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EL CUARTO DE ATRÁS, CARMEN MARTÍN GAITE

BIOGRAFÍA Y OBRA

• Carmen Martín Gaite nació en Salamanca el 8 de diciembre de 1925. Se licenció


en Filosofía y Letras en la Universidad de Salamanca, donde conoció a Ignacio
Aldecoa y a Agustín García Calvo. En esa universidad tuvo además su primer
contacto con el teatro participando como actriz en varias obras. Colaboró en
varias revistas como Trabajos y Días en Salamanca y Revista Nueva en Madrid.
Se trasladó a esta ciudad en 1950 y se doctoró en la Universidad de Madrid con
la tesis Usos amorosos del XVIII en España.

• Ignacio Aldecoa, cuya obra estudiaría posteriormente, la introdujo en su círculo


literario, donde conoció a Josefina Rodríguez, Alfonso Sastre, Juan Benet, Jesús
Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio. De esta manera se incluyó en la
que sería conocida como la Generación del 55 o Generación de la Posguerra.
Se casa con un miembro de dicha generación, Rafael Sánchez Ferlosio, en
1954. Su matrimonio duró diecisiete años hasta acabar en separación. Tuvieron
dos hijos: un niño que murió con apenas siete meses y una niña, Marta, a quien
dedicó el cuento La reina de las nieves. Falleció antes que ella.

• En 1955 publica su primera obra, El balneario, y obtiene por ella el Premio Café
Gijón. Dos años más tarde, recibe el Premio Nadal por Entre visillos. Escribe
obras de teatro y narrativa y paralelamente ejerce como periodista en diarios y
revistas como Diario16, Cuadernos hispanoamericanos, Revista de Occidente,
El País, El Independiente y ABC, en los que se dedica a la crítica literaria y
traducción.

• Con El cuarto de atrás obtiene en 1978 el Premio Nacional de Literatura,


convirtiéndose así en la primera mujer en obtenerlo. Le siguen una larga lista
de prestigiosos galardones: el Príncipe de Asturias en 1988, el Premio Nacional
de las Letras en 1994, la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes en 1997 y la
Pluma de Plata del Círculo de la Escritura en 1999, entre otros.

• Colabora en guiones de series para Televisión Española Santa Teresa de Jesús


(1982) y Celia (1989).

• En 2000 se le diagnostica un cáncer que cerca de mes y medio después acabará


con su vida el 23 de julio en una clínica de Madrid. Es enterrada en El Boalo,
donde residió sus últimos años en la casa familiar y donde están enterrados sus
padres y su hija.

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MOVIMIENTO LITERARIO

• La llamada generación del 50 con Alfonso Sastre, Rafael Sánchez Ferlosio (con
el que después contrajo matrimonio), Camilo José Cela, Miguel Delibes, Juan
Goytisolo, Ana Mª Matute y la propia Carmen Martín Gaite conformaran el
movimiento denominado “realismo social”.

• Las obras del denominado realismo social se publicaron desde 1950 hasta los
primero años de la década de los 60; en todas ellas se pueden apreciar una
serie de rasgos comunes: el inconformismo y la solidaridad con los oprimidos,
un decidido enfrentamiento con realidades sociales concretas, un afán de
denuncia y un anhelo de cambios sociales. Las primeras novelas de Carmen
Martín Gaite pertenecen a este movimiento, como Entre visillos, publicada en
1957, en la que refleja la condición de la mujer en el ambiente burgués
provinciano.

• Posteriormente con la aparición en 1962 de Las ratas de Miguel Delibes y sobre


todo de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, se inicia un cambio
importante en la novela española hacia una literatura más experimental que
tiene en cuenta la aportaciones narrativas de los grandes novelistas
extranjeros. El cuarto de atrás pertenece a esta nueva forma de construir las
novelas cuya característica principal, desde el punto de vista formal, es la
continua interferencia de los diálogos de la protagonista con un personaje
ficticio, con largos monólogos interiores de ésta, que su vez es la propia autora.
Tras la muerte de Francisco Franco en 1975, proliferan en España obras que
buscan la recuperación histórica de las décadas de posguerra. Esto sucede
a raíz del aumento de libertades como consecuencia del fin de la
dictadura, que hasta el momento había forzado el silencio de los
españoles al no aceptar críticas ni oposición. La novela El cuarto de atrás
de Carmen Martín Gaite, publicada en 1978, es una de ellas.

