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JOSÉ PABLO JUÁREZ HERRARTE

Grupo: San Mateo


Curso: Teología Fundamental – Revelación

PARÁBOLA DE LA ABEJA
PARABOLA DE LA ABEJA:
1. Investigar Como elabora la miel la abeja.

Las abejas, absorben con su lengua el néctar de las flores que visitan, lo
introducen en su buche y vuelven a la colmena, donde se lo entregan a las
obreras jóvenes que encuentran más cercanas a la piquera; volviendo a salir en
busca de más néctar, tan pronto han pasado la carga a sus hermanas. Las abejas
del interior rápidamente se ponen a trabajar para transformar el néctar en miel, ya
que hay que rebajar el porcentaje de humedad, desde un 60 % con el que entra el
néctar en la colmena, hasta un 16 ó 18, que tiene la miel cuando las obreras lo
operculan en las celdillas. El proceso puede durar varios días, dependiendo en
gran medida de dos factores: la humedad y temperatura exterior.

El néctar es depositado en las celdas de los panales, donde todavía seguirá


perdiendo humedad, hasta alcanzar el grado de maduración perfecto, en torno al
18 %. Cuando las abejas comprueban que la miel esta lista para ser guardada,
sellan la celda con una fina capa de cera; este proceso se llama el operculado de
las celdas y es la señal, que nos indica a los apicultores, cuando la miel está lista
para ser recogida de las colmenas.
Durante todo el proceso de deshidratación del néctar, la pérdida de humedad es
aprovechada por las abejas para refrigerar la colmena, creando corrientes de aire
entre los panales por cientos de abejas ventiladoras, consiguen bajar la
temperatura interior de la colmena en más de 15 grados. Consiguiendo de esta
forma mantener constante la temperatura del nido de cría, que siempre ronda los
36 grados. Una vez operculadas las celdas repletas de miel, puede mantenerse en
perfectas condiciones de consumo durante muchos años.

2. ¿Por qué un Agente de Pastoral debe ser como una abeja?

El silencioso y milenario trabajo de las abejas consiste principalmente en producir


y almacenar miel, que extraen del polen de las flores. La abeja como productora
de ese néctar, de esa miel que es tan sumamente especial y dulce, nos transmite
el mensaje de que la dulzura de la vida, está dentro de nuestros corazones.
Aunque el mundo caiga, las esperanzas desaparezcan, y el día siga gris, dentro
de nuestros corazones tenemos esa fuerza, esa dulzura interna que nos sustenta
y que tenemos que encontrar. Nos recuerda en este sentido, que debemos de ser
capaces de extraer la miel de la vida en esos momentos grises. Como hacen ellas.
Extraigamos la miel de la hiel. Extraigamos ese punto de felicidad y de dulzura en
momentos grises y tormentosos.

Como la abeja produce miel…

Los padres del desierto del Siglo v, que conocían el valor de la miel, decían que
todo monje, todo cristiano, debe asemejarse a la abeja que, pasando de flor en
flor, liba, crea, transporta, reparte miel y poliniza: crea vida, alegría y bienestar a
su alrededor, a todo cuanto toca. Enseñaba:

Así como la abeja, donde quiera que vaya produce miel, así mismo el seguidor de
Jesús, donde quiera que esté, si pretende hacer la voluntad de Dios, siempre
puede y debe convertirlo todo en “gozo”, “dulzura”, y “alegría espiritual”.

Lo que Dios creó por amor, no fue un valle de lágrimas, sino un paraíso de gozo y
hemos de conquistar y hacer realidad día a día con nuestro esfuerzo y nuestras
obras.

- Vamos detrás de los placeres del mundo.


- Nos comportamos como verdaderos zánganos y no como auténticas abejas
que producen miel.
- Así, es posible obtener la verdadera alegría.
Y el P. Faber aconsejaba a sus discípulos: saber encontrar la alegría en todas
partes. Saber dejarla, siempre, a vuestro paso.

Y Dom Guéranger decía: ¡Ser un total aleluya, de la cabeza a los pies!

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