los cuales el ordenamiento jurídico les confiere aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el cumplimiento de su objeto y los fines de su creación. Comienzo de la existencia
La existencia de la persona jurídica privada
comienza desde su constitución. No necesita autorización legal para funcionar, excepto disposición legal en contrario. En los casos en que se requiere autorización estatal, la persona jurídica no puede funcionar antes de obtenerla. Concedida la autorización, la existencia de aquéllas queda legitimada con efecto retroactivo hasta el momento en que se llevó a cabo la fundación. Si la sociedad no llegase a constituirse definitivamente, porque el Poder Ejecutivo le denegase la personería, o porque los mismos socios desistieran de ella, aquellos actos obligan personalmente a los fundadores, que responden ante los terceros con quienes hubiesen contratado por todas sus consecuencias.
Pero si la sociedad obtiene su personería, los fundadores
quedan desligados de su responsabilidad: los actos se suponen hechos por la persona jurídica. Cód. Civil y Comercial ha consagrado la buena doctrina: los directores y fundadores son solidaria e ilimitadamente responsables frente a terceros por las obligaciones contraídas hasta el momento en que se obtiene la autorización para funcionar (art. 200 Cód. Civil y Comercial); es decir, que a partir de la inscripción, la sociedad es la única responsable. • Sistema de concesión o autorización estatal El poder de policía del Estado constituye un acto mixto de autorización de la personería y aprobación de los estatutos de la entidad. Es el caso de las asociaciones y fundaciones (art. 45 CC y art. 169 CCyC).
• Sistema de constitución libre,
Sin perjuicio de observar ciertas formas legales, la libertad en materia de constitución de personas jurídicas es mayor. Es lo que ocurre con las sociedades civiles (art. 1184 CC), que desaparecen en el CCyC, y las simples asociaciones (art. 46 CC y art. 187 CCyC). • Sistema de disposiciones normativas o sistema de registro. Es un sistema intermedio, se la reglamenta en base al cumplimiento de recaudos legales por parte de los fundadores. Es el supuesto actual de las sociedades comerciales, según el cual los socios fundadores pueden elegir entre varios tipos sociales preestablecidos legalmente, cada uno de los cuales —a su vez— tiene requisitos esenciales tipificantes que lo caracterizan como tal (por ejemplo, la sociedad anónima) y lo diferencian de los otros (por ejemplo, la sociedad de responsabilidad limitada), debiendo inscribirse además en el registro público correspondiente Libertad coartada: si bien hoy los sujetos de derechos que no son personas humanas son personas jurídicas una entidad que no obtiene autorización estatal para funcionar como “asociación civil” podrá hacerlo como “simple asociación” (arg. art. 169 CCyC) bajo un régimen jurídico distinto, sin perjuicio de recurrir judicialmente la decisión que deniega la autorización. Los estatutos son las reglas básicas sobre las cuales se estructura la organización y la vida de las personas jurídicas. En ellos están determinados el fin u objeto de la entidad, su nombre y domicilio, sus órganos de gobierno, los derechos y deberes de los miembros, formación e inversión del patrimonio y, finalmente, la disolución y el destino de los bienes. Forman la ley fundamental de las personas jurídicas, cuyas actividades deben ajustarse a sus disposiciones. Personalidad diferenciada
La persona jurídica tiene una personalidad distinta de
la de sus miembros. Los miembros no responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los supuestos que expresamente se prevén en este Título y lo que disponga la ley especial.
La diversa personalidad de la entidad y de sus
miembros componentes es esencial para la comprensión del tema: cada entidad es un sujeto de derecho independiente y, por eso, es titular exclusivo de las relaciones jurídicas en que interviene. Distinción y efectos . Por su parte, en concreto, de la neta distinción entre la personalidad del ente y la de sus miembros, surgen importantes consecuencias prácticas, que son: a) la existencia de distintos patrimonios: el de la entidad y el de los individuos que con su actividad humana nutren la actividad de la entidad; b) la distinta titularidad de derechos a que da lugar la actividad de la entidad, de manera que los bienes pertenecientes a ella no pertenecen a los individuos integrantes de la misma, y viceversa; c) la diversa responsabilidad a que da lugar la aludida actividad que, en principio, solo compromete la de la entidad actuante; d) la posibilidad de alterar la composición humana del núcleo sin que se modifique la situación jurídica de la entidad; e) la posibilidad de que la entidad rija su propio orden interno y establezca los derechos y deberes de los individuos que componen la persona jurídica (corporación) o que se benefician de su actividad (fundación). Capacidad Las personas jurídicas tienen capacidad de adquirir todos los derechos de que pueden ser titulares las personas humanas, salvo los que derivan del parentesco, matrimonio. Derechos extrapatrimoniales: tienen derecho a protección del estado, a estar en juicio, tienen derecho a asociarse, pueden crear una fundación. El principio de la especialidad
Es menester, sin embargo, establecer una diferencia