RESUMEN

• La trama o parte fabulesca de la novela consiste en que una mujer-


supuestamente, la narradora convertida en personaje de su propia novela, es
decir, Carmen Martín Gaite, - tras una noche inquieta de insomnio, recibe una
llamada telefónica muy extraña de un desconocido que dice estar esperándola,
hace ya un buen rato, para una entrevista, pero ella no recuerda nada. Muy
extrañada, Carmen le propone realizar la entrevista prevista en su casa.

• Desde ese momento se produce una conexión verdaderamente palpable entre


la protagonista y el desconocido vestido de negro; más parecida a como si le
hubiesen inyectado el suero de la verdad, pues empieza a hablar sobre su vida,

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desde su nacimiento hasta el presente, durante toda la dictadura de Franco y
posfranquismo, y el hombre la escucha totalmente atento.

• Una misteriosa llamada se produce durante su apasionante relato: una mujer


que dice ser la actual pareja del hombre de negro acusa a Carmen de ser su
amante, sin que ésta comprenda nada, ya que sólo le conoce por una relación
puramente casual y profesional, aunque entre ellos dos se haya creado tanta
confianza. Al final, no descubrimos nada sobre la identidad del hombre de
negro ni su relación con Carmen, ni de la misteriosa mujer al teléfono; pero, en
cambio, obtenemos un maravilloso libro de memorias verdaderamente
original.

ESTRUCTURA

• La novela presenta una estructura circular, y así aparece explícitamente en el


texto: "Y sin embargo, yo juraría que [...] se remete la sábana“. Se repite el
mismo pensamiento, lo que nos lleva a un único e idéntico momento narrativo.
Este hecho induce a pensar que todo lo narrado sólo ha existido en la mente de
la autora. Pero hay una diferencia. La primera mención nos sitúa a la narradora
en su cama intentando dormir; al final del texto, aunque el propósito es el
mismo, previamente hemos leído: "El sitio donde tenía el libro de
Todorov está ocupado ahora por un bloque de folios numerados, ciento
ochenta y dos. En el primero, en mayúsculas y con rotulador negro, está
escrito El cuarto de atrás. Lo levanto y empiezo a leer.“
• La novela se cierra de forma que termina como empieza, pero el libro, la
bandeja con las dos copas y esa cajita dorada abre una puerta secreta da la
posibilidad de seguir escribiendo. El hombre de negro le ha dejado al alcance la
capacidad de resucitar los mecanismos del sueño y los de la escritura:” ¡Qué
sueño me está entrando! Me quito las gafas, aparto los folios y los dejo con
cuidado en el suelo. Estiro las piernas hacia la juntura de la sábana y, al ir a
meter el brazo derecho debajo de la almohada, mis dedos se tropiezan con un
objeto pequeño y frío, cierro los ojos sonriendo y lo aprieto dentro de la
mano, al tiempo que las estrellas risueñas se empiezan a precipitar, lo he
reconocido al tacto: es la cajita dorada”.
• Siete apartados de desigual proporción conforman lo narrado. El VII es un
epílogo, la vuelta a la realidad, y los seis primeros forman una unidad donde se
mezcla realidad y sueño. Los epígrafes recuerdan el misterio de la novela
policiaca (1. «El hombre descalzo»; II. «El sombrero negro»; V. «Una maleta de
doble fondo») y los tintes folletinescos de las lecturas de la infancia (III. «Ven
pronto a Cúnigan»; IV. «El escondite inglés»; VI. «La isla de Bergai»).

