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Adquisición, conservación y

pérdida de la posesión
Prof. Alicia Castillo S.
Prof. Werner Kandora G.
1. Por quién puede tomarse la posesión:
a) Personalmente por el que trata de adquirir la
cosa para sí;
b) Por sus mandatarios;
c) Por sus representantes legales;
d) Por agentes oficiosos (requiere acá el
conocimiento y aceptación del interesado,
art. 721 inciso 2° C.C.)
2. Momento en que se entiende adquirida la
posesión por el mandante, representado
legalmente o interesado.
a) Desde que el mandatario o representante
legal la toman a nombre de ellos, aunque lo
ignoren (art. 721 inciso 1° C.C.). Opera el art.
1448 C.C.
b) Si es agente oficioso, una vez que el
interesado toma conocimiento y acepta, es
decir, desde la ratificación, la cual opera con
efecto retroactivo (art. 721 inciso 2° C.C.)
3. Capacidad para adquirir la posesión.
- Si son bienes inmuebles, la pueden adquirir las
personas capaces; los incapaces sólo por intermedio de
sus representantes legales.
- Si son bienes muebles se modifican las reglas
generales: se excluyen los dementes y los infantes,
quienes no pueden adquirirla. Significa que sí
pueden los relativamente incapaces, los impúberes
que no sean infantes (más de 7 años) y los sordos o
sordomudos que no puedan darse a entender
claramente.
Prevención: todos los incapaces que pueden
adquirir esta posesión sólo pueden ejercer los
derechos de poseedores con la autorización
Adquisición de la posesión de cosas muebles

Requiere corpus y animus, aunque la mera


tenencia siga en poder de otro. Ej., el constituto
posesorio.

La tenencia –como corpus- se opone a la mera


tenencia, que reconoce dominio ajeno.
Conservación de la posesión de cosas
muebles
Mientras se conserve el corpus y el animus, o sólo el
animus aunque no se tenga el corpus, hallándose la
cosa bajo el poder del poseedor, aunque éste ignore
accidentalmente su paradero (art. 727 C.C.)
En este caso el poseedor no tiene el corpus ya que, si
ignora el paradero de la cosa no puede disponer de
ella, no puede materializar el poder de dominación.
No se opone al corpus el hecho que el poseedor
entregue a otra persona la cosa en mera tenencia
(art. 725 C.C.)
Pérdida de la posesión de cosas muebles

a) Por pérdida del corpus y del animus:


1. Al enajenar la cosa
2. Al abandonar la cosa al primer ocupante (res
derelictae)

b) Por pérdida del corpus:


3. Cuando otra persona se apodera de la cosa con ánimo
de hacerla suya (art. 726 C.C.)
4. Cuando sin pasar la posesión a otras manos se ha
hecho imposible el ejercicio de actos posesorios (art.
2502 N° 1 C.C.). Ejemplo: animal bravío que recobra su
libertad.
c) Por pérdida del animus:
Sería el caso del constituto posesorio.
Rozas Vial sostiene que en ese caso si se pierde
el animus, se pierde el corpus. Esto porque se
distingue la tenencia (corpus) de la mera
tenencia y en el constituto posesorio el antiguo
dueño o poseedor retiene la cosa como nuevo
mero tenedor, o sea, reconociendo dominio
ajeno. Falta entonces el corpus y el animus, el
dueño o poseedor ha enajenado la cosa.
Adquisición de la posesión de inmuebles no
inscritos

Se distingue el antecedente de la adquisición:


a) El simple apoderamiento con ánimo de señor
o dueño
b) Un título no traslaticio de dominio, o sea, un
título constitutivo de dominio o la sucesión
por causa de muerte
c) Un título traslaticio de dominio
El simple apoderamiento con ánimo de señor o dueño

