienestar, protección e igual dignidad de las personas.

En el contexto antes señalado y dentro de esa visión axiológica que asegura


la ´construcción colectiva del Estado´, debe establecerse también que el
art. 13.1 de la CPE, asegura la inviolabilidad de los derechos
reconocidos por ésta; en ese orden y reforzando esta regla constitucional,
el art. 13.3 de este orden supremo, proclama que no existe jerarquía entre
derechos, garantizando el Estado a las personas y colectividades, el libre y
eficaz ejercicio de los derechos fundamentales, tal como reza el art. 14.3,
aspectos, que a la luz de los modelos constitucionales conocidos en derecho
comparado, constituye un eje de ruptura esencial, máxime cuando el art.
109.1 del texto constitucional, de forma expresa señala: ´Todos los derechos
reconocidos en la Constitución son directamente aplicables y gozan de
iguales garantías para su protección´, aspecto que consolida al nuevo orden
constitucional como un verdadero paradigma a la luz del derecho comparado
y que además refuerza esa ´construcción colectiva de Estado´, superando
una sesgada visión, en virtud de la cual, -tal como se evidencia en modelos

261
El Tribunal Constitucional Plurinacional

constitucionales contemporáneos-, se jerarquizan derechos, garantizándose


su justiciabilidad solamente para algunos -en particular los de primera
generación-, descuidándose una efectiva protección para otros, verbigracia
el caso de los derechos colectivos, situación que enmarca a éstos modelos
en una visión proteccionista de derechos individuales, aislados de una visión
colectiva y que constituye una esencial característica de diferenciación con
el modelo constitucional boliviano.

Ahora bien, en ese contexto de igualdad jerárquica de derechos e igual


protección para los mismos, sobre la base de la ideología axiológica plasmada
en el Preámbulo de la Constitución Política del Estado, este texto, como
pilar estructural de su catálogo de derechos, en el art. 14.1, consagra un
derecho fundamental sustantivo primordial, como es el derecho a la igualdad,
pilar dogmático a partir del cual, podrá estructurarse el ´contenido esencial´
de la garantía jurisdiccional denominada acción de cumplimiento, en el marco
-como ya se ha señalado- de una ´construcción colectiva del Estado´» (el
resaltado es propio).

La jurisprudencia antes citada, claramente establece que el nuevo orden


constitucional tiene por objeto la construcción colectiva de un nuevo
Estado, en la que el pluralismo se sienta como la base central de la
nueva estructura jurídico, político y social, en la que los derechos tanto
individuales como colectivos son objeto de protección por parte del
Estado, que se obliga asimismo a materializar lo establecido por el texto
constitucional.

Dentro de la tarea de materializar los principios, valores y derechos


reconocidos en el texto constitucional, como en el bloque de
constitucionalidad, se tiene que partir del hecho de que tal tarea no
solamente corresponde al Estado, sino que obliga la participación a la
sociedad en su conjunto a buscar las formas de garantizar la materialización
de lo formalmente establecido en la Constitución Política del Estado,
mediante la participación activa dentro de las decisiones del Estado,

262
Alan E. Vargas Lima

ejercitando tanto la democracia participativa así como la democracia


comunitaria, cuyo fin es el de garantizar el cumplimiento y respeto de los
derechos fundamentales, tanto individuales como colectivos.

Ahora, tomando en cuenta lo aseverado anteriormente, dentro de la


democracia plural, establecida por el art. 11.II de la CPE, se evidencia
como un elemento nuevo la democracia comunitaria, elemento que
corresponde exclusivamente a las naciones y pueblos indígenas como
un medio constitucional idóneo de designación de sus representantes y
autoridades por un lado, y como medio de toma de decisiones,
materializando su derecho fundamental a la consulta previa, en ambos
casos, regidos por normas y procedimientos propios; por lo tanto se
llega a una conclusión primaria, y es que dentro del Estado Plurinacional
rige en primer lugar el pluralismo como un valor esencial del nuevo
marco jurídico constitucional y que el mismo para ser materializado,
debe ser implementado bajo un régimen de igualdad en el
relacionamiento entre el Estado y las naciones y pueblos indígenas,
es decir, que la relación debe ser horizontal, tomando en cuenta que la
Constitución Política del Estado en el art. 2 de la CPE, obliga al Estado
a garantizar a las naciones y pueblos indígenas su libre determinación,
el reconocimiento de sus instituciones propias y la consolidación de
sus entidades territoriales.

III.1.2. El control plural de constitucionalidad diseñado en la


Constitución Política del Estado

En el ámbito descrito, el reconocimiento transversal de los derechos de


las naciones y pueblos indígena originario campesinos, abarca también
al campo jurídico, pues existe un reconocimiento del pluralismo jurídico
igualitario que deriva del reconocimiento constitucional de la igual jerarquía
de la jurisdicción indígena originaria campesina con la ordinaria (art. 179.II
de la CPE) y del sistema jurídico ordinario con el sistema indígena originario
campesino.

263
El Tribunal Constitucional Plurinacional

El reconocimiento del pluralismo jurídico igualitario parte de un dato de la


realidad, de la coexistencia dentro del territorio boliviano de diferentes
sistemas jurídicos, que tienen sus propias normas, instituciones,
autoridades encargadas de administrar justicia y procedimientos para la
resolución de sus conflictos, que tiene como base valores, principios y
lógicas distintas a la occidental.

La jurisdicción indígena originaria campesina, de acuerdo al art. 179 de la


CPE, forma parte del órgano judicial, haciendo efectivo el derecho de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos a que sus instituciones
sean parte de la estructura general del Estado (art. 30.II.5 de la CPE) y, en
ese ámbito, al gozar de igual jerarquía que la jurisdicción ordinaria, ésta
no puede revisar las resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena
originara campesina y tampoco ésta de aquella; es más, toda autoridad
pública o persona debe acatar las decisiones de esta jurisdicción,
pudiendo las autoridades solicitar el apoyo de los órganos competentes
del Estado (art. 192 de la CPE).

No obstante lo señalado, -se reitera- que la jurisdicción indígena originaria


campesina, al igual que las demás jurisdicciones, se encuentra limitada
por el respeto de los siguientes derechos a la vida, a la defensa y demás
derechos y garantías establecidas por la Norma Fundamental (art. 190.II
de la CPE), debiendo añadirse, además, a los derechos contenidos en
los tratados internacionales sobre derechos humanos que forman parte
del bloque de constitucionalidad.

Conforme a ello, la Constitución Política del Estado, sobre la base del


carácter plurinacional del Estado y el principio de interculturalidad, ha
diseñado a la justicia constitucional, y en especial al Tribunal Constitucional
Plurinacional, como una institución encargada de ejercer el control sobre
todas las jurisdicciones y, en general sobre todos los órganos del poder
público, a partir del diálogo intercultural que se entable en este órgano,
que tiene la representación de los dos sistemas de justicia, el ordinario y
el indígena originario campesino.

264
Alan E. Vargas Lima

En ese ámbito, el pluralismo jurídico cobra un nuevo sentido y extensión,


pues se reconceptualiza a partir del relacionamiento e influencia
permanente de ambos sistemas, a partir de la coordinación y cooperación
que debe existir entre las diferentes jurisdicciones que conforman el
Órgano Judicial (ordinaria, indígena originaria campesina, agroambiental
y especializadas); el principio de unidad de la función judicial (art. 179 de
la CPE), por el cual todas las jurisdicciones tienen como denominador
común el respeto a los derechos fundamentales, a las garantías
constitucionales y la obediencia a la Constitución Política del Estado,
encontrando la unidad en la interpretación final que efectúe el Tribunal
Constitucional Plurinacional tanto de los derechos y garantías como de
las propias normas constitucionales, pues, por el carácter vinculante de
sus resoluciones, todos los jueces y autoridades, están vinculados a la
interpretación efectuada por este órgano.

En ese sentido, debe señalarse que la Constitución boliviana ha diseñado


un sistema de control de constitucionalidad plural, pues no solamente se
ejerce el control sobre normas formales, sino también sobre las normas
de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, además de
conocer los conflictos de competencias entre las diferentes jurisdicciones
y de revisar las resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena
originaria campesina cuando se considere que estas normas son lesivas
a los derechos fundamentales y garantías constitucionales. Estas facultades
fueron introducidas en la actual Constitución Política del Estado, en mérito
al reconocimiento expreso a los derechos de los pueblos indígenas
originario campesinos, a la igualdad jerárquica de sistemas jurídicos y
jurisdicciones; pero además debe considerarse que la Ley Fundamental
fue el resultado de un proceso dialógico en el que intervinieron los
diferentes sectores de la población boliviana y, claro está, también las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, que tuvieron un rol
protagónico para la consolidación del Estado Plurinacional.

Conforme a ello, el Tribunal Constitucional Plurinacional, ejerce el control


de constitucionalidad de manera plural en tres dimensiones:

265
El Tribunal Constitucional Plurinacional

1) Control del respeto a los derechos fundamentales y garantías


constitucionales o ámbito tutelar: A través de éste se verifican si las
autoridades, funcionarios públicos o particulares, amenazaron con lesionar
o lesionaron los derechos fundamentales y garantías constitucionales.
Este control comprende a las acciones de defensa: de libertad, de amparo
constitucional, de protección a la privacidad, de cumplimiento y popular.

También se encuentra dentro de este ámbito de control el recurso contra


resoluciones del órgano legislativo plurinacional que afecten a uno o más
derechos; sin embargo, en este caso el recurso se presenta directamente
ante el Tribunal Constitucional Plurinacional.

2) Control de competencias: Dentro de este ámbito de protección, el


Tribunal Constitucional Plurinacional conocerá: a) Los conflictos de
competencias y atribuciones entre órganos del poder público; b) Los
conflictos de competencias entre el gobierno plurinacional, las entidades
territoriales autónomas y descentralizadas y entre éstas; c) El recurso
directo de nulidad; y, d) Los conflictos de competencia entre la jurisdicción
indígena originaria campesina y la jurisdicción ordinaria y agroambiental.

3) Control normativo de constitucionalidad, por el cual se verifican las


condiciones de validez formal y material de las normas jurídicas con las
disposiciones constitucionales y de las normas que conforman el bloque
de constitucionalidad. El control normativo de constitucionalidad es ejercido
a través de diferentes acciones, siendo una de ellas la acción de
inconstitucionalidad, que puede asumir la forma abstracta o concreta.

III.2. Alcance del control normativo de constitucionalidad

La Constitución Política del Estado, en sus arts. 132 y 133, establece la


acción de inconstitucionalidad como una acción de defensa
(específicamente el art. 132) constituyendo un derecho de toda persona
individual y colectiva, que pudiera ser afectada por una norma contraria a

266
Alan E. Vargas Lima

la Norma Suprema, para poder presentar una acción de


inconstitucionalidad; la Ley Fundamental por su propia característica de
Norma Suprema no puede tener la especificidad que sostienen leyes de
carácter procedimental o aquellas leyes de desarrollo constitucional que
tienen por objeto el estructurar las instituciones del Estado Plurinacional o
reglamentar derechos fundamentales, por lo tanto la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional establece que la acción de inconstitucionalidad
puede ser abstracta (arts. 103 a 108 ) o concreta ( arts. 109 a 118).

En ese orden, la acción de inconstitucionalidad abstracta tiene por finalidad


el control objetivo de las normas y disposiciones legales ordinarias, para
establecer si las normas demandadas de inconstitucionalidad son o no
compatibles con los valores, principios, derechos fundamentales y normas
orgánicas y estructurales previstas por la Constitución Política del Estado,
con el propósito de depurar el ordenamiento jurídico del Estado
plurinacional.

La acción de inconstitucionalidad, tal y como lo señala José Antonio Rivera,


en su obra: «Jurisdicción Constitucional» Tercera Edición, se articula dentro
del sistema de control correctivo de las disposiciones legales,
constituyéndose en una acción directa porque la persona o autoridad
legitimada (como sucede en la acción abstracta) efectúa la impugnación
de la disposición legal de manera directa, sin que la supuesta
incompatibilidad esté vinculada a la solución de un conflicto de intereses,
tal y como lo determina el art. 103 de la Ley del Tribunal Constitucional
Plurinacional (LTCP) disponiendo que: « La Acción de Inconstitucionalidad
Abstracta procederá contra toda ley, estatuto autonómico, carta orgánica,
decreto o cualquier género de ordenanzas y resoluciones no judiciales
de carácter normativo que puedan resultar contrarias a la Constitución
Política del Estado».

La acción de inconstitucionalidad abstracta prevista por la Ley del Tribunal


Constitucional Plurinacional no prevé la caducidad de la misma o un plazo

267
El Tribunal Constitucional Plurinacional

máximo como límite para formular la referida acción, por lo que el simple
transcurso del tiempo no extingue el derecho de someter a control de
constitucionalidad aquellas disposiciones infra constitucionales que
contradicen o infringen las valores supremos, principios fundamentales y
los derechos y garantías constitucionales y las normas orgánicas previstas
en el texto constitucional.

Se debe aclarar que en cuanto a la legitimación activa dentro de la acción


de inconstitucionalidad abstracta, sólo están legitimadas para interponerla
determinadas autoridades, según lo previsto por el art. 104 de la LTCP,
las cuales son:

1. La Presidenta o el Presidente del Estado Plurinacional.

2. Cualquier Senadora, Senador, Diputada o Diputado.

3. Legisladoras y Legisladores de las entidades territoriales autónomas.

4. Máximas autoridades ejecutivas de las entidades territoriales


autónomas; y

5. La Defensora o el Defensor del Pueblo.

En cuanto a los efectos de la sentencia, ésta puede declarar la


constitucionalidad o inconstitucionalidad de la norma impugnada,
manteniéndola en el primer caso y abrogando o derogando en el segundo
caso, dependiendo si la constitucionalidad era parcial o total, con el objeto
de evitar la subsistencia de normas que vulneren el texto constitucional y
los derechos y garantías constitucionales previstos dentro de la
Constitución Política del Estado.

Al respecto, es preciso aclarar, que si bien la norma prevista por el art.


107 de la LTCP, determina las dos formas de resolución citadas

268
Alan E. Vargas Lima

precedentemente, existe la posibilidad de que este Tribunal se encuentre


impedido de ingresar al fondo, es decir, que no efectúe el control normativo
de la o las normas acusadas de inconstitucionales, situación que como
se verá a continuación, determina que se declare la improcedencia de la
acción, constituyendo ello una forma de resolución en situaciones
particulares y que obedecen estrictamente a la naturaleza y finalidad de
la acción de inconstitucionalidad.

III.2.1. Condiciones para la procedencia de la acción de


inconstitucionalidad

Conforme se refirió precedentemente, el control de constitucionalidad en


general que efectúa éste Tribunal Constitucional Plurinacional, tiene la
finalidad de proteger los derechos fundamentales y garantías
constitucionales de las personas, contra las determinaciones del legislador
en el ámbito normativo, que los vulneren, al ser contrarias a las normas
constitucionales y de esta forma, garantiza que todas las disposiciones
legales que rigen el ordenamiento jurídico del Estado estén sometidas a
los valores supremos, principios, preceptos y normas establecidas en la
Constitución.

En este marco, se tiene claro que mediante el control correctivo de


constitucionalidad, se procede a sanear el ordenamiento jurídico,
estableciéndose que alguna disposición legal o cualquiera de sus normas
es contraria a la Constitución, anulándose y retirándose así del
ordenamiento jurídico; consiguientemente y bajo una interpretación lógica,
se debe tomar en cuenta que para impugnar una norma presuntamente
inconstitucional, el contenido de la misma, no tiene que estar supeditada
directa o indirectamente a los efectos y alcances de otra norma jurídica
emitida posteriormente y la cual refleje un grado de condición al sentido
teleológico de la primera norma, pues no tendría sentido ni pertinencia
jurídica, pronunciarse sobre una disposición legal o norma, cuya
materialización de sus efectos jurídicos en el ordenamiento, se encuentre
subordinada a una nueva ley, imposibilitando así al Tribunal, realizar el
control correctivo de constitucionalidad o inconstitucionalidad de una norma

269
El Tribunal Constitucional Plurinacional

-sometida- en su efectividad y plenos efectos a otra que por naturaleza


previamente debe dilucidarse en su alcance jurídico.

Ello implica que la condición para impugnar normas consideradas


inconstitucionales, es que las mismas se encuentren vigentes o que su
contenido no hubiere sido modificado o su validez no esté supeditada
por otra norma jurídica o condición; es decir, que no hayan sido sustituidas
o condicionadas en su contenido esencial por otra norma jurídica -de
manera explícita o tácita; pues, atendiendo a la finalidad de esta acción,
que es precisamente depurar el ordenamiento jurídico de normas
consideradas inconstitucionales, no tendría sentido pronunciarse sobre
una, cuya eficacia está condicionada por otra norma posterior.

De lo referido se concluye la imposibilidad material de que el Tribunal


Constitucional Plurinacional, efectúe control normativo y se pronuncie sobre
la constitucionalidad o inconstitucionalidad de una norma supeditada a la
condición de otra que jurídicamente la complementa, por ende su
consideración no puede efectivizarse si su contenido normativo está
supeditado o condicionado por otra norma jurídica posterior.

Desde el procedimiento legislativo la consulta previa a los pueblos


indígenas debe ser observado, dado que esa omisión afecta el contenido
de la norma, produciendo una inconstitucionalidad; sin embargo, cuando
una norma se promulgó sin cumplir con dicho requisito, pero a su vez el
legislador ordinario emite otra norma con el objeto de someter a consulta
la primera, en los hechos, se está determinando que la validez de la
primera se encuentra supeditada a la consulta que el legislador ordinario
ha determinado con objeto de someter a consulta la primera.

III.3. El territorio como uno de los criterios para la definición de pueblo


indígena

Sobre el tema del territorio, la SC 2003/2010-R de 25 de octubre,


estableció: «El territorio está íntimamente vinculado a la definición de pueblos
indígenas, pues se constituye en un elemento para su caracterización. Dicha

270
Alan E. Vargas Lima

definición aunque con una visión integracionista y subordinada, tiene su


inicio en el Convenio 107 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
de 1957 que en su art. 1 sostiene que el Convenio se aplicaría: ´a) a los
miembros de las poblaciones tribal o semitribales en los países
independientes, cuyas condiciones sociales y económicas correspondan a
una etapa menos avanzada que la alcanzada por los otros sectores de la
colectividad nacional y que estén regidas total o parcialmente por sus propias
costumbres o tradiciones o por una legislación especial; b) a los miembros
de las poblaciones tribales o semitribales en los países independientes,
consideradas indígenas por el hecho de descender de poblaciones que
habitaban en el país, o en una región geográfica a la que pertenece el país,
en la época de la conquista o la colonización, y que, cualquiera que sea su
situación jurídica, viven más de acuerdo con las instituciones sociales,
económicas y culturales de dicha época que con las instituciones de la
nación a que pertenecen´; posteriormente, el Convenio 169 de la OIT, ratificado
por Bolivia mediante Ley 1257, en el art. 1 estableció que el Convenio se
aplica a ´b) a los pueblos en países independientes, considerados indígenas
por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una
región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la
colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y
que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias
instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas´.
Añadiendo posteriormente que: ´2. La conciencia de su identidad indígena o
tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos
a los que se aplican las disposiciones del presente Convenio´. Por su parte,
Martínez Cobo, en el Estudio del problema de la Discriminación contra
pueblos indígenas, sostiene que: ´Son comunidades, pueblos y naciones
indígenas los que, teniendo una continuidad histórica con las sociedades
anteriores a la invasión y precoloniales que se desarrollaron en sus territorios,
se consideran distintos a otros sectores de las sociedades que ahora
prevalecen en esos territorios o en parte de ellos (…) y tienen la determinación
de preservar, desarrollar y transmitir a futuras generaciones sus territorios
ancestrales y su identidad étnica como base de su existencia continuada

271
El Tribunal Constitucional Plurinacional

como pueblo, de acuerdo con sus propios patrones culturales, sus


instituciones sociales y sus sistemas legales´(MARTINEZ COBO, José,
Estudio del Problema de la Discriminación contra las Poblaciones Indígenas
- Conclusiones, Propuestas y Recomendaciones, Naciones Unidas, 1987,
pág. 30). Por otra parte, las organizaciones internacionales y expertos han
establecido criterios para la definición de los pueblos indígenas, que han
sido resumidos por Irene A. Daes: a) Prioridad en el tiempo con relación a la
ocupación y el uso de un determinado territorio; b) la voluntaria distinción
cultural y la necesidad de que la misma se perpetúe (lenguaje, organización
social, religión, valores, modos de producción, normas e instituciones); c)
Autoidentificación y el reconocimiento de esa identidad propia por parte de
las autoridades y de otros grupos; y, d) Experiencia de marginación, exclusión
o discriminación, persistan o no dichas condiciones (United Nations
Economic and Social Council, Standard-Setting Activities: Evolution of
Standards Concerning the Rights of Indigenous People, United Nations, 1996,
pág. 22). En Bolivia, inicialmente, en la reforma constitucional de 1994, se
utilizaron los términos de pueblos indígenas y comunidades indígenas y
campesinas. Actualmente, la Constitución vigente utiliza los siguientes
términos como una unidad: ´Naciones y pueblos indígena originario
campesinos´.

El art. 30 de la Constitución, otorga una definición sobre Nación y pueblo


indígena originario campesino, como ´(…) toda la colectividad humana que
comparta identidad cultural, idioma, tradición histórica, instituciones,
territorialidad y cosmovisión, cuya existencia es anterior a la invasión colonial
española´.

Como se puede apreciar, en Bolivia se han unificado varios términos (Nación


y pueblo indígena originario campesino) que unidos tienen un significado
similar al que internacionalmente se le ha dado al término pueblos indígenas,
pues contiene la mayoría de los criterios internacionales para su definición.
Así, respecto a la prioridad en el tiempo con relación a la ocupación y el uso
de un determinado territorio señala que la existencia de la colectividad

272
Alan E. Vargas Lima

humana debe ser anterior a la invasión española; con relación a la distinción


cultural, se establece que dicha colectividad debe compartir identidad
cultural, idioma, tradición histórica, instituciones, territorialidad y cosmovisión;
respecto a la experiencia de marginación, exclusión, si bien el art. 30
comentado no hace expresa mención a este elemento, el mismo se encuentra
implícito en el preámbulo de la Constitución Política del Estado, en el que
se puede leer: ´En tiempos inmemoriales se erigieron montañas, se
desplazaron ríos, se formaron lagos. Nuestra Amazonía, nuestro chaco,
nuestro altiplano y nuestros llanos y valles se cubrieron de verdores y flores.
Poblamos esta sagrada Madre Tierra con rostros diferentes, y comprendimos
desde entonces la pluralidad vigente de todas las cosas y nuestra diversidad
como seres y culturas. Así conformamos nuestros pueblos, y jamás
comprendimos el racismo hasta que los sufrimos desde los funestos tiempos
de la colonia…´.

Entonces, uno de los elementos que caracterizan a la nación y pueblo


indígena originario campesino es la territorialidad, y de ahí que las
normas internacionales y la propia Constitución Política del Estado,
incidan en el reconocimiento de) los derechos sobre los territorios
que ancestralmente ocupan» (las negrillas nos corresponden).

Siguiendo con esta línea de razonamiento, se concluye que los pueblos


y naciones indígenas tienen derecho a la tierra y al territorio, como un
derecho de carácter colectivo, en el que la misma Sentencia Constitucional
citada, se refiere sobre este tema en los siguientes términos:

«El Convenio 107 de la OIT, reconociendo la importancia de la tierra,


estableció en el art. 11, segunda parte, el siguiente texto: ´Se deberá reconocer
el derecho de propiedad, colectivo o individual, a favor de los miembros de
las poblaciones en cuestión sobre las tierras tradicionalmente ocupadas por
ellas´.

Posteriormente, el Convenio 169 de la OIT, en su art. 7, señala que: ´los


pueblos indígenas deben tener el derecho de decidir sus propias

273
El Tribunal Constitucional Plurinacional

prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en


que éste afecte sus vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual
y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de controlar,
en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y
cultural. Además dichos pueblos deberán participar en la formulación,
aplicación y evaluación de los planes y programas de desarrollo
nacional y regional susceptibles de afectarles directamente´.

El art. 13 del mismo Convenio sostiene que al aplicar las disposiciones de


la Parte II del Convenio (Tierras), los ´gobiernos deberán respetar la
importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los
pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios o con
ambos, según los casos, que ocupan o utilizan de alguna otra manera y en
particular los aspectos colectivos de esa relación´.

El Convenio adopta una concepción integral del término tierras, pues, de


acuerdo al art. 13.2 dicha denominación incluye ´el concepto de territorios,
lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos
interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera´.

El art. 14 del Convenio dispone que: ´Deberá reconocerse a los pueblos


interesados el derecho de propiedad y de posesión sobre las tierras que
tradicionalmente ocupan. Además, en los casos apropiados, deberán
tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos
interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas
por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para
sus actividades tradicionales y de subsistencia. A este respecto, deberá
prestarse particular atención a la situación de los pueblos nómadas y
de los agricultores itinerantes´ .

El parágrafo 2 del artículo antes anotado, sostiene que: ´Los gobiernos


deberán tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras
que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y garantizar la

274
Alan E. Vargas Lima

protección efectiva de sus derechos de propiedad y posesión», y el parágrafo


3, sostiene que: «Deberán instituirse procedimientos adecuados en el marco
del sistema jurídico nacional para solucionar las reivindicaciones de tierras
formuladas por los pueblos interesados´.

Por su parte, la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de


los pueblos indígenas, (…) señala en el art. 26 que:

´1. Los pueblos indígenas tienen derecho a las tierras, territorios y recursos
que tradicionalmente han poseído, ocupado o de otra forma utilizado o
adquirido.

2. Los pueblos indígenas tienen derecho a poseer, utilizar, desarrollar y


controlar las tierras, territorios y recursos que poseen en razón de la propiedad
tradicional u otra forma tradicional de ocupación o utilización, así como
aquellos que hayan adquirido de otra forma.

3. Los Estados asegurarán el reconocimiento y protección jurídica de esas


tierras, territorios y recursos. Dicho reconocimiento respetará debidamente
las costumbres, las tradiciones y los sistemas de tenencia de la tierra de
los pueblos indígenas de que se trate´.

El art. 27 de la misma Declaración, sostiene que: Los Estados establecerán


y aplicarán conjuntamente con los pueblos indígenas interesados, un
proceso equitativo, independiente, imparcial, abierto y transparente,
en el que se reconozcan debidamente las leyes, tradiciones, costumbres
y sistemas de tenencia de la tierra de los pueblos indígenas, para
reconocer y adjudicar los derechos de los pueblos indígenas en
relación con sus tierras, territorios y recursos, comprendidos aquellos
que tradicionalmente han poseído u ocupado o utilizado de otra forma»
.
El art. 28.1 de la misma Declaración sostiene que: ´Los pueblos indígenas
tienen derecho a la reparación, por medios que pueden incluir la restitución
o, cuando ello no sea posible, una indemnización justa, imparcial y equitativa,

275
El Tribunal Constitucional Plurinacional

por las tierras, los territorios y los recursos que tradicionalmente hayan
poseído u ocupado o utilizado de otra forma y que hayan sido confiscados,
tomados, ocupados, utilizados o dañados sin su consentimiento libre, previo
e informado´(las negrillas nos corresponden).

La citada Sentencia Constitucional, posteriormente pasa a analizar las


normas de nuestra Ley Fundamental respecto a los derechos colectivos
de los pueblos indígenas y su relación con el territorio en los siguientes
términos:

«En el marco de dichas normas internacionales y el preámbulo, el art. 2 de


la Constitución Política del Estado garantiza el derecho a la libre
determinación de las naciones y pueblos indígena originario campesinos en
el marco de la unidad del Estado, que consiste en su derecho a la autonomía,
al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento de sus instituciones y a la
consolidación de sus entidades territoriales. En ese ámbito, el art. 30.4), 6)
15) de la CPE, reconoce el derecho a la libre determinación y territorialidad
y a la titulación colectiva de tierras y territorios.

Por otra parte, debe considerarse que la actual organización territorial del
Estado, de acuerdo al art. 269 de la CPE, comprende a los ´departamentos,
provincias, municipios y territorios indígena originario campesinos´; territorios
que deben ser reconocidos de manera integral, pues de acuerdo al art. 403
de la CPE, comprenden áreas de producción, áreas de aprovechamiento y
conservación de los recursos naturales y espacios de reproducción social,
espiritual y cultural.

De las normas antes glosadas, que conforman el bloque de constitucionalidad,


de conformidad al art. 410 de la CPE, se extrae que los pueblos indígena
originario campesinos tienen derecho: 1. A las tierras, territorios que
tradicionalmente han poseído, ocupado, utilizado o adquirido; 2. A poseer,
utilizar y controlar dichas tierras y territorios; 3. A que el Estado garantice el
reconocimiento y protección jurídica de dichas tierras y territorios, incluidos
los recursos existentes en ellos».

276
Alan E. Vargas Lima

En conclusión, el derecho al territorio inherente a las naciones y pueblos


indígenas conlleva a otros derechos de carácter colectivo, que están
ligados a éste por su propia naturaleza jurídica, es decir, este derecho
implica la obligación del propio Estado a respetar tales territorios al grado
de que si existe la necesidad de explotación de un recurso natural no
renovable o la realización de un proyecto, o mega proyecto, de necesidad
general, como la construcción de una hidroeléctrica o una carretera, dentro
de territorios pertenecientes a un determinado pueblo indígena, o a varios
pueblos originarios, el Estado está obligado a efectuar una consulta de
carácter previo a la realización del proyecto, y naturalmente, al comienzo
de las obras dentro del territorio indígena, el no hacerlo de esa manera
genera una vulneración a los derechos de los pueblos indígenas al
derecho de la consulta, tal y como se verá en el siguiente fundamento
jurídico.

III.4. El derecho a la consulta previa en las normas del bloque de


constitucionalidad y la jurisprudencia internacional

La consulta está prevista en el art. 30.II.15 de la CPE reconociendo una


serie de derechos a favor de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos, al referirse específicamente a la consulta previa, establece:

«A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en particular a


través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas legislativas
o administrativas susceptibles de afectarles. En este marco, se respetará y
garantizará el derecho a la consulta previa obligatoria, realizada por el Estado,
de buena fe y concertada, respecto a la explotación de los recursos naturales
no renovables en el territorio que habitan».

De una primera lectura del texto citado, daría la impresión de que la


consulta previa obligatoria sólo correspondería cuando se refiera a la
explotación de los recursos naturales no renovables, por lo que cualquier
otro procedimiento de consulta que no obedezca a este supuesto sería

277
El Tribunal Constitucional Plurinacional

inconstitucional; sin embargo, la norma previamente citada contiene dos


partes: La primera, sostiene que el derecho a la consulta que tienen los
indígenas cada vez que se prevea medidas legislativas o administrativas
que pudieran afectarles, sin que se especifique a qué tipo de medidas
se refiere; en la segunda parte, se establece que la consulta previa se
respeta y garantiza por el Estado respecto a la explotación de los recursos
naturales no renovables, pero sin utilizar un término que afirme que sólo
en tales casos procede la consulta previa, libre e informada, por lo que
dicha norma no está cerrada a tal posibilidad, además de que el propio
Estado ha reconocido esa eventualidad al dictar la Ley 222, para definir si
es posible o no la construcción de la carretera Villa Tunari – San Ignacio
de Moxos; posibilidad que también es reconocida por los propios Tratados
Internacionales sobre esta materia y la jurisprudencia de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos.

Una vez definido el campo de acción de una consulta previa, es necesario


revisar que es lo que ha definido la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional sobre este derecho fundamental, específicamente la referida
SC 2003/2010-R, a determinado lo que sigue:

«El derecho a la consulta previa fue reconocido a los pueblos indígenas en


el Convenio 169 de la OIT, cuyo art. 6.1 estableció que al aplicar las
disposiciones del Convenio 169, los gobiernos deberán:

´a) consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos


apropiados y en particular a través de sus instancias representativas,
cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas
susceptibles de afectarles directamente´.

El art. 6.2 del Convenio señaló que: ´Las consultas llevadas a cabo en
aplicación de este Convenio deberán efectuarse de buena fe y de una manera
apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo o
lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas´.

278
Alan E. Vargas Lima

La consulta, de acuerdo al art. 15.2 del Convenio 169, se extiende a los


recursos existentes en las tierras de los pueblos indígenas, al señalar que
cuando la propiedad de los minerales o recursos del subsuelo pertenezcan
al Estado, los gobiernos deberán establecer o mantener procedimientos
con miras a consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si los
intereses de esos pueblos serían perjudicados y en qué medida antes de
emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación de
los recursos existentes en esas tierras.