I. "El hombre descalzo". Encontramos a C, novelista, adicta a las pastillas,


en busca de un libro de Todorov( ensayista de lo fantástico y lo imaginativo),
en una habitación en desorden, intentando en vano "convocar las palabras"
con las que escribir una novela fantástica. El silencio y la sensación de

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misterio la lleva a la infancia: al circo al que asistió de niña y a la excitación
ante el espectáculo que le esperaba. Cada elemento del presente le
retrotrae a un recuerdo del pasado, como cuando pinta la "C." de su
nombre, inicial también "de casa, de cuarto, de cama" , todos ellos
escenarios de la infancia. Además, entre sus papeles ha encontrado un indicio
de la carta de amor que le escribe un hombre descalzo desde una playa, al
estilo de las que ella anhelaba recibir de joven; pero ya no recuerda ni la
carta ni a su autor, y para añadirle más misterio, la firma se ha borrado y la
letra le resulta familiar.

II. "El sombrero negro“ comienza cuando suena el teléfono, aparece el hombre
de negro y las memorias que hasta ahora se contaban para sí misma,
encuentran un nuevo destinatario. El inicio del capítulo se desarrolla como
una entrevista normal. La conversación literaria se mezcla con el pasado para
terminar hablando de Carmencita Franco (“La época de los helados de limón,
del parchís, de Carmencita Franco“). En este punto es muy interesante reseñar,
ya que se ha aludido a la hija de Franco, que otro de los valores importantes de
la obra consiste en que la biografía trasciende a lo personal para convertirse
también en una crónica social, y en menor medida, política, de la España de
postguerra.

III. “Ven pronto a Cúnigan”. La rebeldía de Carmen contra el orden y la


limpieza se había fraguado en la casa de sus abuelos paternos, en la Calle
Mayor de Madrid, vivienda que dos criadas se encargaban de mantener
permanentemente limpia. En esta casa, la joven C. "soñaba con vivir en una
buhardilla donde siempre estuvieran los trajes sin colgar y los libros por el
suelo, donde nadie persiguiera los copos de polvo que viajaban en los rayos de
luz" . En lo fundamental, la C. adulta no ha traicionado a la niña y joven que fue.
La casa de los abuelos venía a ser un "pasadizo" de orden y limpieza, del
que había que escapar; Cúnigan, en cambio, era un lugar "mágico, único,
magnífico en verdad" como decía una canción de la época.

Hay también alusiones a la Sección Femenina y el Servicio Social que pretendía


hacer de la mujer una buena ama de casa, dedicada a las labores, a los hijos y
al marido.

IV. “El escondite inglés”. Aparece la cajita dorada cuando el hombre saca las
misteriosas píldoras que son para la memoria y la transportan a los
recuerdos agradables de su niñez. C. compara el paso del tiempo con el
escondite inglés -juego infantil que da título al capítulo-, ya que todo
transcurre "de una manera tramposa, de puntillas" sin que nos demos cuenta,
pero al volver la vista atrás con los recuerdos, y más aún si son sin fecha,
permanecen estáticos como los niños que queremos atrapar en el escondite

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inglés. Por eso es tan difícil ordenar la memoria, "entender lo que estaba
antes y lo que estaba después". Todo desembocará en el recuerdo del viaje a
Burgos con su prima.

V. “Una maleta de doble fondo”. Es una larga conversación telefónica que la


protagonista mantiene con la supuesta mujer del hombre de negro, Carola.
Durante la conversación se acumulan pistas que, parece, quieren concluir en
que en algún momento el hombre de negro amó o fue amante de Carmen
Martín Gaite( unas cartas de amor en una maleta de doble fondo), pero una vez
más el misterio se diluye sin concluir en nada, de un modo bastante absurdo.
Pero durante la conversación se ha mantenido el tema de la novela, la
evocación de la escritora hacia el pasado, como el recuerdo de aquella novela
rosa que había escrito con su amiga y cuyo protagonista se llamaba Alejandro
(como el hombre de negro) o la mención de la película Rebeca(1942),
protagonizada por Joan Fontaine, o aquellas historias pasionales que
protagonizaban las letras de las coplas cantadas por Conchita Piquer( "Una
pasión como aquélla nos estaba vedada a las chicas sensatas y decentes de
la nueva España" ).

VI. “La isla de Bergai”. La protagonista le explica al hombre de negro cómo


inventa con una amiga el nombre de un lugar mágico, Bergai, con las primeras
sílabas de los apellidos de ambas( Sofía Bermejo + Carmen Martín Gaite). Lugar
imaginado que le sirve de refugio y es emblema de independencia y libertad. Es
también en este capítulo donde se desvela y aclara la función del cuarto de
atrás, y por tanto el sentido de esta.

