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SOCIOLOGÍA

Enfoque del contenido:


 Reflexión crítica
 Análisis de la mentalidad racionalista y el enfoque
hermenéutico
 La cosmovisión y la comprensión del sujeto, las
estructuras del pensamiento, las creencias y prácticas
contemporáneas contempladas desde dimensiones
que lo encuadran en marco teórico conceptual
 Metodología: Investigación-Acción/Ver-Actuar-
Juzgar
 Entropía y comportamiento
entrópico

 La Teoría del Caos


La segunda ley de la termodinámica establece
Es todo proceso, sea natural o artificial, que se realiza a
costa de la generación de entropía.
En el sentido más amplio se puede decir que entropía es el
grado de desorden de un sistema.
Entendiendo que el sistema puede ser cerrado, abierto o
aislado, ese desorden crecerá de diferente manera en cada
caso.
Este concepto, también, podemos verle aplicado en
mecánica estadística, teoría de la información y seguridad
entrópica
Todo sistema tiende progresivamente a presentar un
conjunto de eventos cada vez mas desordenados. Este grado
de desorden fue inicialmente concebido en termodinámica.
Un sistema cerrado con baja entropía es un sistema
ordenado (termino difícil de explicar); veamos algunos
ejemplos: una ciudad ordenada en su infraestructura tiene
bajo nivel de entropía pero después de la devastación
producida por un terremoto, todo queda desordenado y la
entropía de esa ciudad aumenta enormemente.
En el ámbito social, hay algunos que opinan que la entropía
social es, por acción y definición, un fenómeno cíclico,
complejo y dinámico, a partir del cual puede afirmarse que
toda sociedad tiene en sí misma el germen de su diversidad,
de su progresión, pero también del caos necesario para
engendrarlo. Algunas especies vivientes bien sean insectos o
animales superiores y muy en especial la humana tienden a
postergar, alargar o enfrentarse de alguna manera a la ley de
la entropía.
Los seres humanos y otras criaturas vivientes son capaces de
reordenar su entorno después de una catástrofe. La
naturaleza inanimada (sin seres vivientes) no es capaz de
enfrentarse y retardar el proceso entrópico.
Muchos países quedaron destruidos por guerras y por
fenómenos de la naturaleza (terremotos, tsunamis, ciclones,
inundaciones) pero después de un tiempo, logran el orden
de nuevo.
Nidos de hormigas, abejas y otros insectos, pueden ser
destruidos y al cabo de un tiempo están reconstruidos y
ordenados como inicialmente estaban.
En este sentido se podría pensar en cuatro escenarios
fenomenológicos en los cuales se expresa esa respuesta del
pensamiento y del hecho social:
El primer escenario es la Cinética del Arraigo, una especie de
aureola, que responde a la idea: El arraigo genera cierta
movilidad que tiene que ver con la defensa de las ideas o de
las prácticas a las cuales se está arraigado. Es la energía
resultado de esta movilidad, aquella que expresa lo que en la
práctica ocurre cuando las personas presentamos resistencia
al cambio. Cualquier alteración de la zona de confort genera
incomodidad, muchas veces, incapacidad de adaptarse a
tales rupturas.
El segundo escenario es el que he denominado Activismo
cotidiano, es un mecanismo de defensa interesante, pero
que no aporta mucho a las lógicas de la evolución. Este
responde a las prácticas de las personas que se quiere
adaptar al cambio, y para ello desarrolla una gran cantidad
de actividades, ya sea desde lo tecnológico, desde las
prácticas en sus espacios, o desde la concepción discursiva.
Pero este sinnúmero de actividades no tiene un norte, no
responde a la idea del desarrollo de competencias, o de
transversalización de saberes y acontecimientos. Son solo
hacer, ya sea desde la práctica o desde el discurso.
Esto podría concebirse como una suerte de estatismo
inspirada en ideales y valores sólidos.
Este es un escenario en el cual la persona hace mucho, pero
aporta poco a la construcción de un proyecto con fines
precisos de avance y evolución.
El tercer escenario es el de la entropía educativa. Este se
presenta todos los ámbitos personales y laborales. Es un
proceso gradual de paso de un estado de desequilibrio con
alto grado de entropía a otro con bajo grado de entropía. El