Dichas normas fueron ampliadas y precisadas en la Declaración de las


Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que en el
art. 19 establece que: ´Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de
buena fe con los pueblos indígenas interesados por medio de sus instituciones
representativas antes de adoptar y aplicar medidas legislativas y
administrativas que los afecten, para obtener su consentimiento libre, previo
e informado´.

Además, el art. 32 de la Declaración, específicamente respecto a las tierras


y territorios, sostiene:

´1. Los pueblos indígenas tienen derecho a determinar y elaborar las


prioridades y estrategias para el desarrollo o la utilización de sus tierras o
territorios y otros recursos.

2. Los Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los


pueblos indígenas interesados por conducto de sus propias
instituciones representativas a fin de obtener su consentimiento libre
e informado antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus tierras
o territorios y otros recursos, particularmente en relación con el
desarrollo, la utilización o la explotación de recursos minerales, hídricos
o de otro tipo.

3. Los Estados establecerán mecanismos eficaces para la reparación justa


y equitativa por esas actividades, y se adoptarán medidas adecuadas para

279
El Tribunal Constitucional Plurinacional

mitigar sus consecuencias nocivas de orden ambiental, económico, social,


cultural o espiritual´.

Por su parte, la Constitución Política del Estado reconoce en el art. 30. 15),
el derecho: ´A ser consultados mediante procedimientos apropiados, y en
particular a través de sus instituciones, cada vez que se prevean medidas
legislativas o administrativas susceptibles de afectarles´, añadiendo
posteriormente que ´se respetará y garantizará el derecho a la consulta
previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada, respecto
a la explotación de los recursos naturales no renovables en el territorios que
habitan´.

En cuanto a los recursos naturales, el art. 403 de la CPE, reconoce la


integralidad del territorio indígena originario campesino, que incluye el derecho
a la tierra, al uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales
renovables, a la consulta previa e informada y a la participación en los
beneficios por la explotación de los recursos naturales no renovables que
se encuentran en sus territorios.

Ahora bien, a la luz de las normas constitucionales e internacionales sobre


los derechos de los pueblos indígenas, que -como se tiene señalado- forman
parte del bloque de constitucionalidad, de conformidad a lo establecido en
el art. 410 de la CPE, se puede concluir que la consulta previa es un deber
del Estado, tanto en el nivel central, como en las entidades territoriales
autónomas, que debe realizarse a través de las instituciones representativas
de los pueblos indígenas.

Esta consulta debe ser realizada de buena fe y de manera apropiada a las


circunstancias en los siguientes casos: a. Antes de adoptar o aplicar leyes
o medidas que puedan afectar directamente a los pueblos indígenas (arts.
6.1. del Convenio 169, 19 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas, 30.15 CPE); b. Antes de aprobar
cualquier proyecto que afecte sus tierras o territorios y otros recursos (art.

280
Alan E. Vargas Lima

32.2. de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los


Pueblos Indígenas); c. Antes de autorizar o emprender cualquier programa
de prospección o explotación de los recursos naturales que se encuentren
en las tierras donde habitan pueblos indígenas (arts. 15.2 del Convenio 169,
32.2. de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los
Pueblos Indígenas, 30.15 y 403 de la CPE); y, d. Antes de utilizar las tierras
o territorios indígenas para actividades militares (art. 30 de la Declaración
de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas).

La consulta referida debe ser desarrollada con la finalidad de lograr un


acuerdo con los pueblos o su consentimiento libre, previo e informado. Ahora
bien, cabe aclarar que este consentimiento se constituye en una finalidad
de la consulta, pero no un derecho en sí mismo, salvo en las dos situaciones
previstas tanto en el Convenio 169 como en la Declaración de las Naciones
Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas: 1. Traslados de las
tierras que ocupan y su reubicación (arts. 16.2 del Convenio 169 y 10 de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas); y, 2. Almacenamiento o eliminación de materiales peligrosos en
las tierras o territorios de los pueblos indígenas (art. 29 de la Declaración).

A los dos supuestos anotados, debe añadirse un tercero, que fue establecido
jurisprudencialmente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
el Caso del Pueblo Saramaka v. Surinam, en el que reconoció el derecho al
consentimiento cuando ´(…) cuando se trate de planes de desarrollo o de
inversión a gran escala que tendrían un mayor impacto dentro del territorio
Saramaka, el Estado tiene la obligación, no sólo de consultar a los Saramakas,
sino también debe obtener el consentimiento libre, informado y previo de
éstos, según sus costumbres y tradiciones. La Corte considera que la
diferencia entre ´consulta´ y ´consentimiento´ en este contexto requiere de
mayor análisis».

En la misma Sentencia, se señaló que ´(…) el Relator Especial de la ONU


sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales

281
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de los pueblos indígenas ha observado, de manera similar, que: siempre


que se lleven a cabo proyectos a gran escala en áreas ocupadas por pueblos
indígenas, es probable que estas comunidades tengan que atravesar cambios
sociales y económicos profundos que las autoridades competentes nos
son capaces de entender, mucho menos anticipar. Los efectos principales
[…] comprenden la pérdida de territorios y tierra tradicional, el desalojo, la
migración y el posible reasentamiento, agotamiento de recursos necesarios
para la subsistencia física y cultural, la destrucción y contaminación del
ambiente tradicional, la desorganización social y comunitaria, los negativos
impactos sanitarios y nutricionales de larga duración y, en algunos casos,
abuso y violencia.

En consecuencia, el Relator Especial de la ONU determinó que ‘es esencial


el consentimiento libre, previo e informado para la protección de los derechos
humanos de los pueblos indígenas en relación con grandes proyectos de
desarrollo’ (Corte IDH. Caso del Pueblo Saramaka. Vs. Surinam. Excepciones
Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre
de 2007, Serie C No. 172.

Conforme a lo anotado, para implementar los proyectos de los tres supuestos


antes señalados, se debe obtener el consentimiento de los pueblos indígenas,
lo que significa que en dichos casos los pueblos tienen la potestad de vetar
el proyecto; en los demás casos cuando la consulta se desarrolla de buena
fe, con métodos e información apropiada, los pueblos indígenas tienen
derecho a participar en la elaboración del proyecto, debiendo el Estado actuar
bajo márgenes de razonabilidad, sujeto a normas, principios y valores
contenidos en la Constitución Política del Estado, entre ellos el principio de
legalidad y la prohibición de arbitrariedad; respetando los derechos de las
comunidades originarias, evitando impactos nocivos a su hábitat y modus
vivendi» (las negrillas nos pertenecen).

Si bien la jurisprudencia emanada de tribunales y cortes constitucionales


de otros países no es vinculante para nuestra jurisdicción constitucional,

282
Alan E. Vargas Lima

no deja de ser necesario para contextualizar la temática citar las sentencias


constitucionales que se dieron respecto a este tema en particular, en el
que se llegaron a conclusiones sobre cuándo y en qué condiciones se
debe realizar la consulta previa, tal y como lo establece la Sentencia
Constitucional T129/2011 de la Corte Constitucional de Colombia que unificó
las líneas constitucionales y creó las siguientes subreglas:

«… todo tipo de acto, proyecto, obra, actividad o iniciativa que pretenda


intervenir en territorios de comunidad étnicas, sin importar la escala de
afectación, deberá desde el inicio observar las siguientes reglas:

(i) La consulta previa es un derecho de naturaleza fundamental y los procesos


de consulta previa de comunidades étnicas se desarrollarán conforme a
este criterio orientador tanto en su proyección como implementación.

(ii) No se admiten posturas adversariales o de confrontación durante los


procesos de consulta previa. Se trata de un diálogo entre iguales en medio
de las diferencias.

(iii) No se admiten procedimientos que no cumplan con los requisitos


esenciales de los procesos de consulta previa, es decir, asimilar la consulta
previa a meros trámites administrativos, reuniones informativas o actuaciones
afines.

(iv) Es necesario establecer relaciones de comunicación efectiva basadas


en el principio de buena fe, en las que se ponderen las circunstancias
específicas de cada grupo y la importancia para este del territorio y sus
recursos.

(v) Es obligatorio que no se fije un término único para materializar el proceso


de consulta y la búsqueda del consentimiento, sino que dicho término se
adopte bajo una estrategia de enfoque diferencial conforme a las
particularidades del grupo étnico y sus costumbres. En especial en la etapa

283
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de factibilidad o planificación del proyecto y no en el instante previo a la


ejecución del mismo.

(vi) Es obligatorio definir el procedimiento a seguir en cada proceso de


consulta previa, en particular mediante un proceso pre-consultivo y/o post
consultivo a realizarse de común acuerdo con la comunidad afectada y
demás grupos participantes. Es decir, la participación ha de entenderse no
sólo a la etapa previa del proceso, sino conforme a revisiones posteriores a
corto, mediano y largo plazo.

(vii) Es obligatorio realizar un ejercicio mancomunado de ponderación de


los intereses en juego y someter los derechos, alternativas propuestas e
intereses de los grupos étnicos afectados únicamente a aquellas limitaciones
constitucionalmente imperiosas.

(viii) Es obligatoria la búsqueda del consentimiento libre, previo e informado.


Las comunidades podrán determinar la alternativa menos lesiva en aquellos
casos en los cuales la intervención: (a) implique el traslado o desplazamiento
de las comunidades por el proceso, la obra o la actividad; (b) esté relacionado
con el almacenamiento o vertimiento de desechos tóxicos en las tierras
étnicas; y/o (c) representen un alto impacto social, cultural y ambiental en
una comunidad étnica, que conlleve a poner en riesgo la existencia de la
misma.

En todo caso, en el evento en que se exploren las alternativas menos lesivas


para las comunidades étnicas y de dicho proceso resulte probado que todas
son perjudiciales y que la intervención conllevaría al aniquilamiento o
desaparecimiento de los grupos, prevalecerá la protección de los derechos
de las comunidades étnicas bajo el principio de interpretación pro homine.

(ix) Es obligatorio el control de las autoridades en materia ambiental y


arqueológica, en el sentido de no expedir las licencias sin la verificación de
la consulta previa y de la aprobación de un Plan de Manejo Arqueológico

284
Alan E. Vargas Lima

conforme a la ley, so pena de no poder dar inicio a ningún tipo de obra o en


aquellas que se estén ejecutando ordenar su suspensión.

(x) Es obligatorio garantizar que los beneficios que conlleven la ejecución


de la obra o la explotación de los recursos sean compartidos de manera
equitativa. Al igual que el cumplimiento de medidas de mitigación e
indemnización por los daños ocasionados.

(xi) Es obligatorio que las comunidades étnicas cuenten con el


acompañamiento de la Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de
la Nación en el proceso de consulta y búsqueda del consentimiento. Incluso
de la posibilidad de contar con el apoyo de organismos internacionales cuyos
mandatos estén orientados a prevenir y proteger los derechos de las
comunidades étnicas de la Nación.

Si se tienen en cuenta los presupuestos y factores señalados anteriormente,


se espera que el proceso de consulta previa y participación de los grupos
étnicos respete de forma integral los derechos en juego en estos tipos de
casos, como la subsistencia e integridad cultural de los pueblos étnicos. No
obstante, es necesario tener en cuenta que efectuar la consulta previa y
buscar el consentimiento informado no justifica la violación material futura
de los derechos fundamentales de los grupos afectados por una actuación
u autorización administrativa de entidades del Estado o particulares.
Circunstancia en la que habrá lugar a la responsabilidad del Estado o de los
concesionarios conforme a la normativa interna e internacional».

La jurisprudencia previamente citada establece varias reglas inherentes a


la realización de una consulta previa, las cuales deben ser desarrolladas
dentro de nuestro marco jurídico constitucional, el cual es de avanzada,
dado que en la Constitución boliviana no sólo se reconoce a pueblos
indígenas, sino que se les da el estatus de naciones indígenas – tal y
como lo reconoce el art. 2 de la CPE- garantizando su libre determinación
en el marco de la unidad del Estado, y se reconoce su derecho a la

285
El Tribunal Constitucional Plurinacional

autonomía, al auto gobierno y al reconocimiento de sus instituciones y a


la consolidación de sus entidades territoriales, por lo tanto es necesario
crear las condiciones mediante las cuales se pueden materializar los
derechos formalmente reconocidos por el texto constitucional, para lograr
el objetivo descrito previamente de una construcción colectiva del Estado
Plurinacional, en el marco de la igualdad entre el Estado y las naciones
indígenas originario campesinas.

Dentro de ese contexto, es evidente la necesidad de la existencia de un


marco regulatorio adecuado sobre la consulta previa con la
participación de los pueblos indígenas.

Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sugiere


que los Estados deben aprobar legislación «que desarrolle los derechos
individuales de los indígenas, que garantice mecanismos de participación
de los pueblos indígenas en la toma de decisiones de índole política,
económica y social que afecten sus derechos y que incremente su
participación política en la adopción de decisiones a nivel nacional»
(Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Segundo Informe sobre
la Situación de los Derechos Humanos en el Perú. Doc. OEA/Ser.L/V/
II.106, Doc. 59 rev., 2 de junio de 2000, Capítulo X, párr. 39 –
Recomendación 1).

Ahora bien esta legislación, de conformidad a lo dispuesto a los arts. 2.1.


y 33.2 del Convenio 169 de la OIT, debe ser desarrollada con la
participación de los pueblos interesados, en una acción coordinada y
sistemática con miras a proteger los derechos de estos pueblos y el
respeto a su integridad. En el mismo sentido, la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas señala
que los pueblos indígenas serán consultados antes de la adopción de
medidas legislativas o administrativas que los afecte y, en tal sentido, las
leyes que regulen el procedimiento de consulta, también – y con mayor
razón- tendrán que serles consultadas, conforme concluyó el Relator

286
Alan E. Vargas Lima

Especial de la Organización de Naciones Unidas: «No obstante el carácter


necesariamente variable de los procedimientos de consulta en los diversos
contextos, los Estados deben definir en la ley los procedimientos de
consulta dichos procedimientos previstos en leyes o reglamentos o
en mecanismos especiales de consulta, deben por su parte ser
elaborados en consulta con los pueblos indígenas.» (ONU – Consejo
de Derechos Humanos – Informe del Relator Especial sobre la situación
de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas,
James Anaya. Doc. ONU A/HRC/12/34, 15 de julio de 2009, párr. 67).

En este sentido se ha pronunciado –conforme se tiene señalado- la


jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el
Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam, en el que, entre los casos que
debían ser consultados a los pueblos indígenas, anotó «el proceso de
adopción de medidas legislativas, administrativas u otras requeridas para
reconocer y garantizar el derecho del pueblo Saramaka a ser
efectivamente consultado, de conformidad con sus tradiciones y
costumbres» (Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso del
Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Interpretación de la Sentencia de
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
12 de agosto de 2008 Serie C No. 185, párr. 16).

III.4.1. El alcance de la consulta: sus elementos constitutivos

Previa: Como se ha referido precedentemente, de acuerdo al Convenio


169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos
de los Pueblos Indígenas, la consulta debe ser previa, esto significa que
debe ser anterior a la ejecución del proyecto, plan, medida o acto que
afecte los derechos de los pueblos indígenas o antes de la aprobación
de la ley u otra norma que también pueda afectarles. En ese sentido, la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sugiere que el
procedimiento de consulta debe ser desarrollado «antes de diseñar y
ejecutar proyectos de explotación de recursos naturales en las tierras y

287
El Tribunal Constitucional Plurinacional

territorios ancestrales de los pueblos indígenas» (Comisión Interamericana


de Derechos Humanos, Acceso a la Justicia e Inclusión Social: El camino
hacia el fortalecimiento de la Democracia en Bolivia. Doc. OEA/Ser.L/V/II,
Doc. 34, 28 de junio de 2007, párr. 249).

En el mismo sentido, la Corte Interamericana en la Resolución sobre el


caso Saramaka, señaló que la consulta con los pueblos indígenas debe
realizarse durante las primeras etapas del plan o proyecto de desarrollo
o inversión o de la concesión extractiva, y «no únicamente cuando surja
la necesidad de obtener la aprobación de la comunidad, si éste fuera el
caso. El aviso temprano proporciona un tiempo para la discusión interna
dentro de las comunidades y para brindar una adecuada respuesta del
Estado…» (Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso del Pueblo
Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C No. 172, párr.
133).

Conforme a lo anotado, la consulta debe ser previa; es decir, antes de


aprobar cualquier proyecto que afecta a sus tierras o territorio o recursos
(art. 32.2 de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos
de los Pueblos Indígenas); pues de no ser previa, efectivamente existe
una afectación a los derechos de los pueblos indígenas que, en su caso
podrá ser denunciada a través de las acciones de defensa previstas en
la Constitución Política del Estado, concretamente a través de la acción
popular, pues conforme a la jurisprudencia constitucional contenida en la
SC 1018/2011-R, de 22 de junio «a partir de una interpretación sistemática
del art. 135 de la CPE, se debe concluir que la acción popular protege,
además de derechos e intereses colectivos, derechos e intereses difusos -
ambos contenidos bajo el nomen iuris ‘Derechos Colectivos’- y, en ese
sentido, cualquier persona perteneciente a colectividad o comunidad afectada
puede presentar esta acción que, como su nombre indica, es popular»
(subrayado añadido).

288
Alan E. Vargas Lima

Sin embargo, se debe aclarar que, cuando se subsana la omisión inicial


y, por ejemplo se lleva adelante la consulta, o se emite una ley
disponiendo se efectúe la misma en cumplimiento de la Constitución
y las normas internacionales sobre derechos humanos, dicha norma
no puede ser considerada inconstitucional o contraria al bloque de
constitucionalidad, pues si bien no es previa y, por lo mismo, existió -
como se tiene dicho- una lesión a los derechos de los pueblos
indígenas; empero, con esa norma se está dando efectividad a un
derecho colectivo -aunque sea tardíamente-.

Un entendimiento contrario, implicaría que la lesión de derechos de los


pueblos indígenas no podría ser reparada bajo ninguna circunstancia;
pues, si bajo el argumento que la consulta no será previa, se tendrían
que declarar la inconstitucionalidad de las leyes emitidas con esa
finalidad, se llegaría al absurdo de mantener el estado de cosas
inconstitucional indefinidamente, situación que no es consentida ni
querida por el orden constitucional ni las normas contenidas en los Tratados
Internacionales sobre derechos humanos.

Efectivamente, debe recordarse que inclusive la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, en el caso Saramaka Vs. Surinam, no obstante
declarar que el Estado violó, en perjuicio de los miembros del pueblo
Saramaka, entre otros, el derecho de propiedad, en los términos de los
párrafos 78 a 158 de la Sentencia, donde se hace referencia a la consulta
previa; también dispuso que el Estado debía delimitar, demarcar y otorgar
título colectivo del territorio de los miembros del pueblo Saramaka, «…de
conformidad con su derecho consuetudinario, y a través de consultas previas,
efectivas y plenamente informadas con el pueblo Saramaka, sin perjuicio
de otras comunidades indígenas y tribales»; añadiendo que «hasta tanto
no se lleve a cabo dicha delimitación, demarcación u otorgamiento de título
colectivo respecto del territorio Saramaka, Surinam debe abstenerse de
realizar actos que podrían dar lugar a que agentes del propio Estado o terceros,
actuando con consentimiento o tolerancia del Estado, puedan afectar la

289
El Tribunal Constitucional Plurinacional

existencia, valor, uso o goce del territorio al cual tienen derecho los integrantes
del pueblo Saramaka, a menos que el Estado obtenga el consentimiento
previo, libre e informado de dicho pueblo…» (el subrayado es propio).

En otro párrafo, la Sentencia dispuso que el Estado debía «adoptar las


medidas legislativas, administrativas o de otra índole que sean necesarias
para reconocer y garantizar el derecho del pueblo Saramaka a ser
efectivamente consultado, según sus tradiciones y costumbres, o en su
caso, el derecho de otorgar o abstenerse de otorgar su consentimiento previo,
libre e informado, respecto de los proyectos de desarrollo o inversión que
puedan afectar su territorio, y a compartir, razonablemente, los beneficios
derivados de esos proyectos con el pueblo Saramaka, en el caso de que se
llevaren a cabo….» (el subrayado es propio) (Corte Interamericana de
Derechos Humanos. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam.
Interpretación de la Sentencia de Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 12 de agosto de 2008 Serie C No.
185, puntos resolutivos).

Informada: De acuerdo a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, la consulta debe ser informada, es decir, que los
pueblos indígenas tengan «…conocimiento de los posibles riesgos,
incluidos los riesgos ambientales y de salubridad, a fin de que acepten el
plan de desarrollo o inversión propuesto con conocimiento y de forma
voluntaria…» (Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso del
Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007. Serie C
No. 172, párr. 133).

La consulta informada, para la Corte, implica que el Estado acepte y brinde


información, y una «comunicación constante entre las partes» (Corte IDH.
Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007.
Serie C No. 172, párr. 133). El carácter informado de la consulta se conecta

290
Alan E. Vargas Lima

con la obligación de llevar a cabo estudios de impacto social y ambiental


con carácter previo a la ejecución de planes de desarrollo o inversión o
de concesiones extractivas susceptibles de afectar a los pueblos
indígenas, de conformidad a lo señalado por el Relator Especial de la
ONU, para quien «En los casos relativos a explotación de recursos
naturales o proyectos de desarrollo que afecten tierras indígenas, para
que los pueblos indígenas interesados puedan adoptar decisiones libres
e informadas sobre el proyecto en consideración es necesario que reciban
información objetiva y completa sobre todos los aspectos del proyecto
que los afecta, incluidas las repercusiones del proyecto sobre su vida su
entorno. A este respecto, es esencial que el Estado haga estudios sobre
el impacto ambiental y social a fin de que se puedan conocer todas las
consecuencias que cabe prever. Los grupos indígenas deben conocer
estos estudios de impacto en las primeras etapas de la consultas, tener
tiempo suficiente para entender las conclusiones de los estudios y poder
presentar sus observaciones y recibir información acerca de cualquier
preocupación que plantee…» (ONU – Consejo de Derechos Humanos –
Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos
y las libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya. Doc. ONU
A/HRC/12/34, 15 de julio de 2009, párr. 53).

Como ha señalado la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el


derecho a participar en la consulta previa y el derecho al acceso a la
información son elementos básicos para respaldar y acrecentar la
capacidad de las personas a objeto de salvaguardar y reivindicar «los
derechos a la vida y a la integridad personal en situaciones de riesgo
ambiental grave, y así contribuir a lograr una protección eficaz contra las
condiciones ecológicas que constituyen una amenaza para la salud
humana». Como concluye la Comisión: «el acceso a la información es un
prerrequisito para la participación pública en la toma de decisiones y
para que los individuos puedan seguir de cerca y responder a las acciones
del sector público y del privado. Las personas tienen derecho a buscar,
recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, de conformidad

291
El Tribunal Constitucional Plurinacional

con lo que prescribe el artículo 13 de la Convención Americana». (CIDH,


Informe sobre la Situación de los Derechos Humanos en Ecuador. Doc.
OEA/Ser.L/V/II.96, Doc. 10 rev.1, 24 de abril de 1997).

De buena fe: Establecida como una característica de la consulta tanto en


el Convenio 169 de la OIT, como en la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, y reiterada por la
jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
IDH. Caso del Pueblo Saramaka Vs. Surinam. Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de noviembre de 2007.
Serie C No. 172, párr. 133).

La buena fe está vinculada con la finalidad de la consulta: llegar a un


acuerdo, es decir concertar. La buena fe se constituye en una garantía
frente a procesos de consulta meramente formales. Así, el Relator Especial
de la ONU, sostiene que los términos de la Declaración de las Naciones
Unidas sobre los Derechos de los pueblos Indígenas «…sugieren que
se hacen más hincapié en que las consultas sean negociaciones en
procura de acuerdos mutuamente aceptables y se celebren antes de la
adopción de las decisiones sobre las medidas propuestas, y no consultas
con el carácter de mecanismos para proporcionar a los pueblos indígenas
información sobre decisiones que ya se han adoptado o están en proceso
de adoptarse, sin permitirles influir verdaderamente en el proceso de
adopción de decisiones» (ONU – Consejo de Derechos Humanos –
Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos
y las libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya. Doc. ONU
A/HRC/12/34, 15 de julio de 2009, párr. 46).

Por otra parte, la consulta de buena fe, exige «ausencia de cualquier tipo
de coerción por parte del Estado o de agentes que actúen con su autorización
o aquiescencia … La buena fe también es incompatible con prácticas tales
como los intentos de desintegración de la cohesión social de las comunidades
afectadas, sea a través de la corrupción de los líderes comunales o del

292
Alan E. Vargas Lima

establecimiento de liderazgos paralelos, sea a través de negociaciones con


miembros individuales de las comunidades que son contrarias a los
estándares internacionales» (Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, OEA, Derechos de los pueblos indígenas y tribales sobre sus
tierras ancestrales y recursos naturales. Normas y jurisprudencia del
Sistema Interamericano de Derechos Humanos, 2010, p. 123).

La consulta de buena fe requiere un clima de confianza mutua entre


las partes; pues, como señaló el Comité Tripartito del Consejo de
Administración de la OIT, «considerando que el establecimiento de
mecanismos eficaces de consulta y participación contribuyen a prevenir
y resolver conflictos mediante el diálogo… el Comité subraya la necesidad
de desplegar esfuerzos para intentar generar consensos en cuanto a los
procedimientos, de facilitar su acceso dándoles amplia difusión y de crear
un clima de confianza con los pueblos indígenas que propicie un diálogo
productivo» (Informe del Comité encargado de examinar la reclamación
en la que se alega el incumplimiento por Guatemala del Convenio sobre
pueblos indígenas y tribales, 1989, presentada en virtud del artículo 24
de la Constitución de la OIT por la Federación de Trabajadores del Campo
y la Ciudad (FTCC), párr. 53).

Como anota el Relator especial de la ONU, «Para lograr un clima de


confianza y respeto muto, el procedimiento consultivo en sí debe ser
resultado del consenso, y en muchos casos los procedimientos de
consulta no son efectivos ni gozan de la confianza de los pueblos indígenas
porque los pueblos indígenas no son incluidos debidamente en las
deliberaciones que dan lugar a la definición y aplicación de los
procedimientos de consulta…» (ONU – Consejo de Derechos Humanos
– Informe del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos
y las libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya. Doc. ONU
A/HRC/12/34, 15 de julio de 2009, párr. 51).

De ahí que en el caso boliviano, la Constitución Política del Estado hace


hincapié en que la consulta además de ser previa, obligatoria, libre e

293
El Tribunal Constitucional Plurinacional

informada y de buena fe, deba ser concertada, pues precisamente, los


procedimientos, los sujetos que intervendrán y el contenido mismo de la
consulta, deben ser pactados con carácter previo entre el Estado y los
pueblos indígenas.

III.5. Las acciones de constitucionalidad planteadas en los casos en


estudio.

En mérito a la acumulación de acciones dispuesta por Acuerdo


Jurisdiccional 005/2012 de 8 de junio, es preciso delimitar el análisis que
se efectuará en la presente Sentencia.

III.5.1. Expediente 00188-2012-01-AIA

En ese ámbito, es preciso previamente hacer referencia a la acción de


inconstitucionalidad abstracta en la que los accionantes demandan la
inconstitucionalidad de los arts. 1.III, 3 y 4 de la LPTIPNIS, por ser
presuntamente contrarios a los arts. 7, 11.I y II, 13.I, 17, 18, 19, 20, 30, 35,
36, 37, 77.I y 82.I de la CPE; XI y XIII de la Declaración Americana sobre
Derechos Humanos; 26 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos; y 3, 4, 10 del Protocolo Adicional a la Convención Americana
sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, «Protocolo de San Salvador».

La argumentación de los accionantes para impugnar las normas antes


mencionadas, se centra en dos aspectos:

1. El carácter intangible del territorio impide que se elaboren políticas,


programas o proyectos de desarrollo y es una negación conceptual al
cumplimiento pleno y efectivo de las obligaciones del Estado para con la
sociedad y en especial para con las comunidades Chimanes, Mojeño-
Trinitarias y Yuracarés, al impedir por vía normativa que el Estado cumpla
sus obligaciones como las de construir unidades educativas u hospitales,
al interior del TIPNIS.

294
Alan E. Vargas Lima

2. Entre los derechos más importantes que la Constitución Política del


Estado y las normas internacionales reconocen a favor de los pueblos
indígenas está el derecho a la consulta previa, libre e informada sobre
toda medida legislativa o administrativa susceptible de afectarles y, por
tanto, antes de la aprobación de la Ley 180, debió haberse consultado
previamente a los pueblos indígenas habitantes de ese territorio.

Dentro del análisis y juicio de constitucionalidad, tenemos que la Ley 180


declara la intangibilidad del TIPNIS, es decir, se trata de una medida
legislativa que está dirigida a un territorio indígena determinado, cuyo
texto puede afectar los intereses de los pueblos y naciones indígenas
originarios constituidos dentro del mencionado territorio, por lo tanto,
teniendo en cuenta lo previamente desarrollado en el fundamento jurídico
III.4 de esta Sentencia, en el que se interpretó los alcances del derecho
a la consulta establecida en el art. 30.II.15 de la CPE, se afirmó textualmente
que: «(…) daría la impresión de que la consulta previa obligatoria sólo
correspondería cuando se refiera a la explotación de los recursos naturales
no renovables, por lo que cualquier otro procedimiento de consulta que no
obedezca a este supuesto sería inconstitucional, sin embargo, la norma
previamente citada contiene dos partes; la primera en la que sostiene el
derecho a la consulta que tienen los indígenas cada vez que se prevea
medidas legislativas o administrativas que pudieran afectarles, sin que se
especifique a qué tipo de medidas se refiere; en la segunda parte se establece
que la consulta previa se respeta y garantiza por el Estado respecto a la
explotación de los recursos naturales no renovables, pero sin utilizar un
término que afirme que sólo en tales casos procede la consulta previa, libre
e informada, por lo que dicha norma no está cerrada a tal posibilidad, además
de que el propio Estado ha reconocido tal posibilidad al dictar la Ley 222,
para definir si es posible o no la construcción de la carretera Villa Tunari –
San Ignacio de Moxos; posibilidad que es también reconocida por los propios
tratados y convenios internacionales sobre esta materia y la jurisprudencia
de la Corte Interamericana de Derechos Humanos».

295
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Dentro de este orden de ideas, tenemos que los accionantes denuncian


que el contenido de la Ley 180, podría constituirse en una medida que
pudiera entorpecer o inclusive inviabilizar el cumplimiento de los fines y
funciones esenciales del Estado, en todos sus niveles de organización
territorial, en cuanto al acceso a los servicios básicos y la materialización
de los derechos fundamentales a la salud, educación, vivienda, de los
integrantes de los pueblos y naciones indígenas residentes dentro del
citado territorio indígena; ante estos antecedentes, es claro que estamos
frente a una medida legislativa que tiene por objeto el proteger el citado
territorio indígena, aspecto que a criterio de la parte accionante afecta los
derechos humanos de los habitantes del mismo territorio indígena, es
decir, que dicha medida legislativa puede afectar la forma de vida de los
pueblos indígenas; por lo tanto ésta es una medida legislativa que por
las características señaladas tiene que ser objeto de una consulta libre,
informada y concertada, aunque no pueda ser previa, ya que la Ley ya
fue objeto de aprobación por parte del Órgano Legislativo (Ley 180),
aspecto que no debe ni puede evitar el derecho colectivo de los pueblos
y naciones indígenas a pronunciarse, ya sea por su aprobación o
rechazo a dicha medida legislativa, mediante la implementación de un
proceso de consulta libre concertada e informada, en el que se dará
una respuesta positiva o negativa respecto al objeto de la Ley 180.

Ello implica en los hechos, que el contenido de la Ley 180, es decir sus
elementos dispositivos, serán definidos dentro del proceso consultivo a
realizarse al cumplimiento de la Ley 222, y a los alcances de la presente
Sentencia; por lo tanto, siguiendo ese orden de ideas tenemos que: la
Ley 180, -por efecto de la Ley 222-, no puede ser materializada de manera
inmediata, ya que sus efectos se encuentran supeditados, a la realización
de la consulta y que su naturaleza, objeto y alcance sean definidos
conjuntamente el Estado y los pueblos indígena originario campesinos,
en los términos de buena fe y concertación ya referidos.

Ahora, si tomamos en cuenta que la consulta previa es un derecho


colectivo fundamental, irrenunciable, inherente a los pueblos indígenas,

296
Alan E. Vargas Lima

cuyo núcleo esencial obliga al Estado a realizarla bajo los parámetros


establecidos en la presente Sentencia, concluimos que la aplicación de
los efectos jurídicos de la Ley 180, están supeditados a los resultados de
la consulta a realizarse, que determinará si la intangibilidad es o no
aplicable al TIPNIS, y los alcances de la misma producto de la concertación
entre los pueblos indígenas y el Estado.

