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FASE 1

Sin especificidades para esta FASE, sin embargo el trabajo de este campo refiere…
Niñas y niños nacen dotados del impulso por conocer. La curiosidad es el motor que nos lleva a los seres humanos a experimentar y descubrir el mundo, su
funcionamiento, los modos posibles de interacción; a ese deseo de conocer lo llamamos “impulso epistémico”. Podríamos decir que los bebés desarrollan
desde el principio de la vida los caminos que dan lugar al conocimiento y a la creación, guiados por su curiosidad. Y lo hacen, fundamentalmente, desde la
exploración, la investigación y el juego. Esto involucra la relación con todos los objetos, incluidos los juguetes, los libros, los diversos materiales de la
cultura, además de la naturaleza, el mundo cotidiano, los vínculos humanos y el contexto comunitario. Las experiencias de aprendizaje que se les ofrezcan
en ambientes continentes y protegidos permitirán intensificar su necesidad y habilidad para aprehender de acuerdo a sus intereses, revelando una niña o
niño investigador, creador y consciente de sus capacidades y de las de su entorno. Arte y ciencia van de la mano; el espacio poético -impregnado del jugar y
de las experiencias artísticas- y la búsqueda del conocimiento –incluida la ciencia- no se oponen; “los dos parten del deslumbramiento ante el enigma y
languidecen frente a la consigna”16, dice la escritora Graciela Montes (2000). Por eso podemos decir que las formas de acercarse al conocimiento, de los
bebés, las niñas y niños pequeños, son tan profundas como lúdicas. Cuando juegan, cuando pintan, cuando inventan una historia, cuando se deslizan por la
resbaladilla, cuando traspasan agua de un recipiente a otro y van descubriendo las particularidades de la materia líquida y tantas otras experimentaciones
sobre el mundo físico, las niñas y niños están “aprehendiendo” integralmente lo novedoso de la experiencia, y eso lo transforman en conocimiento.
Recuperan las vivencias corporales, imaginarias, sensibles, y las reúnen con los “enigmas” que descubren a partir de observar, curiosear, probar y poner en
funcionamiento las cosas. Resaltamos esta relación, para mostrar por qué en el Programa de Educación Inicial apostamos a un abordaje del saber basado en
el juego, el arte y la experimentación sobre el ambiente. Del mismo modo, los vínculos y las interacciones con las personas que forman parte de su
comunidad familiar y de la comunidad ampliada son fundamentales. La observación de niñas y niños hacia lo que hacen las personas que se encuentran a su
alrededor y la interacción social y afectiva son los primeros pasos para poner en práctica sus capacidades. El aprendizaje se favorece si se permite que
participen y se involucren en experiencias variadas; de juego, conversaciones, tareas hogareñas, lectura, dando espacio para que desarrollen sus respuestas,
generando escucha, convivencia, cuidando la vitalidad de sus ritmos. Es importante, que se reconozcan los saberes comunitarios como información valiosa
que contribuye a que las niñas y niños participen activamente en el mundo social, interpreten y realicen acciones derivadas de su contexto y la cosmovisión
de su comunidad. Volvemos a señalar la importancia del juego, y la necesidad de una pedagogía que lo libere de consignas adultas. Muchas veces el agente
educativo “utiliza” el juego como un recurso para enseñar otras cosas; en el Programa de Educación Inicial el juego es libre, está basado en la iniciativa de
niñas y niños, porque confiamos en su poder creador, motor de la inteligencia y el pensamiento. El papel del agente educativo será ofrecer materiales,
tiempos, espacios que garanticen el desarrollo del juego, la interacción entre las niñas y niños, y además observará con atención y afecto el “cómo” de cada
juego desplegado, con el fin de hacerlo crecer, de facilitarlo a partir de las posteriores planeaciones. El aprendizaje entre los 0 y los 3 años está basado en
los vínculos humanos, en la flexibilidad que ofrecen el juego, la lectura, las experiencias artísticas y científicas sobre el ambiente cotidiano.
