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Wn pie en Europa y Pe Meet E TUL ie Te Oa Ey TUES st ATER E) libra 1°13 Barrie Pitt presenta la historia ilustrada del siglo de la violencia que edita San Martin La cronologia del siglo XX es un catélogo de violencia como jamas hasta ahora conociera el mundo. Dos guerras a e: fialado las cimas de la inevitable inclinacién del hombre hacia la violen- cia; pero el periodo no ocupado por esas guerras no ha sido menos violento: la humanidad no ha cesado de prepararse para la violencia, de ejecutar actos violentos o de ocuparse de sus consecuencia: Cuanto mas capaz se hace la raza humana de controlar el medio que la rodea, mas le empuja su ansia de autoafirmacion a poner en peligro ese medio con el uso de la violencia. El instinto de luchar y destruir Parece éer tan basico en la naturaleza humana como el instinto de amar y crear. Para comprender mejor este siglo de violencia, San Martin-Ballanti- ne inicia ahora la publicacién de una extensa coleccién, la Historia Hus- trada del Siglo de la Violencia. En ella se integrara la historia ilustrada de la Segunda Guerra Mundial, que tan enorme éxito tiene, y que conti- nuara offeciendo las series ya conocides por sus lectores. Seguiran apareciendo los libros de Batallas, Campanas y Armas de la Segunda Guerra Mundial, y se ampliaran para incluir otras batallas, campafias y armas de todo ei siglo de otros periodos y diferentes paises, desde el Oriente Medio hasta Vietnam y desde la Espafia de 1936 hasta las luchas revolucionarias de América del Sur. En la serie de Personajes se pre- sentan biografias de los hombres: unos, de reconocida grandeza; otros, de infausto recuerdo, que @rrastraron a la humanidad a la violencia o que emplearon la violencia para dirigir la lucha por la paz. Ya se han Publicado las biografias de Patton, Skorzeny, Hitler, Tito, Mussolini y Zhukov. Los libros iran, en todos los casos, protusamente ilustrados. El si- glo XX ha sido la era de la camara fotogratica, gracias a la cual han Podido desarrollarse nuevas técnicas de presentacion. Hemos demos- {rado bien el dominio de dichas técnicas con la Historia llustrada de la Segunda Guerra Mundial. Dondequiera que haya tenido lugar un hecho de violencia ha habido una camara pronta a registrarlo. £1 equipo de investigadores de la coleccién ha recorrido los archivos publicos y las ‘olecciones particulares de todo el mundo en busca de las mejores f tografias, para que todos los libros vayan inmejorablemente ilustrados. 08 textos se deben a las plumas de los escritores y comentaristas mas competentes del mundo, cada uno experto en su campo. Todos son oncisos y de facil lectura; textos e ilustraciones componen juntamente una nueva forma de presentar la informazién. Los libros ilustrados de San Martin son un nuevo tipo de libros para el lector moderno Salerno: un pie en Europa 5 5 3 = z = a & = aan <2 =] A Director Editorial: Barrie Pitt Editor: David Mason Director Artistico: Sarah Kingham Asesor Artistico: Denis Piper Editor Grafico: Robert Hunt Dibujos: David Allen. ‘Tlustraciones: John Batchelor Investigacion Fitografica: Jonathan Moore Cartografia: Richard Natiel las fotograias Ge eta obra han so especialmente sclecclnaas Ge los archivos sguentes: Ge uqulerda & ‘rch pups 45 Museo Unperal de Guerra 0 Serco e los Petados Unidos Agencia ce rena Kojsine: ft Keystone 14 Rado Tuve talon Prete Library: Is Almedo dentate: 1o1T Keystone 820 Zeanato; 21M, g125 Etro de ln Estados Unicon 20 Resin 27 WM Berce EEUU, a Keyetone, ‘6 Camera Press tM: 30 Keynzone: 31 revo Nacional oe los Betas Uru 41°42 Serna 38 eystone 44 Reraig EEUU. 36 Bundearcni Coben. 309 Archive EE UU. aDad Wat 44 denture 406 ‘Arenuoe HEU. is tereto HEU: Set IWAR 43 Eells EEUU. dB WML. 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Deposito lega: M. 11.799/75 LSIBN. 847140-i01-0 Indice 6 Introduccion 3 Estrategia 38 Avance y rendicion~ 72 Batalla por la cabeza de playa 112, Golpe por golpe 138 Hacka el Voltuno 160. Bibliografia Vuelta a E Introduccion por Barrie Pitt En la tarde del 8 de septiembre de 1943, una flota de invasion aliada surcaba acompasadamente las calmas aguas del mar Tirreno, aproximéndose a las bahias que contomnean el golfo de Sa- emo, en tierras de Italia, Sus barcos hhabian partido de puertos tan amplia- mente espaciados como Oran, Bizerta, Tripoli y Palermo en Sicilia. A bordo, las tropas Iban eon buena moral, ya que fa las 18.30 horas habian ofdo la voz de ‘su comandante en jefe, por los sistemas de altavoces de los barcos, anunciando la rendicion de Talia. '5j el general Eisenhower hubiese pre- visto la reaccién de los hombres cet Quinto Ejéreito de Mark Clark, induda blemente habria esperado un momento ‘més apropiado para lanzar esta trans: ccendente noticia, cuyo solo anuncio ha- bria aeabado con Ja tension que impll- ‘caba el acercamiento a la costa enemi- ga, Relajados los misculos, las tropas ‘estarian entonees prontas para bromear reir cuando sus emociones reprimidas se hhublesen aflojado; fue un enfoque err6- neo de emo efectuar la aproximacion fen una operacion de asalto. Las tropas norteamericanas y britdnicas del Quinto Ejército descubririan pronto que 1a pérdida de sus aliados italianos no afectaba a las virtudes combativas de los soldados alemanes. La tarea de planear un desembarco (Ge nombre en clave Avalancha) cerca de Népoles habia sido adjudieada al Quinto Rjéreito de los Estados Unidos. ‘Dos puntos se habian tomado en cons deraelén; uno en Ia lanura costera de Voltumo, en el golfo de Gaeta, al Norte de Népoles (recomendada por Mark ‘Clark y por los jefes de la aviacion nor- teamericana), y el segundo al Sur de Napoles, en Salemo, donde habla buc- nas playas, aunque cereadas por altas 6 montaflas, con salidas hacla Napoles ‘que pasaban por las altas y rocosas cl- mas del Monte Picenti. Los briténicos consideraban que la zona del golfo de Gaeta estaba demasiado alejada para que la cobertura aérea fuera eficaz, ¥ que incluso las playas de Salerno serfan diffclies de cubrir, ya que la autonomia de Spitfire con base en Sicilia no le permitirfa permanecer més de veinte ‘minutos sobre las eabezas de playa. Los Dritdnieos veneleron en sa argumenta- ‘eldn y basaron sus esperanzas en la cap- ttura del aerédromo de Montecorvino, en Ia zona del desembarco, para propor- elonar una cobertura aérea constante sobre los bareos que transportaban su ministros 2 las playas. El Quinto Ejército constaba de dos cuerpos de Ejercilo, el X briténtco, mandado por el teniente general Mc- Creery, ¥ el VI de los Estados Unidos, ajo mando del gereral Dawley; al X se Je asigno el sector Norte de la zona de desembarco y al VI el sector Sur; el rio Sele separaba a uno de otro. Los primeros desembarcos se desarro- aron favorablemente; los exploradores norteamerieanos avanzaron rapida- mente tierra adentro y capturaron los altos pleos al otro lado del paso de Chiunai, mientras los comandos britani- cos desembarcaben a su derecha, en Vietri sul Mare, y se abrian paso contra luna fuerte oposicion, hasta Salerno. Pero los desembarcos principales el Norte y al Sur del rfo Sele se desarrolla- ron con un maresdo contraste; en el Norte, los buques lanzaron una cortina de fuego para suavizar la oposicion an- tes del asalto, pero en el Sur las lanchas. de desembareo que se habjan aproxi- mado en silencio y en la oscuridad, se vieron iluminadas de repente por las bengalas alemanas y sometidas a un ddenso fuego; se produjo un clerto panico y hasta la mafiana siguiente no se Tea- ‘hrmaron Ja disciplina y el orden. La ‘causa de esta aproximacion silenciosa era una orden expresa de Mark Clark, dietada probablemente con énimo de lograr la sorpresa Fue una prevision que no tuvo éxito. Durante los meses precedentes a la invasion de los aliados en el Sur de Tta- ia, los alemanes habian decidido qué acciones tomarfan en el caso y mo- ‘mento en que su compafiero del je de- eidiese pactar un acuerdo de paz por separado. Tenfan grandes sospechas de las intenciones de Italia, y aunque Kes- selring —comandante en jefe del Sur— trabajaba en estrecha colaboracién con Jos italianos, formulando planes para rechazar cualquier Invasion aliada, Hit- ler habfa decidido ya ocupar Italia y habia trasladado fuerzas adicionales al pafs, aumentando ostensiblemente las defensas. Su plan era mantener una If- nea fortifieada en el Norte de los Apeni- nos y, si los italianos capitulaban, tras- Jadar's Rommel al Norte de Italia y ha- cor que Kesselring se retirase desde el Sur, hasta unirse con aquél, que os quien asumiria el mando total. En el caso de que los aliados invadiesen Italia antes de la capitulacién, el Generalo- erst von Vietinghoff —Décimo Ejercito aleman— rechazaria los desembarcos con el apoyo italiano, para mantener abiertas las lineas de retirada hacia Roma, ‘Al anunclarse Ja rendicion de Italia, {que no se produjo hasta la vispera de los desembarcos de Salerno, Vietinghoft ‘tuvo que decidir qué tipo de accion iba a tomar. No pudiendo establecer con- tacto con Kesselring, pero tranquilizado por le actitud no agresiva de muchas ‘tropas italianas, que consentian ser de- sarmadas 0 simplemente abandonaban sus uniformes y armas y se dilufan en el campo, opt6 por tratar de rechazar hae cla el mar la fuerza de invasion y con: centro sus fuerzas en Salerno. Fue una decisiGn con la que Kesselring se mos- 176 de acuerdo, ‘Se trabo la batalla y las fuerzas alema- nas aplicaron la mayor parte de su es- fuerzo contra el sector britanico, hasta {que el 13 de septiembre Vietinghoff des- curio la brecha entre los dos cuerpos de Bjército en el Sele. Dedujo errénea- mente que los britanicos y norteamer- ‘canos se habian desplegado separada- mente para faeilitar la retirada de las playas y, olfateando la victoria, envio un cable a Kesselring asegurando que la resistencia allada ante su Décimo Ejér- ito estaba en colapso. Llego a anotar en su diario de operaciones que la bata- Ila de Salerno tocaba # su fin. I Estado Mayor de Mark Clark hizo realmente planes eventuales para la evacuacion de la cabeza de playa; se formalizaron dos, uno para cada grupo de ejercito, aunque se previo ademas que uno de éstos se retirase en caso ne- cesario y fuese enviado para reforzar al otro. La verdad era que las tropas alla- das se hallaban en Salerno, el 13 de sep- tiembre, en situacién critica, Sin em- argo, se decidié lanzar sobre la cabeza de playa a los hombres de la 82 Division Aerotransportada de los Estados Uni- dos y se intensifiearon los bombardeos navales y aéreos hasta que nuevas tro- pas pudieron penetrar para reforzar al Quinto Ejército, fuertemente presiona- do. Asf, el 18 de septiembre era obvio que 1os alemanes estaban en retirada: ssus ataques habfan sido desechos por el bombardeo y el preciso fuego de los ca- fiones navales, y estaban amenazados por la aproximacién del Octavo Rjéreito Dritanico desde Calabria. Durante algunos dias, 1a suerte de la batalla de Salerno estuvo, pues, en el flel de 1a balanza, Si los alemanes hu- Diesen empleado mas tropas, acaso ha- brian arrojado al Quinto Ejército al mar; as supleron los aliados que no de- ian dar ningin valor real militar a la rendicion de Italla, La severidad de la Iueha fue ademés un augurio de las ba- tallas que seguirfan a medida que los aliados fe abrian camino lentamente or la peninsula italiana. be ak so ue A las 6.30 de la tarde del 8 de septiem bre de 1943, el general Eisenhower, co mandante en jefe de las fuerzas alladas en el Mediterraneo, anuncié que habian cesado las hostilidades entre Italla y los aliados y que se habia proclamado un El documento de rendicién habia sido firmado, de hecho, en la recién conquils de Sicilia el 3 de septiembre, snhower habia decidido mante nerlo en secreto para obtener las mejo- res ventajas posibles para las tropas aliadas, comprometicas ahora en la 1u cha contra un Bje que resultaba bas tante menos poderoso (ras la retirada de Italia, En el momento elegido por Bisenho- wer para hacer su anuncio, algunas de estas tropas se hallaban en el mar, ca mino de Italia, dose a la bahia de Salerno, unas veinte millas al Sur del puerto de Napoles, El anuncio, transmitico por las radios de los barcos, habia lanzado inevit blemente a los hombres « le confusion. Algunos se sorprendfan de que hubiese ninguna necesidad de invasién; otros, ymente, pensaban que el desem: bareo seria tina operacion de rutina, sin oposieién significativa, En algunos bar- cos, los oficiales mas avisados habjan aleccionado a sus hombres sobre los pe ligros de 1a confianza place! ron de imbuitles la idea de qu minsticio no supondria una diferencia perceptible, de que sélo los italianos es taban fuera de la guerra, no los allen nes, ¥ de que la Icha seria dura, si no entrenado soldado alemén, sin descora Le bahia de Salerno. Los jetes det Estado Mayor Combinado se entrevistan en Casablanca. zonados italianos que pudieran debilitar y deshacer las defensas, Los hombres que tomaron nota de esta adventencia y disimularon sus es- peranzadoras ilusiones fueron los sabios y afortunados: cuando llegd la hora de Combatir, no se vieron desmoralizados por el choque de su ferocidad, El esquema estratégico que evs a esta invasion de Salemo y al anuncio ‘simultdneo de la rendicl6n de Italis”ha- bia comenzado a desarrollarse en los primeros meses de 1943. En la conferen- cla de Casablanca, celebrada en enero, mientras se combatia todavia en Tunez, Jos aliados acordaron que a la campana de Africa seguiria la invasion de Sicilia, dirigida fundamentalmente a asegurar las rutes maritimes a través del Medite- rréneo, haciendo innecesario el largo vviaje alrededor del cabo de Buena Bspe- 0 ranaa. Después de estas dos operacio- nes, que en términos estrategicos debe- Mian ser consideradas fundamental- ‘menta como defensivas, comenzaron a surgir las previsiones para una verda dera campana ofensiva en el teatro eu ropeo. Para los ingleses, esto signifleaba lun ataque contra la tierra firme de Ita- lia, A fin de discutir, entre otros asun- tos, Ia cuestién italiana, los ingleses convocaron uns conferencia de los alia. dos, que comenz6 en Washington el 12 de mayo de 1943, cuando el primer mi nistro ingiés Winston Churcill y el pre~ sidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt se reunieron, con sus jefes de estado mayor y consejeros, en el des- acho ovalado de Is Casa Blanca. Roo- sevelt dio la blenvenida a sus colegas ‘eon un discurso introduetorio en el que subray6 que la clave de sus planes esta ria en la intencién de emplear contra el enemigo todos los recursos de armas ¥ municiones y en no permitir la inmovi- dad, Fra éste un sentimiento con el que nlnguno de los miembros del estado mayor estuvo en desacuerdo, Winston Churehill abrié despus la dis- eusion propiamente dicha, e inmedia- tamente apunto las diferencias de crite- rio entre los dos estados mayores, ex- presando al mismo tiempo la opinién un tanto optimista de que eran solamente diferencias de énfasis y de prioridad, que él estaba seguro que serfan resuel- tas, Puso sobre el tapete varios objetivos, comenzando con el Mediterréneo, Al la presa mas importante era poner a Italia fuera de la guerra, lo que, en frase gra- fica de Churchill, arrojaria un «esealotrio de soledad sobre el pueblo aleman y podria ser el comienzo de su ruina. Es mis; aun cuando la caida de Italia no fuese fatal para Alemania, tendria otros efectos: ejerceria una influeneia favora ble sobre el gobierno turco, que podria facilitar bases de bombardeo para lim: plar el Egeo; repercutiria en los Balea- nes, donde la retirada de un gran nd: mero de tropas italianas induciria a los alemanes a abandonar la zona por com: pleto 0 a trasladar tropas del frente ru- 0, allviando ast a la Union Sovietica; y eliminaria a la flota italiana, permi- tendo que los portaviones y acorazados ingleses entraran en servicio contra el Japon, en el teatro del Pacifico o en el golfo de Bengala, El segundo objetivo, después del Me tierraneo, era descargar a Rusia, que tenfa retenidas a 185 divisiones alema. ras en el frente del Este, y el mejor ca: mino para cumplirlo era de nuevo eli: minar a Italia de la guerra, obligando asi a Alemania a enviar un gran niimero de tropas para mantener Ios Balcanes. El tercer objetivo era muy simple Como el Presidente habia mencionado, se trataba de lanzar contra el enemigo los grandes ejércitos, fuerzas aéreas y ‘municiones. ;Qué harfan las tropas en- tre el fin de la operacion en Sicilia, que problablemente en agosto, y la In- vasion de Francia en perspectiva, con el ccruce del Canal, siete u ocho meses mas tarde? No podian ciertamente permane- cer oclosas, al menos por los graves efectos que esto tendria sobre Rusia. El Presidente replico al discurso reite rando que era esencial mantener a las grandes fuereas terrestres y navales aliadas activamente ocupadas. Insistio. tambien en que era urgente considerar donde ir desde Sicilia, pero agregd que sus puntos de vista divergian. Estaban preocupados ante la posibilidad de que a ocupacicn de Sicilia supusiese una sangria en los recursos allados y perju: dicase futuras operaciones en el Medite- rréneo, y consideraba que una ocupa- clon de Italie podria dejar a las tropas alemanas libres de combatir en cual- ‘quier parte. El mejor método de luchar contra Alemania, segun él, era lanzar una operacién a través del Canal Con Churchill, por tanto, en favor de uuna operactén contra Italia, y los nor- teamericanos, bajo Roosevelt, nada convencidos, sus estados mayores se enzarzaron en frecuentes y complicadas @iscusiones diarias para resolver sus dl- ferencias y establecer una estrategia. Mas a pesar de sus esfuerzos, cuando el Primer Ministro y el Presidente dieron su aprobacién, el 25 de mayo, el pro- yecto de los jefes de estados mayores combinados ino contenia todavia nin- guna referencia a Italia para despues de Ja conquista de Sicilia, Lo mas parecido a un plan que logré acordarse fue una resolucién estable- clendo que el comandante en jefe aliado en el Notte de Africa (general Bisenho- wer) recibiria instrucelones para «pla- near operaciones de explotacion de (la invasion de Sicilia) que se ealcularfan 1o mejor posible, a fin de eliminar a Italia del conflieto y entrete- ner al maximo numero posible de fuer- zas alemanas». Los jefes de estados ma- yores combinados se reservarian la de- cision acerea de cusl de las operaciones se pondria en marcha Churchill estaba profndamente preo- cupado por no haber sido eapaz de ase- gurar un compromiso para atacar Italia después de Sicilia, e intufa que el Es- tado Mayor norteamerieano preferia yusostavia PAs < 2 = a < roi una operaelén en Cerdefta. Se vio obll- gado a volar a Argel, después de si vi ita a Norteamériea, para consultar al general Eisenhower y levo el asunto hasta el punto de asegurarse del Presi dente el permiso para llevarse consigo al general Marshall, al objeto de tener envuelto en las discusiones a un repre- sentante de los Estados Unidos de! mas alto nivel. No queria enfrentarse a la acusacién de que habia ejercido una in debida tnfluencia personal Churchill y Marshall gozaron de un cordial viaje hasta Argel, en el curso del ‘cual omitieron tratar la cuestion de Tta- lia, que el primero estimaba como la de- cisién eruclal. Pero Churchill estaba de. eldido a obtener a decision de invadir Italia antes de abandonar Africa y no tuvo diffcultad en persuadir a los brité nicos. El general Alexander, el alm! rante Cunningham, el mariseal del Aire der y el general Montgomery, todos velan la conguista de Italia como el na- tural resultado de sus operaciones en Afriea a partir de El Alamein. Marshall en cambio, permanecia silencioso y hermético, Al comienzo de su primer encuentro offeial, en la tarde del 29 de mayo, el ge- neral Eisenhower habia comenzado a vver también con agrado la operacin en Italia. Después de discutir otras diver- ssas cuestiones, llegé a la de Italia e i die6 que si se pensaba ponerla fuera de combate habria que hacerlo inmedia- tamente después de Sicilia y con todas las fulerzas disponibles. Si Sicilia resul- taba fécil, se deberia ir directamente a Italia, que produciria resultados mucho mas remuneradores que un ataque a las islas, Risenhower era, por entonces, sin duda, un partidario de los planes italia nos. No asi Marshall, y cuando Eisen hower pidié informacién sobre eudndo debia presentar sus planes para poner a Italia fuera de la guerra Marshall le dijo que no se tomarfa ninguna decisién hhasta que se conociesen los resultados del ataque a Sicilia y la situactén en Rusia, Sugirié ademds que se prepara. por el Estado Mayor dos planes, uno para un ataque a Corcega y Cerdena, y ‘otro para las operaciones en la penin: sula italiana, La eleccidn se haria sola mente cuando se aclarase la situacién, en cuyo momento se daria a las fuerzas actuantes el necesario equipo, segtin e plan que hublese sido seleecionado. Bi senhower habfa aceptado de todo cora z6n las ventajas del plan de Italia y de claré que, si Sicilia caia facilmente, es- tarfa dispuesto a ir derecho a la penin- sla. En el siguiente encuentro, el 31 de mayo, Churchill hizo de nuevo patente ‘que su gran deseo era invadir el Sur de Talla, una glorlosa campafa, como la cealifle6, comparada con la «mera con- venieneia» que representaria 1a opera- clon contra Cerdena, Pero el general Marshall todavia ejercio una influencia restrictiva. Aunque comprendiendo los sentimientos de Churchill sobre la ope- raci6n, sefial6 que debia hacerse uso de una gran discrecion en este punto y que era mejor posponer Ia decision hasta que hubiese comenzado el ataque & Sicl la En el transcurso de estas discustones y durante la misma operacion de Sicilia, los acontecimientos de Ia peninsula se desarrollaron en tal forma que infuye- ron en la decisién de invadi Italia De las actas de las discusiones de Washington y Argel resulta claro que, ‘aunque los allados estaban deseosos de forzar a Italia a abandonar la guerra y conflaban en lograrlo, creian necesitar xitos militares positivos para forzar di- cha situaeion; lo cual representaba, sin duda, la invasion de Sicilia, la probable dela peninsula y quiza la toma de Roma En los primeros meses de 1943, sin embargo, los acontecimientos de la misma Italia favorecieron tales propési- tos, El pueblo italiano, convencido de que la guerra estaba perdida, entre la perspectiva de una invasion aliada y su- felendo una acueiante falta de alimentos ‘asi como las incursiones de bombardeo, ‘que habian paralizado la red ferroviaria, se sintlé cada ver mas desilusionado S107 El general George C. Marshall, que era favorable a posponer la decision sobre ali. con Mussolini y 1a gufa del fascismo. En el Norte se produjeron tumultos; las hhuelgas se hicieron corrientes y se cian en piblico agrias palabras de disensién. El pueblo italiano no se preocupaba de perder la guerra, sino de que la derrota Jo libraba del faseismo, Una figura clave enesta ola creciente de descontento fue el mariscal de campo Pietro Badoglio, antiguo Jefe del Alto Estado Mayor y ppor entonces un civil mas, Ungido por sus amistades, Badoglio solicité y ob- tuvo audiencia del rey Emmanuel y se presenté a él con un prolijo informe de la situaclén del pais y del pensamiento ol pueblo italiano, después de lo c sugirié radicales medidas para corregir los problemas pendientes. El rey escu ché, pero no dio respuesta positiva. En Ja forma debida, sin embargo, y con el aliento del principe de la corona, Bado- tio tomé las medidas adecuadas para organizer un golpe de estado consul tando calladamente al jefe del Alto Es- tado Mayor, general Ambrosio, y con los | mariscal de campo Prieto Badoglio, an- tiguo jete del Estado Mayor italiano. Arriba: Badoglio con el rey Vittorio Emanuel Informe sobre los problemas de Itali ‘Abajo: Badogllo hizo grandes pr principe heredero (derecha), quien le cyud6 para tramar el aolpe de Estado. Inictalmente ol rey no dio respuesta gresos con el Jefes de los tres partidos politicos im portantes para asegurarse su apoyo en Ja deposicion de Mussolini. A finales de junio tenia ya bastante adelantado el ‘examen de los medios por los que se li- erarfan de los alemanes y declararian el armisticio y, como el eomplot progre- saba, su impetu erecié grandemente ‘cuando los aliados avanzaron hacia sus playas. La invasion de Sicilia comenz6 €1 10 de julio y, en pocos dfas, e! Octavo Ejército inglés y el Séptimo norteamert ‘ano lograban una sustancial penetra cién en la mitad Sur de la isla, Bl dia 18, el general Eisenhower pedia permiso a los jefes de Estado Mayor conjuntos para infolarse la invasion de la peninsu- Ia, Algunas fechas después de comenzar 1 ataque de Sicilia, el general Ambrosio imploré de Mussolini el anuneio a Hitler de que los italianos no deseaban conti nuar la guerra. El propio dia 18, ambos estadistas se entrevistaron en un edifi clo de un «fresco sombreado parque-, en Felire, cerca de Rimini, pero Mussolini, aparentemente por falta de coraje, no puso en claro @ Hitler que los italianos no podian ni deseaban combatir. A su regreso a Roma, el 20 de. eseribir una carte a Hitler haet presente este parecer, pero nunca lo hi- 20, ¥ cuando los bombarderos aliados Inielaron sus incursiones intensivas contra los centros de comunicacion s¢ reos y ferroviarios de las proximidades de la capital, el pueblo italiano comenz6 a pedir ablertamente la capitulacion a su gobierno. Con tan evidente oposicin, el