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Competencias profesionales DE LOS

DISEÑADORES DE INTERIOR
María del Pilar Rovira Serrano (2016).
El contrato de decoración o de
asesoramiento decorativo en el
derecho español. Cizur Menor
(Navarra): Editorial Aranzadi S.A.
(Thomson Reuters).

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Interiorista, Diseñador de Interiores y Arquitecto de Interiores
son la misma profesión y tienen las mismas facultades para el
desarrollo de su trabajo.

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¿QUÉ ES UN DISEÑADOR DE INTERIORES?

La Federación Internacional de Arquitectos-Diseñadores de


Interiores (https://ifiworld.org/) presentó en 1983 una de las
definiciones más completas de diseñador de interiores,
entendiéndolo como:

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«la persona, cualificada por su formación, experiencia y
capacidades reconocidas, que identifica, investiga y resuelve
creativamente problemas relativos a la función y calidad del
entorno interior; presta servicios relacionados con los espacios
interiores, entre los que se incluye: la programación, análisis de
diseño, planificación de espacios, estética e inspección de la obra
en el lugar, utilizando conocimientos especializados de
construcción de interiores, sistemas y componentes de
construcción, normativa de construcción, equipos, materiales y
mobiliario; y prepara planos y documentos relativos al diseño del
espacio interior, al objeto de mejorar la calidad de vida y proteger la
salud, seguridad y bienestar del público».

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En este contexto, el diseñador de interiores es un profesional
que ofrece una solución decorativa integral a los elementos del
espacio, que incluso pueden ser de nueva creación, encargándose
de la distribución o redistribución de espacios (domésticos,
comerciales, industriales; interiores, exteriores; fijos, móviles;
permanentes, efímeros), bien, desarrollando proyectos de
decoración o de rehabilitación funcional o bien realizando un
diseño de producto adecuado al espacio en el que trabajan.

La única ley que regula directamente las facultades profesionales


de los decoradores en España es el Real decreto 902/1977 de 1 de
Abril, una norma reglamentaria con rango inferior a la ley, antigua y
obsoleta. Comple-mentada por la Ley orgánica 2/2006, de 3 de mayo
de educación, que al regular el contenido de los estudios de Diseño de
interiores determina indirecta-mente nuestro ámbito de actuación
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El RD 902/1977 de 1 de Abril, en su articulo 1 establece las atribuciones
de los Decoradores:

a) Formular y redactar, con eficacia


jurídica y plena responsabilidad,
proyectos de decoración que no
afecten a elementos estructurales
resistentes, a la configuración de
la edificación, ni a las instalaciones
de servicio común de la obra
principal determinadas en el
proyecto aprobado y objeto de las
preceptivas licencias administrativas.

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b) Dirigir los trabajos de decoración dentro de los límites del
apartado anterior, coordinando todos los elementos que
intervengan en los mismos y detallando soluciones adecuadas;
programar, controlar y certificar su ejecución.

c) Concebir diseños de elementos de aplicación a toda


decoración.

d) Controlar y valorar la calidad de los materiales y elementos


que intervengan en dichas realizaciones de decoración.

e) Las valoraciones, peritajes, informes y dictámenes sobre


proyectos y realizaciones de decoración.

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En el artículo 2 define que el proyecto de decoración es el
conjunto de planos y documentos en los que se detallen la
instalación o trabajo a realizar. Comprenderá, al menos, una Memoria
descriptiva, con especificación técnica de materiales y elementos a
emplear, un presupuesto de realización y los planos de estado actual
de situación, de planta, de alzados y de sección necesarios para su
eficaz ejecución.

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El Colegio Oficial de Decoradores de España en su intento de
regular el ejercicio de esta profesión en 1990 redacto “La Normativa
reguladora de la actividad y ejercicio profesional de los
diseñadores de interiores”, incluyendo un código de conducta
profesional, para organizar esta profesión y servir de guía a los
profesionales estableciendo las exigencias mínimas a las que debemos
ajustarnos en nuestros proyectos, aunque en ningún momento se
puede exigir su cumplimiento judicialmente.

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Y la citada Ley orgánica 2/2006, de 3 de
mayo de Educación, establece que el
diseñador de interiores es “un profesional
capaz de analizar, investigar y proyectar,
dirigir equipos de proyectos y de ejecución
de obras de diseño de interiores, así como
actuar como interlocutor directo antes las
administraciones públicas en el ámbito de su
profesión”.