Hace nacer posesión en el que se apodera del


inmueble, y el que tenía la posesión la pierde. Arts. 726
y 729 C.C.
No se requiere inscripción alguna para adquirir esta
posesión.
Es el único caso en que Andrés Bello reconoce la
violencia, ya que permite apoderarse del inmueble en
forma violenta o clandestina, nace posesión aunque
haya usurpado el inmueble.
Rozas Vial dice que esta posesión es siempre irregular
porque el que se apodera sabe que el inmueble es de
otra persona, siempre está de mala fe.
Título no traslaticio de dominio
Pueden ser invocados:
Sucesión por causa de muerte
Ocupación
Accesión
Prescripción
a) Sucesión por causa de muerte.
Los sucesores adquieren posesión legal de la
herencia al momento de la delación (arts. 688 y 722
C.C.) y de la apertura de la sucesión, es decir, al
fallecer el causante por el efecto retroactivo de la
condición.
Cada heredero adquiere particularmente la posesión
del inmueble que se le adjudique en el momento
que tuvo el corpus y el animus conjuntamente con
los otros (arts. 718 y 1344 C.C.).
No se requiere inscripción, ya que se adquiere la
posesión por el ministerio de la ley. Será regular o
irregular (dependiendo de la buena o mala fe y si es
heredero real o falso).
El legatario, por su parte, adquiere la posesión
de las cosas legadas cuando le son entregadas, o
sea, cuando tiene el corpus y el animus, y no
necesita inscripción para adquirirla.

Las inscripciones a que da lugar la sucesión por


causa de muerte tienen por objeto dar
publicidad y mantener la historia de la
propiedad raíz y permitir su disposición. No
sirven para adquirir dominio o posesión.
b) La ocupación.
No puede invocarse, ya que los inmuebles siempre
tienen dueño, sea un particular o el Estado (art. 590
C.C.).
Jurídicamente alguien se puede apoderar de un
inmueble no inscrito pero no puede ocuparlo.
c) La accesión.
El poseedor de un inmueble no inscrito se hace
poseedor del terreno que accede a él, y esta
posesión no necesita inscripción.
d) La prescripción.
No es título o antecedente para adquirir posesión, ya
que la supone y es requisito de ella.
Título traslaticio de dominio
1. Posesión regular.
Es indispensable la inscripción porque es la única
forma de hacer la tradición de los inmuebles, y sin
tradición no puede haber posesión regular cuando
se invoca un título traslaticio de dominio (art. 702
inciso 3° C.C.).
Será siempre la primera inscripción por lo que debe
cumplir las formalidades de los arts. 693 C.C. y 58
del Reglamento del Conservador de Bienes Raíces.
2. Posesión irregular.
- Algunos autores sostienen que requiere inscripción
cuando se invoca un título traslaticio de dominio porque
hacen primar el art. 724 C.C. por sobre el art. 708 en
relación con el art. 702.
- Otros autores señalan que no se requiere inscripción
para adquirir la posesión irregular de inmuebles no
inscritos cuando se invoca título traslaticio de
dominio, basta con la entrega material del inmueble,
el apoderamiento. Dicen que si el art. 729 hace nacer
posesión irregular en el que se apodera violenta o
clandestinamente de un inmueble no inscrito, con
mayor razón la adquiere el que recibe el inmueble
invocando un título traslaticio. Agregan en apoyo los
artículos 728 y 730 C.C.
Adquisición de la posesión de inmuebles
inscritos
1. Si se invoca título no traslaticio de dominio:
no se requiere inscripción para adquirir
posesión regular o irregular.
Se aplica plenamente lo señalado para
inmuebles no inscritos (sucesión por causa de
muerte, ocupación, accesión y prescripción).
El simple apoderamiento de un inmueble
inscrito no hace nacer posesión (art. 729 C.C. a
contrario sensu).
2. Si se invoca título traslaticio de dominio:
requiere de inscripción para adquirir posesión
regular e irregular (opinión de Rozas Vial).
Fundamentos: arts. 724, 728, 729 a contrario
sensu, 730 inc. 2° y 2505 C.C.
El C.C. persigue proteger la posesión inscrita.
Conservación de posesión de inmuebles no
inscritos
Mientras se conserve el corpus y el animus.
Rozas Vial opina que en caso del art. 2502 N°1
C.C. no es un caso de pérdida del corpus,
pudiendo incluso enajenarse por el poseedor
una finca mientras está inundada.
“Art. 2502: La interrupción es natural: 1° Cuando
sin haber pasado la posesión a otras manos, se
ha hecho imposible el ejercicio de actos
posesorios, como cuando una heredad ha sido
permanentemente inundada”.
Pérdida de posesión de inmuebles no
inscritos
a) Por pérdida del corpus y el animus:
1. Cuando se enajena el inmueble
2. Cuando se abandona el inmueble.

b) Por pérdida del corpus.


Opera cuando alguien se apodera del inmueble
no inscrito con ánimo de hacerlo suyo (arts. 726
y 729 C.C.).
Conservación y pérdida de la posesión
inscrita

La posesión inscrita se conserva mientras


subsista la inscripción y se pierde solamente por
cancelación de la misma (art. 728 C.C.).