go- bierno fascista quedaba claramente postergado y muchos de los miembros reetores del partido fueron privados de sus cargos u obligados a la dimisién, EL 24 y el 25 de julio, el Gran Consejo Fas- cista celebré una reunién de fin de se ‘mana, en la cual fue manifiesta la gene ral hostilidad hacia Mussolinl. Con clulda la reunion, el Consejo adopt6 un Hitler se entrevista con Mussolini El general Ambrosio, jefe del Estado Ma- yor italiano. acuerdo, suscrito por 16 de sus 25 miembros, declarando, después de un largo preambulo, que , en Sieilla, cuando el Octavo jéreito avanzaba casi sin oposieién, por la costa Este de la isla, Montgomery es- ‘timo que podria efectuar el cruce, cast sin resistencia, del estrecho de Messina y pasar a la region de Calabria, el «ta- lon» de la «bota» de Italia. Pero la idea quedé duramente postergada cuando los refuerzos alemanes impidieron al Octavo Ejéreito entrar en Catania, ha- ciendo patente que Sicilia debla ser limpiada antes de iniciar ningun de- sembareo en Calabria EL 17 de julio, mientras el Octavo Ejército de Montgomery Uevaba ade- Jante el plan Catania, el Septimo de Patton hacfa progresos que permitian resucitar la idea y aun recomendar otras operaciones, Eisenhower, Alexander, Cunningham y Tedder estaban de acuerdo en que el principal movimiento debia ser un desembarco en Tarento, en el talon de 1a bota, lo que daria a los ejéreitos, en su marcha hacia el Norte, una excelente base naval para fines de abastecimientos, Mejor incluso que Ta- rento, pensaban, era el puerto de Napo- les y, sila operacién de Sicilia mostraba ‘que la resistencia italiana empezaba a Fomperse y, como era de esperar, italia nos y alemanes eran reehszados hacia el Norte, podria pensarse en atacar el puerto en una operacién de desembar- 0, Este orden de actuaelén se mantuvo vigente hasta el 25 de julio, cuando la noticia de la caida de Mussolini legs a Jos allados. Un dfa después, el Mando Supremo se reunio en Cartago y se mos- 10 ya favorable a proyectar el pian so- bre bases més reales. En consecueneia, se asigno al general Mark Clark, cuyo Quinto Ejéreito habfa sido formado en el precedente mes de enero, la tarea de planear una operacién enterameate nueva, un desembarco anfibio en la re~ gion de Napoles, amado en cédigo ‘Avalancha» Clark se puso a trabajar eon gran en- tusiasmo, Recibié Instrueciones para presentar sus planes el 7 de agosto, f- Jandose el 7 de septiembre como fecha objetivo para la operacién en sf. Seis semanas parecia demasiado para pla- near una invasion que proporeioneria grandes beneficios si se realizaba en plazo inmediato, cuando la situneién de Talia era todavia fluida, pero la demora, estaba dictada por Ia aguda carencia de hombres y de medios de desembarco. ‘Todos los hombres estaban fuertemente comprometidos en Sieilia y, aunque eon perspectivas de éxito, a mediados de ju Mo segufa combatiéndose en la isla. Una operacién anfibia en gran escala era fademés una absoluta novedad y tolos los medios de desembarco disponibles estaban empefiadios en el apoyo de las, tropas que actuaban en Sicilia. Fueron considerados todos los célculos razona. bles sobre el plazo de tiempo que se re- querfa para limpiar la isla, y se pidié al Estado Mayor de la Marina que indicara Ja fecha mas temprana, en que, tentendo en cuenta el anterior plazo, se podria realizar el desembraco, Las tases de la luna dietaron que fuera entre el 7 y e110 de septiembre. Después estaba el problema de Ie exacta localizacion del desembareo. Se presentaban dos alternativas impor tantes, Algunas fuentes mal informaias sugurleron la propia bahia de Napdles, pero los mas serios y previsores estrate- gas estimaron que unas zonas de apro: ximael6n fuertemente mimadas, ade mais de las barreras contranavio y de lunas cuarents posiciones fortificadas, como poco, resultaben exeesivas para fr El general Marck Clark, comandante det Quinto Ejército, una fuerza de asalto de tres divistones. La sugerencia fue rapidamente dese: chada, La zona mas prometedora era la la- nura eostera del Volturno, al Norte de Napoles, la tinica de Ia region que no es taba rodeada por montaflas. El terreno ano era ideal para las fuerzas acoraza- das y ningun obstéeulo impedia una r4- ida earrera hacia el Sur, hacia Napoles. ‘Més atin, el desembarco en el golfo de Gaeta lanzaria importantes fuerzas aliadas detrés de las lineas alemanas y bloquearia cualquier refuerzo del Norte Clark patrociné y apoyé este plan e in- cluso yol6 dos veees a Argel para discu tirlo con los estados mayores que lo planeaban. Les autoridades navales no ‘se mostraban muy entusiasmadas por- que las aguas estaban en esa zona me- nos resguardadas que més al Sur; Ios je- fes de la aviaclén norteamericana, en cambio, lo apoyaban con fuerza, consi: derdndolo dentro del alcance efectivo de la cobertura aérea. ¥ los britanicos, por Ultimo, se mostraban reacios, aduciendo que la zona se hallaba demasiado ale~ Jada para prestar una buena cobertura area. Al final el propio Clark hizo suya Ia opinion del comandante en jefe del Mediterraneo, mariscal del aire Sir Art hur Tedder, de que no se podria prestar ‘apoyo aéreo adecuado al Norte cle Napo- les. Opt6, pues, por sbandonar el plan y todos sus esfuerzos se concentraron en ¢l propugnado por el adjunto de Bisen- hower, general Alexander, para desem- arcar en el Sur de Népoles, en el golfo de Salerno, La elecci6n de este lugar era fen muchos aspectos desafortunada, Giertamente, ofrecia varias ventajas: as playas proporclonaban treinta kilome- {tos de buena costa con accesos directos a las zonas de tierra adentro, y los fon- dos submarinos eran ideales para que las barcazas de desembarco egasen di rectamente a Ja orilla sin niguna obs. truccion natural, Pero tena un serio in conveniente: estaba rodeado de monta- ‘Ras que formaben una barrera casi im- penetrable y fell de defender contra luna pronta ruptura hacia la lanura de Napoles. Las carreteras de Napoles co- rrian ademas a través del Monte Picen: ti, rocoso y particularmente dificil. Alls el terreno era ideal para la defensa, y cualquier fuerza que viniese desde la playa no sdlo tendrian que hacer frente los formidables bombardeos de artille: ria, sino que maniobrar en muy poco espacio en sus esfuerzos para romper a través de las montafias y asegurar los pasos. Era patente qué un desembarco pot sorpresa permitirfa poner pie en tie- rra, pero la batalla desde alli hasta Né poles presentaria exeepcionales dificul tades. En estas circunstancias, puede parecer extratio que Salerno fuese acep- tado como area de desembarco, Sin em- bargo, le clave del plan era la necesidad de cobertura aérea, y Alexander rehus6 fl apoyo @ cualquier proyecto que no ‘cumpliese este requisito. Todavia a este respecto habia problemas; volando desde las bases mas cercanas de Sicilia, Salerno, mirando hee cha) y hacia el sureste rretera y a linea del ferrocarril a Napoles. 1 caza Spitfire con un depdsito suple: mentario solo podria mantenerse du- ante veinte minutos en servicio de pa- trulla sobre el golfo de Salerno; ademas, si llovia con fuerza los eampos de ate: rrigaje improvisados en la isla queda. lan inutilizados. Lo unico esperanzador en relacién con la eobertura de los cazas era la existeneia de un excelente campo de aterrizaje, el nerddromo de Salerno, y de esta forma se planeé tomarlo al prin- cipio de la operacion. Localizada la zona de asalto el general Clark continu puntualmente con el planeamiento detallado y present6 sus previsiones a los jefes de Estado Mayor en la reunién de Cartago, el 17 de agos- to. El Quinto Bjérelto de Clark estarfa in- tegrado por dos cuerpos, el VI nortea- Arriva: €1 mariscal det alt er: el apoyo aéreo fue la clave par ‘seleccion de la bahia de Salerno. Deve- cha: El general Sir Harold Alexander, que ‘abogé por la zona de Salerno. mericano y el X briténico. El VI, bajo et mando del general Ernest J. Dawley, comprendia las divistones de Infanteria 34.y 36, la 1* Acorazada y la 82 Aero- transportada. El X Cuerpo, mandado por el general sir Richard MeCreery, es: tarfa constituido por las divisiones de Infanteria 48 y 56, la 7 Acorazada y la 14 Aerotransportada, Las fuerzas navales, bajo el control to- tal del almirante inglés sir Andrew Cunningham, estarfan mandadas por e! almirante H. Kent Hewitt. Este navega ria con el Quinto Ejéreito en su buque insignia USS Ancon, que serfa también el cuartel general de Clark hasta el de- sembarco. Bajo el mando de Hewitt, para esta operacién, estaban la Fuerza de Ataque Norte, formada principal- mente por barcos ingleses y mandada por el comandante G. N. Oliver, y la Fuerza de Ataque Sur, principalmente de barcos nortesmericanos, mandada por el contraalmirante John L. Hall Una pequefla fueza anfibia fue colo- cada en el flanco izquierdo (Norte) del rea de asalto, al mando del contraalmi- rante Richard L. Conolly, quien, aunque superior @ Oliver, sirvié. voluntaria- mente a sus Grdenes con objeto de tener un puesto en la operacién, Entre los muchos problemas que de- iron aftontar los planificadores de 1a operacién Avalancha estaba le continua confusion sobre el niimero de barcazas de desembarco de que se podria dispo- ner. La invasion de Sicilia se habia completado sin pérdidas significativas y aproximadamente dos tercios de los medios usados en ella estaban disponi- bles para el desembarco en Salerno. ‘Ademis, el comandante en jefe contaba con retener para la operacion 42 barea- zas de desembarco de carros a las que s¢ habia dado orden de volver a Inglaterra. Como consecuencia de estas y otras in- certidumbres, cuando el convoy estaba ya en camino hacia las playas, el dia D1, todavia no se sabfa exactamente de qué bareos podria disponerse para los refuerzos y abastecimientos. La entera operacion, desde sus orige- nes estrategicos hasta sus detalles logis- ticos, parecio estar tejida sobre un ar- maz6n de oportunidad, incertidumbre e improvisacion. Pero el aspecto mas cu- oso del ataque surgio precisamente en ia fase crucial, cuando el general Clark, con un esperanzador deseo de obtener la sorpresa, ordend que no se hiciera bombardeo preliminar en el sector del cuerpo de ercito norteamericano. El almirante Hewitt insistio en lo contrario y present razones de peso, Estimd la esperanza de obtener el secreto como totalmente fatua: era obvio para los de- Encuentro de los estrategas aliados. De inqulerds a derecha, Coningham, Spaatz Alexander, Eisenhower, Pound y Tedder. fensores que algo iba a tener lugar. Ya el 7 y 18 de agosto habian hecho dos in. cursiones, cada una con ocho Ju88, so bre las concentraciones de medios de desembareo en Bizerta: el mas clemen. tal servielo de informacién dedueiria que el golfo de Salerno era el lugar de deserbarco elegido para la flota de in vasion asf reunida, y estaba fuera de ducas que los convoyes podrian com: pletar el viaje hasta las playas de Sa- emo sin ser observados por los aviones de reconocimiento alemanes. ‘Como el curso de los acontecimientos puso luego en claro, un fuerte apoyo de fuego al eomienzo del asalto habria sido de inmenso valor. Mas, pese a las alega- clones de varios comandantes, Clark se aferr6 a su plan y no hubo bombardeo preliminar, Al tiempo que en Ia operacién se al canzaba este estadio, los acontecimien tos de la peninsula llegaron también a lun punto eritico cuando empezaron a frutificar las confusas y complejas nego ciaciones italianas de rendicion. El primer indicio para los aliados de que los itallanos estaban ansiosos de poner fina su participacién en la guerra pot lo menas al lado del Bye, tuvo lugar el 16 de agosto, cuando un emisario italia no, el general Castellano, aoudis a ver al embajador briténieo en Madrid, afirmé que tenia poderes para hablar en nom bre del nuevo gobierno italiano y pidié que se reuniesen con él, en Lisboa, re- presentantes de los aliados. El general parecia veraz, aunque no tenia creden: clales escritas, y como su informacion coincidia en principio con las noticias procedentes del Vaticano y de Sulza, El- senhower envid a su Jefe de Estado Ma- El teniente general Sir Richard McCreery, comandante dal X Cuerpo de Ejército, El general de division Ernest J. Dawley, ‘comandante del Vi Cuerpo de Ejercite yor, general Bedell Smith, y a su ofteial de ‘informacion, general de brigada Kenneth Strong, para que analizaran § tales propuestas y quiza concertaran la endicion de las fuerzas aliadas, Como mas tarde apunto el mismo. Ei- senhower, fue éste el comienzo de una serie de misiones secretas y de encuen- ‘os clandestinos, de tergiversaciones y de planes abortados que el mundo de Ia ficcion habria desechado como un in crefble melodrama, Castellano no volvid. a Roma hasta nueve dias despues del primer