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Describir la intervención fonoaudiológica en la parálisis cerebral

Al finalizar la fase de valoración del niño con parálisis cerebral estaremos en condiciones
de decidir la intervención más apropiada. La toma de decisiones supone establecer cuáles
serán las áreas donde enfocaremos el tratamiento.

Tal y como señalan autores como Busto (1993) y Puyuelo, Póo, Basil y Le Tétayer (1996),
en el enfoque del tratamiento influirán varios factores, como por ejemplo:

 La edad: El tratamiento del logopeda comenzará entre el primer mes y el segundo


año, a ser posible. En él pueden intervenir profesionales como el fisioterapeuta, el
terapeuta ocupacional, el psicólogo, el pedagogo, el trabajador social, etc. Durante
la primera infancia, el tratamiento se centra más en aspectos médicos, de
fisioterapia, fonoaudiológico y psicológico. En la etapa escolar, cobra mayor
importancia el pedagogo y el psicólogo.
 El pronóstico de marcha, puede prolongar la importancia de esa primera etapa
“médica".
 La afectación cognitiva, limita las posibilidades escolares y labora- les, y en casos
graves requiere vigilancia continua.
 Dónde se enmarca el tratamiento: en un centro escolar normal, en un centro de
educación especial, o como parte de un tratamiento ambulatorio.

En cualquier caso, los métodos de rehabilitación actuales consideran al niño globalmente


y tienen en cuenta los conocimientos y la labor del fisioterapeuta, el psicólogo y el
fonoaudiólogo.

Los objetivos del tratamiento fonoaudiológico serán el cognitivo-lingüístico y el social, en


el sentido de integración de los aprendizajes de la terapia en el medio social o favorecer a
través del medio social las habilidades comunicativas. Todas las actividades deben ir
buscando la funcionalidad en los contextos de comunicación del niño.

La colaboración de los padres es muy importante, por lo que muchas de estas actividades
deben realizarse simultáneamente en casa (control del babeo, alimentación, emisión de
voz, etc.). Se les debe informar periódicamente y hacerles partícipes en el programa de
intervención. Hay que comprobar que entienden los déficit que presenta su hijo y la
importancia de su colaboración y de los logros que se van consiguiendo gracias a su
ayuda. Y sobre todo hay que asegurarse de que saben cómo aplicar lo que se les ha
enseñado. El tratamiento puede durar años, así que es importante evitar que el paciente
dependa excesivamente del terapeuta.

Es fundamental la motivación del niño, de manera que las primeras sesiones se deben
dedicar al juego o a actividades agradables para él, introduciendo progresivamente otras
más complejas. Los ejercicios que se realicen dependerán de las necesidades concretas
de cada niño y del momento del tratamiento en que nos encontremos, no hay un
procedimiento estándar. Por ejemplo, si no hay un control de los reflejos orales, no
debemos realizar ejercicios de prosodia todavía.

Hay que tener en cuenta el desarrollo psicológico, del lenguaje, y los aspectos motores
generales y del habla. También los centros de interés del niño desde el primer momento.
Se estudiará también:

 El grado de afectación.
 Los trastornos asociados.
 El conjunto de movimientos de cabeza, tronco, cadera y extremidades para valorar
cómo influyen en la emisión.
 El momento más adecuado para empezar el tratamiento.

Hay que seguir las pautas del desarrollo normal y facilitar el desarrollo neuromuscular. El
trabajo conjunto con el colegio o con los centros donde realiza actividades lúdicas es muy
importante. El fonoaudiólogo puede enseñar técnicas específicas al profesor, o a los
demás niños para mejorar la comunicación.

Para la rehabilitación motora del habla, debemos saber evaluar la actividad refleja, el tono
muscular y la manera en que esto influye en la fonación y la articulación. Así sabremos si
hay que inhibir algún movimiento o actuar sobre el tono muscular aumentándolo o
relajando, para evitar así la aparición de un reflejo tónico o asimétrico al comenzar a
hablar.

Las áreas de tratamiento fonoaudiológico serán las siguientes:

 Alimentación.
 Facilitación postural.
 Zona oral (succión, mandíbula, labios, protusión lingual, deglución atípica, control
del babeo y praxias bucofaciales).
 Fonación y voz.
 Respiración.
 Articulación.
 Prosodia.
 Relajación.
 Lenguaje y comunicación.

Cada uno de estos apartados tendrá sus propios objetivos y programación, aunque se
integrarán y coordinarán dentro de la reeducación.
El orden o los apartados en que se trabaje, dependerán de cada caso particular.

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