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TIPOS DE CONSERVACIÓN DE PIAGET

INTRODUCCIÓN

Dentro de la niñez temprana, el desarrollo de los niños se ve incrementado de una


manera espontánea y compleja, ya que la diferencia cognitiva, física y psicosocial
que los niños van desarrollando es mucho mas notoria que dentro de etapas
anteriores, logramos apreciar grandes avances en la afinación de movimientos
hasta la observación de cambio físico que se presenta en los patrones de
crecimiento; la etapa preoperacional, la cual es la etapa que veremos reflejada en
esta práctica por el rango de edad, es una de las mas importantes para la
consolidación de conocimientos dentro del área cognitiva.

Parte del desarrollo cognitivo que menciona Piaget es la presencia de aspectos


inmaduros en el desarrollo del pensamiento, dentro del desarrollo nos enfocaremos
en la conservación y cómo es que se presenta dentro de los cinco años en el
desarrollo de un infante, ya que al referir a la teoría (Papalia 2017) encontraremos
que la conservación es parte de la distinción o no de el hecho: dos cosas
permanecen iguales aunque se altere su apariencia, Piaget marca dentro de su
teoría que se presenta una maduración en este aspecto, cuando el niño es capaz
de distinguir que los objetos siguen siendo los mismos, a pesar de sufrir un cambio
físico ; el desarrollo dentro de la niñez temprana es una parte importante ya que nos
marca la pauta entre el termino de esta etapa y el inicio de una nueva etapa y la que
marcaríamos como una de las ultimas en el desarrollo de la niñez: la niñez media

MARCO TEÓRICO

El desarrollo humano es influenciado por una interconexión de procesos biológicos,


intelectuales y socioemocionales que lo hacen complejo y, a la vez, fascinante. Nos
referimos como desarrollo típico a los cambios en los distintos procesos, cuya
trayectoria concuerda con la de la mayoría de individuos de la misma especie, edad
y contexto sociocultural (Alcanza, 2008). En la niñez temprana en el aspecto físico
los niños adelgazan y crecen mucho. Sus patrones de sueño cambian durante los
años del crecimiento y la niñez temprana tiene sus propios ritmos definidos. A los
cinco años, la mayoría de los niños duermen un promedio de 11 horas por la noche
y dejan de hacer las siestas diurnas (Hoban, 2004). De los tres a los cinco años, la
mayoría de los niños se mantienen secos, de día y de noche, pero no es inusual la
enuresis, es decir, la micción repetida e involuntaria por la noche en niños cuya edad
haría suponer que ya tienen control de esfínteres.En el desarrollo del cerebro entre
los tres y los seis años el crecimiento más rápido ocurre en las áreas frontales que
regulan la planeación y organización de las acciones. De los seis a los 11 años, el
crecimiento más rápido ocurre en el área que sostiene principalmente el
pensamiento asociativo, el lenguaje y las relaciones espaciales (Thompson et al.,
2000). El desarrollo de las áreas sensoriales y motoras de la corteza cerebral
permite una mejor coordinación entre lo que los niños quieren y lo que pueden
hacer. Las habilidades motoras finas, como abotonar camisas y dibujar, implican la
coordinación entre el ojo, la mano y los músculos pequeños. La mejora de esas
habilidades permite al niño asumir mayor responsabilidad en su cuidado personal.
Respecto a las habilidades motoras gruesas, como correr y saltar, son las que
involucran a los músculos largos. Gracias a que sus huesos y músculos son más
fuertes y a que su capacidad pulmonar es mayor, pueden correr, saltar y trepar más
lejos y más rápido.

El desarrollo cognoscitivo, o intelectual, es el proceso por el cual los niños adquieren


destrezas de pensamiento y lenguaje para convertir la información en conocimiento.
Los adultos aportamos significativamente en este paso, al servir como modelos, ser
comunicadores y apoyar el esfuerzo y los avances de los niños, al tiempo que
adquiere y utiliza lo que ha aprendido (Alcanza 2008). Rhoda Kellogg (1970)
Demostró que los niños de dos años hacen garabatos, no al azar sino en patrones,
como líneas verticales y en zigzag. A los tres años dibujan formas (círculos,
cuadrados, rectángulos, triángulos, cruces y equis) y empiezan a combinar las
formas en diseños más complejos. Por lo general, la etapa pictórica empieza entre
los cuatro y los cinco años. El cambio de la forma y diseño abstractos a la
descripción de objetos reales marca un cambio esencial en el propósito del dibujo
de los niños, lo cual refleja el desarrollo cognoscitivo de la capacidad
representacional. Jean Piaget llamó a la niñez temprana etapa preoperacional del
desarrollo cognoscitivo porque en esa etapa los niños todavía no están listos para
realizar operaciones mentales lógicas, como lo estarán en la etapa de las
operaciones concretas de la niñez media. Sin embargo, la etapa preoperacional,
que se extiende más o menos de los dos a los siete años, se caracteriza por la
generalización del pensamiento simbólico, o capacidad representacional, que surgió
durante la etapa sensoriomotora. Piaget afirmaba que los niños preoperacionales
aún no son capaces de razonar lógicamente acerca de la causalidad. Más bien,
decía, razonan por transducción. Relacionan mentalmente dos sucesos, en especial
sucesos cercanos en el tiempo, exista o no una relación causal lógica. Durante esta
etapa tienen avances cognitivos como lo son:
1.- Uso de símbolos: Los niños no tienen que estar en contacto sensoriomotor con
un objeto, persona o evento para pensar en él. Pueden imaginar qué objetos o
personas tienen propiedades distintas de las que en verdad poseen.
2.- Comprensión de identidades: Saben que las modificaciones superficiales no
cambian la naturaleza de las cosas.
3.- Comprensión de causa y efecto: Se dan cuenta de que los sucesos son
motivados por ciertas causas.
4.- Capacidad para clasificar: Organizan los objetos, las personas y los eventos en
categorías significativas.
5.- Comprensión de número: Pueden contar y trabajar con cantidades.
6.-Empatía: Pueden imaginar cómo se sienten los demás.
7.- Teoría de la mente: Son conscientes de la actividad mental y del funcionamiento
de la mente.