encuentro, por temor de que los alemanes descubtiesen los términos del armisticio, y pas6 el tiempo, oculto, es- perando un tren especial. En el primer encuentro, Strong y Bedell Smith le di jeron que los Unicos términos que los aliados podian considerar eran los de una rendicién incondicional, Castellano cestimé que tal postura era innecesaria- mente rigurosa y subray6 que habia ve nido a Lisboa para examinar por qué medios podia concertar Italia su union a las naciones alladas, en contra de Ale- mania. Los aliados, de hecho, estaban dis. puestos a reducir su peticion de rendk cién incondicional y s6lo la expusieron como una base de discusin. Con todo. la separacién era grande, ya que cada parte deseaba obtener los términos mas beneficiosos. Castellano trafa a colacién las conseevenclas que resultarian para Italia y el trato que reeibiria ésta de los alemanes si se efeetuaba la rendiciin sin Ia adecuada protecci6n aliada. Seria una tragedia que hizo lo posible por ce tiflear y, a fin de obtener para su pais la mejor suerte posible, propuso aguardar el desembarco de los aliados para anun ciar la rendiclon y declarar la guerra a EI almirante H. Kent Howitt, comandanto naval para la Invasién, El almirante Sir Andrew Cunningham, co- mandante supremo na tos alemanes a renglon seguido. La idea no fue mal recibida, pues también los allados deseaban impedir que los ale manes tuviesen tempo para preparar sus defensas una vez que los italianos abandonaran la guerra. El problema es taba en que, para llevar a buen fin esta coordinacién, Castellano necesitaba co- nocer detalles de los planes allados. Es- tos, naturalmente, temfan perjudicar su seguridad revelando sus proyectos a cualquier persona, y mucho menos a un representante del gobierno de un pais con el que estaban todavia formalmente en guerra, Castellano incluso tenia recomenda- efones que hacer sobre las fuerzas que se requerian para el desembarco. Pro: puso tno en Ia zona de Leghorn, por lo ‘menos con 15 divisiones, y otro con una fuerza similar en le lado optesto de Tta- lia, en Ancona; los dos lados formarian “a fa a luna tenaza que cortaria limplamente Talia y enlazarian cien millas al Norte de Roma. A os oficiales de Estado Ma: yor Implleados en tales discusiones, que Planeaban el desembarco de tres dvi slones y que no podian proporeionar cobertura aérea al Norte de Napoles, debio serles dificil mantenerse imper- turbables ante las propuestas de Caste- lHano, pero supieron mantener en éste la ilusion de que se preparaba un desem- ‘barco en gran escala, Hubo puntos en que los aliados insis- Heron a lo largo de todas las discusio- nes: que os términos de la rendicion fueran firmados por alguien autorizado por Badoglio y que permanecieran se- ceretos. Badoglio serfa instruido por ellos. acerca del anuncio de la rendicién, que tendria lugar un dia antes de la inva- sién, Castellano objet, quiza con raz6n, ue su pafs se veria obligado a aceptar El contraaimirante Richard L. Conolly. El comodoro G. N. Oliver. condiciones imposibles, a trabajar a clegas, y en varias ocasiones defendié la idea de que se pospusiera el anuncio del | armisticio hasta que los aliados hubie- sen realizado la invasion y se hubiesen establecido firmemente en tierra. Los negociadores allados sospecharon, al ofr esto, que los italianos trataban de jugar con dos barajas> y que aguardaban a la invasion, para ver lo que sucedia. Con frmeza, rechazaron cualquier propuesta en que las tropas ttalianas permanecie- ran en combate una ver iniciada la in vasiOn y después que se hubiesen con. certado las condiciones de la rendicion. Concluidas las negoeiaciones, y des pués de permanecer oculto el resto del tiempo concedido, el 28 de agosto Caste: ano regresé a Roma y presenté las condiciones del armisticio a Badoglio Este las estudié durante un dia, las dis- cutio con el rey, y dio instrueciones a Castellano para que fuera a Sicilia como se habia acordado con los altados, para exponerles la reaccién italiana. Debia decirles que los italianos no esta- ban en condiciones de soportar las con: iciones fijadas en el armisticio, ya que sus fuergas armadas eran demasiado débiles comparadas con las de los ale manes y podian ser répldamente bart das. Bl gobierno Italiano coneluiria el armisticio cuando los aliados hubiesen desembareado pot lo menos con 15 divi stones en una zona adecuada. La respuesta del general Bedell Smith fue tajante: las condiciones no estaban abiertas a la discusién, y el gobierno ita- ano no podia hacer otra cosa que acep- tarlas o rechazarlas. Sin embargo, con 4nimo de levantar la moral italiana, ofrecio enviar una division aerotrans- portada, la 82 norteamericana, para to- El general Castellano, que inicié las ne. ‘goclaciones de Italia con los aliados. El contraalmirante John L. Hall mar 1os aerddromos de Roma y mante- netlos contra los alernanes hasta que las fuerzas anfibias de desembarco enlaza- ran con ella. No hay que decir que cuando Eisenhower participd a Clark la intencion de privarle de su iinica aero- transportada, éste monté en célera, Quitarie la division, que pensaba lanzar a Jo largo del rio Vélturno para impedir a las divisiones Panzer alcanzar el Sur y cortarle los pasos de Salerno a Napoles, seria —dijo— como cortarle el brazo iz quierdo. Y al tranquilizarle Eisenhower diciéndole que la division volveria bajo ‘su control después del lanzamiento, se limité a comentar, con evidente sar- casmo, que la division estaria entonces a mas de 300 kilometros y que serfa ‘como tener una esposa compartida. Con todo, este aspecto del plan se deJ6 por entonces en pie y sirvié para fortalecer In moral de los italianos, a la yea que deshacia sus argumentos para osponer el armisticio hasta después desembareo. Bedell Smith trato de zat la resoluci6n ita n que, si las condiciones no impondrian otras y las principale Je Italia, ineluida Roma, rfan arrasadas y las industrias del ps destruldas smbre, Castellano, va en do de sus ges tiones en una reunion, celebrada con wolegas, Badoglio, a su ‘puso al rey. Se aceptaron los términos del armisticio y Castellano cilia, Pero aun surgié una ‘a complicacién porque Castellano, ro, al patecer, de sus pode- alba auto res efectivos, alego que no Hzado para firmar el armisticlo por si mismo. Intervin ‘el propio ge neral Alexander, qulen se pu: uniforme para causar la maxima impre on y le dio a Castel cia clertamente poco agradab! Mano se puso inmediatam: ‘entonece Arriba: El general Castellano llega para la firma del armisticl y estrecha las manos Gol general Elsenhower. Le sigue el geno ral Bedell Smith. a Después de no pace confusion y tergiversaciones, Caste- iano firma el documento. tacto con Roma para clara ion y sus facultades para la fi tuvo de Badoglio esta contestacion: «La ia afirmativa dada con su tele N° 5 contiene implicitamente la on de las condiciones del armis juesta, falta de solo logré respue aceptat sentido, no ayud6 a n: aftadir confusion al as tarde, sin embargo, llez6 un nus por el gobierno italiano para firmar la n de las condiciones del armis aceptaci to de 1a tarde del 3 Ja firma y la nacién italiana dejé ofieialmente de es- tar en guerra. ‘Ese mismo dia, exactamente cuatro afios después de que Inglaterra decla- ara la guerra a Alemania, las fuerzas aliadas haejan su primer desembarco en 1 eontinente europeo: el Octavo Ejér- cite de Montgomery, con un masivo bombardeo artillero, naval y aéreo, erwzé el estrecho de Messina y desem- ‘bare6 sin oposicién en el talén de Ttalla. ‘Se especifieaba en los documentos de! armisticio, que llegaron a Roma el 5 de septiembre, que éste tendria efecto en- tre el 10 y el 15 de septiembre, y el gene- ral Bedell Smith indicé al gobierno ita ano que probablemente seria el 12 de dicho mes. Mientras tanto, continuaba Ia actividad oculta y solapada, algunes ‘veces con consecuencias risibles y ridi- eulas, En un cierto momento, Caste~ ano decidié que necesitaba un estado ‘mayor, y se form® éste con un grupo de oficiales trasladados desde Roma, en ‘una lancha @ motor, hasta una isla al Norte de Sicilia, donde hicieron trans: ‘Maxwell Taylor y el mariscal do jedogiio en octubre de 1943, ‘eclard ta guerra a Alema: fila. Estos tempranos encuentros, en sep- flembre, fueron mantenides en secroto y fen peligrosas clrcunstancias. bordo @ otra lancha inglesa, en la que pasaron al extremo Oeste de la isla y, Gesde alli, en un avion Dakota, al Norte de Afties, donde estaba establecido el cuartel general dol general Alexander para la operacién Avalancha. A su lle- gada a Tinez, nadie les esperaba ni sa- U6 a reelbirles, por lo que el oficial de estado mayor inglés a cuyo cargo ha- ian sido confiados se vio obligado a hacer frenéticas lamadas desde el acro- dromo, en su esfuerzo por localizar el grupo de recepeion. Mientras tanto, su tarea se vio complicada y I seguridad ‘serlamente comprometida, porque el grupo italiano habia decidido viajar eon el uniforme completo, y en él Siguraban dos besaglieri y dos alpinos con sus exuberantes sombreros de plumas. El sol tuneeino se hacia sentir y los tnfor- ttunados italianos se vieron obligados a pemanecer sudando en el Dakota, lejos de las ventanas, hasta que el oficial in- gles recibio ordenes del cuartel general de las Puerzas Aliadas de ir a Bizerta, Alli, el jefe de informacién de Eisenho- wer, general de brigada Strong, les aguardaba con el propio Castellano, quien someti6 a su nuevo estado mayor a una frenética invectiva de insultos, por espaeio de cinco minutos eomple- vos, ante su indiscreeién de viajar de uniforme, Una Jornada igualmente fascinante, un tanto menos teatral, infinitamente mais peligrosa y ciertamente con mayo- res consecueneias fue la que protego- niz6 el dia D-1 el general de brigada Maxwell Taylor. Dados los excepeiona: les peligros que implieaba el desem- bareo de una divisiGn aerotransportada en Roma como preludio al ataque, se deeidié enviar un jefe a la cludad para que comprobara por sf mismo la situa clon y emitiera un informe. Se eligio para la misién a Taylor, adjunto del comandante de la 82 Division Aero transportada. Viaj6 con una lancha ré- pida hasta el rfo Tiber y a las dos de la manana del 8 de septiembre lego a la a de Badoglio con otro jefe nortea. mericano, el coronel William Tudor, de! vyielo Ge Informacion del Aire, y un general italiano, Carboni, que mandaba todas las tropas italianas de Roma. Cu- Fiosamente, no era éste el primer en cuentro entre Taylor y Badoglio, ya que fl primero estaba de cadete en West Point cuando el italiano hizo alli una vi- sita, en el afio 1921. La misiGn de Taylor fue deserita después por Eisenhower como otro capitulo de aventuras a ana dir @ Ie emocionante historia. Los ries- gos que corrid, observ6 Bisenhower, fue- ron mais grandes que los que tom6 sobre sf cualquier atro agente 0 emisario du- rante Ia guerra. Soporte pesadas’res- ponsabolidades, las cumplié eon juicio Infalible y cada minuto estuvo en peli gro de ser descubierto y muerto. ‘Su seereta mision més parecfa obra de ficcion que de realidad. Taylor tenfa una palabra clave (segan un observador, seiertamentes) que debfa incluir en cualquier mensaje que enviase reco- mendando la snulacion del desembarco ‘aéreo. Asi, aun cuando fuese capturado ¥y obligado a enviar un mensaje contra- rio @ sus deseos, la inclusion de la pala- bra y empleadas por primera vez en Salerno, fue tremen- do. Las explosiones enviaban nubarro- nes de tierra y desechos al aire, mien tras las tropas alemanas miraban mara E1USS Biscayne, villadas y eparentemente aturdidas, incluso se lavanto una pequefia marca, Los cohetes de asalto, sin embargo, no Umpiaron toda la oposicién y cuando Jas tropas desembarcaron en la Roja ha- Uaron fuerte resistencia. No obstante, despues de un duro combate limpiaron el camino a vanguardia, las siguientes oleadas trajeros artilleria y municion y, a las 06.45, el general y su estado mayor estaban en la playa. Su papel en la ope- racion habia ido perfectamente de acuerdo con lo planeado. A su derecha, en el sector Verde, las, fuerzas de asalto tuvieron mas graves problemas. El aprieto comenzS cuando las bareazas de desembarco dispararon sus salvas media milla més alla de su objetivo y abrieron un sendero a la de- recha del mismo, en la playa denomi- nada Aziicar Ambar, donde iba a de- sembarcar parte de ia 56 Division. De acuerdo con el plan, si los cohetes falla- ban su objetivo las tropas de asalto de- bfan seguir por donde se produjesen los efectos de éstos, ya que se consideraba més importante penetrar por las bre- chas abiertas que seguir el plan previsto y ariesgar fuertes pérdidas en los cam- Un buque de desombarco descarga en tuna playa bien preparada. Un pelotén de ametraliadoras