El apoderarse de un inmueble inscrito no hace


adquirir ni aun posesión irregular.
Cancelación de una inscripción

1. Por voluntad de las partes


2. Por una nueva inscripción en que el poseedor
inscrito transfiere su derecho a otro
3. Por decreto judicial

Art. 728 C.C.


1. Cancelación por voluntad de las partes

Es un acuerdo de voluntades en el que las partes


que celebraron el acto jurídico –que fue el título
para inscribir- convienen en dejarlo sin efecto.
Este acuerdo debe constar por escritura pública,
ya que las cancelaciones se realizan por medio
de subinscripciones que deben constar en dicho
instrumento o en sentencia judicial de acuerdo a
los arts. 57, 90 y 91 del Reglamento del
Conservador de Bienes Raíces.
2. Por una nueva inscripción en que el
poseedor inscrito transfiere su derecho a otro

Es el caso más frecuente: una persona dueña de


un inmueble inscrito lo vende y el comprador
inscribe a su nombre el inmueble, inscribiendo
el contrato de compraventa. Esta cancelación se
produce automáticamente al practicarse la
segunda inscripción (art. 728 C.C.)
Problemas (4)
1. Un título injusto cancela la inscripción anterior.
Esto porque los arts. 728 y 2505 C.C. no distinguen si
el título es justo o injusto.
Se daría un absurdo si no fuera así porque si el título
injusto inscrito no cancelara la inscripción anterior, ni
empezaría nueva posesión ni terminaría la posesión
inscrita, impidiendo al que obtuvo la inscripción llegar
al dominio por prescripción porque justamente no
estaría poseyendo. Recordemos que se puede ganar
por prescripción sin título alguno (art. 2510 N°1 C.C.),
por ende, con mayor razón se puede ganar por
prescripción con un título aunque sea injusto.
2. Qué es “competente” inscripción del art. 730 inc. 2°
C.C.
Se exige una competente inscripción para cancelar la
anterior y empiece así la posesión.
- Algunos autores opinan que es la que emana del
anterior poseedor inscrito, aunque sea en forma
aparente. Es la única inscripción que cancela la
anterior ya que es la única en que el poseedor inscrito
transfiere su derecho a otro (art. 728 C.C.).
Ejemplos aparentes: una persona se hace pasar por
mandatario de otra y enajena un inmueble inscrito de
éste y se inscribe a nombre del comprador; o una
persona vende una cosa inscrita a nombre de otra como
si fuera el dueño y después adquiere el dominio de ella,
como si la heredara.
- Otros autores opinan que es competente
inscripción la que cumple los requisitos que
establece para las inscripciones el Reglamento
del Conservador de Bienes Raíces. Ésta
también cancela la anterior por lo señalado en
el art. 730 inc. 2° C.C.
Esta norma permite que un usurpador se dé por
dueño de un inmueble inscrito y lo enajene a su
nombre y haya competente inscripción. Por
tanto, no necesariamente será competente
inscripción la que emane del poseedor anterior.
Esta teoría se acepta por la jurisprudencia y es
apoyada por Rozas Vial.
3. Inscripción de papel.
No es competente inscripción una de papel, es
decir, la que no va acompañada de la tenencia
con ánimo de señor o dueño.
Para que exista posesión es indispensable el
corpus y el animus, siendo insuficiente que baste
una inscripción para otorgar posesión.
4. Situación del adquirente de un usurpador de
un inmueble no inscrito.
Para Rozas Vial no es necesaria inscripción para
adquirir posesión de ese inmueble no inscrito,
ya que para adquirir posesión irregular no se
requiere inscripción (arts. 726, 729, 708, 702 y
730 inc. 1° C.C.).

Si se trata de posesión regular sí se requiere


inscripción (arts. 702 y 724 C.C.)
3. Por decreto judicial
Se da cuando en un juicio una parte obtiene que
se le reconozca la posesión que aparecía a
nombre de otro por existir una inscripción a su
favor.
Ej., cuando en juicio reivindicatorio el
reivindicante obtiene fallo a su favor y el
poseedor vencido había inscrito el título (alguien
le vendió el inmueble del reivindicante
haciéndose pasar por mandatario)
Se practica mediante una subinscripción al
margen de la inscripción que se cancela.

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