FASE 2
Las niñas y los niños observan, exploran e interactúan con el entorno natural a través de sus sentidos para descubrir, interpretar, indagar y aprender acerca de
los seres vivos, sus componentes, sus características, así como de sus procesos y fenómenos.
De manera intuitiva o espontánea, niñas y niños se valen de los conocimientos y experiencias que han desarrollado en su contexto sociocultural, así como de
los recursos y herramientas que tienen a su alcance para comprender y explicar su entorno y, al poner a prueba estos saberes en otros contextos y
contrastarlos con otras perspectivas, modifican o enriquecen sus puntos de vista dando pauta a la construcción de nuevos aprendizajes desde un espacio
común, que además, refuerza un sentido de pertenencia a una comunidad.
Niñas y niños robustecen sus saberes con habilidades científicas y matemáticas que se entremezclan y reconfiguran al jugar, enfrentar retos y resolver
situaciones de la vida diaria: observan detalles, cuestionan, clasifican, encuentran regularidades, experimentan, interpretan información, elaboran
explicaciones, comunican sus hallazgos y ponen en común sus ideas.
Para favorecer en la escuela la construcción de los saberes y el pensamiento científico, es importante trabajar de manera colaborativa, para abrir la
posibilidad de que contrasten sus propias concepciones del mundo con las de otras personas, y que tengan la capacidad de aceptar y reflexionar acerca de las
distintas formas de pensar, de hacer y de comunicar.
Es relevante el diseño de ambientes de aprendizaje en los que niñas y niños tengan oportunidades variadas para jugar y aprender, que los animen a pensar
por sí mismos, a involucrarse de manera activa, a tomar la iniciativa, a interactuar con otras y otros, así como a fomentar actitudes positivas hacia los
saberes, las matemáticas y la ciencia, al mismo tiempo que desarrollan valores de cooperación, perseverancia, sensibilidad hacia el
entorno y empatía por las ideas de sus pares.
En esta fase es fundamental que niñas y niños se involucren emocionalmente con las actividades que llevan a cabo; por ello, es necesario partir de sus
intereses sobre fenómenos o situaciones relevantes que ocurran en su entorno y que les sirvan en su vida cotidiana, o simplemente para que amplíen sus
descubrimientos acerca del mundo. Las niñas y los niños aprenden en distintas, situaciones por lo cual deberán ponerse en marcha proyectos comunitarios,
círculos de diálogo, juegos, recorridos y exploraciones en el entorno, situaciones problemáticas o preguntas detonadoras que promuevan aprendizajes de
manera integral, para que tenga pertinencia y sentido. También se debe buscar extender los espacios de exploración, para ampliar sus experiencias y que
pongan a prueba sus ideas en distintos contextos.
Cada niña y cada niño aprende de distinta manera y a su propio ritmo; por ello, es importante respetar las formas en que aprenden, poniendo a su disposición
herramientas variadas, tales como fichas, balanzas, calendarios, recipientes de distintos tamaños, material de construcción, geoplanos, tangram, dados,
componentes de la naturaleza como piedras, arena, semillas y otros elaborados con distintos materiales, pinturas, tijeras, pegamento, material de
construcción y de arte, entre otros.
Las familias, así como otras personas de la comunidad, cumplen un papel fundamental en la formación de niñas y niños, al compartir los saberes y el legado
histórico que heredaron, los cuales son relevantes en diferentes ámbitos, por ejemplo, los relacionados con la alimentación, la salud, el paso del tiempo, la
naturaleza, procesos y fenómenos naturales o el funcionamiento de los objetos.