Por lo previamente desarrollado, considerando que la acción de


inconstitucionalidad abstracta formulada por la parte accionante centra sus
fundamentos jurídicos sobre la posible inconstitucionalidad de la
intangibilidad por vulnerar los derechos de los pueblos indígenas, lo que
en realidad se exige es que la jurisdicción constitucional se pronuncie
sobre la naturaleza jurídica y alcances de la misma, tarea que este Tribunal
está imposibilitado de realizar, porque tales elementos se definirán dentro
del proceso de la consulta, que tiene por especial misión el determinar
precisamente tal aspecto, por lo que la jurisdicción constitucional no puede
ni debe pronunciarse sobre este extremo, aspecto que determina la
improcedencia de la demanda de inconstitucionalidad planteada respecto
a los arts. 1.III, 3 y 4 de la Ley 180.

III.5.2. Expediente 00157-2012-01-AIA

El test de constitucionalidad de la Ley 222, en sus artículos impugnados


de inconstitucionales, se realizará en base al siguiente análisis:

Sobre la presunta inconstitucionalidad del art. 1 de la Ley 222

El art. 1 de la Ley 222, textualmente señala lo siguiente:

«Artículo 1. (Objeto). La presente Ley tiene por objeto convocar al proceso


de Consulta Previa Libre e Informada a los pueblos indígenas del Territorio
Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS, y establecer el contenido
de este proceso y sus procedimientos».

297
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Los accionantes refieren que el art. 1 de la Ley 222, violó de manera


flagrante el art. 30.II.15 de la CPE, debido a que la consulta no tiene el
carácter de previa, en mérito a que precisamente hubo actos legislativos
y administrativos que afectaron este territorio indígena antes de realizarse
la consulta objeto de la mencionada Ley, por lo que este artículo en
particular burla a su criterio el referido mandato constitucional.

A efectos de realizar el análisis de la norma citada, corresponde referirse


en forma individual a los dos elementos que la componen, es decir, a) La
convocatoria al proceso de consulta previa libre e informada; y, b) La
decisión de establecer el contenido de ese proceso y sus
procedimientos.

Respecto a la convocatoria a consulta previa, es necesario considerar lo


establecido por la propia jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, así como el marco jurídico constitucional y el bloque
de constitucionalidad desarrollados en los anteriores Fundamentos
Jurídicos, en base a ello se concluye que la consulta tiene una doble
naturaleza jurídica; por un lado se trata de un derecho fundamental de
carácter colectivo inherente a los pueblos y naciones indígenas que
está directamente vinculado con el derecho de los miembros de estos
pueblos a la tierra, el territorio y los recursos naturales no renovables,
sin que se pueda perder de contexto que también están involucrados
los derechos a la integridad física y a la vida de los miembros de los
pueblos indígenas; ahora, si se establece como referencia central el
hecho de que la consulta es indudablemente un derecho fundamental
de los pueblos indígenas, por el otro lado, ésta se convierte en un
deber de carácter obligatorio para el Estado el realizarlas en el marco
del cumplimiento de las obligaciones constitucionales e incluso
internacionales (considerando el bloque de constitucionalidad
reconocido por el art. 410 de la CPE), con el objeto de buscar la paz
social y evitar conflictos sociales que pudieran suscitarse, por lo que
el realizar las consultas resulta necesario en los casos en que existan

298
Alan E. Vargas Lima

proyectos a gran escala o gran impacto, para obtener el consentimiento


de las comunidades que pudieran verse afectadas, es por lo tanto una
obligación indelegable por parte del Estado.

En ese orden, se infiere que si bien es obligación del Estado –en el


marco de la Constitución Política del Estado y el Convenio 169 de la OIT-
el realizar una consulta previa cada vez que se prevean medidas
legislativas o administrativas susceptibles de afectar a un pueblo indígena
originario campesino, ello no implica que ante la omisión de la consulta
previa, esa situación siga soslayándose en el tiempo, al contrario
identificada dicha carencia, la consulta como tal -independientemente de
que no hubiese sido previa- debe realizarse en cuanto a la materialización
de un derecho de dichos pueblos que precisamente responde al alcance
y finalidad de la consulta.

Ello en virtud a que el proceso de consulta debe garantizar que los pueblos
indígenas se involucren en el proceso de toma de decisiones, y que su
participación sea efectiva e influyente dentro de un proceso de diálogo
intercultural que garantice por encima el respeto a los principios y normas
de la Constitución y los tratados internacionales.

A partir del análisis del art. 6 del Convenio 169 de la OIT, el analista peruano
Juan Carlos Ruiz Molleda, en relación a la jurisprudencia comparada y
desarrollo doctrinario del Tribunal Constitucional del Perú señala como
principios jurídicos constitucionales del derecho a la consulta los
siguientes:

a) La buena fe,
b) La flexibilidad,
c) Objetivo de alcanzar un acuerdo,
d) Transparencia; y,
e) Implementación previa del proceso de consulta

299
El Tribunal Constitucional Plurinacional

a) La observancia del principio de buena fe, busca evitar actitudes o


conductas que pretendan la evasión de lo acordado o interferir u omitir y
cooperar con el desarrollo de la otra parte. En tal sentido, ha precisado
que dicho principio debe ser observado en las tres etapas del proceso
de consulta, a saber:

§ La determinación de la afectación directa;


§ la consulta en sentido estricto; y
§ la implementación de la medida.

b) La flexibilidad. Es decir, la consulta debe ser realizada de manera


«apropiada a las circunstancias», razón por la cual debe considerar la
diversidad de los pueblos indígenas y sus costumbres.

c) El objetivo de alcanzar un acuerdo. Debe entenderse que la finalidad


de la consulta no se circunscribe o limita a obtener acuerdos que
signifiquen garantizar los legítimos intereses de los pueblos indígenas,
también debe prestarse atención al concepto de coparticipación en el
disfrute de la riqueza obtenida por la industria correspondiente.

d) La transparencia. En tal sentido, toda la información concerniente a las


consecuencias de las medidas que vayan a adoptarse, sean positivas o
negativas, es vital que se ponga a disposición de los pueblos indígenas.
De igual forma, deberá informarse acerca de la metodología que se
empleará para efectuar la consulta, así como las normas pertinentes que
sustenten la medida. Finalmente, será necesario traducir la documentación
relevante a efectos de garantizar su debida comprensión por parte de la
población involucrada.

e) La implementación previa del proceso de consulta. Con ello, se busca


garantizar la expectativa de influencia de los pueblos indígenas sobre la
elaboración de las medidas que puedan afectarlos, si bien esto puede
admitir ciertas excepciones a la luz de los hechos concretos:

300
Alan E. Vargas Lima

«… la consulta se lleve a cabo en forma previa a la toma de la decisión».


Lo sustenta en que «… la idea esencial de la inclusión de los pueblos
indígenas en la discusión del proyecto de la medida administrativa o
legislativa es que puedan plantear sus perspectivas culturales, con la
finalidad de que puedan ser tomadas en cuenta. La consulta es una
expectativa de poder, de influencia en la elaboración de medidas que van a
tener un impacto directo en la situación jurídica de los pueblos indígenas.
Trasladar esta consulta a un momento posterior a la publicación de la medida
elimina la expectativa de la intervención subyacente en la consulta…» (el
resaltado es propio) (STC 002-2009-PI/TC).

Y añade que ello «Además generaría que la consulta se lleve a cabo sobre
los hechos consumados, pudiendo relevarse con esto una ausencia de buena
fe. En todo caso, las condiciones de los hechos pueden determinar ciertas
excepciones, aunque estas siempre serán revisadas bajo un examen estricto
de constitucionalidad debido a la sospecha que tales situaciones generan».

Al respecto, la Declaración de Naciones Unidas sobre los derechos de


los pueblos indígenas en su art. 19, establece que «Los Estados
celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los pueblos indígenas
interesados por medio de sus instituciones representativas antes de
adoptar y aplicar medidas legislativas o administrativas que los afecten, a
fin de obtener su consentimiento libre, previo e informado». En esa misma
línea se ha manifestado la Corte Interamericana de Derechos Humanos
cuando ha establecido que: «se debe consultar con [los pueblos indígenas]
en las primeras etapas del plan… y no únicamente cuando surja la necesidad
de obtener la aprobación de la comunidad»

El contenido constitucionalmente protegido del derecho a la consulta


importa:

a) El acceso a la consulta;
b) El respeto de las características esenciales del proceso de consulta; y
c) La garantía del cumplimiento de los acuerdos arribados en la consulta.

301
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Para James Anaya, Relator Especial de Naciones Unidas sobre la Situación


de los Derechos y Libertades Fundamentales de los Indígenas, uno de
los principios internacionales aplicables a la consulta es el que precisa
que la ésta debe realizarse con carácter «previo»: «toda consulta realizada
en virtud del Convenio 169 de la OIT y otras normas internacionales
aplicables debe llevarse a cabo con anterioridad a la adopción de las
medidas administrativas y legislativas». Según han confirmado los órganos
de control de la OIT, las reuniones posteriores a la tramitación de dicha
medida legislativa no cumplen con los requisitos establecidos en el
Convenio 169. Asimismo, dichos órganos han interpretado que el requisito
de consulta previa implica «que las comunidades afectadas sean
involucradas lo antes posible en el proceso».

Si bien es evidente que lo ideal es que la consulta debe ser implementada


previamente a la toma de una decisión, tal y como lo establece la doctrina
y la jurisprudencia comparada previamente desarrolladas, también se
debe tomar en cuenta que aunque existan actos y medidas legales y
administrativas que pudieran afectar a los territorios de los pueblos
indígenas, no es menos cierto que la obligación por parte del Estado no
desaparece, es más, la consulta es aun más necesaria, debido a que
efectivamente existiría una vulneración al derecho de los pueblos indígenas
respecto a su territorio y al mismo derecho de la consulta.

En el presente caso, existe una denuncia respecto a que hubieron actos


legislativos y administrativos que tienen por objeto la construcción de
una carretera que afectaría el TIPNIS; sin embargo, por otro lado, el
Gobierno estipula que en realidad no existe una construcción física de la
mencionada carretera en el territorio indígena, por lo tanto, a la luz de los
últimos acontecimientos, existe una modificación de los supuestos de
hecho al momento de la interposición de la presente acción, debido a
que las obras de la carretera en cuestión han sido totalmente suspendidas,
por lo que la misma no puede continuar si no se produce previamente la
consulta a los pueblos indígenas.

302
Alan E. Vargas Lima

Es necesario además afirmar que la propia jurisprudencia internacional


apoya tal posición en mérito a que la consulta debe ser necesariamente
implementada, aun en el supuesto de que los proyectos estén en pleno
desarrollo, lo contrario llevaría al razonamiento erróneo de creer que una
vez materializados los proyectos de desarrollo, o la explotación de
recursos naturales no renovables dentro de un territorio indígena, sin el
consentimiento previo de éstos, serían actos irremediables, y por lo tanto
la consulta dejaría de tener relevancia, extremo que ha sido desechado
por la jurisprudencia internacional, por lo que la consulta al ser un derecho
de los pueblos indígena originario campesinos es irrenunciable, y por lo
tanto, aunque hubieran diferendos en los hechos en que se duda si
hubieron o no actos legislativos y administrativos previos, tales hechos
no cambian el fondo y objeto de este derecho, que consiste en que los
pueblos indígenas participen efectivamente en la toma de decisiones de
Estado, dentro de la construcción colectiva del mismo, cuando los
proyectos a implementarse se desarrollen en su territorio, por lo tanto el
objeto de la Ley 222, en cuanto a establecer la consulta previa libre e
informada como un derecho de los pueblos indígenas del TIPNIS es
constitucional en cuanto se constituye en el paraguas no sólo de
protección, sino de materialización de los demás derechos contenidos
en el art. 30 de la CPE.

En ese entendido se concluye que el art. 1 de la Ley 222, en cuanto a la


convocatoria a la consulta previa libre e informada, no contradice los
preceptos constitucionales, como tampoco las normas del bloque de
constitucionalidad; pues, se reitera, está permitiendo que los pueblos
ejerzan ese derecho con relación a medidas que les afectan directamente
y que, por ende, se está dando cumplimiento a lo previsto en los arts.
30.II.15 de la CPE, 6.1 de la OIT y 19 de la Declaración de las Naciones
Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.

Un entendimiento contrario, en el sentido que anotan los accionantes, es


decir, que la Ley 222 es inconstitucional porque no fue previa a los actos
legislativos y administrativos que se iniciaron el año 2006, implicaría que

303
El Tribunal Constitucional Plurinacional

la lesión a los derechos de los pueblos indígenas no podría ser reparada


bajo ninguna circunstancia; llegándose al absurdo de mantener la omisión
inconstitucional de manera indefinida, no siendo ese el sentido de la
Constitución Política del Estado, tampoco del Convenio 169, ni de la
Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos
Indígenas, y tampoco de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, conforme ampliamente se ha analizado en el
Fundamento Jurídico III.4.1. del presente fallo.

Respecto a la presunta inconstitucionalidad de los arts. 1 en su segunda


parte, 3, 4 inc. a), y 9 de la Ley 222

Dado que los art. 1 y los 3, 4 inc. a) y 9 de la Ley 222, están referidos en
su contenido a establecer el proceso y procedimiento de la consulta, se
procederá a realizar el test de constitucionalidad en el contexto de dichos
artículos.

El art. 1 -refiriéndose a la consulta- en su segunda parte dispone «…


establecer el contenido de este proceso y sus procedimientos».

Por su parte el art. 3 de la Ley en estudio establece:

«Artículo 3. (Ámbito de la Consulta Previa Libre e Informada). La Consulta


Previa Libre e Informada se realizará en el ámbito de las comunidades
indígena originario campesinas Mojeño-Trinitarias, Chimanes y Yuracarés,
que habitan el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS,
en su doble categoría de Territorio Indígena y Área Protegida, respetando
sus normas y procedimientos propios.»

Por su parte, el art. 4 inc. a), prevé lo siguiente:

«Artículo 4. (Finalidad de la consulta). Lograr un acuerdo entre el Estado


Plurinacional de Bolivia y los pueblos indígena originario campesinos Mojeño-
Trinitario, Chimane y Yuracaré, sobre los siguientes asuntos:

304
Alan E. Vargas Lima

a. Definir si el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS


debe ser zona intangible o no, para viabilizar el desarrollo de las actividades
de los pueblos indígenas Mojeño-Trinitario, Chiman y Yuracaré, así como la
construcción de la Carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos.»

De otro lado, el art. 9 dispone:

Artículo 9. (Etapas del proceso). El proceso de consulta deberá cumplir,


al menos, con las siguientes etapas:

1. Preparación de la consulta:

a. Cronograma y protocolo de la consulta.


b. Acopio de la información pertinente.
c. Notificación previa.
d. Publicidad de la consulta.
e. Provisión de información pertinente.

2. Instalación y desarrollo de la consulta:

a. Comunicación a los pueblos Mojeño-Trinitario, Chimane y Yuracaré de


toda la información necesaria y suficiente, para el desarrollo y cumplimiento
de a finalidad de la Consulta.
b. Consideración y definición sobre si el Territorio Indígena y Parque Nacional
Isiboro Sécure – TIPNIS es zona intangible o no, y sobre la construcción de
la carretera Villa Tunari – San Ignacio de Moxos.
c. Consideración y decisión sobre las medidas de salvaguarda para la
protección del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS,
así como las destinadas a la prohibición y desalojo inmediato de
asentamientos ilegales, respetando la línea demarcatoria, y determinar si
fuera el caso, los mecanismos para mantener la zonificación establecida en
el Plan de Manejo del TIPNIS.

305
El Tribunal Constitucional Plurinacional

3. Resultados de la Consulta:

a. Suscripción de actas de conclusiones.


b. Notificación de las decisiones.»

Respecto al contenido de los artículos citados supra, es necesario efectuar


una interpretación desde y conforme a la Constitución. En ese orden, el
art. 30.II.15 de la CPE, determina que la consulta se realizará con
procedimientos apropiados a través de las instituciones de los pueblos
indígena originario campesinos, consulta que debe realizarse de buena
fe y de forma concertada, en el mismo sentido el art. 6.1 inc. a) del
Convenio 169 de la OIT determina que los gobiernos deberán consultar a
los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en
particular, a través de sus instituciones representativas, cada vez que
prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles
directamente.

Conforme a ello, es evidente e innegable que la consulta, concebida


como una forma de relación entre el Estado y los pueblos indígenas
responde al respeto y reconocimiento de existencia de una sociedad
plural; ahora bien, el ejercicio de la consulta como derecho de los pueblos
indígenas conlleva a que su realización se efectúe en el marco del
consenso y de los procedimientos que el o los mismos pueblos
consultados determinen, en base siempre, a su cosmovisión, costumbres
y forma de vida; ello conlleva a su vez que la consulta constituya una
construcción de acuerdos, en los que si bien el Estado interviene;
empero, debe hacerlo respetando y recogiendo los procedimientos
establecidos por los pueblos a través de sus instituciones
representativas, actuación que además -tanto estatal como indígena
originario campesina- debe efectuarse en el marco de la buena fe.

Al respecto, es preciso sostener que la relación del Estado con las


comunidades indígenas debe darse en un plano de igualdad, es decir,

306
Alan E. Vargas Lima

que la relación debe ser horizontal, entre iguales, no vertical, en la que


una parte ordene y disponga unilateralmente qué se va a consultar, a
quiénes se va a consultar y cómo se va a realizar la consulta; dentro de
este orden de ideas, tenemos que la premisa central que es la
concertación, es decir, un proceso de acuerdos que permitan viabilizar
la consulta en el plano del respeto mutuo y del respeto por parte del
Estado a las instituciones indígenas que deben participar activamente en
el proceso previo de la consulta, como en su implementación; debe
recalcarse entonces que el proceso, sus elementos, los procedimientos,
plazos y cronograma establecidos en los arts. 1 en su segunda parte, 3,
4 inc.a), y 9 de la Ley 222, son y deben ser concertados con las naciones
indígenas en el plano de la igualdad, en la que no prevalezca ni uno ni
otro, es decir, que debe primar la horizontalidad de actuaciones como
de derechos y obligaciones para ambas partes intervinientes en la
consulta (entiéndase Estado y pueblos indígena originario campesinos
a ser consultados), una interpretación e implementación diferente
generaría una vulneración de los derechos de los pueblos indígenas,
o en su caso la inviabilidad de la consulta al no existir condiciones
para que el Estado ejerza su rol constitucionalmente previsto.

Del razonamiento precedente, se concluye que las normas objeto del


presente test de constitucionalidad tienen que ser interpretadas desde y
conforme a la Constitución Política del Estado y las normas de Convenios
Internacionales en materia de derechos humanos, por lo que se debe
tomar en cuenta que la implementación de las normas en análisis en el
presente acápite, vienen condicionadas a la necesaria participación y
concertación previa y conjunta entre el Estado y los pueblos indígenas
originarios en la determinación del proceso en sí, no correspondiendo
que la decisión sea tomada unilateralmente por parte del Estado, así
como tampoco que los pueblos indígenas pretendan asumir la consulta
sin participación alguna del Estado, por lo tanto los arts. 1 en su segunda
parte, 3, 4 inc. a), y 9 son constitucionales siempre y cuando su
implementación sea de acuerdo al marco jurídico constitucional y se

307
El Tribunal Constitucional Plurinacional

desarrolle en base a los principios de igualdad, de buena fe, concertación,


transparencia y flexibilidad que debe primar en la relación horizontal entre
el Estado y las naciones y pueblos indígenas originarios campesinos.

En este punto del análisis, es importante recalcar el trascendental rol que


ejerce la Asamblea Legislativa Plurinacional, toda vez que se constituye
en la voz del pueblo, al estar integrada por sus representantes
democráticamente elegidos, lo que implica que todos los bolivianos están
representados por los Asambleistas nacionales, lo que incluye la
representación especial de pueblos indígena originario campesinos a
través de sus Asambleístas elegidos por ellos mismos. Ahora bien -como
se estableció precedentemente- la Ley 222 de consulta está condicionada
a la concertación con los pueblos indígena originario campesinos, lo que
a su vez conlleva a que la Asamblea Legislativa Plurinacional cumpla su
rol y se convierta no sólo en la instancia que plasme los acuerdos
asumidos, sino en coadyuvante en el diálogo entre Estado y pueblos
indígena originario campesinos, viabilizándose de esa forma la
concertación.

Es en ese orden, la consulta no tiene óbice alguno para realizarse, siempre


y cuando se cumplan con las condiciones de participación plena de los
pueblos indígenas en la elaboración de los temas a consultarse, ya que
la concertación participación en igualdad de condiciones es el elemento
trascendental dentro de la realización de la consulta, por lo que la
elaboración del protocolo respecto a estos temas definirán la participación
de las naciones y pueblos indígenas originarios , ya que éstos no pueden
quedar relegados en la elaboración de los temas a resolverse dentro del
proceso de la consulta, al ser este un derecho fundamental inherente
precisamente a ellos, su forma de vida y su territorio.

Dentro de ese marco el Tribunal Constitucional Plurinacional determina


una constitucionalidad condicionada respecto a los arts. 1 en su segunda
parte, 3, 4 inc. a), y 9 de la Ley 222, es decir, la consulta es constitucional

308
Alan E. Vargas Lima

y está condicionada a que sea concertada, en observancia de la relación


horizontal entre el Estado y los pueblos indígenas del TIPNIS. Efectivizada
de esa forma, tales artículos son constitucionales, exhortando a los Órganos
Legislativo y Ejecutivo a elaborar un protocolo en forma conjunta y
acordada con los pueblos indígenas con plena participación de sus
instituciones.

En cuanto a la presunta inconstitucionalidad de los arts. 6 y 7 de la Ley


222

Los arts. 6 y 7 de la Ley 222, refieren en su contenido la participación del


Estado en el proceso de consulta, disponiendo:

«Artículo 6. (Obligaciones de los Órganos del Estado Plurinacional de


Bolivia)

I. El Órgano Ejecutivo a través del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, y


el Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, en coordinación con
las comunidades Mojeño-Trinitarias, Chimanes y Yuracarés, respetando sus
normas y procedimientos propios, es el encargado de llevar adelante el
proceso de Consulta Previa Libre e Informada.
II. El Órgano Ejecutivo a través del Ministerio de Economía y Finanzas
Públicas, debe garantizar los recursos suficientes para la implementación
del proceso de consulta.
III. El Órgano Ejecutivo a través de los Ministerios correspondientes, está
obligado a brindar la información detallada de manera oportuna, a fin de
garantizar que el proceso de consulta sea de buena fe, libre, informado,
participativo y transparente.
IV. Conforme a lo establecido en la Constitución Política del Estado y
particularmente, de acuerdo al numeral 2 del Artículo 15 de la Declaración
de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (Ley
3760 de 7 de noviembre de 2007, modificada por la Ley N° 3897 de 26 de
junio de 2008), el Órgano Ejecutivo adoptará las medidas eficaces en consulta,

309
El Tribunal Constitucional Plurinacional

coordinación y cooperación con los pueblos Mojeño-Trinitario, Chimane y


Yuracaré, para combatir los prejuicios, eliminar la discriminación y promover
la tolerancia, la comprensión y las buenas relaciones entre los pueblos
indígenas, y entre ellos y todos los demás sectores de la sociedad.»

«Artículo 7. (Observación, acompañamiento e informe).

I. El Órgano Electoral Plurinacional, a través del Servicio Intercultural de


Fortalecimiento Democrático – SIFDE, será el encargado de la observación
y acompañamiento de la Consulta Previa, Libre e Informada, debiéndosele
informar sobre el cronograma y procedimiento establecido para la consulta
con una anticipación de treinta (30) días.

II. Concluido el proceso de observación y acompañamiento a la Consulta


Previa Libre e Informada, el SIFDE elaborará el respectivo informe de
acompañamiento, señalando los resultados de la consulta.

III. El Estado Plurinacional de Bolivia invitará a las organizaciones


internacionales, relacionadas con la temática de la consulta, en calidad de
veedores internacionales.

Es evidente, como se sostuvo precedentemente que la relación del


Estado con las comunidades indígenas debe darse en un plano de
igualdad, es decir, que ésta debe ser horizontal, entre iguales, no vertical,
en la que una parte ordene y disponga unilateralmente qué se va a
consultar, a quienes se va a consultar y cómo se va a realizar la consulta;
dentro de este orden de ideas la premisa central es la concertación, es
decir, un proceso previo de acuerdos que permitan viabilizar la consulta
en el plano del respeto mutuo y del respeto por parte del Estado a las
instituciones indígenas que deben participar activamente en el proceso
previo de la consulta, como en su implementación; sin embargo, es la
propia normativa constitucional y los Convenios Internacionales, que
determinan la participación del Estado, sin cuyo concurso sería inviable e
irrealizable la consulta.

310
Alan E. Vargas Lima

En efecto, el art. 30. II. 15 de la CPE, garantiza el derecho a la consulta


previa obligatoria, realizada por el Estado, de buena fe y concertada,
por su parte las normas previstas por el art. 6.1. del Convenio 169 de la
OIT, establecen que los gobiernos deberán consultar a los pueblos
interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través
de sus instituciones representativas, cada vez que se prevean medidas
legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente, ello
implica que es facultad privativa del Gobierno el convocar a consulta
previa, lo que a su vez conlleva a que es obligación del mismo Estado
propiciar la misma y prever los mecanismos adecuados para su
materialización, lo que de ninguna manera implica que vaya a asumir
decisiones unilaterales, sino que –conforme ya se explicó- debe existir
concertación en el plano de igualdad y en respeto y resguardo tanto de
las instituciones representativas como de los procedimientos del o los
pueblos a ser consultados; empero, esa figura no puede efectivizarse si
el Estado, no asume determinadas actuaciones que –se reitera- propicien
la consulta, quienes en el marco de la concertación llevarán adelante la
consulta, garantizarán los recursos suficientes para su ejecución y
coadyuvarán en la tarea de información sobre el proceso.

En ese marco, el art. 6 de la Ley 222, recoge esa responsabilidad del


Estado de propiciar y ser coadyuvante de buena fe en la consulta que
vaya a realizarse, en cumplimiento precisamente del mandato que le da
la Constitución Política del Estado, de lo cual se concluye que el art. 6 de
la Ley 222 es constitucional condicionado, debiendo ser concertado con
las instituciones representativas de los pueblos indígenas.

De igual forma, el art. 7 de la Ley en estudio, prevé un mecanismo de


observación, acompañamiento e informe del proceso de consulta a través
de una oficina especializada del Órgano Electoral Plurinacional,
mecanismo que no se evidencia interfiera de manera alguna en la
concertación para el proceso de consulta, al contrario la intervención del
SIFDE, es estrictamente en calidad de observador y en cierta medida

311
El Tribunal Constitucional Plurinacional

veedor de que la consulta se desarrolle en el marco de la buena fe, sin


que tampoco la emisión de un informe sobre los resultados constituya
una intromisión que desvirtúe el proceso, sino que es a través de una
institución especializada, que el Estado garantiza la consulta y su ejecución
en el marco del proceso y procedimientos concertados; en consecuencia
el art. 7 de la Ley 222 es constitucional.

Sobre la presunta inconstitucionalidad del art. 8 de la Ley 222

Al respecto, corresponde precisar que la condición para impugnar normas


consideradas inconstitucionales, es que las mismas se encuentren
vigentes o que su contenido no hubiere sido modificado; es decir, que
no hayan sido derogadas o modificadas por otras normas -de manera
explícita o tácita-; pues, atendiendo a la finalidad de esta acción, que es
precisamente depurar del ordenamiento jurídico de normas consideradas
inconstitucionales, no tendría sentido pronunciarse sobre una norma que
ya no forma parte del ordenamiento jurídico o que aún formando parte de
él, ha sido modificada por una norma posterior en el texto que
precisamente es cuestionado a través de la acción de inconstitucionalidad
abstracta.

En este sentido se ha pronunciado la jurisprudencia constitucional. Así,


en la SC 0033/2001 de 28 de mayo, con relación a la modificación de las
normas impugnadas a través de una norma posterior, señaló:

«…es la misma autoridad recurrida quien se allana a la demanda para luego


mostrar que la norma legal impugnada ha sido modificada durante la
tramitación del presente Recurso, desapareciendo en consecuencia el
objeto primordial del mismo sin que por tanto corresponda a este
Tribunal pronunciarse sobre la inconstitucionalidad de una inexistente
disposición reglamentaria de la Universidad, por haber sido modificada
a fs. 81 de acuerdo con las propias atribuciones y facultades del Consejo
Universitario de la Universidad Mayor de San Francisco Xavier, para
adecuarla a las exigencias del art. 16-IV de la Constitución Política del Estado.

312
Alan E. Vargas Lima

Esta circunstancia hace innecesario que el Tribunal se pronuncie sobre


el fondo del Recurso por cuanto ya no se da la motivación principal al
haber sido enmendada la norma impugnada por el propio órgano
competente de la institución demandada, según está demostrado en el
curso del presente proceso».

También la SC 0014/2004 de 20 de febrero, pronunciada dentro de un


recurso contra tributos y otras cargas públicas –que también forma parte
del control normativo de constitucionalidad- sostuvo frente a una
derogación tácita de una Resolución:

«En consecuencia, la Resolución 25/2000 impugnada, y la Directriz Técnica


ITE 001/2000 aprobada por ésta; ya no se encuentran vigentes al haber
sido sustituidas y tácitamente derogadas por la Resolución 87/2003 y la
Directriz Técnica 003/2003 (cuya modificación fue aprobada por la Resolución
100/2003); situación que impide al Tribunal Constitucional entrar a analizar
el fondo del asunto, ya que para declarar la aplicabilidad o inaplicabilidad de
la norma legal impugnada, ésta tiene que estar en plena vigencia».

Este entendimiento, que es común al ámbito del control normativo de


constitucionalidad, fue reiterado en la SC 0031/2004 de 7 de abril, que
estableció que: «…el control normativo de constitucionalidad, por la vía del
recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, se desarrolla sobre
una disposición legal vigente, no así sobre una que se encuentra
derogada o abrogada, ya que en este último caso se produce la extinción
de derecho de la disposición legal, la que deja de tener vida en el
ordenamiento jurídico del Estado» ; razonamiento que también está
contenido en la SC 0103/2004 de 14 de septiembre y en los AACC 571/
2006-CA y 021/2005-CA, entre otros. (las negrillas nos corresponden)

Posteriormente, el Tribunal Constitucional transitorio reiteró este


entendimiento en las SSCC 025/2010, 035/2010 y 048/2010, entre otras.

313
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Actualmente, el Tribunal Constitucional Plurinacional en el AC 0169/2012-


CA de 6 de marzo, ha sostenido un similar razonamiento, al señalar que
«si bien el recurrente efectuó su solicitud de promover el recurso incidental
cuando la norma impugnada se encontraba vigente, no es menos cierto que
al haber quedado la misma derogada por otra Ley días después, esa
circunstancia conlleva la imposibilidad de su consideración en el fondo, por
cuanto la demanda de inconstitucionalidad no se ajusta al objeto y alcance
del recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad como vía de control
de constitucionalidad, dado que se impugna un precepto legal que al momento
de efectuar la labor de contraste y control de constitucionalidad correctivo,
no forma parte del ordenamiento jurídico vigente, por ende su consideración
carece de relevancia, dado que el recurso no cumpliría con su objeto, cual
es depurar el ordenamiento jurídico, expulsando de éste las normas que se
aparten o contradigan los preceptos de la Ley Fundamental».

Ello implica –conforme se precisó precedentemente-, la imposibilidad


material de que el Tribunal Constitucional Plurinacional, efectúe control
normativo y se pronuncie sobre la constitucional o inconstitucional de una
norma que no forma parte del ordenamiento jurídico, por ende su
consideración carece de relevancia constitucional –en términos de control
normativo de constitucionalidad- dado que ello resultaría una mera
enunciación declarativa y no constitutiva, por cuanto la norma ya no está
vigente.

Dentro del presente caso el art. 8 de la Ley 222 ha sido expresamente


modificado por la Ley 240 de 10 de mayo de 2012, por la que se modificó
el plazo de ciento veinte a doscientos diez días para la realización de la
consulta, situación que implica que el art. 8 en estudio no está vigente,
por ende la jurisdicción constitucional no puede pronunciarse sobre una
norma que ya no está vigente, por lo que no se cumple con uno de los
requisitos de procedencia para poder entrar a realizar el control de
constitucionalidad, por lo que en mérito a tales antecedentes corresponde
establecer la improcedencia de la acción presentada contra el art. 8 de la
Ley 222.