VII. "La cajita dorada“ es símbolo a la vez del misterio y de lo real. Este es un
capítulo breve en el que el diálogo con su hija desemboca en esa estructura
circular que ya se ha comentado. Entonces se nos presenta a la mujer en la
cama con el deseo de dormir, pero: "mis dedos se tropiezan con [...] la cajita
dorada" . ¿Es la cajita el regalo de un anónimo visitante que ha ejercido la
función de narratario ideal? o ¿abriendo la cajita y tomando una de sus pildoras
entraremos de nuevo en la dimensión de la memoria?

TEMAS

1-La búsqueda de interlocutores: es un tema constante narrativa en las obras


de Martín Gaite. Busca la comunicación frente a la soledad. Por eso se inventa
un personaje, un interlocutor, el hombre de negro que le ayuda a recuperar sus
recuerdos del pasado mediante diálogos que él le va proponiendo con
preguntas varias.
En el 78 publicó el libro El cuarto de atrás y en 1975 había muerto el dictador
español, Franco. Es por eso que sus recuerdos de niña y joven se tratan en la
mayoría, los temas de la intolerancia, la represión y los sueños que tiene ella de

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ser de mayor una mujer desordenada, independiente y pícara como la de las
revistas, prototipo de mujer que la dictadura rechazaba totalmente, ya que en
esos tiempos la mujer debía dedicarse al hogar y al cuidado de la familia. Toda
esa represión hace que “estallen sus sueños” y sus vivencias pasadas. Carmen se
permite abrir ese cuarto de atrás con doble sentido. Uno refiriéndose al cuartillo
que tenía la casa de Salamanca en la que creció, jugó y aprendió, y otro
refiriéndose a un desván en el que guardar los recuerdos, un desván de la
memoria.
2- La intertextualidad: en la obra se intercalan muchos textos de otras obras o
autores de forma desordenada para darle una sensación de caos al texto. Se
nombra repetidas veces a Todorov, escritor de uno de los libros que se
encontraban en la mesilla de noche de la protagonista y que hace referencia a
los mundos de fantasía. También se menciona a Kafka, además de que aparece
presente en forma de “cucaracha” como en su libro Metamorfosis. Aparecen
también referencias a la novela rosa y a las coplas populares con Concha Piquer.
Todo esto hace difícil encasillar el género de la obra, por lo tanto se considera
variado ya que aparecen mezclados géneros como la fantasía, la autobiografía y
el sentimentalismo.
3- Lo fantástico: desde el principio de la obra aparecen elementos fantásticos
que hacen evadirse al lector a otro mundo, un mundo mágico y misterioso de la
mano de una noche tormentosa, un hombre misterioso de negro, una llamada
en mitad de la noche o un montón de papeles que crece sin descanso sin un
escritor si quiera tecleando.

4- La metaliteratura: literatura que reflexiona sobre la escritura. El cuaderno,


motivo que abre y cierra el fragmento dándole una estructura circular
(principio:"... ¿o es que va a seguir buscando el cuaderno?“; final: "Es el
cuaderno que estaba buscando antes") actúa como clave invocatoria para
iniciar el ejercicio de contar.

5- La memoria recuperada: es el objetivo de la obra, hacer recordar a la


protagonista todo lo que ha vivido en el pasado. El interlocutor le da unas
pastillas de colores que supuestamente avivan y al mismo tiempo desordenan
la memoria. Los temas que recuerda del pasado son:

5.1. La guerra y la posguerra : habla mucho de pobreza, represión,


racionalización de alimentos, su tío fusilado por comunista, los padres de
un compañero de clase que fueron llevados a la cárcel por estar en contra
del franquismo, Carmencito Franco…
Recuerda que hasta los nueve años su visión de la política era
lúdica; en cambio, a partir de los nueve años se convierte en algo sórdido y
que regía sus vidas de un modo agobiante, de forma que todo lo
relacionado con la política tenía connotaciones negativas: estraperlo,
Fiscalía de Tasas, cartilla de racionamiento, Comisaría de
Abastecimientos y Transportes, etc. Y Franco siempre presente, motivo
por el que la impresión que le produjo su muerte fue de incredulidad, y al