FASE 3
En esta fase de la educación básica es necesario que las y los docentes junto con niñas, niños, padres de familia, autoridades locales y otros participantes,
seleccionen situaciones reales acordes a la edad, contexto, características, necesidades e intereses, en las que pongan en juego los conocimientos del campo
formativo. Niñas y niños desarrollan de manera más sistemática habilidades para observar, cuestionar, clasificar, comparar, ordenar, analizar, describir, relacionar,
inducir, verificar, conjeturar, modelar, contar, formular algoritmos, registrar; además de fortalecer y fomentar valores y actitudes indispensables para relacionarse
con la naturaleza y la sociedad de una forma respetuosa. Las y los docentes, preferentemente de forma colegiada, deberán diseñar, organizar y desarrollar
actividades que den lugar a preguntas sencillas que para ser contestadas impliquen la recuperación de las experiencias de NN, así como el trabajo en el aula, lo
cual será la base para avanzar en la construcción de saberes en relación con los fenómenos y procesos naturales en contextos específicos. Secuenciar el
conocimiento e integrarlo en juegos, proyectos o actividades del grupo, queda al criterio de las y los docentes y de las necesidades de aprendizaje de niñas y
niños. Los contenidos que se contemplan en esta fase incluyen el cuerpo humano y la salud, el medio ambiente, los seres vivos, la materia, la energía, cambios y
regularidades en el entorno natural. Así como, la construcción inicial del sistema de numeración y operaciones de suma resta y multiplicación, la introducción a
las formas geométricas en el espacio y en el plano y la ubicación espacial, la introducción a la medición de longitud, masa, capacidad y tiempo y la organización
de la información en categorías, tablas y gráficas. El abordaje de dichos contenidos implica partir de la curiosidad, interés e interrogantes de NN respecto a los
procesos y fenómenos naturales, así como ir de lo concreto y relacionarlo con sus vivencias, contextos y situaciones relevantes. Con ello, se busca que
paulatinamente las NN sean capaces de comprender la relación vital de interdependencia entre los seres humanos y la naturaleza, así como la importancia de
fortalecer prácticas, actitudes y valores que fomenten el respeto, cuidado y protección de ésta. Además de comprender la relevancia de las matemáticas en tanto
herramientas para la construcción de conocimientos y referente para el desarrollo del pensamiento. La vinculación entre las ciencias naturales y las matemáticas
deberá atender a criterios claros por parte de las y los docentes, entre ellos: el orden de aprendizaje derivado de las especificidades del pensamiento matemático
y de la construcción de significados de los objetos de la disciplina (orden, conteo, suma, resta, entre otros), la relación complementaria entre ambos campos con
la finalidad de comprender los procesos y fenómenos naturales, la necesidad de reiterar los contenidos para consolidar ciertos procesos de aprendizaje, entre
otros. Asimismo, se recomienda identificar y dar significado a los contenidos matemáticos a través de actividades prácticas, desarrollarlos en el aula a partir de
los elementos observados, y aplicarlos en el momento en que surja la oportunidad en cualquier en este y en cualquier campo formativo o actividad cotidiana:
como una herramienta de análisis para entender fenómenos de la naturaleza o para dar propuestas de solución en la vida diaria, ante cuestionamientos como
¿cuál es mayor?, ¿cuántos?, ¿cuánto?, ¿qué forma tiene?, ¿a qué se parece?, ¿cómo registramos?, ¿cuándo?, ¿dónde?, etc. Es importante que las y los
estudiantes aprendan a expresar verbalmente y por escrito, en palabras y simbólicamente, lo aprendido, y que vayan usando lo que previamente aprendieron.
Por las características propias del pensamiento matemático y del pensamiento científico, así como por sus aplicaciones, en esta fase debe ofrecerse un primer
acercamiento a la modelación con: el planteamiento de preguntas; las representaciones simbólicas (dibujos, gráficas, símbolos matemáticos, entre otros); la
secuenciación: de la situación, la expresión gráfica o simbólica, la resolución en esas expresiones, la solución de la situación planteada y expresarla; por último,
poder resolver situaciones análogas y nuevas.
