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La verdad de los decires

Nixa: Nicanor de la Fuente Sifuentes

Al igual que el poeta Juan José Lora (Chiclayo), le fascinan los temas y personajes
cotidianos.

Aborda asuntos vivenciales a menudo demasiado anecdóticos.

Su lírica es hasta en sus alardes de un melancólico lirismo.

La alegría de sus versos están entre el rictus de la risa y el desplante de una cabriola.

Es considerado uno de los fundadores de la modernidad de la nueva lírica en el Norte del


Perú.
La feria de los romances (1940)

Un texto que bebe de las tradiciones de los pueblos del norte del Perú. Una poética
distinta.

Ha sido trabajada sobre la base de las canciones que se entonan hasta en la actualidad en
los pueblos norteños: Coplas (Cajamarca), Cumanás (Piura), las cuartetas y cantos base
del tondero (Piura y Lambayeque).
El libro de los tránsitos eternos (1943)

Mantiene el estilo y la sensibilidad renovadora de la lírica moderna.

El aire y otros poemas (1965)

La alegría de sus versos están entre el rictus de la risa y el


desplante de la cabriola.
Huacatil romances (1966)

Se encuentra todo el despliegue de su sensibilidad y compromiso popular y social.


Esta poesía posee acuerdos e intenciones para configurar la solidaridad y sensibilidad
con el pueblo.
Aparecen relatos en soporte de la lírica popular. Por ello se puede ubicar a esta poesía
como en una frontera entre la culta y la popular debido a que se acogen creencias
populares, referencias y alusiones míticas.
Los relatos líricos están dados al estilo de la vieja tradición española de los romances y
coplas: “Y más allá de la luna/ vive don Segunda Panta, / peleando con las arenas / que
tapar quieren su casa” (p.33).
La poética de Huacatil romances (1966)

Está anclada en el patrón silábico de los cantos populares del Norte del Perú: los
contrapuntos, las cumananas y las coplas. Este cómputo silábico es de ocho
sílabas debido a la frecuencia de su duración y a su aliento fónico. Aquí un
ejemplo:

“De jara andaba el puerto / muy suelto de sus amarras / canciones de agua
entonaba / en el mar de las guitarras” (p.8).
Estos romances a su vez recogen el grito y la protesta del campesino. Es una
poética del surco, de la tierra que pide agua, del pueblo más lejano y excluido.
Los cantos son tiernos pero dolidos, sobre los pueblos que por aquellos tiempos
estaban sometidos a los hacendados. Estos romances de alguna manera son un
inventario de estos hechos:
“Cobrando mi sueldo apenas, / así me paso los meses; / aquí donde todos ríen, /
aquí donde todos duelen” (P. 30).
En esta poética se cuentan historias del sufrimiento de la gente que vive en las
viejas haciendas norteñas. Es un canto de amor y de solidaridad:

“¿Qué cosas hay en la noche / que a nosotros nos da miedo? / ¿Qué cosa es la
oscuridad, / cuando aún nos queda el cielo?” (P. 35).

En suma el registro poético de Nixa es adecuado para el humor, la ironía, la


protesta y para su contexto. Sus poemas demuestran la necesidad de extender y
afinar la lírica como el pueblo sabe cantar.

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