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¿Cuál es su cualificación profesional?
Una diligencia practicada el 26 de abril de 1996 por la Audiencia
Nacional concretó que la cualificación profesional del diseñador de
interiores viene determinada por la concurrencia de uno (o algunos) de los
siguientes requisitos:

• Titulación oficial (en nivel de Técnico Superior; nivel de Grado, o


equivalente como el Título Superior de Diseño);
• Formación especializada en la materia;
• Subscripción a alguna publicación especializada;
• Adquisición de libros especializados. Y este último requisito
mínimo, aunque pueda resultar extraño, es el que se debería exigir
para el ejercicio profesional del diseño de interiores, y el que los
jueces y tribunales exigirán en caso de conflicto.

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En todo caso, la obligación de titulación oficial es una
garantía legal, pero es opcional, a tenor del fundamento de derecho
segundo de la Sentencia núm. 1/2010 de la Sección 1ª de la Sala
de lo Civil del Tribunal Supremo, de 4 de febrero de 2010 que
estableció que para ser decorador no es preciso ostentar
ninguna titulación oficial, especialmente en un sector de la actividad
económica donde lo más importante es la experiencia y
competencia de la profesión.

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Por otra parte, necesitamos poner en contexto esta disposición
normativa con otras normas legales como, por ejemplo, la Ley 38/1999, de
5 de noviembre, de Ordenación de la Edificación, el Real Decreto
314/2006, de 17 de marzo, por el cual se aprueba el Código Técnico de
la Edificación y la normativa urbanística
municipal/regional/autonómica.

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La Sentencia n° 509 del año 2000 de la Sala 2ª de lo Contencioso-
Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid reconoce la
capacidad de los Decoradores para proyectar obras de su
competencia y atribuciones en la edificación dentro del ámbito de la
LOE. Esta Ley de Ordenación de la Edificación es la base para el
desarrollo y aprobación del Código Técnico de la Edificación (CTE).

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Como consta en Oficio remitido en su día por el Ministerio de
Educación y Ciencia al Consejo General de los Colegios Oficiales de
Decoradores/Diseñadores de Interior, en base a su Real Decreto de
Atribuciones 902/1977 de 1 de Abril los profesionales colegiados son
redactores de Proyectos y Directores de Obras de "Rehabilitación
Funcional" de los edificios que, como indica el CTE, no afectan ni a la
estructura ni a la configuración del edificio, pero que deben cumplir
con las especificaciones del Código Técnico en materia de Prevención
de incendios, Seguridad de utilización, Ruido, Ahorro energético, Supresión
de barreras arquitectónicas, etc.

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Todas estas disposiciones normativas citadas, junto con la
jurisprudencia española, han ido perfilando las atribuciones profesionales
básicas que los interioristas pueden realizar, estas son infinitamente
variables, tal como demuestra la variada casuística jurisprudencial
existente sobre el tema:

• Asesoramiento decorativo.
• Presupuesto para valorar la oportunidad de realizar o no el encargo.
• Pre-proyecto
• Proyecto en edificios ya construidos o en edificios de nueva
construcción (aunque, en este último supuesto, siempre sobre la
base del diseño básico de un arquitecto).
• Dirección de obra.
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• Gestiones a cambio de una comisión.

• Coordinador de gremios.

• Ejecución material de la obra, con o sin suministro de materiales,


personalmente o a través de proveedores subcontratados.
• Confección y decoración de estand para ferias y exposiciones.

• Jefe de obra.

Por supuesto, se admite también cualquier combinación de las


prestaciones anteriormente señaladas.

Incluso un diseñador de interiores puede asumir para un mismo


proyecto todas las posibles tareas enumeradas anteriormente.
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Ello nos lleva a plantearnos, en las condiciones que hemos explicado
(obras sin trascendencia urbanística) y dentro de los límites legales que
hemos señalado (estructura y configuración del edificio, patrimonio
histórico-artístico, medio ambiente), qué es lo que NO puede hacer un
interiorista en España, y que, precisamente, puede ser una fuente de
conflictos que eventualmente puede terminar ante la administración de
justicia.