paso del caos al orden de forma gradual y sistemática.
Ocurre por ejemplo cuando el maestro o la maestra, que ha
empezado su vida en las aulas con alegría, ilusiones e ideas,
y que ve reflejada en el aula su propia identidad, empieza a
perderla con el paso de los años.
Esto le lleva a un cumplimiento (cumplo y miento) de su
tarea, de su horario, de sus cargas cotidianas, sin interés
alguno por el aprendizaje, la formación, la renovación.
Esto podría equipararse con el síndrome de Burnout, (estado
de agotamiento físico y mental que se prolonga en el tiempo
y llega a alterar la personalidad y autoestima del trabajador,
el trabajador quemado.
Este es un estado que ha sido estudiado como fenómeno
psicológico, no solo en los maestros, sino en diferentes
profesiones y actividades humanas.
El cuarto escenario planteado es el transformacionismo,
donde aporta enormemente la planificación
transformacional por escenarios, la acción educativa y de
formación asertiva, resultado del establecimiento de unos
fines específicos para el proceso de transformación,
consecuencia, de la vocacionalidad del hogar, la familia, la
escuela y la sociedad, que involucra su apasionamiento por
la educación y formación.
La entropía, desde la perspectiva de la termodinámica, se puede
entender de forma positiva, cuando esta se incrementa y
aumenta la desorganización molecular, haciendo que el azar
juegue un papel más importante en el logro del equilibrio. Y de
forma negativa, cuando hay mayor orden, es decir, menor
entropía. La entropía puede ser positiva o negativa en la media
en que responde a diferentes escenarios culturales o
situacionales.
Una entropía positiva (desorden creciente en el sistema) muchas
veces puede ser un mecanismo de reorganización, o puede ser
síntoma de un sistema desarticulado, sin una hoja de ruta, sin
una finalidad, o con finalidades disímiles y dispersas.
La negentropía (entendida como entropía negativa), es para el
sistema social una tendencia a la organización, a la coherencia, o
a la minimización del azar (cosa bastante improbable en
procesos culturales). Es la eterna distinción entre el ser y el
deber ser.
Esta negentropía si bien permite un cierto control (un poco
ilusorio), no permite que se introduzcan al sistema, nuevas
formas de comprensión del mundo y de construcción de
sentidos.
El funcionamiento óptimo, ya sea social, político, económico
o de cualquier otra índole, debe ser entendido dentro de lo
sistemático y lo normativo. Lo inverso al orden tiende a la
destrucción, o como mínimo, a la desestabilización.
Vivir en desequilibrio es un atentado contra la razón porque
corrompe la convivencia y el estado del bienestar.
Entender y defender la armonía es un valor que habría que
promocionar desde todas las instituciones. Las rupturas
siempre conllevan desasosiego y enfrentamiento, oídos
sordos, pasiones encendidas y emociones desquiciadas, que
suelen desembocar en lo irracional.
Ese escenario es, el que consigue que las confrontaciones ,
se cometan errores y la consecuencia será un desenlace
para todas las partes en disputa.
Actualmente se sigue confundiendo independencia con
libertad, posiblemente a propósito por parte de quienes
luchan por la primera, teniendo la segunda asegurada.
Sentirse civilizado no es serlo, hay que ser consecuente con
ello. Por eso, no es entendible ni asumible que los que
manejan los poderes del Estado no tengan la suficiente
racionalidad para confrontar ideas sin desestabilizar el
sistema, porque sin un sistema aceptado y consensuado por
la mayoría, la convivencia es confusa y abigarrada
Es una irresponsabilidad mayúscula y un error histórico
dividir a la ciudadanía en bandos enfrentados sin tener
previamente preparados los elementos necesarios para
efectuar un cambio drástico, como es, por ejemplo, la
independencia de un territorio, de una forma coherente y
sensata, sin haber analizado pormenorizadamente todos y
cada uno de los condicionantes que entran en juego en una
posible secesión.
La teoría del caos plantea que el mundo no sigue un patrón
fijo y previsible, sino que se comporta de manera caótica, y
que sus procesos y comportamiento dependen, en gran
