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LA PETROPOLI

Metrópoli o metrópolis​es el término que se utilizaba en la Antigua Grecia para las ciudades a partir
de las cuales se crearía más tarde una colonia. Las metrópolis tenían una influencia política decisiva
en las colonias y eran igualmente los centros religiosos, económicos, culturales y sociales de la región
Comercio del siglo xv
En el siglo XV aumento el comercio, se extendió el uso de la moneda, las letras de
cambio, los cheques, y aparecieron los bancos. El oro y la plata se convirtieron en los
metales mas importantes y deseados para hacer monedas, con las cuales se
compraron mercancías y las especias del Oriente.
principales rutas
comerciales en el siglo xv
En la Edad Media, las rutas comerciales se convirtieron en una parte importante de
la economía mundial. Las principales rutas comerciales eran las que conectaban
Europa con Asia, la de la seda y la ruta de las especias. La ruta de la seda fue una
red de rutas comerciales terrestres y marítimas que se extendió desde China hasta
Europa. Esta ruta permitió el comercio de jengibre.

La ruta de las especias conectaba Europa con los productores seda, papel, sal, y
especias como la pimienta y el de especias en el Lejano Oriente, especialmente en
las Islas Molucas y el sur de Asia. Esta ruta comercial se centraba en la navegación
por el Océano Índico y el Mar de China Meridional. La ruta de las especias permitió
la importación de especias como la canela, la nuez moscada y el clavo, y la
exportación de productos europeos como la seda y la lana.

Otra ruta importante fue la ruta del Ámbar, que conectaba el norte de Europa con
el Mediterráneo. Esta ruta comercial se centraba en el transporte de ámbar, una
resina fosilizada utilizada para hacer joyas y objetos decorativos. También se
transportaban productos como plata, pieles y esclavos a lo largo de esta ruta
principales rutas de
comercio entre Europa y
Asia en el siglo XV?
El siglo XV marcó una etapa trascendental en la historia del comercio
internacional. Europa y Asia desarrollaron una intensa actividad comercial,
expandiendo sus territorios y fortaleciendo sus economías. Para lograrlo, se
establecieron distintas rutas de comercio, que permitieron el intercambio de
productos entre ambos continentes.

Una de las principales rutas de comercio del siglo XV fue la Ruta de la Seda. Esta
ruta comercial unía China con el Mediterráneo, atravesando Asia Central y
Oriente Medio. Por ella transitaban productos como la seda, el té, la porcelana,
las especias y las joyas, entre otros.

Otra ruta de comercio importante fue la Ruta de las Especias. Esta ruta marítima
se extendía desde Europa hasta las islas Molucas, en el sudeste asiático.
Conocida también como la Ruta Portuguesa, permitió el acceso a productos
como la pimienta, el clavo, la nuez moscada y la canela, que se convirtieron en
artículos de gran valor en Europa.

Por último, cabe destacar la Ruta del Oro, que unía Europa con Asia a través del
Imperio otomano. Por ella circulaban metales preciosos como el oro y la plata,
además de piedras preciosas y otros productos de lujo. Esta ruta comercial fue
fundamental para el enriquecimiento de los países europeos y para la
construcción de sus imperios coloniales.
(Consolidación de Isabel como
reina de Castilla y Fernando v
1 DEMARZO DE 1476
La batalla de Toro.)

“La batalla de Toro” (hacia 1850). Autor: Francisco de Paula van Halen
(1814 – 1887). Archivo regio
A la muerte del desdichado Enrique IV, el 11 de diciembre de 1474, Castilla
volvió a padecer la guerra civil. Lo que estaba en juego era la corona
castellana en disputa entre dos partidos: por un lado, la única hija de
Enrique IV, Juana, llamada «la Beltraneja», por suponerla en realidad hija
del caballero Beltrán de la Cueva, mientras el otro partido en litigio era el
de la hermanastra del rey, Isabel, casada desde 1469 con el infante
Fernando de Aragón, heredero de la corona aragonesa.
Pero no fue tan sólo una disputa interna, sino que se convirtió en una disputa
internacional ya que Alfonso V de Portugal, esposo de Juana, y Francia se
posicionaron en el bando de Juana mientras Aragón se posicionó en el bando de
Isabel. Tampoco se puede considerar una disputa dinástica ya que con Juana se
alineaban los grandes nombres de Castilla, que aspiraban a seguir teniendo la corona
bajo su control, y con Isabel formaban los concejos y la baja nobleza, necesitada
precisamente de la protección regia frente a los grandes señores.

Si la historia en la Edad Media se puede contar como una pugna entre el poder
público de la corona y el poder privado de los nobles es, aquí y ahora, en Castilla,
donde Isabel representa al primer partido y Juana al segundo.

La guerra civil no tardó en estallar, doblada con otra guerra entre Portugal, que
apoyaba a Juana, y el partido castellano y aragonés de Fernando e Isabel. Francia,
viendo la situación, se apresuró a apoyar a Juana para mermar la eventual fusión de
Aragón y Castilla.

El ejército portugués penetró en territorio castellano con la pretensión de dirigirse a


Burgos, pero a la altura de Toro fue interceptado por las huestes aragonesas y
castellanas de Fernando, el esposo de Isabel. Para los portugueses fue una sorpresa
ya que ignoraban que el partido de Isabel tuviera tantos defensores. Los portugueses,
con el mando dividido entre el rey Alfonso V y su hijo, el príncipe don Juan, no
supieron actuar de manera coordinada. El resultado de la batalla fue poco claro, ya
que Fernando venció a las tropas del rey portugués, pero el príncipe don Juan supo
sacar partido a las suyas.

Fue entonces cuando Fernando puso en marcha otro poderoso recurso: el de la


propaganda. Hizo correr por todas partes la noticia de que la victoria había sido para
Isabel. Los portugueses se vieron aislados y el contingente que había quedado sitiado
en Toro terminó rindiéndose en el mes de septiembre ante la evidencia de que nadie
acudiría en su auxilio.

Esta batalla decidió la guerra dinástica castellana. Juana perdió todos sus apoyos y se
refugió en Portugal. Sus partidarios juraron fidelidad a Isabel, aunque ésta y Fernando
tuvieron que emplearse a fondo, hasta 1480, ante los nobles que no acataron en
principio su autoridad. Había terminado la guerra civil castellana y se había decidido
el destino final de Castilla, y con él el futuro castellano e hispánico

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