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Las emociones

La emoción se puede definir como una reacción que se experimenta


debido a una fuerte conmoción del estado de ánimo. Suele ir acompañada
de expresiones faciales, motoras, etc., y surge como resultado de una
situación externa concreta, aunque también puede ser provocada por
una información interna del propio individuo (como un recuerdo o una
sensación).
A partir de esta definición, podemos determinar que las
emociones son fenómenos multidimensionales caracterizados
por cuatro elementos:

• Cognitivo. Descubrir cómo se llama y qué significa lo


que sentimos.
• Fisiológico. Reconocer qué cambios biológicos
experimentamos.
• Funcional. Identificar hacia dónde se dirigen
nuestras emociones y conductas.
• Expresivo. Determinar las señales corporales que
manifestamos
1 Desarrollo emocional y maduración:

Las diferencias individuales en la manifestación de las emociones se originan a


partir de la herencia y el entorno.
La herencia produce unos esquemas de comportamiento emocional que
quedan reflejados en lo que llamamos temperamento.
Sin embargo, la influencia del entorno es, asimismo, fundamental, sobre
todo en los primeros años de vida y en el ámbito familiar, y que, a lo largo del
proceso de aprendizaje y d establecimiento de relaciones sociales,
emociones se van modelando y con ello v cambiando aspectos como la
expresión del enojo
o alegría.
Se puede afirmar, entonces, que las personas van configurando unos esquema
emocionales a partir de la experiencia y el temperamento.
Estos esquemas constituyen la esencia de las diferencias individuales.
ETAPAS DEL DESARROLLO EMOCIONAL

En la niñez
sus necesidades básicas (por ejemplo, llorar cuando tienen hambre).
Con la adquisición del lenguaje, las emociones se expresan de
manera específica: “Estoy feliz porque es mi cumpleaños”.
En la etapa preescolar, los niños expresan sus emociones de acuerdo
con el modelo adquirido al interior de la familia.
ampliar sus aprendizajes emocionales al ofrecerle experiencias nuevas y
otros modelos de comportamiento.
  La adolescencia
El adolescente puede expresar sus emociones de dos
maneras: impulsivamente o retrayéndose. En el primer
caso, esa impulsividad puede llevarlo a transgredir
ciertas normas sociales. En cambio, cuando el
adolescente reprime sus emociones por temor o por no
saber expresarlas, siente que las normas sociales lo
  reprimen y le prohíben manifestarse.
 
 
 En la adultez
La mayoría de personas adultas expresan sus
emociones tomando en cuenta las normas sociales,
pues ya son más racionales y han aprendido a
controlarlas y anticiparlas.
El primer paso para manejar nuestras emociones es
reconocerlas e identificar de qué manera se presentan en
nosotras/os. Esto nos permitirá aspirar a cumplir el
segundo paso: aprender a manejarlas, lo cual se vincula
con la autorregulación emocional. Regular las emociones
no es lo mismo que reprimirlas. La represión no es
saludable, pues puede causarnos daño a nosotras/os
mismas/os o a quienes nos rodean. Lo que debemos
procurar es dedicar un tiempo a reflexionar sobre
nuestras propias emociones, observar la situación en
perspectiva y tratar de construir espacios más saludables
para evitar caer en el descontrol.

Para aprender a manejar nuestras emociones, empezaremos identificando qué nos


sucede cuando estas se desbordan. Para ello, lo primero será responder algunas
preguntas y, en ese proceso, intentar construir una breve narración, una historia
reflexiva sobre ti misma o mismo.
 
La empatía como habilidad social: disposición para el dialogo.

Un mecanismo rápido para defendernos de las emociones que nos desbordan es


el atribuir interpretaciones fijas sobre lo sucedido, quedarnos con esa idea y
luego seguir como si no hubiese ocurrido nada. Esto puede generar una
sensación ficticia de que se “voltea la página” y que el problema ya no existe.
Pero si nos quedamos con una idea rígida y no conversamos sobre lo sucedido,
repetiremos el mismo comportamiento al mínimo problema con la persona en
conflicto. Julián puede decirse para sus adentros: “Recibiré una sanción, me
disculparé…, pero ese Mario ya sabe que si vuelve a hacerme lo mismo recibirá
su merecido”.

Por ello, la empatía es un recurso fundamental para romper con ciclos de


resentimiento y posibles desbordes emocionales.

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