manera, de circunstancias inciertas.
Es el estudio de los sistemas inestables, en los que dados
determinados procesos naturales, pequeños cambios en las
condiciones iniciales conducen a enormes discrepancias en
los resultados.
Este principio suele llamarse ‘efecto mariposa’ debido a
que, en Meteorología, la naturaleza no lineal de la
atmósfera ha hecho posible que el aleteo de una mariposa
en determinado lugar y momento, pueda ser la causa de un
terrible huracán varios meses más tarde en la otra punta del
globo.
En las relaciones sociales, los sistemas dinámicos a que hace
referencia la Teoría del Caos, pueden estudiarse a partir de su
espacio de fases, es decir, la representación coordenada de sus
variables independientes.
En estos sistemas caóticos, es fácil encontrar trayectorias de
movimiento, que se definen como comportamientos sociales
cualificables no periódicos.
En este esquema se suele hablar del concepto de Atractores
Extraños que no son más que trayectorias en el espacio de fases
hacia las que tienden todas las trayectorias normales.
En el comportamiento social es el equilibrio de valores
socialmente aceptados, desarrollados y practicados por el
conglomerado social.
La ‘Teoría del Caos Social’ concibe un nuevo paradigma, tan
amplio y tan importante como pudo ser en su época la unión
entre sociología y psicología aunque, quizás por su inmadurez,
aún no se tenga claro todo lo que puede dar de sí esta nueva
forma de pensamiento social, que abarca campos de aplicación
tan dispares como el comportamiento de las multitudes, los
efectos de la comunicación propagandística, los referentes
culturales o las nuevas políticas económicas emergentes.
Aunque la matemática caótica tiene resultados concretos
porque los sistemas que se estudian están basados
estrictamente con leyes deterministas aplicadas a sistemas
dinámicos, la estadística inferencial de la ‘Teoría del Caos
Social’ trabaja con modelos aleatorios para crear series caóticas
predictivas, que son útiles en el estudio de eventos
presumiblemente caóticos en las Ciencias Sociales.
En las sociedades, el caos comienza como una ‘crisis de
percepción’. Lo que parece no necesariamente es ‘lo-que-es’ y
la percepción se convierte en la realidad para los perceptores.
Esa situación, en la que tiene mucho que ver los ‘agentes’
ductores y manipuladores de la opinión pública, la llamamos
‘vórtice social’, que como los vórtices que se suceden en la
naturaleza, es un sistema aparentemente desordenado pero
que en conjunto representa un orden distinto, inesperado, fatal
para el statu-quo en muchas ocasiones. El vórtice social se
presenta, bien de manera espontánea por acumulación social
de pequeños cambios, bien de manera accidental o provocada
por variables endógenas o exógenas.
Esto es así porque la complejidad del mundo nos ha conducido
a simplificar la realidad, a abstraer la naturaleza para hacerla
cognoscible y, tristemente, a caer en la trampa de la dualidad.
Bien y mal; objetivo y subjetivo; arriba y abajo; revolucionario o
escuálido. Pero la tendencia a ordenarlo todo choca con la
misma realidad, irregular y discontinuo. Muchos científicos
sociales ya han renunciado a la ilusión del orden para dedicarse
al estudio del caos, que acepta al mundo tal y como es: una
imprevisible totalidad. Si bien las leyes del caos ofrecen una
explicación para la mayoría de los fenómenos naturales, desde
el origen del Universo a la propagación de un incendio o a la
evolución de una especie, también arrojan luces esclarecedoras
sobre los fenómenos sociales aparentemente inexplicables.
En el estudio del comportamiento humano y del consecuencial
‘orden social’, el problema parte del concepto clásico de ciencia
social, que exige la capacidad para predecir de forma certera y
precisa la evolución de las estructuras y hasta del
comportamiento masivo en un conglomerado, desde las más
elementales agrupaciones humanas como la familia y el
dintorno (delineación de las partes de una figura) social, hasta
las más etéreas pero complejas organizaciones sociales como
las vecinales, las municipales, el país y el Estado.
Seguimos…
En el próximo encuentro
de saberes…

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