314
Alan E. Vargas Lima

Sobre la lesión de todas las normas impugnadas al principio de


supremacía constitucional y jerarquía normativa y la vulneración al
bloque de constitucionalidad:

Los accionantes sostienen que los arts. 1, 3, 4 inc. a), 6, 7, 8 y 9 de la Ley


222, vulneran el principio de supremacía constitucional previsto en el art.
410.II de la CPE, porque desconoce la aplicación y observancia de
normas constitucionales, vulnerando normas y principios establecidos
en la Constitución Política del Estado y en los tratados internacionales de
derechos humanos, que inclusive deben ser aplicados y cumplidos por
encima de lo que dispone la propia Norma Suprema; pues la consulta
prevista en la Ley 222, no tiene carácter previo, sino que es absolutamente
posterior a varios actos y hechos administrativos y legislativos efectuados
por el gobierno sin consulta alguna a los pueblos indígenas.

Como coralario de todo lo explicado, se concluye que el hecho que la


Ley 222, no tenga en sí carácter previo, no es un fundamento para declarar
la inconstitucionalidad de dicha Ley, pues, como se ha explicado
reiteradamente, la consulta, aun no sea previa, da efectividad a un derecho
de carácter colectivo de las naciones y pueblos indígena originario
campesino previsto, entre otras, en los arts. 30.II.15 de la CPE, 6.1 y 2
del Convenio 169 de la OIT y 19 de la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.´

III.5.3. Otras consideraciones

Finalmente, es preciso señalar que los accionantes Fabían II Yaksic


Feraudy y Miriam Marcela Revollo Quiroga, al interponer su acción
alegando la inconstitucionalidad de artículos de la Ley 222, incluyen
nominalmente el art. 5 de dicha Ley; sin embargo, de la revisión del
contenido de la demanda, no se evidencia que respecto a dicho precepto
se hubiese efectuado una debida fundamentación que permita referirse a
esa norma.

315
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Al respecto, entre los requisitos de admisión de la acción de


inconstitucionalidad abstracta, prevista en el art. 105 de la LTCP, se colige
que debe precisarse la norma constitucional que se entiende infringida,
ello implica a su vez que el precepto alegado como inconstitucional debe
estar identificado en la demanda no sólo de manera nominal, sino que el
accionante debe expresar las razones, criterios o juicios que –a su
parecer- constituyen causales de inconstitucionalidad de dicha norma
porque lesionan determinado precepto constitucional.

En el presente caso, no se advierte dicha situación en relación al art. 5


de la Ley 222, citado figurativamente y en forma general junto a los demás
artículos, e incluso siendo omitido en otras referencias generales por los
accionantes, por lo que respecto a dicho precepto no corresponde
efectuar consideración alguna, ante la imposibilidad de realizar el test
constitucional.

POR TANTO

La Sala Plena del Tribunal Constitucional Plurinacional, en virtud de la


jurisdicción y competencia que le confieren los arts. 202.1 de la CPE;
12.1, 103 y ss. de la LTCP, resuelve:

1º Declarar IMPROCEDENTE la acción de inconstitucionalidad abstracta


formulada por Miguel Ángel Ruíz Morales y Zonia Guardia Melgar Diputados
de la Asamblea Legislativa Plurinacional contra los arts. 1.III, 3 y 4 de la
Ley 180.

2º Declarar la CONSTITUCIONALIDAD del art. 1 de la Ley 222 en cuanto


a: «La presente Ley tiene por objeto convocar al proceso de Consulta
Previa Libre e Informada a los pueblos indígenas del Territorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro Sécure – TIPNIS» y del art. 7 de la Ley 222.

3º Declarar la CONSTITUCIONALIDAD CONDICIONADA del art. 1 en cuanto


a la frase «…y establecer el contenido de este proceso y sus

316
Alan E. Vargas Lima

procedimientos» y de los arts. 3, 4 inc. a), 6 y 9 de la Ley 222, condicionada


a su concertación, observando los razonamientos de la presente
Sentencia.

4º Declarar IMPROCEDENTE la acción de inconstitucionalidad abstracta


formulada respecto al art. 8 de la Ley 222.

5º Instar a los pueblos indígena originario campesinos habitantes del


TIPNIS, a que en ejercicio de sus derechos y con el objeto de materializar
los mismos, coadyuven con su participación a entablar un diálogo con el
Estado, a objeto de asumir los acuerdos necesarios para efectivizar la
consulta; propiciando para ello al interior de sus comunidades, un proceso
de concertación en el que se establezcan sus prioridades respecto al
proceso en sí de consulta, las cuales se verán reflejadas al momento de
desarrollarse el diálogo entre partes.

6º Exhortar a la Asamblea Legislativa Plurinacional a ser coadyuvante en


la facilitación de la concertación y en la configuración posterior de los
acuerdos asumidos.

7º El Órgano Ejecutivo, en cumplimiento de sus funciones constitucionales,


y en resguardo de los derechos de los pueblos indígena originario
campesinos, debe propiciar y facilitar el diálogo necesario con dichos
pueblos, a objeto de que a partir de la concertación, no sólo se desarrolle
la consulta, sino que se concreten todos los planes y proyectos no sean
únicamente de beneficio de dichos pueblos, sino también los que
involucran el interés nacional.

8º Ante el incumplimiento de los términos desarrollados en la presente


Sentencia, referidos al proceso de consulta, se tendrán expeditas las
acciones tutelares para activar la justicia constitucional, en defensa de los
derechos fundamentales colectivos inherentes a los pueblos indígenas.

317
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

No interviene el Magistrado, Dr. Gualberto Cusi Mamani, por ser de voto


disidente.

Fdo. Dr. Ruddy José Flores Monterrey


PRESIDENTE

Fdo. Dr. Efren Choque Capuma


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Neldy Virginia Andrade Martínez


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Soraida Rosario Chánez Chire


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Mirtha Camacho Quiroga


MAGISTRADA

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

FUENTE: http://prensa.tribunalconstitucional.gob.bo/archives/1606

318
Alan E. Vargas Lima

BIBLIOGRAFÍA CONSULTAD
ONSULT A
ADA

1. ANDALUZ, Horacio. Aplicación Judicial de la Constitución. Santa Cruz


– Bolivia: Editorial EL PAÍS, 2010.
2. ARAGÓN REYES, Manuel. La Justicia Constitucional en el siglo XX.
Balance y perspectivas en el umbral del siglo XXI, ahora en el
Volumen: La Ciencia del Derecho durante el Siglo XX. México D.F.:
Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 1998.
3. A SBÚN , Jorge. Control Constitucional en Bolivia. Evolución y
Perspectivas. En: Revista Constitucional. Número 3. Sucre - Bolivia:
Editorial Judicial, Diciembre de 1999.
4. ____________________. El Recurso Directo de Nulidad en la
Jurisprudencia del Tribunal Constitucional, En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DE BOLIVIA (editor): La Justicia Constitucional en Bolivia 1998-2003.
Cochabamba – Bolivia: Grupo Editorial Kipus, 2003.
5. BALDIVIESO GUZMAN, René. DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. Tribunal,
Procedimientos y Jurisprudencia en Bolivia. Santa Cruz - Bolivia:
Industrias Gráficas SIRENA, 2006.
6. BIDART CAMPOS, Germán J. Manual de la Constitución Reformada. Tomo
I. Tercera reimpresión. Buenos Aires - Argentina: EDIAR, 2001.
7. BREWER-CARÍAS, Allan R. La ilegítima mutación de la Constitución y la
legitimidad de la jurisdicción constitucional: La reforma de la forma
federal del Estado en Venezuela mediante interpretación constitucional.
Ponencia presentada al X Congreso Iberoamericano de Derecho
Constitucional. Lima – Perú, 16 al 19 de septiembre de 2009.
8. CONSEJO NACIONAL DE REFORMA Y MODERNIZACIÓN DEL PODER JUDICIAL.
Anteproyecto de Reforma Constitucional 1992. H. Benjamín Miguel
Harb. La Paz - Bolivia: Centro de Informática del Consejo Nacional
de Reforma y Modernización del Poder Judicial, 1992.
9. C ONSTITUCIÓN P OLÍTICA DEL E STADO (Con Introducción, Notas,
Comentarios y Concordancias por el Dr. Pablo Dermizaky Peredo).
Segunda Edición. Cochabamba, La Paz - Bolivia: Editorial Los
Amigos del Libro, 1992.

319
El Tribunal Constitucional Plurinacional

10. D’AVIS, Julio Alberto. Control Jurisdiccional y Estado de Derecho.


Cochabamba - Bolivia: Editorial Universitaria UMSS, 1968.
11. DAZA ONDARZA, Ernesto. Doce Temas de Derecho Constitucional.
Cochabamba - Bolivia: Editorial Universitaria, 1974.
12. DERMIZAKY PEREDO, Pablo. La Justicia Constitucional. La Paz – Bolivia:
Editorial PLURAL, 2010.
13. DURÁN RIBERA, Willman Ruperto. Principios, Derechos y Garantías
Constitucionales. Santa Cruz – Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2005.
14. EGUIGUREN PRAELI, Francisco. Los Tribunales Constitucionales en
Latinoamérica. Una Visión Comparativa. Buenos Aires – Argentina:
FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER - CIEDLA, 2001.
15. EXCMA . CORTE SUPREMA DE J USTICIA. Bolivia hacia una Reforma
Constitucional. Debate Nacional sobre la Reforma a la Constitución
Política del Estado. Sucre - Bolivia: Editorial Judicial, 1993.
16. ____________________. La Reforma Constitucional en Bolivia. Hacia
una Constituyente. Sucre - Bolivia: Editorial Judicial, 1992.
17. FERNANDEZ SEGADO, Francisco. LA J URISDICCIÓN CONSTITUCIONAL EN
BOLIVIA. La Ley número 1836 de 1º de abril de 1998, del Tribunal
Constitucional. México D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas –
UNAM, 2002.
18. FIX-ZAMUDIO, Héctor. Veinticinco años de evolución de la Justicia
Constitucional. México D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas –
UNAM, 1968.
19. ____________________. Algunos aspectos de la interpretación
constitucional en el ordenamiento mexicano. Comunicaciones
Mexicanas al VIII Congreso Internacional de Derecho Comparado.
México – UNAM, 1971.
20. GALINDO DE UGARTE, Marcel. ¿Tribunal Constitucional o Corte Suprema?
Una contribución al debate. Fundación Milenio. La Paz - Bolivia:
Producciones CIMA, 1994.
21. GALINDO DECKER, Hugo. Tribunal Constitucional. La Paz - Bolivia:
Editorial Jurídica ZEGADA, 1994.

320
Alan E. Vargas Lima

22. GARCÍA BELAUNDE, Domingo. La Interpretación Constitucional como


problema. En: La Constitución y su dinámica. Segunda Edición. Lima
– Perú. Editorial PALESTRA, 2006.
23. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo. La Constitución como Norma y el Tribunal
Constitucional. Madrid – España: Editorial CIVITAS, 1982.
24. GUASTINI, Riccardo. Estudios de Teoría Constitucional. México D.F.:
Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 2001.
25. KELSEN, Hans. LA GARANTÍA JURISDICCIONAL DE LA CONSTITUCIÓN. La
Justicia Constitucional. Traducción: Rolando Tamayo Salmorán.
Cochabamba - Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2006.
26. L INARES Q UINTANA , Segundo V., Tratado de Interpretación
Constitucional. Abeledo Perrot, Buenos Aires 1998, pág. 224-225.
Citado por HARO, Ricardo. El control de constitucionalidad comparado
y el rol paradigmático de las Cortes y Tribunales Constitucionales.
En: ANUARIO DE DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO – 2004. Tomo
I. Montevideo - Uruguay: Fundación Konrad Adenauer, 2004.
27. LOSING, Norbert. La Jurisdiccionalidad Constitucional en Latinoamérica.
Traducción de Marcela Anzola Gil. Madrid – España: KONRAD ADENAUER
STIFTUNG y Editorial DYKINSON, 2002.
28. MONROY CABRA, Gerardo. Necesidad e importancia de los Tribunales
Constitucionales en un Estado Social de Derecho. En: ANUARIO DE
DERECHO CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO – 2004. Tomo I. Montevideo
- Uruguay: Fundación Konrad Adenauer, 2004.
29. N OGUEIRA A LCALÁ , Humberto. La justicia y los Tribunales
Constitucionales de Indoiberoamérica del Sur en la alborada del Siglo
XXI. Cochabamba – Bolivia: Editorial KIPUS, 2006.
30. REVISTA BOLIVIANA DE DERECHO NACIONAL E INTERNACIONAL «LA JURÍDICA».
Nº 1. La Paz – Bolivia: Ediciones El Original, Marzo de 2011.
31. REY CANTOR, Ernesto. Acción Popular de Inconstitucionalidad, ahora
en: REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL.
PROCESO Y CONSTITUCIÓN. Nº 1. México: Editorial Porrúa, Enero-Junio
2004.

321
El Tribunal Constitucional Plurinacional

32. RIVERA SANTIVAÑEZ, José Antonio. El Control de Constitucionalidad en


Bolivia. En: REVISTA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Número 1. Sucre –
Bolivia: Editorial Judicial, 1999.
33. ____________________. Reforma Constitucional en Democracia. En
ACADEMIA BOLIVIANA DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES (editor): Análisis de
la Reforma a la Constitución Boliviana. Santa Cruz - Bolivia: Editorial
EL PAÍS, Noviembre de 2002.
34. ____________________. La Interpretación Constitucional y su
vinculatoriedad. En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor), Memoria
del VI Seminario Internacional: Justicia Constitucional y Estado de
Derecho, (Sucre, 26 y 27 de junio de 2003).
35. ____________________. LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA.
Cinco años en defensa del orden constitucional y democrático. En:
REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. PROCESO
Y CONSTITUCIÓN. Nº 1 (Enero – Junio). México: Editorial Porrúa, 2004.
36. ____________________. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Segunda Edición Actualizada.
Cochabamba – Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2004.
37. ____________________. TEMAS DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL.
Cochabamba – Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2007.
38. ____________________. EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DEFENSOR DE LA
CONSTITUCIÓN. Reflexiones sobre la necesidad de su consolidación y
fortalecimiento institucional. Sucre – Bolivia: GTZ (PADEP) - AECI,
2007.
39. ____________________. El Tribunal Constitucional: Una década
transitando un sendero con obstáculos. REVISTA OPINIONES Y ANÁLISIS.
Nº 90. Los árbitros de la vida institucional boliviana. La Paz – Bolivia:
FUNDEMOS Y FUNDACIÓN HANNS SEIDEL STIFTUNG, 2008.
40. ____________________. HACIA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN. Luces y
Sombras del Proyecto modificado por el Parlamento. Cochabamba –
Bolivia: FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER, FUNDAPPAC y Oficina Jurídica
para la Mujer, 2008.

322
Alan E. Vargas Lima

41. ____________________. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado


Boliviano. En: ACADEMIA BOLIVIANA DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES (editor).
Estudios sobre la Constitución aprobada en enero de 2009
Cochabamba – Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2009
42. RODRÍGUEZ VELTZÉ, Eduardo. Órgano Judicial y Tribunal Constitucional
Plurinacional. Ahora en: Vicepresidencia del Estado Plurinacional –
Universidad Mayor de San Andrés – Instituto Internacional para la
Democracia (IDEA) (editores), Miradas (al) Nuevo Texto
Constitucional. La Paz – Bolivia, 2010.
43. SAGÜÉS, Néstor Pedro. Teoría de la Constitución. Buenos Aires –
Argentina: Editorial ASTREA, 2001.
44. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (EDITOR). El carácter vinculante de
las Resoluciones del Tribunal Constitucional. Documento editado por
la Unidad de Relaciones Públicas del Tribunal Constitucional. Sucre
– Bolivia, Junio de 2004.
45. VARGAS LIMA, Alan E. El Derecho al Medio Ambiente en la Constitución
Política del Estado Plurinacional de Bolivia. La Paz - Bolivia: LIDEMA,
2011.
46. VARGAS LIMA, Alan E. La Supremacía de la Constitución y el Control de
Constitucionalidad en el Estado Plurinacional de Bolivia. La Paz -
Bolivia, 6 de Agosto de 2011, escrito en conmemoración al 186º
Aniversario de la Fundación de Bolivia (1825 – 2011). Publicado
en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en
ediciones consecutivas desde fecha 19 de agosto de 2011.
Disponible virtualmente en Scribd: http://es.scribd.com/doc/
62125052
47. V ARGAS L IMA, Alan E. Proyecto de Código de Procedimientos
Constitucionales en Bolivia: Comentarios y Observaciones
Preliminares. La Paz (Bolivia), 10 de octubre de 2011, escrito en
conmemoración al 29º Aniversario de la Recuperación de la
Democracia en Bolivia (1982 – 2011). Publicado en: «La Gaceta
Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en ediciones
consecutivas desde fecha 1 de noviembre de 2011. Ahora, una

323
El Tribunal Constitucional Plurinacional

versión digital disponible en Scribd: http://es.scribd.com/doc/


71152736
48. VARGAS LIMA, Alan E. La Inconstitucionalidad de la Ley Corta ante el
Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia. La Paz - Bolivia, 22
de enero de 2012, escrito en ocasión del Día de la Fundación del
Estado Plurinacional de Bolivia. Publicado en: «La Gaceta Jurídica»,
Bisemanario de circulación nacional, en ediciones consecutivas
desde fecha 24 de enero de 2012. Ahora, una versión digital
disponible en Scribd: http://es.scribd.com/doc/78865196

324
Alan E. Vargas Lima

ÍNDICE TEMÁTICO

DEDICATORIA .........................................................................................5
AGRADECIMIENTOS ..............................................................................7
PRESENTACIÓN ....................................................................................9
PRÓLOGO ...........................................................................................15
PALABRAS PREVIAS DEL AUTOR .........................................................21
RESUMEN ...........................................................................................29
NOTA PRELIMINAR ...............................................................................33

I. DISPOSICIONES GENERALES DE
LA NUEVA LEY DEL TCP ...........................................................37

II. LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL ........................................41

III. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD ..................................49


III. 1. Presupuestos jurídicos indispensables para
la existencia del control de constitucionalidad .....................53
1) La existencia de una Constitución total
o parcialmente rígida ...............................................54
2) La existencia de un órgano de control
que sea independiente y autónomo de
los demás órganos sometidos al control ...................57
3) El órgano encargado de efectuar el control
debe estar dotado de facultades decisorias .............60
4) La facultad de las personas afectadas o con
intereses legítimos, de impugnar por sí mismas
el precepto o acto inconstitucional ............................62
5) El sometimiento de todo el sistema normativo
estatal al control de constitucionalidad ......................65
6) La facultad interpretativa definitiva y vinculante
del órgano contralor de constitucionalidad ................66

325
El Tribunal Constitucional Plurinacional

III. 2. El surgimiento del control de


constitucionalidad en Bolivia ...............................................70
III. 3. Las dimensiones del control de
constitucionalidad en Bolivia ...............................................81
III.3.1. Control normativo de
las disposiciones legales ........................................83
a) El control normativo previo (a priori) ................83
b) El control normativo
correctivo (a posteriori) ...................................84
III.3.2. Control del ejercicio del Poder Político .....................85
III.3.3. Control sobre el respeto y vigencia de
los Derechos Fundamentales ...................................87
a) Acción de Libertad .........................................88
b) Acción de Amparo Constitucional ...................89
c) Acción de Protección de Privacidad ...............90
d) Acción de Cumplimiento ................................91
e) Acción Popular ..............................................93

IV. PRINCIPIOS DE LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL ...............95


IV.1. Principios Procesales ........................................................97
a) Presunción de Constitucionalidad .............................97
b) Conservación de la Norma .......................................98
c) Inexcusabilidad funcionaria ......................................98
d) Publicidad, gratuidad y celeridad ..............................99
e) Actuación a instancia de parte .................................100
f) Extraordinariedad de
los Procesos Constitucionales ...............................101
g) Vinculatoriedad de
las Resoluciones Constitucionales ..........................101
IV.2. Principios Rectores de
las Sentencias Constitucionales ........................................102
i) Principio de Conservación de la Norma ..................103
ii) Principio de Congruencia .......................................103

326
Alan E. Vargas Lima

iii) Principio de Motivación ..........................................104


iv) Principio de Colegialidad .......................................104
v) Principio de Interpretación conforme
a la Constitución .....................................................105

V. PRINCIPIO DE SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL .....................109


V.1. El Derecho Fundamental a
la Supremacía Constitucional ............................................116
V.2. La posición de la Corte Constitucional de
Colombia .........................................................................119

VI. TITULARIDAD DE LA INTERPRETACIÓN


CONSTITUCIONAL ...................................................................125

VII. MÉTODOS APLICABLES EN LA INTERPRETACIÓN


DE LA CONSTITUCIÓN .............................................................133

VIII. PRINCIPIOS Y CRITERIOS RECTORES DE


LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL ................................139
1. Principio de Unidad de la Constitución ..............................140
2. Principio de Concordancia Práctica ..................................140
3. Principio de Eficacia Integradora .......................................141
4. Principio de Corrección Funcional .....................................141
5. Principio de Efectividad ...................................................142

IX. PRINCIPIO DE PRESUNCIÓN DE


CONSTITUCIONALIDAD ............................................................145

X. PRINCIPIO DE CONSERVACIÓN DE LA NORMA ........................147

XI. PRINCIPIO DE COSA JUZGADA CONSTITUCIONAL ..................149

327
El Tribunal Constitucional Plurinacional

XII. EL CARÁCTER VINCULANTE DE


LAS RESOLUCIONES CONSTITUCIONALES .............................155

CONCLUSIONES ................................................................................169

ANEXO I: ¿Justicia en Bolivia? Discurriendo con la coca ........................173


ANEXO II: ¿Reimplantar la Pena de Muerte en Bolivia? ..........................179
ANEXO III: Proyecto de Código de Procedimientos
Constitucionales en Bolivia ..................................................................189
ANEXO IV: Sentencia Constitucional sobre el TIPNIS
y la Consulta Previa en Bolivia ...............................................................235

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA ..............................................................319

328
Alan E. Vargas Lima

NOTAS

(*)
Abogado en ejercicio de la función pública en el Gobierno Autónomo Municipal
de La Paz (GAMLP), habiéndose desempeñado en calidad de Autoridad
Sumariante (Gestiones 2009 – 2010). Ha cursado y aprobado satisfactoriamente
la Especialidad en Derecho Constitucional y Procedimientos Constitucionales
por la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA); y el Diplomado en Derecho
Procesal Civil por la Universidad de Aquino – Bolivia (UDABOL – Sede La
Paz). Autor de los Libros: «El Derecho al Medio Ambiente en la Constitución
Política del Estado Plurinacional de Bolivia», publicado con el apoyo de la
Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA – 2011); «La Codificación del
Derecho Procesal Constitucional en Bolivia», publicado con el apoyo de la
Editorial Académica Española (EAE – 2012). Ha sido designado Docente de la
Universidad Privada Franz Tamayo (UNIFRANZ – Sede La Paz), y actualmente
se desempeña en calidad de Asesor Legal dependiente de la Dirección Jurídica
del GAMLP. Es Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano (http:/
/alanvargas4784.blogspot.com).
1
«(…) Siempre que haya un conflicto inevitable entre lo jurídico y lo político,
nuestro deber nos colocará del lado del Derecho. Y a quienes les cuesta
aceptar la idea de que el Tribunal Constitucional puede invalidar actos del
(Órgano) Legislativo, les recordamos las palabras escritas por Alexander
Hamilton hace más de dos siglos: Esta conclusión no supone de ningún
modo la superioridad del Poder Judicial sobre el Legislativo. Sólo significa
que el poder el pueblo es superior a ambos, y que donde la voluntad de la
legislatura, declarada en sus leyes, se halla en oposición con la del pueblo,
declarada en la Constitución, los jueces deben gobernarse por la última, de
preferencia a las primeras…». EL FEDERALISTA . San José (Costa Rica): Edit.
Libro Libre, 1986. Pág. 203. Citado por: Pablo DERMIZAKY PEREDO. La tensión
entre Política y Derecho en la Justicia Constitucional. En: TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor). Justicia Constitucional para comenzar
el Tercer Milenio. Revista Constitucional Nº 3. Sucre (Bolivia): Diciembre de
1999. Pág. 13.
2
«En cuanto a la pedagogía constitucional, es deber del Tribunal difundir el
conocimiento, la comprensión y la valoración de las normas fundamentales,
procesos necesarios para crear una conciencia constitucional indispensable
en la construcción de una sociedad justa y progresista. (…)». Pablo DERMIZAKY
PEREDO. Justicia Constitucional y Estado de Derecho. Segunda Edición.
Cochabamba (Bolivia): Editorial ALEXANDER, 2005. Pág. 11.
3
Valga ésta oportunidad, para dejar constancia expresa de agradecimiento por

329
El Tribunal Constitucional Plurinacional

la infinidad de conocimientos y criterios doctrinales uniformes y consistentes


sobre la Jurisdicción Constitucional en Bolivia, que fueron impartidos por
eminentes constitucionalistas bolivianos, como es el caso de los Doctores
José Antonio Rivera Santivañez, Jorge Asbún Rojas, Willman Durán Ribera
y otros, quienes por medio de sus brillantes exposiciones, desarrollaron algunos
temas constitucionales que son de su amplio conocimiento y dominio, y que
también eran de necesaria difusión entre nosotros, dentro del mencionado
Curso de Especialización, auspiciado por la Unidad de Postgrado de la UMSA
(Versión 2007). Es de recordar, que en aquel año de mi especialización en la
materia, escribí un pequeño trabajo de investigación acerca de las Sentencias
Constitucionales y su modulación en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Boliviano, que por cierto fue calificado satisfactoriamente.
Ahora disponible en monografías.com: http://t.co/CHvfRf6F
4
Ahora puede consultarse mi Catálogo de Bibliografía Jurídica Boliviana de
Derecho Constitucional (2010), en el Blog Jurídico Tren Fugitivo Boliviano,
disponible en: http://t.co/dHdPcmWL
5
Así se encuentra descrito, en mi primer trabajo sobre el Sistema de Control de
Constitucionalidad en la Doctrina y la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Boliviano. Ahora disponible en monografías.com: http://t.co/
RKuzdUdy. Al respecto, una crónica de la situación crítica por la que atravesó
el Tribunal Constitucional en Bolivia, puede verse en: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
DE BOLIVIA. Informe Anual de Labores 2006 - 2007. Sucre (Bolivia): Imprenta
Editorial TUPAC KATARI, 2007.
6
Una muestra clara y palpable de ésta ardua labor, son cada una de las Sentencias
Constitucionales emitidas para vislumbrar las alternativas y soluciones a los
dilemas constantes de la política boliviana en los últimos años, siempre a la luz
de los mandatos de la Constitución; lo cual ha sido compilado en: TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL DE B OLIVIA . El aporte del Tribunal Constitucional al
fortalecimiento del Estado de Derecho y la Democracia. Sucre (Bolivia):
Talleres Gráficos KIPUS, 2005.
7
Al respecto, puede consultarse el documento: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE
BOLIVIA. El Tribunal Constitucional ante la Asamblea Constituyente. Sucre
(Bolivia): Imprenta Editorial Tupac Katari, 2006.
8
«Para este efecto, la interpretación debe ser sistemática y finalista; la primera,
porque la Constitución es un todo armónico e integrado, donde cada parte
arranca o se refleja en las otras, lo que hace de la Constitución un sistema
coherente y unido. A esta interpretación se le llama también orgánica, porque
considera a la Constitución como un órgano vivo cuyas funciones se
coordinan y desarrollan recíprocamente. (…) La interpretación finalista o

330
Alan E. Vargas Lima

teleológica tiene en mente el fin o telos de la Constitución que, como se ha


dicho, es la defensa y protección de los derechos fundamentales. Un
interpretación que se aleja de los principios y valores mencionados (la vida,
la libertad, la dignidad y la justicia) no será un instrumento adecuado para
la jurisdicción constitucional. Dos principios apoyan esta interpretación:
uno es el de la posición preferente (preferred position), que concede valor
preferente a los derechos fundamentales, declarando la inconstitucionalidad
de los actos que los lesionan, cualquiera sea su origen; y otro es el de favor
libertatis, que da preeminencia a la libertad individual y a todos los derechos
que de ésta derivan (…)». DERMIZAKY PEREDO, Pablo. Del Estado de Derecho
a la Justicia Constitucional. En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor).
IV SEMINARIO INTERNACIONAL: Justicia Constitucional (12 y 13 de Octubre de
2000). Memoria Nº 5. Sucre (Bolivia): Editorial Judicial, Marzo de 2001. Pág. 21.
9
En este sentido, «interpretar la Constitución es una función que fluye
naturalmente de la jurisprudencia a que da lugar el control de
constitucionalidad… (de ahí que) en la importante y difícil misión que explica
y legitima a un Tribunal Constitucional, su rol como intérprete último de la
Constitución es, quizá, el más importante de sus trabajos. La interpretación
del Tribunal Constitucional será una tarea constante, oportuna y activa, a
diferencia de la interpretación esporádica encomendada al Órgano
Legislativo (…)». Pablo DERMIZAKY PEREDO. Obra Citada. Pág. 11.
10
Cabe tener en cuenta que la Constitución desde una perspectiva jurídica, es la
Ley Fundamental de todo el ordenamiento jurídico del Estado, cuyas normas
regulan el sistema constitucional, es decir, la forma en que se organiza y
estructura el Estado, proclamando a su vez los valores supremos y principios
fundamentales sobre los que se asienta el mismo Estado, consagrando los
derechos fundamentales y las garantías constitucionales para hacerlos
efectivos en favor de las personas, definiendo y delimitando la estructura
social, económica-financiera, jurídica y política, así como su régimen de gobierno
y los órganos a través de los cuales será ejercido el poder político, determinando
su organización y el ámbito específico de competencias de cada una de sus
instituciones. Por otro lado, y desde una perspectiva política, la Constitución
se define como un pacto social y político adoptado por el pueblo, y que fija las
normas y reglas básicas de convivencia pacífica para el desarrollo y la
construcción democrática de la sociedad; es decir que se trata de un
ordenamiento en el cual los derechos y libertades de los ciudadanos en relación
con las autoridades gubernamentales, se hallan protegidos a través de la
garantía de división del ejercicio del poder político, en una coordinación
separada de órganos y funciones estatales. En este sentido, el significado

331
El Tribunal Constitucional Plurinacional

político de la Constitución puede verse expresado claramente en el artículo 16


de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, cuando señala
que: «Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no esté asegurada
y la división de poderes determinada, no tiene Constitución». Cfr. José Antonio
RIVERA SANTIVAÑEZ. H ACIA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN. Luces y Sombras del
Proyecto modificado por el Parlamento. Cochabamba - Bolivia: FUNDACIÓN
KONRAD ADENAUER, FUNDAPPAC y Oficina Jurídica para la Mujer, 2008. Págs. 7-
8.
11
En este sentido, un análisis crítico del referido Proyecto, fue oportunamente
remitido por el autor, mediante Nota de fecha 18 de junio de 2010, a conocimiento
de la Presidencia de la Cámara de Diputados, de la Asamblea Legislativa
Plurinacional de Bolivia, en ocasión del tratamiento y discusión del Proyecto
de Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional a nivel del pleno camaral.
(Documento disponible en: http://www.monografias.com/). Asimismo, una
versión preliminar del análisis que ahora se presenta, fue publicada en la Revista
de Derecho Público Nº 26 (Enero – Junio de 2011) de la Universidad de Los
Andes (Colombia), disponible para consulta gratuita en el sitio web: http://
derechopublico.uniandes.edu.co; posteriormente, en la Revista Electrónica
de Derecho de la UDABOL, disponible en el sitio web: http://lp.udabol.edu.bo/
revista/; y también en la Revista de Estudios Constitucionales, Año 9, Nº 2
(2011) de la Universidad de Talca (Chile), disponible en: http://www.cecoch.cl/
htm/revista/revista_9_2_2011.html. El presente trabajo es una nueva versión
corregida y ampliada con jurisprudencia constitucional relevante.
12
Debe recordarse que la Disposición Transitoria Segunda de la CPE (antes de
perder su vigencia al cumplimiento de su cometido) establecía que «la Asamblea
Legislativa Plurinacional sancionará, en el plazo máximo de ciento ochenta
días a partir de su instalación, la Ley del Órgano Electoral Plurinacional,
la Ley del Régimen Electoral, la Ley del Órgano Judicial, la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional y la Ley Marco de Autonomías y
Descentralización»; dicho plazo convencionalmente tenía duración máxima
hasta el día 22 de julio del año 2010, para que de ésta forma se culmine con la
«fase de adecuación» de las normas necesarias para el desarrollo de los
mandatos constitucionales.
13
Para conocer algunos comentarios y observaciones preliminares al Proyecto
de Código de Procedimientos Constitucionales, es de utilidad consultar el
reciente Libro de mi autoría: La Codificación del Derecho Procesal
Constitucional en Bolivia. Publicado en Saarbrücken – Alemania: Editorial
Académica Española, Abril de 2012 (ISBN: 978-3-659-00335-6). Ahora
disponible virtualmente en: https://t.co/XpaLG3gk