FASE 4
En esta fase y en este campo, las y los estudiantes continuarán, de manera organizada y sistemática, desarrollando habilidades para observar, cuestionar,
clasificar, comparar, ordenar, analizar, describir, relacionar, inducir, verificar, conjeturar y registrar, además de fortalecer valores y actitudes indispensables,
que favorecerán su relación con la naturaleza y la sociedad como un todo. El personal docente, preferentemente de forma colegiada, diseñará actividades
que promuevan la puesta en juego de las habilidades enunciadas o planteará otras de acuerdo con su contexto social, ambiental, cultural y grupo escolar. El
desarrollo de dichas habilidades continúa su articulación con el resto de los campos, lo que constituye la base para el desarrollo del pensamiento científico y
el pensamiento matemático. Secuenciar el conocimiento e integrarlo en juegos, proyectos o actividades del grupo también queda al criterio de maestras y
maestros, con base en las necesidades de aprendizaje de NN, y de las condiciones y posibilidades del contexto escolar. En los contenidos de ciencias
naturales, se consideran los fenómenos y procesos en los que están involucrados el medio ambiente, los seres vivos, la materia, la energía, el cuerpo humano
y la salud, además de cambios y regularidades en el entorno. Se pretende que las y los estudiantes, comprendan la relación vital de interdependencia entre
los seres humanos y la naturaleza, así como la importancia de fortalecer prácticas, actitudes y valores que fomenten su respeto, cuidado y protección. En el
caso de las Matemáticas, se consideraron como grandes contenidos: el estudio de números naturales, decimales y las fracciones, operaciones de suma, resta,
multiplicación y división con números naturales y, suma y resta con fracciones; formas geométricas en el plano y en el espacio; la medición de longitud,
masa, capacidad, área y tiempo; la organización de la información en categorías, tablas y gráficas. Cabe señalar la intención de recuperar las posibilidades
que el conocimiento indígena de nuestro país ha desarrollado al respecto, a fin de reconocer en el pensamiento mesoamericano contemporáneo, una
ecología de saberes que integra un conjunto de saberes más complejo, sobre la relación humanidad-naturaleza. Teniendo como énfasis central las
posibilidades que el conocimiento indígena y afromexicano de nuestro país ha desarrollado al respecto, comprender la interdependencia que señala el saber
ambiental es un punto nodal en el pensamiento mesoamericano contemporáneo que integra en una ecología de saberes1 las posibilidades de un
conocimiento más complejo sobre la relación humanidad-naturaleza. En el caso de las matemáticas, se sugiere identificar y dar significado a los contenidos,
al articularlos con ciencias naturales y mediante actividades prácticas desarrolladas en el aula, así como recurrir a los otros campos formativos y a la actividad
cotidiana, como herramientas de análisis, para entender fenómenos de la naturaleza y proponer alternativas de solución en la vida diaria. Es importante que
las y los estudiantes aprendan a expresar verbalmente y por escrito, en palabras y simbólicamente, lo aprendido, y que vayan usando lo que previamente
aprendieron. Por las características propias del pensamiento matemático y científico, así como por sus aplicaciones, en esta fase debe ofrecerse un primer
acercamiento a la modelación con el planteamiento de preguntas; las representaciones simbólicas (dibujos, gráficas, símbolos matemáticos, entre otros); la
secuenciación de la situación, la expresión gráfica o simbólica, la resolución en esas expresiones, la solución de la situación planteada y expresarla; y, por
último, poder resolver situaciones análogas y nuevas.