De los 3 a 6 años, se pueden apreciar distintas destrezas de pensamiento en niveles


iniciales, y mientras más desarrollo de las mismas serán más refinadas y complejas.
En el desarrollo lingüístico, vemos también unas manifestaciones extraordinarias
que llamaremos “inventos” palabras de nueva creación y “aproximaciones” aquellas
que se acercan a la pronunciación convencional. (Alcanza 2008).
La ausencia de señales sensoriales o motoras caracteriza a la función simbólica,
que es la capacidad para usar símbolos o representaciones mentales: palabras,
números o imágenes a las que la persona ha atribuido significado. Sin símbolos la
gente no podría comunicarse de manera verbal, hacer cambios, leer mapas o
atesorar fotografías de seres queridos distantes. Los símbolos ayudan a los niños a
recordar y pensar en cosas que no están físicamente presentes. Los niños
preescolares demuestran la función simbólica por medio del incremento de la
imitación diferida, el juego de simulación y el lenguaje. Los preescolares mayores
pueden hacer uso de mapas sencillos y transferir la comprensión espacial que
obtuvieron al trabajar con modelos a los mapas y viceversa (DeLoache, Miller y
Pierroutsakos, 1998). El mundo incrementa sus niveles de orden y predictibilidad a
medida que los preescolares desarrollan una mejor comprensión de las identidades.
Esta comprensión subyace al surgimiento del autoconcepto. La categorización, o
clasificación , requiere que el niño identifique las semejanzas y las diferencias. A los
cuatro años muchos niños pueden clasificar por medio de dos criterios, como color
y forma. Usan esta capacidad para ordenar muchos aspectos de su vida, a partir de
la cual clasifican a las personas. Sólo a partir de los tres y medio años o más que la
mayoría de los niños aplican de manera sistemática el principio de cardinalidad al
contar (Wynn, 1990). A los cuatro años, la mayoría de los niños posee palabras
para comparar cantidades, dicen que un árbol es más grande que otro o que una
taza contiene más líquido que otra.

Una de las características principales del pensamiento pre operacionales es la


centración, esto es, la tendencia a concentrarse en un aspecto de la situación e
ignorar al resto. De acuerdo con Piaget, los preescolares llegan a conclusiones
ilógicas porque no pueden descentrarse, es decir, pensar en varios aspectos de la
situación a la vez. La centración puede limitar el pensamiento de los niños pequeños
relativo a relaciones sociales y físicas. Egocentrismo es una forma de centración.
De acuerdo con Piaget, los niños pequeños se concentran tanto en su propio punto
de vista que no pueden considerar el de otra persona, puede ayudar a explicar por
qué a los pequeños a veces les resulta difícil separar la realidad de lo que sucede
dentro de su cabeza y por qué muestran confusión respecto a qué causa qué.
Conservación es otro ejemplo clásico de centración que es la imposibilidad de
entender la conservación, el hecho de que dos cosas permanecen iguales aunque
se altera su apariencia, siempre que nada se añada o se elimine. Piaget observó
que los niños no comprenden este principio a cabalidad sino hasta la etapa de las
operaciones concretas y que desarrollan diferentes tipos de conservación a edades
distintas. La capacidad para conservar también se ve limitada por la irreversibilidad,
la incapacidad de entender que una operación o acción puede realizarse en dos o
más formas. Por lo común, los niños con pensamiento preoperacional piensan
como si estuvieran viendo una muestra de diapositivas con una serie de marcos
estáticos pues, según Piaget, se enfocan en etapas sucesivas y no reconocen las
transformaciones de un estado a otro.

Piaget (1929) fue el primer estudioso en investigar la teoría de la mente de los niños,
su incipiente conciencia de sus procesos mentales y los de otras personas.
Entre los tres y cinco años, los niños llegan a entender que el pensamiento se realiza
dentro de la mente; que puede tratar con cosas reales o imaginarias; que alguien
puede estar pensando en una cosa mientras hace o mira algo distinto.
Los niños de cinco años reconocen que las experiencias, emociones, conocimiento
y pensamientos pueden influir en el contenido de los sueños. La cognición social,
es el reconocimiento de que otros tienen estados mentales (Povinelli y Giambrone,
2001), acompaña a la disminución del egocentrismo y al desarrollo de la empatía.
Los niños de cuatro años empiezan a entender que la gente tiene diferentes
creencias (correctas o equivocadas) acerca del mundo y que esas creencias
repercuten en sus acciones.

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