332
Alan E. Vargas Lima

14
El texto del Proyecto de Código de Procedimientos Constitucionales, fue
publicado por la Comisión Europea para la Democracia a través de las Leyes
(Comisión de Venecia) en su Opinión Nº 645/2011 de fecha 4 de octubre de
2011. Ahora disponible virtualmente en: http://t.co/tDQhYFN6
15
En este sentido, cabe considerar que la interpretación de los derechos
fundamentales está regida por otros principios contenidos en los Pactos
Internacionales de Derechos Humanos que forman parte del bloque de
constitucionalidad. De ahí que, cuando el Estado incorpora a su derecho
interno el Derecho internacional de los Derechos Humanos, ese derecho interno
ya no queda cerrado en la Constitución, sino coordinado y compatibilizado
con el Derecho internacional, lo que significa entonces que se deben interpretar
las normas buscando un único sistema de derechos que sea armónico y
congruente, donde adquieren mayor vigor los principios de optimización y de
fuerza expansiva de los derechos humanos. Este criterio de interpretación se
encuentra previsto en los arts. 13.IV y 256 de la CPE. El primero de ellos sostiene
que «Los tratados y convenios internacionales ratificados por la Asamblea
Legislativa Plurinacional, que reconocen los derechos humanos y que
prohíben su limitación en los Estados de Excepción prevalen en el orden
interno. Los derechos reconocidos en la Constitución se interpretarán de
conformidad con los Tratados Internacionales de derechos humanos
ratificados por Bolivia». El segundo, art. 256 de la CPE, señala: «I. Los tratados
e instrumentos internacionales en materia de derechos humanos que hayan
sido firmados, ratificados o a los que se hubiera adherido el Estado, que
declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución, se
aplicarán de manera preferente sobre ésta. II. Los derechos reconocidos en
la Constitución serán interpretados de acuerdo a los tratados internacionales
de derechos humanos cuando éstos prevean normas más favorables».
Conforme a dichas normas, el tratamiento que la Constitución otorga a los
derechos es unitario y dinámico: Unitario porque concibe como de manera
integral a los derechos humanos y fundamentales, y dinámico, porque el
catálogo de derechos siempre estará abierto, en constante evolución. Este
criterio de interpretación tiene diversas consecuencias y funciones, siendo la
fundamental, que el exegeta no puede arbitrariamente efectuar la interpretación
de los derechos y sus garantías, sino que debe buscar el sentido de los mismos
en las normas contenidas en Pactos Internacionales sobre derechos humanos.
Una de las consecuencias más relevantes, de este criterio interpretativo está
vinculada con las cláusulas de interpretación de los derechos, que se
encuentran contenidas en los tratados sobre derechos humanos, como el
principio pro hómine y el de interpretación progresiva. Sobre los alcances

333
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de éstos principios, es importante consultar los argumentos del Voto Disidente


de fecha 6 de octubre de 2010, formulado por el Magistrado Marco Antonio
Baldivieso, respecto al entendimiento contenido en la Sentencia Constitucional
0895/2010-R de 10 de agosto, disponible virtualmente en la página web del
Tribunal Constitucional de Bolivia: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/
16
Respecto al modelo de Estado Plurinacional, a criterio del jurista José Antonio
R IVERA SANTIVAÑEZ, ciertamente el mismo no se encuadra en la doctrina
constitucional clásica ni contemporánea, dado que se trataría de una nueva
modalidad de organización política de la sociedad que, como manifiestan sus
impulsores, se encuentra destinada a la descolonización de las naciones y
pueblos, reafirmando, recuperando y fortaleciendo su autonomía territorial.
«De manera que siguiendo los fundamentos expuestos en los debates de la
Comisión Visión de Estado por quienes lo sustentan, podríamos inferir que
se trata de un modelo de Estado que se organiza política, social y
jurídicamente sobre la base de la unión de varias naciones y pueblos
indígenas originario campesinos bajo una misma Constitución y Gobierno
estatal, pero con el reconocimiento a esas naciones de su territorio propio,
su régimen económico, su idioma, su sistema jurídico y el derecho de
autogobernarse, con competencias administrativas, económicas y culturales;
lo que implica que, en este modelo de Estado se parte del concepto de nación
política, y no solamente del concepto de nación cultural; de lo que podría
concluirse que se trata de un Estado compuesto o asociado próximo a un
Estado Federativo – autonómico, ya no de un Estado uninacional». José
Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado
Boliviano. En: ACADEMIA BOLIVIANA DE ESTUDIOS CONSTITUCIONALES (editor),
Estudios sobre la Constitución aprobada en enero de 2009. Cochabamba -
Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2009. Pág. 12. Para mayor información sobre
qué se entiende por Estado Plurinacional en Bolivia, pueden encontrarse
materiales de estudio, consultando el Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano
(http://alanvargas4784.blogspot.com).
17
Respecto a los alcances de esta nueva configuración «plurinacional», y su
incidencia en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en Bolivia, es de
utilidad consultar el ensayo de: Bartolomé CLAVERO. Tribunal Constitucional
en Estado Plurinacional: El reto constituyente de Bolivia. En: R EVISTA
ESPAÑOLA DE DERECHO CONSTITUCIONAL. Nº 94 (Enero – Abril 2012). Págs. 29-60.
Disponible en: http://t.co/EPmGnbhC
18
Al respecto, se debe agregar también que entre los conceptos de Justicia
Constitucional y Jurisdicción Constitucional, parece existir una indisoluble
relación de género a especie, de ahí que, se ha llegado a entender por justicia

334
Alan E. Vargas Lima

constitucional, «un sistema de legislación, doctrina y jurisprudencia


aplicables al control, defensa e interpretación de la Constitución Política
del Estado. La justicia constitucional se realiza a través de la jurisdicción
constitucional, conjunto de normas sustantivas y adjetivas, y de órganos
encargados de administrar la justicia constitucional». Pablo DERMIZAKY
PEREDO. La justicia constitucional. La Paz, Bolivia: Editorial PLURAL, 2010.
Pág. 57.
19
Al respecto es útil recordar que «un Tribunal Constitucional es una
jurisdicción creada para conocer especial y exclusivamente en materia de lo
contencioso constitucional, situada fuera del aparato jurisdiccional
ordinario e independiente tanto de éste como de los poderes públicos (…)».
Louis FAVOREU. Los Tribunales Constitucionales. Citado por Francisco
EGUIGUREN PRAELI. Los Tribunales Constitucionales en Latinoamérica. Una
Visión Comparativa. Buenos Aires – Argentina, FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER
- CIEDLA, 2001. Pág. 7.
20
De manera general se puede señalar que el Derecho Procesal Constitucional es
la disciplina del Derecho Público que estudia los diversos sistemas y modelos
de control de constitucionalidad, como mecanismos de defensa de la
Constitución; así como el conjunto de normas que regulan la estructura,
organización y funcionamiento de los órganos encargados de ejercer el
control de constitucionalidad, además de los procesos constitucionales a
través de los cuales se resuelven las controversias constitucionales de
acuerdo a los procedimientos legalmente establecidos para su tramitación.
Cfr. José Antonio R IVERA S ANTIVA Ñ E Z . Temas de Derecho Procesal
Constitucional. Cochabamba - Bolivia: Editorial KIPUS, 2007.
21
Aquí cabe recordar, que en la dinámica de las reformas y modificaciones del
sistema constitucional, en cuanto se refiere al control de constitucionalidad, el
Estado boliviano en su desarrollo histórico-legislativo, adoptó los diferentes
modelos que se conocen en la doctrina del Derecho Constitucional. Así en un
primer momento de su vida republicana (1826 - 1861), bajo la influencia del
liberalismo francés, configuró un modelo político de control de
constitucionalidad a través de un Consejo de Estado; en una segunda etapa
(1861 - 1994), adoptó el modelo americano, es decir, el sistema jurisdiccional
difuso de control de constitucionalidad a través de la entonces Corte Suprema
de Justicia; y finalmente en la tercera etapa (1994 hacia adelante), adoptó el
sistema jurisdiccional concentrado de control de constitucionalidad con la
atribución exclusiva del control a un órgano especializado proveniente del
modelo europeo, que fue denominado Tribunal Constitucional. Para constatar
la evolución del control de constitucionalidad en nuestro país, es de utilidad

335
El Tribunal Constitucional Plurinacional

consultar el ensayo de: José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Control de


Constitucionalidad en Bolivia. En: REVISTA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Número 1. Sucre – Bolivia: Editorial Judicial, 1999. Págs. 45-86. Por otro lado,
un análisis exhaustivo sobre las bases doctrinales y las experiencias de los
sistemas de control de constitucionalidad predominantes en el mundo, así
como los antecedentes del control jurisdiccional en el caso boliviano, pueden
verse en: Marcel GALINDO DE UGARTE. ¿Tribunal Constitucional o Corte
Suprema? Una contribución al debate. Fundación Milenio. La Paz (Bolivia):
Producciones CIMA, 1994. Finalmente, los antecedentes del Debate Nacional
sobre la creación del Tribunal Constitucional en Bolivia, así como las tesis
favorables y contrarias acerca de su implementación en nuestro país, se
encuentran ampliamente detalladas en el trabajo de: Hugo GALINDO DECKER.
Tribunal Constitucional. La Paz - Bolivia: Editorial Jurídica ZEGADA, 1994.
22
En este sentido, para el jurista mexicano, la Justicia Constitucional se concibe
como «el conjunto de procedimientos de carácter procesal por medio de los
cuales se encomienda a determinados órganos del Estado, la imposición
forzosa de los mandamientos jurídicos supremos, a aquellos otros organismos
de carácter público que han desbordado las limitaciones, que para su
actividad se establecen en la misma Carta Fundamental (…)», y en cambio
el concepto de Jurisdicción Constitucional comprende el estudio de «la
actividad de verdaderos tribunales, formal y materialmente considerados,
que conozcan y resuelvan las controversias de naturaleza constitucional de
manera específica, es decir que los citados tribunales están especializados
en la decisión de los conflictos de carácter constitucional». Héctor FIX-
ZAMUDIO. Veinticinco años de evolución de la Justicia Constitucional. México
D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 1968, Pág. 15.
23
Gerardo M ONROY C ABRA . Necesidad e importancia de los Tribunales
Constitucionales en un Estado Social de Derecho. En: ANUARIO DE DERECHO
CONSTITUCIONAL LATINOAMERICANO – 2004. Tomo I. Montevideo - Uruguay:
Fundación Konrad Adenauer, 2004. Pág. 19.
24
Finalmente el citado autor español concluye señalando: «A nuestro entender,
el término justicia constitucional debe distinguirse del de jurisdicción
constitucional. El primero no está basado en una comprensión formal, sino
material, de tal manera que se refiere a la totalidad de la actividad judicial
de aplicación de la Constitución, ya sea realizada por tribunales
especializados o por tribunales ordinarios, ya sea practicada de manera
concentrada o difusa. El segundo en cambio, se corresponde con un
entendimiento formal, de tal modo que se identifica con un tribunal
especializado cuyo cometido es aplicar la Constitución (un tribunal o un

336
Alan E. Vargas Lima

orden jurisdiccional, ya que no sería impensable la pluralidad orgánica y,


de hecho, la historia y el derecho comparado nos muestran algún caso de
jurisdicción constitucional especializada servida por más de un órgano, así
por ejemplo, el sistema previsto, aunque no llegó a ponerse enteramente en
práctica, en la Constitución española de 1931, o el vigente en la Unión
Europea, donde existen dos instancias que realizan la actividad del control
de adecuación de los actos y normas comunitarios a los tratados originarios
o Constitución Europea)». Manuel ARAGÓN REYES. La Justicia Constitucional
en el siglo XX. Balance y perspectivas en el umbral del siglo XXI. En el
Volumen: La Ciencia del Derecho durante el Siglo XX. México D.F.: Instituto
de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 1998. Pág. 166.
25
Humberto NOGUEIRA ALCALÁ. La justicia y los Tribunales Constitucionales de
Indoiberoamérica del Sur en la alborada del Siglo XXI. Cochabamba – Bolivia:
Editorial KIPUS, 2006. Págs. 30-34.
26
Al respecto, cabe hacer notar que en el Derecho Constitucional Comparado se
suele aludir a la existencia de tres modelos originarios de jurisdicción
constitucional, con relación al control de la constitucionalidad de las leyes; se
trata de los denominados sistemas americano o «difuso», europeo o
«concentrado», y político. «(…) Sin perjuicio de la utilidad conceptual y
didáctica de esta caracterización, creemos oportuno precisar que la
clasificación de los sistemas de jurisdicción constitucional en los modelos
‘difuso o americano’ y ‘concentrado o europeo’, así como en sus variables
derivadas ‘mixta’ y ‘dual o paralela’, ha sido construida esencialmente con
base al control de la constitucionalidad de las leyes y normas. Ello hace que
actualmente tal clasificación resulte insuficiente, en primer lugar, por las
múltiples variaciones producidas en los países generadores de los modelos
originarios y en otros que lo han adoptado, así como por las peculiaridades
de las incontables fórmulas derivadas (mixtas o duales) surgidas; pero, sobre
todo, por el hecho trascendental de que la jurisdicción constitucional y los
tribunales (constitucionales) ya no sólo se ocupan del control de la
constitucionalidad de las leyes o normas, sino que también -y muchas veces
con mayor frecuencia y relevancia- ejercen la protección y la custodia de la
vigencia de los derechos constitucionales». Francisco EGUIGUREN PRAELI.
Los Tribunales Constitucionales en Latinoamérica. Una Visión Comparativa.
FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER - CIEDLA, 2001. Págs. 12 y 18.
27
Se debe considerar también que «el control de constitucionalidad en su
naturaleza misma es una acción política, no sólo porque esa labor suele
estar encomendada a un organismo esencialmente político (como es el propio
Órgano Legislativo) o a un otro organismo especial (como es el caso del

337
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Consejo Constitucional en Francia), sino porque el control importa una


revisión de los actos o decisiones adoptadas por las autoridades políticas,
pues en esencia, el control de constitucionalidad está establecido para
resolver las controversias constitucionales dentro del Estado, controversias
que tienen connotaciones políticas porque derivan del ejercicio del poder,
aunque la solución se la realiza por medio de criterios y métodos jurídicos.
En consecuencia, no obstante que el control esté a cargo de un organismo
jurisdiccional y sometido a procedimientos judiciales especiales, como dice
Loewenstein, el control de la constitucionalidad es, esencialmente, control
político y cuando se impone frente a los detentadores del poder es, en realidad,
una decisión política». José Antonio RIVERA S ANTIVAÑEZ. J URISDICCIÓN
CONSTITUCIONAL. Procesos Constitucionales en Bolivia. Segunda Edición
Actualizada. Cochabamba - Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2004. Pág. 22.
28
En similar sentido se ha pronunciado el Tribunal Constitucional de Bolivia
respecto de la inconstitucionalidad de las leyes, y a través de la jurisprudencia
constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº 0009/2003 de 3
de febrero, ha establecido lo siguiente: «Que, este Tribunal, conforme a la
doctrina del Derecho Constitucional, ha establecido en su jurisprudencia
que una norma puede ser inconstitucional por la forma o por el fondo. En el
primer caso cuando en su elaboración, sanción y promulgación se infringe
el procedimiento legislativo previsto en la Constitución; y en el segundo
cuando su contenido es el que vulnera los mandatos de la Ley Fundamental.
Así se ha entendido a partir de la SC 082/2000 de 14 de noviembre que dice:
«... conforme lo ha precisado la doctrina constitucional una disposición
legal puede ser impugnada de inconstitucional por su origen o por su
contenido. En el primer caso, cuando en su elaboración y aprobación no se
han cumplido ni respetado los procedimientos establecidos por el texto
constitucional para tal efecto o se las ha elaborado y aprobado en una
instancia o por autoridad no establecida por la Constitución para tal efecto.
En el segundo caso, cuando la disposición legal, a pesar de haber sido
elaborada y aprobada conforme a los procedimientos y formas establecidos
por el texto constitucional contiene normas que son incompatibles con los
principios y normas de la Constitución Política del Estado.» Que, en un
Estado Democrático de Derecho, el procedimiento legislativo que da validez
constitucional a una Ley material no se reduce a las diferentes fases o etapas
que el legislador debe seguir para la formación de una Ley, desde la
presentación del proyecto hasta la promulgación y publicación, que en el
Sistema Constitucional boliviano están previstas en el Título IV, Parte
Segunda, Capítulo V, arts. 71 al 81 de la Constitución, al contrario comprende

338
Alan E. Vargas Lima

también las condiciones de validez del acto legislativo, es decir, que el órgano
emisor de la Ley sea competente y desarrolle el procedimiento de elaboración
de una determinada Ley, como en el presente caso, en el marco de las normas
previstas para su legal funcionamiento«.
29
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Tribunal Constitucional Defensor de la
Constitución. Reflexiones sobre la necesidad de su consolidación y
fortalecimiento institucional. Sucre - Bolivia: GTZ - PADEP - AECI, 2007. Pág.
21. En este sentido, el Tribunal Constitucional de Bolivia, a través de su
jurisprudencia ha señalado que «el Estado Democrático de Derecho está
organizado sobre la base de los principios fundamentales, entre otros, de la
separación de funciones conocida también como el principio de división de
poderes, lo que implica la distribución de las competencias y potestades
entre diversos órganos estatales para el ejercicio del poder público, de manera
tal que esa distribución se constituya en una limitación para cada órgano
de poder el que sólo podrá ejercer las potestades que forman parte de su
competencia». En el marco del principio fundamental referido, que actualmente
se encuentra consagrado en la norma prevista por el art. 12 de la NCPE, el
Constituyente ha efectuado la distribución de funciones y competencias; así
la potestad legislativa, de control y fiscalización la tiene el Órgano Legislativo;
la función ejecutiva, administrativa y reglamentaria la ejerce el Órgano Ejecutivo
y el ejercicio de la potestad jurisdiccional la tiene el Órgano Judicial. Conforme
enseña la doctrina del Derecho Constitucional, la concepción dogmática de la
«división de poderes», ha sido superada en el constitucionalismo
contemporáneo con la adopción del concepto de la separación de funciones
que se sustenta en los siguientes principios: 1) la independencia de los órganos
de poder del Estado; 2) la coordinación e interrelación de funciones entre los
órganos; y 3) el equilibrio entre los órganos que se establece a partir frenos y
contrapesos; ello implica que los diversos órganos de poder del Estado no
desarrollan única y exclusivamente sus función esencial, también participan
en el desempeño de las funciones y labores de los otros órganos, en el marco
de las atribuciones y competencias conferidas por el Constituyente, así el
Legislativo participa en las labores del Ejecutivo aprobando el presupuesto
general de la nación, o ratificando los tratados internacionales, entre otros; de
su parte el Ejecutivo participa en las labores del Legislativo a través de los
mecanismos previstos en la Constitución, tales como la iniciativa legislativa, la
promulgación de la Ley, entre otras actividades. Al respecto puede consultarse
la Sentencia Constitucional Nº 0009/2004, de 28 de enero.
30
«La nota esencial de una constitución rígida estriba en su superioridad
sobre los estatutos ordinarios. Tal superioridad se logra porque dichas

339
El Tribunal Constitucional Plurinacional

constituciones son modificadas por procedimientos diferentes a aquellos


por los que se dictan y revocan las demás leyes. En otras palabras, no es
necesariamente la implementación de un órgano constituyente sui generis
de elaboración de la constitución -diferente del parlamento ordinario- lo
que la hace rígida, sino la exigencia (para su enmienda o sanción) de un
trámite distinto y más severo que el procedimiento legislativo común. (…)
En resumen: el componente liminar para que pueda configurarse un engranaje
de control de constitucionalidad es la existencia (esto es, la vigencia real)
de uno o más tramos rígidos en la Constitución. Dichos sectores (o la
totalidad de la Constitución) no modificables por el procedimiento
legisferante ordinario, tienen supremacía constitucional y justifican, en
principio, invalidar al derecho infraconstitucional que se les oponga». Néstor
Pedro SAGÜÉS. Teoría de la Constitución. Buenos Aires - Argentina: Editorial
ASTREA, 2001. Págs. 432-434.
31
Al respecto, el jurista José Antonio R IVERA S ANTIVAÑEZ con bastante
preocupación ha señalado que «de las normas constitucionales referidas, se
puede inferir que, a diferencia del sistema vigente, el procedimiento de
reforma es flexible; toda vez que la reforma se la encarará en un solo período
constitucional, y, en su caso, en una sola legislatura, mediante el
procedimiento legislativo que se aplica para la elaboración y aprobación
de las leyes ordinarias; pues la norma constitucional no hace referencia
alguna a un procedimiento especial para la discusión y aprobación de la
Ley de reforma constitucional; así, por ejemplo, no hace referencia alguna a
que la Ley sea sometida a más de una discusión y en legislaturas sucesivas;
ante esa situación, a contrario sensu se entiende que la Ley de reforma
constitucional será discutida y aprobada por una sola vez y en la respectiva
sesión o sesiones instaladas para el efecto; al no estar definida de otra
manera, también se entiende que solamente se reformará la Constitución
parcialmente con una sola y única Ley, ya no habrá necesidad de aprobar
una Ley Declaratoria de Necesidad de la Reforma y otra Ley de reforma
constitucional (…)». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. H ACIA UNA NUEVA
CONSTITUCIÓN. Luces y Sombras del Proyecto modificado por el Parlamento.
Pág. 109.
32
Así también, según señala Kelsen, «No es pues el Parlamento mismo con
quien se puede contar para realizar su subordinación a la Constitución. Es
un órgano diferente a él, independiente de él y, por consiguiente, también de
cualquier otra autoridad estatal, al que es necesario encargar la anulación
de los actos inconstitucionales, esto es, a una jurisdicción o tribunal
constitucional» (Hans KELSEN. LA GARANTÍA JURISDICCIONAL DE LA CONSTITUCIÓN.

340
Alan E. Vargas Lima

La Justicia Constitucional. Traducción: Rolando Tamayo Salmorán.


Cochabamba (Bolivia): Grupo Editorial KIPUS, 2006. Es por ello que, «tomando
en cuenta el doble carácter del control de constitucionalidad, jurídico en su
objeto y político en sus resultados, es comprensible que el organismo
encargado del control en general y sus miembros en particular estarán
siempre expuestos a una serie de presiones de tipo político. Es frente a esa
situación que se requiere, por un parte, de un organismo independiente de
los órganos cuyas decisiones controla y, por otra, que los titulares del
organismo comprendan la magnitud de su labor así como su independencia,
la que deben practicarla y hacer prevalecer en todo momento, y con mayor
razón cuando se ejerza o pretenda ejercer presiones políticas sobre ellos.».
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Pág. 25.
33
«Para terminar, corresponde observar que la anhelada separación e
independencia del órgano de control en cuanto al órgano controlado, no
siempre se instrumenta del modo deseado. Por ejemplo, si un Tribunal Supremo
(órgano de control de constitucionalidad) puede ser removido por medio del
juicio político por el Parlamento (órgano controlado), o si precisa aquél la
confirmación o reelección de sus miembros por éste, en determinados plazos
o circunstancias, es obvio que no hay una conveniente situación de
independencia. Los mecanismos de designación y de remoción de los
integrantes de los órganos de control constitucional, sintetizando, son
decisivos para evaluar el grado real de autonomía de esos organismos».
Néstor Pedro SAGÜÉS. Teoría de la Constitución. Pág. 436.
34
«Para que nazca un completo sistema de control de constitucionalidad, por
ende, no basta que los órganos de control sean independientes de los órganos
controlados; es necesario, asimismo, que aquellos puedan sentenciar con
vigor jurídico el juicio de inconstitucionalidad. Si su pronunciamiento es
meramente indicativo, no obligatorio, el régimen desemboca a la postre en
un procedimiento de auto control, el cual no es del todo satisfactorio».
Néstor Pedro SAGÜÉS. Teoría de la Constitución. Pág. 436. «En definitiva, de
lo que se trata es que el organismo competente de ejercer el control de
constitucionalidad emita resoluciones que adquieran el carácter de cosa
juzgada y que sus declaraciones de inconstitucionalidad tengan un efecto
general o erga omnes, de manera que la disposición legal o la norma
incompatible con la Constitución sea expulsada (total o parcialmente) del
ordenamiento jurídico». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ . J URISDICCIÓN
CONSTITUCIONAL. Procesos Constitucionales en Bolivia. Pág. 26.
35
Respecto a la base constitucional del efecto vinculante de las Resoluciones

341
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitucionales, es de utilidad consultar el trabajo de: Jorge ASBÚN. Estudios


Constitucionales. Santa Cruz – Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2008. Págs.
73-116.
36
Así por ejemplo, en el ámbito tutelar, mediante la Sentencia Constitucional Nº
0086/2006-R, de 25 de enero, se desarrolló la siguiente doctrina constitucional:
«La legitimación activa o ius postulandi es un derecho del titular de los
derechos fundamentales de interponer el recurso, constituyendo también un
límite para que terceras personas no interpongan el recurso a favor de los
titulares sin su consentimiento, o para que ellos no sean involucrados
injustificadamente. Tienen legitimidad activa para interponer el recurso de
amparo las personas naturales y las personas jurídicas que tienen la calidad
de víctimas, o dicho de otro modo, a quienes se les vulneró o amenazó un
derecho fundamental o garantía constitucional. (…)».
37
«(…) La acción popular de inconstitucionalidad se adoptó en las
Constituciones de Venezuela de 1858 (art. 113, núm. 8), Panamá de 1941
(art. 188) y El Salvador de 1950 (art. 96). La acción de inconstitucionalidad
es un derecho constitucional fundamental que legitima a cualquier ciudadano
para demandar ante la Corte Constitucional actos con fuerza de ley (llámese
ley, decreto con fuerza de ley, o los actos legislativos reformatorios de la
Constitución), así como también los referendos legislativos , las consultas
populares y plebiscitos del orden nacional, con el objeto de que se declare
inexequible (o inconstitucional), a fin de restablecer la supremacía de la
Constitución. (…) La acción se realiza por medio de la demanda de
inconstitucionalidad presentada por el ciudadano, de conformidad con el
artículo 241 numerales 1, 4 y 5 de la Carta. También se podrá considerar la
acción de inconstitucionalidad como un derecho subjetivo de la persona
humana (sujeto activo) frente al poder político (sujeto pasivo). En este orden
de ideas sería un derecho humano (…)». Ernesto REY CANTOR. Acción Popular
de Inconstitucionalidad. En: REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL
CONSTITUCIONAL. PROCESO Y CONSTITUCIÓN. Nº 1. México: Editorial Porrúa, Enero-
Junio 2004. Págs. 117-128. Disponible virtualmente en: www.iidpc.org
38
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Pág. 26.
39
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Obra Citada. Pág. 28. En relación a éste aspecto,
y concretamente respecto a la competencia de la jurisdicción constitucional
frente a las resoluciones de la jurisdicción electoral, en la Sentencia
Constitucional 633/2002 de 29 de mayo, el Tribunal Constitucional ha dejado
establecido lo siguiente: «(…) que en un Estado Democrático de Derecho,
cuyo orden jurídico y político se sustenta sobre la base del principio

342
Alan E. Vargas Lima

fundamental de la supremacía constitucional, las decisiones y resoluciones


de todos los órganos públicos están subordinados a las normas previstas
por la Constitución, por lo mismo ningún órgano, entidad, autoridad o
funcionario público puede sustraerse al control de constitucionalidad. Es
en ese marco, que la norma prevista por el art. 28 del Código Electoral
dispone que las decisiones de la Corte Nacional Electoral «son de
cumplimiento obligatorio, irrevisables e inapelables, excepto en materia
que corresponda al ámbito de la jurisdicción y competencia del Tribunal
Constitucional»; precisamente dentro la excepción referida en la norma
citada, se encuentra la referida a la tutela de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales. En consecuencia, la jurisdicción constitucional
tiene plena jurisdicción y competencia para conocer y resolver el presente
Recurso de Amparo Constitucional»; entendimiento jurisprudencial que define
claramente una de las características esenciales del Amparo Constitucional,
que consiste en que ninguna órgano, autoridad o funcionario público, puede
sustraerse del control constitucional, argumento que también incluye a los
particulares, sean instituciones privadas o de cualquier tipo; fundamento que
es perfectamente compatible con el actual marco constitucional.
40
A propósito del tema, el meritorio jurista argentino (ahora desaparecido), Germán
Bidart Campos, indicaba que es posible realizar un desdoblamiento de la
interpretación constitucional en: a) interpretación «de» la constitución; b)
interpretación «desde» la constitución, en el siguiente sentido: «La
interpretación ‘de’ la constitución toma en cuenta las normas de la
constitución formal; diríamos que las interpreta en sí mismas, y en su plano.
La interpretación ‘desde’ la constitución desciende hacia abajo, o sea, hacia
el plano infraconstitucional. Empieza valiéndose de la interpretación ‘de’
la constitución y, una vez que la ha efectuado, la proyecta a las normas
inferiores a la constitución y la utiliza para interpretar, ‘desde’ la constitución,
todo el resto del orden jurídico derivado. Esta noción de una interpretación
‘de’ la constitución, y una interpretación ‘desde’ la constitución, se vuelve
importante cuando se vincula el tema de la interpretación constitucional
con el del control constitucional. En efecto, cuando en función de control se
averigua si normas inferiores a la constitución están o no de acuerdo con
ella, es fácil comprender que en la comparación entre normas
infraconstitucionales y normas de la constitución, se hace imprescindible –
primero– interpretar la o las normas de la constitución y, de ahí en más,
desplazarse ‘desde’ la constitución hacia la o las normas inferiores cuya
interpretación congruente con la constitución requiere haber transitado
antes todo el recorrido que, de modo desdoblado, acabamos de sintetizar».