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Un diseñador de interiores:

• No puede redactar ni desarrollar un proyecto que afecte a la


estructura básica del edificio.
• No puede solucionar filtraciones de agua y humedades.
• No puede dirigir trabajos de demolición y reconstrucción.
• No puede redactar un proyecto que suponga un cambio de uso
del espacio intervenido.
• No puede peritar una estructura
• No puede desarrollar actividades clasificadas relacionadas con
instalaciones eléctricas o de aire acondicionado.

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• No puede desarrollar actividades clasificadas relacionadas con
riesgos medioambientales como ruido, humos, seguridad, etc.
• No puede ser coordinador en materia de seguridad y salud, a
pesar de que el diseñador de interiores puede redactar el
Estudio Básico de Seguridad y Salud.
• No puede encargarse del acondicionamiento en edificios
catalogados.

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De este breve análisis jurisprudencial podemos extraer dos
importantes consecuencias.

1. Dado que no existe un marco jurídico que delimite claramente las


competencias profesionales de los interioristas, tampoco existe
obstáculo legal ni jurisprudencial que limite la creatividad de
estos profesionales.

2. No obstante, para no perjudicar al cliente ante los servicios


municipales de urbanismo, especialmente a la hora de tramitar las
licencias urbanísticas, es recomendable la colaboración y
cooperación con otros profesionales titulados del sector de la
construcción o de otros sectores de la actividad económica;
además ello permitirá al diseñador de interiores ser más competitivo
en un libre mercado de servicios profesionales
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DERECHOS Y OBLIGACIONES

Pero que la legislación específica


que regula nuestra profesión sea
escasa, no significa que no tengamos
derechos y obligaciones. Como a
cualquier otro profesional, tenemos y
debemos garantizar la
profesionalidad y calidad de
nuestros trabajos así como proteger
también nuestros derechos.

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En primer lugar, tanto si trabajamos por cuenta propia (autónomos
o pequeña empresa), en colaboración con otros compañeros (en
comunidad de bienes por ejemplo) o por cuenta ajena desarrollamos
una actividad económica englobada en el sector servicios,
concretamente incluida dentro de la llamados servicios culturales-
creativos, debemos cumplir con una serie de obligaciones:

• Laborales: alta y cotización a la Seguridad Social así como dar


de alta a nuestros empleados.

• Fiscales: alta en IAE (Impuesto de Actividades Económicas) y


liquidación de impuestos (IVA e IRPF)

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• Cumplimiento de obligaciones en materia de prevención de
riesgos laborales: contar con una cobertura de
Responsabilidad Civil que cubra nuestra posible responsabilidad
en la ejecución de los proyectos.
• Contractuales: las obligaciones y derechos que acordemos en los
contratos que suscribamos con nuestros clientes, respaldados por
el Código de Comercio y supletoriamente por el Código Civil.

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En segundo lugar los Diseñadores de interiores debemos ser
expertos conocedores de la innumerable normativa específica
relacionada con el urbanismo y edificación en la medida en que
inciden en el diseño de interiores, con especial atención a la
normativa referida a seguridad, salubridad, accesibilidad y, por
supuesto, la normativa de protección de patrimonio histórico-
artístico.

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Entre esta normativa especial atención debemos prestar a la
normativa estatal y por lo tanto de obligado cumplimiento en todo el
territorio español recopilada en el Código Técnico de la
Edificación Real Decreto 314/2006, de 17 de marzo y especialmente a
sus Documentos Básicos de Seguridad en caso de incendio (DB-SI) y de
Seguridad de utilización y accesibilidad (DB-SUA).

Sin olvidar la cuantiosa normativa urbanística autonómica


específica de cada Comunidad Autónoma y a nivel local los Planes
Generales de Ordenación Urbana y Ordenanzas municipales de edifi-
cación, urbanización y publicidad vigentes en los Municipios en los
que trabajemos

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Por último los diseñadores también debemos conocer nuestros
derechos y los recursos que la legislación pone a nuestro alcance
para proteger nuestro trabajo mediante el registro de los derechos de
autor (Real Decreto Legislativo 1/1996, de 12 de abril, por el que se
aprueba el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual), así
como otros títulos jurídicos de propiedad industrial que permitirán la
protección de los diseños industriales, explotación de marcas, etc.
reconociendo el importante papel de los diseñadores de interiores
como creadores y confirmando lo dicho por el célebre arquitecto
americano Frank Lloyd Wright: “La realidad de los edificios no son las
paredes y el techo, si no el espacio interior en el que se vive”.

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