fundamental entre las personas naturales y las jurídicas en cuanto a su capacidad: mientras que las primeras tienen todos los campos de la actividad jurídica a su alcance, y pueden ser al mismo tiempo profesionales, comerciantes, filántropos, educadores, deportistas, etc., las personas jurídicas sólo pueden realizar aquellos actos vinculados a los fines de su institución. Así, por ejemplo, una compañía de seguros no puede dedicarse a operaciones de importación y exportación, ni una asociación con fines educativos puede Inoponibilidad de la personalidad jurídica
La actuación que esté destinada a la
consecución de fines ajenos a la persona jurídica, constituya un recurso para violar la ley, el orden público o la buena fe o para frustrar derechos de cualquier persona, se imputa a quienes a título de socios, asociados, miembros o controlantes directos o indirectos, la hicieron posible quienes responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios causados. … Responsabilidad contractual Las personas jurídicas son plenamente responsables por los daños que causen quienes las dirigen o administren en ejercicio o con ocasión de sus funciones mientras éstos actúen dentro de los límites del mandato (art. 1763, Cód. Civil y Comercial). El instrumento originario de donde deriva toda representación de las personas jurídicas son sus estatutos. El mandato puede originarse directamente en ellos o bien indirectamente, si surge de lo dispuesto por las asambleas, directorios o representantes legales que lo hubieran otorgado, de acuerdo con poderes derivados de los estatutos. Actuación de los administradores fuera de los límites del mandato. Hipótesis del enriquecimiento sin causa
Consecuencia necesaria del principio sentado en el
párrafo precedente es que si los administradores o representantes actúan fuera de los límites de su mandato, las personas jurídicas no tienen responsabilidad alguna por los actos o contratos que aquéllos hubieran celebrado. Este principio tiene, sin embargo, una importante limitación: si como consecuencia del acto celebrado por el representante sin poderes suficientes para hacerlo la persona jurídica hubiera experimentado un enriquecimiento. Responsabilidad del representante
Cuando el representante actúa fuera de los límites
del mandato, no es responsable la persona jurídica, pero sí lo es él respecto del tercero con quien contrató (art. 376 Cód. Civil y Comercial). Esta solución legal se explica por dos razones: para no dejar al tercero de buena fe desprovisto de toda defensa, y para Responsabilidad civil por hechos ilícitos responsabilidad de las personas jurídicas y de sus administradores.
Evolución adm… Responsabilidad penal
El delito implica la idea de culpabilidad; por consiguiente los entes ideales,
que carecen de voluntad humana, no pueden cometerlo.
Los administradores o agentes son personas individualmente diversas
de la persona jurídica y ligados a ella por un mandato; de donde resulta que los delitos cometidos por aquéllos no se pueden atribuir a la entidad sin violar el principio elemental
Es necesario admitir que, en el derecho contemporáneo, el reconocimiento
de la responsabilidad penal de las personas jurídicas es posible, justo y, a veces, indispensable. De esa responsabilidad sólo deben quedar exentos el Estado y los órganos de la Administración Pública, puesto que es inconcebible que un órgano del Estado cometa un delito contra el mismo Estado.
El principio general en nuestro derecho positivo es que las personas jurídicas
carecen de responsabilidad penal. Fin de las personas jurídicas Causales de extinción
En el artículo 163, el Cód. Civil y Comercial establece las
causales de extinción de las personas jurídicas.
Estas normas rigen para las que necesitan autorización
estatal para funcionar; las que no la necesitan se rigen por las leyes especiales, aunque este artículo es aplicable subsidiariamente si las leyes especiales no prevén el caso. a) la decisión de sus miembros adoptada por unanimidad o por la mayoría establecida por el estatuto o disposición especial; b) Por el cumplimento de la condición resolutoria a la que el acto constitutivo subordinó su existencia. c) Por haberse logrado el objeto para el cual se constituyó o ser de imposible cumplimiento. d) Por el vencimiento del plazo. e) Por la declaración de quiebra. f) Por la fusión o por la absorción a otra persona jurídica. g) Por la reducción a uno de sus miembros si la ley exige pluralidad de ellos. h) Por la denegación o revocación de la autorización para funcionar. i) Por elagotamiento de los bienes destinados a sostenerla, lo que es totalmente razonable puesto que uno de los requisitos de la personería jurídica es la existencia de un patrimonio (art. 154, Cód. Civil y Comercial), la conclusión de los bienes debe tener como consecuencia necesaria el retiro de la personería. No es menester que se hayan concluido absolutamente todos los bienes; basta con que no sean suficientes para mantenerla. Por ello se ha resuelto, con razón, que corresponde el retiro de la personería jurídica si se ha dictado la apertura del concurso civil.
j) Por cualquier causa prevista en el estatuto o en
otras disposiciones legales. Destino de los bienes Extinguida una persona jurídica, se presenta el problema del destino de los bienes que constituían su patrimonio. En el caso de las fundaciones el remanente de los bienes debe destinarse a una entidad de carácter público o a una persona de carácter privado cuyo objeto sea de utilidad pública o de bien común que no tenga fin de lucro y que esté domiciliada en el país. Si las asociaciones no persiguieran fines lucrativos, sus bienes deben considerarse vacantes; si, por el contrario, tuvieran fines de lucro, deben distribuirse entre los socios, en proporción a sus respectivas participaciones.