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Enfoques y Referentes Conceptuales PDF
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Para la teoría sistémica, desde el modelo ecológico, propone que la familia está formada
por diferentes subsistemas (marital o de pareja (referida a los progenitores o no),
materna y/o paterno-filial, fraterno) limitados simbólicamente unos de otros por sus
propias reglas de funcionamiento, de
manera que operan con una relativa
autonomía, pero al mismo tiempo,
Materno y/o mantienen complejas relaciones entre sí.
Paterno -filial Estas relaciones de interdependencia son
de naturaleza bidireccional y funcionan
tanto de forma directa como indirecta, de
manera que la red de influencias no
Fraterno Marital/pareja
responde a un patrón lineal sino circular.
Esta interdependencia contribuye a que lo
que sucede en una parte del sistema
tenga la facultad potencial de afectar tanto
a otras partes como a la familia como
totalidad.
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Por tanto un cambio que se presente en un miembro de la familia, tendrá un efecto en
el resto de los componentes familiares, siguiendo la cadena circular de influencia. En el
caso de las familias con un miembro con discapacidad, esta situación altera a la familia
como unidad social de diversas maneras; padres y hermanos pueden reaccionar con
decepción, enojo, depresión, culpa y confusión. Debido a que este hecho se percibe
como algo inesperado y extraño, que va alterar la visión que tienen los padres sobre el
desarrollo de sus hijos dentro del ciclo vital (De marle y Le Roux, 2001).
En tal sentido, será relevante conocer en qué momento del ciclo familiar aparece la
discapacidad, cómo se encontraba la estructura familiar previa a la llegada de la
discapacidad, de qué forma y con qué intensidad ocurren y por cuánto tiempo se
prolongan las exigencias que conlleva la condición de discapacidad del miembro
afectado, cuál es significado que le otorga la familia a la discapacidad, y cuál es la
capacidad de respuesta que muestra la familia1. Todas las familias discurren por
diferentes etapas o momentos durante su desarrollo. Este proceso sigue una progresión
de complejidad alrededor del crecimiento de las hijas e hijos. Cada etapa y momento de
transición en el ciclo vital familiar implica desafíos y cambios para el grupo y a los
individuos que la conforman. Del mismo modo, cada una de estas transiciones y
cambios contiene una potencial crisis y momentos de mayor vulnerabilidad (Núñez,
2005).
En ese sentido, las familias con una hija o hijo con discapacidad pasan también por
estos ciclos de cambio o transición durante su ciclo vital, y esta situación de
discapacidad de alguno de sus miembros, influirá de distintas maneras sobre el periodo
de desarrollo por el que este atravesando la familia o el individuo y a la vez se verá
influido por el momento o ciclo vital del individuo y de la familia en que acontece (Núñez
2005). Además tienen que afrontar ciertas exigencias, como son de tipos financieras,
físicas, médicas, sociales y emocionales; por ejemplo existen costes extras para pagar
servicios específicos para las necesidades especiales de la persona con discapacidad,
interrupción del sueño o de actividades familiares, tiempo que se utiliza para las
atenciones médicas de la persona con discapacidad, afrontamiento a las reacciones de
los extraños, entre otros.
Las familias de personas con discapacidad, se ven expuestas a momentos que exigen
tiempo y sobrecarga de trabajo, esfuerzo físico y esfuerzo mental; originando en sus
miembros un impacto emocional, y afectación en las relaciones entre los mismos. Esta
situación para algunos autores, marcaría la diferencia entre una familia común y una
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Ramírez
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familia con un miembro con discapacidad, respecto del nivel de estrés parental, del
funcionamiento parental, de la red de soporte social y de la satisfacción marital.
Cuando una familia se encuentra bajo estrés hay dos dimensiones que pueden verse
afectadas: la cohesión y la adaptabilidad.
Las familias con niveles moderados de cohesión y adaptabilidad, tienen una mayor
probabilidad de poder afrontar eficazmente la situación de estrés, a la que se va a ver
expuesta por la situación de discapacidad de un familiar con discapacidad.
Núñez, B. (2003), considera que los trastornos más frecuentes en el vínculo conyugal
son: predominio de vincularidad parental sobre la marital, debido quizás a sentimientos
de culpabilidad por la discapacidad del hijo, así como a una división rígida de roles entre
la pareja, esto por las proyecciones en la pareja de sentimientos de fracasos,
sentimientos de agobio, o sobre exigencia ante las demandas que implica la situación
de discapacidad.
Igualmente, los padres pueden fusionarse con los hijos, y éste puede llegar a convertirse
en un agente extremadamente exigente y controladores, en cuanto a las posibilidades
y éxitos alcanzados por sus hijos, manifestando una actitud crítica y negativa hacia ellos.
Y en el extremo, tenemos padres que no esperan nada de la persona con discapacidad
y por tanto, predomina la desilusión y las bajas o nulas expectativas frente a esta
persona.
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los padres promueven un sentimiento de capacidad y control frente a la discapacidad
de su hermano/a con discapacidad.
La familia extensa es importante en el soporte que el núcleo familiar necesita, por lo que
es importante brindarles información respecto de la discapacidad del hijo/a, se debe
buscar la comprensión y el apoyo de la misma. Se debe evitar que el núcleo familiar
cierre sus relaciones solo entre sus miembros, y se aísle de su familia extensa y
comunidad.
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y posibilidad de los individuos de elegir entre diversas opciones lo que desean, es decir,
tener la posibilidad de manifestar sus propios intereses.
Para Schalock (1999), “la calidad de vida es un concepto que refleja las condiciones de
vida deseadas por una persona en relación a ocho necesidades fundamentales que
representan el núcleo de las dimensiones de la vida de cada uno: bienestar emocional,
relaciones interpersonales, bienestar material, desarrollo personal, bienestar
físico, autodeterminación, inclusión social y derechos”.
La calidad de vida familiar tiene estrecha relación con el grado en que cada uno de sus
miembros satisface sus necesidades. No solo la persona con discapacidad vive la
discriminación y exclusión, sino también sus familias (B. Nuñez 2005). En tal sentido, la
calidad de vida vista desde una perspectiva familiar implica encontrar las fortalezas y
detectar las necesidades de la familia para establecer prioridades; esta visión permite a
las familias potencializar sus capacidades y concebirse como una unidad de apoyo,
trabajando en colaboración con los profesionales de las escuelas donde asisten sus
hijas e hijos con discapacidad, asimismo les permitirá crear redes de apoyo entre
familias para fortalecerse y avanzar hacia el logro de una sociedad inclusiva (Montes,
2011).
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Ramírez.
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BIBLIOGRAFIA
2. Espinal, I., Gimeno, A., & González, F. (2006). El enfoque sistémico en los
estudios sobre la familia. Universidad Autónoma de Santo Domingo. Facultad de
Psicología. http://www. uv. es /jugar/EnfoqueSistemico. pdf.
3. Mogollón, O., Solano, M. & Flores, A. (2011). Escuelas activas. Apuestas para
mejorar la calidad de la educación. Washington: fhi360 The science of improving
lives.