FASE 5
En esta fase del Campo de Saberes y Pensamiento Científico, las y los estudiantes continuarán de manera organizada y sistemática
desarrollando habilidades para observar, cuestionar, clasificar, comparar, ordenar, analizar, describir, relacionar, inducir, verificar,
conjeturar y registrar, además de fortalecer actitudes y valores indispensables para relacionarse con la naturaleza y la sociedad de una
forma armónica y respetuosa, siendo sustento para el pensamiento científico y el pensamiento matemático. Secuenciar el
conocimiento e integrarlo en juegos, proyectos o actividades del grupo queda al criterio del profesorado y a las necesidades de
aprendizaje de niñas, niños y adolescentes. En los contenidos de Ciencias Naturales se consideran los fenómenos y procesos en los que
están involucrados el medio ambiente, seres vivos, materia, energía, cuerpo humano y salud, así como los cambios y regularidades en
el entorno. Se pretende que las y los estudiantes comprendan la relación vital de interdependencia entre los seres humanos y la
naturaleza, así como la relevancia de fortalecer prácticas, actitudes y valores que fomenten el respeto, cuidado y protección de ésta a
partir de su propio contexto sociocultural. En el caso de las Matemáticas, se consideraron como grandes temas: el estudio de números
naturales, decimales y las fracciones, operaciones de suma, resta, multiplicación y división con números naturales y números decimales
y fracciones; proporcionalidad y porcentajes; formas geométricas en el plano y en el espacio, plano cartesiano; la medición de
longitud, masa, capacidad, área, volumen; la organización de la información en categorías, tablas y gráficas; e introducción a la
probabilidad. Se sugiere identificar y dar significado a los contenidos matemáticos a través de actividades prácticas, desarrollarlos en el
aula a partir de los elementos observados, y aplicarlos en el momento en que surja la oportunidad en cualquier campo formativo o
actividad cotidiana, como una herramienta de análisis para entender fenómenos de la naturaleza o para dar propuestas de solución en
la vida diaria. Es importante que las y los estudiantes aprendan a expresar verbalmente y por escrito, en palabras y simbólicamente, lo
aprendido y que vayan usando lo que previamente aprendieron. Por las características propias del pensamiento matemático y del
pensamiento científico así como por sus aplicaciones, en esta fase debe darse continuidad a la modelación con: el planteamiento de
preguntas; las representaciones simbólicas (dibujos, gráficas, símbolos matemáticos, entre otros); la secuenciación: de la situación, la
expresión gráfica o simbólica, la resolución en esas expresiones, la solución de la situación planteada y su expresión; por último, poder
resolver situaciones análogas y nuevas.
FASE 6
La construcción gradual del conocimiento, logrado en Fases anteriores, posibilita que en esta última
se consoliden conocimientos al pasar de nociones a conceptos, se fortalezcan habilidades, actitudes
y valores vinculados al escepticismo informado y al pensamiento crítico para afrontar dilemas y
tomar decisiones responsables. Todo ello considerando los procesos de cambio que se
experimentan en la adolescencia que lleva a niveles de abstracción y complejidad crecientes. Esto se
refleja también en el uso del lenguaje, en el cual se avanza de la informalidad y espontaneidad a uno
propio del pensamiento científico. Uno de los principales retos en esta fase es considerar los saberes
de forma pertinente, contextual e integral. Por ello, se sugiere que el profesorado trabaje de manera
colegiada desde cada una de sus asignaturas -Biología, Física, Química y Matemáticas-, para
desarrollar los aprendizajes con base en el planteamiento de situaciones problemáticas. Lo anterior
requiere una mirada sistémica orientada a la búsqueda de soluciones, así como el diseño de
actividades experimentales en donde se describan, registren, argumenten y formalicen las
interpretaciones de fenómenos y procesos naturales y socioculturales. Al mismo tiempo se avanza
en el desarrollo del pensamiento geométrico, algebraico, variacional, estadístico y funcional. Se
busca fortalecer el pensamiento científico, entendido como una manera de razonar que implica
establecer relaciones coherentes de conocimientos fundados en el desarrollo de habilidades para
indagar, interpretar, argumentar y explicar el entorno e incidir en problemáticas relevantes de la
comunidad, considerando la objetividad, racionalidad y sistematicidad en la construcción de
modelos y del lenguaje propios de la ciencia.

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