Está en la página 1de 5

Reflexiones sobre el estatuto de la

enfermedad mental: lo normal y lo


patológico.
Georges Canguilhem.
Marco epistemológico:

Oposición
Sujeto Objeto

Valoración
Escuela Análisis Positivismo
Reflexivo (Comte)
(neokantianos)
Espíritu Hechos
/Consciencia Vitales

Vida Normas Medio

Sociales
G. Canguilhem:
 Reflexión epistemológica que sitúa la dimensión ético-práctica antes que la teórica; hay una primacía de
la técnica por sobre la ciencia: “la medicina se nos aparecía, y todavía se nos aparece, como una técnica o
arte situado en la encrucijada de muchas ciencias, más que como una ciencia propiamente dicha” (p. 11)
 Concepción ontológica y dinámica de la enfermedad. Tensión que atraviesa la historia de la medicina.
 La medicina moderna/científica se asienta sobre la disociación de la enfermedad y el enfermo. El
enfermo aparece entonces como objeto (y no sujeto) de la medicina. Sin embargo, “siempre de derecho –
si no actualmente de hecho- existe una medicina porque hay hombres que se sienten enfermos, y no
porque hay médicos se enteran por ellos los hombres de sus enfermedades” (p. 65).
 Esta disociación no sólo se debe a la colonización de la medicina por el discurso científico, sino a la
relación entre salubridad y producción en las sociedades capitalistas.
 Los discursos sobre la enfermedad tienen efectos sobre la experiencia del enfermo.
Lo Normal y lo Patológico:
 Crítica al principio de Broussais.
 Principio de Broussais: “que todas las enfermedades admitidas sólo son síntomas y que no podrían
existir desórdenes de las funciones vitales sin lesiones de órganos o más bien de tejidos”. (…)
“todas las enfermedades consisten fundamentalmente ‘en el exceso o defecto de la excitación de los
diversos tejidos por encima y por debajo del grado que constituye el estado normal’” (Canguilhem,
1971, p. 25).
 Esto implica afirmar la continuidad y homogeneidad de lo normal y lo patológico, reduciendo su
diferencia a la dimensión cuantitativa. Canguilhem va a mostrar que tras esa operación se mantiene
siempre una dimensión normativa, pues está implícita una valoración.
 El hecho de que un ser vivo reaccione con una enfermedad frente a una lesión, a una infestación, a
una anarquía funcional, traduce el hecho fundamental de que la vida no es indiferente a las
condiciones en las cuales ella es posible, que la vida es polaridad y por ello mismo posición
inconsciente de valor, en resumen: que la vida es de hecho una actividad normativa. Por normativo
se entiende en filosofía todo juicio que aprecia o califica un hecho con relación a una norma, pero
esta modalidad de juicio se encuentra subordinada en el fondo a aquella que instituye normas. En el
pleno sentido de la palabra, normativo es aquello que instituye normas. Y en este sentido nos
proponemos precisamente hablar de una normatividad biológica. (Canguilhem, 1971, p. 92).
Lo Normal y lo Patológico:
 Existe una diferencia cualitativa entre el estado de salud y enfermedad.
 “No existe un hecho normal o patológico en sí. La anomalía o la mutación no son de por sí
patológicas. Expresan otras posibles normas de vida. Si esas normas son inferiores, en cuanto a la
estabilidad, fecundidad, variabilidad de la vida, con respecto a las normas específicas anteriores, se
las denominará “patológicas”. Si esas normas se revelan, eventualmente, en el mismo medio
ambiente como equivalentes o en otro medio ambiente como superiores, se las denominará
“normales”. Su normalidad provendrá de su normatividad. Lo patológico no es la ausencia de norma
biológica, sino una norma diferente pero que ha sido comparativamente rechazada por la vida.” (p.
108).
 Normas vitales y normas sociales: las primeras son inmanentes al viviente, mientras que las
segundas son externas.
 “Comprobemos ante todo que, en una organización social, las reglas de ajuste de las partes en una
colectividad […] son exteriores a la multiplicidad ajustada. Las reglas tienen que ser representadas,
aprendidas, rememoradas, aplicadas. Mientras que en un organismo vivo las reglas de ajuste de las
partes entre sí son inmanentes, están presentes sin estar representadas, obran sin deliberación ni
cálculo. En este caso no hay ni desviación, ni distancia, ni dilación entre la regla y la regulación.”
(Canguilhem, 1971, p. 197).

También podría gustarte