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Corales

Reforma luterana
La reforma luterana introdujo las siguientes modificaciones a los corales:
● Se canta en lenguas vernáculas, no en latín, es decir en la lengua propia de
cada lugar.
● El texto se dividía en versículos que terminaban en calderones o reposos.
● La forma más habitual consistía de dos partes, la primera se repetía, es decir:
AAB.
● Un compositor que compuso corales es Johann Sebastian Bach.
Estructura del coral

El coral luterano nace de la necesidad de crear un repertorio para los oficios adecuado para los ritos de la iglesia
luterana. Su fundador, Martín Lutero, quiso que los cánticos se entonaran por los fieles en lengua vernácula. Para ello era
necesario disponer de un repertorio diferente del gregoriano y de la práctica polifónica del final de la Edad Media. Para
este fin compuso corales, melodías sencillas que servían como himnos para la congregación. Aparte de melodías
originales, recurrió a fragmentos de canto llano, adaptados, y a canciones conocidas de carácter profano. En la
adaptación o composición de otras melodías participaron algunos compositores como Johann Walther o Valentín Vabps. A
lo largo del siglo XVII se fueron desarrollando los corales para ser cantados a varias voces, o añadiendoles un
acompañamiento instrumental. Los corales monódicos se editaron en colecciones a las que los autores de música litúrgica
recurrían para buscar las melodías adecuadas para los poemas sacros que se pretendía musicalizar. De este modo,
Johann Sebastian Bach, el autor paradigmático de corales, tomó estas melodías para sus cantatas, pasiones, etc. Bach
no compuso prácticamente melodías de coral, pero, armonizando las del repertorio ya establecido, creó unos modelos que
hoy se siguen considerando ejemplares y muy útiles para el estudio de la armonía y del contrapunto. Las mismas
melodías de coral se emplean también en otras secciones de las cantatas, así como en el preludio coral. Este último es
una pieza instrumental, generalmente para órgano, que sirve para recordar a los asistentes al oficio la línea melódica que
se va a cantar a continuación. En los preludios corales o en los corales para órgano podemos encontrarnos con
tratamientos muy diversos, entre los que destaca la presentación del coral en notas largas mientras se acompaña
contrapuntística mente, frecuentemente con motivos extraídos del coral. También aquí el grado de respeto de Bach hacia
el texto impresiona, por no hablar de la fantasía e imaginación que demuestra.
Antecedentes y época culminante del coral
El estilo barroco aparece en contraposición al renacentista: es monódico, apasionado. Sin embargo han llegado hasta nosotros compositores que
han compuesto obras en ambos estilos, como Monteverdi; la transición no fue brutal sino progresiva.

Menos frecuentemente que en el Renacimiento, los compositores barrocos siguen componiendo para coros distribuidos espacialmente en dos o
más formaciones; a diferencia de sus antecesores, los compositores se vuelven sensatos y reducen los coros a un número razonable; típicamente,
dos. Un ejemplo claro podría ser el Dixit Dominus de Vivaldi, una obra a doble coro a cuatro voces, cuyo último número es una fuga de una gran
luminosidad.

En el Barroco, las formas musicales evolucionan pero no se pierde todo lo anterior. El Barroco aporta tres nuevas formas musicales de interés para
la música coral: la ópera, el oratorio, la fuga. Las dos primeras requieren coros; mientras que la tercera, culminación del arte del contrapunto, es
introducida sobre todo en números de oratorio, como los números finales de El Mesías o bien Judas Maccabeus de Georg Friedrich Händel, quien
es el máximo exponente del género durante el periodo barroco.

La fuga coral alcanza su plenitud a mediados del siglo XVIII; sin embargo, compositores del clacisismo, como Mozart en el Kyrie de su Requiem y
del Romanticismo, como Brahms en el número seis del Deutsches Requiem, seguirán cultivando el género.

A principios del barroco, las voces del coro y algunos instrumentos son intercambiables; en esa época, se tocaba con lo que se tenía a mano. A
fines del Barroco, en cambio, los compositores especifican precisamente qué partes son para cada instrumento, y qué partes son para el coro.

Cabe citar al alemán Heinrich Schütz, quien ha escrito obras corales con una técnica sumamente interesante: las obras están construidas como una
sucesión de acordes, y al checo Jan Dismas Zelenka, quien logra una excelente síntesis de la luminosidad de la escuela veneciana con el rigor de la
escuela alemana.

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