briténico toma una posicién en la playa el Dia-D. pos de minas. La primera oleada de tro- pas dispuesta para Verde sigul6 correc- tamente esta orden y leg6 a la orilla en Amicar Ambar; cinco minutos mas tarde le seguian otras tres oleadas. El resultado fue una confusion que todavia hasta hoy no ha sido aclarada. Algunos hombres de la 46 Division legaron infe- lizmente mezeladios con los de la 56, que estaban agolpadas lejos de su propia playa. Parece que dos batallones de asalto del Real Regimiento de Hamps- hire arribaron a la otra orilla del rio Ase, ‘Tratando de regresar, una compania avanz6 por una estrecha senda, yendo a dar de bruces contra un contraataque aleman; no teniendo sino armas ligeras para hacer frente @ los carros alemsnes fue destruida en su casi totalidad, El fallo de los cohetes determind asi- mismo que quedara sin batir un panto fuerte en Verde. El fuego que desde éste se hacia caus6 tantas dificultades que Conolly se vio obligado a suspender la descarga en el sector poco despues de las 9 de la mafiana y a desviar los sum nistros a Roja Verde permaneci6.als- lada durante todo el primer dfa. Es un aterrador ejemplo de los desesperados problemas que pueden surgir cuando se produce un s6lo error en el complicado esquema de un desembarco anfibio de gran envergadura. Y mientras tenfan lugar todos estos combates, los buques, acordonando la playa a lo lejos, particu larmente los que apoyaban los desem- barcos de «fos, se enzarzaban en duelo con los eafiones alemanes de las posi- ciones, legando a hacer fuego contra los carros de combate y la infanteria que avistaban, a la vez que repelfan las ac- clones de 1a Luftwaffe. Los aviones ale- ‘manes lanzaron su principal ataque en- tre las 04.17 y las 05.37 de la mafiana, y lograron varios blancos sobre el USS Nauset. Cuando la tripulacién de éste trataba de levar el barco a la playa con a ayuda de un cable, se produjo una gran explosion que partié el navio en dos y mato y hlrl6 2 95 de los 113 tripu- lentes Todas las embareaciones de deser arco de ecarros sufrieron los efectos de las baterfas de la defensa. Una embar- cacion que se dirigia hacia Verde, bajo cl fuego de artilleria pesada, chocé con luna mina que produjo cuarenta y tres Daas. Otra fue aleanzada cinco veces, pero todavia pudo desembarcar su tr ulacion en Roja. Otra, la embarcacion 375 para el desembarco de carros, fue aleanzada dos veces en Ia playa y no pudo descargar los vehfculos del puente principal hasta que fue sacada para re parar, Por la tarde estaba de regreso y descargando vehiculos, cuando una bomba le aleanzé con un impacto di recto y explot6; pero ain pudo ponerse en la playa la carga de vehfculos, antes de que fuese retirada, con dificultades, al dia siguiente, En contraste eon este duro fuego en Tio», 1a batalla fue comparativamente tranquila, el Dia-D, en los sectores Azu car y Roger, al Sur. La 58 Division, bajo el mando del general D. A. H. Graham, fue desembarcada y captur6 el valioso aerédromo de Montecorvino, que perm tia mejorar notablemente el dispositive de eobertura aérea. Se dirigié luego ha cla Ponte Sele, quince kilometros tierra adentro, Las acciones de desembarco estaban bajo la direceién del comodoro Oliver, quien, después de que los dra- gaminas levantaran una docena de mi- nas en su ruta, ordené el comienzo de la operacién. A las 01.15 horas comenzaron a avanzar los medios de asalto y apoyo. En el sector Aziicar, dividido en Ambar, al Norte, y Verde, al Sur, las primeras oleadas desembarcaron diez minutos ‘mas tarde. Luego lego la segunda oleada de Ambar, que hall6 la playa ena de las tropas de «Tios desplazadas por el fallo de los cohetas, y se acumul6 en Playa Verde, aumentando la general confusion. Afortunadamente, el ene- migo no reaeeioné y hubo tiempo de enmendar todo. Poco después del ama- nocer, los defensores abrieron el fuego de baterias pesadas en las palyas Azt- car, pero los destructores Laforey, Loo- out y Loyal viraron para enfrentarse con ellas y proporcionaron un valioso apoyo durante todo el dia. EI HMS Loyal echando una cortina de hu- mo; el barco proporcioné un valloso ‘apoyo de Tuego el Dia-D. El sector Roger, a la derecha de Azi- car, fue de modo similar dividido en dos playas, Ambar y Verde, También aqui ‘hubo otro error en la orientacion, pues Ja primera oleada de playa Verde de- sembarcd a 1.500 metros del lugar pre- visto, Afortunadamente, la playa fjada estaba muy bien batkla por una bateria esada alemana, porlo que fue un error feliz, Las oleadas sucesivas fueron so- metidas a un bombardeo, no muy inten- 50, pero los desembareos se completa- ron sin bajas importantes. Asf, en estas playas, dotadas con pendientes muy favorables, 1as oleadas iniciales fueron rapidamente respaldadas por las em: bareaciones para desembarco de carros que estuvieron descargando todo el dia y antes de oscurecer se hallaban en ca. mino, en ruta 2 una aona segura, El Dia-D, la mas sefialada e impor tante caracteristiea del combate fue el ataque de fuego de los buques hasta que pudo ser Ievacia a la playa la propia ar- filleria de las tropes desembarcadas, Los comandos y los exploradores disfru- taron, cada grupo, dela cobertura de un se destructor y de una lancha de desem- arco, armada con cafiones de 47 pul- gadas denominada LOG. En Foran seth athe abinen los flancos al descublerto, La 16 Panzer, después de haber sometido la posicion adelaniada de los ingleses a un bom- bardeo con caftones de 88 mm, amplia~ ‘mente apoyado pot fuego de Spandaus, ‘eontraataco con carros Tiger y PaKpiw 1V. Los fusileros dirigieron contra ellos sus cafiones contracarro, pero no logra: ron frerarlos y sus efectivos empezaron fa reducirse, cayendo unos y siendo he- chos prisioneros otros por los decididos soldadcs alemanes. Pronto se vieron forzados a recogerse sobre su niicleo central y luogo a dividirse en pequefios {grupos que se dispersaron por las casas de Battipaglia, sdlo para ser capturados ‘0 muer:os cuando la lucha legé allt. Al lado de los Pusileros, la 201 Brigada de Guardias tropezaba con le misma dura oposicisn en su combate por el aer¥ domo de Montocorvino y la zona cir. cundarte, ‘Entre Battipaglia y el aerddromo ha- bia una fabriea de tabaco que desempe- ‘arfa un papel destacado en los comba tes venideros. Los alemanes mantenian alli fuertes posiciones defensivas y dos unidades de Guardias, Granaderos y Guadias Escoceses montaron un ataque apoyandose mutuamente. Por desgracia para los Guardias, que gozaban de una reputacién sin mécula, los carros y vehiculos blindados alemanes contraa~ tacaron, apoyados por infanterta, arto Haron por lo menos una seeciGn y obli- garon a los restantes grupos a retirarse. La retirada se convirtié en panieo, y pronto las carreteras se Ienaron de sol- dados conrriendo hacia las playas. El ppainico se extendié y aleanz6 a algunos Pusileros, hasta que algunos oficiales reorganizaron a los hombres en unida des de combate. Se debe subrayar con justicia que dos compafiias de Granade. ros permanecieron firmes y, con la ayuda del Royal Greys escocés dotado con carros Sherman, sostuvieron el ata (que aleman, ‘Mais tarde, por la maflana, se ordens a los Guardias escoceses que avanzaran para tratar de tomar la fabrica, Los alemanes, sablamente, contuvieron su fuego hasta que el ataque fue desenca- denado y s6lo entonces dispararon desde posiciones bien ocultas, con ‘Spandaus, morteros y cafones de 88 mm. Mas los Guardias se dieron euenta ‘que era mejor avanzar bajo el fuego que ‘caer victimas de 61 y lograron llegar a la eerea de la fébrica. Desde allf entabla- ron una lucha sin cuartel para apode- rarse de los edificios de la fabrica, pero. sus limitados recursos no les permitian, mantener una base firme y se vieron ‘obligados a retroceder, saltando sobre Ja cerca, bajo un denso y consistente fuego. ‘La acometida briténiea haba sido de- tenida de nuevo por el contraataque falemén. El caso se repitié varias veces en la enearnizada contionda durante es- tos primeros dias. Los invasores hicie- ron pequefias conquistas, que pagaron duramente con elevadas bajas. Como ms tarde escribié el general Clark Bs diffeil, incluso después de la lucha La lucha en lo alrededores de Battipagta. Avis: Una patria del Regimiento Reina ataca un Pk Iv. Absjo: La petulaavanza'endoble leva, despues do Carros Sherman en accién cerca de Battipag ‘que nadie, excepto los hombres que to- maron parte directa en los hechos, puede dar a conocer cudn grave desas- tre amenaz6 al primer asalto aliado en la terra europea. NI siquiera en el curso del combate nos dimos cuenta plena de cual era la ventaja de los alemanes al ‘mantener todas las altas colinas que ro- Geaban la cabeza de playa, desde las cuales podian advertir con todo dete nimiento, nuestros ataques. Solo meses ms tarde, cuando tuve ocasion de volar sobre las posiciones alemanas de Saler- no, pude darme cuenta completa de hasta qué punto podia observar el ene: migo nuestros movimientos y, por tan: to, trasladar su poder y su artilleria para ‘oponerse @ nuestros ataques. En este aspecto, la ventaja alemana era aterra- dora Podria pensarse que hubo un impor- tante error por parte del general Clark al no tener en cuenta un aspecto tan importante de la informacion hasta tres meses después de la operacién, De he- cho, estuvo en tierra en la mafiana del Dia-D més uno y poiiia haber visto el cfreulo dominanie de montafias. Acaso La fabriea de tabeco. pueda explicarse todo pensando que vio las montafias desde la playa, y no la playa desde las montafias, por lo que se le escape el inmenso valor que éstas te- fan para quien las controlase. Clark desembarcé personalmente con la intencion de hallar un lugar de de- sembarco para la 157 Agrupacién de Combate, Reconocld la brecha entre los, dos cuerpos de ejercito y, despues de consultar al comandante de la 36 Divi- sion, general Walker, y al del X Cuerpo de Ejército, general’ MeCreery, decidio desembarcar la 157 en el extremo dere- cho de la cabeza de playa briténica, para que comenzara a cerrar la brecha. De hecho, debido a la terrible carencia de barcos, la orden de Clark fue ya muy tardia, E] almirante Hewitt, instado por ‘sus superiores en Argel para que dejase Mbres para otros usos las lanchas, se habia visto obligado a ordenar el de- sembarco de los hombres. Se efectué éste en el sector norteamerieano, al Sur del rio Sele, y se tard6 algin tiempo en Los alemanes contraatacan. Su pronta accién y su mo Cabeza de playa estuvieron a punto de detener la inva En los montes que rodeaban 1a cabeza de Playa, los defensores tuvleron una gran ventaja en el empleo de la artileria y los carros, como reconocis Clark lograr que se moviesen al Norte, en cumplimiento de las 6rdenes de Un tanto extranamente, el descono- clmiento de la situacin de Clark era tal que envi6 un mensaje al general Ale xander anunciéndole que pronto esta rian preparados para atacar por el Nor- te, a través del paso de Vietri, hacia Né poles. Como mas tarde manifest6 él mismo, era ésta una visi6n ciertamente optimista. Quizé fue evado a establecer esta conelustén por el informe de Walker s0- bre la situacion en el flanco derecho. Alli, el VI Cuerpo de Ejéreito habia go- zado de un Dia-D bastante tranquilo, ya que la defensa alemana estaba cone trada en bloquear las vias de aproxima cién a Napoles. Las bajas més impor- tantes habjan sido causadas por los ni a Una patrulla trata de localizar un tirador escondido. ataques aéreos, Hasta el amanecer, en ‘que una nebrlina detuvo tanto los de- sembarcos como los bombardeos, los cazas y bombarderos de la Luftwaffe hablan estado clertamente atareados ayudandose de bengalas suspendidas de paracaidas. En el flanco izquierdo del VI Cuerpo de Bjército, Ia 45 Division se percato de la violencia del inminente combate cuando el propio general Dawley, du- rante su recorrido por el campo de bata- la, ordend que le 179 Agrupacion avan- gase hacia Eboli. El 2° Batallon debia avanzar al Sur del Calore, y el 3° cruzar ¢l rio, avanzar a través de Persano y tomar el Ponte Sele, sobre este rio, ‘Al aproximarse la noche las dos co- lumnas se pusieron en camino y el 2.9 Batallon avanz6 unos seis kilémetros, hasta que también estuvo en posicién: de vadear el rio Calore. En este momen= to, la 16 Division Panzer lanz6 al ataque: su 29 Batallon de Zapadores; la van- guardia norteamericana se vio frenada y/ las tropas se retiraron en desorden paral reorganizase de nuevo al otro lado del rio. ‘Algo més de éxito obtuvo el 3" Bata: ion en su intento de alcanzar el Ponto} Sele, Tras vadear el Calore, ya que el principal puente sobre el mismo habia sido destruido por los alemanes, se vio sometido a un intenso fuego de las post- clones alemanas en Ia zona alta