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MÓDULO 1: Bases del DIT > 1.1.

La importancia de la primera infancia

CONSTRUCCIÓN Y DESARROLLO
DEL CEREBRO
La ciencia nos dice que las experiencias que vivimos en nuestros primeros años
realmente afectan la arquitectura física del cerebro en desarrollo. Esto significa que
el cerebro no solo nace sino que también se construye en el tiempo a partir de
nuestras experiencias. Así como una casa necesita cimientos sólidos para sostener
las paredes y el techo, un cerebro requiere de una buena base que dé soporte a
todo su desarrollo futuro.

Las relaciones positivas entre los niños pequeños y sus


cuidadores literalmente construyen la arquitectura del
cerebro en desarrollo. La construcción de cimientos
sólidos en los primeros años da una buena base para un
adecuado funcionamiento mental y una mejor salud
general de por vida.

¿Cómo es que un niño en desarrollo construye y mantiene una


base cerebral sólida?
1. Interacciones recíprocas de “enviar y devolver”

Una forma de hacerlo es a través de lo que los expertos llaman "interacciones


recíprocas de enviar y devolver".

Imaginen un partido de tenis entre un cuidador y un niño, en donde en vez de


devolver la pelota hacia un lado y otro de la red, se producen diversas formas de
comunicación entre una acción y la siguiente, desde el contacto visual hasta el
táctil, desde cantar hasta jugar al escondite.

Estas interacciones repetidas a través de los años del desarrollo de un niño o


niña son los ladrillos con los cuales se construye una base saludable para el
desarrollo futuro.

2. Estrés

Hay otra experiencia que en la niñez moldea el desarrollo cerebral: el estrés.

Hay buenos tipos de estrés que son saludables para el desarrollo porque
preparan a los niños para enfrentar desafíos futuros. Por ejemplo, conocer gente
nueva o estudiar para un examen.

Otro tipo de estrés, llamado estrés tóxico, es perjudicial para el desarrollo


cerebral. Si un niño está expuesto a situaciones como el abuso y la negligencia y
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no tiene un cuidador que le brinde apoyo, las estructuras básicas de su cerebro en


desarrollo pueden sufrir daños.

Sin un cimiento sólido que apoye adecuadamente su


desarrollo futuro, el niño está en riesgo de experimentar
problemas de salud, de desarrollo, incluso de adicción a
lo largo de su vida.
Es posible corregir posteriormente algunos de los daños que ocasiona el
estrés tóxico, pero es más fácil, más efectivo y menos costoso construir temprano
una arquitectura cerebral robusta.

¿Qué propicia una arquitectura cerebral saludable?


Una de las cosas que propicia una arquitectura cerebral robusta es el
desarrollo de habilidades emocionales y sociales o el conjunto de habilidades que
los científicos llaman "funciones ejecutivas y de autoregulación".

Estas habilidades se pueden visualizar como el control de tráfico aéreo en el


espacio mental del niño. Piensen en el cerebro de un niño pequeño como si fuera
una torre de control en un aeropuerto con mucho tráfico. Todos los aviones que
aterrizan y despegan y todos los sistemas de apoyo en tierra exigen
simultáneamente la atención del controlador para evitar un accidente.

Igual sucede con el niño pequeño que aprende a prestar atención,


anticiparse y recordar y a seguir una cantidad de reglas. Como todos nosotros, los
niños tienen que reaccionar ante las cosas que suceden en el mundo que les rodea
y al mismo tiempo lidiar en sus mentes con preocupaciones, tentaciones y
obligaciones.

A medida que estas exigencias se acumulan, el control


de tráfico aéreo [las funciones ejecutivas y de
autorregulación] ayuda al niño a regular el flujo de
información, a priorizar tareas y, sobre todo, a encontrar
maneras de manejar sobre la marcha el estrés y evitar
colisiones mentales.
Es necesario desarrollar esta habilidad para asegurar una salud mental
positiva y equilibrada. Desarrollar un control de tráfico aéreo efectivo, superar el
estrés tóxico y construir una arquitectura cerebral sólida, son cosas que los niños
pueden hacer por sí mismos. Y puesto que la sociedad es fuerte y están
conformadas por ciudadanos saludables depende de nosotros como comunidad
asegurar que los niños y jóvenes puedan vivir las experiencias propicias que
necesitan para un desarrollo positivo.

Para construir un mejor futuro necesitamos construir mejores cerebros.

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