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Lima 2021
Introducción
• Desde una perspectiva teórica y didáctica, una relación jurídica
procesal clásica, unitaria y elemental, supone la presencia de dos
partes (demandante y demandada), en cada parte una sola persona
y, finalmente, de una sola pretensión procesal. Claro, la teoría no
coincide con la realidad; una relación procesal simplificada aparece
pocas veces en el mundo real, en donde es mucho más común
advertir la presencia de varias relaciones jurídicas procesales al
interior de un mismo proceso. (Monroy Gálvez, 1993, p. 44)
La intervención
En principio, el proceso produce normalmente sus De este modo, se quiebra el viejo aforismo romano
efectos solamente entre aquellos que han sido parte de «res ínter alios iudicata tertiis non nocet», en virtud
él, de suerte que si no ha sido instaurado por parte de del cual los efectos del proceso sólo alcanzan a
un determinado sujeto o en su contra, no hay necesidad quienes, como demandante o demandado,
jurídica de que el proceso se amplíe respecto de él. Sin participaron en el proceso.
embargo, como señala MichellP, « ... la conexión entre
relaciones y situaciones jurídicas de un lado y razones
de economía procesal, de otro, han aconsejado al
legislador a admitir la posibilidad de que el tercero
pueda entrar en el proceso, si quiere, o que una de las
partes haga el llamamiento, o que el juez convoque al
tercero»
• Siguiendo el criterio establecido para la acumulación, podernos
decir que, de manera genérica, el instituto de la intervención de
terceros no es otra cosa que una acumulación subjetiva
sucesiva. Es decir, se trata de la incorporación a un proceso, con
posterioridad a la notificación de la demanda, de una o más
personas. (Monroy Gálvez, 1993, pp. 49-50)
• Esta incorporación no es homogénea, las personas que se
integran, llamadas intervinientes hasta antes de su integración,
lo hacen de distintas maneras.
Intervención coadyuvante