que ro: dea Persano. Logr6, sin embargo, alcan- zar el Ponte Sele (que también habia sido demolido) y se estableci6 en post clones defensivas mientras llegaban las untdades de ingenieros. Al fin se logr6 restablecer el puente en la mafiana del ia 11, entre el constante hostigamiento de los cafiones asentados en las colinas. En el lejano flanco derecho de la ca- era de playa norteamericana, Ia 36 Di vision trataba de progresar en la zona de Paestum. A su izquierda, un batall6n de la 142 Agrupacién avanaaba hacia la cota 424 y hacia la cercana ciudad de Altavills. Gan6 bastante terreno, pero pronto suftié el ataque de unos veinti cinco carros alemanes, que sélo tras un fuerte bombardeo de artilloria fueron alejados. Otro batallon de la Agrupa clon, a Ia derecha, ocupé utiles posicio nes en las tierras altas y alrededor de jonte Soprano, y consiguid as{ exten- der Ia cabeza de playa, ‘Algunos Kilometros al Norte, las dos unidades independientes, los comandos ¥ los exploradores, mantenian sus post Clones, pero afontando una resistencia cada vez mayor de los refuerzos alema- nes, Asi, su actividad se redujo princi- palmente a contener los ataques enemi- os escatimando sus escasos suminis- tros, que s6lo podian ser aumentados tras un dificil transporte a lomo de mu: Ios por los montes, asi como a dirigir el fuego de la artilleria y Ia marina sobre las carreteras que mantenfan los ale manes debajo de ellos. Fue la Marina, de nuevo, la que de- ‘sempeé el papel critico en la batalla ‘con sus consistente y preciso apoyo du- rante todo el dig. Sélo en el sector bri- tanico se hieleron treinta y slete peti ciones de fuego el 10 de septiembre, Un navfo, el britanleo Mubian, disparé 341 granadas de sus cafiones de 4,7 pulga Los alemanes reconocieron que el apoyo naval fue un factor eritico en ta batalla de Salemo, Un monitor actua contra objeti- vos en tierra, jeros trabajan para reparar uno ates destruldos, lemoos| aa QULF OF SALERNO ‘das y su acelén fue la tipiea de muchos de aquellos bareos. Tuvo como opjeti- vos una concentracién de carros, una bateria, una edificaeién que parecia ser cempleada como punto de resistencia, un depésito de municiones y una concen: tracién de vehiculos, Como los otros barcos, sus acclones fueron extrema- damente precisas y muchas terminaron con un agradable mensaje «Bateria des- trulda» o su equivalente apropiado. Con todo, el Dia-D mas uno terminé en un equilibrio precariamente mante- nido. Los aliados haban hecho peque- fos progresos en los lugares escogidos, sobre todo en el sector norteamericano, pero el aumento de los refuerzos alema- hes era continuo, aunque también ellos tuvieron dificultades. Un general de 1a Division Hermann Goering comento después: «Los carros eran incapaces de operar con eficacta en el estrecho valle y tenfan un campo de observacion res- tringido. Se combatié violentamente en ambos lados de las faldas de las monta- ‘Bas, cuya ocupacién era importante para la observacion de la artillerfa. El terreno, montafioso y con hendiduras profundas, obligaba a las compafias a dispersarse, Bran frecuentes las brechas por Ins que el enemigo se inflliraba. Al: gunas gonas de la linea del frente esta- ban mantenidas por pequefias partidas, En cualquier caso, se hacfa extremada- mente difiell mantener el control. El fuego de la artillerfa naval continuaba causando graves pérdidas: El siguiente dia, 11 de septiembre, no cambiaron Ins cosas: 1a misma confu ‘i6n, los mismos eambios de territorio, Ja misma dureza de Ia resistencia ale- mana, El sector nortemaericano seguia hallando una oposicién menos severa que el britanico, excepto en el Norte, donde la 179 Agrupacion tuvo que hacer frente al contraataque alemdn en la zona de los rios Sele y Calore. Después de combatir duramente, a veces con ccareneta de munietones en sus posiciones avanzadas, el 3* Batallon se vio oblt gado a retirarse y consolidarse alrede- dor del Ponte Sele, Los ingenieros ha- bian reparado el puente para que la arti- eria pudiese levar allf sas piezas, pero durante el dfa sélo consiguieron trans- Indarse tres eafiones de Ia 160 Bateria de Campafa y al oscurecer la posicién era todavia mas peligrosa: una columna do la 179 fue rodeada y cast destruida. A unos tres o cuatro kildmetros a la dere- ccha, e] 3* Batallén habia cruzado el rfo Galore, donde también suftié In acome tida de una fuerza acorazada alemana, que le forz6 a abandonar el terreno ga nado el dia precedente. Més a la dere- cha, en las colinas de Altavilla, el 11 de septiembre lanzaron los alemanes un ataque que detuvo cualquier ulterior vance de la 179 Agrupacién. €l sector del X Cuerpo de Ejereito, los combates mas duros se desarrolla- ron en Battipagiia. Como en la fecha an- terior, la Brigada de Guardias protago- niz6 la accién principal. A primeros ho- ras de la mafiana lanzé un ataque para reconquistar la ciudad, que habia per- ido el dia 10 y que estaba ahora defen dida por tropas paracaidistas y por ca- 10s de la 16 Division Panzer. Los Guar- dias Granaderos, avanzando por las ca rreteras y entre ias casas de los contor nos, hicieron inictalmente algunos pro tresos, pero hacia las 11.00 horas suftie ron el contraataque de los carros, que les desplazaron de la ciudad, hacia el Sur. Mas tarde los Guardias Bscoceses enviaron wna compafifa para tomar la fabrica de tabaco, de importancia vital, pues desde ella los defensores tenfan texeelentes campos de tiro que domina- bban los cruces sobre los rfos Sele y Calo- re, Los Panzer permanecieron silencio- ‘50s hasta que los Guardias estuvieron fen los campos de alambradas que r0- Geaban el complejo de edificactones, y entonces desencadenaron toda su capa cided de fuego para aplastar el ataque Los britanicos que no cayeron muertos fueron hechos prisioneros. De hecho, 10s 1.500 prisioneros, la ma- yyorla britantieos, hechos por los alema- nes, dan la medida del éxito de la defen Los reveses suftidos determinaeron un deterioro constante de la moral de los aliados. Al aterdecer, los alemanes lan- zaron un ataque combinado de carros e infanteria contra el Real de Fusileros, al Sur de Battipaglia, que lo hizo retroce- der, corté y separé su formacién de combate y durante largo tiempo le obligé @ una lnritante y desorganizada retirada hacta el mar. Cuando los carros y semiorugas surgieron en medio de los hombres en el hacinamiento de 1a osu cridad, los enlaces se rompleron y los mismos soldados se hicieron pedazos ‘unos a otros. Muchos fueron heridos 0 vieron morir a sus compafieros y en la confustén pensaron que era mejor dejar bres sus posiciones y acudir a zonas mas a retaguardia ‘Sélo la firme actitud de algunos oftcia. les logré evitar que el eaos fuera total. Para reforzar la linea se ordend cavar trincheras a los soldados de destinos, que nunea esperaron ser la punta de combate. Por lo menos en sion, tun offeial inglés de los servicios tomé cartas en el asunto: ordend a un grupo de zapadores norteamericanos que vol Vieran a la linea de frente y les amenazd con pegarles un tiro si no lo hacian ast Ms significativo atin fue el incidente protagonizado por un grupo de soldados Ingleses que se rindié en Ia oscuridad, un grupo de norteamericanos. La mo. ral era clertamente baja ¥ no conoclé distingos de fronteras, En el Norte de la cabeza de playa, los comands y exploradores pasaron el dia bajo una presién creciente, ya que los fuerzos de Kesselring fortalecieron las defensas en los pasos hacia Napo aunque el 4° Batallon de exploradores capturd y sostuvo el importante Monte endolo. Reconociendo 1a importancia de mantener e] dominio terrestre sobre las carreteras entre la cabeza de playa y Napoles, e! general Clark orden6 que un batallon de la 143 de Infanteria abando- nase el VI Cuerpo de Ejéreito, en el see. Vehiculo inglés sobre orugas con ametra agora Bren avanza por las calles de Saler- no, destrozadas porlas bombas. Salemotue ‘ocupado el 11 de septiombre, Los suministros llegan a tierra, junto 8 un Spitfire norteamericano abatido. El USS Savannah, aleanzado por una bomba planeadora de la Luttwatte. tor Sur, y fuese Hevado en lanchas de desembarco para reforzar la cabeza de playa de Mator En sintesis, el panorama, desde el Punto de vista de los aliados, presen- taba una ligera mejoria sobre el dia an- terior. El perimetro de la cabeza de Playa habia sido agrandado y reforzado ¥ la propia ciudad de Salerno habia sido oficialmente ocupada, aunque el puerto estaba tan dafado que resultaba impo- sible usario para el desembarco de su. ministros. Las tropas no estaban toda. Via en ningun punto cerca de la Knea revista (Napoles deba haber sido ocu- ada ya) y, aunque los ncrteamericanos habfan penetrado al Sur unos 16 kilé: ‘metros, los ingleses, en el sector Norte no habian logrado profundizar ni si- quiera dos kilémetros, Pese a todo, el general Hawkesworth, al mando de la 45 Division, se sentia lo suficiente opti- mista para informar que sus tropas es- taban lo bastante bien establecidas como para impedir una ruptura del ‘enemigo. Era un buen dia para el optimismo. Al general Clark la cabeza de playa le pa- ecia lo bastante segura como para in formar por la noche al general Alexan- der que pronto estaria preparado para lanzar un ataque al Norte, hacia Vietr Probablemente los_acontecimientos ‘mas emocionantes e interesantes del dia 11 tuvieron lugar en el mar. Hacia las 09.30 horas, cuando el general Clark es taba a borde del Ancon, se ay6 un fuerte ¥ agudo ruido, que inmediatamente se ‘Supuso que respondia a algun nuevo tipo de bomba alemana, Pensando que el objetivo era el propio Ancon, no que- aba otra solucion que aguardar estol- camente el impacto. ‘Se hallaba cerca el erucero Savannah. De repente se produjo un enorme esta Itdo, justamente en el frente del puente del Savannah, seguido por una explo- sign bajo su cubierta. Bra el primer ata- que de la Luftwaffe con una bomba pla- neadora controlada por radio, la FX 1400, una de las mas efectivas armas se- eretas de Hitler. Pesaba 1.400 kilogra- mos, descendia por gravedad con una Velocidad final de mas de 250 metros Por segundo y estaba guiada por radio a través de un sistema de aletas. Prome- tia ser un arma formidable y, aunque los aliados conoefan su existencia y pre- Veian su uso en Salerno, no tenfan una defensa segura contra ella ni podian evadirse de su accién en las pistas de la cabeza de playa, que estaban abarrota das, La bomba que hizo blanco en el So- vannah habia sido lanzada por un Dor- nier 217 desde unos 6.000 metros, Hizo blanco en la torre niimero 3 y explots en el cuarto de control més bajo, produ clendo un boquete en la parte inferior dol navio y abriendo una grleta en su costado, Se apagaron las calderas, el bareo perdio fuerza y al poco tempo empez6 a hundirse de proa con el casti- lo Inundado. Pero los equipos de con- trol de ineendlos se apresuraron a ‘aminorar los efectos de la explosién, y el Duque fue enderezado ajustando su carga de fuel oll. Llevs hasta las 18.00 horas el tenerlo listo para navegar de nuevo, pero finalmente fue capaz de ha- cer su viaje de regreso a Malta, con una poderosa eseolta de cuatro destructores. las ni siquiera este episodio fue tan sorprendente para Clark como a inf extremo Sur de la cabeza de playa se efectuaron varios ataques contra el fanco tzquierdo det VI Cuerpo de Fier cito con elementos de las 28 y 16 divi. siones Panzer y la 2*de Granaderos Panzer. En la zona de Montecorvino, las divisiones de Granaderos Panzer 15 y 3 y la Divisién Hermann Goering se lan. zaron contra el X Cuerpo de Ejéreito briténico, En todas las gonas los allados tuvie ron graves dificultades para resistir los decididos ataques y en muchos casos fueron obligados a replegarse. La 45 Di: visién, lanzada hacla Ponte Sele en dos aTTPAGUA OgACC9Facroe ommsconno mHG0 HERMANN, conina or SALERNO oF GuLr ble para su empleo allf donde parectese aconsejable. Era la primera noticia que Clark tenia de la anulaci6n del lanzamiento. Taylor habia informado, después de su conver- sacion con el mariscal Badoglio, que no se reeibira ayuda de las tropas italianas y que la 82 Division Aerotransportada podria quedar aislada en una operacién en los alrededores de Roma, Clark Dues, se sinti6 satisfecho de tener dis- Ponible nuevamente la 82 Division, en vista de la fuerte resistencia alemana, y dio orden para que fuese lanzada, en la noche del 13 de septiembre, cerea de la ciudad de Avellino, afin de que operara detris de las lineas alemanas. Queds. ban, pues, dos dias, mas para entonces la variable situacién en la eabeza de playa habia cambiado tan drastice. mente que la 82 no hizo nunca su lan- zamiento en Avellino. El 12 de septiembre las unidades ale. ‘manas lanzaron fuertes contraataques a todo lo