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pensar que entonces ya se podía hablar y hacer lo que uno quisiera, se dio
cuenta de que no era "capaz de discernir el paso del tiempo a lo largo de
ese período, ni diferenciar la guerra de la postguerra".
5.2. La familia: recuerda la casa de Salamanca donde jugó, creció, aprendió,
donde fue niña. La casa de Burgos y la casa de sus abuelos, que para ella era
como el símbolo del estricto orden
5.3. La amistad: la amistad más fuerte que tuvo fue con su compañera de
instituto con la que inventó la isla imaginaria de “Bergai”.
5.4. El amor: como el enamoramiento tonto que tuvo con aquel chico que le
escribía cartas diciéndole que se iba a Portugal y que al final nunca se iba, y
lo hacía solo para tenerla en vilo por él.
5.5. La novela rosa: aparece al nombrar las coplas de Concha Piquer o
cuando a mitad de obra transcurre la llamada de Carola preguntando por
Alejandro, el supuesto nombre del hombre de negro, a modo de telenovela.

PERSONAJES

• Carmen Martín Gaite: protagonista de la novela. La autora lleva a cabo un


análisis introspectivo, un viaje al interior de ella misma en busca del pasado,
para poder de este modo explicarse y comprenderse a sí misma. Narrador
personaje que pone mayor énfasis en determinados recuerdos o actitudes
vitales como el sentimiento de rebeldía frente a las normas impuestas, lo que
en el libro denomina “fugarse”, es decir, comportarse de modo distinto a como
se espera (especial interés es la rebeldía contra el rol que durante la época
franquista se había designado a la mujer, afanada y resignada ama de casa,
siempre supeditada a los deseos y voluntad de sus padres y maridos).
Físicamente es una mujer delgada, pelo liso y corto (“Para la moda de
entonces, lo ideal era el pelo ondulado, yo lo tenía muy liso. ¿Y cómo se peinaba?
¿Con trenzas? No, llevaba el pelo corto”). Psíquicamente es olvidadiza, con
tendencia a “irse por las ramas”, asustadiza (“ Perdone, es que antes había aquí
una cucaracha enorme y me asusté… Cuando me despertó el teléfono estaba
echada en la cama, sí, se me cayó el vaso de agua” y adicta a las pastillas.
Su infancia coincidió con la Guerra Civil, y su adolescencia y juventud con una
dura posguerra. A través de sus recuerdos, de sus comentarios, nos traslada a
una parte de su infancia fantasiosa y feliz, a su adolescencia y juventud, a
aquellos tiempos de guerra y de posguerra.

• Hombre de negro: confesor de Carmen Martín Gaite. La presencia del hombre


de negro es un mero instrumento, una presencia que es pretexto para la
narración y, a la vez, para despertar la memoria de la protagonista. Físicamente
es un hombre misterioso, vestido de negro, con un sombrero muy estridente
(“Se para y un hombre vestido de negro sale y se queda mirándome de frente.
Es alto y trae la cabeza cubierta con un sombrero de grandes alas, negro
también”). Psíquicamente es algo misterioso, bromista, atento y gran oyente ( “
Pues podemos seguir hablando de literatura de misterio, ¿qué mejor ocasión
que una noche de tormenta?; vamos, si tiene ganas...” ). Figura simbólica

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ambigua, podría ser el diablo, por lo misterioso y la violencia que le atribuye
Carola; pero también es el interlocutor deseado, el héroe de la novela rosa, el
otro yo de la narradora-protagonista.
• Su madre: buena lectora, encontró en ella el aliento para los estudios. En
una ocasión una amiga de la madre, al observar lo mucho que gustaba estudiar
a la joven, le dijo que la "mujer que sabe latín no puede tener un buen fin" a lo
que su madre contestó que "hasta a coser un botón aprende mejor una
persona lista".
• Otros personajes: su hermana Ana, su padre, su tío, asesinado por comunista,
su hija Marta (que la despierta como la hermana de Alicia en Alicia y el país de
las maravillas) o su prima.