343
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Por otro lado, señalaba también que: «La interpretación constitucional


significa la interpretación de las normas que componen la constitución formal,
así como de las normas que, fuera de ella, tienen naturaleza o contenido
constitucional. La interpretación busca desentrañar el sentido de la
descripción efectuada por el autor de la norma; ello supone dos cosas: a)
que el intérprete retrocede mentalmente al momento de creación de la norma,
y a la voluntad creadora en igual momento; b) que el intérprete confronta el
sentido que a la norma le asigna la comunidad actual con el sentido que le
atribuyo el autor». Germán J. BIDART CAMPOS. Manual de la Constitución
Reformada. Tomo I. Tercera reimpresión. Buenos Aires - Argentina: EDIAR,
2001. Págs. 312-313. Ahora disponible en: http://es.scribd.com/doc/59158910/
41
Como acertadamente lo ha expresado el profesor argentino Segundo V. Linares
Quintana, en materia de interpretación del derecho constitucional, se debe
rechazar toda posición de pureza metodológica que pretenda imponer al
intérprete el empleo exclusivo y absoluto de un método determinado, a la
manera de las fórmulas matemáticas o de las recetas medicinales. El
constitucionalista ha de tener plena libertad para escoger y utilizar, en la
interpretación de las normas con que trabaja, los diversos procedimientos
metodológicos que la técnica constitucional prevé. El éxito fincará entonces –
según el citado autor–, no en la interpretación rigurosa de tal o cual método,
que sus respectivos sostenedores conceptúen como una verdadera panacea
de la hermenéutica, sino en el logro del resultado que la interpretación se
propone: desentrañar el verdadero y correcto sentido de la norma jurídico-
constitucional, que satisfaga más plenamente la finalidad última de nuestra
ciencia: la protección y el amparo de la libertad humana, así como los ideales de
justicia, igualdad, armonía y bienestar general, como también las exigencias de
la vida social; en breves palabras, que haga posible el cumplimiento integral de
sus fines esenciales por parte del individuo y del Estado. Cfr. Segundo V.
LINARES QUINTANA. Tratado de Interpretación Constitucional. Abeledo Perrot,
Buenos Aires 1998, pág. 224-225. Citado por Ricardo HARO. El control de
constitucionalidad comparado y el rol paradigmático de las Cortes y
Tribunales Constitucionales. En: ANUARIO DE D ERECHO C ONSTITUCIONAL
LATINOAMERICANO – 2004. Tomo I. Montevideo - Uruguay: Fundación Konrad
Adenauer, 2004. Pág. 62.
42
Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. La Interpretación Constitucional y su
vinculatoriedad. En: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor), Memoria
del VI Seminario Internacional: Justicia Constitucional y Estado de Derecho
(Sucre, 26 y 27 de junio de 2003).
43
Algunos autores estiman que la expresión, «derechos humanos» o derechos

344
Alan E. Vargas Lima

del hombre, llamados clásicamente derechos naturales, y actualmente derechos


morales, no son en realidad auténticos derechos protegidos mediante acción
procesal ante un juez-, sino criterios morales de especial relevancia para la
convivencia humana, y que en todo caso, una vez que determinados derechos
humanos se positivizan, adquieren la categoría de verdaderos derechos
protegidos procesalmente, transformándose en derechos fundamentales
vigentes en un determinado ordenamiento jurídico, lo que equivale a decir que
los derechos fundamentales son derechos humanos positivados por la
legislación interna de un determinado Estado. En otras palabras, lo anterior
significa que bajo la expresión «derechos fundamentales», se designa a los
derechos garantizados y reconocidos por la Constitución y, en cambio, la
denominación «derechos humanos» hace referencia a los derechos
proclamados y garantizados por las normas e instrumentos internacionales;
los primeros tienen como fuente de producción al legislador constituyente, y
los segundos, a los Estados y Organismos internacionales. Cfr. Willman R.
DURAN RIBERA. Principios, Derechos y Garantías Constitucionales. Santa
Cruz – Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2005. Págs. 99-100.
44
Una aproximación a la naturaleza y alcance de las funciones que desarrolla la
Defensoría del Pueblo en el Estado Plurinacional de Bolivia, a la luz de las
normas previstas por la CPE aprobada el año 2009, se puede ver en el trabajo
de mi autoría: «El Defensor de los Derechos Humanos en Bolivia y un informe
censurado». La Paz (Bolivia), 10 de diciembre de 2011, escrito en conmemoración
al 63º Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948
– 2011). Publicado en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación
nacional, en ediciones consecutivas desde fecha 16 de diciembre de 2011. Una
versión digital se encuentra disponible en Scribd: http://es.scribd.com/doc/
75218489
45
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Reforma Constitucional en Democracia. En:
Análisis de la Reforma a la Constitución Boliviana, editado por la Academia
Boliviana de Estudios Constitucionales. Santa Cruz - Bolivia: Editorial EL PAÍS,
Noviembre de 2002. Págs. 5-8.
46
Sin embargo, cabe hacer notar que muchos años antes ya se había expuesto la
necesidad de instituir en nuestro país, una Magistratura Nacional
especializada en materias de Derecho Público, en los siguientes términos:
«(…) Mientras pueda acometerse, mediante una radical reforma
constitucional, la creación de Tribunales especializados en materias de
Derecho Público vigorosamente autónomos, como lo son, por ejemplo en
Francia, el Consejo de Estado y el Consejo Constitucional, la alternativa es
diáfana para los agentes de nuestra justicia ordinaria: Someterse al imperio

345
El Tribunal Constitucional Plurinacional

de la ley o uncirse a la cuadriga. En otras palabras, imponer la libertad con


autoridad o cohonestar la autoridad sin libertad. Ser jueces o ser secuaces
Creo que no cabe duda frente al dilema. (…)». Julio Alberto D’AVIS. Control
Jurisdiccional y Estado de Derecho. Cochabamba - Bolivia: Editorial
Universitaria UMSS, 1968. Pág. 60. Así también, el entonces Ministro de la
Corte Suprema de Justicia, Dr. Ernesto Daza Ondarza, talvez pretendiendo abrir
el debate sobre la conveniencia o no, de adoptar en nuestro país una institución
de esa naturaleza, señalaba categóricamente que «el principio de supremacía
constitucional no dejaría de ser una mera declaración teórica, si la propia
Constitución omitiera establecer una garantía para hacerlo efectivo,
mediante el contralor de la constitucionalidad de la ley (…)»; en este sentido,
después de dar noticia acerca de la existencia de tres grandes sistemas al
respecto (contralor por un órgano político, un órgano judicial y/o un sistema
mixto), el mismo autor indicaba que la mayor parte de las Constituciones del
mundo ya habían adoptado el sistema del contralor jurisdiccional de la
constitucionalidad de las leyes, haciendo notar que dentro de este sistema,
algunos países europeos habían instituido el control por un tribunal especial,
agregando que: «Se debe al genio del notable tratadista Hans Kelsen, la
incorporación en la Constitución que redactara para Austria, de un tribunal
especial encargado de administrar la justicia constitucional con la
denominación de Alta Corte Constitucional. El ejemplo dado por Kelsen,
fue seguido por Checoslovaquia que también, en 1920, creó un Tribunal
Constitucional. Actualmente, y desde el año 1951, en la República Federal
de Alemania existe el Tribunal Federal de Garantías Constitucionales (…)».
Ernesto DAZA ONDARZA. Doce Temas de Derecho Constitucional. Cochabamba
- Bolivia: Editorial Universitaria, 1974. Pág. 163. Años más tarde, el profesor de
la Universidad de Cochabamba, Dr. Pablo Dermizaky Peredo, en su propuesta
de Reformas a la Constitución Política del Estado (de 1967, vigente en ese
entonces), y haciendo referencia a los alcances muy restringidos del control
de constitucionalidad en la legislación boliviana, señalaba: «(…) el control se
ejerce a instancia de parte solamente, y no de oficio, y la declaración de
inconstitucionalidad por la Corte Suprema de Justicia entraña la
inaplicabilidad de la norma solamente en el caso concreto cuestionado, y
no la abroga ni tiene efecto erga-omnes»; por lo que, planteó la necesidad de
incorporar un Tribunal Constitucional en Bolivia, argumentando que: «Esta
materia es la base del orden jurídico nacional y, por lo tanto, debe confiarse
a un tribunal especial que se ocupe de examinar, de oficio, la legalidad de
las leyes, decretos y resoluciones, antes de su aprobación (lo que no ocurre
actualmente en Bolivia); que declare de oficio la inconstitucionalidad de

346
Alan E. Vargas Lima

leyes, decretos y otras normas vigentes; que falle en las demandas, a instancia
de parte, sobre inconstitucionalidad de las mismas normas; que conozca, de
oficio o a denuncia, sobre la ilegitimidad de los nombramientos de altos
funcionarios de Estado, etc.». CONSTITUCIÓN POLÍTICA DEL ESTADO (Con
Introducción, Notas, Comentarios y Concordancias por el Dr. Pablo
Dermizaky Peredo). Segunda Edición. Cochabamba – La Paz, Bolivia: Editorial
Los Amigos del Libro, 1992. Pág. 39. Esta sentida necesidad, también fue
manifestada públicamente en ocasión del Foro sobre la Reforma Constitucional
en Bolivia, auspiciado por la Academia Nacional de Ciencias Jurídicas,
oportunidad en la cual el entonces H. Diputado Nacional, Dr. Benjamín Miguel
Harb, abogando por la creación de nuevas instituciones, insistía en que: «Para
una adecuada organización del Poder Judicial y vigencia de un Estado de
Derecho es imprescindible crear el TRIBUNAL CONSTITUCIONAL a fin de
que vele por la correcta aplicación de la Constitución, formule opiniones
sobre la constitucionalidad de las leyes, decretos, ordenanzas municipales y
otros, y de los proyectos de los mismos; se pronuncie fallando en casos de
recursos por inconstitucionalidad, cuya validez debe ser erga omnes y no
sólo para la parte demandante; conocer y fallar en casos de conflictos de
competencia y de poderes, dirimir los conflictos de jurisdicción y competencia
entre el gobierno nacional y los departamentales, entre municipalidades y
entre otras autoridades». EXCMA. CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. La Reforma
Constitucional en Bolivia. Hacia una Constituyente. Sucre (Bolivia): Editorial
Judicial, 1992. Pág. 92. Posteriormente, estos criterios se verían plenamente
reflejados en el Anteproyecto de Reforma Constitucional (1992), elaborado
por el mencionado Diputado (ahora desaparecido), como miembro del Consejo
Nacional de Reforma y Modernización del Poder Judicial. En dicho documento,
se propuso incorporar a la Constitución, un Capítulo especialmente dedicado
a configurar un Tribunal Constitucional en los siguientes términos: «El Tribunal
Constitucional es la más alta institución de puro derecho de la República,
encargado de preservar el imperio, la vigencia y el cumplimiento de la
Constitución, compuesto de tres miembros: uno designado por la H. Cámara
de Senadores de la terna que eleve la H. Cámara de Diputados, uno nombrado
por el Presidente de la República que presidirá el Tribunal Constitucional,
y uno nombrado por la Corte Suprema de Justicia elegido por dos tercios de
votos en sesión de Sala Plena». C O N S E J O N A C I O N A L DE R E F O R M A Y
MODERNIZACIÓN DEL PODER JUDICIAL. Anteproyecto de Reforma Constitucional
1992. H. Benjamín Miguel Harb. La Paz - Bolivia: Centro de Informática del
Consejo Nacional de Reforma y Modernización del Poder Judicial, 1992. Pág.
49.

347
El Tribunal Constitucional Plurinacional

47
René B ALDIVIESO G UZMAN . Derecho Procesal Constitucional. Tribunal,
Procedimientos y Jurisprudencia en Bolivia. Santa Cruz - Bolivia: Industrias
Gráficas SIRENA, 2006. Págs. 29-30. Algunos argumentos que sustentan la
posición adoptada por la entonces Corte Suprema de Justicia oponiéndose a
la incorporación de un Tribunal Constitucional en nuestro país, pueden verse
en: E XCMA . C O RTE S UPREMA DE J USTICIA . Bolivia hacia una Reforma
Constitucional. Debate Nacional sobre la Reforma a la Constitución Política
del Estado. Sucre (Bolivia): Editorial Judicial, 1993. Asimismo, y para una
revisión detallada de las posiciones favorables y contrarias, en el debate sobre
la creación del Tribunal Constitucional en nuestro país, puede consultarse
también el trabajo de: Hugo GALINDO DECKER. Tribunal Constitucional. La Paz
(Bolivia): Editorial Jurídica ZEGADA, 1994.
48
En este sentido se ha pronunciado el jurista y ex Magistrado del Tribunal
Constitucional, José Antonio Rivera Santivañez, quien desarrolla su tesis
sosteniendo que: «por un lado, a través de la referida reforma constitucional
[1994], se ha creado el Tribunal Constitucional como el órgano encargado
del control concentrado de constitucionalidad y máximo intérprete de la
Constitución, lo que encuadra el sistema adoptado en el modelo europeo.
Pero por otra parte, el Constituyente no modificó el texto del artículo 228 de
la Constitución reformada, por cuyo mandato los tribunales y jueces, al
revolver un caso concreto dentro de un proceso judicial, tienen la obligación
de no aplicar las disposiciones legales que sean contradictorias o
incompatibles con las normas previstas en la Constitución, lo cual constituye
un acto de control de constitucionalidad y se encuadra en el modelo
americano del ‘judicial review’ o revisión judicial. A ello se añade -según
éste autor- el hecho de que por prescripción de las normas previstas por la
Constitución y la Ley N° 1836 del Tribunal Constitucional, los juzgados y
tribunales judiciales ordinarios ejercen el control de constitucionalidad, en
el rubro del control del ejercicio de los derechos fundamentales y garantías
constitucionales, conociendo y resolviendo los recursos de hábeas corpus y
amparo constitucional». José Antonio R IVERA SANTIVAÑEZ. Recurso de
Inconstitucionalidad en Bolivia. Ponencia que se encuentra disponible para
consulta en la página web del Tribunal Constitucional de Bolivia: http://
www.tribunalconstitucional.gov.bo/ArticuloId-3.html. Así también pueden
consultarse otros trabajos en donde el autor sostiene el mismo criterio, así por
ejemplo: El Control de Constitucionalidad en Bolivia, publicado en: REVISTA
DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Número 1. Sucre (Bolivia): Editorial Judicial,
Noviembre de 1999, Págs. 45-86; así como su estudio: Introducción a la Justicia
Constitucional en Bolivia, que como ponencia, se encuentra disponible en la

348
Alan E. Vargas Lima

web del Tribunal Constitucional de Bolivia: http://


www.tribunalconstitucional.gov.bo/ArticuloId-10.html (marzo de 2002).
49
Debemos recordar que inicialmente, el Dr. Jorge Asbún, en su estudio dedicado
a analizar la evolución y perspectivas del Control Constitucional en Bolivia,
afirmó de manera inequívoca que: «En Bolivia, la reforma de 1994, incorporó
a la Constitución a través de los artículos 116 y siguientes el modelo de
control concentrado de constitucionalidad, encargando al Tribunal
Constitucional, mediante el artículo 119, las siguientes atribuciones: control
de constitucionalidad, defensa de los derechos fundamentales, conflictos de
competencia interorgánicas y demandas respecto a procedimientos de
reforma constitucional». Jorge ASBÚN. Control Constitucional en Bolivia.
Evolución y Perspectivas. En: REVISTA CONSTITUCIONAL. Número 3. Sucre -
Bolivia: Editorial Judicial, Diciembre de 1999, Págs. 149-150.
50
El Sistema de Control de Constitucionalidad vigente en Bolivia, ha sido
ampliamente analizado y expuesto por el ex-Magistrado Decano del Tribunal
Constitucional Dr. Willman R. DURAN RIBERA, en el Seminario Internacional
sobre Justicia Constitucional y Estado de Derecho; al respecto puede
consultarse la siguiente publicación: VI SEMINARIO INTERNACIONAL:
Justicia Constitucional y Estado de Derecho, (Sucre, 26 y 27 de junio de
2003). Memoria Nº 7. Sucre (Bolivia): Editorial Tupac Katari, 2003. Págs. 187-
202. Un estudio reciente sobre el Control de Constitucionalidad en el Estado
Plurinacional de Bolivia, puede verse en el trabajo de mi autoría: La Supremacía
de la Constitución y el Control de Constitucionalidad en el Estado
Plurinacional de Bolivia. La Paz (Bolivia), 6 de Agosto de 2011, escrito en
conmemoración al 186º Aniversario de la Fundación de Bolivia (1825 – 2011).
Publicado en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en
ediciones consecutivas desde fecha 19 de agosto de 2011. Ahora disponible
virtualmente en Scribd: http://es.scribd.com/doc/62125052
51
René B ALDIVIESO G UZMAN . Derecho Procesal Constitucional. Tribunal,
Procedimientos y Jurisprudencia en Bolivia. Págs. 147-149. Considérese, que
similares normas se encuentran previstas tanto en la Constitución Política del
Estado, como en la Ley Nº 27 del Tribunal Constitucional Plurinacional.
52
Un estudio reciente sobre la naturaleza jurídica y los alcances de la Acción de
Inconstitucionalidad en Bolivia, puede verse en el trabajo de mi autoría: La
Inconstitucionalidad de la Ley Corta ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional de Bolivia. La Paz (Bolivia), 22 de enero de 2012, escrito en
ocasión del Día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia. Publicado
en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación nacional, en ediciones
consecutivas desde fecha 24 de enero de 2012. Ahora, una versión digital se

349
El Tribunal Constitucional Plurinacional

encuentra disponible en Scribd: http://es.scribd.com/doc/78865196


53
Sobre éste aspecto, cabe anotar que el art. 31 de la Constitución Política del
Estado abrogada (CPEabrg) determinaba: «Son nulos los actos de los que
usurpen funciones que no les competen, así como los actos de los que ejerzan
jurisdicción o potestad que no emane de la Ley»; norma que se mantiene casi
idéntica en el texto constitucional vigente del año 2009, cuando en el art. 122
señala: «Son nulos los actos de las personas que usurpen funciones que no
les competen, así como los actos de las que ejercen jurisdicción o potestad
que no emane de la ley». La norma antes aludida fue introducida por primera
vez en la reforma constitucional de 1871 (art. 33), con un texto similar al que
actualmente conocemos, y permaneció casi inalterable en las diferentes reformas
constitucionales, constituyéndose en una garantía destinada a proteger la
«plena vigencia del ordenamiento jurídico (…) sancionando con nulidad el
acto de la autoridad pública que obró sin poseer una condición esencial
para la ejecución de los actos públicos: la competencia y/o la jurisdicción».
Cfr. Jorge ASBÚN. El recurso directo de nulidad en la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional, en: La Justicia Constitucional en Bolivia 1998-
2003, Tribunal Constitucional – AECI - Grupo Editorial Kipus, Cochabamba,
2003, p. 769. Ahora bien, cabe señalar que el art. 31 de la CPEabrg estaba
contenido dentro de las garantías de la persona, Título Segundo de la Parte
Primera de la CPEabrg, y el art. 122 de la CPE, está contemplado dentro del
Capítulo Primero, Garantías Jurisdiccionales, del Título IV de la Primera Parte
de la Constitución Política del Estado; consiguientemente, es una garantía
jurisdiccional que puede ser tutelada a través del recurso directo de nulidad;
recurso específico previsto actualmente en el art. 202.12 de la CPE, y que tiene
como objetivo, precisamente, dar vigencia a la garantía contenida en el art. 122
de la referida Ley Fundamental y, por ende, declarar la nulidad de aquellos
actos o resoluciones de quienes obraron sin competencia o ejerciendo
jurisdicción y competencia no emanada de la Ley. En este sentido, el art. 157 de
la nueva Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, desarrolla este recurso
al señalar que: «I.- Procede el recurso directo de nulidad contra todo acto o
resolución de quien usurpe funciones que no le competen, así como contra
los actos de quien ejerza jurisdicción o potestad que no emane de la ley. II.-
También procede contra las resoluciones dictadas o actos realizados por
autoridad judicial que este suspendida de sus funciones o hubiere cesado».
Como se puede apreciar de la normativa glosada, el recurso directo de nulidad
surge como el mecanismo adecuado para contrarrestar los actos o resoluciones
de quienes usurpen funciones que no les competen, o de quienes actúen fuera
de jurisdicción o potestad que no emane de la ley. En esta perspectiva, y a

350
Alan E. Vargas Lima

efectos de desfragmentar los supuestos de hecho previstos en el art. 31 de la


CPEabrg, y art. 122 de la CPE, para luego determinar los actos lesivos contra
los cuales procede el recurso directo de nulidad, a diferencia del ámbito de
aplicación del amparo constitucional, es importante consultar la jurisprudencia
establecida en la Sentencia Constitucional 0814/2010 de 2 de agosto.
54
En lo referente a la configuración actual de la Acción de Libertad y la ampliación
de su ámbito de protección en relación al habeas corpus anteriormente vigente,
cabe considerar los argumentos del Voto Disidente formulado en fecha 22 de
julio de 2010 por el Magistrado Marco Antonio Baldivieso, respecto al
entendimiento contenido en la Sentencia Constitucional 0451/2010-R de 28
de junio, en cuya oportunidad se ha señalado que la Constitución Boliviana
vigente, mantiene las características esenciales del hábeas corpus, consistentes
en: «(…) El informalismo, por la ausencia de requisitos formales en su
presentación; la inmediatez, por la urgencia en la protección de los derechos
que resguarda; la sumariedad, por el trámite caracterizado por su celeridad;
la generalidad porque no reconoce ningún tipo de privilegio, inmunidad o
prerrogativa, y la inmediación, porque se requiere que la autoridad judicial
tenga contacto con la persona privada de libertad. Cabe hacer notar, sin
embargo, que la Constitución Política vigente acentúa algunas de las
características anotadas: 1. El informalismo, pues actualmente se amplía la
posibilidad de presentación oral de la acción de libertad, que antes estaba
reservada sólo a los supuestos en que la persona fuera menor de edad o
incapacitada, analfabeta o notoriamente pobre y; 2. La inmediación, ya que
la Constitución Política del Estado señala que la autoridad judicial, una
vez presentada la acción, debe disponer que el accionante sea conducido a
su presencia o acudir al lugar de la detención, última posibilidad que no
estaba contemplada en la Constitución abrogada y que es fundamental para
comprobar las condiciones en que la persona se encuentra privada de
libertad, especialmente cuando existe denuncia de torturas, tratos crueles,
inhumanos o degradantes, o si se ha vulnerado el derecho a la integridad
física o existe amenaza a su vida. Otra de las modificaciones introducidas en
la Constitución, es la relativa a la competencia del juez o tribunal que
conoce la acción, toda vez que actualmente la acción de libertad debe
presentarse ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, lo
que sin duda es saludable dada la especialización de los jueces en esta
materia de la cual emergen la mayoría de las acciones de libertad. Sin
embargo, las modificaciones más importantes, están referidas al ámbito de
protección de la acción de libertad, que alcanza ahora al derecho a la vida
y a la posibilidad de presentar la acción de libertad también contra

351
El Tribunal Constitucional Plurinacional

particulares, conforme se desprende del art. 126 de la CPE. De lo expresado,


se concluye que la Constitución vigente, amplía no sólo su ámbito de
protección, sino que acentúa sus características fundamentales de
informalismo e inmediación, con la finalidad de dar una efectiva protección
no sólo a quienes se encuentran privados de libertad, sino también a quienes
consideren que su libertad física o personal y su propia vida esté amenazada.
(…)». Recientemente, el Tribunal Constitucional de Bolivia, considerando el
deber del Estado de garantizar a toda persona el eficaz ejercicio de sus derechos,
eximiéndole del cumplimiento de formalismos procesales, también ha visto
pertinente analizar el aspecto procesal en la tramitación de la actual Acción de
Libertad, y la posibilidad de su presentación en forma oral, cuya
fundamentación y sub-reglas aplicables pueden verse en la jurisprudencia
constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0128/2011 de 21 de
febrero.
55
Al respecto cabe recordar que la Acción de Amparo Constitucional prevista en
el artículo 128 de la CPE (anteriormente consagrado como un Recurso en el art.
19 de la CPEabrg), es una acción tutelar de carácter extraordinario tendiente a
la protección de los derechos fundamentales de las personas: «…contra actos
u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos, o de persona
individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o
suprimir los derechos reconocidos por la Constitución y la ley»;
instituyéndose en el art. 129.I y II, los principios esenciales de subsidiariedad
e inmediatez que la caracterizan, al disponer que podrá interponerse: «…siempre
que no exista otro medio o recurso legal para la protección inmediata de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados (…) en el plazo
máximo de seis meses, computable a partir de la comisión de la vulneración
alegada o de notificada la última decisión administrativa o judicial». Sobre
el Principio de Inmediatez que lo caracteriza, se puede consultar la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0521/
2010 de 5 de julio. Asimismo, en cuanto se refiere al Principio de
Subsidiariedad, es de importancia recurrir a la jurisprudencia establecida en la
Sentencia Constitucional 0770/2010 de 2 de agosto, así como el entendimiento
jurisprudencial contenido en la Sentencia Constitucional 1337/2003-R de 15
de septiembre, que establece las reglas y sub-reglas de improcedencia del
Amparo por subsidiariedad.
56
Respecto a la naturaleza jurídica y los nuevos alcances de la Acción de
Protección de Privacidad, la reciente jurisprudencia constitucional contenida
en la Sentencia Constitucional 1999/2010 de 26 de octubre, ha establecido
que: «La nueva Constitución Política del Estado cambia el nomen juris del

352
Alan E. Vargas Lima

hábeas data a acción de protección de privacidad, pero no así su esencia


tutelar, empero contempla algunos cambios específicos en cuanto a su
redacción, en especial el art. 130. I, en el que se refiere a los casos de
legitimación activa que si bien es muy similar al texto del art. 23.I de
CPEabrg, tiene una diferencia notoria cuando afirma; «…Toda persona
individual o colectiva que crea estar indebida o ilegalmente impedida de
conocer, objetar u obtener la eliminación o rectificación de los datos
registrados por cualquier medio físico, electrónico, magnético o informático,
en archivos o bancos de datos públicos o privados, o que afecten a su derecho
fundamental a la intimidad y privacidad personal o familiar, o a su propia
imagen, honra y reputación, podrá interponer la Acción de Protección de
Privacidad». Observamos en primer lugar que se añaden a las personas
colectivas como posibles legitimados activos, o futuros accionantes,
concibiendo que las personas colectivas también tienen acceso a los derechos
reconocidos por el art. 21.2 de la CPE, los cuales son: derecho a la intimidad,
honra, propia imagen y dignidad. Se entiende que el texto del art. 130.I al
reconocer como posibles accionantes a personas colectivas, se refiere a
aquellas de orden público como privado, pero con algunas diferencias en
cuanto a los derechos tutelados para estas, es decir, que las personas
colectivas no podrán aducir la vulneración de su derecho a la intimidad
personal y familiar, que son derechos fundamentales de índole personal,
pero sí podrían denunciar la vulneración de sus derechos a la imagen y a la
reputación. Corresponde aclarar que si bien el derecho a la imagen, a la
honra y a la reputación, parecieran estar dentro del mismo grupo de derechos
tutelados por la acción de protección de privacidad, en el caso de las
personas colectivas, que es el objeto del presente análisis, como se indica
líneas supra, sólo podrían denunciar la vulneración de los derechos a la
imagen y la reputación, pero no así de la honra, debido a que el derecho a la
honra es de índole estrictamente personal, es decir, entra dentro de la esfera
de la personalidad y es concebido doctrinalmente como la pretensión de
respeto que corresponde a cada persona como reconocimiento de su dignidad
frente a la sociedad. (…)».
57
La naturaleza jurídica y el ámbito de protección de la Acción de Cumplimiento,
han sido analizadas en la Sentencia Constitucional 1017/2010 de 22 de junio.
Asimismo, respecto a la configuración constitucional de esta nueva acción de
defensa, la reciente jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia
Constitucional 0258/2011 de 16 de marzo, ha establecido que: «(…) la acción
de cumplimiento está configurada como un verdadero proceso constitucional,
por las siguientes razones: i) Está configurada procesalmente por la

353
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitución Política del Estado; ii) Su conocimiento y resolución es de


competencia de la justicia constitucional; iii) Tiene como objeto garantizar
el cumplimiento de la Constitución y la ley y, en tal sentido, protege el
principio de legalidad y supremacía constitucional y la seguridad jurídica;
y, iv) Tutela de manera indirecta derechos fundamentales y garantías
constitucionales, -como se analizará posteriormente-. La acción de
cumplimiento está integrada por una serie de actos de procedimiento como
la demanda, el informe, la audiencia, la resolución y posterior revisión por
el Tribunal Constitucional, que configuran un proceso constitucional
autónomo, de carácter extraordinario, tramitación especial y sumaria, en el
que se reclama la materialización de un deber -constitucional o legal-
omitido, existe en tal sentido una pretensión, partes discrepantes, un
procedimiento específico conforme al cual se desarrolla la acción, y un juez
o tribunal que resuelve otorgar o denegar la tutela. (…) Es una acción
sumaria, ágil y expedita a favor del ciudadano, cuyo conocimiento compete
a la jurisdicción constitucional, que tiene por finalidad garantizar el
cumplimiento de las normas constitucionales y legales, otorgando seguridad
jurídica y materializando el principio de legalidad y supremacía
constitucional; de ahí que también se configure como componente esencial
del subsistema garantista, ampliamente mejorado debiendo invocarse ante
el incumplimiento de deberes específicos previstos en la Constitución y en la
Ley (…)». Y más adelante, la referida Sentencia agrega: «(…) La acción de
cumplimiento, de acuerdo al texto constitucional contenido en el art. 134 de
la CPE, procede en caso de incumplimiento de disposiciones constitucionales
o de la ley por parte de servidores públicos con el objeto de garantizar la
ejecución de la norma omitida. Conforme a dicho texto, la acción de
cumplimiento, tiene como objeto garantizar la materialización de la
Constitución y la ley, protegiendo de esa manera el principio de legalidad y
supremacía constitucional, la seguridad jurídica, y a su vez, de manera
indirecta, derechos fundamentales y garantías constitucionales. Cuando la
Ley Fundamental establece como objeto de esta acción el cumplimiento de
la Constitución y la ley, hace referencia a un deber específico previsto en
dichas normas, pues como señala el art. 134 parágrafo tercero de la
Constitución, el juez que conozca la acción, de encontrar cierta y efectiva la
demanda, debe ordenar el cumplimiento del deber omitido.
Consiguientemente, conforme al texto constitucional, se concluye que el
objeto de tutela de esta acción está vinculado a garantizar el cumplimiento
de un deber contenido en: a) Normas constitucionales, las cuales, como se
ha visto, tienen un valor normativo inmediato y directo y a cuya observancia

354
Alan E. Vargas Lima

están obligados los servidores públicos y los particulares (arts. 9.4, 108
numerales 1, 2 y 3 y 410 de la CPE); b) La Ley, entendida no en el sentido
formal -como originada en el órgano legislativo- sino material, sin importar
la fuente de producción, abarcando, por tanto, a decretos supremos,
resoluciones supremas, la legislación departamental y municipal, a cuyo
cumplimiento también se obligan los particulares y los servidores públicos
(arts. 14.V y 108.1 de la CPE) (…)».
58
Respecto a la configuración constitucional de esta novísima acción de defensa,
con la finalidad de establecer sus fundamentos, su naturaleza jurídica y alcances,
la reciente jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia
Constitucional 1018/2011 de 22 de junio, ha establecido que: «a) Está
configurada procesalmente por la Constitución Política del Estado; b) Su
conocimiento y resolución es de competencia de la justicia constitucional;
c) Tiene como propósito la protección de derechos e intereses colectivos -y
difusos- reconocidos por la Constitución Política del Estado. Por otra parte,
la acción popular está integrada por una serie de actos de procedimiento
como la demanda, el informe, la audiencia, la resolución y posterior revisión
por el Tribunal Constitucional, que configuran un proceso constitucional
autónomo, de carácter extraordinario, tramitación especial y sumaria, en el
que se impugna la lesión de derechos colectivos o difusos, existe en tal
sentido una pretensión, partes discrepantes, un procedimiento específico
conforme al cual se desarrolla la acción, y un juez o tribunal que la resuelve.
Cabe resaltar que esta acción está prevista en nuestra Ley Fundamental
como una acción de defensa, entendiéndola como el derecho que tiene toda
persona -individual o colectiva- de solicitar la protección a sus derechos e
intereses colectivos -o difusos-; de ahí que también se configure como una
garantía prevista por la Ley Superior, con una triple finalidad: 1) Preventiva,
evitando que una amenaza lesione los derechos e intereses bajo su protección;
2) Suspensiva, por cuanto tiene como efecto hacer cesar el acto lesivo a los
derechos e intereses tutelado en la acción; y, 3) Restitutoria, por cuanto se
restituye el goce de los derechos colectivos afectados a su estado anterior».
Asimismo, respecto a su carácter subsidiario y el plazo de caducidad
establecido por el artículo 136, parágrafo I constitucional, en la misma Sentencia
Constitucional se ha establecido que: «(…) la acción popular no está regida
por el principio de subsidiariedad, lo que significa que es posible la
presentación directa de esta acción sin que sea exigible agotar la vía judicial
o administrativa que pudiere existir para la restitución de los derechos
presuntamente lesionados. Por otra parte, la acción puede ser presentada
en tanto persista la lesión o la amenaza de lesión a los derechos e intereses

355
El Tribunal Constitucional Plurinacional

colectivos; consiguientemente, no se contempla la existencia de un plazo de


caducidad para esta acción de defensa; conclusión que, por otra parte,
concuerda con lo establecido en el art. 59 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional (LTCP) que establece el plazo de seis meses
para la presentación de las acciones de amparo constitucional, de protección
de privacidad y de cumplimiento, excluyéndose expresamente tanto a la
acción de libertad, como a la acción popular».
59
Respecto al medio ambiente, sus alcances como derecho humano y sus vías
constitucionales de protección, es de utilidad consultar el Libro de mi autoría:
«El Derecho al Medio Ambiente en la Constitución Política del Estado
Plurinacional de Bolivia», escrito en defensa de los derechos colectivos de
los Pueblos Indígena-Originarios del TIPNIS en Bolivia, y publicado con el
apoyo de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA – 2011). Ahora
disponible virtualmente en: http://t.co/cQMDdaJn
60
Para mayor información sobre estas nuevas acciones tutelares (Acción de
Cumplimiento y Acción Popular) que recientemente se han incorporado al
sistema constitucional boliviano, y con amplia referencia a la doctrina y
jurisprudencia comparadas, ahora puede consultarse: REVISTA BOLIVIANA DE
DERECHO NACIONAL E INTERNACIONAL «La Jurídica«. Nº 1. (La Paz – Bolivia:
Ediciones El Original, Marzo de 2011) Págs. 11-43.
61
A fin de despejar cualquier duda sobre ésta norma, se debe aclarar que la
expresión «derechos humanos» no es en ninguna forma excluyente, sino más
bien omnicomprensiva, vale decir que se extiende a todos los derechos civiles,
políticos, económicos, sociales, culturales, incluyendo a los derechos colectivos
o de los pueblos indígenas. Esto, a propósito de un breve debate que se
registró en el Blog del Profesor Bartolomé Clavero, en el mes de mayo del
presente año 2012. Ahora disponible en: http://t.co/EPmGnbhC
62
«(…) Kelsen consideraba al Tribunal Constitucional un legislador negativo,
ya que tiene poder de anular una ley, que es equivalente a dictar una norma
general, lo que es el acto contrario a la producción de normas legislativas
que concreta el Parlamento, sosteniendo que la anulación de una ley tiene
el mismo carácter general que la promulgación de una ley. La anulación es
sólo una promulgación precedida de un signo de negación; y ello busca
justificar y explicar el efecto erga omnes de las sentencias del Tribunal
Constitucional, la naturaleza constitutiva de la sentencia de
inconstitucionalidad y los efectos ex nunc de tales fallos, excluyendo la
fuerza retroactiva de los fallos. No compartimos la tesis de Kelsen del Tribunal
Constitucional como legislador negativo, en cuanto desconocimiento del
Tribunal Constitucional como órgano jurisdiccional, ya que cuando un