largo del frente, Los refuerzos de Kesselring empezaban a legar y entra- ban en combate Inmediatamenie, En el : F fa. despues de la vista a terra que hizo pada ‘Clark ordend reforzarla. con. Ia EF oH , algo mas tarde ese mismo aia. Habia 157 Agrupacion de Combate del coronel en A legado un mensaje de Alexander dl- Charles Ankeorn, que habia sido trans 2 N26 ciendo que la 82 Divisin Acrotmaspor- _ferlda al flanco brltanico despues de he GN I tada, de la que Clark se habia visio for- ber sido. desembarcada en un. sector 7 ie ‘ado a desprenderse antes del desem- equlvorado, para que avanzara a 10 2 ze bareo de Salerno, no se ullldaria ya largo del Sele y protegiera el. anco | << para tomar los aerédromos de Roma y Norte de la 45 Division. Los hombres de ‘2/35 estaba concentrada en Sicilia, disponl- Ankcorn experimentaron pronto la for- taleza de la resistencia alemana, cuando Jos carros y las ametralladoras hicieron fuego sobre ellos desde las alturas de Persano y desde la cereana fabrica de tabaco. Los alemanes habjan cruzado el rio Sele y ocupado las posiciones impor- tantes. Destruyeron inmediatamente cinco de los siete carros de Ankeorn, y Ja 157 Agrupacién sometida a un fuego desvastador, fue imposibilitada de ha- cer ulteriores progresos. El terreno ocu- pado por el enemigo formaba una si- niesira cua en la zona débilmente mantenida entre las cabezas de playa de los cuerpos de ejército X y VI. El com- bate en esta zona oscilé fiertemente en favor de uno u otro bando, que al final del mismo dia el general Dawley lanz6 un ataque con elementos de la 45 Divi- sién, que, con el apoyo de fuego que se solicité del Philadelphia, lograron arrojar alos alemanes de la fabrica de tabaco ¥ los desalojaron de Persano. A primeras horas del dia la situacion en Altavilla era seria; al atardecer, como los allados no habfan encontrado solu- cidn al problema, era todavia peor. Por la manana, el 1 Batallén de la 142 de Infanteria, bajo el mando del eoronel Barton, habfa ocupado la cota 424, si tuada detras de la ciudad, Sin embargo, fue incapaz de consolidar 1a posicién antes de que las tropas alemanas del 2.° Batall6n del 15 Regimiento de Grana- deros Panzer la rodease y lanzase una barrera continua de fuego sobre los nor- teamericsnos. Cuando se terminaba el dia, la situacion era enormente eonfusa, con las Iineas de comunicacion cortadas y las radios fuera de aecion o carentes de energia. Finalmente, la infanteria se vio obligada a comenzar la retirada, que pronto se transformé en una huida de- jada cuando los hombres trata. n de aleanzar sus propias Meas y es par del pulveriandor fuego de la arti Ueria alemana. Altavilla fue abandons. n Battipaglia, al Norte, los combat de ese dia acabaron de forma similar Los hombres de la 66 Divisién no tuvie ron al principio muchas sefales del enemigo, pero inmediatamente después de la sallda del sol comenz6 el ataque, despues de un fuerte fuego de mortero y artilleria, y 1os britanteos se vieron obll dos a un combate en retirada. En ur cierto momento, hubo que enviar in. uso unos ofielales a un Puesto de So corto regimental para que pidieran a los heridos leves que volvieran al combate, Sendo saldados heridos, naturalmente, sélo se les podia rogar, no ardenarselo, ero respondieron a la lamada. En cualquier caso, supleron que la situa. clon era desesperada. Debian combatir para su salvacion, 0 permancer en es pera de la inevitable eaptura. Pero no por heroicos lograron contener 1a em: bestida del deeidido ataque alemén. Al final del dia, la 56 Division habia sido desalojada de Battipaglia y el general Graham, su comandante, trataba de volver a formar una linea firme unos tres kilémetros al Sur de la eludad. El 12 de septiembre no habie sido Al Inflerno con Ia teorias; un decidido ‘Genoral sslo entre sus hombres fagradable para el general Clark. A pri mera hora de la mafiana habia saltado a tierra para establecer su Cuartel Gene- ral. Su Estado Mayor habia escogido luna amplia mansién en la zona de Paes tum, pero a Clark le parecta como me terse en una lastimera tumba y una in vitacion a la deseracia, y decidié per- ‘manecer en su remolque, que lo instal6 en un bosque justamente al Sur de Paestum. E] resto del dia lo pas6 reco- rriendo el campo de batalla en su Jeep. Casi seimpre lo condueta por si mismo, acompafiado por una escolta de policia militar y en el caluroso y polvoriento paisaje, roto por las bombas y grandas y agitado por las eadenas de los eartos y las ruedas de los eamtones, tuvo que s0- portar penosamente el polvo aere y co rrompido, viéndose obligado a llevar un paftuelo atado en la cara, Pero esta in comodidad, segiin confess mas tarde, no era nada en comparacién con la que producian los ataques enemigos. Al: guien le vio, de pie a un lado de la carre- tera, mirando a las tropas que salfan de Persano con una expresién de preocu- pacién en el rostro. Pensaba que se es- taban metiendo «en un aprietos y lego considerar la posibilidad de retomar al mar, Fie] a la ortodoxa norma militar de tener preparado un plan alternativo Clark eomenz6 a considerar las posibili dades de sacar tropas del sector nor- teamericano y continuar el combate desde el sector britinico. Pero ello im plieaba consecuenclas que no podia fadmitir. En caso de retirada, habria que dictar érdenes para la destruecién de todos los suministros y equipos ya des- cargados y almacenados en las playas, Es lo que predica la teoria militar orto- doxa. Pero Clark, después de ponderar la exactitud de tales planes, llegé a una conclusion: «Al diablo la teoria>. ¥ re solvi6 no dar tales drdenes: si los ale- ‘manes les echaban de la playa, 1o unico ue harfan, resolvid, seria empujarlos al ‘agua poco @ poco. Al dia siguiente, ha dicho en suk memorias, parecia como si jos alemanes se propusleran exact: mente eso. 103 El Supermarine Spitfire V, aunque dise- fhado como una version provisional hasta la Salida de un modelo especial, result6 ‘muy Util cuando fue introducido, a princi los de 1841, y fue fabricado en mayor ‘ndmero que ningin otro modelo excepto la serie del Mark ly Il. A mediados de ele misione et antes de la Invasion, Como aparato espe- lal para vuelos a baja altura, 5 las puntas de sus alas ‘su capacidad de maniobre. or El modelo de Ia figura es el Mk VB. Votor: Rolls-Royce Merlin 45 6.45, 1.470 6 1.415 con 60 disparos por pleza y cuatro ame~ ‘rallacor ing de 7,7 mm, con 350 disparos por arma mas dos bombas de 125 kg. 0 una de 250 kg. Velocidad: 600 kmh. 5.700 m. Volocitiad. ascensional: 11425 mm al nivel del mar. Techo: 11.000 m. Alcance: 750 km. Peso vacio y cargad 2.280 y 3.000 kg. Envergadura: 11,53 m. Longittd: 9:12 m, El modelo LFV difiere del anterior de las siguientes caracterist- ‘eas: Velocidad. 570 kmh. a 1.800 m. Mo- tor: Rolls-Royce Merlin 45M, 50M 0 55M do 1.585 hp 2 850 m. Envergadura: 9,80 m. El carro americano M4 Sherman fue mayor cantidad los sombatieron las tropas acoraza vanas. Aunque ba- ‘como 108, slemanes, el Sherman los superé por su fan superioridad mecdnica y su mayor ‘numero: pudo, por tanto, hacer frente a tuna posicion de superioridad numérica. El je 1a figura es el MAA3, conocido como ‘Sherman Mk 4 por 1s Ingl $6 a 76 mm de espesor, con un consecuencia mas bajo, de 31 t ‘cldad es tambien un Tripulacion: 10n M3 de 75 mm con 75. ralladora de 7,7 mm je: 140 mm la parte inferior delant '52 mm los laterales de la 3 faldon de Ia cublerta trasero. Velocidad: 35 kmh en carretera. Longitud: 627 m. Anchura: 2,83 m. Alture: 2,08 m. Alcance: 460 km. Pendiente: 20°. Capacidad de va~ 420: 2,20 m. Desniveles: 0,60 m. El Focke Wulf 190A-U8 fue la version de ‘gran autonomia del caza modelo A-5. Mo- for: BMW @01D-2 radial, 1.800 hp. Arma- ‘mento: Dos canones Mg 151 de 20 mm y 500 kg de bombas. Velocidad: 480 kmh at ‘lyel det mar. Velocidad escensional: 715 ‘miminuto. Techo: 11.000 m. Alcance: 900 km (excluyendo ol carburante contenido ‘on dos depdsitos suplementarios de 300 Itros). Peso vacio y cargado: 3.450 y 4.860 kg. Envergadura: 10,50 mLongitud: 8,80 m. 1942 y 1943. Apat ‘en 1942 y en Africa al afo siguiente. ‘Sin embargo, a pesar del poder de su ar- ran capacidad defen- ‘culo en su pobre seg ‘su anchura, que lo hacia dificil porter. Se fabrlcaron un total de 1.348 Te ‘Ger, la mayor parte por la Henschel. Peso: 56 t, Trpulacion: 8. Armamento: Un cafién KwK 36L56 de 88 mm, con $2 disparos, y bajos; 26'mm cublerta trasera, fondo tra- sero y techo de torreta. Motor: Maybach ‘de 694 hp al freno. Velocidad: 35 kmh en carretera y 20 campo a través. ance: 115 km en corretera y 65 camp: través. Pendionte: 35°. Copacidad de deo: 2,20 m. Desniveles: 0.64 m. Longitud 8.46 m. Anchura: 3.74 m. Altura: 2,96 m. Uno de los mayores puntales de la Luftwaffe durante la guerra y uno de los aviones de combate mas vrstian de too os ompes Jo como un bombercerigero en vaso horizontal 7 on Stes, uno de ellos nortoamerieane, en 1986. Demoste adeptacon- Eto reproducio oa. el Ju-00A-Te es un bombardero de steque naval Es basicamente.un bombardero Aa: con el lindsjo aumentada'yprovistetansion, on Sigunos medcos, de un canon de 26 mm en une gondola veal pa atures dw Jn Gros de 1.240 hp cada uno al despe~ gue: frraortc hasla se MG 8 de 7.9 mm (0 tres MG eT y coe MG de 13 mm) 9 hasta 2000 ty de bombes. Velocidad’ 450 km « 4800 m, Yotoead ssconsional"3300,m en 23 minsios. Techs: 6.200 m. Alcane: 1800 km, mixing, Poss ‘aco cergado: 9800 14000 kg. crvergndura. 20 m:ongiud tae meTipuiceer El principal avién usado por fa Luftwaffe como plataforma de lanzamiento de su proyec- til gulado Henschel Hs 283 fue el Dornier Do-217E-5. Esta combinacion fue usada por primera vez el 25 de agosto de 1943, en el gollo de Vizcaya, y luego con frecuencia jor un proyectil lanzado por un Do-217 y Erbe? podia llevar dos proyectiles, uno debajo de cada ala, en un bastidor ETC 2.000, EI Hs 293 ‘provisia de un cohete Walter KWK 109 de 600 kg de empuje y wvaba una cabeza de combate de 330 500 kg. Las caracteristicas siguientes son del I7E:2, del cual el E-5 diflere s6lo en pequefios detalles. Wotores: Dos BMW 801 41580 hp cada uno al despegue. Armamento: Un canén MG 151 de 15 mm, dos. foras NG 131 de 13. mm y dos MG 15 de 7,9 mm, mas una cerga de bombas de hasta 4.000 kg, (reemplazadas por dos misiles Hs 283A en el E-5), Volocisad. 815 km/h @ $000 m. Velociced ascensional: 220 m por minuto con el maximo de carga. Techo: 7.500 ‘carga maxima. Alcance: 2.300 km maximo. Peso vacio y cargado: 8.800 kg y 9 m. Longitud: 17,30 m. Tripulacion: 4 {jo de calibre pesado. Motores. dos ‘Wright R-2.800 radiele: cade uno. Armamento: Siete ametralladoras de 7.7 mm y hi idad: $50 kmh a 3.750 m. Velocidad ascensionat ‘echo: 7.400 m. Radio de accion: 800 ki gadura: 18,70 m. Longitud: 1 B-25 Mitchell fue e! bombardero que mas usaron los norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial, Se fabricaron 9.818 unidades de este tipo, comenzando, ‘enero de 1942. Se emplad en el Mediterraneo e India y se mostré adecu ‘con fecilidad extreordinarias modificaciones y mejoras. El modelo. q 25C, fue el que mas se produjo. Wotores. dos Wright R- 1.700 hp cada tno al despegus joras Browning de 12,5 mm ‘con 2.100 disperos, mas 1.400 kg de bombas (2.400 kg en misiones @ cortas distancias) © un torpedo de 900 kg. Velocidad: 480 kmh a 4.500 m. Velocidad ascensional: 4.800 men 16,5 minutos. Techo: 6.400 m. Aicance: 2.200 km. con 1.400 kg de bombas, 4.400 km. maximo. Peso vacio y cargado: 9.180 y 15.400 kg. Envergadura: 20/61 m. Longitid 16, factores conspiraron aparente- ra hacer creer a Vietinghoff contraataque valia la pena. Ad- jo la brecha existente entre los dos flancos aliados, saco 1a conclusion de que éstos se habian dividido delibe- radamente en dos sectores eomo prepa- uar la eabeza de play ‘eonelusién, que le Icado y pens6 que lo ‘apoyaban otros hechos: los buques de la bahia, prestos para trasportar los hom- bres, el lanzamiento de una cortina de humo sobre Battipaglia y la intercepta- clon de confusos mensajes por radio, ‘Todos los signos parecian apuntar a una inminente retirada. Y Vietinghoff deci- dio lanzar el contraataque més fuerte posible para arrojar @ los aliados de su ‘Animado por las sefiales de una aparente i El general Troy H Middleton, comandante ela 45 Division, en conferencia con Clark, Tedder y ol general Erwin J House, La dura acometida tuvo lugar poco después del mediodia del 13 de sep- tiembre, cuando la 29 Division Panzer, egada recientemente de Calabria y apoyada por parte de la 16 de Granade- ros Panzer, empez6 a descender por la estrecha zona entre los rios Sele y Calo- re, que estaba defendida por las unida- des de Ia 45 Division del general Middle- ton. Los carros y la infanteria alemana forzaron un