NARRADOR

• La forma es dialogada, pero sólo aparentemente: en realidad, reconocemos


que son monólogos de la propia narradora, que es al mismo tiempo la
protagonista o narradora personaje.
• Las intervenciones de la voz de la narración son mínimas y se refieren sólo a lo
circunstancial, a lo que sucede en el espacio que los rodea, la habitación,
mientras los dos personajes van hablando, como si se tratara de acotaciones
teatrales, sobre gestos y posturas de los interlocutores.

SIMBOLOGÍA

• El cuarto de atrás, al que hace referencia el título de la novela, es el cuarto de


jugar que tenía la autora con su hermana en Salamanca. Es una habitación
donde se guardaban algunas cosas poco utilizadas por los mayores, y estaba
absolutamente desorganizado, donde existía espacio para el estudio de ella y de
su hermana, pero también había espacio suficiente para el juego, representaba
“un reino donde nada estaba prohibido”. Ese espacio idealizado y mítico del
juego desaparecerá durante la guerra y posguerra, cuando la necesidad hace
que se convierta en despensa: el almacenamiento de víveres durante la
postguerra. Todo esto coincide también con el paso de la infancia a la
adolescencia de la escritora-protagonista. También utiliza alegóricamente esta
expresión “el cuarto de atrás” para representar aquellos recuerdos que los
tenemos escondidos en el lugar más recóndito de nuestro cerebro y a los que
solo podemos acceder a ellos en algunas ocasiones, no cuando queremos
voluntariamente evocarlos.
• El “escondite inglés“: juego de niños al que se aferra texto tras texto sin
aclararnos por qué. Es descifrado al fin: la escritora se ha sentido durante parte
de su vida como si estuviera jugando, sin saberlo, al "escondite inglés", como si
todo cambiara o desapareciera sin que ella siquiera se diera cuenta de nada,
como mirando a la pared mientras todo transcurre a sus espaldas. “El tiempo
transcurre a hurtadillas, disimulando, no lo vemos andar, pero de pronto
volvemos la cabeza y encontramos imágenes que se han desplazado a nuestras

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espaldas… Por eso es tan difícil luego ordenar la memoria, entender lo que
estaba antes y lo que estaba después”

• El espejo apoya la noción de desdoblamiento asociado a la imagen de la


protagonista que se refleja en él. La protagonista, al verse en el espejo, se aleja
del momento presente y se traslada al pasado. Puesta delante de su espejo,
levanta los ojos y ve delante a la niña y a la adolescente que fue y que ahora
miran a la narradora. La protagonista se siente observada. El espejo sirve de
puente o túnel del tiempo.

• La cesta de costura y los hilos: la cesta de costura simboliza el taller literario en


el que la autora trabaja a través de los hilos que representan el continuo fluir
de historias, recuerdos y sueños que se enhebran y desenhebran
continuamente a lo largo de toda la novela. Hay, pues, un paralelismo entre el
léxico de la costura y la escritura de la narración.

• El sombrero negro: debajo del mismo se produce la creación de la obra. Es el


primer elemento con doble sentido que constituye uno de los símbolos más
importantes de la novela. El hombre deja el sombrero sobre los folios mientras
hace referencia a la literatura de misterio. Debajo del sombrero van
aumentando los folios que al final conforman la novela en sí. Al final de la
novela, aparecen debajo del sombrero negro 182 folios. El negro se asocia al
misterio.

• La cucaracha: símbolo del cambio, y también del miedo a ese cambio. Vivir en
ambientes donde reina el desorden, el descuido, lo antiguo. La narradora
expresa su miedo a estos insectos y simboliza el temor a la destrucción de sus
propias memorias y de su pasado. El hombre de negro, entonces, se convierte
en un signo de protección que le rescata el pasado de la protagonista de una
posible pérdida, simbolizada a su vez por la presencia del insecto.

• La cajita dorada: la primera alusión a este elemento surge cuando el hombre


de negro le ofrece a la protagonista unas píldoras de colores que hay dentro de
la cajita dorada. Las pastillas de colores le hacen recordar, avivan su memoria y
a la vez la desordenan. La cajita se relaciona con otros objetos, los vasos de té
y los folios. Los tres aparecen al final recordando que no es un sueño.

