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Gloria al Padre.
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Salmo 94 INVITACIN A LA ALABANZA DIVINA
Gloria al Padre
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TODA LA CREACIN ALABE AL SEOR - Dn 3, 57-88. 56
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Manantiales, bendecid al Seor;
mares y ros, bendecid al Seor.
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LA LITURGIA DE LAS HORAS
El Seor nos dijo que "es necesario orar siempre y no desfallecer" (Lc
18,1); "estad en vela, orando en todo tiempo para que tengis
fuerza" (21,36). Y lo mismo nos mandaron los Apstoles: "Aplicos
asiduamente a la oracin" (Rm 12,12), "perseverad constantemente
en la oracin" (Col 3,2), "noche y da" (1Tes 3,10).
Si el Seor nos manda orar siempre, ello significa que quiere orar en
nosotros siempre, por la accin de su Espritu. Por tanto, en la
medida en que no oramos y que vivimos olvidados de Dios, en esa
medida estamos resistiendo al Espritu de Jess.
"Su actividad diaria estaba tan unida a la oracin que incluso aparece
fluyendo de la misma, como cuando se retiraba al desierto o al monte
para orar, levantndose muy de maana, o al anochecer,
permaneciendo en oracin hasta la cuarta vigilia de la noche" (OGLH
4).
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a) El dilogo con Dios. "La santificacin humana y el culto a Dios se
dan en la Liturgia de las Horas de forma tal que se establece aqu
aquella especie de dilogo entre Dios en los hombres, en el que "Dios
habla a su pueblo... y el pueblo responde a Dios con el canto y la
oracin"(SC 33)" (OGLH 14). De este modo, la santificacin de los
orantes viene obrada por el Espritu Santo, cuya presencia en la
oracin litrgica de la Iglesia es infalible y segura, precisamente por
su carcter sacramental.
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reciben las Horas toda su fuerza cultual y suplicante. De l, de la
Virgen Mara y de los Apstoles, de los bienaventurados y de los
ngeles, reciben la Liturgia de las Horas toda su dignidad, santidad y
belleza.
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Cntico de Mara. ALEGRA DEL ALMA EN EL SEOR Lc 1, 46-55