paso en el rfo Sele y, con los flaneos fuertemente cubiertos para evi- tar el corte de sus suministros por los norteamerieanos, empujaron las defen- sas hasta la unién de los dos rios. Esta- ban @ unos nueve kilometros dea costa, y todas las perspectivas eran de que abrirfan brecha y cortarian la cabeza de playa en dos. A las 17.15 horas, Vietinghoff orden6 a la masa de su flerza de carros que avanzase hacia le confluencia de los dos rios, con el propésito evidente de cruzar 116 el puente y cortar a través del VI Cuerpo de Eyercito, hasta las playas, probablemente cerca de Paestum. Los earros avanzaron firmemente carretera abajo, la artilleria adelanto posiciones en la nuevamente capturada Persano y se lanzaron fuertes ataques de infante- ria en los flancos de la brecha, para man- tenerla ampliamente abierta. ‘A las 1830 horas, quince carros ha- ian legado al espeso matorral de la crilla Norte del Calore. Pero el puente alli emplazado habia sido destruido y eran incapaces de desplegar fuera de la fangosa carretera, debido a las profun- das zanjas de drenaje que enmarcaban la pista. Habfa un vado cerea del puente destruido y una decidida embestida con toda su fuerza disponible habria dado probablemnte le vietoria a Vietinghoft. Pero ya habia dividido sus fuerzas, en- viando parte de ellas al Noreste de Per~ sano, y dej6 de lanzar toda su fuerza contra un sélo punto de ruptura. Mas ain: se habia advertide el peligro y las tropas norteamericanas que hacian frente ala punta de lanza alemana se aprestaban para affontar la carniceria ‘que se avecinaba. En la orilla Sur del Galore, donde un terreno herbiceo ablerto y ondulado se extendia hasta el puente ineandiado, dos oficiales de arti- eria habjan desplegado sus grupos con cenergia y perspicacia. Eran el teniente yrone] Hal L. Muldoon, que mandaba 189 Grupo de Artilleria de Campania, y el teniente Rusell D. Funk, del 158 Grupo. Ambos dejaron para las piezas Ja dotacton indispensable y apostaron a -odos los hombres sobrantes en las la- deras, para que se fortificaran allf con Jos fusiles y ametralladoras. Mareharon luego @ Jas zonas de retaguardia, para: ron a todos los vehieulos que encontra- ron y, ordenando a los hombres que ba~ Jaran, les dieron un fusil y los enviaron a la linea de combate. Se desplegaron seis, cafiones de 37 mm en apoyo de los mis- ‘mos. Administrativos, mecdnicos y con: duetores fueron reunidos para formar tuna reserva que se emplearia allf donde fuesen necesarios refuerzos. El propio general Clark supervisé el despliegue, advirtio que habia una colina que po dirfa ofrecer ventajas a los alemanes sila tomaban y ordené a la banda del regi mento que eambiase sus instrumentos por armas y estableciese en ella una po: siclén de defensa. La colina carecia de nombre de identificacién y Clark ordené que se llamase Pico Piccolo en honor de los misicos ‘Apenas se habian Instalado éstos cuando comenz6 ol ataque de los earros ‘alemanes por el vado. La artilleria abrié fuego sobre ellos, machacando la carre- tera fangosa y el vado y triturando la zona de matorral y bosque del Norte del Calore para que los earros quedaran a la vista, Los equipos de las piesa sudaron para mantener su cadencia de fuego, sosteniéndola durante algun tiempo a ‘ocho disparos por minuto, y la infante~ fa arrojo el fuego mas intenso que pudo reunir de sus armas portatiles y ametra- Uadoras. Los carros trataron de comba- tir, pero fueron batidos en el frente de su punta de lanza. Los caftones de los dos ‘grupos, ayudados por otros siete del 27 Grupo de Artilleria Acorazada, que ha- ia regresado para prestar su apoyo. dispararon 3.950 granadas sobre los alemanes y a la cafda dela noche los ca- ros estaban en retirada. Clark volvid a su cuartel general, pereibiendo que ha- fan escapado de milagro. Desde luego, los informes indicaban que en otros pun- tos del frente los alemanes habjan infin- sido poco menos que un desastre a los, aliados. En la zona de la fébrica de tabaco de Battipaglia, unidades de la 28 Division Panzer y algunas de la 16 lanzaron du- ros ataques contra la 58 britanica. Pero después de algunas retiradas limitadas, Jos briténieos, sabiendo que tenfan poco espacio para ceder y quiz vislum- brando la amenaza de un nuevo Dun- kerque, resolvieron no ceder un s6lo palmo. Contraatacaron, dos batallones del Coldstream y de los Guardias Gra- naderos, ayudados por el Real de Arti- Nerfa, destruyeron una columna de ca~ ros alemanes que salia de un bosque frente a sus posiciones. Los britanicos estaban bien atrincherados y el fuego de Jos carros no les causaba apenas dafios, mientras que ellos, que hicleron mas de 54.000 disparos de armas portatiles, cas ‘igaron al enemigo hasta la destruecion. Como en el dia anterior, los barcos continuaron con su inestimable apoyo, ‘aunque no sin bajas. El HMS Roberis se ‘mostré particularmente activo en el sector britanico y junto con tres cruce. ros y sels destructores mantuvo un fuego intermitente contra los objetivos pedidos por los oficiales de observacion 1 todo lo largo del dia. Bastante extraiio fue que el Philadelphia y varios destruc tores no fueron llamados para dar apoyo de fuego, ni aun en lo mas duro det combate en la confluencia del rio, cuando sus cafiones podrian haber de- sempafiado un papel decisivo, pero todo parecl6 deberse a la falta de control det fuego por los hombres que, fuertemente presionados, se defend/an contra los ea- ros. E] USS Boise disparo, en cambio, tueinta y seis grandas de 6 pulgadas, 17 Los britanicos responden al contraataque aleman. Derecha arriba: Equipes de morteros del 5." de Hampshires en accion. Abajo: La Arilieria Real prepara una pieza de 7,70 mm ara entrar en eccion. Derecha abajo. Una pleza contracarro de 2,70 mm se enfrenta Gon un semioruga aleman, ee El general Matthew B Ridgway, coman- dante de la 82 Divisién Aerotransportada, ‘que destruyeron una peligrosa bateria alemana mas a retaguardia, El balance de 1a Marina, como el de las fuerzas de tierra, fue mejor de lo que habia sido el 13 de septiembre, La Luft waffe siguié empleando las nuevas bombas planeadoras, lanzadas por aviones que nunca se veian. El Phila- delphia eludio dos, que hicieron explo- sin cerca, a unos 130 metzos. Pero a las 14.40, el Uganda fue aleanzado por una bomba, que atravesd siete cublertas e hizo explosion en el interior del barco. Fue répidamente inundado por unas 1,300 toneladas de agua, pero los equ: Pos de control de avertas apuntalaron los mamparos danados y sa!varon el bbareo de hundirse. Remoleado por el USS Narragansett, tue sacado de la ‘zona de combate con una escolta de tres Gestructores a primeras horas del dis siguiente. A las 15.30 horas la Luftwaffe atac6 de nuevo y el Nubtan y Loyal re- cibieron un golpe cercano, aunque falli 120 do. Para reemplazar a los barcos ave Hlados, destacados o faltos de municion, ‘se ordoné al HMS Aurora y al Penelope que se acereasen desde Malta y estuvie sen en posicién antes del amanecer del dials Uno de los més diffeultosos problemas de los aliados, en un dia de serias con trarledades y desesperados remedios, se suscito no en Salerno, sino en Sicilia, y no tuvo relacién eon el combate en sf sino con la organizacion de los refuer. Estimando que los acontecimientos adversos tendrfan lugar probablemente el 13 de septiembre, Clark habia deci- ido pedir refuerzos aerotransportados para Jangarlos en Salerno, a fin de refor- Zar la cabeza de playa. Tenfa disponible la 82 Division Aerotransportada, libre de su previsto lanzamiento sobre Roma y aprestada para caer sobre Avellino esa misma noche. Clark tenia, pues, que ac- tuar rapidamente para anular el lanza miento en Avellino y disponer el inme- diato desembareo aéreo en la cabeza de playa, Algunos aviones podian usar ya ia pista de aterrizaje ripidamente cons- sulda al Sur del Sele y Clark envio a un niembro de su estado mayor en busca de un plloto que voluntariamente le- ara su peticion al general Ridgway, comandante de 1a 82 Division. El volun- ario que se presento fue el capitan Ja- ‘ob R. Hamilton, a quien rapidamente se le envid con el mensaje y con los pla- nos en Ios que se detallaba dénde querfa Clark que se realizase el lanzamiento, Cuando Hamilton llegé a Licata, en Sicilia, supo que Ridgway acababa de dejar el aerodromo en un C-47. Corrid, ues, a la torre de control, tratando con persuasivas palabras de imprimir en el estado mayor la urgencia de su mision, Togré que hieleran regresar el avin de Ridgway. El mensaje de Clark explicaba que el combate habla tomado un giro desfavorable ¥ que estaba en una situa- cién precaria. Afladia que hasta el dia anterior no habia sabido que la 82 Divi- sién no haria el Ianzarniento en Roma y que proyectaba emplearia. «Deseo que tome esta carta como una orden. Me doy cuenta del tiempo que normal- mente se necesita para preparar un lan- zamiento, pero éste es una excepcién, Deseo que haga un desembareo 2€reo dentro de nuestras lineas, en la cabeza de playa, y que sea esta noche. Es nece- sarios Ridgway estudio el mensaje durante uun par de horas, Luego, envi6 de nuevo a Hamilton 2 Salerno con la respuesta ‘que Clark esperaba: del fuego naval fue también puesta de manifiesto por las tropas que lo suftie ron. Después del bombardeo del 14 de septiembre, Vietinghoff eseribié: «Nues- to ataque tropez6 esta mafiana con una ‘dura resistencla; pero, sobre todo, las tropas que avanzaban tuvieron que su- frir el mas severo fuego que hasta ahora habia experimentado: el fuego de por lo ‘menos diecistis 0 diectocho acorazados, eruceros y grandes destructores situa- dos en las radas, Con asombrosa prec!- sién y Ubertad de maniobra, disparaban sobte cualquier objetivo identificado con abrumadores efectos: ¥ un historiador alemén, compilando Ja historia de la 16 Division Panzer, es- cribié mas tarde: «Dondequiera que las tunidades alemanas atacaron el 14 de septiembre, se vieron batidos por un fuego tan duro desde el aire y desde el mar que s6lo consiguieron éxitos loca les». Otro ulterior y bienvenido apoyo, aunque no con efectos de tan largo al: cance, vino de la Fuerza Aérea Téctica eer peer Bl 13 de septiembre, Bisenhower ordend al mariscal del aire Tedder que apoyase allas fuerzas terrestres de Salerno cor el mayor niimero de efectivos posible. Te nazmente, sucesivas oleadas de Fortale. 228, Boston y Mitehell volaron el dia si. gulente sobre Salerno, Debido a la falta de control desde tierra, parte del 2s fuerzo se desperdicls, pero los puntos sensibles exactamente seflados que daron aniquilados. En conjunto, la avia cin hizo més de 700 salidas, gracias alo cual las comunieaeiones alemanas fue ron severamente perturbadas y las tro as terrestres lladas pudieron al On tomar la iniciativa, Para los mandos, el 14 de septiembre fue una Jornada de alguna confusién y desacuerdo. Los planes para evacuar una mitad de la cabeza de playa y de. sembarcar las tropas en el otro sec‘or Los refuerzos salen de los buques de ce- Sembarco en el extremo Sur de la cabeza de playa, habfan sido preparados el dia anterior y en general recibidos con desagrado. Hewitt, tras trabajar en ellos, fue la- mado por el comodoro Oliver a bordo del Biseayne. Alli se le explicd a éste el plan de retirada. Al conocerlo, formulé enérgicas protestas, aduciendo que con certeza seria impracticable, probable- mente suicida y sin duda costaria a los aliadas todos ios suministros, armas y municiones transportados desde el Dfa-D. Sefial6 que cuando las embarca clones fueran cargadas de nuevo des cenderfa su linea de flotacién e incluso seria imposible sacarlas de las playas; ‘és atin, anticipé la posibilidad de otro Dunkerque. Con gran realismo, se aven- turd a sugerir que si se cortaba Ia ca beza de playa en dos mitades y se eva- cuaba a las tropas de un sector u otro, los carros y a artilleria alemana po- drfan cerrarlas y bombardearlas desde ambos flancos, Sus observaciones fue. ron, sin embargo, desechadas y Hewitt ledio instrucciones para llevar adelante 2 ow. eee 25 inv los planes, de acuerdo con la peticién de Clark. Oliver, disciplinadamente, volvi6 a su buque y presenté la peticién a su estado mayor, que al parecer la acogi6 sombriamente, para luego reirse de ella y permanecer poco menos que paraliza 4. El propio Oliver estableci6 contacto con el general MeGreery, comandante el X Cuerpo de Bjéreito, quien estaba furioso no solo por no haber sido consul ado, sino también por estimarlo un mal plan. E hizo asimismo presente su peti eign de no llevario adelante. El almirante Hewitt enfocd el asunto con eriterlo mucho més positivo y esta: bblecis contacto con el almirante de la Flota, Cunningham, al que trasmitié e! siguiente mensaje:

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