• La letra C: aparece en diferentes objetos que comienzan por la letra C, de igual


modo que la inicial del nombre de la autora−protagonista- y el título de la
novela. La protagonista sueña que está en una playa y pinta una C en la arena, y
dibuja una casa, un cuarto y luego una cama. Tres objetos que comienzan por
C. La casa representa el centro del mundo y del universo. Carola, cucaracha,
Carmencita Franco y otros más. Son todos ellos elementos que ella recogerá en

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su cuaderno (los famosos cuadernos sobre los que Carmen Martín Gaite
escribía).

• Cúnigan: el lugar imaginario que simboliza las ansias de libertad de la


protagonista. Es un lugar para escapar de la realidad y para soñar y sentirse
libre. Cuando la autora sueña, libera sus pensamientos y siente un gran interés
por lo desconocido, por la libertad, por el rechazo del orden y de lo
convencional, esa libertad que se asocia a Cúnigan.

LENGUAJE Y RECURSOS

• Lenguaje culto y sencillo, fácil de entender.


• Los párrafos son muy extensos y espesos, hay veces en las que cuesta seguir el
guion y hay que releer.
• Digresiones abundantes.
• Utiliza varios recursos para que el lector efectúe una lectura activa del texto:
• Los deícticos: "...¿no estaría mejor sentada aquí?", "Ya, ahí está la
cuestión",
• Las muletillas conversacionales que añaden vivacidad al discurso
narrativo y dan una sensación de frescura, de inmediatez inconsciente,
que es absolutamente premeditada: "Bueno, sí, claro...", "sí, ya ve", "lo
que le quería decir es que yo...";
• Verbos que indican inseguridad, para mostrar su subjetividad, para
reforzar la impresión débil del recuerdo, la posibilidad de verdades
personales, parciales, leves y siempre variables, tanteando lo real,
aunque se trate de otro juego formal: "no estoy segura, creo que...", "yo
juraría que...", "creo que… pero no sé", "yo es que...", "vamos, es como
lo veía yo...";
• Las enumeraciones le dan un ritmo de letanía a la narración en ciertos
momentos culminantes, para destacar la asfixia, la monotonía de la vida
en la época de Franco: "… Franco inaugurando fábricas y pantanos,
dictando penas de muerte, apadrinando la boda de su hija y de las hijas
de su hija, hablando por la radio, contemplando el desfile de la Victoria,
Franco pescando truchas, Franco en el Pazo de Meirás, Franco en los
sellos, Franco en el NO-DO..." (p. 115).
• Utiliza la metáfora y los símbolos en muchos aspectos ya comentados, pero el
más destacable es en el que da título a la obra, el propio cuarto de atrás. El
cuarto de atrás era un cuarto usado, exclusivamente, para jugar libremente,
donde no había reglas válidas ni impedimentos, pero en el momento en que
llega el franquismo se va convirtiendo, poco a poco, en almacén y deja atrás los
tiempos de risa y gloria. Más o menos es lo que le transmite, Carmen Martín
Gaite, al lector: su vida de antaño, llena de felicidad y, más tarde, se vuelve
sombría, comienza a ser olvidadiza y se hace preguntas acerca del mundo y la
razón de su estado.
• “Luego vinieron los embutidos colgados del techo, y la manteca y, a
partir de entonces, hasta que dejamos de tener cuarto para jugar,
porque los artículos de primera necesidad arrinconaron nuestra

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infancia, el juego y la subsistencia coexistieron en una convivencia agria,
de olores incompatibles”.
• Aunque el recurso más característico de esta obra es la descripción. Hace un
uso maravilloso de ella, ya que todo el relato consiste en su vida. Una mala
descripción cansaría e, incluso, aburriría al lector, pero, mágicamente, Carmen
nos invita a seguir sus pasos como conducidos de su mano y a interesarnos más
y más sobre el cambio que sufrió y las secuelas que dejó este.
• Utiliza otro recurso que adoptó de Todorov, de ahí que lo nombre en el relato,
el recurso consiste en confundir la realidad con el sueño.

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