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En primer lugar, el precursor del drone se utilizó como blanco de práctica para las
fuerzas militares de principios del siglo XX. En segundo lugar, en el período
de entreguerras y en la Segunda Guerra Mundial, el avión no tripulado fue
diseñado para ser como una especie de bomba volante que podría ser
enviado tras las líneas enemigas. En tercer lugar, durante la Guerra Fría, el avión
no tripulado fue visto como una plataforma de vigilancia viable capaz de capturar
datos de inteligencia en áreas de difícil acceso. En cuarto lugar, el drone, en la
guerra contra el terrorismo, se ha convertido en un arma que fusiona la capacidad
de vigilancia y la de matar, convirtiéndose en un “depredador”.
“Nikola Tesla sacó a relucir en un estanque en Nueva York en 1898 algo que
cambiaría el rumbo del mundo y que revolucionaría además el futuro del
guiado de objetos: el radio control”
Nikola Tesla demostró por primera vez el mando a distancia o radio control de
un vehículo al final del siglo XIX. En un estanque en el Madison Square Garden de
Nueva York en 1898, el inventor y showman controlaba a distancia un barco con
una señal de radio. Esta fue la primera aplicación de ondas de radio en la historia,
lo que significa que la patente de Tesla Nº 613.809 fue la cuna de la robótica
moderna. En esa masa de agua flotaba un enorme posible avance militar.
En 1916, la idea de las armas guiadas de forma remota despertó el interés del
capitán Archibald M. Low, de la Royal Flying Corps en el Reino Unido
que supervisó la construcción de una serie de aviones dirigidos por control remoto
que fueron equipados con explosivos.
La “Hewitt Sperry” o “bomba volante fue capaz de volar 50 millas cargada con una
bomba de 300 libras de peso. Aún así, es importante destacar que este avión no
tripulado se mejoró inequívocamente con la adición de la
tecnología giroscópica de Sperry. El éxito de este proyecto llevó el Ejército EE.UU
a poner en marcha un segundo proyecto, el Kettering torpedo aéreo “Bug“,
desarrollado por la empresa Dayton-Wright Airplane Company. El “insecto” fue
esencialmente un torpedo aéreo, sin piloto y guiado por los controles
preestablecidos. En Alemania, un proyecto similar estaba siendo iniciado por el Dr.
Wilhelm von Siemens entre 1915 y 1918. El Siemens Torpedo Planeador era un
misil que se valía de un Zeppelin y luego se guiaba hacia su objetivo por radio. La
bomba volante, el Bug y el Torpedo Planeador eran todos primeros precursores de
los misiles de crucero contemporáneo.
La guerra de Vietnam sin duda fue muy importante en esta carrera histórica de
los drones para ser lo que son hoy en día. El conflicto dio a luz el programa más
sofisticado de vigilancia con aviones no tripulados en la historia de la aviación. Por
otra parte, la guerra de Vietnam fue la primera “guerra tecnológica” de la historia:
una guerra llevada a cabo de acuerdo con principios técnicos, modelos
estadísticos y sistemas electrónicos. De particular importancia fue el aumento en
el campo de batalla de los dispositivos electrónicos. Durante la década de 1960 el
Departamento de Defensa de los EE.UU. comenzó a automatizar e informatizar el
campo de batalla con sensores remotos y superordenadores para escuchar los
movimientos del enemigo o manejar aviones no tripulados Firebee a través de los
cielos de la selva vietnamita.
Es difícil apreciar lo rápido que avanza la tecnología militar durante la Guerra Fría.
En 1960, Gary Powers fue derribado sobre la Unión Soviética, mientras que
pilotaba un avión espía U-2. La administración de Eisenhower revolvió cielo y
tierra para mejorar su programa de aeronaves no tripuladas. En el mismo año, la
empresa Ryan Aeronautic Company propuso una versión de su avión no tripulado
llamado “carro rojo” como un vehículo de reconocimiento. En 1962, Ryan obtuvo
fondos para desarrollar el “Gran Safari” de la Fuerza Aérea, siendo el primer avión
no tripulado de vigilancia. Los Firebees de propulsión a chorro pasaron
por varios cambios de modelo y denominaciones militares: “Ryan 147“, “AQM-34” y
“Luciérnaga” fueron lanzados desde las alas de un avión Lockheed CC-130
Hércules, que actuaba como una nave nodriza de coordinación para todo su
enjambre de aviones no tripulados. Estos volaban rutas preprogramadas y también
podían ser controlados por operadores de radio a bordo del Hércules. Después de
realizar su misión de vigilancia los “insectos” despliegan sus paracaídas y son
recuperados por helicópteros posteriormente.
Entre 1964 y 1975, estos Lightning Bugs realizaron más de 3.500 misiones de
combate en Vietnam. Y fueron desde luego bastante caros. En 1969 las
operaciones con aviones no tripulados a baja altura estaban costando 250 millones
de dólares al año. En 1972 aviones teledirigidos de vigilancia fueron equipados con
tecnología LORAN (Long Range Navigation o navegación de largo alcance) que
mejoraron drásticamente la capacidad operacional de estas aeronaves no
tripuladas gracias a un sistema de ayuda a la navegación electrónico que utiliza el
intervalo transcurrido entre la recepción de señales de radio transmitidas desde
tres o más transmisores para determinar la posición del receptor (algo parecido a
la triangulación que utilizan los GPS de hoy en día).