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ALAS
2. IMPORTANCIA DE SU OBRA.
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Siempre se recuerda a Clarín por ser el autor de La Regenta, una de las obras
más impresionantes de la literatura española. Pero hay que tener en cuenta
que también cultivó el relato breve. Entre los títulos más destacados puede
citarse Pipá, que cuenta las andanzas de un joven pillo asturiano, o ¡Adiós,
Cordera!, una historia que presenta el enfrentamiento entre el progreso y el
mundo rural.
Además, Leopoldo Alas escribió novelas como Su único hijo, que cuenta la
conmovedora historia de Bonifacio Reyes, un hombre obsesionado por la idea
de tener un hijo, hasta el punto de que acepta como propio al que espera su
mujer, a pesar de que no es seguro que él sea el padre. En esta novela ya
puede apreciarse el estilo narrativo de La Regenta.
a) ¡Adiós, Cordera!
Los hermanos Rosa y Pinín tienen una vaca llamada Cordera, que es para
ellos parte de la familia. Ante las dificultades económicas, el padre decide
vender la vaca, con gran pena de todos ellos. Cuando la vaca se va en el tren,
los hermanos la despiden con honda pena, pues saben que su destino es
terminar como alimento en una carnicería. Años más tarde, Pinín debe
incorporarse al ejército y se repite la escena de la desgarradora despedida.
Como en otras narraciones de Clarín, es muy importante aquí la presencia del
tren: estos personajes sencillos y humildes se convertirán en víctimas de la
nueva sociedad. El ferrocarril de la línea Gijón – Oviedo, “aquella gran culebra
de hierro”, simboliza todo lo que destruye estas vidas.
b) El dúo de la tos
c) El entierro de la sardina
El cuento está ambientado en Pola de Rescoldo, una ciudad grande, muy fría,
con mucha vida religiosa. Durante las fiestas del Carnaval todo el mundo se
divierte, en especial en la noche del Miércoles de Ceniza, al enterrar la sardina
en el paseo de los Negrillos. Celso Arteaga, uno de los hombres más formales
de Rescoldo, era director de un colegio, y a veces también juez municipal.
Disfrutaba especialmente de las cenas que se celebraban en el entierro de la
sardina, acompañado siempre de gente importante del pueblo. En una ocasión,
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pronunció un discurso fúnebre dedicado a la sardina, lo cual provocó el
entusiasmo de la mayoría de las mujeres, en especial de Cecilia Pla, una joven
hermosa y modesta. A ella se dirige Celso para regalar la simbólica sardina, lo
cual provoca ilusiones sentimentales en la joven. Pasa el tiempo, Celso se casa
y se marcha de Rescoldo, va ascendiendo en la carrera judicial y, una vez
jubilado, regresa a tal sitio. Allí se reencuentra con Cecilia quien no reconoce y
de la cual piensa que se parece a una sardina, por lo delgada que está. Ella se
había convertido en una solterona, sola en el mundo, que, como se descubre al
final, había pensado toda la vida en él. El cuento termina cuando asistimos al
entierro de Cecilia, como si fuera, piensa Celso, el entierro de la sardina.
d) Dos sabios
e) La Ronca
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f) El sustituto
g) Mi entierro
El diablo esta historia se encontraba bastante aburrido por ser Semana Santa,
ya que los humanos procuraban respetar el ayuno y la abstinencia de esas
fechas, muy respetadas durante la época en que escribe el autor. Para
animarse un poco, decidió descender a Oviedo para montar una travesura
entre los participantes de una liturgia en la catedral.
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Este demonio ama a Dios (“… no quiere el diablo mal a Dios, y mucho menos
desconoce su sabiduría y amor infinito…) y es más travieso y pícaro que
malvado (“… el diablo hablaba con acento plañidero, pero no rencoroso, digan
lo que digan las beatas, que hasta del diablo murmuran y le calumnian…”).Su
presencia provoca una serie de ardores generales en la catedral. Tal calentura,
junto al embelesamiento del coro infantil trastocado en su cantar
maliciosamente por el diablo, provoca sexualmente al Magistral del lugar con la
figura femenina de la jueza Doña Fe, esposa del magistrado más prominente
del lugar. su parentesco como Tales ardores, con inclinación del personaje
femenino por una infidelidad libertaria y situación alegre alejada de la rutina,
alcanzarán su orgasmo con una explosión de carracas en pleno edificio
religioso.
El estilo de los cuentos de Clarín es muy cuidado, lejos del desaliño de otros
autores realistas y naturalistas. Hay en ellos una observación minuciosa de la
realidad, lo que se manifiesta tanto en la descripción de ambientes como en la
descripción psicológica de los personajes.
Abundan los adjetivos, tanto explicativos como especificativos, así como las
oraciones exclamativas, dubitativas, desiderativas e interrogativas retóricas,
etc., todo lo cual contribuye a que la objetividad del narrador no sea total.
También es característico del estilo de Clarín, presente en estos cuentos (y en
general en toda su obra) el uso del estilo indirecto libre para introducir el
pensamiento de los personajes a través del narrador omnisciente, en tercera
persona, pero desde el mismo punto de vista que hubiesen empleado ellos
personalmente, como sucede con los pensamientos de Celso en El entierro de
la sardina. Mediante estos monólogos interiores los personajes transmiten sus
pensamientos de forma caótica pero a la vez coherente.
6. OPINIÓN PERSONAL.
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los afectos, como en ¡Adiós, Cordera!, pero también la incomunicación que
impide la realización personal y la concreción del amor, como en El dúo de la
tos o El entierro de la sardina.