356
Alan E. Vargas Lima

Tribunal Constitucional resuelve anular una ley no lo hace


discrecionalmente, sino que actúa ajustado a criterios jurídicos teniendo
como parámetro la Constitución, ejerciendo una función jurisdiccional como
los jueces, dentro del marco de un procedimiento iniciado a instancia de
parte legitimada para ello, con la única diferencia de resolver sobre la
supremacía constitucional que implica decisiones con consecuencias
políticas. (…)». Humberto NOGUEIRA ALCALÁ. La justicia y los Tribunales
Constitucionales de Indoiberoamérica del Sur en la alborada del Siglo XXI.
Págs. 77-78.
63
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. La Jurisdicción Constitucional en Bolivia.
Cinco años en defensa del orden constitucional y democrático. En: REVISTA
IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. PROCESO Y CONSTITUCIÓN.
Nº 1. México: Editorial Porrúa, Enero-Junio 2004. Págs. 134-136. Disponible
virtualmente en: www.iidpc.org . En este sentido, la jurisprudencia constitucional
contenida en la Sentencia Constitucional 0186/2005-R de 7 de marzo, entre
otras. ha establecido que: «(…) el efecto vinculante de la jurisprudencia
constitucional, significa que la doctrina constitucional creada, así como las
sub-reglas extraídas de las normas implícitas de la Constitución y
consignadas en la ratio decidendi de la sentencia constitucional, tienen que
ser aplicadas obligatoriamente por este Tribunal y por el resto de los órganos
del poder público, por lo mismo, por los jueces y tribunales que forman parte
del poder judicial, en la resolución de todos los casos que presenten
supuestos fácticos análogos».
64
Sin embargo, es importante tener en cuenta: «que la doctrina del Derecho
Procesal Constitucional plantea una excepción a la regla relacionada con
el principio de congruencia; y es que en el ámbito del control normativo de
constitucionalidad el Tribunal Constitucional tiene que efectuar una
contrastación de la disposición legal impugnada con la totalidad de la
Constitución, esto es más allá de las disposiciones o normas que el recurrente
hubiese impugnado; ello porque los efectos de la sentencia que declare la
constitucionalidad de la disposición legal impugnada, causa estado y tiene
efecto erga omnes, de manera que impide toda posibilidad de una nueva
impugnación, entonces el Tribunal Constitucional está obligado a realizar
el examen integral de la Constitución en el momento de efectuar el juicio de
constitucionalidad. De otro lado, le está reconocido por Ley al Tribunal
Constitucional, el declarar la inconstitucionalidad de otras disposiciones
legales conexas con la disposición legal impugnada y declarada
inconstitucional, no obstante de que dichas normas no hubiesen sido
impugnadas inicialmente en el recurso, así está previsto por el art. 58-IV de

357
El Tribunal Constitucional Plurinacional

la Ley Nº 1836 del Tribunal Constitucional. Claro está que, el uso de esa
excepción debe encuadrarse a los límites generales que impone el principio.
Un ejemplo del uso de la excepción a la regla es la SC 101/2004 de 14 de
septiembre». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Temas de Derecho Procesal
Constitucional. Pág. 270.
65
Cabe hacer notar que en el sistema de control de constitucionalidad vigente en
Bolivia, el legislador ha previsto expresamente que las decisiones del Tribunal
Constitucional serán adoptadas mediante votación por la mayoría de sus
miembros, según lo establecido en el artículo 29 de la nueva Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional.
66
Cfr. José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. La Jurisprudencia Constitucional y su
Fuerza Vinculante. En: Temas de Derecho Procesal Constitucional.
Cochabamba – Bolivia: Grupo Editorial KIPUS, 2007. Págs. 269-272. Así también
se puede consultar el trabajo de mi autoría, sobre Las Sentencias
Constitucionales y su modulación en la Jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Boliviano (2007), disponible en: www.monografías.com
67
Así también, la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (CPE),
prevé entre sus disposiciones (Artículo 13, parágrafo IV), que «Los tratados y
convenios internacionales ratificados por la Asamblea Legislativa
Plurinacional, que reconocen los derechos humanos y que prohíben su
limitación en los Estados de Excepción prevalecen en el orden interno. Los
derechos y deberes consagrados en esta Constitución se interpretarán de
conformidad con los Tratados internacionales de derechos humanos
ratificados por Bolivia», y en complemento de lo anterior, también se ha
dispuesto expresamente que «El Estado garantiza a todas las personas y
colectividades, sin discriminación alguna, el libre y eficaz ejercicio de los
derechos establecidos en esta Constitución, las leyes y los tratados
internacionales de derechos humanos» (Artículo 14, parágrafo III, NCPE), de
lo cual se puede inferir que el nuevo Estado Plurinacional de Bolivia, a través
de la Constitución ha decidido seguir la tendencia de otorgar una jerarquía
constitucional con aplicación preferencial a los tratados y/o convenciones
internacionales que consagran derechos humanos a favor de los ciudadanos.
68
Es necesario hacer notar que actualmente el Tribunal Constitucional
Plurinacional ha realizado una modulación del referido entendimiento
jurisprudencial, en sentido de considerar a la seguridad jurídica, no como un
derecho protegible por vía de una acción tutelar, sino como un principio
inherente a todo el ordenamiento jurídico. Así por ejemplo, en cuanto a la
seguridad jurídica que fue invocada en su momento por los accionantes en un
proceso constitucional, como derecho fundamental, el Tribunal Constitucional

358
Alan E. Vargas Lima

Plurinacional, a través de la Sentencia Constitucional 0096/2010-R de 4 de


mayo, estableció que: «…si bien la Constitución Política del Estado abrogada
(1994), en el catálogo de derechos fundamentales contenidos en su art. 7 inc.
a), establecía que toda persona tiene el derecho: ‘A la vida, la salud y la
seguridad’, a partir de lo cual, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
estableció la consagración del ‘derecho a la seguridad jurídica’ como derecho
fundamental, y en su mérito, ante la constatación de su vulneración, en
repetidas ocasiones otorgó la tutela del amparo. No obstante, al presente, y
en vigencia de la Constitución Política del Estado promulgada el 7 de febrero
de 2009, la seguridad jurídica, no se encuentra consagrada como derecho
fundamental, sino como un principio que sustenta la potestad de impartir
justicia emanada del pueblo (art. 178 de la CPE); y por otro lado, como un
principio articulador de la economía plural en el modelo económico
boliviano (art. 306.III de la CPE). Esta característica actual, es coincidente
con lo establecido por otra Constitución y Tribunal Constitucional, tal el
caso de España que en su Constitución en el art. 9.3, establece a la seguridad
jurídica como principio, y en su jurisprudencia, a través de la STC 3/2002 de
14 de enero, ha señalado que: ‘…la seguridad jurídica es un principio general
del ordenamiento jurídico y un mandato dirigido a los poderes públicos que
no configura, sin embargo, derecho fundamental alguno a favor de los
ciudadanos que pueda interesarse en el proceso constitucional de amparo.
Asimismo, se agregó que, en la realidad jurídica nacional actual, se debe
tener claramente establecido que ‘la seguridad jurídica’ al ser un principio,
no puede ser tutelado por el recurso o acción de amparo constitucional que
tiene por finalidad proteger derechos fundamentales -no principios-,
reconocidos por la Constitución, las normas internacionales de derechos
humanos reconocidos y/o ratificados por el país (que conforman el bloque
de constitucionalidad) y las leyes; sin embargo, por su reconocimiento
constitucional, no puede ser inobservado por las autoridades jurisdiccionales
y/o administrativas, a momento de conocer y resolver un caso concreto
sometido a su competencia, por tanto es de inexcusable cumplimiento. De tal
manera que cuando se viola un derecho fundamental en esa instancia
procesal sea judicial o administrativa, deviene en la inobservancia a este
principio de orden general y procesal, es decir, es un efecto o consecuencia.
Al respecto, en un entendimiento coherente con este razonamiento, el Tribunal
Constitucional Plurinacional en la SC 0070/2010-R de 3 de mayo, señaló
que: ‘…la seguridad jurídica como principio emergente y dentro de un Estado
de Derecho, implica la protección constitucional de la actuación arbitraria
estatal; por lo tanto, la relación Estado-ciudadano(a) debe sujetarse a reglas

359
El Tribunal Constitucional Plurinacional

claras, precisas y determinadas, en especial a las leyes, que deben desarrollar


los mandatos de la Constitución Política del Estado, buscando en su
contenido la materialización de los derechos y garantías fundamentales
previstos en la Ley Fundamental, es decir, que sea previsible para la sociedad
la actuación estatal; este entendimiento está acorde con el nuevo texto
constitucional, que en su art. 178 dispone que la potestad de impartir justicia
emana del pueblo boliviano y se sustenta, entre otros, en los principios de
independencia, imparcialidad, seguridad jurídica, probidad y celeridad»
(el subrayado me corresponde).
69
El Principio de Supremacía Constitucional fue plasmado por primera vez en
la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica de 1787, que en su
artículo VI.2 determinaba que: «Esta Constitución y las leyes de los Estados
Unidos que se expidan con arreglo a ella, y todos los tratados celebrados o
que se celebren bajo la autoridad de los Estados Unidos, serán la suprema
ley del país y los jueces de cada Estado estarán obligados a observarlos, a
pesar de cualquier cosa en contrario que se encuentre en la Constitución o
las leyes de cualquier Estado». Posteriormente, este principio fue adoptado
en América Latina, instalándose así el control difuso de constitucionalidad
desde mediados del siglo XIX, aproximadamente. Así por ejemplo, en Bolivia,
fue la reforma constitucional de 1851, la que reconoció por vez primera la
supremacía de la Constitución frente a las demás leyes, instruyendo
expresamente su aplicación preferente.
70
En este sentido, con relación al contenido y alcances del referido principio
fundamental, la jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia
Constitucional 0066/2005 de 22 de septiembre, entre otras. ha establecido
que: «Este principio garantiza y posibilita la realización material de los
principios acuñados por la Constitución; nace de la cualidad específica de
la Constitución, como base, sustento y marco que informa todo el sistema
normativo. (…) A su vez, del principio de supremacía constitucional, nacen
los principios de interpretación de todo el ordenamiento conforme a la
Constitución, principio de jerarquía normativa y unidad del ordenamiento
(sub principios en sentido estricto). El primer principio se proyecta en un
doble sentido: de un lado, impone al legislador la obligación de preservar,
en el proceso de elaboración de las normas, que estas guarden sujeción a la
Constitución, y de otro, obliga a todos los poderes a realizar un juicio previo
de constitucionalidad positiva de las normas a aplicar, de tal manera que si
el juicio resulta negativo, o lo que es lo mismo, si de tal labor interpretativa
se entendiera que la norma contradice a algún precepto o principio de la
constitución o existen dudas sobre su constitucionalidad, dado el carácter

360
Alan E. Vargas Lima

concentrado del sistema de control de constitucionalidad vigente, se debe


formular o promover la consulta respectiva ante el Tribunal Constitucional,
promoviendo de oficio el incidente de inconstitucionalidad previsto por el
art. 59 y ss de la LTC. Consiguientemente, la falta o el insuficiente desarrollo
de una norma constitucional, que se expresa en un mandato directo y concreto
al legislador ordinario de que desarrolle determinado precepto, constituye
una lesión al principio de supremacía constitucional». Cfr. Willman R. DURAN
RIBERA. Principios, Derechos y Garantías Constitucionales. Santa Cruz –
Bolivia: COMUNICACIONES EL PAÍS, 2005. Asimismo, un análisis minucioso sobre
la Nueva Constitución Boliviana como Norma Jurídica, la Supremacía de la
Constitución y el Bloque de Constitucionalidad, puede encontrarse en: Horacio
ANDALUZ. Aplicación Judicial de la Constitución. Santa Cruz – Bolivia:
Editorial EL PAÍS, 2010.
71
Es de utilidad consultar el trabajo de mi autoría: «A dos años de vigencia
(2009 - 2011): ¿Cuál es el sendero que nos señala la Nueva Constitución
Boliviana…?». Ahora disponible virtualmente en Scribd: http://es.scribd.com/
doc/63250188
72
Resaltamos necesariamente el carácter normativo de la Constitución, en razón
de que ésta norma jurídica, además de tener mayor jerarquía y preferencia en
su aplicación por parte de todas las autoridades y particulares obligados a su
observancia, contiene un conjunto de principios, valores, derechos y garantías
que en consonancia con los instrumentos internacionales sobre derechos
humanos conforman el bloque de constitucionalidad, y que son de aplicación
directa para la resolución de conflictos concretos entre los ciudadanos y
habitantes de todo el territorio nacional, dado que sus disposiciones
principalmente están destinadas a regular la organización del poder público,
las atribuciones de las autoridades públicas, las competencias de las
instituciones estatales, así como también a reconocer expresamente los derechos
fundamentales, deberes y obligaciones de todos los ciudadanos bolivianos,
junto a las garantías para su estricto cumplimiento. Al respecto cabe recordar
que el carácter normativo de la Ley Fundamental, fue puesto de relieve por el
Tribunal Constitucional Español, institución colegiada que en su momento
señaló que la Constitución es una norma, pero una norma cualitativamente
distinta de las demás, por cuanto incorpora el sistema de valores esenciales
que ha de constituir el orden de convivencia política y de informar todo el
ordenamiento jurídico. (Al respecto, pueden consultarse las Sentencias de 31
de marzo de 1981 y, de 28 de abril de 1982, en http://
www.tribunalconstitucional.es/es/Paginas/Home.aspx).
73
Consideramos válida la denominación de «Nueva Constitución Política del

361
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Estado» (NCPE), no sólo porque ése haya sido el nombre oficial con que se
publicó el documento, sino principalmente en razón de que sus disposiciones
llevan contenidos muy innovadores, dando lugar a una evolución dentro del
constitucionalismo boliviano, siendo que no se enmarcan en forma restringida
dentro de la corriente del constitucionalismo liberal ni tampoco encuadran
exclusivamente dentro del constitucionalismo social, y asimismo su estructura
normativa difiere en gran forma de todas las anteriores reformas constitucionales
efectuadas hasta el momento.
74
«Empero no todas las normas de la Constitución se aplican inmediatamente,
pues ello depende de la naturaleza jurídica y la clase de las normas
constitucionales; por ello se ha ingresado a un proceso de transición o de
tránsito de un sistema constitucional a otro. En el proceso de transición, el
Órgano Legislativo deberá expedir un conjunto de leyes que desarrollen las
normas de la Constitución para hacerlas aplicables; ese proceso debe ser
ordenado y pacífico; ello exige de la construcción de acuerdos y consensos
entre todos los sectores sociales. Para ello es importante que se socialice el
contenido de la Constitución promulgada el 07 de febrero». José Antonio
RIVERA SANTIVAÑEZ. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado Boliviano.
Artículo que puede verse en el Libro colectivo: Estudios sobre la Constitución
aprobada en enero de 2009. Cochabamba - Bolivia: Grupo Editorial KIPUS,
2009. Pág. 10.
75
Allan R. BREWER-CARÍAS. La ilegítima mutación de la Constitución y la
legitimidad de la jurisdicción constitucional: La reforma de la forma federal
del Estado en Venezuela mediante interpretación constitucional. Ponencia
presentada al X Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional. Lima –
Perú (16 al 19 de septiembre de 2009). Las ponencias del Congreso, ahora están
disponibles virtualmente en: http://congreso.pucp.edu.pe/
derechoconstitucional2009/index.html
76
Cfr. Eduardo GARCÍA DE ENTERRÍA. La Constitución como norma y el Tribunal
Constitucional, Civitas, Madrid, 1991.
77
SENTENCIA T-06/92 M.P. Ciro Angarita Barón Cfr. Título II, capítulos 1, 2 y 3 de
la Constitución Política de Colombia.
78
Cfr. Título II, capítulos 1, 2 y 3 de la Constitución Política de Colombia.
79
Cfr. Título II, capítulo 4 y título VIII, capítulo IV, en particular el artículo 241 de
la Constitución Política de Colombia.
80
SENTENCIA C-445/96 M.P. Hernando Herrera Vergara.
81
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Pág. 70.
82
«Según la doctrina constitucional, la Constitución contiene diversas clases

362
Alan E. Vargas Lima

de normas, como las axiológicas (que consagran los valores supremos y


principios fundamentales), dogmáticas (que proclaman los derechos
fundamentales y garantías constitucionales), y las orgánicas (que regulan
la organización del Estado y el ejercicio del Poder Público). Ello supone
que la interpretación constitucional está vinculada con el orden axiológico,
lo que obliga a los intérpretes apliquen no solamente la lógica jurídica, sino
también los principios básicos de la argumentación». José Antonio RIVERA
SANTIVAÑEZ. Obra Citada. Pág. 72. Por otro lado cabe considerar que «esta
diferencia entre la interpretación jurídica ordinaria y la constitucional
deriva de la naturaleza específica de las disposiciones fundamentales, que
con independencia de los diversos significados que se han otorgado a la
Constitución como ordenamiento jurídico supremo, podemos caracterizarlas
como las disposiciones que establecen las reglas de conducta de carácter
supremo y que sirven de fundamento y de base a todas las otras disposiciones
del orden jurídico, aún cuando existen excepcionalmente ordenamientos
como el británico, y el del nuevo Estado de Israel, en los cuales, al menos
desde el punto de vista formal, no existe una división precisa entre las
disposiciones ordinarias y las fundamentales, tomando en cuenta que emanan
de los mismos órganos de creación jurídica y a través del mismo
procedimiento». Héctor FIX-ZAMUDIO. Algunos aspectos de la interpretación
constitucional en el ordenamiento mexicano, ahora en el Volumen:
Comunicaciones Mexicanas al VIII Congreso Internacional de Derecho
Comparado. México, 1971.
83
«En efecto, considerando que la jurisdicción constitucional concretiza y
otorga un contenido normativo a las cláusulas generales y abstractas de la
Constitución, al dar sentido y alcance del texto constitucional que fija en
sus sentencias, el Constituyente le reconoce, a esa interpretación, un rango
normativo de efecto vinculante para la toma de decisiones para el resto de
los órganos jurisdiccionales y, generalmente, esa interpretación se utiliza
como un criterio orientador respecto de las autoridades legislativas y
administrativas». José Antonio R I V E R A S A N T I VA Ñ E Z . J U R I S D I C C I Ó N
CONSTITUCIONAL. Procesos Constitucionales en Bolivia. Pág. 84.
84
Al respecto, el tema de la Interpretación Constitucional y su vinculatoriedad,
ha sido ampliamente analizado y expuesto por el ex-Magistrado José Antonio
Rivera Santivañez, en ocasión de realizarse el Seminario Internacional sobre
Justicia Constitucional, en conmemoración del 5º aniversario de la instalación
del Tribunal Constitucional de Bolivia. Disponible ahora en: TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor), Memoria del VI Seminario Internacional:
Justicia Constitucional y Estado de Derecho, (Sucre, 26 y 27 de junio de

363
El Tribunal Constitucional Plurinacional

2003).
85
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Tribunal Constitucional Defensor de la
Constitución. Págs. 58-59.
86
Francisco FERNANDEZ SEGADO. LA JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL EN BOLIVIA. La
Ley número 1836 de 1º de abril de 1998, del Tribunal Constitucional. México
D.F.: Instituto de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 2002. Pág. 49.
87
Norbert LOSING. La Jurisdiccionalidad Constitucional en Latinoamérica.
Traducción de Marcela Anzola Gil. Madrid – España: Konrad Adenauer Stiftung
y Editorial Dykinson, 2002. Pág. 246.
88
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. El Nuevo Sistema Constitucional del Estado
Boliviano. Pág. 45.
89
«(…) Esta norma (Art. 196) está inequívocamente orientada a asegurar la
supremacía del nuevo orden, tal cual fue pensado y registrado «literalmente»
por los asambleístas. Aparentemente, se sucumbió a la seducción del
«textualismo» riguroso, muy propio de los tiempos colonialistas, lo que
limita el descubrimiento de principios y valores superiores que entraña una
norma constitucional. La Constitución, como norma jurídica superior, debe
ser y reflejar el marco de coincidencias posibles, en el que cabe la pluralidad
de opciones y variantes culturales y políticas que no puede agotarse en su
propio texto. Las reglas de interpretación deberían ser más amplias y
contribuir a integrar la norma con la dinámica realidad social, por encima
de su mera versión gramatical. Esta restricción a los criterios de
interpretación constitucional es preocupante porque ni la voluntad del
constituyente fue razonablemente correspondida por la Asamblea
Constituyente de 2007, ni se conoce si los documentos, actas y resoluciones
de la Asamblea existen y son el resultado de un debate democrático». Eduardo
RODRÍGUEZ VELTZÉ. Órgano Judicial y Tribunal Constitucional Plurinacional.
En: Vicepresidencia del Estado Plurinacional – Universidad Mayor de San
Andrés – Instituto Internacional para la Democracia (IDEA) (editores) Miradas
(al) Nuevo Texto Constitucional. La Paz - Bolivia, 2010. Págs. 431-433.
90
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. HACIA UNA NUEVA CONSTITUCIÓN. Luces y
Sombras del Proyecto modificado por el Parlamento. Cochabamba – Bolivia:
FUNDACIÓN KONRAD ADENAUER, FUNDAPPAC y Oficina Jurídica para la Mujer,
2008. Pág. 149.
91
Riccardo GUASTINI. Estudios de Teoría Constitucional. México D.F.: Instituto
de Investigaciones Jurídicas – UNAM, 2001. Págs. 263-264.
92
José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. JURISDICCIÓN CONSTITUCIONAL. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Págs. 80-82. De manera complementaria a lo
anterior, se debe hacer referencia también al Principio de Fuerza Normativa

364
Alan E. Vargas Lima

de la Constitución, en virtud del cual «La interpretación constitucional debe


encontrarse orientada a relevar y respetar la naturaleza de la Constitución
como norma jurídica, vinculante in toto y no sólo parcialmente. Esta
vinculación alcanza a todo poder público (incluyendo, desde luego, a este
Tribunal) y a la sociedad en su conjunto«. EXP. N.° 5854-2005-PA/ Sentencia
del Tribunal Constitucional del Perú, ahora disponible virtualmente en: http://
www.tc.gob.pe/jurisprudencia . Sobre los Principios inherentes a la
Interpretación Constitucional, también se ha señalado que: «La Constitución
al ser una ley de características muy peculiares, requiere además de los
métodos de la interpretación utilizados para la interpretación de la legalidad
ordinaria, la utilización de principios propios de la interpretación
constitucional, entre ellos, el principio de unidad de la constitución, que
parte de la idea de que la Constitución es una unidad, y por tanto, no puede
ser parcelada en la labor interpretativa en partes aisladas; el principio de
concordancia práctica, que exige que los bienes jurídicos protegidos
implicados en la interpretación deben ser compatibilizados, y en caso de
que no sea posible encontrar una solución por esta vía, se debe recurrir a la
ponderación de los bienes jurídicos en juego; el principio de eficacia
integradora, que enseña que si la norma promueve la formación y
mantenimiento de una determinada unidad política, la interpretación debe
dirigirse a potenciar las soluciones que refuercen dicha unidad, tomando en
cuenta la realización de los fines del Estado y la conservación del sistema; y
finalmente, el principio de eficacia o efectividad, que obliga al intérprete a
optimizar y maximizar las normas constitucionales, sin distorsionar su
contenido, actualizándolas ante los cambios del mundo externo. Este
principio es utilizado frecuentemente en la interpretación de los derechos
fundamentales, conocido con el nombre de principio de favorabilidad o in
dubio pro libertate. Consiguientemente, de lo expresado nace la necesidad
de que el contraste o test de compatibilidad no se reduzca sólo a preceptos
aislados, sino a la interpretación de la Constitución como unidad, como
conjunto; por tanto, tal análisis debe extenderse, según el caso, al artículo
del que forma parte el párrafo o inciso en estudio; al capítulo o título con el
que se vincula; en síntesis, con la Constitución; o lo que es lo mismo, con sus
normas, principios y valores; así como el sistema internacional de protección
de los derechos humanos, dada la prevalencia de estos, en el orden interno.
(…)». Willman R. DURAN RIBERA. La Constitución vigente y sus Leyes de
desarrollo ¿Guardan compatibilidad con la idea Estado de Derecho? En:
REVISTA BOLIVIANA DE DERECHO. Número 11. Santa Cruz - Bolivia: Editorial EL
PAÍS, Enero de 2011. Págs. 6-23. Disponible en: http://t.co/bbbwSWp0

365
El Tribunal Constitucional Plurinacional

93
Domingo GARCÍA BELAUNDE. La Interpretación Constitucional como problema,
ahora en: La Constitución y su dinámica, disponible virtualmente en:
www.garciabelaunde.com/biblioteca.htm
94
«Entonces, este principio consiste en que el Tribunal Constitucional, si a
tiempo de realizar el juicio de constitucionalidad de una disposición legal
impugnada, encuentra que la misma tiene diversas interpretaciones, de las
cuales una es incompatible con la Constitución y otras son compatibles,
debe mantener vigente en el ordenamiento jurídico la interpretación que
sea conforme a la Constitución, retirando solamente la parte de la norma
que es incompatible con la Ley Fundamental, lo que significa que el Tribunal
deberá emitir una sentencia modulada en cuanto a su contenido, ya sea
emitiendo una sentencia interpretativa, o una sentencia aditiva o
integradora, conforme corresponda. Este principio se constituye en el
fundamento jurídico para que la jurisdicción constitucional module sus
sentencias en cuanto a su contenido». José Antonio RIVERA SANTIVAÑEZ. Temas
de Derecho Procesal Constitucional. Pág. 269.
95
En cuanto a los alcances del principio «non bis in idem»; es decir, la prohibición
de doble sanción y por ende doble juzgamiento por los mismos hechos, la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0506/
2005 de 10 de mayo, entre otras. ha establecido que: «…El principio non bis
in idem implica, en términos generales, la imposibilidad de que el Estado
sancione dos veces a una persona por los mismos hechos. En la doctrina y
jurisprudencia española, el principio implica la prohibición de imponer
una doble sanción, cuando existe identidad de sujeto, del hecho y del
fundamento respecto a una conducta que ya fue sancionada con anterioridad.
En el principio se debe distinguir el aspecto sustantivo (nadie puede ser
sancionado doblemente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o
condenado) y el aspecto procesal o adjetivo (nadie puede ser juzgado
nuevamente por un hecho por el cual ya ha sido absuelto o condenado). En
este sentido, existirá vulneración al non bis in idem, no sólo cuando se
sanciona sino también cuando se juzga nuevamente a una persona por un
mismo hecho. Este principio no es aplicable exclusivamente al ámbito penal,
sino que también lo es al ámbito administrativo, cuando se impone a un
mismo sujeto una doble sanción administrativa, o cuando se le impone una
sanción administrativa y otra penal pese a existir las identidades antes
anotadas (sujeto, hecho y fundamento). Conforme a esto, no existirá violación
al principio non bis in idem, cuando alguna de las identidades no se presenta;
por ejemplo, cuando el sujeto a quien se le imponen las sanciones,
administrativa y penal, no es el mismo, o cuando se trata de hechos diferentes

366
Alan E. Vargas Lima

o, finalmente, cuando el fundamento de ambas sanciones es distinto. La última


distinción es la que ha sido analizada con mayor detenimiento por la
doctrina; llegándose a establecer que cuando no existe identidad de
fundamento entre la sanción administrativa y penal, en atención a que en
ambos casos se protegen bienes jurídicos diferentes, es factible que se pueda
sancionar un mismo hecho en forma doble: aplicándose la sanción penal y,
por otra parte, la sanción administrativa. Esta posibilidad ha sido reconocida
en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional Español, al admitir la
dualidad de sanciones cuando las normas que las imponen contemplan los
mismos hechos desde la perspectiva de un interés jurídicamente protegido
diferente al de la primera sanción impuesta, o también, que tengan su
fundamento en una relación jurídica diferente entre sancionador y
sancionado. (STC de 10 de diciembre de 1991, Núm. 234/1991. Recurso de
Amparo Núm. 1473/1989). De acuerdo al último entendimiento, las sanciones
administrativas-disciplinarias, se basan en un vínculo jurídico diferente entre
sancionador y sancionado, pues existe una relación de supremacía de la
Administración respecto al administrado, teniendo la sanción administrativa
- disciplinaria un fundamento específico. Así, tratándose de funcionarios
públicos que con una misma conducta vulneran dos ordenamientos jurídicos:
el penal y el administrativo, es posible aplicar una sanción penal y otra
administrativa - disciplinaria, dado que esta última tiene un fundamento
diferente, cual es preservar el buen funcionamiento de la Administración. En
similar sentido, la jurisprudencia de la Corte Constitucional de Colombia,
ha señalado que es posible, sin vulnerar el non bis in idem, que una persona
pueda ser objeto de dos o más sanciones de naturaleza diferente por la
comisión de un mismo hecho, siempre que con su conducta se vulneren
distintos bienes jurídicos tutelados, y que la imposición de las sanciones
esté a cargo de autoridades de diferentes jurisdicciones (Sentencia C-529/
01). En Bolivia, el principio del non bis in idem, si bien no encuentra
reconocimiento constitucional autónomo, encuentra protección como
elemento de la garantía del debido proceso, establecida en el art. 16 de la
CPE (abrogada)«. Cabe hacer notar que actualmente, la Nueva Constitución
Política del Estado, ha reconocido de manera autónoma el principio del non
bis in idem en el art. 117 parágrafo II que señala: «Nadie será procesado ni
condenado más de una vez por el mismo hecho. La rehabilitación de sus
derechos restringidos será inmediata al cumplimiento de su condena».
96
José Antonio R IVERA S ANTIVAÑEZ . Los efectos de las sentencias en el
ordenamiento jurídico interno. En: Temas de Derecho Procesal
Constitucional. Págs. 346-347.

