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Poco antes de que finalizara la II Gran Guerra, el ministro de propaganda alemán, Paul
Joseph Goebbels, anunció al mundo que Alemania iba a estar en posesión de una
“sorprendente y poderosa arma, que cambiaría el signo de la contienda dando la victoria
final a Alemania”.Nadie discute las atrocidades llevadas a cabo por el régimen Nazi
durante la Segunda Guerra Mundial. Pero si nos obligamos a analizar los logros
científicos del régimen, dejando de lado la política, encontraremos datos, como mínimo,
muy curiosos.
En muchos sitios de la red se recogen imágenes e informes, unas veces obtenidos por
historiadores y otras por aficionados, sobre diferentes armas y tecnologías que Alemania
estaba desarrollando en la primera mitad del siglo pasado. Si recordamos la complejidad
que tenia (para la época) una bomba como la V2 (que de hecho es la “madre” de los
programas espaciales americanos y soviéticos), tenemos que asumir que muchos de
estos informes tienen grandes posibilidades de ser reales.
Tecnología Nazi
En Mayo de 1945, los americanos capturaron un submarino nazi (el U-234) en el océano
pacifico. Este submarino tenia un tamaño tres veces mayor al normal y un diseño
revolucionario. Su destino era Japón, y en sus bodegas descubrieron un sorprendente
conjunto de planos y piezas, que servían para construir cohetes parecidos a las famosas
bombas volantes V2, cazas a reacción y lo más sorprendente: partes para la construcción
de una bomba atómica de diseño nazi. Incluso, dentro de los tubos para los torpedos se
encontraron envases metálicos que contenían varios kilos de uranio enriquecido. Se
supuso que la idea del ejército Alemán era que Japón construyera una bomba atómica
para poder derrotar a los americanos. Esto nunca sucedió, dado que el 23 de mayo se
transmitió el descubrimiento a la base naval de Portsmuth, en donde decidieron que todo
el material encontrado en el U-234 fuese llevado a Nuevo México (Los Álamos),
curiosamente el mismo lugar donde algunos meses más tarde se detonaría la primera
bomba atómica que -a la postre- permitiría a los aliados ganar la guerra.
Esta historia encaja con las declaraciones vertidas por Goebbels referidas a un “arma
definitiva”, que reproducíamos más arriba.
Pero esta no fue la única arma que los nazis guardaban bajo manga. De hecho, se
desarrollaron e incluso probaron muchos tipos de naves. El objetivo de los nazis era
lograr un avión muy veloz y silencioso, algo parecido al F-117, pero 50 años antes.
El OVNI Nazi
Uno de los más curiosos artefactos desarrollados para cumplir ese objetivo fue el AS-6,
un avión con una forma curiosamente parecida a un platillo volante. Tanto, que algunos
investigadores suponen que el avistaje de alguno de estos prototipos puede haber sido el
que dio origen a las historias sobre “patillos voladores”. Según algunos testigos, después
de repetidos fracasos, en junio de 1944 uno de estos prototipos despegó y se alejó a gran
velocidad dejando tras de si la pista de aterrizaje de Brandis (Leipzig). El aparato en
cuestión era el único de su especie, y había sido diseñado y construido por Arthur Sach.
Al acabar la guerra, el público pudo saber que el proyecto del “platillo” no había sido el
único, y que otros ingenieros habían desarrollado distintos aparatos para la Luftwaffe.
Según relata de Andreas Epp, un antiguo ingeniero de Skoda, que trabajó como
diseñador en el aeródromo de Praga, se realizaron planos y maquetas del “trompo
volador”. Esta aeronave, idea de Schriever y Habermohl, consistía en un gran aro
metálico que giraba en torno a una cabina central en la que se ubicaba el piloto. Entre el
aro y la cabina había una serie de palas similares a las de un helicóptero, unidas entre si,
formando una gran hélice orientable, dándole al sistema maniobrabilidad y potencia
propulsora. El proyecto final estaba impulsado por 6 potentes motores a reacción, lo que
podría haber transformado al “platillo” de Schriever en el primero en superar la barrera
del sonido.
“Los platillos volantes existen, claro que sí, pero no vienen de otros planetas. Los
construimos nosotros. Los diseñaron nuestros ingenieros, y después los americanos y los
rusos se repartieron esos planos y prototipos cuando cayó Berlín. Yo los vi durante mis
servicios para el Führer”, dijo Ángel Alcázar de Velasco, un anciano de 82 años, espía
del servicio secreto alemán en España durante la Segunda Guerra Mundial.
El Caza Milagro
Una de las aeronaves más documentadas del terrible régimen Nazi es el que se conoce
como “Caza Milagro”, que fuera desarrollado por Focke-Wulf. De hecho, es uno de los
pocos diseños secretos alemanes que ha terminado desarrollándose en aeronaves
militares modernas.
Su historia comenzó en 1942. Ese año apareció publicado en un informe del Centro de
Pruebas Aerodinámicas de Göttingen bajo el título “El ala motriz”. En él, Küchemann y
Solf discutían la posibilidad de crear una aeronave utilizando el vuelo de la libélula
como fuente de inspiración.
En junio de 1945 los planos cayeron en manos de los norteamericanos, quienes se dieron
cuenta del potencial de este caza. Todo se cubrió como “secreto”, y más tarde, EE.UU.
“estrenó” dos aviones sospechosamente parecidos al proyecto Alemán: el “Tallsitter”
Lockheed XFV-1 y el Convair XFY-1 “Pogo”, los dos dotados de alas rígidas. En ambos
casos la propulsión se conseguía por medio de la turbina Allison YT40-A-14 de 5.850
CV y de dos hélices de marcha opuesta de 4,88 m. de diámetro.
Historias increíbles
Hasta aquí te los proyectos más documentados y con grandes posibilidades de haber
dado a los Nazis una posibilidad de victoria en la Guerra. Sin embargo, hay muchos
más, que te comentamos brevemente, ya que varios expertos los consideran una
exageración de la capacidad técnica alemana.
Por ejemplo, se menciona un vehiculo con forma de plato (similar al AS-6), con
capacidad de despegue vertical y unos 42 metros de diámetro. Se dice que a principios
de 1945, un piloto despegó con un prototipo que alcanzó en tres minutos una altitud de
12.400 m. y una velocidad horizontal de vuelo de 2.000 km/h. Se suponía que la
velocidad máxima era de 4.000 km/h. En su contra, se argumenta que los materiales
especiales necesarios para que resistieran el efecto de las elevadas temperaturas no
existían en la época.
Quizás nunca sabremos que hay de verdad en estos documentos. Igualmente, no deja de
ser inquietante pensar cómo seria nuestro mundo si alguno de estos ingenios hubiese
permitido ganar la Guerra a los Nazis.