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La Verdad de Los Decires
La Verdad de Los Decires
Al igual que el poeta Juan José Lora (Chiclayo), le fascinan los temas y personajes
cotidianos.
La alegría de sus versos están entre el rictus de la risa y el desplante de una cabriola.
Un texto que bebe de las tradiciones de los pueblos del norte del Perú. Una poética
distinta.
Ha sido trabajada sobre la base de las canciones que se entonan hasta en la actualidad en
los pueblos norteños: Coplas (Cajamarca), Cumanás (Piura), las cuartetas y cantos base
del tondero (Piura y Lambayeque).
El libro de los tránsitos eternos (1943)
Está anclada en el patrón silábico de los cantos populares del Norte del Perú: los
contrapuntos, las cumananas y las coplas. Este cómputo silábico es de ocho
sílabas debido a la frecuencia de su duración y a su aliento fónico. Aquí un
ejemplo:
“De jara andaba el puerto / muy suelto de sus amarras / canciones de agua
entonaba / en el mar de las guitarras” (p.8).
Estos romances a su vez recogen el grito y la protesta del campesino. Es una
poética del surco, de la tierra que pide agua, del pueblo más lejano y excluido.
Los cantos son tiernos pero dolidos, sobre los pueblos que por aquellos tiempos
estaban sometidos a los hacendados. Estos romances de alguna manera son un
inventario de estos hechos:
“Cobrando mi sueldo apenas, / así me paso los meses; / aquí donde todos ríen, /
aquí donde todos duelen” (P. 30).
En esta poética se cuentan historias del sufrimiento de la gente que vive en las
viejas haciendas norteñas. Es un canto de amor y de solidaridad:
“¿Qué cosas hay en la noche / que a nosotros nos da miedo? / ¿Qué cosa es la
oscuridad, / cuando aún nos queda el cielo?” (P. 35).