367
El Tribunal Constitucional Plurinacional

97
Bajo este mismo criterio, el Tribunal Constitucional ha expresado el carácter
definitivo e incontrovertible de las resoluciones de amparo constitucional, a
través de las SSCC 1240/2001-R, 1387/01-R, 1190/01-R, y particularmente
en la Sentencia Constitucional 1249/2001-R de 23 de noviembre, señaló:
«Que, por otro lado es importante recordar que el Tribunal Constitucional
cumple la labor del control de constitucionalidad a través del conocimiento
y resolución de las acciones, demandas o recursos constitucionales, los que,
dada su naturaleza jurídica, tienen una configuración procesal especial
conforme prevén las normas de la Ley 1836, pues se tramitan en la vía de
puro derecho y en única instancia, por lo mismo contra las resoluciones
adoptadas por el Tribunal no procede ningún recurso ulterior alguno,
excepto la aclaración, enmienda y complementación que podrá ser efectuada
por el propio Tribunal Constitucional, de oficio o a instancia de parte. Que,
de lo referido se concluye que el sistema procesal constitucional adoptado
por la Constitución y la Ley 1836 para el ejercicio del control de
constitucionalidad, en resguardo del principio de la seguridad jurídica,
instituye la cosa juzgada constitucional, lo que significa que las sentencias
emitidas por el Tribunal Constitucional tienen carácter definitivo, absoluto
e incontrovertible, de manera tal que sobre el tema resuelto no puede volver
a plantearse nuevo litigio a través de recurso alguno, ya que expresamente
está excluida esa posibilidad por mandato del art. 121.I de la Constitución
y el art. 42 de la Ley 1836. En consecuencia, resulta inadmisible la
procedencia del amparo Constitucional como medio de impugnación y
revisión de una Sentencia Constitucional cuando ésta, por imperio de la
Constitución, ha adquirido la calidad de cosa juzgada constitucional. Que,
atendiendo a los fundamentos antes referidos se concluye que las personas
que plantean un recurso de amparo contra Sentencias Constitucionales
hacen un uso equivocado de la acción distorsionando su esencia y naturaleza
tutelar; pues es evidente que, como en el presente caso, el recurso no está
orientado a obtener protección efectiva de algún derecho fundamental o
garantía constitucional, sino que buscaba, contra lo dispuesto en la
Constitución y la ley, así como la doctrina constitucional sobre el tema,
crear una segunda instancia en la jurisdicción constitucional para lograr
la revisión y anulación de una Sentencia Constitucional. Por todo ello, los
jueces o tribunales de amparo, en estricto cumplimiento de las normas
previstas por el art. 121.I de la Constitución y art. 42 de la Ley 1836, no
deben admitir sino rechazar in límine los recursos de amparo constitucional
en los casos en los que sean planteados contra Sentencias Constitucionales
emitidas por el Tribunal Constitucional». Disponible virtualmente en la página

368
Alan E. Vargas Lima

web del Tribunal Constitucional de Bolivia: http://


www.tribunalconstitucional.gob.bo/
98
La propuesta de la Corte Suprema de Justicia de modificar los alcances del
artículo 44.1 de la Ley 1836 tenía el siguiente texto: «Art. 44.- Vinculación y
coordinación. I. Los poderes públicos están obligados al cumplimiento de
las resoluciones pronunciadas por el Tribunal Constitucional. Las
sentencias, declaraciones y autos del Tribunal Constitucional, son
obligatorias y su efecto vinculante está limitado a lo dispuesto por el art.
121-II de la Constitución Política del Estado«. Como se puede ver, la
modificación planteada intentaba limitar el carácter vinculante de las Sentencias
del Tribunal Constitucional al caso concreto, a partir de una incorrecta
interpretación de la norma prevista por el art. 121-II de la Constitución (1994),
y un inadecuado entendimiento de los efectos de las sentencias que se
confunde con el carácter vinculante.
99
Mayores detalles sobre éste debate y sus fundamentaciones, pueden verse
en: TRIBUNAL CONSTITUCIONAL DE BOLIVIA (editor). El carácter vinculante de
las Resoluciones del Tribunal Constitucional. Resumen de la intervención de
la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Constitucional en la Audiencia
Pública realizada el 19 de mayo de 2004, a convocatoria de la Comisión Mixta
de Constitución, Justicia, Policía Judicial, Ministerio Público, Derechos
Humanos y Régimen Electoral del Honorable Congreso Nacional. s/e. Sucre -
Bolivia, Junio de 2004. 32 pp.
100
Mediante la Sentencia Constitucional 1426/2005-R, de 8 de noviembre, el
Tribunal Constitucional fundó una línea jurisprudencial que establece que los
únicos límites a la aplicación de la jurisprudencia constitucional en el tiempo lo
constituyen la cosa juzgada formal y material, y en derecho penal cuando el
entendimiento jurisprudencial es perjudicial al imputado. En consecuencia, de
manera general se puede afirmar que las sentencias pronunciadas por el Tribunal
Constitucional, al constituirse en un medio por el cual la Ley Fundamental
desplaza su eficacia general, no están regidas por el principio de irretroactividad
de las leyes, previsto en la Constitución Política del Estado; sino que tienen
validez plena en el tiempo, lo que significa que los razonamientos de las
resoluciones constitucionales pueden ser aplicados en los procesos que están
en curso, es decir, en aquellos que no tienen calidad de cosa juzgada, sin
importar que los hechos a los que ha de aplicarse el entendimiento
jurisprudencial hubieren acaecido con anterioridad al pronunciamiento del
Tribunal Constitucional. Es importante poner de relieve este aspecto, ante la
aparición de algunas voces infundadas que propugnan la «obsolescencia de
la jurisprudencia constitucional ante el reto de la plurinacionalidad», según

369
El Tribunal Constitucional Plurinacional

puede verse en el citado ensayo de: Bartolomé C L AVERO . Tribunal


Constitucional en Estado Plurinacional: El reto constituyente de Bolivia.
Disponible en: http://t.co/EPmGnbhC. Sobre ésta problemática, resulta mucho
más racional y objetiva la solución que propone el Profesor Boris Arias, al
explicar que: «(…) la jurisprudencia del anterior Tribunal Constitucional
que incidía en la parte orgánica de la Constitución, ha dejado de tener
efecto vinculante y se transformó en obiter dicta, mientras que la
jurisprudencia que incidía a la parte dogmática constitucional, continúa
teniendo efecto vinculante, puesto que al ser la jurisprudencia un tipo de
razonamiento estrictamente fundamentado, no puede ser derogado o
abrogado (no es derecho positivo), en cuyo caso, para el cambio de línea
jurisprudencial debe necesariamente, en cada sentencia moduladora o de
cambio de línea, invocarse el precedente anterior y las circunstancias y
argumentos nuevos que provocan el cambio de línea jurisprudencial a efectos
de resguardar los principios de igualdad y de seguridad jurídica». Boris W.
A R I A S L O P E Z . Estado de transición constitucional y nueva líneas
jurisprudenciales del Tribunal Constitucional Boliviano. En: R EVISTA
BOLIVIANA DE DERECHO. Número 12. Santa Cruz - Bolivia: Editorial EL PAÍS, Julio
de 2011. Págs. 102-121.
101
En este sentido, es útil recordar que los arts. 4, párrafo segundo y 44.I de la Ley
Nº 1836 del Tribunal Constitucional (anteriormente vigente), establecieron
claramente que tanto la jurisprudencia como la doctrina constitucional creada
a través de la interpretación constitucional que desarrolla el Tribunal
Constitucional, tienen fuerza vinculante, siendo de cumplimiento obligatorio
para los órganos del poder público, eficacia que hace posible que el referido
Tribunal garantice la supralegalidad de la Constitución; lo que no debe
confundirse con el efecto erga omnes de sus resoluciones, pues éste expresa
que tal decisión tiene alcances generales; en cambio, el efecto vinculante
manifiesta que todas las autoridades, jueces y tribunales aplicarán a sus
decisiones la interpretación adoptada por el Tribunal Constitucional, en toda
clase de procesos cuyos supuestos fácticos sean análogos; a cuyo efecto, se
debe tener presente que el efecto erga omnes se genera en la parte resolutiva
de la sentencia, en cambio el carácter vinculante emerge de la ratio decidendi
de la sentencia, pues es en esta parte en la que se crean las subreglas que por
la doctrina constitucional se convierten en precedentes obligatorios.
102
Tómese en cuenta que ésta, y todas las demás Sentencias Constitucionales
citadas en el presente trabajo, se hallan disponibles virtualmente en la página
web del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia: http://
www.tribunalconstitucional.gob.bo/

370
Alan E. Vargas Lima

(*)
Artículo de opinión publicado en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de
circulación nacional, en fecha 16 de marzo de 2012. Ahora disponible en el Blog
Jurídico Tren Fugitivo Boliviano: http://alanvargas4784.blogspot.com/; y una
versión digital en Wattpad: http://www.wattpad.com/3737941. La imagen
corresponde a la #caricatura del día en Cosa Seria de #Abecor (Abel Bellido
Córdova): Página Siete (2012). Post en Twitter, de fecha 15 de marzo de 2012.
Relevado desde http://mobile.twitter.com/pagina_siete/status/
180359643510484993
(*)
Algunas de esas nuevas explicaciones, fueron expresadas a través de un Artículo
escrito por el Magistrado Gualberto Cusi, en donde ratifica su firme idea de
consultar a la hoja de coca para administrar la justicia boliviana, por considerar
que es un derecho que tienen todas las naciones y pueblos indígena originario
campesinos. Este artículo fue reproducido en el Portal Web: http://
www.opinion.com.bo/ del Diario Opinión de Cochabamba, en fecha 17 de
marzo de 2012. Ahora disponible en: http://t.co/dnnbHDB4
(*)
Sobre éste tema, la Revista Oxígeno, en el mes de abril del presente año 2012,
publicó una entrevista en la que el Magistrado Gualberto Cusi –considerando
la lectura de la coca como «método»–, reitera: «leo coca para aplicar la CPE
con más sabiduría…». Asimismo, y tratando de reivindicar su cosmovisión
aymara, agrega: «En la justicia occidental sólo interesa la persona como tal,
sin considerar a los otros integrantes de la comunidad que no tienen
importancia. La justicia occidental no da respuestas a las demandas de la
sociedad» (sic), con lo que muestra una vez más su desconocimiento respecto
a los actuales mecanismos de protección de los derechos económicos, sociales
y culturales, así como los derechos colectivos o de los pueblos, además de
negar toda efectividad a las instituciones del sistema judicial en Bolivia,
resultando mucho más ilógica todavía su postulación como Magistrado del
TCP, una «institución de carácter moderno y colonial…» (sic), según sus
palabras.
(*)
Artículo de opinión publicado en la Sección Tribuna Jurídica del sitio web de
la Revista Boliviana de Derecho (rBD): http://
www.revistabolivianadederecho.org/; y también en: «La Gaceta Jurídica»,
Bisemanario de circulación nacional, en fecha 6 de marzo de 2012 (la imagen
corresponde a esa publicación). Disponible en el Blog Jurídico Tren Fugitivo
Boliviano (http://alanvargas4784.blogspot.com/); ahora con versiones digitales
en Wattpad: http://www.wattpad.com/3657152; y también en Scribd: http://
es.scribd.com/doc/85185036
(*)
De acuerdo a los Fundamentos Jurídicos contenidos en la Sentencia
Constitucional Nº 0045/2006 de 2 de junio, la teoría del bloque de

371
El Tribunal Constitucional Plurinacional

constitucionalidad surgió en Francia, extendiéndose luego a los países


europeos, siendo asimilada en Latinoamérica; dicha teoría expone que aquellas
normas que no forman parte del texto de la Constitución, pueden formar parte
de un conjunto de preceptos que por sus cualidades intrínsecas se deben
utilizar para develar la constitucionalidad de una norma legal; así, las
jurisdicciones constitucionales agregan, para efectuar el análisis valorativo o
comparativo, a su constitución normas a las que concede ese valor supralegal
que las convierte en parámetro de constitucionalidad; de ahí que, en Bolivia, la
jurisdicción constitucional ha concedido al bloque de constitucionalidad un
alcance perceptible en la Sentencia Constitucional Nº 1420/2004-R, de 6 de
septiembre, estableciendo lo siguiente: «(...) conforme ha establecido este
Tribunal Constitucional, a través de su jurisprudencia, los tratados,
convenciones o declaraciones internacionales sobre derechos humanos a
los que se hubiese adherido o suscrito y ratificado el Estado boliviano forman
parte del bloque de constitucionalidad y los derechos consagrados forman
parte del catálogo de los derechos fundamentales previstos por la
Constitución.»; entendimiento ratificado en la Sentencia Constitucional Nº
1662/2003-R, de 17 de noviembre, en la que se expresó que: «(...) este Tribunal
Constitucional, realizando la interpretación constitucional integradora,
en el marco de la cláusula abierta prevista por el art. 35 de la Constitución,
ha establecido que los tratados, las declaraciones y convenciones
internacionales en materia de derechos humanos, forman parte del orden
jurídico del sistema constitucional boliviano como parte del bloque de
constitucionalidad, de manera que dichos instrumentos internacionales
tienen carácter normativo y son de aplicación directa, por lo mismo los
derechos en ellos consagrados son invocables por las personas y tutelables
a través de los recursos de hábeas corpus y amparo constitucional conforme
corresponda». Disponible en: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/
(*)
En fecha 27 de octubre de 2011, el contenido de éste análisis, fue oportunamente
puesto en conocimiento de la Presidencia de la Cámara de Diputados, de la
Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, a fin de coadyuvar en el
tratamiento y discusión del Proyecto de Ley que apruebe el «Código de
Procedimientos Constitucionales» a nivel del pleno camaral. Una versión
preliminar, fue publicada en: «La Gaceta Jurídica», Bisemanario de circulación
nacional, en ediciones consecutivas desde fecha 1 de noviembre de 2011.
Ahora disponible virtualmente en el Blog Tren Fugitivo Boliviano (http://
alanvargas4784.blogspot.com/); y una versión digital en Scribd: http://
es.scribd.com/doc/71152736
103
El texto del Proyecto de Código de Procedimientos Constitucionales, fue

372
Alan E. Vargas Lima

publicado por la Comisión Europea para la Democracia a través de las Leyes


(Comisión de Venecia) en su Opinión Nº 645/2011 de fecha 4 de octubre de
2011. Ahora disponible virtualmente en: http://t.co/tDQhYFN6
104
Revista Estudios Constitucionales, Año 7, N° 1, Santiago (Chile) 2009, pp. 13-
58. Disponible virtualmente en http://t.co/ePxFTYyn
105
FIX-ZAMUDIO, Héctor. La garantía jurisdiccional de la Constitución mexicana
(Ensayo de una estructura procesal del Amparo). Facultad de Derecho,
UNAM, 1955, 180 páginas, defendida en enero de 1956; obra de la cual fueron
publicados dos de sus Capítulos en la Revista La Justicia en 1956 y luego el
contenido completo en su obra El juicio de Amparo, Editorial Porrúa, México,
1964, pp. 5-70.
106
FIX-ZAMUDIO, Héctor. Breves reflexiones sobre el concepto y contenido del
derecho procesal constitucional, en FERRER MAC-GREGOR, Eduardo. Derecho
procesal constitucional Tomo I. Tercera edición (México, D.F. Ed. Porrúa,
2003), p. 197.
107
La Revista Iberoamericana de Derecho Procesal Constitucional, editada
desde el año 2004 hasta el pasado año 2010 (Números 1 al 10), ahora se encuentra
disponible virtualmente en: www.iidpc.org .
108
El Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano, en sus diversos
números editados desde el año 2001 hasta el año 2007, ahora se encuentra
disponible virtualmente en: http://t.co/8qgf6QUs
109
El Anuario Iberoamericano de Justicia Constitucional, en sus diversos
números editados desde el año 1997 hasta el año 2011, ahora se encuentra
disponible virtualmente en: http://t.co/anb4K8cc
110
En el año 2007, el mismo autor ha editado dos libros adicionales sobre éstos
temas: El Tribunal Constitucional Defensor de la Constitución, mediante el
cual propugna la necesidad de su consolidación institucional en Bolivia, y
Temas de Derecho Procesal Constitucional, en donde ha recopilado diversos
trabajos y artículos ya publicados con anterioridad sobre diversos ámbitos e
instituciones del Derecho Procesal Constitucional en Bolivia y Latinoamérica.
111
De lo referido, se puede deducir que los principales características de un Código
son: a) Orgánico, porque un Código constituye un conjunto orgánico cuyas
partes que lo componen se encuentran estrecha y perfectamente
interrelacionadas entre sí; b) Sistemático, porque las diversas normas de que
está compuesto, se encuentran ordenadas sistemáticamente, permitiendo su
aplicación eficaz, además de facilitar su estudio; y, c) Uniforme, porque un
Código encierra en su contenido normativo, todas aquellas disposiciones
destinadas a regular un solo ámbito específico del Derecho; en consecuencia,
se puede decir que la implementación del Código de Procedimientos

373
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitucionales en Bolivia, constituye la Codificación del Derecho Procesal


Constitucional, de reciente data en nuestro país. Sobre éste aspecto doctrinal,
un capítulo dedicado al fenómeno de la Codificación, puede encontrarse en:
TERRAZAS TORREZ, Carlos. Derecho Civil Boliviano (Parte General conforme
al Programa Oficial de Estudios de la Facultad de Derecho). La Paz (Bolivia):
Talleres Gráficos – UMSA, 1958. Págs. 47-56.
112
ROMERO SANDOVAL, Raúl. Derecho Civil. (según los Apuntes de Derecho Civil
Boliviano del Prof. Dr. Raúl Romero Linares). La Paz (Bolivia): Editorial Los
Amigos del Libro, 1983. Pág. 61.
113
«En 1814, THIBAUT publicó un famoso escrito denominado De la necesidad
de un Derecho Civil para toda Alemania, preconizando la unificación y
codificación del Derecho alemán. Impresionado por las virtudes del Código
Napoleón de 1804, creyó que esa labor codificadora provocaría la unidad
de los pueblos alemanes, ya que el Derecho -decía- ejerce una acción
correctiva sobre la sociedad y se impone a los hábitos e inclinaciones de los
hombres. Este escrito tuvo resonancia en todos los círculos alemanes; empero,
le salió al frente SAVIGNY, Jefe de la Escuela Histórica, quien refutó las
ideas de THIBAUT en el no menos célebre escrito titulado De la vocación de
nuestro siglo para la legislación y la ciencia del Derecho, alegando que
siendo el Derecho un producto del alma popular, que va continuamente
formándose y elaborándose, no puede ni debe fijarse en las fórmulas rígidas
de un Código; que la codificación detiene este proceso de formación del
Derecho y ahoga sus fuentes originarias; y que si a pesar de ser codificado el
proceso de creación popular continúa, resulta ya inútil la codificación, la
que ha sido superada por las nuevas producciones espontáneas del pueblo;
por último, aún no se había alcanzado la suficiente madurez jurídica, ni
formado el lenguaje necesario para emprender esta obra de codificación.
(…)». ROMERO SANDOVAL, Raúl. Obra Citada. Pág. 62.
114
ROMERO SANDOVAL, Raúl. Obra Citada. Pág. 63. Algo similar puede decirse
respecto a las Leyes de desarrollo constitucional -me refiero a las cinco normas
denominadas «Leyes Fundamentales» o estructurales-, que si bien en éste
último tiempo, fueron aprobadas con bastante celeridad en cumplimiento al
plazo perentorio establecido por las Disposiciones Transitorias de la
Constitución, sin embargo, esta circunstancia ha puesto al descubierto que
las mismas no fueron elaboradas guardando compatibilidad con la Nueva
Constitución Boliviana aprobada en enero de 2009. Para un análisis de la
normativa constitucional y sus leyes de desarrollo, ahora puede consultarse el
trabajo de: DURÁN RIBERA, Willman. La Constitución vigente y sus leyes de
desarrollo. ¿Guardan compatibilidad con la idea Estado de Derecho?

374
Alan E. Vargas Lima

Publicado en Revista Boliviana de Derecho, Nº 11, Santa Cruz de la Sierra


(Bolivia), Enero 2011. Ahora disponible virtualmente en: http://
www.scielo.org.bo/pdf/rbd/n11/a02.pdf
115
Al respecto, cabe recordar que en la dinámica de las reformas y modificaciones
del sistema constitucional, en cuanto se refiere al sistema de control de
constitucionalidad, el Estado boliviano en su desarrollo histórico-legislativo
adoptó los diferentes modelos que se conocen en la doctrina del Derecho
Constitucional. Así en un primer momento de su vida republicana (1826 –
1861), bajo la influencia del liberalismo francés, configuró un modelo político
de control de constitucionalidad a través de un Consejo de Estado; en una
segunda etapa (1861 – 1994), adoptó el modelo americano, es decir, el sistema
jurisdiccional difuso de control de constitucionalidad a través de la Corte
Suprema de Justicia; y finalmente en la tercera etapa (1994 hacia adelante),
adoptó el sistema jurisdiccional concentrado de control de constitucionalidad
con la atribución exclusiva del control a un órgano especializado proveniente
del modelo europeo, que fue denominado Tribunal Constitucional. Un breve
análisis sobre los alcances, implicaciones, y consecuencias del modelo de
control político, así como del modelo de control jurisdiccional de
constitucionalidad, y su evolución en Bolivia desde 1826 hasta 1967 puede
verse en: GALINDO DE UGARTE, Marcel. ¿Tribunal Constitucional o Corte
Suprema? Una contribución al debate. Fundación Milenio. La Paz (Bolivia):
Producciones CIMA, Julio de 1994. Asimismo, para constatar la evolución del
control de constitucionalidad en nuestro país, puede verse: RIVERA SANTIVAÑEZ,
José Antonio. El Control de Constitucionalidad en Bolivia. Artículo publicado
en la REVISTA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL. Número 1. (Sucre – Bolivia: Editorial
Judicial, 1999). Págs. 45-86. Finalmente, cabe considerar que un estudio sobre
el Sistema de Control de Constitucionalidad vigente en Bolivia, ha sido
ampliamente analizado y expuesto por el ex-Magistrado Decano del Tribunal
Constitucional Dr. Willman R. Durán Ribera, en el Seminario Internacional sobre
Justicia Constitucional y Estado de Derecho, realizado en nuestro país; al
respecto puede consultarse la siguiente publicación: VI SEMINARIO
INTERNACIONAL: Justicia Constitucional y Estado de Derecho (Sucre, 26
y 27 de junio de 2003). Memoria Nº 7. Sucre (Bolivia): Editorial Tupac Katari,
2003. Págs. 187-202.
116
Publicado en la Revista de Derecho Público Nº 26 (Enero – Junio de 2011) de
la Universidad de Los Andes (Colombia). Disponible para consulta gratuita en
el sitio web: http://derechopublico.uniandes.edu.co; y ahora también en Scribd:
http://es.scribd.com/doc/59549454
117
De acuerdo a los Fundamentos Jurídicos contenidos en la Sentencia

375
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitucional Nº 0045/2006 de 2 de junio, la teoría del bloque de


constitucionalidad surgió en Francia, extendiéndose luego a los países
europeos, siendo asimilada en Latinoamérica; dicha teoría expone que aquellas
normas que no forman parte del texto de la Constitución, pueden formar parte
de un conjunto de preceptos que por sus cualidades intrínsecas se deben
utilizar para develar la constitucionalidad de una norma legal; así, las
jurisdicciones constitucionales agregan, para efectuar el análisis valorativo o
comparativo, a su constitución normas a las que concede ese valor supralegal
que las convierte en parámetro de constitucionalidad; así en Bolivia, la
jurisdicción constitucional ha concedido al bloque de constitucionalidad un
alcance perceptible en la Sentencia Constitucional Nº 1420/2004-R, de 6 de
septiembre, estableciendo lo siguiente: «(...) conforme ha establecido este
Tribunal Constitucional, a través de su jurisprudencia, los tratados,
convenciones o declaraciones internacionales sobre derechos humanos a
los que se hubiese adherido o suscrito y ratificado el Estado boliviano forman
parte del bloque de constitucionalidad y los derechos consagrados forman
parte del catálogo de los derechos fundamentales previstos por la
Constitución.»; entendimiento ratificado en la Sentencia Constitucional Nº
1662/2003-R, de 17 de noviembre, en la que se expresó que: «(...) este Tribunal
Constitucional, realizando la interpretación constitucional integradora,
en el marco de la cláusula abierta prevista por el art. 35 de la Constitución,
ha establecido que los tratados, las declaraciones y convenciones
internacionales en materia de derechos humanos, forman parte del orden
jurídico del sistema constitucional boliviano como parte del bloque de
constitucionalidad, de manera que dichos instrumentos internacionales
tienen carácter normativo y son de aplicación directa, por lo mismo los
derechos en ellos consagrados son invocables por las personas y tutelables
a través de los recursos de hábeas corpus y amparo constitucional conforme
corresponda». Disponible en: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/
118
Los principios que aquí se mencionan brevemente, y otros inherentes al
desarrollo del proceso como tal, se encuentran ampliamente detallados en:
CASTELLANOS TRIGO, Gonzalo. Proceso Ordinario, Sumario y Sumarísimo. Tarija
(Bolivia): Talleres Gráficos Gaviota del Sur S.R.L., 2010. Págs. 15-36.
119
Además de lo referido anteriormente, los Principios de Economía Procesal y
Celeridad, son algunos de los principios procesales recientemente
desarrollados por la jurisprudencia constitucional en el siguiente sentido: «Los
principios de economía procesal y celeridad se encuentran íntimamente
relacionados, pues, a través del primero se busca la celeridad en la solución
de los litigios para impartir pronta y cumplida justicia. En ese sentido, la SC

376
Alan E. Vargas Lima

0400/2005-R de 19 de abril, señaló que el «…principio de economía procesal


que tiene como objeto evitar que el trabajo del juez se vea duplicado y que el
proceso sea más rápido, consiste, principalmente, en conseguir el mayor
resultado con el mínimo de actividad de la administración de justicia. Con
la aplicación de este principio, se busca la celeridad en la solución de los
litigios, es decir, que se imparta pronta y cumplida justicia…». En el mismo
sentido se pronunció, la SC 0803/2005-R de 19 de julio. Actualmente, la
Constitución Política del Estado, en su art. 178. I establece «La potestad de
impartir justicia (…) y se sustenta en los principios de independencia,
imparcialidad, seguridad jurídica, publicidad, probidad, celeridad,
gratuidad, pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la
sociedad, participación ciudadana, armonía social y respeto a los derechos».
Conforme a dicha potestad, la administración de justicia, en las diferentes
jurisdicciones y en la justicia constitucional, debe ser oportuna y sin
dilaciones, buscando efectivizar los derechos y las garantías
constitucionales. Además del principio anotado, el art. 180.I de la CPE,
hace referencia a los principios procesales de gratuidad, publicidad,
transparencia, oralidad, celeridad, probidad, honestidad, legalidad, eficacia,
eficiencia, accesibilidad, inmediatez, verdad material, debido proceso e
igualdad de las partes ante el juez; principios que no son únicamente
aplicables a la jurisdicción ordinaria, sino también a otras jurisdicciones
como la indígena originaria campesina, la agroambiental y también, claro
está, a la justicia constitucional. Sobre los principios de eficacia y eficiencia,
la jurisprudencia constitucional contenida en la SC 0010/2010-R de 6 de
abril, estableció: «…El primero de ellos (eficacia) supone el cumplimiento
de las disposiciones legales y que los procedimientos deben lograr su
finalidad, removiendo, de oficio, los obstáculos puramente formales; este
principio está íntimamente vinculado con la prevalencia del derecho
sustancial respecto al formal y el principio de verdad material. El segundo,
(eficiencia), persigue acortar el tiempo de duración de los procesos y obtener
una mayor certeza en las resoluciones, de manera que las personas puedan
obtener un oportuno reconocimiento de sus derechos». Por otra parte,
conviene también considerar que -por la naturaleza, fines y funciones de la
justicia constitucional- la interpretación que se efectúa en sede constitucional
recurre a diferentes métodos o criterios, partiendo de los que clásicamente
fueron formulados por Savigny: gramatical, histórico, sistemático de contexto
y teleológico y, de manera específica, los principios propios de la justicia
constitucional, como el de unidad de la Constitución, de concordancia
práctica o de equilibrio moderado y de interpretación conforme a la

377
El Tribunal Constitucional Plurinacional

Constitución y, de acuerdo a Peter Haberle, el de interpretación favorable a


los derechos de la Ley Fundamental, así como el derecho comparado»
(Sentencia Constitucional 0178/2011-R, de 11 de marzo de 2011).
120
En este sentido, en referencia concreta al Principio de Celeridad Procesal, la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº
0099/2006 de 18 de diciembre, entre otras. ha establecido lo siguiente: «El
art. 16 de la CPE (abrogada) concordante con el art. 116.X de la misma Ley
Fundamental, resguardan el derecho al debido proceso, que entre una de
sus garantías otorga el derecho a ser procesado sin dilaciones indebidas, a
cuyo efecto todas las disposiciones adjetivas tienen los plazos por los cuales
deben regirse estrictamente los administradores de justicia, a fin de evitar el
retardo de justicia. Al respecto, el Tribunal Constitucional, se pronunció
sobre la celeridad procesal vinculándola al derecho que tiene el procesado
a la conclusión del proceso en un plazo razonable, como un derecho
fundamental, al señalar en la SC 101/2004, de 14 de septiembre: «Si bien
nuestra Constitución no establece de manera expresa el derecho fundamental
del imputado a la conclusión del proceso penal dentro de un plazo razonable,
de manera implícita lo consagra al proclamar en forma genérica que la
‘celeridad» es una de las…condiciones esenciales de la administración de
justicia’, entendimiento que se extrae del contenido del art. 116.X
Constitucional. Nos parece que una interpretación en sentido contrario
sólo podría tener sustento si se aceptara que tal proclamación carece de
significado, lo que no es posible tratándose de una norma jurídica, y aun
más, de la norma fundamental del país, siempre cargada de significado y
fines. A su vez, la normativa internacional sobre derechos humanos (los
Pactos), que según la doctrina de este Tribunal integran el bloque de
Constitucionalidad y por tanto tienen rango constitucional (Así SSCC 1494/
2003-R, 1662/2003-R, 69/2004, entre otras), de manera expresa reconocen
tal derecho, conforme a lo siguiente: 1) Convención Americana sobre
Derechos Humanos (art. 8.1) ‘Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un tribunal
competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por
ley, en la sustanciación de cualquier acusación formulada contra ella, o
para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter’. 2) Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (art. 14.3) ‘Durante el proceso, toda persona acusada de
un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías
mínimas: c. A ser juzgada sin dilaciones indebidas’. De lo anterior se extrae
que la finalidad que persigue el legislador constituyente boliviano al

378
Alan E. Vargas Lima

introducir, en concordancia con los preceptos internacionales aludidos, el


derecho a ser juzgado dentro de un plazo razonable, es que el imputado
pueda definir su situación ante la ley y la sociedad dentro del tiempo más
corto posible, desde un punto de vista razonable; poniendo fin a la situación
de incertidumbre que genera todo juicio, y la amenaza siempre latente a su
libertad que todo proceso penal representa. Con esto se persigue evitar que
la dilación indebida del proceso, por omisión o la falta de la diligencia
debida de los órganos competentes del sistema penal, pueda acarrear al
procesado lesión a otros derechos, entre ellos, el de la dignidad y la seguridad
jurídica, que resulten irreparables».
121
RIVERA SANTIVAÑEZ, José Antonio. La Jurisdicción Constitucional en Bolivia.
Cinco años en defensa del orden constitucional y democrático, ahora en:
REVISTA IBEROAMERICANA DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL. PROCESO Y
CONSTITUCIÓN. Nº 1. (México: Editorial Porrúa, Enero-Junio 2004). Págs. 134-
136. Disponible virtualmente en: www.iidpc.org. En este sentido, la
jurisprudencia constitucional contenida en la Sentencia Constitucional Nº
0186/2005-R de 7 de marzo, entre otras. ha establecido lo siguiente: «(…)
Cabe señalar que el efecto vinculante de la jurisprudencia constitucional,
significa que la doctrina constitucional creada, así como las sub-reglas
extraídas de las normas implícitas de la Constitución y consignadas en la
ratio decidendi de la sentencia constitucional, tienen que ser aplicadas
obligatoriamente por este Tribunal y por el resto de los órganos del poder
público, por lo mismo, por los jueces y tribunales que forman parte del poder
judicial, en la resolución de todos los casos que presenten supuestos fácticos
análogos. Sin embargo, corresponde aclarar que esa aplicación obligatoria
de la jurisprudencia constitucional está sujeta a la regla de la analogía,
vale decir que los supuestos fácticos de la problemática resuelta mediante la
sentencia constitucional en la que se crea la jurisprudencia sean análogos
a los supuestos fácticos de la problemática a resolverse mediante la sentencia
en la que se aplicará la jurisprudencia o el precedente obligatorio; desde
otra perspectiva, se puede señalar que cuando no existe la concurrencia de
la analogía entre los supuestos fácticos no puede exigirse la aplicación de
la jurisprudencia o el precedente obligatorio. De otro lado, se debe también
aclarar que la jurisprudencia con efecto vinculante es la que contiene la
ratio decidendi de la sentencia constitucional, es decir, aquellas partes que
consignan los fundamentos jurídicos que guarden una unidad de sentido
con la parte resolutiva, de tal forma que no se pueda entender ésta sin la
alusión a aquella, es la parte en la que se consigna la doctrina y las sub
reglas que se constituyen en precedente obligatorio; más el obiter dictum, es

379
El Tribunal Constitucional Plurinacional

decir, aquellas reflexiones o pasajes contenidos en la parte motiva de la


sentencia, expuestos por el Tribunal Constitucional por una abundancia
argumentativa propia de la naturaleza jurídica del control de
constitucionalidad, no tienen efecto vinculante, de manera que para exigir
la aplicación obligatoria de un precedente debe tenerse el cuidado de
identificar que se trata de la ratio decidendi».
122
Recientemente, el Tribunal Constitucional de Bolivia, considerando el deber
del Estado de garantizar a toda persona el eficaz ejercicio de sus derechos,
eximiéndole del cumplimiento de formalismos procesales, también ha visto
pertinente analizar el aspecto procesal en la tramitación de la actual Acción de
Libertad, y la posibilidad de su presentación en forma oral, cuya
fundamentación y sub-reglas aplicables pueden verse en la jurisprudencia
constitucional contenida en la Sentencia Constitucional 0128/2011 de 21 de
febrero. Ahora disponible virtualmente en la página web del Tribunal
Constitucional: http://www.tribunalconstitucional.gob.bo/

380

También podría gustarte